LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD DE MASASHI KISHIMOTO. LA HISTORIA ES MÍA.

-6-

LO QUE NO ES DE ÉL

La joven ojiperla apretaba nerviosa la correa de su mochila que colgaba de su hombro… su respiración era profunda y veía de reojo al joven rubio que saludaba a un par de conocidos al ir caminando por el largo pasillo principal del edificio de su facultad.

—Entonces, Hinata-chan, ¿por qué razón te marchaste esa noche del antro?— cuestionó el chico de pronto al voltearla a ver.

Ella separó los labios y su nerviosismo se reflejó al comenzar a jugar con sus dedos, hecho que pasó desapercibido para el Uzumaki.

—P-pues…— comenzó y desvió su vista —n-no me sentí muy… cómoda.

—¿En serio? pero no era la primera vez que ibas, 'ttebayo— dijo el ojiazul al extrañarse.

Ella asintió y lo observó un segundo para luego volver a apartar la mirada —s-sí… Ino se había ido con Shikamaru y… y los chicos…

El rubio se burló y atrajo la atención de la Hyuuga.

—¡Es cierto!— interrumpió —armaron un lío y terminaron echándolos a la calle— dijo y se llevó una mano a rascar su nuca, cómo se había arrepentido de perderse eso.

—Hai— mencionó al verlo… su sonrisa le provocó una ligera también a ella.

—Lo siento mucho, Hina-chan— se disculpó el joven —… no medí el tiempo, te quedaste sola… bueno, supongo, porque cuando regresé no estaban ni tú ni Sasuke en ningún lado— añadió al meter sus manos en los bolsillos de su pantalón al seguir avanzando.

Ella se tensó y se forzó a seguirle el paso, después de todo, sus clases quedaban por el mismo sector.

—De-debí llamar…— se disculpó y rogó que nunca se enterara.

—Olvídalo, lo que me preocupó fue tu ausencia después, 'ttebayo — dijo e hizo un silencio cuando ella ya no respondió —Hinata…— su voz se tornó seria al llamarla de ese modo, detuvo su andar al estar casi a punto de entrar a su aula, ella lo imitó y sus ojos grandes y nerviosos se prendieron a los de él —yo quería… bueno, desde ese día…

—¿Si?— preguntó para morder ligeramente el interior de su labio inferior al verlo nervioso… siguió jugando con sus dedos y él desvió su mirada… por un momento tuvo una cálida sensación… esa misma de esa noche antes que todo pasara.

—Yo quería decirte que…

—¡Ey, Hinata!—tanto la escandalosa voz del Inuzuka como su brazo rodeando sus hombros hicieron respingar a la joven que nunca lo sintió acercarse entre todos los alumnos.

—Ki-Kiba-kun…— saludó al verlo hacia arriba sin que él la hubiese soltado.

—Me da gusto que estés de regreso, no sabes cómo te extrañamos— dijo el animado joven al sonreír abiertamente, ignorando por completo al rubio que lo veía fastidiado.

Hinata parpadeó un par de veces… —¿qué… qué te ocurrió, Kiba-kun?— su voz débil sonó preocupada al llevar un par de sus delgados dedos a la comisura de los labios del Inuzuka.

—Ah, eso— le restó importancia —… tuve una pelea con Sasuke.

—¿Nani?— preguntó consternada la joven al verlo tanto a él como al rubio.

—Te lo mereces por entrometido, dattebayo— dijo el rubio que seguía viendo su brazo todavía colocado sobre la chica.

El castaño de marcas rojizas se llevó ambos brazos tras su cuello —ese imbécil… un día de estos voy a partirle la cara a golpes— sentenció el ofendido chico.

—Dudo que eso pase— comentó el rubio con simpleza y el castaño gruñó.

—¿Qué… qué pasó?— preguntó preocupada la joven al verle el par de marcas moradas en la cara, que si bien no eran demasiado notorias, tampoco pasaban desapercibidas.

—Digamos que se calentaron los ánimos en el entrenamiento…— dijo el Inuzuka, dándole la misma explicación que a su hermana y madre, cuando la primera se burló de su patético aspecto.

—¿En serio?— mencionó la joven que no podía creerlo, todos ellos eran amigos.

De pronto el rostro del castaño giró y observó fijamente hacia el frente —es un infeliz pedante— su tonó fue resentido y obligó a los otros dos a observar en su dirección… la peliazul que todavía mantenía su mirada preocupada, lo observó avanzar por el mismo pasillo en donde ellos estaban… varios estudiantes los pasaban de largo, cada uno con distintas direcciones y también con distintas charlas, pero ella solo tuvo ojos para aquellos otros profundamente negros que se clavaron en ella por una fracción de segundos, para después dejar de verla como si no existiera… su corazón casi se detiene y palideció, para su fortuna nadie la notó… ¿qué clase de persona era Sasuke Uchiha?... ¿por qué le hizo aquello y por qué razón se presentó después a su departamento?... tragó ligeramente al escuchar tanto al rubio y al castaño discutir sobre la paliza que el Uchiha se merecía… ¿sería capaz de estar arrepentido? ¿sería por eso que él buscó que ella se vengase?

—Lo que ocurre es que tú siempre lo vas a defender— dijo el castaño ya sin darle tanta importancia, él no olvidaba que era una beca escolar la que lo mantenía en esa universidad privada, no iba a ser tan tonto como para perderla en una pelea en ese lugar… aunque tampoco se desistiría de ello fuera de ahí.

El rubio resopló cansadamente ya estando resignado a que no podía seguir conversando a solas con Hinata —Sasuke no es malo… solo es difícil de tratar— excusó el joven.

La joven Hyuuga lo observó a los ojos y vio la total confianza que él le tenía —¿es agresivo?— se le escapó de los labios y se avergonzó por ello.

Naruto sonrió al verla —no, Sasuke es frío y a veces hiriente, tuvo sus malos momentos que lo hicieron así, pero no es una mala persona, es casi mi hermano, 'ttebayo— mencionó el joven con completa confianza en sus palabras.

Hinata se tragó el nudo que comenzaba a formarse en su garganta al verlo tan seguro. ¿Era posible que Naruto estuviera tan equivocado o tal vez…?

—Ah, como sea, yo me voy, mi salón queda en otra sección— cortó el castaño fastidiado ante absurda justificación de su rubio amigo —…nos vemos después Hinata, Naruto— dijo y alzó su mano para retirarse.

Los ojos perlados lo observaron partir y con él se iban la mayoría de los estudiantes al estar a punto de comenzar la primera clase.

—Y-yo también me voy…— mencionó la joven que después de haber visto al pelinegro se le había apretado el estómago.

—¿Eh?— mencionó el distraído rubio que todavía observaba al castaño irse —pero…

—L-lo siento… mi clase está por comenzar— se disculpó la ojiperla y pudo sonreír al ver su rostro desorientado.

—Al aula, Uzumaki— interrumpió las palabras del rubio, el catedrático que recién llegaba pasando tras él.

El joven respingó y saludó al profesor que solo pudo negar en silencio mientras entraba, Naruto era siempre el último en entrar y el primero en pretender marcharse.

—Nos vemos después Hinata-chan— ella sonrió ante la animada voz del rubio y continuó con su camino… segundos después y antes de terminar de recorrer los grandes ventanales de esa aula, su mirada se volvió a unir a esa mirada ónix que la veía con un frío interés, al estar el joven recargado en el respaldo de su asiento y con las manos en sus bolsillos… la Hyuuga desvió su rostro y apresuró su paso.

• • •

—Ey, teme— saludó el rubio al llegar silenciosamente a su lado.

—Dobe— respondió al verlo de reojo.

—¡Ah!, ese idiota de Kiba— se quejó el rubio mientras se escondía al tomar asiento a su lado —… no sabía que fuera tan inoportuno.

El pelinegro apoyó su nariz entre sus dedos cruzados al haber apoyado sus codos en la larga mesa tras la cual estaba… —mph— mencionó para dejar de verlo.

—¿Ni siquiera me vas a preguntar por qué?— cuestionó el ofendido rubio.

