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LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD DE MASASHI KISHIMOTO, LA HISTORIA EN CAMBIO, ES MÍA.
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-9-
UN ALMA EN DECLIVE
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Hinata llevó sus nerviosos ojos a ese ser de mirada negra que la veía y se había acercado casi frente a ella. Se había abrazado ligeramente a sí misma, sin saber si por el frío que se sentía o por la presencia del Uchiha.
—Y-ya no tenemos n-nada de qué hablar— respondió la joven que veía discretamente a los costados, lo que menos quería era que otra vez corrieran rumores sobre ellos.
—No es lo que yo creo— la voz fría del pelinegro no emitió mayor emoción, mientras buscaba sus ojos.
Una vez que hicieron contacto visual, por instinto la peliazul retrocedió un paso, pese a su reto auto impuesto de mantenerse controlada.
—Ya basta— suplicó sin alzar la voz y sin despegar su vista de esos ojos onix —. U-usted y y-yo… n-nunca debimos siquiera co-conocernos— aseguró y antes de terminar de hablar, había ladeado su rostro, incómoda por el recuerdo de esa madrugada.
—Mph— sonrió de medio lado. Él también estaba de acuerdo… pero las cosas no ocurrieron así, y en ese momento seguía molesto —. Eso ya no tiene importancia— reconoció.
Ella negó en silencio y la sensación de no tener control de nada la molestó, se sentía dolida, humillada y una traidora… se fallaba a sí misma; se lo reconoció al haber dormido llorando después de que él se marchara. Por la mañana tuvo que suplicarse a continuar, pero en ese momento, con él frente a ella, diciendo que las cosas eran tal cual, la molestó.
—Hinata— volvió a hablar el joven al tomarla del brazo y pretender acercarla a su cuerpo.
—¿Quiere dejarme en paz?— mencionó la joven al tirar de su brazo, ignorando por completo, ambos, al par de ojos fríamente verdes que se fijaban en ellos desde la distancia.
—¿Por qué lo haría?— preguntó él ocultando la molestia al ser rechazado. Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón y la vio desde su altura.
Ella se sintió pequeña frente a él —U-usted lo… lo dijo— su voz dolida le recordó su promesa y acentuó su desesperación al fruncir el ceño mientras lo veía a los ojos. Ya no podía seguir con eso.
Él volvió a sonreír de medio lado, casi le pareció a Hinata que de manera siniestra.
"Fue estúpido creerlo", reconoció internamente el Uchiha.
Estar entre sus exquisitas piernas le gustó más de lo que temía… Además, había algo que no había obtenido de esa Hyuuga, y lo quería, su ego lo exigía.
La ojiperla tragó suavemente al ver su sonrisa ladeada… ¿por qué estaba ahí? ¿Qué más pretendía?... ella había cedido tontamente a su capricho y él seguía ahí. Las manos de la Hyuuga temblaron al abrir la puerta de su auto.
—Déjeme en paz— suplicó —. Yo sólo… — mencionó y vio su mirada negra sobre ella —, sólo quiero… en este momento so-sólo quiero desaparecer— aceptó y giró su cuerpo para adentrarse al auto.
—Hinata— la llamó molesto y la detuvo al tomarla del brazo, sin querer permitirle marcharse. Él estaba frustrado y ella sólo complicaba las cosas. No debía estar ahí y lo sabía, lo molestaba obedecer sus impulsos y buscarla, ¿qué iba a hacer? ¿Pedirle otra noche?... era patético.
Ella apretó en puños sus manos y tiró su brazo logrando soltarse ante la poca fuerza del imprevisto agarre del Uchiha.
—Ya tuvo lo que quería— mencionó logrando controlar su voz y volvió a sostenerle la mirada —. Ya no quiero verlo nunca más— su voz suave se impregnó de un dolor que pocas veces permitía mostrar.
Él apretó sus manos en puños y su rostro no demostró la molestia que eso le provocó.
Ambos se vieron a los ojos, ignorando por completo al viejo auto negro que pasaba tras ellos, directo a la salida del lugar. Hinata ingresaría a su auto y, temblando todavía, encendería al mismo, dejando al frustrado y molesto Uchiha de pie frente a ese cajón de estacionamiento, viéndola fríamente mientras se marchaba.
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—Oye, gracias por ayudarme, frentona— mencionó irónicamente la rubia ojiverde mientras luchaba por guardar en la cajuela de su auto, una maqueta en la que había estado trabajando por meses.
La pelirrosa guardó silencio y terminó de fruncir el ceño al fijar sus ojos jade a la distancia.
Ino rodó los ojos cuando por fin logró ingresar sin daño alguno su trabajo.
—¿Enmudeciste de repente o sólo pretendes jugar a ignorarme?— cuestionó la rubia al cerrar la cajuela — ¿Sakura?—preguntó al permanecer de pie tras su auto.
—¡Piit! ¡Piiit!— el sonido de un escandaloso claxon hizo respingar a la Yamanaka.
—¡Oye, idiota!, ¿qué demonios te pasa?— se quejó la joven al fijar su vista en el conductor de ese clásico y maltratado auto negro.
—Muévete mujer, estorbas— el chico robusto asomó su cabeza para hablarle.
—¿Estorbar? Hasta esa carcacha pasa por ahí— alzó la voz la molesta rubia al señalar el camino.
El chico sonrió y negó en silencio al seguir avanzando.
—Idiotas— mencionó molesta la Yamanaka al ver al resto de las personas sobre el auto. Su mirada se cruzó por unos segundos con otra mirada verde, pero más fría, de la rubia en el interior que la vio sin darle mucha importancia —¡Agghh!— mencionó la joven al apretar sus manos en puños, imposibilitada de seguir discutiendo cuando ellos salieron del lugar.
Un viento frío ondeó su largo cabello mientras se giraba dispuesta a subir a su auto.
—¿Puedes creerlo?— se quejó al volver a ver a la pelirrosa que por un segundo permaneció atenta a lo lejos, y luego deslizó su mirada siguiendo un auto —¿qué ocurre?
—No puede ser…— mencionó casi consternada al comprobar que el auto que se retiraba en ese preciso instante, era el de la ojiperla.
—¿Qué?— preguntó la rubia que fastidiada volteó a ver lo que la oji jade veía, mientras frotaba sus manos bajo sus guantes —¿Uh?... era Hinata, ¿cierto?
Sakura tensó la mandíbula al verse celosa y volvió su vista al lugar inicial.
—¿Qué demonios pasa?— preguntó comenzando a preocuparse mientras metía sus manos a los bolsillos de su chamarra marrón.
—Que parece que Hinata no es lo que parece— mencionó molesta y seriamente al ver al Uchiha comenzar a retirarse en dirección contraria a ellas.
—¿Qué dices?— cuestionó la extrañada rubia al reconocer al pelinegro que se marchaba, pero sin terminar de entender nada.
El pelirrosa negó en silencio —Pensar que confiaba en ella— mencionó mientras se dirigía a abrir la puerta del copiloto del auto de la Yamanaka.
La rubia frunció el ceño ¿confiar en ella? ¿en Hinata? ¿Que no era lo que parecía?... y ¿Sasuke?
—Espera, espera…— se apresuró a mencionar la joven al también subir a su coche, siguiendo a su amiga de chamarra roja; le resultó sencillo entender lo que ella se imaginaba —Si estaban juntos, debe haber alguna razón; comparten carrera y un taller ¿recuerdas? Sé objetiva. Hinata no…
—¿Quieres parar ya de defenderla? ¿Eres amiga suya o mía?— interrumpió la pelirrosa molesta al verla a los ojos.
La rubia se sorprendió por un segundo para luego relajar sus facciones.
—De ambas— aclaró —. Te conozco de años, pero eso quiere decir que no vea las cosas desde otra perspectiva; también quiero a Hinata, ella siempre ha sido muy amable y…
—¿Otra perspectiva?— interrumpió molesta —¡Ellos estaban juntos!
—¿Besándose?— preguntó con un toque de ironía.
—¿Hace falta?— devolvió de igual forma y sin disminuir su molestia.
Ino suspiró cansadamente mientras ajustaba la palanca de velocidades para comenzar a salir — La estás juzgando basándote sólo en algo que viste… y a la distancia, ni siquiera oíste lo que estaban hablando— mencionó y la vio de medio lado al comenzar a conducir.
—No la defiendas.
—No la defiendo, soy justa solamente— aclaró — ¿Qué demonios pasa contigo, frente de marquesina?— preguntó ganándose una mirada de furia por parte de la oji jade —¿Dónde quedó tu inteligencia?
La otra se cruzó de brazos y ladeó el rostro ofendida —Sasuke nunca se acerca a nadie, él prefiere mantenerse lejos de todos, más si son chicas… ¿qué piensas de eso?
La otra se encogió de hombros y mentalmente aceptó que tenía un punto.
—Nunca has sido muy objetiva cuando hablamos del asocial de Sasuke —le recordó—. Deja de hacer suposiciones, ¿por qué no se lo preguntas directamente a ambos y ya?
La chica rodó los ojos al sentir que comenzaba a perder… nunca había tenido una real posibilidad con el Uchiha, pero el hecho de saberlo solo y sin ninguna intención con ninguna chica, bastaba para no perder la esperanza, pero si eso cambiaba ahora… ella…
—¿Con qué derecho podría peguntarle?— le cuestionó molesta.
—No te enojes, no creo que sea para tanto. A Sasuke no le interesa nadie y Hinata, bueno, Hinata sólo tiene ojos para Naruto, seguro hasta Sasuke lo ha notado— mencionó la rubia intentando disminuir la tensión.
La pelirrosa apretó en puños sus manos y resopló sonoramente, por dentro gritaba al no poder controlar sus celos, anteriormente dirigidos a cualquier chica que se le acercara y, más recientemente a Hinata, ella que ni siquiera le caía mal, y eso era lo peor… si las cosas seguían así, ese sentimiento de empatía terminaría cediendo y eso la molestaba.
¿Acaso podría Hinata despertar interés en Sasuke?
Ino sonrió al imaginar la rabieta interna que hacía —vayamos a comer fideos muy calientes, muero de frío ¿quieres?— animó al pretender dejar en el olvido dicho asunto.
Las manos con guantes negros de la pelirrosa, se dirigieron a su rostro, ocultándolo, sin saber si pretendía olvidar lo ocurrido, entenderlo o justificarlo, porque la molestia amenazaba con quedarse con ella todo ese fin de semana y tal vez más.
—Como sea…— respondió desanimada.
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O.O.O.O.O
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El Uchiha caminó molesto de regreso, todavía tenía un entrenamiento al que asistir y en ese momento, no le interesaba.
Tampoco es como si debiese importarle, y lo sabía, había poseído el cuerpo de esa Hyuuga dos veces, la segunda de ellas casi con su consentimiento y aun así, no estaba satisfecho.
Caminó por los largos caminos de adoquín del campus, con las manos en los bolsillos de su pantalón deportivo e ignorando miradas curiosas de una par de chicas que también por ahí transitaban; un viento frío le dio de lleno en la cara y ni así se le quitó esa sensación caliente que surgía desde sus entrañas y que lo molestaba a un punto inentendible por no lograr comprenderse.
