Hola, sí, de nuevo yo aquí para actualizar lo que es "Sueños y Sentimientos", un fic sacado de una forma por demás rara O.o, en fin xD

Antes de seguir con lo que es el Capitulo 2, les voy a dar lo que son dos fichas personales, de esas dos chicas que aparecieron dentro de la primera parte, si, sé que a lo mejor se confundieron y apuesto que creyeron de que yo me confundí xD, pero no, son dos chicas, una diferente a la otra, una era la de la escena con Kaidoh y la otra en la "Cacería de Eiji" XD

Bueno, ahí vamos.

Nombre: Daphne Zárate

Procedencia: Francesa

Edad: 14 años

Estatura: 155 cm

Peso: 45 Kg.

Fecha de Nacimiento: 24 de Abril

Signo: Tauro

Flor favorita: Nochebuenas

Color favorito: Rojo Sangre y Negro.

Color de Ojos: Rojo Encendido.

Color de Cabello: Negro con reflejos Plata.

Color de Piel: Blanca

Mano dominante: Zurda. /Aunque usa mucho la derecha para cuando solo juega por diversión)

Descripción: Bueno, esta chica es muy extrovertida, le encanta sonreír y coquetear a cuanto0 chico guapo se le cruza enfrente, es vanidosa como ella sola, le fascina verse al espejo y aunque es muy coqueta con los hombres, guarda un gran decreto. Su manera de jugar, es súper divertida, le encanta saltar de un lado a otro, eso se lo permite su primer deporte favorito, la gimnasia, Dejó de practicarla gracias a que sus compañeras de equipo la despreciaban mucho, por eso entro al Tenis. Se convirtió en profesional poco después de integrarse al Club de Tenis Stellar Union Revolution, un reconocido grupo de jóvenes prodigios que eran entrenados por Singiko, una mujer madura de cabello azulado y ojos de color plata. A pesar de su corta edad, aparenta tener mucha más edad, de hecho podría confundirse con una chica de ya Universidad, pero su manera infantil de comportarse, hace a veces dudar si realmente es tan buena en el deporte. Una de sus pasiones es tocar el violín y cantar.

Nombre: Alice Burgos

Procedencia: Española.

Edad: 15 años.

Estatura: 165cm

Peso: 49 Kg.

Fecha de Nacimiento: 23 de Junio

Signo: Cáncer

Flor Favorita: Rosas Rojas

Color Favorito: Todos los colores secos, oscuros o muertos.

Color de Ojos: Dorado Claro (mucho más claros que los de Ryoma)

Color de Cabello: Rojo Fuego con reflejos anaranjados y amarillos.

Color de Piel: Blanca.

Mano Dominante: Derecha / Aunque le gusta mucho burlarse de Daphne con la mano izquierda, siempre venciéndola.

Descripción: Es una persona sumamente fría, no le gusta abrirse a la gente, su mirada de color oro congelaría a más de la mitad de la escuela, es maestra en el arte de ignorar a la gente, siempre le gusta hacer lo que ella quiere y detesta recibir ordenes, odia mucho la forma infantil de cómo Daphne a veces se comporta, aunque reconoce el potencial de esta, es una gran estudiante, le encanta leer y redactar, una de sus pasiones es tocar el piano, le encanta componer piezas a puro piano y después dárselas a Daphne para que les coloqué una letra en especial. Adora meditar, y casi siempre esta observando a los demás es antisocial y con la única que podría entablar una conversación "decente" es con Daphne. Se convirtió en titular a los 14 años del Stellar Union Revolution, hace pareja de dobles con Daphne sin en cambio es muy buena en individuales.

Bueno, ya tan sus descripciones, a lo mejor me adelanté un poco, pero vamos es para que no se me pierdan mucho, no quiero que se me enreden con eso de que quien es quien y como es, ya di la descripción de ambas, y ACLARO, No serán las únicas personajes inventados que aparecerán dentro del fic, tengo demasiadas ideas xD

Otra aclaración muy importante, aunque los personajes que acabo de crear son mujeres, NO HABRÁ HETERO, es decir, este fanfic, solo está dedicado al YAOI de la serie, no creo que exista una relación más allá de amistad o compañerismo entre las chicas y los chicos, y me preguntarán el por que las puse entonces, ya verán xDDD

Mi maquiavélica mente está procesando ideas xDDDD

Ahora, si, después de una MUY larga introducción al capitulo 02, ya vamos,

Capitulo 02 : Un partido Perdido.

Los tonos rojizos que llenaban su camino, iluminaron sus azules ojos y hacia que su cabello rojo brillara de distinta manera, encendiéndolo aun más, tomando tonalidades y matices hermosamente exóticos, ciertamente que si su cabello llamaba mucho la atención, ahora lo hacia verse hermosamente decorado con aquel fuego sobre su cabeza.

