LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD DE MASASHI KISHIMOTO. LA HISTORIA EN CAMBIO, ES MÍA.

-8-

DESEO: UN PASO EN FALSO


Hinata caminó con pasos ligeramente apresurados por los largos y concurridos senderos de ese campus universitario, había colgado su mochila al hombro y trataba de calmarse, evitaba en todo momento establecer contacto visual con alguno de los estudiantes que se cruzaban en su camino, temiendo que su nerviosismo fuera visible.

—¡Hinata!— la voz alegre que reconoció como de su compañera castaña, la hizo cerrar los ojos al detenerse.

—Ho-hola, Matsuri— saludó y sonrió sinceramente cuando la chica llegó a su lado.

La castaña suspiró al detener sus apresurados pasos y devolvió el saludo —Ya casi es hora de clase, ¿trajiste el informe que pidieron?— preguntó con un rastro de preocupación.

—El informe— mencionó débilmente la ojiperla al bajar su mirada —. Bu-bueno, sí, pero…

La chica le sonrió —Yo no entendí mucho, pero creo que no me quedó tan mal— aceptó para comenzar a caminar cuando la Hyuuga lo hizo.

—Sí… creo que a mí tampoco— aceptó la peliazul, aunque reconocía que no estaba ni cerca de ser su mejor trabajo presentado. Su padre volvería pronto y se temía que no iba a estar nada contento… otro problema que sumarle a los que ya tenía.

"Cielos", pensó preocupada.

Todavía tenía en la piel todas esas sensaciones que el Uchiha le generó, pesando sobre ella. Negó en silencio al atravesar la gran puerta del edificio de su facultad. Ese chico era un ser cruel, frío y manipulador… se le apretó el pecho al recordar sus palabras, asegurándole que él no tenía amigos y que no los necesitaba…, ¿es que acaso no le importaban esas personas que lo apreciaban?... se estremeció al darse cuenta cuán diferentes eran.

—¿Hinata?— la llamó la castaña otra vez.

—¿Uh?— respondió al sobresaltarse y voltearla a ver.

—¿Y qué piensas?

—¿De… de qué?

La chica bajó su cabeza —… no has estado escuchando nada, ¿verdad?

La peliazul abrió los ojos apenada y se ruborizó suavemente —l-lo, lo siento, Matsuri, yo… yo estaba… ah— habló apresurada, ¿cómo explicarle lo que pensaba? —¿Qué me decías?— terminó por cuestionar avergonzada.

La castaña suspiró y se abstuvo de cuestionar el motivo de su distracción.

—¿Te pregunto si a ti no te incomodará trabajar con algún sempai?— cuestionó mientras torcía los labios desganada y sujetaba ambas correas de su mochila que también portaba en la espalda.

La ojiperla abrió los ojos sorprendida al apenas recordarlo.

—Va ser incómodo, no los conocemos y aparte, seguro creerán que somos estúpidos por ser novatos, ¿no crees?— volvió a hablar ante el mutismo de su amiga.

La peliazul frunció el ceño al verla tan recelosa.

—N-no creo…— se forzó a decir, ella se sentía incómoda por razones distintas —, seguro ellos pasaron por algo igual en su momento.

La chica resopló —Aun así… es incómodo, ojalá nos dejara escoger— dijo al ver que habían llegado ya al enorme salón donde se impartiría su taller.

Hinata asintió y se llevó una mano al pecho al entrar al lugar, no era la primera vez que estaba ahí, pero si era la primera vez que vería a Naruto después del tonto impulso que tuvo al besarlo, y además, ese chico de profundos ojos negros, también estaría ahí y esa promesa de no dejarla en paz, la atormentaba.

—Se-sentémonos juntas— sugirió y caminó siendo seguida por la extrañada chica que la acompañaba.

—Bueno, si tú dices— aceptó para encogerse de hombros, ya todos tenían sitios asignados, pero en algunas ocasiones sus compañeros ya habían saltado esa norma, así que no estaba mal.

O.O.O.O.O

Con las manos en los bolsillos de ese pantalón de vestir, y la mochila colgando de su hombro, el Uchiha caminaba a paso lento y seguro hasta el aula. Ignorando miradas femeninas que no dejaban de pesar sobre él, y algún par recelosas, de sus congéneres.

Había tomado una decisión y no pensaba dar marcha atrás. La deseaba, y ni él, su cuerpo y su ego estarían satisfechos hasta tenerla. La quería una noche solo para él, verdaderamente de él.

Una vez a punto de entrar, sus negros ojos se fijaron en ella, como siempre, en los asientos de en medio en el otro extremo del aula. Los ojos de luna se dirigieron a él casi por instinto, y de inmediato la vio desviar el rostro y jugar con sus dedos incómoda.

—Mph— un intento de sonrisa ladeada se posó en sus labios.

—¡Maldición, maldición, maldición!, llegaré tarde, 'ttebayo— la escandalosa voz del rubio a su espalda lo hizo detenerse antes de terminar de entrar.

—Naruto— arrastró casi con desprecio cuando todos en el interior voltearon a verlo. El ojiazul se colgaba de él, al haber frenado su loca carrera ayudándose de su brazo.

—¿No ha llegado Iruka sensei?— preguntó exaltado al ver a sus compañeros dispersos en el aula, cada uno con una charla diferente —¡qué raro 'ttebayo!

—¿Por qué habría de ser raro?, la clase todavía no inicia— su voz fue fría al obligarlo a soltarlo.

—¿En serio?— preguntó con los ojos bien abiertos y luego bajó su vista a su reloj de mano —¡es cierto! y yo que creí que ya era tarde— explicó al rascarse la cabeza y sonreír abiertamente al ver que estaba justo a tiempo.

—Mph.

—Oh, por cierto— respingó el ojiazul al voltear y buscar a esa chica de ojos perlados —¿crees que deba…?

—No— interrumpió al comenzar a caminar.

—¿Por qué no, teme?— preguntó en voz baja y frunciendo el ceño suavemente —, yo quería hablarle.

—Solo mírala. No puede ni sostenerte la mirada— dijo y avanzó en su dirección. Darse cuenta de ese detalle lo molestó… la chica estaba más nerviosa que cuando lo vio a él.

Naruto se rascó una mejilla —Tal vez tengas razón— reflexionó.

El pelinegro lo vio de medio lado… Naruto era un ingenuo.

—¡A sus lugares, por favor. Buenos días!— ordenó y saludó el hombre moreno y de chongo.

Los alumnos saludaron y se dispersaron por el salón y el Uchiha aprovechó eso para sentarse apenas un par de lugares atrás de la ojiperla.

—Hola, Hina chan— saludó el rubio tratando de parecer natural al seguir al pelinegro. Hinata apenas encontró voz para responderle y siguió sacando el libro y carpetas que necesitaba de su mochila —¿por qué nos sentamos aquí, teme?— preguntó curioso, sus lugares siempre eran los de atrás.

—Porque a mí se me dio la gana sentarme aquí, ¿y tú?— respondió al verlo de reojo al recargarse en el asiento.

El rubio achicó los ojos y estuvo a punto de replicar cuando el profesor empezó a hablar… ese día Sasuke andaba más insoportable que de costumbre.

El catedrático inició de inmediato con la clase, mientras él recibía los trabajos, un alumno pasaba al frente a exponer su tema.

Hinata vio con pena cómo su folder era examinado por el profesor, el mismo que se daba tiempo de corregir algún punto del exponente de la clase, y silenciar a algún alumno que se atrevía a interrumpir.

El catedrático suspiró.

—¡Uzumaki!— alzó la voz y la vista al rubio.

—¡Sí!— respondió de inmediato y se puso de pie al creer que lo reprendería por charlar.

—Tu turno.

—¿Qué?

—Tu turno. A exponer tu tema para los nuevos— se repitió el mayor al volver a bajar su vista a los trabajos que revisaba.

Los curiosos ojos perlados viajaron al rubio que se reía nervioso y pronto se encontraron con esos profundos ojos negros que voltearon a ella, por un par de segundos no pudo dejar de verlo, el rostro sereno e imperturbable de ese joven no mostraba a la persona que había bajo él.

«Sé mía»

Se estremeció al recordar esas palabras mientras se miraban.

—No preparaste nada, ¿verdad?— la voz del profesor resonando fuerte en el salón la hizo dejar de verlo, pero no evitó que su piel volviera a erizarse al recordar los besos demandantes y quemantes de ese chico y la forma en que le pidió aquello; eso que aseguraba que era lo único que quería para dejarla en paz.

—¡Claro que preparé algo!— alegó el chico que comenzó a pasar entre sus compañeros directo al frente —. Pero prefiero explicarlo con palabras y ejemplos sencillos para que entiendan— afirmó el rubio al haber olvidado su material en casa.

El profesor que sospechó algo, suspiró y negó en silencio.

—Bien, supongo que para eso es este taller— optó por decir. Naruto podría ser brillante, pero era sumamente distraído.

El rubio se rascó la cabeza incómodo y le sonrió a la totalidad de los estudiantes, que bien podían alcanzar el centenar de ellos y que se encontraban distribuidos en largas bancas con sus respectivos escritorios, cada uno a un nivel diferente del suelo para tener una perfecta visión del frente.

—Pues bueno, comenzaré 'ttebayo; mi tema es…— comenzó el chico luego de aclararse la garganta.

Para él no fue difícil hablar ante la audiencia, estaba acostumbrado a ser el centro de atención, explicó casi detalladamente y a palabras sencillas, atorándose ocasionalmente en un par de conceptos, todo lo referente al tema expuesto.