Caminó hasta el gran gimnasio de ese lugar y se dirigió hasta los vestidores.
"No voy a convertirme en un perdedor" se aseguró al ingresar a la pequeña habitación, dónde ya estaba casi la mitad del equipo preparándose para la siguiente práctica.
No pensaba quedarse así, esa tonta Hyuuga ni siquiera lo dejó hablar y aunque se sintió patético al buscarla, no se iba a quedar con esa sensación de inconformidad, no le importaba parecer el patán que era, si con eso satisfacía su orgullo y su ego.
Él había disfrutado esa noche, había disfrutado subirse a su cuerpo y penetrarla, convirtiéndola momentáneamente en algo suyo, había disfrutado su voz convertida en gemidos, tortuosos, pero gemidos al fin... las curvas y proporciones de su ser, él había alcanzado el éxtasis en su cuerpo y ella…
—¡Oe, teme!— la escandalosa voz del rubio se alzó por sobre las demás presentes en ese lugar —¿Qué te parece si terminando el entrenamiento vamos por un buen ramen donde Ichiraku, 'ttebayo?— ofreció el rubio mientras terminaba de colocarse la casaca roja de entrenamiento.
—No. Tengo algo qué hacer— respondió secamente.
—¿Uh?— mencionó el joven al verlo ingresar de mal modo su ropa deportiva en la maleta que traía en la mano —¿No vas a entrenar?
—No.
—Pero… ¿por qué?— insistió el rubio al verlo cerrar su casillero.
—Porque no, dobe, deja de fastidiar— respondió molesto al evadirlo y comenzar a caminar rumbo a la salida.
—Ah, vamos, teme, ¿qué no eras tú el que insistió en darle importancia a formar parte de la escuadra titular? ¿Qué pasó con eso, 'ttebayo?— preguntó al seguirlo.
—Ahora no importa— fue cortante al pasar entre el Inuzuka que recién llegaba y un par de sus compañeros.
—¿Cómo que no importa? ¿A dónde vas?, puedo acompañarte, de verás— aseguró el joven al tomarlo del brazo para hacerlo voltear.
El fastidiado pelinegro jaló de su brazo y en un acto reflejo, movido por la frustración que sentía, aventó al rubio haciéndolo chocar con la pared a centímetros de su espalda.
—Deja de fastidiar, Naruto. Comienzas a ser un verdadero fastidio— su voz sonó ronca mientras veía molesto al sorprendido rubio a los ojos.
—Oe, pero…— mencionó el asombrado ojiazul.
—Ey, Sasuke, ¿qué demonios pasa?— cuestionó el Nara al acercarse, a falta de entrenador, él como capitán tenía la autoridad sobre ellos.
—Nada, ¿qué habría de pasar?— mencionó molesto y su mirada gélida se deslizó del Nara al rubio y posteriormente, ignoraría al resto para salir de ahí.
—¿Qué fue eso, Naruto?— ahora quién habló fue Choji que apenas se asomaba.
—Nada— mencionó el rubio al ver la puerta lentamente cerrarse tras salir el Uchiha. Él no tenía idea, lo único que temía era que Sasuke se volviese a apartar como ya una vez lo había hecho; negó en silencio, no podían permitirlo.
—No sé qué les sorprende, el imbécil de Sasuke no es más que un bipolar con delirio de grandeza… sólo le hace falta una golpiza— mencionó el Inuzuka al ver a sus compañeros volver poco a poco a lo que hacían.
—¿Y tú se la darás?— añadió el chico de cejas pobladas.
—¿Y por qué no?
—Claro, claro, eso pasará… tal vez algún día— se burló el rubio al forzarse a relajarse —, cuando el teme no pueda moverse, 'ttebayo— añadió molestando al de marcas rojizas.
—¿Crees que no puedo?— retó el otro.
—El único que le pateará el trasero al teme, seré yo, dattebayo— aseguró el ojiazul al señalarse y sonreír confiado.
—Cierren la boca, los únicos traseros pateados serán de los que lleguen tarde al entrenamiento. Nos vemos afuera— sentenció el Nara al salir del lugar con una pequeña toalla y una botella de agua en las manos.
El Inuzuka rodó los ojos —¿Soy el único que cree que se le subieron los humos?
El rubio se rio sonoramente — Para nada, Kiba, vayamos a entrenar— animó al palmearlo de la espalda. El desganado Inuzuka comenzó a caminar fastidiado y el resto los seguiría paulatinamente.
El camino no tan largo hasta la cancha se pasó entre las charlas de un animoso Lee y el casi molesto Kiba, Naruto sonreía y alguna vez intervino en el tema, aunque antes de llegar su sonrisa aminoró al volver a pensar en cierto pelinegro y esa repentina pérdida de autocontrol.
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O.O.O.O.O
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La peliazul dejó escapar el aliento al recargarse tras la puerta cerrada de su departamento, todavía con las llaves en las manos y su mochila colgando de su hombro.
Cerró los ojos con pesar y tragó ligeramente tratando de regularizar el golpeteo fuerte de su corazón, el mismo que a pesar de los minutos no disminuía.
—¿Es que acaso no ha acabado?— se preguntó en voz baja al abrir sus ojos. Casi sintió sus manos sudar a pesar del clima frío de la temporada.
Sus perlados y preocupados ojos recorrieron el lugar, todo estaba tal como lo dejó esa mañana, entonces se giró y colocó el pestillo de la puerta, lo que menos quería era otra sorpresa no grata en el lugar.
—¿Qué voy a hacer?— se preguntó al morder su labio… permaneció un par de segundos observando la puerta cerrada y luego negó en silencio. ¿Qué podía hacer? En ese momento no podía siquiera pensar con claridad.
El sonido de los autos que avanzaban por la larga avenida frente a su departamento, y el tenue sonido de líquido cayendo, proveniente de una pequeña fuente en una esquina de su sala, la distrajeron de sus pensamientos y se forzó a despejar su mente; si pensaba mucho las cosas terminaría por sumergirse en un mundo de miedos e inseguridades.
Dejó su mochila en un sofá de la sala para luego retirarse su saco y colocarlo momentáneamente en un perchero cercano. Intentó distraerse cocinando, después de colocarse un delantal y atar su largo cabello, mientras reproducía el par de mensajes que su contestadora guardaba.
Sonrió al escuchar la voz de su primo al avisarle que ese día estaba teniendo más trabajo de lo normal y que no podría visitarla, como se les estaba haciendo costumbre los fines de semana; después uno de su antigua sensei, la escuchó mencionar cualquier cosa de poca importancia, y Hinata volvió a sentir esa sensación de calidez, aquella que desde que perdió a su madre no sentía y eso volvió a dibujarle una sonrisa.
—Tienes que ser fuerte— se suplicó mientras picaba algunas verduras —. Lo peor debió haber pasado ya.
Mientras preparaba la comida se auto convencía que manteniéndose firme, luego de haber cedido, el Uchiha no tendría ya más que exigir.
Negó en silencio "Esto ni siquiera está bien" reconoció.
¿De qué manera torcida se había enredado todo ese asunto? ¿Por qué era él el que condicionaba, cuando era ella la agredida?
—¿Qué pasa con él?— se preguntó al dirigirse a su habitación.
Sus pasos lentos, terminaron de detenerse al apenas haberse adentrado un par de metros. Su corazón se apretó al ver su cama, por primera vez destendida, al apenas haberse animado a levantar. Tragó pesadamente ante el recuerdo y abrazó su cuerpo suavemente.
… "No, Hinata… ¿Qué pasa contigo?" se reprochó.
Su cuerpo se estremeció ante la idea que su mente le restregó.
Ella casi se había entregado a él sin ofrecer mucha resistencia.
—Dios— mencionó apenas con aliento al no poder despegar su vista de las mantas revueltas sobre la cama.
Sus ojos comenzaron a cristalizarse, ante ese desconcierto que ella misma se generaba, casi podía verse en esa cama, desnuda bajo el cuerpo grande del Uchiha que la dominaba, sintiendo ese desapego emocional pero también la unión de sus cuerpos; a él reclamándola, tomándola, incrementando su fuerza paulatinamente y ella permitiéndole hacerlo.
Hinata negó despacio al perder el aliento, seguía inmóvil frente a su cama.
Casi pudo escuchar los jadeos y gemidos roncos del Uchiha en su oído, el sonido acuoso de él golpeándose contra ella mientras la penetraba y sus manos recorriendo y apretando cada parte de su cuerpo.
Su vista se distorsionó por las lágrimas que se agruparon en sus ojos… ¿Por qué le permitió volver a hacerlo? ¿Cuándo iba a olvidar esos recuerdos y sensaciones?
Su cuerpo tembló y su abrazo sobre sí misma cobró un poco más de fuerza.
«No tiene por qué no gustarte» «No te voy a lastimar» «Perdóname»
La voz ronca, casi suplicante y frustrada, volvieron a estremecerle el corazón, obligándolo a latir más fuerte contra su pecho.
Su respiración lenta escapaba por sus labios al sentir que no podía respirar de otra forma…
—No…— mencionó apenas con aliento. Todo eso era tan contradictorio, ni siquiera en ese momento, cuando todo parecía haber pasado, sabía qué sentía o por qué lo hizo.
Giró su cuerpo y con su corazón acelerado salió de esa habitación. Apagó la estufa y dejó la comida a medio cocinarse, volvió a tomar su saco y mochila, para luego de recuperar sus llaves, salir casi huyendo de ahí, sintiéndose una cobarde.
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O.O.O.O.O
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—Patético— la voz ronca del Uchiha sonó cansada, al recargar su cabeza en el asiento mientras sostenía el volante de su vehículo, al apenas haberlo apagado. Cerró sus ojos despacio y su ceño se frunció del mismo modo bajo su flequillo… esa sensación de intranquilidad no se había marchado de él, a pesar de haberse detenido en un bar cualquiera buscando no llegar a su departamento.
La quietud de ese casi oscuro estacionamiento del lugar donde residía, contrastaba con el ruido casi ensordecedor del bar donde había estado bebiendo apenas una hora antes, y tampoco en ese lugar fue capaz de sacarse esa idea de la cabeza… Sus ojos negros se abrieron despacio y su mirada se perdió en algún punto del techo de su auto de lujo… era inútil, nunca creyó que ese acto despreciable, que cometió contra ese ser de ojos perlados, lo envolvería a tal punto.
Suspiró y apretó el puente de su nariz, para segundos después bajar de ese auto. Hizo sonar la alarma del coche mientras avanzaba, esta vez con dirección contraria al elevador que lo llevaría a su departamento y se dirigió a la salida del estacionamiento; el aire frío golpeó su rostro y ondeó sus largos mechones de negro cabello, mientras su vista giraba al complejo departamental donde esa Hyuuga vivía.
Ya era un patán después de todo, así que, ¿qué más daba?
Su mirada fríamente negra se dirigió al departamento que debía pertenecerle y avanzó directo ahí.
