DISCLAIMER: "Harry Potter" y todos sus personajes concernientes son propiedad intelectual de J. K. Rowling junto con sus respectivos socios comerciales. Esta obra sólo es la realización de una fan de esta obra original sin el ánimo ni fin de lucrar con ella, así también se aclara que la autora del siguiente escrito no percibe ninguna ganancia de cualquier tipo por el mismo.
ADVERTENCIA: Este fanfiction es de contenido slash (homosexual); así que si hay homofóbicos (o personas con ideas afines a éstos) o chicos de edad no apta a punto de leer esta historia quedan advertidos de ello y con la sugerencia de que abstenerse a leerla para evitar sentirse agredidos en su persona...
-
AUTORA: Sehren Kou
-
Letra en bastardilla: Parte de un texto o pensamientos
NDS: Comentarios, a veces sin sentido, de la autora
—CE— Cambio de escena por lugar o tiempo
(X) Aclaraciones o especificaciones varias
-
-
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
-
· CAPÍTULO II ·
Otra vez se siente perdido, ahí en medio de aquellas calles desoladas y casas derruidas; comienza caminar sin ir a ningún lado en particular, el ambiente es tan desolado y frío, ni un sonido se aprecia en el lugar, tan sólo su respiración y comienza a preocuparse.
De pronto divisa la sombra de alguien y comienza a correr hacia ella, ve el pálido reflejo en el vidrio estrellado de una vitrina y da vuelta en aquellos callejones oscuros, siguiendo la escurridiza silueta; pero sólo sus pasos apresurados resonando sobre las frías callejuelas empedradas y su respiración acelerada le acompañan, como si aquella persona sólo fuera una imagen y no alguien real ya que no produce sonido alguno y es tan rápida que comienza a pensar que es sólo un producto de su imaginación.
Pero al final, llega a los límites de ese pueblo fantasma y se queda horrorizado al apreciar el panorama frente a él: mujeres, hombres, ancianos, adolescentes muertos y desperdigados por todo el campo. El viento agita sus cabellos oscuros y levanta su mirada esmeralda para posarla por fin al centro de toda esa masacre, parpadeando confundido ante lo que encuentra.
Sobre el tronco de un árbol truncado, se encuentra la figura de aquella persona que había estado persiguiendo, alguien ataviado por una larguísima túnica de un blanco impoluto, con una capucha ancha ocultando su faz, sentada sobre el madero con la pierna derecha flexionada y la izquierda colgando; pero lo que atrae su atención es lo que carga entre sus brazos, algo envuelto por una frazada blanca.
— ¿Quién eres tú?
La figura sólo ladea la cabeza como si no entendiera su pregunta y se mantiene en silencio, logrando que comience a desesperarse; da un paso hacia delante pero se detiene al ver que estaría adentrándose a esa zona de muerte y desesperanza.
— ¿Por qué huías de mí?… siempre huyes…
Abre los ojos de manera enorme al entender lo que acaba de decir, comienza a temblar al ir dándose cuenta de lo repetitivo de toda esa escena y trata de controlarse.
La figura sólo extiende su brazo derecho como señalando todo el lugar y que lo está esperando ahí; pero al ver que se niega a acercarse, se levanta y mantiene parado sobre el tronco, bajando la cabeza para observar lo que sostiene, como si estuviera tomando una importante decisión. Le extiende lo que sea que abrigue esa frazada y trata de animarle a ir por ella, pero no lo logra.
Sabe que es importante pero no quiere entrar, ha sido tanto lo que ha soportado, tanto lo que ha provocado como para rodearse de todo aquello; aprieta fuertemente sus manos en puños y mira furioso a esa persona desconocida, comienza a detestarla por lo que quiere obligarlo a hacer y no caerá en sus provocaciones.
La silueta asexual abraza contra sí aquel pequeño bulto por un momento y termina por quitarle la frazada, mostrando una esfera transparente sin nada dentro de ella; pero un pálido rayo de luna la atraviesa y la esfera comienza a mostrar diversas cosas: unas flores que si no recuerda mal son campanillas de invierno, fuegos artificiales, un beso, las estrellas de alguna constelación, pequeñas gotas de agua resbalando o ¿serán lágrimas, una bofetada a alguien, una mano entrelazándose a otra…
Pero lo que le aterra de un momento a otro es ver como esa persona voltea su rostro a un lado con tristeza y separa las palmas de sus manos dejando caer la esfera, la cual aún muestra una última imagen: un bebé…
— ¡Noooo!
