Infinitamente Roto 16

No pretendía demorarme tanto en publicar, pero me estanque un poco en este capítulo, por eso mismo es más corto, ya que es una transición.

Ahora, aunque tenía muchas ganas de escribir, realmente no podía, llevo desde navidad enferma, y como guinda del pastel, me fracture un dedo. Sé que no debería decir esto, pero supongo que a veces hay que ser sincero con uno mismo, soy una depresiva autodestructiva que se ha provocado una ulcera por alcohólica. A eso súmenle todos mis problemas de salud anteriores, mi tiroides, mi azúcar, mi hígado y blah blah blah. Lo más gracioso de todo esto, es que había reducido mi consumo de alcohol a prácticamente cero desde octubre, y ahora me pasa esto.

Life is a bitch!

No los molesto más con mis tonterías, así que espero que disfruten este capítulo, volveré a las publicaciones semanales. Espero que hayan pasado unas fantásticas fiestas junto a sus seres queridos, y feliz año 2022 atrasado.

Gracias a quienes se suscriben y comentan esta historia, alimentan a la musa con síndrome de abstinencia. Me disculpo por mi humor negro, es natural en mi jajajaja

AU Itasaku Post Masacre

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Y mientras Itachi se fortalecía, ella se desvanecía.

Él tardó tres días en notarlo. Cuando sus visitas se hicieron a diario y a la misma hora. Llegaba después del almuerzo y se iba antes de la cena. Parecía que sólo estaban ellos dos cada vez y eso le dio un respiro a su angustiada existencia.

Itachi rápidamente se acostumbró a sus encuentros y los esperaba con ansias. Su rutina había cambiado para su beneficio, entrenaba por las mañanas y dedicaba las tardes a su prometida. Casi parecía perfecto, hasta que su estado fue más allá de lo evidente: Sakura se estaba marchitando, justo frente a sus ojos y se sintió completamente impotente.

Habían pasado unos días desde que ella había aceptado su noviazgo. Una semana donde se habían conocido cada vez un poco más y había comenzado a amar cada parte individual de ella. Era muy inteligente, sus intenciones siempre parecían ser buenas y se preocupaba sinceramente por quienes la rodeaban.

Sus conocimientos no se limitaban solamente a la medicina, sabia de política, estrategia, historia, filosofía, matemáticas, etc. Y eso lo fascinaba, porque le seguía fácilmente el ritmo.

Compartieron libros, opiniones e ideologías que le hacían vislumbrar un matrimonio que nunca imagino tener y con el que sólo había soñado: compartir el futuro con una compañera de vida, no sólo una esposa de nombre como solían criarlas los Uchiha. Ella, contra todo pronóstico, había llenado todas sus expectativas.

Y aun así, nada podía ser tan perfecto ¿no?

No conocía a su familia ni a sus amigos. Había sido compañera de Sasuke y apenas se miraban cuando se encontraban durante su permanencia en su casa, y siempre parecía tener una sonrisa pegada a su boca que estaba comenzando a hartarlo.

Lo más preocupante fue su estado físico, cada vez más delgada, cada vez más decaída, cada vez más ensimismada y en el fondo de sí mismo, lo odiaba. Había sido tan brillante y ahora parecía una llama a punto de extinguirse.

Él había intentado acercarse y convertirse en su refugio, ser su confidente, pero ella se había vuelto cada vez más hermética.

Al cuarto día de sus encuentros, ella comenzó a quedarse dormida. La primera vez la encontró en el engawa luego de preparar el té, la dejó descansar, cubriéndola con una manta. Se despertó cuando su madre regresó más tarde a casa y se fue rápidamente, deshaciéndose en disculpas.

La segunda vez, fue al otro día. Habían estado mirando el jardín cuando la sintió caer sobre su hombro, no pudo evitar sonreír, así que la dejó dormir. La tercera vez, fue al siguiente; esta vez la tomó en brazos y la condujo a su habitación, recostándola sobre su cama.

Se quedó junto a la ventana leyendo mientras ella dormía. Los días pasaron y ella pasó la mayoría del tiempo durmiendo durante sus visitas. En el octavo día, decidió que ya había sido suficiente. Espero a que despertará para saber qué estaba ocurriendo.

