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LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD DE MASASHI KISHIMOTO. LA HISTORIA ES MÍA.
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DETRÁS DE UNOS OJOS PERLAS
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Afuera se podía escuchar el sonido de un par de autos pasar, y el maullido del gato de la casa vecina; un imperceptible viento ondeaba suavemente la cortina en la ventana de la casa del rubio, y Hinata en el interior sólo podía morder su labio y buscar silenciarse.
Sasuke había comenzado a moverse suavemente y ella, ella había descubierto sorprendida que al dejar de tensarse, había dejado de doler. La espalda de Hinata descansaba completamente en el mullido sofá y su cabeza se encontraba ligeramente echada hacia atrás, Sasuke se encontraba besando su cuello y apoyaba su peso sobre sus brazos, mientras sus caderas se balanceaban en un vaivén tortuoso para la ojiperla, que sin saber por qué, mantenía sus manos en la dura espalda masculina, sintiendo como los músculos de ésta se tensaban y relajaban cuando la penetraba.
Cuando el fuerte pelinegro deslizó su mano sintiendo la piel tersa y firme de una de las piernas de la Hyuuga, fue que Hinata lo complació al dejar escapar un gemido pudoroso, pues Sasuke apretaría la misma para un segundo después enredársela en su cadera.
Hinata volvió a gemir avergonzada al darse cuenta en la posición tan comprometedora en la que estaban, y era así, porque justamente ella se lo estaba permitiendo, no había ofrecido resistencia para dejarlo casi desnudarla y tampoco, para dejarlo… ¿hacerle el amor?
No.
No era amor, Sasuke sólo estaba reclamando su cuerpo, entonces, ¿por qué lo dejaba?
—Mhmn— ella gimió y llevó sus manos de la espalda masculina hasta apoyarlas en su pecho —. Por favor… de-
—No me voy a detener— advirtió él al hablarle roncamente sobre sus labios.
Sasuke salió ligeramente de ella y despacio volvió a enterrar su miembro húmedo en su interior. Una mueca de satisfacción se posó en los labios del Uchiha al verla apretar sus ojos y fruncir el ceño mientras no lograba contener un gemido.
—¿De qué tienes miedo?— le preguntó al oído mientras hacía chocar su aliento caliente en su oreja, justo antes de besársela, atormentándola.
Hinata tembló y sus manos se apretaron a los perfectos pectorales del chico sobre ella. De que llegara Naruto, quiso decir, de que alguien los escuchara o se percatara de su presencia en el interior, también eso intentó decir… pero no pudo.
—¿De que te guste?— preguntó el extasiado chico que no dejaba de frotarse dentro de ella.
Hinata jadeó al verlo a los ojos y él sonrió orgulloso y satisfecho.
—Ah, no— aseguró apenas con aliento. En ese momento no sabía si mentía porque algo raro estaba sintiendo.
Él dejó escapar el aliento cuando ingresó su miembro hasta lo más profundo de ella y ahí se quedó un segundo.
"Me gusta" reconoció al verla con el ceño fruncido suavemente por la nueva sensación. El pelinegro se maldijo por esa traición del subconsciente, la tomó de una mano y la obligó a abrazarse a su cuello. Hinata se dejó hacer.
Sasuke volvió sus embestidas más necesitadas y movió su cuerpo y a ella con él. Bajó su negra y profunda mirada a ver el movimiento excitante del rebotar de sus redondos senos, entonces la ojiperla llevó su otra mano a su fuerte hombro. El Uchiha gruñó al verla y sentirla reaccionar más naturalmente, o tal vez, con menos temor. Definitivamente ese estado de vulnerabilidad de la Hyuuga lo estaba ayudando.
No quiso pensar más y entonces bajó su pecho a ella, aplastando los dos redondos senos de la ojiluna y satisfaciéndose más por eso. Hinata apenas podía contener sus jadeos, él chocaba su pelvis contra su sexo al penetrarla y por consecuencia la obligaba a jadear; Sasuke hacía lo mismo, pero él por el placer quemante de su pene apretado en su interior, por la sedosa y tibia humedad dentro de ella. Jadeó en su oído y sus embestidas se hicieron tan profundas como creía que ella podía resistirlo.
Los delgados brazos de la peliazul se apretaron alrededor del cuello del chico.
"No pienses" se suplicó internamente la joven que, al volver a sentir toda esa fuerza y pasión del chico no lograba alejar aquel recuerdo que tanto ansiaba olvidar. No sabía cómo es que habían llegado tan lejos.
Su cuerpo tembló completo cuando a pesar de eso, cayó en cuenta de que lo estaba abrazando y dejándolo hacerle eso.
Quiso reprocharse pero Sasuke la besó. Le besó los labios y la regresó con él, ahí, en ese sofá y con ese calor envolviendo los dos cuerpos.
—Agh— él jadeó roncamente sobre los labios de la chica —, tan deliciosa— confesó sin darse cuenta.
Hinata se avergonzó y él, con los mechones de su negro cabello escurriendo entre ambos rostros, jadeó e intentó besar sus labios, el roce de los mismos era entrecortado por los movimientos y sólo se frotaban con los entreabiertos de ella.
Ella para ese entonces estaba odiando su cuerpo, odiaba su falta de voluntad y odiaba no sentir repulsión al dejarse tocar… odio no odiarlo y odio no entenderlo. ¿Qué buscaba realmente Sasuke?
Luego de largos y casi eternos minutos en los que el Uchiha permaneció golpeándose contra ella, Hinata no pudo mantener sus jadeos silenciosos, eran una especie de lloriqueos que a él le sonaban tan sensuales en la dulce voz, pero que a Hinata la atormentaban porque su cuerpo la traicionaba al sentir un calor cosquilleante en su vientre. Comenzaba a ser insoportable y no sabía cómo debía reaccionar.
Él, por su parte, se extasió con ella, con cada jadeo que le supo a gemido y que calmaban un poco sus ansias de posesión que padecía por ella.
Gruñó roncamente al sentir a Hinata humedecerse más sin seguro notarlo. Sintió el interior de ella más caliente y comenzar a ceñirse en deliciosos y casi imperceptibles espasmos… todo por él. Reconocer eso lo hizo arder. Lo hizo empujarse con más fuerza, casi hasta doler.
Hinata apretó sus ojos y pidió por tiempo, pero él no la escuchó.
—Vente conmigo, Hinata— suplicó roncamente al darse cuenta que eso era lo que le iba a pasar a ella también. Hinata estaba al borde de un orgasmo… como él. Un calor intenso subió desde sus pies hasta su nuca y no lo dejó pensar. Continuó moviéndose.
Ella, ante esas palabras, se asustó… ¿Qué hiciera qué?
Sasuke jadeó copiosamente y en ese pequeño espacio de tiempo, de calor, sudor y jadeos, ella se tensó al haberse asustado. Él nunca dejó de moverse. El Uchiha se apoyó más sobre ella y le volvió a alzar una pierna que para ese entonces volvían a estar flexionadas a cada lado de las suyas.
—Ah, vamos— suplicó al estar al borde. Hinata sin poder hacer otra cosa se abrazó fuerte a él, éste, al sentir los senos tibios apretarse todavía más a su pecho, no pudo más, dio un par de profundos envistes y apretando una mano en la cadera de Hinata, se derramó dentro de ella —. Jo-joder— volvió a gruñir al ser sacudido por una oleada de puro placer.
Permaneció sobre ella un minuto más terminando de vaciarse, experimentando las sacudidas involuntarias que el placer trajo con él y sintiéndola temblar avergonzada y asustada por, seguramente, haberse entregado de esa forma y sentir lo que sintió.
Él cerró sus ojos y apretó el puente de su nariz con un par de sus dedos… seguía necesitando un orgasmo de Hinata. Dejó escapar el aliento al saber que estuvo cerca de ello en esa ocasión, Hinata dejó de abrazarlo y supo que mientras le tuviese miedo eso no iba a ocurrir.
—D-de-debemos irnos— habló la pudorosa chica que al volver a tomar consciencia de cómo y dónde estaban y lo que habían estado haciendo, se ruborizó terriblemente.
Sasuke bufó, pero al escuchar la plática de algunas mujeres pasando, terminó por ceder. Se levantó de ella sin decir más y la vio llevar sus brazos a ocultar sus senos. Era ridículo luego de lo que hicieron. Él llevó sus manos a guardar su miembro semi erecto y Hinata se sentó de golpe al verlo, soportando esa sensación que su cuerpo dentro de ella le dejó.
—V-voy al baño— le dijo y salió casi corriendo de ahí mientras jalaba de su blusa.
La chica entró al baño y se encerró en él, su corazón había vuelto a latir fuertemente por la carrera. Se aseó y se acomodó sus ropas, se lavó las manos y refrescó su rostro, tomó una toalla cercana y se secó la cara, después alzó su vista al espejo y luchó por reconocerse. ¿Qué le había pasado?