Se arroja al piso y siente que todo se rompe a su alrededor, la esfera se estrella contra el suelo y el sonido de ello es tan estremecedor que su alma se siente ahogada y no sabe que hacer más que llevarse sus manos a la cabeza y dejar que las lágrimas corran.
(NDS: Para quienes han visto la película de X/1999, imagínense una escena muy parecida a cuando Kotori sueña con los dos Kamuis)
·
— ¡Harry! ¡Despierta Harry!
Abre los ojos y trata de enfocar su mirada, pero sólo ve un par de sombras mientras su respiración está agitada y su cuerpo sudoroso.
— Sólo fue una pesadilla, Harry
Reconoce la voz de Remus y asiente, se incorpora un poco y a tientas toma sus gafas del buró junto a su cama; cuando por fin ve bien reconoce la figura de su padrino y de Remus, trata de sonreír pero aún siente vestigios de aquel intenso dolor que le embargó cuando en aquel sueño la esfera se destruía por completo.
Hace años que ese visión comenzó a tomar forma, primero inocentemente al tratar de alcanzar a aquella persona pero cada vez avanzaba un poco más y cuando llegó al campo cubierto de cadáveres la idea de que Voldemort intentaba distraerle con ello comenzó a formarse en su cabeza, hasta que lo derrotó y el sueño seguía visitándolo de vez en cuando. De la última vez ya habían pasado casi tres meses hasta hoy, pero esta noche ha sido cruel como nunca ha experimentado tal capacidad de dolor.
— ¿Estás bien?
— Sí, Sirius… es sólo ese maldito sueño al que no le encuentro sentido – golpea el colchón –, ahora he visto a un bebé dentro de una tonta bola de cristal que se rompía…
— Tal vez Dumbledore pueda ayudarte
— Dumbledore está demasiado ocupado con Malfoy como para que le diga que tengo sueños recurrentes, es una tontería comparado a lo que le preocupa ahora
La respuesta cortante de Harry a la sugerencia de Remus hace que el castaño y Sirius intercambien miradas; desde que salió a la luz quien había sido el responsable de la situación del chico rubio, Dumbledore no dijo nada, ni un regaño, ni una llamada de atención o un consejo, algún tipo de consuelo, nada, simplemente le miró fijamente por varios minutos y asintió como si entendiera; fue lo peor que pudo suceder para Harry.
— Oh, por Merlín… sueno tan patético y egoísta… y todo es mi culpa… mi culpa
Harry comienza a temblar violentamente y baja su rostro mientras lágrimas de culpabilidad surcan sus mejillas. Ambos hombres se sientan junto a él, uno de cada lado y tratando de reconfortarlo de alguna manera, aunque ellos saben que lo que está pasando Harry es justo a pesar de que les duela admitirlo; condenar a alguien inocente es una gran carga.
Sirius talla de manera ida la espalda de su ahijado mientras observa las llamas arder en la chimenea de esa habitación, él mejor que nadie sabe el tormento que ha sufrido Draco, nadie mejor que él puede comprender la desesperación de la inocencia que nadie cree y el odio hacia aquellos que disponen de las vidas de otros como si fueran dioses. Seguramente su sobrino ha de estar odiando con todo su ser a Harry, no lo culpa por ello pero tampoco puede aceptar que Harry tenga que pasar por esto, después de todo es el condenado Niño-Que-Vivió-Y-Venció, Harry también ha sufrido lo indecible desde su nacimiento y no se la pasa quejando de ello.
Remus ve el matiz opaco en los siempre brillantes ojos de Sirius y baja su mirada, está consciente de la manera en que Sirius se identifica con Malfoy y del conflicto que debe estar pasando por no permitir que nadie dañe a Harry por tal cruento error. Se levanta y desaparece para ir a la cocina para preparar unas bebidas calientes; ve como Kreacher permanece pegado a las ventanas con la mirada pérdida, seguro el elfo ya sabe la situación y que su odio hacia Harry se ha de haber incrementado a niveles peligrosos, tal vez ya deberían ir pensando en dejarlo de manera definitiva en Hogwarts o algo parecido.
