LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD DE MASASHI KISHIMOTO. LA HISTORIA ES MÍA.


Hola, pues perdón la demora, tengo otro fic en curso pero bueno, ambas actualizaciones serán constantes, no me voy a perder mucho tiempo. Debo agradecer desde ahora el voto de confianza que le han dado al fic, y prometo hacer mucho para no decepcionar.


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OPUESTOS

La luz del sol todavía no terminaba por salir completamente y ella ya tenía casi una hora de pie, la cama de su habitación color lila estaba ya tendida, y su pijama doblada sobre el mullido colchón, y ella perfectamente bañada y cambiada.

Dejó de peinar su largo y azulado cabello y se giró por su mochila, colocada sobre la negra silla giratoria frente al escritorio que también la acompañaba en ese lugar. Antes de salir no contuvo el impulso de tomar una de sus tantos suéteres, pero esta vez, sería uno delgado y ligero, la mañana era agradable y usaba una falda blanca y amplia con delgados bordes lilas, que le llegaba justo arriba de la rodilla y una delgada blusa de tirantes a combinación, y fue por ésta última que optó por su suéter, todavía le resultaba incómodo vestir de ese modo aunque Ino y Sakura le aseguraran que se veía mejor, pues todavía habían partes de su cuerpo que la acomplejaban por su tamaño.

Jugó nerviosa con sus dedos y mordió su labio para finalmente convencerse de salir así.

—T-tiene que ser un gran día, o-olvida lo demás—. Se animó para dirigirse a la estancia, estaba tratando de hablar más segura y sin tartamudear, que era algo que molestaba en extremo a su padre, por la debilidad y falta de carácter que eso le representaba.

Sonrió al dejar su mochila sobre la blanca sala de su departamento y dirigirse al frente, justo a la cocina. Del refrigerador sacó un bento con diversas frutas picadas que había preparado la noche anterior, y se aseguró de llevar también un sobre con fideos instantáneos, el mismo que el joven rubio y de ojos azules, se encargaría de transformar en un humeante tazón de ramén en la cafetería de la facultad a la que asistían, y aunque él llevase el suyo, uno nunca le sería suficiente y ambos se había acostumbrado a ello, a ella le gustaba ver su radiante sonrisa al entregarle la sencilla sopa y alguna veces, un bento con bolas de arroz, tortilla de huevo y ensaladas; y a él, le alegraba voltear a verla y recibir los alimentos aunque Sakura lo tachara de aprovechado.

La Hyuuga mordió su labio y terminó por sonreír satisfecha… Ese cambio que su padre le había impuesto lo iba sobrellevando bien, los primeros días habían sido difíciles, se sentía pequeña entre tantas personas y después había llegado él… Uzumaki Naruto, él había sido su salvador en ese mundo universitario. Volvió a sonreír y se ruborizó al volver a sentir en su pecho la calidez que siempre se presentaba al pensar en él… envolvió el bento y se lamentó no haber podido preparar uno más elaborado, pero la cena que su padre ordenó a media semana, la había obligado a regresar muy tarde la noche anterior.

Negó en silencio para retirarse apresurada por su mochila, la colgó a su hombro y siguiendo una manía, volteó a ver el gran ventanal de su sala, pero lejos de encontrar el sol que bañaba los patios de la mansión Hyuuga, encontró la sombra de otro de los tantos edificios de esa céntrica zona de Tokyo… suspiró resignada… algún día se acostumbraría a ese detalle.

Vio la hora en el reloj de pared colgado a un costado de la gran pantalla y respingó al darse cuenta que ya iba tarde… no sabía cuándo iba a corregir esa mala costumbre. Corrió y trastabilló al detenerse abruptamente.

—Es cierto—. Dijo y se giró para regresar a la cocina y tomar de un pequeño vaso, colocado a un costado del frutero, varias y pequeñas monedas —a-ahora sí… todo está bien…— se aseguró y salió de su departamento con prisa.

Los blancos zapatos de piso le dieron la libertad de caminar de prisa sin dificultades, saludó y sonrió a una anciana que era su vecina en ese piso, la misma que le devolvió la sonrisa y ella siguió su acelerado paso. Una vez que estuvo dentro del elevador prestó atención al display que descendía en números, según bajaban. El reluciente cristal mostró a una delgada y curvilínea chica exquisitamente vestida, y aunque su rostro mostraba un dejo de angustia por la hora; su presencia, denotaba los modales y la clase del linaje del que procedía… si Hinata no hablaba y mostraba su inseguridad, podía pasar por toda una señorita de mundo… la digna heredera Hyuuga.

Segundos después el mecanismo se detuvo en el living y ella por un momento dudo en salir, o seguir un piso abajo hasta el estacionamiento… finalmente optó por salir del edificio.

