*Infinitamente roto 7:* "El Trato"

Me disculpo por haber tardado tanto en actualizar, pero no siempre se puede. Este capítulo lo tenía a medio escribir y tuve que corregir varias cosas, además de reescribirlo para poder finalmente publicarlo. Espero que sea de su agrado.

Nuevamente me disculpo por cualquier falta ortográfica o de redacción que no haya corregido como es debido.

Muchas por seguir esta historia y comentar, se aprecian enormemente sus apreciaciones y motivan a la musa a seguir escribiendo.

Itasaku AU Post Masacre.

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Sakura estaba molesta; molesta era una palabra modesta para definir lo que sentía, estaba enfurecida. Regresó a su departamento con la furia burbujeando bajo su piel y tratando de enfriar su mente. Su cerebro iba a una milla por segundo, conjurando mil formas de asesinar a Uchiha Fugaku.

¿Cómo se atrevían a manipularla de esa forma?

Jamás pensó que el famoso Clan Uchiha haría esa clase de movimiento para ponerla entre la espada y la pared. Itachi no era la persona que aparentaba ser, si apoyaba esta clase de actuar sólo para conseguir lo que quería.

Estuvo durante horas pensando en las posibilidades. La oportunidad era única, eso no lo iba a negar, pero esto era extorsión.

Con la cabeza caliente y una migraña en ciernes, se recostó sobre su cama. Un tira de pastillas para el dolor de cabeza yacía vacía junto a un vaso medio vacío sobre la mesita de noche de su habitación. Sakura permaneció con los ojos cerrados esperando que el medicamento hiciera su magia mientras su cerebro se enfriaba por completo.

Ahora, un poco lúcida, decidió que tenía que escuchar al hombre que fungía como patriarca de los Uchiha y conocer sus condiciones. Necesitaba tener la versión oficial y sólo de esa manera, sabría qué clase de juego estaban jugando y quién tendría la ventaja. Quería ver el verdadero rostro de futuro heredero del Clan más respetado de Konoha. "Respetado, mi culo" gruñó la chica de cabello rosado observando sin ver el techo de su habitación.

Al día siguiente, sus planes nuevamente retrasados la hicieron regresar al hospital, desesperada por ocupar su mente en algo que no fuese Itachi, su padre o Sasuke. Se sintió agradecida por estar en urgencias y tener que atender a dos equipos de chunin que habían sido emboscados de regreso a Konoha por Nukenin.

Dos días después, le llegó el mensaje que cambiaría su vida para siempre. Uchiha Fugaku, solicitaba una reunión con ella el próximo viernes a las ocho de la mañana. Sakura sintió su chakra revolverse junto con el creciente aumento de la tensión al reconocer la desordenada letra de la carta.

Los próximos días sucedieron en tensión constante. Se preparó mentalmente para enfrentarse a aquel hombre y su hijo, y pensó en mil formas de contestar a todas sus proposiciones. Cuando llegó el día acordado, tenía un arsenal de respuestas que dejaría al hombre completamente mudo, obligándolo a reconocer que ella no era la marioneta de nadie.

Iba en dirección al distrito cuando fue interceptada a medio camino, era un ANBU. Solicitaban su presencia en la torre Hokage. Sakura dudó un momento antes de decidir acompañar al sujeto enmascarado.

Una vez allí la condujo al segundo piso y luego dobló por un pasillo diferente al que los guiaba hacia su Shishou. Frunció el ceño y se mordió el labio con recelo antes de que finalmente se detuvieran frente a una puerta de roble oscuro. Lo vio dar dos golpes sobre ella y espero de pie fuera.

La voz grave que retumbó desde el interior, le confirmó sus sospechas.

- Puede pasar. - dijo el ANBU con una inclinación de cabeza y rodó el pomo para abrirla. Sakura permaneció quieta unos segundos mientras observaba el interior.

Ahí estaba la cabeza del Clan Uchiha, sentado detrás de un escritorio de madera lacada exquisito en color caramelo. Junto a él, de pie, un hombre enjuto y pequeño.

- Bienvenida. - dijo el pequeño haciendo una reverencia pronunciada. Sakura cruzó el umbral lentamente, reconociendo que nunca había estado en esa parte de la torre. La puerta se cerró silenciosamente detrás de ella.

- Hola... - respondió informal al saludo y se odio por perder el enfoque. No debería sentirse cohibida ahora.

- Soy el abogado de la familia Uchiha. - dijo el hombre desconocido. - Cualquier acuerdo verbal hecho este día será transcrito y deberá ser firmado por ambas partes antes de hacerse efectivo. - en ese momento, Sakura comprendió.

Lo que decidieran hoy, sería definitivo y eso la hizo temblar. Toda la resolución acumulada durante los días pasados escapó como el aire de sus pulmones. Fugaku permaneció silencioso con los brazos cruzados y los ojos cerrados detrás del escritorio sin mover un sólo músculo. El sitial donde estaba sentado lo hacía ver aún más imponente y Sakura supo que estaba jodida.