Cuando regresa ve como Sirius se mantiene agachado frente a Harry, quien se mantiene sentado a la orilla de su cama y llorando contra él, buscando cierto alivio a toda esa culpa que está corroyéndole desde adentro. Coloca la bandeja con tazas de chocolate caliente (para él), té negro (para Harry) y café (para Sirius) sobre la mesa de noche. No sabe que es lo que necesita escuchar Harry, así que se mantiene en silencio
— Y sus lágrimas… no puedo sacar de mi cabeza su rostro surcado por esas lágrimas de sangre… Sirius… no sé que hacer…
Y entre sollozos ambos hombres se quedan estáticos, completamente asombrados por ese comentario; Remus se mira las manos de manera nerviosa y Sirius suelta lentamente a Harry, tratando de mantener la calma.
— ¿Has dicho lágrimas de sangre?
— Sí… ¿por qué?
Sirius se levanta y comienza a caminar de un lado a otro en la estancia mientras se pasa la mano por sus cabellos, rumiando un sin fin de cosas.
— ¿Sirius?
— Harry… las lágrimas de sangre no son normales… hace diez siglos que un mago no llora sangre, podría decirse que se consideraba un mito…
— No entiendo
Remus toma aire profundamente para seguir con su explicación ya que Sirius parece demasiado ensimismado como para prestarle atención a Harry.
— Nadie sabe exactamente que significan o presagian las lágrimas de sangre en un mago… pero es seña de algo demasiado inmenso y profundo… el último mago del que se decía que había derramado sangre por lágrimas fue Godric Gryffindor, nunca dijo por qué pero se piensa que en algo de ello tuvo que ver Salazar Slytherin, ya que después de que éste se fuese todo pasó… ¿Verdad o leyenda? Nadie lo sabe y en realidad nadie quiere saberlo…
— Lo que quiere decir Remus es que Draco ha pasado por un proceso que lo ha marcado de tal manera que será muy difícil que alguien logre ayudarlo, si es que puede suceder eso… eso es lo significa para todos nosotros el que haya llorado sangre… una especie de maldición…
Harry baja su rostro al escuchar como su padrino tutea al rubio; al parecer se siente responsable de algún modo por el chico, después de todo es el único familiar vivo que le resta a Malfoy, sin mencionar a Tonks.
Oculta su rostro en sus manos al seguir en esa pesadilla, si creía que había sido un infierno todo lo referente a la guerra había estado equivocado, lo que ahora vive y siente es el verdadero infierno traído por Voldemort. Luchó y mató para lograr la paz de todos y la seguridad de sus seres queridos y toda la gente inocente; pero de todas maneras ha manchado sus manos de sangre inocente con aquellas lágrimas derramadas y convirtiéndose en algo muy parecido a un mortífago al haber dispuesto de una vida sin ningún tipo de miramientos.
— CE —
Draco abre los ojos con cierta pereza y cuando logra despertar del todo, no se mueve, simplemente mantiene su mirada fija en el techo de la aséptica habitación. Aun no acaba de aceptar que lo que pensó que fueron más de siete años de vida hayan sido en realidad poco más de tres años de largo infierno; se siente tan cansado y aburrido, tal vez debería sentirse más vivo que nunca y feliz por que todo haya terminado pero ya sea aquí o dentro de aquella alucinación, le da todo igual.
Siente una cálida mano tomar su mano derecha y voltea con indiferencia hacia su costado, topándose con una mirada violácea desconocida pero no dice nada y simplemente la observa fijamente, analizando cada detalle de ese rostro femenino: cabello lacio y corto de un profundo color negro algo revuelto, ojos de color violeta de mirar indescifrable y pesado, nariz bastante común, labios algo carnosos y piel pálida.
— Se han equivocado contigo, tus ojos no son del color de una tormenta sino de un día nublado en el que no se sabe si lloverá o no
Draco no dice nada y sólo mantiene su mirada gris fija en aquella violácea; ojos de amatista que no muestran más que una fría coraza protegiendo sus pensamientos, le recuerdan tanto la mirada ónix de su padrino que se anima a hablar.
— ¿Quién es usted?
