DISCLAIMER: "Harry Potter" y todos sus personajes concernientes son propiedad intelectual de J. K. Rowling junto con sus respectivos socios comerciales. Esta obra sólo es la realización de una fan de esta obra original sin el ánimo ni fin de lucrar con ella, así también se aclara que la autora del siguiente escrito no percibe ninguna ganancia de cualquier tipo por el mismo.
ADVERTENCIA: Este fanfiction es de contenido slash (homosexual); así que si hay homofóbicos (o personas con ideas afines a éstos) o chicos de edad no apta a punto de leer esta historia quedan advertidos de ello y con la sugerencia de que abstenerse a leerla para evitar sentirse agredidos en su persona...
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AUTORA: Sehren Kou
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Letra en bastardilla: Parte de un texto o pensamientos
NDS: Comentarios, a veces sin sentido, de la autora
—CE— Cambio de escena por lugar o tiempo
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· CAPÍTULO IV ·
— Así que hablaron tranquilamente
— Sí… fue bastante bizarro
— Lo imagino
Draco apoya su mentón sobre sus rodillas mientras abraza sus piernas de manera meditabunda, rememorando su breve intercambio de palabras con "él". Verlo al menos cinco días a la semana por varios minutos logró que al menos se acostumbrara a la idea de tenerlo cerca sin tener que sufrir un "episodio".
Vaya broma de pésimo gusto del destino al hacer que la Academia de Aurores compartiera el patio central con el nuevo Centro de Estudios Independientes, una escuela incorporada al Departamento de Educación del Ministerio de Magia para todos aquellos que quisieran regular sus estudios truncados por la reciente guerra, por enfermedad o por alguna otra razón y ya no tuvieran la edad para cursar en Hogwarts u otra escuela.
Fue para muchos sorprendente la manera en que retomó sus estudios pero lo fue aún más la rapidez con que acreditó siete EXTASIS con Extraordinarios y solamente un Supera las Expectativas en Estudios Muggles, en tan sólo unos cuantos meses. Tan impresionante que ahora imparte algunas clases de Pociones en dicha escuela mientras cursa sus estudios de grado en la misma materia, más que nada para matar el tiempo en algo provechoso. Pero con tal suerte que no hay día de lunes a viernes en que no lo vea a "él" y distinga las grandes diferencias del mismo en ambos mundos.
— Pero no tengo ganas de repetirlo… creo que el verlo diariamente ya es mucho
Julius asiente y toma un par de notas; observa fijamente la actitud de su rubio paciente y termina por quitarse los lentes para frotarse el puente de su nariz, a pesar de mostrar grandes progresos hay algo que sigue reteniendo Draco, algo que sabe por boca del mismísimo Albus Dumbledore pero de lo que el ojigris se rehúsa a abordar. Le preocupa de sobremanera que Draco piense tanto en aquel mundo ficticio pero no quiera hablar directamente de ello, sólo haciendo vagos comentarios relacionados al mismo.
— Mañana recibirá el beso del dementor mi padre
El psicomago guarda silencio y observa con interés la manera en que Draco frunce el ceño al hablar de su progenitor, abordando el tema de su familia de manera directa por primera vez.
— Iré a verlo… supongo que debo despedirme de él… no sé… nunca estuvimos realmente unidos, pero creo que al menos debo decirle adiós o algo así… madre murió sola, por culpa de un avada mal enviado de un mortífago del rango más inferior, – se pasa una mano por los mechones de cabello que caen sobre su cara – bastante irónico y triste… ella daba todo por mí… a pesar de su educación tan Black, realmente me quería y se preocupaba de mí; hubiera querido decirle algo más que un "no lloriquees por tonterías y ve con padre a atenderle"… se merecía algo más que morir sola por culpa de un idiota, ella a pesar de ser cómo era, era junto con mi padrino lo más bueno y limpio de mi vida… por eso quiero ver a mi padre… El beso es lo mejor que le puede pasar ahora… de ser consumido poco a poco a terminar de tajo con todo, él preferiría lo segundo; evitar humillaciones y el que se regodearan los carceleros con su padecimiento
— ¿Extrañas a Narcisa?
— Sí… o al menos eso creo, puede que lo que realmente extrañe sea ese amor incondicional que me profesaba
— ¿Qué recuerdas de ella?
— ¿Qué recuerdo de ella?… – entrecerrando sus ojos mientras intenta evocar esos recuerdos verdaderos – su perfume de orquídeas y otras flores flotando sobre el aire… sus suaves caricias en mi cabeza cuando de pequeño me contaba cuentos… las hebras doradas de su cabello sujetas en un pulcro moño… los dulces que me enviaba sin falta a la escuela… su mohín de disgusto cuando veía a algún sangre sucia cerca o alguien fuera de nuestro estatus… su despectivo tono para hablar con terceras personas… su desesperación cuando me encomendaron matar a Dumbledore y las lágrimas recorriendo sus mejillas la última vez que nos vimos…
— Tu madre era una mujer muy especial
— Claro que lo era… era la perfecta mujer de sociedad, inteligente y reservada aunque bastante caprichosa… creo que todos los Black son en algún grado caprichosos: el primo de madre, Sirius, empecinado en hacer todo lo contrario de lo que quisiese su madre, hasta escapó de casa; Regulus Black en conseguir acostarse con mi padrino, cosa que nunca logró; mi tía Andrómeda con casarse con un hijo de muggles; mi tía Bellatrix en torturar innecesariamente a quien fuese a pesar de que hubiese órdenes de no hacerlo; y mi madre, con todo tipo de detalles que muchos llamarían vacuos… supongo que con semejante familia fue normal el que me encaprichara con toda clases de cosas y mimos, y de vez en cuando con personas… sólo "él" se me escapó y entonces me porfié con hacerle la vida de cuadritos…
De pronto calla y deja su postura meditabunda para dejarse caer de espaldas y acostarse de lado en el diván, dándole la espalda al ojiverde.
— Era divertido verlo rabiar, sus ojos verdes adquirían cierto brillo que hacían notar su gran potencial mágico contenido; eso era lo que me gustaba, verlo furioso para presenciar una y otra vez su magia escapar sigilosamente, detalle que me parece sólo yo y otro par de personas percibíamos… y aunque no siempre salía bien parado de esos encontronazos, era mi pasatiempo favorito…
Julius evita mostrar su sorpresa, creyó que tendría que insistir un poco para conseguir que Draco siguiera hablando de Harry Potter tan directamente, regularmente el rubio siempre da vueltas al tema y a pesar de sus avances, le queda bastante recorrido por delante.
— ¿Y por qué te gustaba hacer eso?
— Su magia… era como si acariciara a la mía, era cómo… no sé… por lo que entiendo su magia sentía a las más sensibles, las que se percataban de su pequeña fuga… la mía, la de Severus, la de Dumbledore y puede que la de su amiga Granger, aunque de ella lo dudo mucho
— ¿Por qué?
— Es una bruja poderosa, pero por su conocimiento; su nivel de magia está si acaso por la media de cualquier mago y es bastante insensible, nunca vi que apreciara de alguna forma especial los flujos de magia que recorren los muros y cimientos de Hogwarts… aunque dada su estrecha relación con 'él' puede que se diera cuenta de algo… quien sabe
— ¿No lo dices por que sea hija de muggles?
— No… en realidad no tomo mucho en cuenta eso, sólo es la costumbre y antes, por mera diversión… ¿Sabes? Su magia es sumamente cálida, da cierto placer sentirla, en especial cuando llega a acariciar la de uno; pero…
— ¿Pero?
— La última vez que la sentí, fue como si una helada ventisca me golpeara desde lo más hondo… chocó con mi magia, me dominó y fue bastante escalofriante a decir verdad… por un momento fue como si el Lord mismo con toda esa magia oscura a su alrededor estuviera a punto de darme alguno de sus castigos
Deja de ver la pared y cierra sus ojos, perdiéndose en ese recuerdo…
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» Acaba de empezar la reunión y escuchaba atentamente los informes de los espías infiltrados en el Ministerio y otras organizaciones de resistencia, pero no perdía detalle de cómo el reloj avanzaba, marcando el tiempo y acercándose cada vez al momento en que debería levantarse y disculparse para ir baño, la única zona que estaría libre de los hechizos antiaparición que los de la Orden pondrían para evitar el escape de los mortífagos reunidos. Una excusa bastante tonta pero dado el caso, creíble y sin importancia ya que sería sólo a un minuto antes de que entraran los aurores y el resto de magos de la avanzadilla.
