Luego de que Chaud le pegara a Laika unas cuantas veces, se calmó. Miró al coronel que tenía una bolsa de hielo en una de sus mejillas y algunas vendas en sus brazos pero igual mantenía su sonrisa cosa que molestaba al bicolor.

-¿No podés dejar de reírte así? Me das asco.-el hombro rió.

-¿Por qué? Yuichiro me pidió que los vaya a buscar.

-¡Pero no a espiarnos!-gritó Chaud, enojándose otra vez.

-Justamente por eso. No me dijo nada de no espiarlos.-su amigo gruñó.

-Arg... Calláte.-Laika le sacó la lengua divertidamente y se recostó en el asiento con tranquilidad.

-Ah, ahí estabas. Pensé que te había pasado algo malo... –al ver que su hijo no le respondía y seguía de largo, lo llamó.-¿Lan?

El híbrido dio un soplido ignorando a Yuichiro por completo. Con su mirada fija en Laika, el castaño siguió caminando hacia él. El coronel lo notó y notó que no estaba en su usual modo hiperactivo por lo que ni siquiera sonrió, pero sí se mantuvo alerta. Chaud viró su cabeza para darse cuenta de que su amado estaba allí detrás pero le sorprendió que tuviera sus ojos clavados en Laika.

El coronel sabía su situación y estar sentado en ella no le gustaba en nada. Dejó la bolsita con hielos sobre la mesa y en ese preciso momento, Lan saltó por los aires tirando al hombre al suelo. Yuichiro, Meijin y Regal se acercaron para ver, como Chaud, a los dos hombres forcejear en el suelo. El cabello del castaño estaba erizado al igual que el de su cola. Laika gruñó tratando de que el menor no lo mordiera. Gimió en dolor cuando sus garras se clavaron en su golpeado brazo.

Luego, sintió que estaba todo mojado. El híbrido dio un fuerte soplido y brincó del cuerpo de Laika, yendo a parar cerca de las ventanas para tratar de secarse al sol. El coronel se sentó en el suelo y vio a un sonriente Meijin con un balde rojo y vacío en sus manos. El que estaba sentado en el suelo no pudo hacer otra cosa más que sonreír por igual.

-Je... Parece que no te gusta el agua, ne.-le dijo Laika a Lan y este sólo le gruñó mientras se lamía el brazo izquierdo.-Jeje... –volvió a reír.

Chaud se acercó al felino con una toalla en las manos. Se arrodilló frente a él y comenzó a frotar la tela sobre su húmedo cabello, haciéndolo ronronear. El bicolor rió suavemente ante eso, metiendo la toalla dentro de las orejas de Lan para secarlas con cuidado y ver su cola mecerse lado a lado en un gesto de que lo estaba disfrutando mucho.

-Purrrr... –el sonido del castaño enternecía a Chaud, que lo miró con amor en sus ojos.-¡Chaaaaaaaaud!-dijo divertidamente con una sonrisa gatuna.

Laika suspiró, removiendo los vendajes cubiertos de sangre. Hizo una mueca pero su sonrisa no se desvaneció al ver los cortes que le hizo el híbrido anteriormente. Tomó un poco de la sangre entre sus dedos y se los metió en la boca, lamiéndola. Los otros tres hicieron una mueca de asco pero no dijeron nada, haciendo reír otra vez al coronel que tomó el alcohol y un pedazo de algodón.

-¿No te va a doler? Es alcohol puro... –dijo Regal, sorprendido. Laika sonrió de lado.

-No.-respondió con simplicidad, mojando el algodón y colocándoselo sobre las heridas.

Sus músculos se tensaron debido a su reacción más natural pero permaneció con su semblante de indiferencia y relajó su brazo, moviendo el bollo mojado por todos los cortes. Cuado vio que estaban completamente limpios, tiró el bollo, ahora rojo, sobre la mesa y tomó unos nuevos vendajes que los enrolló alrededor de su brazo. Miró de reojo al castaño que parecía estar más tranquilo.

-¿Estabas enojado?-le preguntó, mientras volvía su atención a los vendajes. El híbrido infló sus cachetes antes de contestar.

-¡Por supuesto que estaba enojado! ¡¿Quién te creés que sos para andar espiándonos!-Yuichiro frunció el cejo y miró a Laika que rió nerviosamente.

-Supongo que me debés una explicación.-dijo.

-Ehh... Supongo...