Sakura yacía sobre la cama de costado e Itachi se sentó junto a ella en el borde. Se inclinó para observar su rostro en paz, pero hizo una mueca al ver el tono púrpura bajo sus ojos. Puso su palma sobre su mejilla y acarició suavemente el borde de su ojo derecho para despertarla. Sakura abrió los ojos de golpe y lo miró sin moverse, Itachi no se perdió el ligero temblor de su cuerpo.

-Son más de las siete. - murmuró él.

-Lo siento. Debería haberme ido... - se disculpó ella. Solía irse cerca de las seis de la tarde, para evitar encontrarse con el resto de su familia.

-No importa. - negó él con la cabeza mientras acariciaba su frente y despejaba sus ojos verdes de su flequillo. -Me gustaría que cenaras conmigo. - sugirió.

Sakura se sentó lentamente de lado sobre la cama. Sus piernas quedaron dobladas sobre el colchón mientras sus rodillas empujaban la cadera de Itachi. Se frotó los ojos para despejarse.

-No, por favor... - susurró ella cabizbaja.

-¿No qué? - preguntó tomando sus manos y acercándola a él. Sakura se dejó llevar y se recargo sobre su pecho, Itachi la envolvió por los hombros y le acarició el cabello, rara vez se había dejado tocar por él y sintiendo su vulnerabilidad, el deseo de reconfortarla fue poderoso dentro de su pecho.

-No me obligues a estar frente a tu familia, por favor... - pidió ella con la voz quebrada y el Uchiha frunció el ceño.

-¿Qué...? - preguntó Itachi y Sakura tardó unos segundos en notar que no debería haber dicho esas palabras. Su corazón se aceleró de pánico y sus manos temblaron cuando se aferró a la tela de la camisa del hombre frente a ella.

Lo miró a los ojos negros y vio los engranajes girando, no lo pensó una segunda vez mientras se abalanzaba sobre él y lo besaba. Itachi la sostuvo de los hombros y ella cruzó sus brazos detrás de su cuello. Él no tardó en rendirse y corresponder el inesperado contacto.

Fue él quien dio el siguiente paso y lamio los labios rosados. Sakura respondió abriendo la boca y profundizando el beso, tratando de aplacar un hambre desconocida que la invadió de pronto.

Y ninguno supo cuánto tiempo pasó, pero cuando se separaron por aire, ambos jadeantes; Sakura estaba sentada sobre el regazo del Uchiha completamente abrazada a él mientras Itachi sostenía sus glúteos sin recato. Ambos se congelaron momentáneamente ante el arrebato.

-Lo siento... - se disculpó ella evitando mirarlo, se deslizó lentamente de sus piernas hacia la cama, Itachi la dejó ir en silencio. Cuando volvió a mirarlo, él tenía el semblante en blanco y la estaba mirando de forma extraña. -No debería haber hecho eso. - hizo un gesto con la mano entre ellos, pero él sólo negó con la cabeza, y no hizo ningún comentario al respecto.

-¿Cómo te sientes? - le preguntó en cambio. Sakura miró esos profundos ojos negros y descubrió que no eran realmente negros, había un azul tan oscuro dentro, que parecía estar mirando hacia el cielo nocturno. La mano masculina la sacó de su estupor cuando le acarició el dorso de la suya.

-Sólo estoy cansada. - susurró. Bajó sus ojos verdes se concentraron en la mano tocándola suavemente. Su mente se llenó de imágenes donde esas manos tocaban sus lados más ocultos e inexplorados y desvió la vista lejos de él.

-Siempre estás cansada, Sakura. Desde que comenzaste a venir, pasas la mayor parte del tiempo durmiendo. No me malinterpretes, me gusta que te sientas en confianza, pero parece que no sólo, no estás descansando, sino que tampoco estás comiendo. Te estás desvaneciendo, y quiero saber si es por mi causa. - su voz fue suave y calmada, siempre evitando el reproche en su tono.

El semblante de ella palideció ante lo que sus palabras implicaban e Itachi supo que él tenía algo que ver en su lamentable estado.

