Infinitamente Roto 18
Muchas gracias a quienes comentan esta humilde historia, alimentan a la musa con crisis y en abstinencia.
Me disculpo por posibles faltas de ortografía y redacción que se me hayan pasado y sobre todo, me disculpo por tardar en publicar. Hubo algunos contra tiempos que me impidieron subir el capítulo.
AU Itasaku Post Masacre.
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Mientras Sakura estaba fuera, Itachi deseo hacerle un regalo. No sabía sobre sus gustos o deseos, pero luego de ver la distancia que había creado, creyó en disminuir la brecha entre sus amigos y su familia. Por lo que buscó a sus padres para conocerlos y saber más sobre su futura esposa. Le pidió ayuda a su madre para poder obtener su dirección.
Estaba atardeciendo cuando golpeó la puerta de aquella casa en la zona residencial civil de Konoha. Abrió un hombre delgado y joven de cabello claro, pero con pronunciadas arrugas bajo los ojos. Parecía algo triste cuando lo vio.
-Buenas tardes. - lo saludo Itachi con una inclinación de cabeza. El hombre asintió y lo miró interrogante.
-¿Qué se le ofrece? – pregunto con las cejas alzadas.
-Soy Uchiha Itachi... - se presentó y el semblante del hombre se endureció.
-Está muy lejos de su distrito. - dijo con amargura. -Nosotros no tenemos tratos con ninjas. – señaló, la amargura se filtró por su tono endurecido.
-Me disculpo, pero vine por un asunto en particular y me gustaría que habláramos. - en ese momento escucho una voz de mujer acercándose.
-¿Quién es, Tori? - preguntó apareciendo a su lado. Era una mujer muy hermosa, de ojos verdes iguales a los de Sakura y una melena larga de color rojizo claro. Ahora sabía de donde había sacado su prometida su belleza natural.
-Es el heredero de los Uchiha. - el rostro femenino se ensombreció.
-¿Qué es lo que quiere, señor? - preguntó a la defensiva.
-Me gustaría hablar sobre su hija Sakura. - los verdes se llenaron de lágrimas.
-Ella ya no vive aquí. - su voz sonó rota.
-Lo sé. Ella ha aceptado casarse conmigo y considero que es mi deber hablar con sus padres. - había bajado el tono de su voz, tratando de infundirles confianza.
Ambos se miraron y ella hizo un gesto afirmativo mientras el hombre se hacía un lado indicándole que podía pasar. Aun así las palabras duras no se hicieron esperar.
-¿Por qué el heredero de un clan tan prestigioso se casaría con una niña civil sin herencia ni talento? - había desdén en sus palabras, no supo si era por la mención de su clan o por lo de civil. Se sentaron en un sofá amplio en el medio de la sala, él permaneció de pie.
-No vine con ninguna pretensión más que honrar a la familia de mi futura esposa. Me preocupo por su hija y mi único deseo es hacerla feliz. Le debo mi vida. - confesó mientras hacía una pronunciada reverencia.
Hikaru, la madre Sakura, lo miró a los ojos. Sus ojos verdes parecían estarlo analizando y atravesando su alma. El señor Tori en cambio estaba mirando el suelo mientras las manos de su mujer no soltaban las suyas.
-Toma asiento, por favor. - le pidió la mujer después de un momento. Se sentó frente a ellos y espero.
-No hemos hablado con nuestra hija en más de tres años. No sabemos cómo está o lo que ha estado haciendo. – el hombre fue el que habló.
-Realmente lamento oír eso y me gustaría ayudar en la reparación de su relación en la medida de que Sakura lo desee. - sus palabras eran las correctas, eran las que cualquier padre quería escuchar del hombre con el que su hija pasaría el resto de su vida, pero para los Haruno sonaban vacías.
-Lo hicimos todo, pero ella igualmente nos abandonó... - un sollozo ahogado interrumpió las palabras de la mujer frente a él y Tori la abrazo por los hombros con un brazo. -Ni siquiera sabemos qué fue lo que sucedió. - se llevó la mano a la boca.
-¿A qué se refiere? - preguntó Itachi blanqueando su expresión.
-Cuando tenía cinco años conoció a la hija de los Yamanaka y se hicieron muy amigas. Esa amistad fue la razón de que a los seis años decidiera ingresar a la academia ninja. Ninguno de nosotros lo era uno ni tampoco teníamos ascendencia. Pensamos que cuando descubriera que no tenía las aptitudes para convertirse en shinobi, lo dejaría. Pero nos equivocamos. - narró Hikaru.