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-¡Miau!-maulló alegremente Lan, entrando en la casa de Chaud en cuatro patas.

-No sos un completo gato para andar así por el suelo.-le reprochó el bicolor, algo enojado. Regal entró poco después, cerrando la puerta tras de sí. Suspiró al ver al castaño jugar con unas borlas en las esquinas de las cortinas.

-Por favor Lan... –le suplicó y el híbrido las soltó.

-¡OH! ¡UNA PELOTITA!-exclamó y saltó al living.

-¿Pelotita?-dijeron padre e hijo al mismo tiempo mirándose a los ojos.

Luego vieron a Lan salir del living moviendo una pelota pequeña de color blanco. Parecía muy feliz jugando con ella y Regal rió cuando se dio cuenta de lo que en realidad era.

-Es una bola de lana.-le dijo a Chaud que lo miraba desconcertado.-Ah, creo que es de tu madre. Seguro estuvo haciendo algunos escarpines.

-¿Para?-sus ojos se dilataron y miró a Regal.-¿¡No-no tendré un hermano o hermana o si!-el hombre sudó una gotita.

-No, no, para nada.-el bicolor suspiró en alivio.-Los hace para vender, ya sabés. O posiblemente se los esté haciendo a su hermana, que me parece que está esperando mellizos.-Chaud dio un gruñido.

-No pienso cuidarlos.-su padre sonrió.

-¡Aww! ¡No digas eso! ¡Van a ser tus primos!

-Insoportables primos. Ya bastante que tengo con él y con Megaman como mellizos.-le dijo, señalando al castaño.-Lo voy a llevar a mi pieza y seguro que estaré ahí un buen rato. Si me necesitás, llamáme.

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Megaman ronroneaba con suavidad, recostado en el suelo boca arriba sintiendo las manos de Protoman recorrer su vientre de arriba hacia abajo, de un costado al otro. Sus piernas estaban flexionadas levemente hacia arriba y sus rodillas se tocaban y se frotaban de vez en cuando. Sus puños estaban cerrados y cerca de su rostro a ambos lados de su cabeza. Una vista que hacía al albino babearse.

-No pensé tenerte así de esta manera, ahí tirado, disfrutando enormemente de unas simples caricias en tu pancita.-el navi más alto estaba sentado a su lado sin detener sus suaves movimientos. Megaman entre abrió sus ojos y lo miró.-Chaud me dijo lo que te está pasando.

-¿Ah sí?-su voz tenía una cierta vibración por estar ronroneando.

-Estás en celo.-el navi abrió sus órbitas en sorpresa.

-¿Eh? ¡Pero si no soy un completo gato!-reprochó, moviendo su cola un tanto enojado. Protoman rió.

-Ya sé, ya sé. Pero, en ese caso, Lan tendría que haber dicho lo mismo y se lo tomó bastante bien.-pellizcó de manera afectiva la panza de su compañero que gruñó, bajando sus orejas.

-No vuelvas a hacerlo. No me gusta.-sin tener en cuenta la advertencia, el albino lo hizo de vuelta.

Y Megaman se arqueó y tomó la mano de su compañero, se la llevó a la boca y le hincó los dientes con fuerza. Protoman dio un alarido de dolor sacando su brazo con violencia. Sacudió su mano un par de veces antes de ver el daño en ella. Por suerte los dientes del navi azul no traspasaron la primera capa de piel pero si destrozaron el enterizo y rió al ver que el felino escupía parte de él.

-Jeje... ¿Estaba rico?-Megaman lo miró de reojo.

-Te dije que no lo hicieras de vuelta.-se viró, dándole la espalda.-Ahora no te quiero.-el albino se hizo el ofendido.

-¡Pero Mega! ¡Era para divertirme!-le dijo, mientras se ponía sobre él pero su compañero lo ignoró, gruñéndole.-Quería verte enojaaaaado. Sabés que te ves muy tierno enojado.-le dio un beso en el cachete y lo sintió estremecer.

-¡Salí de encima mío! ¡Me estás haciendo estremecer!-el albino sonrió perversamente.

-¿Mucho, mucho?-dijo suavemente, colocando una mano sobre su emblema y la otra entre sus piernas.-¿Y ahora? ¿Te hago estremecer...?-Megaman ronroneó fuertemente, tratando de frotarse contra el cuerpo de Protoman.-¿Eso es un sí?