Se llevó casi con miedo una mano a sus labios y se le volvió a erizar la piel, al darse cuenta que bastó sentir a ese chico orgulloso y soberbio herido por su causa, besarla, para hacerla vulnerable a él.
"Igual que aquella vez" recordó casi con miedo. Ella lo dejó actuar al igual que aquella vez que se coló a su departamento… Había algo dentro de él que parecía estarla llamando, era como si pudiese sentir su alma desolada y herida, sumida y ahogada en toda la arrogancia que él desprendía. Atrás de esos ojos fríos había algo más.
Pero no queriendo pensar en eso, justamente en ese momento, se dio media vuelta y salió del modesto baño.
Cuando sus ojos perlados se encontraron con los negros, ella detuvo sus pasos al verlo terminar de abotonar su anterior camisa.
—¿U-usará eso?— le preguntó pues era muy notorio el rastro de sangre.
—Sí, vámonos— respondió y ordenó. No iba a buscar entre el desorden de Naruto alguna prenda limpia que ponerse, eso sería una pérdida de tiempo.
Hinata quiso replicar pero al verlo avanzar y recoger su mochila, lo siguió.
—Por cierto— habló él un segundo antes de abrir la puerta —, sobre lo que ha ocurrido entre nosotros y…— dijo, y viéndola de medio lado la notó tensarse y ruborizarse — las posibles consecuencias.
La ojiluna apretó sus manos a la altura de su vientre y negó con la cabeza sin pretender pensarlo.
—E-eso no va a… pa-pasar— aseguró.
—¿Ah, no?— preguntó él al girar su cuerpo y darle toda su atención.
Ella soportó toda la vergüenza que eso le provocaba, ladeó su rostro escondiéndose de su mirada.
—Y-yo… yo tomo— dijo y dejó escapar el aliento abochornada haciéndolo fruncir el ceño — tomo a-anticonceptivos— agregó en voz notoriamente más suave.
Él apretó su mano en la perilla de la puerta luego de haberla tomado.
—Bien. Vámonos— mencionó en un notorio tono más seco. Bajó los escalones de la entrada y la vio de reojo seguirlo… Así que Hinata pensaba sólo echarlo de su vida luego de que él saciara su capricho. Saber eso lo molestó. ¿Cuántas mujeres no morían por permanecer a su lado, sin importar el truco barato que usaran?
Avanzó un par de metros hasta su auto y resopló molesto… pero Hinata no era una de esas mujeres, se recordó; la historia de ambos inició sólo por él, por su capricho y necedad. Volteó a ver a la chica que devolvía cuidadosamente el repuesto de la llave de Naruto al lugar inicial.
—Mph— sonrió de medio lado hastiado. Seguro estando con el estúpido dobe estaría feliz.
Él desactivó la alarma de su auto y abrió la puerta.
—¡¿Hinata?!— la voz de Sakura a lo lejos hizo al pelinegro rodar los ojos y a la peliazul detenerse y tensarse —¿Hinata, Sasuke?— volvieron a escuchar a la chica que llegaba tras ellos.
La noche estaba cayendo y Sakura luego de regresar a su casa había salido a comprar un par de cosas, anteriormente había tenido la sensación de ver a Hinata pasar corriendo mientras esperaba en la panadería por un pastel que su madre había mandado hacer, pero descartó la idea al suponer que ella estaría todavía en el viejo bar, por eso, verla en ese momento la descolocó… ¿qué hacía Hinata saliendo de la casa de Naruto y con Sasuke?
—¿Qué ocurre?¿Y Naruto?— preguntó cuando la peliazul volteó a verla. Sasuke no se dignó a dirigirle la mirada y eso la molestó.
—Verás Sakura…— habló la Hyuuga atrayendo la atención de la ceñuda pelirrosa.
—Eso no te incumbe— interrumpió bruscamente el moreno y esta vez sí volteó a verla.
—¿Qué?— preguntó aturdida ella al verlo —¡Oh, por Dios! ¿Estás bien, Sasuke?— se alarmó y fue tras él soltando de inmediato las bolsas plásticas que había estado cargando, al notar su ropa manchada de sangre —¿Qué ocurrió?— preguntó al girar al chico y examinarlo visualmente.
Él la vio con la apatía que siempre le generó —Te dije que eso no te incumbe — volvió a decir al tomarle la mano con la que pretendía revisarlo.
Los ojos verdes de ella temblaron de incredulidad ante su trato.
—Pero…
—Él… él tuvo una pelea— informó Hinata ganándose una mirada molesta de él y una sorprendida de ella.
—¿Qué?¿Cuándo, dónde?
—Sube al auto inmediatamente Hyuuga, o vete en colectivo— ordenó el chico al adentrarse a su coche y cerrar la puerta dejando parada a la pelirrosa.
—¿Vas con él?¿Por qué?— preguntó ésta desconcertada y casi molesta —¿Qué haces con él?— preguntó ahora girando a verla.
Ella jugó nerviosa con el cuello de su blusa —P-porque…
—¿Qué hacías con él, Hinata?— cuestionó casi en tono de reproche.
—Yo, yo sólo intenté curarlo allá adentro — confesó sólo lo que se atrevía.
—¿Estuviste durante la pelea?
La ojiluna negó sin pretender hacer más grande la molestia de la ojijade.
El Uchiha encendió el motor de su coche y Sakura tuvo que moverse al estar en medio de la calle, volteó a ver al chico en el interior del auto y volvió a notar con preocupación las manchas rojas.
—¿Lo curaste?— preguntó soportando sus celos.
Hinata negó —Él no se dejó— confesó.
Sakura dejó escapar el aliento al reconocer ese comportamiento evasivo del Uchiha.
—¿Cómo pasó todo?— preguntó la más calmada chica.
Hinata suspiró y cerró los ojos al resignarse a seguir mintiendo.
—Hubo una pelea en el bar, Na-Naruto ya te contará, yo salí de ahí por eso, tuve miedo, supongo— explicó en voz baja ante el asombro de la joven —. De-después lo encontré y estaba herido— mintió y se sintió más cobarde todavía, pero ¿cómo decirle que Sasuke la defendió sin hacerla sentir mal?, mucho menos pensaba decirle lo que terminaron haciendo ahí dentro.
Sakura volteó a ver al fastidiado moreno que ladeó el rostro seguro molesto por la tardanza.
—Sasuke nunca había estado así de golpeado— reconoció la pelirrosa —. Y van juntos porque… porque viven cerca, ¿verdad?— preguntó esforzándose por no ver nada malo entre ellos.
Hinata se tragó un nudo amargo en su garganta y asintió. Sakura le sonrió y ella se sintió fatal.
—Entonces ve, Sasuke odia esperar— le dijo y la ojiperla notó falsedad en la sonrisa, le asintió despacio y sus pies torpes dudaron en avanzar, haciéndolo luego de un simple 'nos vemos después'.
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Sasuke la vio cerrar la puerta del coche y arrancó de inmediato, Hinata no pudo voltear a ver a la ojijade y al Uchiha no le interesó hacerlo.
Luego de muchos metros recorridos y de un silencio estancado en el auto, Hinata, apretando sus manos, se atrevería a hablar.
—No debería ser tan cruel con ella— dijo y lo vio de reojo.
Él permaneció recargado en el asiento y sujetando a una sola mano el volante, no dijo nada.
La Hyuuga tragó pesadamente por el que sentía ser un cargo de consciencia… ahora ambos eran unos traidores.
—Sakura lo ama— añadió y desvió su rostro incómoda. Otra vez hubo un silencio en respuesta, él no pensaba decirle otra vez que eso no era amor —. Usted ro-rompe su corazón cada que…
—Yo no rompo nada— la interrumpió bruscamente sin siquiera voltear a verla, mientras salía ya a la autopista que los sacaría de ese sector de la ciudad —, ella lo hace sola al esperar demasiado de mí— aclaró — y yo nunca le he dado motivos para hacerlo. Es sólo una estúpida niña encaprichada— finalizó con el fastidio o desprecio que eso le provocaba. Él nunca había entendido qué tanto veía en él para interesarle, o por qué creía que al sentir ella algo por él, él estaba obligado a corresponderle o tratarla bien.
Hinata que había volteado a verlo apenas podía creer que estuviera hablando así, aunque sabía bien lo cruel que podía ser, no dejaba de extrañarle, no cuando había mostrado cierta bondad al ayudarla aunque él dijera que no llegó ahí para eso.
Aun así, ella ya no dijo más, Sasuke no encendió siquiera el equipo de sonido del vehículo por lo que el camino hasta el centro de la ciudad fue silencioso e incómodo para la ojiperla, que sólo se atrevía a voltear a ver de medio lado al pensativo y callado ojinegro.
Una vez que llegaron, el Uchiha se estacionó frente al edificio de la joven, Hinata pensaba agradecerle pero él se bajó, ella vio sorprendida por el espejo retrovisor cómo giró tras el coche, abrió la puerta de atrás y tomó su mochila para enseguida abrirle la puerta.
—Toma— habló secamente al entregarle su maltratada mochila.
