LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENCEN, SON PROPIEDAD DE MASASHI KISHIMOTO. LA HISTORIA ES MÍA.

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ILUSIONES TRUNCADAS: EL INICIO.

—¿Ah? ¿y Sasuke-kun?— preguntó la ojiverde al llegar a la mesa y encontrar solo al Inuzuka. Deslizó su mirada por el lugar y no vio al azabache.

El joven moreno se encogió de hombros —creo que se sentía mal— dijo mientras el resto se sentaba. Sonrió de medio lado sin que la ojiverde o algún otro notara su satisfacción al haber fastidiado al Uchiha.

—¡¿Qué?!— volvió a preguntar y permaneció de pie.

—¿El teme?¿mal?— preguntó extrañado el alto rubio —que raro… no mencionó nada, 'ttebayo— dijo y se rascó la cabeza mientras volteaba a ver a la salida.

Sakura dejó su comida sobre la mesa, pero no logró sentarse. Dudó un momento —será mejor que vaya a verlo…— dijo por fin, y dio media vuelta para ansiosa ir a buscarle.

—¡Sakura-chan!— la llamó el rubio e hizo el intento de levantarse—tal vez solo tenga resaca— completó al verla irse… Naruto sonrió resignado; habían cosas que nunca cambiarían… Sakura amaba a Sasuke. Tenía que entenderlo, ya eran años de verlo.

—Y… ¿Shikamaru?— preguntó la rubia ojiazul, el joven Nara acostumbraba comer con ellos.

—Tal vez siga en clase…— dijo la ojiperla y observó a la curvilínea rubia. Ino y Shikamaru habían tenido una relación, pero un pequeño desliz de la joven habían terminado con ella, aunque la ojiazul no perdiera la esperanza de volver… después de todo, ellos dos habían superado la antipatía mutua y habían llegado a ser muy íntimos en su relación.

Ino mordió su labio y negó en silencio. Shikamaru a pesar de su carácter despreocupado, siempre había sabido cuidarla, se arrepentía de aquella estúpida noche en la que había besado a aquel chico pelinegro después de haber discutido con él… lo peor había sido cuando éste se enteró de todo… Volvió a negar en silencio mientras suspiraba. Se arrepentía de todo.

—Si tan solo no fuera tan terco…— mencionó para ella misma mientras el rubio y el Inuzuka se peleaban la comida.

Un suave sonido los distrajo, al mismo tiempo que llegaba un joven alto de chaqueta y gafas obscuras.

—¿Es…?— mencionó el rubio.

—Ah, lo siento… es… es para mí— se levantó ojiperla y salió apresurada con su móvil en mano.

—¿Hinata?—volvió a mencionar el chico ojiazul con el ceño ligeramente fruncido.

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—¿Niisan?— atendió al llevarse un dedo nerviosa a los labios.

—Hinata-sama— la gruesa y formal voz de su primo la hizo sonreír —¿cómo se encuentra?

Ella asintió como si pudiese verla —bien, niisan. ¿Tú?

—Bien— respondió secamente —Hiashi-sama saldrá del país en unas horas, por lo que la cena de sábado se cancela— informó.

La chica abrió ligeramente más lo ojos —¿en serio?— preguntó sorprendida.

—Sí.

—Bueno… no es que me alegre… demo…

Se escuchó apenas una ligera risa —lo entiendo… supongo que le sigue generando tensión—. La disculpó el joven castaño.

—Etto… pues, sí— dijo y bajó la mirada, desde que se había ido a vivir sola, Hiashi se mantenía pendiente de ella de un modo inquisitivo, cuidaba en especial su desenvolvimiento académico, aunque no lo necesitara.

El joven sonrió del otro lado de la línea sin que la peliazul lo notara —Hinata-sama, comamos juntos— pidió ligeramente enternecido.

—¿Ah?... pero… ¿pero no tendrás problemas en la empresa?— cuestionó preocupada mientras el suave viento mecía su cabello. La verdad era que tenía muchas ganas de verlo, hacía tiempo que no se veían. Sus ojos de plata se fijaron a lo lejos en su pelirrosa amiga, que llegaba junto al alto joven de ojos ónix que se encontraba de pie, bajo la sombra de los árboles

—No, en absoluto. Tomaré mi hora de comida y sin su padre presente, no importará que llegue tarde—comentó en un tono relajado, el cual solo solía mostrar con ella.

Hinata sonrió —bien.

—Nos vemos a las tres en el mismo restaurant del centro—. Dijo el castaño.

Ella guardó silencio y jugó con sus dedos nerviosa, en una costumbre que no lograba frenar cuando estaba nerviosa —etto…

—¿Tiene algún problema?

—N-no creo llegar a tiempo— confesó.

—¿Tiene alguna clase extra? Su última clase termina a las tres— cuestionó el joven, que como su tío, conocían bien el horario de la joven.

La Hyuuga mordió su labio —bueno… no, demo…— dudó, ¿cómo le decía que el tiempo en el transporte colectivo se duplicaba?

El castaño suspiró —no está usando su auto, ¿cierto?

Ella sonrió nerviosa y guardó silencio.

—Estaré por usted a las tres— informó el joven en un tono más serio.

—Ha-hai— dijo para luego de escucharlo despedirse, cortar la comunicación. La peliazulada se giró para entrar y olvidó por completo al par de amigos del rubio que anteriormente había visto.

