LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD DE MASASHI KISHIMOTO. LA HISTORIA ES MÍA.


-Capítulo con violencia sexual-


-4-

ILUSIONES TRUNCADAS: HERIDAS

Apretó sus puños molesta en el largo y blanco lavabo.

—Tranquilízate, Sakura— se aconsejó al verse al espejo —Hinata no puede mentir, seguro sí fue una coincidencia— volvió a mencionar mientras cerraba sus ojos jade… apretó los mismos y aspiró hondamente para calmarse aunque no lo lograba del todo, a pesar de reconocer que entre el Uchiha y ella nunca había habido nada, le resultaba difícil que detalles como ese no le molestaran.

—¿Enojada?, frentona— la voz burlona de la rubia ojiazul se escuchó en el lugar, luego de ser acompañada por la alta música después de abrir la puerta de los baños.

La pelirrosa rodó los ojos y abrió el grifo para humedecer sus manos y posteriormente su corto cabello.

—Pretendes seguir fastidiando— afirmó la joven al verla recargarse en el lavamanos y alisar su vestido.

La rubia sonrió —ya deberías estar acostumbrada— le restó importancia al ver a un par de chicas entrar y otras salir del lugar —¿de verdad estás celosa de Hinata?— preguntó al verla.

La otra volteó a verla molesta… negó en silencio un momento después —de Hinata y de cualquiera— aceptó finalmente.

Los ojos azules de la rubia mostraron sorpresa por la sinceridad de la pelirrosa —pues lamento ser yo la que te lo repita pero…

—Sí ya sé, Sasuke no me quiere…— interrumpió y observó a la otra —Pero no me daré por vencida, nunca lo he hecho, no lo haré ahora.

Dejó a la Yamanaka en silencio un par de segundos y después ésta la vio con pena —no deberías preocuparte por Hinata… no creo que Sasuke le interese…— mencionó conciliadoramente.

—Más bien, ella no le interesaría a él— corrigió de inmediato.

La otra se encogió de hombros —eso no lo sé, pero…

—¿Qué?— preguntó molesta al no darle la razón.

Ino resopló cansadamente —Hinata está enamorada de Naruto— mencionó lo que sospechaba.

—Mientes— dijo al sostenerle la mirada.

La otra negó —por supuesto que no— se defendió— Solo basta ver cómo lo mira, la atención que le presta cada que habla y lo nerviosa y roja que se pone cuando el confianzudo la abraza— explicó y el semblante de la pelirrosa cambió al entenderlo —Tal vez exagero y no lo ama, pero le gusta y eso es seguro.

—¿Cómo podría ser posible?¿cómo podría alguien enamorarse de ese grandísimo idiota?

—Tampoco es algo imposible— aceptó la rubia mientras volteaba a observarse al espejo —Tal vez Naruto no es Sasuke, pero se vuelto muy guapo.

—¿Lo dices en serio?— la incredulidad se reflejaba en su rostro al observarla.

La chica asintió —¿sabes qué es lo mejor?

—No... ¿qué?

—Que parece que a Naruto también le gusta— dijo al voltearla a ver.

La ojiverde frunció el ceño mientras en silencio le sostenía la mirada.

—Eso debería darte gusto… Naruto ya no volverá a insistirte— dijo y le guiñó un ojo divertida —Y si el idiota de Sasuke te gusta, está bien, supongo… pero deja de portarte de ese modo con Hinata— finalizó para girarse y marcharse de ahí.

—¿A dónde vas?— cuestionó la ojiverde ignorando una punzada de desilusión.

—¿A dónde más? A buscar a Shikamaru— respondió con simpleza.

La ojijade guardó silencio y observó la blanca puerta una vez que se quedó sola —así que Naruto y Hinata…— dijo en voz baja para ella misma. Negó en silencio —a mí qué me importa.

O.O.O.O.O

—¡Ey, Shikamaru!— la gruesa voz de un regordete castaño se alzó sobre el sonido que inundaba el lugar.

El chico de coleta rebelde volteó desganado hacia abajo, lugar de donde provenía el grito —¿qué hay, Choji?— preguntó luego de recargar su rostro sobre el respaldo del sofá donde estaba sentado.

—Vamos a conseguir muchas papas fritas y botanas— animó el joven desde abajo.

El otro solo dejó caer su rostro ligeramente —¿quieres dejar de pensar en comida un momento? Venimos aquí a beber, no a comer…— dijo sin mucho ánimo.

—¡Bah, por supuesto!... esto es solo la entrada, a la salida podemos ir por una buena cena— replicó el joven naturalmente —entonces, ¿vienes?

—Esta vez no, viejo— dijo el joven y lo vio encogerse de hombros sin importarle mucho — de hecho, no sé ni qué demonios hago aquí— finalizó el joven y el otro negó en silencio.

—Bien, tú te lo pierdes— mencionó el regordete castaño para girarse directo a la barra mientras sonreía… él sí sabía qué hacía ahí, su fastidiado amigo.

—Ah, esto es un fastidio—se giró y echó su rostro hacia atrás viendo las luces suspendidas del techo, de medio lado observó al Uchiha pendiente de su móvil y se obligó a tomar una de las varias botellas servidas en la circular mesa —¿ah?— mencionó al ver al rubio y a la ojiperla que parecían ser ignorados por el joven de gafas. Sonrió de medio lado —parece que Naruto no pierde el tiempo— mencionó divertido y los ojos negros del Uchiha volvieron a clavarse en ellos.

• • •

—¿Ah? ¿te… te vas Shino-kun?— preguntó la ojiperla al ver al chico levantarse sin decir nada.

—Sí, tengo algo qué hacer— respondió el joven al apenas haber volteado a verlos.

—Demo…

—Ah, déjalo— intervino el rubio —tal vez va al baño o por alguna otra bebida a la barra, porque dudo que quiera bailar— se burló mientras rascaba su cabeza.

La Hyuuga sonrió divertida —t-tienes razón.

—Oe, Hina-chan…— comenzó el rubio y se rascó la mejilla incómodo.

—¿Sí?— mencionó la joven y cuando el rubio alzó la vista a ella, se ruborizó.

—Bueno… pues, veras… hay… hay una cosa que quiero decirte— continuó el joven que tontamente nervioso, sonreía.

Ella asintió y apretó entre sus manos su negro vestido sin atreverse a hablar.

—Hola— saludó la pelirrosa al volver.

—Hola Sakura-chan, ¡oh, Shikamaru! — llamó a su amigo al que recién veía, buscaría otro momento para decirle a la ojiperla, después de todo, con sus dos amigos y el teme cerca, no lo lograría.

—¿Qué hay, Naruto?— saludó el Nara mientras la ojiverde se sentaba entre ambos.

—Parece que Ino te está buscando por todas partes— soltó con una sonrisa.

—Naruto-kun…

—Naruto… idiota— mencionó molesta la pelirrosa.

—¿Qué? Para nadie es un secreto. Además, Ino sí lo está buscando—se defendió el rubio.

El Uchiha rodó los ojos. Naruto era un idiota, hasta él entendía la incomodidad que eso le causaba al Nara.

—Olvídalo, Naruto. No importa— le restó importancia el joven.

—Bueno… lo siento— se llevó la mano a la cabeza.

Shikamaru negó en silencio y sonrió al rascarse cansadamente una ceja.

