Capitulo 4

La Princesa y La Profecía

Oscuridad, la pura oscuridad, nada de luz y color, solo la eterna oscuridad. Acompañados de extraños sonidos, los sonidos de una bestia devorando a su presa. En el suelo cientos de cadáveres, esqueletos y objetos, llenos del polvo y ratas. Entre las sombras una figura sobresalía, entre sus garras, un cuerpo humano descansaba sin vida alguna, devorándolo con ansía como si no hubiera probado alimento en mucho tiempo, lo único intacto que quedaba era un brazo bañado en su propia de sangre, aun se podía ver la larga manga de color verde oscuro y algunos mechones verdes.

Por un momento se detuvo, levantando la cabeza para mostrar una mueca que imitaba a una sonrisa, sus ojos rojos eran la única luz entre todas las sombras, su rostro estaba bañado en la sangre de su victima, la de una pequeña Kokiri.

Los ojos de Clow se abrieron de golpe, cuando noto en donde estaba suspiro –Solo… fue un sueño— susurro, cerro sus ojos pero la imagen de la criatura volvía a su mente –Solo espero… que fuera un sueño nada más— pidió a la nada.

La noche parecía llegar a su fin, la Luna desaparecía poco a poco pero aun bañaba con su luz, la cual lograba entrar por una de las ventanas de la casa, Clow pudo ver a sus compañeros de viaje, Link dormía en uno de los sillones y el en otro, las dos Hadas dormían sobre un gran cojín que estaba en la mesita de la sala.

Otro suspiro, ya no deseaba dormir, no quería ver de nuevo eso, no quería recordarlo ni menos saber que no sentía la menor pizca de asco, "No quiero ser eso de nuevo" pensó aterrado aunque en su rostro no mostraba ningún temor, solo esa mascara fría que creo tiempo atrás.

Se levanto y busco aun en las sombras sus cosas, hasta que recordó que ya no tenía nada, su espada destruida, y su escudo olvidado y de seguro robado o los guardias se lo llevaron como evidencia.

El no traía dinero, ni Link tampoco, dudaba que los Kokiris necesitaran Rupias para pagar cosas en su aldea, se froto los ojos tratando de pensar alguna solución –Talvez deba robar alguna espada— pensó en voz alta.

—No sabía que fueras ladrón— se volteo con rapidez y levanto su cabeza, bajando lentamente sin hacer algún ruido, usando una larga bata rojo oscuro la pelirroja miraba a Clow –Algunas veces hay que hacerlo cuando hay que sobrevivir— dijo sin cambiar su tono de voz –Nunca has pensado que las Diosas te castigaran por hacer eso— dijo Din bajando el ultimo escalón y poniéndose de frente a Clow –Las Diosas para mi no son mas que una basura, seres que comenten errores y que mandan a otros ha hacer su trabajo y arreglar el problema que causaron— dijo con rabia y odio –Dime, te has preguntado porque yo y mi hermanas tenemos los nombres de las Diosas— rojo y marrón combatían, ninguno apartaba su mirada –Si pero por alguna razón, padres religiosos, alguna locura o talvez solo usan esos nombres para engañar y hacer creer a la gente que son enviadas de las mismas Diosas— dijo sin dejar de mirar los ojos de Din aunque por unos segundos miraba la pequeña abertura de la bata a la altura del pecho de la joven –Llevamos esos nombres porque fue el ultimo deseo de nuestra madre antes de morir— dijo Din cruzando sus brazos.

Ambos seguían mirándose, la luz del amanecer entraba por las ventanas tocando cada rincón de la casa –Nos alejamos del tema principal, aunque creo que querías saber mi opinión sobre las Diosas— dijo Clow alejándose de la joven pelirroja –Solo deseaba conocerte un poco más— dijo Din siguiéndolo –Solo diré, que no confió en nadie, ni en mi familia, ni en mis amigos, en nadie— se detuvo, Din bajo sus brazos asombrada ante las palabras del joven Hylian –¿No es algo triste¿Por qué te alejas del mundo¿No tienes ni un amigo?— pregunto esperando alguna respuesta afirmativa.

Estuvo callado unos minutos, Din abrió sus ojos asombrada ¿Realmente no confiaba en nadie¿Ningún amigo? –Tengo una hermana, pero no es realmente mi hermana, es alguien que quiero mucho, muchas veces e deseado abrazarla pero injustamente, ella esta lejos de mi, muchas veces e deseado llorar y sentir sus palabras de cariño, pero solo puedo leerlas. Ella creen mucho en un Dios, pero para mi es puro engaño— dijo con tristeza en su voz. Miraba fijamente el piso, tratando de evitar las lágrimas, pero se asombro al sentir los delgados brazos de la morena abrazándolo –Si quieres, puedo ser tu amiga, si tú me dejas— lo abrazo con fuerza y apoyo su cabeza en el hombro izquierdo de Clow. Una lagrima cayo al suelo seguida de otras.