Se detuvo un momento por su camino para voltear sus ojos al astro solar y dejar ver su semblante serio. Estaba preocupado y talvez asustado, definitivamente no sabia definir entre cual de los dos sentimientos estaba sumergido, solo sabia que le molestaba y no quería seguir sintiéndose así.

Frunció el ceño para después gruñir de forma molesta y aunque era de esos que era difícil de amedrentar y molestarse, ese sueño ya había rayado en sus limites y estaba próximo a explotar, le estaba frustrando aparte que estaba acabando con la salud mental que contaba y al parecer el estúpido sueño se había empeñado en destrozarlo por las noches.

Bajó su mirada al suelo para ver sus zapatos y suspiró frustrado una vez más, en definitiva, si volvía a tener aquella horrenda pesadilla terminaría enloqueciendo.

-¿Más...?-se preguntó de manera sarcástica, algo que no era muy común en él, y después de suspirar y sonreír de manera amarga, cosa que se veía extraño en su semblante, y subió su mirada para dar un paso adelante...

Realmente que era muy extraño verlo a él con esa expresión, ya que siempre mostraba aquella cara infantil, alegre, saltarina y traviesa, aunque sabia perfectamente que eran apariencias, él no era tan así, realmente solo era parte de su manera de ser, nadie, absolutamente nadie le conocía de esa forma tan seria, y a lo mejor si le vieran así, pensarían que solo estaba mintiendo, les estaba engañando.

Frunciendo el ceño de nuevo, y con la sonrisa amarga aun tatuada en sus labios, dio otros dos pasos pero se detuvo.

-Opino que te queda más la sonrisa traviesa que esa amarga que traes en tu cara...-su voz era suave y con alguna entonación sensual y coqueta.

El pelirrojo giró para encontrarse con una un poco más bajita que él, de ojos rojos encendidos que parecían destellar en llamas, su cabello negro con reflejos que parecían de oro, aunque en la sombra se veían de plata, pareciera que su cabello era finamente decorado de hilos de oro y plata.

Eiji la miró desconcertado y levantó una ceja.

-¿Quién eres?

-Ah?... ah! - sonrió suavemente para acercarse al pelirrojo el cual se quedó estático, se perdió en esos ojos de fuego.

-Y-yo...-balbuceó Eiji de forma tonta, sonrojado y bajó la mirada apenado, nunca se había topado con una chica con ojos tan expresivos y con ese rostro tan bello.

-Que tierno eres... –lo tomó del mentón para hacer que la mirara de nuevo.

En aquellos ojos de fuego se había tatuado la ternura y sonriendo suavemente posó sus labios en ambas mejillas sonrojadas del pelirrojo haciendo que se encendieran aun más, abriendo los ojos sorprendido, y quizá algo asustado, sentía que hacia calor y su cuerpo temblaba de nervios.

-Eres un angelito muy hermoso, Kikumaru Eiji, olvida todo lo que perturbe tu mente inocente, solo has caso a tu corazón, nunca pienses en lo que pasará, vive tu hoy y tu ahora, y siente... Eiji, siente...-le dijo suavemente para besar su frente, sacándolo de sus pensamientos, después la miró a los ojos y sintió un beso en su nariz.

Después de aquel beso suave en su nariz, la chica le volvió a sonreír, y dándole la espalda, se acomodó la maleta al hombro para caminar, alejándose de aquel ojiazul que parecía estar absorto de toda realidad, su atención estaba frente a aquella chica que se alejaba más y más.

Estaba aun sonrojado, tiernamente se llevó una mano a su mejilla, acariciándola, para después darse cuenta de algo, ella sabia su nombre y sus ultimas palabras le hacían estremecer, ¿acaso era adivina o algo por el estilo, quien sabe, el caso es que definitivamente sus palabras y su voz le hicieron sentir aquella paz que había perdido desde que comenzó a tener aquella pesadilla.

Se giró para seguir caminando, sonriendo como siempre, mientras llegaba a casa, tomaba la decisión de enfrentar ese sueño, quería saber hasta donde llegaba y como terminaba, al final, era solo un sueño, algo que lo atormentaba gracias a su imaginación, sus miedos y sus temores.

Nada más que eso.

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Iban caminando sin decir realmente nada, el más alto llevaba un semblante serio e insufrible de siempre, mientras que el castaño más bajo que iba a su lado, sonreía de una manera suave como si su sonrisa valiera por ambos.

-Fuji...- El mayor susurró deteniéndose sin dejar de mirar al frente, el aludido se detuvo e hizo una mueca inocente de no entender.

