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LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD DE MASASHI KISHIMOTO. LA HISTORIA EN CAMBIO, ES MÍA.
-10-
LATIDOS ACELERADOS
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—Quiero…— volvió a hablar el de ojos negros al deslizar su mirada por el cuerpo perfecto de la chica, sin necesidad de apartarse un centímetro… atrayendo toda su atención a él... sabía lo que quería, lo que necesitaba obtener de ella para por fin deshacerse de esa sensación de inconformidad y quedar finalmente saciado.
Los ojos de ella temblaron al verlo volver a fijar sus ojos en su rostro, para posteriormente volver a acercarse a su oído, haciéndole temblar el cuerpo y el corazón.
Los perfectos labios del joven se abrieron poco a poco, para finalmente mencionar lo que lo frustraba, mientras fortalecía su posesivo abrazo en la estrecha cintura de la Hyuuga.
—Quiero… darte un orgasmo.
—¿Q-qué?— preguntó casi sin voz al abrir los ojos sorprendida.
Los labios del joven se torcieron en un intento de sonrisa molesta… era verdad, desde que logró tener su cuerpo había necesitado eso de ella. Ansió, deseó sentirla temblar de placer bajo su cuerpo, quería sus gemidos y su nombre entre ellos.
Era un absurdo… él la había tenido a la fuerza, lo sabía y aun así, eso no quitaba su necesidad.
—D-d-de… de-debe estar…— apenas logró mencionar la sorprendida chica que perdió el aliento tras escuchar tal afirmación —bro-bromeando— finalizó y lo sintió resbalar sus manos y apretar más su abrazo en su cintura… él se quedó en silencio un segundo.
… Segundo eterno en el que el corazón le golpeó desesperado, pudo ver rastros de la sangre del pelinegro en su jersey, y eso, junto a la mirada profunda y fríamente vacía que le había dedicado, la sacudieron por dentro… nunca lo había visto de ese modo, él siempre solía parecer imperturbable… ¿qué estaba ocurriendo con él?
—No acostumbro a bromear— la voz ronca del chico la hizo ladear su rostro y pretender verlo, él seguía aferrado a su cuerpo y al sentirla, también giró su rostro para verla.
Hinata tragó pesadamente al fruncir el ceño y casi podía sentirse temblar entre sus brazos… Ese chico, ese que estaba tan quieto a su lado, en una actitud tan contradictoria en la que parecía querer redimirse, pero al mismo tiempo exigía más de ella, la confundía… nunca había sentido ese miedo… ese miedo que iba más allá del pavor a ser dañada; pues en ese instante se dio cuenta que estaba más involucrada con él de lo que temía… ellos habían compartido una cama después de aquél desgarrador primer encuentro y él quería más… ¿era un demonio? ¿Por qué no se había ido y la dejaba olvidar?
El pelinegro sonrió de medio lado y los ojos de ella temblaron al notarlo.
—No soy una buena persona— la voz ronca del Uchiha volvió a sonar y por segunda vez ella sintió que podía leer incluso su mente.
—A…ah…— ella separó sus labios y no pudo hablar, sólo logró apretar sus manos en el abdomen duro del joven, sobre ese jersey y apartarlo.
Él retrocedió un paso al soltarla, pero apoyando sus brazos en el auto de la joven, manteniéndola prisionera de él; bajó su fría mirada por el cuerpo tenso de la Hyuuga y la misma volvería a su rostro asustado y ruborizado.
Hinata, inconscientemente, mantuvo sus manos en él y tragó pesadamente al erizarse su piel al ser presa de esa mirada.
—¿Q-qué… qué es lo que… lo que realmente quiere?— se atrevió a preguntar, y alzó su mirada a verlo por un segundo, antes de volverla a desviar… Varias personas caminaban por ese sector.
—Mph— él sonrió de medio lado… ¿qué parte de lo que dijo no entendió? —. Quiero tu cuerpo.
La mirada perlada se entrecerró en molestia y él mantuvo su sonrisa irónica al notarlo.
—Quiero poder decirme realmente, que fuiste mía— añadió en voz ronca al verla a los ojos.
Hinata negó despacio y en silencio, sin poder creerlo… ¿decirlo realmente? ¿Cómo?... él había tomado dos veces su cuerpo, reconocerlo le erizó la piel.
—Puedes llamarlo capricho, ego o vanidad… pero necesito obtener eso de ti— volvió a hablar el Uchiha con voz gruesa, convenciéndose también que sólo era eso.
Hinata perdió el aliento al apenas creer lo que estaba escuchando… aquello era imposible… apretó los ojos al negarse a siquiera pensarlo.
—No…
—¿Por qué no?—añadió el molesto joven al verla fríamente, esa tonta chiquilla había logrado desestabilizarlo, tanto, que ahora ahí estaba, golpeado, humillado, frustrado y molesto, buscándola. Hyuuga Hinata ya era más que la magulladura a su orgullo, que había provocado su más baja acción como hombre… intentaba evitar que se convirtiese en algo más que el capricho que ya era. Le resultaba ridículo pensar que esa insignificante chiquilla enamorada del dobe, lograra obsesionarlo por un tiempo… eso no le iba a pasar, por eso quería conseguir su cuerpo entero… hacerla una más de las que habían disfrutado por él, y desecharla.
La ojiperla se abrazó a sí misma al sentirse vulnerable ante su presencia. Negó incrédula a todo eso.
—¿Có-cómo puede ser tan… cruel?— le preguntó y alzó su vista perlada a aquella profundidad negra que él tenía por ojos.
El Uchiha guardó silencio y no pareció afectado ante su consternación.
Ella siguió negando despacio mientras buscaba, sin llamar la atención, escapar de sus brazos.
—¿Cómo pueden ser tan diferentes?— se cuestionó en voz baja lo que siempre le llamó la atención, seguía sin entenderlo.
Él sonrió molesto al escucharla y entender sus palabras.
—¿Al imbécil de Naruto?— mencionó despectivamente mientras se paraba correctamente dejándola libre.
—N-Naruto no es un imbécil— aseguró la joven al alejarse un paso de él —. Él es su amigo.. Na-Naruto lo quiere como un hermano, por Dios— mencionó desconcertada la joven —¿C-cómo pudo golpearlo?— le preguntó al verlo y al recordar lo que había ocurrido momentos antes, todavía recordaba los semblantes tristes de sus dos amigos, pero más el de ese rubio ojiazul… su estómago se apretaba sólo de pensar en ese lazo que el rubio tanto cuidaba, destruyéndose.
El pelinegro tensó la mandíbula y la vio severamente —Naruto no es mi amigo, mucho menos mi hermano— aseguró fríamente —. Lo único que quiero es que deje de fastidiar.
—¿Qué?— cuestionó totalmente incrédula a lo que decía.
El Uchiha sonrió molesto —Me pregunto si diciéndole que me he acostado con la linda niña que le gusta, ayudaría— agregó paralizándola.
"¿Qué?" pensó la incrédula ojiperla que parecía volver a ver esa parte tan cruel de su esencia y no podía entender tanta crueldad, comenzaba a preguntarse qué pudo pasar con él para hacerlo así, pero la voz de él la distrajo nuevamente.
—No soy nada de lo que piensas y no me interesa— le aseguró fastidiado—. En este momento sólo quiero una cosa— agregó…, la tomó de la mano al pillarla desprevenida, y la jaló con él luego de levantar del suelo su mochila.
—¿Q-qué hace?— preguntó moderando su voz al ser obligada al seguirlo, su mirada preocupada se fijó en el endurecido perfil del joven y luego en las personas ahí presentes y que por fortuna no les prestaban demasiada atención —¿A… a dónde me lleva?
—Sólo quiero un momento a solas contigo— aseguró el soberbio ojinegro al seguir avanzando.
—¿Ah?— mencionó la joven que parecía más preocupada por no llamar demasiado la atención, al verse obligada a seguirlo a pasos torpes.
El Uchiha volteó de reojo a ver a la torpe Hyuuga y la observó sumamente preocupada, se fastidió, le hartaba su ridícula forma de ser, su estúpida bondad y el mundo de color rosa en el que seguramente siempre había vivido y en el que seguro pretendería seguir viviendo al ocultar todo eso… era tan absurdo ante sus ojos y era algo que había aprendido a detestar de ella. Una vez que cruzó con la asustada y nerviosa joven varias líneas de autos, por fin se detuvo bajo la sombra de un par de árboles donde permanecía su lujoso auto.
Ella detuvo sus pasos torpemente, cuando él la soltó al dejar de caminar y a pesar de eso, su corazón siguió con su atormentada carrera.
—Sube— le ordenó al abrirle la puerta luego de desactivar la alarma.
Los ojos perlados de la chica temblaron —¿Qué? ¿Pa-para qué?— preguntó nerviosa y retrocedió… no creyó que la llevara a su auto.
—No pensarás que volveré a forzarte, ¿o sí?— preguntó con una sonrisa de medio lado, ocultando su molestia.
—Y-ya lo… lo, lo ha hecho— se atrevió a debatirle cuando lo vio avanzar a ella y cerrarle el paso, al hacerla pegarse a su auto luego de retroceder.
—Mph— sonrió y llevó su mano a su barbilla para obligarla a verlo —. La última vez no lo hice, ¿no lo recuerdas?— mencionó despacio al acercarse a sus labios, haciéndola abrir grandemente sus ojos… la mirada oscura del Uchiha cayó a los ligeramente abiertos labios de la Hyuuga y en un segundo estaba otra vez besándolos, probando con suavidad sus labios, buscando recordarle que ella estuvo de acuerdo, aunque no lo iniciara… ella lo aceptó… necesitaba insertar en su mente esa idea, recordárselo, para así volverlo a repetir y conseguir lo que necesitaba.
Era un infeliz y lo sabía, pero su deseo por ella lo estaba sobrepasando y se negaba a volver a lastimarla como esa primera vez… aunque eso no quitara el hecho que no le importara jugar con su mente o su bondad, incluso chantajearla… estaba dispuesto, la deseaba hasta ese grado. Maldita sea.
"Si aquello no hubiese pasado" pensó el joven al dejar lentamente sus labios y desear volver a tomarlos.
… pero pasó y ahora era presa de sus deseos.
