*Infinitamente roto 5:* "Cena"
Buenas, primero que nada, me disculpo por entregar este capítulo con una semana de retraso, pero ahora tengo muy poco tiempo para escribir. Entre a trabajar hace dos semanas, y tengo mucho trabajo la verdad. Atiendo pacientes de 9 am a 17:30 y llego muerta a casa. Además estoy haciendo cursos de respiratorio para niños y UCI, porque mi objetivo es trabajar en hospital. También me gusta Neuro infantil, pero aún no me he decidido. Ahora estoy en una clínica donde atiendo sólo pacientes lesionados en el trabajo y es muy monótono, la verdad.
Me disculpo por las faltas de ortografía, redacción o sintaxis que se me hayan pasado, pero corregí el capítulo anoche y puede que me haya apresurado.
Muchas gracias a quienes dejan reviews, leen y se suscriben a esta humilde historia, alimentan a la famélica musa.
AU Itasaku Post Masacre.
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Sakura se sorprendió al llegar a casa una tarde y encontrar una invitación formal a una cena en el Distrito Uchiha para el siguiente fin de semana. Estaba extendida a nombre de ella y sus padres, pidiendo la mayor discreción al respecto. Frunció el ceño ante la exageración, si pretendían darle las gracias por hacer su trabajo, esto era una tontería.
Dejó la invitación sobre la superficie del mueble más cercano y fue directamente a darse un baño. Estuvo toda la semana enfocada en sus proyectos y el hospital, y casi olvidando por completo la cena del sábado en la noche. No encontró necesario invitar a sus padres ya que ellos no pertenecían al mundo ninja ni estaban de acuerdo con esa clase de vida. Mucho menos les interesaban los clanes shinobi famosos, no tenían nada que ver con ellos y a veces, parecía que los despreciaban.
De la mal humor, despejó la tarde siguiente para prepararse. Revisó su guardarropa y escogió un kimono rojo con detalles en dorado y plata. No era ostentoso, por lo que se sintió cómoda dentro de él. Su cabello fue recogido y adornado con DOS kanzashis con detalles en los mismos tonos. Se aplicó labial rojo en los labios y se apresuró hacia el Distrito.
Cruzó la entrada principal, saludando a los guardias y camino con recato por las calles iluminadas del complejo. Una visión rebelde en su mente la transportó al pasado y no pudo evitar imaginarse de que está invitación estaba extendida por la familia de Sasuke para pedir su mano en matrimonio. Vio al Uchiha más joven de pie en la entrada, esperándola con una sonrisa y la bilis amarga le subió por su garganta, obligándolo a tragar con molestia.
Eso fue hace mucho tiempo, en otro lugar y con otra Sakura, se dijo. Las ilusiones de la Sakura adolescente habían muerto con los constantes rechazos de Sasuke. Y por un lado estaba agradecida, nunca hubiese descubierto su potencial sin ese desprecio. Ahora veía una luz brillante en su camino y no podía pensar en algo que opacara todo ese futuro por delante.
Fue la matriarca de los Uchiha quien la recibió en la puerta, tenía una sonrisa de alivio en el rostro, que rápidamente fue reemplazada por una de preocupación, al ver completamente sola a la chica de cabello rosado de pie en la entrada principal de la casa.
- Buenas noches, Sakura San. Gracias por venir. - miró sutilmente detrás de ella, pero no vio nada. - Has venido sola. - comentó casual la mujer mayor casi sin aliento. Sakura sonrió con sencillez al comprender que ella estaba decepcionada de verla sin sus padres.
- Buenas noches, Mikoto sama. - hizo una reverencia. - Gracias por invitarme. Lamento venir sola, pero mis padres no reconocen el mundo shinobi en sus vidas. - espero que eso fuese suficiente para apaciguar a la matriarca de los Uchiha.
- Oh... - la decepción se hizo más evidente y fue difícil de ocultar en aquella expresión de asombro. - Entiendo. - se hizo a un lado para dejarla pasar.
