No todos, pero sí la mayoría de la antigua clase 1-A había podido reunirse a beber algo después del funeral de Mineta. Aizawa y un par de alumnos de la clase 1-B también se habían aparecido para beber y entregar sus condolencias, e incluso Midoriya, que no tenía tiempo para nada después de haberse convertido en el número uno y en el nuevo Símbolo de la Paz, había llegado a compartir un par de cervezas con todos, en el departamento de Kaminari.

Solo algunos héroes habían faltado: Todoroki, que no se relacionaba demasiado con la mayoría del curso tras la graduación; Aoyama, quien después de volverse héroe profesional se había dedicado más al modelaje que al trabajo de héroe en sí, y se encontraba en el extranjero para una sesión fotográfica; y Hagakure y Ojiro, que trabajaban en otra región de Japón.

Era la primera vez en cinco años que lograban reunir a tantos del curso en un mismo lugar, pero lamentablemente el motivo era un funeral. A cinco años de haberse graduado ninguno de ellos había pensado que tendrían que asistir al funeral de un compañero tan pronto, antes de cumplir veinticinco años, lo cual era ridículo considerando el peligroso trabajo que realizaban día a día.

La televisión estaba encendida y emitiendo un ruido blanco en el fondo, pese a que nadie le prestaba atención. La mayoría conversaba acerca de Mineta y el tal "Z", que había pasado de vigilante a villano inmediatamente, y ahora era buscado como tal en vez de hacer admirado. De tanto en tanto hacían un brindis por su compañero caído.

La única persona que sí le prestaba atención al televisor, era Bakugou.

- Qué sarta de basura y mierda – comentó, tomando el control remoto para apagarla.

- ¡Hey! ¡Le estaban haciendo un homenaje a Mineta! – reclamó Sero.

- Un homenaje a Mineta – repitió con sarcasmo -. No existe muerto malo.

- ¿Qué quieres decir? – preguntó Kaminari, ofendido.

- Bakugou, este no es el momento – le susurró Kirishima, acercándose para convencerlo de que quizás lo mejor era dejar de beber y volver a casa.

- Lamento lo que le pasó al idiota, pero un homenaje a un tipo como Mineta… - murmuró sonriendo sarcásticamente -. Es un maldito circo.

Kaminari, siendo el más cercano al fallecido, estaba comenzando a ponerse rojo por la furia y estaba listo y dispuesto a acercarse a Bakugou para ponerse a pelear, bajo la mirada tensa de todos los invitados, cuando Midoriya se interpuso entre los dos, alzando sus manos para calmar los ánimos.

- Lo que Kacchan quiere decir es que Mineta-kun estaba siendo investigado por varias denuncias en su contra – dijo en un tono más conciliador -, y quizás hubiese sido una buena idea realizar este tipo de homenajes de manera más privada, en respeto a las personas que—.

- ¡Vamos, Midoriya, esas denuncias no se han comprobado como ciertas!

- Tampoco se han comprobado como falsas – puntualizó Jirou, apoyada desde la mesa estilo americano de la cocina -. Personalmente, estoy de acuerdo con Bakugou. Desde lo que ocurrió en Jaku, creí que todos seríamos más cuidadosos a la hora de llevar a cabo nuestro trabajo. Pero Mineta no merecía que le llamaran "héroe". Él aprovechó su estatus para… Bueno, abusar mujeres.

- Ya, ya, muchachos – dijo Aizawa poniéndose de pie -. Un tema fascinante, sin duda, pero definitivamente no es el momento. Si de algo nos sirve todo esto, es para darnos cuenta de que hay alguien allá afuera que quiere castigarnos.

- Un nuevo Stain – dijo Iida con amargura.

- No lo descartaría – respondió Aizawa, seriamente -. Bien, hora de irme. Mi hija me espera en casa. Ah, Bakugou, ¿crees que puedas acompañarme afuera por un momento? Tengo que hablar algo contigo.

- Sí, sensei – respondió el rubio, encogiéndose de hombros.

