Infinitamente Roto 14
Buenas, no pude publicar antes, porque este capítulo me dio varios problemas y lo tuve que modificar varias veces. Espero que les guste el resultado.
He publicados historias más, por si gustan darle un vistazo, por supuesto, también son Itasaku. Aunque debo decir que en Space Between Us, habrá sorpresas.
Gracias por leer mis historias y sobre todo a quienes dejan reviews, alimentan a la musa famélica.
Itasaku AU Post Masacre
Sakura estaba perdida bajo la calidez del hombre sobre ella. Sintió su brazo bajo su hombro y luego dedos trémulos envolver su nuca; sostuvo su cabeza con demasiada delicadeza mientras la besaba lentamente al comienzo y profundizando rápidamente. El centro de su estómago vibró y se rindió.
Los dedos ásperos y temblorosos vagaron por su seno y abrieron su blusa, dejando expuestos sus pechos envueltos por encaje rosa. Sus pezones erguidos se endurecieron bajo el pellizco de dedos curiosos, haciéndola jadear. La niebla de la lujuria emboto sus sentidos, humedeciendo no sólo sus ojos. Cualquier pensamiento racional completamente olvidado la dejó maleable y dispuesta.
Su falda oscura se deslizó hacia arriba por sus caderas, arremolinándose sobre su cintura cuando el muslo masculino empujó entre sus piernas. Y de pronto sus manos ásperas estaban dejando rastros calientes allí por donde pasaban, haciéndola desear sensaciones desconocidas.
Todo pareció magnificarse. Su lengua húmeda se arrastró por su cuello hasta su clavícula, haciéndola perder el control. Sus uñas cortas se enterraron contra la carne firme de la espalda masculina dejando surcos de media luna sobre la pálida piel. El único sonido que escuchó fue el ronroneo apagado sobre la unión de su cuello y su hombro.
Se revolvió ansiosa bajo él, abrumada por todas esas sensaciones nuevas y quería más, mucho más.
-Por favor... - susurró ella. Y él pareció responder a ese llamado silencioso acariciando el ápice de sus piernas por sobre la tela de sus bragas húmedas. Ese simple toque la hizo jadear y alzar sus caderas para ir a su encuentro.
Y fue él quien se detuvo. Tenía el corazón acelerado, los músculos duros y estaba a segundos de colapsar sobre ella. Descendió lentamente sobre el cuerpo femenino e inspiró su embriagador ahora.
-Lo siento. - dijo con la respiración acelerada. Esa inesperada disculpa pareció despertarla de su ensoñación y se puso rígida. Sus ojos verdes permanecieron fijos en el techo blanco de la habitación sin atreverse a verlo a la cara.
Lo sintió temblar mientras se deslizaba por sobre su costado y se recostaba a su lado. Cerró los ojos para tranquilizarse cuando lo sintió besar su hombro.
-Realmente lo siento. - lo escuchó otra vez. La voz masculina salió ronca y demasiado débil. Ella volvió la cabeza lejos de él y se mordió los labios: realmente quería llorar.
No se atrevió a moverse, pero su cuerpo débil colapsó por el sobre esfuerzo y se encogió sobre sí mismo tosiendo bruscamente. Sakura se sobresaltó y giró la cabeza hacia él; tenía una mano sobre su boca, conteniendo una tos acuosa. Una lágrima escapó del borde de su ojo cuando se inclinó hacia el otro lado y deslizó sus piernas temblorosas por el borde de la cama hacia el suelo.
Se tambaleó cuando dio el primer paso hacia el baño, pero se recuperó rápidamente. Fue en busca de agua y regresó a su lado. Le acercó el líquido a la boca y lo instó a beber sorbos cortos. Él la miró con esos ojos negros mientras bebía, pozos oscuros brillantes fijos en sus ojos verdes. -Gracias. - dijo, alejando el vaso de su boca.
Sakura se quedó observándolo sin realmente verlo unos segundos antes de mirar el vaso en sus manos. Mecánicamente lo dejó sobre la mesa Pasteur a un lado de la cama mientras le daba la espalda, se tomó un momento para inspirar profundamente y recomponerse.
Fue inevitable echar un vistazo a su ropa después: la bata blanca estaba desordenada, su blusa roja estaba abierta, el sujetador de encaje estaba torcido y su falda negra estaba arrugada sobre su cintura, dejando al descubierto sus diminutas bragas.
Apretó los dientes mientras se bajaba la falda, se ajustaba el sostén y subía el cierre de su blusa. Su respiración se aceleró de indignación y vergüenza por sí misma. Se llevó una mano al cuello, sintiendo el calor sobre su piel húmeda, preguntándose cómo había sido capaz de llegar a tal extremo y la facilidad con que podría haber ido hasta el final.
