-Purrrrr... –ronroneó Megaman sintiendo las manos de Protoman frotar su desnuda espalda y la base de su cola de la cual movía su punta únicamente. Este sonrió.
-¿Qué te pasa?-indagó subiendo y bajando su mano por la espalda del castaño. Los ojos verdes de este se entrecerraron.
El felino se acomodó sobre el cuerpo sin ropas del albino y lo miró desde arriba con una mirada pícara en sus ojos. Movió su cola lado a lado, paseando sus garras por el pecho de su compañero que suspiró al sentir sus dedos jugar con sus pezones. Le sacó la lengua divertidamente antes de sentarse sobre el suelo con Megaman en su regazo.
Lo abrazó y pegó su frente contra la de él, hundiéndose en esas dos esmeraldas brillantes que desplegaban un mar de emociones que algunos humanos denominaban como pecadoras; la lujuria, el deseo, la pasión, un orgasmo. No veían algo divino en todas esas cosas, las consideraban diabólicas, algo impuro, inmoral. ¿Y a mi qué me importa, había pensado Protoman mientras besaba al travieso felino que le respondía con suavidad.
Rió con suavidad cuando este le dio un pequeño maullido. Esos sonidos que ahora podía hacer siendo un híbrido felino lo enternecían. No sabía por qué, pero le gustaban y lo ablandaban mucho en especial cuando estaban los dos solos y lo único que se oía era el suave ronroneo que Megaman producía gracias a la sensación de estar tan cerca de su compañero.
-Mrrr... ¿El gatito quiere jugar otra vez?-preguntó Protoman de una manera sutil y traviesa.
-Sí.-respondió el navi azul, besando a su amado otra vez.-El gatito quiere jugar otra vez...
El albino sacudió su rostro para sacarse algunos flecos que obstruían su visión. Le sonrió a Megaman y lo besó casi superficialmente en los labios antes de hacerlo con suavidad y profundizarlo. Rió divertidamente al oír a su compañero dar una especie de gruñido mezclado con un gemido o sólo fue su imaginación teniéndolo ronroneando con fuerza. Su panza vibraba contra la suya y eso lo complacía sabiendo que el felino lo estaba disfrutando mucho. Colocó una mano sobre su cuello y también lo sintió vibrar. Se separó riendo de la boca del navi azul empezando a frotar su felpuda cola marrón. Le era intrigante ver cómo su cola cambiaba de color cuando el enterizo azul se le era quitado sin piedad por sus manos. Corrió alguno de los mechones también marrones del pelo de Megaman, recorriendo el típico camino que uno haría para poner un mechón detrás de la oreja.
Protoman suspiró felizmente antes de atraer y acomodar a su compañero sobre su regazo. Lo abrazó por su espalda empezando a besarlo con suavidad mientras que una de sus manos atrapaba uno de sus glúteos con ternura haciendo que el felino tensara su cola y diera un gemido en el beso. El albino lo escuchó ronronear más fuerte cuando insertó un dedo dentro de su cuerpo y sus zarpas enredarse con su largo cabello. Besó y mordisqueó con suavidad su cuello tratando de tranquilizarlo lo más que pudiese mientras insertaba un segundo dígito para después meter un tercero.
-¡Nya!-exclamó Megaman contrayéndose alrededor de los dedos cuando estos frotaron su próstata.
-¿Nya? Jú... –murmuró Protoman pero su compañero lo escuchó.
-¿Q-Qué tiene d-de ma-malo?-volvió a contraerse cuando su bulto fue estimulado nuevamente.
-Nada. Me parece algo gracioso.-lo vio arquearse contra él y tomó uno de sus pezones con su boca aprovechando su posición.
-¿Ya terminaste?-le preguntó cuando sintió a Protoman agarrar una de sus tetillas. Estaba muy impaciente y esos nuevos impulsos le decían que tenía que ser ahora y no dentro de cinco o diez minutos.
-Sólo un poco más... –le murmuró contra su piel.
-¡¡AH!-exclamó con fuerza tensándose por completo y relajarse al instante. Dio un gruñido al sentir los dedos del albino salir de su cuerpo.-Odio cuando hacés eso.