Caminaron por un largo pasillo hasta llegar a un recibidor ancho. Había una mesa baja en el centro y cojines alrededor sobre el tatami crudo, flores de varios colores adornaban los rincones y no pudo negar la elegancia del espacio, con muebles de madera oscura que resaltaban contra las paredes pálidas. Un exquisito juego de té de porcelana las esperaba sobre la mesa, listo para una ceremonia. Mikoto interrumpió su observación cuando la invitó a tomar asiento con un gesto de su mano.
- Gracias. - se inclinó con delicadeza y se arrodilló lentamente hasta quedar en seiza sobre uno de los cojines. La mujer mayor la imitó, y comenzó la ceremonia del té.
El proceso fue elegante y preciso, de alguna manera se sintió incomoda observando. No era común para los civiles ser espectadores presenciar tales ritos pertenecientes a familias ancestrales. Parecía como si le estuviera transmitiendo un conocimiento antiguo y privado, y los vellos de su cuello se erizaron. Una vez terminó, la mujer mayor le sonrió con entusiasmo y acercó las tazas preparadas. Sakura le regresó el gesto con una sonrisa incómoda y bebió rápidamente un sorbo para evitar los ojos negros expectantes.
- La cena estará lista en un momento. - comentó casual. - Fugaku e Itachi tenían asuntos fuera y llegarán pronto. - su voz era suave y melodiosa. Ella asintió sin decir nada a cambio, su incomodidad y opresión crecía por segundos, preguntándose qué estaba haciendo aquí.
- El té está delicioso, Mikoto sama. - trató de disipar la atmósfera opresiva con un halago.
- Llámame Mikoto, por favor. Me alegra que te guste. - otra sonrisa elevó la comisura de sus labios, pero un semblante triste tiñó los rasgos de la mujer frente a ella. Sakura abrió los ojos sorprendida por aquella petición tan inesperada.
- Esta bien, Mikoto sa... - sonrió nerviosa ante la informalidad, pero eran los deseos de su anfitriona, se dijo.
- Lamento lo de tus padres. - agregó a continuación la matriarca, Sakura se relajó ante el cambio de tema. Encogió un hombro con indiferencia sintiéndose más tranquila.
- Yo no, siempre ha sido así. - le dio otro sorbo a la bebida caliente. Mikoto la observó como un halcón y le gustó esa despreocupación frente a la opinión de sus padres.
Los Uchiha jamás lo permitirían, el ser rebeldes ante los ojos del Clan, pero si la disposición de los padres de Sakura evitaba que opinaran sobre la inclusión de la chica a los Uchiha, apreciaba enormemente su negativa a los asuntos shinobi.
Necesitaba con desesperación que Sakura se uniera a Itachi. Los últimos exámenes que había hecho Tsunade habían arrojado noticias desalentadoras. Itachi había mejorado enormemente durante su estadía en el hospital, pero apenas dejó la presencia de la chica, su condición había vuelto a deteriorarse.
¿La conclusión? Necesitaban que Sakura permaneciera al lado de Itachi la mayor cantidad de tiempo posible, sólo así podría fortalecerse y quizás algún día, superar por completo aquella extraña enfermedad que casi había acabado con su vida. Y la única manera de que eso ocurriera, es que la mujer frente a ella, se convirtiera en esposa de Itachi.
Si se casaban; vivirían juntos, dormirían juntos, su vida sería hecha alrededor del otro. Y quizás algún día, podrían tener hijos que afianzaran aquellos lazos, entrelazando sus almas para siempre.
Sakura entendía el mundo de los shinobis y hubo un día que deseo pertenecer al Clan Uchiha. Aunque haya sido Sasuke en vez de Itachi en aquel momento, esta era una oportunidad que sería difícil de rechazar. Estaba convencida de que Sakura había deseado pertenecer a un clan de renombre, dado su origen civil.
Que duro golpe les daría la verdad.
La conversación continuó casual y escueta, media hora después se escuchó la puerta principal abrirse. Sakura inmediatamente se puso alerta, su corazón se aceleró de preocupación, pero se relajó nuevamente al escuchar las voces. No supo por qué, pero se imaginó a Sasuke junto a su padre y una ola de pánico la inundó.