-Mande Tezuka...-dijo colocándose solo a un paso más frente al más alto y le sonrió tiernamente, de esas sonrisas que solo causarían ternura y derretirían a cualquiera.

-...Syusuke...-el castaño más bajo, levantó una cepa para hacer entender con este gesto una interrogación muda, pidiendo una explicación del por que le llamaba por su nombre, Tezuka jamás le llamaba por su nombre, a menos que sea algo personal.

Tezuka giró sus ojos a ver el rostro del castaño que mantenía sus ojos cerrados y con esa mueca de confusión que se le hizo realmente enternecedora y aunque no le demostró, por dentro sonreía por aquella figura e imagen que se le presentaba frente a sus ojos color chocolate.

-Syusuke...-afiló la mirada, después suspiro para cerrar los ojos y seguir caminando sin dar la respuesta a la pregunta muda del más bajo.

Syusuke se quedó con cara de desconcierto mientras que seguía a Tezuka, ciertamente que jamás había pasado algo así, y después de encogerse de hombros lo alcanzó dispuesto a hacer algún comentario divertido, le encantaba fastidiar a Tezuka, aunque este jamás lo demostrara.

Seguían caminando y Syusuke, con aquella sonrisa, esperaba el momento menos esperado para el capitán para soltar su comentario, haciendo talvez que se incomode y así solo lograr que este se fastidie, le encantaba ver como fruncía el ceño, se le hacia totalmente divertido.

De pronto, Syusuke se detuvo en seco y abriendo los ojos dejando ver sus hermosos océanos, afiló la mirada y su sonrisa se borró.

-Tezuka...-susurró suavemente, sintiendo como el capitán de SEIGAKU se había detenido justo a su lado.

-Si, ya vi...-susurró con esa voz fuerte e imponente sin dejar de mirar hacia el frente.

El capitán de SEIGAKU frunció el ceño y Syusuke sonrió amenazadoramente mientras que hacia ellos se acercaban dos personas con unas sonrisas completamente diferentes a la del castaño menor, una completamente arrogante y otra no tanto.

-Oh! Tezuka! Que sorpresa, es un placer encontrar a personas interesantes mientras se da un paseo, cierto ... –girando a su derecha, alza una ceja- Oshitari?... –el aludido sonrió para colocarse al lado del capitán de HYOUTEI.

-Si, Atobe...-haciendo una entonación de manera sarcástica, sin despegar sus ojos de Syusuke que le devolvía una mirada entre divertida, burlona y amenazante.

Si no conociera bien esos ojos, estaría aterrorizado como la primera vez que los vio abiertos con aquella expresión de lo más escalofriante

Por su parte, Tezuka no se movió ni un milímetro, después de eso, Syusuke subió una ceja intrigado ante la tensión que se manejaba dentro de ese "encuentro casual", mirando a Atobe, logró ver que sus labios había una sonrisa... ¿coqueta?...

-Fuji Syusuke... jamás creí que salieras a dar un paseo con tu capitán...- dijo de manera mordaz el peliazul de piel morena, arreglándose los lentes, los cuales resplandecieron de forma amenazante.

Syusuke sonrió y después suspiró sin cerrar sus ojos.

-Yo tampoco creí que tu y Atobe caminaran de manera tan descuidada por las calles... es más, dudaba que Atobe supiera caminar por las aceras... –dijo de manera suave, sonriendo ampliamente, cerrando sus ojos, haciendo que el chico del lunar debajo de su ojos, le mirara con algo parecido a odio de sus ojos negros, lo cual fue olímpicamente ignorado por el genio de SEIGAKU.

Tezuka comenzaba a sentir el como el ambiente subía de tono a cada comentario que hacían los genios de cada equipo, realmente a veces le divertía y le entretenía ver como Atobe robaba toda la atención de todo mundo, vaya que sabia hacerlo, por otra parte, la manera de ser de Fuji que jamás ha logrado descifrar también era interesante, y no se diga del chico peliazul que estaba acompañando a Atobe en su caminata, pero... si las cosas seguían así, talvez HYOUTEI y SEIGAKU terminarían más mal de lo que ya está.

-Fuji, se hace tarde... fue un placer verte Atobe, lo mismo para ti Oshitari... –dijo con esa voz fuerte e imponente para caminar sin quitar su rostro elegante y frío de su cara, mientras Syusuke sonreía divertido, ¿desde cuando Tezuka evadía a Atobe de esta forma, ciertamente que no sabia, solo se digno a sonreírle a los otros dos y seguir a Tezuka sin decir nada al respecto.

Por otra parte, Atobe y Oshitari se les quedaron viendo hasta que las figuras de los chicos de SEIGAKU desaparecieron dando vuelta en una esquina.