— Oh… que mala educación la mía – con un falso tono de disculpa –, mi nombre es Sehren Kou
Nuevamente quedan en silencio y ella cruza sus piernas sin soltarle de la mano sino alzándola mientras entrelaza sus dedos con los suyos para colocarla en su regazo. Como no dice más y de algún modo la actitud de esa mujer ha despertado su curiosidad, comienza a analizar más detalles; por su vestimenta debe ser adinerada: elegantes pantalones negros, jersey blanco de angora de cuello vuelto, túnica negra de punto de aspecto bastante caro, una fina cadena con una cruz y aretes del mismo material, posiblemente oro blanco; casada por el anillo que muestra en su dedo anular derecho (detalle curioso cuando se acostumbra llevarlo en el izquierdo); maniaca en algún grado por que no puede estar completamente quieta, en especial con las manos.
— ¿Has terminado?
Deja de observarle las manos y ve como sonríe divertida, entonces ambos escuchan la puerta abrirse pero no voltean, simplemente se observan a los ojos como esperando a ver quien cede antes, hasta que una mano se coloca en el hombro derecho de ella y ambos rompen el contacto visual.
— ¿Has calmado al chucho?
— Dumbledore se está encargando de Black… Draco, me alegra verte despierto y más relajado
Severus arquea una ceja ante el mutismo de su ahijado pero no dice nada, en cambio jala otra silla y la coloca al lado de la de la pelinegra y pasa su brazo izquierdo por los hombros de ella; entonces sí que atrae la atención completa del rubio.
— ¿Significa lo que creo? – se percata del anillo a juego al de Sehren en el dedo de Severus
— Sí – en tono parco
— ¿Cuándo?
— Hace un año, tu padrino sí que es un hombre difícil… ¿Creerás que me dio calabazas varias veces?
— ¿Sí?
— Claro, me costó muchísimo meterlo en mi cama, ahora ni se diga llevarlo al altar; me le declaré y todo y el seguía en sus treces de mandarme al diablo… Claro, tú mejor que nadie debes conocerlo
— Pero al parecer lo conseguiste
— Por supuesto
Draco observa la mueca de su padrino y la sonrisa satisfecha de ella, y termina por esbozar una suave sonrisa ante la expresión de ambos.
— Disculpa que te trate con confianza pero después de todo eres el ahijado de mi esposo, ¿no?… ahora, creo que he hablado mucho y hace tiempo que no charlas con tu padrino, así que ¿por qué no te sientas y charlas con él mientras te cepillo el cabello?
— ¿Y cómo se conocieron?
— Es una curiosa historia, Severus tenía que matarme; pero que te cuente él…
— CE —
— ¿Qué sucede con su magia?
Severus se pasea como león enjaulado por la oficina del director, algo irónico dada su calidad de serpiente, mientras que Sehren toma uno de los caramelos de limón que Dumbledore le ofrece.
— Su magia estuvo en un punto demasiado inestable como viste… de alguna manera él mismo se colocó un sello como protección y por eso su estado actual
— Vaya…
— ¡Nada de 'vaya'! ¡¿No ves que para él puede ser terrible verse desproveído de su propia magia! – le grita Snape a su esposa
— Fue su decisión, inconsciente pero al fin y al cabo su decisión… Si, será un duro golpe pero para eso estamos ahí nosotros, hay que buscar que centre su atención en otros asuntos, posiblemente le animaría conseguir los EXTASIS teóricos, estoy segura que ha estado pensando en eso por como lo he estado observando actuar estos días…
— También hay que ir ideando cómo sugerirle recibir ayuda
— ¿Ayuda? ¿Qué tipo de ayuda? – deteniéndose de golpe en su andar
— Que un psicomago le atendiere; no es mala idea, necesita que un profesional trate con él esos temas que se rehúsa a hablar con todos nosotros
— No lo aceptará…
Severus se sienta derrotado en la silla al lado de Sehren y echa su cabeza hacia atrás sin saber que más hacer para acercarse a su ahijado. Está consciente de que la sugerencia de su esposa de hacer a Draco enfocarse en cosas positivas que le levantan su orgullo magullado y la idea de Dumbledore para asistir a Draco de un modo en que ellos no pueden, son lo mejor; pero tiene tanto miedo y siente tanta culpa por haber dejado ese día a Draco solo.
