Hablando con mi amiga se nos hizo adorable pensar en Lin y Rohan manteniendo una dulce relación de Madrina/Ahijado dado que Meelo seguramente desde siempre lo adentró en su pequeño club de fans de su héroe Lin, así que esto solo es autoindulgente porque Lin necesita que le muestren amor y admiración y estoy segura de que ellos harían un gran trabajo.
Y también tenía ganas de hacer un poco del Linzin joven porque ya sabes... tiempos más simples.
Tenzin tenía 10 años cuando supo por qué su papá odiaba las tormentas.
Estaban por terminar la cena cuando comenzó con su triste historia.
— Me recuerda a la última vez que vi a mi pueblo. — Murmuró el avatar Aang de pronto viéndose más viejo de lo que parecía… más decaído y melancólico. Atrás quedó su característica sonrisa juguetona.
Y entonces su papá les contó cómo huyó en medio de una tormenta y quedó atrapado en el iceberg sin saber lo que le iba a sucederle a su pueblo, a sus amigos, sus maestros, todo porque lo buscaban a él.
Y no pudo hacer nada para ayudar.
Esa noche su mamá les dijo que limpiaran todo antes de que siguiera a su papá que se había ido temprano a la cama. Ni siquiera parecía él mismo, no había contado los chistes que los harían reír a todos y ya ni hablar de sus viejas historias sobre sus aventuras, parecía que todo lo que quería era evitar volver a hablar de los nómadas aire y su papá se veía…. asustado.
Pero eso era ridículo, su papá era el Avatar Aang, el que derrotó al Señor del Fuego, el que podría derrotar a cualquiera. Él no podía tener miedo.
A menos que…
No, eso era absurdo.
— Tierra llamado a Tenzin ¿Estás bien? — De pronto Lin comenzó a mover su mano frente a él, en un gesto idéntico al que Toph solía hacer cuando alguien se olvidaba de su ceguera.
Tenzin miró a su compañera de juegos por un momento todavía perdido en su cabeza, Lin había llegado a la Isla después de la escuela porque su mamá dijo que estaría ocupada en la estación toda la tarde, pero el trabajo se alargó y acabó quedándose a pasar la noche también con ellos.
No era inusual y nunca se quejaría de poder pasar más tiempo con su mejor amiga, pero Tenzin no agradecía la mirada que le estaba dando.
— ¿Eh? Ah sí, sí, claro, ¿Por qué no? — Respondió Tenzin agradecido de que ella no tuviera el sentido sísmico de su mamá también.
— Estás raro. — Dijo Lin mirándolo con los ojos entrecerrados, aparentemente no ocupaba el sentido sísmico para saber que mentía.
— Qué novedad. — Se burló Kya levantándose de la mesa.
— Más de lo normal. — Coincidió entonces Lin y las mejillas de Tenzin enrojecieron. Tomó los platos de la mesa y se fue a la cocina avergonzado sin decir nada más.
Eso era tonto, debía admitirlo.
— Da igual, que Kya y tú se encarguen de los platos y Lin y yo arreglamos la mesa y los guardamos luego. — Escuchó a Bumi decir. Tenzin tragó en seco y se volvió a ellos.
Algo se crispó dentro de él.
— ¡No es justo! Siempre nos toca lo mismo. — Prácticamente chilló con indignación. No quería sonar así, solo esperaba que ahora le tocara con Lin, ella era menos mala que Kya que a veces lo mojaba a propósito y ella era su mejor amiga, pero no pensó que los nervios lo traicionarían.
Estaba más nervioso de lo que creía.
— Porque es más fácil lavar y secar para ustedes. — Replicó Bumi cruzándose de brazos. — Sería injusto si tardáramos horas nosotros cuando se puede hacer en minutos.
— SI y no quieres ser un mal maestro aire justo hoy. — Su hermana sonrió. Tenzin abrió mucho los ojos ¿era tan obvio? — Papá no les contó toda la historia de lo que les pasó a sus viejos amigos.
— Pero los chicos grandes si la sabemos y porque nos preocupas hermanito, es que te prevenimos para cuando venga el fantasma del viejo Sozin por ti. — Continuó Bumi haciendo ademanes al techo. — Va a terminar lo que empezó tantos años atrás y ahora que sabe que hay otro nuevo. Uff, Carne fresca para su sed de sangre voladora.
Y entonces se puso el mantel en la cabeza y comenzó a esos ruidos tontos de fantasma que sabía no tenía que temer, pero…
Tenzin salió disparado hacia su cuarto dejando las risas de sus hermanos atrás. Se metió bajo sus cobijas y se estremeció con cada relámpago que iluminaba su habitación.
— El fantasma de Sozin no va a venir por mí, el fantasma no va a venir… — Se encontró repitiendo una y otra vez mientras les rezaba a los espíritus que la noche pasara.
…
Oh no.
No, no, no.
El sonido de la puerta abriéndose lo hizo saltar de la cama.
Levantó las manos preparado para saltar por la ventana y correr, con suerte podía llegar a la habitación de sus padres y su papá podría entrar en estado avatar o convocar a algún otro espíritu.
Pero no vio a ningún fantasma en la puerta, solo a Lin de brazos cruzados y con la ceja arqueada.
Se parecía terriblemente a la tía Toph así y no supo qué era más aterrador.
— Puedo escucharte temblar desde el pasillo. ― Dijo Lin frunciendo el ceño. ― Es molesto.
— Lo siento… yo…
— Es solo lluvia, en la escuela nos dijeron que es necesaria.
— Lo sé. — Tenzin evadió su mirada por vergüenza. — Pero…
— ¿De verdad crees que el fantasma va a venir por ti?
Tenzin enrojeció por completo y bajó la vista al piso, pero de todos modos respondió.
— ¿Por qué más tendría miedo papá? ― Murmuró.
Ella no dijo nada más, simplemente se encogió de hombros.
— Buenas noches, Tenzin.