Tras despedirse en medio del ambiente silencioso y tenso, Aizawa y Bakugou hicieron su salida del departamento de Kaminari, quien hizo un esfuerzo monumental por no golpear a Bakugou antes de que este abriera la puerta, y los ex alumnos de la clase 1-A comenzaron a moverse para hacer lo mismo. El ambiente se había arruinado de cualquier forma, y después de las palabras de Jirou era difícil que pudieran retomar con tranquilidad.

- Kirishima-kun, ¿necesitas que te lleve? Voy saliendo a Chiba.

- ¿A Chiba? ¿En serio?

- Tsukauchi me pidió apoyo en una misión por las siguientes dos semanas – dijo sonriendo amablemente.

- Te lo agradezco, Midoriya, pero creo que voy a quedarme aquí esta noche – respondió de reojo, mirando a Kaminari -. Aunque Denki no lo reconozca, creo que necesita compañía.

- ¡Oh, claro! Por supuesto – dijo colocando su mano sobre el hombro del de cabello rojo -. Eres un buen tipo, Kirishima-kun.

- Tú también, Midoriya – dijo sonriendo ampliamente.

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Pasó un mes desde el funeral de Mineta y todo había terminado tan incómodo, que el grupo no se había juntado durante los viernes como solían hacerlo. Kirishima, Sero y Ashido se habían reunido por separado, a cenar o a tomar un café entre horarios de trabajo y para relajarse, discutiendo de tanto en tanto lo molesto que estaba Kaminari con Bakugou y con Jirou. Sero tomaba partido por Kaminari, creyendo que lo que esos dos habían dicho en el funeral había sido completamente desubicado, pero Ashido les encontraba la razón. En algún momento la chica incluso sugirió que Mineta se buscó lo que le había ocurrido, y Kirishima temió que explotara otra pelea en la mesa.

Pero, por suerte, o más bien mala suerte, había un tema superior que los convocaba (A todos, no solo a ellos tres) y ese era el llamado "Z" que seguía haciendo de las suyas, colmando las páginas de los diarios y las pantallas de televisión. Después de asesinar a Mineta había aparecido para ajusticiar unas tres veces más, dejando su marca en las escenas del crimen, asesinando delincuentes y ladrones con nada más que fuerza bruta.

Pero, al menos, no había vuelto a matar a un héroe.

Los días siguieron como si nada, pero el ambiente de la ciudad estaba extraño y descompuesto. Los locales comerciales estaban comenzando a cerrar antes de que oscureciera, y se notaba que la gente estaba más asustada y preocupada que de costumbre. La presencia de los héroes no estaba ayudando demasiado, ya que había pasado un mes entero y todavía no había ni siquiera una pista de quién podía ser el sujeto.

Cuando Kirishima patrullaba como Red Riot notaba que los chicos se reunían menos después de clases, o que andaban en grupos más grandes para cuidarse las espaldas, y nadie le baja el perfil al asunto, ni el gobierno, ni los medios. Después de tantos años sin una amenaza real, sin grandes villanos que derrotar, la gente se había acostumbrado a caminar despreocupada por las calles y ahora no sabía cómo lidiar con la presión de un nuevo peligro.

- ¿Cara de burro sigue enojado conmigo? – pregunto Bakugou una noche en la que decidió unirse al trío de amigos.

- No es que esté enojado contigo – aclaró Sero -, o bueno, no lo sé. ¿Por qué demonios tenías que decirle eso sobre Mineta justo el día del funeral?

- Todos lo pensábamos, pero… - empezó a decir Ashido.

- ¿Ah? ¿Tantos años y todavía no me conocen? – preguntó el rubio, haciendo una seña al mesero -, si pienso algo, lo digo. Un whisky.

- Este tipo, Z, siempre ataca de noche. Cuando dijiste que ibas a atraparlo, creí que sería cosa de tiempo – dijo Sero.

- Yo creí lo mismo.

- ¿Cómo puede ser que ninguno de los héroes nocturnos lo haya visto?

- De eso hablamos con Aizawa sensei la otra noche – explicó Bakugou, mientras el mesero le traía un vaso -, cambiamos nuestro perímetro de patrullaje, pero el tal Z es impredecible. Puede atacar en medio de la zona más concurrida y nadie lo ve, o en la periferia.