Ella la tomó y se sintió tan incómoda por no saber qué decir —Gracias— atinó a responder, lo vio a los ojos y él no dijo más, así que asintió una vez más agradeciendo y lo pasó de largo para entrar.
—Hinata— la llamó con voz gruesa al apoyar su mano en la puerta del auto para cerrarla. Ella volteó a verlo y él a ella no.
—… ¿Si?— preguntó luego de unos segundos en silencio.
Él apretó su mano en la puerta y negó en silencio al no atreverse a decir lo que pretendía.
—No, no importa— su voz sonó más ronca al hablar.
—¿Eh?— mencionó y lo vio cerrar la puerta de golpe, volver a cruzar el auto y subir en él apenas dejándole una mirada que ella no pudo entender lo que expresaba.
La ojiperla suspiró profundamente y luego de verlo partir, terminó por ingresar y subir hasta su departamento, tenía muchas cosas qué hacer, ni siquiera recordaba si había respaldado muchas de las hojas del proyecto compartido con Naruto, y esa, debería ser su prioridad. Iba a serlo.
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O.O.O.O.O
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La noche les había caído cuando venían de camino, eran más de las nueve de la noche cuando el Uchiha cruzó la puerta de su departamento, su pequeño gato negro salió a recibirlo y él apenas le sirvió un poco de alimento y se alejó a su habitación.
Era temprano como para dormir, pero tampoco le apetecía salir y perderse en algún bar.
Su móvil sonó justo cuando se veía en el espejo sin mucho interés la herida sobre su frente, sacó el aparato de su pantalón al haber reconocido el tono, contestaría un segundo después al no pretender tenerlo ahí de no responderle.
—¿Qué demonios quieres?— respondió fastidiado al apoyarse sobre el tocador.
—Oe, teme, ¿estás bien?¿Y Hinata?, Sakura chan dijo que estaba contigo, que se fueron juntos, 'ttebayo— habló presuroso y notoriamente preocupado.
El moreno hizo una mueca de fastidio por el escándalo.
—Acabo de dejarla en su departamento. Y sí, estoy bien— informó sin mucho interés.
—¿Pero qué demonios pasó? ¿Estuvieron en mi casa?
"Y ni te imaginas qué estuvimos haciendo"
—¿Teme?
—¿Qué?
—¿Qué si estuvieron en mi casa?— repitió la pregunta.
El moreno suspiró cansadamente —Sí, buscaba algo de ropa para cambiarme, pero no encontré nada.
—¿Eh? — el rubio se paralizó y avergonzó —, sí, verás, no he lavado mi ropa últimamente y bueno…
—Naruto, no me interesa— lo interrumpió.
El Uzumaki sólo pudo reír sonoramente y avergonzado —Oe, y ¿entonces el sin cejas te dejó tan mal?— se burló ocultando el notorio asombro que experimentó cuando Sakura le dijo que iba manchado de sangre — Yo no lo noté, 'ttebayo.
—Sí, algo así— respondió en claro tono cansino.
—¿Y Hinata?¿Dónde la encontraste?— su voz se volvió más seria —Yo… yo la verdad no me di cuenta cuando…— quiso decir avergonzado por su descuido.
Sasuke prestó atención al cambio en su voz… ¿de verdad ese idiota podía sentir algo serio por esa Hyuuga?
—¿Entonces?— volvió a preguntar el Uzumaki al no escucharlo hablar —¿Dónde la encontraste?
—Ella me encontró a mí por la calle— mintió sin pretender dejarlo saber más de ellos. Lo que pasaba entre Hinata y él, era de ellos y a nadie más le incumbía.
—Oh… ya veo— mencionó el otro y tras rascarse la nuca se dejó caer en una de los sofás de su casa, al haber llegado minutos antes. Él había creído que la ojiperla estaba con alguna de las chicas, había sido un imbécil por no haberse asegurado de eso, si Hinata había partido sola, algo pudo haberle pasado pues él no vivía en la zona más segura del lugar.
—Como sea, debo colgar— informó el moreno sin más ánimos de seguir hablando. Naruto asintió y dijo un par de cosas más sobre verse el lunes en la universidad y tras escucharlo, por fin colgó.
Minutos después ya había desnudado su cuerpo y se había metido bajo el agua tibia de la ducha. Apoyó una de sus grandes manos en el húmedo mosaico de la pared y dejó que el agua golpeara su nunca al bajar su rostro, cerró los ojos un momento y casi pudo volver a sentir el calor de Hinata en su cuerpo, su aroma que poco a poco se iba y los sonidos sensuales que había logrado arrancarle.
—Joder— mencionó entre dientes antes de alzar su rostro y dejarse mojar por el tibio líquido, debía dejar de pensar en eso o volvería a endurecerse.
El pelinegro se aseguró mentalmente que necesitaba algo de distancia de esa chica, últimamente todo se estaba centrando en ella y lo iba a terminar por perder. Esto quedó claro cuando estuvo a punto de pedirle aquello, minutos antes, al dejarla en su edificio.
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O.O.O.O.O
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El domingo había pasado en un abrir y cerrar de ojos, se había despertado sobresaltada por las sensaciones que sus sueños le dejaron; estaba realmente perturbada sentimentalmente y no se entendía… Toda la noche había soñado, como ya alguna vez le había pasado, con Sasuke Uchiha sobre ella, besándola y acariciándola, penetrándola despacio; su cuerpo había reaccionado a él y con un profundo gemido que escapó de sus labios cuando él comenzó a tomarla con mayor ímpetu, fue que ella despertó, asustada y atormentada.
Había ignorado todo eso con una ducha matutina, se había colgado su mochila con el computador en ella y se había dirigido al hospital a visitar a su sensei; casi todo el día había estado ahí.
Esa mañana de lunes su despertar fue similar, de igual modo optó por tomar una ducha pero esta vez, se dirigiría a la facultad. Ojalá fuese invisible, no quería ver Naruto, ¿habría notado algo extraño en su hogar? ¿se percataría de lo que ella y aquél chico de negros ojos estuvieron haciendo en su sofá?, seguro Sakura le contaría que los vio salir, y ¿cómo estaría ella?, odiaba sentirse culpable, traidora, pero lo que más odiaba era estar tan nerviosa por encontrarse otra vez con el causante de todos sus tormentos.
Una vez que puso un pie fuera de su auto, un viento frio le ondeó la holgada falda de su vestido, el mismo que se ceñía a su cintura y se alzaba a cubrir sus senos en un escote cuadrado, la blusa blanca de cuello alto y mangas largas contrastaba bien con el negro del vestido y las finas líneas rojas que lo decoraban, unas elegantes botas altas completaban el atuendo de la desanimada heredera. Hinata se colgó su mochila al hombro y caminó siendo acompañada de infinidad de alumnos que pronto se dispersarían a las distintas facultades del campus.
Una nueva corriente de aire meció el largo cabello azulino pero a la Hyuuga no le importó, no cuando luego de varios pasos reconoció entre los autos, al ostentoso coche de su padre.
Su corazón le latió acelerado y casi perdió el aliento. Cerró los ojos y se lamentó… Neji ya le había advertido que en cualquier momento aparecería por ahí.
—Cielos, y tenía que ser justo hoy— mencionó y volvió a retomar su paso, esta vez con un poco más de prisa, tan así, que ignoró a los ojos negros de cierto joven que la vieron pasar frente a su auto, y la seguirían por un par de segundos.
Mientras caminaba no podía dejar de escuchar fragmentos de conversaciones de quienes caminaban a su lado, algunos se quejaban del frio clima, otros de algunas materias y un par de personas charlaban sobre las actividades del fin de semana, Hinata dejó de escucharlos cundo a lo lejos reconoció la figura imponente de su padre, el mismo que caminaba en su dirección desde el camino que llevaba a rectoría.
Se debatió entre seguir de largo o enfrentarse a él en ese momento. Apretó la correa de su mochila y giró su cuerpo, insegura, para esperarlo.
Hiashi Hyuuga era un hombre de una presencia imponente, ni los tres sujetos que lo acompañaban y fungían como su escolta personal intimidaban tanto, como una de sus gélidas y analíticas miradas. Tragó pesadamente y dejó escapar el aliento al colocarse derecha, ver a Neji caminando a la derecha de su padre, casi la hace sentir mejor.
—Pa-padre— saludó y agachó suavemente su rostro ante la molesta mirada que le dio el patriarca del denominado Clan Hyuuga, al escucharla titubear.
El mayor se plantó frente a ella y la reconoció, la vio inclinar su rostro y su semblante se endureció. Ella no había cambiado en lo absoluto.
—¿Có-cómo le fue en su viaje?— preguntó y a pesar de tartamudear esta vez sí le sostuvo la mirada.
—Bien, como era de esperarse— respondió secamente —.Es una desgracia que no sepas decir lo mismo— agregó al instante haciéndola abrir los ojos sorprendida —. No sé qué demonios has estado haciendo, Hinata— ella tragó disimuladamente y guardó silencio —, a veces me pregunto qué voy a hacer contigo.