Los ojos negros del Uchiha se fijaron en él, seguía sin entender qué podía tener de especial, Naruto era torpe y escandaloso, lo volvió a confirmar al verlo interactuar con los estudiantes y reír sonoramente al haberse equivocado en algún punto y ser corregido... Su mirada profunda caería segundos después en esa Hyuuga que sostenía su lápiz entre sus dedos, sin tomar apuntes como el resto, y miraba atenta al rubio; dejó de verla cuando notó que se ruborizó, al haberse encontrado con la mirada y sonrisa de su estúpido amigo y al que consideraba más rival de lo que lo había sido. Se recargó completamente en el asiento e hizo sonar el borrador de su lápiz al golpearlo contra la lisa superficie del escritorio.

Sentir que interfería entre dos personas que se gustaban, le molestó… él nunca había sido un tercero.

"Pronto acabará" se convenció al llevarse los dedos a apretar el puente de su nariz y cerrar ligeramente los ojos... Si algo deseaba, lo hacía realidad. Era cuestión de tiempo.

—Exacto— aceptó el rubio animado al estar dándose a entender —. Por eso es que…

—Bien. Suficiente Naruto— intervino el docente al verlo interactuar con el alumnado.

—¿Eh?

—Creo que todos entendieron. Toma asiento y para la próxima trae material de apoyo— sermoneó al indicarle también con la mano que se sentara.

El chico asintió y mientras avanzaba se jactaba del buen trabajo que había hecho; el profesor por lo tanto se dirigió a la pizarra y anotó el tema siguiente y la palabra 'equipos' sobresalía a su lado.

—Te lo dije… sabía que no lo olvidaría— mencionó en voz baja Matsuri.

Hinata solo la vio resignada.

—¡Equipos!— La voz de una chica de las filas traseras se escuchó con emoción —¿podemos escoger?— Cuestionó y la ojiperla volteó a verla, ella veía al Uchiha con una pícara sonrisa, y Hinata volteó a ver de nuevo al catedrático.

—No, yo los asignaré— aclaró al ver la lista que recién había elaborado.

Un quejido desganado reinó por un segundo en el lugar.

—Para hacer esto lo más práctico y funcional posible serán parejas, un superior con alguien de nuevo ingreso.

—¿Pero eso en qué nos beneficia a nosotros de último curso?— se quejó la chica que no desistía en emparejarse con cierto moreno.

—Esta clase de talleres es más que nada para ayudar a los de nuevo ingreso, y que ustedes se retroalimenten— explicó sin voltear a verla.

La chica frunció los labios y negó en desacuerdo, pero no pudo debatir, ese tipo de programa llevaba ya varios años.

Un par de conversaciones discretas surgieron cuando el profesor comenzó a nombrar a los integrantes de los equipos, y ellos se levantaban para conocerse.

—Nara.

—Aquí— alzó la mano el aburrido joven.

El catedrático lo observó —Con Takeda.

Un chico de reciente ingreso se puso de pie y ambos asintieron.

El hombre maduro se rascó la mejilla inseguro —Hyuuga— mencionó y llamó la atención de tres pares de ojos, unos perlados que lo veían a la expectativa, unos azules que se abrieron con sorpresa y unos negros, que se fijaron en la joven nombrada.

—Si— mencionó y se puso de pie.

—Bien— comenzó el catedrático —había pensado en colocarte con Sasuke, venía usted con un promedio muy bueno y creí que mejorarías, pero…— explicó y ella se paralizó, el chico en cuestión entrecerró los ojos, ese 'pero' no le gustó —, bajó la calidad en tus trabajos— dijo recordando el que recién había entregado —. Creo que irás con Naruto, él puede explicarte de forma más sencilla— les dijo al verlos ambos —. Aunque antes de finalizar el semestre quisiera verte trabajar con Sasuke, ambos tienen mucho potencial.

La chica se quedó inmóvil… ¿qué?, nada de eso estaba bien.

—Es genial, 'ttebayo— se apresuró a hablar el rubio —. Yo te ayudaré más que el teme, ya lo verás.

La peliazul apenas pudo asentir al voltear a verlo, le sonrió pero su sonrisa se apagaría al caer sobre cierto pelinegro que la veía de medio lado.

El Uchiha regresó su mirada al frente en aparente desinterés, cuando Hinata dejó de verlo, pero su mandíbula se tensó al molestarse.

¿Por qué demonios le molestaba tanto?... casi sintió que se le quitaba algo de su propiedad. Era estúpido.

El colmo fue para el pelinegro cuando designaron a la chica castaña, y compañera de esa joven que lo perturbaba, a trabajar junto a él.

—Silencio, Naruto, no hagas que cambie de opinión y trabajes solo— advirtió el profesor pues el rubio seguía hablando del tema aun cuando ya había nombrado a un par de equipos más.

—Sí, señor, digo, no señor. Me callaré, 'ttebayo— se apresuró a hablar —¿qué tal teme?, tuve algo de suerte, ¿no te parece?— le susurró a su amigo.

El otro lo vio de medio lado y no le respondió.

No iba a dejarle a Hinata, no todavía… ya vería si los interrumpía en sus estúpidas reuniones de trabajo, o mejor la presionaba para no verlo. Sus ojos viajaron a un par castaños de la que era su compañera de equipo, que había volteado y se molestó… debía deshacerse de ella primero. Todo eso era patético… ¿cuándo se había tomado tantas molestias por una mujer?, supo entonces que su interés por ella era tal, que fácilmente podía rayar en un capricho.

Una vez que los equipos estuvieron formados, el tema general se les explicó a todos, había suficientes variantes para que ningún equipo presentara un trabajo repetido y cada uno lo manejara de forma original.

—Por ahora solo será recabar información, de la que gusten, trabajos digitales también pueden presentar; pero maquetas no, esas serán más adelante— aclaró el profesor para finalizar.

—Ay, no— se lamentó la castaña —ese tal Uchiha es inteligente y muy lindo, pero creo que no le caigo bien— susurró cuando comenzaron a guardar sus cosas.

—¿Eh?— Hinata alzó las cejas sorprendida al escucharla decirle 'lindo'.

—Algo me dice que terminaré trabajando sola— volvió a mencionar.

—No te preocupes— le dijo y sonrió —, seguro acepta con gusto— optó por decir al intentar animarla.

O.O.O.O.O

—Solo olvídalo, ya sabes cómo es esto… de cualquier cosas sacan chismes— aconsejó la rubia ojiverde al caminar por los sombreados caminos de la universidad, siendo salpicadas por pequeños rayos solares del medio día, que se colaban entre los árboles.

La pelirrosa negó despacio —Eso quiero hacer, pero aun así es incómodo solo pensarlo.

Ino sonrió relajando la tensión —Hinata nunca se interesaría en Sasuke.

—Él no se interesaría en ella— corrigió de inmediato y negó en silencio al darse cuenta que su molestia hablaba por ella —. Quiero decir, que ese tipo de rumores se escuchen, es por algo— bajó la voz caminar cerca de otros estudiantes que por ahí transitaban.

—Por supuesto— aceptó la rubia —. Porque el idiota de Sasuke trae muerta a cada mujer de este lugar, seguro se encontraron por ahí después del entrenamiento de tenis la semana pasada, y por eso dicen eso.

—Sí, Naruto la estuvo esperando, ¿recuerdas?, que no quisieron acompañarnos a comer— trató de aceptar la teoría de su amiga… le era absurdo creer lo contrario.

—¿Lo ves? Posiblemente se encontraron, y por eso alguien celosa dijo que vieron a Sasuke besarla. Es tan molesto todo esto.

Sakura asintió y sonrió falsamente —sí, seguro eso pasó.

—Ahora apresurémonos a la cafetería, muero de hambre— pidió la rubia que jaló del brazo a la ojijade para obligarla a correr.

—Cerda, todos nos están viendo. ¡Suéltame!— se quejó.

—Ni loca, seguro nos quedamos sin comer— dijo al seguir con su apresurada carrera.

—¡Oye!

—Ey, mira— habló de pronto y se detuvo del mismo modo, haciendo trastabillar a la pelirrosa.

—¿Pero qué demonios te…?

—¡Hinata!— gritó la rubia sin prestarle atención a la ojijade —Ven, vamos con ella— dijo y atravesó por un área verde para dirigirse a un camino distinto, por el que transitaba la Hyuuga.

La pelirrosa la siguió y evitó molestarse por esos rumores, apreciaba a Hinata, pero también era cierto que no le gustaba verla ligada con Sasuke aunque fuesen simples comentarios sin razones, ni tampoco verse desplazada por ella de ese favoritismo que cierto rubio le tenía.

"Solo estás celosa" se sinceró internamente para tratar de entenderse. Sasuke era el amor de su vida y Naruto era… su mejor amigo.

—Ey, Hinata, ¿a dónde vas?— preguntó la pelirrosa al llegar a ella. Se prometió que iba a ser objetiva y racional.

La chica que se sorprendió por la rapidez con la que llegaron y lo divertidas que se veían, señaló a su espalda.

—A… a la biblioteca.

—¿A la biblioteca?¿a la hora de la comida?— Preguntó la Yamanaka en tono de burla.

La peliazul asintió —Mi promedio ya bajó y…

—¡Ay, por favor!— interrumpió la rubia —¿será que no quieres ver a Naruto?— preguntó haciendo respingar a la ojiperla que negó apresurada.

—N-no… c-cómo dices eso…

Ino sonrió —ese día se veían muy sospechosos juntos ¿ocurrió algo entre ustedes que no sepamos?— preguntó y la vio con picardía. A pesar de haberle preguntado al rubio, él no les había dicho nada y solo estaba sacando suposiciones.

Hinata negó y no fue capaz de emitir palabra.

—Déjala, cerda, no seas entrometida.