—No me interesa— su tono gélido acompañó a su fija mirada al perderse en algún punto al frente del salón.

El rubio bufó indignado y estaba a punto de soltar un discurso en el que caía nuevamente en cuenta el mal amigo que seguía siendo, pero el profesor lo interrumpió.

—Naruto— alzó la voz el catedrático que sostenía ya su libro abierto entre sus manos dispuesto a comenzar la clase —¿necesito recordarte cada clase cuál es tu lugar?— el cansino tono del profesor fue opacado por un par de risas y murmullos de los presentes.

El Uzumaki se llevó su mano al cuello al verse descubierto —no, Iruka sensei, yo solo creí que…—comenzó a hablar mientras se ponía de pie con mochila en mano y sonreía tontamente.

El Uchiha ignoró una mirada de reproche del rubio al dejar de verlo… segundos después el moreno profesor comenzó con su tema, los asistentes a la clase sacaron libro y libreta, algunas portátiles y la rutina comenzó… los ojos profundamente negros del Uchiha viajarían a Naruto mientras éste conversaba animosamente con Shikamaru, siendo tolerado por el catedrático que se había volteado a escribir a la gran pizarra verde frente a ellos.

"… seguro pensaba decirle…" pensó referente al rubio, ¿de verdad haría semejante ridiculez a un par de minutos de iniciar las clases?, sabía que Naruto era inoportuno pero no pensó que tanto. Una punzada de molestia molestó su estómago, "…ella estaba sonriendo" recordó, todavía no sabía qué lo molestaba más, si la patética actitud de la Hyuuga al pretender no odiarlo o verla intentar olvidarlo con su estúpido amigo y rival.

Golpeó lentamente su dedo índice contra las hojas de su libro abierto, "su fangirl" pensó irónicamente… esa tonta Hyuuga que era la única que lo ignoraba sí debía tener únicamente ojos para Naruto. Era patético.

Definitivamente no estaba a gusto…

O.O.O.O.O

El paso lento de los minutos duró solo un poco, una vez que llegó a su aula y la profesora comenzó a impartir su clase, la preocupación y desconcierto por el Uchiha quedaron menguados al ser consciente de lo atrasada que se había quedado al haber faltado ese par de días.

Deslizó su perlada mirada por sus compañeros y los vio concentrados en las pantallas de sus portátiles, "si otosan se entera de mis faltas todo puede complicarse más…" pensó preocupada, su padre la había excluido del clan para forzarla a enfrentarse a sus obligaciones de una forma más independiente, no quería imaginar qué clase de castigo o reprimenda le daría si creía que estaba faltando solo por placer.

Negó en silencio mientras abría el programa que le ayudaría a realizar ese comparativo de las distintas curvas de nivel, de un par de levantamientos topográficos, y la verdad era que temía no entender mucho… había estado cuando se enseñó lo básico, pero se perdió las siguientes clases de prácticas… "esto puede llegar a ser un problema, voy a tener que decirle a niisan que me ayude" pensó como último recurso pero negó un segundo después, Neji estaba siendo absorbido por la enorme constructora de su padre y no podía perder su tiempo con ella, mordió su labio y comenzó a examinar los datos que se le presentaron, iría poco a poco y cuando se diera cuenta que no entendía, intentaría apoyarse de alguna compañera, o hasta en cierto rubio quien también compartía carrera con ella.

—Un par más de estas representaciones y podremos avanzar a cosas más complicadas— mencionó la profesora alta y delgada de porte estricto.

La peliazul alzó su mirada preocupada a ella y volvió a concentrarse en lo que hacía.

La clase terminaría quince minutos después y a ella la seguirían cuatro materias más, unas más complicadas que otras, y a todas intentó ponerle su mayor atención.

—¡Matsuri!—habló en voz alta la joven ojiperla mientras terminaba de guardar sus libros y portátil.

—¿Eh?¿qué ocurre, Hinata, necesitas algo?— se detuvo la extrañada castaña pelicorta al estar casi a punto de salir del salón.

—Etto… bueno, yo… ¿tendrás los apuntes de estos dos últimos días?— le preguntó tímidamente al caminar a su lado por el largo pasillo que nuevamente se llenaba de alumnos.

—Ah, es cierto, estuviste faltando— sonrió la distraída chica —sí, creo que aquí tengo un par de ellos, pero mis otras libretas las tengo en casa.

—¿Me las prestarías?... necesito copias y…

—Descuida, no te has perdido nada tan importante— interrumpió la chica con una sonrisa al guiñarle un ojo.

—¿En serio?

—Sí, de hecho solo en Topografía avanzamos un poco, todo está bien— le dijo para animarla y dirigirse a la biblioteca por las copias que necesitaba.

La peliazul sonrió —no sabes cómo me alegra escuchar eso— confesó y suspiró.

La joven castaña y de alegres ojos sonrió y llamó la atención de la Hyuuga.

—Hoy te ves extrañamente contenta— se atrevió a mencionar al seguirla ya por los caminos sombreados que tenía la enorme proporción de terreno que tenía ese campus universitario.

La sonrisa de la joven se extendió —no puedo evitarlo— confesó y suspiró al ser acariciadas por una fresca brisa —. Yo como tú también llegué aquí sin conocer a nadie— comenzó la chica obteniendo toda la atención de la lacia peliazul —, y no tuve la dicha que tuviste tú al hacerte amiga rápidamente de algunos superiores…

—Ah, bueno, creo que más bien eso fue solo… suerte— interrumpió al notarla sonreír con menor emoción.

—Cómo sea— aceptó y rascó su mejilla —, todo este tiempo has convivido con los sempai, y yo no me sentía con la confianza para acercarme; tengo realmente pocos amigos, pero eso está por cambiar.

—L-lo siento, Matsuri— se disculpó la joven que no lo había notado y tras escucharla decir que ya no tenía importancia, prosiguió—: ¿y… y por qué está por cambiar?— preguntó curiosa sin pretender ser entrometida.

—Varios alumnos de la universidad de Suna vendrán trasladados hasta aquí— explicó la joven y la peliazul notó una peculiar emoción en sus palabras.

—¿Son tus amigos?

—No en realidad— aceptó y se rascó la mejilla avergonzada.

—¿Entonces?— cuestionó débilmente y se avergonzó un segundo después, temió ser imprudente.

La chica soltó una risa avergonzada —bueno, Temari suele hablar conmigo, ella fue quién me informó, pero no somos muy unidas… en realidad a mi quien me interesa es su hermano—explicó la chica al estar entrando a la enorme biblioteca del lugar.

—¿Te interesa?, eso quiere decir que…— su voz fue más baja al estar en un sector de casi silencio absoluto —él te… ¿gusta?

La joven asintió.

Hinata la imitó —me alegro mucho por ti.

Llegaron al sector de estudio, e ignorando las elegantes sillas, colocaron las mochilas sobre las largas y gruesas mesas de caoba, Matsuri comenzó a sacar sus libretas y Hinata permaneció de pie a su lado.

—… en realidad no hay mucho de qué alegrarse— habló luego de un momento la joven retomando el tema —, Gaara apenas sabe que existo.

—¿Nani?— su voz que apenas fue un murmullo fue audible para la joven que comenzó a caminar con libretas en mano a través de uno de los largos pasillos con altos estantes llenos de libros, al final del mismo se encontrarían con las fotocopiadoras.

La joven hizo un gesto con los labios que denotaba su cambio de ánimo —seguro pensarás que soy una tonta— habló sorprendiendo a la peliazul.

—De ninguna manera— se apresuró a hablar al negar rápidamente.

—Es difícil estar enamorada de alguien que nunca te volteará a ver— dijo la castaña al pasarle una de las libretas ya con las hojas marcadas, la Hyuuga la tomó y se acercó a una máquina distinta, y mientras Matsuri se perdía en sus recuerdos, ella comenzaba a lamentarse internamente; ella la entendía a la perfección, se había enamorado de Naruto casi el mismo día que se cruzó con él frente a esa máquina expendedora de refrescos y con el paso de los meses, ese sentimiento se arraigó en ella, al punto de ser el motor que la animaba a no desistir y creer en ella misma cuando nadie, salvo su primo lo hacían.

