Bakugou le había hecho el quite por todos los medios a aquella reunión, pero sus amigos eran tan insistentes que habían sido capaces de tenderle una elaborada redada, consiguiendo su agenda con la oficina (la estúpida secretaria de la agencia tenía sus días contados), y poniéndose de acuerdo entre todos para arrinconarlo hasta no poder negarse más.

Cuando se dio cuenta de que no iba a ser capaz de evitarlo, decidió que lo mejor era regresar a casa y arreglarse un poco, porque una cosa era no querer salir a divertirse por la noche un día de semana, y otra muy distinta era llegar a su propia fiesta de cumpleaños luciendo como un ermitaño indecente. No, sus padres trabajaban en la industria de la moda y algunas de sus enseñanzas le quedaron gabadas en el cerebro. Sería una vergüenza para su apellido si no se vestía bien.

Pero no podía evitar sentirse nervioso y angustiado ante la expectativa de reunirse con sus amigos… Porque todos querían saber más detalles sobre el tipo con el que estaba saliendo, ya que justamente habían sido ellos, esos ruidosos hijos de puta, los que lo habían obligado animado a iniciar una vida social. Los muy idiotas le habían robado el celular mientras él dormía una noche después del cumpleaños de Kirishima, y se habían descargado una aplicación de citas, dándose el lujo de categorizar posibles candidatos.

Bakugou había aceptado salir con el tipo que le había parecido más decente, y por algún motivo, algo tan simple y sencillo como eso se había convertido prácticamente en el único tema de conversación de sus perdedores amigos. Habían estado extasiados cuando, dos semanas después, se enteraron que los dos estaban saliendo oficialmente, y bastante tiempo después, prácticamente gritaron y chillaron como animales salvajes cuando Bakugou les informó que iban a cumplir seis meses juntos. Eso llevó a que las preguntas como "¿cuándo nos lo vas a presentar formalmente" o "¿cuándo lo vas a traer a casa?" le llovieran cada vez que se topaba con alguien, incluyendo a los miembros de su familia e incluso sus colegas de la agencia (malditos entrometidos).

Ya se había terminado. Ya no existía. ¿Quién podría creer que alguien como él, Bakugou Katsuki, sería capaz de mantener una relación duradera? Él no, obviamente. Su pareja le había dejado en claro que era un imbécil, desagradable, egoísta y trabajólico que solo pensaba en él y que nunca iba a encontrar a alguien. Eso le había dicho tres días antes mientras veía como toda su ropa y sus pertenencias volaban por la ventana.

En cualquier otro momento se hubiese enfurecido de ver que alguien botara su ropa por una ventana, pero quizás se lo merecía por haber sido un novio de mierda que se pasó seis meses completos junto a una persona sin ser capaz de desarrollar sentimientos. Ni siquiera se había enamorado… Así que estaba completamente de acuerdo con todas esas aseveraciones de que era un imbécil egoísta.

Algo tenía que estar mal con él, ¿verdad?

No había hecho gran mérito durante la relación, pero era porque él creía que tenían que aceptarlo tal y como era, y eso implicaba que la mayor parte del tiempo se encontraba trabajando, patrullando, y poniéndose en peligro. Esa última parte, específicamente, era la que hacía que su pareja se pusiera histérico. Y luego, el golpe final, había sido cuando Bakugou le había anunciado que se iría por un año a los Estados Unidos a partir del primero de junio.

¿Qué? ¿Acaso tenía que ignorar su carrera y una posibilidad como esa por su novio? ¡All Might le había conseguido ese viaje! ¡All Might lo había recomendado para trabajar en misiones del gobierno! ¡El maldito gobierno de los Estados Unidos!

De cualquier forma, ya era demasiado tarde. Lo despidieron con un portazo en la cara y le dijeron que nunca más querían volver a verlo, y él, con cero arrepentimientos y cero sentimientos importantes, no estaba demasiado preocupado por hacer lo contrario… El problema era que aquella noche celebrarían su inminente cumpleaños y sus queridos amigos le habían organizado esa cena…

No quería que todas las conversaciones giraran en torno a su rompimiento amoroso, ni que Ashido se pusiera manos a la obra a buscarle una nueva cita mientras el tonto de Deku le preguntaba si estaba bien con esos ojos preocupados que tanto odiaba. Especialmente cuando quedaba tan poco para la boda de Deku, especialmente cuando casi todos sus amigos estaban felices y emparejados y lo mirarían con lástima.