— ¡Espera! — Volvió a gritar él, de pronto consciente de que se irá y quedaría solo de nuevo. — Yo… tú… ¿Crees que podría…? No olvídalo es… es que eres tan valiente… y
— ¿Quieres que me quede contigo para protegerte? ― Completó Lin poco impresionada, casi siempre se alegraba de que se entendieran tan bien pero justo ahora se arrepintió de eso.
— Lo siento, fue estúpido. — Balbuceó Tenzin descubriendo que no podía dejar de avergonzarse esta noche. — Es… yo sería el que debería protegerte.
— Yo no necesito protección, soy una Beifong y soy más fuerte que tú. — Replicó Lin ofendida, Tenzin hizo una mueca y se encogió más sobre sí mismo murmurando una disculpa.
Entonces la maestra tierra soltó un suspiro de rendición y cerró la puerta tras ella.
— Será mejor que te muevas, no me voy a quedar en la orilla. ― Dijo Lin levantando las cobijas del piso para treparse a la cama.
Tenzin le sonrió e imitó su acción acomodándose con ella.
— Gracias ― Susurró después de unos momentos cuando Lin reclamó la mayor parte de la cobija.
— Duerme tranquilo cabeza hueca, no dejaré que nadie se lleve a mi mejor amigo. ― Respondió Lin amortiguada contra la almohada.
Tenzin volvió a enrojecer, solo que se sintió diferente esta vez.
— Awww… eso es… ― Comenzó el joven maestro aire.
— Si no ya no tendré a quien golpear. ― Se apresuró a decir Lin agradecida que por la oscuridad no se le viera la cara.
— Por supuesto. — Bufó él y Lin solo rio.
Entonces la habitación se alumbró y el trueno rugió por las paredes, Tenzin casi saltó de la cama, pero se acercó más a su protectora.
Lin dijo algo que no entendió muy bien, pero no hizo nada.
Lin tuvo que escabullirse por su habitación antes de que fuera la hora de la meditación y Tenzin sabía cuánto odiaba despertarse temprano por lo que su agradecimiento por ella solo aumentó.
— No me gusta el agua. — Declaró Lin en cuanto entró a la cocina más tarde esa mañana. Tanto Aang como Katara la miraron con curiosidad. — Ni el viento.
— Bueno, eres una maestra tierra cariño… ― Comenzó Katara.
— Y no me gustan las tormentas, las odio. — Afirmó Lin cruzándose de brazos.
— Ah, ya somos dos entonces. — Aang le sonrió comprensivo.
— La tormenta pasada mamá se quedó atorada en la sede y no pudo llegar a casa. La ventana se abrió y no dejaba de entrar agua y viento a la casa y yo no podía controlarlos, me sentía… indefensa. — Murmuró agachando la mirada. — No le dije a mamá porque soy una Beifong y nosotras no le tenemos miedo a nada, pero… anoche no me sentí así aquí. ¿Creen que podría…?
— ¡Por supuesto que sí cariño! — Prácticamente chilló el tío Aang antes de dejarla terminar. — Sabes que eres bienvenida siempre que quieras a la Isla y sobretodo en las tormentas, podemos afrontarlas juntos y ten por seguro que te protegeremos.
Su tío Aang la estrujó en un fuerte abrazo y le costó todo de sí a la pequeña Lin el no romperle el corazón ni acabar con su actuación al alejarse. Entonces vio a Tenzin parado torpemente en la puerta, era más que obvio que escuchó todo por la manera en que se movía nervioso y en que la veía, sonriéndole como un tonto.
Esa noche sus tíos cumplieron su palabra y fueron ellos los que le preguntaron a Toph si podía dejarla de nuevo con ellos. La arroparon juntos y le prometieron que estaban cerca en cualquier momento que lo necesitara para cuidarla, Lin se encontró deseando por un egoísta momento que siempre fuera así.
Casi después de que cayó el primer rayo Lin ni siquiera fingió sorpresa cuando la puerta de su habitación se abrió casi imperceptiblemente y mucho menos los pasos que apenas se sintieron después. Se movió para hacer espacio y Tenzin se acostó a su lado de nuevo.
— Si voy a ser tu guardaespaldas al menos hubieras traído tu cobija.
— Oh, los maestros aire nunca tenemos frío.
— ¿Y quieres que él se dé cuenta que eres uno entonces?
Eso tenía mucho sentido.
— La próxima vez. — Declaró y se acurrucó a su lado bajo las mantas.
— Tranquilo cabeza hueca. — Murmuró Lin amortiguada sobre la almohada. — Yo te cuido.
Tenzin sonrió por primera vez en la noche.
/
― Creí que te quedarías en la sede esta noche. ― Dijo Tenzin levantándose del sillón al verla entrar completamente empapada a la casa.
― Debería de, mañana tendré que madrugar si quiero acabar los informes. ― Respondió Lin doblando su armadura, luego se estremeció cuando el frío aire la rodeó, pero Tenzin ya estaba a su lado, abrazándola para envolverla en una toalla.
― ¿Entonces por qué viniste? ― Murmuró contra su húmedo cabello, disfrutando de tenerla contra él y esperando darle la calidez que ocupaba. ― No es que me esté quejando, claramente.
― Porque hay una tormenta y tengo que cuidar a mi novio para que no se lo robe un tonto fantasma. ― Dijo Lin amortiguada contra su hombro.
Tenzin no creyó posible que pudiera amar más a esta mujer. Se inclinó, levantó suavemente su barbilla con la mano y la besó con completa devoción, intentando demostrarle todo el amor que sentía por ella.
― Eres la mejor. ― Tenzin suspiró contra sus labios, Lin simplemente tarareó en respuesta.
― Lo sé, lo sé. ― Entonces la maestra metal sonrió de lado y su efusivo novio no pude evitar llenarla de besos en todo el rostro. Lin rio, pero también un escalofrío la recorrió y aunque ahora no veía muy claro si era provocado por las atenciones del cálido cuerpo contra ella o la lluvia, el maestro aire se separó dándole un último beso a su nariz.
― Dame un minuto en lo que nos preparo un baño caliente. ― Esta vez lo dijo mientras tomaba sus manos.