Rió cuando su compañero se arqueó contra él, jadeando, y vio unos pequeños colmillos en la boca del menor. Se entretenía mirando el rostro del chico, viéndolo hacer muecas ante sus caricias sobre su cuerpo. Su cola se mecía lado a lado frente a su rostro y eso molestaba al albino bastante.

Se detuvo y recibió un gemido de protesta por parte de Megaman que viró su cabeza para mirarlo al tiempo que Protoman se quitaba el casco. Lo dejó a un lado y sacudió su cabellera larga y plateada un par de veces, pasándose los dedos por entre ella, como tratando de peinarse. El navi felino comenzó a jugar con uno de los mechones, dándole algunos manotazos con sus zarpas. El mayor recostó a su compañero sobre el suelo y entrecerró sus ojos, mirándolo fijamente.

-¿Te gusta jugar, ne?-Megaman asintió.-¿Mucho, mucho?-y su amado se acercó y le lamió la nariz afectivamente. Protoman sonrió y rió.-Entonces, vamos a jugar.

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Lan notó un suave olor a menta, muy tenue. Olfateó un poco, abrió sus ojos y se encontró con la habitación completamente a oscuras. Se estiró a gusto sobre la mullida cama de Chaud y atrajo su felpuda cola a su rostro, comenzando a lamerla para peinarse el pelaje. Una vez que terminó, comenzó a ensalivar sus manos para pasárselas por la cabeza y así poder peinarse y lavarse con cuidado.

Pero el aroma lo estaba atontando un poco. Sacudió su cabeza y movió sus orejas suavemente, mirando a su alrededor. Se encontró con el cuerpo dormido del bicolor a su lado, tapado, viendo como su pecho se elevaba con cada inhalación y bajaba con cada exhalación. Afuera, las estrellas brillaban tenuemente pegadas al firmamento y una media luna alumbraba la noche con su suave luz plateada y unos rayos solares que se abrían paso entre el cielo para ir tiñéndolo de un tono rosado.

-Uuhhh... Las cinco.-dijo suavemente en voz baja. Movió su cola lado a lado, sin quitar la vista del reloj de su amado.-¿Y qué se supone que voy a hacer ahora?-parpadeó unas cuantas veces al percatarse de otro olor, aparte del de el sahumerio que largaba el perfume a menta y el de Chaud. Frunció el cejo y movió sus orejas.-¿Qué demonios está haciendo Laika allá afuera?

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Laika tenía una sonrisa en su rostro. Caminaba tranquilo por los jardines de la casa de su compañero de trabajo, descalzo, sintiendo el rocío mojar su piel desnuda. Hacía frío, sí, pero no le importaba. Su tapado verde lo tenía abotonado por completo y lo único que faltaba era su boina bordó que no se la había puesto esa madrugada y su imprescindible micrófono que siempre traía consigo.

-Ah... Vaya, vaya... Tienen algunas flores bastante raras por acá.-comentó, admirando un arbusto, o lo que parecía ser uno, con flores bastante inusuales pero que le gustaban mucho.

-¿Lo son? No sabía que tuviesen un jardín así de lindo.

-Eso es porque nunca lo vimos.-replicó el coronel, caminando por otro sendero.-Me gusta mucho.-inhaló un poco y volvió a sonreír.-Simplemente es un sueño estar acá. Me gustaría mudarme a otra ciudad, y tener algo como este jardín.

-Lo sé, lo sé. Sabés bien que en cualquier momento podés renunciar.

-¿Y dejar que el abuelo me eche toda la culpa y todo el parloteo que seguro me va a dar? Prefiero seguir en el ejército.-un holograma de Searchman apareció frente a su rostro y en la cara del pelirrojo había una expresión sin emociones. Laika suspiró.-Jamás voy a poder con vos, ¿verdad?-su navi sonrió.

-¿Recién te das cuenta? No sos así. ¿Qué te anda pasando?-su operador bajó el rostro y sacó sus manos de sus bolsillos y el pelirrojo las miró. Una expresión de tristeza de apoderó de él.-¿Otra vez?-Laika asintió.

-Ya no lo aguanto.-susurró.-Trato de contenerme, pero, no puedo. Ya sé que es todo eso de puro instinto y todo lo demás... –suspiró.-Ya estoy harto. No quiero lastimar a los amigos de Lan, no quiero lastimar a mis compañeros, a mis amigos. Especialmente no quiero lastimar a Lan ni a Chaud.