—Bien, mejor… ¡bailemos!— sugirió y se levantó —¿Hina-chan?— añadió y le tendió la mano a la joven ojiperla justo cuando la pelirrosa se disponía a rechazarlo, acostumbrada a siempre ser ella a quien invitaba.

—¿Ah?... etto… — mencionó nerviosa y asintió un segundo después.

—Ya vengo— dijo el Uchiha después de levantarse y girarse con sus manos en los bolsillos.

—Ah, Sasuke— la pelirrosa se puso de pie y lo sujetó de un brazo, el joven apenas volteó a verla.

—¿Qué quieres?— su voz fue gruesa en fastidio.

La chica tragó ligeramente y se recordó la promesa que se había hecho a sí misma minutos antes, al salir del baño… no iba a rendirse y buscaría llenar sus ojos… tal vez Sasuke la rechazaba por el afecto que Naruto le mostraba, pero ahora que estaba con Hinata, tal vez...

—¿Por qué no… bailamos?— se animó a preguntar mientras lo soltaba y se llevaba su mano al rostro, no evitó ruborizarse y su ilusión se reflejó en sus ojos.

Tanto Naruto, como Shikamaru y la joven Hyuuga se mantuvieron en silencio, ésta última sonrió al ver la perseverancia de la joven pelirrosa.

—No— fue cortante y se giró.

Los ojos de luna se fijaron en el rostro duro del joven y después en la consternación de la chica.

—Teme…— mencionó el rubio comenzando a molestarse, pero no se movió del lado de la peliazul.

—¿Por qué no?— volvió a decir la chica al verlo girarse y pretender avanzar.

—Porque no se me da la gana— su voz sonó molesta al voltearla a ver.

—Sasuke— la voz de la chica fue débil y avanzó un paso a él.

El chico giró su cuerpo y la vio hacia abajo por la diferencia de estaturas —¿sabes?, Sakura..., hasta ahora te he soportado porque fuimos amigos varios años— dijo, sorprendiendo a la joven —pero comienzas a ser un verdadero fastidio— finalizó y su voz sonó más gruesa de lo normal, mientras sus ojos negros solo se centraban en ella.

La chica tragó difícilmente y sus dos manos se juntaron en su pecho cuando sus ojos comenzaron a aguarse.

—Sasuke-teme— intervino el rubio que se acercó a él —¿Qué demonios te pasa imbécil?¿por qué la tratas así?

El Uchiha se dio media vuelta sin responder y comenzó a bajar.

—¡Teme!— alzó la voz.

—No te metas, dobe. Ella debería entender cuando no se le quiere cerca—dijo y ladeó su rostro.

La pelirrosa detuvo al rubio que seguro iría a seguir enfrentando al joven de ojos negros —de-déjalo, Naruto… yo… ya estoy acostumbrada— dijo la chica y fingió una sonrisa.

Los ojos perlados de la Hyuuga también mostraban su asombro por la escena que acababa de presenciar, giró su rostro y observó al Uchiha dirigirse a la barra y detenerse con un joven peliblanco, o eso le pareció mientras las luces multicolores bailaban por el lugar... "¿por qué tuvo que ser tan cruel?" pensó al ver al joven que no parecía afectado en lo más mínimo.

Cuando regresó la vista al lugar Sakura había bajado y el rubio se apresuró tras ella.

—Sakura debería dejar de insistirle— la voz del Nara atrajo la atención de la peliazul.

—¿Ha… ha pasado eso seguido?— cuestionó al sentarse a su lado.

El chico negó —no de esa forma— comentó —Sakura siempre ha estado tras él desde que la conozco, un triángulo amoroso bastante extraño… Naruto tras Sakura y ella tras Sasuke y bueno… él no parece querer a nadie…— dijo el chico y sonrió —Kiba dice que Sasuke debe estar enamorado de Naruto para cerrar el triángulo.

La cara de susto de la peliazul lo forzó a continuar.

—Pero Kiba es un idiota.

—¿A quién crees que llamas idiota? Idiota— habló el molesto Inuzuka que escuchó una parte de la conversación.

El Nara echó su cabeza hacia atrás —solo olvídalo— mencionó cansadamente, no tenía ánimos de discutir con nadie.

El semblante molesto del joven de rojizas marcas hizo sonreír a la ojiperla.

—¿Y dónde están todos?— preguntó el recién llegado.

—Ah, pues… verás, Kiba-kun…— habló la peliazulada…

O.O.O.O.O

—¿Qué hay, Sasuke?— saludo un peculiar chico de ojos morados y cabello blanco a la altura del hombro.

—¿Llegaron?— preguntó el otro luego de tomar de un vaso de whisky que recién le servían al peliblanco, el chico frunció el ceño indignado.

—Sí, están por allá— dijo el joven y señaló con su rostro a un grupo de jóvenes que vestían en su mayoría de negro y que se encontraban en una sala lounge apartados del bullicio del lugar.

—Ya veo— mencionó el joven al verlo, se volteó y observó sin interés a la cantidad de personas que pasaban frente a ellos o que bailaban en la pista.

—Llegaste bien acompañado— soltó el chico con burla al verlo de medio lado.

El Uchiha guardó silencio.

—¿Sales con esa chica?— volvió a preguntar ante el mutismo del moreno.

—No digas estupideces— lo cortó al volver a tomar de su bebida.

El chico se encogió —conozco a alguien que no creerá que es una estupidez— dijo y sonrió al imaginar la furia en el rostro de la pelirroja a la que se refería —Karín arderá de rabia.

—Tsk— chasqueó la lengua molesto —como si me importara.

—¿Dormiste con ella anoche?— preguntó el chico y por un segundo su voz sonó seria… la mirada fría del Uchiha lo obligó a reír —bien, a mí qué me importa… solo lo supuse porque anoche se te pegó como lapa cuando saliste de aquí— añadió y volvió a su actitud despreocupada.

—Me voy— avisó y después de dejar el vaso y un billete sobre la barra, comenzó a caminar directo al otro grupo de jóvenes.

El peliblanco observó el dinero que dejó y tras ver al barman tomarlo, sonrió —de ahí mismo sírveme otro par— mencionó para encogerse de hombros y giró su rostro… sus afilados dientes se exhibieron más al ver llegar a una joven que hasta ese momento le era desconocida… tal vez esa noche algo de la buena suerte del pelinegro se le pegaba y dormía acompañado.

—Ey, Sasuke— un joven rubio y de media coleta se levantó a saludarlo.

Los ojos negros y fríos del joven se fijaron en el rostro burlón del rubio y solo saludó con un movimiento de cabeza.

—Tiempo sin verte, Uchiha— habló un pelirrojo con perforaciones en nariz y orejas, dejando de lado a una chica de mirada rojiza y cabello azulino.

—Supongo que por ti, yo estuve aquí ayer— respondió el moreno al verlo acercarse, él seguía con actitud despreocupada y con las manos en los bolsillos.

—Yo enseguida vuelvo— habló el rubio al verse ignorado.

—Sí, el trabajo me mantiene ocupado— volvió a hablar el pelirrojo que pretendió no escuchar al otro que ya se había marchado.

—Ya veo… ¿tienes?— respondió el moreno y el pelirrojo sonrió de medio lado.