― ¿Nos? ― Lin arqueó una ceja con diversión.
― Estoy en peligro, no puedo permanecer lejos de tu vista, obviamente.
― Por supuesto que no. ― Su novia reviró los ojos y lo atrajo hacia ella para un beso apropiado del que ya no lo soltó.
Al final llegaron a trompicones al baño, pero ninguno se los dos pudo quejarse.
/
Lin soltó un pesado suspiro con la mirada perdida en la bahía. Había tenido un largo día, la cabeza podía estallarle en cualquier momento y aun así le hizo caso a Mako en aceptar la invitación que parecía siempre abierta de venir a cenar al Templo.
O más específicamente, Mako la arrastró junto con Bolin alegando que no había comido bien antes y quizá por eso le dolía la cabeza, entonces ella le respondió que solo aceptaba porque no quería llegar a su departamento a cocinar. Al menos el chico se abstuvo de mencionar todo el estrés que tuvo en el día.
O su teoría menos favorita… quizá si estaba empezando a tener un nervio sensible por el muchacho, pero no era para tanto de todas formas.
― ¡Tía Lin! ― Rohan llegó corriendo emocionado al muelle cuando bajaban del ferry. Lin se encontró sonriendo involuntariamente mientras el niño brincaba hacia ella impulsado por su recién descubierto aire control. — Si viniste.
Bueno, quizá simplemente se estaba ablandando en su vejez.
— Por supuesto. ― Murmuró Lin. ― Quiero saber todo sobre cómo te fue en tu lección.
Al menos así encontraba más tolerable el incesante ruido del comedor.
Era tan revoltoso como siempre, pero Rohan estaba sentado en sus piernas como últimamente se le estaba haciendo costumbre y parloteaba de cómo podía jugar con el aire y que ya casi le salía la patineta para competir con sus hermanos también. Ya no era el bebé al que a veces se ofrecía a darle de comer, pero aun así sabía que le gustaba a su ahijado cuando comían juntos y no podía quejarse pese a que se le durmieran las piernas porque el niño decidía crecer cada día.
― ¿Detuviste a muchos delincuentes hoy tía Lin? ― Preguntó Rohan con sus ojos brillando hacia ella, luego Meelo se inclinó también para ponerle la atención que nunca ponía en sus clases mientras les contaba a los niños su día.
O al menos las partes apropiadas para ellos.
…..
— ¿Y si mejor pasamos a tomar el té en la sala? Mi espalda me está matando. ― Murmuró Bumi justo después de que su hermano se hubiera ofrecido a poner la tetera después de la cena.
― Anciano. ― Se burló Kya a su lado.
― Lo quieras o no las lesiones te comienzan a cobrar factura. ― Respondió el hijo mayor del Avatar Aang tronándose la espalda mientras avanzaba a desplomarse a un sofá.
El comedor se vació poco a poco, los niños pelearon como siempre por quien le tocaba recoger la mesa y lavar los platos cuando Bumi se volvió hacia Lin desde su posición con diversión.
― Nosotros lo hacíamos mejor. ― Declaró el nuevo maestro aire acomodándose entre los cojines. ― El mejor dúo de la historia.
― Pero no más rápido. ― Replicó Kya bajando los pies de su hermano para sentarse.
Lin tarareó de acuerdo cuando la vista de la ventana la llamó.
― Parece que hay nubes de tormenta, será mejor irnos antes de que comience a llover. ― Dijo ella observando las nubes pesadas por el cristal.
― Te traeré comida para tu almuerzo. ― Se ofreció Rohan entonces feliz de saltar por la sala hacia la cocina para ayudar.
― Así son todos hasta que se pasa la emoción. ― Tenzin se rio con cariño solo para recibir la mirada ofendida de Ikki y Jinora.
― Ouuu ¿Siguen dándote miedo las tormentas? ― Preguntó Bumi cruzándose de brazos y enderezándose desde su posición en el sofá con intriga. ― Eso no es muy Beifong de tu parte.
― A mí nunca me… ― Lin frunció el ceño y se levantó para pelear con Bumi pero entonces vio de reojo la mirada avergonzada de Tenzin y retrocedió. ― Oh, si… no quiero hablar de eso.
― ¿De verdad le asustan? ― Meelo se volvió con los ojos completamente abiertos.
Más sorprendido por el hecho de que su héroe tuviera miedos que nada.
― No hay nada de qué avergonzarse ― Replicó Lin cruzándose de brazos y alzando el mentón. ― Y además…
― No. ― La interrumpió Tenzin negando. Ella lo miró con curiosidad y él simplemente se encogió de hombros ― Era a mí al que me asustaban. Ella solo mentía porque a ella no la molestarían por eso.
― ¿En serio papá? ― Preguntó Jinora dejando su libro en su regazo mientras inclinaba la cabeza. ― Pero… ¿Por qué? No entiendo.
Bumi y Kya se miraron entre ellos por un momento y luego estallaron a carcajadas.
― No puedo creerlo, ¿De verdad Tenny? ― Chilló Bumi agarrándose su estómago con fuerza.
― Oh deja de molestar a nuestro hermanito bebé, recuerda su sensibilidad. ― Jadeó Kya entre risas.
Todos en la sala compartieron una mirada de confusión mientras el par de hermanos seguía riéndose sin control aparente.
― Ah claro lo olvidaba. ― Bumi se recompuso limpiándose las lágrimas, luego miró entre todos y se levantó divertido, el dolor de su espalda pasó a segundo término. ― Hoy es noche de tormenta niños, entonces deberían de estar en la cama ya o el fantasma de Sozin vendrá por ustedes para acabar con lo que empezó y extinguir a los maestros aire. — Dijo Bumi, tomando una manta del sofá y poniéndosela para hacer ruidos estúpidos de fantasmas como cuando eran niños.
― Tú también eres un maestro aire ahora, idiota. ― Murmuró Lin fulminándolo mientras le quitaba la cobija. ― Y sigo sin ver la diversión en eso.