—Entrometida tu frente, frentona— dijo la rubia ofendida.

La pelirrosa rodó los ojos y negó en silencio, controlando su carácter.

—No le hagas caso, siempre has mencionado lo mucho que te preocupa tu promedio… Debe ser difícil ser de una familia como la tuya.

—S-si… es— dijo y desvió el rostro —, algo realmente difícil— aceptó y vio como era abrazada por la chica, y la obligaba a cambiar el rumbo que llevaba.

—Pero, no creo que perdiendo la hora del almuerzo ganes algo, ¿cierto?

—Ah…

—¡Cierto!— animó la rubia y la tomó de la mano para regresar al sendero que las llevaría a la cafetería. Hinata era menor a ellas, y ella la veía como la hermana pequeña que no tenía.

Hinata se lamentó… a pesar de haber intentado evitar comer con el grupo completo, también buscaba tiempo para sus estudios, su padre volvería pronto y si veía que iba mal, posiblemente hasta se retractaba de levantarle a Hanabi el castigo, y la dejaba más tiempo en ese internado.

Los casi cinco minutos hasta la cafetería, se pasaron con un solo tema, mencionado por esa alegre rubia…el cumpleaños de cierta peliazul, a finales del mes siguiente; Hinata era una chica de gustos sencillos, y había pasado por una presentación formal en sociedad el año pasado, cuando cumplió su mayoría de edad, por eso, ese año no le interesaba nada ostentoso.

—Ni lo digas, yo cada año festejo mi cumple— mencionó la Yamanaka.

—La verdad no creo que… — "que a nadie le interese", pensó.

—¿Y tu cumple pasado fue…?

—Solo con socios importantes de mi padre y algunas familias…

—Aburrido— interrumpió la rubia.

Hinata sonrió, ella lo catalogaba como innecesario, pero aburrido no estaba lejos de ser el mejor calificativo.

—Este año tiene que ser especial— dijo la pelirrosa —. Ya veremos que hacemos, ya lo verás.

—L-la verdad no…

—Puede ser en tu departamento, o en la casa de Naruto, él siempre nos presta su casa, vive solo— dijo la rubia.

—Sí, yo vivo cerca de su casa y mis padres no me molestarán tanto— añadió la pelirrosa recordando el castigo de 'no salidas nocturnas' después de que llegó ebria ese día con Naruto. Volvió a incomodarse a recordar los detalles de ese día.

—¡Será genial!— aseguró la Yamanaka al entrar a la cafetería.

Hinata rascó su mejilla incómoda por esos planes, mientras Ino se ocupaba en saludar a algún conocido en el lugar.

—Pasemos de una vez a comprar la comida— mencionó la pelirrosa viendo que el sector de venta no era muy concurrido.

La rubia asintió y los ojos perlados de Hinata se fijaron en la mesa en la que solían comer; esta vez, sobre la presencia del risueño ojiazul, le llamó más la atención, la de cierto pelinegro en el lugar.

"¿Qué hace aquí?", pensó preocupada… él en algunas ocasiones solía comer con ellos, pero desde que eso ocurrió, no lo había hecho.

Su corazón latió de prisa y fuertemente, cuando esos ojos negros se fijaron un par de segundos en ella, para luego concentrarse en la aparente charla que mantenía con Naruto.

"Cielos… "

—Ven, Hinata, vayamos por algo para comer— animó la pelirrosa que no había reparado en la presencia del Uchiha.

La ojiperla asintió y mordió su labio al seguirlas… ahora el problema era doble, no solo tenía que aparentar que no moría de vergüenza por haber besado a Naruto, sino que tenía que mantenerse en calma ante la presencia del Uchiha y evitar recordar, que él no era lo que todos conocían… y también eso que le había pedido apenas unas horas antes.

¿Por qué ese tipo de cosas le pasaban a ella?

—Mira, parece que el asocial de Sasuke va a acompañarnos— comentó la Yamanaka mientras se acercaban al comedor con el resto, ya con sus bandejas en las manos.

Sakura se ruborizó y desvió su mirada, evitó decir o hacer algo que le delatara al pelinegro, lo grato que se le hacía su presencia.

La Hyuuga por su parte solo se aclaró suavemente la garganta y se quedó un poco atrás en el andar.

—Hola, ¿y Shikamaru?— saludó la rubia al tomar asiento.

Kiba, que también estaba presente se estiró en su asiento —afuera, creo que fumando— respondió con simpleza.

La chica rodó los ojos y exhaló sonoramente, antes de que el rubio alegara falsedad a las palabras del castaño en un intento por proteger a su amigo.

—Demonios— dijo fastidiada y se fue de ahí dejando a una Hinata sorprendida por lo molesta que se veía.

—Esta mujer es aterradora— mencionó el Inuzuka.

Sakura se rio y tomó asiento junto al rubio, que estaba frente al Uchiha, Hinata haría lo mismo segundos después, al sentarse a su lado, siendo vista por el pelinegro mientras tomaba de una botella de té.

—Por cierto, Hina-chan— habló el rubio al asomar su cabeza para verla —¿cuándo quieres que empecemos con el trabajo que nos encargaron? Supongo que entre más pronto mejor, 'ttebayo.

—Ah, p-pues, verás, yo…

—¡Siempre es lo mismo contigo!— la voz molesta de la Yamanaka se escuchó acercarse. Todos en el lugar los voltearon a ver —¡Eres un atleta!, deja ya de fumar— repitió cansadamente al cruzarse de brazos y avanzar hacia ellos, tras ella, un fastidiado Nara la seguía.

—Ni que fuera para tanto, ya no exageres— se quejó el joven al sentarse junto a Kiba y la rubia lo hizo en la cabecera de la mesa, a su lado.

—Ah, ustedes siempre llamando la atención— el Inuzuka se talló un oído esperando la respuesta de la rubia.

—A mí me divierten, 'ttebayo— comentó el alegre rubio, haciendo rodar los ojos al Uchiha.

—Como sea— dijo la Yamanaka pretendiendo ignorar el tema anterior o iban a terminar peleando—¿de qué hablaban?

—Sobre un trabajo que Hinata y Naruto harán— respondió extrañada la pelirrosa luego de un segundo de silencio — pero, ¿cómo?, se supone que van en semestres diferentes.

—¿En serio?— preguntó la rubia y el Inuzuka también se vio interesado —¿trabajarán con compañeros de otros niveles?— volvió a cuestionar ahora a su novio.

El chico suspiró —Sí, es un fastidio… ah, no te ofendas— mencionó y aclaró al ver a la ojiperla.

—De-descuida— dijo y logró sonreír.

—¿Entonces trabajarás con Naruto?— volvió a preguntar la pelirrosa.

—Sí, es genial— interrumpió el rubio atrayendo la atención de todos —. Iba a estar con el teme, pero mejor le tocó conmigo, 'dattebayo.

La pelirrosa alzó las cejas sorprendida —¿Con Sasuke?

—Ajá— afirmó el rubio mientras comía.

Hinata ladeó el rostro incómoda y se entretuvo abriendo el emparedado que ese día había comprado.

Ino sonrió —Vaya, solo eso faltaba, después de lo que dicen de ustedes…

—¿Eh? ¿De qué hablas?— se apresuró a hablar el Inuzuka y como el Uchiha, volteó de medio lado a verla.

—Que los vieron besarse— dijo con simpleza y volvió a reír.

Hinata palideció ante la mirada curiosa del Uchiha ahora pesando sobre ella.

—¿Qué?— preguntó el rubio que frunció el ceño, mientras la pelirrosa le daba una mirada de advertencia a la Yamanaka.

—Es realmente estúpido— aceptó la rubia para encogerse de hombros.

—¿Con el teme?— volvió a mencionar el Uzumaki —¿con él o conmigo?— quiso entender, ya que eso no tenía sentido, en dado caso, debían de hablar de él.

Los ojos de la Hyuuga se abrieron más de la cuenta y su corazón se aceleró en su pecho.

—¿Por qué habría de ser contigo?— preguntó un receloso Inuzuka. Las dos chicas ojiverdes se sorprendieron de igual forma y el Nara negó en silencio… Naruto era un imprudente si era lo que imaginaba.

Ino sonrió con maldad fingida —esto es sospechoso… ¿qué tienes que decir Hinata?— preguntó divertida.

Ella llevó sus atormentados ojos a ella— ah…

—¡Ino!— reprendió la pelirrosa que se sentía también sumamente incómoda.

—¿Naruto?¿Sasuke?— decidió seguir con eso… era tan absurdo lo del Uchiha, pero lo de Naruto podría ser algo bueno para Hinata.

—Bueno, yo…— comenzó el rubio y se rascó la mejilla.

El Uchiha por su parte se levantó sin decir nada y se marchó con las manos en los bolsillos.

Hinata separó los labios y contuvo la respiración.

—Vamos, chicos, no sean tímidos— animó la Yamanaka, Hinata no hablaba y Naruto había volteado a ver a su amigo irse.

—Deja de fastidiar, no creo que haya nada que aclarar— intervino el Inuzuka.

La rubia alzó ambas cejas y lo vio con autosuficiencia… ella no estaba del todo segura.

El rubio se revolvió incómodo en su lugar y siguió dándole vueltas al asunto, mientras un aburrido Nara negaba en silencio.

—Si, bueno, ya… ocurre que…

—De-de-debo irme— interrumpió la ojiperla al ponerse de pie de golpe —. Y-yo lo… lo si-siento— mencionó al hacer una ligera reverencia y salir casi corriendo de ahí.

—¡Hinata!— alzaron la voz la pelirrosa y el rubio.

—¿Ves lo que provocas?— reprochó el Nara a su novia.