Así que iba a fingir que todo seguía exactamente igual. Sería la única forma de poder distraerse y disfrutar de aquella noche tranquilo.

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Cuando Kirishima se había enamorado de Bakugou, aun siendo compañeros en la U.A., siempre pensó que cuando el rubio decidiera darle una oportunidad a alguien, sería a él. No era que creyera que su mejor amigo le correspondiera, simplemente pensó que tenía mejores posibilidades que el resto… Y algún día, cuando Bakugou se permitiera preocuparse de otras cosas además de su carrera como héroes, todo iba a darse de manera fluida.

Se había equivocado rotundamente. Después de años de soltería, habían sido sus propios amigos los que le habían descargado una aplicación de citas al rubio. Kirishima todavía no les perdonaba que se las hubiesen dado de cupidos, emparejando a Bakugou con su novio actual y más encima en su propia fiesta de cumpleaños seis meses antes. Claro que tenía que reconocer que ellos no estaban al tanto de su enamoramiento de años… Y así como iba la cosa, nunca se iban a enterar.

No sabía quién era ni cómo se llamaba, pero Kirishima lo detestaba. Para no haberlo conocido nunca, lo resentía como si hubiese sido un enemigo de vida, y todo era porque salía con Bakugou (¿acaso necesitaba otro motivo?). Pero una vez más había zafado de una situación incómoda, ya que el rubio había vuelto a llegar a una reunión – su cena de cumpleaños – completamente solo. Tenía que fingir un desinterés casual, pero por dentro estaba radiante de no tener que conocer al odioso novio de Bakugou, y no tener que verlo en plan de pareja con alguien.

- ¡No puedo creer que no lo hayas traído!

- Oh, por el maldito amor de Dios – se quejó rodando los ojos.

- ¡Es tu cumpleaños! – reclamó Ashido colocando sus manos sobre su cadera con expresión molesta -. ¡Eres increíble! Estoy empezando a pensar que este tipo de un invento.

- ¡¿AH?! ¿Cómo va a ser un invento? ¡TÚ FUISTE LA QUE LE HABLÓ DESDE MI CELULAR ESA NOCHE! – gritó, y el sonido se mezcló con el proveniente de dos pequeñas y esperadas explosiones.

- ¡Entonces vamos a hablarle de nuevo! – dijo la chica, animada, mientras hacía el ademán de arrebatarle el celular de las manos, pero Bakugou la fulminó con la mirada.

- Supongo que lo vamos a conocer en la boda, ¿no? – preguntó Midoriya, de forma más conciliadora.

Midoriya y Uraraka se casarían a mediados de mayo, en plena primavera. Considerando que se trataba de la boda del número uno, los fans de ambos héroes, Deku y Uravity, y toda la prensa se había vuelto loca cuando la información se había hecho pública, al punto de que habían decidido llevar a cabo el evento en una finca alejada fuera de la ciudad, en un lugar completamente privado y prácticamente escondido, lleno de seguridad para evitar que alguien los molestara aquel día. Además, un montón de héroes y heroínas famosos asistirían al matrimonio, por lo que sería primordial contar con todas las medidas necesarias para que no terminara en un caos.

- No lo sé, Deku – dijo de mal humor.

- ¡¿Cómo que no lo sabes?! – preguntó esta vez Uraraka, llevándose las manos a la cadera -. ¡Bakugou, la invitación a la boda es con pareja! ¡A estas alturas lo estás haciendo apropósito!

- ¡¿Y si no quiero llevarlo, cara redonda?! - Kirishima se dio cuenta de que el rubio estaba más tenso que de costumbre, visiblemente incómodo hablando de su novio, pero el resto no parecía darse cuenta porque le seguían haciendo preguntas e insistiéndole. Justo momento Bakugou suspiró como para serenarse, bebiendo un trago de cerveza desde la botella para luego aclarar -: Tiene cosas que hacer. Trabajo.

Parecía que estuviese inventado excusas en la marcha, y de pronto todo estuvo claro para él: Bakugou estaba mintiendo para desviar la atención sobre el hecho de que probablemente… ¡Su relación con ese tipo había terminado! ¡Y quizás Bakugou estaba demasiado herido como para querer hablar de eso! ¡Especialmente durante su fiesta de cumpleaños! Que hasta el momento parecía un interrogatorio en una sala de torturas que una celebración.