― ¿Qué va a venir quién? ― Ikki chilló cruzándose de brazos. ― ¿De qué hablan?
— Una vieja broma para su padre. ― Respondió Kya con un ademán.
Lin lanzó un suspiró cansado y se volvió hacia los niños… y Mako y Bolin y Opal.
― A su abuelo nunca le gustaron las tormentas… le traían malos recuerdos de…. Su tiempo con los otros maestros aire ― Explicó Lin haciendo una mueca incómoda. ― Y una vez cuando estaban siendo específicamente tontos y estúpidos como ahora, Bumi y Kya convencieron a Tenzin de que era porque el viejo Sozin venía por el nuevo maestro aire, que lo buscaba ya que… su misión era acabar con todos los maestros aire como en el genocidio.
― Solo estábamos bromeando, Linny.
― Si, pero eso no tiene nada de divertido incluso ahora, ya madura. ― Lin reviró los ojos. ― Es la guerra Bumi, por el amor de los espíritus ten algo de respeto.
― Ahora, eso solo era para que él dejara de ser tan tenso. ― Replicó Bumi levantando las manos. ― Y de todos modos teníamos prohibido mencionar a las tormentas cuando venías.
― ¿Entonces venías a quedarte en la Isla porque decías eso, tía? ― Preguntó Opal mordiéndose el labio. ― Mamá… si mencionó una vez que te daban miedo… cuando yo no podía dormir en una… ― Entonces la joven Maestra Aire bajó la mirada avergonzada. ― Supongo que tampoco era muy Beifong de mi parte.
Bumi al menos tuvo la decencia de parecer arrepentido de lo que dijo mientras Lin tomaba el libro de Jinora y lo golpeaba con fuerza en el brazo por hacer sentir mal a su sobrina.
― Oh cariño ¡No hay que avergonzarse! ― Dijo Bolin de inmediato para hacer sentir mejor a su novia mientras la abrazaba. ― A mí tampoco me gustaban la lluvia porque siempre nos moríamos de frío con Mako pese a que él era un maestro fuego pero ya todo es mejor…. Aunque no te culpo, si hubiera sabido que a la Jefa le daban miedo las tormentas creo que también me hubiera sentido mejor.
― Encantada de saber que mi hermana arruina mi reputación aún en la distancia. ― Murmuró Lin entre dientes regresándole su libro a Jinora que simplemente le sonrió.
― ¿Ahora quién está exagerando? ― Bufó Tenzin con humor solo para consternación de Lin.
― Quizá el que esa noche se orinó en su cama y luego se fue a la mía para que fuera su guardaespaldas personal. ― Replicó ella arqueando una ceja para el entretenimiento de todos.
― Por supuesto que sí ocurrió eso. ― Tenzin reviró los ojos y le arrojó una pequeña ventisca con diversión. Lin dobló su muñeca para golpearle la cabeza y por un momento mientras se molestaban y jugaban entre ellos la línea se perdió.
Era algo que siempre habían cuidado desde que se encontraron en mejores términos y era tan agotador como siempre cuidar no pasarla.
Desde que tenían memoria era como si hubieran creado una especie de baile del que solo ellos conocían los pasos, un ritmo al que ambos podían moverse sin problemas. Lin solía anticipar a Tenzin y sus reacciones, podía lanzarle una mirada para apagar un pensamiento que Tenzin apenas había terminado de tener porque sabía dónde terminaría la mente de Tenzin incluso desde que eran niños y no le gustaba el juego que estaban jugando. Tenzin también solía estirar la mano y agarrar la mano de Lin, entrelazando sus dedos antes de que pudiera hacer más de esos gestos horriblemente groseros hacia su hermana en un principio y luego a cualquier miembro del consejo o de la prensa o persona en general que la molestara.
Hubo una vez, donde él habría sabido exactamente lo que estaba mal, lo que había sucedido, lo que él había dicho, lo que había dicho otra persona, incluso si nunca hubiera sabido exactamente qué cosas horribles dijeron sobre Lin, porque Lin tan orgullosa como siempre no se lo diría. Pero él lo sabría de todas formas, Tenzin sabría cómo ayudar, sería capaz de acercar a Lin a su cuerpo y traerla de regreso, y no por primera vez, le sorprendió lo mucho que lo extrañaba.
Lo mucho que le pesaba el no tener idea de lo que había pasado Lin en la última década, quién o qué la ha lastimado, aunque sabía que él estaba justo arriba en la lista con número rojos y que no puede extender la mano para abrazarla y hacerle cosquillas con el aire en su cuello solo para molestar porque la despeinaría mientras ella se retorcería amenazándolo entre risas.
Entonces se obligaron a parar de nuevo, a retroceder en sus propios lugares como si hubieran sido niños de nuevo regañados por su madre por las pocas travesuras que llegaron a hacer (por las que los llegaron a atrapar más que nada)
Incluso el recuerdo de esa vieja broma en común se sentía pesada ahora entre ellos, sobre cómo los "serios y calmados de la familia" simplemente eran los mejores en salirse con la suya y su reputación de niños buenos siempre los ayudaba.
El silencio cayó entonces en la sala hasta que Mako se levantó de su asiento en el sillón.
― Si bueno… preferiría no volver a eso, la lluvia cala los huesos. ― Dijo el joven detective parándose junto a Lin en la ventana para fruncir el ceño.
― Deberíamos estar en camino entonces. ― Lin asintió volviéndose para despedirse ― ¿Dónde está Rohan?
― ¿No está aquí? ― Pema murmuró sobre su taza apenas uniéndose al grupo. ― Le di la comida y dijo que te la traería hace un rato.
― Quizá se entretuvo con Puky ― Lin se encogió de hombros reprimiéndose a sí misma por echar de menos el abrazo de despedida de su ahijado. — Despídanme de él, tenemos que irnos antes de que llegue la tormenta. ― Y entonces la Jefa se volvió al ahora asistente de la Presidenta que no se había movido en absoluto de su lugar junto… o sobre su sobrina. ― Dije que nos vamos a casa ya.