—Seguro niisan se… molestaría—. Se aseguró debilmente.

En el estacionamiento del edificio se encontraba un auto prácticamente nuevo esperando a ser usado por ella. Hiashi Hyuuga se lo había entregado como parte de los recursos que le proveía para su independencia, pero Hinata pocas veces lo había usado, aun cuando Neji se había tomado el tiempo de ser él mismo, el que la enseñase a conducir… ella se sentía nerviosa entre el pesado tránsito de la gran urbe… todos los días tomaba el concurrido metro de la ciudad que la dejaba cercana a la facultad y eso estaba bien para ella.

Bajó de la línea que la transportaba y se dirigió al otro sector del lugar.

—Sa-Sakura…— Mencionó al reconocer a lo lejos la rosada cabellera de su amiga que también esperaba el metro. Se apresuró a ella y batalló con la gran multitud que se conglomeraba en el lugar.

—¡Ey, Hinata!— saludó alegre la joven de roja playera —¿otra vez tarde?

—Ahh…— se ruborizó y asintió al llegar a ella— u-un poco.

Sakura frunció el ceño y la vio con gracia —ni siquiera sé qué haces aquí si puedes viajar en auto—. Le dijo al palmearla para ayudarla a entrar cuando el metro llegó y abrió sus puertas.

—Bu-bueno, es más… sencillo—. Aseguró y se sujetó de la barra metálica cercana a la entrada… otra vez les había tocado paradas.

—¿Sencillo?— Repitió incrédula — si esto es la muerte—. Dijo con gracia al sostenerse cuando comenzaron a avanzar.

La peliazulada se avergonzó y se encogió de hombros… ella no quería imaginarse luchando por meterse en su carril con tantos autos impidiéndoselo.

—Mmm— mencionó derrotada la pelirosa —bueno y… ¿qué materia tienes?

—¿Eh?... ah bueno, p-pues, Topografía…— dijo y mordió su labio nerviosa, observó su delgado reloj de mano y vio que ya iba cinco minutos tarde.

Sakura suspiró… —ojalá yo tuviera la suerte de ir en la misma carrera que tú—. Dijo para sonreír animada otra vez.

—¿Suerte?... es bastante c-complido— aceptó al verla.

La otra meneó la mano restándole importancia —Ah… seguro, seguro, pero no lo digo por eso, sino por los compañeros con los que alguna vez compartes talleres—. Dijo y su sonrisa se extendió.

—L-lo imagino— mencionó la Hyuuga al ladear su rostro… aun no entendía cómo Sakura podía amar tanto al joven Uchiha, teniendo a un joven maravilloso como Naruto muriendo por ella.

—Aunque bueno… no es tan malo— Terminó por decir a pelirrosa mientras eran apretadas por las personas —¿quién sabe? Tal vez mis sueños se hagan realidad y nos casemos — rio divertida— imagínate, Sasuke-kun construye, y yo decoro —volvió a reír y se ruborizó — siempre estaríamos juntos.

—L-lo quieres mucho, ¿cierto?— preguntó al tratar de entenderla.

—Demasiado—. Confesó al ponerse seria.

—U-ustedes se conocen de niños, según… según a di-dicho N-Naruto kun— volvió a hablar la peliazulada y sus ojos de luna observaron la espalda de otro de los usuarios, no podía verla a los ojos, sentía tontamente estarla traicionando al amar, a quien la amaba a ella.

Sakura suspiró derrotada —todo ha sido por Naruto— explicó— cuando sus padres murieron, dejaron un fideicomiso que pagó sus estudios, pero tanto Jiraiya como Naruto nunca dejaron de vivir en mi barrio, él estuvo en una escuela privada como sus padres deseaban, la calidad era mejor— comentó y se encogió de hombros— ahí conoció a Sasuke-kun, él solía visitarlo o se reunían en un parque cercano… Naruto siempre me llevaba con él a todas partes— dijo con una sonrisa y no se percató cómo ella tragó pesadamente al asegurarle que todavía lo hacía, que Naruto la seguía y la llevaba a todas partes.

La Hyuuga asintió y sonrió resignada —ti-tienes mucha suerte— dijo al verla a los ojos.

—¿Suerte?— preguntó extrañada —no creo que amar a alguien que está fuera de mi alcance y que además pasa completamente de mí, sea suerte— dijo intentando que eso no sonara tan mal.

Hinata sonrió tiernamente al verla… Sakura estaba deslumbrada por el joven Uchiha y no podía ver a lo que le daba la espalda… para la peliazulada, no había punto de comparación, Uchiha Sasuke era obscuridad… Uzumaki Naruto, era luz… la luz que ella amaba.