Aizawa había tenido que renunciar a la U.A. cuando ellos estaban terminando el tercer año, después de un incidente que había involucrado a Bakugou y a Deku, y el hombre había aprovechado que todavía era joven para regresar a su trabajo original, un héroe underground. Eraserhead se movía tan bien como siempre, sin dejar que sus años inactivos como héroe por dedicarse a la docencia lo hubieran retrasado.

- Me da miedo que pueda ser… Una amenaza peor al All for One o a la Liga de Villanos – reconoció Ashido.

- Desde que fueron derrotados, creo que todos hemos estado esperando internamente que aparezca "el siguiente" – dijo Sero.

- Este podría ser peor – dijo Bakugou reclinándose en su silla -. Es menos caótico y menos violento, pero está haciendo algo con la psiquis de la gente. Si no lo logramos parar y esto sigue así…

Kirishima notó que ya no quedaba nada en el vaso de Bakugou, pese a que no habían transcurrido ni unos veinte minutos desde que el mesero le había llenado el vaso. Esperó a que Sero y Ashido se estancara en otra discusión sobre la identidad de "Z" para acercarse disimuladamente hacia el rubio, que estaba sentado junto a él, y una vez que se aseguró de que nadie más lo oía, expresó sus preocupaciones en voz alta.

- ¿Está todo bien?

- Nunca he estado mejor – contestó con su habitual sarcasmo.

- Estás bebiendo y fumando. Siempre decías que solo un tonto se metería ese tipo de basura en el cuerpo.

- Te tomaste muy en serio lo que decía cuando tenía quince años – dijo con una sonrisa arrogante mientras, animado por las palabras de Kirishima, buscó en su bolsillo para sacar una cajetilla de cigarros.

- Estoy hablando en serio. – insistió el de cabello rojo, pero lo único que obtuvo a cambio fue una bocanada de humo directo en su cara. Bakugou lo estaba intentando molestar apropósito, pero intentó ser paciente -. Simplemente me preguntaba si hay algo que te preocupe.

- ¿Además de un asesino serial que acaba de matar a Mineta? – preguntó con ironía. Al verlo de esa forma, Kirishima se sonrojó sintiéndose tonto por haber preguntado, hasta que recordó que Bakugou ya estaba actuando así antes de que ocurriera lo de Mineta.

- La otra noche, cuando aún no sabíamos que Mineta había sido asesinado… Te levantaste en medio de la noche para ir a comprar esta mierda – dijo dándole un golpecito a la cajetilla sobre la mesa.

- Kirishima, son cigarros, no heroína – contestó burlesco.

- El tema no es ese, lo raro es que lo estés haciendo. – Al no obtener ninguna respuesta, insistió un poco más -: Escuché las explosiones desde tu habitación la otra noche.

Esta vez, la expresión de Bakugou cambió automáticamente a una bastante más irritada. No como en su estado natural furioso, cuando gritaba, reclamaba y utilizaba su propio enojo como combustible para competir, ganar o atrapar a un villano. En este caso se trataba de una expresión fría, cínica e irónica, que Kirishima ya conocía. Quizás se estaba entrometiendo demasiado.

El rubio le hizo otra seña al mesero, apuntando hacia su vaso vacío en la mesa en señal de querer que se lo rellenaran.

- Si escuchaste las explosiones deberías saber, ¿no? Si todavía no lo sabes, eres estúpido. Si ya lo sabes, no veo el motivo para que me lo preguntes, excepto que quieras escucharlo de mi propia boca.

- No, no es eso, es porque—.

- Ya deberías saber a estas alturas que no hablo de eso. - El rubio se quedó en silencio una vez que el mesero se acercó con una botella de cristal grueso, esperando a que éste se inclinara ligeramente para verter el líquido color ámbar sobre su vaso.

Aunque no lo había dicho directamente ni reconocido, para esas alturas era obvio que Bakugou se estaba refiriendo al incidente de tercer año, así que las sospechas de Kirishima eran ciertas: El rubio todavía lidiaba con las secuelas de lo que había pasado cinco años antes… Y no sabía si haría más daño guardando silencio y esperando a que Bakugou retomara la conversación, o insistir una vez más en el tema, cuando vio que éste abrió la boca.