— Pero… ― El maestro lava replicó, pero esa mirada patentada de la Jefa lo hizo callar.
— Ahora. — Sentenció Lin cruzándose de brazos, Bolin se encogió mientras murmuraba por lo bajo.
― ¿Si te das cuenta que esos chicos parecen tus…? ― Comenzó Kya completamente divertida de la escena. Lin levantó la mano para callarla y gruñendo se dio la vuelta.
― Buenas noches. ― Fue todo lo que dijo antes de que se rieran en el interior, si ella dejó que una leve sonrisa se le escapara mientras caminaba con los chicos al ferry agradeció que la noche ya estuviera sobre ellos.
/
Un relámpago iluminó su cuarto y él se encogió más en sí mismo.
— ¿Escuchaste eso? — Preguntó Rohan casi susurrando, había corrido a su cama y había intentado ser lo más silencioso posible en cuanto escuchó a su tío Bumi decir lo que les ocurría en las tormentas.
Pero ya no creía posible seguir estando callado.
— Deja de ser un bebé y vuelve a dormir. — Murmuró Meelo cubriéndose con las cobijas. ― Es solo lluvia.
— Pero es que… — Su hermano menor se detuvo cuando se escuchó el trueno entonces. — ¡Papá!
Rohan saltó de su cama y corrió por los pasillos hasta llegar al cuarto de sus padres, su mamá se enderezó adormilada en la cama mientras le preguntaba qué pasaba.
— ¡Ya se llevó a papá! — Gritó Rohan rompiendo en llanto en la puerta.
— ¿Qué? No, cariño. ― Su madre se levantó hasta llegar a él. ― No, tu papá está bien, está en su estudio.
Rohan corrió en dirección contraria y se encontró a su papá volviendo asustado en la sala.
— ¡¿Qué está pasando aquí?! ― Preguntó Tenzin sosteniéndolo por los hombros, pero su hijo menor solo siguió llorando mientras se abrazaba fuertemente a él.
— ¿Por qué tanto escándalo? — Murmuró Ikki adormilada mientras encendía la luz con Jinora siguiéndola detrás.
— Espero que haya un buen motivo para interrumpir mi sueño reparador porque… oh ― Meelo se calló y miró con nerviosismo a su hermano menor asustado.
― ¿Qué sucede? ― Su tía Kya preguntó entrando también junto con su tío.
― Vimos las luces y escuchamos gritos ― Bostezó Bumi ― ¿Por qué todo el mundo está de pie?
— ¡Él va a venir! — Lloró Rohan. — Él va a venir por nosotros y todos los demás Maestros Aire, el tío Bumi dijo que vendría en la noche de tormenta…. Yo no quiero que me atrape.
La realización los golpeó a todos mientras se miraban entre sí, Tenzin creyó que jamás había estado tan enojado con sus hermanos como en ese momento y ellos debieron sentirlo por la mirada que le dieron.
— Rohan. ― Su tía Kya lo llamó suavemente mientras se agachaba a su altura ― Los fantasmas no existen, cariño.
— ¡Jinora se la pasa hablando con espíritus todo el tiempo! ― Gritó el niño. ― Y BumJu siempre está aquí.
― Eso no es… ― Bumi negó intentando animarlo. ― Es distinto. No pasa nada, vuelve a dormir.
― No va a pasar nada porque yo estoy aquí hijo, te voy a proteger ¿De acuerdo? ― Su padre le tocó el hombro de manera reconfortante pero él negó.
― ¡Tú eres un maestro aire papá! ― Lloró Rohan. ― Todos lo somos y él va a venir por nosotros, yo no quiero que me lleve.
― Eso era una broma Rohan… ― Kya le sonrió avergonzada. ― No es verdad, no tienes nada que temer. Nadie va a venir a llevarte.
― Pero cuando nací también nos querían llevar por ser maestros aire. ― Dijo él, aferrándose cada vez más a las túnicas de su padre. ― Lastimaron a Korra por querer proteger a los maestros aire en el templo. Todos nos quieren hacer daño porque somos maestros aire ¡No quiero ser un estúpido maestro aire!
Y volvió a gritar a llanto abierto.
Las palabras hicieron eco en su cabeza, los recuerdos lo afectaron más de lo que creía posible mientras veía a su hijo más pequeño que recién había descubierto sus poderes llorando mientras los aborrecía.
― Hijo… ― Susurró suavemente mientras intentaba mantener sus propias emociones a raya, pero se sintió perdido. Volteó a ver al resto y su corazón se rompió un poco más al ver al resto de sus hijos con la misma expresión conmovida ¿Realmente habían llegado a pensar en eso todos ellos?
— Dile a la tía Lin que venga. ― Rohan levantó la cabeza de pronto y miró directamente a su padre suplicando. ― Por favor…
― Pero ella… ― Tenzin tropezó con las palabras, demasiado sorprendido por la petición para que su cerebro lo registrara.
— Quiero que la tía Lin me cuide. ― Volvió a sollozar Rohan. ― Ella te cuidaba, ella salta a las aeronaves, ella nos puede proteger… si ella está aquí nadie nos va a hacer daño.
Tenzin lanzó un pesado suspiro ya temiendo la conversación al teléfono.
…
En cuanto Lin contestó en el segundo intento se arrepintió de molestarla tanto, bastante malo era saber que casualmente había decidido dormir esa noche para variar.
― ¡Lin! Yo… lamento muchísimo despertarte ― Comenzó mordiéndose el labio con nerviosismo. ― Pero… sí, estamos bien aparentemente… es solo que Rohan…
― Tenzin, suéltalo de una vez. ― La escuchó murmurar del otro lado de la línea con la voz cargada de sueño y tuvo que recargarse por completo contra la pared de su estudio.
― Yo… temo que le transmití mis miedos a mi hijo… escuchó a Bumi burlándose en la cena del fantasma y ahora no deja de llorar y no hay nada que lo calme salvo… ― Se pegó en la cabeza con pesar. ― Por favor Lin, sé que no tengo derecho a pedirte nada y esto es muy… ni siquiera sé las palabras yo solo sé que te necesito… por más patético que suene. ¿Podrías… venir?