—Sube, Hyuuga, no me obligues a subirte— ordenó al apartarse un paso.
Lo frío y pausado de su voz la hicieron respingar… ella tragó nerviosamente y negó despacio al seguir sintiendo ese extraño cosquilleo en sus labios luego de ser besada por él… era verdad, él no la había forzado como aquella primera vez y se tenía miedo… ¿por qué lo permitió realmente? ¿Por qué había creído ver frustración o incluso dolor en ese joven aquella noche, tanta, que aceptó que eso pasara?... Sus ojos temblaron al verlo y quiso negarse… Hubo algo esa noche que la atormentaba y no sabía qué era.
—No quiero ir…— logró mencionar ante sus dudas.
—Tsk— el Uchiha desvió su mirada sólo para volverla a ver molesto… ella lo hacía perder la poca paciencia que le quedaba.
—E-espere— mencionó débilmente cuando él volvió a tomarla del brazo, ignorante de los temores internos de la Hyuuga… cerca de ellos un par de voces sonaron y la mirada preocupada y perlada buscó la presencia de esas personas que al parecer se aproximaban, posiblemente a uno de los autos cercanos.
—Evita hacer un escándalo, a ninguno nos conviene— aconsejó secamente el soberbio chico al obligarla a sentarse en el asiento del copiloto y cerrar la puerta de golpe.
—¿Eh?…—mencionó la asustada joven al respingar cuando la puerta se cerró… giró su cuerpo y buscó salir, pero tanto la puerta del piloto que abrió el Uchiha, como una presencia femenina cercana la paralizaron.
—¡Sasuke!— la agitada voz de la oji jade la hizo apretar los ojos… la descubriría ahí con él.
—¿Qué quieres?— la varonil voz del joven sonó más fría que segundos antes.
—¿Eh?— mencionó la ojiperla cuando lo vio arrojar con poco cuidado su mochila, que hasta ese momento recordaba que había traído… la tomó y la abrazó nerviosa, mientras por el retrovisor veía el delgado cuerpo de la pelirrosa a su espalda.
—Bueno… yo… sólo— la escuchó decir titubeante.
El Uchiha resopló fastidiado —Si no tienes nada qué decir, muévete, voy a salir—la interrumpió y abrió más la puerta, colándose una brisa fría al cálido interior.
—¡Espera, Sasuke!— se apresuró a hablar la joven evitando que el Uchiha ingresara al auto e intentó dar un paso para acercarse, pero la fría y desinteresada mirada del pelinegro la detuvieron —¿E-estás bien?¿Peleaste?¿Con quién?— cuestionó la chica intentando ocultar la clara preocupación que sentía.
—No es tu asunto. No te entrometas— cortó el joven al soltar la puerta del auto a la que había estado sujeto y dar media vuelta.
Los ojos perlados de la Hyuuga se abrieron incrédulos al igual que sus silenciosos labios, al verlo adentrarse y encender el vehículo sin más.
El Uchiha ajustó la palanca de velocidades y pisó el acelerador sin darle mayor importancia a la pelirrosa que permaneció inmóvil y de pie tras el auto, al llevar ya con él, a la verdadera razón de su frustración.
—Cie-los— mencionó la joven al voltear parcialmente a verla y luego llevar sus nerviosos ojos al frío pelinegro que mantenía su vista en el camino.
—No te vio, si es lo que te preocupa— aseguró…, los cristales polarizados de su auto le impidieron tal cosa a los ojos verdes de la decepcionada pelirrosa, estaba seguro.
Hinata perdió el aliento —¿Cómo puedo ser tan grosero con ella?— preguntó, no era la primera vez que lo veía actuar de ese modo y no dejaba de sorprenderla, la pelirrosa sólo estaba preocupada —… Ella lo ama.
Él torció sus labios en una sonrisa molesta —Sakura no me ama, y aunque lo hiciera, no me importa.
—¿Por qué?— se atrevió a preguntar intentando descifrar algo de él.
—No es tu asunto— cortó con ello secamente—. Las llaves de tu auto— exigió molesto al estirar su mano… ¿Cómo podía sorprenderse por su trato a Sakura, cuando ella misma había padecido por él?
Hinata apretó el abrazo a su mochila —¿Qué?
—Entrégamelas— ordenó el joven y volteó a verla de medio lado.
Ella negó —¿Pa-para qué?
—No creerás que voy a robarlo, ¿o sí? Dámelas— respondió irónicamente y volvió a exigir.
Ella dudó unos segundos y ante la presión de la mirada negra y al descartar que no podía tener algo de malo, terminó por entregarlas… con suerte las recuperaría junto a las de su departamento que también él poseía.
Una vez con las llaves en sus manos, Hinata lo vio estirar su brazo y recuperar su mochila del asiento trasero, para luego de extraer su móvil, comenzar a digitar un número. La chica rascó su cuello incómoda e insegura de todo eso… ¿a dónde irían?
—Suigetsu— mencionó el joven que mantenía el móvil pegado a su oreja, mientras sus negros ojos se fijaban en el camino gris, a causa del frío, luego de abandonar terrenos universitarios.
—¡Ey, Sasuke!, es extraño que llames tan temprano, ¿quieres que…?— se apresuró a hablar el chico peliblanco del otro lado de la línea.
—No quiero nada, ¿dónde demonios estás?— interrumpió secamente.
—Ahhm… pues… pues aquí, en mi departamento— respondió el otro extrañado.
—Necesito que me hagas un favor, espérame afuera en diez minutos—pidió y ordenó sin decir más, el peliblanco balbuceó algo antes de aceptar y la llamada terminó.
La ojiperla vio nerviosa al joven deshacerse de su móvil al colocarlo en el elegante tablero… jugó con sus dedos mientras seguía abrazada a su mochila y casi sintió que podría hiperventilar si seguía respirando por sus labios.
El Uchiha la observó de medio lado… ella no se atrevía a verlo y parecía arrinconada del otro lado del auto… era tan patética, cualquier chica en ese campus, del cuál recién salían, darían media vida por salir con él y ella…
—¿Qué demonios ves en el idiota de Naruto?—cuestionó lo que lo molestaba mientras ajustaba la palanca de velocidades para seguir avanzando por las largas avenidas. No podía entenderlo… ¿qué podía ver ella en él?
La ojiperla respingó y contuvo su respiración al voltearlo a ver… se encontró con aquella frialdad negra en los ojos del altivo Uchiha que la veía de medio lado.
—¿Q-qué?— preguntó apenas con aliento y sus ojos viajaron un par de veces, nerviosos, de él a su mochila sobre su regazo —N-no… n-no sé de lo q-que…
—Mph— él sonrió de forma soberbia, y volvía a experimentar la molestia que patéticamente siempre le había causado saberlo, desvió su rostro y la notó incrementar su nerviosismo —¿Quieres dejar de parecer que vas a la hoguera?— mencionó molesto.
Los ojos perlados se fijaron en el correr constante de los autos que avanzaban tanto en su dirección, como en la contraria, al comenzar a adentrarse a la ciudad.
—¿A… a dónde vamos?— se atrevió a preguntar la peliazul al ver que doblaba en uno de los barrios bajos de ese lugar.
—Iremos a mi departamento, pero pararemos antes— mencionó secamente el joven, helándole la sangre a la chica.
—A… a…— apenas mencionó. "¿A su departamento?"
—Quiero estar un momento a solas contigo, ya te lo dije— aceptó secamente y ella frunció el ceño preocupada —… pero antes debo encargarme de algo— finalizó y aumentó la velocidad, la ojiperla desvió su vista sin poder decir nada… sólo esperó tener una posibilidad para escapar de ese auto, pues temía a lo que volviera a ocurrir.
El pelinegro la vio de medio lado y negó en silencio… le resultaba tan absurdo que después de esa noche que compartieron juntos le siguiese teniendo casi pavor; tensó la mandíbula y aceleró sólo para estacionarse frente al edificio donde el chico de afilados dientes vivía.
Los ojos perlados de la Hyuuga observaron el edificio de no más de siete pisos de altura, el aspecto antiguo y algunas pintas en la fachada, como un par de personas de apariencia pandilleril cercanos al lugar, la tensaron más… ¿y si él pensaba obligarla a entrar ahí y después…?
—Aquí e-…— mencionó el fastidiado pelinegro al voltear a verla.
—Y-yo, yo mejor me…— interrumpió la joven y abrió la puerta para bajar del auto.
—Ey, ¿qué demonios crees que haces?— cuestionó el ojinegro e intentó detenerla, pero ella logró bajar.
La asustada joven tomó su mochila en una mano y se dio media vuelta, dispuesta a regresar por dónde habían llegado, pero un apresurado chico se plantó frente a ella, haciéndola frenar cualquier movimiento que intentara.
—¡Ey, Sasuke!, me extrañó tu llamada— habló el distraído joven que frenó frente a la ojiazul abruptamente, al haber bajado corriendo las escaleras del edificio —¿Qué favor querías pedirme?— siguió hablando sin prestar atención a la delgada ojiperla que alzó su vista a él.
—Vuelve al auto, Hinata— ordenó fríamente el pelinegro que también había bajado de su auto y esperaba de pie a un costado de su puerta, al percatarse que ella ya no podría seguir avanzando… la ojiperla se quedó helada — Hyuuga— volvió a mencionar con menos paciencia y ella respingó.
"E-ese chico es…" pensó la joven al ver al chico de ojos violetas verla con el ceño fruncido y ligeramente extrañado.
—Hinata— la voz del Uchiha la hizo voltear a verlo y retrocedió los pasos que había avanzado para regresar al auto y luego de darle un último vistazo al nuevo personaje, asegurar la puerta del coche.
"Es el chico de esa noche"… recordó y su cuerpo tembló… ese chico estuvo presente en aquél momento, pudo cambiarlo, intervenir, pero no lo hizo… ¿eran amigos?¿qué clase de personas podía tener amigos tan crueles?, su respiración se hizo pesada y ahora solo rogaba no salir de ese coche.
—Toma— mencionó el altivo ojinegro para arrojarle a las manos las llaves del auto de la peliazul.