- Chicos, mejor déjenlo – pidió el de cabello rojo, pero Uraraka no estaba de acuerdo.

- No me importa. Que se pida esos días libres o algo, porque no te voy a perdonar que llegues sin él – le advirtió la castaña -. Han pasado meses, es una fecha importante para nosotros y obviamente queremos conocer a la persona que está contigo.

- ¡No todos tienen las libertades que tú tienes en tu trabajo, cara redonda!

- ¡Son solo tres días y la invitación es con pareja! ¡Está considerado en nuestra mesa y no pienso tener un espacio vacío en las fotografías por culpa tuya!

- ¡Está bien, ya basta! – interrumpió Kirishima, dándole una pequeña palmada a la mesa para acaparar la atención de todos, quienes miraron algo confundidos esperando a que explicara por qué acababa de reaccionar así -. Soy yo.

- ¿Tú qué?

- Hey, pelo de mierda – llamó Bakugou mirándolo amenazantemente – ¿qué crees que estás haciendo?

- Yo soy el novio de Bakugou.

Esta vez, todos los presentes (eso incluía a Midoriya y Uraraka, Ashido, Sero, Kaminari, y Todoroki) lo miraron completamente perplejos, sin entender nada. Y eso no era nada comparado al vistazo de furia absoluta que le estaba dando Bakugou desde el otro lado de la mesa. Ah… ¿qué demonios acababa de hacer?

- ¿Es cierto, Kacchan? – preguntó el héroe de cabello verde.

Bueno, si a Bakugou le molestaba solo bastaría con que dijera que era mentira, que pelo de mierda estaba bromeando y Kirishima captaría inmediatamente que su intento de salvavidas no había dado resultado, corroborando que había sido una broma. Nadie saldría herido, nadie saldría enojado de allí, ¿verdad? Solo lo había hecho para que su mejor amigo pudiera celebrar su cumpleaños tranquilo, y luego… Simplemente podrían decir que todo había sido un juego inocente.

La reunión se había quedado en total silencio, todos sus invitados expectantes por saber la respuesta.

- Tch… Sí.

Tres segundos más de silencio, y luego, fue como una explosión que no tenía nada que ver con su singularidad.

- ¡¿CÓMO NO ME CONTASTE ESTO?! – Le gritó Ashido a Kirishima.

- ¡¿ESTÁS CON KACCHAN?! – preguntaba Kaminari.

- Honestamente, no puedo decir que esto me sorprenda – dijo un sereno Todoroki a un lado.

- Esto significa que mandamos dos invitaciones extras porque si Kacchan y Kirishima debían ir con pareja pero están saliendo, Kirishima debe sentarse en nuestra mesa como pareja de Kacchan que es el padrino de bodas, por lo que quedan dos puestos disponibles en la mesa de… - comenzó a murmurar Midoriya entre dientes, mientras Uraraka asentía con preocupación a su lado.

- ¡Dynamight y Red Riot saliendo! – exclamó Sero, emocionado – ¡Ya puedo ver lo que van a decir en los portales de farándula! ¡Deku y Uravity tienen competencia!

- Este es el peor cumpleaños de mi vida – dijo Bakugou rodando los ojos, exasperado.

- Este es exactamente el motivo por el que no dijimos nada, porque ustedes hacen que todo gire alrededor de eso – explicó Kirishima, intentando hacerse el serio -. Es el cumpleaños de Bak… Katuski, y lo único que han hecho toda la noche es molestarlo.

- ¡Le dijo Katsuki! – chillaron Ashido y Kaminari al mismo tiempo, conteniendo el aliento, emocionados, y haciendo caso omiso de las palabras de Kirishima.

- Oi, Kirish… Eijirou – dijo Bakugou -. ¿Puedo hablar contigo? - Para el resto quizás no fuese notorio, pero viendo su expresión maniaca y algo perversa, Kirishima sabía que estaba en problemas. Tragó saliva y asintió, haciéndose la idea de iba a recibir por lo menos una explosión del rubio esa noche.

Ambos jóvenes salieron del restaurante hacia la calzada. Poca gente transitaba por el lugar a esa hora (alrededor de las once y media de la noche), especialmente porque, pese a ser plena primavera, la temperatura todavía caía drásticamente cuando se oscurecía y hasta el amanecer.