Debió estar con él, no confiarse en que Lupin sabría mantener a raya a la Orden; pero todo salió mal a los planes que habían hecho y el culpable de ello fue el mismísimo chico por el que Draco y él estaban luchando. Ironías de la vida…
"
»— ¿Estás seguro Draco?
— Por supuesto Severus, está es la oportunidad que tenemos para entregarle a Lupin la información del velo…
— Es demasiado riesgoso…
Severus bebió de golpe un buen trago de firewhisky sin apartar su mirada ónix del rubio, quien se terminaba de alistar con su uniforme de mortífago. Ambos en la habitación del más joven, protegidos por múltiples hechizos para evitar que oídos ajenos a los suyos escucharan la importante información que padrino y ahijado intercambiaban.
— Todo está cuidadosamente planeado con el licántropo para que toda esta fachada siga; lo encontraras en el punto de encuentro que fijaron, entregas la información mientras todo queda encubierto por el ataque sorpresa de la Orden y listo
— Debes salir en el momento exacto para no caer a manos de ellos, sabes que nuestras cabezas tienen precio
— Lo sé… – indiferente
— ¡Demonios! ¡No lo sabes! Para ti Dumbledore no significa más que otra pieza en esta guerra pero para muchos ha significado más que un padre, varios de la Orden no dudaran en mandarte un Avada, de verte; el hechizo fidelio nos mantiene acorralados a ti, a mí y a Lupin, no podemos decir nada de la verdad para defendernos
— ¿Cómo dice tu maestro? Hay que confiar en que todo resultará bien, Severus… no tenemos más que eso y estamos en tiempos de guerra, decidimos participar en este plan y ahora nos jodemos, así sin más
El ojigris se terminó de colocar su túnica, tomó su máscara y dio la media vuelta, mirando seriamente a su padrino; no quería ponerlo más nervioso aún pero algo dentro de él, probablemente su propia magia, le decía que ese día sería particularmente difícil y determinante en muchísimos aspectos. Esbozó una sonrisa algo sarcástica para encubrir ese torbellino interno de dudas y se acercó al mayor, se levantó de puntillas y le obsequió un beso ligero en los labios a modo de despedida.
Ése era el día…
— Ve tú al encuentro con Lupin y yo me quedo
Pero antes de que abriera la puerta, la fuerte mano del pelinegro le sujetó de su muñeca derecha de manera fuerte, a pesar de la dura máscara de indiferencia y frialdad, su tono de voz sonó preocupado, como si él también presintiera que ese día sería particularmente difícil.
— No fue planeado así y no podemos cambiar nada ahora, cualquier error puede ser fatal… No te preocupes por mí, padrino, sé cuidarme y saldré antes de que lleguen
— Ten cuidado, Draco… por favor
Draco sólo asintió sin darse la vuelta, le estaba siendo difícil todo pero no podía esconderse como un niño asustado; era parte de una guerra y jugando un papel demasiado importante y peligroso como para retractarse a esas alturas; no había vuelta atrás…«
·
»Lupin ya estaba esperándolo en aquella fuente de ese pequeño parque abandonado, simulando pedir un deseo mientras arrojaba una moneda en el agua que había por una lluvia que recién había acabado de pasar. Se colocó a su lado y lo imitó, susurrando palabras resguardadas por un hechizo especial para que el castaño fuera el único que pudiera oírlo.
Le informó datos importantes sobre los horocrux y finalmente le dijo donde acababa de depositar los folios con el tan ansiado contenido sobre el velo donde cayera Sirius Black por culpa de Bellatrix. Se disponía a irse cuando se quedó quieto, observando el patronum con forma de nutria que se dirigía rápidamente hacia Lupin; éste entregó su mensaje y desapareció. Pero lo que hizo a su corazón comenzar a latir desbocadamente y sentir que la tierra se abría bajo sus pies fueron las palabras de él.
— Adelantaron el ataque…«
"
Y ésa fue la última vez que se vieron él y Draco, con el rubio completamente sano y como era; por que ahora parece un muñeco vacío, esperando que el viento sea lo suficientemente fuerte para lograr empujarlo por algún abismo y así perderse en él.
Fue aquel instante cuando vio el patronum de Granger que supo que nada iba a suceder como habían planeado, que todo sería diferente y que debió hacer caso de sus instintos cuando sintió los cálidos labios de su ahijado despedirse de él.