—¿Y esto?¿De qué son?— preguntó curioso el chico, al verlo regresar parcialmente al auto y sacar un pequeño papel y una pluma para comenzar a escribir —Sasuke… esa chica… esa chica es… ¿es aquella chica?— cuestionó y su voz cambió a una más seria y con un tinte de preocupación.
—No te importa— cortó el Uchiha al momento de dejar de escribir —. Ves a la universidad, busca un auto gris, elegante, con las placas que te marqué y llévalo a esa dirección, entrega las llaves al encargado de ese lugar— ordenó al arrojarle la pequeña tarjeta.
—¿Eh?¿Qué?— preguntó el desorientado chico al observar la pequeña tarjeta y los datos del edificio cercano al de su molesto amigo… ¿sería el auto de esa chica? —Oye, pero… ¿no tendré problemas por esto?— añadió al verlo girarse.
—Me marcas cuando esté hecho— ordenó por último antes de volver al auto y verlo partir.
—¿Ah?— volvió a mencionar mientras pestañeaba al observar tanto las llaves como la tarjeta con los datos, sus ojos se entrecerraron y su ceño se volvió a fruncir… entonces sí, esa chica fue a la que Sasuke… —¿qué demonios hará con ella?, o… ¿ella con él?— se preguntó al volver a adentrarse a su edificio por algo de dinero.
El chico se revolvió el cabello mientras subía las escaleras.
—Hinata. Así la llamó— mencionó para él —¿algo pasará entre ellos?— volvió a cuestionarse… Sasuke nunca había hecho algo como lo que hizo con ella aquella noche, no al menos que él supiese, ninguna mujer podría perturbarlo tanto; pero si seguía con ella después de lo que había pasado, entonces… —¿le gusta?— se preguntó… un segundo después llegó a su cabeza la mirada sorprendida que la chica le dedicó —… Estás en problemas, Sasuke— mencionó y sonrió con ironía.
Era él el que sentía algo por esa chica… ella parecía rechazarlo y era natural.
—… Y eso puede ser muy entretenido de ver— se aseguró. Estaba seguro que el pelinegro no era consciente en el abismo en el que parecía comenzar a caer y eso le provocaba gracia, seguro Sasuke nunca pudo siquiera imaginarlo. Abrió la puerta de su departamento al haber llegado a su piso, y se adentró al lugar… ¿Qué cara pondría Karin al darse cuenta de lo que su amado Sasuke hacía con esa chica? —Tal vez deba esperar a que Sasuke llegue más lejos— se aconsejó al tomar su chaqueta y billetera para volver a salir.
No le preocupó más aquella chica, después de todo, tampoco era como que Sasuke la fuese a matar, así que ella tendría el poder de acabar con eso si no lo deseaba.
—Bien, como sea— mencionó por último al encogerse de hombros y partir a realizar el aburrido encargo del pelinegro, al cual le debía más de una.
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O.O.O.O.O
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Una vez que el semáforo le dio luz verde para continuar, su mano ajustó la palanca de velocidades ante la desconfiada mirada perlada; segundos después la misma mano estaría de regreso en el volante del coche, el que golpearía insistentemente con uno de sus dedos al momento de pisar el acelerador… ¿De verdad valía la pena tanta molestia por esa chica?... era insignificante y torpe… No podía ser cierto lo que hacía… lo peor de todo era que gustaba de ella, haberla tenido noches atrás debió bastarle, pero no lo había hecho.
Llevó su otra mano a frotar suavemente su cien izquierda mientras se convencía que no era un capricho, sólo buscaba tener algo más de ella, obtenerlo y por fin poder decirse que fue suya, estar seguro que esa chica que idolatraba al dobe, había vibrado por él. Sólo era eso… sanar la magulladura a su orgullo.
Ladeó su vista a ella y la vio observarlo con recelo para luego desviar su vista a los altos edificios y autos que iban dejando atrás. Estuvo a punto de hablar cuando el sonido del vibrar de su móvil lo fastidió.
—¿Quién demonios?— mencionó en voz alta al tomarlo ante la atenta mirada de la Hyuuga. "Itachi…" pensó fastidiado al ver el nombre en la pantalla, silenció el aparato y volvió a arrojarlo al tablero del auto al no interesarle hablar con él, mientras giraba el auto para tomar dirección a su destino.
—¿Qué demonios creías que hacías hace un rato?— cuestionó el frío pelinegro sorprendiendo a la peliazul después de todo ese silencio entre ambos.
Ella que había permanecido jugando nerviosa con una de las costuras de su mochila, casi dejó de respirar al ver esos ojos profundamente negros puestos en ella.
—Y-yo… s-sólo, sólo quería irme— confesó incómoda al optar por desviar su rostro a los altos edificios que tan conocidos se le hacían, mientras ahora una de sus manos subía a acariciar discretamente su pecho sobre ese ligero escote del vestido que portaba.
—¿Por qué?— volvió a cuestionar secamente al ocultar su molestia sin dejar de verla… su mano hizo girar el volante del auto para ingresar por fin al estacionamiento subterráneo de su edificio.
—¿P-por qué?— preguntó sin entenderlo al comenzar a descender a ese lugar parcialmente oscurecido — P-porque u-usted me… me asusta— aclaró la joven al atreverse a verlo, su cuerpo tembló al recordar las cosas de las que él era capaz de hacer.
—Mph— él sonrió de manera torcida —¿Y qué creíste que haría?— cuestionó irónicamente —¿Forzarte a entrar ahí y violarte?— añadió helándole la sangre a la ojiperla que abrió sus ojos sorprendida.
Ella separó sus labios y no pudo decir nada… eso pasó por su cabeza momentos antes.
—P-pu-pues…— intentó decir luego de que el Uchiha estacionara su auto entre otros dos vehículos vacíos y la viera fijamente de medio lado. Hinata tragó nerviosa y le sostuvo la mirada —s-sí… y-ya lo ha… hecho— terminó por decir, y en un acto ya pensado, abrió la puerta del auto buscando salir de ese casi oscuro sitio.
—¿A dónde crees que vas?— la detuvo el Uchiha al tomarla del brazo — Cierra la puerta— ordenó secamente.
La ojiperla dejó escapar el aliento ante la fuerza y la situación en la que estaban —No…— se negó y jaló su cuerpo al todavía permanecer sentada en el interior.
—Cierra la puerta o juro que si sales, te llevaré hasta mi departamento y haré eso que temías— habló con una fría calma que a la Hyuuga le pareció la más letal amenaza.
El corazón de la chica le latió fuerte en el pecho y su respiración se hizo profunda al obedecerlo… ahí, en ese lugar no podría pasar nada, ¿verdad?
—Ju-juro que… que si intenta algo…— habló la joven que intentó ocultar todo el nerviosismo, casi miedo que la inundaba por dentro —lla-llamaré a la policía— aseguró al sacar su móvil de un pequeño bolsillo de su mochila, la cual seguía en su regazo y verlo con seguridad.
Él sonrió de medio lado al no creerle una palabra.
—¿Y decirles qué?¿Qué te he violado?—preguntó sin borrar su sonrisa torcida, y la jaló más hacia él, para luego con la otra mano acariciarle suavemente el rostro, haciéndola abrir los ojos sorprendida —¿hace cuánto?¿quince días?¿crees que en verdad lo creerían?
—N-no, no me… importa— aseguró ella sin dejar de verlo a los ojos, no supo si con eso pretendía retarla o ver hasta dónde podría soportar… ¿por qué sentía que estaba poniéndola a prueba?
—¿En verdad?— preguntó ronca y lentamente para deslizar su mirada a sus labios, haciéndola perder el intento de fortaleza al temblar.
—P-por… por favor, de-déjeme ir…— suplicó y se tensó cuando él llevó su mano despacio hacia atrás, enredando sus dedos en su cabello, para posteriormente besarla. La peliazul abrió sus ojos sorprendida y vio esos negros cerrarse despacio, su corazón se aceleró al verse atraída por la nuca hacia él… cuando el Uchiha coló su lengua a su boca, ella apretó los ojos y lo sintió soltarla sólo para deshacerse de su mochila al tirarla a sus pies y pasar a su lado del coche.
Los ojos de ella temblaron al verlo arrodillado frente a ella al haber dejado sus labios.
—¿Qué preten-de?— preguntó al llevar una de sus manos a tocar sus labios ligeramente húmedos a causa de su beso... no quería hacer un escándalo, pero no sabía cuánto podía contener sus nervios.
—Ya te lo dije… quiero darte un orgasmo— mencionó el pelinegro con la voz más ronca por sólo imaginarlo, mientras sus manos viajaron a las apretadas rodillas de la chica y buscaron separarlas.
Hinata perdió el aliento ante esos ojos negros que nunca dejaron de verla… apretó más sus piernas y se mantuvo firme en su lugar.
Él sonrió de medio lado al notarla tensarse y apoyó sus manos sobre el asiento para elevarse a verla a la cara.
—No creíste que mentía, ¿verdad?— habló sobre sus labios cuando ella se recargó completamente en el asiento, el latir de ambos corazones se aceleró al mismo tiempo que sus respiraciones parecieron profundizarse al escapar en silencio por sus labios, los dos por sensaciones distintas; mientras la chica comenzaba a sentirse vulnerable ante el peligro, él comenzaba a excitarse por la situación… no había querido dejarla bajar del auto porque no quiso que la tonta chica hiciera un escándalo y terminar perdiendo la oportunidad de tenerla así… a solas y tan cerca de él.
—N-no, no lo sé— confesó… era realmente absurdo que él quisiese tal cosa, ¿cómo podía pretenderlo después de que él la…? Pero no lograba ver nada dentro de sus ojos que le dijese que estaba mintiendo… negó despacio y en silencio antes de continuar—: Y-yo no… no quiero, n-no pu-
—No me importa— la cortó tajante y llevó una de sus manos al respaldo de su asiento impidiéndole buscar irse… ¿ella no quería y no podía? Sonrió irónicamente… seguro si fuese el imbécil de Naruto no tendría problemas con ello—. No me importa lo que quieras o lo que pienses— continuó buscando también convencerse él mismo de tal cosa, si él quería de verdad acabar con eso, tenía que tomarlo; ya no pensaba perder más tiempo con deseos absurdos… únicamente se importaba él, y él la deseaba a ella, así que decidió que obtendría lo que quería—. Yo voy a lograrlo— le aseguró roncamente al acercarse a sus labios mientras su otra mano deslizaba su largo cabello, exponiendo su marfilado cuello.