-Atobe...-susurró el peliazul mirando a su capitán quien en su rostro no se dibujaba más que una mueca de enfado.

-Siempre termina evadiéndome... ¿pero por qué?... –Oshitari suspiró y después de eso solo tomó del hombro a Atobe y lo hizo girarse.

-Será mejor que dejes de seguirlo, pensarán otras cosas, aparte, Tezuka y tu, son los capitanes más fuertes junto con Yukimura de Rikkaidai, debes calmarte Atobe.

-Déjame... no sabes lo que es para mi ser superior a Tezuka... –dijo frunciendo el ceño de manera frustrada.

-Te estas obsesionando con él... recuerda que no es el único capitán fuerte de Japón.-

Atobe, sin agregar nada más, se alejó de ahí, dejando a Oshitari mirándolo, y después de eso, simplemente se dirigió al lado opuesto de donde Atobe se encaminaba, sabía que iría a su limusina y se iría a su gran mansión, mientras que él quería pensar.

-¿Qué obsesión tienes con Tezuka y SEIGAKU?... ¿Será por que no podemos superarlos, aunque tu si venzas a Tezuka?... –susurró suavemente caminando por el parque con las manos en los bolsillos.

De pronto, se detuvo, juraría que alguien o le seguía o le miraba intensamente, no podría ser Atobe, aunque rogaba que fuese él... después se le vio como una chica de hermosos ojos de oro le miraba sin recato alguno, definitivamente él era su objetivo, y aunque era de esas personas que no le gustaba mostrar sus temores ni puntos débiles, esos ojos sinceramente lo intimidaban bastante.

-Oshitari Yuushi..-su voz era en extremo fría, y Oshitari se giro directamente a ella enfrentándola, y aunque era un poco más baja que él, su presencia era mucho más poderosa y atrayente que la de Tezuka y Atobe juntos, frunciendo el ceño le devolvió una mirada fría.

-¿Quién eres y como sabes mi nombre?... –la chica caminó y paso a su lado, como si lo ignorara para después girarse y darse cuenta de que esta se había detenido a dos pasos a su espalda, de nuevo se giro para enfrentarla, pero ella no giraba.

-Eres tan débil... –dijo de forma tan frívola que le heló la sangre al peliazul quien intentó detenerla pero no podía moverse... ella simplemente se alejó.

Definitivamente esa chica tenia algo que hacia que sus piernas temblarán, talvez miedo, nerviosismo, no podía negarlo, era hermosísima, pero tenia una personalidad tan fría que pensó de una forma algo irónica si ella sabia el significado de sonreír.

Suspiro hondamente y se repuso al impacto recibido para acomodarse los lentes, sonriente cerró los ojos.

-Tezuka queda como un chico alegre a su lado... vaya, que sorpresas... ¿quién será? –dijo de manera algo intrigante, aunque por dentro no quería volver a topársela jamás en toda su vida.

Comenzó a caminar en dirección opuesta a donde iba la chica pelirroja con esos ojos de oro tan fríos, para intentar alejarse, caminaría por las calles para intentar calmarse y así, solo talvez olvidarse de esto, aunque tenia el leve presentimiento de que la volvería a ver, no sabia como ni cuando ni donde, pero la volvería a ver... ¿por?... Por que ella sabia su nombre, y al parecer lo conocía bien.

-Aunque esas palabras son demasiado comprometedoras... –susurró aun caminando por las calles para desaparecer entre la muchedumbre que caminaba por las calles del centro.

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El sol comenzaba a levantarse perezosamente entre las nubes que habían decorado el cielo nocturno, al parecer todo estaba como siempre, todo normal.

Una alarma de un reloj despertador hizo que de entre las mantas una mano saliera de forma floja para tomar el aparato y jalarlo dentro de aquella guarida de sabanas y ver la hora.

Un bostezo y un quejido salieron de entre las sabanas para después dar paso a un chico que aventaba las telas lejos de su cuerpo adormilado, su cabello negro-verdusco estaba completamente alborotado por la noche de sueño que acababa de concluir, sus ojos adormilados y su semblante perezoso daba la idea de un niño que no quería levantarse.

Sus pasos lo llevaron hacia el cuarto de baño, donde se miró al espejo un segundo y después metió la cara en el agua fría, haciendo que esta le despertara lo suficiente como para recobrar la conciencia de lo que hacia, y después de levantar su rostro, se volvió a contemplar, su cara empapada con gotas que bajaba por su rostro hasta su barbilla, algunos flecos que se repegaban a su piel por lo empapados que estaban, sus ojos de color oro quemado estaban somnolientos.

Si fuera como cualquiera, hubiese sonreído ante esa familiar visión frente al espejo, pero no lo hizo, solo se separó para tomar una toalla y secarse la cara y caminar a su recamara nuevamente.