— CE —
Draco se levanta de su cama con cierta lentitud y movimientos etéreos que más parece una dulce ninfa moviéndose que un mago.
Su precioso cabello cae como cascada por su espalda, tan largo que pasa su cadera y tan hermoso como el primer día; su blanca piel luciendo tan bella como el más fino alabastro y tan suave como la más sedosa de las sedas y sus movimientos tan elegantes o de ser posible, aún más gráciles que la última vez que caminó realmente. Pero sus ojos… sus ojos muestran tal carencia de emociones y a la vez una armonía tan enigmática que ningún legimens podría acceder a sus pensamientos.
Han sido los cuidados de Dumbledore y Severus los que han logrado que la maldición no lograra consumirlo físicamente como era parte de sus efectos principales; por eso su apariencia prácticamente sana y que sus músculos no estén atrofiados, sólo un poco más de atención médica y lo darán de alta. Aunque todo esto no le importa mucho en estos momentos ya que su mente divaga en otros asuntos.
Abre la puerta y comienza a caminar sin ningún rumbo, sabe perfectamente que su magia se ha desvanecido pero aún puede sentir la de otros y es así cómo evita encontrarse con cualquier mago, bruja o squib. Llega al ala de maternidad y se detiene frente a la pared de cristal donde se pueden apreciar las pequeñas maravillas que la vida acaba de brindar a los afortunados padres. Coloca su pálida mano izquierda sobre el cristal y una sonrisa sincera pero melancólica se forma en sus labios.
Otra cosa que le arrancó esa maldición: el nunca haber sentido realmente la calidez y los primeros movimientos de aquel hijo que tanto deseó tener. Ese pequeño fue producto de un acto aberrante pero había sido como una luz a la que aferrarse, algo bueno entre tanta porquería y el cual de un día al otro perdió, él o ella simplemente dejó de vivir, arrancándole la posibilidad de albergar otra vida en su interior. Ahora sabe que nunca lo estuvo esperando y que todas esas sensaciones fueron una gran mentira como todo; debería sentirse aliviado que aún puede tener un hijo algún día pero ahora le parece que si se arriesgara a ello, algo malo sucederá y se lo arrancara sin consideraciones.
"
»— Te amo
— Y yo a ti, Drake… Nunca me separaré de ti
— ¿Lo prometes?
— Con mi alma… siempre estaré contigo pase lo que pase; por toda la eternidad
— La eternidad es mucho tiempo, Harry
— Poco a tu lado… éste bebé será tan mío como tuyo, ya verás cuanto lo querré y luego le daremos varios hermanitos y hermanitas… te amo tanto…«
"
— La eternidad fue muy corta realmente… el bebé te traía malos recuerdos… y nunca pude darte los hijos que querías…
Pero no derrama lágrima alguna, se siente tan vacío y a la vez tan lleno de recuerdos; y éste es uno de los mayores.
Una joven enfermera le ve y le enseña al bebé que acaba de alimentar con un biberón; sonríe y con un gesto le agradece a la considerada chica. Son tan monos los niños y las niñas, tan hermosos y delicados, un milagro en sí mismo cada uno. Acaricia por última vez el cristal y da la media vuelta; acaba de decirle adiós a un sueño y a un deseo.
Esas alegrías no le están permitidas, lo aprendió muy bien en aquella ensoñación tortuosa y no luchará contra las aguas mágicas del destino. Su vida está condenada a seguir sin esas bondades, lo ha aceptado y no hay por qué hacer vanas ilusiones sólo por que ha regresado a la "realidad".
Regresa a su habitación pero cuando sólo está a un par de metros de ella se detiene al ver a esa persona que lo ha destruido de un sólo golpe dos veces: al maldecirlo y dentro de esa misma maldición. Sus orbes de mercurio chocan con las esmeraldas de aquél y da un paso hacia atrás.
»Eres sólo mío… tan mío como nadie podría tenerte«
Otro paso hacia atrás al recordar esa primera noche entre ambos, cuando las barreras se rompieron y se entregaron apasionadamente sin que a su nuevo amante le importara realmente de que bando era, sólo le amó por que así era.