Cambió de libreta y pulsó los botones que terminarían con esa tarea, sintió que su estómago se apretó al recordar al rubio y lo que intentó decirle antes que Kiba llegara… ¿y si era lo que ella pensaba?, su corazón latió con fuerza en su pecho, a pesar de todo lo que le había pasado, Naruto seguía siendo su luz… esa luz que su vida necesitaba.

—No pienses en eso— mencionó en voz baja.

—Hinata, ya con estas tendré todo listo— habló Matsuri desde su lugar a un par de metros de distancia, obligándola a regresar a la realidad.

Ella asintió —s-si, yo también ya casi termino— dijo y fingió una sonrisa, la joven se retiró y ella suspiró al bajar su mirada —…sería realmente absurdo— se dijo y se recordó el amor del Uzumaki por aquella bonita pelirrosa, además estaba Sasuke y el miedo e incertidumbre que le provocaba.

"La suerte no es virtud de los fracasados" recordó la dura frase de su padre luego de haber perdido ese último encuentro con su primo, después de que ella asegurara que con mayor entrenamiento y un poco de suerte, tal vez podría superarse.

—No lo es, Hinata— se dijo en voz baja antes de llegar junto a Matsuri que ya la esperaba; sería algo ilógico pensar que esa posibilidad que creyó aquella noche en el antro, antes de que todo pasara, sería realidad… y que Naruto podría curar esas heridas que nunca nadie debía saber que tenía —es imposible.

—¿Dijiste algo?

—¿Ah?— volteó a verla con sus grandes ojos preocupados —n-no, nada.

La chica sonrió —eres bastante extraña, Hinata— confesó la joven —pero tu compañía es grata para muchas personas— aseguró y sonrió para colgarse la mochila al hombro.

—¿En serio?— preguntó casi sin creerlo al abrazar su mochila.

La chica asintió y ambas saldrían de ahí directo para la cafetería.

O.O.O.O.O

El altivo pelinegro resopló molesto.

—¿Para qué crees que nos habrá citado Shikamaru, teme?— preguntó el aburrido rubio al estirar sus manos tras su nuca, mientras caminaban al jardín central frente a la entrada de su facultad, el cual había sido marcado como punto de encuentro.

—Qué demonios voy a saber— respondió cortante mientras avanzaba ignorando las distintas e insistentes miradas de las más jóvenes del lugar.

El rubio ignoró su mal genio —mira, allá están el cejotas y Kiba— señaló con el rostro al verlos a lo lejos —debe ser algo relacionado al equipo, 'ttebayo; me pregunto si ya habrá noticias del nuevo entrenador— continuó hablando al llevar sus manos a los bolsillos del pantalón deportivo naranja que vestía —, también he escuchado un par de rumores sobre un nuevo jugador.

El Uchiha lo observó de medio lado al prestarle atención.

—Al parecer es un tipo de Suna, ¿conoces a alguien de allá?— preguntó al verlo y casi llegar.

—No— respondió secamente ante la innecesaria pregunta.

—¡Qué hay!, Naruto, Sasuke— saludó el animoso pelinegro.

El Uzumaki respondió de igual manera y preguntándole lo mismo sobre la persona de Suna que sospechaba llegaría de refuerzo, y mientras él saludaba y conversaba con los compañeros que poco a poco se unían a ellos, el pelinegro de ojos ónix ignoró la mirada molesta del Inuzuka al recargarse en el tronco de un árbol cercano.

—Se supone que Shikamaru ya debía estar aquí— la fría voz del Uchiha atrajo la atención del resto, mientras éste observaba su reloj.

—En realidad sí— aceptó el joven de pobladas cejas.

—Shikamaru debe tener asuntos qué atender, así que deja de fastidiar, sino te gusta, puedes largarte— intervino el molesto Inuzuka.

El pelinegro se enderezó y estuvo a punto de encararlo, últimamente soportaba menos a ese a quién consideraba un mediocre.

—¡Ah, miren!, allá viene, ttebayo— se apresuró a hablar el rubio al estar al centro de los diez jóvenes impidiendo un nuevo roce entre sus dos amigos.

—No trae muy buen semblante—la voz seria del joven de gafas los hizo voltear hasta el brazo de un árbol donde estaba sentado, Shino hablaba realmente poco pero era muy asertivo, tanto en sus opiniones, como en su peculiar estilo de juego.

Naruto parpadeó un par de veces y evitó demostrar que no lo había notado al continuar con la charla —supongo que no son buenas noticias— mencionó al fijar su vista en el Nara que llegaba con un par de hojas en sus manos.

El Uchiha volvió a su postura al recargarse en el árbol y cerró los ojos fastidiado, el baloncesto era de las pocas cosas que realmente lograban distraerlo, pero en días como ese preferiría evitarlo.

—Tsk— chasqueó la lengua molesto al sentir el vibrar de su móvil en el bolsillo de su pantalón. Lo sacó fastidiado y se alejó un par de pasos para responder, sabía bien lo insistente que esa mujer podía llegar a ser, maldijo la hora en que decidió llevarla a su cama por primera vez —¿qué demonios quieres?— fue cortante.

Una brisa fresca meció los negros mechones de cabello que enmarcaban su rostro mientras escuchaba a la melosa chica pedirle una cita para esa noche.

El Uchiha apretó el puente de su nariz con sus dedos, había dormido realmente poco y no tenía ánimo ni de escuchar su voz.

—Déjate de estupideces, Karin— la interrumpió y la nombró despectivamente —tú más que nadie sabe cómo ha funcionado esto; aunque para ser sincero, comienza a fastidiarme— dijo y giró sus ojos al no pretender escucharla.

La voz apresurada de la nerviosa joven intentó justificarse, pero la entera atención del Uchiha la tenía cierta pelinegra que avanzaba a varios metros de ellos, por uno de los distintos caminos a la cafetería. Bajó su móvil y lo sostuvo entre su mano al verla sonreír en compañía de otra joven castaña a la que poca atención le prestó.

—¡Ey, Hina-chan!— saludó el rubio que seguía con el resto del grupo.

La joven volteó y alzó la mano tímidamente para responder el saludo y volvió a sonreír. El Uchiha cortó la comunicación en ese momento, sin importarle la joven que seguía llamándolo del otro lado. Los ojos perlados de la Hyuuga se deslizaron para centrarse en el camino y un segundo antes de lograrlo, lo vio; él notó su nerviosismo y cómo se tensó de pronto para apartar su vista de él y continuar su camino.

—Patética— arrastró en voz baja al devolver su móvil al bolsillo y girarse con el grupo.

—… en menos de una semana estará aquí— mencionaba el joven Nara.

—¿Y el nuevo refuerzo?— interrumpió el curioso rubio que no olvidaba el rumor de pasillos.

El chico de coleta resopló cansadamente —también estará por aquí pronto.

—¿Es tan bueno como dicen?— volvió a cuestionar el Uzumaki.

—Sí, aunque eso no es lo que me preocupa.

—¿A qué te refieres?, explícate— intervino el ceñudo Inuzuka.

—Este tipo es un tipo conflictivo, alguien de cuidado, el tal Gaara es alguien a quién no quieres como enemigo— explicó el joven capitán atrayendo la atención del apartado pelinegro de ojos ónix.

"¿Gaara?" pensó el Uzumaki con cierto interés.

—¡Já!, pues seguro nosotros podremos con él, ¿cierto, Naruto?— aseguró el de marcas rojizas al voltear a ver al rubio que sonrió abiertamente contagiado por la seguridad del otro.

—Por supuesto, ese tal Gaara no sabrá quién lo golpeó, 'ttebayo.

Sasuke chasqueó la lengua al escucharlos hablar de otros temas —si eso era todo, yo me largo de aquí— dijo para apenas alzar una mano en señal de despedida al ya no interesarle la charla.

—Sí, como sea, eso era todo— mencionó el joven de rebelde chongo al golpear las hojas en su mano y también despedirse.