—¿Y yo que iba a saber?... quería ayudar— respondió mientras el rubio se ponía de pie.

—¿A dónde demonios vas, idiota?— lo detuvo la pelirrosa.

—Solo voy a verla, no sé por qué se fue, ni siquiera comió 'ttebayo.

La chica pelirrosa resopló cansadamente —se fue por tu imprudencia— le aclaró —¿qué no te das cuenta que Hinata es muy tímida y estuviste a punto de decir algo que la incomodaba? Eres un torpe, Naruto— reprochó y aunque estaba molesta con Ino por decir tal cosa, la actitud del Uchiha de desinterés y lo tonto que eso sonaba al decirlo en voz alta, la hizo creer que ese rumor era solo una mentira.

—Entonces habla, ¿qué pasó entre ustedes?— preguntó el celoso Inuzuka.

—Un caballero se guarda ciertos detalles— soltó al aire el Nara y Naruto entendió la indirecta.

—Pff… ¿entonces metí la pata, 'ttebayo?— preguntó al dejarse caer en el asiento nuevamente.

Sakura negó en silencio sin poder creer lo tonto que en ocasiones podía ser el Uzumaki… Aunque lo que estaba a punto de decir, tampoco terminaba por gustarle.

• • •

Hinata detuvo sus presurosos pasos bajo la sombra de uno de los tantos árboles del lugar, contuvo el temblor nervioso de su cuerpo y se forzó a tranquilizarse… era tensión y vergüenza las que la embargaban… ¿cómo una simple charla terminó así?

No quiso llamar la atención al estar ahí de pie, así que después de suspirar intentó pensar hacía donde dirigirse.

—Este día realmente empezó mal— mencionó en voz baja al acariciar uno de sus brazos con una mano en clara muestra de inseguridad.

—Y podría empeorar— la voz del Uchiha a su lado la estremeció y giró su rostro abruptamente a él, que por segunda vez en el día la tomó de la mano y la arrastró con él.

—¿Qué?— cuestionó a su afirmación y a lo que hacía. Sus pasos lo siguieron torpemente un par de metros hasta salir del sendero y ocultarse tras un árbol.

Él sonrió de medio lado, sin saber si lo molestaba o divertía su forma tan predecible de ser… Estaba seguro que en cuestión de minutos aparecería, por eso había salido antes de esa cafetería.

—¿Qué quiere?— volvió a preguntar la ojiperla y su rostro giró en distintas direcciones buscando miradas ajenas sobre ellos— de-deje de acercarse— suplicó y jaló su mano para soltarse pero él no se lo permitió—. ¿No… no se da cuenta que a-alguien nos vio…?— dijo y se detuvo incapaz de continuar.

—Tsk… ¿Besarnos?— dijo y la atrajo hacia él.

Ella desvió la mirada incómoda al sentir otra vez su calor corporal… hacer un escándalo ya no era una opción, además de que no iba con ella, ¿por qué hacerlo ahora y no antes? Sus decisiones pesaron, ahora las estaba afrontando.

—¿Crees que fue la semana pasada o hace unas horas?— le preguntó recordándole las dos distintas ocasiones que eso había ocurrido y volvió a acariciar su rostro hasta deslizar sus dedos entre su lacio y largo cabello.

—¿Q-qué pretende?— volvió a cuestionar y se reprendió mentalmente un segundo después… ella ya lo sabía.

—Aquí la verdadera pregunta es, ¿qué pretendes tú?— dijo y sus negros ojos, enmarcados por un par de mechones de cabello oscuro, se fijaron en los rosados y entreabiertos labios de la chica.

"¿Yo?", se preguntó internamente… ¿a qué se refería?

—¿Hasta cuándo piensas seguir mintiendo e ignorando lo que hay entre nosotros?— volvió a hablar el chico con voz gruesa y ella abrió los ojos sorprendida.

—Na-nada hay…— aseguró en voz baja para que nadie los escuchara.

—Mph— sonrió de medio lado al soltar su mano y llevar la de él, también al delicado rostro de la chica… ella perdió el aliento al verlo tocarla con un sutil tacto… era tan contradictorio. Sus ojos negros vieron temblar esos perlados mientras lo veían, y él ya no contuvo las ganas de volver a probar sus labios.

Hinata se tensó y él cerró sus ojos al separar sus labios para probar los de ella, la mano en el azulado cabello la apretó a él para que no se apartara y la otra se deslizó por un costado de su cuerpo hasta llegar a la estrecha cintura.

Hinata cerró los ojos casi con pesar al sentirlo besarla. Sus nervios estaban al límite… se preguntó si podría ceder por librarse de él o cuánto más podría con todo eso. Los labios masculinos se movieron sutilmente sobre los de ella que apretó sus manos en el pecho del ojinegro para intentar apartarlo.

Él contuvo el aliento al dejar sus labios y ella abrió sus ojos despacio para verlo. No podía creer la clase de persona que era. Había aceptado ser malvado y estaba pidiendo por ella, no le importaba nada más.

Él volvió a sonreír cínicamente.

—¿De verdad crees que no hay nada?— cuestionó el joven al deshacer todo contacto con ella, para en un segundo dar media vuelta y marcharse de ahí, con las manos en los bolsillos.

Ella permaneció un par de segundos más de pie bajo la sombra de ese árbol y con ese cosquilleo extraño en sus labios. Su pelo lacio se mecía con el viento y su cuerpo se estremeció al casi sentir una helada sensación recorrerlo.

Sasuke Uchiha tenía razón… ambos tenían un secreto.

Algo que solo debía quedarse entre ellos. Ella mordió su labio al sentir que los mismos se secaron ante tal descubrimiento.

¿De verdad hablaba en serio cuando le aseguró que no iba a dejarla en paz?

"Quiero acostarme contigo, ya te lo dije, quiero escucharte gemir, satisfacerte y olvidarte. Tú harás lo mismo"

… recordó cada una de esas palabras. Algo del tono de voz y esa atrevida o desfachatada afirmación, le habló de la extraña necesidad que él debía sentir… Ella quería olvidarlo… al parecer él también.

Su duda era saber, si sería capaz de lograrlo.

No, no se creía capaz.

Hinata regresó al edificio de su facultad todavía sintiendo un estremecimiento recorrer su cuerpo… ¿él decía que lo olvidaría? ¿Lo lograría de esa forma? ¿Qué fue lo que no le bastó y por qué pretendía repetirlo?

Sasuke Uchiha era una incógnita para ella… Naruto lo apreciaba mucho, Sakura lo amaba, Ino y el resto lo aceptaban como uno de ellos, pero no lo conocían de la forma como ella lo hacía… ella conocía la parte más oscura de su ser.

¿Quién era realmente él?

O.O.O.O.O

Los días siguientes fueron lo más parecido que Hinata tuvo a la normalidad. El taller que había compartido con compañeros de cursos superiores, se repetía cada diez días por dos horas, con algunas excepciones, así que no tuvo que volver a sentirse tan presionada durante las clases. Intentó lo más posible concentrarse en sus estudios, siendo consciente que de ello dependían muchas cosas.

El ojinegro también estuvo ocupado, sus clases eran más pesadas y además estaban entrenando más constantemente, en cualquiera de esos días, llegaban los nuevos miembros así como el nuevo coach del equipo.

Él había decidido darle espacio a la Hyuuga, que se acostumbrara paulatinamente a su presencia, que considerara su oferta, para que finalmente ambos pudiesen terminar con ello; habían pasado cuatro días en los que no habían vuelto a hablar, pero se mantenía cerca, sin dejarla olvidarlo; había convencido a Naruto de no avanzar con su proyecto hasta que no se aseguraran un lugar en la que sería la nueva escuadra oficial de baloncesto de esa universidad, para su fortuna el rubio solía escucharlo, él había aceptado y hecho aceptar a esa joven de ojos de luna.

Ese viernes, luego de medio entrenamiento, salió con su torso desnudo y envuelto solo en una toalla blanca, con su cabello goteando ligeramente, después de haberse duchado. Se dirigió a su casillero para tomar su ropa, cambiarse y largarse de ahí.

—¿Alguien se puso ruda?— preguntó con burla el rubio que andaba en similares condiciones por ese vestuario, al ver en la espalda del Uchiha, las huellas que unas uñas dejaron en su piel.

El pelinegro volteó ligeramente a ver las heridas que comenzaban a desaparecer. No le contestaría y seguiría con lo que estaba haciendo; el rubio no se extrañó de ello, sólo se encogió de hombros y decidió platicar con cualquier otro chico presente.

"Si supieras quién las hizo, dobe" pensó molesto.

Por algún momento creyó que dejando pasar los días, esa sensación de inconformidad e insatisfacción que tenía por ella, pasaría… pero no estaba ocurriendo.

Ya era un capricho… casi una necesidad.

No estaba acostumbrado a perder, mucho menos a esperar… se estaba cansando. Maldición.

O.O.O.O.O

—Hinata…— habló la desanimada castaña al sentarse en el escritorio, sobre el cual la peliazul mantenía su mochila al recoger sus útiles.

La ojiperla sonrió sin mucho ánimo al verla en ese estado.

—¿Qué ocurre, Matsuri?— cuestionó al cerrar su mochila y animarla a salir de esa aula que comenzaba a vaciarse.

—No sé qué demonios se supone que voy a hacer— confesó —. Casi pasa una semana desde que el proyecto compartido se asignó y no he hecho nada… ¡qué digo hecho! ¡ni siquiera he hablado con mi compañero!

La ojiperla abrió los ojos sorprendida.

—¿En serio?

La chica asintió —¿ustedes avanzaron?

—No, bu-bueno…— dijo y comenzó a explicar la extraña petición que el rubio le había hecho —Aunque yo ya he comenzado a recabar información— añadió.