—¿Todo bien, Hina-chan?— cuestionó el Uzumaki que terminaba su primer tazón de ramen.

Ella se sonrojó ante la atención de su pregunta —hai… era mi niisan— informó —Al parecer otoosan saldrá de la ciudad.

La rubia sonrió como si le hubiesen dado una maravillosa noticia.

—¡Salgamos! Esta noche— sugirió emocionada.

—¿Estás loca, Yamanaka?— cuestionó el joven de alborotados cabellos —es media semana.

—Sí, pero también hace mucho que no salimos, y quién sabe cuándo podamos hacerlo otra vez todos juntos— dijo tan segura que dejó a los jóvenes callados —¿Qué dices, Hinata?

—Ah… pues, s-sí, ¿por qué no?

—¿Y tú, Naruto?— le preguntó al más animoso del grupo después de escuchar a la no tan segura peliazul.

El chico se encogió de hombros —pues… ¿por qué no?

La chica hizo tronar sus dedos —perfecto. Esta noche, donde siempre.

—Bien. Le diré al teme y a Shikamaru, también a Rock Lee— habló el rubio haciendo sonreír a la Yamanaka que se aseguraba que esa noche convencería a su orgulloso novio de regresar… un error lo cometía cualquiera y él también había tenido culpa.

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Había salido apresurada sin pensarlo demasiado. Sabía que el Uchiha últimamente se mostraba desinteresado en ella, y ella buscaba darle algo de espacio, tal vez no debió reiterarle lo que por él sentía, y aunque no era la primera vez que lo hacía, esta vez sí sintió que podría tener alguna oportunidad con él. Se había equivocado otra vez.

—Sasuke— lo llamó con voz suave al llegar por su espalda.

El joven de ojos ónix permaneció con una mano en el bolsillo y con la otra sosteniendo un cigarrillo. Él apenas ladeó el rostro al notar su presencia.

—¿Te encuentras bien?— preguntó al llevarse una mano al pecho y sonrojarse ante él —Kiba dijo que…

—Estoy bien ¿por qué no habría de estarlo?— comentó sin ninguna emoción fuera del fastidio, y comenzó a caminar alejándose de ella y la cafetería.

La chica respingó y se atrevió a seguirlo.

—Kiba dijo que te sentías mal y que por eso saliste…

El Uchiha siguió caminando a paso lento y ella tras él. Una vez más la ignoró y ella no pareció rendirse.

La chica guardó silencio al ver que no pensaba responderle —pensé que tal vez me necesitarías…— dijo luego de un momento y se detuvo.

—Mphm— se burló al detenerse. Se giró al verla —¿necesitarte?¿cuándo lo he hecho?

La joven abrió los labios y su sonrojo se acentuó avergonzada. Solo atinó a negar —aun así…— dijo al sostenerle la vista.

El pelinegro sonrió con soberbia.

—Sí necesito algo, lo pido. Pero nunca sería a ti—la cortó fríamente. Un viento frío corrió entre ambos, como un silencioso presagio, de una de las tantas cosas que el destino habría de recordarle al Uchiha.

La joven guardó silencio y sus orbes verdes temblaron incrédulas y casi, amenazantes en llanto. Tragó pesadamente —yo…

La negra y profunda mirada del joven siguió pendiente de ella un segundo más. Volvió a sonreír al verla incapaz de añadir algo más. Se giró y se deshizo desinteresado del cigarrillo a medio terminar.

La joven apretó en puños sus manos —¿se puede saber qué te hice?¿por qué me tratas así?... t-tú no eras así…— alzó la voz y al final sus palabras se cortaron, estaba a punto de llorar.

Él se detuvo pero no volteó a verla.

—No me gusta que me fastidien, y tú no te cansas de hacerlo— dijo apenas al verla por encima del hombro. Volvió su vista al frente y se fue sin esperar reacción de ella.

La joven contuvo el aliento y se forzó a no llorar aun cuando sus ojos ardían… el amor era difícil, ¿verdad?... tragó pesadamente y se convenció que algo lo estaba molestando, quería saber qué, necesitaba saberlo… tal vez así… algún día…

El joven avanzó con ambas manos en los bolsillos, su mirada profunda clavada al frente y sin ver a nadie en específico. Un gritillo unificado de varias chicas que lo veían, lo fastidió todavía más… optó por alejarse a uno de los campos deportivos de ese lugar y esperó a que nadie lo molestase.

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—Qué raro… Sakura no volvió para el almuerzo— dijo la rubia mientras acompañaba a la ojiperla vistiendo al igual al resto de las jóvenes de ese club deportivo, la pequeña falda blanca y camisa del mismo color.

—Quizá se integre a clase enseguida— habló la Hyuuga mientras separaba la blanca camisa tipo polo un poco de sus senos. La ropa nunca le quedaba bien, siempre se le ajustaba en el busto.

—Ah, mira… allá está— dijo la Yamanaka al verla a través de la alambrada verde que protegía las canchas de tenis. La pelirrosa también se encontraba con su uniforme puesto, pero sentada en una banca bajo la sombra de un árbol, como muchos de los que rodeaban las diversas canchas al aire libre.

—Se ve triste— mencionó la peliazulada al detenerse junto al grupo.

La rubia resopló —seguro el cretino de Sasuke le dijo algo.

Los ojos perlados la vieron con pena… seguro Ino tenía razón… Sakura salió preocupada de la cafetería y ahora su semblante era triste. La pelirrosa alzó la vista y tras suspirar, se acercó al grupo de veinte estudiantes de diversas carreras y grados que conformaban ese club.