—Veo que la paciencia no es tu fuerte— comentó para extender su mano a otro de sus compañeros de actitud despreocupada y de cabellera blanca y corta —Hidan— lo nombró y éste entregó un pequeño envoltorio plástico que estaría un segundo en la mano del Uchiha, para terminar en uno de los bolsillos del pantalón del mismo.

El pelirrojo sonrió al guardar el par de billetes que el moreno le había entregado —me gustaría seguir regalándotela, pero negocios son negocios, comprendes, ¿cierto?

—Eso nunca me ha importado— cortó el Uchiha —debo irme.

—Por aquí me pareció ver a tu patético amigo rubio— mencionó el pelirrojo antes de que se marchara —… cuando quieras dejar de jugar al niño bueno, estaremos esperándote.

Los ojos ónix se clavaron en él cuando volteó de medio lado a verlo —mph— mencionó para comenzar a caminar.

—Tan arrogante como siempre— dijo el de pelo blanco mientras se mantenía con una pierna apoyada en el sofá y un palillo en los dientes… los otros voltearon a verlo —Por cierto, saludos a Itachi— alzó la voz y sonrió de medio lado al ver a la joven de mirada rojiza desviar la mirada.

El pelirrojo le dedicó una mirada asesina y se fue de ahí un segundo después.

—Al parecer no valoras tu vida— comentó el rubio de coleta que recién llegaba —¿o tú qué opinas, Konan?

—Mph… idiotas— dijo la chica mientras se cruzaba de piernas y tomaba de su copa.

O.O.O.O.O

—¿Quieres dejar de comportarte como un cretino con Sakura-chan?— cuestionó molesto el rubio mientras acompañaba al pelinegro de regreso al lugar donde estaban sus compañeros, luego de haberlo encontrado.

—¿Quieres tú dejar de meterte donde no te importa?— lo cortó el otro.

El rubio resopló frustrado —esto ya es cansado, teme— aceptó y lo acompañó al subir.

—Es lo mismo que yo digo, de alguna forma tiene que entender.

—¿Y por qué no solo sales con ella y ya?— lo detuvo al sostenerlo del brazo y lo vio seriamente.

—Porque no se me da la gana— respondió de inmediato y molesto el Uchiha, al momento de zafarse de su agarre.

—Teme— lo nombró y lo vio fijamente tratando de entender por qué su comportamiento.

—Métete en tus propios asuntos, usuratonkachi— advirtió el pelinegro al sostenerle la mirada un segundo antes de girarse y continuar su camino.

El Uzumaki resopló frustrado mientras negaba en silencio y lo observaba subir… aunque deseara la felicidad para la pelirrosa que seguía siendo muy importante para él, tampoco podía imponerle nada a su testarudo amigo.

O.O.O.O.O

—¿Quieres dejar de comer como si no fueras a volver a hacerlo?— habló la rubia ojiazul al ver al Akimichi llevarse a la boca gran cantidad de botana.

—¡¿Qué?! Pero si apenas voy empezando— se defendió el otro mientras seguía comiendo y haciendo negar en silencio al Nara que lo veía con cierto interés.

La rubia rodó los ojos —Hinata, dile algo…— dijo y volteó a ver a la más joven del grupo.

—¿Eh? ¿y-yo, Ino-chan?— mencionó avergonzada al llevarse una mano al pecho.

—Sí, tú…— apoyó el Inuzuka que también se encontraba siendo testigo de la escena —tal vez siendo la nueva del grupo, le dé un poco de pena.

—Demo, yo…— sus ojos de luna se abrieron sorprendidos al ver tanto al regordete castaño, como al Inuzuka.

—Ah, dejen en paz a Hina-chan— intervino el rubio, que como el Uchiha, recién volvía. Sonrió de manera zorruna mientras tomaba asiento al lado de la peliazul.

—Cállate, Naruto— habló el Inuzuka— si no le dicen nada, algún día va a reventar este gor…

—¿Quieres callarte?— intervino rápidamente el Nara al taparle la boca y con una sonrisa nerviosa, inventó lo que aseguró sería el término de la frase del joven de marcas rojizas, tranquilizando al casi ofendido regordete.

El Uchiha desvió la mirada fastidiado ante la patética escena. No entendía qué hacía con semejantes idiotas.

Naruto no contuvo una carcajada —ven, Hina-chan, esta vez sí bailaremos— mencionó animado y sonriendo todavía mientras se la llevaba de la mano.

—Ha-hai— respondió al seguirlo y su sonrojo fue notado por los ojos ónix que no evitaron seguirla al verla de reojo, mientras tomaba de su bebida.

• • •

El largo cabello azulino se movió junto con el medio largo de su vestido, cuando al llegar a la pista, y casi en medio de la multitud, el rubio la jaló de la mano y la atrajo hacia él. Los ojos de la chica se abrieron con sorpresa y el rubor se acrecentó en su rostro al asegurarle al ojiazul, que la música electrónica que sonaba, no se bailaba así y él, con una sonrisa extensa le había dicho que eso no importaba.

La joven rubia sonrió al verlos pero evitó decir algo al respecto.

—Vayamos nosotros también, Shikamaru— animó la joven al acercarse de más al chico que había sido su pareja por casi un año.

—No me apetece— dijo el joven que metió sus manos en los bolsillos y se recargó completamente en el asiento.

El Inuzuka se burló —te diría que bailaras conmigo, pero tal vez terminarías besándome— mencionó ganándose una mirada molesta del Nara.

La chica frunció el rostro en molestia, estaba acostumbrada al insoportable sentido del humor del joven —jamás bailaría, y mucho menos besaría a un pulgoso como tú— aclaró sin soltar al chico de alborotado chongo.

La charla o casi discusión transcurrió sin importarle al Uchiha que con un vaso de whisky en mano, observaba de reojo y desde su lugar a la inconfundible pareja de su estúpido amigo y la Hyuuga… estaba recargado en el respaldo del asiento y con un brazo en el mismo, ignorando por completo a sus compañeros y sus ojos cayeron al lugar donde el dobe, que parecía perder lo estúpido, había deslizado y descansado su mano… justo en la curvatura de la espalda baja de la joven… sonrió con ironía… a la chica no parecía molestarle… "igual a todas" se aseguró al recordar haberla visto abrazada junto al chico castaño, esa misma tarde en el estacionamiento de la universidad.

Apretó con un poco de más fuerza su brazo al ver al rubio pegarse a ella y susurrarle algo al oído, y a ambos, voltear a ver lo que el joven le había señalado… Naruto con sus sonrisas tontas era patético y a ella, casi podía creerle esa tonta ingenuidad que venía mostrando… pero su experiencia le se lo impedía. Ella debía ser igual a todas, tenía que serlo…

O.O.O.O.O

—N-Naruto-kun…— habló la joven al verse pegada a él.

—¿Estás bien, Hina-chan?— preguntó sorprendido el joven y con sus ojos muy abiertos, al verla casi caer al ser aventada por un grupo de jóvenes, que más que bailar, parecían pelear entre ellos.

Ella asintió y acomodó un mechón de cabello que había llegado a su rostro —y-yo… lo siento, N-Naruto-kun.

—¿Quieres que vayamos a sentarnos a las sillas de allá?— le dijo para señalarle el lugar más cercano.