Una vez frente a la puerta, nuevamente no tuvo problemas en entrar, lo que lo molestó por la poca prudencia de la tonta chica; su molestia se incrementaría al comprobar sus sospechas, el lugar estaba parcialmente iluminado pero en casi completo silencio. Cerró la puerta tras él, mientras avanzaba sin prisa, notó las parrillas de la estufa ocupadas, algo que no había visto antes al estar todo en perfecto orden; entró a la habitación y tras girar la perilla y abrir la puerta, su mirada profundamente negra se encontró con la cama revuelta…, él también reviviría lo ocurrido entre ellos dos esa madrugada, provocándole reacciones bajo su pantalón, pero dejó de prestarle importancia al no saberla en el lugar.
—¿Dónde demonios estás?— se preguntó al observar por la ventana de esa habitación la enorme ciudad que se extendía entre altos edificios. Iban a ser las once de la noche.
Tensó su mandíbula y apretó molesto sus puños.
"Yo sólo… en estos momentos, sólo quiero desaparecer" recordó la suave y dolorida voz asegurar tal cosa.
—Mph— sonrió de molesto... No se lo pensaba permitir.
Se giró directo al amplio escritorio de fina madera en esa habitación, tomó una hoja de papel y una pluma para comenzar a escribir.
Saldría de ese lugar dejando la nota sobre la mal colocada almohada.
Apretó el puente de su nariz al entrar al elevador que lo llevaría hasta el lobby… esta vez había conservado ese duplicado de llaves para él. Su móvil le vibró en el bolsillo del pantalón.
—¿Qué quieres?— contestó cortante mientras descendía por el elevador.
—¿Por qué no salimos, teme? ¿Qué vas a hacer? Vayamos por unos tragos, 'ttebayo, tú invitas— mencionó el animoso rubio del otro lado de la línea, era la tercera vez que le marcaba en esa noche y la única que le respondía.
—Olvídalo.
—¿Por qué? Está bien, yo pago mis…
—Que no, Naruto. Estoy con mis padres— mintió sabiendo que sólo con esa excusa podría librarse de él, posiblemente hasta el día siguiente.
—¿Ah? Eh… pu-pues me da mucho gusto, dattebayo, entonces…
—Nos vemos el lunes— interrumpió secamente el pelinegro para cortar la llamada al momento de salir del elevador, dejando a un rubio, aunque momentáneamente sin planes, un poco más tranquilo por él.
—¡Mjump!— el sonido de un carraspeo lo hizo voltear de medio lado hacia el elegante mostrador de la recepción de ese edificio, antes de continuar avanzando —¿Visita a la señorita Hyuuga?— preguntó el hombre mayor y de aspecto sociable, que tras esas gafas para la vista cansada, examinaba al altivo y orgulloso chico.
—Sí. ¿Sabe a dónde salió?— cuestionó secamente al voltear parcialmente su cuerpo a él al meter sus dos manos en los bolsillos del pantalón —¿Y desde a qué hora?— añadió al importarle poco ser examinado visualmente.
El hombre sonrió y negó en silencio.
—No sabría decirle, cuando viaja en coche difícilmente pasa por aquí.
—Tsk— mencionó el Uchiha para girarse.
—¿Usted es?— se apresuró a preguntar el hombre como parte de su trabajo al estar informado.
—Su novio— contestó secamente.
—Oh, ya veo…— mencionó al verlo salir. Ahora entendía esas visitas nocturnas que el joven solía hacerle a la joven heredera Hyuuga. Terminó por encogerse de hombros para sentarse a ver un pequeño televisor que le mostraba un canal deportivo… Eran una pareja bastante peculiar, la joven Hyuuga era en extremo amable y ese chico, bueno, ese chico parecía estar hecho de hielo.
El Uchiha desapareció de su vista tras cruzar las relucientes puertas de cristal y el hombre volvió a negar en silencio. En sus tiempos las relaciones de noviazgos solían llevarse de otra forma.
—Éstos jóvenes de ahora…
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O.O.O.O.O
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Un alto castaño y de mirada fría en esos ojos perlados, abrió sin mucho ánimo la puerta de su sencillo departamento. La noche era helada y había salido más tarde de lo normal, con la pronta llegada de su tío, el trabajo parecía duplicarse y sólo él podía sacarlo adelante.
Cerró la puerta tras él y le extrañó encontrarse con la pantalla de la sala encendida. Frunció el ceño al ver algo de desorden, no tuvo tiempo de extrañarse o pensar en algún intruso al percibir también el aroma a comida casera.
Sonrió y negó en silencio. Se quitó el saco y dejó el maletín de cuero tipo ejecutivo en el suelo al avanzar a la sala; ahí acurrucada entre un par de cojines de piel y cubierta con su saco negro se encontró dormida a su prima.
—Hinata-sama—la llamó en voz baja al verla desde su altura y rascar suavemente su azulino cabello buscando despertarla.
La joven frunció el ceño y se revolvió extrañada ante esa sensación.
—Hinata-sama— volvió a llamarla el joven pero esta vez dejó de tocarla y metió sus manos en los bolsillos del pantalón.
—¿Eh?— mencionó al abrir los ojos… alzó su mirada y se encontró con esa similar a la suya, que generalmente era fría, ahora viéndola casi con ternura —¿Niisan?… ¡ah! ¡Neji-niisan!— habló al buscar ponerse en pie.
El chico sonrió al ver los torpes movimientos de la chica que trataba de ser rápida.
—¿Ocurrió algo? ¿Tiene mucho tiempo aquí? Creí haberle dicho que saldría tar…
—Lo siento— se apresuró a interrumpirlo —Y-yo…— mencionó y bajó la mirada a sus manos, mientras nerviosa jugaba con sus dedos.
—¿Tiene algún problema?— cuestionó el joven al verla tan nerviosa, con el paso de los años, Hinata ya no se mostraba de esa forma ante él.
—¿Ah?... n-no…— respondió y lo vio a los ojos buscando convencerlo. El chico entrecerró los ojos suspicaz, él la conocía muy bien —S-so-sólo no…— habló al desviar la mirada— no quería estar sola— mintió, ¿cómo decirle lo que le ocurría?
—Lamento no haberla ayudado mucho, debió haber llegado hace tiempo y hasta se quedó dormida— mencionó el joven mientras relajaba su semblante.
Hinata enrojeció avergonzada.
—No es eso…—corrigió y sonrió —, no tuve buena noche— mencionó de pronto y su sonrisa decreció al venir flashazos de los momentos vividos. Carraspeó antes de que su primo notase el cambio —Pre-preparé la cena, ¿quieres?— volvió a hablar al regresar su vista a él.
El chico asintió y sonrió, Hinata correspondió la sonrisa como un acto reflejo y se apresuró a servirle.
—Creo que hace meses que no hay comida casera en este lugar— mencionó el joven en un tono relajado, apenas logrando que sonara a broma.
—Desde antes que Hanabi ingresara al internado, poco después de que conseguiste pagarte este lugar y ser independiente— recordó la joven mientras le servía un filete empanizado frito, arroz y verduras en adobo que acompañaría con una salsa de soja.
El joven castaño le elogió el buen sazón y ella se disculpó por no avisar, había tenido que pedirle al portero del lugar que le abriera, tras identificarse; también tuvo que hacerlo por tener sus libros desordenados en la pequeña mesa ratona del centro de la sala, lugar donde había estado estudiando.
—Sabe que es bienvenida cuando guste, aunque me hubiese gustado saberlo para intentar llegar antes— mencionó el joven al continuar comiendo frente a ella, en la pequeña mesa de la cocina, sin necesidad de usar el comedor.
La ojiperla tomó y soltó un par de veces un trozo de filete y se mordió el labio antes de animarse a hablar:
—Ni-niisan… crees que… que bueno, ¿po-podría dormir aquí?— preguntó y lo vio a los ojos antes de desviar su rostro incómoda al haber notado sorpresa en sus facciones.
—¿Por qué querría hacer eso?— le cuestionó luego de un segundo.
—Amm…— ella empezó a moverse incómoda en la silla frente a él —n-no quiero ser… ser inoportuna o… o abusar de tu hospitalidad, niisan, pero…— añadió y comenzó a arrepentirse por haberlo pedido — pero…
—No tiene que excusarse, lamento haberlo preguntado— interrumpió el castaño, supuso que sólo se sentía sola, desde hacía casi quince días la notaba extraña, y eso, junto a las presiones que le caerían encima, lo hicieron suponer que buscaba la seguridad de la familia.
—No quiero molestar— volvió a hablar la joven —. S-si no es molestia, yo… yo podría dormir en el sofá.
—De ninguna manera, usted dormirá en mi habitación, la cama es muy cómoda, y yo lo haré en la sala— explicó el joven.
—N-no, yo no…
—Sólo de esa manera lo aceptaré— condicionó el joven al sonreírle.
La peliazul abrió los ojos sorprendida para luego fruncir el ceño en ternura.
—Gra-gracias, niisan— mencionó sinceramente… se reprendió internamente por seguir evadiendo su realidad, pero seguirla enfrentando luego de lo ocurrido esa madrugada, y luego de que ella misma permitió que pasara, le estaba pesando más de lo que creyó.
—Ni lo diga, ahora terminemos de cenar o la comida va a enfriarse— le restó importancia el joven. Permitirle quedarse iba contra las órdenes de su tío, pero no quiso decirle que no a esa joven, a la que siempre le provocó proteger.
—S-sí…— aceptó la ojiperla y en menos de media hora la comida sobre la mesa estaría casi extinta.
Hinata superó su vergüenza al pedirle una pijama prestada a su primo, pues había salido de prisa y no tuvo tiempo de prever ese tipo de inconvenientes y aun así, no desistió en permanecer en ese lugar.
La noche le había pasado como creyó, envuelta entre las cálidas mantas de su primo y en la comodidad de cama, fue capaz de dormir toda la noche, esta vez no despertó durante la madrugada, pero tuvo vívidos sueños de lo ocurrido entre ella y el Uchiha; la sensación de inconformidad con su decisión y de reproche hacia su persona, permaneció con ella hasta el amanecer.
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O.O.O.O.O
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Un fastidiado Uchiha bajó de su auto esa mañana de lunes, vistiendo solamente un pantalón de vestir gris y una casi ajustada camisa negra doblada hasta los codos, a pesar de que el clima era frío.
Estaba molesto.
La noche anterior había vuelto a buscarla a pesar de advertirle que no lo haría, ella había estado ahí y había leído su nota; lo había ignorado y nuevamente no había dormido en ese lugar… él aceptaba y no le importaba no ser la persona que ella quería, sabía que la había forzado, aunque la segunda vez no fue tan desagradable, para ella como la primera, él había intentado cuidarla, satisfacerla y no lo logró, eso lo frustraba, necesitaba cambiarlo, ¿y qué hacía ella? Sólo complicar las cosas, ¿pensaba huir siempre?
"No se lo permitiré" pensó mientras comenzaba a caminar luego de haber asegurado su auto.
Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón y con su mochila al hombro caminó por el largo y sombreado sendero del estacionamiento, metros más adelante reconocería uno de los tantos vehículos estacionados en ese lugar, como el de la ojiperla que lo molestaba. Su mirada fría y profunda se fijó al frente, varios metros delante de él caminaba la patética Hyuuga del brazo de un alto castaño, el mismo que le cargaba la mochila… él entrecerró los ojos y frunció el ceño.
