Recuerdos del Ayer

2

"Te quiero mucho Izumi, pero una relación a larga distancia no funcionaría... tenemos que dejarlo antes de que sea tarde..."

Cerré los ojos y me tragué las lágrimas. Miré hacia otro lado y sonreí falsamente. Y la dejé ir.

-Kouji...

Hay veces en que a las palabras se las lleva el viento... ésta vez la ocasión fue propicia, y sin embargo... cada silaba que salió de su boca, desde el suspiro que dejó escapar al descubrirme hasta el ligero carraspeo de su garganta al interrumpirse por la sorpresa y nerviosismo, llegaron claramente a mis oídos... tan claramente como si hubiéramos estados los dos solos en una habitación cerrada, y no parados frente al mar, sintiendo el sonido de las olas al reventar contra la playa, y la ensordecedora música producida por el viento al rozar las montañas...

Nadie diría que soy una persona cobarde. Mis amigos saben que me he enfrentado a duras cosas, en mi época del digimundo más que nada, y nunca retrocedí, nunca di un paso atrás, jamás vacilé... y sin embargo, estar acá estacionado, ver sus dulces ojos mezcla de confundidos, nerviosos y asustados, sentir su respiración entrecortada... es lejos una de las cosas más difíciles que me tocó enfrentar... una de las pocas ocasiones en las que rogué estar en otro lugar, rogué que la tierra me tragara, desaparecer... era totalmente incapaz de articular palabra.

Habrá notado mi nerviosismo, por que fue ella quien enseguida volvió a hablar... y fue música para mis oídos...

-Kouji, que... que...

La voz se le cortó y los ojos se le llenaron de lágrimas. Parpadeó, volvió la vista al costado, y luego volvió a mirar, tal vez pensando que podía desaparecer... es que desde que me había visto, no había articulado palabra ni hecho movimiento alguno.

Lentamente, levantó una mano y la acercó a mí. Era muy extraño. Parecía que el nerviosismo había logrado que mis sentidos mejoraron, ya que no solo era capaz de ver el temblor de su brazo, sino que también vislumbraba cada poro de su piel... suena exagerado?... en ese momento nada era comprensible para mí...

Acercó sus blancos y delicados dedos hacia mí, y los deslizó, suave y torpemente, por mi mejilla... paró a medio camino, miró fijamente a mis ojos... y lo próximo que recuerdo, es que se lanzó a mis brazos, y mi cuerpo por fin reaccionó y pude abrazarla.

La apreté contra mí, aspiré el olor de sus cabellos... la sentí, tal como deseaba hacerlo desde hacía tres años...

Frente a mí se extendía el mar en todo su esplendor... no sé si alguna vez lo han notado, pero el mar es igual en todos lados. Siempre pensé que era único... el cielo, por ejemplo, muestra distintas constelaciones según el lugar del mundo en donde nos encontremos, pero el Mar... a lo sumo puede cambiar su sabor, pero... en esencia y en visión es siempre el mismo... tanto en Italia como en Japón... y estos tres largos años, había pasado horas y horas sentado frente al Mar, pensando que tal vez ella, estaría haciendo lo mismo que yo... pensando en mí...

Me había torturado pensando en que era un estúpido, que no había forma de que ella aún me recordara, después de cómo la había tratado... (sí, es cierto... el amor cambia a la gente)... pero ahora, veía que una parte de mis anhelos podían haber sido reales... tal vez, a pesar de lo injusto que había sido con ella y conmigo, y de no haber querido aceptar que la Amaba y que lo único que deseaba era estar con ella, aún estaba a tiempo de que me perdonara y de reanudar las cosas...

-Qué haces aquí?- me preguntó. Esperaba oír alguna clase de reproche salir de sus labios, pero en cambio... me pegó con la misma dulzura de siempre, y con un ligero tono de preocupación.

-Te extrañaba- las palabras salieron de mis labios antes de que pudiera pensarlas.

Izumi me miró sorprendida, sonrió, y cuando sus hermosos ojos verdes volvieron a cruzarse con los míos, estaban empapados de lágrimas.

Esta vez fui yo quien juntó valor y la abracé, dejando que su rostro descansara en mi hombro y se descargara. Que placer, volver a sentirla!