La tensión se disipó al ver a Itachi y Fugaku acercarse. Ambos Uchiha se detuvieron en el pasillo, a una distancia respetable. El patriarca la miró a los ojos con solemnidad antes de inclinarse ligeramente y saludarla. Sakura le devolvió el gesto con una inclinación de cabeza, inmediatamente fijo sus ojos verdes en el hombre joven al lado del mayor. El futuro jefe del Clan, mantuvo sus ojos ónix sobre los claros con curiosidad, la reverencia que les dedicó fue mucho más profunda.
Los ojos esmeralda siguieron el movimiento del largo cabello oscuro que se deslizó por el hombro y se meció con gracia. No pudo evitar mirarlo con curiosidad, llevaba un kimono negro sencillo y formal. La delgadez ya no era tan evidente, pero se notaba que en otro tiempo había tenido más para llenar el traje.
Itachi la observó en su kimono rojo con dorado y debió reconocer la belleza natural de la chica. Piel blanca, labios pequeños y rojos, cuerpo atlético bajo todas las capas de tela, cuello largo, ese inusual cabello rosado que resaltaba aún más sus rasgos únicos y sonrisa amable. No era estúpido ni ciego, era muy bonita, pero no era suficiente para sentirse cómodo con toda la situación.
Sakura no pudo evitar sonrojarse sutilmente frente al hermano mayor de Sasuke, ahora que estaba más recuperado su atractivo se hizo aún más evidente. Se mente hiperactiva se imaginó la cara de Sasuke al enterarse de que había estado en su casa y que su adorado hermano mayor junto a sus padres, la recibieron como una invitada de honor. Se obligó a controlar su sonrisa al imaginarse al Uchiha menor arrogante rojo de rabia.
Itachi y Fugaku se disculparon mientras se retiraban. Mikoto le informo que la cena ya estaba lista y que sólo esperaría a que ambos hombres regresaran. Su frente se arrugó frente a la formalidad de la situación, pero no conocía realmente las costumbres de los clanes ancestrales y supuso que está era la forma de agradecer su participación en la recuperación de su primogénito.
Espero un momento distrayéndose con su entorno hasta que el Uchiha más joven apareció frente a ella con otro kimono negro y azul a medida. Trago duro y a regañadientes tuvo que reconocer que el hombre era realmente mucho más atractivo que Sasuke. Su rostro pálido resaltaba entre tanta tela negra, su semblante melancólico y marcas tensas se acentuaron dándole un aire inalcanzable.
Lo vio arrodillarse a su lado y sentarse en seiza sobre el cojín. La rodilla masculina rozó su muslo al sentarse, enviando escalofríos eléctricos por su columna.
¿Así se sentirían las chicas del pueblo al verlo? Se preguntó. Pero despejó su mente rápidamente de esos pensamientos, al ver al patriarca de los Uchiha entrar en el espacio.
Se sentó en la cabecera, se cruzó de brazos y cerrando los ojos, lo observó esperar. Sakura observó al Uchiha menor permanecer callado entre el patriarca y ella. Incómoda miró el lado de la mesa vacío frente a ella, pensando que la matriarca lo usaría. Mikoto regresó con una doncella y dando órdenes silenciosas sobre la disposición de los platos sobre la mesa. Un momento después la matriarca se sentaba en el extremo opuesto a Fugaku, haciéndola preguntarse si los espacios vacíos habían estado destinados para sus padres. La doncella se retiró una vez la cena estuvo servida.
- Veo que tus padres no pudieron venir. - apenas la miró cuando hizo el comentario mientras se concentraba en la comida.
- Me disculpo por ellos, pero no son afectos a los asuntos shinobi. - realmente los detestaban, pero ellos no necesitaban saber eso y ni hablar de los clanes, los consideraban elitistas y demasiado llenos de sí mismos. Parte de la reticencia de Sakura a los clanes shinobi era producto de esa crianza, aunque su pensamiento había cambiado bastante desde que se había convertido en ninja. Tsunade no sólo había trabajado en sus habilidades físicas sino que había transformado sus pensamientos.