"Otra vez ese tipo" pensó molesto al recordar que no era la primera vez que los veía juntos.
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La peliazul se había disculpado con el castaño por última vez, antes de salir de su departamento esa mañana, apenas podía creer que había pasado el fin de semana con él, Neji había descansado el domingo y fue el mismo joven quien le ofreció a quedarse, ella había dudado un momento, pero ante la naturalidad del joven y sus propios temores, terminó por aceptar, prometiéndole que no volvería a ocurrir, lo que menos deseaba era invadir su espacio personal.
La mañana había sido como aquellos días de infancia cuando solían vivir juntos, el castaño la había invitado a comer fuera y ella aprovechó ese momento para volver por algunos libros y un poco de ropa a su departamento, había tomado la primera que encontró al percatarse también de esa nota sobre su cama.
"He venido a buscarte. No me obligues a forzarte a que seas tú la que lo haga. Márcame."
La peliazul también se había percatado que el juego de llaves de repuesto no estaba en la maceta afuera de su departamento, eso había incrementado su nerviosismo y se había apresurado a salir de ese lugar, no quería pensar qué ocurriría si el Uchiha hubiera entrado encontrándose con su primo. Ella negó en silencio con su cabeza al desechar esa idea… nada había ocurrido, por suerte.
—¿Le ocurre algo, Hinata-sama?— preguntó el joven que la notaba tensa.
—¿Eh? Ah… n-no, nada— alzó el rostro a él y le sonrió ocultando todo lo que sentía y pensaba tras esa sonrisa. Olvidó también su ropa, había tomado un vestido azul marino de manga semi larga, sus piernas las había cubierto con dos medias gruesas arriba de media pierna, y también se había colocado a convinación un suéter delgado negro, tal vez no había sido la mejor elección por el frío de esa mañana, pero el sol brillaba y prometía un agradable día, esperaba que lo fuera en todos los aspectos.
—Gracias por traerme, Neji niisan— se detuvo la joven antes de adentrarse más a su facultad —¿Seguro que no te causa inconvenientes irte así? Puedes usar mi coche, yo…
—De ninguna manera, viajar en metro una vez no me caerá mal, antes solía hacerlo— interrumpió el castaño al colocarle la mano en la cabeza, Hinata sonrió. Él había conducido hasta ahí en el coche de la peliazul, al haber dejado su auto en el departamento, sólo para no complicarle el regreso a su departamento al finalizar sus clases —Cuídese mucho, Hinata-sama, y si necesita algo, no dude en llamarme— mencionó el joven al deslizar su mano a acariciar su mejilla, un acto que poco a poco se le hacía costumbre.
Hinata asintió al conmoverse, últimamente cada gesto de cariño lo sentía exponencialmente más grande a lo que a simple vista se veía. Intentando ocultar sus ojos llorosos, lo abrazó, sorprendiendo al chico elegantemente vestido en un traje beige, y al par de ojos negros celosos que los veían a lo lejos y se acercaban a ellos.
El castaño sonrió y le acarició el cabello al corresponderle el abrazo.
—L-lo, lo siento, niisan— se disculpó al soltarlo, hizo una pequeña reverencia y recuperó la mochila que el castaño cargaba para girarse y salir de ahí —. Y… y otra vez muchas gracias por todo— mencionó mientras casi corría directo a su facultad.
El chico suspiró y negó en silencio al verla correr y casi choca con un par de sus compañeros. Sonrió y metió sus manos en los bolsillos de su pantalón al dar media vuelta y regresar sobre sus pasos.
• • •
La mirada fría y profundamente negra observó a esa tonta Hyuuga abrazarse de una manera ridículamente sentimental de ese tipo, al notarla ocultar su rostro entre su pecho mientras le abrazaba la espalda; y en un acto que no reconoció como premeditado, tensó la mandíbula y apretó la correa de la mochila que llevaba al hombro.
Era patética esa mujer. Su mirada la siguió hasta perderla de vista cuando ella se marchó.
El Uchiha caminó con pasos firmes y observó retadoramente y sin dejar de avanzar, a ese chico de ojos perlados que lo veía desinteresado, manteniendo su porte orgulloso y autosuficiente, ante su mirada gélida, al también avanzar hacia él.
Una corriente de aire meció los mechones negros del cabello del Uchiha y algunas hebras del largo cabello del castaño al pasar uno al lado del otro.
"Un Hyuuga" pensó el pelinegro al reconocer a ese joven como miembro de la misma familia de esa peliazul.
El castaño por su parte no estuvo seguro de conocerlo, aunque su presencia se le hizo familiar.
El joven de ojos ónix volteó apenas de medio lado al surgirle una duda… ¿quién sería ese sujeto en la vida de esa asustadiza chica y qué clase de relación habría entre ellos? Había escuchado alguna vez un par de costumbres entre los miembros del clan Hyuuga, siendo la que más le llamó la atención, la impermeabilidad de su familia, ellos solían relacionarse sólo entre ellos… por eso ver ese abrazo tan íntimo entre ambos, por segunda vez en tan poco tiempo, le dio la idea, que entre ambos había algo más.
Obviamente había pasado la noche con él.
Su sangre hirvió sin saber por qué y su rostro se endureció e ignorando a las personas que caminaban a su alrededor, siguió tras los pasos de esa joven.
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O.O.O.O.O
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—Co-con permiso— pidió la peliazul al ser detenida en su camino por un grupo de estudiantes que se arremolinaban frente a la oficina provisional de uno de los catedráticos más estrictos de su carrera, impidiéndole el paso por ese pasillo, ya en su facultad.
La chica sonrió nerviosa… "creo que nadie me está escuchando" se lamentó internamente.
Fuera de esa oficina, estaban pegadas varias hojas, la mayoría de ellas con calificaciones parciales de alumnos superiores, otras listas de los que serían los nuevos grupos y las clases que tendrían a partir del inicio del nuevo ciclo que estaría por comenzar.
—Hola, Hinata— saludó Matsuri al llegar a su lado —¿Qué es todo este alboroto?
La ojiperla vio con pesar a los chicos que se movían inquietos frente al tablero pegado en la pared y que era protegido por un cristal corredizo evitando que esa información fuese arrancada.
—Cre-creo que son nuevos horarios, o eso supongo— mencionó simplemente.
La chica suspiró desganada —Cielos, hasta yo sé que esas cosas estarán ahí hasta que finalice el año, ¿cuál es la prisa?— se quejó al observar que todo el ancho del pasillo era ocupado por los ansiosos estudiantes.
—¿Qué haces?— preguntó la ojiperla al verla quitarse la mochila y abrazarla en su pecho.
—Ven, pasaremos en medio de todos estos— le aseguró al tomarla de la mano y comenzar a empujar.
—Pe-pero Matsuri… yo, yo traigo vestido— mencionó la ojiperla que era consciente que en medio de esa pequeña multitud saldría exhibiendo su cuerpo si no tenía cuidado.
La castaña sonrió —Ven, seguro tú asististe a colegios para señoritas, pero esto me recuerda bastante a las luchas por comprar comida en mi instituto— animó la chica al comenzar a empujar y perderse momentáneamente a los ojos perlas que la veían entre asustada y nerviosa.
—S-si…, bien… a-aquí voy…— mencionó al comenzar a adentrarse.
—Ven acá— la voz fría y casi molesta del Uchiha la sorprendió al escucharla sobre los murmullos de los estudiantes presentes, pero más la sorprendió que la jalaba del brazo, haciéndola perder la mano de Matsuri, al forzarla a salir de ahí.
—¿Ah? ¿Qué?— preguntó al verlo —¿Qué quiere?— susurró eso último al verse llevada por el joven varios metros de ese alboroto.
—Te estuve buscando— informó secamente sin soltarla.
—L-lo, l-lo sé— mencionó y llevó su nerviosa mirada a la entrada de ese edificio, lugar por donde seguían entrando diversos estudiantes —¿Acaso no pretende só-sólo cumplir con…?
—No— fue cortante al interrumpirla.
Ella alzó su vista a él —¿Qué?— "¿Por qué?", se preguntó, sus ojos temblaron al ver su mirada fría y su semblante molesto.
Ella ingenuamente había creído que buscaría disculparse, después de todo, le pidió perdón mientras eso ocurría y se disculpó antes de marcharse; actos que en nada quitaban el dolor y la humillación que sintió, pero no creyó que siguiese insistiendo para retractarse de su palabra.
—Porque hay algo que quiero de ti— respondió el chico al verla a los ojos y acercarse más a ella.
Hinata le sostuvo la mirada mientras tragaba ligeramente y su cuerpo amenazaba con volver a temblar, ya ninguna de las personas alrededor importaba.
—¿Q-qué cosa?— apenas pudo sacar su voz.
—Yo quiero…
—¡Ey, Hinata, teme!— gritó el rubio desde lejos haciendo callar al Uchiha que fastidiado volteó a verlo, al mismo tiempo que la chica respingaba sorprendida mientras se soltaba de su agarre— ¿Qué hacen? — preguntó y sonrió al llegar a su lado y colocarse en medio de ambos sin percatarse de la tensión que entre ambos se sentía.
Hinata desvió la mirada y jugó con sus dedos nerviosa, mientras el pelinegro retrocedía un paso al meter sus manos en los bolsillos, ninguno respondió.
—¿Eh?¿Qué pasa?— preguntó y llevó su brazo a rodear la espalda de la peliazul que paulatinamente comenzó a enrojecer, hecho notado por ambos chicos presentes —¿Qué hacían?
—Ah… ah, ah, pues… pues, yo, yo sólo quería pasar por…— dijo nerviosa, ahora por dos razones muy diferentes y alzó su vista el grupo de estudiantes que poco a poco se hacían menos.
—Ya veo— mencionó con simpleza el ojiazul —, te atoraste, 'ttebayo— supuso al soltarla—¿Y tú teme?, no me digas que también estabas entre esos cabezas huecas de ahí?— se burló al señalarlos.
—No— respondió ocultando su molestia en su fría voz mientras desviaba el rostro y posteriormente, giraría su cuerpo desinteresándose de la ridícula charla.
—Yo… yo de-debo irme ya— intervino la ojiperla al hacer una pequeña reverencia, molestando al de ojos negros —Con permiso, Na-Naruto-kun— mencionó y le sonrió al rubio, hizo una pequeña pausa para voltear a ver al pelinegro que la veía de reojo —U-Uchiha-san— añadió y apenas terminó de hablar, olvidándose de la pena, se adentró entre los jóvenes ahí presentes, logrando salir sin muchos problemas segundos después para sólo apresurarse a su aula.
Necesitaba un respiro.
Naruto se alzó de puntas en los pies para alcanzar a verla.
—Vaya que es rara, 'ttebayo. Creo que eso le da un encanto especial, ¿no te parece?
—Como si eso me importara— respondió secamente el pelinegro que siguió el mismo camino de la chica siendo seguido de cerca por el rubio, ninguno de ellos tuvo los problemas de la chica al avanzar entre el pequeño tumulto.
"Maldita sea. Estúpido Naruto" pensó el ojinegro al caminar en silencio, contrario al rubio que saludaba a cuanta persona conocía.