Ese sería un golpe maestro al tener a muchos mortífagos clave a la mano, no los cabecillas precisamente de ciertos planes importantes sino agentes con conocimiento de información de cada ataque y los cuales a pesar de su ausencia no provocarían sospechas. Todo fue elaborado y pensado hasta el más mínimo detalle, en ese momento sólo faltaba que los otros hicieran su trabajo y siguieran sin darse cuenta las acciones dispuestas por el mismo y Severus.
35 minutos nada más…
Bajó ligeramente su mirada gris al sentir nuevamente ese extraño presentimiento, tal vez después de todo debió tomar algunas cuantas clases de adivinación y entonces al menos tendría una idea de por que esa insistente molestia.
— ¿Tú que piensas Malfoy?
Draco levantó su mirada, demostrando toda la seguridad y soberbia característica de un Malfoy y formó una ligera sonrisa torcida antes de contestar. Faltaban 30 minutos exactos para que se levantara, mientras tendría que seguir con toda la fachada de siempre.
— Deberían…
Pero no pudo seguir hablando; de pronto sintió una fuerte oleada de magia golpear la suya y todos los mortífagos se levantaron de golpe, sintiendo perfectamente la utilización de diversos hechizos de manera brusca, sin que al parecer sus atacantes se tomaran la molestia de utilizar algo de sigilo y sutileza, mal signo que sólo auguraba la apertura de una carnicería.
— ¡¿A qué esperan!
Todos comenzaron a movilizarse al escuchar la voz atronadora del que vendría siendo su superior en rango y Draco comenzó a caminar discretamente hacia la que era su única oportunidad.
— ¿Por qué? ¡Demonios!… mataré a Lupin con mis propias manos por esto
Escuchaba claramente los gritos de varios de sus subalternos, al parecer recibiendo maleficios a los que mejor les iba y algunos tal vez de terror por algún avada kedavra enviado. A esas alturas de la guerra, comenzaba a preguntarse que lado era el verdadero desesperado en conseguir la victoria, si no fuera por los planes de Dumbledore consideraría a ambos lados prácticamente iguales debido a sus métodos y otros detalles.
Un nuevo golpe de magia y de algún modo quedó petrificado, simplemente su cuerpo dejó de responderle y giró su mirada hacia el par de puertas gemelas del salón de aquel edificio abandonado; una nueva oleada de magia golpeando la suya y la reconoció, era la de 'él', pero ahora completamente gélida y llena de resentimiento y otras emociones negativas. Luchó contra ella y obligó a su cuerpo a moverse, no tenía tiempo para perderlo con esas inservibles sensaciones de miedo y demás, así que prácticamente comenzó a correr hacia aquella puerta, pero nunca llegó.
De nueva cuenta esa magia lo golpeó y prácticamente subyugó la suya, al parecer precisamente lo estaba buscando a él y ahora que lo tenía localizado no lo dejaría escapar. Aunque en ese momento ya nada de eso importaba puesto que las puertas se abrieron y la figura del llamado Elegido se perfiló de manera dominante.
Podía ver a varios miembros de la dichosa Orden del Fénix y aurores actuando apresuradamente para evitar escapes, hechizos y maldiciones yendo y viniendo por todos lados, el fuego comenzando a alzarse para acabar con el lugar sin que nadie se preocupara por ellas pero sobre todo, la silueta de Él perfilada por la luz de las llamas, brindándole un aspecto amenazante mientras su varita era empuñada tan fuertemente que sus nudillos estaban demasiados blancos.
— Nos volvemos a encontrar cara a cara sucia serpiente…
Y aquél comenzó a caminar lenta y amenazadoramente, al parecer inconsciente del flujo de su magia que escapaba. Pero su propia mirada gris a pesar del pánico que comenzaba a embargarlo y del mismo instinto de supervivencia, no podía apartarla de ese cuerpo enfundado por aquella túnica púrpura.
— El color de los reyes… el poder…
Pensamiento estúpido que logró cruzar por su mente; estaba consciente del enorme potencial mágico del otro y de la misma magia que flotaba en el aire como una nebulosa y la cual mantenía sometida a la suya, y lo único que le venía a la cabeza era pensar en una alegoría al color que vestía Él. Realmente estúpido…
— Así quería tenerte, Malfoy: a mi completa merced…
— Cometes un error, Potter
— ¿En serio? – Burlón – No me digas
Draco calló al ver que el otro no tenía cabeza para explicaciones ambiguas, después de todo el maldito fidelius lo ataba por completo y realmente nunca podría decir nada valioso o importante hasta que Dumbledore retirara el hechizo o decidiera que la información fuera compartida. Así que utilizó toda su fuerza y desenfundó su varita, extendiendo sus brazos a lo largo de su cuerpo y dejando resbalar la varita de sus dedos al suelo como signo de rendición, al menos debería confiar en la buena voluntad de los gryffindors si quería salir con vida de ahí.
— ¿Te rindes? ¿Tú, el líder de la primera cuadrilla del segundo círculo interno de Voldemort?
Al parecer la furia bullía sin control en el interior del moreno, dado a que un nuevo golpe de magia lo golpeó fuertemente, logrando dejarlo sin aire.
Las piernas del rubio estaban flaqueando pero se mantenía en pie por orgullo, tratando de no demostrar que comenzaba a ahogarse y que el frío mágico empezaba a aterir su cuerpo a un nivel peligroso. El silencio era su mejor arma a pesar de lo que parecía, ya que si bien Él podía enfadarse aún más por su falta de respuesta, el contestarle sólo agravaría a niveles peligrosos la impotencia que intuía era lo que estaba haciendo estragos en el Elegido.
— No tienes idea de cuanto te odio y el asco que me das… ¡tú, sucio mortífago de mierda!
De pronto Él se había movido con una velocidad asombrosa, sujetándolo del cuello peligrosamente, hablando de manera suave y destilando odio y desprecio con cada palabra pronunciada. Entonces la famosa varita justiciera del que todo mundo hablaba fue empujada contra su yugular y se sintió tan impotente como cuando el Lord estaba frente a él y se dedicaba a castigar o entretenerse haciendo uso de todas las peores Artes Oscuras existentes.
La esencia oscura flotaba en el lugar, el moreno estaba lleno de dolor e impotencia disfrazada de odio y furia. Las emociones logran enceguecer a la razón y Draco supo que el otro no se daría cuenta de las cosas hasta que hiciera lo que había ido a hacer con él.
No había ya caminos y salidas…
— Puedes rogar si quieres, pero no me importa lo que digas
Le susurró aquél al oído pero aun así esa voz se impuso sobre los gritos de fondo.
De pronto su garganta fue liberada y arrojado abruptamente al suelo, elevó su mirada gris y vio resignadamente como el de ojos verdes levantaba firmemente su varita y procedía a enviarle el hechizo que deseaba. Cerró los ojos y sintió el frío golpe de la maldición darle de lleno; ése fue el momento que marcó su vida. «
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Recordando ahora por vez primera las palabras de aquella maldición…
— Locoris mens et anima
— ¿Qué dices? – parpadeando confundido
Draco se irgue y gira sobre su trasero, quedando sentado frente a Julius pero ocultando la expresión de su faz bajo los largos mechones de su cabello que caen grácilmente.
— Las palabras del maleficio… lo último que escuche de la realidad…
Julius observa como el rubio toma aire profundamente para finalmente exhalar de manera lenta y levantar su rostro.
— Todo pasó tan rápido y a la vez tan lento… cuando lo veo caminar a través del patio todavía me parece que en cualquier volteará y me mirará con lástima y remordimientos… se ven tan distinto a ese chico del que me… – traga saliva pero sostiene la mirada del otro – prendé y del Elegido que me "ajustició"
— ¿Cómo lo ves?
— Distinto – sólo se encoge de hombros –… Creo que ya se acabó el tiempo
Draco se levanta y estira su cuerpo con cierta pereza que sólo lo hace ver más sensual si acaso, camina hacia el perchero para tomar su saco pero no termina de ponérselo cuando voltea al escuchar al de piel oscura hablar.
— ¿Quiénes te acompañaran?
Se queda viéndolo confundido hasta que entiende la pregunta y termina de colocarse la fina prenda antes de responder.
— Severus, al parecer también Dumbledore pero ni idea sobre el viejo…
— Me gustaría acompañarte también, si te parece bien
— Si eso quieres… – se encoge de hombros
— Bien, ¿a qué hora?