Ella volteó y negó despacio —e-estoy bien— dijo y apretando sus manos en el pecho del joven, intentó apartarse, estaban demasiado cerca y sus nervios no le darían para más.

—Hinata— la nombró el rubio de tal modo por primera vez, al seguir aferrándose a su cintura... habían dejado de bailar.

Ella alzó su mirada nerviosa a él al notarlo —¿s-sí?

El chico sonrió mientras terminaba de quitar un par de largas hebras de cabello de su fino rostro… la Hyuuga se olvidó de respirar en ese momento y él sonrió más notoriamente al notarlo.

—Hina-chan… hay algo que quiero decirte, dattebayo— habló el joven. La música seguía sonando alto y él le hablaba muy cerca para ser escuchado, pero viéndose a la cara; las personas bailaban a su alrededor y el bullicio era mucho, pero la peliazulada creía escuchar su propio corazón. Naruto le gustaba mucho…

Ella mordió su labio y dejó de tocarlo para jugar con sus dedos y él sonrió al verla… sí, Hinata le parecía alguien a quién proteger, él conocía poco de su pasado, pero lo que conocía lo hacía desear tal cosa.

Él acarició su labio con el pulgar logrando que dejara de morderlo y se acercó a ella.

La cínica actitud del ojinegro cobró molestia al verlos besarse. Si no lograba tener a esa chica, Naruto le habría ganado. Sí habría alguien que lo ignorara, y más por su siempre estúpido amigo. Eso no podía pasar.

El rostro ligeramente levantado de la Hyuuga se mantuvo quieto mientras el rubio rosaba casi sus labios, pudo sentir el aliento fresco del chico en su rostro y sus ojos comenzaron a cerrarse y casi creyó se desmayaría.

Los ojos azules que se habían mantenido observando los entreabiertos labios femeninos, se vieron atraídos por una cabellera rosada varios metros tras ella, la ignoró una vez, y al ver a la joven dueña de ésta, moverse de forma extraña, cerró los ojos y ladeó el rostro frustrado.

—Esto no puede pasar, dattebayo— mencionó para sí mismo al acariciar el rostro ruborizado de la ojiperla —ven, necesito que me esperes— volvió a hablar en voz alta y en el oído de la joven que no entendió qué pasaba.

La ojiperla asintió y lo dejó tomarla de la mano mientras la guiaba de nueva cuenta con el resto del grupo.

—¿Ah?— mencionó la chica al ver a un costado de las escaleras que la conducirían a ese punto exclusivo donde habían estado, a la Yamanaka que abrazaba por el cuello a Shikamaru… la peliazulada sonrió al entender que las cosas se habían arreglado… segundos después tuvo que dejar de verlos al ver cómo el joven deslizaba una de sus manos, de su cintura, hasta acariciar uno de los senos de la rubia, mientras la aprisionaba en la pared… la Hyuuga avergonzada los ignoró, como lo hacían la mayoría de los presentes en el lugar.

—Hina-chan— la voz del rubio volvió a captar su atención mientras subían —Sakura-chan…— dijo y volteó a ver a la pelirrosa que caminando con dificultad se había sentado en una de las mesas redondas a un costado de la pista y estaba completamente sola.

Los ojos perlados no tardaron en ubicarla y entender lo que estaba preocupando al Uzumaki —co-comprendo…— dijo y asintió al sonreirle.

—Espérame aquí, veré si quiere que la vaya a dejar en casa… pero debo decirte algo, ttebayo— habló de prisa mientras se rascaba su rubio cabello —¿esperarás?

—Ha-hai— mencionó y mientras jugaba con sus dedos, lo vio partir rumbo a la chica ojiverde.

—Parece que hoy no eres el mejor conversador…— mencionó el chico de ojos morados y afilados dientes, que había tenido poca suerte con la chica de la barra, y que había subido con su pelinegro amigo que no hacía más que mirar a la multitud que bailaba. El Uchiha guardó silencio mientras su mirada fría puso nerviosa a la ojiperla que recién llegaba y lo había volteado a ver al pasar —supongo que mejor me voy— volvió a hablar el joven ojiblanco al verse ignorado.

—Como quieras— respondió desinteresado el Uchiha dando un último trago a su bebida.

El joven se marchó al instante después de murmurar algo sobre lo antipático del pelinegro.

—Ey— gritó el Inuzuka —¡miren!— señaló a un punto en la pista de baile y tanto la ojiperla como Shino voltearon a ver.

Después de ajustarse las gafas obscuras, el Aburame habló—: son Rock Lee y Choji— su voz no mostró mayor importancia.

Kiba rió sonoramente —pero si el guapo más guapo de toda la ciudad, se está dando con todo con el gordo— afirmó al ver el revuelo que traían sus dos amigos.

—¿Creen que deberíamos intervenir?— cuestionó la preocupada ojiperla al levantarse a ver.

—Nah, olvídalo, déjalos que se cansen— respondió el de marcas rojizas.

—Kiba-kun…

—En todo caso Shikamaru es el que tranquiliza a Choji— volvió a decir el chico al también estar de pie observando todo.

Shino se puso de pie —tú quédate aquí, Hinata— mencionó el joven —nosotros evitaremos que sigan haciendo semejante ridículo— la voz baja del joven no fue comparada con la fuerza con la que arrastró al Inuzuka para que lo ayudara a separar a los otros. A pesar que no vieron cómo comenzó, no les fue difícil adivinar que seguro el chico de cejas pobladas habría intentado animar al castaño a bailar, y entre su convencimiento, habría mencionado la palabra 'gordo' dirigida al joven y así, su furia se desató.

Cuando el Uchiha se levantó y estuvo a punto de bajar, ella lo observó.

—¿I-irá a ayudar-les?— su débil voz fue escuchada por el alto pelinegro.

—Como si eso me importara— respondió el joven y siguió bajando.

La joven, que era la primera vez que veía esa escena casi típica para los otros, aparte de asustarse, se molestó.

—Debería ser mejor amigo…— su voz sonó clara e hizo voltear al Uchiha de medio lado y detener su marcha.

—¿Qué?

Ella apretó un pliegue de su vestido al sostenerle la mirada —u-usted tiene muy buenos amigos… de-debería preocuparse por ellos— se atrevió a mencionar y a pesar de que su corazón latía nervioso por hablarle de esa forma, logró sonar clara. No entendía cómo siendo tan querido por el rubio y la ojiverde, él se comportaba de esa forma con ellos… con todos.

—Ellos no son mis amigos— aclaró el joven con voz gruesa al ver la ridícula escena que esos cuatro montaban.

Ella abrió los ojos sorprendida al escuchar aquello, todos eran un gran grupo —demo…— dijo y giró su rostro hasta donde podía alcanzar a ver a lo lejos, al rubio sentado charlando con la pelirrosa cabizbaja.

Él sonrió de medio lado y con molestia —¿estás juzgándome?— ella retrocedió, no supo si por lo grueso de su voz o porque después de girar, caminaba hacia ella.

—N-no…— mencionó y dio otro paso atrás —s-solo no debería ser… tan cruel— añadió y ambos entendieron a lo que se refería.

Él apenas volteó en dirección hacia los que habían sido sus amigos desde la infancia.

—Mph— sus labios se curvaron en una sonrisa torcida —porque no quise bailar con ella— dedujo sin dejar de verlos.