Un pesado silencio cayó en la línea y Tenzin ya se estaba preparando para la negativa cuando la escuchó suspirar.
― ¿Habrá un ferry en el muelle?
― Ahora voy por ti. ― Respondió Tenzin
― De acuerdo… y Tenzin por favor deja de atormentarte, esto no es tu culpa. ― Dijo ella esta vez más suave, luego agregó. ― No todo el mundo gira alrededor de ti ¿Sabes?
No pudo evitar sonreír y por un momento la imaginó haciendo lo mismo.
Cuando volvió a la sala donde seguían intentando tranquilizar a su hijo, simplemente asintió en dirección a la puerta antes de que lo detuviera.
― ¡No salgas papá! Te va a atrapar. ― Gritó Rohan completamente aterrorizado. — Y al tío Bumi también y… Jinora… Ikki y…
— Está bien, yo me llevaré a Oogie y traeré a Lin. ― Kya lo detuvo y le sonrió tranquilizadoramente mientras se acercaba a su hermano menor en la puerta. ― Las personas saben mejor que meterse con un maestro agua en la lluvia… y es lo menos que puedo hacer.
Tenzin le agradeció suavemente, pero ella simplemente negó y se disculpó en cambio.
….
Cuando la puerta volvió a abrirse y la fuerte lluvia logró entrar nunca se había sentido tanta calma en la noche.
― ¡Tía Lin! ― Rohan gritó notoriamente aliviado y saltó por toda la sala hasta que Lin lo atrapó en sus brazos, el pequeño se escondió en su pecho. — Ahora que estás aquí él no vendrá.
― No te preocupes, el viejo fantasma me tiene miedo, sabe que no debe de venir a mis territorios. — Murmuró la maestra metal contra su cabello, recuperándose rápidamente de la sorpresa del abrazo. — No permitiré que nadie te lleve, Bagde, primero tendrían que enfrentarse a tu madrina.
— Y nadie es tan tonto para eso. — Respondió Rohan amortiguado contra la gabardina que alcanzó a tomar — ¿Te quedarás conmigo en la noche?
― Estaré cuidando que nadie te lleve. ― Dijo ella besando su cabeza. — Al cabo que ni siquiera planeaba dormir hoy. — Lin murmuró suavemente antes de que su mirada vagara hasta Bumi y Kya fulminándolos.
…..
― ¿Quieres una historia para dormir? ― Preguntó Lin entrando a la habitación de los niños, solía acostar a Rohan algunas veces, incluso le había llegado a leer algunos libros y recordaba que en una ocasión cuando Meelo estaba en el apogeo de su fanatismo por ella también le pidió quedarse con él mientras se dormía y de nuevo, Lin se encontró culpando a la edad por suavizarse a tal punto.
Rohan se acurrucó y le hizo espacio en su cama para que se acostara mientras Lin tomaba uno de sus libros favoritos con una sonrisa nostálgica.
La razón por la que era tan buena leyéndolos era porque cuando era niña le había leído mucho a su hermana para compensar que su madre no podía. Quizá desde entonces todo estaba destinado a arruinarse.
Negó para sí misma, esperando espantar a esos recuerdos mientras se quitaba las botas y su armadura para ponerlas en el rincón.
― Está a la mano. ― Aclaró mientras se volvía a Rohan. ― Puedo ponérmela muy rápido si se necesita, pero no quiero que te vayas golpear por accidente con el metal. ¿De acuerdo?
Él asintió y Lin supo que no tardaría mucho en dormirse ahora, debería de estar agotado de tanto llorar.
Iba a la mitad del libro cuando ya se solo se escuchaba su pesada respiración en la habitación, pero se dio cuenta de que era la única. Lin se inclinó para dejar el libro en la mesita de noche de al lado cuando se volvió a Meelo que estaba más silencioso que de costumbre mientras veía atentamente la lluvia contra su ventana.
― Entonces, niño grande. ―Murmuró suavemente la Jefa de Policía ladeándose hacia él. ― ¿Tú estás bien?
― Sé que no va a venir ningún tonto fantasma de Sozin pero… ― Meelo se detuvo y Lin simplemente esperó. ― Me recuerda a cuando escapamos de los igualitarios.
― No eres el único. ― Murmuró Lin soltando un pesado suspiro mientras miraba el techo. ― El clima puede resultar… aterrador a veces.
― Creí que no te daban miedo las tormentas. ― Meelo frunció el ceño mientras la miraba astutamente.
― No, las tormentas no me daban, pero los recuerdos… la última vez que vine aquí mientras lluvia fue cuando dejé de escuchar a la tierra. ― Lin se volvió mirando hacia la ventana también ― Supongo que no es el único al que no le gusta la lluvia ahora.
Rohan estaba acurrucado con ella, pero Lin extendió la mano de todas formas en una silenciosa invitación.
Estaba familiarizada con niños escondiendo sus miedos para parecer valientes, los espíritus sabían que no permitiría que otro tuviera que aguantar eso si ella podía evitarlo.
Sin embargo, lo que no esperaba era de pronto que la otra cama se pegara a sus espaldas con una ráfaga de viento.
Lin acabó metida en el hoyo entre las dos camas recién unidas ahora, con Meelo aferrado a su mano y Rohan pegado a su pecho.
Lanzó un profundo suspiro mirando al techo cuando una reconocible sombra se paró bajo el marco de la puerta.
― Lo siento, pero ya no hay espacio para ti aquí… ― Prácticamente susurró, pero sabía que la escucharía ― O para nadie en realidad.
― Gracias ― Fue todo lo que dijo Tenzin y desde ahí podía sentirlo sonriéndole como un tonto mientras estaba parado torpemente en la puerta.
― Duerme tranquilo cabeza hueca, no dejaré que nadie se lleve a tus hijos. ― Murmuró Lin moviéndose hasta que se acomodó contra la almohada.