Sin notarlo, la conversación se dirigió hacia ella, sus gustos, sus metas, su entrenamiento con Tsunade, cómo habían llegado a eso, qué pensaba hacer en el futuro, etc. El tema se salió de control cuando le preguntaron sobre si se casaría algún día y tendría hijos. Sintió completamente invadida su privacidad con aquel interrogatorio, aunque reacia, contestó cada pregunta de manera concisa.
No pudo evitar observar al Uchiha a su lado cuando le dieron un respiro. Había permanecido en completo silencio toda la cena. Fugaku había conducido la cena y la conversación, siempre centrándose en ella. Mikoto sólo le había dedicado sonrisas condescendientes cada vez que sus ojos se encontraban.
Las preguntas incómodas cesaron cuando se retiraron los platos de fondo y se sirvió un bajativo. Ella pidió un té de hierbas, Itachi pidió un té verde, su padre un vaso de licor y su madre una infusión. Sakura estaba soltando un suspiro de alivio mental, pensando en que esta tortura estaba llegando a su fin cuando la voz grave del patriarca volvió a tragarse todos los sonidos del salón.
- Tenemos una solicitud, Sakura san. - la voz ronca y gruesa pareció retumbar en sus oídos. Sakura levantó los ojos y lo observó atenta.
- ¿Si? - preguntó con la taza a medio camino de su boca, suavemente la devolvió a la mesa y la dejó con cuidado.
- Queremos que te unas a nuestra familia. Esa fue principalmente la razón por la que solicitamos la presencia de su padres en esta reunión. Pero hemos concluido que eres la dueña de tu propio destino. - Sakura arrugó el pliegue de piel entre sus cejas rosadas. ¿Hemos concluido? Se preguntó. Él fue el único que habló prácticamente.
- No entiendo... - su mente se iluminó al comprenderlo. - ¿Cómo su médico? - preguntó tratando de relajar su semblante. Quizás necesitaban un médico de cabecera y a eso se referían al pedirle unirse a su familia.
- No, como nuestra hija adoptiva. - fue Mikoto la que respondió. La voz era suave y no estaba exenta de emoción.
Los ojos de Sakura se abrieron ante la implicación de sus palabras. Su corazón se aceleró de pronto, mareándola. Abrió la boca para responder, pero un movimiento en el rabillo de su ojo, la silenció. El primogénito de los Uchiha, se giró hacia ella y se inclinó con gracia, dándole una vista de la parte posterior de su cabeza.
- Me gustaría pedir su mano en matrimonio, Haruno San. - la voz de Itachi salió fuerte y clara a pesar de estar inclinado.
- ¡¿Qué?! - fue el grito horrorizado de la chica mientras se deslizaba del cojín en el que estaba, cayendo sentada sobre sus cuartos traseros sobre la madera oscura del piso. Esto no podía estar pasando, se dijo negando con la cabeza.
Se puso de pie bruscamente, tambaleándose y casi cayendo de bruces. El hombre inclinado se apresuró a estabilizarla tomándola de la muñeca por sobre la manga larga del kimono rojo. Sakura sacudió la mano de su agarre y dio unos pasos hacia atrás. Su mano sudorosa apretó la solapa de su vestido como un ancla a su cordura. Esto era una pesadilla absurda, se dijo negando con la cabeza a punto de reír como una desquiciada.
Los ojos negros y profundos como pozos sin fondo la observaron desde su posición, aún sentado en seiza. No pudo leer nada dentro de ellos.
- Mi deseo es que seas mi esposa. - su cuerpo tembló antes aquellas palabras. Lo estudió tratando de ver rabia, molestia, incluso decepción en aquella mirada, pero no había nada. Fue como si pedir por su mano fuese lo más normal del mundo. Como si estuviese pidiendo un plato de ramen en Ichiraku. Eso la molesto más que cualquier otra cosa y no supo por qué.
- ¿Esto es una broma de mal gusto? - no pudo evitar preguntar en voz alta, a sus oídos su voz salió chillona y aguda.