—Muy bien señoritas— llegó el peculiar entrenador de grandes cejas, vistiendo su inconfundible traje verde —¿qué hacen todas tan calmadas?

Las chicas que se reunían a su alrededor se observaron unas a otras, en especial las más jóvenes que no terminaban de acostumbrarse a él.

—Parece que han olvidado que la actividad física es lo que mantiene joven a los jóvenes— comenzó y movió emotivamente los brazos —¡Comencemos el entrenamiento y hagamos que la llama de la jueventud explote en nosotros!— dijo al levantar el dedo pulgar a las que consideraba sus discípulas.

—Ahh…— la Yamanaka torció los ojos y se giró al campo, la peliazulada por su parte sonrió divertida al seguirla momentos después.

—Entrena con Sakura-chan— mencionó la joven de ojos de luna al intentar no exponerse a hacer el ridículo, la verdad es que no era muy buena en los deportes.

—Olvídalo, Hyuuga— sentenció la chica —te destrozaré, y después iré por la frentona—. Añadió entrando en su fase competitiva.

—Etto…— mencionó la joven que sostenía débilmente la raqueta. Las tres canchas restantes ya contaban con sus jugadoras y el sonido de los golpes de las pequeñas pelotas se hacían constantes.

—¿Lista?— volvió a preguntar la rubia.

Hinata suspiró y rogó por no ser golpeada —ha-hai— dijo y de inmediato recibió un fuerte saque que por suerte pudo esquivar. Ambas chicas de coleta alta se miraron, una molesta y la otra preocupada.

—Te lo advierto, Hinata, no tendré piedad de ti— aclaró.

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—Tsk— chasqueó la lengua molesto. El viento soplaba fresco y la sombra del árbol bajo el cual estaba recostado era perfecta… pero la inconfundible y molesta voz de ese sujeto llegó a fastidiarlo —Kuso— maldijo al sentarse luego de unos momentos al pretender ignorarlo.

El sonido característico de una bola estrellándose contra la malla metálica lo hizo entender que la pacífica tranquilidad de la que había disfrutado, acababa de terminar.

—Es demasiado fuerte Ino-chan— la suave voz de la peliazulada lo hizo desviar el rostro. Contuvo el aliento al verla inclinarse por la bola que había quedado encajada en la malla.

Sus negras orbes recorrieron las largas y seguro cremosas piernas de la Hyuuga. Ella no lo notó.

—Saca. Pero fuerte y que cruce la red— ordenó la rubia.

—Hai— la escuchó decir. Se deslizó para recargarse en el tronco del árbol bajo el cual estaba y continuar observando.

—Es tan torpe— mencionó al verla golpear la pelota que si bien había cruzado, había tocado la línea, siendo un saque inválido.

—¡Hinata!—regañó la otra y él ya no las escuchó más… sus ojos tan negros detallaron su cuerpo, cada curva y sus voluptuosos senos… había aprendido a apreciar el cuerpo femenino y Hinata podría cubrir bien sus exigencias.

Maldición. La estaba deseando.

Recargó su cabeza en el tronco a su espalda y no dejó de verla… ¿qué se sentiría estar entre sus muslos? Probarla. Poseerla. Su miembro dio un tirón… se fastidió, eso no le pasaba seguido por solo observar.

—Teme— el rubio llegó de un salto a él haciéndolo girar los ojos y distraerse de esa nueva sensación.

—¿Qué quieres, dobe?— preguntó al voltear su rostro al frente y cerrar los ojos, sin tener idea qué diablos quería en ese momento.

—¿Qué haces aquí?— cuestionó al sentarse despreocupado a su lado y viendo sin mucho interés a las jóvenes jugar —¿es cierto que te sientes mal?

—Estupideces.

—Eso supuse— mencionó el chico al dejarse caer sobre la verde grama —Oe, esta noche saldremos, ven— lo invitó y tocó su estómago pensando que había comido mucho.

—No— se negó al instante y volvió a rotar sus ojos a la Hyuuga.

—Será divertido, dattebayo— animó al rascar la punta de su nariz —¿sabes?

—¡Bien, Hyuuga!— escucharon la voz del extravagante entrenador y el Uzumaki se sentó de inmediato.

—¿Hina-chan?¿jugando?— cuestionó extrañado al achicar sus ojos. Sonrió al verla y los fríos ojos negros se posaron en él —Qué extraño. Según dice no le gusta jugar— comentó al sonreír al verla devolver la pelota con dificultad.

—Se nota. Es patética— dijo al verla.

La sonrisa del Uzumaki se extendió —ni lo creas… Hina-chan es genial, es muy fuerte aunque no lo parezca. Se sabe levantar en las adversidades.

—¿Y tú cómo lo sabes?— le preguntó al fruncir el ceño.

—Digamos que la conozco— se encogió de hombros y siguió viéndola.

"¿La conoce?" pensó; tomó el comentario con simpleza, no podía conocerla mucho, hacía un poco menos de seis meses que Naruto la nombró como su nueva amiga.

Permanecieron en silencio solo viéndolas jugar y la joven peliazul pareció sentirse observada ya que giró su rostro a su dirección.

—¡Ey, Hina-chan!— gritó el rubio y movió efusivamente la mano para hacerse notar. La chica alzó la mano discretamente y devolvió el saludo. Se ruborizó.