Se acercó a su closet para sacar su uniforme, una camisa blanca, un pantalón y una chaqueta color negros y comenzar a vestirse lentamente, aunque no quería ni salir de su cama, tenia que ir a clases, era una obligación, y algo le hizo estremecerse.

Una pequeña preocupación, sentía que hoy algo no sería igual, que algo iba a cambiar de cierta manera y eso de una o de otra forma le molestaba mucho haciendo que si ceño se frunciera, sus cejas oscuras casi llegaron a juntarse por su gesto, ciertamente que este cambio le hacia sentirse completamente incomodo.

Bajó de su recamara con su maleta al hombro y se acercó a lo que era el comedor de la casa, para sentarse en una de las sillas con su fastidioso padre frente de si, el cual ignoro olímpicamente como cualquier otro día.

Su prima había preparado de nuevo otro de esos desayunos occidentales que tanto detestaba, y con el ceño fruncido, se terminó su comida, tenia que salir para ir a la escuela, este día, le había dicho ayer Momo, que no iría por él por que tenia que pasar antes a comprar unas cosas, pero hoy tenían practica matutina así que lo vería y le reclamaría como era debido.

Cuando se terminó todo lo que reposaba en la mesa de madera para él, se levantó y con una voz cansada como era su costumbre se despidió de su prima y su madre mientras que su padre le hacia burlas que el simplemente ignoraba.

Sus pasos eran lentos y acompasados, ciertamente rítmicos, todo el día había comenzado normal sin contar con ese presentimiento que le hacia sentirse sumamente incomodo, al parecer solo era un sentimiento absurdo que no era más que su tonta imaginación.

Quizá solo sea una tontería.

Sin darse cuenta, ya había llegado a la puerta de su secundaria SEISHUN GAKUEN, entrando sin reparar mucho en eso, se dirigió definitivamente a las canchas de tenis, las cuales eran habitadas por pocos integrantes del equipo, y solo dos titulares, Eiji y Syusuke, sin hacer mucho caso a esto ultimo, se adentró a los vestidores para cambiarse, pero se percató de algo, sus ojos repararon en una figura femenina que veía hacia las canchas de manera intensa.

Sus ojos color oro brillante y su cabello de color rojo fuego con sus brazos cruzados, estaba completamente mirando el entrenamiento, y ahí se intensifico ese presentimiento, se iba acercar para correr a esa mujer, su presencia le incomodaba pero, en ese instante, Tezuka y Oishi se acercaban a ella, el primero con su semblante serio y el segundo con su sonrisa respetuosa de siempre.

Se quedó mirando hacia aquel lugar, quería ver como la humillaban y la corrían de ahí, seria increíblemente hermoso ver esos ojos arrogantes cubiertos de lagrimas de humillación y aunque sabia que Tezuka era un caballero, la podría en su lugar.

A lo mejor, juntarse con Fuji-sempai no era muy buena idea después de todo.

Tezuka se detuvo frente a la chica, haciendo que esta le mirase de forma intimidante, a lo cual Tezuka ni se inmutó, Oishi por su parte, le sonreía amigablemente.

-Hola, ¿podemos ayudarte?-la voz de Oishi era suave, tierna y respetuosa, al fin de cuentas era una dama, no?

Al no recibir respuesta, miró a Tezuka, al parecer la guerra de miradas estaba en su apogeo y él salía siendo un cero a la izquierda, y nerviosamente sonrió.

-¿Quién eres y que deseas aquí?... las practicas abiertas al publico son en las tardes después de clases...

-No me importa...

-Te pediré que te retires.

-No me voy a ir Kunimitsu...-dijo de forma arrogante para después de eso afilar más la mirada, Tezuka frunció el ceño, esa chica estaba sobrepasando lo que eran los rangos, y aunque tenia una apariencia madura, debía ser de octavo o a lo mejor de noveno grado, sin en cambio no había NADIE dentro de la escuela que lo llamara por su nombre.

La chica se dio cuenta de esto y en la curvatura de sus labios apareció una sonrisa casi invisible, para descruzarse de brazos y pasar entre Tezuka y Oishi, el primero ni se movió mientras que el segundo se giró para verla pero la chica ya caminaba sin importar miradas ni nada, se acercaba a las rejas de la cancha sin importarle la orden del capitán.

-Tezuka...

-Déjala...

-Pe...

-Dije que la dejes... –dice caminando hacia otro lado, mientras tanto, el chico de ojos de oro quemado se había quedado con los ojos abiertos desmesuradamente y la boca entreabierta al ver como aquella chica se había burlado y prácticamente humillado a su capitán frente a sus propias narices.