—Pero ¿sabes?— volvió a mencionar la ojiverde —Sasuke un tiempo me tuvo aprecio, tal vez no me amaba, pero me quería…— aseguró al mencionar lo que la motivaba a no rendirse —solo que con los años cambió, se volvió frío, antipático y a veces hasta grosero…— explicó y sus ojos se obscurecieron en una añorada nostalgia— pero confío en que vuelva a ser el mismo de antes, ese chico tolerante y orgulloso del que me enamoré.

La joven de ojos de luna la observó en silencio, ella cargaba con un amor de la infancia y que parecía venir creciendo, pero él no parecía interesado en corresponderle… Sakura alguna vez le expuso sus sentimientos y él, solo la vio fríamente y la pasó de largo… incluso Hinata sufrió al verla derrotada… no podía entender un amor tan grande, porque eso era para ella, aunque Ino Yamanaka lo tachara ya como obsesión.

—Seguro te aburro con mis cosas — dijo al verla callada — ya no hablaré más de ello porque no me hace sentir bien, pero no pierdo la esperanza en que algún día él me ame y todo será perfecto—. Finalizó y sonrió, sus ojos verdes volvieron a mostrar ese brillo esperanzador que siempre iluminaba sus ojos.

—Sí… se-será perfecto— dijo y sonrió… a pesar de desearle felicidad no podía evitar pensar en el rubio y lo que eso le provocaría… Naruto sufriría, pero ella… ella tal vez… No, no podía pensar en ella cuando él sufriría. Su mirada se entristeció y dejó escapar un débil suspiro.

—Bien, llegamos— Habló la ojiverde luego de unos minutos.

Ambas jóvenes bajaron seguidas de una pequeña multitud de personas y se apresuraron a bajar las escaleras del metro, para tomar dirección hacia el campus universitario, donde ambas varias facultades compartían la extensión.

• • • • •

La gran ciudad comenzaba a iluminarse producto del sol que comenzaba a alzarse, bañando a la gran planicie y los habitantes que por ella transitaban… esa habitación también fue alcanzada por la luminosidad del astro.

—¡Agh! — gimió roncamente al volverse a enterrar en el cuerpo de la delgada y pelirroja chica, que solo podía gemir soportando su fuerza.

—Sa-Sasuke— gimió su nombre y sus manos se apretaron contra las obscuras sábanas de la cama del pelinegro.

Él golpeó contra ella un par de veces más y un largo gemido se le escapó a la joven de pequeños senos, mientras su cuerpo era sacudido por cientos de descargas que la perdieron en ellas… el Uchiha, pendiente de su propio placer, incrementó la fuerza y la profundidad de sus envistes; jadeó constantemente y luego de unos momentos y ligeramente sudado, su cuerpo explotó.

Apoyó sus manos a cada lado del rostro de la agitada chica y reguló su respiración en un par de segundos. Sujetó el preservativo, y salió del cuerpo de la aturdida joven sin esperar a que ella terminara de volver en sí, después de alcanzar ese orgasmo.

La joven se llevó una mano al pecho y trató de respirar con normalidad…

—¿Por qué no te quedas un rato?— dijo la chica mientras cerraba las piernas y se cubría.

—No—. dijo secamente y sin voltear a verla —Vístete y lárgate—. Ordenó mientras se dirigía al baño a darse una ducha.

La pelirroja no se inmutó al ver la puerta blanca cerrarse de golpe… mordió su labio y sintió el desapego que el Uchiha le tenía… solo era sexo, y eso, alguna de las muchas veces que ella lo buscaba, por lo general estando bebido.

—Esto apesta—. Dijo la pelirroja y recogió del suelo sus gafas para proseguir a buscar su ropa. Suspiró molesta y negó en silencio… ni siquiera sabía qué le extrañaba, Sasuke siempre había sido igual; la hacía alcanzar maravillosos orgasmos con suma facilidad y él no se preocupaba por ello, pues simplemente la usaba… y a ella le gustaba, aunque solo la viera como un objeto. Por suerte ella no era ninguna tonta romántica, para prestar atención a esos tontos detalles, Sasuke era el segundo, y ahora, prácticamente único hombre con el que estaba y eso seguía pesando, y dejaba una pequeña punzada de dolor que ella ignoraba cada que él la dejaba. Karin terminó de colocarse su blusa y se convenció que estar con él una vez al mes le bastaba.

—Kuso— Mencionó el moreno al momento de adentrarse a la ducha. Tenía tiempo que no salía a beber entre semana y anoche había roto su racha. Echó su rostro hacia atrás y dejó que el agua fría resbalara desde su rebelde y negro cabello, sus varoniles rasgos faciales, su cuello y su trabajado pecho y abdomen, perdiéndose mucho más abajo en su cuerpo.