— A las 10 de la mañana
— Te veo allá
— Ajá
— CE —
Como siempre el Ministerio sin lograr cambiar sus patrones, dementores nuevamente como carceleros principales de la prisión mágica de máxima seguridad conocida como Azkaban, bastante predecible pero en cierto grado comprensible.
La relación simbiótica seguridad-alimento mantiene a flote una raza de criaturas mágicas que de otro modo estaría condenada a la extinción o al menos actuando furtivamente y consiguiendo un número considerable de víctimas inocentes, al igual que permite cierto grado de confianza y seguridad a la hora de tratar con reos peligrosos, nada de rebeliones o fugas –claro, sin tomar en cuenta al escurridizo Sirius Black, aunque también a éste le costó más de una década salirse con la suya–.
Al menos ahora se han tomado la molestia de crear un par de encantamientos especiales de registro y ubicación para tener controladas a estas criaturas oscuras y prevenir incidentes como el ocurrido con Harry Potter hace ya varios años o insubordinaciones como la de la guerra.
La puerta de la oficina es abierta y los caballeros en el interior se levantan, recibiendo el Director de la prisión y el primer visitante en llegar: Julius Sever, a Severus Snape, Draco Malfoy y a Albus Dumbledore, quienes vienen entrando puntualmente al lugar.
— Buenos días, Adam
— Buenos días, señor Dumbledore, por favor, tome asiento… señor Snape y Malfoy – a estos dos últimos con un movimiento de cabeza –, buenos días
Severus y Draco lo miran de manera inexpresiva y sin devolver el saludo, lo que provoca una mueca en el castaño director y una ligera sonrisa divertida en el mago más viejo de los presentes por la escenita mientras Julius mueve negativamente la cabeza.
Pasan los minutos y la reunión da por finalizada para levantarse todos y encaminarse hacia la sala de observación adjunta a la que se realizara la penitencia de Lucius Malfoy; pero dado a lo ya hablado le permiten a Draco entrar a la sala a la espera de la llegada de su padre, la cual se realiza con el desgastado rubio custodiado por dos de aquellas oscuras criaturas y un carcelero.
Ambas criaturas dejan caer sobre una fuerte silla a Lucius y el carcelero recuerda a Draco que sólo tiene quince minutos para luego darse la vuelta y cerrar la puerta de mala gana.
La mirada gris del último descendiente del linaje Malfoy se ha mantenido fija en el otro rubio desde el preciso momento en que la puerta se abriese, traga saliva y toma aire profundamente para luego acercarse a la otra silla de las únicas dos que hay en ese cuarto completamente blanco, colocándola frente a la de su padre.
— Padre, soy yo, Draco
Lucius no responde de inmediato y en cambio se mantiene con el rostro ladeado y fijo en el largo cristal a su derecha.
Draco ante tal falta de respuesta no puede evitar repasar el estado actual de su padre y a pesar de su casi inexistente relación padre-hijo, siente un encogimiento en su interior al verlo así: su rubio cabello grasoso y largo pegándose a su rostro, el cual se encuentra de un tono cetrino enfermizo y bastante enjuto, su cuerpo alarmantemente delgado, las uñas largas y ligeramente sucias bajo ellas, pero lo peor es ver los ojos grises antes orgullosos y brillantes ahora opacos y perdidos en algún punto inexistente. Al parecer al menos le permitieron asearse en un grado decente ya que no se ve totalmente sucio ni su cabello ni su piel y sus ropas desgastadas al menos parecen recién lavadas.
— Claro que eres Draco
Draco da un respingo al escuchar de pronto la voz rasposa y desganada de su padre, levanta su mirada y ve el antiguo vigor del imponente Lucius Malfoy brillando sutilmente en sus ojos.
— ¿Me crees tan idiota para olvidar a mi propio hijo?
— No padre, claro que no
— Bien; veo que has regresado de tus vacaciones
— En realidad no fueron precisamente unas vacaciones sino…
Calla al ver a su padre fruncir el ceño molesto y nuevamente toma aire, al parecer Lucius está mucho más cuerdo de lo que muchos les gusta pensar y se permite un atisbo de sonrisa de alivio y orgullo por ello.
— Tu madre nunca perdió la esperanza de volverte a ver, pero como sabrás esa gentuza lo hizo imposible con sus insistentes redadas, muchas de ellas mal planificadas
— Me lo imaginó – asiente
— Pero ya ves, al final el número venció a la calidad
Lucius nuevamente ladea su faz y fija sus orbes grises sobre la imagen que le devuelve el vidrio, aunque Draco sospecha que lo que realmente está observando son a las personas tras el mismo, una habilidad que trabajó al inicio de la guerra para no dejarse sorprender por capas de invisibilidad o hechizos de ocultamiento.
— Aunque tú fuiste la excepción entre esa vulgar plebe, ¿no? – No espera la respuesta de su hijo – Lograste embaucar al mismo Lord y a mí, te felicito… espero que al menos tengas una Orden de Merlín por ello
— La de Primera Clase
— Bien ¿y Severus?
— También
Una sonrisa divertida asoma en los labios resecos de Lucius y su hijo piensa que seguramente lo ha visto al otro lado de aquella pared, una amistad bastante extraña la que mantuvieran su madre, padre y padrino entre sí.
— Esa serpiente traicionera de tu padrino… era lógico que hiciera eso después de todo, el vejete es como su padre y Severus parece un niño orgulloso de su papito cuando está junto a él
Draco asiente y se imagina la mueca indignada de su padrino y la sonrisa orgullosa de Dumbledore al escuchar tal afirmación de Lucius.
— No duraré más que un par de horas si acaso tras esto… quiero que incineres mi cuerpo y coloques mis cenizas en la misma cripta donde está la urna de tu madre en el mausoleo familiar, ya todo está dispuesto
— Padre…
— Siempre lo quisimos así
— Padre…
— No lo digas – tono cortante
— Lo siento
Lucius se levanta de golpe y con una expresión molesta observa fijamente a su único hijo, luego comienza a caminar de un lado a otro al paralelo de la pared del cristal mientras se retuerce nerviosamente las manos y murmura palabras ininteligibles, entre las que Draco logra distinguir sólo una de las máximas de su familia: "Un Malfoy nunca se disculpa".
Draco baja su mirada y trata de no dejarse afectar por la escena, era lógico que Lucius no estuviera completamente lúcido aunque no se imagina que cual exactamente de todos los recuerdos de Lucius haría al recio hombre sucumbir ante la situación cuando muy pocas cosas realmente tenían algo de importancia para él.
— ¿Lo harás?
— Por supuesto
El menor de ambos rubios se levanta y comienza a caminar al lado de su padre, siguiendo la trayectoria repetida sin darle importancia.
— Narcisa te crió bien
— Sí, pero fue el orgullo que me enseñaste lo que me hizo aquel partido en esa situación
— Un Malfoy nunca baja la cabeza
— Sí
— Bien… espero que des una descendencia adecuada a nuestro linaje
Draco se detiene en su andar sin que ello le importe a su padre quien sigue caminando mientras observa su reflejo.
— Yo…
De pronto la puerta se abre y Draco ve como entra el carcelero acompañado de los dos dementores de antes; el mago camina a grandes zancadas y comienza a empujarlo no con delicadeza pero tampoco con mucho tacto hacia la salida sin darle tiempo de despedirse. Lucius se detiene y voltea a verlo, al parecer sin decidirse a decir algo.
— Si de algo te sirve, tu madre no estaría para nada molesta o desilusionada y yo, supongo que lo comprendo y si realmente significan estas palabras que nunca me han interesado en pronunciar, te las diré: te perdono… no las entiendo en realidad pero parece que tú sí, así que ahí las tienes…
Draco abre la boca para contestarle pero no haya las palabras adecuadas hasta que escucha a Lucius por última vez.
— Adiós, Draco
— Adiós, padre
Y la puerta se cierra tras él.
Una mano se apoya en su hombro izquierdo suavemente y Draco sólo se deja guiar hacia la sala de observación, tomando asiento donde su terapeuta le indica con tacto.
No pensó que había estado sosteniendo un gran peso sobre sus hombros hasta que escuchó las últimas de su padre antes de despedirse. Al momento de afiliarse a las filas de la Orden, era su propio pellejo el que le preocupaba y puede que el de su padrino, no se detuvo en pensar con detenimiento en su familia hasta que todo estaba muy avanzado y aún así, no consintió dudas o vacilaciones ya que no había marcha atrás. Pero ahora, tras todo lo vivido y muchas otras cosas, la culpa y remordimientos de haber traicionado a su propia sangre comenzaron a embargarlo; de cierta manera por el deber que tenía ante los lineamientos familiares y la propia línea sanguínea.