- Estoy acostumbrado a ver esa misma mirada en el rostro de la gente desde el incidente con el villano de barro – dijo apuntándolo casualmente con la misma mano con la que sostenía el cigarro -. Y se repitió con el secuestro de la Liga de Villanos, y después, con lo de tercero. Una mezcla de morbo por saber, y lástima. – Kirishima iba a replicar, ofendido, pues su preocupación no tenía absolutamente nada que ver con ninguna de las dos cosas que Bakugou acababa de decir, pero este no lo dejó hablar -. Supongo que esperas que te diga que tengo estrés post traumático o algo por el estilo, para que puedas volver al papel del mejor amigo preocupado que intenta ayudarme. Si no funcionó antes, no va a funcionar ahora.

El rubio se puso de pie y bebió todo el contenido de su vaso de golpe bajo la mirada de los tres presentes ya que, a esas alturas, Sero y Ashido obviamente ya se habían dado cuenta de que algo andaba mal. Luego, se metió una mano a un bolsillo para sacar un par de billetes que dejó sobre la mesa, antes de devolverle la mirada a los otros tres.

- Nos vemos – dijo antes de marcharse.

- ¿Qué mierda fue todo eso? – preguntó Ashido.

- No sé. Pero me preocupa.

Era cierto. Kirishima debía estar enojado por el trato innecesario que acababa de recibir, pero no podía. No podía hacer más que estar inquieto ante el hecho de que Bakugou parecía una bomba de tiempo andante, que cualquier cosa rara que volviera a pasarle iba a terminar por darle el puntapié final para que terminara explotando, y la conversación que acababan de tener simplemente se lo había confirmado.

Pero ¿cómo rayos ayudar? Era su mejor amigo y ni siquiera entendía qué demonios había ocurrido a finales del tercer año de la U.A. La única persona que lo sabía eran Deku y Aizawa, y éste último le había prohibido a toda la clase que le hicieran preguntas a Bakugou al respecto (lógicamente, aumentando la curiosidad de todos), y solo un par de días después había renunciado.

Sí, Bakugou había tenido razón cuando le había dicho "si ya lo sabes, no veo el motivo para que me lo preguntes", pues sabía que algo había pasado lo suficientemente grave como para provocar todos los cambios que vinieron luego en el rubio. Pero no tenía idea qué había sido. Todos se referían a eso como "lo que había pasado en tercero", sin tener la más mínima idea de qué era, y lo estaba volviendo loco…

- Ya se le va a pasar – dijo Sero -, igual que a Kaminari. Todos están demasiado tensos por lo de Mineta, eso es todo.

- Sí, supongo que sí.

- Quizás deberíamos irnos también, mañana tengo que trabajar temprano – dijo el de cabello negro -. ¿Tienes trabajo también, Kirishima?

- Kilos.

- ¡Yo no! – dijo la chica de piel rosa -. ¡Netflix y a relajarse!

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Bakugou estaba tan enojado que llegó a su casa a hacer explotar un par de cosas. Odiaba tratar a Kirishima así y hacerlo sentir mal, pero por sobre todo odiaba no poder decirle la verdad a su mejor amigo. Sabiendo que no era suficiente, ni de asomo, sacó su celular y le mandó un mensaje de texto diciendo que lo sentía. Kirishima siempre lo perdonaba, así que ya se había acostumbrado a ese patrón en donde podía tratarlo mal y luego arrepentirse sin mayores consecuencias. Estaba mal, pero ya no sabía de qué otra forma podía desviar el tema sin que no fuese sospechoso.

La vida hubiese sido más sencilla si Kirishima, y cualquier otro, hubiera entendido a la primera que cuando Bakugou no hablaba del tema, era porque quería protegerlos. Era el mismo motivo por el que Aizawa le había dicho a todos, años atrás, que no hicieran preguntas, por su propia seguridad, porque los rumores eran más peligrosos que las singularidades y los villanos...

Sacó otra cerveza de su refrigerador y se desparramó en el sillón de su sala para beberla. Bakugou ya tenía sospechas de quién era "Z", y Aizawa también. Por eso su antiguo profesor le había dicho que conversaran cuando habían dejado el departamento de Kaminari, después del funeral. Y si las sospechas eran ciertas… Entonces Bakugou tenía más motivos que nunca para no contarle nada a Kirishima, ni a nadie. Era la única forma de protegerlos.