"E-en serio, U-Uchiha san jamás podría interesarme" recordó esa insignificante y patética voz… centró su atención en el fuerte golpeteo que hacían las gotas de agua al estrellarse contra el suelo.

—Tsk— chasqueó la lengua fastidiado mientras se giraba… a él qué diablos le importaba lo que esa insignificante chiquilla pensara de él, era mejor, lo que menos necesitaba era otra estúpida fangirl muriendo por él. Había sido una pequeña magulladura a su ego y orgullo, y aunque se asegurase que no importaba, la verdad era que le molestaba.

Lavó su cabello y se deshizo del sudor y aroma de su cuerpo en la rápida ducha que tomó. Era jueves y sus clases estarían por comenzar en menos de una hora. Necesitaba darse prisa. Estaba fastidiado de la monotonía de su vida y de lidiar con las exigencias de su padre, esforzándose por superar la perfección de su hermano y cuando creía poder hacerlo, Itachi siempre lo sorprendía al demostrarle que al parecer, jamás podría superarlo… lo detestaba, y más, porque ni siquiera podía odiarlo, su hermano podría ser al único que realmente quisiera junto a su madre, pues Mikoto Uchiha era la única razón por la que aún seguía frecuentando su antigua casa esporádicamente.

Se enredó una blanca toalla alrededor de la cadera y con otra revolvió su cabello para secarlo mientras salía del baño. Observó la cama revuelta y un par de envoltorios metálicos de los preservativos que había usado, ver su habitación así lo molestaba, llamaría a la encargada de su servicio y olvidaría lo ocurrido la noche anterior… había sido solo un desfogue para su cuerpo como muchas veces antes.

Después de abrir su closet y encontrar su ropa pulcramente doblada y planchada, se encontraba vistiendo un elegante pantalón de vestir obscuro y una camisa azul marino, doblada hasta los codos, su cabello rebelde que también enmarcaba su rostro le daba un aire arrogante junto a sus profundos y fríos ojos ónix. Su rostro perfecto mostraba la apatía en un gesto serio posado en él.

—¿Y ahora qué diablos?— se quejó malhumorado al escuchar el sonido de su móvil. Lo tomó de la mesa ratona de la sala y lo apagó al reconocer el número.

Tomó su mochila y no se molestó en sacar nada, simplemente guardó un par de libros que necesitaría para ese día y salió con la misma al hombro. Avanzó con las manos en los bolsillos hasta llegar al elevador que lo llevaría hasta el estacionamiento, donde lo esperaba su preciado Audi R8…, una vez en él, el móvil volvió a sonar, respondió fastidiado en el altavoz mientras se colocaba sus gafas de sol al salir del estacionamiento.

—¿Qué diablos quieres?

—Buenos días, Sasuke— saludó el joven con calma y un ligero toque de ironía — ¿qué tal tú día?

El moreno rodó los ojos mientras giraba por la avenida para dirigirse a la universidad.

—Dudo mucho que llamaras para saber qué tal mi día, ¿qué demonios quieres?— su voz gruesa denotaba su fastidio, ya sabía para qué lo había llamado.

—Te estuvimos esperando el domingo para la comida familiar…— comenzó el mayor al observar la gran ciudad, desde la ventana del alto edificio donde laboraba junto con su padre, y donde en algún punto de la misma, se encontraba su orgulloso y arrogante hermano menor —…okasan no dijo nada para no complicar las cosas, pero te extraña... y otosan está molesto. ¿Por qué no me has llamado?

—No he tenido tiempo—. Dijo cortante.

El mayor suspiró del otro lado de la línea —si sigues ausente, otosan va a terminar por darte la espalda definitivamente— le recordó— no quiero que eso pase Sasuke.

El moreno guardó silencio por un momento —sabes que eso no me importa —. Le dijo al seguir avanzando —otosan ya tiene una opinión sobre mí y no me esforzaré por cambiarla.

Itachi sonrió —sigues siendo igual caprichoso, tonto hermano menor— mencionó y tuvo ganas de revolver su cabello para molestarlo —yo no me metería, si no viera a okasan tan triste. Sabes que ella te quiere al igual que yo… y que otosan también, aunque no lo creas.

—Mphm— sonrió de forma torcida. Él sabía que para Fugaku no era más que el indigno hijo que no debió de haber tenido. Itachi llenaba sus ojos, él estaba de más.

—¿Qué tal la universidad?

—Bien.

—¿Las amistades?

El menor resopló fastidiado —bien, también.

Se hizo un silencio y finalmente el mayor habló —espero que de verdad hayas dejado aquellas compañías, sabes que no te traerán nada bueno.