-Kouji... – se separó y me miró fijamente. Traté de sonreír, pero nunca lo tuve fácil, ni siquiera en este momento en que la felicidad me embargaba.- No sé que decirte- dijo, luego de un largo silencio. La inocencia y sinceridad con que lo dijo lograron que una risa escapara de mis labios, y enseguida ambos reíamos abiertamente, como hacía años no hacíamos. –No, en serio... es muy extraño verte aquí, y no termino de creerlo... – me sonrió y volvió a abrazarme. Acaricié su espalda... tenía el mismo aroma, y estaba tan hermosa como siempre.

-Necesitaba verte, Izumi... creo que tenemos demasiadas cosas de las que hablar...

-Conozco un lugar... podemos tomar algo... – asentí y comenzamos a caminar. La vista se me nublaba, y si no hubiera sido por que ella me detuvo, dos veces habría sido arrollado por un coche. Es que, semejante felicidad... volver a verla y sentir que no me odiaba... saber que quería hablar conmigo...

Tres largos años habían pasado, y ella seguía siendo la misma... La misma chica dulce, comprensiva y sincera de la que me había enamorado. La única Amiga que había tenido, la única joven que se había animado a hablarme y a hacerme un lugar en su corazón... la única que me había aceptado y comprendido tal como era, y ayudado a seguir siendo yo mismo.

-Y bien, Kouji... que tienes para contarme?- estábamos sentados en un cómodo café cerca de la playa. Sentir el romper de las olas me ayudaba a relajarme y a pensar con claridad, me llenaba de recuerdos sobre todos estos años que había pasado en su ausencia. Imagino que por esa razón lo habrá elegido, por que a ella también la tranqulizaba... ya que aunque pareciera más tranquila que yo, la conocía de sobra y sabía que estaba nerviosa.

-Ha pasado mucho tiempo, no?- susurré, como ausente, mientras revolvía mi café. Había refrescado.

-Sí... – contestó, mirando por la ventana. La observé de reojo. Esperaba encontrarla más crecida, distinta... sus rasgos seguían siendo los mismos, su belleza no se había arruinado. Volvió la vista hacia mí, nuestros ojos chocaron y sonrió. – Hace cuanto estás acá?

-Llegué anoche... Takuya me dijo que seguramente podría encontrarte en la playa... – asintió, dando a entender que efectivamente el mejor lugar para hallarla era entre la blanca arena y el mar.

-Cómo están todos?

-Takuya... reconocido en toda la zona ya que su equipo ganó más de un campeonato... Tomoki, luchando con el secundario... Jumpei, entregado a la cocina... va a llegar lejos ese chico – recordé las instancias en las que habíamos comenzado nuestro noviazgo... creo que ella también lo hizo, ya que pude ver un ligero sonrojo en sus mejillas. – Koichi... bueno, Koichi siempre será Koichi verdad?

–Pensé que no iba a verte nunca más.- Soltó, de improviso. Sus palabras me turbaron.

-Es lo que querías?- recién noté mi brusquedad cuando vi el dolor en sus ojos. – Lo siento, Izumi... no quería ofenderte, es solo que a veces no controlo lo que digo... – me disculpé.

-Está bien Kouji... después de tanto tiempo, creo que olvidé algunos rasgos de tu personalidad... pero no hay problema, siempre has sido igual...

-Tú sigues igual- se sonrojó y me sonrió.

-Tú en cambio, Kouji Minamoto, has cambiado. – Sus palabras me sorprendieron. – Antes eras más frío, sabes?- agaché la cabeza avergonzado, aunque no sé exactamente que me parecía vergonzoso de la situación.

-No fueron nada fáciles para mí estos años sin ti, Izumi... – esta vez fue ella la sorprendida por mis palabras.

-Realmente... no eres el mismo... – hizo silencio. – Para mí tampoco... pensé que no querías saber nada más de mí.

-Soy conciente de que fui muy duro contigo cuando te fuiste, sé que te traté muy mal... lo siento...

-Sí... la verdad es que fuiste muy duro... – sus palabras llegaron hasta lo más hondo de mi alma. – Me lastimaste mucho, sabes?- Esto, fue lejos lo peor que me tocó vivir. Ya lo sabía, pero escucharlo de sus propios labios... ver sus dulces ojos conteniendo las lágrimas... el dolor que sentía...