La castaña suspiró y bajó la cabeza —hablaré con él, no puedo no hacer nada. ¿Qué crees que me diga?

A la ojiperla se le contrajo el estómago al recordar a ese joven —N-no lo sé… pero, creo que será lo mejor que… hablen— terminó por decir lo que creía mientras ya avanzaban por los pasillos de su facultad.

—¿Tienes alguna idea de dónde pueda estar?, digo, son tus amigos, ¿no?

—¿Eh?... bu-bueno, no somos a-amigos— intentó explicar, pero la chica la veía con una esperanza que amenazaba con volver a apagarse—… pero… tal vez lo encuentres en el gimnasio, por lo general entrenan después de clases.

La chica sonrió abiertamente —iré enseguida. Gracias, Hinata, eres genial— dijo y tras darle un rápido beso en la mejilla, se fue corriendo de ahí.

Hinata sonrió —de nada— respondió. Matsuri le recordaba tanto a su hermana, sólo que Hanabi era de un carácter un poco más decidido, pero ambas eran tiernas e impulsivas en muchas ocasiones.

Hinata abrazó un par de libros que entregaría a la biblioteca, sobre la tela lila de ese vestido que portaba, suspiró agotada y siguió caminando para finalizar, lo que le había parecido, un largo día.

O.O.O.O.O

El Uchiha dejó caer su mochila sobre uno de los sofás de su departamento al apenas volver de la universidad, eran las tres de la tarde, y el entrenamiento y las malas noches que seguía pasando lo mantenían agotado y fastidiado.

Encendió la pantalla que se encontraba suspendida en la pared de su sala y dejó que el sonido de un canal de música llenara el lugar. Un gato diminuto y negro salió de uno de los compartimentos de la base de esa cocina integral, mientras él metía en el microondas una charola con comida, que la persona que le cocinaba le había dejado para ese día.

Ignoró como casi siempre al felino, luego de servirle algo de comer en un tazón que tenía en el suelo. El timbre de la puerta lo fastidió justo cuando se disponía a comer.

—¿Quién demonios será?— se preguntó molesto al dirigirse a la puerta.

—¡Ey, Sasuke!, ¿cómo estás?— saludó una pelirroja de lentes intentando parecer espontánea.

—¿Qué haces aquí?— preguntó secamente el Uchiha al seguir sosteniendo la manija de la puerta.

La chica sonrió y se aventuró a pasar.

—Quería verte, ¿tiene algo de malo?— dijo y se recargó en el respaldo de uno de los sofás, exponiendo más la planicie de su vientre al descubierto, bajo esa blusa morada y pequeño short negro.

El Uchiha resopló molesto al llevarse la mano a la frente, y la puerta comenzó a cerrarse. Maldijo el día que se metió con ella.

—Pues ya me viste, ahora lárgate.

La chica torció los labios —Suigetsu me dijo que has estado saliendo, ¿por qué no me has invitado?— cuestionó y pretendió no haberlo escuchado.

—Porque no estamos saliendo, solo tenemos sexo ocasional— aclaró fríamente al colocarse a su lado e indicarle con el rostro que se fuera.

—Pero Sasuke— chilló la chica.

—Pero nada, Karin, lo que menos quiero es soportarte— le dijo y ante la inmovilidad de la pelirroja, la tomó del brazo y la jaló para sacarla de ahí.

—Al menos promete que me dirás la próxima vez que salgas… ¿seguro que no quieres que me quede?, hace casi quince días que no, bueno…— parloteó y bajó la voz ruborizada ante sus siguientes palabras—: bueno, que no hacemos el amor.

—Tsk— chasqueó la lengua molesto —Aquí nadie hace el amor. Es solo sexo, que te quede claro. Si no te he hablado es porque no me interesa— dijo y abrió la puerta de golpe al haberse cerrado.

—Oye, pero…

—¡¿Ah?!— la exclamación de sorpresa llamó la atención de ambos.

El Uchiha rodó los ojos al soltar a la pelirroja ya fuera del departamento, y finalmente ver a esa nueva molestia que al parecer, estaba a punto de llamar a su puerta.

—¿Qué demonios quieres?— preguntó al ver a la casi asustada castaña.

—¿Quién es ella?— preguntó molesta la de gafas.

La recién llegada se encogió de hombros y apretó sus manos en las correas de su mochila, observó tanto a la chica como al pelinegro y no dijo nada.

—Habla. ¿Qué quieres aquí?— ordenó el joven y la pelirroja se acercó a verla detalladamente.

—Ah… pues, pues solo… solo vengo a…

—Si es por lo del taller, yo haré un trabajo y tú otro; al finalizar me lo entregas y veo qué me sirve para presentarlo— la interrumpió; su voz baja e insegura no hizo más que recordarle a aquella ojiperla, y eso lo fastidió.

—¿Trabajo?

—Pero se supone que es en equipo— replicó la chica sorprendida ante esas palabras, él no la estaba tomando con seriedad.

—No me importa. No quiero que me fastidies— dijo y se giró para cerrar la puerta y dejar a las dos chicas afuera.

La pelirroja sonrió con autosuficiencia.

—Pareces una perdedora, ¿te lo han dicho?, si pretendes coquetear con él, así nunca lo atraerás… deberías aprender de tus mayores— aconsejó al acomodarse los lentes.

La chica abrió los ojos sorprendida —no busco coquetear… pero, ¿aprender?

La otra asintió orgullosa.

—Pero… a usted también la dejó aquí afuera— mencionó la joven tímidamente.

La otra solo respingo y pretendió convencerla de su error, le aseguró que era su novia y que solo habían discutido, se la llevó del brazo solo para asegurarse que la chica no volviera y estuviera a solas con el Uchiha, una vez en el lobby del edificio, no se le separó hasta que Matsuri partió.

• • •

El Uchiha comenzó ahora sí a comer, siendo acompañado por el pequeño felino que rara vez salía de su escondite, y que en ese momento viajaba de sus pies a su propia comida.

El móvil del pelinegro sonó un par de veces y tras reconocer el tono, lo dejó seguir sonando hasta que dejó hacerlo; esto ocurriría un par de veces hasta que optó por sacarlo de su bolsillo y silenciarlo para dejarlo sobre la mesa.

Un par de mensajes hicieron vibrar al móvil pero fueron ignorados.

—Kuso— maldijo cuando le timbre de la puerta volvió a sonar.

Se levantó molesto haciendo arrastrar la silla sobre la cual había permanecido sentado.

—¿Qué mierdas quieres ahora, Karin?— preguntó furioso al abrir de golpe la puerta.

Itachi se llevó la mano al puente de la nariz y negó despacio… había tratado de advertirle.

El rostro del menor de los Uchihas se transformó a uno gélido y molesto.

—¿Karin?, me temo que te equivocas… otra vez— la voz gruesa e imponente del elegantemente vestido patriarca de su familia, lo molestó.

—¿Qué quieres aquí?— su tono fue resentido. Fugaku Uchiha era de las pocas personas ante las que no quería perder.

Itachi lo tomó del brazo y negó con el rostro, cuando Sasuke se apresuraba a impedirle a su padre seguir adentrándose en su departamento.

El menor tuvo que contener su temperamento para no perder la calma.

Fugaku observó analítica y casi desaprobatoriamente el lugar.

—¿Tiene algo de malo que visite a mi hijo?— preguntó al girarse y encararlo, sus brazos cruzados en su pecho y su porte altivo fastidiaron al molesto anfitrión.

—Hace más de cinco años que vivo aquí— le recordó al soltarse del agarre de su hermano, su voz grave dejaba escapar despecho —¿por qué hasta ahora vienes?¿qué es lo que buscas?

El mayor negó despacio, restándole importancia —últimamente me ha interesado saber, con más a detalle, en qué se gasta mi dinero— respondió molestándolo.

Sasuke apretó en puños sus manos.

—La herencia que recibiste de tu padre también fue designada a nosotros, no sé esto a qué viene— le respondió de inmediato y permaneciendo firme en su postura casi ante él.

Fugaku sonrió con ironía —Cierto. Pero esa herencia nunca ha sido trabajada por ti— corrigió.

El menor lo vio fríamente, comenzaba a perder la paciencia —¿a qué demonios vienes?— su voz tomó un tono más alto.

—A decirte que me tiene sin cuidado lo que pienses o sientas sobre mí. No me importa, Sasuke, la opinión de un perdedor como tú no podría importarme.

—Otosan— habló en tono de advertencia el chico de marcadas ojeras.

—Tsk. ¿Esperas que eso me afecte?— cuestionó irónicamente el menor —Pierdes el tiempo… otosan.

Fugaku lo vio molesto.

—El punto aquí, es que tu madre no tiene la culpa. Visítala— dijo y tras observar una última vez el lugar, comenzó a salir.

—¿Desde cuándo te importa tanto kasan?— volvió a preguntar conservando su ironía… sus ojos profundamente negros se ocultaban bajo su flequillo al permanecer de espaldas a su padre, y aun así sonrió de medio lado al escucharlo detener sus pasos.

—Ese tampoco es tu asunto, Sasuke— le recordó el mayor antes de comenzar a salir.

El frío pelinegro apretó los puños y su sonrisa se tornó molesta.

—Quise advertirte— habló su hermano en tono calmado una vez que su padre salió de ahí —. Creo que si te quitas esa mala costumbre de no atenderme las llamadas, te podía tomar menos desprevenido— le dijo y palmeó su espalda.

—¿A qué demonios vino, Itachi?— le preguntó fastidiado por su despreocupado estado y al voltearlo a ver.

—Ya te lo dijo.

—Eso es estúpido, realmente— mencionó molesto… ¿qué demonios les pasaba a todos con su mamá?