Ella quiso hablar pero el semblante estoico de su padre se lo impidió.
Hiashi ordenó a sus escoltas alejarse y pronto sólo estuvieron los tres integrantes de la familia reunidos.
Con pasos firmes y sin ninguna prisa, el Uchiha avanzaba por el camino adoquinado directo a su facultad, le llamó la atención ver a aquella elegante y tímida peliazul charlando con dos hombres que de momento no reconoció.
—Es una verdadera vergüenza para su padre, mira que pedirnos marchar para que no escuchemos de sus seguros fracasos— ese comentario soltado llamó su atención.
—Esa señorita Hyuuga es sin duda alguien distinta a toda su familia— mencionó otro de los hombres vestidos de negro, el mismo que parecía tenerle cierta afinidad.
—Una niña mimada— dijo el tercero con un notorio tinte despectivo y el Uchiha frunció el ceño ante esto último.
Dejó de verlos y siguió su marcha en dirección a aquellos tres.
Hinata apretó sus manos a la altura de su vientre y eso ya no alcanzó a molestar a su padre, acostumbrado a esos gestos de debilidad e inseguridad.
—Sí, he… he estado enferma y …— quiso explicar.
—Sí— interrumpió su padre al dar un paso para pasarla de largo, se detendría sólo a verla de medio lado unos instantes —, supongo que es mucho pedirte que una simple enfermedad no te detenga— añadió demostrando la poca fe que le tenía.
Ella negó y bajó la mirada, la alzaría un segundo después al ver de reojo que cierto pelinegro se acercaba. Lo que le faltaba, más personas enteradas de sus fracasos.
—No es eso— volvió a hablar la peliazul.
—Basta ya, Hinata— el tono de voz grueso y frío paralizo a la chica y provocó que Neji la viera con pena —. No sólo eres patética como para permitir que una simple enfermedad te tumbe, sino también para presentarte en este lugar, en cuya estadía te pago, y mantener un promedio miserable y digno de pena— le dijo sin contemplación y dejó de verla.
Hinata bajó la mirada al saber que él no mentía, sus calificaciones habían bajado desde hacía unas semanas, justo antes de los exámenes.
—Me pregunto si todavía vale la pena gastar mi tiempo y dinero en ti.
—Hiashi sama— intervino Neji que entendía lo que eso afectó a su prima que lo observaba desconcertada. Dejar de gastar su tiempo en ella, era prácticamente echarla de su familia.
—Guarda silencio, Neji, también estoy al tanto que has seguido protegiéndola cuando mis órdenes eran contrarias— dijo ahora volteando de reojo a ver al chico que apretó sus dientes y puños, pero que guardó silencio.
—Eso fue...— se apresuró a hablar la joven, pero la mirada de advertencia que su padre volvió a dedicarle, la silenció sin necesidad de hablar. Hinata tragó pesadamente y completamente deshecha moralmente.
—Haznos un favor a todos, Hinata— retomó la palabra el mayor —, evítanos más vergüenza y mantente con perfil bajo. No te pido que des tu mejor esfuerzo porque vi que es pedirte demasiado— aclaró —, pero al menos, evita ridiculizar tu apellido. Somos Hyuuga y debemos conservar el prestigio— aclaró justo antes de marcharse.
Los ojos negros del chico que permaneció de pie algunos segundos escuchando, se fijaron en el altivo sujeto, alguien que le recordó tanto a su propio y estúpido padre. Él lo siguió con la mirada y el Hyuuga ni siquiera volteó a verlo.
El altivo y frío pelinegro regresaría su mirada a la peliazul y la vio tocarse el cuello mientras le sonreía falsamente al tipo alto que ahora la veía calmo, y le acariciaba la mejilla mientras le decía algo. Lo molestó ver a la ojiperla intentar darle un abrazo y arrepentirse de último momento.
El castaño se retiró y Hinata retomó su camino a la facultad mientras los caminos se vaciaban poco a poco. El Uchiha y el Hyuuga cruzarían una mirada fija y despectiva mientras el castaño se marchaba.
—Idiotas— murmuró el moreno mientras retomaba su paso siguiendo a la ojiperla. Todos los Hyuuga le parecían unos idiotas, esos dos por su arrogancia y ella… ella por su estúpida debilidad.
Hinata avanzó a pasos lentos y se llevó una mano a su rostro, al menos su padre no tuvo la idea de indagar sobre su enfermedad; no se había equivocado al guardarse todo aquél asunto como un secreto, ya la consideraba la vergüenza de su familia y seguro creería de eso como una gran mancha más que habría que ocultar, dejándola claro, como la escoria de su prestigioso clan… nada bueno iba a salir de eso, lo más seguro es que pretendiendo ocultar esa vergüenza fuese arrancada de la familia y enviada a cualquier lugar donde todos la pudiesen olvidar. Aquello no podía dolerle menos, lo que no lo hacía, era dejar de ver a su hermana y también a Neji, al que seguro le causaría un enorme dolor.
Suspiró entrecortadamente al casi haber sentido deseos de llorar.
—No… no estuvo tan mal— mencionó conteniendo el desmoronamiento moral que acababa de sufrir y luchando por ser optimista. Sonrió tristemente y se dispuso a correr porque su clase pronto estaba por comenzar.
—¿Por qué lo dejas tratarte así?— la voz fría y el firme agarre del Uchiha en su brazo, no la helaron tanto, como su cuestionamiento.
Ella abrió los ojos sorprendida, él le dedicó una mirada fija en su rostro y ella bajó la vista al sospechar que había escuchado mucho de lo que su padre le dijo.
—N-no sé de qué me habla.
—¿En serio?— preguntó irónicamente y sin soltarla.
Hinata ladeó su rostro viendo cuántas personas podían verlos.
—¿Por qué lo permites?— volvió a cuestionarle y la soltó cuando la vio incómoda por ser foco de atención de los alumnos que caminaban a sus alrededores.
Ella tragó el nudo en su garganta y empuñó sus manos.
—Es mi padre— dijo y giró para retomar su camino.
—¿Y eso qué? A él pareces no importarle menos— le aclaró ocultando molestia en su fría voz.
Ella se detuvo al escucharlo y su respiración se hizo pesada —Eso ya lo sé— le aclaró haciéndolo achicar sus ojos —, y aun así, le debo respeto.
—¿Por qué?
—¡Por muchas cosas!— casi alzó la voz al voltearlo a ver y desvió su rostro un segundo después, avergonzada por su arrebato.
—Mph— él sonrió de medio lado al verla intentar explotar su carácter —. ¿Sabes que podrías tenerlo en tus manos?— preguntó suspicaz mientras guardaba sus manos en los bolsillos de su pantalón.
—¿Qué?
—Sólo necesitas no ser tan estúpida— le dijo molesto. Hinata sufría, mayormente, porque ella lo permitía. Ella dejó escapar el aliento desanimada al escucharlo y apenas pudo sostenerle la mirada —¿Sabes cuánto están dispuestos a dar personas como tu padre o el mío para mantenernos a raya?
La peliazul negó en silencio.
—Ellos tienen mucho más que perder que nosotros— añadió el Uchiha —. Tu padre tiene un prestigio que cuidar, aprovecha eso — le dijo fastidiado y comenzó a caminar.
—Jamás podría hacer tal cosa— confesó la Hyuuga y lo vio partir. ¿Estaba diciéndole que condicionara a su padre para que la dejara tranquila sino quería ver su apellido desprestigiado? ¿Él haría tal cosa con su padre?
Tembló de sólo imaginarlo… ella tenía mucho más que perder, además, dudaba tener el carácter para hacer tal cosa.
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O.O.O.O.O
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Luego de esa mañana la ojiperla apenas tuvo tiempo para descansar, sus días se pasaban entre las inagotables clases, apenas un respiro a la hora del almuerzo, pero en sus horas libres se dedicaba a volver a recabar la información perdida del proyecto que compartía con Naruto; alguna vez se preguntó si no sería mejor armarlo desde el principio pues trabajaba doble al revisar las partes que tenía, pero definitivamente no había tiempo para ello.
Por las tardes seguía visitando a su maestra la misma que parecía mejorar poco a poco. Para su suerte y extrañez, aquel chico de mirada profundamente negra no había vuelto a aparecer, lo había visto caminando o charlando con Naruto, pero se mantenía alejado de ella.
Comenzaba a pensar que la especie de capricho que tuvo con ella estaba cumplido y olvidado, lo que aun así no la dejaba tranquila, eran esos sueños recurrentes que la que perturbaban algunas noches, donde ambos estaban juntos y era ella la que lo permitía y besaba.
—No pienses en eso, Hinata— se suplicó y se esforzó por continuar escribiendo.
Afuera la noche era fría pero la calefacción en su hogar mantenía su habitación a una temperatura agradable, la ojiperla siguió tecleando en su computador aunque internamente volvía a intentar justificar aquél acto realizado por ella y el Uchiha en la sala de Naruto.
