Chaud caminaba por los pasillos de SciLab, silbando alegremente. Una mano la tenía dentro de uno de los bolsillos de su pantalón y la otra sostenía una varilla la cual estaba retorcida en una de sus puntas formando dos espirales.

Dejó de silbar cuando se encontró con el cuarto piso para comenzar a tararear el mismo ritmo. Llegó a una puerta y tocó varias veces antes de que se abriera automáticamente.

-Espero no molestar.-dijo el bicolor entrando y ver a Meijin estar trabajando en lo qué estuviese trabajando.

-No por el momento.-le contestó.-Sólo estoy pensando en cómo demonios ganarle a Yuichiro y a Regal en las cartas.-el chico lo miró sin entender.

-¿Qué? ¿Perdés siempre?

-Lo que pasa es que, como siempre pierdo, tengo que gastar de mi bolsillo la comida cuando tenemos que quedarnos hasta tarde acá. Y me molesta. ¿Qué hacés con esa varilla doblada?-preguntó al ver el objeto en la mano del chico.

-Necesito que me ayudes con esto. No encuentro ni a Nadia ni a Carla por estos alrededores y me da mucha fiaca pedirle a Protoman que las busque.

-Oh, ¿eso significa que me puedo tomar el día libre?

-Si así lo querés, tenés todo mi permiso.

-¡YAY!

-¿Y qué va a hacer que ahora tiene el día libre?-preguntó Meijin. Chaud lo miró con sus ojos entrecerrados.

-Sinceramente no querrás saberlo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Aún siendo domingo, Megaman podía sentir ya los efectos del celo. Se había levantado duro otra vez, con su cuerpo caliente, sus mejillas rojas, y con un libido extremo. Y lo peor que le pasaba eran esos ataques que le daban de acostarse con Protoman a toda hora, no podía controlarlos y eso le molestaba mucho.

-Gatito, gatito... –y los tonos y gestos provocativos que hacía este no ayudaban mucho a su situación.-¿Andamos calientes, gatito?

Megaman, que estaba tirado en el suelo virtual, cerró sus ojos y dio un exasperado gemido.

-Calláte... –su voz vibraba por estar ronroneando.-No estoy disfrutando mi situación muy bien que digamos y vos no ayudás en nada.-Protoman se sintió ofendido.

-¿Ah no? ¿Qué tengo que hacer para ayudar, entonces?-sin poder resistirse a sus nuevos impulsos sexuales, Megaman le contestó.

-Podrías deshacerte de tu avatar y venir a ayudarme un poco con un problema que tengo desde esta mañana.-se sonrojó en vergüenza al oírse a sí mismo pedirle algo tan osado como eso. Normalmente era un tímido navi pero ahora, eso cambiaba mucho. Protoman le sonrió perversamente.

-¿Qué? ¿Necesitás de mis manos mágicas?-el felino se relamió los labios y llevó una de sus garras entre sus piernas y vio al albino tensarse unos momentos.

-Je... Si no querés ayudarme puedo yo solo.-dio un gemido, mientras movía su mano entre sus miembros inferiores. Manejó sonreír un poco.-Ah, aunque prefiero... que vos lo hagas... se... –se arqueó gimiendo y Protoman sentía su cuerpo responder al estímulo visual que tenía delante.-...se ...siente mucho mejorrrrr... –arrastró la última frase con un suave ronroneo. El navi rojo se relamió los labios, apretando sus brazos contra su pecho.

-¿Y si quisiera quedarme acá parado mirando como te disfrutás vos solo?-tanteó. Megaman arqueó su cola felpuda antes de sentarse en el suelo con sus piernas levemente separadas.

-Te conozco lo suficiente como para saber que no te vas a resistir.-lamió sus dedos antes de romper su traje para deslizar su mano por la piel de su suave estómago y seguir más abajo. La otra se dedicó a tomar una de sus tetillas y jugar con ella entre sus dedos. Dio un gemido, arqueándose otra vez.-Ahhh...

Pese a sus impulsos, Protoman se quedó ahí parado, mirando como Megaman disfrutaba de su cuerpo. Apretó sus manos contra sus brazos al ver a su compañero arquearse y oírlo gemir su nombre. El navi azul le mandó una mirada seductora pero no surtió el efecto que quería sobre el albino que seguía de pie a pocos pasos de él.

-Por favor Protoman... ah... –se relamió los labios y aumentó sus movimientos entre sus piernas. El navi rojo rió perversamente.

