Infinitamente Roto 21
Me disculpo por no haber podido actualizar antes, pero el trabajo me tenía demasiado distraída y sé que se notara en este capítulo. Es un más largo de lo habitual para compensar.
Me disculpo por cualquier falta de ortografía o redacción que se me haya pasado, realmente lo siento. Gracias a quienes comentar, alimentan a la musa estresada.
AU Itasaku Post Masacre.
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Cuando despertó al día siguiente, sin saber cómo había llegado a la cama, sus ojos hinchados la hicieron sentir miserable al recordarle lo que había pasado la noche anterior. Por un momento deseo que Deidara hubiese estado presente para que aquella conversación jamás hubiese sucedido.
Mañana tendría que regresar y no quería enfrentarse a Sasori, se sentía avergonzada y enojada al mismo tiempo. La rechazo y la hizo sentir como una niña, recordándole que no había sido capaz de superar aquel trauma. Sasuke le había hecho mucho daño, tanto, que se encerró en sí misma en vez de pasar página y seguir adelante.
No tenía ninguna experiencia con el sexo opuesto y Sasori la había leído como un libro abierto.
¿Sería por eso que Itachi se mantenía alejado de ella? Se giró sobre la cama y observó la pared blanca sin ver.
-Itachi... - susurró. No le había hecho daño y la había tratado bien, pero no podía confiar en él. Había conocido a Sasuke durante años y jamás lo creyó capaz de una acción tan vil, pero ya ves, la vida puede mostrarte de la forma más horrible que estabas equivocado.
No soportaba la idea de estar con alguien a quien no amaba, aunque la hiciera sentir cosas que no comprendía. Además estaba el terror de saber que en cualquier momento cambiaría y no quería que le hicieran más daño.
Todo el mundo cambiaba, excepto ella, que se mantenía amarga y siempre mirando hacia atrás. Se limpió las lágrimas rebeldes de sus ojos con rabia, no tenía ganas de levantarse.
-¿Sakura? - escuchó la voz de Chiyo desde el otro lado de la puerta e hizo una mueca mientras se ponía de pie y la abría.
-Chiyo ba sama. - le dedicó una sonrisa llena de cariño.
-Baja a desayunar, niña. Está todo listo. - los ojos sabios la miraron con esperanza y una de sus manos palmeo el dorso de la suya con palmadas reconfortantes. -Te estaremos esperando. - le sonrió y se fue. Sakura la observó moverse con parsimonia, cuando bajó por la escalera, cerró la puerta y se vistió.
Cuando llegó a la cocina, Sasori estaba sentado a la mesa bebiendo café, el aroma impregnaba todo el ambiente y la hizo desear una taza cargada. Incapaz de mirarlo al rostro, se sentó a su izquierda mientras la abuela irrumpía en la habitación.
-Buenos días, Sakura. - la saludo él, pero ella se negó a mirarlo.
-Buenos días. - le respondió con sequedad. Si la mujer mayor percibió la incomodidad en el ambiente, no hizo ningún comentario al respecto.
-Es una lástima que Dei chan haya tenido que salir temprano. - negó con la cabeza la anciana. -Pero me dijo que quizás regresaría más tarde, así que esta noche prepararé una comida deliciosa como despedida para los dos. - comentó mirando a la chica de cabello rosado con los ojos brillantes.
-No es necesario, Chiyo ba. - le regresó la joven, no estaba de ánimos para reuniones.
-Quiero hacerlo. No sé cuánto tiempo pasará antes de volver a verte de nuevo. Ya sabes, no serás la misma una vez regreses, te mereces una celebración. - le acarició el dorso de la mano maternalmente. Sasori no hizo ningún comentario al respecto, sólo se concentró en terminar su desayuno. Diez minutos después se puso de pie y beso en la cabeza a su abuela.
-No incomodes a Sakura, vieja. Nos vemos más tarde. - se despidió retirándose.
-¡No llegues tarde! Niño ingrato. - le gritó Chiyo después de verlo desaparecer por el pasillo.
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Itachi durmió casi toda la tarde y Mikoto respiró tranquila cuando su hijo no la interrogó con respecto a las acusaciones de Izumi. Agradeció la cena y se retiró silenciosamente después de cenar.