Hinata se tensó—¿Qué?— mencionó atónita.
—… Así tenga que seducirte o chantajearte— le aclaró y los ojos perlados temblaron al abrirse sorprendidos.
Sasuke ladeó su rostro y llevó sus labios a besar su cuello… la peliazul apretó sus manos a su pecho, aun sosteniendo en una de ellas su móvil y se encogió de hombros… no iba a soportar que eso volviese a pasar. El pelinegro envolvió su cintura en un abrazo y la atrajo hacia él, mientras seguía besando su cuello.
Ella dejó escapar el aliento incrédula al verse presa de él, la lengua y los labios del Uchiha probaron, en besos ligeramente húmedos, su cuello y hombro, y le estremecieron la piel al incomodarla… otra vez estaba presente esa calma fría y posesiva de él, que la mantenían a la expectativa, sin saber qué hacer.
—P-por… favor— suplicó y a pesar de encoger sus hombros, los hambrientos labios y el cálido aliento del joven, menguaban sus fuerzas —… De-deténgase— volvió a pedir, no podría con eso, mucho menos podría pensar en que alguien los descubriese ahí, era un lugar público hasta cierto punto.
—¿Quieres dejar de resistirte?— le preguntó roncamente en el oído cuando una de sus manos buscó tocar sus senos y ella se lo impidió.
—No…— mencionó ella apenas con aliento… no podía permitirle repetir el error de hace dos noches.
Él se molestó —¿Por qué no?— preguntó viéndola a los ojos —¿Por qué no soy Naruto?— volvió a cuestionar al creer entenderlo… era absurdo creer que era él, el que se estaba metiendo entre esos dos.
Ella dejó escapar el aliento y no pudo responder nada, su mente se puso en blanco al salir al tema ese rubio, que era otra de sus angustias.
—¿Es por eso?— cuestionó y frunció el ceño.
—…No…
Él sonrió de forma torcida —La última vez te entregaste a mí— le recordó —, y no fue desagradable… ¿por qué ahora no?
—E-eso fue…
—Sólo busco un poco más de tí— le dijo y tomó su rostro para hablarle sobre los labios mientras veía sus ojos perlados y nerviosos —… y después te dejaré para ese imbécil…, que podría enamorarse de ti—su voz fue tan fría que a la ojiazul la heló por dentro.
¿Naruto enamorarse de ella?
El cuerpo de Hinata tembló entre los fuertes brazos del Uchiha.
—¿Có-cómo puede… ser tan cruel? ¿P-por qué dice eso?— cuestionó sobre sus labios al no poder moverse y en ese momento ni siquiera le interesaba… estaba completamente incrédula por lo que oía de sus labios —… Na-Naruto es su… su amigo— volvió a recordarle, ella creía que lo que había asegurado momentos antes, era producto de su molestia, pero ésta parecía ya haber pasado… ¿entonces?
—Mph— sonrió de medio lado y le separó las piernas a la chica reaccionó tarde para impedirlo… se coló entre ellas y volvió a abrazarla para pegar su pecho al abultado de la Hyuuga… le habló al oído haciéndola abrir los ojos sorprendida ante sus palabras —: Naruto nunca me ha importado, no es alguien que necesite y no lo quiero cerca de mí… él tendrá que entenderlo; resulta ser un verdadero fastidio, tanto o más que Sakura, y pienso alejarlo completamente de mí.
Ella negó en silencio… todavía podía ver la desilusión y preocupación del rubio, después de que hace apenas una hora ese ser de ojos negros, que ahora estaba frente a ella, lo golpeó y se fue, recordaba la sonrisa alegre del ojiazul tratando de ocultar su sorpresa o decepción por lo ocurrido.
—… Y no me importa si para ello, debo de contarle lo que ha pasado entre tú y yo— finalizó, logrando con sus palabras desconcertar tanto a la chica que su cuerpo perdió fuerza y ladeó su rostro buscando verlo.
—N-no sería capaz…— su voz suave sonaba consternada.
Él sonrió de medio lado al también ladear su rostro para verla… sus ojos negros se fijaron en esos tan contrastantes a los suyos, protegidos bajo las espesas pestañas y le acarició el rostro, para luego besarla fugazmente.
—¿Quieres apostar?— le preguntó con voz ronca y su sonrisa torcida y cínica apareció, al apenas haber dejado sus labios.
Hinata negó despacio —Eso… eso sería… ha-hacerle daño— reconoció con terror la joven. La desilusión sería terrible, y no por ella, porque la amara o pudiese hacerlo; sino por él, porque era como su hermano, Naruto no podía enterarse de la crueldad de esa persona.
—¿Por qué crees que eso me importa?— preguntó dejándole claro que no lo hacía.
La ojiperla reconoció ese rostro de finos rasgos y mirada profundamente fría que le estaba hablando casi sobre los labios… él decía la verdad… ¿nunca le importó ese lazo que todos aseguraban que Naruto y él tenían?
—… ¿por qué?
—Porque siempre me he importado sólo yo— aclaró —, y en este momento también tú y lo que pueda hacerte sentir— mencionó y ella abrió los ojos con sorpresa. Él sonrió de medio lado y se alzó a empujar el asiento luego de presionar la pequeña palanca que lo haría reclinarse.
—¡Ah!— ella ahogó un pequeño grito de miedo y sorpresa al sujetarse del asiento —¿Qué?— mencionó casi sin aliento al verlo subir ligeramente sobre ella sin llegar a aplastarla… movió su rostro hacia los costados y se vio presa de él… el lugar estaba casi en penumbras en ese sector y ni siquiera podía alcanzar a ver si había alguien cercano.
—Shh— la silenció al acercarse a sus labios y apoyarse en uno de sus brazos, mientras que la mano del otro se deslizaba por su cuerpo, rosando uno de sus senos para dirigirse a su pierna… los ojos negros del Uchiha vieron los labios delgados y rosados de la Hyuuga temblar y se preguntó cómo podía excitarlo tanto, pues desde momentos atrás había comenzado a endurecerse… reconocerlo lo hizo separar más sus piernas para obligarla a hacer lo mismo.
Hinata perdió el aliento al sentirlo.
—A-apártese… e-esto es enfermo— reconoció la joven al intentar levantarse.
—Todavía no— aseguró el joven y ella no entendió… todavía no era algo enfermo, sólo eran sus deseos amenazándolo con dominarlo, pero si eso llegaba a salirse de sus manos, sus palabras podrían ser ciertas.
—¿Ah?— mencionó la chica al verlo bajar su mirada por su cuerpo, ella buscó apartarlo, pero la mano del moreno sujetaría la delgada de ella y la mantuvo presa al costado de su rostro. Hinata llevó sus nerviosos y asustados ojos a él.
El frío y soberbio chico volvió a apoyarse sobre ella, aplastando sus redondos senos en su amplio pecho, acercó sus labios a ella y no dejó de verla a los ojos.
—Me gustas— reconoció roncamente.
El corazón de la Hyuuga casi se detiene y separó sus labios sorprendida, para enseguida ser tomados por él.
El pelinegro se apretó contra su cuerpo al reconocerlo, le gustaba, Hyuuga Hinata le gustaba y lo excitaba demasiado… él apretó su pierna entre su mano y ella se quejó, en algo que le pareció un gemido, o eso quiso creer… siguió comiéndose sus labios mientras su mano subía a acariciar su pierna desnuda por encima de sus mayas… desde esa mañana que la vio vestida así, deseó hacerlo.
—Basta— suplicó la peliazul al apenas verse libre de sus labios… su corazón le latía acelerado, estaba nerviosa y asustada a pesar que las cosas no se estaban tornando violentas; sintió la mano grande y fuerte de ese ojinegro subir a acariciar su trasero levantando su vestido y ella se revolvió bajo su cuerpo… cuando la mano del joven se coló entre sus bragas, un sonrojo traidor se posó en su rostro. Eso la avergonzaba tanto como podía asustarla.
—Déjame tener lo que quiero de ti...— mencionó roncamente por la excitación que todo eso le provocaba —Sé mía— suplicó.
Hinata perdió el aliento ante esa propuesta y él volvió a besarla y a acariciar sus senos, esta vez sobre la ropa y ella le sujetó firmemente la mano para detenerlo... estaba tan abochornada.
—De-debe estar… loco— mencionó la ojiperla al ladear su rostro buscando librarse de sus besos.
Él sonrió irónicamente y llevó sus labios a su cuello, mordiéndolo ligeramente, para terminar concentrándose en una parte del costado del mismo y marcarlo… marcarla como algo suyo. Hinata apretó los ojos al sentirlo, todavía tenía un par de marcas en sus senos, producto de su encuentra anterior, y ahora esa.
—¿Por qué?¿Por pretender darte un orgasmo?— le cuestionó al besarle la oreja, provocándole una sensación de electricidad que le recorría el cuerpo. Hinata gimió atormentada y apretó los ojos.
Las luces de un vehículo que abandonaba el lugar recorrieron parcialmente el interior del auto del Uchiha, y él no le dio importancia al seguir únicamente pendiente de ella.
—Si fueses como cualquier otra chica, esto te estaría gustando— le aseguró al zafarse de su agarre y llevar su mano, de los senos, al pequeño hueco que formaban la espalda y trasero de la joven en el asiento.
—Pe-pero esto no… no es normal— logró mencionar la joven todavía con su rostro ladeado, al sentir el peso del cuerpo del Uchiha sobre ella.
Él sonrió y estuvo a punto de aceptarlo, pero el móvil de la chica, que todavía apretaba en su mano, vibró y se encendió.
Hinata abrió los ojos de golpe y enmudeció al ver el nombre en la pantalla de quién estaba llamándola.
—Mph… ¿por qué no te libras de esto?— le preguntó y deslizó su mano a la espalda de la joven, para bajar el cierre de ese vestido.
—No lo haga— suplicó la ojiperla al darse cuenta de lo que pretendía, el rostro de ambos era parcialmente iluminado por el resplandor de ese móvil que seguía vibrando y anunciando la llamada del rubio ojiazul.