Subió su mano al rostro de Clow, quitando las lágrimas que caían –Nunca podemos ser fuertes todo el tiempo o guardar lo que nos atormenta, en algún momento debemos sacarlos, talvez no sea esa amiga que tanto quieres. Pero si puedo ser una amiga para ti, dame esa oportunidad— Clow suspiro, toco la mano de Din y la quito lentamente de su rostro. Se separo de ella, Din pensaba que el seguiría igual pero –Gracias— Sonrió al escuchar esa respuesta –Ven, hay que preparar el desayuno para todos y si Link come como anoche, hay que hacer mucho— dijo riendo.

Ninguno noto que al borde de las escaleras, dos muchachas miraron todo, con pequeñas sonrisas en sus rostros.

La mañana paso rápido, entre risas y la velocidad con que comía el pequeño kokiri, las tres hermanas se reían del pequeño rubio aunque una miraba de vez en cuando al joven Hylian, sonreía pero aun mantenía esa cara fría.

Por solo un momento, talvez vio el verdadero rostro de Clow, aun así, aunque ya conocía algo de el y más de lo que Clow jamás hablo, era un misterio para ella. Sonrió al recordar algo, y sin que nadie la notara, desapareció.

Al medio día, las despedidas empezaron a llegar, ambos tenían una misión que cumplir y ya no podían retrasarlo más, pero antes de irse lejos la voz de la mayor se escucho –¡Espera Clow!— este se volteo y vio a Din bajar las escaleras, su pelo y rostro estaba cubiertos de polvo pero tenia una pequeña sonrisa y algo grande entre sus brazos.

Se detuvo frente al pelinegro, extendió sus brazos para que agarrara lo que llevaba envuelto en unas viejas sabanas amarillentas por lo años, su rostro sin emoción cambio al sentir el peso entre sus brazos, lentamente quito las sabanas, era una espada y un gran escudo. La espada estaba en su funda, adornada con un Dragón Oriental en plata. Sus ojos brillaron, cada detalle era perfecto, el mango de la espada tenía la forma de la cabeza de un Dragón Chino, en su frente una estrella de 4 puntas brillaba con intensidad.

El Escudo era un poco mas grande que el tenía antes, la imagen de este era de otra especie de Dragón Chino solamente que este poseía una grandes Alas, era de color rojo sangre con negro y de ojos ámbar. Levanto su cabeza con la boca ligeramente abierta y con una expresión de asombro, al igual que las dos hermanas menores.

Din sonrió al ver la expresión de Clow –Esa espada y escudo, pertenecieron a mi padre, es un tesoro muy preciado para nosotras, pero pienso que ellas se sienten mal, estar allí, sin ser usadas en donde deberían estar. Por eso te las doy, para que te acompañen y te ayuden… Pero deberás cuidarlas ¿Entendiste bien?— pregunto en un tono muy serio, diferente al amable que antes tenia, Clow solo asintió, ya que no podía hablar por la sorpresa.

Ambos guerreros se alejaron de ese pequeño hogar, sus Hadas volaban sobre sus cabezas, Din miraba a Rubí, para saber donde estaba Clow entre ese mar de gente –Hermana… ¿Sabes lo que hiciste?— pregunto Nayru, su voz era dura y neutral, aunque con un tono de enojo –Le di alegría a dos viejas amigas de nuestro padre— dijo sin dejar de mirar el destello rojo que se alejaba cada vez más y más.

La gente a esa hora era insoportable, a Link le costaba seguir el paso de Clow –¡Clow¡Espérame!— pidió el Kokiri, el joven se detuvo y volteo su cabeza para mirar al niño rubio, este por fin lo alcanzo. Ambos estaban en medio de la plaza en donde anoche se desato su primera pelea verdadera, cada quien lo vio de diferente modo, uno con miedo y preguntándose por su amiga. Otro preocupado por lo que paso y con el un deseo en lo mas profundo de su mente de haber terminado mejor la pelea… con sangre.

Cuando el más joven del grupo recupero el aliento, continuaron su camino. Los mercaderes gritaban y mostraban sus mercancías, algunas de buena calidad, otras no tanta. Link se detenía unos segundos viendo las manzanas y demás frutas. Navi lo golpea, aunque no se podía ver bien, se notaba que no tenía una mirada amable y Link dejaba de ver los alimentos y seguía hacía delante.

Después de varios minutos de caminata las casas desaparecían, el suelo de piedra se volvía de tierra y un poco más inclinado que recto, ya no había muros de piedras sino de tierra verdadera, árboles y campos llenos de flores, algunas mariposas volaban cerca de ellos, en especial con las dos Hadas. Pero no había ninguna cerca de Clow, solo una gran mariposa de colores negros. Pronto lo vieron, el Castillo Hyrule, todos quedaron asombrados, era totalmente blanco y el mas grande de todos los edificios de la ciudad. Claro que también había muchos guardias.