—Quita esa sonrisa de idiota—. Dijo molesto al volver a cerrar los ojos.

—Mph— sonrió el joven al prestar atención a las miradas nerviosas que ella le dedicaba de vez en vez —Me gusta— dijo de la nada sin dejar de verla. El moreno abrió los ojos y giró su rostro a verlo.

—¿Bromeas?— cargó su voz de incredulidad y un tinte de molestia —¿qué hay de Sakura?— preguntó al verlo negar a su anterior pregunta.

El rubio negó y su semblante se tornó serio —muchas veces le dije a Sakura-chan que te olvidara y lo intentara conmigo— dijo y sonrió de manera zorruna al verlo— que solo perdía su tiempo y que jamás le corresponderías. Ella no me escuchó…— confesó y su rostro volvió a la seriedad —creo que fui yo mismo, quien terminó por entenderlo. Ella tampoco me hará caso, dattebayo.

—¿Te rendiste?— preguntó incrédulo por lo serias de sus palabras.

El chico negó —solo intento avanzar, supongo— aceptó y pudo verlo a los ojos.

—¿Con ella?

—Hinata es muy diferente… no siento lo mismo que sentí por Sakura-chan, claro que no— dijo y se rascó incómodo la mejilla —Pero me gusta mucho… mírala… es… como alguien que necesita ser protegido. No lo sé, sé que es fuerte y todo, pero… es confuso— finalizó sin entenderse del todo.

—Ya veo— dijo para ponerse de pie y negar en silencio mientras se marchaba.

—¿Mhm?— mencionó el joven al abrir y cerrar los ojos confundido —¿a dónde vas? Y, oe ¿irás?— alzó la voz al sin pretender seguirlo… su siguiente clase todavía tardaría.

—Tal vez— dijo para retirarse con las manos en los bolsillos.

…"Así que le gusta… vaya… eso es nuevo" pensó y no se molestó en voltear atrás.

Los vivaces ojos azules del rubio se fijaron en la pelirrosa que también jugaba en una de las canchas del lugar… ella lucía cansada… ¿triste?... no era la misma chica enérgica de siempre.

Suspiró profundamente —Sakura-chan…— la nombró y volteó a ver el camino que tomó su amigo. Entendió que otra vez había sido rechazada por el Uchiha después de que salió tras él en la cafetería. En ocasiones Sasuke era cruel, pero estaba seguro que no era mala persona, tal vez solo se detenía con Sakura por él, porque él la quería.

O.O.O.O.O

Un par de horas después y luego de haber tomado una rápida ducha en los vestidores universitarios, para retirar el sudor tras el desgaste físico, los ojos perlados de la joven peliazul se perdieron un momento en el pasillo fuera de su aula… varios estudiantes caminaban despreocupados con sus mochilas al hombro, otros lo hacían con más prisa y ella suspiró… recordó al rubio ojiazul y sonrió, una sonrisa pura y espontánea… tenía casi seis meses de conocerlo y había cambiado mucho en ese tiempo… Naruto con su simpleza y espontaneidad habían llevado alegría a su casi siempre complicada vida… se preguntaba cómo hubiese sido si lo hubiese conocido antes.

—¡Hyuuga!— la llamó el profesor por tercera vez.

—¡Sí!— respondió al ponerse de pie por impulso.

El catedrático rodó los ojos —para ser uno de los mejores promedios del semestre anterior, deja mucho que desear con distracciones como esa— le dijo y sus compañeros rieron, ella se ruborizó y jugó con sus dedos al mantenerlos cerca de su vientre.

—Su-sumimasen— pidió e inclinó la cabeza.

—Continúe la lectura y exprese al grupo qué es lo que entiende de lo mismo, y denos un par de ejemplos prácticos— ordenó el catedrático al ajustar sus gafas.

—Ha-hai— dijo nerviosa la joven y tomó el libro de física avanzada en sus manos. Alzó sus nerviosos ojos y tuvo que rodar los mismos entre sus compañeros.

El fastidiado profesor resopló sonoramente —página ochenta y dos— le dijo al verla. Ella asintió y comenzó con el tema, rogó porque la hora pasara rápido y terminar con ese día de estudio.

—Bien. Ahora solo evite distraerse— regañó el profesor luego de varios minutos en que la joven habló y se sumió entre sus hombros mientras todos la observaban.

La chica asintió y dejó escapar el aliento al girar el rostro, estaban a cinco minutos de terminar ese día… "Naruto-kun" pensó al escuchar al ruidoso chico avanzar entre varios alumnos, acompañando como siempre al joven pelinegro de rebelde cabellera y ojos ónix.

O.O.O.O.O

—Entonces nos vemos en la noche— dijo el rubio ya en el estacionamiento de la universidad, llegando hasta su viejo auto.

—Sí, como sea— respondió el moreno mientras avanzaba y alzaba una mano para despedirse.

El Uzumaki sonrió satisfecho y después de subir a su vehículo y hacerlo rugir del motor un par de veces, salió del lugar, evitando peatones y vehículos por igual.

El viento fresco de esa tarde de Octubre meció los cabellos negros que caían rebeldes en los costados del rostro del Uchiha, su porte altivo siempre llamaba la atención y sus pasos firmes no se detuvieron, aun cuando su vista se clavó sobre un alto joven castaño que permanecía recargado en un costoso auto.