Bakugou sacó su celular del bolsillo para ver si Kirishima le había respondido, pero nada. No había más que un "Lo siento" en la conversación, con dos vistos de color azul, lo que lo hacía sentir peor aún. Pensó si debía insistir o decir algo más, pero finalmente volvió a guardar el teléfono en su bolsillo, decidiendo que esperaría hasta el día siguiente.

Aizawa había perdido su trabajo en la U.A. por ese secreto… Bakugou casi había perdido su vida, aunque nadie se hubiera llegado a enterar. La única persona que sabía algo, además de ellos, era Deku, y el héroe número uno tampoco iba a contárselo a nadie. A él le convenía menos que a nadie que se supiera la verdad.

Ahora que un villano firmaba sus escenas del crimen con una "Z", le era imposible no recordar seguido todos los malos recuerdos que había decidido bloquear hacía un tiempo. Le era imposible, cuando se miraba en el espejo del baño después de una ducha, no quedarse contemplando las cicatrices que cubrían su cuerpo, preguntándose si eventualmente iba a volver a encontrarse con ese mismo villano que casi lo había matado a finales del tercer año…

Bakugou sintió su celular vibrar varias veces dentro de su bolsillo, y lo sacó a toda prisa para ver que tenía varios mensajes nuevos de Kirishima. Tras desbloquear su pantalla, pudo ver que el de cabello rojo le había respondido: "Da igual", "simplemente odio cuando sé que me estás escondiendo algo" y "desearía que confiaras más en mí".

Y lo hacía. Bakugou confiaba en Kirishima más que en nadie, pero no podía decirle. No si quería protegerlo. Aizawa y él ya habían pagado el precio de saber ese secreto… Jamás iba a permitir que alguien más lo hiciera. Así que respondió lo único que podía en ese momento.

Lo siento.

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Una semana después, Kirishima colgaba la máscara de su traje de héroe en el gancho que estaba dentro de su gabinete, en la agencia de Fatgum. Cuando cerró la puerta del gabinete vio el reflejo de su rostro en el espejo que había colocado en la misma. Estaba cubierto de moretones, heridas y rasmillones por una pelea con seis villanos que habían asaltado un banco, y aunque Tetsutetsu, Tamaki y él habían ganado, podía decir con toda certeza que había sido una mañana de mierda.

- Chico, tómate el resto del día.

- ¿Eh? Pero si solo son unos rasguños.

Kirishima se dejó caer en el sillón de la oficina de Fatgum. Apenas había entrado, el héroe lo había mirado con una expresión entre preocupada y condescendiente que le había llamado la atención, además de que se había apresurado a tomar el control del televisor para apagarlo ¿Qué? ¿Tan mal se veía después de haber peleado con esos tontos villanos? Sí, era cierto que estaba magullado, pero no en peor estado que otras veces.

- Tengo noticias que darte – dijo Fatgum, poniéndose de pie -. Se trata de un antiguo compañero tuyo, Aoyama.

- ¿Aoyama? – preguntó confundido - ¿Qué pasa con él?

- Es el tal "Z". Volvió a aparecer.

- Ah, mierda.

No tuvo que preguntar para saberlo. Entre que Fatgum había apagado el televisor antes de que él pudiera ver algo, y que le había sugerido que se tomara el día, era obvio que Aoyama había sido asesinado por "Z" al igual que Mineta. Y aunque no era tan cercano a su ex compañero de clase, por los años que habían pasado juntos sí le tenía un cariño especial que hizo que la noticia lo golpeara fuerte. Era surreal pensar que ya dos de sus compañeros de clase habían muerto. Ambos, con tan solo veintitrés años y toda una vida por delante.

- Aléjate de las redes sociales y no veas televisión por hoy – sugirió Fatgum mientras le colocaba la mano en el hombro a Kirishima.

- ¿Por qué? ¿Es horrible? – preguntó, pese a no querer saber realmente.

- No, es solo que… Bueno, se ha filtrado. Está por todas partes.