-Lo siento, Izumi... era muy chico y no controlaba lo que decía... sólo pensaba en el futuro, en vez de haber disfrutado el último tiempo que me quedaba contigo. Y además... – el ruido de las olas ahogó mis palabras. Deseé que no me hubiera escuchado, ya que me avergonzaba decirlo.

-Lo siento, Kouji... que habías dicho?

-Nada Izumi... solo que lo siento mucho... – murmuré. Tomé un sorbo de mi café, y cuando bajé la taza noté que me observaba con una mezcla de sonrisa y seriedad en su rostro. –Qué?- espeté. Conocía demasiado bien esa cara...

-Kouji... que habías dicho, recién?

-Nada!- Contesté, totalmente sonrojado. Tal vez lo que más amaba de ella, es quien era yo cuando la tenía cerca... es que nadie me llevaba a comportarme de esa manera, mezcla de inseguro y nervioso... a veces me daba la sensación de que con ella era más Humano.

-Kouji!- protestó, haciendo pucherito. Nunca pude resistirme a esa mirada...

-Nada, que... trataba de protegerme a mí, sin pensar en ti ni en nosotros... fui un egoísta, y lo siento mucho.

-Tratabas de protegerte... de qué?- dudé antes de contestar.

-Nunca me gustó mucho el dolor... – murmuré. No entendió mi respuesta. – Sabía que si seguíamos, el momento en que te fueras sería demasiado doloroso para mí... así que opté por la salida del cobarde... – suspiré. Esto era demasiado difícil... pero ya había decidido que mi cobardía terminaba ahí.- Opté por dejarte ahí, pasar el último tiempo lejos de ti, haciéndome a la idea de que te irías y... al final creo que fue para peor...

-Por qué?- dudé antes de contestar. Le estaba mostrando un lado de mí que muy poca gente conocía... el lado vulnerable... mi lado más humano.

-El Arrepentimiento siempre llega... algunos dicen que no Existe, otros que no Sirve... pero siempre llega... en vez de haberte disfrutado, yo... Izumi...

-A qué has venido?- la pregunta me tomó por sorpresa. No me la esperaba.

-No puedo avanzar...

-Eh?- la pregunta escapó de sus labios con esa pizca de curiosidad y dulzura que la caracterizaba. Logró enternecerme.

-Nunca pude perdonarme lo que hice... el Arrepentimiento me persigue, Izumi... no dejo de pensar en eso... no puedo sonreír... – no lograba mirarla a los ojos... es que lo que le estaba diciendo, era tan vergonzoso... éste tema me tenía demasiado mal, ya no era el mismo de siempre... – vine a... explicarte las cosas y... conseguir tu perdón... para poder seguir con mi vida...

Izumi hizo silencio. Mi café se había enfriado, ella seguía revolviendo el suyo, aunque estoy seguro de que estaba como el mío. El olor a sal aún llenaba la estancia. Había oscurecido y el paisaje de las olas chocando contra los acantilados era hermoso, pero no estábamos en condiciones de observarlos y sonreír... aunque cómo me hubiera gustado...

Su respuesta se alargaba... afortunadamente soy una persona paciente, por que sino... seguro que estaría comiéndome las uñas...

-Izumi... – arriesgué, ya que la duda me carcomía.

-No te perdono- dijo, tan claro que resonó en el abarrotado bar. Sentí que algo se caía en mi interior. – No sé que es lo que pretendes – Se paró y dejó unas monedas en la mesa, pagando así el café.- viniendo así de repente, luego de tres años sin que nos veamos, sin saber nada de ti, a hablarme sobre lo mucho que me querías, lo cobarde que fuiste y lo imposible que te es vivir ahora. No sé como esperas que perdone acciones que tú mismo no perdonarías. No sé como esperas que te perdone, para que luego te vayas y sigas con tu vida felizmente, mientras yo aguanto otros dos años sola aquí, extrañándote y observando las olas. – Las lágrimas resbalaban por sus mejillas, pero su voz sonaba clara y fuerte, y su rostro mostraba una expresión seria. – No eres el Kouji que yo conocí, y no me gusta este nuevo. No te conozco y no tengo por que perdonarte. – Luego de decir esto se marchó. Las mesas más cercanas estaban observándonos, pero no me importó. No era momento de preocuparse por extraños.