—Ella…— mencionaba la ojiperla.

—Pues no se me dio la gana— interrumpió el joven —pero ahora sí. Así que baila conmigo— añadió sorprendiéndola al tomarla de la mano.

Él avanzó… ella no.

El Uchiha volteó a verla y achicó los ojos al verla recelosa.

—N-no…— dijo y jaló su mano para soltarse. Verlo sonreír con cinismo la hizo fruncir el ceño insegura de lo que pensaba. No le temía, pero él no le provocaba la confianza que el resto de los chicos del grupo.

Él regresó el paso que había dado al pretender avanzar con ella, y la insegura Hyuuga retrocedió el mismo.

—Eres patética— le dijo despectivamente al verla chocar con la mesa y hacer temblar alguna botellas vacías. Estiró su mano y movió uno de los azulinos mechones de cabello que siempre enmarcaban su rostro… ella abrió los ojos con sorpresa y la sonrisa cínica del joven se extendió —Pero supongo que con el dobe no tendrías problemas…— añadió obligándola a alzar su vista a sus negros ojos — ¿verdad?

—¿Na-nani?— preguntó y su mano tembló al tocar su mano para que dejara de tocar su cabello. La puso nerviosa, pero no como el nerviosismo que experimentó con el rubio momentos antes… él comenzó a asustarla.

—¿Sabes, Hyuuga?— apoyó sus manos en la mesa, aprisionándola, no le importó que bastara que cualquiera de sus amigos volteara para verlos, hecho que no ocurrió, ella desvió su rostro cuando él acercó el suyo a ella —el dobe no se compara conmigo— le susurró al oído y ella tembló involuntariamente.

El Uchiha sonrió al notarlo.

—Cre-creo que…— dijo y empuñó sus manos, algo de cómo eso sonó, no le gustó —que es usted…

La sonrisa del joven se volvió soberbia al comprender lo que había querido decir. Ladeó su rostro y la observó verlo a los ojos, con la determinación que solo se tiene, al defender lo que se quiere.

—Te bastarían unas horas en mi cama para demostrarte lo contrario— habló sobre los labios de la sorprendida Hyuuga que no podía moverse, un segundo antes de besarla.

Ella abrió los ojos con sorpresa y los mismos temblaron al sentir los labios del Uchiha moverse sobre los de ella… su corazón se desbocó nervioso y asustado… su cuerpo reaccionó solo, cuando lo alejó al aventarlo del pecho sin lograr apartarlo del todo… sus lágrimas aguaron sus ojos y lo miró con la molestia que le provocó que le robara su primer beso en esa demostración de soberbia.

El perfecto rostro del pelinegro se ladeó y su mejilla ardió cuando la molesta y llorosa chica lo abofeteó. Volteó a verla molesto y ella casi lloraba, la respiración de la joven se aceleró y salió de prisa de ahí sin poder mencionar palabra.

—Ah…— mencionó el petrificado peliblanco que regresaba a despedirse del Uchiha y presenció la escena casi completa.

Los ojos fríamente negros del Uchiha se clavaron en la joven que se perdía entre tropezones en la multitud. Tomó uno de los gruesos vasos de la mesa y lo apretó con fuerza… el mismo se estrelló ante la mirada atónita del joven de afilados dientes y eso, como su rostro endurecido, fueron las únicas reacciones del pelinegro.

Acéptalo, no eres más que un mediocre que siempre vivirá bajo la sombra de tu hermano— la gruesa voz del patriarca Uchiha resonó en su cabeza. Todavía recordaba verlo caminar hacia él en ese despacho de su casa, mientras le hablaba.

Él empuñó sus manos al ser siempre subestimado.

¡Yo superaré a Itachi, y…!— su molestia fue cortada por el golpe que le propinó el mayor en el rostro, haciéndolo perder el equilibrio, en la primera vez que hacía tal cosa. Los ojos del joven se abrieron con sorpresa y vio las manos de su padre temblar.

¡Cierra la boca, Sasuke! — gritó el mayor al verlo pararse correctamente —no eres más que un niño mimado y sin carácter que juega a hacerse el rudo. O eres un hombre o un perdedor— recalcó y lo vio severamente.

Fugaku— la voz débil de la mujer se hizo escuchar en el lugar luego de escuchar los gritos de su esposo e hijo.

Ninguno de los dos varones voltearon a verla, él mayor veía al joven severamente y el otro se juraba que nunca más lo volverían a humillar de tal forma.

Avanzó entre las personas empujando a más de uno, todavía con el recuerdo del último día que pasó en la que había sido su casa por dieciséis años. Esa imbécil niña se había atrevido también a golpearlo.

—Oye, Sasuke— habló el joven de morados ojos al seguirlo, él lo conocía en esos momentos incluso más que su rubio amigo, y esa mirada no le gustó —¿a dónde demonios vas?

El pelinegro lo ignoró tanto a él, como a las miradas interesadas de varias chicas que lo veían avanzar molesto. A pesar de que ella partió primero, él no tardó en alcanzarla segundos antes de que ingresara a los sanitarios de mujeres.

—¿Q-qué hace?— preguntó la joven al intentar liberar su brazo del fuerte agarre del joven de ojos ónix.

—Cobrarme la humillación— advirtió al tirar de ella y arrastrarla con él hasta el final de ese largo y semi iluminado pasillo, hasta donde lo había seguido a distancia, el joven de ojos morados. El acto fue observado por un par de ojos más, pero lo tomarían como una común pelea entre pareja.

La voz de la ojiperla se ahogó al ser aventada con poca delicadeza dentro de un pequeño cuarto y verse encerrada con el Uchiha cubriendo la puerta, que era, su única vía de escape. Su corazón golpeó con fuerza mientras lo veía recelosa, y de forma instintiva abrazaba su cuerpo al haber golpeado su espalda contra una estantería ubicada tras ella.

—¿Hu-humillación?— preguntó al verlo acercarse, ella pocas veces le había prestado real atención, pero casi juró que esa mirada negra por unos segundos lució rojiza —¿de… de qué habla?— volvió a cuestionar sin dejar de verlo, pero consciente de la nula posibilidad de escape. El lugar no medía más de tres metros cuadrados y estaba lleno de productos y utensilios de limpieza. Cuando lo tuvo de frente, el foco de luz amarilla ensombreció ligeramente el blanco rostro del joven al quedar justo sobre él.

—¿Pretendes hacerte la imbécil?— le cuestionó y su rostro se endureció aún más al colocar sus manos a ambos lados del rostro de la joven.

Ella contuvo el aliento —s-si esto es una broma…— se animó a hablar y quiso evadirlo.

Él la sujetó de la cintura cuando ella quiso salir y volvió a estrellarla contra el estante, haciendo temblar varias botellas plásticas de productos de limpieza.

—Está muy lejos de serlo y ya lo verás— amenazó el joven cuando rodeó su cintura con su brazo y la pegó a su cuerpo.

La ojiperla tembló y evitó verlo a los ojos, su cuerpo alto y atlético le resultaba intimidante y estando así, era peor.

Ella jadeó de miedo —s-si está mo-molesto por lo de…— mencionó y apretó los ojos al sentir el aliento caliente del joven en su cuello —y-yo… yo lo hice porque u-usted…— intentó decirle que había robado una de las cosas que ella más ansiaba con ese beso, pero él se lo impidió.