«No eres tan buena como tú crees»
Recordó esa afirmación con la misma voz gruesa del pelinegro y su cuerpo entero fue recorrido por un escalofrío.
—Esto no es sano— se dijo y se levantó del cómodo sillón donde permanecía.
Necesitando calmarse, se recargó en el largo escritorio y tomó un sobre estampado con el pulcro escudo de uno de los colegios de más prestigio del país, sonrió al volver a sacar la carta escrita es una maltratada hoja, estaba segura que Hanabi había batallado mucho para redactarla, al principio con frases formales y después leyéndose un poco más natural. La primera vez que la leyó se escaparon sus lágrimas al leer esa línea, donde la apenas adolescente le decía que la extrañaba, luego volvió a sonreír al ver un pequeño dibujo chibi que se parecía tanto a esa castaña de ojos perlas y donde le guiñaba un ojo mientras sacaba la lengua.
Ella también era una de las razones por las que nunca se rendía, ¿cómo pensar en condicionar a su padre para dejarla ser, si tenía mucho más que perder, que qué ganar? Era imposible.
Suspiró profundamente y optó por un poco de té para relajarse un poco antes de continuar su trabajo.
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O.O.O.O.O
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Un resoplido cansado salió de los perfectos labios masculinos de cierto pelinegro de ojos ónix.
—No cambia— mencionó molesto al estar tumbado en el sofá de su sala —. Sigue siendo la misma idiota— agregó al cerrar sus ojos y llevar uno de sus antebrazos a tapar su frente. Frustrado y molesto con él mismo.
Y es que, ¿por qué le importaba?
Había decidido que se iba a mantener alejado de ella, Hinata ya era como una pequeña obsesión y él no podía caer en eso; le había gustado sobremanera poseer su cuerpo, provocarle jadear, apretarse contra ella y frotarse en su interior, penetrarla y ver su rostro, cada gesto y verla luchando con su pudor. Era algo a lo que pronto se podía volver adicto, y eso lo molestaba.
Él había sido algo así como su verdugo y la idiota esa casi lo había perdonado. Patético.
Pero después de eso, él siguió interesado en ella y la había hecho flaquear aprovechando su debilidad, o hasta su nobleza, no sabía. Y tampoco había bastado.
Él sonrió agriamente al recordar que esa noche casi le pide otra noche de esas, era un total bastardo, estuvo a punto de intentar convencerla que ella también comenzaba a desearlo, cuando era él el que no estaba satisfecho y ella, la idiota esa, sólo quería olvidarlo.
Era un imbécil, se había sentido más patético cuando se molestó por verla tan dócil y apacible soportando ser humillada, incluso le había sugerido una alternativa que a él parecía funcionarle y ella ni siquiera lo consideró, estaba seguro, pues luego de dos días escuchó de los labios de la Yamanaka que Hinata ni siquiera se presentaba a almorzar por tener muchas cosas que estudiar.
Y él, molesto por tomarle importancia, había optado por evadir esas emociones, por lo tanto, cada noche, había salido siendo acompañado por Suigetsu a cuanto bar conocían, no llegaba al extremo de embriagarse, pero nunca llegaba a su departamento antes de las dos de la madrugada, por lo tanto, la falta de sueño y los todavía presentes golpes que le dio Deidara, lo mantenían en no muy buena forma.
Se acomodó mejor en la piel de su sofá mientras meditaba si hacer lo que quería hacer, o seguir con su plan anteriormente acordado. El timbre de su departamento sonó y él no se movió, volvió a sonar y esta vez fue acompañado por unos golpes toscos.
—¡Sasuke!— el chico afuera maldijo por lo bajo —¡Sasuke, ¿estás ahí?!
—¿Qué quieres?— preguntó secamente el Uchiha al abrir la puerta y regresar al interior.
El peliblanco abrió los ojos sorprendido —¿Qué quiero? Dijiste que nos veríamos afuera del The Night a las diez— informó el chico que fue recibido por el pequeño felino del ojinegro. El chico de ojos morados primero vio sin interés al gato para finalmente cargarlo.
—¿Y?— preguntó el pelinegro al verlo de medio lado mientras se dirigía a la cocina. Estaba agotado, esa tarde tuvo entrenamiento y el idiota de Kakashi no los dejó respirar, eso y el duelo personal con ese pelirrojo generó más cansancio; no tenía idea cuánto había dormido.
El otro chico alzó las cejas desanimado, ¿se le había olvidado?
—Y, estuve hasta las once esperándote— informó dejando al gato en el suelo y entrando confianzudamente hasta la cocina, donde luego de localizar en una vitrina algunas botellas de whisky, se sirvió un generoso trago. El chico sonrió divertido luego de un momento —. La idiota de Karin entró y te buscó por todos lados… ¿puedes creer que ella todavía está esperando por ti?
El Uchiha rodó los ojos y regresó al sofá, sacó su móvil y vio que estaba a punto de ser media noche, vio las llamadas perdidas únicamente de esos dos escandalosos, por primera vez extrañó las llamadas de Itachi, hacía días que se mantenía callado y eso era extraño.
—¿Entonces?— habló el chico que llegaba a la sala para luego dar un trago a su bebida —¿Vamos?
Sasuke guardó silencio y desvió su vista al gran ventanal a un costado de la sala. Se formó un silencio que extrañó al de ojos morados.
—Por cierto— retomó la palabra el recién llegado, ganándose una mirada de reojo del Uchiha —. Esa… esa paliza, ¿es cierto que fue Deidara?— preguntó con cautela lo que se rumoreaba.
La mirada del pelinegro volvió a la ciudad tras el ventanal.
—Ni siquiera puedo imaginarlo— confesó el otro que interpretó su silencio como afirmación —. Tiene… ¿tiene algo que ver con aquella chica… la, la de la otra vez, esa de ojos bonitos?— preguntó el peliblanco que recordaba como desde que lo vio junto con esa chica, él había comenzado a cambiar. Ya no era el distante y glacial, ahora, aunque seguía siendo frío, se veía ligeramente vulnerable, no era debilidad, no, era como si le costara más mantenerse controlado, más cosas lo perturbaban… ¿cuándo había sido la última vez que lo había visto así antes de esa chica Hyuuga? Ni siquiera recordaba, tal vez cuando lo conoció, cuando ansiaba demostrar a todos que no era menos que nadie… no sabía.
Sasuke se había levantado ante la mirada y el análisis interno que el de ojos morados le hacía, y se había servido su propio trago para posteriormente asomarse al balcón. Para ese entonces, otra vez el silencio del Uchiha le afirmó al joven que sí, Hinata había estado tras esa pelea, pero ¿por qué?
—¿Esa chica no se muere por el idiota ese de tu amigo rubio?— volvió a preguntar el peliblanco que ya estaba acostumbrado a arrancarle palabras al moreno.
—Ese no es tu asunto— cortó fríamente al verlo de medio lado luego de haberse recargado en el balcón. El viento helado le heló la piel, pero el embriagante licor le entregó calor —. Hinata está en proceso de ser mía— añadió sorprendiendo al otro que no esperaba esa confesión.
—¿Te gusta?— preguntó el asombrado chico y lo vio desviar el rostro sin intención de responderle. Suigetsu tragó discretamente — Bueno, e-es bonita, pero… ni siquiera es tu tipo.
Sasuke dio un trago a su bebida mientras el viento nocturno le mecía los alargados mechones de cabello.
El otro negó insistentemente —¡Joder! Que he estado hablando de ti— dijo cayendo en cuenta —. ¿Qué demonios hay de ella? Debes estar loco o bromeando conmigo, ¿cierto?— preguntó ahora incrédulo. ¿Cómo podía decir eso si él había hecho eso con ella?
Los ojos negros del Uchiha viajaron de los altos edificios frente al suyo y la ciudad luminosa extendida en el horizonte, a la avenida del frente, vio fastidiado como las personas y el mundo avanzaban y él estaba aburrido, últimamente era poco lo que lograba mantenerlo interesado.
Suigetsu se acercó a él y lo vio con cierto recelo o preocupación.
—Es imposible— mencionó el de ojos morados, pero no era irreal lo que Sasuke decía, después de todo, él sabía que nunca la había dejado en paz —. ¿Te encaprichaste con esa chica?— preguntó seriamente y soportando el frío que indudablemente a él le molestaba más que a su amigo. Por ese momento tampoco pensaría en la idiota de Karin obsesiva, y lo divertido que sería verla llorando en semejante berrinche; por el momento sólo pensaría en lo inverosímil de todo ese asunto.
—Mph— Sasuke sonrió con una fría arrogancia —¿Por qué demonios crees que te contaría eso a ti?
—Porque en este momento, soy el único amigo que tienes— respondió el otro sin dejarse intimidar —, o dime, ¿se lo contarías a Naruto?
El pelinegro sonrió amargamente antes de terminarse el trago de su vaso y se giró para volver a ingresar.