—Itachi debo colgar. Habla cuando tengas algo importante que decir—. Dijo harto, a pesar de admirarlo y respetarlo, odiaba el sentido de justicia y hasta bondad que su hermano desprendía, era algo que él no compartía a pesar de llevar la misma sangre. Definitivamente era la oveja negra de la familia.

—Lo haré, Sasuke— afirmó para colgar el teléfono, había negado en silencio sin terminar de entender el punto de quiebre de su tonto hermano, Sasuke apenas estaba volviendo a ser el que una vez conoció, pero en alguna parte de su adolescencia cambió, dejó de frecuentar a los que habían sido sus amigos y se involucró con una banda de chicos conflictivos que lo llevaron a alejarse de su familia casi por completo, ahora, a sus veinticuatro años parecía recuperarlo, pero había una sombra obscura en su hermano que no le gustaba, Sasuke parecía estarse alimentando de odio y desprecio, y no entendía hacia qué.

• • • • •

Unos fuertes golpeteos de dos pares de zapatos se dejaron escuchar sobre el suelo al ir corriendo.

—Dios, Sakura, n-no puedo más— Mencionó la joven de peculiares ojos de luna al detenerse agitada.

La otra siguió riendo y se detuvo metros delante de ella, ya se encontraban entre los grandes jardines de la universidad.

—Eso fue aterrador por un momento— dijo la pelirrosa y comenzó a reír al recordarlo.

Hinata se paró correctamente al haber estado ligeramente inclinada recuperando el aliento —¿u-un momento? Y-yo todavía t-tengo miedo…

Sakura sonrió y regresó por ella para motivarla a caminar.

—Son los riesgos de ser mujeres y salir solas del transporte urbano— afirmó al comenzar a caminar ya más calmadas.

—Nu-nunca me había pasado— confesó la Hyuuga —n-no de ese modo, al menos.

—Te lo dije, te conviene mejor viajar en tu auto— aconsejó. Todavía recordaba la cara ruborizada y atónita de su compañera cuando un sujeto se atrevió a palmearla del trasero al caminar tras ellas.

—Fuiste… muy valiente…

—¡Ja!, seguro que se lo pensará dos veces antes de volver a molestarnos— dijo orgullosa al recordar el sonoro golpe que le propinó y que lo mandó al suelo, después de que le reclamó y el sujeto intentó tocarla a ella también… irremediablemente el tipo se había levantado molesto y comenzaba a seguirlas, por eso la tremenda carrera que había tomado hasta lograr perderlo.

Hinata asintió y compartieron una sonrisa ya más tranquilas.

Avanzaron bajo las sombras de los árboles de cerezo, por uno de los amplios caminos de claro adoquín, que conectaban los distintos edificios del campus y rectoría… varias personas se dispersaban por el lugar, algunas como ellas recién llegaban, otras salían de clases y algunas más, descansaban en los reverdecidos jardines mientras esperaban la siguiente asignatura.

La superficial charla de las chicas se rompió cuando el móvil de la pelirrosada sonó en el bolsillo de su falda.

—¿Eh?— dijo al tomarlo — ah, es la tonta de Ino— dijo y rodó los ojos— pretende que le preste dinero porque se olvidó el de ella en casa—. Comentó al leer el mensaje.

Hinata sonrió, Ino siempre andaba de prisa y no le extrañaba.

—Bueno pues por mí que no coma na…— decía y se calló al ver llegar por otro camino al alto pelinegro que como siempre, avanzaba sin voltear a ver a nadie.

—Yo traigo dinero…— mencionó la peliazul sin percatarse.

La ojiverde negó y ella fue entonces consciente del porqué de su silencio.

—Bien, Hinata, esta vez mis clases son en otro edificio, nos vemos después— Se despidió la pelirrosa al llegar al primer y enorme edificio que compartían las facultades de ingeniería y arquitectura. Ya no quiso ir a saludarlo e incomodarlo, la vez que le dio a saber sus sentimientos, él demostró lo poco que eso le importaba, por eso ahora intentaba darle su espacio.

—Sí…a-adiós— dijo con su suave voz y la vio correr, mordió su labio nerviosa y la conmovió su situación, aunque ella pasara algo ligeramente similar. Su secreto amor jamás sería correspondido.

De pronto recordó la hora y se echó a correr, al estar a punto de llegar a los tres anchos escalones que llevaban a la puerta de cristal de ese gran edificio, que resguardaba tanto salones, como laboratorios y un auditorio, Hinata trastabilló con una piedra y aterrada, se sujetó de lo primero que encontró.

Cerró los ojos al sentir caer y los abrió despacio al verse todavía de pie, alzó sus ojos y la ligera sonrisa de agradecimiento se borró, al reconocer al sujeto del que se sujetaba y que también la sostuvo, mirarla fríamente y notoriamente enfadado.