—No soy ningún imbécil, Hyuuga — le aclaró y tomó de su cuello para obligarla a verlo y sonrió ante su temor —¿qué pretendes haciéndote la mustia?— le preguntó con molestia. Ahora estaba claro para él, ella no era diferente a ninguna, seguro su careta de tonta no era más que eso, una simple fachada para que personas estúpidas como el dobe, sintieran la patética necesidad de defenderla, como el propio rubio le había dicho.

—¿Na-nani?— preguntó intentando alejarlo… el aliento embriagante del joven acariciaba su rostro al éste, respirar por sus labios, producto de la excitación que ya sentía al ser consciente de las distintas curvas del cuerpo de la chica pegadas a él.

Él acarició su rostro con el pulgar al seguir sosteniendo su cuello y más que una caricia, a ella le pareció una amenaza silenciosa.

—Yo no soy como el imbécil de Naruto… — dijo y sonrió al sentirla tensarse — a mi si alguien me molesta… me la paga.

—Go-gomenasai— se disculpó al sentir la mano con la que la apresaba, recorrerle la espalda.

—¿Qué te hace pensar que una disculpa servirá?— susurró en su oído mientras lamía el mismo.

Ahí ella entendió que hablaba en serio.

—N-no— y aquella fuerza que la motivó a abofetearlo, la ayudó ahora a aventarlo cuando el joven disminuyó su fuerza y corrió el par de pasos hasta llegar y tocar el pomo de la puerta —¡Por favor, ayuda!— gritó y jaló de la puerta.

—No tan rápido, Hyuuga— la detuvo de la cintura y la alzó para después volver a cerrar la puerta que ella había alcanzado a abrir. Fueron menos de dos segundos desde que él la sujetó, hasta que se vio adolorida de la cabeza, al haberla tirado al apenas limpio suelo y subirse sobre ella.

Las cristalinas lágrimas que habían amenazado con salir se asomaban ligeramente de sus ojos.

—Su-suélteme… de-déjeme ir…— suplicó al verlo observar su cuerpo preso bajo él —n-no se lo di-ré a na-nadie— volvió a mencionar comenzando ahogarse con el llanto que se negaba a soltar.

—¿Y perderme esto?— se burló el joven al jalar una de sus piernas y resbalar entre ellas, quedando ella casi vulnerable para él.

Fue en ese momento cuando no pudo seguir conteniendo el llanto. Sus lágrimas bañaron su rostro y él apenas la vio, al recorrer sus ojos negros con tortuosa calma, desde la cremosidad de sus piernas entre las que se encontraba, su cintura pequeña y el abultado busto que se movía agitado al estar la joven hipeando.

—¿Te ha dicho el dobe lo bien que te ves?— le preguntó al reconocerlo. Se presionó contra ella y la peliazulada apretó sus ojos y sollozó, al sentir la que hasta ahora reconocía como la prominente excitación que el pelinegro tenía entre sus piernas.

—¡Ba-basta!— alzó la voz y la misma se quebró al no poder quitárselo de encima.

—Si no es tan estúpido, seguro te lo dijo— volvió a hablar y al sentirla forcejear con más fuerza, la tomó de las manos y las alzó sobre su cabeza —agh— gimió roncamente el pelinegro —no sé si seas consciente que al moverte de ese modo, solo logras excitarme— se burló y besó su cuello… ella siguió revolviéndose bajo él a pesar de su comentario.

—O-onegai… de-déjeme— sollozó amargamente mientras él se entretenía en besar su cuello. Sus músculos comenzaban a doler de imprimir toda su fuerza y apenas lograr mover al imponente cuerpo del Uchiha.

En un alarde de fuerza, él sujetó las dos blancas manos de la llorosa chica con una sola de la de él… cuando la otra bajó, masajeó uno de sus senos, sintiendo la redondez y suavidad del mismo.

—A-alguien… o-onegai— gritó y arqueó su espalda buscando levantarse.

—Mph… todavía no es tiempo de gritar, Hyuuga— la voz ronca y amenazante del chico en su oído, le provocó más miedo… ¿por qué nadie entraba a ayudarle?

Los ojos profundamente negros del Uchiha observaron la palidez de su rostro bañado en lágrimas y la forma en la que sus labios se abrían y cerraban, sollozantes y jadeantes de impotencia. Volvió por ellos en el que supo un estúpido capricho, pues apenas la besó, ella mordió sus labios y aun así, volvió a probar los mismos con su lengua.

No fue hasta que él tiró de su vestido que ella, asustada, dejó de morderle. Hinata volvió a jadear y nunca se sintió más humillada cuando además de que él se había deshecho del moño que sujetaba su vestido en su cuello, también abrió su sostén.

—No…— suplicó y lo vio con miedo.

El Uchiha perdió el aliento un segundo al observar la blancura y redondez perfecta de sus senos.

—Esto pudo haber sido diferente, Hyuuga— aseguró al apenas verla a los ojos y volver a bajar la mirada a sus senos, mientras la mano que los había expuesto, ahora los acariciaba. La erección del joven creció todavía más bajo sus costosos pantalones, al punto de dolerle mantenerla presa.

Ella había ladeado su rostro y apretado sus ojos mientras mordía sus labios, humillada y avergonzada… sus lágrimas mostraban su impotencia y su dolor —basta… onegai— volvió a suplicar y al segundo lo sintió retirar su mano… cuando tuvo el valor de verlo a esos profundos ojos ónix, él la veía, también jadeante e impaciente mientras desabotonaba su negra camisa.

"¿Va… va a hacerlo…, de verdad?" pensó la aterrada joven que se quedaba sin fuerza y sin voz por el llanto… ¿qué clase de monstruo era él?

—No… por favor— suplicó y su ceño se frunció al intentar ver y encontrar al humano en él.

—Sasuke, ¿todo bien?— la voz del joven peliblanco irrumpió y la chica forcejeó una vez más. El Uchiha fulminó con la mirada al intruso y éste, se quedó petrificado al ver a su amigo sin camisa y entre las piernas de la semidesnuda joven —…¿qué?— mencionó casi sin voz.

—Por favor, ayúdame— suplicó la joven obteniendo toda la atención del chico.

—Lárgate, Suigetsu— la amenazante voz del pelinegro sacó de la sorpresa al peliblanco y tras asentir incrédulo, luego de un segundo, cerró la puerta una vez más.

Hinata dejó escapar el aliento al verse abandonada —¿por qué?— le preguntó y su voz, contrario al miedo, no se cortó.

Él sonrió de medio lado y la molestia volvió a adornar sus facciones mientras el negro cabello le caía a los costados de su rostro.

—Por mi pequeña venganza— dijo al bajar a ella y aplastar sus senos con su pecho.

"¿Pequeña?" pensó la joven al ladear su rostro.

—…porque nadie se burla de mí…— añadió al bajar su mirada nuevamente a sus senos que parecía más grandes por la posición en la que la tenía y posteriormente, bajó sus labios a éstos. Hinata sollozó sonoramente — y porque te me antojas mucho— confesó para introducir uno de sus pezones a su boca, luego lamerlo y finalmente succionar el mismo.