- ¿Qué cosa? – el enorme héroe dudó por un momento - ¡Taishiro, respóndeme!

- Bi-bien… - balbuceó, incómodo -. Ayer por la noche varios sitios de tabloides y algunos programas de farándula recibieron fotos y vídeos enviados por el celular de Aoyama. Las fotos eran de él mismo, asesinado sobre su cama. Alguien impactó su cabeza contra el respaldo de su cama y le provocó heridas fatales en el cráneo.

El de cabello rojo se esforzó por no dejar que su cabeza deambulara y se imaginara la escena del crimen, se esforzó por no fantasear con Aoyama muerto, sintiendo como un escalofrío recorría su espalda, y luego recordó que "Z" había sido igual de morboso y escénico cuando había asesinado a Mineta, escribiendo incluso algo en la pared.

- ¿Había algún mensaje?

- ¿Aparte de la "Z" de siempre? No. Y para peor, el teléfono desde donde se enviaron las fotografías está desaparecido y ha sido imposible rastrear su señal…

Kirishima se hizo una idea de que esas fotos y vídeos debían estar dando la vuelta al mundo para ese entonces, que incluso si la fiscalía ordenaba que los tabloides o los medios las bajaran, seguramente ya se había masificado totalmente en las redes sociales. Debía ser horrible.

- No es una casualidad que se la haya mandado a los tabloides – murmuró el de cabello rojo con amargura -, de hecho, fue totalmente planeado.

- ¿Por qué lo dices?

- Cuando Ground Zero y yo llegamos a la escena del crimen de Mineta, "Z" había escrito "Lust" en la pared con labial rojo… En medio de un prostíbulo, ¿entiendes? Y Aoyama, que prácticamente había dejado de lado el trabajo de héroes para dedicarse a la farándula y a las sesiones fotográficas… Bueno, tiene sentido que "Z" también haya querido castigarlo de una forma similar.

- Supongo que tiene sentido, pero no deja de ser macabro.

- Esa noche estuvimos leyendo sobre los pecados capitales, buscando pistas o alguna forma de anticiparnos al siguiente movimiento de "Z" – recordó Kirishima -, normalmente los siete pecados capitales obedecen al mismo nombre en diferentes obras literarias o culturas, pero Katsuki dijo que a veces cambiaban. Santo Tomás de Aquino no ocupaba el nombre "soberbia" como otros, le llamaba "vanidad" o vanagloria. ¿No crees que podría haber asesinado a Aoyama por ser vanidoso?

- ¿No te parece raro?

- ¿Qué?

- Que haya escrito "Lust" con Mineta, pero no haya escrito nada con Aoyama.

- No lo sé, quizás porque demostró su punto al enviarle las fotos y vídeos a los medios – Kirishima notó la expresión de incredulidad en el rostro de Fatgum, y sintió que el alma se le iba del cuerpo -, hey, ¿qué rayos estás pensando?

- Si la teoría de los pecados capitales es cierta, todo el mundo pensaría inmediatamente en los siete nombres tradicionales. Aoyama no encajaría en ninguno de los tradicionales, nadie pensaría en él para la soberbia. Si no fuese por lo que te dijo Bakugou, jamás se te hubiera ocurrido ligar la muerte de Aoyama a la vanidad. Y si "Z" hubiese escrito que se trataba de la vanidad, sería lo suficientemente obvio como para que incluso tú sospecharas.

Kirishima se puso de pie, rápidamente, indignado, sin siquiera darse cuenta de que lo estaba haciendo sino más bien por un impulso de rabia. ¿Acaso Fatgum acababa de decirle que Bakugou había matado a Aoyama? ¡¿Estaba escuchando bien?!

- No puedo creer… - comenzó a decir, pero estaba demasiado enojado como para poder rebatirlo o decir algo coherente, así que se detuvo e intentó respirar profundo - ¿Sabes qué? Me voy a tomar el resto del día, y cuando regrese mañana espero que te hayas dado cuenta la estupidez que acabas de decir.

- Hey, chico, espera, no te lo tomes así.

Pero era demasiado tarde. Kirishima acababa de dar un portazo tras salir de la oficina.