—¿Por qué no? Ya te dije que a mí no me importa que se entere— le recordó el joven una vez que su mano se bajó, con el cierre entre sus dedos, hasta la cintura de la chica… una vez hecho, no demoró en deslizar su vestido y delicado sostén, exponiendo la redondez perfecta de los dos senos de la paralizada chica… la mirada negra se perdió un momento en los pequeños pezones rozados antes de bajar a probar uno de ellos.
—Ahh— se quejó la joven y apretó sus ojos y sus manos, cuidando en todo momento de no presionar el botón que enlazaría la llamada —… Basta.
Él le soltó la mano y envolvió su cintura en un abrazo, al mismo tiempo la mano libre subió a masajear el seno que no se comía con su boca… Hinata gimió incómoda y dolorida por la presión de esa mano sobre su pecho y él se frotó sobre ella, buscando calmarse, pero consiguiendo sólo aumentar su necesidad.
—Vamos, Hinata… contesta— la retó el joven, que luego de obligarse a dejar sus senos, subió a hablarle a los labios —. Podemos terminar con esto, mientras lo dejamos escucharnos— ofreció mientras la mano que antes apretó sus senos, bajaba a su intimidad, evadiendo atrevidamente sus blancas bragas.
La peliazul dejó escapar el aliento mientras lo veía a los ojos… era tan cruel, ¿cómo era posible que dijera eso en serio?¿de verdad nada le importaba? Su cuerpo tembló cuando él deslizó un par de sus dedos por los pliegues de su sexo… ella suplicó que parara y él la ignoró.
—¿No lo harás o prefieres que lo haga yo?— ofreció maliciosamente, impregnando de cierta molestia su voz al llevar su mano al móvil.
La nerviosa joven bajó su mano impidiéndole tomar el teléfono mientras éste seguía vibrando y respingó cuando él la penetró con dos de sus dedos.
—¡Ah!
Sasuke sonrió de medio lado… estaba seguro que no le permitiría contestar, a ella le importaba demasiado ese imbécil y él pensaba aprovecharlo.
—Ahh— Hinata volvió a gemir avergonzada y con un rastro de dolor ante su invasión.
—Lo supuse— mencionó el Uchiha al verla a la cara, ocultando su molestia en la frialdad de su voz, justo antes de volver por sus labios, Hinata presionó su mano libre contra el pecho del joven pero no logró moverlo… sus piernas se apretaron a las de él mientras él seguía penetrándola con sus dedos, lenta e insistentemente.
La respiración de ambos se escapaba en forma de aliento por sus labios, cuando él se permitía soltarlos milimétricamente al dejar de besarlos, solo para volverlos a tomar… la sentía tensa, pero no había dejado de penetrarla y la constante fricción había obligado a su cuerpo a lubricarse lentamente, seguro avergonzándola, pero satisfaciéndolo a él… no era necesario sentir un gran placer para hacer que el cuerpo femenino respondiera, lo sabía y estaba aprovechándolo.
Él dejó sus labios necesitado de más y bajó a sus senos… Hinata apretó los ojos y llevó la mano que sostenía su móvil -que para entonces había dejado de vibrar- y mordió uno de sus dedos, buscando acallar los sonidos vergonzosos que él le estaba arrancando… quería irse y olvidar eso que estaba sintiendo su cuerpo sin su permiso...
Era perfecta, reconoció el Uchiha mientras humedecía con sus labios uno de los redondos senos de la ojiperla… quería deshacerse de su ropa, quería sentir su piel calentarse por la de él y por él… deseaba poder encenderla con su lujuria, verla entregarle sus labios, su suave boca, su piel y su cuerpo entero… no sabía cuánto tiempo tomaría eso y en ese momento, dudaba poder esperar.
Hinata arqueó su cuerpo involuntariamente y gimió atormentada, cuando al mismo tiempo que él mordió uno de sus pezones, con sus largos dedos presionaba cierta zona en su interior.
—Así debe empezar— mencionó roncamente el Uchiha al levantarse ligeramente y subir a verla a los ojos, su respiración lenta y profunda le golpeaba la cara a la atormentada ojiperla. En ese momento comenzaría a buscar darle placer… sus dedos se habían presionado contra ese punto sensible de toda mujer y en ese instante lo frotaba despacio, mientras la palma de su mano se rosaba contra su femineidad.
—De… de-deténgase— suplicó entrecortadamente al sentir su cuerpo temblar… sus ojos estaban cerrados, pretendiendo ignorar todo eso que estaba sobrepasándola y no vio la mirada cargada de deseo del pelinegro sobre ella.
Hinata dejó escapar el aliento al aparentemente ser ignorada… los cristales del auto comenzaban a empañarse por ellos y un par de personas pasaron de largo ignorando lo ocurrido en el interior del costoso auto.
Los lacios y rebeldes cabellos del Uchiha rosaban el rostro de Hinata al permanecer sumamente cerca de ella, respirando su aliento fresco que escapaba por sus labios… estaba fascinado viendo su ceño fruncido, en lo que seguro sería para ella un tortuoso placer que no quería sentir… besó fugazmente sus labios y jadeó sobre ellos cuando su erección se rozó con una de sus firmes piernas; sus dedos siguieron penetrándola y humedeciendo su sexo.
—Maldición— mencionó frustrado el joven… Hinata estaba demasiado tensa como para satisfacerlo, al regalarle ese orgasmo y él ya no aguantaba.
Retiró despacio sus dedos, pausando el claro placer que había obligado a ese cuerpo femenino a experimentar y permaneció de rodillas frente a ella.
Los ojos perlados y cristalizados de la joven se abrieron despacio y del mismo modo buscó sentarse, al verse libre del cuerpo de Uchiha.
"Dios" pensó la Hyuuga al sentir su corazón golpear con fuerza dentro de su pecho, llevó su asustada mirada a él y su sonrojo aumentó, él la vio un segundo mientras se incorporaba y luego bajó su mirada al lugar que acababan de abandonar sus dedos.
—De-deje de verme— ordenó y quiso cerrar sus piernas mientras cubría sus senos.
—Mph— él sonrió de medio lado —. Justo ahora deseo hacer algo más que sólo verte— confesó el desvergonzado pelinegro y la jaló de la cintura para pegarla a él.
—¿Qué?— mencionó ella al perder el aliento… su mirada se encontró con esos ojos negros, ella permanecía sentada en el asiento y él arrodillado entre sus piernas —De-deje de jugar… co-con migo.
—Es que aún no he empezado, Hinata— aseguró el joven y la forma en que la llamó le erizó la piel a la chica —. Cuando menos te des cuenta, no vas a desear que nadie más bese tus labios, puedo volverte adicta a mí— aseguró al verla a los ojos y los perlados temblaron —. Podrías sorprenderte deseando tenerme dentro de ti— finalizó mientras su mano se apretaba al delgado suéter que la joven portaba, mezclándose entre su largo cabello.
Hinata negó despacio y en silencio… su voz tan ronca y su seguridad al decirle eso mientras la veía a los ojos la hizo temer… era un hecho que esa noche que aceptó mantener relaciones sexuales ya la atormentaba, aunque no sabía de qué manera.
—E-eso nunca… pasará— se convenció.
Él apenas pudo sonreír al pegarse a sus labios, solo rozándolos.
—Podemos descubrirlo— mencionó y mientras una mano la mantenía pegada a él, la otra deslizó un poco su short deportivo y sus bóxer para terminar exponiendo la dureza de su miembro… fortaleció su agarre sobre ella al hacer a un lado sus bragas para humedecer su miembro, con sus sedosos fluidos, al presionarlo sobre su femineidad.
—N-no lo haga… p-por favor— se apresuró a hablar al escucharlo gemir roncamente… su piel se erizó y su respiración se hizo más profunda todavía. Él, necesitado de más, la hizo volver a recostarse y la mantuvo así al apoyar su fuerte mano sobre uno de sus senos… quería verse atravesar su cuerpo, experimentar poco a poco esa presión de su pene al irla traspasando… sujetó su masculinidad con sus dedos y la guio a su interior… ella apretó los ojos al darse cuenta que estaba cayendo en su juego… al haber recordada sus palabras, sí luchaba, además de un escándalo, sólo conseguiría dolor. Él no se detenía.
—Agh— gimió roncamente el Uchiha cuando la parte más sensible de su miembro se presionó contra ella y su tibio interior comenzaba a recibirlo… Si Hinata hubiese sido su novia… si se hubiese tomado el tiempo de seducirla como ahora pretendía, podía tener su cuerpo y eso que tanto ansiaba de ella sin tener que forzarla… su sangre hirvió al tener que bajar a ella, buscando sus labios. Maldición… no podía desearla tanto.
Pero lo hacía.
Las manos de la Hyuuga subieron a su espalda y arrugaron el jersey del joven al sentirlo comenzar a entrar en su interior.
—… No— suplicó.
—Sólo… no te muevas— mencionó e intentó seguirla penetrando, pero en ese instante un par de golpes en el cristal de la ventanilla lo interrumpieron.
—Ahh— Hinata gimió al lamentarse al verse descubiertos… si su padre se enteraba iba a estar en serios, muy serios problemas.
—Maldito seas, Itachi— gruñó el Uchiha al reconocerlo… apretó sus ojos y se forzó a retirarse… pasó al lado del coche que le correspondía como conductor y echó su cabeza hacia atrás al pretender calmarse, una vez que devolvió su alterada masculinidad bajo sus prendas.
—S-será mejor q-que m-me vaya— habló la joven que torpemente había acomodado su ropa.
—Espera, Hinata— la detuvo al tomarla de la mano.
Ella dejó escapar el aliento cansada —De-deje de meterse en mi vida— suplicó —… l-la está co-complicando de-demasiado— confesó antes de abrir la puerta.
—Maldición— mencionó molesto el pelinegro que también tuvo que bajar.
El par de asombrados ojos negros se encontraron con unos perlados, se entrecerraron al reconocerlos… la chica lo vio asustada y avergonzada, al salir apresurada del coche.
—C-con permiso— se excusó la joven y salió corriendo con mochila al hombro de ahí.
—¿Qué significa esto, Sasuke?— su voz sonó seria al verla partir.
—¿Qué demonios quieres, Itachi?— preguntó con poca paciencia el menor al ver a su hermano rodear el auto para llegar frente a él.