—¡Oe, teme!— alzó la voz el rubio al seguirlo, el grupo permaneció reunido un par de minutos más, después de que esos tres se marcharan.

—¿Qué demonios quieres, usuratonkashi?— respondió fastidiado, no estaba de humor para soportar sus estupideces todavía más.

—¿Te suena el nombre de Kakashi Hatake?— preguntó divertido haciendo fruncir el ceño al pelinegro que detuvo su paso y él sonrió por ello.

—¿Kakashi?¿por qué lo mencionas?

El rubio amplió su sonrisa —parece que él será nuestro próximo entrenador.

—¿Qué?— cuestionó con voz gruesa y desconfiada.

—¿No es genial? 'ttebayo, hace años que no sabíamos de él.

"¿Pero qué mierda?" pensó fastidiado y sin saber hasta dónde estaría involucrado Itachi en todo eso. Negó en silencio y resopló fastidiado al retomar su paso.

—Ey, teme, ¿a dónde vas?¿no vas a comer?— alzó la voz el rubio que moría de hambre y que también entendió que la idea no le fue del todo grata a su bipolar amigo.

—No, tengo cosas que hacer— fue seco y cortante al partir.

El Uzumaki alzó ambas cejas sin entenderlo y luego de encogerse hombros se dio media vuelta para dirigirse a la cafetería.

—Tsk— chasqueó su lengua molesto y se alejó del lugar con sus manos en los bolsillos y temple imperturbable, pero en el interior con un doble dolor de cabeza, uno más molesto que el otro y ya vería cómo solucionarlo.

O.O.O.O.O

—¡Hinata!— gritó la rubia ojiverde al menear la mano para hacerse notar, justo se encontraba sentada con su novio que también recién había llegado.

La ojiperla sonrió débilmente al alzar su mano cuando tuvo todas las miradas sobre ella.

—Creo que la avergüenzas— habló el joven Nara con voz cansada al verla avanzar hacia ellos.

—¿Tú crees?— preguntó distraídamente e hizo un gesto con los labios a modo de no importar mucho —no debería.

El chico se recargó en la silla y suspiró cansadamente, lamentaba no poder salir y fumarse un cigarrillo, Ino acostumbraba a discutir por verlo fumar.

—Hola— saludó la Hyuuga una vez frente a ellos.

—¿Hola?— cuestionó la rubia que la notó extraña —¿qué ocurre contigo?¿tuviste un mal día?— continuó, Hinata no era la más conversadora del grupo, pero tampoco era tan seria como ahora se veía.

La joven separó los labios y desvió la vista solo para volverla a observar —n-no… bueno, so-solo estoy un poco atrasada en las clases— se excusó, la verdad sentir la fría mirada de aquél ser de ojos negros la estremeció en angustia.

—¿De verdad? ¿por dos días?— cuestionó incrédula la rubia mientras se ponía de pie a su lado.

El Nara resopló y negó en silencio —la ingeniería no es cualquier cosa— le dijo al llevarse las manos al cuello cansadamente.

La rubia rodó los ojos —sí, cómo sea— le restó importancia y le sonrió a la joven Hyuuga que tuvo que hacer lo mismo —¿vamos por comida?— le cuestionó y la joven solo asintió —¿quieres algo?— esta vez le habló a su novio.

—Solo un emparedado—dijo al ver al resto del equipo entrar por la gran puerta que daba a uno de los jardines, lugar del cuál, entraban y salían personas.

—Bien— mencionó para encogerse de hombros —Oe— dijo luego de un par de pasos —¿de verdad te gusta tanto Naruto?— cuestionó y la joven ojiperla respingó y volteó inmediato a verla.

—¿Na-nani?— preguntó y comenzó a enrojecer lentamente, el Uzumaki seguía siendo su punto débil.

—¡Ey, Shikamaru!— gritó el rubio al comenzar a caminar directo a la larga mesa metálica donde se vendía la comida.

—¡Cállate, Naruto!, ni que no lo acabaras de ver— regañó el fastidiado Inuzuka que llegaba con él.

La lacia peliazul volteó a verlos y el nerviosismo que él le provocaba se hizo presente.

La Yamanaka sonrió abiertamente —eran solo sospechas pero estoy segura que sí.

—P-por favor… no digas eso— suplicó al verla y sentirlos acercarse.

—Ese abrazo de la mañana fue muy tierno— le susurró al oído una vez que el chico llegó a su lado. La joven abrió grandemente los ojos al entender que aquello se malinterpretó.

—Hola, Hina-chan, Ino— saludó el confianzudo chico al mismo tiempo que buscaba visualmente a Ayame, quien era quien se encargaba de prepararle su preciado ramen ilícitamente.

—Ho-hola, Naruto-kun.

—¿Qué hay?

—¿Ya supieron del nuevo entrenador y los nuevos jugadores?— intervino el joven castaño de marcas rojizas sonriéndole a la peliazul.

—¿Eh?, no…

—¿En serio?— cuestionó la extrañada rubia —Shikamaru no ha mencionado nada.

—Tal vez no te tenga la confianza suficiente— volvió a hablar el joven castaño.

La chica rodó los ojos —claro, lo que digas— optó por ignorarlo.

—¿Nuevos?— mencionó en voz baja al recordar las palabras de su compañera, la misma que prefirió no acompañarlos.

—¿Tú si sabes algo, Hina-chan?— preguntó el ojiazul al escucharla.

—Ah, n-no, realmente— aceptó al tomar la pequeña charola con su comida, no estaba segura si serían los amigos de Matsuri, aunque era muy probable, pues estaban por terminar el semestre y era extraño que se admitieran nuevos estudiantes.

—Ven— la rubia la jaló del brazo cuando también tuvo su comida con ella —los vemos allá— informó a los jóvenes que se extrañaron ante su repentina acción.

—¿Ocurre algo?— preguntó también extrañada cuando el acelerado paso de la chica disminuyó.

—¿Tú crees que Shikamaru de verdad ya no me tenga confianza?— cuestionó preocupada.

Los ojos perlados de la joven se abrieron con sorpresa por un segundo y luego suavizó su expresión al sonreírle —no, tal vez solo no lo considera importante— su voz suave calmó a la rubia que podía fácilmente entrar en un mar de inseguridad, ella amaba a su novio, pero en ocasiones eran tan incompatibles que creía que estaban juntos por capricho y temía que después de su pequeño desliz, él estuviera apartándola.

—Eso espero…— mencionó y negó despacio intentando recobrar su ánimo.

—Creo que si perdonó eso— añadió sin querer mencionar la pequeña traición de la rubia—…es porque de verdad te ama.

La joven sonrió antes de llegar —sí, ¿verdad?— también buscó convencerse—además, aun no te he contado cómo fue nuestra reconciliación— dijo y le guiñó el ojo, recordar esa noche la tranquilizaba.

Hinata sonrió y un ligero rubor cubrió sus mejillas —¿uh?— mencionó al ver a Sakura entrar a ese lugar y girarse al haber parecido cambiar de opinión.

—¿Qué?— cuestionó la rubia al voltear —¡ey, frente!— le gritó al saludarla, el día anterior no había estado con ellos.

—Ino— reclamó debilmente la ojiperla —a Sakura no le gusta que la llamen así.

—Esta mujer no tiene remedio— aceptó el joven de chongo al aceptarle la comida que le entregaba.

—Ah, es solo para aligerar la tensión— dijo con una sonrisa mientras se sentaban —¿por qué no me habías dicho sobre nuevos integrantes del equipo?— le cuestionó al joven que solo negó en silencio sin pretender recordarlo.

—Hola— saludó la pelirrosa que se veía mucho más tranquila que días pasados.

Las tres personas ahí presentes le respondieron el saludo, la joven ojijade se sentó con ellos al ser animada por la rubia.

Ino le sonrió sinceramente —me da gusto verte mejor.

La chica suspiró y se rascó el cuello incómoda —creo que he venido comportándome como una tonta— dijo y su mirada se encontró con la trasparente de la peliazulada, sintiéndose peor, ella había juzgado a Hinata en su desesperación por el Uchiha y no contenta con ello, había acaparado a Naruto y lo había besado cuando creía saber lo que esa chica sentía por él.