Mikoto necesitaba que Fugaku supiera lo que había sucedido, así que espero hasta que Sasuke e Itachi estuviesen dormidos para contarle. Se encerraron en la oficina y Mikoto apenas pudo contener las lágrimas mientras explicaba el miedo que había sentido al saber lo que haría Itachi si se revelaba la verdad.
Su esposo estaba furioso, vio el momento exacto en que su semblante se endureció, quería sangre y desquitarse con Izumi. La niña había sido estúpida, pero debían mantenerla alejada.
-Déjala, ya tuvo suficiente, Fugaku. - le aconsejó en voz baja sentada en el sitial frente al escritorio de su esposo.
-¿Quieres que tolere su actuar descuidado? Podría haberlo arruinado todo. - acuso el hombre de rostro duro.
-Sólo quiero que se mantenga lejos de Itachi. Sakura llegará en unos días y si alguno de ellos dos se entera de lo que hicimos, podríamos perderlo todo. Conozco mi hijo, Fugaku. - contuvo un sollozo. -Él jamás nos perdonaría. No sabemos qué sucederá con Sakura, pero nuestro hijo no consentiría permanecer con ella si siente que lo hace por deber. Él elegiría la muerte, lo sabes. - la mujer se estaba conteniendo, sentía que en cualquier momento colapsaría por el estrés al que se sentía sometida desde que eligieron mantener a Itachi con vida.
Sabía lo que haría su hijo si todo lo que habían hecho se desvelaba. Ella no quería hacerle daño a nadie, pero era la vida de su primogénito la que estaba en juego.
¿Podían culparla por haber hecho lo que hizo? Se preguntó mirando el rostro de su esposo, no la estaba mirando, sus ojos estaban fijos en la superficie de la mesa color caoba.
-¿Qué sugieres que hagamos? - le preguntó en voz baja, los ojos negros traspasándola.
-Mantenla lejos. Envíala a alguna misión hasta que ellos se hayan casado. Una vez estén juntos, ella no podrá intervenir. Sé que Itachi siente algo por Sakura, aunque no puedo decir lo mismo por la chica. - cerró los ojos y junto sus manos en señal de ruego.
-¿Qué harás con Itachi? Sabes que no se quedará de brazos cruzados ante lo que ocurrió ayer. ¿Qué le dirás? - la cuestionó cruzándose de brazos, giró la silla y miró el suelo.
-Conseguiré algo. - se puso de pie. Necesitaba preparar algunas cosas para la inminente boda y no quedaba mucho tiempo. Cuando llegó a la puerta, se detuvo. - Fugaku, no olvides hablar con Tenzou sobre la expansión de la casa. - le recordó antes de abrir y salir. Él no respondió, pero sabía que la había escuchado.
A la mañana siguiente, el desayuno encontró a tres miembros de la familia principal de los Uchiha sentados a la mesa de la cocina.
-De qué estaba hablando Izumi ayer, madre. - preguntó Itachi después de dar un sorbo a su té caliente. Mikoto se tensó ante la pregunta y Sasuke levantó la cabeza de su plato de pescado al vapor.
-¿Qué pasó ayer? - preguntó el menor con curiosidad mientras dejaba los palillos a un lado de su plato y se limpiaba la boca para beber té también.
-Nada en realidad. - la mujer trago rápidamente la comida y bebió para despejarse. -Fue un mal entendido, un rumor, en realidad. - se excusó.
-¿Un rumor? ¿Sobre qué? - volvió a preguntar Sasuke. Itachi miró a su madre y luego a su hermano menor.
-Izumi habló sobre un jutsu de compatibilidad. – explicó Itachi. Sasuke frunció el ceño.
-¿Compatibilidad? ¿Para qué? Nunca he oído hablar sobre ese jutsu. - elevó una ceja y se enderezó. -¿Es poderoso? - preguntó y eso le dio la ventana a Mikoto para desviar la atención.
-Cuando estuviste de misión, en la aldea surgió el rumor de que había un jutsu que te permitiría encontrar a tu alma gemela. Se cree que si lo logras, te harás mucho más fuerte y juntos serán imparables. - sonrió mientras explicaba. Sasuke hizo una mueca de disgusto.