-Rogar no te va a servir de nada.

-¡AH!-exclamó y se detuvo de repente.-Eso... significa que tendré que... –se puso en cuatro patas y meneó su cola con un aire provocativo.-... conseguir lo que quiero.

-Ja, tratá de hacerlo. Sabés que soy un chico bastante difícil.-las pupilas de Megaman se hicieron finas.

-¿Ah sí? Mrrrrr...

Sin previo aviso, saltó sobre él y lo estampó contra el suelo. Protoman abrió sus ojos en pura sorpresa, detrás de su visor, cuando las garras de su compañero dejaron inmóviles sus brazos contra el suelo. Con una de sus manos tomó ambas muñecas del albino para poder recorrer con la otra su pecho con deleite. Megaman tensó su cola dando un gemido ante un escalofrío que recorrió su espalda. Entre abrió sus ojos y miró al navi rojo debajo de él. Frotó sus pelvis entre sí y sonrió satisfecho al oír a su compañero gemir.

-¿Chico difícil eh? Pensálo de vuelta.-se arqueó sobre el cuerpo del mayor que se relamió los labios nuevamente.-Te tengo tantas ganas...

-Se nota.-comentó riendo espiando entre las piernas de su compañero que las abrió completamente, soltando los brazos de Protoman.-¿Tantas ganas me tenés?

-Síiii... –le susurró, mientras lamía su mejilla. Le quitó el casco y lo tiró por allí. Fijó sus ojos verdes en los profundos ojos violetas de su compañero. Dio un gemido, moviendo su cola, antes de besarlo.

El albino atrapó a su minino con sus brazos con cierta posesión y metió su lengua dentro de la boca de Megaman que gimió, volviendo a frotar su pelvis contra la de su amado que volvió a gemir en placer.

-Gatito travieso... –le murmuró el mayor al menor que rió.-¿Querés jugar eh?

-Ahá... –gimió el otro, ronroneando con fuerza.-Y quiero jugar sucio... –y lo volvió a besar con fuerza, pero Protoman lo hizo con ternura y suavidad.

-No todo se trata de sexo y lo sabés bien.-le dijo entre respiros.-En los pocos momentos que estés tranquilo, prometéme que no tratarás de tirarte encima mío y simplemente tendremos un poco de tiempo para mimarnos pero hasta ahí no más.

-¿Disfrutando de tu presencia?-dijo Megaman, jugando con los pelos blancos del navi rojo que asintió, sacándole el casco para jugar con sus orejas. El menor gimió placenteramente.-Sabés bien que me gusta mucho eso.

-¿Qué cosa?-y el albino le mordió el cuello a través del traje.-¿Qué te esté rascando las orejas o de pasar un tiempo solos, juntos y mimoseándonos?

-Las dos cosas. –Protoman notó una mueca de dolor en el rostro de Megaman.

-¿Qué pasa?

-No... sé... –se abrazó a sí mismo, acostándose sobre el cuerpo de su compañero.

Abrió sus ojos como platos y se arqueó, sin que de su boca saliera ningún ruido al sentir como en su cuerpo una sensación que conocía muy bien lo recorría desde la punta de sus pies hasta el programa más escondido de su ser. Duró sólo unos pocos segundos, cinco como mucho, antes de que se relajara por completo. Irguió sus orejas, tratando de explicarse lo que pasó recién.

-... ¿Qué pasó?-le preguntó suavemente y algo temeroso Protoman. Megaman rió un poco pese a estar tratando de normalizar su respiración.

-Ahhh... ¿Me creerías... si te dijera que... me acabó de dar un... orgasmo?-el albino abrió sus ojos como platos.

-¿¡QUÉ!-el navi azul sentía unos impulsos muy fuertes apoderarse de él.

-Síi... –continuó.-No sé... pero creo que... ya estoy comenzando a celar... –dijo la última frase casi en un susurro y se arqueó, volviendo a sentir sus impulsos en su cuerpo.

-¿Y cómo te sentís?-indagó el albino ya que sentía curiosidad por lo que su amado estaba pasando.

-Con muchas energías... –confesó.

-¿Ah sí?-el mayor vio al menor sentarse en su regazo y mirarlo con sus ojos entrecerrados llenos de deseo. Le asintió en silencio y puso sus zarpas en el emblema de Protoman que se sonrojó, gimiendo y haciendo una mueca.-Ey, ey... –le dijo, cuando Megaman comenzó a frotar su emblema.