—Ey, Sakura, llegaste— saludó el animado chico de cejas pobladas al tomar asiento entre ella y la peliazul.

—Sí, y ¿de qué hablaban?— respondió incómoda cuando el rubio llegó a sentarse a su lado, en la cabecera de la mesa, al Inuzuka haberse colocado en el lado opuesto, entre Hinata e Ino.

La rubia resopló —reclamaba a mi novio el no haberme dicho de nuevos integrantes para el equipo.

—¿En serio?— preguntó la pelirrosa al ver al chico en cuestión y a los otros varones miembros del mismo, cuando su mirada se encontró con la del rubio se incomodó.

—En realidad no es importante, 'ttebayo— aseguró el rubio al sonreírle a la chica mientras separaba los palillos para comenzar a comer —esos tipos, quienes quieran que sean, no tendrán oportunidad contra nosotros, especialmente con Sasuke y conmigo— aseguró confiado, no notó la tensión que generó en las dos jóvenes, una pelirrosa y la ojiperla, ambas por distinta razón.

—Claro, ni que ustedes dos fueran el equipo completo— intervino el Inuzuka que no terminaba por acostumbrarse por el protagonismo que el rubio siempre solía tomar.

—Ah, como sea— habló el Nara al ver al rubio atragantarse por pretender replicar— solo espero que no sea un fastidio, esos tipos no tienen muy buena fama.

Ino que pretendía seguir enterándose del asunto observó a la Hyuuga jugar con su comida —¿pasa algo?— su voz fue suave pero atrapó la atención de todos ahí.

—Ah… ah, no— respondió al bajar la mirada al verse observada por todos.

—¿Te pasa algo, Hina-chan?— cuestionó el Uzumaki al asomar su rostro para verla.

—N-no, solo…

—Hinata teme quedarse atrás con sus estudios por estos días que faltó— explicó la rubia lo que creía.

—No es eso… de hecho— quiso explicar que no era nada, le avergonzaba que pensaran que era tan incapaz de ponerse al corriente.

—Me gustaría poder ayudarte— dijo la pelirrosa que se sentía en deuda con ella.

—¿Ah?, n-no, no es ne-

—¿Por qué no le ayudas tú, Shikamaru?— dijo la rubia obligando al joven de apariencia cansada a verla.

—N-no…

—Es muy inteligente aunque no lo parezca— interrumpió la rubia haciendo sonreír a un par de los presentes.

—Hasta yo podría ayudarte, Hinata-chan— se apresuró el rubio al señalarse con el pulgar completamente seguro.

La ojiperla que lo vio se quedó sin reaccionar y se ruborizó cuando todos estallaron en risas. El rubio atacó a sus compañeros verbalmente, defendiéndose y haciendo referencia a las distintas fallas que ellos también cometían. El ambiente que por unos segundos se sintió tenso, ahora era completamente agradable, el tema cambió de rumbo y los cuarenta minutos del descanso general se agotaban prontamente.

La ojiperla terminó de reír luego de un par de insultos repartidos entre el Inuzuka y Naruto, Sakura intentó tranquilizar los ánimos mientras Ino se ocupaba en ver y acariciar discretamente al joven Nara que correspondió a uno de sus besos, Rock Lee y Choji que también había llegado charlaban y ninguno parecía recordar la gran pelea que armaron y por la cual los habían echado del antro a media semana.

Una carcajada estalló en otro sector de la cafetería, y los ojos de luna de la heredera Hyuuga viajaron al sitio donde un joven había tropezado cayendo sobre su bandeja de comida.

—Vaya tonto— comentó la rubia.

—Espero que no se haya lastimado— mencionó débilmente la ojiperla —bueno, yo debo irme— mencionó la joven al observar la hora en su reloj.

—Ah, sí, creo que todos— concordó la pelirrosa—, por cierto, ¿qué pasó con Sasuke?— añadió sin pretender evitarlo cuando ambas estuvieron de pie.

El rubio se encogió de hombros —dijo que tenía otras cosas qué hacer— comentó y respingó al recordar algo—Sakura-chan, ¿recuerdas a Kakashi?

—Nos vemos después— interrumpió la ojiperla que después de casi haber olvidado lo ocurrido con ese joven, volvía a recordarlo.

—Oh, espera, Hina-chan, yo voy con ustedes—se puso de pie el rubio al tiempo que las dos jóvenes se despedían con un movimiento de manos del resto que tomarían caminos distintos.

—¿Kakashi, dices?— retomó el tema la pelirrosa cuando abandonaban el lugar —¿qué no es el amigo de Itachi, ese joven con el que solíamos jugar cuando éramos niños?

El rubio asintió animosamente —solía tratarnos como retrasados— recordó —él e Itachi nos daban una paliza en el baloncesto.

—Lo sé— dijo la chica que sonrió —es como si hubieran pasado muchos años… los mejores años— reflexionó para ella misma al detenerse justo en el lugar donde el camino se hacía doble, ella iría en una dirección y los otros dos a la otra.

Hinata notó la melancolía en sus ojos y supo la fuente de la misma, también observó a Naruto verla con cierta culpa; entendió la profundidad de los sentimientos de ambos, seguro para Naruto fue difícil verla sufrir por aquel otro chico de mirada negra y fría, ellos tenían un pasado con el que ella sintió competir cuándo creyó ver algún tipo de interés en él para ella, en ese momento se sintió tan lejos de generarle algo similar y aunque dolía aceptarlo, no podía estar del todo triste, Naruto tenía luz, esa luz que su vida siempre buscó y que la iluminaba y ayudaba sin saberlo, no se arrepentía de haberlo conocido.

—Pues él será el nuevo coach del equipo— volvió a hablar el rubio distrayendo a ambas chicas de sus pensamientos.

—¿Y Gai sensei?— ahora quién habló fue la ojiperla, él también era su entrenador.

—¿Se irá?— cuestionó la pelirrosa al extrañarle lo ocurrido.

Naruto negó —no hasta donde sé.

—Es extraño— dijo la pelirrosa y Hinata asintió. El reloj digital del rubio sonó y entendieron lo tarde que comenzaba a hacerse.

—Oh, genial, mi facultad está del otro lado del campus— se quejó la oji jade al girarse —nos vemos más tarde en deportes, Hinata—se despidió al alzar la mano —adiós, Naruto.

—Hai.

—Adiós— alzó la mano el rubio al verla partir —¿eh?, ¿Hina-chan?— mencionó extrañado al verla avanzar.

Ella sonrió cuando el chico la alcanzó —se hará tarde— le dijo y suspiró silenciosamente al caminar a su lado.

Naruto se rascó la cabeza incómodo —¿sabes, Hinata?— la llamó de tal modo y a ninguno le molestó. Ella alzó su mirada a él mientras sostenía la correa de su mochila que llevaba al hombro.

—¿Sí?

Él resopló frustrado, llevaba todo el día intentando hablar con ella a solas y no había podido, si lo hacía en ese momento, no tendría tiempo de intentar explicar lo que le ocurría.

—¿Podríamos hablar después?

—¿De-después?— preguntó al fruncir el ceño suavemente.

—Ah, sí, ahora tenemos clases, ¿Qué te parece después de tu clase de deporte? Es la última, ¿verdad?— habló apresurado.

—Ah… ah, pues… s-sí— mencionó al entrar al gran edificio de su facultad al haber caminado por los sombreados caminos de los jardines.

Él sonrió de manera zorruna —entonces hasta de rato, 'ttebayo— dijo para salir corriendo —mi clase está por comenzar y todavía tengo que hacer una parada de emergencia— gritó mientras se iba. La chica abrió los ojos sorprendida y se ruborizó al entender cuál sería esa parada.

—Cielos, Naruto— mencionó débilmente mientras se apresuraba también a su siguiente clase, por un camino diferente al que había tomado el rubio.

O.O.O.O.O

—Esto parece encogerse con cada lavada— mencionó preocupada la ojiperla al haberse colocado la camisa tipo polo en conjunto con esa falda blanca y tenis.