A pesar de molestarse por su intromisión, el pelinegro sonrió de medio lado soberbio… al menos tuvo la oportunidad de dejarle claro a esa chica que no le importaba exponerse con ella, él, a diferencia de ella, no le importaba lo que las personas pensaran… y eso era a lo que se refería, cuando le aseguró, que si seguía ignorándolo, él la forzaría a ser ella quien terminase buscándolo… y de verdad pensaba lograrlo.
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O.O.O.O.O
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Hinata suspiró cansadamente mientras terminaba de ajustarse las cintas de sus zapatos deportivos, era la última hora, su club de tenis la esperaba prometiéndole nuevos retos que no le interesaba mucho vencer. El día había comenzado mal, pero por suerte no había ocurrido nada peor durante las horas siguientes.
—Ey, aquí estás— saludó Ino al llegar a los vestidores seguida muy de cerca por una seria y callada pelirrosa.
La peliazul sonrió al ponerse de pie —Hola, ¿cómo están?— saludó al tenerlas casi de frente y ladeó su rostro siguiendo el caminar de la Haruno, que pasó por su lado sin responder al dirigirse con algunas chicas que también se encontraban ahí.
—Perfecto— sonrió la Yamanaka al fingir que nada ocurría. Sakura seguía ofendida y no quería hablar directamente con Hinata y ella había dejado de insistirle que lo hiciera, si quería seguir preocupándose por nada, era su problema, se convenció de ello —¿Y qué tal tú?— volvió a mencionar — No supimos nada de ti el fin de semana y hoy no te presentaste a la cafetería… ¿qué te hicimos para que te alejes?— bromeó la ojiverde.
La peliazul rascó su cuello expuesto al haber sujetado su larga cabellera y le sonrió débilmente.
—Nada… sólo que… bueno, estuve con mi niisan el fin de semana y hoy, hoy el profesor alargó la clase anterior al descanso y ya no tuve tiempo de salir— mencionó, agradeciendo la suerte que pareció tener por eso último.
La rubia frunció los labios al tomarla del brazo para animarla a caminar directo a su casillero de dónde sacaría su uniforme deportivo.
—Shikamaru ha dicho que algunos de sus profesores son unos tiranos.
La peliazul sonrió —No tanto…— confesó al ver discretamente a la oji jade que se reía sonoramente con otro grupo de chicas, quiso preguntar si algo le pasaba, pero prefirió no hacerlo, no sabía si estaba molesta con ella o incluso, conociendo el carácter cambiante de la chica, tal vez incluso con Ino.
—¿Qué te parece si al terminar esto salimos a comer?— volvió a mencionar la rubia mientras sin pudor retiraba su ropa y se colocaba la pequeña falda blanca tableada.
Hinata desvió su rostro al notarla.
—N-no lo sé…
—¡Ay, por favor! ¡Claro que irás!— aseguró la chica fingiendo fastidio — Esta vez sólo iremos Shikamaru, Naruto, tú y yo— informó mientras terminaba de colocarse la ajustada blusa.
—¿Q-qué?— preguntó nerviosa al comenzar a jugar con sus dedos.
—Sí, será como una cita en parejas— respondió con simpleza la otra al encogerse de hombros y acomodar un par de mechones de cabello que escapaban de su coleta.
—Pe-pero y-yo… yo y Na-Naruto kun, no…
—¿Y qué más da? No es como si no lo fuesen a ser algún día, ¿no?— se burló haciéndola ruborizar. Ella pretendía acabar con esos celos de Sakura al emparejar, o al menos, ayudar a esos dos a acercarse, ya estaba comenzando a fastidiarse por ese lío que la pelirrosa se armaba en la cabeza.
—Ah, Ino…— mencionó avergonzada la ojiperla.
—Ven, vayamos a las canchas, seguro el entrenamiento hasta nos hace olvidar el frío— animó la chica al tomarla de la mano y salir con ella.
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O.O.O.O.O
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El sonido de un gran bostezo se escuchó a lo largo del pasillo que llevaba de los vestidores a la cancha de baloncesto.
—Me estoy muriendo de sueño, 'ttebayo— habló el rubio al estirar sus brazos para terminar dejándolos tras su nuca al echar su cabeza para atrás mientras caminaban.
—¿En serio? Creo que nadie de los presentes lo habíamos notado— respondió irónicamente el pelinegro que avanzaba a su lado. Tanto al frente como tras ellos se dispersaba la totalidad del equipo, ya portando las casacas de dos diferentes colores, que ya distinguían a los miembros de cada sub equipo.
El rubio volvió a bostezar y rascó su cabeza —Anoche en la televisión pasaron una película de terror— comenzó a decir.
El pelinegro rodó la vista, a él no le interesaba, pero Naruto carecía de sentido común y seguro seguiría hablando.
—… Ya sabes que esas cosas no me gustan mucho, pero el idiota de Konohamaru llegó y me retó a verla— prosiguió el rubio que comenzó a girar en su dedo un balón, que había escapado de las manos del Inuzuka que avanzaba metros adelante—. Como has de imaginar, gané la apuesta, a mí esas cosas no me espantan, 'ttebayo, aunque terminó bastante tarde y dormí realmente poco— alardeó el chico; omitiendo el hecho de que la ausencia de sueño se debió al casi pánico post-película.
—Ah…— mencionó desinteresado pelinegro al salir a la cancha.
—¿Ah? ¿Es lo único que dirás?— se quejó el rubio al verlo.
—¡Vaya!, pero si al fin llega el famoso equipo de baloncesto de esta universidad— la voz fría y altiva de una joven resonó en el lugar y los quince pares de ojos presentes se centraron en ella.
—¿Ellos serán…?— mencionó en voz baja por la extrañez el rubio al ver a las tres personas, una chica rubia y de chongos con una pequeña falda negra, que se encontraba sentada relajadamente en las gradas, a su lado, de pie, un chico alto y casi robusto que vestía ropa deportiva negra, aunque en pantalón y no short, como debería.
—Eso parece— le respondió el pelinegro, con su mirada fija en el tercero de esos tres, un chico de cabellera rebelde y roja que parecía ignorarlos al estar recargado en la baranda metálica de las gradas… ese chico sería miembro del equipo, lo supuso al verlo vistiendo un uniforme de baloncesto negro con franjas rojas y un número ocho en el pecho.
—¡Oye, tú!— habló el Nara al dirigirse al pelirrojo — Aquí no se puede fumar— le informó mientras lo veía dejar escapar de sus labios el humo del cigarrillo que mantenía humeante en su mano.
El chico sonrió de medio lado arrogantemente, siguió de pie y llevó sus fríos ojos verdes al equipo.
—¿Y quién está fumando?— preguntó con su característica voz ronca luego tirar el cigarrillo y pisarlo con el pie, para después ampliar su sonrisa mientras veía fijamente al chico que le habló.
El Uchiha y el Uzumaki prestaron atención a ese detalle.
—Oe, oe, fanfarrón— intervino Kiba al buscar acercarse —¿Quién demonios te crees que eres?
—Kiba— lo detuvo el Nara al tomarlo de la casaca amarilla, el castaño gruñó y guardó silencio. El chico de alborotada coleta suspiró cansadamente, era verdad que el tipo sería un verdadero dolor de cabeza.
—Así que ustedes serán los nuevos miembros— intervino Lee que parecía el único entusiasmado —Soy el guapo más guapo de este lugar, mi nombre es Rock Lee— informó y se acercó a los tres chicos con la mano extendida… las miradas de la chica y el joven robusto se clavaron en él, la verde del pelirrojo se fijó en el rubio y el pelinegro, los más altos del equipo y que también estaban atentos a él, haciéndolo negar en silencio… seguro todos esos eran un montón de perdedores.
—Yo soy Kankuro— habló el chico alto y robusto al ser el único que le aceptó la mano —Y ellos son…
—No creo que sus nombres importen mucho— interrumpió Kiba que se había molestado por la exhibición de soberbia que los otros dos mostraban —Vienen a jugar, ¿no?
La chica rubia sonrió de medio lado divertida al molestarlo.
—Por supuesto— aseguró al ponerse de pie y tomar uno de los balones.
—¿Qué?— mencionó el rubio al ver que no era falda lo que traía, sino un short que se convertía en una en la parte delantera…— ¿Ella es jugadora?— susurró al ver al pelinegro.
—Mph, eso parece— respondió al verla y esporádicamente volteaba a ver al pelirrojo que estaba molestándolo con su arrogante actitud.
—Oe, oe, muñequita— la detuvo el castaño al impedirle adentrarse en la duela — En este equipo no juegan niñas.
La chica endureció su mirada —¿Qué diablos dices?— cuestionó retándolo a repetirse.
—Dije que…
—Basta, Kiba— intervino el Nara al colocarse entre ambos —¿Vienes a formar parte del equipo?— le preguntó a la joven que lo veía como si fuese estúpido.
—¿Qué parece?— preguntó irónicamente la rubia ojiverde.
Lee sonrió fascinado ante la idea.
—El expediente decía que vendrían dos jugadores— aclaró Shikamaru.
—Yo no soy jugador— intervino el chico alto.
—¿Qué? ¿Entonces es en serio?— volvió a hablar el castaño de marcas rojizas.
—¿Y qué esperabas? ¿Parezco de las personas que hacen bromas o qué?— cuestionó molesta la ojiverde.
El Nara cerró los ojos mientras resoplaba cansadamente —No te ofendas, pero en este equipo no juegan chicas— explicó.
—¿Y por qué no?
—Porque no queremos lastimarlas— ahora quien habló fue el rubio que sonrió con espontaneidad.
—Dudo que lograras hacerlo, mocoso— respondió la chica que volteó a verlo y el rubio retrocedió al sonreír ahora nervioso, al olvidar por un segundo a ese chico pelirrojo que tanto estaba interesándole.
—Oye, oye—Shikamaru llamó su atención — A nosotros nunca nos dijeron que… que una niña jugaría con nosotros.
La chica lo tomó de la casaca y lo obligó a dar un paso hacia ella al jalarlo, lo vio a los ojos— Yo no soy ninguna niña, tengo un nombre— le dijo al verlo seriamente a los ojos, esa actitud le pareció machista de su parte.
—¿Y cuál ese ese nombre?— le preguntó al percatarse del peculiar verde de sus ojos.
—Para ti, solamente Temari y no te preocupes por lastimarme, he vivido toda mi vida con los salvajes de mis hermanos, estoy acostumbrada a todo, y ahora…¿me dejarás jugar o quieres que llame a la rectora?— lo retó la chica al soltarlo y seguir viéndolo a los ojos.
El joven apretó el puente de su nariz —Como sea, no nos hacemos responsables si sales lastimada— terminó por decir para adentrarse a la cancha cediendo ante la complicada chica.
Ella sonrió de medio lado al seguirlo.
—¿Qué? ¿De verdad, Shikamaru?¿La dejarás jugar?— cuestionó Kiba al ir tras ellos.
El resto del equipo comenzó a tomar posiciones.
—Muy bien, comenzaremos con la práctica— alzó la voz el capitán del equipo —. Ustedes dos— mencionó al señalar a un par de chicos —, entréguenles sus casacas, los pondremos a prueba.
