Capitulo 3

El inicio de la Aventura

Demonio Asesino

El sol estaba en su punto máximo del día, pero las nubes se compadecían de las pobres personas que sufrían por el calor del gran astro rey del cielo, una carreta llevaba su mercancía al gran mercado de la ciudad, un niño de ropas verdes miraba entre sus manos una joya esmeralda con líneas doradas, el símbolo de la raza Kokiri. La Kokiri Emerald.

Cerca de el, su compañero de viaje dormía utilizando su gorra para tapar la mitad de su rostro –Si sigues viéndola la vas a gastar— dijo en broma Clow, Link se volteo asustado al escuchar su voz –Pensé que dormías— dijo en un susurro, sin moverse un cm. levanto su brazo y su dedo índice –Primera lección, nunca creas lo que tus ojos ven, cree en tus instintos— dijo Clow dejando caer su brazo de nuevo a su estomago. Link lo miro por unos minutos mas para luego mirar de nuevo la brillante piedra –Siento que este viaje será muy largo— comento la Hada azul a su amiga –Oh que amargada Navi, alégrate de que salgamos de los limites del bosque ¡Conoceremos un nuevo mundo!— exclamo alegre –No es que sea amargada o me queje, me alegro también pero…— no termino su frase sino que miro directamente a Clow, aun sentía ese miedo de saber lo que el era realmente –Vamos Navi, si el lo hubiera querido, ya todos estuviéramos muertos, el es una buena persona— defendió Rubí a su amigo – Nunca creas en lo que tus ojos ven, cree en tus instintos— repitió la misma frase que Clow dijo hace unos minutos, Rubí solo dejo escapar un suspiro de fastidio al ver que la actitud de su amiga no cambiaria tan fácilmente.

La carreta se movía lentamente, el aire calido de ese día adormecían todo menos a Clow, aunque sus ojos eran ocultos por su gorra y parpados, no dejaba de prestar atención, desde que llego algo en si despertaba, el esta saliendo de nuevo, no lo demostraba pero tenía miedo, debía acabar esto rápido y irse de aquí pero ¿Sería tan fácil?

El tiempo demostraba que era el dueño de todo, parecía que todo pasara tan lento, el calor parecía aumentar o era su imaginación, siempre pasaba eso cuando estaba preocupado, su mente lo engañaban, torturándolo sin piedad. La carreta disminuía su velocidad –Ya estamos llegando muchachos— dijo el dueño de la carreta, un hombre gordo con bigote, Link volteo un poco su cabeza y Clow movió un poco su gorro, el imponente arco de piedra con el símbolo de la Trifuerza era testigo de todos los que entraban y salían de los muros protectores del reino, Link miraba asombrado las grandes estructuras pero Clow, el sonido de la gente, el ruido y los colores claros, dentro de el un odio nacía y el deseo de irse crecía. La carreta se detuvo y los pasajeros se bajaron, Clow acomodo su gorro y con Rubí en su hombro empezó a caminar –Ya regreso— Link se volteo para ver a su compañero de viaje perderse entre el mar de gente, gritándole para que se detuviera pero fue inútil –¿Por qué nos alejamos de Link y Navi? Se van a perder ¡Me estas escuchando Clow!— gritaba Rubí pero Clow no prestaba atención.

Sus ojos miraban a la nada, pero se concentraron a su derecha, justo en ese momento, rojo y marrón se miraron, una mujer de piel pálida, y cabello plateado corto lo miraba de reojo, cada uno examinándose, notando cada detalle del otro, claro que uno miraba por curiosidad y buscando algo, el otro miraba con asombro y un deseo ya olvidado en lo mas oscuro de su mente, un deseo que debe estar sepultado.

Las miradas duraron apenas un segundo, cada uno siguió su camino, pero Clow se detuvo para mirar como esa mujer se alejaban, sus ropas eran de colores negros y azules oscuros, una armadura que solo cubría desde su cintura hasta su pecho, de frente llevaba un extraño símbolo de un ojo, detrás de ella dos guardias con el símbolo de la Trifuerza la seguían –Una Sheikah— susurro Clow –Son una raza casi extinta de Hyrule, por lo que se, juraron lealtad a la realza y cuidan de ellos— dijo Rubí mirando también a la mujer –Ella es la ultima Sheikah del mundo— dijo Clow volviendo a su camino sin notar un detalle, al siguiente segundo se encontraba tirado en el suelo.