-No sólo persistió, sino que se esforzó por ser la mejor de la clase. Lo consiguió, pero en vez de ser feliz, sólo parecía deprimirse aún más. Le dijimos que no era necesario que continuará. Le dijimos que nadie podía juzgarla si abandonaba, nosotros siempre estaríamos para apoyarla. No supimos cuán obstinada era hasta que consiguió el rango de genin. – negó con la cabeza.
-Ella no tenía las habilidades necesarias, no tenía nada heredado de nosotros, porque nunca fuimos ninjas. Realmente nos sorprendimos cuando consiguió su primer rango, pero seguimos apoyándola. Ella parecía estar feliz, porque en el equipo que quedó estaba el chico que le gustaba. No podíamos hacer más, ya que realmente no conocíamos nada de ese mundo. - el hombre se puso de pie y se perdió en la cocina, su esposa continuó.
-Y todo fue bien por un tiempo, hasta que de pronto comenzó a llegar con moretones y heridas. Cuando le preguntamos, sólo nos respondió que tenía un nuevo maestro y que era realmente duro y exigente. Lo aceptamos, porque nuestra hija parecía feliz. Los años pasaron y parecía que todo había mejorado para ella. Pero un día regreso después de una semana fuera y todo cambio. Tenia dieciséis para ese entonces, parecía apagada, y aunque le preguntamos qué había sucedido, ella sólo nos mantuvo en la oscuridad y de pronto comenzó a llegar tarde y lloraba todas las noches. Siempre cansada y demacrada. Las pequeñas heridas de entrenamiento de antes, se convirtieron en dedos rotos, manos sangrantes, ojos rojos hinchados, ropa rota y sucia. No sabíamos qué hacer con ella, porque cada vez que intentábamos acercarnos, nos alejaba más. – las lágrimas caían silenciosamente por las mejillas de la mujer e Itachi comprendió su dolor.
-Intentamos hablar con su maestro, pero siendo el Hokage nunca tuvimos la oportunidad. Sólo queríamos saber qué estaba pasando con nuestra Sakura. - Tori intervino mientras dejaba una bandeja preparada sobre la mesa de centro y servía té para tres.
-Cuando finalmente vimos que todo se estaba saliendo de control, le exigimos que dejara ese mundo, queríamos a nuestra hija de vuelta. Pero cometimos un error, discutimos con ella, tratando de hacerle entender que no importaba cuánto se esforzara, nunca estaría a la altura de los hijos de clanes y que nadie la culparía por dejarlo. Al otro día tomó la mayoría de sus cosas y se fue. - dijo la mujer antes de estallar en llanto.
-No hemos hablado con ella desde entonces. - finalizó el hombre entregándole un pañuelo a su esposa.
Itachi pensó en Sakura y lo qué tendría que haber significado que sus propios padres no confiaran ni tuviesen fe en ella. Quizás podría salvar esa brecha si les decía quién era ella ahora.
-No conozco los sentimientos de Sakura con respecto a ustedes, pero conozco los sentimientos que tiene por lo que ha logrado y en quien se ha convertido. Es la kunoichi más fuerte de su generación, se ha convertido en el mejor ninja médico bajo la tutela del mejor médico de las cinco naciones y ha superado todas las expectativas. Fue la segunda más inteligente de su clase y tiene una infinidad de proyectos que ella misma sacado adelante, y que sólo elevan su prestigio por el mundo Shinobi. Para nosotros tenerla como parte de nuestra familia es un honor y un privilegio. - los ojos de ambos padres brillaron ante las palabras de Itachi.
-Incluso es respetada en otras naciones y sus habilidades muy apreciadas. Les dije antes, ella me salvó la vida y la deuda nunca podrá ser pagada. - inclinó la cabeza en señal de respeto.
La pareja parecía estar anonadada, porque permanecieron completamente silenciosos ante la nueva información. De pronto la mujer se colgó del cuello de su esposo y lloró desconsolada. No supo si de alegría o pena. Itachi espero, sintiéndose algo incómodo con la cruda nuestra de emociones.
-Gracias... - dijo al fin el hombre con la voz entrecortada. - Gracias por decirnos. Nunca tuvimos malas intenciones con nuestra Sakura, sólo queríamos que ella estuviera bien. - parecía realmente arrepentido.