La Yamanaka rodó los ojos —a veces me pregunto si no deberías estar en un convento, en vez de estar aquí.

—No la molestes, Ino-cerda— intervino la pelirrosa al levantarse después de haber terminado de atar sus agujetas.

—¿Qué? pero si es la verdad— se defendió la rubia ojiverde que se sentía estupenda con un atuendo idéntico.

—Es solo que… creo que es demasiado corto y ajustado— dijo la peliazul al verse en el espejo ya con su coleta alta.

—Por supuesto que no— debatió la rubia y la abrazó para girarla —mira a aquellas novatas— le dijo al señalarle a un par de jóvenes de otras carreras que también eran sus compañeras —te aseguro que doblaron la falda para mostrar un poco más de piel, aunque tampoco es que tenga algo de malo.

—¿Tú crees?— preguntó a lo referente a su suposición.

—Por supuesto.

—Ah, no le hagas caso, Hinata, Ino-cerda siempre ha sido una descarada— alegó la pelirrosa al comenzar a salir.

—Solo es envidia, frentona— reprochó la otra.

—Claro, lo que digas— mencionó al salir de los vestidores, las canchas estaban a varios metros de ahí. La joven suspiró y aceptaba un poco de verdad en las palabras dichas por la Yamanaka, tal vez si envidiaba un poco su voluptuosidad, la naturaleza no había sido muy generosa con ella.

La Yamanaka sonrió y negó divertida —vamos— le dijo para jalar a la peliazul de la mano y llevarla con ella.

—Practicaría más cómoda con unos pantalones de yoga— dijo la joven al salir a la luz del sol y dirigirse a las canchas.

La rubia volteó a verla enseguida —ni se te ocurra mencionarlo— advirtió —esta es la vestimenta oficial, además de que si Gai sensei se entera de lo que piensas, es capaz de obligarnos a usar su ridículo uniforme verde— aseguró y un escalofrío la recorrió.

La ojiperla y la pelirrosa que las había esperado imaginaron aquello y negaron despacio.

—Imagino que le encantaría— aceptó la peliazul que no pudo evitar recordar el cuerpo de su profesor siendo completamente ajustado en ese ropaje… eso sería más vergonzoso.

La rubia y la pelirrosa rieron sonoramente ante la cara de angustia de la Hyuuga.

—Solo olvídalo y no te quejes más— aconsejó la rubia al guiñarle un ojo y adelantarse.

—Espérame, Ino, esta vez si te daré una paliza— gritó la oji jade— vamos, Hinata— la animó para empezar a correr.

—Hai— asintió la chica y la siguió a distancia. La joven dejó escapar el aliento sonoramente al bajar la cabeza, solo tenía que terminar con su práctica de tenis y ese día habría terminado… "no fue tan malo después de todo" se animó al recordar el temor con el que salió de su departamento.

Cuando llegó vio a un par de chicas practicar sus saques, y al animoso entrenador pelinegro conversar con un par de estudiantes que practicaban soccer en una de las canchas que se encontraban del otro sector del terreno al dirigirse hacia ellas.

Ella tomó una raqueta y la rodó en sus manos, se preguntó su podría jugar o intentar defenderse en un entrenamiento normal, su cuerpo ya no dolía como antes, pero no se sabía cómo podría sentirse si se exigía como acostumbraba.

—No seas cobarde— se dijo en voz baja cuando el entrenador llegó corriendo ante ellas —, si no te esfuerzas nunca saldrás de esto— se reprochó.

"Este mundo no es de los mediocres" recordó las palabras de su padre, las mismas que antes le provocaron un golpe moral, al ser pronunciadas para referirse a ella, ahora las usaba para superarse.

Suspiró, sí podía.

—Bien, señoritas, esta vez comencemos con calentamientos— habló el animoso entrenador —cinco vueltas a la cancha y se colocan por parejas— ordenó al aplaudir por lo alto —¡hagamos arder la flama de nuestra eterna juventud!

Las chicas de cursos superiores afirmaron y sonrieron animadas y un par de nuevo ingreso no contuvo sus risas ante el desfase generacional de su entrenador.

La joven Hyuuga corría en medio de las dos filas de chicas, y sonrió de manera divertida al ver al par de ojiverdes correr al frente de las mismas y en su clara muestra de rivalidad, ambas se observaban y aceleraban su paso, llevando cierta distancia del grupo.

—Ese es el espíritu— animó el maduro pelinegro —¡adelante equipo, unámonos a sus compañeras!— continuó y animado por la competitividad del par de jóvenes, entró con ellas a hacer sus propias cinco vueltas.

Una vez que recorrieron la distancia acordada, un par de chicas esperaba su turno para ocupar un lugar en alguna de las distintas canchas, esperando por la ganadora de los distintos encuentros.

Hinata suspiró agradecida de que esta vez Sakura quisiese competir contra Ino y poder descansar un poco, su cuerpo ya no dolía o había tolerado el dolor, no sabía, lo que sí sabía es que seguía siendo mala en deportes. Cerró los ojos al recargarse en la verde malla ciclónica y una brisa fresca que atravesó las canchas meció el par de mechones que escapaban de su alta coleta y enmarcaban su rostro; recordó que al final de ese último compromiso se encontraría con el rubio ojiazul que pidió hablar con ella, ¿qué querría decirle?

—Naruto-kun— mencionó solo para ella al continuar con sus ojos cerrados, su respiración se había calmado al estar acostumbrada al desgaste físico, suspiró y se refugió en la calma y cosquilleo estomacal que ese ser de mirada azulina le provocaba. Sonrió.

Momentos después un vacío invadió su estómago "todavía no es tiempo de gritar… esto pudo haber sido diferente, Hyuuga" recordó las frases del Uchiha en aquella noche, era difícil olvidarlo.

—Su venganza— mencionó al verse sola y a sus compañeras comenzar a jugar al hacer un par de relevos, su nerviosismo y angustia le jugaron en contra… entonces, ¿ella tuvo la culpa? —no— se negaba a creerlo, ella lo único que hizo fue reaccionar a su atrevimiento al besarla.

—Hinata— la voz de su entrenador la hizo respingar y verlo asustada —por Dios, Hyuuga, despierta y ve a jugar— animó el hombre.

—Ha-hai.

Observó a Ino y Sakura continuar jugando, ambas estaban agotadas, pero ahora se enfrentaban a personas distintas, no se enteró si alguna venció o el entrenador consideró justo solo separarlas.

Observó a la chica castaña y de coleta similar a la de ella botar la pelota con la raqueta y prepararse para comenzar. Dejó escapar el aliento y esperaba que con él, sus dudas y temores se fueran tan bien, se recordó que a pesar de lo que ocurrió él no buscó amenazarla ni volver a hacerlo cuando tuvo la oportunidad. Mordió su labio y su naturaleza amable y optimista le dijo que tal vez había sido solo un mal momento, la mala fortuna y una mala, casi fatídica decisión lo que motivó aquello.

Ese sujeto no podría ser tan malo para que Naruto lo apreciara tanto. Su corazón golpeó con fuerza al haber una parte de ella que se negaba a creerlo, pero sería mejor pensar así a vivir temiendo.

La pelota golpeó el suelo y sonó con fuerza, Hinata apenas la vio y la misma le pasó justo entre el mango de la raqueta y la falda, haciendo ondear esta última.

—Vamos, chicas, que el ánimo no decaiga— aplaudió el entrenador y habló en voz alta —vamos Hyuuga, una vez más— animó.

—Hai— mencionó y agradeció no ser reprendida. Imitó a su compañera al botar la pelota con la raqueta y después de tomarla con seguridad, alzó la mano lista para su saque.

La pelota apenas cruzó la red y golpeó del otro extremo, la chica castaña se acercó para responder el saque e hizo lo suyo al regresarla del lado de la Hyuuga, ésta torpemente devolvía cada uno de los golpes de la chica y agradecía haber tenido como rival a Ino, ella la había acostumbrado a un juego más rápido y con mayor fuerza, por eso no le fue tan difícil tomar un ritmo de juego casi fluido.