Por suerte, parecía que ninguno los vio o solo los ignoraban, Clow se pego a un muro de tierra y asomo la cabeza, a unos 20 pasos de ellos un gran Arco de piedra con una reja negra y dos guardias se interponían en su camino, estaba pegado de un lado al muro de tierra que se hacia mas grande y se volvía un pequeño risco, del otro lado, una larga reja negra cubría abarcaba toda la tierra impidiendo el paso. Solo había un camino y era por el Arco.

Se cruzo de brazos, cerró sus ojos frunciendo el ceño –Por lo que veo, solo hay un camino pero hay dos Guardias. Si atacamos llamaremos la atención de los demás y allí tendremos problemas— dijo sin notar lo que hacía el pequeño Kokiri –¿Alguna idea Link?— pregunto Clow sin cambiar de posición –Eh Clow… creo que Link encontró la forma— Dijo la pequeña Hada color carmesí. Abrió sus ojos y la Hada se movía hacia arriba, levanto su cabeza para descubrir que…Link escalaba el muro de tierra con ayuda de una enredadera que crecía allí.

Los pensamientos de Clow eran simples, tanto que se podían ver, quería golpearse por olvidar la forma en que se podía entrar al castillo, pero una cosa es un juego y otra es la realidad o la realidad de este mundo –¿No vas a seguirlo?— pregunto Rubí –La enredadera no aguantaría mi peso. Además…veo que le cuesta— y era verdad, de vez en cuando el Kokiri se resbalaba con alguna piedra suelta o con un pequeño desprendimiento de tierra que pisaba para ayudarse a escalar.

Clow miro una vez más a los Guardias que custodiaban el Arco, en eso se le vino una idea para entrar con facilidad. Recogió algo de tierra, se hecho un poco en la cara y ropa, rasgo las mangas de su traje y piernas, cerca de el una pequeña línea de agua salía de la pared de tierra, talvez algún pozo de agua acumulada estaba allí, con sus manos recogió un poco y se lanzo pequeñas gotas en la cara. Rubí miraba todo esto sin entender nada de lo que hacía su compañero. Clow, exhalaba y botaba aire, luego cerró sus ojos y un gran sonrojo apareció en sus mejillas. Rubí seguía confundida pero el asombro y la sorpresa sustituyeron a la confusión cuando Clow se lanzo a correr directo a los Guardias.

Un gran Bostezo salio de uno de los Guardias, todo el día sin hacer nada, solo estar allí parados cuidando una reja que de paso, ni estaba cerrada, la cerradura estaba oxidada y tardaría varios días el herrero de la ciudad en crear una nueva –Que aburrimiento. Desearía que algo pasara— dijo uno de los Guardias y aquí es lo que pasa cuando se pide un deseo sin saber las consecuencias de este. –¡Ayúdenme!— Exclamo alguien, los Guardias agarraron con ambas manos sus lanzas preparados para lo que fuera, pero vieron a un joven corriendo o tratando de correr, su vestimenta estaba llena de tierra y rota, su rostro rojo por el cansancio de tanto correr y bañado en sudor.

Ambos Guardias se acercaron al joven cuando este empezó a caer al suelo –Muchacho ¿Qué te paso?— pregunto uno de los Guardias asombrado –El pueblo…atacado… escape pero… me siguieron… pesaron que… acabaron con migo— decía entre cortado. Los dos Guardias se miraron asombrados. ¿Acaso atacaban la ciudad? –Sabes quienes eran ¡Responde!— dijo el otro Guardia alzando la voz –No le grites, hizo un gran esfuerzo, llevémoslo adentro y vamos a ver que pasa en la ciudad— dijo, su compañero asintió, ambos cargaron al joven dentro del Arco el cual en una de sus columnas estaba una puerta la cual era un puesto de vigilancia y un dormitorio pequeño, recostaron al joven que estaba inconciente y los dos salieron corriendo a la ciudad a ver que pasaba.

Una gran y maligna sonrisa cruzo los labios de Clow –Que idiotas— dijo limpiándose la cara, saliendo de esa minúscula habitación –¡Impresionante! Eres muy listo— dijo muy alegra Rubí –Tenía tiempo sin hacer eso, aun no pierdo el toque— dijo mirando a todos lados, en un segundo algo caía rodando cuesta abajo y chocando contra el muro.

Una pequeña mancha verde cubierta de tierra con cabellera rubia estaba prácticamente estampada a uno de los muros del Arco –Resbalo verdad— dijo Clow mirando a la pequeña Hada Azul que bajaba lentamente —Así es— respondió en un tono bajo, no sabia si era por pena ajena u otra cosa.