Itachi comprendió que nunca tuvieron intención de alejar a su hija, sólo cometieron el error de desalentarla, creyendo que señalar sus fallas la haría recapacitar y al final fue peor.
-Pareces un buen chico. - dijo Hikaru mirándolo con los ojos vidriosos e Itachi supo que había dado el primer paso.
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Sasori se despidió de Sakura en la entrada de la casa mientras le daba un beso en la frente. Ella lo vio alejarse un momento antes de cerrar la puerta. Habían pasado tres días desde que la besó aquella noche y, aunque había sido maravilloso, sólo la había vuelto a besar así una vez más y se sintió completamente decepcionada.
Había esperado un progreso en su relación, pero él se mantenía siempre a una distancia prudente, con toques inocentes y con los besos aún más. A diferencia de su tiempo con Itachi, ella quería algo más con Sasori. Él era una elección libre, aunque no pudiese permanecer con él.
Su tiempo allí en Suna comenzaba a agotarse y no sabía cómo decirle a aquel hombre que ella deseaba más, sin parecer desesperada. Negó con la cabeza mientras regresaba a la cocina y comenzaba a ordenar las cosas usadas en el desayuno. Chiyo había vuelto a su trabajo y deliberadamente había comenzado a dejarlos más tiempo a solas.
Era una vieja astuta, porque jamás hizo un sólo comentario al respecto. Ella sabía que no los había visto, pero sospechaba que algo había cambiado.
Subió a ordenar su habitación y luego bajó para ordenar un poco la sala. La había invitado con él a su laboratorio, pero por hoy prefirió quedarse en casa. Era cerca de la hora del almuerzo cuando llamaron a la puerta. Pensando que era algún mensaje, decidió abrir para recibirlo.
Un hombre de melena rubia y de ojos azules intensos, estaba de pie en el porche de la casa. Inclinó la cabeza hacia un lado con curiosidad cuando una sonrisa ladina adorno sus labios al verla.
-Hola. - dijo ella lavando su rostro de cualquier expresión, no le gustaba la forma en que él la miraba.
-¿Está Sasori no danna? - preguntó el hombre dando un paso hacia la casa, Sakura retrocedió.
-No, está en el laboratorio. - respondió ella frunciendo el ceño. -¿Quiere dejar algún mensaje? -
-En realidad, no. Lo voy a esperar, sí. - dijo mientras avanzaba hacia la entrada y obligaba a Sakura a darle espacio.
-No puedes entrar, él no está en casa. - espetó molesta. Él se pasó la mano por el flequillo evidentemente exasperado.
-Vengo de Iwagakure, mujer. No esperes que me vaya, sí. - dijo entrando y cerrando la puerta por ella. Sakura se quedó aturdida mirándolo, no es que está fuese su casa para dejar entrar desconocidos. -¡Hey! Despierta. - dijo el rubio moviendo su mano frente a su rostro.
-¿Quién eres? - preguntó ella mientras se calmaba y concentraba chakra en su puño dispuesta a sacarlo por la fuerza.
-Soy el mejor amigo de Sasori no danna, sí. Así que tranquilízate. - se quitó el bolso del hombro y se dejó caer desordenadamente sobre el sillón estirando los brazos sobre el respaldo. -Estoy muerto. - agregó soltando un suspiro.
Sakura lo observó todo el tiempo con desconfianza, pero decidió vigilarlo hasta que llegarán los demás, no es que no pudiese defenderse de todos modos.
-Mi nombre es Haruno Sakura ¿El tuyo? - le preguntó seria.
-Deidara. Por cierto, estoy muerto de hambre. - dijo mientras se ponía de pie y caminaba a la cocina, Sakura lo siguió de cerca con el ceño aún más fruncido, su nombre le sonaba de algún lado.
Lo encontró revisando la olla con comida que había preparado. Tomó una cuchara y la probó.
-Esto sabe a manjar de los dioses, la vieja Chiyo no ha perdido el toque, sí. - comentó mientras volvía a probar.
-Lo hice yo. - lo corrigió ella. -Y por favor, usa un plato. - él no respondió, pero trago con dificultad y se acercó al armario para sacar un plato. Se sirvió generosamente y se sentó a la mesa sin ninguna ceremonia. Sakura se resignó y también se sirvió ella, sentándose frente a él.
-Eres muy maleducado. - lo acusó. Él se encogió de un hombro y siguió comiendo, ella no apartó la vista de él.