Él no dijo nada más, solo deseó las buenas noches mientras cerraba suavemente… antes de que regresara y la arropara con las mantas extra que había traído consigo.
Ella arqueó una ceja, pero él se encogió de hombros señalando sus manos bastante ocupadas.
― Solo intenta descansar. ― Fue lo último que le dijo Tenzin.
Una petición bastante difícil de cumplir.
A Rohan le gustaba abrazar, a Meelo patear y en medio de ambos quedó ella sintiendo el hueco en su espalda también.
Jamás creyó que le alegraría tanto de nuevo escuchar a Tenzin despertarla en esta vida que cuando llego a despertar a sus hijos.
― El desayuno está listo, apresúrense para llegar a tiempo a la meditación matutina. ― Sus hijos asintieron entre sueños, murmurando mientras despertaban poco a poco.
― No pasó nada…. ― Dijo Rohan sentándose de pronto de golpe al ver los primeros rayos de sol en su ventana y a su madrina cubriéndose como la sábana mientras se quejaba.
― ¿No sabías que soy la mejor guardaespaldas que hay? ― Murmuró Lin bajo la sabana. ― Solo que mi turno no incluye esto.
― No sigan su ejemplo, siempre le da pereza levantarse. ― Explicó Tenzin con diversión mientras ambos niños reían y se levantaban para pelear por el baño, entonces se volvió a la mujer que aún se negaba a salir de ahí. ― ¿Todo en orden?
― Dame 5 minutos y te diré. ― Gimió ella levantándose finalmente solo para hacer crujir su cuello.
― Tienes un poco de… ― Tenzin señaló entonces su barbilla riendo.
― Yo no babeo. ― Replicó Lin indignada al sentir la baba seca mientras le arrojaba una almohada. ― Deber ser de Meelo.
― Debí de advertirte.
― ¿Tú crees?
― Te veo en el comedor mejor. ― Murmuró Tenzin dándose la vuelta mal conteniendo sus carcajadas solo para huir de la otra almohada a sus espaldas.
…
― Te ves… ― Comenzó Bumi al ver entrar a Lin en el comedor.
― Por favor, te ruego que termines la oración. ― Siseó Lin dirigiéndose al lavabo para intentar manejar su cabello. ― Termina de darme un motivo, llevo 12 horas deseando que lo hagas.
Bumi tuvo la decencia de callarse mientras la veía luchando por calmar la maraña que era su cabello. Ciertamente no extrañaba lo revuelto que lo dejaban las respiraciones de los maestros aire… que tuviera a dos esta vez simplemente empeoró el desastre.
― Perdón por no ser tan valiente y hacerte venir anoche. ― Susurró entonces Rohan bajando la mirada a su plato.
― Si crees que tener miedo es tonto entonces yo debo de ser una grandísima tonta para ti. ― Dijo Lin dejando por la paz a sus mechones rebeldes, tendría que tomar una ducha en la estación cuando llegara.
― ¿De verdad? ¿Tienes… miedos también? ― Preguntó Rohan con los ojos abiertos.
La Jefa de Policía lo sopesó por un momento, tratando de decidir cuánto deseaba compartir a todos los terriblemente curiosos que estaban en la mesa.
― Cuando era niña me aterraban las alturas. ― Confesó Lin encogiéndose de hombros. ― Una vez a tu padre le pareció buena idea que saltáramos de un acantilado con su planeador porque "era divertido".
― ¿No lo fue? ― Esta vez intervino Meelo frunciendo el ceño en confusión.
― Gritó tanto que espantó a los bisontes, me sacó sangre del brazo por lo fuerte que se agarró a mí y cuando llegamos al suelo me golpeó y se enterró en la tierra por horas hasta que mi papá vino a sacarla de ahí. ― Recordó Tenzin, demasiado divertido para su propio bien. Pero entonces se volvió a ella con los ojos entrecerrados. ― Luego dejó de hablarme durante días hasta que comí lodo de la disculpa.
― Pero aprendiste la importancia del No y el consentimiento, independientemente de tus buenas intenciones. ― Replicó Lin mal conteniendo su sonrisa también. ― El punto es, que después enfrenté mi miedo poco a poco, subía cada vez más alto hasta que…
― Hasta que ya saltas a las aeronaves. ― Se animó Rohan. ― Y te balanceas en los cables como si volaras por toda la ciudad.
― Efectivamente. ― Lin asintió ― La temporada de lluvias es horrible, pero nadie te está arrojando del acantilado solo, nos tienes a nosotros para superarlo y no hay nada de qué avergonzarse al respecto. ¿De acuerdo, Badge?
Rohan asintió y Lin se acercó a él para revolverle el cabello con cariño antes de volverse a la puerta.
― ¿No vas a desayunar nada? ― Preguntó Tenzin frunciendo el ceño.
La misma pregunta de hace 20 años.
― Voy tarde, tomaré algo en la cafetería más tarde. ― Respondió Lin, tal y como lo hacía siempre. El tiempo no pareció cambiar, incluso Bumi y Kya se dieron cuenta de la familiaridad de la escena.
― Puedo ponerte algo para llevar. ― Dijo Pema sacándolos a todos de su estupor. Lin ya tenía la negativa en la boca, pero se dio cuenta de que era la forma de la mujer en agradecerle y no pudo hacer más que recibir la comida.
Después podía ignorar fervientemente la noche, no había necesidad de sobre analizar todo ahora que volviera a su apreciada y exigente rutina en la estación de policía.
― ¿Realmente te hizo comer lodo? ― Preguntó Bumi inclinándose para susurrarle, Tenzin reviró los ojos poniéndose de pie.
― Diviértete adivinándolo en las meditaciones matutinas de la próxima semana que dirigirás ― Dijo su hermano caminando afuera. ― Déjame acompañarte.
Ella no dijo nada entonces, pero una vez que salieron de la casa se encontró resoplando.
― Conozco el camino, cabeza hueca. ― Lin reviró los ojos.
― Puedo llevarte en Oogie si quieres. ― Ofreció el Maestro Aire entonces.