Se sintió agradecida con el hombre por haberse detenido, fuese cual fuese la razón para hacerlo.
-¿Sakura...? - escuchó la voz ronca detrás de ella y se encogió cuando dedos mojados y arrugados tocaron su muñeca. Ella observó el gesto con desapego, pero no hizo nada por alejarlo. Itachi espero, pero sólo obtuvo silencio y su estómago se encogió.
-Lo siento. - susurró. Inclinó la cabeza hacia abajo, pensando en sus siguientes palabras, arrepentido. -Siento haber... -
- No te disculpes. - lo interrumpió. -No ocurrió absolutamente nada. - Itachi permaneció quieto y frunció el ceño, no esperaba la amargura que se filtró en su voz. La vio inclinar la cabeza hacia adelante con cansancio y se preocupó. Se acercó un poco más y puso la mano en su hombro.
-¿Te sientes bien? - preguntó suavemente. Ella se tensó y luego la escuchó soltar una carcajada llena de ironía.
-Esa debería ser mi línea. - dijo en cambio. Ahora fue Itachi quien se tensó, qué estaba pasando. Sakura prosiguió -No sé qué hacer con esto. - hizo un gesto con las manos abarcando un espacio indefinido.
Él contuvo un suspiro, sabía que era demasiado pronto. Sabía que ella lo odiaría. Verla cerca de él después de tanto tiempo había despertado un hambre devoradora. Quería tocarla, quería tenerla, pero se había detenido, estando consciente de que no era lo correcto. Ella se merecía algo mejor que esto.
-Me disculpo por mí actuar. No fue correcto aprovecharme de ti. - se disculpó por tercera vez e infundiéndole firmeza a su voz, continuó. - Pero no sabes cuánto te extrañé... No me voy a retractar - susurró contra su espalda mientras apoyaba su frente entre sus escapulas. Sakura sintió el suave calor de la cercanía de su cuerpo contra ella y estuvo tentada de huir, pero permaneció quieta. Observó la ventana de la habitación tratando de entender todos los sentimientos que él despertaba en ella.
-No nos conocemos... - señaló ella a cambio.
-Tenemos una vida para eso. - se atrevió él y aquello la hizo volver a la realidad. Se enderezó bruscamente, alejándose de la cama, se cruzó de brazos aun dándole le espalda y se contuvo de soltar la amargura que aquellas palabras le provocaban en la boca de su estómago. Itachi perdió el equilibrio momentáneamente, obligándolo a ajustar su posición sobre la cama. Se cubrió con las mantas hasta la cintura, tratando de ignorar su desnudez.
"No me quiero casar, no me quiero casar, no me quiero casar..." se repitió como un mantra dentro de su cabeza y estuvo tentada de decírselo.
-Apareciste de pronto en mi vida, prácticamente muerto y ahora lo estás trastornando todo. - agregó en cambio con ira reprimida, pero rápidamente su tono se llenó de tristeza. -Cuando me tocas no sé lo que me pasa... - complementó de pronto y se mordió el labio, conteniendo un sollozo.
- Y yo no puedo dejar de tocarte. - confesó sin pesar.
Sakura se giró hacia él sorprendida y observó su semblante tranquilo; parecía mucho más joven que la primera vez que lo vio. Su pecho desnudo se expandió cuando respiró profundo y su mente se inundó de imágenes de él: cuando lo conoció, su cuerpo colapsado luchando por respirar, su resignación, sus ojos brillantes cuando la abrazó, cuando la tocó, cuando la beso y... ¡Kami! Era hombre atractivo, reconoció; demasiado atractivo para ser real, se recordó.
-No es suficiente. - sentenció. No podía seguir haciendo esto, había demasiado en juego.
-Entonces ¿por qué? - preguntó él, cambiando su expresión drásticamente.
-¿Entonces qué? - dio un paso hacia atrás.
-¿Por qué te vas a casar conmigo? - ahí estaba la estúpida pregunta otra vez. Lo miró fijamente a los ojos.
Tu padre se aprovechó de mi estupidez y me hizo firmar un contrato que me obliga casarme contigo... Ella alejó su cabello rosado de su mejilla con brusquedad.
-¿Sakura...? - la llamó el Uchiha. La piel sobre su nariz estaba arrugada, pronunciando aún más las líneas de cansancio bajo sus ojos negros. Su nombre salió suave, había preocupación palpable en el tono de su voz y eso hizo fluir una calidez inusual dentro de su pecho.