Frunciendo el ceño, se metió de manera apresurada a los vestidores para cambiarse rápidamente y salir con su raqueta roja en la mano izquierda, su gorra tapaba lo que era sus ojos felinos que estaban destellando de una manera amenazante, estaba molesto, no tanto de que esa mujer los viera, talvez no tanto de que haya humillado a Tezuka frente a sus narices, si no que su arrogancia no tenia limites, tenia los humos demasiado arriba, mucho más de lo que el mismo los tenia.

Entró a las canchas y la observó, estaba parada frente a la reja con ambos brazos cruzados, sus ojos de oro parecían intimidar a más de uno, ya que Eiji, Kawamura y Momoshiro estaban fallando más de lo normal, Fuji estaba con una expresión que parecia un asesino en potencia, Tezuka estaba más tenso de lo normal, Inui la miraba detenidamente escribiendo en su libreta y Kaidoh simplemente estaba intentando ignorarla sin éxito.

Ryoma se dispuso a caminar hacia la chica, pero otra voz lo detuvo.

-Alice!... diablos, te llevo buscando toda la mañana!.-decía una chica de ojos rojos y cabello plateado, o es que brillaba demasiado ante el sol, parecia mucho más alegre que la otro, mientras que la de ojos de oro la miraba de manera intensa.

-Apresúrate que no tengo todo tu tiempo...- la intromisión de las voces hizo que todo el equipo, incluyendo a Tezuka las mirara de manera amenazante.

En ese mismo instante, sonriente, la chica de cabello negro saltó para quedar en uno de los tubos de las rejas, Fuji sonrió, Eiji se quedó hecho de piedra, y los demás estaban expectantes para verla, de pronto salto de nuevo para caer en el tubo de al lado, así, rodeo toda la reja para en el ultimo tubo se lanzara al suelo cayendo detrás de la pelirroja.

-Alice!... ya estás mirándolos, vaya, vas muy de prisa, aparte, que miras, jamás nos vencerán!...-decía de una forma tan infantil hasta que una voz las distrajo.

-Tú... –ambas chicas voltearon a ver hacia la voz y la chica de ojos rojos sonrió.

-Eiji, es un placer volver a verte!...

Todo el equipo se le quedó mirando al pelirrojo, Oishi se aventuró a acercarse y posando una mano en su hombro le miró seriamente.

-¿La conoces?-Eiji negó con la cabeza, y la chica sonrió más ampliamente.

-Jejeje claro que no me conoce, no le dije ayer mi nombre... –Oishi miró a la de ojos rojos con algo de seriedad, a lo que esta solo se quedo con cara de no entender.

La de ojos de oro tomó de la muñeca a la otra para caminar hacia los vestidores de ellos, acomodándose en la pared, solo para ver hacia las canchas.

-Detesto que llames la atención de esa forma.

-Oh vamos, sabes que amo que me miren!.

-Pero no que me miren a mi... ahora todos saben que estamos aquí.

-Alice, no te pongas así!.

-Será mejor que te calles...

-No es justo!... –

La chica de ojos rojos se cruzó de brazos para hacer un mohín de disgusto cuando de pronto se le vino a la mente una idea.

-¿Y si retamos a la Golden Pair!

-En verdad, se nota que estas aburrida, trae las raquetas... hoy vamos a destrozar gente... –dijo de forma amenazante para caminar hacia Tezuka quedando detrás de él.

Por su parte, la chica de ojos rojos había entrado a los vestidores para salir con dos raquetas, una negra con el mango rojo y la otra de color blanco con el mango de color gris.

La de ojos de oro, se detuvo detrás de Tezuka, mirándolo intensamente, el cual giró a verla, de nuevo la guerra de miradas.

-Vengo a retar a la Golden Pair a un juego no oficial...-dijo de forma directa y seca pero muy audible, Eiji y Oishi se quedaron de piedra, Tezuka la miró.

-Es una pareja de dobles, necesitas a tu pareja...-ella estiró la mano y una raqueta llegó a ella, la de ojos rojos había aventado la raqueta y caminaba con una sonrisa, pasando al lado de Alice y de Tezuka, ignorando su guerra de miradas.

Tezuka solo cerró los ojos.

-No nos hacemos responsables si salen lastimadas... –dijo dándole la espalda, Alice volvió a sonreír, esa sonrisa hasta a Fuji le hizo estremecer.

Alice, caminó hacia la cancha, y en ese instante, Oishi se dio cuenta de algo, la vestimenta de ambas no era apropiada para jugar un partido.

-Disculpen... pero no creo que sea prudente que jueguen con esas zapatillas, podrían lastimarse... –dijo de forma suave y gentil, Alice lo congeló con la mirada, y la otra chica de ojos rojos le sonrió suavemente.