Había venido hasta Italia para encontrarla y arreglar las cosas, no podía dejarla ir, y menos con una idea tan errónea... Le aventé unas monedas a la moza y me alejé a grandes zancadas. Por suerte, sabía donde encontrarla.

La luna llena se reflejaba sobre el mar. El viento hacía que las olas golpearan con fuerza sobre los acantilados, la blanca espuma esparciéndose hacia arriba, el aire salado llenando mis pulmones... la vislumbré a la distancia... allí, parada al borde del acantilado, abrazándose a sí misma...

-Dicen que no hay que arrepentirse. Que la vida es corta y pasa rápido. Que hay que decir y hacer lo que sentimos en el momento en que lo deseamos, cuando se nos da la oportunidad... Que arrepentirse, para qué? El arrepentimiento no nos lleva a nada... No podemos arreglar lo que ya hicimos, no podemos volver al pasado, no podemos curar las heridas que infligimos a los demás ni a nosotros, así como tampoco las que nos infligen a nosotros... – soy consciente de que mi voz sonó débil y nerviosa. Traté de darle fuerza, mostrarme tan seguro como siempre... no pude hacerlo... y es que realmente, yo no era el mismo... – Pero creo, Izumi... que hay veces, en que el Arrepentimiento si nos lleva a algo... a darnos cuenta que estuvimos mal, a aceptarlo, a tratar de enmendar lo que hicimos, a seguir adelante y no volver a cometer los mismos errores... Creo que el Arrepentimiento ayuda a Crecer... – seguía sin contestar, y dudé por un segundo que estuviera realmente escuchándome... – Sé que nada de lo que te dije hoy va a curar la herida que te hice, así como tampoco va a curar lo que me hice a mí mismo... no lo sé, pensé que tal vez... – la voz se me cortó, y sentí como algo caliente y doloroso subía por mi garganta. Me tragué las lágrimas y seguí hablando. – No sé que pensé... lo siento mucho... voy a... volver a Japón y... tal vez en dos años nos veamos de vuelta... todo esto fue una mala idea.

Esperé unos segundos, quien sabe, tal vez todavía estaba a tiempo de que girara y me perdonara... pero como me temía, eso no sucedió...

Avancé en una nebulosa, mis sentimientos debatiéndose fuertemente en mi interior, echándome la culpa de todo lo que había sucedido... pero yo... avanzaba, simplemente... sin pensar... haciendo una carcaza que me protegiera del dolor... armándola lentamente... tonto de mí, si en 3 años no lo había logrado...

Sentí que algo detenía mi avance y se apoyaba sobre mi espalda... unos delgados brazos blancos me abrazaban desde atrás...

-No te vayas... por favor, Kouji no te vayas... no voy a soportar perderte otra vez...- me di la vuelta y levanté su rostro, aunque ella insistía en prenderse a mi espalda y que no la mirara. Las lágrimas brillaron en sus ojos, y apartó la vista avergonzada. – Te amo Kouji... por favor no te vayas de vuelta...

Levanté su mentón y nos fundimos en un beso como no hubo igual... descargué en ella todo lo que venía guardando hacía tanto tiempo... todo lo que había querido decirle y no había podido... todos los sentimientos que había mantenido escondidos...

-Te amo Izumi...

-Kouji... cuándo te vas...?

-Disfrutemos el momento ahora... sí?...

Sonrió y me abrazó.

Sí... bendito arrepentimiento...

FIN

NOTAS: Bueno Alexeigirl, espero que te haya gustado... ya que Atori y yo tuvimos meses de planeamiento! (y es en serio!). Aunque el kouzumi no es de mi agrado, disfruté mucho haciendo este fic, no solo por que era para vos, sino también por que me probé a mí misma e incursioné en un terreno desconocido, y con un personaje que me es desconocido también! Así que, ya sabés... espero que te haya gustado en serio y que lo disfrutes... esto tal vez no se acerca a la calidad a la que vos nos tenés acostumbradas, pero bueno.. jeje... fue lo mejor que salió! En recuerdo de todo ese tiempo que estuvimos las tres solas en Antimimato!

FELIZ CUMPLEAÑOS!

SkuAg----Agus