La gente pasaba mirando a las dos personas caídas en el suelo, Clow abrió sus ojos a punto de gritar todas las groserías que se conocía pero no pudo, frente a el una muchacha, talvez menor que el lloraba, su vestido de colores verdes claros, sucias por la caída, su rodilla tenia un enorme raspón que sangraba un poco, dos bolsas de comida en el suelo al igual que su contenido. Se sintió mal pero algo le decía que debía alejarse de esa muchacha ahora, pero no pudo, se levanto del suelo empezando a recoger todo lo que se cayo, la muchacha seguía llorando, Clow la miraba con cuidado, su cabello verde oscuro estaba recogido en dos coletas a ambos lados de su cabeza, llevaba pulseras de un verde claro con detalles de hojas.

Al terminar de recoger todo se acerco a ella, Rubí se acerco a su rostro, ella abrió sus ojos y miro a la Hada roja, esta al tener su atención empezó a volar alrededor de ella, sacándole una pequeña sonrisa hasta que vio una mano frente a ella, la Hada voló hasta el hombro de su amigo, unos bonitos ojos verdes brillantes por las lagrimas miraban a los vacíos ojos oscuros –Vamos, que solo es un pequeño raspón— dijo Clow, la muchacha tomo su mano y el la jalo, ya de pie se sacudió un poco el polvo en su ropa –Lamento lo que paso, fue mi culpa— dijo Clow en un tono serio –No… también la mía, no preste atención— dijo en un susurro y con pena, Clow levanto las bolsas de comida que dejo en el suelo –¿Donde vives?— pregunto, ella se quedo mirándolo –No tienes que…— pero no pudo seguir hablando ya que los ojos de Clow la miraban directamente de una forma fría –Fue mi culpa, déjame pagarte de un forma— dijo suavizando un poco el tono de su voz, ella sonrió un poco más.

Entre la gente no era difícil de ver a dos personas de ropas verdes, ella no paraba de hablar de sus hermanas en especial de la mayor, diciendo cada detalle imperfecto de ella como su humor o cuando gritaba, Clow no prestaba atención a lo que decía, solo la seguía, después de unos minutos y más de "Y ella siempre" y "Cuando se enoja parece un monstruo" se detuvieron frente a una puerta pintada de blanco. No era grande, dos pisos y un ático –¡Vamos!— dijo con entusiasmo, abrió la puerta entrando con rapidez, Clow entro con calma aunque deseo no hacerlo, el ambiente, todo lo perturbaba, le costaba respirar bien, todo parecía normal, nada extraño para el pero algo en ese lugar lograba ponerlo así.

Como pudo dejo las dos bolsas en la mesa y se apoyo en ella, pequeñas gotas de sudor recorrían su rostro –Clow… ¿Estas bien?— pregunto su amiga asustada, este solo pudo asentir con la cabeza, el malestar o fuera lo que le paso desaparecía, la jovencita regreso con dos vasos llenos de agua –Toma, seguro tienes sed— le extendió uno de los vasos con una gran sonrisa, Clow lo tomo con cuidado, la sensación de que se alejara lo más pronto posible de ella regresaba pero con mayor fuerza, tomo con lentitud el contenido del vaso y cuando termino la puerta se abrió.

Dos muchachas, mayores que la otra entraron, una tenía el cabello largo, casi le llegaba hasta los tobillos, era un color azul marino pero tenía como pequeños destellos, llevaba una franela de manga larga azul cielo y una falda color azul oscuro con detalles de olas al borde, sostenía un libro entre sus manos, su piel era clara, sus ojos eran casi del mismo color de su cabello, talvez un poco más oscuro, la otra la más alta talvez la mayor, su piel era un poco más morena que de las otras dos, su cabello rojo fuego estaba recogido en una cola de caballo, usaba un vestido de una sola pieza sin mangas, y algo ajustado, tenía marcas azules, sus ojos eran de un color rojo como el de Rubí aunque claro su mirada no era para nada amigable.