-¿Qué tiene de malo? Es divertido y lo disfrutás a lo grande.-Megaman le sacó la lengua antes de implantarse de improvisto sobre el miembro de Protoman que dio un quejido casi inaudible.
El felino se deleitó con la sensación de tener a su compañero dentro de él. Hizo un gemido mezclado con su fuerte ronroneo antes de empezar a moverse haciendo que el miembro del albino entrara y saliera de él. Ahora el híbrido controlaba la situación y eso le gustaba. Sonrió cuando escuchó al otro gruñir al no poder hacer las cosas como quería. Megaman comenzó con un rito fuerte y acelerado, como a él le gustaba antes de ir calmándose y volver a empezar una y otra vez.
-¡Aaah!-exclamó cuando el miembro de Protoman tocó su próstata lo que hizo que se contrajera a su alrededor provocando que éste apretara sus dientes. El felino se arqueó con delicia y miró con ojos entrecerrados al atractivo hombre que tenía delante. El albino sacudió su rostro para quitarse los mechones nuevamente de su vista, esta vez, sin éxito.
No le dio importancia y comenzó a morder el cuello de su compañero que vibraba por sus fuertes ronroneos. Lo oyó gemir sobre su oído a la vez que clavaba sus garras sobre su espalda acomodándose otra vez sin dejar de moverse. Lo miró a los ojos fijamente, implantándose de una manera algo fuerte que hizo que una expresión de dolor se expresara en su rostro.
-No tan fuerte. Vas a lastimarte así. Sé que tus impulsos te lo dicen así pero no lo hagas.-le dijo Protoman frotando su espalda, sintiendo al felino acercarse a su clímax.
-E-Es qu-que...
-Lo sé... –le murmuró el albino, besándolo con ternura.
Megaman dio un quejido, separándose del beso cuando su compañero tomó su erecto miembro entre sus dedos y los paseó por su punta sensible. El híbrido se arqueó notoriamente gimiéndole en su oído nuevamente, y después darle un pequeño mordisco a su lóbulo. El mayor se estremeció y sintió al felino contraerse a su alrededor, ya más cerca que nunca. Ambos comenzaron a estar más vocales a medida que se acercaban. El castaño se aferró de la cintura de Protoman con sus piernas y de su cuello con sus brazos, abriendo como platos sus ojos cuando el orgasmo estalló en él. Mordió el hombro del albino tratando de apaciguar su grito mientras que éste clavaba sus uñas en la espalda de Megaman al vaciarse en él. Aquella sensación exquisita duró sólo unos siete segundos, prolongados por los estímulos que se hacían mutuamente, antes de que sus músculos se relajaran casi por completo.
-Uhh... –gimió el menor, acomodándose sobre el regazo de Protoman.
-¿Cómo... te sentís... ahora?-preguntó entre bocanadas de aire su amado que le acariciaba el pelo con ternura y besaba sus mejillas con dulzura. El felino inhaló varias veces y exhaló el mismo número de veces antes de contestar.
-Feliz.-dijo sencillamente. Lo besó profundamente acariciando su cuello de una manera relajante mientras lo sentía salir de su cuerpo. Se separó de su boca y con una sonrisa suave le sugirió.-¿Dormimos una siestita?-Protoman rió.
-Claro. No hay problema. ¿Cómo preferís que lo hagamos?
El felino le sonrió ampliamente antes de tirar al suelo al albino que dio una exclamación de dolor cuando chocó contra él. Megaman dio un bostezo antes de estirarse a gusto y enrollarse en un bollo sobre el cuerpo de Protoman que rió ante el gesto gatuno del castaño, y frotó su cabeza y sus orejas cariñosamente volviéndolo a oír ronronear.
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-Uuhhh... –Chaud suspiró al haber terminado de cortar la varilla.