El lacio castaño lo observó al mantener sus brazos cruzados y las contrastantes miradas se clavaron en el otro, el tiempo que el paso del Uchiha lo permitió. Personalidades tan similares se encontraron y se llamaron la atención al instante. Ambos quisieron reconocerse, pero ninguno estuvo seguro de quién era la otra persona.

—Hinata-sama— más que la gruesa voz del castaño, lo que lo hizo girar el rostro parcialmente, fue el nombre de esa persona.

"¿Hinata-sama?" pensó. Bajó de la ensombrecida acera, al llegar a su auto a varios metros de ellos. Curioso, creyó cuando al abrir su auto, su mirada quedó frente a ellos… a pesar del honorífico usado por él, ellos se abrazaban de una forma que daba un aire íntimo.

—Mphm— se burló al entrar a su coche —¿qué pensarías si la vieras, usuratonkachi?— mencionó y no pudo evitar una última y fugaz mirada a la pareja.

Mandó un mensaje de texto antes de retirarse por completo del campus universitario. Dos noches seguidas en ese lugar… parecía regresar a esos primeros días de universitario.

O.O.O.O.O

—Creo que exageras, niisan— dijo la chica mientras se despedía de su primo en el living del céntrico edificio donde vivía.

—Hinata-sama, debe ser más responsable, es por su seguridad— insistió el joven al entregarle su mochila.

La chica mordió el interior de su mejilla y lo vio con el ceño fruncido, todavía creyendo que exageraba.

—Prométalo, Hinata-sama— insistió el castaño al meter sus manos en los bolsillos de su elegante pantalón de vestir beige.

La chica suspiró derrotada —bien, niisan. Lo haré— aceptó para sonreír y verlo hacer lo mismo.

El joven vio la hora en su reloj de mano y suspiró sabiendo que debía partir de inmediato —debo irme, no puedo ausentarme de la empresa durante tanto tiempo — informó el joven.

—Me dio gusto verte, niisan— mencionó la joven al abrazarse a él por segunda vez en el día. Estar en esa situación, de casi independencia, contrario a lo que Hiashi creería, la unió más con su primo, era Neji quien siempre se preocupaba porque nada le faltase.

—Duerma temprano. Y cuídese, Hinata-sama—aconsejó el joven castaño mientras la tomaba suavemente de la cabeza a modo de caricia.

—Hai. Lo haré, niisan— dijo y se sintió culpable al mentirle. Conociendo a Neji seguro le impediría salir, a veces era más sobreprotector que su padre, una especie de guardían… tampoco era que disfrutara mucho esos lugares, pero de cierta forma se sentía comprometida con sus amigos, ellos la habían aceptado en su grupo, era lo menos que podía hacer.

—Bien. Estaré ausente estos dos días, pero el fin de semana seguro podré venir a verla— dijo el chico.

—Me dará mucho gusto, niisan… ojalá Hanabi pudiera hacer lo mismo— mencionó la joven y ladeó su mirada al recordar a la pequeña y orgullosa castaña.

El chico guardó silencio un segundo— usted mejor que nadie conoce las expectativas que el clan tiene en la familia principal— le recordó —es imprescindible que ustedes como herederas estén lo mejor preparadas posible.

La joven suspiró y dejó caer sus hombros —no hay nadie mejor que tú para liderar la familia y la empresa, Neji niisan— dijo y no pudo verlo a los ojos.

—No diga eso, Hinata-sama… usted llegará a ser una buena líder. Estoy seguro— mencionó el joven al tomarla del hombro. Ella apenas alzó la vista a verlo —Ahora debo irme. Nos vemos después.

—Hai— asintió para verlo partir.

Una vez que vio al joven partir en su auto, ella subió hasta su piso.

—Ay no…— dijo preocupada — ya van a ser las seis—. Mencionó y pensó si le daría tiempo o como siempre llegaría tarde.

Encendió su portátil y dejó que su lista de reproducción corriera tranquilizándola, se sentó frente a al aparato y comenzó con su tarea…con su mochila a un lado y un par de libros sobre su escritorio comenzó a realizar el ensayo para el día siguiente, sus calificaciones no debían bajar o estaría en problemas con su padre. Volteó su rostro y sus ojos de luna se fijaron en las frases exactas que darían forma a su trabajo.

Siendo más de las ocho se levantó del asiento y con cierta prisa abrió su closet y buscó algo que vestir…

—Seguro Ino-chan se molestaría— pensó al ver sus chamarras y sudaderas, esas que durante gran parte de la adolescencia le dieron seguridad al ocultar su desarrollado cuerpo. Tenía casi diecinueve años y era una universitaria, no podía seguir pareciendo una tonta. Era una mujer… ella no creía en las palabras de la rubia, en las que le aseguraba su belleza también era notable, pero en lo que sí debía reconocer, tenía un punto, era que la apariencia era la primera impresión. Debía tomar seguridad y mientras más rápido la adquiriera, sería mejor.

—Aunque tampoco es como si yendo a bailar adquiriera mucha confianza— se dijo al sacar un vestido negro… no era su estilo, pero estaría bien… suponía.

Se había tomado su tiempo en la ducha, una suave y dulce esencia se había impregnado en su cuerpo al salir, se colocó su vestido sobre la ropa interior del mismo color y ató el mismo tras su nuca… el ligero escote de su espalda fue cubierto con el semi húmedo y largo cabello. El vestido se ajustaba bajo sus senos y le daba una caída natural por su amplias caderas, y una discreta línea se abría entre sus senos a modo de escote que no dejaba ver mucho, perfecto para su pudor natural.