Al verla, el sonrojo de Clow apareció, no pudo evitarlo, si con esa ropa que llevaba quien no pensaría en eso, talvez tenía 15 años de vida pero ya había visto bastante –Farore ¿Quién es el y que hace en la casa?— pregunto la morena –¿Farore?— pregunto asombrada Rubí y Clow tampoco escapada del asombro pero algo en si le decía que todo esto resultaría mal para el, la joven se veía asustada y miraba a Clow como buscando ayuda –¡Farore!— alzo la voz su hermana asustando más a la joven –Cálmate Din, seguro es un amigo suyo— dijo la peliazul, Din miraba a su hermana con unos ojos duros para luego mirar directo a los de Clow, por un segundo esos ojos se le hicieron conocidos y el deseo de matarla recorrió todo su cuerpo.

La tal Din no despegaba sus ojos de los de Clow, ambos estuvieron varios segundos de silencio hasta que hablo de nuevo la peliazul –Hola mi nombre es Nayru, soy la segunda hermana, Din es la mayor de las tres— dijo con una sonrisa –Si, Farore me contó algo de ustedes menos sus nombres— dijo Clow mirando directamente a los ojos verdes de Farore, ella al ver los fríos tuvo un escalofrío en todo su cuerpo –Mi nombre es Clow y ella es Rubí— se presento, la pequeña Hada movió con rapidez sus alas en forma de saludo.

Nayru sonrió en cambió Din miraba con recelo a Clow, este miraba a las dos con sus ojos fríos, por unos segundos se produjo un aire muy pesado entre Din y Clow ya que ambos se miraban fijamente, por suerte esto se detuvo con la voz suave de Nayru –¿Y que edad tienes?— pregunto sin dejar de sonreír –15— fue la respuesta seca que dio –Que bien, tenemos la misma edad, Din tiene un año mayor que yo y Farore un menor que yo— Farore inflo sus cachetes mostrando una cara de enojo –Aun así casi soy de tu tamaño Farore— dijo –Pues yo veo que eres la más pequeña de las tres— dijo Rubí, ante este comentario Farore se más enojo mostrando en sus mejillas un torno carmesí.

Nayru sonrió ante toda la escena y se dirigió a la cocina –¿Te quedaras a comer con nosotras Clow?— pregunto con amabilidad, ni tuvo que pensarlo y ya iba a negarse para salir lo más rápido posible, todo el lugar lo ponía mal pero algo fue más veloz que el, su estomago dio un pequeño rugido claro que fue fuerte por el silencio que reinaba en ese momento, no pudo evitarlo y se sonrojo haciendo que su rostro mostrara un aire algo dulce, Din abrió mucho sus ojos al ver ese rostro, era diferente al principio, con su sonrojo y en sus ojos algo de pena, una pequeña sonrisa adorno su rostro –Creo que si pero tengo un amigo afuera y yo…— no pudo seguir ya que Rubí voló frente de Clow –Yo los busco, no tardare nada— dijo Rubí –Aun así debemos preguntar si no es molestia que vengan— dijo Clow son seriedad –Para nada, pueden venir ¿Verdad Hermana?— pregunto Farore con una gran sonrisa –Por mi no hay problema ¿Din?— La pelirroja reacciono por fin y con un pequeño sonrojo casi imposible de ver asintió –Claro, pueden venir— dijo, con eso Rubí saliendo volando con rapidez por la ventana que Farore le abrió.

Antes de que Nayru terminara en la cocina y que Farore pusiera todo en la mesa Rubí volvió con lo que Clow creyó ver una sonrisa algo maliciosa –Acabo de encontrarlos pero no les dije nada, los vi junto con una niña rubia muy bonita, palabra textuales de Link— Clow se asombro y su mente trato de recordar alguien rubia, en segundos una imagen de alguien cruzo su mente pero jamás salio de sus labios el nombre –La mesa esta lista, a comer— dijo Farore.

El estomago de Clow demando ir directo a la mesa donde se encontraba la suculenta comida, ya que el aroma de esta era muy tentador, haciéndole olvidar lo que estaba en su mente y solo concentrarse en llenar su vacío estomago, se levanto de la silla en donde se sentó y fue directo a la mesa, para su mala suerte en donde se sentó, Din ocupo el asiento de al lado, y antes de que los dos se cambiaran Nayru y Farore tomaron asiento, había diferentes platos llenos de comida, cada quien se sirvió lo que más quería y Rubí no fue dejada a un lado, Nayru le paso un pequeño frasquito lleno de algo que Clow no reconoció pero supo después que era miel, por lo que veía a su amiga Hada le encantaba.