-Me siento con muchas energías para me tomes tantas veces puedas... –Protoman se relamió los labios por tercera vez.

-Bien, como estoy seguro que no vas a tener cosa mejor qué hacer, entonces, agarráte, porque vas a sacar una bestia en mí.-ahora era el turno del felino para relamerse.

-Que así sea.

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-Para el otro lado.-Meijin colocó la varilla en otra posición.

-¿Así?

-No.

-¿Entonces?-Chaud suspiró, sacando la varilla de una herramienta para doblar metales. Luego, la colocó de tal manera y comenzó a doblarla.-¿Para qué me pedís ayuda entonces?

-Para que ahora me ayudes a cortarla. No sé con qué hacerlo.-respondió el bicolor, sacando su casi terminada artesanía. Contempló las espirales y se preguntaba si de casualidad dos más tendría que poner.-¿Qué sugerís?-el científico pensó unos momentos.

-Hay varias.-respondió.-Una sería usando la cierra pero no creo que Regal me deje dártela. Y si no, como Nadia lo hacía en la secundaria. Marcaba hasta dónde quería el largo y usaba una cierra manual y comenzaba a cortarla...

-Supongo que iré por el método antiguo.

-¿Vas a usar la cierra común?-Meijin rió ampliamente.-¡No te va a gustar mucho ne!

-¿Ah no? Primero veamos y después hablemos.

El hombre castaño le asintió y lo guió hasta un pequeño taller, donde había una mesa hexagonal con seis morsas en cada lado. (N/A: Las morsas son para agarrar objetos como pedazos de madera, de metal, etc.) Más al fondo, había una mesa rectangular con cuatro morsas a cada lado y dos en las puntas. Meijin se dirigió a esta y colocó la varilla en las dos que estaban en las puntas.

Las ajustó lo suficiente para que no se movieran y después de eso se dirigió a un armario el cual abrió y comenzó a rebuscar. De la puerta colgaban limas, cierras, algunos punzones, martillos, reglas de metal con distintas medidas y un metro. En los estantes había guantes de cuero, un soldador eléctrico, pedacitos de varillas, una máscara protectora para las soldaduras, un tarrito con tizas blancas, unos lápices y una botella de detergente.

Tomó una tiza del tarro, un lápiz, una cierra y el metro. Dejó todo esto en la mesa en la cual Chaud estaba apoyado esperando al hombre.

-Bien, bien... –dijo Meijin, abriendo el metro y ponerlo sobre la varilla.-¿Te parece a cinco centímetros de la última curva?-le preguntó, dejando que el bicolor mirara. Asintió, satisfecho.

-Se ve bien... Después puedo doblarla y creo que no habrá problemas, ¿verdad?

-Nah, ninguno.-tomó la tiza y pintó una pequeña área cerca de los cinco centímetros y con un lápiz marcó con exactitud la medida. Retiró todo y le dio la cierra a Chaud.-Divertite.

Sin más, Meijin se retiró del taller y dejó solo al chico. Este miró la cierra, la tocó sintiéndola fría, antes de apoyar la hoja con dientes sobre el metal. Agarró su firme mango con una mano y con la otra la punta comenzando a moverla de adelante hacia atrás, aplicando un poco de fuerza hacia abajo.

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-¿Cuántos?

-Dos por favor. Ah, antes que nada. ¿Cuán grande son sus aparatos para vibrar?-el vendedor se sorprendió ante la pregunta.

-La verdad que no sé. Supongo que de este tamaño... –le dijo haciendo una forma con sus dedos.

-Está bien. Si son así de grandes supongo que vendrán bien.

-No quiero ser chismoso pero, ¿para qué los necesita?-Carla levantó la vista y le sonrió.

-Son para un amigo actualmente. No sé para qué los quiere. Él me pidió que venga a comprarlos.

-¡¡WAI WAI!-Carla escuchó a su mejor amiga hacer esa exclamación de alegría.-¡¡HAY PRESERVATIVOS DE COLOR VERDE! ¡¡CHAN!-y rió abiertamente al ver la cara del vendedor.

-¿Esta es la primera vez que viene?-preguntó el hombre a su clienta que negó con la cabeza.

-Creo que es la primera vez que ve unos forros verdes jeje... (N/A: Forro Preservativo.) Oh, es cierto. ¿No tendrá...?