Un suave maquillaje y un toque rosa en sus labios fue todo lo que usó. No le dio tiempo de comer, cuando vio la hora ya eran más de las diez de la noche. Tomó una pequeña bolsa y la cruzó en su pecho, una chaqueta para protegerse de la fría noche fue lo último que tomó antes de salir de su departamento. Casi corrió a tomar el elevador, esta vez presionó el botón que la descendería hasta el estacionamiento… sí, le había prometido a su primo que comenzaría a usar constantemente su auto… si ya le había mentido con que dormiría temprano, preferiría no hacerlo con eso también. Su sensible conciencia se sentía menos mal al hacerlo.

—Bien… recuerda sus palabras— se dijo ya en el interior del auto— con tranquilidad y sin temor… nada malo sucederá—. Finalizó al pisar el acelerador y hacer mover el vehículo. Solo lamentaba que el antro que frecuentarían no estaba cerca del centro, sino, en la zona este de la ciudad, a más de media hora de su departamento… llegaría tarde.

Encontrar estacionamiento fue más difícil que estacionarse en sí, se aseguró la Hyuuga. Bajó del auto y la blanca piel de sus piernas fue expuesta al frío que se ya se dejaba sentir a esas horas.

—¿Cuál era su nombre?— se preguntó la joven al pararse atrás de varias personas que se amontonaban frente al robusto y, según su semblante, temible cadenero de ese lugar. "¿Y si los llamo?" pensó como otra opción al no recordar el nombre del sujeto en cuestión, seguro sus amigos ya estaban adentro … negó en silencio, con la música nadie lograría escucharla.

—Di-disculpe— alzó la voz y se levantó ligeramente de puntas para ser vista, el sujeto volteó a verla, pero de inmediato volvió a deslizar su vista, buscando siempre las mejores personas para darles entrada —Será imposible…— su voz débil y preocupada sonó como cuando niña.

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Llegó y como de costumbre el lugar era muy concurrido, observó a los perdedores esperando poder entrar y deslizó sus ojos lejos de ellos… frunció el ceño al ver a la tonta Hyuuga ser empujada por alguien que intentaba escapar de la fila.

—Ven— le dijo para tomarla de la mano y jalarla con él. Si esa tonta mujer seguía ahí, seguro no entraría en toda la noche. Caminó entre las personas arrastrando a la confundida ojiperla con él, incluso antes de llegar donde el cadenero se encontraba, éste les dio el paso, siendo el sujeto molestado por varias personas que se quedaban de fuera.

—A-arigato, U-Uchia-san— mencionó la chica al soltarse.

—Mphm— gruñó molesto el joven —¿qué demonios pensabas?¿qué entrarías aquí sola?— le preguntó mientras se quitaba su chamarra y la dejaba al encargado.

Ella jugó con sus dedos nerviosa —c-comenzaba a pensar que n-no…— aceptó en voz baja.

—Es necesario que deje su chaqueta, por comodidad y porque no nos hacemos responsables de extravíos en el interior— habló de mala gana una joven que veía molesta a la peliazulada, seguro por acompañar al moreno.

—¿Eh?... ah, claro— dijo para desprenderse de la misma.

El pelinegro vio a la joven casi arrebatarle de las manos la prenda a la peliazulada y la chica no pareció molestarse, por el contrario dio las gracias; su mirada volvió a deslizarse por su cuerpo y giró para entrar cuando confirmó su idea. Había cierta atracción sexual por la chica.

—¿Sabe dónde se encuentran todos, Uchiha-san?— preguntó la joven al seguirlo y sintiéndose incómoda por un par de miradas que ya tenía sobre ella.

El joven volteó de medio lado a verla mientras cruzaban la cortina del largo pasillo y se adentraban al lugar en sí. La mirada seria del pelinegro sobre ella la hizo desviar el rostro.

—S-supongo que no…— dijo en voz baja y desvió la mirada —ta-también va llegando— finalizó avergonzada y jugó con sus dedos. Avanzaron entre la pequeña multitud que se extendía en el lugar llenándolo desde la gran barra, las salas lounge, la pista y los puntos VIP que había alrededor del gran establecimiento.

Las miradas que atraía el cuerpo de la joven también fueron notadas por el joven de ojos ónix… él se detuvo y la hizo caminar delante de él, en una acción que la ojiperla no entendió.

—Camina— su voz sonó ronca al hablarle al oído pues la música electrónica ya resonaba alto… la chica se sintió pequeña y solo asintió. Su mirada más negra que la noche y la frialdad de la misma, logró desprender de ella miradas insistentes.

Hinata continuó caminando evitando en todo momento molestar a las personas, sintiendo al Uchiha caminar tras ella, volteó ligeramente a verlo y se encontró con su mirada fría en ella. Devolvió su rostro al frente y no evitó ruborizarse…"va a pensar que soy más tonta de lo que ya cree" pensó preocupada y jugó con sus dedos intentando distraerse, la verdad no sabía a dónde dirigirse… busco el punto exclusivo en el que estuvieron la vez anterior.

Una sonrisa burlona se clavó en el par de opuestos jóvenes que avanzaban a varios metros, alejándose de él y de la barra donde estaba…

Las luces y el hielo seco le impedían a la Hyuuga la visión perfecta de todo el lugar y más de las partes altas del mismo. El tirón que dio su cuerpo al ser detenida inesperadamente por el azabache la descolocó.