Los chicos terminaron asintiendo y se retiraron sus casacas amarillas. Shikamaru se cambió la de él por una roja y le indicó a Kiba y a Lee hacer lo mismo, ellos junto a Naruto y Sasuke, enfrentarían a esos dos que serían acompañados por tres de los miembros que eran generalmente banca, sólo para bajarles sus aires de superioridad.
—A-aquí tiene— llegó uno de los chicos ante el pelirrojo a ofrecerle su casaca, el otro la tomó sin decir nada y comenzó a colocársela, para posteriormente realizar movimientos de cabeza comenzando a calentar.
—Será divertido enseñarles a estos perdedores lo que es basketbol de verdad— mencionó el chico de fría mirada verde al comenzar a caminar.
—Oye tú, ¿cuál es tu nombre?— habló el pelinegro al también dirigirse al círculo central.
Naruto volvió a prestarles atención al voltear a verlos, ya que se había adelantado.
El pelirrojo lo vio de medio lado sin detener su paso —Sabaku No Gaara— respondió orgulloso y volvió a sonreír con soberbia — ¿Y el tuyo?— añadió omitiendo que creía conocerlo.
—Uchiha Sasuke— respondió molesto por la actitud exhibida.
—Y yo soy Uzumaki Naruto— intervino el rubio al salirle al paso al pelirrojo haciéndolo detener sus pasos. El ojinegro notó el extraño interés que también el Uzumaki sentía.
—Mph, Uzumaki Naruto… seguro lo olvidaré pronto— se burló al evadirlo y golpear su hombro al avanzar.
—¡Oye, idiota!— se quejó el rubio.
—Déjalo Naruto— mencionó el Uchiha al ver que el otro se alejaba—, ya le daremos una paliza— aseguró secamente el soberbio Uchiha.
—Mph, por supuesto que lo haremos, 'ttebayo— alzó la voz el rubio y le palmeó la espalda al animarlo a apresurar su paso —. Por fin mostraré cuánto he entrenado, me lo estaba guardando para las nacionales, pero qué más da— aseguró y se adelantó.
—Fanfarrón— mencionó el fastidiado Uchiha.
Una vez al llegar observó al pelirrojo verlo, estaba colocado en el círculo central.
—Saltarás tú, Sasuke— informó el Nara, tomando en cuenta que era el más alto del equipo. El pelinegro asintió y se colocó frente al chico que era apenas unos centímetros más bajo que Naruto, pero más alto que el equipo promedio.
"Veamos qué tienes" pensó molesto el Uchiha al verlo para abajo.
—Te sorprenderás— mencionó el chico, casi como si lo hubiese escuchado.
—Mph— se burló el de ojos negros al sonreír de medio lado.
—Dicen que eres el mejor de este equipo…— habló de pronto el pelirrojo al verlo a los ojos — Yo vengo a demostrar lo patético que eres, niño rico.
El Uchiha sonrió de medio lado — Entonces me conoces— dijo al ver que se acercaba el chico que lanzaría la bola —. Es casi una pena que a ti yo no.
Gaara sonrió arrogantemente molestando al pelinegro —Seguro que no me olvidarás— amenazó cuando el silbato sonó y el balón estuvo sobre ellos.
"¿Qué mierda?" pensó el ojinegro como el rubio y el resto del equipo, Sasuke tenía el mejor salto del equipo, siendo seguido únicamente por Naruto, y en ese momento, ese chico de menor estatura estaba igualando su salto.
—Te lo dije, perdedor— habló el pelirrojo al mantenerse en el aire, de una fuerte palmada le lanzó el balón a la rubia que ya se había adelantado al lado contrario.
—Maldita sea— mencionó molesto el pelinegro al caer al suelo y ver inmediatamente al pelirrojo correr a seguir la jugada.
—Es una lástima que el saque es lo único que ganarás— alzó la voz el rubio al llegar a marcar directamente al pelirrojo; éste mismo le sonreiría de forma retadora.
—Espero que tú si sepas jugar.
—Vamos, Sasuke, no pueden anotar primero— apresuró Kiba que apenas regresaba al haberse quedado esperando el pase que se supone el Uchiha ganaría.
—Ese imbécil no me ganará— se aseguró al comenzar a correr.
Al frente, el rechinar de los tenis eran constantes, el joven capitán del equipo mantenía inmovilizada a la chica que buscaba escapar de su marca, sus ojos verdes cayeron a la cabellera rojiza de su hermano que para ese momento ya era marcado por el rubio escandaloso y ese apuesto chico pelinegro.
—Para ser una chica no juego mal, ¿cierto?— mencionó la joven al ver al joven de coleta alta observar el balón y sus piernas buscando prever sus movimientos.
—Para ser cualquiera— aceptó el joven haciéndola sonreír.
—Entonces veamos quien gana, galán— mencionó la joven al guiñarle un ojo. El chico frunció el ceño al verla y ella aprovechó eso para darse media vuelta y pegar su hombro al del chico para proseguir a pasarlo de largo.
—¿Qué demonios?— mencionó el joven al quedarse sólo y escuchar al resto comenzar a apresurar su carrera —Maldición— se regañó, no debía tomar a esa chica por débil o quedaría en ridículo.
—Yo lo marco— mencionó el molesto pelinegro al llegar junto a Naruto que cubría al pelirrojo.
—¿Qué?
—Por mí pueden hacerlo los dos, aunque ninguno lo logrará— habló el soberbio ojiverde.
—Cretino— mencionó el Uzumaki molesto, poca gente lograba hacerlo enfadar y ese tipo era uno de ellos.
—Quítate, Naruto— ordenó el Uchiha al ver que el balón se dirigía justo a ellos.
—Demasiado tarde— mencionó el pelirrojo que tomó el balón.
—¿Qué?— el rubio abrió los ojos sorprendido al verlo comenzar a correr a la canasta.
—Mierda— maldijo el Uchiha al seguirlo, su velocidad era impresionante, pero lograría alcanzarlo.
El ojiazul sonrió emocionado ante el despliegue de velocidad de ambos.
—Ese maldito es un cretino, pero parece un gran rival— se aseguró el rubio —. Allá voy— dijo y se lanzó a correr.
El constante sonido de las voces dándose indicaciones unos a otros, mientras un par de jugadores se ocupaban en intentar cerrarle el paso al pelirrojo que parecía casi flotar al evadirlos, otros se ocupaban en marcar a la chica y a los otros tres que no presentaban mayor complicación.
El pelirrojo giró sus ojos al sentir la presencia del Uchiha acercarse, era rápido, reconoció… aunque no se comparaba con él.
—Imbécil— mencionó el pelinegro al llegar frente a él, el impulso que llevaba lo hizo casi derrapar y logró cerrarle el ángulo de tiro.
El otro sonrió divertido, siguió botando el balón, mostrándolo y escondiéndolo del pelinegro que, como él, movía sus piernas de forma insistente sin permitirle pasar.
—Y es aquí, cuando comienzo a aplastarte— habló de pronto el pelirrojo atrayendo los ojos negros del Uchiha a su rostro, él sonrió por ello —¡oye, tú!— le gritó a uno de sus compañeros —¡toma!— dijo y lanzó el balón; le sonrió una vez más al Uchiha y corrió evadiendo su cuerpo, el pelirrojo volteó a ver una vez más al chico que tenía el balón y éste, nervioso lo devolvió mientras el chico saltaba a encajar el balón a la cesta sobre él.
—Maldita sea— mencionó frustrado, casi furioso el Uchiha al verlo casi anotar —¿Qué?— volvió a hablar al ver pasar a su lado a Naruto.
—¿Por qué te quedas mirando, teme?— alegó el chico al momento de saltar a su lado — Se supone que te encargarías— dijo y en ese momento el sonido de su mano golpeando el balón llenó la cancha.
Los jóvenes enmudecieron por una fracción de segundo solo para estallar en una ovación casi generalizada por lo vistosa de la jugada; el pelirrojo se había quedado en posición de tiro, cuando de manera completamente limpia, el rubio le sacó el balón de las manos al llegar desde la espalda.
—Maldito infeliz— mencionó con una sonrisa el ojiverde… al parecer acababa de encontrar un rival… Naruto Uzumaki, tal vez no olvidaría tan pronto su nombre.
—Te lo dije, yo te venceré— aseguró el joven al regresar y apenas voltear a verlo de medio lado, pues el balón había golpeado en última instancia a un compañero del pelirrojo.
—Mph… ¿te ganaron?— se burló la rubia al pasar a su lado.
—No hoy— aseguró el pelirrojo para comenzar a caminar.
—¿Estás bien, teme?— preguntó el rubio al notarlo molesto — Sólo fue una jugada, no es la gran cosa, seguro que después le…
—Cierra la boca, Naruto— mencionó molesto y se giró para colocarse en posición de ataque.
—¿Y a este qué demonios le pasa, 'ttebayo?— se preguntó el rubio para finalmente encogerse de hombros y seguir a su equipo.
Las siguientes jugadas fueron rápidas, el balón resonaba al chocar con las manos tras los pases rectos y firmes que se enviaban los integrantes de los equipos, el marcador lo había abierto Lee al quedar desmarcado al centrarse la defensa en el rubio y el pelinegro que se habían separado como acostumbraban para dividir el equipo contrario, funcionándoles una vez más.
"Interesante" pensó el pelirrojo al notar la agilidad de también ese chico de cejas pobladas.
—¡Gaara!— gritó la chica al lanzarle el balón.
"No va a pasar", se aseguró el pelinegro al interferir en el pase y alcanzar a tomarlo.
—Así que no eres tan mediocre como creí— mencionó el frío pelirrojo al colocársele al frente.
—Te sorprenderías— aseguró el pelinegro que sonrió por primera vez desde que el balón estuvo en juego. Botó el balón firmemente al protegerlo con su cuerpo y buscó pasarlo de largo.
El pelirrojo reaccionó al mismo tiempo y le cerró el paso, ocurriría lo mismo en dos ocasiones, el de ojos negros entrecerró los ojos fastidiado, Naruto y Kiba no dejaban de pedirle el balón y él se negaba a soltarlo, ese presumido chiquillo no le ganaría.
Los labios del Uchiha se torcieron en una sonrisa al confirmar la sospecha que tenía..., la defensa de ese tipo no era perfecta.
—Nos vemos del otro lado— mencionó y tras botar el balón, pasarlo por su espalda y sujetarlo con la mano contraria, buscó pasarlo entre las piernas del pelirrojo.
El chico sonrió.
—No esta vez, campeón— se burló el ojiverde que planeó tal cosa desde el principio, bajó su mano derecha y recuperó el balón antes de perderlo, al mismo tiempo que el pelinegro, sorprendido y molesto, se detenía al verlo correr en dirección contraria.
—Maldita sea— mencionó casi consternado, ni siquiera él era tan rápido. Tensó su mandíbula y lo siguió, Naruto y el resto harían lo mismo segundos después, luego de también extrañarse por la veloz jugada.
Una vez que Gaara disminuyó su velocidad para preparar su tiro, el Uchiha llegó frente a él.