Ella gritó por ayuda un par de veces más y él la ignoró… la ignoraría también, y no tan convencido, el joven de ojos morados que recargado en la pared, se aseguraba que nadie más entrase en ese lugar, mientras fingía decidirse entrar a los baños.

Después de saborear la miel de sus senos y masajear con su mano los mismos, volvió a alzarse a su boca. La cansada chica volvió a morder su labio, esta vez, sangró la comisura del mismo.

—Agh— pese al dolor, él sonrió, e impaciente, bajó el cierre de su pantalón y posteriormente desabrochó el mismo para terminar exponiendo el grosor de su largo y endurecido pene.

Ella negó en silencio, no necesitó verlo para saber lo que ocurría… las lágrimas resbalaron llegando hasta sus oídos y se perdieron en su pelo regado en el suelo momentos después.

La mano derecha del Uchiha se coló hasta la entrepierna femenina y delineó bajó las negras bragas de la joven, los pliegues de su intimidad… ella apretó las piernas pero no consiguió nada al tenerlo entre ellas.

El moreno no podía siquiera imaginar a qué sabría el cuerpo de esa joven. Ingresó uno de sus dedos buscando lubricarla, pero solo lograba verla retorcerse… el rechazo que la joven le tenía le fue evidente… molesto y frustrado tiró un poco de su ropa interior y dejó expuesta su intimidad… la tomó del cuello y rostro, y besó sus labios... en una muestra de poder y dominio, liberó sus manos y la sujetó del rostro para impedirle voltearse y seguirla besando.

Ella manoteó contra él pero no pudo quitarlo, el solo cuerpo del Uchiha estaba inmovilizándola.

—O-onegai…— apenas pudo mencionar cuando el beso del chico la dejó sin aliento.

—Hasta ahora conocerás a un hombre, Hyuuga— le aseguró el chico al acomodar su miembro con una mano en su tibio y suave sexo. Ella luchó por apartarlo ya con la garganta dolorida, pero sus manos resbalaban por la piel del pelinegro, palideciendo la misma por la inútil fuerza que empleaba.

El ceño del joven se frunció al introducir despacio su auto lubricado miembro y sentir la presión del cuerpo de la chica. Las uñas apenas crecidas de la joven se encajaron en la espalda del joven, que junto a la caliente estrechez de la chica, provocaron más placer que dolor.

"¿Cómo pudo ocurrir esto?" pensó y lloró, hace unas horas había sentido la protección de su primo al llevarla a casa y se había sentido sumamente ilusionada al creer que el rubio la besaría… él le había pedido que lo esperara… ¿qué pensaría ahora al no encontrarla?

—N-Naruto…— sollozó su nombre y sus calientes lágrimas siguieron rodando.

La mención de su estúpido amigo lo enfureció… ¿cómo podía pensar en él?... Contuvo el aliento y apretó sus ojos…

—Agh— gimió roncamente.

—Ahhh— ella casi gritó al sentirse invadida de golpe y sus uñas que habían permanecido encajadas en la amplia espalda del Uchiha, resbalaron rasgando su piel y haciéndola sangrar. El dolor fue intenso, quemante y profundo.

Él se quedó inmóvil un segundo… la fricción había sido casi seca y dolorida para ambos, pero la reacción de la chica lo advirtió… una capa de sudor cubrió su cuerpo y las heridas de su espalda calaron… solo entonces las sintió… siguió inmóvil sobre ella, se forzó a ello, pero toda aquella presión en su miembro le impidió seguir de ese modo mucho más.

Salió despacio del cuerpo de la joven y la escuchó jadear dolorida… se enterró una vez más en ella y un par de pesadas lágrimas volvieron a caer cuando ella apretó una vez más sus ojos. El calor interior y la estrechez extrema de la curvilínea chica lo obligaron a jadear constantemente en el oído de la Hyuuga, mientras se hundía cada vez más insistentemente en su cuerpo.

Ella ya no pudo soltarlo… sus manos quedaron pegadas a los costados de la espalda del chico, incapaz de moverse o luchar más…sintió un dolor agudo y punzante desgarrar su vientre y la pequeña tregua que le dio el moreno al quedarse quieto, no fue capaz de aliviarla… ladeó su rostro repudiándolo a él y a ella misma. El Uchiha necesitado de más de ella volvió por sus labios y jadeó en ellos al no cesar con sus embestidas… Hinata ya no presentó mayor resistencia… era consciente del olor a productos de limpieza, de las manos y las caricias toscas del joven que apretaban sus piernas mientras la penetraba y que también subían a tocar sus senos, del sabor embriagante de sus labios y el peso de su cuerpo… podía escucharlo y podía sentirlo en su interior, lastimándola y robándose también esa entrega especial con la que en escasas ocasiones se atrevía a soñar… era consciente del dolor e incluso del sabor de sus salinas lágrimas… pero seguía sin entender por qué razón él la estaba lastimando de esa manera… esa especie de discusión que tuvieron no ameritaba eso… nada lo hacía.

—Eres deliciosa, Hyuuga— confesó el joven con su sangre ardiendo.

Ella negó con el rostro, no quería creerle… tampoco escucharlo. Solo podía desear que eso terminara pronto... no, quería morir.

El cuerpo de la joven, en un intento de auto protegerse, lubricó la unión de los dos cuerpos, volviendo el acto más satisfactorio para el Uchiha, que incrementó el ritmo y la profundidad de sus fuertes estocadas, al introducir casi la totalidad de su dura carne en el interior del cuerpo de la joven. Cada embestida la obligaba a jadear al casi vaciarse sus pulmones con el choque de sus cuerpos.

—N-Naruto…— susurró la chica débilmente… ansiaba su ayuda… una sola y caliente lágrima volvió a recorrer su rostro.

La molestia que siempre le provocó, se avivó al escucharla… él quería escuchar gemidos de su parte, no escucharla nombrarlo.

La parte más obscura de su alma le habló de la verdad…

Volvió a penetrarla con fuerza y le arrancó un pequeño grito ahogado.

… él la había forzado, y aunque si bien, ese golpe que recibió por parte de ella, había desatado su furia y había sido el detonante… no fue lo principal; él había visto la adoración que esa joven le tenía a su rubio amigo… a ese que siempre creyó inferior… Naruto tendría, estaba seguro, lo que él jamás obtendría de ella… su orgullo herido y su naturaleza egoísta y casi malvada, lo obligaron a actuar… disfrutó de ver su mirada asustada, disfrutó desnudarla y estaba disfrutando como nunca poseerla…

Las manos de ella cayeron a los costados de su rostro, a un lado de las del Uchiha y los envistes de él, provocaron que sus senos se movieran más notoriamente… la mirada casi desenfocada de la chica se entrecerró.

—Hinata…— la nombró el chico y egoístamente se negó a detenerse… su cuerpo estaba ardiendo.

… Ya había caído en cuenta… pero el rechazo de la joven iba más allá de sus capacidades racionales… su ego herido era más fuerte que cualquier otra cosa.

Jadeante bajó su rostro a ella, se movió con fuerza y apretó la cadera femenina que apenas era cubierta por su vestido enrollado en la cintura de la ojiperla, movió el curvilíneo cuerpo de la joven con él.

—Ya no… o-onegai…— apenas encontró su voz al no soportarlo más… el Uchiha comenzó a moverse con mayor necesidad y el dolor inicial regresó. Él jadeó insistentemente y con una última estocada, que dolió como la primera, se derramó completamente y de forma palpitante en el estrecho interior de la joven.