- ¿Vas a golpearme?

- ¡Debería! – respondió Bakugou hundiendo sus manos dentro de los bolsillos de sus pantalones - ¿Se puede saber qué mierda estás haciendo?

- Terminaste con él, ¿verdad?

- No es asunto tuyo.

- Está bien, solo quería ayudar – dijo encogiéndose de hombros -. Pensé que estabas incómodo y no dejaban de hacerte preguntas sobre él. ¿Cómo dijiste que se llamaba?

- Kohei… ¡Y sí! Supongo que no tiene caso que siga escondiéndotelo después de lo que dijiste allí adentro: Terminó conmigo.

- Lo siento.

- No lo sientas tanto.

- ¿Ah no?

- ¡Lo único que me importa es que esos idiotas se dejen de entrometer en mi vida!

- Claro, claro. ¡Pero por eso mismo, como somos mejores amigos…! – dijo animado - ¡Podríamos ir juntos a la boda! – sonrió, mostrando una hilera de dientes perfectamente alineados, blancos y puntiagudos – Así nos saltamos todo eso de tener que buscar pareja. Yo tampoco tengo una.

- Pero no iríamos juntos como mejores amigos, idiota. Gracias a tu enorme bocota, tendremos que ir juntos como pareja.

- Es verdad, pero luego podríamos decir que decidimos seguir como amigos y ya.

Bakugou suspiró visiblemente irritado de que su tonto mejor amigo no se diera cuenta de las implicancias de tener que fingir que eran pareja. Eso significaría tener que actuar como si realmente estuvieran juntos, tomarse la mano, abrazarse, ¡quizás hasta besarse! Y el rubio no estaba seguro de si sería capaz de lograr esa tremenda actuación como si nada.

Kirishima era su mejor amigo, pero también era algo así como el amor de su vida. Uno de los motivos por los que había aceptado a salir con Kohei después de todo, había sido para probar suerte a ver si lograba olvidarse del de cabello rojo, que ocupaba una molesta parte de sus pensamientos diarios desde el maldito festival escolar de la U.A… ¡El de primer año! ¿Y ahora tenía que fingir que estaría con él?

Sí, iba a hacerlo. Era peligroso, pero no era estúpido para desaprovechar la oportunidad. Además, solo sería por unos días hasta la boda… Ni siquiera tenían que verse o pasar tiempo juntos antes del evento. Todo estaría perfectamente bien y nadie saldría herido. Sería como un trámite rápido.

- Hagámoslo.

- ¿De verdad? – preguntó emocionado, con una nueva sonrisa radiante – Entonces, ¿diremos que estamos juntos hace seis meses?

- Sí.

- ¿Cómo? Los chicos le hablaron a tu novio por esa aplicación de citas.

- Digamos que te dio un ataque de celos y fuiste a mi casa al día siguiente a declararme tu amor incondicional o algo así. Tú eres así de cursi y ridículo, así que es creíble.

- No, no, no. Tú tienes que ser el que esté totalmente de cabeza por mí.

- Sí, claro – replicó, sarcástico.

- Reiteraré que lo mantuvimos en secreto porque—.

- Son unos hijos de puta ruidosos que arruinan todo y estábamos siendo precavidos – completó Bakugou.

- Ya – dijo chistando la lengua -. ¿Nuestros padres saben de nosotros? ¿Les diremos?

- POR SUPUESTO QUE NO – respondió escandalizados.

- No todavía, de acuerdo.

- ¿Ya estamos listos? – preguntó rodando los ojos – Me estoy cagando de frío, y de verdad este ha sido el peor cumpleaños de toda mi vida.

- No, espera. ¿Qué vamos a hacer si preguntan detalles?

- Kirishima, da lo mismo. ¡Nos conocemos hace un millón de años! Pueden preguntar lo que quieran y estará bien.

.

.

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No estuvo bien.

La lluvia de preguntas fue implacable. A penas habían regresado (de la mano, porque "ya no valía la pena seguir fingiendo que no estaban juntos") y se habían sentado en la mesa había comenzado el verdadero interrogatorio que iba desde las preguntas más típicas a cosas totalmente inapropiadas y personales que hacían que a Bakugou le hirviera la sangre solo de escucharlas.