—Te estuve llamando— optó por responder primero —, pero volviste a ignorar mi llamada. Supe que te peleaste.
El menor rodó los ojos, ¿quién demonios podía informarlo?, todavía no pasaban ni dos horas e Itachi ya estaba frente a él exigiendo respuestas.
Los ojos negros y tranquilos del mayor se fijaron en los golpes de su rostro y en su labio roto.
—Fue algo sin importancia, un altercado con alguien del equipo, es todo— aseguró el menor y más alto de los dos, al fijar su vista al claro de la salida y por donde en ese momento, salía la Hyuuga.
—¿Y ella?¿qué demonios creías que hacías con ella en el estacionamiento?¿es tu novia? ¿y por qué si pensabas hacerle ese tipo de cosas, no la subiste a tu departamento?— reprochó al haber sido consciente de las reacciones físicas que esa chica había provocado en su hermano.
El menor resopló fastidiado al mismo tiempo que jalaba de su jersey buscando ocultar la erección que todavía mantenía.
—Quién es y lo que haga con ella no te importa. Si eso era todo, lárgate— dijo al sacar su propia mochila del asiento trasero, para luego asegurar su auto, comenzar a caminar al elevador.
Itachi resopló cansadamente… nunca había conocido alguna conquista de su hermano, y ciertamente que fuese, precisamente esa chica, no lo podía tener tranquilo… sus familias eran grandes rivales comerciales.
—Será mejor que la dejes en paz— aconsejó cansadamente al seguirlo.
—¿Por qué haría tal cosa?
—Es una Hyuuga— le recordó.
—¿Y?, no me importa, tampoco es como que fuese algo serio— cortó molesto, él esperaba satisfacerse y dejarla, era todo.
—Eso espero. Esa chica ya debe estar destinada para alguien… alguien muy distinto a ti, tonto hermano— mencionó y el menor volteó a verlo de reojo, no supo por qué ese comentario le molestó…, evitó preguntar para mantenerlo al margen de ella.
—¿No piensas irte ya?— cambió el tema al llamar al elevador.
Itachi se rascó la nariz mientras negaba en silencio —Me quedaré a comer contigo, nuestros padres siguen fuera del país— comentó al meter sus manos en el elegante pantalón de vestir negro que portaba.
Sasuke ingresó y presionó el botón que lo llevaría a su piso, no dijo nada pero estaba seguro que Itachi pretendería seguir sermoneándolo.
—¿Con quién fue el pleito?— preguntó el mayor al recargarse en una de las paredes metálicas de ese ascensor.
—Un tal Gaara, ya deberías saberlo, ¿no?— respondió fastidiado, ¿qué ganaba preguntándole, si seguro conocía mejor que él mismo toda la historia? Lo fastidiaba que todo el tiempo quisiese parecer un gran hermano, y cuando lo había necesitado de verdad, no había hecho nada.
El chico de lacio cabello y marcadas ojeras suspiró cansadamente.
—Algo así— confesó —¿Planeas seguir metiéndote en problemas con ese chico?
—Meterse en problemas no es algo que se planee— cortó secamente y una vez que se abrieron las puertas, bajó sin decir más.
Itachi negó en silencio al verlo… sólo esperaba que con la llegada de Kakashi los roces entre su tonto y orgulloso hermano y ese otro chico, cesaran.
—Por cierto— volvió a hablar el mayor mientras lo veía abrir la puerta del departamento de mal modo —. Nuestros padres se fueron de viaje, y no fuiste a ver a kaasan— le recordó sabiendo que lo fastidiaría.
—Hablé con ella antes de eso, no molestes— informó al entrar y ser recibido por la pequeña mascota, la misma que fue alzada por el mayor —. Ella dijo que no era necesario que la visitara, que estaba bien.
—Ella siempre dirá lo que queremos escuchar, ya lo sabes, era tu deber ir, ¿cuánto hace que no pones un pie en esa casa?— sermoneó al mayor al recargarse en el negro respaldo de uno de los sofás.
—Un par de años— respondió sin darle importancia al dirigirse al baño, lo que necesitaba en ese momento era una ducha fría para bajar la temperatura de su cuerpo —. Y no hables de deberes, que tú tenías uno y lo evadiste— alzó la voz antes de cerrar la puerta, dejando a su hermano en la sala.
El mayor negó en silencio mientras se convencía que lo que había hecho era lo correcto… siguió jugando con el pequeño felino y optó por ingresar a la cocina para ver si cocinaría o pediría algo para cuando su hermano saliese.
El agua fría salió pesadamente cayéndole sobre la piel todavía caliente y logrando poco a poco calmarlo.
—Maldición— un murmullo ronco salió de sus labios… había estado a punto de volver a poseer ese curvilíneo cuerpo y el imbécil de Itachi había aparecido… —. Si no lo hubiese hecho…— mencionó al apoyar su mano en la húmeda pared y dejar caer su rostro para permitir que el agua cayera en su espalda… si no hubiese llegado, él en este momento estaría disfrutando de la estrechez interior de esa joven.
Negó despacio y en silencio… ¿cómo podía desearla tanto? Debía contenerse, no ser presa de sus impulsos… poco a poco iba a lograr que ella lo aceptara, por lo pronto iba a disfrutar cada momento que lograra robarle, iba a lograr que su precioso cuerpo lo aceptara y lo reconociera como algo natural, se prometió, y entonces, todo acabaría.
—Le dije que me gusta— recordó al negar lentamente. ¿Qué demonios pasó con él en ese momento?
Resopló antes de tallar con sus manos su rostro… ya después le aclararía eso.
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O.O.O.O.O
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—¡Señorita Hyuuga!— alzó la voz el encargado del edificio al verla entrar apresurada y presionar insistentemente el botón que llamaría al elevador.
—¿S-sí?— preguntó al voltear a verlo y mientras apretaba la correa de su mochila, intentaba alisar su cabello.
—Acaban de traer esto para usted— informó el hombre mostrando entre sus dedos, el juego de llaves que la Hyuuga reconoció como suyo.
—¿A-acaban?— preguntó mientras se acercaba a pasos inseguros, ingenuamente temía que ese hombre regordete y entrado en años, pudiese intuir lo que había estado haciendo, por su desarreglado aspecto.
—Ah, sí— mencionó el hombre con simpleza—. Hace menos de dos minutos que el joven que vino se fue, dijo que su novio había mandado a traer su coche y que estaba ya estacionado abajo— informó al entregarle las llaves.
La peliazul abrió sus ojos con sorpresa —¿M-mi… mí novio?
El otro asintió naturalmente —Bueno, él dijo Sasuke Uchiha, y ese joven fue el que se presentó ayer, aquí, como tal.
"¿Él dijo que somos novios?" pensó la preocupada y sorprendida ojiperla.
—¿Ocurre algo?¿O es que acaso me equivoco?— preguntó y la vio extrañado, mientras le decía que había recordado verlo en algunas otras ocasiones visitándola.
Hinata luchó por parecer natural ante las palabras del hombre.
—N-no, no se equivoca— se vio obligada a decir, ¿qué pensaría si sabía que un chico que no era nada de ella, entraba a su departamento de madrugada? —… él… él si es… bueno…— quiso mentir y explicar —Ah, bueno, no importa… gra-gracias— mencionó y tras una ligera inclinación, se apresuró al elevador que en ese momento se abría.
"Cielos… si mi padre o Neji-niisan se enteran" se lamentó internamente.
Iba a estar en serios problemas si eso ocurría… Se dio cuenta que ese ser de ojos profundamente negros, estaba entrando demasiado en su vida y a esas alturas, ya no sabía cómo tomar el control de la situación.
—Necesito que esto acabe ya— se mencionó al ir subiendo por el elevador, ¿pero cómo? ¿contando todo y diciendo que ya no importaba?... podría intentar contárselo a Naruto y librarse del Uchiha y hacer todo lo posible porque su familia no se enterase. Era tan difícil… y más, porque ese frío chico la presionaba a hacerlo, y era ella la que carecía de la valentía… por eso se aprovechaba de ella.
Cerró los ojos al lamentarse. Si tan sólo aprendiese a pensar sólo en ella, eso no le estaría pasando.
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O.O.O.O.O
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Los ojos perlados de la Hyuuga se cerraron y suspiró al mismo tiempo que terminaba de quitar los seguros de su puerta, siendo la primera vez que hacía tal cosa… sostuvo la perilla y la giró para animarse a salir. Otro día de estudio la esperaba y no podía darse el lujo de faltar, no con lo mal que le estaba yendo.
La noche anterior apenas había podido dormir, estaba segura que no había modo que ese chico entrara al haber cerrado bien, pero los recuerdos de la última vez que durmió en esa cama, como lo que había estado a punto de ocurrir esa tarde, la mantenían angustiada.
Esa noche en su cama había aceptado pertenecerle, sí, tal vez con la pretensión de darle fin a todo, como él aseguró, pero eso no le quitaba el cargo de conciencia de haberse entregado a ese hombre que una vez la forzó, ese que le arrebató su virginidad sin ninguna contemplación… se estremeció por dentro de sólo recordarlo mientras terminaba de descender por el elevador, para dirigirse al estacionamiento.
Luego de varios metros recorridos e ingresar a su auto, no pudo evitar seguir dándole vueltas al asunto… a pesar de sentirse fallarse ella misma, no había evitado que la tarde de ayer hubiesen vuelto casi a intimar, él la había tocado y besado en partes tan prohibidas de su cuerpo, que se avergonzaba de sólo recordar.
Dejó escapar el aliento al ir conduciendo ya por la ciudad… lo peor había sido eso que él le dijo… él le aseguró que ella lo estaba permitiendo, y era verdad, él ya no la había obligado, no al menos implementando su fuerza…
"Y eso es peor" reconoció mentalmente la preocupada Hyuuga… él estaba jugando con su mente, haciéndola creer que sentía o aceptaba cosas que no eran.
¿Entonces por qué su cuerpo la traicionó esa tarde, justo antes de que alguien llegara a interrumpirlos?
—No pienses eso, Hinata— se suplicó al apretar el volante en su mano y girar sus ojos al retrovisor mientras cambiaba de carril al seguir conduciendo. No era posible que ella pudiera sentir nada con él… ese sujeto era tan cruel que sólo pretendía confundirla —No lo permitas— se aconsejó.