Tomó la cierra entera y la que había roto y las devolvió a ambas a sus lugares originales. Tomó una de las limas que colgaban de la puerta, regresó a su lugar de trabajo tomando la tiza para marcar una gran zona sobre la punta del pedazo del retorcido metal que yacía en otra posición en una de las morsas; esta vez, estaba la espiral hacia abajo y la punta hacia arriba, lista para ser trabajada. Dejó la lima sobre la mesa y tomó el lápiz y el metro, marcando más o menos la mitad de la varilla y trazando con el grafito una especie de curva redondeada.
-Bien-dijo cuando tomó el banco y se lo acercó para mayor comodidad.-, esto llevará un laaaargo tiempo.
-¡Buenas taaaarde Chaaaaaaud!-se anunció con su usual forma escandalosa Nadia en el pequeño taller haciendo al bicolor sobresaltarse en su lugar.-¿Qué andás haciendo?-y después entró Carla husmeando el entorno, sacándose el bolso de su hombro.
-El vibrador.-respondió, empezando a limar con fuerza la punta.-Ya me falta poco.
-Se nota. Pero vas a tardar al menos media hora o cuarenta y cinco minutos en limar la punta redondeada como acá.-le explicó señalando la ya pulida.
-Ya compré los vibradores que me pediste.-dijo Carla, dejando al lado de las herramientas de Chaud dos cajas medianas.-¿Cómo vas a poner los motores?
-A los lados.-respondió sin mirarla, concentrado en su labor.-Uno acá y el otro acá.-indicó con su índice izquierdo ambos lados de la espiral.-Le hago un pequeño cablerio con los motores, el interruptor y todo lo demás y estaría terminado la parte eléctrica. Lo que todavía no sé es cómo poner los motores.
-¿No es lo que te pregunté?
-Oh... ¿Eso dijiste?-el bicolor sudó una gotita.-Lo siento, ando en otra.
-Creo que una mano no te vendría nada mal.-comentó Nadia, tomando las cajas para dirigirse a otra de las mesas para trabajar.
-¿Qué te alcanzo?-preguntó Carla en el armario.
-Todos los tipos de destornilladores que encuentres.-su amiga la miró.-¿Qué? Por ahí tiene de esos tornillos con cabezas raras...
La menor rió suavemente comenzando a buscar por todo el armario las distintas clases de destornilladores que Meijin pudiese tener.
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-Que desastre... –dijo uno de los policías al ver la escena de un cuádruple crimen.-Parece que nuestro fugitivo sabe como manejar los cuchillos...
-Pero lo que me extraña es que el cuerpo de estas mujeres están secos.-dijo un detective. Su colega lo miró.
-¿Eh? ¿A qué te referís con secos?
-A eso. No tienen ni una gota de sangre dentro. Pero parece que nuestro hombre o mujer se tomó el trabajo de escribir aquello con la sangre de las víctimas.-acotó, señalando a una pared vacía excepto por un tétrico texto escrito con sangre en ella.
"La lujuria no es un buen camino para ganarse la vida, rameras."
El policía hizo una mueca de asco ante las palabras que estaban escritas sobre la pared pintada de un amarillo pastel.
-¿Quién pudo haber sido el degenerado que hizo esto?-preguntó a nadie en especial. El detective terminó de anotar unas cosas en su libreta y la cerró. Puso su bolígrafo en uno de sus bolsillos al igual que su anotador.
-No sé, para eso estamos acá.
-¿Algún testigo?
-No. Y nadie parece saber nada al respecto.-el hombre de servicio público se encogió de hombros, resoplando.
-Al principio siempre es así y después todos confiesan que algo vieron u oyeron. Es cuestión de tiempo.-se dispuso a salir cuando vio algo tirado en el suelo.-Encontré algo...
-¿Qué encontraste?-dijo el detective, acercándosele.
-No sé... Parece ser-tomó el objeto del suelo.-, una cinta distintiva...
Dicha cinta era de color rojo con un círculo negro. Dentro de este, había cuatro líneas de color rojo que seguían la línea del círculo negro en el cual estaban inscriptas.
-No sé por qué pero tengo la sensación de que vi este emblema en algún net navi antes... –dijo el policía, mirando la cinta maliciosamente.