-¿Por qué habrías de lastimarlos? Son las personas más importantes en tu vida. Estoy completamente seguro de que esto no los afectará en lo más mínimo.

-¿Y si lo hace?-preguntó el coronel, mirando a los ojos a Searchman y este desvió su mirada.-Lo siento...

-No lo hagas. No tenés la culpa de ser lo que sos.-le sonrió.-Recordá que también lo soy yo. No sos el único con este problema. Yo también tengo algo de miedo. Temo lastimar a Protoman y a Megaman.-Laika se rió.-¿Qué? ¿Qué dije?-su operador continuó con sus andanzas.

-Nada, nada. Solo, pienso.-dijo distraídamente.

-¿En qué?

-Bueno, eso es algo que siempre me pregunté.

-¿¡LAN!-gritaron Laika y Searchman a la vez al ver al híbrido detrás de ellos moviendo su cola suavemente, como de una manera juguetona.

-¿Quién más sino? ¿Qué hacen acá?-preguntó, abotonando el tapado rojo que se había puesto.

-¿Y vos?-tanteó el coronel, con su ahora usual sonrisa perversa. El castaño le sonrió de la misma manera, para su sorpresa.

-La colonia que siempre te ponés ahora la huelo a millas. Supuse que eras vos y bajé para tratar de saber qué demonios estás haciendo acá.-el otro se encogió de hombros y puso sus manos dentro de sus bolsillos nuevamente, sin que Lan las viese.

-Paseo, supongo.

-¿En el jardín de Chaud eh?-se acercó a su amigo y levantó el rostro, mirándolo a los ojos. Su expresión cambió repentinamente a una de preocupación total.-Has estado algo aislado últimamente.-empezó con suavidad.-¿Qué te pasa?

-No quiero hablar sobre eso.

Contestó de una manera fría y dura el coronel. Y dio un brinco cuando el castaño lo abrazó por la cintura, hundiendo su cabeza en su pecho. Su rostro se ablandó y sonrió, sacando sus manos de sus bolsillos para atrapar a Lan contra su cuerpo. Suspiró nuevamente.

-Lamento si los estoy preocupando poco o mucho pero, tengo que atender mis propios asuntos y a veces me es difícil lidiar con ellos. No quiero que vos y Chaud estén involucrados. Lo que tengo ahora es un poco delicado.-trató de explicar, pero sabía que era inútil.

-¿Puedo ayudarte de alguna forma?-preguntó Lan y Laika sabía por qué era inútil explicarle las cosas y decirle que no podía meterse.

-Si encuentro una manera, sabés que no dudaría en llamarte.-el híbrido sonrió y se acurrucó al cuerpo de su compañero.-Ey, estamos muy mimosos esta mañana.-para sus sorpresa, el muchacho empezó a ronronear.

-Debe ser por el celo.-dijo, y siguió ronroneando.-Mrrr... Sos suave.-Laika lo miró sin comprender lo último que dijo pero no mostró signos en su rostro acerca de eso y Searchman simplemente se encogió de hombros.

-¿Lo soy?

-Sí.-y se frotó contra él, mimosamente.-¿Me acariciás las orejas?

-¿Cómo lo preferís?

-Como cuando querías hacerme ronronear y no podías.-Laika sonrió y rió, frotando las orejas de Lan con sus manos.

-¿Así?-el castaño empezó a ronronear un poco más fuerte.

-Síii... Me gusta...

-Me alegro, me alegro.-y besó su cabeza, suspirando felizmente entre sus cabellos marrones.

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-Oh por favor Protoman, dejá de cantar... –se quejó Chaud, tapándose la cabeza con una de sus almohadas.

-¡Ella sabía, que sabía que él vendría algún día a buscarla con sus flores amaaaaariiillaaaaaaaas!

-Por dios... ¡Encima Floricienta! ¡¿Acaso te he perdido!-el albino comenzó a reírse a carcajadas. El bicolor sacó su cabeza de entre las almohadas y miró con furia a su navi.-Andáte al carajo.

-Igualmente.-contestó Protoman, riendo.-Por cierto, Laika está abajo con Lan.

-Hum... –gruñó Chaud contra la almohada.

-Y están solos.

El bicolor levantó su rostro y frunció el cejo.

N/A: La canción es 'Flores amarillas' de Floricienta y no me pertenece bajo ningún concepto.