La comida paso en silencio los primeros 10 minutos solo hasta que paso algo, Clow extendió su mano para alcanzar la sal, pero no noto que alguien más hacía lo mismo, en unos segundos los dedos de Clow y Din se rozaron produciendo efectos muy diferentes, en Din un ardor recorrió todo su cuerpo y un sonrojo un poco mas notable pudo verse en su mejillas, en cambio en Clow, desde sus dedos hasta la medula de su espina dorsal la sensación fue horrible, ese deseo olvidado volvió pero con mayor fuerza, haciendo que su garganta se secara, pero este era demasiado fuerte, no solo quería saciar esa necesidad ya olvidada, sino algo más.

Con rapidez alejo su mano de la de Din y alcanzo un frasco lleno de leche, a el no le gustaba mucho la leche sola, pero necesitaba calmar con algo su garganta y de una se la bebió, las dos hermanas miraban con interrogación todo lo que paso en unos segundos, cuando termino con la leche suspiro, por lo menos ya no era tan fuerte pero aun así continuaba allí, solo debía calmarse y controlar eso, todo siguió normal hasta finalizar la comida, en donde Clow ayudo a recoger la mesa y se ofreció para lavar pero para su mala suerte o que las Diosas querían seguir fastidiando su vida Din le tocaba lavar ese día.

Era increíble como el destino, Dios o lo que fuera hacía para que lo malo se volviera aun peor de lo que era, ambos en la cocina, Clow lavaba y Din secaba todo y lo colocaba en su sitio –Yo…— Clow se detuvo y miro a Din que empezó a hablar –Yo lamento la forma en que me comporte, es que me cuesta confiar en las personas— dijo bajando su cabeza –No te preocupes, yo soy igual, yo no confió en nadie— dijo volviendo a lavar, vio que ella preguntaría algo y se lo imagino y antes de que hablara respondió –Conocí a tu hermana hoy, me tropecé con ella y pues la ayuda— dijo, Din lo miro unos minutos y luego sonrió –Eres una persona muy amable— Clow la miro, con una sonrisa en su rostro era mas bonita.

Aparto ese pensamiento de su cabeza y volvió hacer lo que hacía, lavar los platos, estuvieron algunos minutos lavando y secando, no hablaron pero la tensión había desaparecido, cuando Din coloco el ultimo plato en su lugar dejo el paño en un lado y le sonrió a Clow, por unos segundos no hizo nada pero una pequeña sonrisa salio de sus labios.

Estuvo bastante con las hermanas, ellas hablaban de muchas cosas, Farore de sus estudios y de la gran biblioteca que visitaba a menudo, Nayru cantaba en un pequeño Bar algunas noches y junto a Din que ella bailaba ganaban el dinero suficiente para lo necesario.

Estaba impresionado, las dos hermanas mayores trabajan duro, esperaba que no trabajaran en ese tipo de Bar que el siempre pensaba, más bien su pensamiento de esos lugares son de puros borrachos y muchas cosas malas 'Claro, tu estuviste muchas veces en esos sitios' Alejo ese pensamiento de su cabeza, no era tiempo de recordar y menos esos recuerdos.

Siguieron hablando hasta que noto que la luz poco a poco desaparecía, Nayru prendía algunas velas para poner algo de luz, Farore seguía explicando sobre algo pero perdió el interés al ver como la luz de la vela alumbraba a Din, sus ojos, eran diferentes, brillaban más, noto que los de Nayru y Farore estaban igual, trato de reprimir un bostezo, Rubí se había quedado dormida en un pequeño cojín que Farore puso en la mesa de la sala para que estuviera cómoda, sus ojos empezaron a caer y en un momento a otro, ya estaba en los brazos de Morfeo.