El peliblanco suspiró frustrado, pocas veces pretendía ayudarlo pero Sasuke hacía todo muy difícil.
—Esa chica te está perturbando— le dijo cuando él mismo reconoció el hecho, vio al Uchiha colocarse una chamarra de piel negra y pretender marcharse —. Oe, ¿a dónde demonios vas?
—No es tu asunto. Cierra al salir— informó y ordenó secamente mientras abría la puerta.
—¡Sasuke!— la voz del peliblanco sonó con cierta molestia al ser otra vez subestimado — Te gusta, ¿verdad? Esa chica te gusta mucho, ¿cierto? — le preguntó antes de salir.
El pelinegro había sonreído con molestia y frustración antes de responder y dejar a un Suigetsu petrificado en su lugar.
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O.O.O.O.O
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—Prácticamente… sólo es mañana— se dijo Hinata completamente desanimada al ver el pequeño calendario colocado sobre su escritorio, lugar frente al cual estaba sentada, intentando rellenar espacios en blanco del trabajo que había perdido.
No iba a lograrlo, lo sabía, aun así, se dijo que tenía que dar su mayor esfuerzo. Se sentía tan tonta ¿cómo haber perdido semejante trabajo importante?, lo peor era que era calificación que afectaría también al rubio ojiazul.
—N-no voy a defraudarlo— se aseguró y pestañeó varias veces intentando alejar el sueño, el mismo que persistía a pesar de haber bebido ya dos tazas de café. Enfocó su vista en las anotaciones a lápiz que tenía en el cuaderno bajo su mano y regresó su atención a la pantalla del computador.
Tragó ligeramente cuando no logró evitar ver el pequeño reloj en la parte inferior de la pantalla, ya era más de media noche, si quería no verse presionada durante las horas que tuviera libre durante la jornada escolar, debía dormir como los días pasados, no antes de las dos; pero el sueño pesaba demasiado, ya era la sexta noche de trabajo.
No supo si no quiso decirle a Naruto por vergüenza o por temor a desilusionarlo, pero no lo había hecho cuando tuvo la oportunidad, ahora debía resolverlo sola.
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O.O.O.O.O
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Sus pasos sobrios y casi desinteresados lo llevaron por ese iluminado, pulcro y largo corredor, Sasuke había conducido por casi una hora por la ciudad, al principio pensó en ir a un bar como las noches anteriores, pero antes de llegar al que había elegido cambió de opinión.
Por eso estaba ahí, frente a ese departamento que, para ser de una misma mujer, había visitado demasiadas veces; sólo quería ver que sentía al verla y tenerla a solas otra vez. Tocó el timbre y éste resonó suavemente en el interior, esperó unos segundos y no hubo respuesta, volvió a llamar y tras la nula respuesta golpeó la puerta de madera.
—Hinata— la llamó en voz baja con su grave voz.
Volvió a tocar la puerta y resopló cansadamente mientras se apretaba el puente de la nariz… posiblemente ya estaba dormida.
Aun contra la razón que le advertía marcharse, él ingresó al departamento y cerró la puerta silenciosamente. El lugar como siempre estaba impecable, la oscuridad era cortada suavemente por la luz del exterior, sus pasos lo llevarían a esa habitación donde la ojiluna dormía; una tenue luz se fugaba por la puerta semi abierta.
El Uchiha suspiró cansadamente al recargarse en el marco de la puerta y ver a la chica. De pronto, el crudo y confuso sentimiento que lo llevó ahí, se disipó y él volvió a molestarse.
—¿Qué demonios pasa con ella?— se preguntó con medio tinte de molestia y fastidio, al ver a la peliazul dormida mientras permanecía recargada en su largo escritorio.
Sus pasos cansados lo llevaron a su lado, él mismo se apoyó en el escritorio y la vio de reojo; no tardó mucho, luego de echar un vistazo a los libros que la rodeaban, de entender en qué había estado trabajando… ¿por qué demonios se esforzaba tanto? ¿Por qué ese afán de querer tener a todos contentos sin importarle joderse la vida? ¿por qué era tan estúpida?, lo meditó mientras volvía sus fríos ojos a ella.
«Te gusta, ¿verdad? Esa chica te gusta mucho, ¿cierto?»
Una sensación de hastío le provocó recordar esas palabras. ¿Qué demonios podía gustarle de ella? Hinata, sí, tenía un escultural cuerpo, era atractiva medianamente y eso sólo por su personalidad patética y complaciente, pero nada más. Nada más.
Ella no le representaba nada más que sexo, exquisito y delicioso sexo.
Buscando dejar de verla recorrió con su vista el lugar, la cama todavía estaba hecha y la pijama estaba sobre ésta; observó el reloj sobre el buró y se percató que iban a ser las dos, antes de volver su vista a la dormida Hyuuga, su atención recayó en una fotografía del otro lado del escritorio, caminaría una par de pasos hasta tomarla en sus manos.
Su semblante se endureció al reconocer a ese castaño, el tal Neji, junto a éste, estaba otra joven castaña, suponía que era la hermana menor que le había mencionado alguna vez Itachi, luego, lo que más le llamó la atención, fue ver el rostro iluminado por el sol y por una enorme sonrisa de la chica que dormía ajena a su presencia; él no sabía que ella pudiese sonreír así, la observó por varios segundos siendo solapado por la lámpara tras él, la misma que iluminaba casi la mitad de la habitación.
Regresó el portarretrato al escritorio al darse cuenta que parecía estar admirándola, y al momento de hacerlo su mano rozó con una hoja arrugada, la misma que parecía haber sido perfectamente doblada y colocada en ese lugar, la tomó con aparente desinterés y tras verla sin molestarse en leer, su mirada caería a la firma de la misma… Hanabi. Lo que más le llamaría la atención sería la tinta de la pluma con la que fue escrita, pues la misma estaba distorsionada al haberse mojado; bastó con ver el rostro cansado de Hinata para adivinar que alguna vez había llorado al leerla, una de las tantas veces que seguramente lo había hecho.
Negó en silencio y dejó escapar el aliento fastidiado. Decidió irse. Antes de hacerlo casi tuvo el impulso de tomarla en brazos y cargarla hasta la cama para dejarla dormir… pero era ridículo; ya bastante tenía con estar ahí, haber detallado sus facciones finas al verla dormir e incluso, tratar de comprender qué la hacía ser así.
Por eso se fue, porque sí, quería llevarla a la cama, que Hinata se despertara y hacerse dueño de sus labios y de sus muslos.
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O.O.O.O.O
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Ya con un nuevo día y medias fuerzas recuperadas, Hinata se encontraba en la universidad. La noche anterior había caído dormida y ni cuenta se dio, dormir incómoda sobre el escritorio al menos había valido la pena, pues había casi finalizado el trabajo de forma medianamente aceptable; y justo en ese momento un remordimiento de conciencia la atormentaba, el día de mañana tendrían que presentar el proyecto y Naruto confiaba en que todo estaba listo… ¿cómo se lo diría? Debía hacerlo.
En el mejor de los panoramas habría realizado un trabajo 'decente', ella obviamente estaba perdida pues sus calificaciones venían siendo deprimentes, pero al menos Naruto era de una clase avanzada y pese a lo que todos podrían creer, era inteligente y eso no le afectaría… sólo eso lograba tranquilizarla.
—¡Hinata!— el grito de Ino la hizo voltear, ella apenas salía de su facultad y la rubia pasaba por ahí luego de haber ido a buscar a Shikamaru.
—Hola, Ino— saludó luego de una pequeña sonrisa sincera que logró reconfortarla luego de los cansados días. Verla fue como sentir que había pasado mucho tiempo desde la última vez —. ¿Qué haces por aquí?
La chica resopló molesta —Venía a buscar al idiota de Shikamaru, pero me arrepentí— dijo la ofendida rubia y Hinata abrió los ojos sorprendida.
—Ya veo— mencionó suavemente cuando la ojiverde estuvo a su lado, no necesitó ser muy inteligente para darse cuenta que esos dos traían problemas —¿Todo bien?— aun así preguntó.
Ino negó y terminó por encogerse de hombros desanimada.
—Vayamos a comer algo— sugirió la rubia —, porque todavía comes, ¿verdad?— preguntó sarcásticamente al tener lo que iba de la semana, sin reunirse al almuerzo.
La ojiperla sonrió —Sí, todavía.
La Yamanaka suspiró cansadamente y le palmeó el hombro antes de indicarle con el rostro que avanzaran.
—Lamento tanto desaparecer así, pero…
—¿Sigues con presiones familiares?— interrumpió la otra.
Hinata asintió —Algo así.
—Joder, ¿por qué todo nos va mal?— se quejó desanimada.
—¿Qué... qué ocurre con Shikamaru?— se atrevió a preguntar.
Ino negó —Todo, todo está mal.
La sorpresa fue notoria en el rostro de la Hyuuga, últimamente ellos se veían mejor que nunca, decir que no envidiaba un poco la relación tan simple y espontánea que ambos tenían, era mentir, ella había anhelado algo así por meses, aunque ahora las cosas habían cambiado drásticamente.