—Ah… ah… go-gomen nasai, U-Uchiha-san— logró pronunciar y se apartó.

El gesto de desagrado que el Uchiha le dio la hizo bajar la mirada —eres una idiota, si no puedes coordinarte, no corras. Patética—. Dijo con desprecio, todavía no entendía por qué el comentario soltado por ella días antes, lo incomodaba. Hinata no era nadie que le provocara más que un deseo de una noche, la tonta Hyuuga estaba bastante desarrollada, pero seguía siendo alguien que lo irritaba.

—G-gomen…nasai—. Repitió avergonzada e inclinó la cabeza para disculparse, sus palabras le sonaron tan familiares que le apretaron el pecho.

Él frunció el ceño, ¿ella seguía disculpándose?

—De… de verdad lo... lo si-siento— dijo una última vez y se giró para marcharse sin poder enfrentar su mirada.

Él la vio con aparente desinterés mientras ella se marchaba y volvió a colocarse la mochila.

—¡Oe Teme!— la escandalosa voz de Naruto lo hizo chasquear la lengua molesto y girar el rostro, para su sorpresa vio a la Hyuuga detener su apresurado paso — ¡Sasuke teme!

—¿Qué demonios quieres, dobe?— dijo fastidiado al comenzar a subir.

—Ah, yo solo quería preguntarte si entendiste la tarea para hoy, porque yo no entendí mucho, dattebayo— dijo tan alegre como siempre mientras se rascaba la cabeza con una mano y sonreía sin pena alguna.

—No sé por qué no me extraña— dijo al volver a llevar sus manos a los bolsillos.

—Entonces sí… ¿eh?— decía y se detuvo al ver unos ojos de luna pendientes de ellos. Sonrió abiertamente — Ohayo, Hina-chan— saludó emocionado y se acercó a ella.

La joven solo tuvo ojos para él y su semblante antes pálido, se ruborizó cuándo el joven la abrazó y la motivó a caminar a su lado.

—O-ohayo… N-Naruto-kun— dijo la chica mordió su labio y bajó su mirada avergonzada, al ir caminando bajo su abrazo. Él Uchiha la vio de reojo y notó el cambio en su conducta "Naruto-kun" notó también la diferencia al nombrarlos a ambos.

—Ey Hina-chan, ¿sabes? creo que esta semana volveremos a compartir un taller— prosiguió animoso el rubio al soltarla y llevar sus manos a los bolsillos de su negro pantalón deportivo, que combinaba con una chamarra naranja —… creo que esta vez me toca exponer el tema para ustedes, los del curso inicial.

—Ah… y-ya veo…, t-te de-deseo suerte N-Naruto-kun— dijo y alzó la vista para verlo sonreír abiertamente, ella lo imitó sin darse cuenta.

El chico sonrió nervioso —pues… gracias, aunque… — dijo y de pronto recordó — ¡oe teme!, entonces ¿tu si entendiste algo?

El Uchiha volteó a verlo de medio lado y desinteresado en su problema, Naruto lo veía esperanzado y la Hyuuga había desviado el rostro hacia un costado.

—No—. Contestó secamente haciendo fruncir el ceño al Uzumaki.

—Teeeme— arrastró ofendido el rubio.

—Si te interesa, resuélvelo— le aclaró fastidiado.

—No cambias, sigues siendo el maldito mal amigo de siempre— le dijo al alzar la voz y señalarlo con el dedo al detener su marcha.

El pelinegro se detuvo también y apenas un esbozo de sonrisa se apreció en sus labios —tú eres el único que cree que somos amigos—. Dijo secamente al verlo a la cara, él con sus manos en los bolsillos y el Uzumaki en posición de ataque.

Naruto estuvo a punto de seguir con la discusión pero la débil voz de la peliazulada, como el suave agarre en su chamarra, lo hicieron voltear todavía con su rostro contraído.

—¿Eh?

—Y-yo… t-tengo que i-irme— anunció la joven y tras morder su labio nerviosa se atrevió a verlos.

—Pero…— quiso decir el ojiazul.

—V-voy re-retrasada— se apresuró a decir y se inclinó —c-compermiso N-Naruto-kun, U-Uchiha-san.

Naruto parpadeó extrañado —Hinata…

Los profundos ojos negros del Uchiha prestaron atención a la peculiar escena, y a la diferencia que la peliazulada marcaba entre ambos, al usar honoríficos.

—Creí que te interesaba Sakura— comentó aparentemente desinteresado el moreno al comenzar a caminar.

—¿Eh?— mencionó distraído y volteó a verlo, lo siguió al haberse quedado atrás — por supuesto que me interesa— aseguró y su sonrisa zorruna apareció.