- No, de ninguna manera. - Fugaku y Mikoto se miraron.
- No veo la razón de pedir la mano de una chica que no conocen. No saben nada de mí. - estaba entrando en pánico, necesitaba salir de ahí. Su corazón se sentía errático en su pecho, de pronto, todas las alertas de huida se activaron.
- Pero te conocemos. - nuevamente fue Fugaku. - El Hokage nos habló de usted, así como la disposición de cuidar y salvar a nuestros hijos. Eres una mujer digna de admiración y deseamos que seas parte de nuestra familia. - no hubo emoción en aquel discurso milimétricamente preparado.
Los recuerdos de Sakura se dispararon y vio la reticencia del patriarca de los Uchiha a su presencia cada vez que estuvo aquí cuando sólo era una genin. Sus miradas agudas acusándola, condenándola y gritando en silencio, que ella no le gustaban.
¿Qué había cambiado? Dio otro paso hacia atrás, dispuesta a correr, sus ojos trazaron el camino hacia la salida. Sus músculos se contrajeron preparándose para correr, pero la tensión ejercida sobre su cuerpo la hizo saltar al escuchar la puerta principal abrirse. Sus ojos fueron un rayo verde en dirección al pasillo. Una voz ronca retumbó sobre la madera a lo lejos.
- Estoy en casa. -
- No... - susurró en voz demasiado baja, no podía ser él, se dijo.
Retrocedió otro pasó cuando la sombra en la pared tomó forma y un cabello puntiagudo y desordenado apareció doblando la esquina. Sasuke levantó su rostro para ver a su familia sentada a la mesa, todos vestidos demasiado formales y una Sakura de pie de kimono rojo y dorado casi en el centro de la habitación, pálida como un fantasma.
- ¿Sakura? - preguntó frunciendo el ceño.
Itachi observó el intercambio con interés. Él era el más cercano a ella en ese momento y pudo escuchar el susurro ahogado en su garganta. Vio la palidez que invadió a la pequeña mujer de pie a su lado y se cuestionó si ella aún amaba a su hermano. La pregunta olvidada al verla rodear la mesa y huir.
- Me tengo que ir. - anunció a nadie en particular y esquivando a su hermano pequeño, corrió. El ceño de Sasuke se arrugó aún más al no saber qué estaba pasando.
- ¿Qué sucede aquí? - vio a su padre tomarse el puente de la nariz con dos dedos con exasperación.
- Elegiste el peor momento para volver. - dijo de pronto. Los ojos de Mikoto se aguaron, mirando a Itachi. Gracias a ese gesto, Sasuke notó la presencia de su hermano mayor sentado a la mesa y se sobresaltó.
- Nii San... - un calor inundó su pecho al verlo recuperado.
- Bienvenido, Sasuke. - fue el único en reconocer la larga ausencia del menor mientras que sus padres lo ignoraban. Era evidente que estaban más interesados por la respuesta no dicha de la chica, que de sus hijos en realidad. El saludo pareció despertar del estupor a la pareja mayor.
- Lo siento, Sasuke chan. Bienvenido. - Mikoto dijo en una sonrisa que no llegó a sus ojos. Fugaku se cruzó de brazos. Su rostro severo se concentró en su hijo menor, aún de pie.
- Te esperábamos hace más de un mes. - voz grave apagando todas las demás. Sasuke miró a su padre con cuidado.
- Tuvimos unos percances, pero la misión fue un éxito. - se sacudió el cabello mientras se desabrochaba la capa del cuello. - Por cierto. ¿Qué hacía Sakura aquí? - preguntó enrollando la capa en su brazo luego de quitársela, su madre odiaba cuando dejaba sus cosas tiradas por la casa.
- Itachi estaba pidiendo su mano en matrimonio. - anunció Fugaku como si fuese algo trivial. El semblante de Sasuke se deformo de horror.
- ¡¿Qué?! - la bolsa sobre su hombro se deslizó por su brazo y cayó al suelo con un golpe sordo, silenciando cualquier ruido en la habitación.