Cuando terminó, mucho más rápido que ella, se quedó con la mesa observándola con las manos detrás de la cabeza.
-¿Qué? - lo cuestionó ella, ese escrutinio la estaba alterando.
-¿Qué eres de Sasori no danna? - tenía una sonrisa ladina en la boca, ella se sonrojó por la implicación.
-Somos amigos. - respondió.
-Humm. - estaba claro que no le creía. -¿Cómo se conocieron? – indago.
-No es de tu incumbencia. - era un entrometido.
-Da igual, sí. Le preguntaré a él, entonces. - agregó dando un bostezo. -Dormiré una siesta en el sillón hasta que regresen. - anunció poniéndose de pie. Dejó el plato usado en el fregadero y volvió a la sala de estar.
Sakura se quedó aturdida pensando en sus últimas palabras. ¿Sasori realmente le diría sobre ellos?
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Itachi se había sentido algo casando en los últimos días, por lo que había reducido su tiempo de entrenamiento a la mitad, pasando más tiempo leyendo o admirando el jardín que tratando de recuperar su estado físico de ninja.
No volvería al servicio activo según aclaró su padre, por lo que entrenar realmente no era una prioridad inmediata. Aun así, estaba seguro que nunca podría dejarlo del todo.
El pasar tiempo sin ver a Sakura, lo dejaba mucho más atento a los ocupantes de la casa. Había notado que su madre andaba sutilmente pendiente de él, Sasuke parecía más casual, mucho menos tenso, y pasaba largos periodos de tiempo en casa. Se habían acercado bastante en los últimos días e incluso habían quedado de entrenar cuando tuviese tiempo.
Era gracioso que ahora fuese él quien estaba ocupado.
Ese tiempo compartido lo puso mucho más cerca de resolver algunas de las interrogantes que había planteado el comportamiento de Sakura alrededor de su hermano. Quería saber por qué ella parecía evitarlo y tampoco se relacionaban como compañeros de equipo, y ya que Sakura se había negado en rotundo a hablar de ello, sólo quedaba Sasuke para resolver esa duda.
Así fue como lo encontró una tarde a los dos solos después del almuerzo, encontrando la oportunidad perfecta. Itachi lo miró mientras se sentaba a su lado en el engawa.
-Te traje té. - dijo el Uchiha menor dejando una bandeja entre ellos.
-Gracias. - le agradeció Itachi echándole un vistazo casual y preparando una taza para ambos. Pasaron unos minutos en silencio antes de que decidiera hacer la pregunta.
-Me gustaría preguntarte algo, Sasuke. - el nombrado lo miró con una ceja alzada, indicando que lo estaba escuchando. -Sabes que me voy a casar con Sakura ¿cierto? - le preguntó enfocándose en su rostro. No se perdió la mueca en la boca masculina.
-Lo sé. - dijo distante mientras bebía un sorbo de té. -¿Qué hay con eso? -
-Fueron compañeros de equipo, quiero saber qué sucedió realmente entre ustedes para terminar tan enemistados. Y evita mentirme, no me trates como estúpido. - le advirtió y el menor se congeló.
Sus mejillas se colorearon suavemente, revelando sus intenciones. Hizo un ruido desagradable con la boca.
-Tsk... ¿Por qué quieres saberlo? - dejó la taza sobre la bandeja.
-Será mi esposa, la madre de mis hijos y parte de esta familia. Se convertirá en tu hermana política. Realmente no quiero que ella se sienta despreciada o desplazada. Si no son capaces de arreglar esta diferencia, entonces ¿cómo le darán la bienvenida a esta familia como debe ser? – señalo con voz pausada.
Sasuke se sintió debidamente reprendido por su hermano mayor con aquellas palabras. Él realmente no quería estar enojado con Sakura, pero después de lo que había sucedido entre ellos, se había abierto un abismo en su relación casi insalvable.
El equipo se había roto y ella lo odiaba. Se lo merecía, pero ella también cometió sus errores y de pronto todo se había convertido en una lucha de voluntades. Sabía que Itachi no aprobaría jamás su actuar.
-No me siento orgulloso de ello, pero en ese momento, realmente creía que era lo único que podía hacer. - soltó un suspiro cansado y sus hombros se encogieron mientras bajaba la mirada: comprendía completamente el odio de Sakura.
-¿Qué fue lo que hiciste? - la piel entre las cejas de Itachi se arrugó, poniéndose alerta.
-Yo... – dudo un momento antes de respirar profundo y comenzar a contarle.