Después de reanimar a Link con algunas leves cachetadas, siguieron su camino, claro que de otra forma. –¿Por qué debemos escondernos?— Pregunto Link mirando a Clow, –Porque si seguimos el camino nos encontraremos a los demás guardias y nos echaran a patadas de aquí o peor— dijo Clow mirando a todos lados. Los dos estaban escondidos entre algunos arbustos altos, las Hadas estaban volando a gran altura, ya que por recomendación de Clow, su brillo podría delatar en donde estaban.

Un Guardia hacia su patrullaje cerca de los arbustos, Clow y Link esperaban a que se marchara, ambos sentían la tensión en el aire y un leve sudor cubrían sus caras, por unos segundos que para los dos fueron minutos, el guardia siguió su ruta. Los dos suspiraron aliviados, Link miro para hablarle pero de su boca más no salio palabra alguna. La mano derecha de Clow dejaba de tocar la empuñadura de su espada, su mente razono todo en un segundo, si era necesario, Clow hubiera matado al Guardia.

Antes de que Link pensara algo más, la voz de Clow lo saco de su trance. –Sigamos— Dijo con seriedad, Link asintió. Las dos Hadas miraban todo desde arriba, en ese momento se movieron al ver a sus compañeros correr, corrieron hasta ocultarse detrás de una gran roca. Clow desvió su mirada al cielo, con un movimiento de su mano llamo a las Hadas, estas al ver la señal que acordaron entre todos bajaron con suma rapidez.

Clow miraba por un lado, la entrada principal estaba abierta y el puente levadizo estaba bajo, pero había un problema –Hay por lo mínimo 6 Guardias sumamente armados y con armadura, dos en la entrada principal, dos dentro de la entrada del puente y creo que dos más o quien sabe al final— dijo Clow –Clow por allí podríamos entrar— dijo señalando un punto. Clow miro a donde decía Link, un montículo de tierra llegaba a la misma altura de otra reja, la cual estaba alrededor del castillo.

El seño de Clow se frunció –Es una buena forma de entrar y pasar a los dos primeros Guardias, pero los otros dos de adentro nos verán— dijo Clow –Hay un río que rodea el castillo— dijo Rubí –Podemos distraer a los Guardias atrayéndolos dentro del castillo y ustedes pueden pasar nadando sin que los vean— explico Navi.

Los dos Guardias vigilaban todo, pero algo paso, uno de ellos desvió la mirada al ver dos destellos de diferente color, lo que pensó que era dos luciérnagas eran en realidad –Hadas…— Estaba asombrado, las dos Hadas volaron cerca de el –Mira esto— llamo a su compañero, el otro Guardia volteo a verlo y quedo asombrado, se acerco más para ver si era real –No lo creo, jamás e visto una, solo las e escuchado en cuentos y leyendas— dijo asombrado.

Las Dos Hadas volaron un rato mas cerca de ellos para entrar al pequeño túnel, los otros dos Guardias que estaba allí miraron con igual o mayor asombro a las Hadas, los demás guaridas se acercaron a verlas, algo así jamás pasaba. Nadie noto que dos sombras nadaban por el río del Castillo.

Después de unos minutos llegaron a una de los lados del castillo lejos de la entrada principal. La cabeza de Clow salio con brusquedad del agua tratando de que sus pulmones se llenaran de aire –¡Clow¿Estas bien?— pregunto preocupado Link saliendo detrás de Clow.

Tardo unos minutos en responder pero asintió con su cabeza, se sentó en el borde –Fantástico, ahora mi cabello quedara como un erizo— dijo enojado, Link no entendió eso y trato de eliminar el agua de sus ropas. Cuando ya estaban recuperados las dos Hadas llegaron –Todo perfecto. Los Guardias ya volvieron a sus puestos y no nos siguieron— dijo con alegría Rubí.

Navi miraba a Clow, escurriendo agua y con una mirada peligrosa "Parece un gato" pensó cuando la mirada de Clow cayo sobre ella "y uno muy enojado" –Bueno, lo difícil ya paso— Link y las Hadas sonrieron –Pero aun esta el problema de entrar— dijo Clow, allí el animo cayo al suelo –¡Oh Vamos! No nos pongas así, ya pasamos lo peor, seguro entrar será mas fácil— dijo Rubí enojada.

Clow miro a su Hada y por un momento un escalofrió recorrió su cuerpo –Lo que digo es verdad— fueron sus palabras, las cuales hicieron enojar más a la Hada. En un segundo Navi y Link estaban con los ojos abierto y asustados cuando la Hada de color Escarlata le daba un tremendo golpe a Clow, tumbándolo al suelo.

Y tan rápido como cayo, se levanto, su rostro estaba a escasos centímetros de la pequeña Hada –¿Por qué demonios hiciste eso?— pregunto enojado Clow –Por ser tan negativo— respondió en el mismo estado la Hada. Link y Navi miraba a los dos asustados –Navi, tu amiga si es algo…violenta— dijo con una pequeña sonrisa nerviosa –A Rubí se le conoce entre las demás Hadas como la más volátil— explico Navi.