Jadeó comenzando a agotarse cuando por fin tuvo un respiro cuando su contrincante estrelló la pelota en la red.

—Bien, señoritas, es todo por hoy— silbó el hombre mayor enfundado en su característico traje verde ceñido al cuerpo —. La práctica fue reñida y me gustaría continuar pero tengo un informe que dar y me es imposible— explicó.

—Vaya, creí que esto sería eterno— la voz de una de las jóvenes se escuchó mientras se acercaban, el hombre pasó por alto el comentario.

—Ustedes— señaló a la peliazul y a la que fue su rival de juego—, ¿podrían ayudarme con el equipo?

—Hai— asintió la ojiperla al devolverle la característica sonrisa.

—Te vemos en los vestidores, Hinata— se despidió la rubia antes de beber de una botella de agua.

—Sí, nos vemos allá— dijo para comenzar a reunir tanto raquetas como pelotas que quedaron regadas.

—Ah, esto es tan aburrido— se quejó la chica que reunió una docena de raquetas —¿te encargarías de las pelotas?, tengo una cita saliendo de aquí— suplicó.

—¿Eh?, ah, cla-claro— aceptó y le sonrió al verla alzar dificultosamente las cosas.

—Gracias— se despidió la joven.

Hinata suspiró y tomó un pequeño costal de tela que era donde se guardaban las pelotas —bien, empecemos— se dijo a sí misma y se dirigió al sector más apartado para comenzar desde allá. Mientras despegaba una pelota que había quedado prensada en la malla recordó que ella también vería a Naruto al terminar, ¿qué querría?, volvió a preguntarse.

O.O.O.O.O

—Oe, teme, ayúdame— suplicó el rubio mientras se rascaba la cabeza, toda la clase estuvo conversando y no alcanzó a resolver los problemas matemáticos del par de ejemplo que se les solicitaron —tengo que irme pronto, 'ttebayo.

El Uchiha rodó los ojos fastidiado, siempre era lo mismo con él —no es mi asunto, dobe. Arréglatelas como puedas— dijo al comenzar a guardar sus cosas.

—¿Ah? ¡no seas traidor y ayúdame, Sasuke teme!— alzó la voz al ponerse de pie y verlo marcharse.

El pelinegro apenas volteó de medio lado —tuvimos el mismo tiempo para terminar, ¿por qué habría de ayudarte?

—Porque tengo que ver a Hinata— explicó el rubio al ver dos de los cuatro problemas que le faltaban por resolver— y no puedo llegar tarde.

El Uchiha frunció el ceño y el rubio volvió a fijar su atención en él.

—Olvídalo— dijo y se fue con su mochila al hombro y una mano en el bolsillo.

Los ojos del rubio se abrieron grandemente, lo maldijo y le advirtió que se las pagaría, su decepción fue doble al ver que solo quedaban un par de sus compañeros en el aula y ninguno era mejor que él.

—Maldita sea— vociferó al sentarse, retiró su lápiz de su oreja y comenzó a analizar todo rápidamente, no era que se le dificultara mucho, pero era más fácil copiar lo que después podría analizar —maldito, Sasuke, 'ttebayo— refunfuñó al empezar a escribir.

Observó la hora y ya se había pasado con cinco minutos, ojalá Hinata no fuera tan puntual, rogó.

O.O.O.O.O

—Falta una— mencionó la ojiperla al contar solo catorce pelotas de las quince que debería haber —¿dónde estará?— se preguntó y comenzó a recorrer las distintas canchas, prestando mayor atención a las mallas donde podría haberse quedado pegada. Sonrió al verla —ahí estás— se dijo al ubicarla a media cancha justo a un costado de una de las redes.

Alzó su mano protegiendo sus sensibles ojos de los rayos directos del sol —ahora debo darme prisa— dijo y una vez que tuvo las pelotas juntas, recogió un par de raquetas que su compañera no pudo cargar y se dirigió al pequeño cuartito donde se guardaba el equipo deportivo situado entre las canchas de tenis y la de soccer.

Una vez que dejó el material donde supuso que iba, salió del obscuro lugar y dejó la puerta abierta al faltar de guardar los balones de futbol al haberse extendido aquella clase.

—Ya no me dará tiempo de ducharme— reconoció la joven peliazul al apresurar su paso, mientras avanzaba decidió ir directamente a la fuente del jardín central de su facultad que había sido punto de encuentro favorito del rubio desde que ingresó a la universidad.

Buscó acortar distancia al ver al Uzumaki salir corriendo del edificio en el cual estudiaban y recorrer el camino de prisa para llegar, en lo que seguro serían cuestión de segundos, a la fuente donde se verían.

Ella sonrió al verlo casi chocar con un par de estudiantes y disculparse solo alzando su mano. Jugó con sus dedos al mantenerlos a la altura de su abdomen al continuar avanzando, no tenía idea de para qué la habría llamado.

Su larga coleta azulina se meció al ser detenida por una mano al estar casi a punto de salir del enorme jardín.

—¿Nani?— se preguntó y volteó. Sus ojos se abrieron con sorpresa al ver aquellos ojos negros fijos en su rostro. Se sintió imposibilitada de respirar siquiera —¿q-qué… qué quiere?— preguntó al jalarse.

La fría y profunda mirada de aquellos ojos ónix detallaron su expresión, sus ojos abiertos y temblorosos de miedo, sus labios separados y balbuceantes presas del mismo sentimiento. Sonrió con ironía, hace apenas unos segundos estaba sonriendo.

—¿A dónde vas?— su tono fue imperturbable, él a diferencia de ella no se mostraba nervioso o incómodo siquiera.

—A… a… c-con…— quiso hablar.

—¡Naruto!— la voz de la pelirrosa que se veía fresca al haberse cambiado y seguro duchado atrajo la mirada de ese par.

—No me digas…— mencionó con calma al soltarla y observar a Naruto levantarse de la fuente donde estaba sentado y ver a Sakura acercarse nerviosa a su lado. Hinata abrazó su cuerpo al verlo caminar un par de pasos y observar a sus dos amigos, su vista oscilaba entre él y ellos.

—¿Qué… qué quiere?

—¿Verías a Naruto?— le preguntó de pronto sin verla, él ya lo sabía, había estado esperando por ella, no pensaba darle la oportunidad a su estúpido amigo de ganarle una partida que solo él sabía que jugaban, no le quitaría lo que no era de suyo.

Ella tragó saliva débilmente y lo vio con recelo —hai.

Él sonrió de medio lado, tanto Naruto como Sakura conversaban de pie y ella se veía tensa, él en cambio se forzaba a hacerla sentirse bien.

—¿Sabes de qué hablan?— preguntó al voltear a verla, sus manos descansaban en sus bolsillos.

Ella frunció el ceño y mantuvo su distancia, negó despacio y en silencio, algo de su tono ácido le advirtió que no le gustaría lo que escucharía.

El pelinegro la vio altivamente, ¿qué veía ella en Naruto? Caminó un par de pasos para acercarse a ella y la Hyuuga retrocedió los mismos.

—Sakura besó a Naruto— soltó paralizando a la joven.

—¿Na-nani?

—Mph— sonrió de medio lado, los ojos de ella volvieron a temblar y de pronto recordó como la pelirrosa había alardeado de lo mucho que Naruto deseaba sus besos y juraba que nunca los tendría.

—No— no supo si lo decía porque dolía creerlo o porque se negaba a hacerlo.

—Sí— habló el joven pelinegro y cuando ella reaccionó él la tenía acorralada contra un árbol a su espalda y sus brazos que se apoyaban en él, por encima de su cabeza.

Hinata se aterró y buscó irse.

—No hagas un escándalo— advirtió—no pienso hacerte nada, mucho menos aquí, de quererlo, lo habría hecho ese día en tu departamento— le aclaró y ella alzó su todavía temblorosa mirada a él, sus manos se apretaron en puños al intentar controlar sus nervios, Naruto y Sakura estaban a menos de veinte metros de distancia, si alguno volteaba en su dirección los vería.