—Esto es así— mencionó con burla en su voz ronca, para posteriormente hacer lo que el Uchiha no pudo… el balón botaría entre las piernas del pelinegro, siendo recuperado por el joven de Suna que pasó la pelota de una mano a la otra para posteriormente alzarse y clavarla en la canasta ante la inmovilidad del incrédulo pelinegro.
—Maldición, se supone que no debería encestar— se quejó el rubio que había detenido su carrera al creer que su compañero lo detendría.
—Ánimo equipo, es sólo un punto, no pasa nada, seguimos ganando— animó el Nara al tomar el balón.
—No gracias a ti, por supuesto— se burló el pelirrojo al caminar y pasarlo de largo.
—Imbécil.
—Vamos, teme, podemos con él, 'ttebayo— aseguró el rubio al correr tras el pelirrojo.
—Maldición— volvió a hablar el Uchiha al limpiar el sudor de su frente. Naruto se veía como si nada, no parecía estarlo afectando el desgaste y él comenzaba a agotarse, había pasado malas noches, pero a pesar de eso, lo molestó saber que su estúpido amigo comenzaba a superarlo. Lo comprobaría momentos más tarde al verlo tomar seriedad y competir con ese pelirrojo uno a uno, como si fuesen iguales, ese chico que lo había burlado tan fácilmente parecía tener problemas con Naruto y eso no lo podía permitir.
Siguió corriendo y cuando por fin logró arrebatarle el balón al pelirrojo, regresó a la cancha contraría, con su equipo siguiéndole, dribló y evadió a cuanto oponente se le puso en frente.
—¡Atrás teme!— gritó el rubio al avisarle que era seguido de cerca. Él lo ignoró y se elevó con el balón en las mano, el pelirrojo saltó tras él y logró frustrar su tiro al sujetarle el balón.
—¡Falta!— gritó el chico que en esa ocasión fungía de árbitro al notar la carga ilegal por la espalda del pelirrojo sobre el Uchiha; éste, por el impulso, salió proyectado al tubo metálico que sostenía la canasta, golpeándose la cabeza y sangrando ligeramente de la misma.
—¡Ah! ¿te lastimé?— el tono de burla se impregnó en esa voz ronca del pelirrojo al verlo llevarse una mano a la herida — Mph, ya decía yo que eras un mediocre.
—Imbécil— mencionó el Uchiha que reaccionó tirándosele encima.
—¡Sasuke!
—¡Teme!
—¡Gaara!— gritaron al mismo tiempo Shikamaru, el rubio y la chica ojiverde al acercarse a ellos.
Los duros contactos de los empujones y un par de golpes que se lograron atinar resonaron más que los llamados de los presentes pidiéndoles detenerse.
Y mientras el pelirrojo que había recibido un par de puñetazos en el rostro, sonreía, al parecer disfrutando la pelea, el Uchiha mantenía su rostro contraído en molestia, estaba furioso, se sentía humillado y sobrepasado por esos dos, ese pelirrojo que todavía alcanzó a darle un duro golpe en el pecho, y por ese rubio que ahora lo sujetaba desde la espalda obligándolo a separarse.
—¿Qué demonios haces, Gaara?— preguntó la chica mientras Shikamaru y Lee sostenían al embravecido chico, el Nara notó la preocupación y angustia de la ojiverde al acercarse a ver a los ojos a su hermano —Basta— suplicó.
El chico sonrió de manera torcida al no quitarle los ojos de encima al Uchiha —mph, pero si apenas nos hemos tocado.
El Uchiha se tironeó violentamente —Suéltame, Naruto— exigió molesto al ver a la única persona, después de su padre –y esa tonta Hyuuga- que le había puesto una mano encima.
—¡Suficiente!— exigió el Nara al arrojar a Gaara hacia un lado y colocarse entre ambos — El entrenamiento se terminó, al igual que la estúpida pelea— aclaró al voltear a ver al pelinegro que de un tirón se deshizo del agarre del rubio —. Y esto va para los dos, si esto se repite, dentro o fuera de aquí, ambos están fuera de la escuadra— dijo y regresó su mirada al ojiverde que no se había molestado en ponerse de pie y que sonreía con descaro —… no me importa que vengas de apoyo o refuerzo, si el equipo se niega, tú no juegas.
El lugar quedó en absoluto silencio luego de esas palabras, los incrédulos chicos observaban tanto a uno como al otro de los involucrados en esa pelea.
—¿Entendido?— volvió a hablar en voz alta el Nara.
—Sí.
—Entendido— mencionaron con poco ánimo todos los miembros del equipo, Temari no fue la excepción.
—Teme— llamó el rubio al ver al pelinegro marcharse notoriamente molesto.
—¿A dónde crees que vas, Sasuke?— cuestionó el Nara, que como protocolo tenía que hacerlos terminar rencillas ahí mismo — Todavía no terminamos.
—Jódete— mencionó molesto al salir a largos pasos de ahí.
—Vaya indisciplinado en el equipo, ¿no, capitán?— se burló el pelirrojo que se puso de pie como si nada hubiese pasado al mismo tiempo que limpiaba un hilo de sangre que le escurrió del labio.
—Cierra la boca— cortó molesto el Nara para suspirar fastidiado y luego de un segundo dejarlos partir.
—Un mal perdedor tu amigo— soltó el pelirrojo cuando el Uzumaki pasó por su lado directo a la salida.
El rubio se detuvo y volteó a verlo —Hiciste trampa, eso fue falta y lo sabes— aclaró el joven.
El chico entrecerró los ojos —No tenía idea que fueran tan delicados, ni siquiera Temari se queja tanto.
—No me provoques— amenazó el rubio molesto al sujetarlo de la casaca, el chico sonrió de medio lado, le resultaba ridícula la manera tan fácil en la que se alteraban —. Porque por Sasuke o cualquiera de mis amigos, soy capaz de romperte la cara— sentenció el chico al soltarlo y marcharse.
—Interesante— mencionó con burla al verlo partir.
"Gracias al cielo que se fue"… pensó la ojiverde al seguir a su hermano, para su mala suerte Kankuro se había marchado y ella sola tenía que lidiar con Gaara y sus arranques de soberbia e incluso ira. Sus ojos verdes se fijaron en el labio sangrante del pelirrojo al caminar a su lado… era la primera vez que alguien lograba pegarle, seguro estaba molesto.
La joven suspiró y esperó que las cosas entre esos dos no se complicaran más… Gaara era muy necio algunas veces.
• • •
—¿Y el teme?— preguntó el rubio al recorrer los vestidores y no encontrarlo.
—Tomó sus cosas y se fue— respondió con simpleza Kiba que alcanzó a verlo salir del gimnasio.
—Oh, maldición— mencionó y salió corriendo de ahí.
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O.O.O.O.O
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—Si-sigo sin estar segura— mencionó la peliazul al esperar al novio de la rubia y a Naruto, en una de las bancas cercanas al sendero que llevaba al estacionamiento.
—Ah, por favor, hace mucho que no nos acompañas a comer después de clase— mencionó la Yamanaka al fruncir el ceño al ver a cierto pelinegro dirigirse hacia ellas.
"Qué raro… no se cambió" pensó la joven al verlo con su uniforme deportivo negro y un par de franjas azules a los costados.
Hinata estuvo a punto de negarse al no terminar de convencerse, pero tras percatarse de la mirada fija de Ino, la siguió, dándose también cuenta de la presencia del Uchiha que avanzaba con prisa en esa dirección.
—Parece que sangró— mencionó de pronto la rubia al percatarse de la toalla enrojecida que colgaba de su maleta y de un rastro de sangre en su puño, cuando el joven se acercó más.
—¡Sasuke!— la voz del rubio llamó la atención de las chicas y fastidió al pelinegro que estaba a un par de metros de llegar al sector sombreado donde las jóvenes estaban. Llamó también la atención de cierta pelirrosa que se disponía a marchase sola.
—¿Sasuke?— se preguntó la joven al también notar la toalla, antes blanca, enrojecida de su sangre.
—¡Oe, teme! ¿A dónde demonios vas?, hablemos— lo detuvo el rubio al tomarlo del brazo, justo frente a la Yamanaka y a la ojiperla que veía sin comprender a uno y a otro.
—No te metas, Naruto, esto no te concierne— mencionó con voz enronquecida por la molestia... reconocerlo, a él, al chico que siempre creyó inferior estarlo superarlo, lo molestaba al punto de no querer verlo.
—Claro que no me concierne, eres mi amigo, 'ttebayo— aseguró el rubio al sonreírle naturalmente y tratando de disminuir la tensión.
—Chicos… ¿Qué…?— intentó hablar la Yamanaka al no entender nada.
—¿Sasuke?..., ¿q-qué, qué te hicieron?— preguntó la preocupada pelirrosa que se plantó frente a él e intentó tocarle el rostro maltratado.
—Nada que te importe— la cortó al detenerle la mano y soltarla para pretender marcharse.
—¿Teme? ¿Qué demonios te pasa? ¿Por qué te portas así?— recriminó el rubio al tomarlo firmemente del brazo y obligarlo a detenerse.
—Para ya, Naruto— amenazó molesto sin voltearlo a ver.
—Te estás comportando como un imbécil y…
—¡Dios!, Sasuke— mencionaron al mismo tiempo la pelirrosa y la rubia al ver a Naruto en el suelo al recibir un golpe justo en la mandíbula producto del pelinegro de mirada casi rojiza.
—No te vuelvas a meter— volvió a hablar el pelinegro de rostro endurecido, le sostuvo la mirada al ojiazul que lo veía frunciendo el ceño y sin poderlo creer, ni siquiera sintió dolor por el golpe… después sus ojos viajaron solo por un segundo a esos ojos perlados que lo veían incrédulos y con miedo, ella a diferencia de las otras dos, se quedó inmóvil.
—No tenías por qué haberlo golpeado, idiota— recriminó la rubia —. Naruto es tu único amigo, deberías estar agradecido.
—Mph— el chico sonrió de medio lado molesto antes de girarse y marcharse —. Yo no necesito amigos— aseguró mientras se iba.
"Otra vez esa expresión y esas palabras" pensó la Hyuuga al verlo y luego ver el semblante decaído tanto de Naruto como de Sakura.
—¿Qué demonios pasó, Naruto?— preguntó la Yamanaka que sí parecía haberse asustado.
El rubio negó en silencio —Nada, tuvo una pelea y…
—¿Pelea?— intervino la pelirrosa —¿Con quién?¿Quién lo dejó así?
—Eso ahora no importa, Sasuke parecía molesto desde antes, 'ttebayo— mencionó el rubio al recordar el acto hostil del fin de semana… ese comportamiento había sido por algo distinto a esa pelea, algo le decía que ese enfrentamiento también era consecuencia de lo que torturaba y preocupaba a su amigo pelinegro.
El Uzumaki dejó escapar el aliento derrotado.
—¿Crees que intente volver a apartarse como hace años?— preguntó preocupada la pelirrosa al ayudar al rubio a ponerse en pie —… no quisiera que eso pasara.
Hinata escuchó con el corazón acelerado cada una de sus palabras, viendo al rubio frustrado y preocupado y también alguna vez volteó a ver al camino por el cual ese ser de ojos negros se había perdido… la mirada molesta que le dedicó segundos antes le había apretado el pecho, no sabía si de miedo o de angustia… ¿cuánto dolor podría cargar un alma… su alma?