Los dos se quedaron unos minutos mirándose fijamente, ninguno quería ceder por el otro –Bueno ya basta los dos. Ahora hay que pensar en como entrar al castillo— dijo Navi ya cansada de la actitud de los dos. Hylian y Hada se miraron una vez más y cada uno miro a otro lado enojado. Link suspiro y aparto sus ojos azules de la pelea. Sus ojos se concentraron en el muro que tenía frente a ellos cuando noto algo. –Miren, por allí sale agua— dijo Link señalando algún punto del muro.

Todos voltearon y trataron de ver lo que Link encontró, en unos segundos Clow lo encontró. Era un pequeño agujero rectangular del cual salía algo de agua la cual caía al rió que rodeaba el castillo –Parece un desagüe, si sale agua de allí eso indica que debe conducir al interior del castillo— dijo, Navi voló hasta el, en unos segundos ya estaba con el grupo –tiene una puerta de madera que tapa mucho la entrada, Link puede entrar por allí— explico. Clow miro una vez más la nueva entrada y busco con la mirada algo más no lo encontró "Aquí no esta las cajas" pensó con enojo.

Los ojos marrones miraron al pequeño, este al sentir sobre el la mirada de Clow, levanto su cabeza para mirarlo –Link, si lo que Navi dice es cierto tu solo podrás entrar, esta algo elevado así que te tendré que lanzar— dijo –¿Cómo?— pregunto Link pero jamás recibió una respuesta ya que fue alzado por la ropa. Con ambas manos, Clow levanto a Link y lo lanzo al muro; el pequeño Kokiri ni tuvo tiempo de gritar ya que llego a la entrada del desagüe y tuvo que agarrarse para no caer –¡La próxima vez avisa!— dijo enojado –Solo entra— dijo Clow.

No pudo escucharlo pero supo que el Kokiri decía algo malo contra el y se metió arrastrándose por el desagüe seguido por Navi, Rubí se alejo para explorar. Clow suspiro, no tenía opción, solo una. Cerró sus ojos, del agua salía un extraño vapor negro el cual parecía hacer hervir el agua, abrió un poco sus ojos y un destello rojo brillaba, levanto su pie derecho para dar un paso pero algo paso. –¡Clow¡Ven rápido!— grito Rubí.

Abrió sus ojos y el brillo en ellos desapareció al igual que el extraño vapor –¡Rubí¡¿Quieres que los Guardias nos encuentren!— pregunto enojado –Lo siento pero es que encontré algo— dijo apenada, Clow se acero a su Hada, la cual voló lentamente hasta una puerta. Allí Clow se asombro, frente a el estaba una puerta oculta por la maleza que crecía en esa parte, la cual había cubierto casi toda la entrada sin dejarla ver. Estaba en un muro que cerraba el camino, por una reja seguía corriendo el agua, nadie lo noto cuando llegaron.

Sonrío, estaba feliz –Gracias Rubí— dijo acariciando con dos dedos a la pequeña Hada, Rubí empezó a reír tímidamente y un leve rubor de un extraño color naranja la cubrió. Clow agarro el picaporte pero este no giro. Estaba cerrado, una cara de enojo cruzo el rostro de Clow, saco su espada la cual parecía brillar al ser sacada de su funda, la clavo en la madera y moviéndola un poco logro quitar el picaporte. Empujo la puerta la cual hizo un chirrido al moverse, era un pasillo oscuro y lleno de polvo, parecía que no lo usaban mucho.

Arrastrándose por el conducto de agua, mojándose más sus ropas de color verde y ensuciándosela por el moho acumulado por los años sin limpieza y cuidado que necesitaba eso. Link pensaba en las mil y un formas de vengarse de su compañero que muy "gentilmente" le ayudo a que llegara a este lugar.

Unos pocos minutos después por fin vio la luz y el final del túnel, se movió con más rapidez y por fin estaba afuera, el desagüe se conectaba con una pequeña fuente, se puso de pie y salio de esta, tocando tierra y césped bien cortado, trato de sacudirse el moho pegado a sus ropas cuando ocurrió lo inesperado.

Una puerta medio oculta se abrió de golpe, golpeando a Link tumbándolo y haciendo que cayera de espalda a la pequeña fuente –Parece que entramos al castillo— dijo la pequeña Hada roja –Eso parece, bueno debemos encontrar a Link— dijo Clow cerrando la puerta –Ejem— los dos se voltearon y vieron a un enojado y mojado Link sentado en la fuente.