- Buenos días. - la voz gruesa hizo temblar sus entrañas y reconoció el miedo que él le provocaba.

- Tome asiento, por favor. No tenemos tiempo que perder. - Sakura obedeció mecánicamente.

- Antes que nada, todo lo dicho en esta reunión, permanecerá dentro de estas paredes y entre nosotros tres. Legalmente, si usted está de acuerdo con los términos y condiciones, y firma, será expuesta a demanda por parte de mi cliente si en algún momento decide romper el contrato. - el abogado pareció notar el labio tembloroso de Sakura, porque se apresuró a aclarar. - Por supuesto, antes que nada, se deben trazar esos términos y condiciones, por lo que ambas partes deberán llegar a un acuerdo antes de que se estipule por escrito y sea finalmente firmado. - él le dedicó una sonrisa condescendiente y los dientes de Sakura se apretaron.

A continuación, procedió a leer parafernalia legal que Sakura realmente no escucho. Seguía mirando fijamente al hombre sentado frente a ella, tratando de descubrir una debilidad, pero falló miserablemente. Nunca pudo leer a Sasuke, habiendo pasado años a su lado, debería dejar de intentarlo con su padre.

- Bien, ahora procedamos a los términos. El señor Uchiha plantea ciertas ventajas y beneficios, si usted acepta contraer matrimonio con su primogénito. Sus requerimientos son mínimos a cambio de... - eso pareció finalmente despertar a Sakura de su estupor.

- ¿Por qué no está él aquí? - le preguntó directamente a Fugaku, había tácito desafío. El hombre mayor la miró con desdén antes de contestar.

- ¿Y por qué necesitas qué él esté aquí? - una pregunta válida se dijo Sakura, haciéndola plantearse porqué quería que Itachi estuviera ahí. La rabia comenzó a burbujear lentamente dentro de su estómago.

- Porque él es el principal involucrado en esto. Me parece deleznable que envíe a su padre y sus lacayos a hacer el trabajo sucio. Lo mínimo que espero del hombre con el que pretenden que me casé, es que se haga cargo de sus propios asuntos. - sus palabras salieron duras, igual de duras que los rasgos que se había puesto como una máscara.

La leve inclinación de la comisura de los labios del hombre frente a ella, le dijo que se estaba burlando y no pretendía tomarla en serio.

- Itachi no tiene nada que ver en esto. Es entre nosotros dos y nadie más. Y una de las estipulaciones que exigiré hoy, es que Itachi jamás debe enterarse de esta reunión ni de lo que en ella se acordó. Nunca. Jamás. - las últimas dos palabras las recalcó para que ella no las olvidará 'jamás' y eso sólo planteó más incógnitas. Si Itachi no estaba al tanto de esto, entonces por qué insistían en ello.

- ¿Bien? - la increpó, quería una respuesta ahora.

- Yo... No voy a afirmar nada hasta escuchar todo. - su voz por fin hizo presencia. Necesitaba mantenerse firme o la iban a destrozar. La sonrisa del mayor se hizo más evidente al notar que ella finalmente mostraba el carácter por el que era reconocida, pero si ni Tsunade pudo pasar por sobre él, está niña tampoco lo haría.

- Perfecto. - agregó confiado. - Mis exigencias son pocas realmente, puedes disponer de todo el dinero que desees para cualquier proyecto mundano que tengas en mente y a cambio debes contraer matrimonio con Itachi. Antes de acabados los dos primeros años, debes haber concebido un heredero. Mi hijo jamás deberá enterarse sobre este trato o su cambio de opinión. Deberás vivir en la casa principal junto con nosotros, se habilitará un espacio exclusivo para su uso y privacidad, pero mi esposa desea ser participe en la crianza de sus nietos, por lo que no podrán irse. - los puños de Sakura se apretaron. Ni siquiera podría tener su propio espacio.

- No entrené durante años para convertirme en ama de casa. Soy la segunda mejor médico ninja entre las cinco naciones shinobi y no pretendo dejar de lado lo que amo. - tenía que dejar en claro que podría conceder ciertas cosas, pero su carrera sería intocable. Fugaku la observó con los ojos entrecerrados un momento antes de continuar como si sus logros fuesen insignificantes.

- Puedes seguir trabajando en el hospital, si eso es lo que deseas, siempre y cuando dediques el tiempo que corresponde a la crianza de sus hijos. Los tres primeros años son indiscutibles en la presencia de la madre. - hizo un gesto despectivo con la mano. - Luego de eso, Itachi puede hacerse cargo de ellos y su entrenamiento, siempre se ha hecho así en nuestro Clan y nuestra familia. -

La frente de Sakura se arrugó. No podía esperar dedicar tanto tiempo y aplazar durante años su pasantía en Suna. Una gota de sudor recorrió la curva de su columna asentándose en su zona lumbar. Se removió incómoda por la sensación.