-Eso es una tontería. - se mofo.
-Es una noción mística sobre encontrar a la persona destinada a ti. Yo lo considero romántico. - sus ojos negros brillaron - Conocer a una persona única para ti y que todo lo malo desaparezca casi por arte de magia. El mundo sería un lugar mucho mejor. - soltó un suspiro y regreso a su comida.
Itachi había estado observando a su madre atentamente mientras hablaba. Aunque ciertamente era romántico, había algo que realmente no calzaba en su explicación y la expresión de Izumi ayer.
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A las ocho de la noche, Chiyo tenía todo listo y sólo faltaba que llegará Sasori y Deidara. Sakura había pasado la tarde ordenando sus pertenencias para partir a primera hora de la mañana y luego estuvo alrededor de una hora metida dentro del baño flotando en esa hermosa piscina y pensando en lo que la esperaba en Konoha.
No quería regresar, pero tampoco podía quedarse aquí. Sasori la había rechazado haciéndola sentir humillada y ahora no sabía cómo comportarse frente a él sin parecer amargada. Luego pensó en Chiyo y comprendió que ella era la única que importaba.
Salió del agua y se puso su traje médico habitual, se secó el cabello y guardó lo último de sus cosas. Se quedó un momento de pie observando la cama ordenada y blanca, quizás podría pedirle a Itachi tener una igual... Dos golpes en la puerta la distrajeron.
-Voy. - anunció, era Chiyo otra vez.
-¿Estás lista, niña? - le estaba sonriendo desde el otro lado en el pasillo.
-Sí. - respondió ella poniendo un mechón de cabello húmedo detrás de su oreja.
-Ven, te tengo un regalo. - la tomó de la muñeca y la llevó hacia abajo.
-Sabes que no es necesario, tu hospitalidad es más que suficiente. - pero la anciana la ignoró. Llegaron al segundo piso y la llevo hacia la habitación del fondo que nunca había notado que estaba allí. Cuando abrió y pudo ver dentro, reconoció que era similar a un armario gigante.
La mujer entró rápidamente contradiciendo su edad y dobló hacia la izquierda, Sakura se quedó de pie mirando cajas apiladas y colgadores de ropa, también había algunos brazos y piernas de madera tirados por el suelo. Chiyo apareció un momento después, traía una bolsa grande en la mano.
-Esto fue de mi hija. Tenía pensado dárselo a la mujer que mi nieto escogiera, pero ya ves, tiene más de cuarenta años y, no te voy a mentir, tuve la esperanza de qué pasará algo entre ustedes. Sé que le gustas, pero ahora estás fuera de su alcance y eso no cambia el cariño que he llegado a tenerte, por eso quiero que tengas esto. - le tendió la bolsa.
Los ojos de Sakura picaron por las palabras, desvió su vista a la bolsa y la abrió; sus ojos verdes se agrandaron y se quedó quieta sin saber qué hacer. Chiyo decidió por ella.
-No seas tímida, niña. - abrió más la bolsa y sacó un vestido blanco para extenderlo en el aire: era un vestido midi francés vintage de encaje blanco. Era de manga corta abombadas, la forma del cuello era cuadrado y sobre la enagua de satín que cubría medio muslo, encaje bordado de flores de cerezo que caían en una V invertida, dándole un aire etéreo a quien lo vistiese. Las mangas abombadas también eran de encaje bordado.
-No puedo aceptarlo. - negó con la cabeza y lo soltó.
-No seas tonta. - se rio Chiyo. -Lo aceptaras y le darás el gusto a esta vieja de ponértelo esta noche. No acepto un no por respuesta. Ahora, no te hagas de rogar y sube a probartelo. Te estaré esperando en la cocina. - la regaño con cariño y después de ponerle el vestido en los brazos, la empujó por la puerta hacia afuera.
A Sakura no le pareció correcto usar ropa de la madre de Sasori, pero supuso que no le haría mal a nadie usándolo sólo por esa noche y luego lo dejaría en su habitación antes de irse.