-No. En serio, yo... - casi se ahogó con sus propias palabras cuando trago con dificultad al ponerse de pie bruscamente. -He tenido mucho trabajo últimamente, dame unos días y me recuperaré. - miró a cualquier lugar menos a él. La vio dar dos pasos hacia la puerta y de pronto pareció cambiar de opinión, apresurándose hacia la ventana de la habitación. Adoptó una postura tensa mientras miraba hacia abajo y luego saltaba hacia afuera.

Itachi se quedó sentado en la cama mirando hacia la ventana ahora vacía. Dos golpes en la puerta lo hicieron volver la vista.

-Adelante. - dijo en voz alta.

-Nii San. - se escuchó antes de abrirse la puerta. -La cena está lista. - anunció Sasuke desde el pasillo mientras evitaba entrar. El mayor comprendió el actuar de su hermano, estaba evitando encontrarse con Sakura.

-Ella no está. - señaló poniéndose de pie y yendo a su encuentro. La tensión en los hombros del menor disminuyó notablemente. Juntos bajaron a comer, pero Itachi aún tenía su mente puesta en Sakura.

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Sakura apenas durmió esa noche, como todas las noches anteriores. Aún daban vueltas dentro de su cabeza las palabras deslizadas en su somnolencia. El hombre era perspicaz y sabría leer entre líneas. Estaba segura que no lo dejaría ir tan fácilmente.

Estaba obligada a visitarlo aún y está vez aplicó un maquillaje ligero sobre sus ojos, tratando de esconder la evidencia de su constante estrés, incluso se pintó los labios de rosa, desesperada por darle algo de color a su palidez enfermiza.

Cuando Itachi le abrió la puerta esa tarde, se quedó quieto observándola unos segundos antes de dejarla entrar. Esta vez no la hizo pasar al jardín sino que la condujo directamente a su habitación, cerrando la puerta detrás de ellos.

Sakura se quedó de pie en la entrada sin saber qué hacer cuando él se sentó en cama y la miró con sus hermosos ojos oscuros con aquellas anormalmente largas pestañas.

-¿No quieres sentarte? - le preguntó él con una expresión indescifrable en el rostro. Ella titubeó un momento antes de asentir y acercarse. -¿Cómo te sientes hoy? – ataco inmediatamente, ni siquiera se había acomodado aun.

-Mejor. - respondió, no pudo evitar aferrarse a sus propias manos mientras cuadraba sus hombros y apretaba sus rodillas juntas.

-¿Estás segura? - inclinó la cabeza para verle el rostro y ella se sonrojó ante su escrutinio.

-Si... Sí. - tartamudeo. Itachi no le creyó ni por un segundo, recorrió su rostro y descubrió fácilmente el maquillaje, pero no dijo nada. En cambio, le acarició el cabello y la frente con el pulgar.

-Quiero que seas feliz, Sakura. Dime si hay algo qué pueda hacer para aliviar la carga... - Ella cerró los ojos relajándose bajo su tacto. Había cierta contradicción dentro de ella cada vez que él la tocaba, no quería que lo hiciera, porque cada vez que lo hacía, su cuerpo se derretía en busca de más.

Itachi permaneció atento a cada cambio en su expresión y no pudo evitar sonreír al verla disfrutar la tierna caricia. La vio buscar su mano con la mejilla, descansando sobre su palma.

-Déjame ir... - susurró ella de pronto y la sintió congelarse bajo sus dedos, sus ojos verdes fijos en los suyos. -Yo... – su labio tembló, todo este tormento estaba ahogándola y sus pensamientos más agobiantes se deslizaban por su boca sin control, exponiendo sus más profundos sentimientos.

-¿A dónde? - le preguntó él con curiosidad y un escalofrío le recorrió la espalda antes de soltar un suspiro.

-A Suna... - no había engaño en pedir, se dijo ella mentalmente.

-No necesitas pedirme permiso, Sakura. Eres libre, quiero que seas libre, pero sobre todo, quiero que seas feliz. - los ojos verdes se llenaron de lágrimas antes de esconder su rostro sobre el pecho masculino. Itachi la abrazó, envolviendo sus brazos sobre su espalda y la mantuvo contra él.

No había sido difícil comunicarse ¿no?