Caminaron unos segundos en silencio por los concurridos pasillos del edificio, en medio de la diversidad de estudiantes que en su mayoría, mujeres, los observaban.

—¡Espera!— el rubio pareció caer en cuenta —¿lo dices por Hina-chan?

El otro guardó silencio mientras entraban a la gran aula donde en esa ocasión cursarían su último curso de inglés.

El ojiazul rascó su cabeza confundido mientras se dirigían a las últimas bancas y sus compañeros continuaban entrando.

—Bueno, pues… sí, me he acostumbrado a ella… creo.

El pelinegro lo vio de reojo mientras se sentaba.

Naruto sonrió abiertamente fascinado al recordar —ella le ha salvado la vida muchas veces a Gama-chan, cómo olvidarlo, si por eso nos conocimos —. Comentó y sonrió…

Naruto estaba peleando con la máquina expendedora de refrescos al haber introducido sus únicas monedas y no haber recibido nada a cambio. La joven Hyuuga que esperaba su turno, pareció preocuparse por él y se acercó a ofrecerle un par de monedas más, el rubio las aceptó avergonzado y una vez ambos con sus bebidas, ella le había obsequiado otras tantas que le aseguró, no necesitaba… fue así, como según Uzumaki Naruto, Hinata, había salvado su preciado monedero; y también, como el joven la había considerado una nueva amiga, aunque él estuviese en último curso y ella fuese una principiante.

—Sí, conozco la patética historia—. Lo cortó el pelinegro.

—Es una chica bastante rara, todo el tiempo parece avergonzada…— comentó sin prestarle atención mientras se recargaba en su asiento y se llevaba las manos a la nuca —a veces parece tener fiebre, pues se pone roja de la nada y…— dijo y se detuvo —… bueno, Hina-chan es una chica muy linda, es muy amable y educada, ella…

—Sí, claro. Es una maravilla—. Lo cortó fastidiado.

—Sí que lo es— contestó distraído sin darle más importancia al tema —¡ey, Shikamaru! ¿tú si entendiste la tarea?— gritó al alzar la mano, y ponerse de pie para dirigirse con su compañero.

La mirada del Uchiha se tornó más obscura… había algo en esa Hyuuga que lo molestaba y no entendía qué… si su torpeza e ineptitud o su aparente amabilidad y bondad o tal vez, que siendo todo eso, lo estuviera menospreciando.

• • • • •

La campana del enorme reloj de rectoría anunció el medio día, algunos alumnos solo cambiaban de profesor, otros de aula, algunos más descansaban al haber finalizado su primer bloque de clases de ese día.

—¡Ah, qué bien!, la cafetería está casi vacía… no tendré que luchar con nadie 'ttebayo—. Mencionó emocionado el rubio al apresurarse a pedirle a Ayame, una vieja conocida suya y que recientemente había comenzado a trabajar ahí, que le prestara un tazón y que le ayudara a preparar su tan amado ramén, siendo el único por el que hacía tal cosa.

El Uchiha se mantuvo de pie con sus manos en los bolsillos, viendo a Naruto hacer el ridículo solo para comer.

—¿En serio?— la voz de la Yamanaka se dejó escuchar en el lugar.

—Te lo juro— seguida de la ojiverde.

—¡Wow! Hinata, no sabía que despertaras tantas pasiones— se burló la rubia al ir llegando a la cafetería.

—¿Eh?... etto… n-no, yo…— mencionó nerviosa y ruborizada. El moreno las vio de reojo y se dirigió por un té a la máquina dispensadora, después de haber bebido la noche anterior, no podía comer nada.

La rubia y la ojiverde compartieron una carcajada, cuándo ésta última le contó del golpe que le dio al tipo que después comenzó a seguirlas.

—Siempre me pierdo de las mejores cosas—. Aceptó la ojiazul.

—F-fue aterrador… ca-casi creí que nos al-alcanzaría— dijo mientras apretaba con fuerza el bento de su comida y la porción del rubio.

Sakura sonrió y estuvo a punto de decir algo más, pero enmudeció al ver al joven de ojos ónix pasar delante de ellas en dirección a alguna mesa, y no prestarles atención.

Ino revolvió su cartera —¿entonces, si me prestas dinero?— Le preguntó a la pelirrosa al comprobar que lo había olvidado.

—Tú no pagas, Ino puerca— dijo la otra esforzándose por parecer normal.

La rubia achicó los ojos —por supuesto que pago, frentona— aclaró de inmediato y comenzaban a pelear como en antaño cuando cierto moreno era su manzana de la discordia —… lo que pasa es que eres una tacaña.

Hinata sonrió y cerró los ojos divertida, todavía se le hacía extraño que dos amigas pelearan tanto y se llevaran tan bien.

—Yo tengo dinero.