Flashback
Habían terminado una misión de una semana cerca de Kirigakure y estaban exhaustos. Todos eran chunin por aquel entonces, por lo que el viaje lo habían realizado sólo ellos tres. Habían tomado sus propias decisiones y fue satisfactorio completar una misión exitosa sin ningún problema.
Aunque había una molestia, como solía llamarlo Sasuke. Se quedaron en un hostal que tenía bar abierto durante la noche, y sintiéndose ligeros, decidieron tomar algo después de cenar.
Todo había ido perfectamente bien, hasta que Sakura comenzó con su acercamiento ya no tan sutil. Cuando eran niños solía ser más tolerable, porque a pesar de saber que estaba enamorada de él, ella no había sido tan insistente como ahora.
Tenían dieciséis años y ella siendo mayor que él por varios meses, había comenzado a ser más insistente con su coqueteo, habiendo alcanzado la madurez. Y eso lo hacía sentir cada vez más incómodo.
No es que no la considerará atractiva, sino que simplemente no estaba interesado en lo mismo que ella. No le interesaba una relación en el mejor momento de su carrera como shinobi y ella aún esperaba cosas de él, que realmente no tenía intención de darle.
Relativamente ebrio y molesto con su insistencia, planeó la estupidez más grande que se le había ocurrido: aceptar sus avances.
Así que sin decir una palabra, la dejó acercarse más de lo normal, la dejó tocarlo y él también fue un poco menos aprensivo con sus avances y el contacto. Cuando llegó la hora de dormir, bajo las narices de Naruto, fue él quien se insinuó deliberadamente a Sakura. Ella no perdió el tiempo en subir a su habitación a esperarlo.
Naruto ni siquiera se enteró del acuerdo tácito entre sus dos compañeros de equipo cuando se retiró un momento después.
Sakura estaba ansiosa esperando a Sasuke. Se puso su mejor conjunto mientras se arreglaba con el corazón acelerado de anticipación, finalmente estaría con Sasuke. Pero cuando pasó más de media hora y él no llegaba, se preguntó si había entendido mal sus señales y debía ser ella quien fuese hacía él. Cuando decidió finalmente ir a su encuentro, casi había pasado una hora.
Se detuvo fuera de su habitación pensando en llamar y mirando a todos lados esperando no ver aparecer a Naruto de pronto y que arruinara este tan esperado momento. El tiempo comenzó a hacerse más pesado cuando decidió finalmente golpear la puerta, que se abrió al más mínimo toque.
Dudó antes de cruzar el umbral, hasta que escucho murmullos que la hicieron fruncir el ceño y entrar llena de curiosidad, sólo para ser sorprendida por una escena que jamás podría borrar de su mente: Sasuke tendido sobre la cama con su torso desnudo, el rostro en contracción mientras una morena desnuda saltaba sobre su regazo, dejándola completamente congelada.
El coro de gemidos que ensordeció cualquier sonido para Sakura en un segundo y al siguiente un pitido agudo fue lo único que inundó su cabeza mientras la imagen de un Sasuke excitado, con las mejillas rosadas agarraba las caderas de aquella desconocida mujer y se enterraba en ella profundamente, haciéndolos gritar a ambos de placer, se grababa a fuego en su memoria, dejándola sin aliento.
Todo pareció ralentizarse, haciéndola consciente del sudor sobre la piel de ambos, el sonido de sus sexos húmedos chocando y los jadeos apagados del hombre que amaba, follando con otra mujer que no era ella. Ese pensamiento pareció volverla a la realidad, dando media vuelta, huyo corriendo con el corazón en la boca.
Se encerró en su habitación sólo para correr a su baño y vomitar sus entrañas mientras las lágrimas comenzaban a caer sin control.
Ni siquiera notó que estaba teniendo un ataque de pánico cuando comenzó a jadear reduciendo significativamente el aire que entraba en sus pulmones, estaba hiperventilando. La imagen de un Sasuke en éxtasis se repitió sin control hasta que todo se volvió negro.
Fin del Flashback.
-Luego de eso todo fue en caída libre... - murmuró Sasuke mirando a su hermano que lo observaba con el semblante completamente en blanco. Comenzó a ponerse nervioso cuando el silencio se extendió entre ellos por demasiado tiempo.
Itachi se puso de pie sin hacer el menor ruido y dejó a su hermano solo. Realmente no tenía absolutamente nada que decir, pero ahora entendía muchas cosas.