Rubí se escondió detrás de la cabeza de Clow, no por miedo o pena, sino para que no la vieran reírse del pobre Kokiri –¿Qué te paso?— pregunto Clow –Alguien abrió una puerta y esta me golpeo— dijo enojado Link escurriendo el agua de sus ropas. Clow miro para otro lado, tratando de que Link no viera la pequeña sonrisa en su rostro –lo siento. No sabía que la puerta llegarías hasta aquí— se disculpo.

Después de sacar a Link de la fuente, ambos vieron que solo había un camino y que era en línea recta –Parece que desde aquí todo será sencillo— dijo Link con una sonrisa –No lo creo— dijo Navi –¿Por qué?— pregunto Link –Por eso— Clow señalo algo al frente, a lo lejos se podían ver lanzas en movimiento, los grandes matorrales impedían ver a los guardias pero no a las largas lanzas. –Son Guardias ¿Intentamos el truco de nuevo?— pregunto Rubí

Clow negó con la cabeza –Nunca uses el mismo truco dos veces seguidas— dijo Clow –Usemos los arbustos a nuestro favor— dijo Link con una sonrisa –Puede funcionar, si no vimos a los Guardias por eso, ello no nos verán— dijo Navi –Si, nosotras podemos decirles cuando deben cruzar— dijo con alegría Rubí –Ok pero tengan cuidado de que no las vean— dijo Clow –No pasara— dijeron ambas a la vez.

Un Guardia miro a ambos lados antes de doblar por la izquierda, dos brillos, uno azul y otro rojo aparecieron, agitando sus alas los dos jóvenes corrieron con cuidado por el camino por donde paso antes el Guardia, esperando es una esquina, las dos Hadas volaron hasta estar al nivel de los arbustos, viendo que no había ninguna guardia en el siguiente camino –Rápido, no hay nadie— dijo Rubí, Clow y Link se movieron con rapidez hasta llegar a la otra esquina, de nuevo las Hadas repitieron el procedimiento. Navi fue la que aviso y los dos salieron corriendo de allí. –Uuufff, lo pasamos— dijo Link –Agáchate—dijo Clow agarrando por la cabeza a Link y empujándolo al suelo, ambos se escondieron detrás de una pequeña estatua. Un Guarida sin lanza patrullaba su zona pero se alejo rápidamente –¿De donde salio ese?— pregunto Link –Detrás de esa estatua— señalo Clow.

Esa parte del camino no tenía arbustos, sino estatuas decorativas, una gran fuente en el centro. Dos Guardias con espada custodiaban el lugar –Será un poco mas difícil pero hay que hacerlo— dijo Clow, Link asintió y se preparo. Los dos Guardias caminaban en fila recta, uno detrás del otro, cuando desaparecieron detrás de una estatua, ambos guerreros corrieron a la siguiente, los dos Guardias aparecieron de nuevo y siguieron su camino. Ambos empezaron a rodear la estatua, por si venían de regreso los Guardias para que no los vieran. Poco a Poco pasaban de estatua a estatua.

Ambos se pegaron a un muro al llegar al final de ese jardín de estatuas, no los vieron por suerte y ese parecía ser el fin del camino, frente a ellos solo había un muro pero a su izquierda otro camino más corto y lo que parecía un túnel.

Ambos empezaron a caminar hasta el túnel, cuando entraron Clow sintió algo, una sensación bien conocida para el, ser observado entre las sombras. El túnel era corto y en unos segundos ya estaban afuera de el, era un gran jardín en forma circular, una delgada línea de agua rodeaba el sitio, en el centro de este una pequeña fuente al nivel del suelo el cual tenía un puente. Varias mariposas volaban entre las flores, al final una persona miraba por una ventana, usaba un vestido de falda largo color blanco con rosa, de mangas largas hasta la muñeca, su cabello oculto por una tela en su cabeza de colores blanco y rosa no permitía verlo, aunque se notaba que era rubio por algunos pequeños mechones dorados.

Lentamente se dio la vuelta, sonriendo, sus ojos azules claros miraban a Link, el Kokiri abrió los ojos impresionado –Hola Link, me da gusto volverte a ver— dijo la Princesa. Clow Miro a Link pero este no lo noto –Tu…tu eres la niña de ayer— la Princesa asintió. Link saliendo de su asombro busco en sus ropas algo, hasta sacarlo. Clow abrió los ojos, una ocarina de un azul pálido, con el signo de la Trifuerza. La Ocarina del Tiempo.