Era las ocho y media cuando bajó por la escalera hacia el primer piso. El vestido se sentía como seda sobre su piel y la tela bailaba a su alrededor con cada paso que daba. No pudo evitar sentirse elegante y coqueta frente al espejo, era hermoso y rara vez tendría la oportunidad de usar un vestido como ese en su trabajo o vida diaria, así que se convenció de disfrutar el momento, aunque fuese sólo una noche.
-Te queda hermoso, Sakura. - dijo la anciana entusiasmada cuando la vio cruzar el umbral de la cocina. -Sabía que te quedaría perfecto. Ven, ven, siéntate conmigo. - le hizo una seña con la mano para que se sentará a su lado.
-Gracias. - dijo Sakura con las mejillas rosadas. La mujer mayor se puso de pie y le sirvió té y unos bocadillos, volviendo a la mesa junto a ella.
-Sasori regresará en un rato más, así que cenaremos todos juntos después. - ella de tensó al recordar lo que había sucedido ayer, no tenía ningún deseo de estar cerca de él, pero no podía arruinarle la fiesta a Chiyo, parecía tan entusiasmada, que sabía que estaría con ella hasta el final.
-Está bien. - dijo Sakura regalándole una sonrisa sincera llena de cariño por la mujer mayor. Bebieron té e hicieron una agradable conversación que inevitablemente se desvió a temas serios.
-¿Cómo es tu madre? - le preguntó Chiyo cambiando drásticamente el tema de recetas típicas de cada aldea. Sakura miró su taza y cambió el semblante risueño por uno contemplativo.
-Me parezco mucho a ella, en realidad. Me refiero, físicamente, en personalidad no tanto. Ella tiene el cabello rojizo y aún me preguntó por qué el mío es rosado. - sonrió incómoda.
-¿Por qué no se llevan bien? - preguntó la mayor echándose un dulce a la boca.
-Se nota mucho ¿eh? - su carcajada no pudo ocultar lo delicado del tema. -Mi familia no sabe nada sobre los shinobi, provengo de civiles. - se rasco la mejilla. -Fue difícil hacer que comprendieran el camino que había elegido y todo lo que ello implicaba. Aunque no intentaron hacerme cambiar de opinión abiertamente para que dejara ese mundo atrás, siempre menospreciaron mis esfuerzos. Por lo que llegado el momento, simplemente me alejé. No podía permitir que me arrastraran y dejará todo por lo que había luchado tanto. - explicó.
-Entiendo. Con Sasori ocurrió lo contrario, mi hija y su esposo murieron cumpliendo con su deber y no quería que mi nieto conociera ese mundo. Trate de mantenerlo alejado, pero en mi afán por distraerlo de la realidad y el dolor de haber perdido a sus padres siendo sólo un niño pequeño, compartí con él el arte de las marionetas y ese fue mi error. Unos años después, comenzó a crear las suyas propias y cuando me pidió ingresar a la academia, supe que me había equivocado. - las manos arrugadas se apretaron sobre la mesa. Sakura fue incapaz de apartar la mirada de los dedos retorciéndose.
-Casi lo pierdo una vez, hace mucho tiempo. Nos perdimos de vista durante muchos años, se había rebelado a mí y mis enseñanzas, superándome completamente, buscando conocimiento y poder lejos de aquí. Creí que nunca más lo volvería a ver, pero después de muchos años, regresó para quedarse. Ahora no sé lo que haría sin él. - una lágrima solitaria se deslizó por la mejilla pálida.
-Por eso quería que conociera a alguien y formará su propia familia, yo no seré eterna y no quiero que este solo una vez me haya ido. - el semblante de la anciana se había vuelto pétreo y sus ojos estaban llenos de tristeza. A Sakura le dolió el corazón verla tan desesperanzada.
-Aún te queda mucho tiempo para verlo encontrar a alguien que lo haga feliz. - dijo Sakura mientras apretaba sus manos en señal de comprensión.
-Quería que fueses tú... - agregó Chiyo mirándola a los ojos verdes y algo dentro de ella se rompió. Un sollozo inesperado se le escapó y la mujer sonrió. -Hace tiempo debería haberlo comprendido. - se puso de pie de un salto. -Se acabó. No es momento para estar tristes, esto es una fiesta y vamos a celebrar. - los dientes blancos brillaron cuando sonrió grande y fue hacia la alacena.