»Así quería tenerte, Malfoy: a mi completa merced«
Ve con terror como aquél avanza hacia él de manera amenazante como aquella vez, cuando las llamas se perfilaban a sus espaldas mientras se adentraba a aquel salón con su varita en mano.
»Te amo tanto, Drake…«
Esas palabras mágicas tras pasar aquella hermosa estrella fugaz vienen de pronto a su mente y apoya débilmente su mano izquierda sobre la pared en busca de algún apoyo.
»No tienes idea de cuanto te odio y el asco que me das… tú, sucio mortífago«
Sólo resuena en su cabeza el odio destilado en cada palabra cuando se vieron cara a cara y no escucha el tono arrepentido con el que el de cabello oscuro pronuncia su nombre ahora. Da otro paso hacia atrás al mismo tiempo que él avanza dos.
»Siempre estaremos juntos pase lo que pase… Di que me amas, por favor«
Se lleva la mano derecha a la boca para acallar aquel gemido de dolor que le invade al tener tan presente una de las vanas promesas de su amante ficticio, comparando aquellos ojos brillantes y anhelantes de ese momento a estos fríos que le condenaron.
»Puedes rogar si quieres, pero no me importa lo que digas«
La voz dura y llena de resentimiento se impuso sobre los gritos de fondo de los mortífagos que iban cayendo y de los miembros de la Orden que iban avanzando, sólo estaban él y su rencor.
Ve que aquél extiende su mano para tocarlo y retrocede de inmediato lo más rápido que puede; choca con alguien y de pronto sus fuerzas comienzan a desvanecerse mientras la misma voz pero a la vez de dos distintas personas resuena en su mente de manera repetida, se deja caer al suelo mientras se lleva las manos a la cabeza y lo único que alcanza a traspasar esa bruma de demencia es la voz alarmada de su padrino.
— ¡Draco! ¡No te rindas, regresa Draco!
— Severus
Alarga su mano derecha y acaricia la faz preocupada de Severus antes de caer exhausto y perder el conocimiento en brazos del mayor, pero afortunadamente sin que haya cedido a abrazar la locura.
— Gracias a Dios que sigues aquí Draco…
Y por vez primera en su vida Harry se queda petrificado al ver como Severus Snape abraza el cuerpo desfallecido del rubio mientras algunas lágrimas escapan de sus ojos de ónix; nunca pensó que el adusto hombre realmente albergara sentimientos sinceros por alguien pero por lo que ve así es.
De pronto una mano lo toma fuertemente del hombro y lo empuja contra una de las paredes violentamente, levanta su mirada y ve que es la esposa de su exprofesor de pociones, la cual lo observa con absoluta frialdad.
— Lárgate ahora mismo, Potter… nadie te quiere aquí… y si vuelves me encargaré de que sea el mismo Dumbledore quien te eche
Un nuevo empujón y reprime el quejido que estuvo a punto de escapársele, la mujer simplemente se acerca al rubio y a su esposo sin volver a prestarle atención alguna a su presencia ahí. Toma aire profundamente y comienza a alejarse, no es el momento para confrontar a Malfoy cuando se encuentra tan delicado; tal vez más adelante, cuando las aguas se calmen y él encuentre las palabras indicadas para expresar todo su sentir.
Sí… cuando sea el momento, regresará y ambos tendrán que hablar… sólo hasta entonces se verán…
-
-
INICIADO: 20 de junio de 2006 --- FINALIZADO: 21 de junio de 2006
-
-
xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx
-
COMENTARIOS: Aquí de nuevo… lamento haber perdido el toque del primer cap o que por momentos parezca así pero todo esto es una etapa de transición… Me pregunto, si Harry Potter es el amado héroe ¿por qué le tengo esa antipatía últimamente? Puede que después de todo me guste verlo más como el adolescente que es y el que puede cometer graves errores como cualquiera en vez de ignorar eso, ni idea… cuando me refiero a Harry por lo regular lo hago como aquél o él ya que para Draco no es Harry o al menos el que conoce, por eso esa manera de referirse al ojiverde… Será un fic corto o al menos eso planeo, no quiero desgastar mucho el concepto pero espero seguir contando con vuestro apoyo… Les agradezco infinitamente vuestro apoyo, muchas gracias…
Ya nos estaremos leyendo luego...
Matta ne!