—¿Nani?— preguntó al verlo.

—Allá— indicó el joven al indicarle con el rostro la dirección que debía tomar. Los ojos perlas de la chica no tardaron en ubicar el lugar exacto y hacia allá se dirigieron, atravesando personas y un par de chicos uniformados que llevaban y traían cantidad de bebidas con ellos.

Una vez que la Hyuuga comenzó a subir las escaleras que los llevarían a ese punto privado donde se encontraban la mayoría de sus amigos, le fue imposible al Uchiha no recorrer sus piernas con sus ojos… otra vez la estaba viendo, se dio cuenta… "Uchiha-san jamás podría interesarme" recordó. Apenas sonrió de medio lado… podría ser divertido demostrarle a la Hyuuga lo contrario.

—¡Ey! teme. Hina-chan, llegaron— saludó el rubio al levantarse del asiento.

—¿Qué hay?— mencionó el Uchiha para permanecer de pie a un costado de la mesa redonda que ya se encontraba llena de infinidad de bebidas. Los ojos jade de la pelirrosada, que se encontraba sentada en ese único sillón redondo que llenaba el espacio, se posó sobre él y después observó a la peliazul… el Uchiha desvió el rostro desinteresado al notarla, para finalmente sentarse con una cerveza en la mano.

—¡Wow, Hinata!— mencionó la Yamanaka cuando la joven Hyuuga se disponía a saludar al rubio y la arrastró con ella, sentándola entre la pelirrosa y ella, en uno de los varios espacios libres —pero mira qué bien te ves— le dijo al haberla contemplado cuando llegó —seguro romperás más de un corazón.

La timidez y casi inseguridad típicas de ella, surgieron —n-no estaba segura de… de vestir así…— dijo al ver a la joven rubia que vestía un ajustado vestido morado strapless, también observó a la pelirrosa que portaba un pantalón de piel negro y una pequeña blusa roja que dejaba ver parte de su vientre plano.

—¿Por qué llegaste con Sasuke?— interrumpió la ojiverde y la vio con cierta molestia.

Los ojos perlados de la joven se abrieron con sorpresa —¿eh?

La rubia sonrió divertida —no me digas que eres la afortunada que ha logrado salir con él…— comentó con el afán de molestar a la ojiverde y con cierta gracia escondida en sus palabras —mira que Sasuke nunca ha salido con nadie— remarcó al ver a la pelirrosa que la fulminaba con la mirada — Yo dudaba que algún día se pudiera interesar en alguien.

—No— interrumpió la peliazul sin creer lo que acababa de decir la joven.

—¿Entonces por qué?— volvió a hablar la delgada pelirrosa al lanzarle una mirada de advertencia a la Yamanaka.

—Pues… él… él me ayudó a entrar…— dijo —no… no me daban entrada—. Aceptó suavemente avergonzada.

La chica volteó a ver al joven una vez más y regresó su vista a la nerviosa ojiperla… recorrió con su vista y comprobó que las palabras de bienvenida de Ino eran ciertas… Hinata lucía bien… de pronto se sintió insegura… Sasuke no era amable con nadie, ella lo conocía de muchos años y nunca se había molestado en ayudarle, no al menos, de hace un par de años a la fecha.

—Ya…— mencionó intentando dejar de lado esa molestia —bien, entonces ya vengo— dijo y bajó de ahí, necesitaba apartarse un momento y calmarse para ser objetiva… Hinata no era una mujer para Sasuke… era bonita, lo reconocía, pero no tenía el carácter ni la personalidad para estar a su altura, creía.

—¿Se… se molestó?— preguntó la joven al verla bajar sola y sí, claramente molesta.

La rubia frunció los labios suavemente —sí… un poco, Sasuke sigue siendo su talón de Aquiles— dijo la chica que no sabía cuándo aprendería a lidiar con las diferentes actitudes del Uchiha… sí, Sakura juraba amarlo, pero si lo hacía, esas cosas no deberían importarle, eso creía.

A la espalda de la rubia se encontraba el Inuzuka y Shino Aburame que solo habían saludado superficialmente a la Hyuuga, en el lugar también se encontraba Choji, que junto a Shikamaru, formaban el nuevo grupo de nueve chicos que siempre se juntaban, Naruto había agregado también al chico Lee que parecía tener un interés en especial por Sakura, siendo casi evitado por la misma.

Hinata notó la impaciencia de la rubia —¿o-ocurre algo, Ino-chan?— preguntó y seguía jugando con sus manos que descansaban en sus piernas.

La rubia volteó a verla y bajó su mirada a sus manos… Hinata le recordaba tanto a Sakura cuando era niña, una chica débil que debía cuidar, o ayudarla a adaptarse a su entorno… suspiró cansadamente… estaban en un antro.

—Ten— le dijo y le puso entre las mano una cerveza —y no, no me ocurre nada… es solo que Shikamaru se ha tardado— explicó.

—Tal vez se esté besando por ahí con alguien— mencionó el Inuzuka desde su espalda y sonrió divertido al adivinar el coraje de la otra.

—Eres un maldito entrometido— replicó al voltear a verlo, la Hyuuga sonrió ante el pequeño ataque de ira de la joven —y además feo— añadió para levantarse —Enseguida vengo, Hinata.

La joven asintió al verla.

—Eso crees tú— dijo muy seguro el joven, también su popularidad con las chicas había crecido, tal vez no como Naruto, mucho menos como el cretino de Sasuke, pero también tenía un par de admiradoras.