Cambió, realmente cambió ya que el Draco L. Malfoy Black del pasado no se hubiera permitido esos pensamientos y al parecer algo en su padre también cambió, ya que Lucius Malfoy tampoco se hubiera permitido esos sentimentalismos y peor aun, con terceros presenciando tal desliz.
Ve como Lucius con toda la fuerza y orgullo que puede reunir se sienta insolentemente sobre la silla en la que antes estaba, cruzando las piernas y apoyando con cierta torpeza sus manos entrecruzadas sobre la rodilla de encima, mientras que el carcelero saca la otra silla, uno de los dementores se posiciona en la entrada por órdenes del mago y el otro permanece al acecho a una prudente distancia de Lucius.
Severus toma asiento al lado derecho de su ahijado mientras Julius lo hace en el otro asiento libre y Dumbledore a su derecha. El director de la prisión entra a la sala y con todo respeto se sienta en el asiento libre al lado del poderoso y respetable Director de Hogwarts. Manteniendo todos los presentes silencio en espera de que todo acabe pronto.
Entonces Lucius levanta su cabeza retadoramente y tras la orden del carcelero el dementor comienza a acercarse hacia su presa.
Draco baja la mirada, incapaz de ver otro horror más de la guerra y siente el apoyo de su padrino cuando éste le aprieta suavemente del hombro.
Pasan los minutos y el rubio sólo observa el suelo de piedra, escucha como todos se levantan y no se mueve para nada a pesar de que al parecer todo mundo espera que haga lo mismo.
— Me gustaría unos minutos a solas
— Draco…
Escucha como Severus le llama pero se mantiene firme en su decisión, aún no tiene el ánimo de dejar todo eso atrás y seguir como si nada.
— Como guste joven Malfoy
Ante el apoyo de Dumbledore el resto de los presentes no tiene de otra que salir y dejarlo solo. Cuando la puerta se cierra suelta el aire que había estado reteniendo sin darse cuenta y toma una bocanada del mismo profundamente, tratando de calmar a su acelerado corazón y de controlar sus manos temblorosas.
Finalmente levanta su faz pero se queda paralizado al ver al otro lado del cristal a uno de los dos dementores, al parecer el que no se alimentó de su padre; criatura que permanece prácticamente pegada al cristal y observándole fijamente. Pone los ojos como platos y abre ligeramente la boca pero sin ser capaz de pronunciar nada mientras su mirada de plata se pierde en aquella oscuridad debajo de la capucha del dementor, un ligero frío comienza a calarle y exhala pesadamente al ver moverse a aquella criatura, notando perfectamente el vaho de su propio aliento escapar.
Sus pupilas se dilatan y siente cierto vértigo al notar la profundidad de aquella oscuridad, perdiéndose en ella lentamente y sin que pueda evitarlo. Trayendo consigo recuerdos de su otra vida, prácticamente sintiéndolos reales nuevamente.
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» Despertaba después de quien sabe cuanto tiempo, sentía sus párpados pesados, su garganta seca y su cuerpo débil.
Comenzó a formar su memoria y de lo último que había tenido consciencia era de Potter maldiciéndolo o algo parecido, al recordar esto se incorporó con torpeza y abrió sus ojos, tratando de averiguar donde diablos se encontraba, un suave colchón sobre una antigua cama de latón era en lo que estaba descansado mientras permanecía inconsciente, la habitación estaba desprovista de otros muebles y la única ventana del lugar estaba tapiada por tablas, aunque a pesar de ello podía ver varios rayos de sol colarse por sus rendijas.
— Veo que por fin has despertado
Giró abruptamente su rostro hacia donde provino esa voz y contuvo las ganas de vomitar por las repentinas náuseas que le invadieron, tras ello hizo uso de todo su autocontrol para no demostrar ningún tipo de emoción al chico de cabello negro y ojos verdes que se mantenía recargado contra el quicio de la única puerta de la habitación.
— ¿Sabes? Aún me pregunto por qué no pude matarte
Se mantuvo en silencio sin dejar de mostrar su mirada de manera retadora y veía como el moreno perdía el poco buen humor que lo tenía tranquilo, puesto que de buenas a primeras se vio arrojado violentamente contra el mullido colchón y apresado bajo el cuerpo de su declarado Némesis.
— ¡Eres condenadamente exasperante!
Una ceja arqueada sarcásticamente y el de lentes bufó de molestia al verla, pero sólo se levantó y salió del cuarto azotando furiosamente la puerta.
Siempre era tan divertido hacer rabiar a Potter, aunque… por primera vez no percibió ninguna fuga de su magia por mínima que fuese, probablemente ya estaba comenzando a aprender a controlar toda su esencia mágica; tenía que ser eso ¿no?… «
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» — ¿Por qué dijiste que era un error?
Pasaron los días y en ese momento Draco bebía algo de zumo de calabaza mientras insistía en ignorar a Potter.
Al menos sabía que estaba en la Casa de los Gritos, el hogar provisional del Elegido puesto que éste se rehusaba a vivir todo el tiempo en la nueva sede de la Orden del Fénix y sólo asistía a reuniones pero más nada. El lugar permanecía protegido bajo hechizos de apariencia, protección y contención de magia; así todo mundo veía la casa igual de desvencijada y deshabitada de siempre y ningún flujo de magia se dejaba sentir, además de que claro ¿quién pensaría que en un lugar tan al campo abierto podría vivir el Elegido cuando su deber era estar con los suyos?
Era chistoso que todo mundo pensara que el número 12 de Grimmauld Place estaría permanentemente oculto debido a la muerte de su guardián secreto cuando si realmente Dumbledore hubiera muerto sólo el fidelius poco a poco hubiera ido perdiendo fuerza hasta que quedara completamente desvanecido. Al parecer el anciano mago conocía perfectamente a sus subordinados y la confianza ciega de estos por él.
— ¿Debo entregarte a la Orden y dejar que ellos se encarguen de ti? ¡Dime! – harto
— No creo que sea lo más conveniente, Harry…
Draco se permitió sonreír ligeramente y fijar su mirada en la expresión estupefacta que el rostro del gryffindor ojiverde mostraba al tener en su casa tan inesperadamente al último de los amigos de sus padres y ahora cabeza de la Orden, acompañado del que había asesinado a Dumbledore: Remus Lupin y Severus Snape.
— Potter, volvemos a vernos las caras
— Snape – escupiendo con asco el apellido
— Siempre tan elocuente – burlón
— Estamos aquí por otros asuntos, sugiero que se controlen un poco – los cortó Lupin
Supuestamente negociaron la entrega del mortífago rubio a cambio de valiosa información de los horcruxes pero sobre todo en relación al acceso de cierta información relacionada a una posible salida del velo donde cayera Sirius Black. Información que ellos ya habían entregado en su calidad de espías pero al menos el que nadie supiera de ello les estaba sirviendo para evitar un mal destino a Draco.
Todo transcurrió sin problemas pero como sea Draco estaba en un verdadero lío, ¿cómo regresar a su antigua posición, nadie creería que había escapado ileso de los de la Orden? Y aunque así hubiera sido, ¿por qué apenas iba a presentarse como si nada a la base mortífaga? Aunque lo que también comenzaba a incomodar al rubio era ver que a pesar de estar discutiendo asuntos importantes, Potter nuevamente le ponía su total atención y no sabía como lidiar con ese brillo especial, apreciativo, de las orbes de esmeralda, puesto que nunca lo esperó de él.
Finalmente todo quedó finiquitado y Draco regresó a su posición bastante malherido gracias a hechizos de Lupin y Severus contra él para hacer más realista su escape; pero Draco nunca pudo olvidar el ligero movimiento de cabeza a modo de despedida del moreno. «
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» Y cuando lo volvió a ver un mes después en medio de una cruenta batalla a un pueblo muggle costero, de alguna manera su atención estaba centrada en la figura de Potter ataviada por esa túnica púrpura que sólo el usaba; lo veía moverse con total soltura, esquivando y enviando hechizos sin problemas, pero no era suficiente, en esa ocasión estaba con un número muy inferior al de ellos y si no hacían nada probablemente hasta sería capturado Potter.
Algo lo empujó a ayudar al chico y se movió cobijado bajo las sombras, uno de sus subalternos también se percató de que Potter estaba desprotegido y concentrado en ayudar una familia; fue cuestión de segundos pero inexplicablemente terminó salvando al gryffindor y eliminando al mortífago.
— ¿Por qué?