- ¿Quién dio el primer beso? – preguntó Uraraka.

- ¿Y están durmiendo juntos y todo? – preguntó un desubicado Kaminari.

- Por supuesto que están durmiendo juntos, Kaminari, son adultos – le respondió Sero.

- Que miedo – dijo Todoroki.

- Llevan ya seis meses, ¿no? ¡Quiero saber si Bakugou es romántico cuando nadie lo ve! – dijo Ashido, emocionada - ¡Apuesto que es de esos que te da regalos increíbles y bien pensados cada vez que cumplen mes!

- El señor perfeccionista no podría ser menos – corroboró Kaminari.

- ¡Apuesto que Kacchan es muy atento con Kirishima-kun! – dijo Midoriya.

- ¡Kirishima-kun debe ser el novio más cariñoso del mundo! – continuó Uraraka.

- ¡CÁLLENSE! – gritó Bakugou, al mismo tiempo que una cegadora explosión hizo retumbar la sala completa, levantando una nube de polvo.

Quizás estaban en problemas. Tal vez hubiera sido una mejor idea si Kirishima y Bakugou lo hubiesen planeado mejor, porque no había forma de que pudieran lograr engañarlos a todos… Ambos jóvenes compartieron una mirada algo nerviosa e intranquila, y justo cuando Kirishima abrió la boca para responder algo, a costa de improvisación, se abrió la puerta de la sala y entraron cuatro meseros con un pastel comenzando a entonar "cumpleaños feliz".

Eran las doce de la noche y aunque fuese por un momento, todos dejaron de lado su ruidosa curiosidad para cantar al unísono y celebrar a Bakugou. Por supuesto, era un pastel de especias, picante y dulce, perfecto para alguien como él. Pese a los reclamos de sus amigos, que habían organizado, ese había sido el que había pedido, y con eso se aseguraría que ninguno de los extras le robara una rodaja. Como consecuencia, Ashido y Midoriya habían comprado uno común y corriente de chocolate y frutillas para todos los demás.

- ¡Feliz cumpleaños!

- ¡Pide tres deseos, Bakugou! – dijo Ashido desordenándole el pelo cuando el rubio acercó su rostro al pastel para soplar y apagar las velas. Cuando Bakugou volvió a enderezarse, se dio cuenta de que todos sus amigos lo miraban expectantes, y cuando se dio cuenta por qué, casi se le fue el alma del cuerpo.

¡Querían que Kirishima y él se besaran!

- ¿Qué? – preguntó, pálido.

- No te hagas de rogar tanto – dijo Uraraka riendo -. Ahora que ya sabemos la verdad, no tiene sentido. Mira la carita de cachorrito triste de Kirishima, ¡es obvio que quiere besarte!

- ¿Es obvio? – preguntaron Kirishima y Bakugou al mismo tiempo, nerviosos, mirándose. El de cabello rojo se rascó la cabeza, desviando su mirada al suelo, complicado.

A esto se refería Bakugou cuando había pensado que Kirishima no se daba cuenta de las implicancias de fingir una relación… Era imposible que esa jugarreta inocente no terminara en situaciones como esas, y él… Sus manos estaban sudando tanta nitroglicerina ante la expectativa de besar a Kirishima, que era peligroso. ¡Como tener una bomba en sus manos! Estaban sentados uno al lado del otro en la mesa redonda del restaurante, y era tan sencillo como girarse levemente en sus sillas para quedar uno frente al otro y hacerlo… Excepto que era lo menos sencillo del mundo.

- Como sea – replicó, alcanzando la barbilla de Kirishima con sus dedos, para levantarla hacia él. Los ojos del de cabello rojo se abrieron una vez que se dio cuenta de que de verdad iban a besarse, y se acercaron lentamente, algo dudosos, tragando saliva y sin dejarse de mirarse a fin de corroborar, hasta el último minuto, que el otro no iba a echarse para atrás.

Cuando ya tenía a Kirishima encima, Bakugou cerró los ojos. Lo primero que sintió, fue los labios de su mejor amigo contra los de él, y luego una de sus manos apoyada en su rodilla. Fue algo torpe, al principio… Ninguno de los dos se movió demasiado, dejando que sus labios se tocaran por demasiados segundos… Pero luego, Kirishima movió ligeramente su cabeza hacia un lado para que ambos estuvieran más cómodos y para darle más naturalidad, y Bakugou aceptó con facilidad, abriendo un poco su boca.