Link camino hasta estar frente de la Princesa, le entrego la Ocarina, ella estiro sus manos, rozando levemente los dedos del Kokiri, por un segundo los dos se sonrojaron hasta que la fría voz de Clow sonó –Ya entiendo, usted fue la que estuvo todo el día con Link, y la causante de que las Gerudo entraran a la ciudad y casi lo mataran. Su estupidez y egoísmo casi trajo la muerte a alguien y también el robo de la Ocarina— La Princesa frunció levemente su seño –No lo hice por eso, quería conocer la vida fuera de Palacio, quería ser una persona normal ¿Y cómo sabe de la Ocarina?— la mirada de Clow se volvió de hielo y un leve resplandor rojo apareció –Usted jamás será normal, usted es de la realeza y como tal, debe seguir las normas que le corresponde, usted no puede pensar para si misma, debe pensar para ayudar al pueblo y a su gente y lo que hizo ayer es un acto de egoísmo y muestra que no esta preparada para el Trono. Y sobre la Ocarina, se muchas cosas que ni se imagina, Princesa Zelda— la mejillas de Zelda se prendieron de un color rojo de ira.

Unos leves pasos los alertaron a todos, las Hadas se escondieron, un Hombre caminaba lentamente, cuando la luz del sol le pego, vieron que llevaba una vestimenta y armadura de colores oscuros, su cabello rojo como el juego, su piel tenía un extraño color verde aunque se notaba la piel morena producto del calor del desierto.

Sus ojos de color Ámbar miraron a la Princesa y se inclino ante ella en muestra de respeto –Princesa Zelda, es un gusto conocerla. Le agradezco a usted y a su Padre por permitirme estar aquí y poder hacer un trato de paz. Estaba preguntándome, si podría ver esa reliquia familiar. La Ocarina— dijo levantando su cabeza y mirándola directo a los ojos –No creo en usted Sir Ganondorf, y ahora le pido que se vaya de aquí inmediatamente— dijo la Princesa.

Ganondorf se levanto pero miro a los jóvenes que estaban con la Princesa, cuando vio a Link su mirada se lleno de odio, pero cuando vio a Clow, la mirada color Ámbar miro directo a los marrones ojos con rojo. Sonrió levemente aunque en su mirada se notaba la maldad por unos segundos para luego retirarse.

La Princesa respiraba con agitación, sus puños estaban cerrados –Veo que no le cae nada bien ese hombre— dijo con sarcasmo Clow. Zelda lo miro con odio –Usted es una persona insoportable señor…— no pudo seguir porque no conocía el nombre del joven –Clow, no se lo olvide Princesa mimada— el color rojo volvió al rostro de Zelda al igual que su mirada de odio hacia Clow –Como dijo antes, soy una Princesa, parte de la realeza y como tal usted debe mostrarme respeto— dijo con enojo –Lo haría, pero no le muestro respeto a nadie que no lo merece— Zelda apretó sus dientes.

Link miraba a ambos sin saber que hacer, Navi suspiro cansada al ver eso y Rubí solo se apoyaba en la cabeza de Clow esperando ver quien ganaría en ese combate de palabras –Creo que el joven tiene un poco de razón en sus palabras mi niña— dijo una voz de mujer, entre la seriedad y la dulzura, todos voltearon a la entrada del túnel, una mujer de cabello corto y plateado entraba –Es la Sheikah— dijo clow, los ojos rojos miraron de nuevo a los marrones, todo rastro del color rojo en ellos desapareció –Me alegra verlo de nuevo— comento la mujer –Ni nos hablamos cuando nos cruzamos— dijo Clow –¿Tu también te la encontraste?— pregunto Link –¿Acaso se cruzaron sus caminos?— pregunto Clow –Si, ella buscaba a la princesa pero yo no lo sabia y pues..— dijo Link todo apenado con una mano en su cabeza.

La mujer sonrió –No te disculpes, no sabías nada, pero cierta jovencita si— dijo mirando directamente a la Princesa –¡Pero Impa¡Como puedes decir que este…este sujeto tenga razón en sus palabras!— dijo enojada Zelda –Dije que en parte tiene razón, lo que hizo no fue muy bueno y puso su vida en peligro y el de la gente, pero no negare que algunas cosas que dijo el joven no son las mas apropiadas de decir— Clow se cruzo de brazos –Que ella no soporte la verdad no es mi problema— Impa sonrió

Zelda estaba toda roja por la furia –Creo que deberías comentarle sobre eso mi niña— dijo Impa sería –¿Incluso a el?— pregunto –En especial el— dijo Impa, Clow miro primero a la Sheikah y luego a la princesa. Esta suspiro y vio a ambos guerreros –Hace unas semanas tuve un sueño, una premonición sobre algo que ocurriría. Toda Hyrule estaba cubierta de tinieblas y caos, cuando del cielo, tres rayos de luz cayeron seguidas de cerca por una muy extraña, era tanto blanca como negra pero era mas oscura que clara, cuando desaparecieron una gran luz se ilumino alejando a la oscuridad aunque esta regreso pero mas fuerte, dos personas salían del bosque, un niño y un joven. El niño llevaba ropas verdes y una piedra en sus manos, el joven en cambio, sus ropas eran oscuras y sus ojos rojos. Allí termina mi sueño— contó la Princesa.