—Quizá solo está nostálgico por el viaje que harán— sonrió el mayor y se retiró a pasos lentos —Ya sabes cómo se ponen con los años— finalizó para también salir de ese departamento y dejarlo solo.

El menor caminó un par de pasos hacia la cocina, una vez que la puerta se cerró. La aparente calma del lugar solo era quebrada por el constante sonido del televisor que seguía encendido y era ignorado completamente.

—¡Maldita sea!— mencionó colérico el Uchiha, al golpear con su puño la columna que dividía el pasillo de la cocina y el comedor, la misma que soportaba la larga barra. Cerró sus ojos y tensó la mandíbula para controlar las ganas que tenía de golpear a su padre, más que el dolor en su mano.

Ese maldito día ya era un fastidio.

Se dio media vuelta y apoyó su espalda en esa misma columna, resopló tratando de tranquilizarse, perder los estribos no iba con él. Echó su cabeza hacia atrás y cerró los ojos.

Necesitaba un trago.

O.O.O.O.O

La peliazul había salido de ducharse. Desde que llegó de la universidad había estado estudiando e intentaba lo más posible concentrarse, suave música la acompañó mientras lo hacía… había comido algo ligero y ordenó el poco desorden que podía haber en el lugar.

Suspiró agotada luego de salir de su habitación, después de finalizar una llamada con su primo y guardián.

—Supongo que es todo por hoy— mencionó con voz suave al apagar el equipo de sonido ubicado en la sala del lugar.

Hinata estiró su cuerpo, dejando ver sus piernas largas y torneadas debajo de ese blusón gris y detalles morados que usaría para dormir, para alcanzar a correr la cortina del balcón, una vez hecho, se dirigió a la puerta y giró la llave que siempre dejaba pegada, por algún caso de emergencia, y luego de apagar casi todas las luces, regresó a su habitación.

Revisó su alarma en el móvil y levantó la suave manta que la cubriría; afuera en la ciudad el frío reinaba como solía ocurrir en esos meses finales del año, pero su departamento era cálido por la calefacción que había estado encendida.

La ojiperla se acostó sobre la cama y acomodó el delgado tirante blusón que había resbalado por su hombro… se giró despacio y observó la luz de la luna atravesar sus finas cortinas.

Mordió su labio y observó con curiosidad y un toque de preocupación ese sofá del otro extremo de su habitación.

—Es extraño— mencionó en un susurro… desde hacía casi una semana, sentía que alguien la observaba en la obscuridad de ese lugar.

Culpó a su imaginación. Cerró los ojos despacio y se acomodó en la suavidad de su cama.

O.O.O.O.O

El grueso vaso de cristal, que había sido bañado por un costoso whisky, resbaló de su mano y cayó en el alfombrado suelo de su sala. Él dejó caer su mano casi sobre él al estar recostado en uno de esos elegantes sofás… su mirada se había perdido en algún punto del techo del departamento, que era únicamente iluminado por los rayos lunares de esa fría noche.

El televisor estaba apagado, pero su equipo de sonido dejaba escuchar a una de sus bandas de rock favoritas y en ese momento ni atención le prestaba. Sobre la mesa ratona del centro del lugar, se encontraba una botella prácticamente vacía de licor.

El Uchiha resopló cansadamente al cerrar los ojos.

"No puede estar hablando en serio"… la molesta y melodiosa voz de la Hyuuga resonó en su cabeza.

Luego de haber casi perdido la calma por la culpa de su padre, ese hombre soberbio y orgullos que no hacía nada más que ridiculizarlo, catalogando como nimiedades cualquier cosa que pudiese hacer… siempre había sido igual, siempre viéndolo como cualquier estorbo cuando Itachi le llenaba los ojos. Le resultaba patético no poder odiarlo todo, su hermano no tenía la culpa, se había dado cuenta tiempo atrás, por eso comenzó a beber… su padre lo frustraba.

Tenía ya un par de horas y entre trago y trago, conviviendo con sus demonios internos, y su mente, traicionera como siempre, viajó a su punto débil… como lo nombró.

Hyuuga Hinata.

Era ridículamente absurdo que ni al calor del alcohol lograra librarse de ella.

Cerró los ojos y se llevó una mano a la frente deslizándola hacia atrás, arrastrando el par de rebeldes mechones de negro cabello que enmarcaban su rostro.

Frustrado, revivió aquella noche y revivió el dolor de esa joven. Recordó su mirada y recordó esa súplica… ella quería que él saliera de su vida, y él sólo quería entrar una vez más.

Regresó en su memoria a ese día en su departamento, cuando ella lo perdonó

—Mph— negó en silencio y sonrió torcidamente ante lo estúpido de su juicio, pero el punto era cierto… ella no lo dañó.

Volvió a pensar en el desconcierto que le causaba, o intriga, quizás… En el sabor de sus labios y en el deseo que había tenido de volverlos a besar… de su cuerpo temblando entre sus brazos.

Esa sensación de necesidad volvió a pesar en él…

—Tsk. Maldición— susurró con un tinte de frustración y molestia al abrir sus ojos, los mismos que parecieron más negros de lo que eran.

Negó en silencio. Era absurdo sentirse así… necesitaba calmarse, esa sensación lo quemaba y no podía permitirlo.

—Necesito más— su voz ya sonaba ronca por el alcohol. Vio la botella vacía sobre la mesita y se levantó. Si quería olvidarse de eso, necesitaba ir a un bar.

O.O.O.O.O

La luna que recién comenzaba a menguar en lo alto del cielo, seguía desprendiendo un luminoso brillo que casi parecía contrastar con la muy fría noche.

Eran casi las dos de la madrugada y el Uchiha había comprobado que en noches de invierno, eran pocos los autos que transitaban las largas e iluminadas avenidas de esa ciudad capital. Había dejado su móvil en el vehículo y al mismo estacionado frente a ese edificio, no en el estacionamiento subterráneo de dónde vivía, luego de volver de ese bar que por primera vez visitó.

Negó en silencio al llevarse una mano a momentáneamente apretar sus cienes, luego de cerrar despacio la puerta del departamento… cerró los ojos y avanzó en silencio directo a esa habitación, lugar al que había comenzado a acostumbrarse al casi dejar de dormir en la suya.

Sus pasos fueron lentos, su respiración tranquila… había bebido, pero ni el alcohol que circulaba su cuerpo lo adormecía tanto como para no saber lo que hacía, para no saber lo que realmente quería… lo que no entendía, era por qué… ¿qué demonios pasaba con él?

Abrió la puerta de la habitación y esa extraña calma pareció llegar a él en ese instante. Cerró la puerta y sus pies descalzos avanzaron sobre el alfombrado suelo… su cuerpo parecía estarse moviendo solo, otra vez. Maldita sea.

La luz de la luna entraba a la espaciosa habitación e iluminaba su cuerpo, ese pantalón de vestir gris que ahora portaba, y la mal colocada camisa negra con un par de botones desabrochados…, sus ojos negros ónix enmarcados por su rebelde cabellera, recorrieron la figura femenina, vulnerablemente dormida.

—Hinata— su voz fue un ronco susurro.

Estiró su mano, para con uno de sus dedos, acariciar la porcelana de la piel desnuda de sus brazos.

La observó moverse ante su tacto y se detuvo, pero a pesar de eso, no retiró su mano… necesitaba tocarla, lo sabía, todo ese tiempo desde que la tocó como mujer por primera vez lo supo. No iba a bastar, no lo había hecho… por eso la presionaba, pero nada parecía funcionar.

¿Por qué?

Casi dejó de respirar al ver su rostro blanco y de finos rasgos contraerse, tal vez sintiendo su presencia. Se molestó con él mismo al no poder separar su vista de ella, debía reconocer que ese rostro en serenidad parecía angelical… y él era un maldito, la estaba deseando, no había dejado de hacerlo… por eso estaba ahí.

Reconocerlo provocó reacciones en la parte baja de su cuerpo.

—Kuso— se maldijo.

Hinata se removió en la cama y la angustia de noches anteriores la hicieron abrir los ojos despacio…, su vista débil por el sueño se enfocó y no tardó en ubicar a la figura masculina a su lado. Su corazón casi se detuvo pero contrario a eso, se levantó de prisa de la cama.

—¿Quién…?— preguntó y su voz denotó lo alarmada que estaba, pero no terminó de hablar cuando el Uchiha la tomó de la cintura y la pegó contra el largo armario a su espalda.

—Cállate— ordenó al mantenerla pegada a su cuerpo en ese abrazo por la delgada cintura… sus rostros estaban tan cerca que ella se paralizó al reconocerlo.

—¿Có-có-cómo entró? ¿Qué quiere aquí?— le preguntó y su corazón casi se detuvo cuando él acercó sus labios despacio a ella, los rozó por sus mejillas directo a su oído; sus manos delgadas se apretaron en su pecho buscando apartarlo.

—¿Cómo entré?— Hinata respingó al escucharlo hablar, su voz sonó más ronca en su oído —… la llave escondida en la maceta de afuera— respondió y sus manos se movieron como con vida propia, acariciando su cintura y espalda, mezclándose con el lacio cabello azulino.

Los ojos perlados se aguaron al abrirse con sorpresa al igual que sus labios, por los cuales se escapó una exclamación de incredulidad. Él sonrió al notarlo… Hinata era tan predecible, tan ridículamente precavida que nunca tuvo problemas para entrar.

—Y qué quiero— continuó, su tono fue lento al observar su oído y su cuello. La joven Hyuuga se paralizó al sentir la masculinidad del pelinegro en su vientre —…, ya lo sabes.