—Hyuuga— la nombró jadeante al abrazar su cintura con un solo brazo y con el otro sostenerse… su aliento caliente chocaba contra el azulino cabello regado en el suelo.

El miembro del joven volvió a palpitar en el interior de la chica momentos después, terminando de vaciarse… una vez que la excitación abandonó despacio su cuerpo, la conciencia regresó a él, pero el orgullo seguía presente, como en cada momento de su vida.

Salió despacio de su interior y ella se quejó otra vez… un delgado hilo del blanquecino semen del Uchiha salió de ella. El pelinegro acomodó sus pantalones y ella, soportando el dolor de todo su cuerpo se sentó, incapaz de seguir un segundo más cerca de él, mientras él hacía lo mismo… Hinata reacomodó su sostén y su vestido antes de levantarse… él no dejó de verla, estaba sentado a su lado, pero no dijo nada.

Una vez que ella se levantó y avanzó difícilmente para salir de ahí, él se puso de pie.

—Hinata— su voz sonó ronca y estiró su mano para tocarla sin lograr hacerlo… ella cerró la puerta sin siquiera voltearlo a ver. El pelinegro apretó en puños sus manos mientras recuperaba su negra camisa del suelo, la misma que se mancharía con la sangre que había salido de su espalda.

• • •

Apenas cerró la puerta, su cuerpo entero tembló… sus ojos volvieron a aguarse y si no fuese por todo el dolor que sentía, no podría creer lo que acababa de ocurrirle.

Sus ojos temblorosos en llanto se encontraron con la mirada sorprendida del joven peliblanco que negó en silencio sin saber qué decir… él no hizo nada por ayudarle. Hinata desvió la mirada y abrazando su cuerpo, para pasar desapercibida; se abrió camino entre la multitud y lo más pegada que pudo al sector contrario donde estaban sus amigos, se dirigió hasta la salida… su aspecto desalineado y sus ojos llorosos dieron la imagen de una ebria más saliendo de ahí. Una vez que recuperó su chaqueta ni siquiera se la colocó… salió del lugar y tras caminar varios y dolorosos metros, entró a su auto y abrazada del volante de su auto, volvió a derrumbarse al llorar esta vez sonoramente.

• • •

—¿Qué…?

—¿Hacia dónde se fue?— la voz ronca del Uchiha interrumpió al joven de ojos morados.

El joven solo volteó hacia la dirección que había tomado la chica y el pelinegro dio un fugaz vistazo al lugar y optó por también salir, al deducir que no seguiría en el interior.

—¿Te vas?— la voz del peliblanco lo hizo girar a verlo.

—No tengo nada qué hacer aquí— mencionó para molesto comenzar a caminar en busca de su auto.

—Sasuke… ¿de verdad?

—Si sabes lo que te conviene, olvida lo que viste— habló el pelinegro al apenas voltear a verlo.

O.O.O.O.O

—¡Ino!¡Shikamaru!— gritó el rubio al par de jóvenes que ya se retiraban —¿vieron a Hina-chan?

—No… ¿por qué?¿no estaba contigo?— mencionó la chica al detenerse y verlo llegar a ellos.

El rubio negó —no… yo estuve con Sakura-chan y…

—Entiendo— mencionó la Yamanaka y observó con una sonrisa a la pelirrosada que se esforzaba por parecer normal sentada en una de las mesas —tal vez se puso celosa y se fue— mencionó para guiñarle un ojo al Uzumaki que abrió los ojos sorprendidos.

—¿Crees?

—Puede ser… a nadie le gusta que lo ignoren— ahora quien habló fue el Nara —¿le has preguntado a Kiba o Shino?

—Sí, pero no la han visto… el teme tampoco está.

—Sasuke seguro consiguió con quien pasar la noche— dijo la rubia —y Hinata… bueno, a veces es extraña… aunque yo que tú pensaría bien eso de los celos.

El rubio frunció el ceño y volvió a marcar al móvil de la chica, que volvía a sonar pero no era atendido.

—Es raro…

—Pudo haberlo olvidado en casa— mencionó la joven.

—Sí, podría ser… bueno…— habló el rubio y volteó a ver a la pelirrosa que se había puesto de pie —será mejor que regrese a Sakura-chan a su casa… su padre va a matarme, ttebayo.

—Nosotros también nos vamos— se despidió el Nara para llevarse a la rubia con él… esa noche la pasarían juntos.

O.O.O.O.O

Horas más tarde la luz lunar iluminaba tenuemente la gran ciudad, colándose incluso al interior de los altos edificios…

Recargado en el descanso de su sofá, y con un brazo apoyado en su rodilla mientras sostenía un nuevo vaso de whisky, el Uchiha fijaba su atención en el exterior tras esa larga ventana, observaba a la nada mientras su mente revivía otra vez lo ocurrido hace apenas unas horas…

—Eras virgen…— mencionó en la obscuridad de su departamento y su conciencia pesó más que su cuerpo.

—Hinata…

• • •

La pantalla de su móvil se apagó… sino se sintiese culpable, no hubiese mandado ese texto al rubio después de haber estado ignorando casi una decena de llamadas… mintió, por primera vez en su vida mintió… y le mintió a él… ¿cómo decirle que su amigo, casi su hermano, no era quien creía que era… que él… que Uchiha Sasuke la…?

Negó en silencio y se abrazó a sí misma mientras permanecía acostada y cobijada en su cama… su largo cabello azulino estaba todavía húmedo después de haberse duchado…

—¿Por qué?— se preguntó en el silencio de su recamara y observó la brillante luna que menguaba y su calma no pudo infundirse en ella.

La visión de la luna se distorcionó al aguarse sus ojos... largas y calientes lágrimas volvieron a rodar por su rostro mientras un dolor más grande que el físico se clavaba en su pecho…sollozó y apretó sus dientes para contener el llanto que se negó a desaparecer… su alma también lloró.

¿Por qué?¿por qué ella?

Continuará…


Ah, pues regresé, una disculpa por tardarme… el tener otro fic corriendo no fue el causante de mi demora, la verdad es que este cap es crucial para la historia… desde aquí se unen las vidas de mis protagonistas y quería darle la importancia y el peso que tiene lo que ocurrió, espero haberlo logrado.

*Un paréntesis… una violación es algo feo… no violen a nadie... xD nah, bueno, aunque lo pongo a broma, también es serio. No lo hagan, esto es ficción y las cosas no pasan así.

Etto… bueno, sigo… Espero que les haya gustado y no lo encuentren 'equis', es la segunda violación que escribo, pero la primera con los protagonistas… quise evitar el OoC y también eso me martilló la cabeza, no me senté a escribir hasta saber lo que quería para la escena.

Fue un capítulo largo, siento eso.

Nos leemos pronto y agradezco sus comentarios:

Ryuzaki Kira 3021, fan Hinata hyuga, Yukki-Onna, DAMIC00, Michelita Almazán, Nicole Ig, miko Kaoru-sama (me quedé esperándote en razones ;( luego me regañas), vdevenganza, Tiff , Flower Bloom y a Nicolai P. Sherman.

Gracias también a quienes me dan el voto de confianza agregando a favoritos… un beso niñas y nos seguimos leyendo.