Escuchó la pregunta del pelinegro cuando cayeron dentro de la casa a punto de desplomarse y se dio cuenta de que estaba sobre él y que sus rostros sólo estaban separados por unos centímetros, pero ignoró el momento y que llevaba mucho tiempo sin sexo y simplemente se levantó con presteza para cerciorarse de que todo estaba controlado y no corría riesgos por su tonto arranque de ayuda.
— Te devuelvo el favor, no te emociones
Y salió del lugar presuroso, tenía que seguir guiando a sus hombres y olvidar la locura que acaba de cometer; aunque no entendía por que no podía quitarse de la cabeza esa fastidiosa mirada verde. «
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» Se encontraron en varias ocasiones y sin poder evitarlo ambos, terminaban dándose respaldo mutuo, siempre con discreción y manteniendo las distancias, pero algo estaba cambiando y no comprendían qué.
Hasta que en medio de una batalla en que ambos lados prácticamente iban parejos, una maldición especialmente fuerte le dio por la espalda a Draco, sólo soltó una risita irónica por llevar las de perder y perdió el conocimiento. Cuando despertó, sintió que todo volvía a repetirse ya que despertaba de nueva cuenta en medio de aquella enorme y acogedora cama en la misma habitación de la Casa de los Gritos; pero era una nueva ocasión y para su diversión personal tenía al mismísimo Harry Potter como su enfermera personal.
¿Cómo fue que una cosa llevó a la otra? No lo supo, simplemente estaban uno encima del otro besándose con hambre y deshaciéndose de sus respectivas ropas, una tarde calurosa en la que el rubio prácticamente ya estaba recuperado.
— Eres sólo mío… tan mío como nadie podría tenerte
Le susurró al oído Harry a su nuevo amante cuando logró quedar arriba del ojigris. Unas caricias expertas en los lugares adecuados y Draco pudo escucharse gemir sin control y prácticamente rogando por que siguiera.
En ese momento no le importó al pelinegro de que bando estaba su nuevo amante sino que lo necesitaba con urgencia, sólo existían él y el rubio, nada ni nadie más importaba.
Besos y caricias robadas uno al otro en medio de un torbellino de deseo puro y pasión, y Draco se dio cuenta de que eso era más que sexo, había algo diferente y comenzaba a tener mucho miedo de esa extraña sensación. «
·
» Extraña relación que comenzaron a forjar, encuentros furtivos e intensos, intercambio de miradas en medio de cualquier pelea y sentimientos creciendo día a día.
Pero Draco tuvo que agachar la cabeza cuando en una de sus citas Harry se veía destrozado, había despedazado cada objeto de la casa sin posibilidades de reparación mágica alguna, lo veía caminar por cada habitación y pasillo, de vez en cuando soltando improperios o conteniendo sus sollozos. De permanecer callado, observar y escuchar con atención entendió que la razón de tal estado era que Sirius Black había sido sacado del velo pero el tiempo se le había agotado y sólo encontraron su cadáver bien conservado y Harry le culpaba por ello a pesar de que no lo dijera.
Si tan sólo los mortífagos no hubieran mantenido oculta esa importante información, si tan sólo Draco no hubiera negociado con esa información sino entregado mucho antes, posiblemente Sirius estaría vivo, era lo que sabía que pensaba Harry. Entonces sólo se sentó en el último escalón de las escaleras en la planta baja de la casa y dejó que su amante siguiera destruyendo el lugar; una cosa más que sumar a las que le mortificaban, no podía decirle a Harry que tan pronto como descubrieron toda esa información fue que intentaron conseguirla y entregarla, no podía explicar su relación secreta con la Orden del Fénix o mejor dicho, con el todavía vivo Albus Dumbledore; no podía disculparse ni explicar nada.
Y por vez primera sintió el terror de que Harry le dejara, que no le diera ninguna oportunidad o peor aún, que le odiara.
Pero Harry le sorprendió una vez más, terminó aferrándose a su cuerpo y haciéndolo suyo, tratando de asegurarse de que realmente era él y que era sólo suyo; pero la duda siempre estuvo en el aire aunque ninguno quiso abordarla, lo único que cambió fue que llegó al acuerdo con Lupin y su padrino de ser Harry su conexión. «
·
» Las semanas comenzaron a transcurrir y la relación se hizo más estable y fuerte a pesar de las dificultades propias de la época; escasos pero bonitos recuerdos que atesorar para cuando Harry lograra terminar con toda la guerra y ambos pudieran vivir en paz por fin.
Por supuesto, Draco no contó con ser descubierto y castigado propiamente. «
·
» Entró a la Sala de Guerra, salón circular en la base principal mortífaga donde el Señor Oscuro tenía su trono y donde en el centro del lugar se colocaba una mesa redonda para discutir asuntos importantes o en su defecto, prescindir de ella para realizar algún acontecimiento de interés para el Lord.
Cuando las enormes puertas metálicas se cerraron tras él supo que las cosas habían dado un giro drástico en su contra. Instintivamente dio un paso hacia atrás pero la punta de la varita de Bellatrix encajándose en su espalda le obligó a seguir caminando al centro del enorme salón y del círculo de mortífagos que con ansias parecían a la expectativa de un gran espectáculo. Todas las miradas estaban dirigidas hacia él y a pesar del intenso silencio casi podía escuchar la risa divertida de todos ellos.
Por fin sería la caída de uno de los favoritos del Señor Tenebroso, el estorboso y mocoso petulante de Draco Malfoy…
Draco había creído que iba a una reunión de última hora con relación al último ataque sorpresa a una de las instalaciones de entrenamiento pero al parecer el tener la mente enfocada en su amante le hizo bajar la guardia y ser atrapado de la peor manera.
Desnudado de golpe por un diffendo enviado por Rodolphus Lestrange y desarmado por el hermano de éste mientras su padre desviaba la vista completamente avergonzado de que su hijo fuera un vulgar traidor y peor aún, siendo el repugnante amante de Harry Potter. No había mayor ofensa para el Señor Oscuro que el que había estado siendo uno de sus favoritos no fuera más que la puta de Harry Potter.
Greyback rió estridentemente y lo empujó con violencia contra el suelo, su cabeza chocó contra el fino piso de mármol negro y comenzó a levantarse con dificultad, todo le daba vueltas y sentía algo caliente recorrer su faz, era su propia sangre deslizándose desde una herida abierta en su coronilla.
Desde ese momento comenzó su peor pesadilla.
Todos los mortífagos presentes comenzaron a deshacerse de sus túnicas para quedar completamente desnudos, McNair recibió el permiso del Lord con un ligero asentimiento de éste y comenzó a atormentarlo con un cruciatus mientras Mulciber le aplicaba un hechizo que hizo aparecer una cadena con correa alrededor de su cuello; a pesar del dolor de la imperdonable trató de no soltar exclamación alguna para no permitir regodearse a esos infelices con su dolor, de pronto vio como Augustus Rookwood se acercaba ya con su miembro preparado para comenzar con la función que todos esperaban.
Uno tras otro fueron pasando, poseyéndolo agresivamente o invadiendo su boca sin permitirle casi respirar; varios utilizando al final un encantamiento agrandador sobre sus falos mientras la única mujer presente, su propia tía, se entretenía buscando maldiciones apropiadas para hacerle sufrir lo mayor posible.
— Ya que te gusta ser la mujerzuela de un amante de los muggles, ¿qué te parece si te presento un par de juguetitos de esas basuras?
Con la mirada nublada del dolor sólo podía ver como un objeto era sostenido de la mano derecha de su tía mientras tiras de algo pendían del mango y lo que parecían unas pequeñas bolitas se balanceaban al final; era un flagrum taxillatum, lo que ella estaba mostrándole, un instrumento de tortura romana muggle del que había leído una vez.
Un fuerte golpe en su espalda y sintió como su piel era fuertemente golpeada y lacerada; azote tras azote y sólo se mantenía consciente por los hechizos revitalizadores que Dolohov le aplicaba cada tanto para que no se perdiera detalle de nada. Sentía su sangre correr por sus muslos pero también el asqueroso simiente de todos esos desgraciados, ya había perdido la noción de quienes lo habían sodomizado a la fuerza.
Un nuevo azote y le vino una arcada, no pudiendo evitar vomitar sus jugos gástricos entremezclado con semen y algo de sangre por su garganta herida, de nada le valió soportar las continuas invasiones a su boca y el ahogo ya que de todos modos todo mundo se está divirtiendo a su costa.
— ¿Y dónde está tu Héroe? ¡Dime! ¿De qué te ha servido abrírtele de piernas?