—¿Qué… qué quiere?— preguntó al verlo, sus facciones finas y sus ojos más negros que la noche eran enmarcados por un par de mechones de cabello que caían rebeldes al costado de su rostro. Hinata tragó ligeramente al verlo sonreír.

—¿Qué quiero?— repitió al observar sus labios, se hizo una pausa en la que ella no dejó de verlo a los ojos hasta que él también la vio a los de ella —Tu cuerpo— soltó obligándola a abrir los ojos con sorpresa.

Hinata perdió el aliento. El rostro del Uchiha no demostraba duda alguna, eso no era una broma, lo supo.

Tragó pesadamente —y-ya…— tartamudeó desde el principio y tuvo que cerrar sus ojos para clamarse —ya lo… tuvo— dijo y sus lágrimas amenazaron con inundar sus ojos.

Él se retiró y ella casi pudo volver a respirar sin miedo.

—No así— su voz fue molesta.

—¿Qué?— ella apenas podía creer de lo que estaban hablando —n-nunca.

Él volteó de medio lado —¿sabes para qué te citó Naruto aquí?— su voz segura y profunda en ese cuestionamiento al nombrar al rubio captó por completo la atención de la Hyuuga que no se movió de su lugar.

Ella negó despacio con la cabeza.

Él sonrió de lado —tú le gustas al dobe— le dijo y ella abrió sus ojos con sorpresa y él no perdió detalle de su reacción —Naruto vino aquí, seguramente, a pedirte que seas su novia.

Ella cerró la boca que se había abierto por su anterior frase y volvió a tragar, esta vez pesadamente "¿qué?"

—¿Quieres olvidar todo?— volvió a cuestionar eso que ella le había asegurado al girarse y comenzar a caminar otra vez hasta ella, la joven Hyuuga no reaccionó. El Uchiha apoyó una sola mano en el grueso y rugoso tronco tras ella y agachó su rostro para verla a los ojos —… entonces entrégate a mí por tu propia voluntad y sigamos fingiendo que esto no pasó— su boca se curvó en una sonrisa siniestra.

Los ojos perlados de la joven temblaron al verlo tan cerca y escuchar sus palabras.

—Sabes que podría tomarte a la fuerza si quisiera…— volvió a hablar el Uchiha al verla a los ojos y sostenerle la barbilla, la mirada de Hinata se desvió al observar a un par de alumnas pasar retiradas de ellos y que sin embargo notaron su presencia —pero eso no es divertido, Hyuuga.

—¿E-e-está loco?— apenas pudo articular.

Él negó en silencio —no voy a decirte que no me gustó, pero no es la forma como deseaba hacerlo— le aclaró al verla.

Ella volvió a negar despacio.

—¿Sabes qué haría Naruto si yo ahora le digo que estoy enamorado de ti?— le cuestionó y se burló al curvar sus labios.

Ella abrió grandemente los ojos —no lo haría— se negó a creerlo.

El pelinegro achicó los ojos, ¿todavía podía dudar de sus palabras después de conocerlo? ¿cómo podía ser tan ingenua o tan estúpida?

—Naruto es un imbécil— le susurró al oído haciéndola temblar —si le digo que me gustas, que creo que puedo amarte, él se apartará, te lo juro. No lo volverás a ver— volvió a decirle de la misma forma y recorrió sus labios por la suave mejilla de la joven al apartarse.

—¿Por… por qué haría tal c-cosa?— su cuerpo se enfrió debajo de esa pequeña falda blanca y la delgada camisa, podía sentir el tibio aliento del chico rosar con su cuello al seguramente observarla. Su estómago se revolvió nervioso, ¿por qué tuvo que ser él el que le dijera lo que Naruto sentía?¿por qué?¿por qué lo hacía para pedirle tal cosa?

Él sonrió molesto al verla a los ojos nuevamente, sus ojos tan negros viajaron de las trasparentes orbes perladas de la chica, a sus labios —no lo sé— mintió al hablarle sobre ellos, seguía siendo su ego herido.

—N-no quie-ro— dijo casi sin aliento, jamás podría.

—Piénsalo— dijo y sonrió, alzó su barbilla con su mano que nunca dejó de sujetarla y en un segundo unió sus labios a los delgados y temblorosos de ella. Él cerró los ojos al besarla despacio y ella los abrió grandemente al no poder creerlo, su cuerpo tembló… si Naruto los veía…

Acarició con su lengua los labios de la inmóvil chica y evitó que entrara en pánico al no hacer otro tipo de contacto con ella.

El nerviosismo de la joven fue visible para él al notar temblar sus brazos mientras buscaba abrazarse ella misma, al dejar lentamente sus labios.

—… lo amas, ¿cierto?— volvió a cuestionar al ver de medio lado hacia atrás, lugar donde también ella podía apreciar de forma ligeramente distorsionadas las figuras de Naruto y Sakura, por culpa de las lágrimas que se agrupaban en sus ojos.

Ella no respondió y volvió su atención a él, le pareció verlo molesto al haber endurecido sus facciones, ya no mostraba la siniestra diversión de momentos antes.

—¿Estás dispuesta a renunciar?— volvió a hablar obviando que se refería al Uzumaki. Se giró para irse no sin antes darle una última mirada a la chica que no volteó a verlo.

Hinata dejó escapar su aliento consternada por lo que acababa de escuchar, renunciar a Naruto o…

Los pasos del Uchiha fueron sin prisa y completamente seguros, la dejó con esa pregunta y se alejó de ahí. Su mirada se clavó al frente y repasó lo ocurrido. Hyuuga Hinata no iba a ser la excepción de nada, solo quería tenerla bajo su cuerpo y escucharla jadear y gemir su nombre. Que fuese ella quien se le entregase, aunque para eso tuviera que chantajearla o seducirla, le daba igual... lo lograría.

No iba a entregar lo que no es suyo, sin que antes lo haya sido.

Continuará…


Hola chicas ñ.ñ

Amm, pues volví después de un par de semanitas xD

Espero que el capítulo les haya gustado, jaajaj la verdad ya no sé qué decir o qué no para que no lo tomen mal D: … bueno, pues solo que este capricho de Sasuke es lo que realmente inicia la relación pasional-tormentosa de ambos, ¿qué más?, creo que nada más.

Ahora solo agradezco comentarios, la verdad no esperé este apoyo, gracias.

Heavenly14, Nicolai P. Sherman –voy a buscar el fic que mencionas, me llama la atención por obvias razones ñ.ñ-, fadebila, mafe T.T, Hinaliz, ross, Karla Mazatán, Yukki-Onna, Nicole Ig, DAMIC00, Daisuke2372, Dark Amy-chan, Aldy, Julia, ryuzaki-kira3021, iblwe, morada25natsume, amatista95 –eres la primera persona que se disculpa por un comentario largo xD, creo que no existe ficker que pueda odiar eso, los amamos ñ.ñ- y a Lyar

Una dudida Lyar, ¿eres beta reader o miembro de los malos fics?, perdón si mi pregunta te incomoda, solo que tu anotación sobre mi uso excesivo de los puntos suspensivos ya me la había mencionado en Inuyasha una chica que es ambas cosas y no pude no relacionarte con ella, fue la única anotación que me puso, no me llevaron a aquel foro ni nada. Sobre los puntos creo que los amo xD, la verdad sigo lidiando con ellos, no sé, no me doy cuenta pero intentaré corregirlo ñ.ñ. Ya, es todo.

Chicas muchas gracias por el apoyo respecto a los detractores de este fic, sí me animaron mucho la verdad. Lamento la casi biblia que escribí el cap pasado, pero bueno, creo que valió la pena porque ya no me dijeron nada, aunque estaba preparada psicológicamente para todo xD

Ah, otra cosita que olvidaba… este mes inicia un torneo erótico en mi otro fandom y bueno, yo desde el año pasado me gané un lugar para competir contra otras chicas, el reto es largo, durará todo el verano o invierno, depende de dónde vivan, son cuatro meses en los que voy a tener que escribir un long fic y voy a demorar tantito más en actualizar.

Voy a agradecer la paciencia de quienes sigan pendientes. Besos y sean felices, nos estamos leyendo.