—Kiba-kun… no debiste decir eso— mencionó la joven.

—Bah, déjame, te aseguro que se lo merece— dijo el joven al voltearse a ella.

—Ino-chan está muy arrepentida… creo que…

—Ni lo digas, Shikamaru sería un idiota si lo deja pasar— aseguró el joven.

La joven frunció ligeramente el ceño —acaso… acaso ¿a ti te…?

—¿Qué si a mí me pasó algo similar?— preguntó ofendido el de las marcas rojizas.

Ella solo pudo asentir… tal vez estaba siendo indiscreta, pero el tono de voz usado y la insistencia en recordarlo, le hacían pensar eso.

—¡Qué va!— dijo al cruzar sus brazos tras su nuca —simplemente esa chica no me cae bien. Nos conocemos de hace tiempo y siempre fue superficial.

Hinata sonrió tiernamente… ella había escuchado por boca de Sakura algo similar, pero al conocer más a fondo a la rubia, entendía que era solo la forma de mostrarse al mundo, Ino era una chica que no pretendía mostrar sus debilidades, era muy inteligente y no quería ser subestimada, tal vez había encontrado una forma de no hacerlo al ser ella la que aparentara subestimar a los demás… pero era buena, lo sabía, solo que ahora se había equivocado he intentaba enmendarse.

—Yo… yo no estaría tan segura— dijo y al ver que comenzaría a jugar con la bebida entre sus dedos, optó por dar un sorbo.

—Como sea— le restó importancia el chico.

O.O.O.O.O

El Uzumaki se encontraba observando a la pista al lugar por donde se había perdido su pelirrosa amiga, él como la mayoría se había percatado que había bajado molesta. Giró su rostro para preguntarle al Uchiha si él no sabía qué le ocurría, aunque lo más seguro era que no, pues acababa de llegar, pero se encontró con los ojos negros del joven observando en dirección de sus compañeros, en especial, le pareció, de cierta ojiperla.

El rubio sonrió al verlo desviar su mirada al notarlo.

—Ella luce genial, ttebayo— habló animoso y su voz fue amortiguada por el alto sonido —por cierto, ¿dónde la encontraste?

El pelinegro volteó a verlo de reojo —¿celoso?

—Para nada… Hina-chan no es mi novia, pero además… no creo que seas su tipo— se burló el joven al rascar su cabello, ignorando por completo la nueva punzada de molestia del Uchiha.

—Por supuesto— su voz sonó molesta y el rubio no se percató.

—Ah…— mencionó el rubio al ver que Kiba se levantaba —vayamos a saludar— animó al pelinegro.

—Olvídalo— dijo el otro al tomar otra bebida y comenzar a tomarla mientras sacaba su móvil.

El Uzumaki se encogió de hombros y caminó hasta la chica que seguro intentaría esforzarse por arrancarle un par de frases al chico de gafas.

La profundidad de esos ojos negros cayeron en ese par… la joven se había ruborizado tenuemente cuando el dobe se sentó a su lado y extendió su mano en el respaldo del largo mueble. El rubio hablaba y sonreía de forma zorruna cuando ella se atrevía a hablar… era tan tonto. Lo confirmó segundos después cuando el joven derramó su bebida al intentar colocarla sobre la mesa.

Ver los ojos preocupados de ella al intentar ayudarlo, casi lo enfermaron. Casi estaba seguro que esa tonta chica estaba enamorada del tarado de Naruto. Vio a la chica tomarlo de la mano para descartar, seguro, de que no se hubiese cortado, eso le hizo envidiarlo… por primera vez en muchos años volvía a experimentar esa sensación.

Sus ojos vieron una vez más a la joven y su vista fue cortada por el cuerpo de Nara que recién llegaba y se sentaba a su lado.

—¿Qué hay?— preguntó el desganado chico.

El Uchiha negó en silencio y dio un nuevo sorbo a su bebida… iba a quitarse esa sensación. No se detendría a pensar por qué… si era por su ego herido, por la rivalidad con el rubio, o por el rechazo de la chica… pero había decidido que sería él el que tendría las miradas de la joven... o mejor su cuerpo.

Fue así como una sombra más obscura llenó sus ojos al dejar de verlos.

Continuará…


Hola chicas :D

Bueno, traje por aquí este capítulo, la verdad era que mi idea era meter todo en este capítulo, pero vi que me iba a quedar muy largo, así que decidí cortarlo, ya sé lo que sigue así que espero no tardar como esta vez en actualizar.

Espero que les guste. Y sin más que decir más que muero de sueño… agradezco comentarios xD

DAMIC00, miko Kaoru-sama Yukki-Onna, Valentina landono, flower Bloom, RankaxAlto, Nicole Ig y a Riuzaki Kira.

Gracias por dejar su apoyo. Nos leemos pronto.

Ah, otra cosa… el ShikaIno a mí me gusta xD pero no creo que sea la pareja final, tal vez en un par de ellas sí me pegue al cannon, pero no quería quedarme con las ganas de juntar a estos dos D:

xD se me olvidaba, a las que tienen alertas y recibieron dos correos, es porque edité el cap dos... cambié la edad que me andaba fallando, Sasuke y Naruto tienen 24 y también cambié el deporte que practican de soccer a baloncesto xD se me da más narrar este deporte D:

Bueno, ya pues…

Besos. Aidé.