-Chiyo... - la llamó Sakura, la anciana regresó con una botella de sake en la mano y la agitó en el aire antes de dejarla sobre la mesa.
-¡Vamos a celebrar, chica! - soltó una carcajada risueña como si nada hubiese sucedido y sirvió una taza para cada una. -¡Kanpai! - alzó la taza y la chocó con la de Sakura. La niña negó con la cabeza y sonrió ante el cambio brusco de actitud. Tomó su taza, decidiendo acompañarla.
-¡Kanpai! - brindó ella y ambas bebieron de un trago el contenido.
Cuando Sasori regresó a casa, venía junto a Deidara. Las encontraron en la cocina riendo a carcajadas, iban por la segunda botella.
-¡Sassy! ¡Dei Chan! - grito Chiyo al verlos de pie en el umbral de la puerta de la cocina. Sasori alzó una ceja ante el apodo por el que lo llamó su abuela.
-Te he dicho que no me llames así, mujer. - la regaño frunciendo el ceño. Deidara comenzó a reírse como desquiciado.
-Sassy... - se apretó el estómago mientras se encogía sobre sí mismo. Sasori ni siquiera se tomó la molestia de prestarle atención, sólo dio un paso adelante y lo empujó hacia un lado. El rubio perdió el equilibrio y chocó contra la pared con un ruido sordo. Dejó de reír inmediatamente para quejarse.
-¡Oye! ¿Qué te pasa? - lloró sosteniéndose el brazo aplastado. Sasori no lo miró yendo al encuentro de su único pariente vivo.
-No deberías beber alcohol, abuela. - dijo en voz baja dándole un beso en la sien. La mujer rio risueña mientras le daba un beso en la mejilla. Se giró hacia Sakura, para quedarse completamente inmóvil.
Sakura se sonrojó al verlo silencioso y sin apartar los ojos de ella. Comenzó a ponerse nerviosa cuando no hizo nada más que mirarla por lo que parecieron varios minutos y de pronto, pareció reiniciarse, acortando la distancia entre ambos. Lentamente se inclinó sobre ella y la besó en la mejilla también. Sakura se puso roja ante su atrevimiento.
-Te ves hermosa. - comentó en voz baja, sentándose a su lado. Los quejidos de Deidara se hicieron más fuertes mientras se acercaba a la mesa.
-Maldito, sí. - murmuró sentándose a la izquierda de Sasori y la derecha de Chiyo.
-Me alegra que estés aquí, Dei chan. - dijo alegre la mujer mayor dándole una palmada en el hombro. -Vamos a comer. - agregó aplaudiendo y se puso de pie para prender el horno.
Fue una comida ligera con bocadillos asados de pollo, queso y pimientos, con varias especias. Eran algo picantes, pero muy sabrosos y ligeros. También sirvió otro agridulce con cebolla, miel y carne roja, que también estaba muy delicioso. Ni siquiera habían terminado de comer cuando la anciana puso dos botellas más de sake sobre la mesa.
Sasori negó con la cabeza, pero no hizo ningún comentario al respecto, sólo se sirvió una taza y bebió. A Deidara le brillaron los ojos azules al ver la bebida y la comida.
Sakura evitó mirar al maestro de venenos, tratando de mantenerse serena, pero después de media hora, fue inevitable relajarse gracias a la amena conversación que se había desarrollado en la mesa. Con la cabeza más ligera por el trago, había hecho bromas con Deidara y se estaban riendo y compartiendo anécdotas.
En un momento, Deidara y Chiyo se unieron para burlarse de Sasori y ventilar situaciones vergonzosas y graciosas en las que habían metido al hombre. Él sólo sonrió ante sus tonterías, dejando claro que no estaba ni preocupado ni molesto.
Eran pasadas las once de la noche cuando la abuela se durmió sobre la mesa y Sakura se preocupó, pero cuando estaba por ponerse de pie, Sasori la detuvo y negó con la cabeza, indicándole que la dejara estar. Media hora después, los hizo saltar a todos del susto al ponerse de pie de golpe y reír a carcajadas.