Reclamos de la desquiciada bruja pero aunque hubiera querido contestarle, no tenía ni el aliento ni fuerzas para articular respuesta alguna. Un jalón de la cadena y terminó cayendo sobre sus propias bascas, pero prácticamente no podía moverse y los hechizos revitalizadores perdían efecto.
Nuevos azotes y finalmente el Lord terminó aburrido, dando por finalizado todo por esa noche pero ordenando que varios se encargaran de no hacerle olvidar al traidor su falta y sus respectivos correctivos. «
·
» Fue trasladado a una instalación cerca de Cornualles, refundido en lo más profundo de sus calabozos y desde entonces perdió la noción del tiempo, no tenía idea de si era día y noche, sólo que si acaso una vez al día le daban agua y un par de panes, pero que el resto del tiempo no paraban de violarle y golpearle.
De su familia no tenía noticias, supo que Lucius afirmaba que no tenía hijos y que Narcisa andaba en alguna de las otras instalaciones, supuso que ella no tenía idea de su situación y aún si no fuera así, ella no podría hacer nada por él tampoco.
Prácticamente dio todo por perdido; Severus no podía ayudarle por que estaba en una misión importante a sabotear en Dover, donde el Lord pretendía comenzar a expandirse hacia el continente; Harry no podía tener ni idea de lo que le sucedía y mucho menos de donde estaba, en cuanto a Dumbledore y Lupin, debían de estar enfrascados en sus planes sobre la batalla final y definitiva mientras se encargaban de eliminar el penúltimo horcrux existente y que era Nagini; así que no tenía a nadie que acudiera a su rescate.
Rescate… vaya… ya comenzaba a pensar como una dulce doncella en peligro…
Sólo rogaba por que todo acabara pronto y que toda esa bola de infelices se pudriera en las llamas del infierno, si es que existía uno. «
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» De pronto mientras dormía un día, escuchó que lo llamaban y que alguien se removía con prisa en su puerta, abrió los ojos y no podía creer que Severus estaba a unos pasos de él; de pronto un sencillo alohomora y la reja se abrió sin problemas. No tardaron en escucharse las alarmas del lugar y de saber que se estaba realizando un ataque de la Orden del Fénix ahí.
— ¿Cómo está?
Se encogió al escuchar la voz de Harry y Severus con desgano se hizo a un lado para dejarle acercarse. Ocultó su rostro con sus brazos pero al ojiverde no le importó y de inmediato lo tomó en brazos mientras instaba a su antiguo profesor a apresurarse hacia la salida antes de que los mortífagos se percataran de su presencia en esa área.
— No seas tonto… sólo vine por ti, así que no te hagas ideas equivocadas
Escondió su faz llorosa en el fuerte pecho del pelinegro y dejó que esa calidez lo rodeara; Harry depositó un beso en su coronilla sin darle importancia a su aspecto y comenzó a correr con él en brazos a través del laberinto de corredores y celdas.
— Encárgate de él, Potter
— Se lo prometo
Levantó ligeramente su faz al no entender de qué iban esas palabras y sólo vio la mirada de respeto que Harry tenía para su padrino, un movimiento de cabeza de Severus y una última mirada de éste para él junto con unas palabras.
— Cuídate Draco, nos veremos después
Abrió la boca para preguntar qué sucedía pero Harry comenzó de nuevo a correr y su padrino se quedó sin moverse en ese lugar. Pronto vio a un grupo numeroso de mortífagos salir por uno de los corredores cerca de su padrino y a éste encargarse de inmediato de ellos, pero eran tantos que fue inevitable que comenzara a resultar herido.
Se incorporó un poco y se asomó sobre el hombro de su amante para gritarle a Severus que no se quedara atrás cuando entonces lo vio caer, Harry dio una vuelta hacia otro corredor pero alcanzó a ver el resplandor verde de la temida maldición imperdonable. A pesar de todo, de la esperanza que quería mantener viva, supo que su padrino acababa de morir y que lo hizo para darles tiempo de escapar; había sido su culpa que muriera.
Harry dio órdenes inapelables de eliminar a cuanto mortífago pudieran del lugar al momento de salir mientras lo seguía llevando en brazos; perdió el conocimiento cuando veía por primera vez en muchas semanas la luna llena resplandeciendo hermosamente en el firmamento y el aire fresco acariciar su maltrecho cuerpo, y no supo más. «
·
» Cuando logró despertar era atendido por una indignada Hermione Granger que curaba sus heridas por órdenes de Harry pero no por ello dejaba de brindarle una mirada rencorosa, ella sí que no podía olvidar todas las humillaciones que había recibido de su parte en la escuela.
Permaneció callado para evitar molestar a la castaña, ya que ella de sólo verlo ya despierto sin tomar cuidados le aplicó una poción realmente abrasadora en una de sus heridas cuando pudo usar algún tipo de anestésico. Vio asomarse por la puerta entreabierta al pelirrojo amigo de Harry y escuchó claramente las maldiciones entre dientes contra él que estaba diciendo por verlo ya despierto antes de darse la vuelta y decir otra cosa.
— Ya despertó
Harry se asomó tímidamente pero al verlo sonriéndole sin pedir permiso entró, Granger masculló un par de frases cortantes y se levantó para dejarlos a solas.
— Me tenías muy preocupado, no me vuelvas a hacer eso
El moreno estrechó su mano derecha entre las suyas y se inclinó para besarle, pero al ver la inseguridad en esos ojos grises, optó por simplemente besar su frente y acariciar su mano calmadamente.
— Lo siento
— No tienes la culpa… por cierto, me he enterado de tu papel en lo sucedido con Dumbledore el año pasado – susurrando
— Lo siento
— No importa… ¿sabes? Nunca me imaginé al orgulloso Draco Malfoy disculpándose tanto
— Lo…
— Ay! Estamos bien, deja de hacer eso
Otro beso pero ahora en su nariz y Draco comenzó a relajarse, al menos ya estaba con Harry. «
·
» — ¡¿Qué estoy qué!
— Embarazado, Malfoy
Una mueca despectiva por parte de la amiga de Harry y Draco sintió que la tierra se abría y lo tragaba poco a poco.
— Tienes siete semanas
Por obvias razones no podía ser de Harry, en ese tiempo estuvo preso, ¿qué se supone que tenía que decirle a Harry: "Cariño, espero un bebé pero no tengo idea de quien es el otro padre y ¿cómo dices que fue tu día hoy?"
Recordó de repente quien le estaba dando la noticia y supo que Harry ya lo sabía, sólo tenía que esperar por la reacción de él, seguro que lo abandonaba. «
·
» — Bueno, no importa la situación, es una criatura indefensa que necesita todo el amor que le podamos dar
— ¿Harry?
— No soy un monstruo Drake, me necesitas y este pequeñín también – acariciándole el vientre aún plano –. Puede que hasta le demos hermanitos ¿qué dices?
— Yo… – tragando saliva
— Vamos paso a paso, así que no te preocupes ahora por esto «
» La última batalla comenzó con un ataque sorpresa a la sede principal de los mortífagos y Dumbledore fue el primero en morir, fue directamente por Nagini mientras Harry junto con los demás se encargaban de luchar en el campo de batalla, pero la serpiente fue lo bastante poderosa para llevarse en su destrucción la vida del anciano mago.
Draco permanecía solo en Grimmauld Place, observando en una bola de cristal el desarrollo de la lucha por ambos lados, sin perder detalle de la forma maestra en que Harry se movía de un lado a otro, controlando por completo su magia en ataques y defensas, buscando a quién era realmente su objetivo. Nunca tomó adivinación ya que eso del 'Ojo Interior' no iba con él pero si se tomó la molestia de aprender a vislumbrar el presente, así que ahí estaba, observando expectante la pelea de su amante en espera de su victoria. «
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» Una semana después del final de toda esa guerra y ambos estaban sobre una manta en medio de un campo despoblado, observando el cielo mientras disfrutaban de un picnic nocturno.
— Te amo tanto, Drake…
Justo cuando pasaba una estrella fugaz y Draco sintió brincar su corazón emocionado al escuchar por fin esas maravillosas palabras.
Una promesa de amor sellada con un beso y un anillo simbólico a su relación sobreviviente a tantos obstáculos. «
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» — ¡Lo perdemos! ¡Enfermera, una poción de reposición sanguínea ahora!