-Syuchirou, tómalo como ventaja para ustedes, aunque ni hay necesidad de cambiarnos...-dijo de forma suave y sencilla, Oishi frunció el ceño Eiji se le quedaba viendo.

-Daphne, es hora de comenzar...-dijo la chica de ojos dorados para caminar hacia atrás, la de ojos rojos se quedó en la malla frente a Eiji, sonriente les cedió el saque.

La formación normal de ambos lados, sin en cambio las chicas se mantenían como si nada, mientras Eiji y Oishi estaban preparados para todo. El saque lo hizo Oishi de una forma normal, Alice solo suspiró y se cruzó de brazos.

-Será más fácil de lo que creí, Daphne hasta cargo, y por favor, no te diviertas tanto... –la aludida sonrió y haciendo la señal de la victoria con sus dedos, saltó para alcanzar la pelota, regresándola.

Eiji y Oishi apenas si podían regresarla, y cuando pensaban que ya sería punto, que no la alcanzaría, da el caso que ella aparecía para devolvérselas con una sonrisa en los labios, al parecer sus tacones altos no le molestaban en lo absoluto.

-Tres juegos a cero, favor, pareja Daphne y Alice.

-Alice, estoy aburrida, vamos, juguemos las dos, anda, di que si!... aparte, se está viendo muy mal que ellos con ese renombre pierdan de esta forma tan vergonzosa con unas extrañas...-

-Daphne, callate...-la pelirroja se levantó para colocarse en la linea del fondo en el centro.

-Waaaa por eso te amo Alice!... –la chica de ojos rojos se colocó en el centro de la pista, y se hincó para después sonreírle a Eiji.

Tezuka arrugó el entrecejo, Fuji se quedó boquiabierto como todos los demás, solo Inui alcanzaba a reaccionar.

-¿Qué formación es esa?.

-Formación a una ala...-susurró Ryoma mirando el partido de forma interesada. Todos lo miraron.

-¿Formación a una ala?

-Es una formación de torneos internacionales, se debe tener una sincronización excelente y no se debe tener puntos débiles, si no, no funcionaría. –acotó Inui revisando su libreta.

-Creo haberlas visto antes... pero no sé donde... –susurró Ryoma de manera frustrada.

El partido se llevaba acabo, ahora la que respondía las pelotas era Alice, mientras cancha permanecía hincada en el centro de la pista, sintiendo como las pelotas pasaban rozando su cabeza, sonriente con ambos ojos cerrados.

Eiji y Syuchirou estaban sudando demasiado, la de ojos rojos, sonrió.

-Alice, ya es hora de terminar, ya me cansé y tengo hambre!...-dijo de forma completamente aniñada, Alice sonrió y se colocó en una posición extraña, su rodilla casi daba en el suelo, su otra pierna sostenía todo su peso y su golpe fue rapidísimo, no se habían dado cuenta, ni siquiera ni Ryoma ni Eiji pudieron verla.

-Juego y Partido para la pareja de Alice y Daphne, seis juegos a cero.

Alice se reincorporó y caminó para salir de la cancha, no se veía afectada para nada, mientras Daphne bostezaba detrás de ella.

-Alice, Daphne... –la voz de alguien las hizo detenerse, era Syusuke Fuji que las veía intensamente, como retándolas.

Alice afiló la mirada y la desvió para seguir caminando, ignorándolo, mientras que por parte de Daphne le sonrió tiernamente acercándose a él.

-¿Mande?

-¿Dónde aprendieron a jugar así?

-Jajaja eso es un S-E-C-R-E-T-O, aparte, Syusuke, preocúpate más por otras cosas... –el dedo de la de ojos de fuego se situó en la frente de Syusuke y bajó despacio a su pecho, donde lo clavo haciendo que Fuji se quejará.

-¿Qué haces?

-¿Duele?... Claro que duele, como duele el esconder e intentar negar lo que pasa por aquí, verdad?... será mejor que dejes de mentirte, ah si, y... ¿cuál era la frase de Alice?... ALICE! –la chica pelirroja pasaba a su lado sin inmutarse de su grito.-

-Eres tan débil...-susurrando para responder a la pregunta de la otra.

-Si, eso, Eres tan débil... jijijiji nos vemos en clase... bueno, ustedes se ven en clase... nos vemos Syusuke... –

La de ojos rojos salió corriendo hacia donde iba la pelirroja para irse como si nada.

Eiji estaba tirado en la cancha respirando agitadamente, Oishi estaba detrás de él hincado, intentando recuperarse, había sido humillante.

-Ellas no son cualquiera... pero,¿quiénes serán?