-Me voy a dormir, niños. Nos vemos mañana para tomar el desayuno todos juntos. - remarcó las últimas palabras como una promesa y se retiró. Sakura la observó irse y tardó un momento en notar que ya no estaba su escudo de protección, por lo que a pesar del alcohol en su sistema, comenzó a sentirse nerviosa.
Deidara estaba lo suficientemente animado para hacerla beber un par de tragos más, hasta que comenzó a sentirse mareada y decidió que era momento de retirarse también. Se puso de pie lentamente y con un asentimiento de cabeza, se despidió de los dos hombres.
-Wow. - exclamó el rubio al verla de pie. -Te ves espectacular, Pinky. – la señalo haciendo un ruido similar a un silbido mirándola de pies a cabeza.
-Gracias. - se sonrojó por el cumplido y se apresuró a salir de la cocina.
Un golpe sordo contra la madera y una maldición, alertó a Sasori de que algo le había pasado a la mujer, así que se puso de pie rápidamente y la siguió para encontrarla encorvada en la base de la escalera.
-¿Qué pasó? - le preguntó llegando a su lado. Sakura lo miró hacia arriba y se mordió el labio enojada.
-Nada, sólo me resbale. - se excusó. Sasori se puso en cuclillas a su lado y tomó su pie para ponerlo sobre su muslo y revisarlo. Sakura tembló bajo el tacto concienzudo mientras su palma abierta sostenía su pantorrilla desnuda.
-Te lastimaste. - comentó acariciando la piel raspada y la sangre roja filtrándose por la piel abierta.
-Me curare antes de dormir, no es nada. - trató de restarle importancia y alejarlo de ella mientras trataba saliva con dificultad. La caricia que le dio a su pierna le prendió fuego a su piel y su vientre. Alejó su pie cuando perdió algo de estabilidad, desesperada por ocultar su estado de ebriedad.
Sasori se puso de pie y la miró a los ojos verdes, los dorados brillaron en la oscuridad.
-Te acompañaré arriba. No quiero que caigas por las escaleras. - señaló echando un vistazo a su vestido blanco.
-No es necesario. - ella trató de disuadirlo subiendo los dos primeros peldaños.
-No es una sugerencia, Sakura. - la miró severo y se adelantó para tomarla de las muñecas y hacerla subir. Se sintió como una niña pequeña a verlo subir de espaldas mientras sostenía sus muñecas y tiraba de ella. Sus mejillas enrojecieron de vergüenza y rabia al mismo tiempo.
-Suéltame. - dijo con los labios apretados.
-Mi madre tenía un vestido parecido. - comentó de pronto y Sakura se tensó unos segundos ante el inesperado cambio de tema.
-Es de tu madre, tu abuela me lo regaló. - señaló y bajó la cabeza enfocándose en los peldaños. -No pensaba llevármelo, pero me lo puse para darle en el gusto. Lo dejaré en la habitación antes de irme. - agregó incomoda.
El silencio se extendió entre ellos hasta que llegaron al tercer piso y Sasori se detuvo aún sosteniendo sus manos.
-No me importa que lo tengas, te ves hermosa y sería un desperdicio dejarlo aquí para seguir acumulando polvo. - tomó la barbilla de la chica y la obligó a mirarlo. -A mi madre le habrías gustado. - dijo con una sonrisa suave y el corazón de Sakura se aceleró ante lo transparente de su expresión. Había amor y tristeza en su semblante que agito su pecho de desilusión.
No lo pensó dos veces cuando cerró el espacio entre ambos y unió sus labios a los de él. Sasori pareció leerla, porque sus brazos se abrieron para recibirla mientras su boca se ajustaba rápidamente y envolvía sus labios con los suyos.
Gimió cuando la lengua masculina se enredó con la suya mientras se recargaba contra su pecho cálido, cruzando sus brazos detrás de su cuello. Se besaron durante largos minutos y el alcohol sólo hizo que Sakura ansiara cada vez más.
-Follame... - le susurró al oído y Sasori la soltó para mirarla al rostro oculto entre las sombras. Sus ojos dorados la escudriñaron mirando entre uno y el otro, sopesando, decidiendo.
-¿Estás segura? - le preguntó con la voz ronca.