Un aborto espontáneo y su vida nuevamente corría peligro; el medimago y las enfermeras hacían lo posible en el sección de emergencias de San Mungo y aun cuando lograron salvarle la vida, como resultado de las acciones urgentes y el daño interno del que nunca acabó de recuperarse hasta ese momento, terminó estéril.
— Estás bien, eso es lo único que me importa
No podía enojarse con Harry por que en el fondo no soportara la idea de un niño engendrado por uno de esos monstruos que abusaron de él estuviera siempre en su vida; no era su hijo pero de él sí, una fuerte crisis vino pero salió de ella al ver a Harry a su lado siempre, tratando de sacarlo adelante. Al menos se tenían uno al otro. «
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» Lo que sí fue que no contó con la serie de eventos sucedidos uno a uno después, como si le permitieran la oportunidad de descansar de tanto dolor físico y emocional.
Su padre fue condenado a recibir de inmediato el beso del dementor cuando le capturaron en esos días, dando pie a los miembros del Ministerio a embargar todos los bienes muebles e inmuebles, así como inversiones de la Familia Malfoy y girando una orden de aprehensión contra él, al menos Harry al enterarse se interpuso y le salvó de sufrir el mismo destino de su progenitor. Su madre no pudo soportarlo y tuvo que recibir la noticia del suicidio de Narcisa Malfoy de boca de su amante; una parte de él había esperado que ella luchara por salir de todo ese fango y se quedara con él para ver que les deparaba el destino; sufrió una gran decepción.
Los medimagos determinaron al estudiar con atención su estado completo que la gran diversidad de maleficios –muchos desconocidos– que recibió, el daño físico tan serio y el reciente aborto, comenzaría a sufrir una desnivelación en su magia, no podían definir a largo las consecuencias pero sospechaban que poco a poco iría debilitándose al grado de no soportar realizar un simple encantamiento sin prácticamente desfallecer, mientras que su cuerpo parecía sufrir cierto detrimento en su sistema inmunológico. Tendría que comenzar un tratamiento fijo para fortalecer sus defensas físicas y su magia.
Comenzaba a sentirse un estorbo y veía con cierta angustia que nunca podría Harry incorporar su vida como pareja con la de sus seres queridos. Al menos el ojiverde logró dejar en claro a todos sus conocidos que no escogería entre ellos y su pareja, y a perder su amistad a fingir que Draco Malfoy no formaba parte de la vida de Harry, optaron por lo segundo. «
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» Harry adquirió algo de tiempo después una enorme y elegante mansión para ambos en medio de una zona residencial mágica tranquila, tratando de colmarlo de mimos y comodidades para animarlo; aunque no a muchos les gustó la idea de que Harry dejara la mansión Black –en la que habían estado viviendo desde que fuese dado de alta– y creían que él había impuesto su voluntad para lograr que el ojiverde abandonara tal importante recuerdo de Sirius Black, cuando él en realidad hubiera querido un lugar un poco alejado del bullicio agobiante de la ciudad.
Poco a poco lograron salir adelante y era Draco quien buscaba a Harry para hacer el amor, todos esos malos recuerdos iban quedando atrás, aunque claro, con ciertas recaídas habituales. Necesitaba sentir que Harry seguía deseándolo y queriéndolo a pesar de todo, y el moreno le respondía generosamente cada acercamiento que se animaba a realizar. «
·
» — Deja de tallar tu cuerpo de esa manera… no me gusta verte con la piel lastimada
Ésa era una de las escenas que llegaban a vivir de vez en cuando; simplemente de pronto comenzaba a sentirse sucio y corría en busca de un largo baño, del que regularmente era Harry quien lo sacaba y terminaba cubriéndolo con una fina crema para controlar las irritaciones que se hubo causado a sí mismo en su epidermis.
— Eres perfecto… hermoso… y mío, solamente mío…
— Completamente tuyo…
A veces se conformaban con simples caricias y en ocasiones como ésa, terminaban haciendo el amor tan cuidadosa y lentamente que Harry lograba sacarle lágrimas de placer y alegría en pleno orgasmo.
Pero comenzaba a sentir algo distinto a Harry, hizo a un lado esos pensamientos y dejó que su pareja siguiera su vida como siempre, sobre todo frecuentando a los Weasley, al parecer Harry gustaba de charlar con su exnovia de la escuela sobre los temas que no podía con Granger y los otros, es decir: él.«
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» Paz y tranquilidad alrededor, rutinas cambiantes de vez en cuando y una vida relativamente normal es la que estaban logrando forjar como pareja.
Varios meses después, un día saliendo de su tratamiento médico en San Mungo, decidieron caminar por un parque cercano y ninguno de los dos esperó que un exmortífago fugitivo les saliera del paso. Todo fue demasiado rápido y a lo único que logró reaccionar fue de arrojarse sobre Harry para impedir que le diera aquel hechizo; sintió algo caliente sobre su cara y un golpe seco al caer junto con su pareja al suelo, comprobó que Harry estaba bien y se desmayó por el dolor del que no era consciente.
Despertó nuevamente en urgencias y comenzó a pensar que era demasiado débil ya que siempre terminaba desmayado.
— No hay cura, la carne ha sido dañada a un nivel en el que no podemos hacer nada por él, si corre con suerte sólo será la cicatriz y no padecerá dolores, pero no queremos darle falsas esperanzas señor Potter
No sabía de qué hablaban, ¿carne dañada, ¿cicatriz, ¿dolores, ¿qué estaba sucediendo?
Se llevó las manos a la cara al sentir un extraño entumecimiento en esa zona y con alarma se percató por vez primera de los vendajes que lo cubrían por completo, comenzó a quitárselo con desesperación y cuando por fin lo logró caminó a traspiés hacia el baño.
— ¡¡¡NO!
Prácticamente la mitad de su cara estaba desfigurada, una enorme y única cicatriz la recorría y la piel se mostraba rojiza, carne viva aún.
— ¡Drake, no!
Escuchó la voz de Harry pero sólo se dejó caer sobre las baldosas frías del piso, sollozando sin control al tener muy presente la imagen que le mostró el espejo. Sintió como lo abrazaba e intentaba animar su amante pero sólo atinaba a empujarle, sintiendo aún más asco por sí mismo.
El medimago gritando una orden y pronto la inyección de una poción recorría sus venas para tranquilizarlo ya que un hechizo como el desmaius podría ser contraproducente dado su estado delicado de magia.
Esa tarde lo último que tenía para poderle ofrecer perfectamente a Harry, quedó destruido; nunca más podría recuperar la belleza de la que se caracterizaba. «
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» Supuestamente comenzaron a reconstruir una vez más su vida pero ambos a pesar de que no lo mencionaran sabían que nada volvería a ser como antes.
Harry seguía tan amoroso como siempre, llenándolo de regalos y de caricias cariñosas, pero siempre evitando verlo directamente a la cara; Draco sabía que el pelinegro no se daba cuenta de ello pero era otra cosa que tampoco podía reprocharle, no era algo agradable a la vista observar aquella maldita cicatriz.
Pronto Harry se mudó de habitación con la excusa de brindarle su espacio y Draco sólo le agradeció el gesto, obligarlo a compartir su cama no era lo mejor si quería seguir manteniéndolo a su lado; quería mantener la esperanza ingenua de qué sólo era una etapa. «
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» — No sé que pensar Ginny, a veces siento que está situación me supera
— No deberías estar pasando por esto, Harry, ya has sufrido mucho
— Él también y me necesita… hicieron con él hasta lo indecible sólo por qué éramos amantes, ayudó a nuestra causa en cosas que fueron claves para el triunfo, perdió su fortuna y su familia por permanecer a mi lado, nunca pidió ayuda para recuperarlos y así demostrar que era a mí a quien quería, y tú lo sabes… y ahora… ahora por mi maldita culpa es que ha quedado así
— No es culpa de nadie, son cosas que pasaron
— Pero lo voy a cuidar, Ginny, le prometí a Snape que lo haría y al menos le debo eso a Drake por todo lo que hemos vivido juntos
— ¿Lo amas todavía? Eso es lo que importa, Harry
— Yo… creo que sí…
Era la primera vez que Ginevra Weasley iba a la casa y Draco no pudo contener el impulso de espiar un poco en el estudio en el que Harry y ella hablaban. Comenzaba a perder a Harry y no sabía que hacer para luchar por él, pero lo que tampoco sabía es que tras ese creo que le daba aún esperanzas, también estaba viendo la luz Ginevra.