—No lo sé— regresó a la realidad al escuchar la voz del rubio que se limpiaba el golpe buscando sangre, pero no la encontró.
—No es bueno que esté solo— le recordó la pelirrosa.
—Ta-tal vez deberíamos…— mencionó la ojiperla.
—¿Deberíamos?— interrumpió la ojijade —¿tú qué sabes de nosotros?
—Sakura— regañó Ino al verla severamente.
—Yo…
—Basta ya, Sakura, Hinata sólo quiere ayudar— defendió el rubio al también extrañarse de su reacción.
—¿Pero cómo lo haría? ¿Qué sabe ella de él? ¿De nosotros?...— debatió la joven que no logró quitarse esas ideas de la cabeza, por más que lo intentó — Será mejor que no te metas, tú nunca nos entenderías, además, dudo que Sasuke necesite algo de ti— dijo y no evitó que sus palabras fueran impregnadas de molestia, a pesar de estárselo reprochando internamente... no estaba siendo justa y en ese momento sus celos hablaron por ella.
—Basta ya, Sakura— regañó molesto el rubio al tomarla del brazo, pues mientras la chica hablaba, avanzó un par de pasos directo a la sorprendida ojiperla.
—¿Qué? ¿Acaso miento?— preguntó ahora viendo al rubio.
La Yamanaka la observó realmente molesta, no podía creer que su inteligente amiga se estuviera dejando llevar de ese modo, no creyó conveniente decir el porqué de su actuar porque no quiso complicar las cosas.
—Y-yo lo… lo siento, n-no quise…— habló la ojiperla que nerviosa jugó con sus dedos al sostenerle la mirada a la pelirrosa.
—No le hagas caso, Hinata— intervino la rubia ganándose una mirada de advertencia de la ojijade, ante ésta, la Yamanaka sonrió —. Tampoco es como si Sakura pudiese hacer algo, Sasuke la desprecia— dijo entrando en su juego.
—Basta ya, Ino— habló la pelirrosa forzándose a calmarse… no quería perder otra vez la amistad con ella, pero si eso seguía así…
—¿Es cruel escuchar verdades?— preguntó la otra.
—Esto no está bien, 'ttebayo, lo mejor será irnos, ¿vienes, Sakura?— concilió el rubio que no era muy bueno tratando con mujeres, menos, con mujeres enojadas. Ya después, con los ánimos más calmados buscaría a su amigo.
—Por supuesto que no— mencionó la todavía molesta chica al girarse y comenzar a caminar —. Yo sí pienso hablar con Sasuke.
La peliazul la observó partir —cre-creo que yo… que yo tampoco voy— mencionó la joven para inclinarse suavemente y disculparse.
—¿Qué? ¿Pero por qué?— preguntó la rubia y como el Uzumaki también la veía fijamente, aumentando la presión sobre ella.
—L-lo siento… n-no tengo hambre, y… perdón— se disculpó y se giró para casi salir corriendo de ahí.
—¡Hinata!— gritó el rubio al verla partir y fue detenido por la Yamanaka que negó en silencio… conocía a Hinata, y tal vez sólo deseaba estar sola, entender lo que había pasado y quién sabe, tal vez llorar… ya se las pagaría Sakura después.
La chica ojiperla apretó los ojos al escucharlo… y dejó escapar el aliento al forzarse a seguir caminando y no atender su llamado… ¿cómo podría ir a comer con ellos como si nada hubiese pasado?¿De verdad sería tan cínica?... ella había mantenido relaciones sexuales con el joven del cuál esa pelirrosa estaba enamorada, y además, era el mejor amigo del chico que ella quería; las intenciones de Ino le resultaban obvias, por eso no había estado segura de acompañarlos desde un inicio; pero ahora, tras esos reclamos de Sakura, los mismos que entendió perfectamente de dónde surgían, no tuvo el valor de seguir como si nada ocurriese.
Todo eso debía parar.
—¿Y cómo?— se preguntó preocupada al llegar a su auto, el mismo que se encontraba mezclado entre un sinnúmero más bajo el sombreado estacionamiento.
—Al fin apareces— la voz fría del Uchiha la asustó al escucharlo pero no verlo —. Te estaba esperando— volvió a hablar el joven que había estado recostado sobre la cajuela del auto de le ojiperla.
—¿Para qué?— se atrevió a preguntar la chica al controlar su voz.
—Para hablar contigo de una vez por todas— mencionó el joven al caminar hacia ella y lograr acorralarla en su auto.
La joven negó insistentemente y desvió su vista al camino.
—Por Sakura no te preocupes, seguro sigue por ahí buscando mi coche, acaba de pasar por aquí— mencionó el joven haciendo que ella volteara a verlo.
—¿Qué pretende?— preguntó la joven en voz baja, más por incredulidad de lo que hacía, que por miedo —¿Tiene usted las llaves de mi…?
—Sí.
—¿P-por qué?
El chico sonrió apenas de medio lado. Había salido furioso luego de golpear al idiota de Naruto, el mismo estúpido al que siempre vio como alguien inferior y que poco a poco parecía superarlo. Estaba demasiado molesto, lo molestó ella al verle en el rostro la preocupación por ese imbécil… Naruto era mejor que él, y se negaba a creerlo.
Entonces la recordó, recordó esa noche que pasó con ella y reconoció que esa chica era su vulnerabilidad…ella lo había convertido en alguien que no era sin siquiera pretenderlo y ahora él pagaba las consecuencias… la deseaba… deseaba a esa mujer. La deseaba tanto. La observó a los ojos mientras se lo reconocía… alzó su mano y le acarició el rostro despacio hasta enredar sus dedos en el sedoso cabello azulino.
—Porque hay algo que no me tiene conforme— le dijo al pegarse a ella y hablarle sobre el oído.
Hinata se paralizó al sentir su calor sobre su cuerpo y su aliento en su cuello, el ligero aroma de su sangre mezclado con su perfume y sudor.
—¿Q-qué?— preguntó ella apenas con aliento… ¿qué podría ser? Ese chico se estaba metiendo tanto en su vida, que aunque quisiera ya no podría ignorarlo.
Él llevó su mano libre y la enredó en su cintura, pegándola más a él, Hinata apoyó sus manos en el delgado jersey negro de ese uniforme y lo apretó al estar en extremo nerviosa y asustada… el Uchiha deslizó su nariz y labios abiertos por la mejilla de la chica y cuando estuvo frente a frente, la observó a los ojos.
El ceño de la chica se frunció y él besó sus labios, el primer roce fue sutil, pero pronto el deseo que tenía por ella, lo hizo sostenerle la cabeza mientras profundizaba el beso al colar su lengua a la pequeña cavidad bucal de la Hyuuga.
—Mmm…— se quejó la joven que volvió a experimentar esa especie de necesidad que molestaba o frustraba al Uchiha, sin saber cómo es que lo sentía.
—Ahh…— él jadeó al dejar sus labios.
El estacionamiento estaba casi vacío, pero aunque no fuese así, ella sólo lo veía a él… "¿quién es y qué quiere realmente?" se preguntó la joven, que por más que intentó, no pudo odiarlo. Había algo más tras ese ser que no entendía, que parecía torturarlo tanto que ella misma parecía sentirlo.
—Quiero…— volvió a hablar el de ojos negros al deslizar su mirada por el cuerpo perfecto de la chica, sin necesidad de apartarse un centímetro… atrayendo toda su atención a él... sabía lo que quería, lo que necesitaba obtener de ella para por fin deshacerse de esa sensación de inconformidad y quedar finalmente saciado.
Los ojos de ella temblaron al verlo volver a fijar sus ojos en su rostro, para posteriormente volver a acercarse a su oído, haciéndole temblar el cuerpo y el corazón.
Los perfectos labios del joven se abrieron poco a poco, para finalmente mencionar lo que lo frustraba, mientras fortalecía su posesivo abrazo en la estrecha cintura de la Hyuuga.
— Quiero… darte un orgasmo.
—¿Q-qué?— preguntó casi sin voz al abrir los ojos sorprendida.
Continuará…
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Waaa D;
Hola chicas (:
Creí que no lo terminaría jamás, siento la tardanza, espero que el capítulo les haya gustado, espero que no se hayan aburrido en la escena del partido de baloncesto, la verdad necesitaba enfrentar a Gaarita y Sasuki y bueno, eso se me había ocurrido desde un principio, aunque sí batallé tantito, ojalá no haya estado aburrido de leer, como sea, creo que ya no habrá otra escena tan así, de algún juego… xD
Bueno, y ahora informo que no voy a terminar mi reto, la verdad me estoy complicando mucho con mis tiempos, tengo dos hijitos, uno que recién cumplió seis años y hace una semana aquí en México iniciamos clases, él entró a la primaria y es un cambio bastante fuerte para él y para mí -somos nuevos en esto-, así que entre mis labores de chofer, maestra, psicóloga, mamá, esposa y demás, no me di tiempo ni cabeza para cumplir con eso… y bueno, de ahí se desprende una 'buena noticia', las actus del fic serán un poco menos tardadas al quedarme sólo con éste y otro fanfic xD
Bueno, ya, solo agradecer como de costumbre los comentarios y la paciencia, de verás, mil gracias chicas.
Nicolai P. Sherman, Patohf, Saisuke-37, KattytoNebel, Heavenly14, DAMIC00, Saara-Chan, Nami-23, RukiaHime-chan, HInaliz, AiKawaiiChan, Yukki Onna, Julia, ryuzaki kira3021, Hikaridark, Chikaraun, josepjineee, kei, DarkHikari, yerimar, wolf-enzeru, Dark Amy-chan, Elena, Kurumi-Rei, UmeFuyu, AhrenLove, Ninatops, hiasweet, Gishel, HinataShakugan-15, Yume, MisedPandora, Pamaig, Hikari Osuki.
Muchas gracias, no saben cómo me animan, de verás, saludos a las chicas de face igual de pervertidas y/o bulleadoras que yo xD jajaja.
Bueno, sólo aclaro algo más… Sakura.
Ella no me cae bien, soy anti, pero eso no quiere decir que la voy a bashear, de hecho, en este capítulo a la gran mayoría les va a caer mal, pero ella es un personaje –que como el mismo Kishi dijo- 'obsecionado' con Sasuke, y bueno aquí no la voy a manejar como una obsesa, sino como una chica muy, muy enamorada que se niega a perder una ilusión de años.. y por eso su actuar va a ser a veces molesto cuando va en contra de la protagonista, pero no es bashing, no pienso caer en ello a pesar que no me cae bien, fue un capítulo donde quiero comenzar a marcar el desapego de ella por el Uchiha.
Si no me doy a entender, no se preocupen, va a ir evolucionando junto a la historia. Solo aclaro, no es bashing, intento que sea una reacción creíble, está celosa y puede ser normal.
Y… bueno, otro tema: ¿ShikaIno? ¿ShikaTema?... todavía no sé bien por cuál decidirme D;
Ya, bye tengo mucho sueño.
Besos y sean felices.
Aidé.