La Yamanaka se pasó de su lado y la abrazó —Hinata eres tan buena.

—Dejen de aprovecharse de ella, ya suficiente tiene con mantener a Naruto—. Un alto joven castaño que había llegado hasta ellas, habló.

—Nadie se está aprovechando, Inuzuka. Además no deberías meterte en lo que no te importa—. Aclaró la rubia ofendida.

El joven se cruzó de brazos y la vio con reproche.

—Ella tiene razón, Ki-kiba-kun… nadie se aprovecha— mencionó la ojiperla. Kiba era uno de los amigos de Naruto y compañeros de baloncesto del mismo, con el que se sentía muy cómoda e identificada en alguna rara forma.

—Como sea, deberías de dejar de ser tan buena… o algún día alguien terminará aprovechándose de eso—. Aconsejó el joven de extrañas marcas rojizas.

—Eso no… pasará—. Aseguró con una sonrisa e inclinó su rostro para despedirse, ellas se dirigían hacia donde el rubio por alimento, y él Inuzuka, anteriormente ya los había comprado.

O.O.O.O.O

El Uchiha apoyó sus codos en la mesa mientras sostenía la botella de té entre sus dedos… sus ojos negros fueron atraídos por el cuerpo de la Hyuuga, que reconocía, era lo único que le atraía; después se fijó en su rostro ruborizado y su sonrisa tonta… frunció ligeramente el ceño al verla, otra vez ese cambio de actitud… ¿podría ser que…?

—Ya deja de verla. Ella jamás se fijaría en ti—. La voz de Inuzuka lo hizo verlo de reojo.

—No sé de qué diablos estás hablando—. Su tono frío mostró el desinterés por el sujeto. Siguió en su postura y volvió su vista al frente.

El alto y atlético castaño, tomó asiento en la misma mesa, un par de lugares alejado de él y sonrió con autosuficiencia.

—Es difícil creer que la única chica que jamás te volteará a ver, esté enamorada de tu mejor amigo, ¿cierto?— se burló cuando el pelinegro lo volteó a ver apenas de medio lado, con su rostro imperturbable. A Kiba nunca le iba a caer bien, era demasiado soberbio y arrogante, además de que sentía que se creía superior al tener toda la atención femenina, por eso que Hinata no se muriera por él le resultó divertido; aunque a él tampoco le agradara la idea de que ella estuviera enamorada de Naruto, como sospechaba.

—Mph— sonrió soberbio de medio lado, molestando al castaño —podría tenerla cuando quisiera.

El chico arrugó su rostro molesto —Hinata es diferente— aclaró con firmeza pero sin alzar la voz —… es más, apuesto que pasa completamente de ti— añadió molestándolo —. Siempre me dio la impresión de que subestimas a Naruto, que lo crees un imbécil o algo así… ¿qué se siente que sea él, el que tenga el amor de quien nunca te querrá?— preguntó y se giró a verlo.

El otro sonrió arrogante… no entendía por qué se dejaba influenciar por esas palabras.

—No estés tan seguro—. Mencionó al levantarse e irse de ahí. Vio de medio lado al rubio y a la patética Hyuuga que se encontraba a su lado… se marchó sin más.

Las palabras del Inuzuka habían golpeado su orgullo todavía más; pero él todavía no empezaba a jugar.

Continuará…


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Hola, bueno, pues aquí presento el primer cap de este fic, quise enfocarme en los personajes, mostrar cómo se conocieron y algunos problemas o la vida que llevan los protagonistas.

Todavía no estoy tan segura, pero posiblemente se vea algo de NaruHina, digo, los triángulos siempre me han gustado.

Sobre Sasuke, bueno, últimamente tengo cierto gusto por los chicos malos, él será uno de ellos, no será un desgraciado, pero tal vez sí un patán que con el tiempo se irá enmendando. Mil gracias por los favoritos y los follows que le dieron, espero y haré lo posible, porque la historia les siga gustando…

Aumm... como es AU me estoy permitiendo cambios de personalidad, pero intentaré mantener el IC de los personajes.

Me había quedado sin internet y ya volvió, pero me sigue fallando, por eso no había intentado escribir siquiera, pero las actus serán constantes, tal vez cada quince días, porque tengo otro fic en curso.

Siguiendo una costumbre voy a agradecer a las chicas que se tomaron el tiempo de comentar xD

Meka6489, RankaxAlto, fan Hinata hyuga, ryusaky-kira3021, kierinahana, NicoleIg, Blacklady Hyuuga, DAMIC00, miko Kaoru-sama, Johan Taisho y Cinthya.

A algunas ya las conozco porque me han leído en el otro fandom y también son amantes de esta pareja, y a otras no, y les agradezco mucho 8)

Nos leemos.

Aidé.