-Estoy bien. - contestó de golpe. Se frotó los ojos con dos dedos, respirando profundamente. -¿Cómo te sientes? - preguntó de pronto.
-Mejor. - había un brillo acusador en los ojos negros y eso la hizo sonrojar. Fue inevitable desviar sus ojos hacia su desnudez. Itachi bajo la vista y le hizo un gesto con la mano para que se acercara. -Ven. - su tono fue bajo y ronco.
Ella se resistió al principio. Apretó los músculos de sus brazos con sus manos, antes de rendirse y acercarse con evidente reticencia. Él tomó sus codos cuando estuvo lo suficientemente cerca. Sus pulgares acariciaron suavemente la piel rugosa y la acercó más a él. Sakura cerró los ojos cuando fue envuelta por el calor de su cuerpo al llegar a su lado.
-Quiero casarme contigo. - le susurró él al oído. La piel de Sakura se erizo allí donde su aliento la acarició y tembló. Apenas la tocó, pero hizo florecer el deseo dentro de su vientre y se obligó a retroceder contra las sensaciones que su cuerpo le exigía que experimentará nuevamente.
-Y me casaré contigo. - se contuvo de quitar el flequillo oscuro de sus ojos y recuperando el aliento fijo sus ojos verdes sobre él. -Si te sientes mejor, puedes terminar de asearte en el baño. Si considera que no puede, enviaré a alguien para que lo asista. Tengo una cirugía dentro de quince minutos y debo prepararme. - inclinó la cabeza y se alejó.
Las manos de Itachi quedaron suspendidas mientras Sakura rodeaba la cama y huía. Las bajó lentamente y no pudo evitar reconocer la distancia que se extendía entre ambos. Parecía responder sin dificultad a sus avances, pero cuando se trataba de profundizar en sus sentimientos con respecto a él, corría siempre en dirección contraria.
Lentamente se dejó caer al suelo, cuando escucho el click de la puerta cerrarse detrás de él, tambaleándose, se dirigió al baño. Abrió el agua caliente y suspiró contra la calidez del agua. Permaneció muchos minutos sólo disfrutando el calor que relajaba lentamente sus músculos agarrotados por el tiempo en cama. Inevitablemente, sus pensamientos regresaron a la mujer que nuevamente le había regresado la vida; Sakura.
No sabía cómo hacerle entender que él podía hacerla feliz. Fue inesperado y gradual para él interesarse en ella, y sin darse cuenta, había comenzado a albergar sentimientos cada vez más profundos por aquella chica que lo había curado sin pedir nada a cambio. En ese momento supo la clase de persona que era; altruista, dedicada y entregada, y esas cualidades eran difíciles de encontrar en un shinobi.
Y todo eso parecía nada cuando pensaba en lo que provocaba dentro de él: no estaba dispuesto a dejarla ir. Ahora sólo debía demostrarle que él sólo quería hacerla feliz. Su mente rebusco dentro de su memoria por maneras de acercarse a ella, y cuando descubrió que escasamente había tenido contacto con el sexo opuesto en este tipo de situaciones; decidió pedirle ayuda a su madre.
/
El corazón de Sakura ya se había tranquilizado por completo al llegar a su oficina. Aun así fue difícil quitar el olor de Itachi de su cuerpo y por cada bocanada de su aroma, algo en el fondo de su estómago se agitaba. Esta fue la primera vez que había llegado tan lejos con un hombre.
Nadie nunca la había tocado tan íntimamente y provocado todas esas sensaciones tan... Tan maravillosas. Cerró los ojos y se dejó caer contra la puerta cerrada de su oficina. Sus puños apretados a los costados de su cuerpo se relajaron finalmente y todo lo que pudo hacer fue llevar sus palmas abiertas a su vientre.
Ese hombre había logrado hacer lo que ninguno pudo antes: hacerle perder la razón. Su mente trajo su imagen y el ápice entre sus piernas vibró y las cerró por instinto. Agitada se llevó las manos al rostro y trató de despejar la neblina de su mente y el olor de él inundó sus fosas nasales.
Sus ojos se abrieron y las lágrimas se derramaron por sus mejillas; estremeciéndose reconoció el miedo en el centro de su estómago; no conocía a Itachi y tuvo pánico del control que tenía sobre ella. Debía haber una forma de mantenerse fiel a sí misma y no caer.
Con rabia reprimida, se frotó bruscamente el rostro para alejar la humedad y la sensación ahogada de su cuerpo. Tenía que mantenerse alejada de Itachi, pero sabía que no podría ser. Fugaku estaría sobre ella en cuanto su hijo saliera del hospital, no había forma de retrasar lo inevitable.