Farore se callo y miro fijamente a Clow suspirando –Se durmió— dijo –Si las velas tardaron más de lo que pensé— comento Nayru, Din lo miraba con tristeza –Realmente me siento mal— dijo bajando el rostro –Nosotras también hermana pero…— Nayru no pudo continuar –Necesitamos su ayuda, El Héroe no podrá solo pero ¿Por qué lo escogiste Hermana? Es poderoso pero es un Demonio— dijo Farore –¡El no lo es!— alzo la voz enojada Din –Din, no puedes negar lo que paso en Kokiri Forest— ante esto la Diosa del Poder se callo.

Las mismas Diosas de Hyrule, las Diosas creadoras del mundo y de la Trifuerza, entre los seres que crearon, solo para vigilar al que trajeron a su mundo, aunque los ojos de una reflejaban otra cosa, se levanto y se acerco en donde dormía Clow, se sentó a su lado, su respiración era tranquila, levanto su mano y acaricio su rostro –Tan joven y ha sufrido mucho— susurro –Entiendo su odio y más por lo que hicimos pero, era nuestra única esperanza— dijo Farore, Nayru mantenía los ojos cerrados como pensado hasta que sintió algo –La Princesa— ante esto las dos hermanas la miraron y en un segundo los ojos de Clow se abrieron mostrando un color rojizo.

Se aparto con rapidez, la mirada de Clow poco a poco se volvía más roja, Farore no se movía y Nayru esperaba lo peor, Clow miro a la puerta y salio de la casa, las tres se quedaron mirando por donde se fue aun asustadas.

En la plaza de la ciudad un niño de ropas verdes peleaba contra 3 mujeres de piel morena, llevaban ropas extrañas como si fueran del medio oriente, casi todo sus rostro estaban cubiertos por telas de colores oscuros, pero su cabello no que era de un color rojo oscuro, usaban unas espadas grandes y curvas, Link no podía contra las tres al mismo tiempo, pero una fue astuta al ver que no podían atacarlo bien, se agacho y dando una patada a los pies del Kokiri este cayo al suelo, otra de las extrañas mujeres levanto su espada, Link esperaba lo peor, trato de alcanzar su escudo pero no podría hacerlo a tiempo.

La mujer bajo su espada y Link espero el final, pero este jamás llego, un escudo mas grande y de metal detenía el ataque, la mujer abrió sus ojos al máximo para después cerrarlos al sentir un golpe directo a su rostro, Clow mantenía su puño cerrado, con su pie levanto la espada de su oponente y se puso en posición de batalla.

Las dos mujeres restantes al ver a su compañera en el suelo, no dudaron y se lanzaron sobre el que se atrevió a golpearla, usaba tanto la espada y el escudo para defenderse de los ataques de ambas mujeres, pero una bajo su defensa y sin dudar un segundo, utilizo la punta de su escudo para hacerle una gran herida en su estomago. Todo paso rápido. Soltó su escudo y uso su puño libre para golpearla en la herida. La mujer abrió sus ojos, la sensación del dolor se apoderaba de su cuerpo, otro golpe más termino con ella arrancándole la fuerza y algo más; la mano izquierda de Clow cubierta por la sangre jalaba los órganos internos.

Sus ojos se volvieron rojos por completo, una sonrisa adornaba su rostro pero esta era extraña. Muy grande, demasiado para cualquier humano, detrás de el al ultima mujer que quedaba trato de salvar a su compañera. Atacando con toda su fuerza Clow tuvo que soltar a su victima; con las dos manos sujeto la espada para poder detener el ataque, las miradas se cruzaron, la sonrisa de Clow aumento aunque ya parecía imposible de que creciera más, con gran fuerza empujo a la mujer, dándole una patada en su estomago. Resistiendo el dolor pudo mantener su mirada en la pelea deteniendo a penas un golpe directo a su cuello, las chispas saltaban con cada golpe de las espadas, parecía que no acabaría pronto, pero algo estuvo a favor del joven guerrero, con cada golpe la mujer retrocedía, pero algo le hizo perder el equilibrio. Su pie se resbalo gracias al escudo ya olvidado.

Sonrió con alegría, puso su espada en posición horizontal. La cortaría en dos, pero no contó con lo que sucedería; colocando sus manos en el suelo dio un giro hacia atrás, evitando por unos cm. la espada. Dio varias vueltas hacía atrás. Su respiración se notaba, la sonrisa de Clow no disminuyo. Las pisadas de algunas personas los alertaron.