La incomodidad inicial comenzó a menguar progresivamente a medida que ambos jóvenes se besaron, entrelazando sus lenguas para luego jugar con ellas, dejándose llevar cada vez más y tomando un poco de confianza al mismo tiempo que sentían como sus corazones estaban por salirse de tanto palpitar contra sus pechos. Y después de tanto tiempo de haberlo deseado, ahora que por fin estaba ocurriendo, se olvidaron de que no estaban solos, besándose cada vez más desesperadamente.

Hasta que Kaminari soltó un silbido que los trajo de vuelta al mundo real.

Bakugou y Kirishima se separaron y abrieron los ojos. Los dos estaban algo sonrojados, acalorados, e incluso temblando, nerviosos… Ese había sido el primer beso después de tanto, tanto tiempo de añoranza… Había llegado tan rápido como se había terminado y ninguno creía que lo que acababa de pasar había sido real.

- Cielos – murmuró Ashido.

- ¿Los dejamos solos aquí o les pedimos un taxi para que se vayan a un hotel? – preguntó Kaminari haciéndose el chistoso.

El par había quedado tan aturdido que ni siquiera se molestó en responder, girándose sobre sus sillas para volver a su posición original, en el caso de Kirishima aclarándose la garganta e intentando serenarse; en el caso de Bakugou, fijando su mirada en el enorme pastel y las velas con forma de "27" delante de él para no hacer contacto visual con nadie.

- Eh, voy a servir el pastel – dijo Uraraka con un tinte nervioso, poniéndose de pie rápidamente.

- Kacchan, ¿ya viste lo de las flores para la boda? – preguntó Midoriya para cambiar el tema.

- No – gruñó.

¿Por qué su primer beso con Kirishima había tenido que ser al frente de todos esos extras? Bueno, no. Eran sus amigos. Pero… ¡Aun así! Ahora tenía que fingir que todo se encontraba bien y normal por el resto de la noche, cuando lo único que quería era pensar en eso y solo en eso. ¡No quería hablar de las estúpidas flores de la boda!

- Queda menos de un mes… - le recordó el de cabello verde con una sonrisa algo intranquila.

- ¡Ya sé, Deku! ¡Lo voy a ver pronto!

- ¡Kirishima-kun podría ir contigo! – sugirió – Como padrino de boda, Kacchan se ofreció a ver todo lo relacionado con lo de las flores. Tal vez quieras ayudarlo a escoger… Dos cabezas piensan mejor que una.

- Puedo hacerlo solo - comenzó a decir el rubio.

- ¡Vamos! – dijo Kirishima con una gran sonrisa que llegaba a encandilar. ¿Y cómo le iba a decir que no a eso?

- Bien. Vamos.

La noche siguió su curso, y por suerte, el beso que compartieron los dejó a todos lo suficientemente contentos o sin palabras, provocando que se dejaran de molestar y hacer preguntas o insistir con cosas tontas, desviándose la conversación a la organización de la inminente boda entre Midoriya y Uraraka.

Bakugou apreciaba mucho a sus amigos, de verdad que sí, ya no era el niño orgulloso y terco que fingía que estaba mejor solo, ahora de verdad podía decir que incluso los amaba, aunque lo sacaran de quicio. Pero en ese momento lo único que quería era regresar a su casa, lanzarse en su cama en medio de la oscuridad y rememorar la forma en la que Kirishima lo había besado…

Además, no había dejado de sentir mariposas estúpidas en su estómago desde que había ocurrido y era completamente ridículo e incómodo, ¡quería estar solo en vez de tener que aparentar que le interesaba en algo si Present Mic iba a ser el DJ de la fiesta de matrimonio! Ah, y Kirishima iba a ser su pareja en ese bendito evento… ¿Cómo iba a sobrevivir a tres días completos en la finca con él? ¿Cómo iba a sobrevivir actuando que eran pareja, si de verdad no estaba actuando?

- ¿Lo estás pasando bien, Kacchan? – preguntó Deku, sonriéndole con cariño – Te ves feliz.

- Normal – dijo el rubio, cruzándose de brazos y fingiendo indiferencia.

A decir verdad, había empezado como el peor cumpleaños de toda su vida. Ahora, difícilmente iba a volver a tener uno mejor.