- Lo entiendo, pero tengo que viajar a Suna y no puedo aplazarlo más de dos años. - agregó dudosa. Fugaku vio su debilidad y como el estratega que fue y aún era, reconoció la abertura. "Te tengo"

- No veo el problema. - su sonrisa amablemente falsa la atrajo como la miel a la mosca. - Todo se soluciona si quedas embarazada pronto. Quizás podamos hacer una concesión y luego de los primeros dos años puedes hacer viajes esporádicos, siempre y cuando cumpla con deberes. - vio la duda en la frente de la mujer. Se estaba mordiendo el labio y sus ojos verdes estaban cristalinos. Había rastros de sudor en su cuello, tensión en sus hombros y estaba seguro de que sus manos estaban temblando.

- Puedes tener todo lo que has deseado, sin dejar nada por lo que has luchado. - luego de sus palabras suaves, sólo se escuchó el rasgueo de la pluma sobre el papel.

- ¿Cuánto tiempo tengo que estar casada? ¿Cuál es la fecha de caducidad de este matrimonio? - preguntó de pronto, no podía ser tan fácil. El ceño de Fugaku se arrugó imperceptiblemente.

- No existe esa opción. - fue rápido como un rayo.

- ¿Y si Itachi quiere divorciarse? - se le ocurrió de pronto. - No quieres que sepa lo que está sucediendo aquí, pero tampoco lo puedes obligar a permanecer con una mujer que no ama. Si él quiere divorciarse ¿Qué pasará? - por primera vez sintió que algo de la presión disminuía a su favor.

El hombre permaneció en silencio sopesando esa opción, si Itachi quería separarse de Sakura, no podía prohibirselo. Ninguno de ellos estaba al tanto de sus almas y lo que significaban, decirle a su hijo las razones y el por qué estaban haciendo esto sólo aceleraría el proceso de muerte. El silencio se extendió entre ambos por demasiado tiempo.

- Está bien. Si Itachi desea divorciarse, es su elección, pero si ese divorcio es incitado por tu comportamiento adultero o tus actitudes beligerantes, Itachi se queda con tus hijos. - sintiéndose con la sarten por el mango, apoyó el antebrazo sobre el escritorio y espero su respuesta.

Sakura se congeló. Su cerebro buscó en vano la forma de contraatacar esa cláusula. No es que ella tuviese el estómago para engañar a alguien, y aunque no sabía la clase de hombre que era Itachi, no podía confiar en él. Había esperado durante años a Sasuke, rechazando a buenos hombres, creyendo tontamente que debía guardarse para él. A pesar de las circunstancias, traicionar a Itachi de esa manera no había pasado por su cabeza, incluso si él se lo mereciera... Si tuviesen hijos, sería incapaz de cometer tal tontería sólo para perderlos.

Los objetivos de su vida fueron creados y guiados para traer el bien, dar cabida a esos niños abandonados y expuestos al sufrimiento producto de las guerras, el hambre y la vida shinobi. Eran cientos de niños como Naruto, Sasuke y Gaara, expuestos a la crueldad del mundo, completamente inocentes. Habían estado solos o habían visto a sus seres queridos morir, ella no podría exponer a sus futuros hijos a esa clase de sufrimiento, por eso estaba aquí. Ella ya se había sacrificado antes, podría sacrificarse ahora y vender su alma al diablo sólo para traer algo de paz y disminuir las penas de los más desvalidos. Ella podía hacerlo, se dijo.

Lo miró directo a los ojos, sus orbes verdes llenos de determinación, no dejaría que la siguiera viendo débil. Este hombre era implacable, no podía permitirse cometer un error.

- Aceptó. - confirmó sus pensamientos. Fugaku le sonrió, pero Sakura no le regresó el gesto, sólo había desafío en su expresión. Y a pesar de estar retándolo, sus piernas no dejaban temblar.

Luego de ese intercambio, la conversación se redujo a detalles legales y su voz se desvaneció a esporádicos monosílabos con la mente lejos de allí. Cuando esa tortura terminó, la hicieron firmar una docena de documentos que ni siquiera se tomó el tiempo leer, sólo quería que todo acabará. Los últimos puntos en agregarse fueron pasar tiempo con Itachi para poder conocerse y luego del matrimonio, tendría al menos dos meses de "vacaciones" obligatorias.

A cambio había exigido escoger sus propios tiempos para viajar a Suna y las semanas que pasaría allá, con un máximo de dos meses. Apretó los dientes, sabiendo que estaba vendiéndose y eso la dejaba muy mal frente a los ojos de este despreciable hombre. Pero fin justifica los medios, se convenció. E Itachi finalmente comprendería que desearla a ella podría convertirse en su peor pesadilla.

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Fugaku finalmente muestra su verdadero rostro, todo sea por mantener a Itachi con vida.