Ella no espero ni un segundo más y escapo, usando las sombras de los callejones para ocultarse, Clow miro por donde se fue. Soltó la espada y camino hacía su compañero, sus ojos estaban abiertos por la sorpresa y el miedo, se levanto con cuidado; se detuvo y bajo su rostro para ver la cara del niño, el azul miraba un rojo con marrón, las pisadas se acercaban más, de un movimiento rápido, Clow agarro por la cintura a Link y salio corriendo de la misma forma que su contrincante dejando todo atrás.

Las pisadas de los soldados se detuvieron, sus voces se perdieron al ver eso, una de las mujeres inconciente pero viva, la otra agonizando bañada en un charco de su propia sangre. Desde las sombras Clow miraba todo, tanto Navi como Link estaban callados, los segundos pasaron lentos como minutos hasta que por fin, los guardias se fueron llevándose todo lo que se encontraba en la plaza. Con cuidado caminaron entre las sombras hasta llegar a una puerta pero antes de hacer algo más por fin la voz del Kokiri salio –Clow…— giro un poco su cabeza mirando hacía abajo, los ojos azules de Link mostraban miedo, un largo suspiro salio de los labios carmesí de Clow, se arrodillo frente a Link y lo sujeto por los hombros –Escuchen los dos, lo que vieron fue algo de mi pasado, algo que no puede controlar pero creo que fue lo mejor, talvez los dos estaríamos muertos ahora mismo sino hubiera actuado de esa forma. Link este es el camino de un guerrero, veras muchas muertes, miradas tristes y de odio— a cada palabra la voz de Clow era más seria –¿Tu has tomado ese camino?— pregunto Link, la mirada de Clow parecía perderse en la nada –Tome uno que se parece, solamente que yo veía esas miradas desde otro ángulo— respondió.

El viento soplaba débilmente, estuvieron así por varios minutos hasta que Clow suspiro, poco a poco los ojos rojos de Clow desaparecían y el marrón original regresaba, toco la puerta y en un segundo se abría con rapidez, unos brazos rodearon el cuello de Clow con fuerza, sorprendido lo único que vio fue el color rojo y después, el dolor de un cachetada en su mejilla –¿Pero por qué me golpeas!— dijo Clow alzando la voz –¡Porque crees¡Saliste así nada más, entre los vecinos corre el rumor de que las Gerudos entraron a la ciudad y alguien mato a una¡Ni siquiera los Guardias pueden hacer eso!— grito Din, sus ojos estaban rojos y el rastro de algunas lagrimas aun estaban presentes en su rostro.

La ira de Clow desapareció al notar el rostro de la pelirroja –¿Estabas… preocupada por mi?— pregunto, se asombro con la pregunta, en su rostro un leve tono rojo apareció y miro a otro lado –Un poco, eres mi amigo— respondió, una leve sonrisa adorno el rostro de Clow –Aun no he dicho si seré tu amigo— dijo en broma –Pues para mi si lo eres— dijo Din con una sonrisa –Ejem— los dos jóvenes miraron hacía abajo, Link tenia los brazos cruzado y una mirada de enojo, lo habían olvidado –Lo siento Link, Din te presento a mi amigo y compañero de viaje, Link; ella es una amiga mía su nombre es Din— cuando termino las presentaciones, Din se inclino para estar a la altura del Kokiri –Que niño más lindo, es un placer conocerte— dijo Din con una sonrisa, Link sonrió y un gran tono rojo adorno sus mejillas. –Tu no me trataste así cuando nos conocimos— dijo Clow –Claro tu eres muy feo— dijo Din cuando ya estaba totalmente erguida y con los brazos cruzados. –Pues tu no eres una belleza, más bien pareces un pez— dijo Clow con una vena palpitando en su frente –¿Qué has dicho cara de Buitre?— grito Din enfadada –¡Límpiate los oídos bruja porque estas bien sorda!— grito Clow.

Link y Navi estaban asombrados, a cada minuto los dos alzaban mas la voz y algunas luces de las casas vecinas se prendían para ver que es lo que pasaba –Creo que… esto durara mucho— dijo Link, Navi solo suspiro 'Y creo que solo esto es el comienzo' pensó la Hada.