Ella negó despacio con el rostro —no puedo— mencionó y apretó tanto sus ojos como sus manos en la camisa del joven.

—Y yo no puedo esperar— confesó el chico y la jaló con él. Hinata perdió el aliento y palideció al verse de espaldas en la cama en un par de bruscos movimientos, y con él sobre ella viéndola a los ojos.

Ella ladeó su rostro y se removió bajo su cuerpo, sus ojos se aguaron nuevamente y el pánico inicial de aquél momento volvió a ella, el dolor y la impotencia, la frustración y el desconcierto.

—Por favor— suplicó casi sin voz, su corazón latía irregular en su pecho.

El roce de sus cuerpos no hizo más que incrementar el placer del pelinegro.

—Basta— ordenó con voz tan ronca que la paralizó—. Acabemos con esto— pidió y tomó las manos de la chica que intentaban apartarlo y las alzó, buscando no lastimarla, por sobre la cabeza de la joven, apoyándolas en la suavidad de la almohada.

Los ojos de ella temblaron a la expectativa… ¿acabar con eso? Era lo que más quería pero… ¿así?

Negó despacio y su cuerpo tembló.

Él sujetó las dos manos femeninas con una sola de las de él y la otra la resbaló por su cuerpo, pasando peligrosamente por los senos de la joven, hasta llegar a sus piernas.

Ella abrió sus ojos con sorpresa al sentirla tocarla, buscó sus ojos y cuando por fin los encontró, no vio aquél brillo rojizo ni la maldad que le transmitieron anteriormente; en cambio, vio en esa profundidad negra desconcierto y frustración. Sus ojos se humedecieron… ¿quién era de verdad Sasuke Uchiha?

—Hinata— la nombró cuando separó las cremosas piernas femeninas y resbaló su cuerpo entre ellas — ¡agh!— jadeó roncamente; su nariz afilada rosaba la de ella y sus alientos se mezclaron al respirar por sus labios.

—B-basta, p-por fa-vor— suplicó cuando él coló su mano bajo su ropa y la dirigió a sus senos, sus ojos temblaron en temor… no pudo gritar porque los labios del Uchiha se apoderaron de los de ella de una manera brusca, necesitada.

Había observado su mirada asustada y bajó su vista a sus labios, los vio temblar y seguro pretender gritar o seguirse resistiendo… un calor desconocido le quemó internamente y ahí se dio cuenta que no podía estar cerca de sus labios sin querer besarlos; y lo hizo…, la besó… tomó sus labios bruscamente y mientras su mano lograba llegar a la blandura de uno de sus senos, él se frotó contra ella, provocándose ese placer que estaba necesitando.

Porque lo supo… ni el alcohol o cualquier otra cosa podían calmar esa necesidad. Por eso estaba ahí.

Siguió besando sus labios y alzando su blusón al mismo tiempo, la escuchaba sollozar o gemir de miedo, pero su necesidad era mucha.

Tanta, que tenía desde esa noche; cuando salió de ese antro luego de discutir con Deidara, que había estado ahí por primera vez… esa noche sólo la observó, molesto con ella, por su rechazo… la segunda noche la vio desde la oscuridad, la vio dormir y un par de veces despertar y fijar su vista en él sin que lo notara… se había contenido para no levantarse y tomar su cuerpo… ya casi se cumplía una semana, pero ya no podía más. Se estaba quemando por dentro.

—No— pidió la agitada chica cuando él por fin liberó sus labios, al estar desprendiendo su blusón de su cuerpo.

—Perdóname— suplicó y un calor ardiente recorrió el cuerpo de la chica.

Hinata se estremeció al verlo quitarse su mal acomodada camisa… Había pesar en sus palabras… ¿por qué?

Sollozó y lo sintió volver a bajar a su cuerpo, su torso desnudo se apretó contra sus senos.

—No lo haga— suplicó ahora ella al apretar sus manos contra la suave manta bajo ellos.

Él negó despacio al acariciar la suavidad de su piel casi completamente desnuda. Una de sus fuertes manos subió al rostro de la chica y se deslizó hasta arrastrar su flequillo… sus labios descendieron a su níveo cuello y la sintió tensarse… acarició con sus labios y su lengua cuello y hombro.

La deseaba demasiado.

—… por favor— mencionó y un estremecimiento extraño la recorrió por la calma demandante que emanaba.

El Uchiha, gobernado por la oscuridad de su corazón, por el egoísmo de su autosuficiencia… buscaba tomarla, deseaba su cuerpo, conseguir eso que quería de ella y olvidarla. Hinata tenía que ser una más de las que pronto se olvidara, antes de que esas sensaciones que lo venían quemando, cobraran fuerza.

En medio de la pasión de sus besos, él aprovechó y liberó sus senos de ese molesto sostén, sólo para él.

—Ahh— ella perdió el aliento y bajó sus vista pretendiendo verlo a la cara, pero él la ignoró —… N-no quiero— le dijo. Llevó sus manos a los costados del cuerpo masculino, pretendió alejarlo al mismo tiempo que se revolvía bajo su cuerpo. A él no le importó, sus labios bajarían a probar del sabor de sus senos y ella mordió su labio y cerró los ojos.

La masculinidad del chico estaba presa bajo sus pantalones y completamente apretada en los mismos, el dolor en esa área ya era considerable. Una de sus manos comenzó a deslizar las delgadas bragas femeninas.

Ella perdió el aliento y ahora sí intentó gritar. Él tapó sus labios.

—No tiene por qué no gustarte— habló y su aliento embriagante volvió chocar contra ella. Ya no quería tomarla a la fuerza, pero ella no pensaba cooperar.

Hinata negó y sus ojos temblaron acuosos.

En un segundo ella estaba completamente desnuda y bajo su cuerpo, y él, completamente excitado, liberó su miembro duro y totalmente erecto.

La peliazul observó los ojos negros cuando le afirmaron tal cosa.

—Esto de cualquier forma iba a pasar— reconoció el joven al verla y liberar sus labios, la paralizó con esa frase. Que pasara era lo que él quería, lo que necesitaba para sanar su ego; quería hacerla gemir y que su precioso cuerpo lo aceptara.

—Yo no…— habló débilmente.

—No te voy a lastimar— le prometió mientras se acomodaba entre sus piernas. Maldición… le estaba gustando más de lo que debería —. También lo puedo hacer lento y suave… sólo… sólo no te resistas— le aseguró y volvió a besar sus labios.

Hinata escuchó cada palabra, iba a pasar, gritara o no, se negara o no…

—Mmhh— gimió resignada cuando él volvió a besarla. Los embriagantes labios del Uchiha se movieron acompasadamente sobre los de ella, su lengua recorría la comisura de los de ella, hasta que por fin, la ingresó dentro de su boca… una vez que ese beso cobró profundidad, él hizo lo que sabía que más podía aterrarla… una de sus manos viajó a su sexo.

La ojiperla intentó levantarse y la aparente calma que había mantenido, comenzaba a quebrarse.

—Agh, Hinata— la nombró y recuperó sus labios —ya te dije, que no voy a lastimarte— le aseguró pero ella siguió temblando mientras él acariciaba su femineidad… las manos de la chica se encajaron en la espalda masculina.

—Mmgh— gimió dolorida la chica cuándo él la penetró con un par de sus dedos.

"Acabemos con esto" recordó las palabras roncas del joven y ladeó su rostro… era lo único que quería… que eso acabara.

Los dedos del moreno entraron y salieron de su cuerpo, arrancándole gemidos inconformes y pudorosos, pero logrando su cometido, eso, y sus labios atormentando el cuerpo femenino, lograron humedecerla sin que ella lo pretendiera.

Él se deshizo de la totalidad de su ropa y sus manos viajaron por el curvilíneo cuerpo femenino, bajando a su cuello y seguir deslizándose a sus senos.

Hinata mordió uno de sus dedos y cerró los ojos. Que eso acabara pronto… todo su cuerpo tembló. Sintió la lengua del Uchiha jugar con sus pezones, lamerlos y llevarlos a su boca. Su piel se erizó.

Una de las grandes manos del joven apretó el seno que no se comía con su boca y no alcanzó a cubrirlo en su totalidad… el cuerpo de Hinata realmente le excitaba.

—Agh— gimió el pelinegro al acomodarse para penetrarla. Ella se tensó —… puede doler un poco.

Hinata cerró los ojos y gimió casi dolorosamente antes de siquiera empezar.

—Si te duele, dilo— le dijo al oído y se apoyó en uno de sus brazos y comenzó a penetrarla despacio.

Las manos nerviosas de la chica se aferraron a los fuertes brazos masculinos y ocultó su rostro en su cuello, él gemía roncamente al irla traspasando y su cuerpo tembló ante eso… no supo por qué. Sus ojos perla se centrarían, solo por un par de segundos en ese tatuaje entre su cuello y hombro… tres aspas que parecían listas para girar y diversos signos pequeños que las rodeaban.

—¡Aahh!— gimió fuertemente la joven cuando lo sintió traspasarla y seguir deslizando toda su longitud dentro de ella..., sus piernas flexionadas se tensaron. Él tensó su mandíbula y apretó sus ojos al volver a experimentar esa presión tibia y húmeda en su miembro, que estremecieron todo su cuerpo —duele— la voz suplicante de la joven le erizó la piel.

—Solo será un momento— aseguró al besar el lóbulo de su oreja.

El cuerpo tenso de la chica, se resentía ante la invasión extraña en su interior, se sentía incómoda y expuesta, sus manos se aflojaron sobre los brazos del chico y él deslizó su miembro, sacándolo, solo para volverlo a ingresar… sus manos volvieron a apretarlo y gimió roncamente al continuar moviéndose sobre ella.