El silencio no duro mucho después de las palabras de la Princesa –Es mas que obvio, esa oscuridad es el futuro de estas tierras, los tres rayos son las Diosas, el cuarto soy yo ya que ellas me llevaron al bosque en contra de mi voluntad, el niño es Link y el joven soy yo— dijo Clow calmado –¿Cómo puedes decir eso tan tranquilo¡¿Acaso no entiendes el peligro que corre esta tierra!— pregunto histérica la princesa –¿Y que? No es mi hogar, aquí no tengo nada que me importe. Solo debo buscar la manera de irme y ya esta— dijo con una sonrisa sádica –No creo que sea verdad. Tus ojos claramente muestra que mientes, algo aquí te importa— dijo Impa sin perder su calma.

Clow miro de nuevo a Impa –Piensa lo que tu creas Sheikah— dijo, Rubí miraba a Clow, estaba actuando de una forma que aun no conocía del el, pero ella no lo conocía bien y eso la deprimió. Clow sintió algo extraño en la actitud de su Hada pero no dijo nada, prefería hablar en privado con ella más tarde –Sugiero que descansen por ahora, se hace tarde y de seguro no han comido nada— y eso era verdad cosa que reclamaron los estómagos de ambos, Link empezó a reír todo apenado y Clow solo trato de ocultar su rostro al voltearlo.

Clow mantenía cerrado sus ojos, acostado en una gran cama, el sol se ocultaba lentamente, abrió sus ojos para ver a su Hada, Rubí dormía placidamente el pecho de Clow, suspiro dejando escapar una pequeña sonrisa. La camada era cómoda y no podía evitar que su mente se nublara, dejándose llevar por el cansancio y la suavidad de la almohada.

La comida estuvo más que sabrosa, Clow no había probado algo igual en su vida, aunque rechazo los vinos que le ofrecieron, nunca había tomado, en ningún momento de su vida había probado una gota de licor y nunca lo haría. Recordó la gran cantidad de comida que Link se tragaba. Masticar no era la palabra adecuada para describir al pequeño Kokiri.

Aunque durante toda la comida, los ojos rojos de la Sheika jamás se despegaron de el, podía sentir sobre el la mirada penetrante de la mujer de cabellos plateados, sus sentidos estaban alerta en todo momento, ignorando las miradas de odio que le lanzaba la joven princesa.

Suspiro de nuevo, apenas podía mantener sus ojos abiertos, no prestaba atención a nada, ni al leve ruido de la puerta abrirse, bostezo cerrando sus ojos, apenas los abrió un poco antes de cerrarlos de nuevo, viendo algo plateado cerca de el. Abrió sus ojos de golpe, no había nada plateado en esa habitación. Movió su cabeza levemente a su izquierda, sentada con tranquilidad esta Impa.

Ambos se miraban, como esperando algo –¿Qué deseas?— pregunto Clow cortando el incomodo silencio agarrando con gentileza a la Hada de color rojo para depositarla a su lado, se acomodo en la cama para estar sentado frente a la Sheika –Conocerte— dijo simplemente Impa –¿Para qué? Para mañana nos iremos de aquí a buscar la siguiente piedra, como nos explicaste en la comida. No hay necesidad de que nos conozcamos más allá del hecho de que sabes que soy el compañero de Link y que lo ayudo— dijo Clow con voz neutral.

Impa se acomodo en la silla, inclinándose levemente hacía adelante –Allí esta el punto. Solo se eso, no se de donde eres, ni porque las Diosas te llevaron al lado del joven Link. Solo se esto, que estas rodeado de un aura llena de oscuridad, una oscuridad sedienta de sangre— con cada palabra, los músculos de Clow se tensaban –Aun así, hay algo que me dice, algo que me suplica que crea en ti. Pero no puedo hacerlo, sino te conozco bien— susurro la Sheika –Pues te quedaras con la duda, porque yo no tengo nada que decir— dijo Clow con voz fría.

Impa respiro lentamente, levantándose de la silla –Si es así, entonces solo puedo decirte algo. Mañana estarás en el área de combate de los guardias. Tu y yo en un combate— Clow alzo una ceja –¿Para qué?— pregunto –Que mejor forma de conocerte, que en un duelo con espadas— dijo con una sonrisa, saliendo de la habitación sin hacer ruido. Clow suspiro, aun así sería interesante enfrentarse contra la Sheika –Si. Muy interesante— susurro a la nada cerrando los ojos. Sin notar a la sombra sentada en una de las torres. Contemplando el atardecer –Tantos recuerdos, tantos momentos. Aun así nunca fuiste mío pequeño Demonio. Pero este mundo me ofrece la oportunidad de volverte a tener. Solo debo esperar y mover los hilos correctos. Que tus sueños estén llenos de sangre pequeño "Clow"— dijo La sombra levantándose, desapareciendo con la luz del sol.