—No… lo puedo creer— confesó al verla. Ambas avanzaban por los sombreados jardines de la facultad con dirección a la cafetería. La Yamanaka guardó silencio y Hinata apretó la correa de la mochila que llevaba colgada al hombro, al suponer que de verdad le estaba preocupando mucho.
Un par de miradas se posaron en ambas y contrastantes chicas, la rubia de coleta alta y ajustados jeans de mezclilla y chamarra de piel café, y la lacia peliazul que portaba unos leggins oscuros y un suéter morado de cuello holgado, que se ceñía suavemente al torneado cuerpo, en ese día de tolerable frío.
—¿Crees en el karma?— soltó de pronto la rubia luego de liberar sus traidores pensamientos.
—Pues… a-algunas veces— dijo siendo cautelosa.
La rubia asintió suavemente —Creo que Shikamaru pronto me engañará.
—¿Qué?
La otra volvió a asentir al tiempo de llegar a la cafetería donde el grupo de amigos ya se encontraba reunido.
—¿Por qué lo supones?— preguntó en voz baja mientras se dirigían directamente al sector de venta de comida.
—La tal Temari esa— mencionó al ver de reojo como un Shikamaru recargado completamente en el respaldo de una silla, las seguía con la mirada —. Shikamaru se está tomando muy en serio las cosas con ella.
—Pero son compañeros de equipo— excusó la ojiperla.
—Eso es lo que me molesta— interrumpió la Yamanaka —. ¿Sabías que la tipa tuvo el descaro de pasearse por los vestidores en calzoncillos y brasiere?— informó ofendida.
—¿En serio?— preguntó incrédula la otra.
Ino asintió efusivamente —Sí, deportivos— aclaró —, pero calzoncillos y brasiere, finalmente.
—Bueno, ah, según sé nunca antes había habido una chica, tal vez no tenga donde cambiarse, ¿no crees?
—¡No me importa!— cortó todavía ofendida pues eso mismo le había explicado su novio — Lo que me molesta es que Shikamaru sea el que se haya molestado por eso y que además haya perdido medio día en busca de que el rector o alguien le autorizara un espacio aparte para ella— añadió y se molestó todavía más —. ¡Ni el jodido hermano que tiene se molestó en eso! ¿por qué Shikamaru?
—Porque… ¿es el capitán?— respondió cautelosa sabiendo lo explosiva que era, hasta cierto punto le causaba gracia pues sabía bien que Ino sólo estaba celosa.
—Pero ni el tonto y flojo del entrenador se molestó en eso— aclaró la rubia.
Hinata sonrió tontamente al recordar que Naruto y Kiba solían quejarse de las distintas distracciones de quien sí era un muy estricto entrenador. Tal vez eso sólo lo pasó por alto.
—Bueno, creo que no es para tanto.
Ino le lanzó una mirada asesina, la misma que luego de un sonoro resoplido frustrado desapareció.
—¿Sabes de qué me he dado cuenta?— preguntó ahora con un rastro de amarga tristeza.
Hinata negó en silencio al notar tal cambio.
—Que esos dos encajan perfecto. Son tan parecidos en algunos puntos, la tipa esa hasta inteligente es, ¿sabías que tiene beca completa?— informó y la ojiperla negó — Por lo poco que él ha hablado de ella, te puedo decir que la admira en silencio… y eso me ofende.
—Sólo son celos— la excusó Hinata mientras elegían lo que sería su comida. Nunca pensó que en esos días todas esas cosas hubiesen pasado.
—Lo peor es que cada día que pasa me doy cuenta más lo incompatibles que él y yo somos— confesó la Yamanaka —. Dos personas tan opuestas no pueden estar juntas mucho tiempo — añadió y la mirada de la rubia fue atraída por la figura del Uchiha que recién llegaba, dejó de darle importancia y continuó—: Es tan absurdo… ojalá nunca te pase.
¿Enamorarse de alguien tan opuesto a ella?, Hinata negó suavemente, ella nunca iba a enamorarse, no de verdad pensó tristemente.
—¡Hey!— Sakura llegó casi corriendo al lado de la rubia —¿Qué hay?— preguntó y volteó a verla, inmediatamente se percató de la presencia de Hinata a su lado; había llegado distraída y acostumbrada a no verla, por eso se sorprendió; le alzó el rostro a modo de saludo y Hinata le sonrió para de inmediato desviar su atención a la señora que le devolvía el cambio de su compra, dándole la excusa perfecta para no mantener el contacto visual —Y… ¿qué hacen?¿de qué hablaban?— añadió sin evitar sentir cierta incomodidad por la presencia de la Hyuuga.
—Hablábamos del amor— respondió amargamente la Yamanaka mientras buscaba algo de dinero.
Con la respuesta simple de la rubia las otras dos se tensaron apenas perceptiblemente… a ambas chicas les llegó el recuerdo de cierto pelinegro, porque él era el eterno amor de la pelirosa y porque Hinata era consciente de ello, y se sentía mal por lo que ocurrió entre ella y él aquél día en casa de Naruto. Luego de pensarlo mucho, supo que esa vez había sido distinto de una extraña y perturbadora manera.
—¿Amor?— repitió la ojijade —¿Ambas?— añadió suspicaz.
Ino rodó los ojos —Sí, todos somos conscientes de la escandalosa vida amorosa de Hinata, ¿no?— respondió irónicamente — Por supuesto que no, frente, sólo de la mía.
Un semblante duro se posó en el rostro de la Haruno —Creo que tu sarcasmo está de más— aclaró —, ¿o acaso le has preguntado a Hinata si ama a alguien?
—A Naruto, obviamente— respondió con simpleza la otra —, pero no, no hablábamos de él de cualquier forma— dijo con desgana.
Ino pagó su comida y Sakura no tardó en hacer lo mismo —Por cierto, Hinata— le habló la pelirrosa a la casi incómoda ojiluna —¿Qué tal todo con Sasuke?— cuestionó con marcado tono hostil.
Ino entonces pareció interesarse en el tema —Joder, sí— dijo emocionada molestando a la de ojos verdes —, ¿es cierto que te llevó hasta tu departamento? Dime, ¿intentó sobrepasarse?
—¿Q-qué?— preguntó roja la peliazul a pesar del claro tono de burla de la rubia. Ino hablaba cosas sin pensar que estaba tocando temas delicados y secretos para ella.
Sakura guardó silencio y la vio recelosa por el nerviosismo.
—¿Han imaginado alguna vez cómo será hacerlo con él?— preguntó otra vez Ino con claro morbo fastidiando a la ojijade y llevando al extremo la vergüenza, pudor y nerviosismo de la ojizul.
—Oh, por Dios— mencionó Hinata que luchaba por no recordar ninguna imagen bochornosa de ellos dos.
—…Tú sí, por supuesto— retomó la palabra la rubia al ver a Sakura —, ¿y tú Hinata?
—¿Por qué habría de hacerlo, no dices que ama a Naruto?— aclaró ofendida la chica de suéter rojo, mientras la escandalizada ojiluna sólo atinaba a negar insistentemente. Las tres habían detenido su paso a la mitad del lugar.
Ino sonrió burlona al haber jugado con la mente de Sakura y demostrarle, sin que se diera cuenta, qué tan absurdos eran sus celos.
—Mmm… supongo que al cubito de hielo no le hizo mucha gracia llevarte— habló con un poco de seriedad al regresar su vista a Hinata, luego de ver burlonamente a Sakura.
—Pa-pasaron muchas cosas— aclaró la de lacio pelo azulino, la verdad era que no quería decir mucho pues no quería caer en contradicciones.
—Así que se peleó y lo curaste— volvió a mencionar la rubia al indicarles con el rostro que avanzaran —. Ese Gaara es un tipo rudo, ¿eh?
Hinata asintió únicamente.
—Ni siquiera quiero pensar de qué forma soportaste su pesado carácter de camino a casa— mencionó la Yamanaka como un último comentario luego de haber llegado a la mesa y sentarse varios lugares lejos del chico de semblante cansado y chongo alto.
—Oi, Hinata, que gusto verte por aquí— saludó el Inuzuka que hasta ese momento había estado comiendo y peleando por la comida con una hambriento Naruto que apenas había despegado el rostro de su plato y que en ese momento le sonreía con una sonrisa zorruna y la boca con un bocado de comida.
Hinata le devolvió una sonrisa —He… he estado algo… ocupada— dijo ahora viendo al chico de marcas rojizas, esforzándose por no tener contacto visual con el pelinegro en el otro extremo de la mesa.
—Por cierto, Hinata— tomó la palabra la rubia interrumpiendo a Naruto que luego de pasar la comida, se disponía ya a hablar —, supe que ese guapo primo tuyo vino a verte— soltó risueña al ganarse la mirada cansada del Nara —¿Viene seguido por aquí?— agregó molestándolo.