—Eres perfecta, Hinata— confesó roncamente en un acto inconsciente.

"¿Qué?", pensó, pero no tuvo tiempo de entenderlo cuando la fuerza del chico se incrementó.

Ambos brazos del joven se apoyaban en la almohada sobre la que ella descansaba su cabeza, él apoyaba su frente en la de ella y respiraba por sus labios, Hinata se veía forzada a hacer lo mismo al soportar la fuerza de sus embistes, sus ojos perlados se abrieron ligeramente y vieron la perfección de sus rasgos sobre ella y de inmediato los cerró… no quería recordar nada de eso.

—Demonios— mencionó el joven… su sangre estaba ardiendo.

Su miembro entraba, apretándose en su estrechez y humedeciéndose completamente, y salía solo para volver a entrar y volver a sentir. Deslizó una de sus manos y masajeó la perfecta redondez de los senos de Hinata… ella gimió avergonzada y apretó sus ojos soportándolo.

"Eres hermosa" reconoció internamente.

—Du-duele— mencionó ella cuando él comenzó a golpearse con más fuerza contra ella.

—Aggh— gimió roncamente el Uchiha al ingresar la totalidad de su miembro dentro de ella. Si la iba a dejar, iba a disfrutarlo. Deslizó una de sus manos y le acarició un pierna, la recorrió con su mano y la sujetó para obligarla a separar más las piernas… —Ahhg— volvió a gemir y la fuerza con la que la envestía la obligaba a hacer lo mismo, al hacerla casi perder el ritmo de su respiración. Su piel estaba sudada al igual que la de la joven bajo él y su cuerpo estaba ardiendo.

—Pa-pare… p-por favor— suplicó la chica pero él no se detuvo, solo bajó a besar su cuello. No esperó que lo excitara tanto.

Los jadeos masculinos llenaban esa habitación, así como algunos gemidos femeninos que lograba arrancarle. Hinata alzó sus manos a apretar su almohada y sus senos se movieron según el ritmo marcado por el pelinegro, aumentando su placer del joven…, la piel de la chica ya era perlada por el sudor, y los negros ojos del Uchiha se fijaron en la perfección de sus redondos senos siendo coronados por los rosados y erectos pezones, y a los mismos moverse por él; no logró contenerse y bajó sus labios a ellos…

Hinata gimió dolorida cuando mordió uno de ellos.

Él enredó uno de sus brazos en la pequeña cintura de la chica y con el otro se cuidó de no aplastarla, la intimidad de la chica estaba tan caliente por la fricción y él ya estaba al borde, sus embistes se hicieron más necesitados al penetrarla con mayor fuerza y necesidad, arrancándole gemidos compungidos a la chica que se mordía los labios y apretaba sus ojos.

Sasuke bajó a besar su cuello y finalmente su oído, jadeando roncamente en él… su sangre caliente y la pasión que rogaba por ser liberada de su cuerpo le nubló la conciencia, se empujó contra ella una vez, otra vez y otra vez más hasta intentar saciarse. Su cuerpo no pudo más.

Hinata dejó escapar el aliento al ladear su rostro y su respiración se escapó de sus labios a modo de jadeos. Un fuerte y último embiste y un ronco gemido se escuchó en el silencio de esa habitación. La piel de la joven se erizó al escucharlo… ¿qué acababan de hacer?

—Aghh— gimió una vez más el Uchiha al dejar escapar su aliento, moviendo un par de cabellos azulinos que en ese momento se mezclaban con su propio cabello. Apoyó su frente sobre la cabeza de la chica y su cuerpo tembló al continuarse vaciando en su interior.

Hinata bajó sus manos despacio cuando él se separó de ella… sus cuerpos seguían siendo uno, ella sintió un cansancio recorrer su cuerpo en un segundo e instalarse en ella, a pesar del dolor que todavía sentía… el par de contrastantes miradas se encontró en esa casi absoluta oscuridad, ambos estaban agitados, la mirada atormentada de la chica reconoció ese rostro…

"El mejor amigo de Naruto"… pensó y no pudo sostenerle la mirada.

El cerró sus ojos involuntariamente cuando su miembro liberó la última gota de su esencia en el cuerpo de Hinata.

Era tiempo de dejarla en paz.

O.O.O.O.O

El día siguiente fue más frío de lo normal, el invierno se dejó sentir incluso logrando ocultar los rayos solares.

Hinata caminó de regreso al estacionamiento de la universidad… apenas había tenido de presentarse luego de lo que había pasado, en su vientre todavía podía sentir el vacío que había llenado el cuerpo de ese joven de ojos negros.

Suspiró y abrazó su cuerpo, una capa de vapor salió de sus labios. Había sido realmente incómodo verse a los ojos después de lo que hicieron, lo fue también cuando él bajó de su cuerpo y se despidió con un simple 'lo siento', dejándola en un mar de confusión, y también, con una gota de alivio al todo haber pasado.

Sus pasos sobre esas botas de diseñador, regalo de su primo, que sonaban según su apresurado paso, combinaban bien con el pantalón de mezclilla y el elegante saco negro con bordes delgados en lila, que dejaban ver a la distancia el buen gusto y clase de la Hyuuga, a pesar de su sencillez.

—¿Cómo pude verle a la cara?— se preguntó o se reprochó. Naruto le había hablado con tanta naturalidad y ella, a pesar de pretender huir, al estar el Uchiha cerca, le sostuvo la mirada y fingió una sonrisa para disimular. Se sentía una traidora.

Rebuscó sus llaves en la mochila que portaba y estaba a punto de abrir la puerta del auto, cuando la figura imponente de ese ser de ojos negros se plantó frente a ella.

—Necesitamos hablar.

• • •

—Así que esa es la escuelucha a la asistiremos— una voz femenina se quejó al observar desinteresada el enorme lugar, a través de la ventanilla del auto en el cuál estaba.

—Es más grande que la que teníamos— aceptó una gruesa voz también en el interior, estando estacionados.

La mirada maliciosa y friamente verde recorrió ese lugar de extremo a extremo, observó a los distintos estudiantes que transitaban por el lugar. Su mirada se detuvo en una joven de largo cabello azulino elegantemente vestida… "una niña rica" pensó, la misma que parecía discutir con un alto chico pelinegro; le llamó la atención cómo él parecía buscarla y ella negarse a hablar con él.

—Ey, Gaara, ya métete que hace mucho frío. Además, ¿qué diablos hacemos aquí si entramos hasta el lunes?— se quejó el robusto joven en el lugar del piloto del coche.

El chico de rebelde cabellera rojiza se levantó del cofre del vehículo donde había estado apoyado y sonrió de medio lado, al arrojar el cigarrillo que había estado fumando.

—Vámonos… solo tenía curiosidad de conocer este lugar— mencionó con su peculiar gruesa voz y sonrió.

En el interior del vehículo una joven rubia rodaba los ojos mientras seguía limándose las uñas y esperaba partir.

—Una tontería de tu parte— se quejó el que conducía.

—Mph— sonrió de medio lado y sus ojos se fijaron de nueva cuenta en la peculiar pareja que ya parecía más en calma —. Esto será interesante— mencionó solo para él, al seguir observando por el retrovisor de ese viejo coche, al chico que reconoció como un Uchiha.

Continuará…


Hola chicas (:

Primero que nada, una disculpa por el capítulo laaargo, la verdad no quise cortarlo porque, bueno, como que quedaba flojo xD intentaré que los demás sean más cortos.

Amm… espero que les haya gustado, este va a ser el último lemon que ocurra algo así. Desde el capítulo pasado comencé a forzar la historia para que tome el rumbo que quiero darle ): ojalá no sea muy escandaloso esto.

¿Qué más? Ah, lo del trabajo con Naruto, pues es necesario, no se crean que se viene mucho Nh, porque no, la historia es Sh y así seguirá, Naruto serán la impotencia y arranques de celos del Uchiha, nada más.

Creo que es todo ñ.ñ

Gracias por seguir aquí y leyendo la historia, solo espero que les siga gustando… lamento la tardanza, creo que pasó como un mes desde la última vez –en mi defensa digo que en este tiempo actualicé dos fics-. Denme tiempo, por fa, al finalizar septiembre debo terminar uno de esos fics y me quedaré solo con éste y otro, así que las actus serán más constantes, lo prometo.

Agradezco comentarios (:

Heavenly 14, Nicolai P. Sherman, Nicole Ig, Daisuke-37, Valentina Londono3597, kei, Julia, Alejandra barrosbossio, adx-25, KattytoNebel, DAMIC00, Elena, Dark Amy chan, Andreawapanda, tsuki-nata, DarkHikari, Yuuki-Onna, andy'hina, kuro Jackeline, SasukEmpire, ryuzaky-kira3021, hinasweet, patohf, Saara-Chan94, G.M., ale302, Ale, josephineee y a una guest

Gracias también por los favoritos al fic o a mi xD

Julia, me dio muchísimo gusto encontrarte en face tirando bullying y sin conocernos xD, no cambies tu pseudónimo, yo ya sé quién eres, Magaly, también un gusto andar en face contigo ñ.ñ, chicas gracias.

Saara Chan, no sé en cuál grupo Sh me digas, a ese que mencionaste recién me uní, estaba con mi face personal pero nunca vi que se mencionara el fic xD yo no lo hago, me da pena jsjs.., como sea, un gusto.

Bueno, ya, un beso… próxima actu, espero que pronto.

Sean felices, besos. Aidé.

Antes de que se me olvide, hay un desfase con la numeración de los capítulos; como el 'prólogo' no cuenta como capítulo, el chapter2, viene siendo el capítulo 1 y así sucesivamente, estamos en el capítulo 8, por ahí me había equivocado, pero es solo la numeración.