-No lo sé Oishi... pero son muy fuertes... no pudimos hacer nada contra ellas... –frunciendo el ceño, comenzó a hacer pucheros tiernos a lo que Oishi sonrió.

La voz del capitán resonó en todas las canchas, dando por terminadas las practicas matutinas de ese día, así todos se dirigieron a sus clases respectivas.

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-Hey tú... ffshhh... ,quien te imaginas que sean esas dos nuevas… -

-¿Me crees acaso adivino? Mamushi, viste la cara de Tezuka, ni el mismo sabe de donde diablos salieron... –

Algo extraño estaba pasando, Kaoru y Momoshiro estaban platicando de manera humana mientras miraban hacia la ventana, gracias a dios el profesor de Matemáticas no había hecho aparición, pero ambos se habían preocupado por el incidente.

-¿Cómo crees que estén los Sempais?

-Ffsshhh ...

-Lo tomaré como un "no lo sé"... –dijo de manera burlona, para después suspirar y acercarse a la ventana.

-... a la de ojos rojos, la vi ayer en la escuela, frente a la dirección... –

-hmmmm... aunque no hay que negarlo, son hermosas... –

Kaidoh solo se sonrojó desviando la mirada, dando por terminada la "conversación de ambos". En ese instante el profesor entraba para hacer que todo el salón se sentara en sus lugares.

-Bien, buenos días, hoy tengo el placer de presentarles a una compañera nueva, ella viene desde Francia a estudiar con nosotros, denle la bienvenida y sean buenos con ella... pasa.-

La chica de cabello negros entró a la clase mirando hacia todos lados, reparando en Momoshiro y Kaoru que la miraban como si fuese un fantasma.

-Ella es Daphne Zárate. Bueno, siéntate al lado de Momoshiro.-dijo señalando al aludido que se tensó para posar sus ojos violetas en los rojos de ella.

Esta solo sonrió y se sentó para darse cuenta que estaba en medio de ambos tensitas.

-Vaya, soy bendita entre hombres...-dijo suavemente, solo audible para Momoshiro y para Kaoru que se sonrojaron y se giraron al otro lado.

Ella sonrió divertida.

Por otra parte.

La clase se llevaba de manera tranquila, Tezuka estaba sentado mirando hacia el frente cuando de pronto, vio a aquella chica parada en la puerta, mirándolo directamente, después le sonrió como si se estuviera burlando de él, después caminó hacia el salón donde Syusuke y Eiji tomaban clase.

Tezuka frunció el ceño, sentía que ella se traía algo entre manos, pero ¿qué?.

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Eiji parecia querer dormirse con esa clase de filosofía, mientras Syusuke le sonreía de manera suave intentando hacer que no terminara sucumbiendo ante el sueño que estaba dominándolo, pero de pronto la profesora termino en silencio mirando hacia la puerta que había sido tocada por un instante.

La profesora se levantó para abrir la puerta, Syusuke abrió los ojos, Eiji al notar esto, dirigió su mirada hacia la puerta y al ver a esa chica de ojos de oro, se quedó estático, tragando saliva apretando sus puños debajo de la mesa, la profesora miró la hoja que la chica le entregó y después pasó seguida por la pelirroja, en ese instante Oishi caminaba por los pasillos, deteniéndose para ver por el cristal.

La vio frente al grupo y al parecer presentándose, y se cercioró de que si, afectivamente, era el grupo de Fuji y Eiji, y frunciendo el ceño, dirigió una mirad a Eiji que de inmediato se la regresó, de manera angustiada.

-Chicos, ella es Alice Burgos, es una estudiante de intercambio de España, trátenla bien. Alice, siéntate detrás de Syusuke... Eiji, préstale tu libro para que pueda seguir la lectura, y acércate a Syusuke para que no te pierdas.

La chica solo paso y se sentó donde se le había dicho, para después de eso ver al pelirrojo y después al castaño.

-Si van a tenerme ese tipo de resentimientos, será mejor que regrese a España... por cierto, no vine aquí a hacer lo que están pensando, y dejen de verme así... –la chica frunció el ceño para después cerrar los ojos, Eiji le extendió el libro.

-Toma... yo... debo admitir que eres muy buena jugando.

-Ustedes están bien... solo que les falta un buen entrenamiento... y para eso estamos aquí –susurró tomando el libro y volver su vista a Syusuke, su mirada parecia no ser tan fría como en las canchas, Syusuke le sonrió.

-Parece que nos conocen, pero, por cortesía... mi nombre es Syusuke Fuji...

-Nhya, soy Eiji Kikumaru...

-Alice Burgos... un placer... ahora a la clase o si no... –dijo sonriendo de manera suave, nada exagerado, haciendo que Eiji y Syusuke se sintieran más cómodos.