Comenzaba a recelar de la pelirroja pero no quería interponerse entre Harry y una de las valiosas amistades de éste, pero la situación cambió meses después al verlos besarse en los jardines, pensando que él dormía placidamente gracias a los calmantes que debía tomar para el dolor que le invadía repentinamente por la cicatriz; pero el dolor había remitido y decidió esperar a ver si cesaba por completo cuando los vio por la ventana.
Esa fue la última vez que permitió a Ginevra entrar a su casa y Harry no objetó la decisión, no sabía que había visto Draco o 'Drake' como gustaba siempre llamarle pero la culpa de comenzar a engañar a su pareja le hicieron aceptar la orden del rubio. «
·
» — Es el cumpleaños de Ginny
— Felicita a Ginevra de mi parte
— Lo haré… yo…
— Sólo diviértete, sé que no soy bienvenido con su familia
— Regresaré pronto
Gracias a la crema que desarrolló logró que por cierto tiempo la horrible cicatriz de su faz desapareciera y pensó que Harry se mostraba más dispuesto a lograr sacar adelante su relación; al menos al tiempo que compartía con su amante le podía sacar provecho y darle guerra a la pelirroja.
Depositó un nada casto beso de despedida en los labios de Harry y sintió como éste hacía un enorme esfuerzo por controlarse, pero no logró que se olvidara de aquella fiesta y vio como el exgryffindor desaparecía a través de la red flu.
Esa fue la primera vez que Harry volvió hasta la madrugada y en esa mañana fue la primera vez que conoció el sexo por culpa; Harry quería engañarse con que su vida con él era todo perfecto, sonrisas y felicidad pero Draco supo que horas antes el moreno había disfrutado del cuerpo de Ginevra y que sólo estaba con él para lavarse los remordimientos pero no reclamó nada; aún necesitaba sentir a su amante con él tanto como respirar para vivir. «
·
» — ¿Qué? ¿Y donde está tu…
— Papi para que te proteja?
— Oh! Lo olvidábamos…
— Está como vegetal en Azkaban
No era suficiente con aprender a compartir a Harry, tenía que soportar las humillaciones de cada Weasley. Comenzó a caminar lo más rápido que podía para llegar a su casa ya que acababa de salir del tratamiento médico pero los gemelos Weasley no querían permitirle irse tan pronto y le seguían mientras continuaban fastidiándolo.
Una piedra golpeándolo en la cabeza y trastabilló pero al menos no cayó sobre aquel charco, sintió otra dar en su espalda y comenzó a sentir nuevamente aquel terror de cuando los azotes, golpes y demás. Cayó sobre esa agua estancada y sintió el sabor metálico de su sangre en su boca por otra piedra que le había dado en un pómulo.
— ¡Vamos nenita de papá!
— ¡Haz algo!
— ¡Defiéndete como cuando…
— Mandabas tus guaruras contra Ron!
Otra piedra golpeándolo y a pesar de las indicaciones de los medimagos, reunió la suficiente magia para lograr aparecer en medio del hall de la mansión; pero una vez más terminó desmayado y sólo Kreacher estuvo para atenderle. Harry nuevamente se ausentó hasta las tantas de la noche.
Ésa fue la última vez que acudió a tratamiento, técnicamente no quiso arriesgarse a otro ataque. «
·
» Su vida comenzó a tratarse de reclusión en su casa, trabajar en el jardín cuando sus fuerzas se lo permitían, contemplar como perdía a Harry y sufrir de las humillaciones de cada Weasley cuando en esas pocas ocasiones en que salía llegaba a toparse con alguno de ellos. Hasta comenzó a solicitar consulta a domicilio por su médico de cabecera para no tener que toparse con Granger en San Mungo, ella podía ser más dañina que los pelirrojos con sus comentarios ácidos o sus malos tratos.
No podía decir nada de todo eso, por que la única vez que lo intentó se sorprendió por tener a un Harry muy bravo y prácticamente insultándole por decir esas cosas de los que consideraba su familia. Después vino una apasionada disculpa del moreno por hablarle así pero le dejó claro que no podía decir nada de ese tipo de cosas que él consideraba como mentiras ya que su familia era incapaz de realizar algo malo o impropio. «
·
» Todo su mundo comenzó a resquebrajarse y él junto a ello. Perdía fuerzas y se conformaba con lo que tenía, si oponía alguna resistencia sufría dolorosas consecuencias, así que el ceder se convirtió en pan de cada día. Hasta en los días de fiestas en que se suponía Harry debía estar con él, terminaba abandonándole con excusas tontas.
— ¿Qué te parece?
— Bonito, ¿para quién es?
— Para Hermione, ella y Frank se comprometieron, van a ir con los Weasley un rato y les darán la noticia
— Que bien… – tono neutro
— Me alegro mucho por ellos
— ¿Y eso?
— Para Ginny…
No dijo nada mientras veía el brillo emocionado en los ojos de Harry mientras la dependienta envolvía los estuches de joyas; una fina cadena de plata para su amiga y una pulsera de oro para Ginevra, una joya bastante cara y con grabados antiguos que él sabía perfectamente que significaban promesas de amor. ¿Sabría Harry de ello? Ni idea pero por la cara de la empleada, ella sí que lo sabía pero no decía nada.
Era Noche Vieja y tras una sencilla pero elegante cena entre ellos, Harry dijo que sólo entregaría los obsequios y regresaba con él para abrir los propios que había bajo el árbol de navidad. Navidades antes y en otras fiestas Harry sólo se iba un par de horas o se escapaba mientras creía que él dormía profundamente pero en esa última ocasión no regresó hasta el mediodía de Navidad.
Nuevamente sexo por culpa y Draco lloró al final por el dolor que no podía soportar. «
» Luego vino el encuentro con Ronald Weasley, la noticia impactante de la hija de Ginevra y Harry y toda aquella maraña de acontecimientos… «
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Su pecho sube y baja rápidamente, sus pulmones le exigen aire pero se siente incapaz de respirar mientras su corazón le late desbocadamente; mantiene los ojos fuertemente apretados ante la imposibilidad de enfocarlos y no escucha los gritos de los que lo rodean, quienes tratan de hacerlo reaccionar.
Comienza a forcejear para librarse de aquello que lo está sujetando ya que necesita escapar de ahí, siente que todo el lugar comienza a contraerse hacia él y la fría oscuridad que empieza a engullirlo sin que pueda hacer nada contra ella. Abre la boca y fuerza sus cuerdas vocales para comenzar a gritar todo lo posible, el dolor y el miedo comienzan a hacer estragos con él, se siente morir y pierde la noción de los segundos, minutos y horas, simplemente siente que todo esto está durando una eternidad.
— ¡Desmaius!
Un hechizo de Dumbledore y Draco cae placidamente entre los brazos de su padrino, mientras Julius observa preocupado la escena. El psicomago nunca había visto a un mago sufrir algo tan parecido a un taque de pánico, regularmente los magos gracias a su magia sufren otro tipo de reacciones, regularmente flujos de magia emocional que se dispersan en el ambiente sin dañar a nadie, logrando tranquilizar al mago o bruja sin contratiempos. Probablemente debido al sello que se autoimpuso el rubio, hasta esa habilidad natural de autoconservación ha quedado bloqueada.
— El chico aún tiene muchas cosas que superar
Severus suelta un ligero bufido por lo obvio del comentario de su mentor y se levanta con Draco en brazos para salir por fin de ese maldito lugar.
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INICIADO: 09 de septiembre de 2006 --- FINALIZADO: 12 de septiembre de 2006
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COMENTARIOS: ¿Qué? ¿Parece algo obtuso mi manera de manejar trozos de recuerdos? Je, es que de cierta manera comencé a acostumbrarme a hacerlo así, además de que la dualidad del manejo de tiempos me pareció un buen reto, bastante difícil al pasar de un estilo a otro.
Puede que haya sido algo tedioso el principio pero así comencé y luego agarre vuelo; no quise parar hasta terminar con lo que padeció Draco para no bloquearme después, además parece que había quienes tenían curiosidad por este aspecto de mi amado rubio slytherin. Aunque siento que al irme cayendo de sueño perdí algo del angust descriptivo dado en el primer cap, pero ya qué me ha gustado como resultó…
No les exigiré nada, pero ya que escribí más del doble de lo normal, espero al menos más reviews que los anteriores apartados. Vamos! No sean malitas y déjenme sus comentarios, que los estaré esperando.
PD: No recuerdo en que web ni quien fue (un millón de disculpas TT.TT por que no recuerdo ni en cual historia), pero se me preguntó por el significado de "matta ne", éste es "Hasta luego/Hasta pronto" una despedida informal en japonés
Me despido...
Matta ne!