Pero lo estaba logrando, muy en el fondo lo sabía… ni ella lograba entenderse. Culpó a la presión y nerviosismo extremo del que era presa.
Siguió conduciendo y esperó que una vez en la universidad, lograra envolverse tanto en sus estudios, para finalmente dejar de pensar en eso, que hasta ese momento, era como un tortuoso secreto que únicamente compartía con el pelinegro.
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O.O.O.O.O
•
Un par de lacios cabellos, que escapaban de los mechones que enmarcaban su rostro, se cruzaron por su negra y desinteresada mirada, al ser mecidos por una fría brisa de aire… El lugar estaba lleno de estudiantes y su rostro no mostraba mayor reacción, ante las miradas curiosas de algunas chicas que lo veía y murmuraban acerca del ligero moretón cercano a su labio, y producto de su pelea el día anterior.
Con pasos firmes y con las manos en los bolsillos siguió avanzando, ignorando deliberadamente al rubio que como él, también llegaba. Últimamente lo soportaba menos… no lo toleraba y sabía bien por qué.
—¡Teme! — alzó la voz y el brazo el animado rubio al llamarlo —¡Sasuke, teme!— volvió a llamarlo al llegar apresurado a su lado, saludó a otro conocido a lo lejos y volvió a fijar su atención en su orgulloso amigo —¿Todo bien?
—¿Qué quieres, Naruto?— fue frío y cortante y el rubio frunció el ceño al ser llamado por su nombre, y no por ese insulto que solía dedicarle.
—Nada realmente, 'ttebayo— se burló el joven al dejar pasar ese detalle —. Ayer te molestaste y preferí no buscarte, ¿cómo estás? Ayer volví a encontrarme con ese Gaara y le dije que…
—¿Por qué demonios supones que me importa?— lo interrumpió molesto al detener sus pasos.
—¿Eh?
—Deja ya de molestar, Naruto. Consigue alguien a quién fastidiar y deja de rondarme como si a mí me interesara que lo hicieras— su voz y su mirada fueron frías desconcertando al ojiazul —. Estorbas.
El chico alzó ambas cejas —Estás bromeando, ¿verdad?— habló despreocupado, no había razón para que estuviese molesto.
El pelinegro le dedico una mirada gélida y volvió a caminar, su paso seguía siendo despreocupado y su actuar tranquilo.
—¿Teme?— mencionó el rubio al quedarse de pie.
—¡Naruto!— alzó la voz la pelirrosa que llegó corriendo a su lado, al también estar llegando al campus —¿ocurre algo?— se apresuró a preguntar al haberlos visto. Sasuke se había ido tranquilamente, pero Naruto se había quedado desorientado… los años de conocerlos le advertían de algo que amenazaba con no gustarle.
—No, no ocurre nada— mencionó el chico que le sonrió y enseguida volvió a fijar su vista en el pelinegro que se marchaba.
—¿Seguro?— presionó —¿Por qué se fue solo?
El rubio se encogió de hombros todavía desorientado y sin dejar de verlo —Su-supongo que tiene prisa, 'ttebyo— mintió y se forzó a levantar el ánimo. Sasuke no podía estar hablando en serio, supuso que haber perdido ante Gaara lo estaba frustrando… no tenía caso preocupar a Sakura.
—¿No… no te dijo nada? Se veía molesto, ¿están bien?— volvió a cuestionar la chica al sujetarlo de la delgada chamarra naranja que portaba, al creerle poco.
—Claro, Sakura-chan, todo está bien, 'ttebayo— dijo y sonrió para con un movimiento de cabeza animarla a caminar —. Vamos.
El rubio le extendió su sonrisa a la desconfiada chica y cuando su vista se clavó al frente, no pudo no preguntarse, si ese comportamiento de Sasuke podría llegar a ser parecido a aquél que una vez los distanció.
•
O.O.O.O.O
•
—Bien, es todo por hoy— habló el profesor llamando la atención de la ojiazul que había permanecido con su vista al frente, anotando un par de ejercicios —. La siguiente clase avanzaremos al próximo bloque, repasen principios y teoremas, también veremos algunos métodos más adelante— finalizó el catedrático antes de salir.
Hinata dejó escapar el aliento desanimada, su clase cálculo estructural había finalizado por ese día y ella no había entendido mucho, lo malo es que el grupo seguía avanzando y temía no poder seguir su ritmo.
Rascó su cuello nerviosa por eso mientras sus compañeros poco a poco abanaban el lugar, y de pronto dejó de hacerlo, al recordar cierta marca rojiza que tenía en el cuello, producto de los besos del Uchiha, y por dicho motivo ahora vestía una blusa de cuello alto y manga larga, en su característico color morado.
—Esto es mi más grande problema— se reconoció en voz baja al cerrar su libreta y posteriormente guardarla. Debía solucionar eso pronto, de lo contrario ese secreto que tanto la avergonzaba y atormentaba caería a pedazos ante los ojos de su padre, y no podía permitirlo —¿De verdad puedo hacerlo?— se preguntó preocupada al ver su móvil sobre escritorio.
Hacía casi una hora que Naruto le había mandado un mensaje, donde la citaba en una de las jardineras del área de descanso de su facultad, para hablar del proyecto que compartían, había asegurado el rubio… A partir de ese momento no había dejado de darle vueltas al asunto, por eso no había logrado concentrarse del todo.
Terminó de guardar sus libros y se puso de pie para salir del salón antes de quedarse sola en el mismo.
—Yo puedo hacerlo— se convenció al evadir a varios estudiantes que caminaban por los concurridos pasillos.
Había decidido hablar con Naruto, le contaría algo de lo que pasaba con ella y Sasuke, tratando de suavizar las cosas tanto como fuera posible, la verdad no creía que él fuese a contradecirla o a contarle a Naruto la cruda verdad, a pesar de que se lo había asegurado; él tenía tanto o más que perder. Tenía que ayudar el hecho de contarle… Naruto siempre había sido un motor para ella, aunque él ignorara tal hecho… seguro que bajo su apoyo encontraría el valor para continuar.
—Sí… sólo hazlo— se suplicó y sus piernas, envueltas en ese delgado pantalón de mezclilla, temblaron. No estaba segura que funcionaría.
"¿Por qué no puedo sólo no dudar?" , se preguntó al ver al rubio de espaldas, él permanecía sentado frente a una máquina despachadora de bebidas, y ligeramente inclinado con el rostro gacho.
Jugó con sus dedos nerviosa… ¿le creería? ¿qué decirle? ¿tal vez que esa noche, cuando él se fue, ella había ingerido unos tragos y terminó enredada con Sasuke y ahora él no la dejaba tranquila?
—Es tan absurdo— reconoció ahí de pie, varias personas la pasaban de largo y ella sólo podía ver al rubio que de vez en vez giraba su rostro. Naruto nunca le iba a creer… ¿Sasuke acosándola?, si no lo estuviera viviendo, ella tampoco lo creería. ¿Entonces? No podía hablar de la violación, eso jamás, no tenía prueba alguna y cuando pudo hablar no lo hizo… su preocupación le revolvió el estómago y fue entonces que se atrevió a avanzar.
Tal vez sólo tenía que decirlo y ya, lo dejaría a la suerte, Naruto decidiría si creerle o no.
—Na-Naruto…— su voz fue tan débil como su seguridad.
—Ey, Hinata, llegaste— saludó el rubio sonriente, pero carente de ese entusiasmo desbordante que lo caracterizaba —¿Recién terminan tus clases?
—Ah… s-sí, recién— dijo y frunció el ceño al notarlo extraño —¿E-estás bien?— se atrevió a preguntar al sentarse cuando él volvió a hacerlo.
—Ah, claro, 'ttebayo, sólo un poco molesto con Sasuke, pero no es nada— explicó el rubio sin darle mucha importancia.
Ella se paralizó al recordar las palabras del moreno, esas en las que le aseguraba que alejaría al rubio, en las que lo catalogó como un idiota innecesario para él… ¿y si le dijo todo?
—¿P-po… por qué?— se atrevió a preguntar, después de todo no había vuelto saber de él y no sabía qué pretendía después que ella prácticamente huyó de él. Se dio cuenta en ese momento cuánto la aterraba verse expuesta ante sus ojos.
El rubio resopló frustrado al revolverse, su de por sí, alborotado cabello.
—Es un imbécil, 'ttebayo— explotó el rubio—. Todo el maldito día me ha evadido, ¡no!, no me ha evadido, el muy canalla me dijo con todas las letras, que me mantenga al margen, que no le interesa ser amigo de un estorbo como yo y que me vaya al infierno, 'ttebayo— terminó de hablar para volver a resoplar y recargarse completamente en la banca… echó su cabeza hacia atrás y se llevó las manos a la frente.
Ella abrió los ojos sorprendida ante su efusividad… "¿Nada más?", pensó y se lamentó por su egoísmo un segundo después al ver en sus ojos un tinte de tristeza y frustración.
—Si-siento eso, N-Naruto-kun— habló con voz suave, él siguió sin verla… a Naruto nunca le había preocupado parecer un imbécil, sabía que no lo era, pero hace unas horas, durante el almuerzo, había vuelto a buscar al Uchiha, y éste lo había tratado como un inútil estorbo, estuvieron a punto de liarse a golpes y sabía, que Sasuke hablaba en serio, pero no entendía la fuente de su molestia.
El rubio negó con la cabeza.
—Como sea, no te cité para hablar de eso, 'ttebayo— cambió de tema—. Sobre lo del proyecto, he sido muy irresponsable, el teme me dijo que…— siguió hablando y se detuvo al volver a mencionar al moreno.
Hinata jugó con sus dedos nerviosa al mantenerlos sobre frente a su vientre.
—Él… él fue muy cruel al… al decirle todas esas… cosas— mencionó lo que pensaba.
Naruto volteó a verla con poco ánimo.
—Es un maldito imbécil, es cierto— habló el rubio al volver a exaltarse—. Es un mal amigo, un canalla y cretino busca pleitos— añadió y su seguridad se perdía con cada palabra —. Pero la verdad es que el teme no es mala persona, 'ttebayo— finalizó y a ella se le oprimió el pecho.