― No hagas las cosas raras. ― Lo cortó ella. ― No es necesario y no me debes nada, sabes no hubiera venido si no lo hubiera querido.
Él asintió y por unos momentos caminaron en silencio, pero estaba lejos de estar cómodo, casi podía ver los engranes de su cabeza girar y contra su mejor juicio habló.
― Supongo que esta fue una… llamada de atención bastante clara. ― Lin lanzó un pesado suspiro y se cruzó de brazos. ― No es fácil por todo lo que han pasado, pero como dije, no tienen por qué pasarlo solos.
― Son solo niños… no deberían de haberlo pasado en primer lugar. ― Tenzin balbuceó y se tomó el puente de la nariz con frustración. ― El pensar que también odien una parte de sí mismos simplemente me sobrepasa.
― Es completamente distinto a lo que te pasaba a ti. ― Lin se detuvo y se volvió parándolo con una mano en su pecho antes de pensarlo realmente.
Ellos no se tocaban, por regla general era algo que quedaba bastante implícito entre los dos y ciertamente Lin no lo había tocado desde que tuvo que sostenerlo herido. El recuerdo era lo que menos necesitaba, pero si Tenzin lo notó no dijo nada mientras estaba completamente perdido en su tortuosa mente.
― Claro porque yo era el único. ― Murmuró como si fueran jóvenes de nuevo y estuviera contándole todas las maneras en que creía que le estaba fallando a su papá por no ser el maestro aire espiritual que se esperaba, ahora Lin lo vio con la misma preocupación por fallarle a sus hijos y se dio cuenta de que era aún peor. Tenzin sonrió con incredulidad. ― Yo era el único, pero era el hijo del Avatar y sabía que si algo pasaba papá…
― No, detente ahí ― Repitió Lin esta vez plantándose firmemente frente a él. ― Eso no tiene nada que ver con eso, Tenzin, si hay que culpar a alguien fueron Amon y el Loto Rojo y… tú no has hecho nada más que proteger a tu familia.
― Al igual que tú. ― Susurró finalmente posando la intensidad de su mirada en ella. ― Tú cuidas a toda la Ciudad y mira lo que yo…
Ella sabe que no puede abrazar a Tenzin.
Incluso en sus peores días, los abrazos de Tenzin lograban calmar sus miedos, calmar su ansiedad. Se sentía atesorada en el abrazo de Tenzin y segura. No estaba segura de sí era la calidez física de Tenzin que irradiaba, o la forma en que siempre envolvía a Lin en sus brazos y la apretaba con fuerza porque no tenía miedo de romperla y sabía que a veces era lo necesitaba, o la forma en que sus manos acariciaban la espalda de Lin cada vez que la tranquilizaba diciendo que no importaba lo que sucediera, que todo estaría bien siempre y cuando estuvieron juntos.
Pero ya no estaban juntos, no de esa manera al menos y Lin sabía que si abrazaba a Tenzin perdería el poco control de sus emociones y la distancia que tanto han luchado por mantener, pero apenas se aferraba a ese control con las yemas de los dedos y simplemente no podía verlo así de miserable sin hacer nada.
Sabía que no se trata de ella esta vez, él era el que necesitaba consuelo y entonces contra su mejor juicio hizo lo único que juró que no haría.
Deslizó la mano de su pecho y antes de que su mente pudiera ponerse al día con su cuerpo, Lin subió sus brazos alrededor de Tenzin, sosteniéndolo contra ella mientras lo sentía fundirse sin ninguna objeción en su abrazo.
Él sabe que no debería de disfrutarlo tanto, pero aquí estaban ahora y no tenía la fuerza de voluntad para hacer más que mantenerla junto a él.
― Deja de ser tan idiota, cabeza hueca ― Murmuró en el hombro de Tenzin diciéndose a sí misma que solo estaba comprobando que Tenzin no estuviera siendo excesivamente duro consigo mismo, no es que se suponga que deba preocuparse más por el bienestar de Tenzin y si decide seguir abatido, pero eso no viene al caso.
Seguían siendo amigos, los amigos se abrazaban en todo momento, ella había visto a Bolin abrazar mucho a todos sus amigos y Bumi también se colgaba a sus hombros seguido. Pero cuando Tenzin envolvió sus brazos alrededor de los hombros de Lin y la envolvió en una calidez que siempre creyó era sobrehumana (tonto maestro aire inmune al frío) y la apretó con lo que Lin ahora se dio cuenta que era su propio control deslizándose para no separarse, vio reflejados en él el anhelo y la misma necesidad que ella ha tratado de enterrar tanto.
― Eres un gran padre, Tenzin. Simplemente todos llegamos al momento en que necesitamos ayuda ― Entonces Lin lo perdió.
El control se le escapó de las yemas de los dedos mientras se refugiaba en sus brazos y lo sentía relajarse de todas sus preocupaciones. No debería importarle, ha intentado con todas sus fuerzas que no le importe, pero lo hace, no puede dejar de preocuparse, y tiene que saber la respuesta antes de poder lidiar con cualquier otra cosa.
― Tú eres la mejor madrina. ― Tenzin suspiró contra ella, desinflándose notablemente de toda la tensión, Lin simplemente tarareó en respuesta.
― Lo sé, lo sé. ― Entonces la maestra metal sonrió de lado y ambos se miraron con un brillo en los ojos, esta vez volviendo a sus viejos hábitos sin mucho pesar.
No necesitaban pensar demasiado en ello, eran amigos después de todo y se seguían conociendo mejor que nadie.
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Haciendo esto me di cuenta de lo traumados que seguramente deben de estar lo niños y cuánto necesitan la terapia (como todos) así que si esto tuviera un epílogo sería eso y no dudo que Lin se ofrezca a recogerlos de las sesiones
Mi hermana de 10 años es de las que abrazan y no sueltan cuando hay lluvia y estábamos volviendo a ver Atla el otro día justo en el capítulo de la tormenta cuando se me ocurrió este HC que mi amiga me hizo terminar, así que si llegaste hasta aquí te agradezco que te tomaras el tiempo