-Soy libre de elegir y te elijo a ti. - aclaró en un susurro cerrando la distancia entre sus cuerpos.
-Me dijiste que no eras... - no supo si había acusación o no en aquellas palabras, pero realmente no le importaba.
-Mentí. - aclaró, volviendo a besarlo y él no se resistió. Fue Sakura quien lo guio hacia su habitación. Su espalda estrecha chocó contra la puerta y él se inclinó para profundizar el beso y sostenerla con un brazo. La mano masculina se deslizó por su cintura y la apretó contra su cuerpo.
-Estás ebria. - dijo él sobre su cuello muy cerca de su oído. Se estaba conteniendo, pero Sakura le estaba ofreciendo la curva de su cuello mientras apoyaba la cabeza en la madera de la puerta y lo miraba con los ojos llorosos.
-Mañana me iré y quizás no vuelva a verte nunca más. Déjame ser feliz sólo por esta noche. - sus labios temblaron cuando sus dientes mordieron el inferior con ansiedad. Sasori pasó su pulgar sobre él para alejarlo de la tortura.
-No sabes lo que me estás pidiendo, Sakura. No soy esa clase de persona. - dijo besándola en la frente. Las manos de Sakura se aferraron a sus hombros y escondió su cabeza en su cuello, inspirando su masculino aroma.
-Sólo tendremos sexo, no es la gran cosa. - dijo ella.
-No es la gran cosa, pero esperaste todo este tiempo por la persona correcta y esa no soy yo. - sostuvo su mejilla con una mano grande y áspera, obligándola a mirarlo. -No quieres hacer esto conmigo. - necesitaba infundirle claridad.
-Sólo... - susurró mientras abría la puerta de la habitación y extendía la invitación dando un paso hacia atrás. Sasori dudó antes de seguirla dentro y cerrarla detrás de él.
El vestido blanco que la envolvía resaltó entre las sombras dándole un halo etéreo a su alrededor. Sonrió cuando la vio girar sobre sí misma para dejarse caer de espaldas sobre el borde inferior de la cama.
Sus rodillas se flexionaron mientras sus piernas pálidas se elevaban del suelo y se flexionaban sobre el colchón. La falda del vestido resbaló, dejando al descubierto sus muslos cuando se recostó. Con la espalda apoyada sobre el colchón, levantó los brazos y los dejó caer sobre su cabeza, sus ojos verdes brillaron cuando lo vio cerrar la distancia.
-No digas que no te lo advertí. - se excusó un segundo antes de poner sus manos sobre sus rodillas y aplicar un poco de fuerza para abrirlas. El cuerpo de Sakura se tensó ante su acción, pero rápidamente se relajó.
Cuando sus muslos se separaron, el vestido se arremolino sobre sus caderas, dejando a la vista sus bragas de algodón blancas. Apenas le dio tiempo de adaptarse a su avance al inclinarse sobre ella y dejar un beso sobre su vientre descubierto.
Tembló de anticipación cuando dejó otro beso, pero esta vez sobre su ombligo, y luego otro y otro, hasta que contuvo el aliento cuando vio su cabello rojo entre sus piernas mientras sus labios besaban su entrepierna sobre la fina tela de sus bragas. Se tapó la boca apenas conteniendo el gemido de excitación que la atravesó cuando repitió la acción.
Sus piernas se agitaron y Sasori se alejó para mirarla al rostro mientras sus ojos dorados brillaron. Sus dedos fríos se engancharon al borde de sus bragas y jadeo cuando comenzó a bajarlas. La anticipación humedeció su núcleo llena de expectativa.
Su estómago tembló cuando la tela finalmente pasó por sobre sus pies, sabiendo que estaba expuesta. Se negó a mirarlo y se concentró en el techo blanco de la habitación, tratando de visualizar las sensaciones que iba a experimentar, pero sentir su aliento tibio sobre la piel sensible y completamente desnuda sin siquiera haberla tocado, no podría habérselo imaginado jamás.
-Sasori... - susurró mientras sus manos se aferraban a las mantas. Un gemido se atoro en su garganta cuando sintió algo húmedo deslizarse sobre su raja desnuda, haciéndola apretar los dientes. Saltó una vez y luego otra cuando la lengua ávida se sumergió, enviando una sobrecarga de sensaciones desconocidas y exquisitas por todo su cuerpo.