—Naruto— lo nombró apenas con voz… ¿de verdad lo apreciaba tanto?, sí, más de lo que ella creía.
—No lo es— volvió a hablar, buscando convencerse… era la segunda vez que Sasuke se comportaba de esa manera —¿verdad?
Ella perdió el aliento cuando sus ojos azules y desconsolados se clavaron en ella.
—No… no lo es— dijo y tragó pesadamente… ahí entendió que nunca tendría el valor para hablar. Su corazón le latió acelerado ante ese descubrimiento y de verdad lamentó lo que catalogó como su cobardía.
—No lo es— volvió a afirmarlo el rubio —. El teme es un cabeza dura, pero no la ha tenido fácil— aseguró —. Es alguien que conoce la soledad. No sé, es algo que no termino de entender, pero Sasuke carga su propio infierno, 'ttebayo— mencionó seriamente al volver a inclinarse y bajar su cabeza, ahí, sentado a su lado—… Y no es algo que quiera que vuelva a pasar.
—¿Qué?
—Tiene tanto rencor en su interior… sólo acrecentando un círculo de odio— reflexionó —… ese que una vez estuvo a punto de consumirlo— finalizó y su voz cada vez desaparecía más.
Hinata tragó pesadamente.
—Ta-tal vez… tal vez deberías… intentar hablar con él una vez más— mencionó sin saber qué decir.
El rubio sonrió resignado y luego su sonrisa se amplió.
—El teme dice que soy un fastidio, pero el imbécil no sabe que puedo ser peor que un dolor en las bolas, 'ttebayo— dijo al recuperar el ánimo —Ah, siento haber dicho eso, Hinata— agregó al notarla avergonzarse —. Pero tienes razón, si él cree que se hará lo que dice, siempre, todavía no me conoce— aseguró al señalarse con el pulgar y sonreír abiertamente.
Hinata asintió y sonrió al verlo partir.
—Te llamo más tarde para ponernos de acuerdo, ¿vale?
—S-sí— respondió al ponerse de pie y alzar su mano para despedirlo. Apretó sus manos una con otra y dejó escapar su respiración por sus labios… necesitaba respirar aire puro y alejarse de todos un momento. Tomó su mochila y se la colgó al hombro para comenzar a caminar apresurada… giró su rostro en varias direcciones y todo parecía lleno de personas, tampoco quería dirigirse inmediatamente a su auto, o corría el riesgo de encontrarse nuevamente con esa persona.
"Cielos, Hinata" pensó al no poder creer hasta dónde la habían traído las consecuencias de su silencio.
—Esto está realmente mal— se convenció al comenzar a subir las escaleras… respiraría aire fresco en la terraza, esperaría que el lugar comenzara a vaciarse para partir.
Un par de minutos después y una vez arriba, aspiró profundamente al aire helado de esa tarde parcialmente soleada. Caminó un par de metros y se asomó a la enorme extensión reverdecida de ese lugar… era un sexto piso, y desde ahí las personas parecían empequeñecer… ya una vez había visitado ese lugar, antes de tener amigos al pretender alejarse de todos al sentirse incómoda
Varias bancas de gruesa madera también se encontraban dispersas en ese sector, apenas atrás de esa malla ciclónica blanca que circulaba el lugar… Hinata suspiró al apretar sus dedos tras la citada malla, al observar a lo lejos la gran ciudad que parecía tan distante tras el par de nubarrones grises en el cielo.
Ese lugar solía tranquilizarla, a esa hora era extraño ver personas ahí… su vista llegó a cierta cabellera rubia que pronto se perdió entre los árboles al ir corriendo. Intentó sonreír… a esa altura, que tampoco era mucha, los problemas parecían disminuir y eso podía reconfortarla muy tenuemente.
—No todo tiene que ser tan malo, Hinata— se dijo… había estado lidiando, no tan mal, con esa situación. Era tiempo de ser valiente… cada persona vivía su propio infierno, Sasuke no era la excepción, Naruto lo dijo… tal vez si buscaba al ser humano debajo de esa persona cruel…
—Las personas que hablan solas, fácilmente pueden ser tachadas por locas— una voz ronca y calmada la sobresaltó.
—¿Eh?— mencionó al girar su cuerpo abruptamente.
El chico pelirrojo que había permanecido acostado en una banca cercana, se sentó y la vio de reojo.
—Di-disculpe… n-no quería…
—¿Lo estás?— interrumpió él y absorbió el humo del cigarrillo que fumaba.
—¿Eh?— preguntó la ojiperla al no entenderlo… frunció el ceño y dio un paso atrás al ver al chico vestido completamente de negro y con el cabello revuelto, ponerse de pie y caminar hacia ella.
—Te dije que la gente que habla sola, es tachada de loca, ¿lo estás?— preguntó al también agarrarse de la malla metálica y bajar su rostro levemente a verla.
Los ojos perlados siguieron fruncidos al detallar ese rostro de rasgos perfectos, llamando su atención sus ojos, tan fríos como aquellos otros negros, pero éstos eran verdes, los mismos que parecían delineados y también, esa especie de tatuaje que traía a un costado de su frente.
El ceño del chico también se frunció y ella respingó al notarlo.
—N-no… no estoy loca— aseguró muy convencida.
El chico sonrió apenas de medio lado mientras analizaba su rostro… ¿por qué le parecía haberla visto antes?
Hinata que parecía haberse puesto muy nerviosa por ese extraño encuentro buscó irse.
—Si-siento estar aquí— se disculpó e inclinó la cabeza ligeramente para emprender la huida, pero trastabilló con una saliente de las baldosas que vestían el suelo.
—Oe— mencionó el chico que estiró su brazo para sostenerla.
El lacio y largo pelo azulino se meció producto de la inercia y abrió los ojos sorprendida al verse envuelta dela cintura por su abrazo.
—L-lo… lo siento— volvió a decir sin creer la suerte que tuvo de no caer.
—¿Estás bien?— preguntó el despreocupado chico al verla hacia abajo, al mantenerla pegada a su cuerpo.
Hinata asintió lentamente y por dentro se aseguraba que si no creía que estaba loca, seguro la creería sumamente torpe.
Ella dejó escapar el aliento al enderezar su cuerpo y apoyar sus manos en el pecho del pelirrojo para apartarse.
—Lo siento— volvió a decir al soltarlo despacio.
—¿Cuántas veces vas a decir lo mismo?— preguntó extrañado el de voz ronca.
Ella abrió los ojos sorprendida, varias veces su padre y su primo le habían remarcado lo mismo, un Hyuuga no se disculpa innecesariamente… estar así de avergonzada casi le borra de la cabeza la razón de su estadía en ese lugar.
—Ah… pu-pues… l-lo siento— mencionó y respingó al darse cuenta —. Pe-perdón— se rindió y llevó sus manos a su pecho… estaba muy avergonzada.
—Mph— el chico de mirada verde no perdió detalle de la variedad de sus expresiones.
Otra mirada que tampoco perdió detalle, fue la del par de negros y celosos ojos que los veían desde la distancia… Uchiha Sasuke se había cansado de esperar a esa ojiperla y decidió regresar al edificio de su facultad a buscarla, una pareja en lo alto del edificio llamó su atención, la misma que en segundos hizo detener sus pasos y ver celoso la ridícula escena de ambos.
Apretó en puños sus manos al asegurarse que ninguno de los dos lo conocían… aún.
Continuará…
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Hola chicas (: regresé xD
Espero de verdad que el capítulo les haya gustado… confieso qué: este capítulo me costó algo de trabajo, porque la verdad necesitaba este limecito, quería que Hina 'medio' sintiera y quería marcar a este Sasuke 'malosito' -por decirlo de algún modo-… no quería que pareciese un maldito acosador asqueroso –aunque parezca- Amm… no sé si me explico. Ya en el siguiente cap cambian un poco las cosas, ya verán.
También confieso que amo las escenas sensuales en los coches, no sé, me encantan y espero más, más adelante poder escribir algo bien hecho de esa forma xD
¿Qué más?... creo que nada.
Agradezco comentarios y el apoyo, mil gracias a las chicas que leyeron el fic el día que se actualizó y que volvieron a dejar su comentario luego de la caída que tuvo ff., en serio, mil gracias.
Nicolai P. Sherman, KattytoNebel, PatoHf, morada25natsume, Kuro Jackeline, Mariana, Saara-chan94, Hikari Osuki, Daisuke 37, Julia, Korrigan, Hinaliz, Kei, CHAEON-Chan, Valentina londono3597, RukiaHime Chan, Kurumi Reii, AhrenLove, Dark Amy-chan, G. M, Any, DarkHikari, Nami-23, Heavenly14, josephineee, onnanohito, Dukih y a dos Guest.
Gracias.
Ah, y al parecer también se fueron más por el ShikaIno… a decir verdad amo esta pareja, no crean que es taaan relleno, algo de lo que pase entre ellos, afectará a la relación SH al final de la historia –y si hubiese sido ShikaTema, sería igual-, las dos tienen algo fuerte que moverá los pies del SH, ya verán.
También espero que no falten guiones de diálogos… no sé qué demonios pase con Word, el punto es que guardo el capítulo –finalizado o no- y al abrirlo al día siguiente, me aparecen viñetas en dónde deben ir los guiones… eso me ocurrió anoche, por eso no actualicé temprano y lo corregí, sólo espero que no se haya ido ninguno ;(
Ah, y ya por último… desde hace meses estoy teniendo problemas con mi cuenta, me marca un error que no me deja ver mis estadística, no sé si me dejan rw –porque Gmail a veces no me avisa- ni sé quiénes llegan a agregar a favs, ¡nada!, no sé qué pase, mandé como quince correos a ff y me lo resolvieron por unos días y volví a caer a lo mismo, por eso éste fic está siendo también publicado en fanfic en español, por si ese problema se agrava….. cuando ocurrió lo del error tipo 3 a principios de mes, creí que ya había valido ma*** xDD y me lamenté no haber hecho nada, por eso respaldé el fic en aquella plataforma xD
Ya, bueno, gracias por leer.
Lo seguimos haciendo el siguiente cap… ya le voy a bajar tantito al angst.
Besos y sean felices.
Aidé.