-¡¡¡YAY! ¡CAAAARLAAAAAA! ¡ENCONTRÉ UNAS CADENAS PARA USAR CON LUCIFERRRRRRRR!-la menor suspiró.

-¿Qué? ¿Cadenas, esposas y todo lo demás?-ella sintió y el hombre rió.-¿Qué esperabas? Tengo casi de todo acá.

Nadia apareció detrás de su amiga con unas orejitas de gatito.

-¡Miráaaaa!-y le puso las orejas en su cabeza.-¡A Gabriel le va a gustar mucho tenerte de gatita!-Carla se sonrojó furiosamente y le pellizcó ambos cachetes al mismo tiempo.-¡Sha que me duele!

-Eso te pasa por morbosa, pervertida, sadomasoquista y otras palabras que por el momento no me acuerdo.-sacó del bolsillo de su pantalón un pequeño manojo de billetes mientras Nadia se frotaba sus mejillas.

-¡Me dolió!-chilló.-¡Sólo te sugería algo con qué jugar con Gabriel!-Carla dio un resoplido en exasperación.

-Ya sé que sos mi mejor amiga y todo pero no creo que debas meterte en mi vida sexual con mi novio.

-Retorcida.-agregó la más grande.

-No. Yo NO soy retorcida con Gabriel.-la otra le sacó la lengua y se fue a seguir mirando por las góndolas. Y la menor gruñó en furia.-¿¡Cómo es posible que terminamos juntas teniendo un carácter taaaaaaan diferente! Ahora que me acuerdo, ¿cuánto es?

-S-Son dieciocho pesos... –le contestó el vendedor.

-¡MÁS ESAS OREJAS POR FAVOR!

-¡¡¡NO LAS VOY A USAR!

-¿¡Y QUIÉN DIJO QUE SON PARA VOS, PETISA!-Carla gritó, poniendo los dos vibradores ya pagados en su bolso y arrastrar a su mejor amiga, que refunfuñaba diciendo que no pudo llevarse lo que quería, fuera del loca del sex shop.

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-Ay... No me esperaba esto.-murmuró para si Chaud, mirando la cierra rota frente a él.-¿Meijin se va a enojar conmigo?

A estar a mitad de su trabajo, tanta fricción y calor hizo que la hoja de la cierra se rompiera en dos pedazos desiguales. Dejó el objeto inservible ahora sobre la mesa y tomó otra cierra para continuar su trabajo. Pero ahora, temía que partiera la que tenía en sus manos. Miró la puerta del armario que tenía otras cuatro cierras colgadas en él y sudó una gotita.

-Espero no romper otra antes de que termine...

Se acercó a la varilla y siguió cortando pero al poco tiempo dejó de hacerlo. Sus manos le dolían al igual que sus piernas por estar tanto tiempo parado. Tronó sus nudillos y dejó la cierra sobre la mesa antes de tomar un banco cerca de él y sentarse para descansar unos momentos. Se acomodó las vértebras de su cuello haciéndolas sonar, se estiró a gusto y se arqueó para estirar su espalda. Después de eso, se fijó en el reloj.

-¿Media hora estuve?-dio un gruñido.-No pensé que me tomara tanto tiempo.-la puerta del taller se abrió y entró Meijin tomando un refresco.

-¿Cómo va la cosa?-preguntó.-¿Todavía no terminaste? Qué raro.-Chaud le gruñó.

-Es la primera vez que hago esto. ¿Qué esperabas?-el castaño le sonrió nerviosamente.

-Bueno, bueno... No es para tanto.-miró cómo estaba la tabilla y no pudo suprimir una risa.-¿Por qué no la acomodaste para poder cortarla por ancho y no por el largo? Hubieras tardado menos...

-¡Pero si vos me la pusiste así!-le chilló el bicolor y Meijin parecía sorprendido.

-¿Ah sí? ¡Que tonto fui!-dijo con una sonrisa. Parecía como si el castaño hubiese querido hacerlo a propósito y le salió muy bien la pequeña broma a Chaud.-No hay nada más que hacerle ahora que la tenés por la mitad... –le dijo mirando la varilla y tomando un sorbo largo de su refresco.-Bien, te dejo terminar. Cuando lo hagas, avisame y te doy las limas para que le redondees la punta como lo hizo Nadia con la primera.

-Está bien...

Meijin cerró la puerta, tomando otro sorbo largo. Se rió por lo bajo pensando en cómo Chaud iba a maldecir cuando tuviera que limar la punta de su artesanía.