Y de pronto, ya no era sólo su lengua sino sus labios envolviendo la carne hipersensible, elevando su excitación a un nivel nuevo y desconocido, y cuando su lengua busco un poco más arriba y sintió como succionaba aquel botón escondido, se cubrió la boca para no alertar a nadie de lo que estaba sucediendo.
Todo se volvió un borrón cuando las manos masculinas apretaron sus glúteos y la levantaron de la cama mientras él continuaba torturándola mientras mordía, chupaba y lamia su piel sensible. Su estómago tembló otra vez, dejándola al borde de una explosión y anunciando que su final estaba cerca. Él también pareció notarlo, porque la bajó nuevamente sobre la cama y presionó su vientre con una mano grande mientras volvía entre sus piernas y la follaba con su lengua.
Cuando su orgasmo estalló sin aviso, se mordió la mano empuñada tratando de mitigar sus gritos, pero sus gemidos bajos escapando de su pecho acelerado la dejaron completamente exhausta. Sus brazos cayeron hacia los lados mientras cerraba los ojos y trataba de comprender todo lo que había sucedido. Se sobresaltó cuando el colchón a su alrededor se hundió bajó el peso de Sasori que ahora aparecía sobre su rango de visión.
-Saso... - lo nombró sin aliento con las mejillas enrojeciendo por segundos. Él no dijo nada, sólo se inclinó sobre ella y la beso en la frente, un segundo después estaba de pie a un costado de la cama.
Sakura pasó de la incredulidad a la vergüenza al recordar que aún mantenía las piernas abiertas y las cerró bruscamente mientras se acurrucaba de lado.
-¿Sasori...? - lo llamó al verlo darse media vuelta y dirigirse hacia la puerta. -¿Dónde vas? - le preguntó sentándose sobre la cama. La sensación de humedad entre sus piernas la hizo sentir incómoda y avergonzada.
-Lo siento. - se disculpó poniendo su mano sobre el pomo de la puerta, no la estaba mirando. El desasosiego aumentando rápidamente dentro de su pecho
-¿Por qué te disculpas? - lo cuestionó azorada.
-Por todo. - sus ojos dorados fríos la observaron a los verdes y no había un ápice de amabilidad en ellos. Algo parecido al pánico se deslizó por sus venas. -Esta es la única consideración que tendré. - señalo
-¿Consideración? ¿Sobre qué? - su voz tembló.
-Conozco a Uchiha Itachi, Sakura. Es un buen hombre y un shinobi excepcional, no me parece correcto quitarle algo que le pertenece por derecho. - explicó antes de girar el pomo de la puerta y abrirla.
Los labios de Sakura temblaron y sus ojos picaron antes de llenarse lágrimas, sintiéndose completamente traicionada. Se dejó caer sobre las mantas, encogiéndose sobre sí misma por segundos mientras presionaba su rostro contra el colchón tratando de reprimir sus sollozos.
Sasori se detuvo medio segundo al oírla llorar, pero una sombra en el pasillo lo hizo reconsiderarlo, con un paso estaba fuera de la habitación. Cerró la puerta ignorando la figura de Sakura de fondo que trataba desesperadamente de esconder su decepción. La sombra pasó de izquierda a derecha antes de que el click de la puerta se escuchará.
-Esta vestida... - señalo el bombardero en voz baja y suave, había una sonrisa burlesca en su boca. Sus ojos azules se enfocaron en el rostro de Sasori cuando se detuvo a su lado ignorándolo.
-¿Qué haces aquí? - le exigió dando un paso amenazador.
-Necesitaba comprobar el estado en que la dejarías, sí. - murmuró y la sonrisa burlesca se volvió ladina.
-Ahora puedes informar que aquí no pasó absolutamente nada. - aclaró el maestro de venenos con el semblante gélido antes de darle la espalda y alejarse escaleras abajo. El rubio negó con la cabeza mientras lo veía irse.
-Te tomé por muchas cosas, Sasori, pero nunca por un mentiroso. - murmuró echando un vistazo a la puerta antes de retirarse.