—Ne-Neji niisan— preguntó y el Uchiha rodó los ojos al escucharla nombrarlo así. Hinata negó a la pregunta de la rubia —, no… de, de hecho no vino a visitarme— dijo avergonzada al recordar el regaño de su padre.
Ino torció los labios en decepción —Es una pena— comentó fingiendo decepción.
—Ah… ¿ah?— Naruto se quedó mudo al no entender eso —¿pena? ¿por qué habría de apenarte eso, Ino?— preguntó y sonrió tontamente al de verdad no entender —¿tú la entiendes Shikamaru?— preguntó ahora al chico que desvió la mirada y negó sin saber si molestarse o no por otro de los enredos que se traía su perfecta y desquiciante novia.
Sakura pellizcó a Naruto y éste pegó un grito nada discreto al no haber presentido aquello.
Ese iba a ser un largo almuerzo.
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Una sonora carcajada sonó cuando Rock Lee, que había llegado corriendo a la cafetería luego de recién salir de un examen, se atrevió a meter sus manos en la sagrada comida de Choji, el regordete chico casi le acierta un golpe en la quijada, pero el lacio pelinegro veloz como siempre, logró esquivar el mismo pero no así la silla mal acomodada tras él, cosa que provocó que cayera estrepitosamente al suelo; en la sorpresa de todos, el gordo castaño se había levantado y pretendiendo sostenerlo, había tirado al suelo el resto de la comida, una vez que Lee se puso de pie con la pieza de pollo en la boca y sonriendo victorioso por no haberla perdido –contrario al egoísta regordete-, todos rompieron en risas.
Luego de eso Sasuke se paró fastidiado por el ridículo hecho y tomó dirección a la salida, siendo visto por unos ojos jade en todo momento.
—¡Oe, teme, espéranos!— gritó el rubio — Vamos Hinata, Shikamaru, si no salimos pronto de aquí nos pondrán a limpiar las porquerías que éstos hicieron, 'ttebayo— dijo y tras salir de su lugar, dio un paso para tomar a la ojiperla de la mano y prácticamente arrancarla de su asiento.
Con un suspiro cansado Kiba también se puso de pie, fue seguido por las dos chicas restantes.
—Yo voy enseguida— informó el Nara al ponerse de pie y cerrarle el paso a su orgullosa novia.
—Como digas— le restó importancia al verlo y tras encogerse de hombros salió así, con Hinata de la mano —. Nos vemos, Ino, Sakura chan — de un grito se despidió de las otras dos.
Hinata seguía el acelerado ritmo del Uzumaki, apenas había alcanzado a sujetar su mochila y sus largas piernas lo seguían a pasos torpes, producto de las botas altas que había decidido usar; casi se sonroja al ver sus manos unidas pero negó en silencio al creer que había encontrado el momento perfecto para hablar con él.
—Na-Naruto…— lo llamó apenas con voz.
—¿Ah?
—Bueno, yo quería decirte que… bueno, sobre el proyecto que…
—Ah, Sasuke, creí que te habías marchado— habló el Uzumaki al ver al Uchiha de pie a unos metros del camino que los llevaría a su facultad.
Hinata ahogó sus palabras por la interrupción y más al notar la dura mirada que el pelinegro le dedicó, luego de haber visto sus manos; entonces notó que Naruto todavía la sujetaba y ella discretamente se soltó.
Naruto que conocía el carácter distante del ojinegro no esperó respuesta.
—Entonces, ¿qué me decías?, Hinata— preguntó regresando su atención a ella.
—Ah…— ella comenzó a jugar con sus dedos al bajar la mirada, en ese momento caminaba en medio de los dos chicos, tan distintos pero que tan nerviosa la ponía por distintas razones —, bu-bueno, yo…
—¿Alguna vez armarás una oración en un solo intento?— habló el Uchiha que avanzaba con la mirada al frente y con las manos en los bolsillos de su pantalón.
Hinata abrió los ojos sorprendida y volteó a verlo, él la vio de reojo y su molestia era palpable.
—Oe, teme, ¿qué demonios te pasa?¿por qué le dices eso?, discúlpate, 'ttebayo— ordenó el ofendido ojiazul.
—Tsk.
A Hinata se le apretó el pecho —Ah, él tiene razón— intervino en voz baja, tan así, que ambos guardaron silencio y voltearon a verla, uno con un frío interés y de medio lado, el otro de forma nada discreta al casi girar su cuerpo a ella —, m-mi padre… él, él suele molestarse por eso— dijo y sonrió incómoda.
Naruto alzó ambas cejas sorprendido y el otro volvió su vista al camino.
—Ah, pero no pienses en ello, 'ttebayo— intervino Naruto al notarla —, mejor dime, ¿todo listo para mañana?¿tienes algún problema en que pueda ayudarte?— cambió de tema a otro que suponía, le incomodaba menos. Los tres estaban llegando a la facultad que compartían.
La ojiperla dejó escapar el aliento y mordió su labio un segundo después. El de ojos negros, siendo más perceptivo de inmediato notó que algo le pasaba, Naruto por su parte, no se percató.
—Bueno… de hecho…
—¡Naruto sempai!— el grito de una chica distrajo al rubio que giró su cuerpo entero al camino principal a ese edificio, al cual estaban a punto de ingresar.
—¿Eh?— mencionó el joven que notó como la chica que lo llamaba se quedaba a metros de distancia, bajo la fría sombra de los árboles —¿Es a mí?— le preguntó todavía a la joven al señalarse con el pulgar.
La chica asintió efusivamente y le pidió con la mano que se acercara.
—Bueno… supongo que ahora vengo, 'ttebayo— les dijo a los otros dos que se habían detenido con él, mientras, con una extraña timidez se acercaba a la castaña de pelo rizado que le hablaba.
—¿Quieres dejar de verlo?, más patética no puedes ser— soltó el soberbio pelinegro al notarla pendiente de Naruto.
Hinata llevó su mirada entre asustada y sorprendida a él, y terminó por bajarla segundos después.
—L-lo siento… de-debo irme— se disculpó y se giró para marcharse.
Él casi la toma de la mano para llevársela de ahí, pero dominado por su ego herido la dejó partir. La peliazul se fue con un vacío en su estómago por la crueldad de sus palabras… ella ni siquiera había visto de una forma romántica a Naruto, simplemente le extrañó la situación, supuso que estaba molesto pues alguna vez le dijo que no la quería ver cerca de él. Ni siquiera sabía por qué eso la incomodaba.
Dejó escapar el aliento y terminó por negar despacio. Al final no le pudo decir nada a Naruto.
—Ahora debo correr si quiero llegar a Literatura— se dijo al intentar dejar de lado todo ese asunto.
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Luego de diez minutos Hinata vio resignada como de nueva cuenta sus compañeros habían acaparado los asientos de en frente, y ella, otra vez, se quedaba relegada en el fondo.
Mordió su labio ansiosa… no escuchaba nada. suspiró desanimada viendo al anciano catedrático que parecía recitar alguna cita célebre que sería la que analizarían durante esa hora.
"Podría revisar otra vez el proyecto" pensó como una opción más provechosa, después de todo, salvo que preguntara a cualquier estudiante qué decía el profesor, no se enteraría de nada.
La clase, si se podía llamar así, continuó como normalmente, de vez en cuando algún estudiante alzaba la mano y preguntaba y era entonces cuando ella creía tener idea de qué iba el tema, pero después, todo se volvía un silencio quebrado por un murmullo. Hinata negó en silencio y optó por analizar el borrador que traía de su proyecto, tan ensimismada estaba que no se percató cuando la puerta se abrió con un escandaloso chillido y se cerró instantes después.
—Hey, ¿interesante la clase?— la voz ronca a su lado no sólo llamó la atención de ella, sino de la clase entera, incluido el profesor que guardó silencio y bajó sus gafas para apreciar al pelirrojo que había osado interrumpirlo.
Hinata se enderezó y viendo que se hicieron dueños de la atención total de los presentes, se ruborizó en extremo.
El profesor carraspeó —¿Podemos continuar?— preguntó ahora en un perfecto tono de voz.
El pelirrojo que frunció el ceño sólo se encogió de hombros y se sentó a un costado de la abochornada chica.
Un resoplido cansino y una queja sobre revoltosos estudiantes se escuchó de los labios del profesor, y, de inmediato recuperó su tortuoso tono bajo, que crispaba los nervios de los presentes.
—¿Y?— volvió a hablar el pelirrojo vestido otra vez todo de negro —¿interesante?
Hinata, controlando el calor en su rostro negó —No escucho nada.
—Mph— él sonrió de forma torcida llamando la atención de la ojiperla que prefirió dejar de verlo.
El chico la ponía nerviosa, más después de lo ocurrido en el bar.
—Oe— volvió a llamarla —¿sales con aquél presumido?— preguntó al meter sus manos en los bolsillos y recargarse en el respaldo del largo asiento que compartían. A él no le interesaba la clase.
"¿Presumido?" pensó la ojiperla "… se refiere a Sasuke"
Ella no pudo contestar y jugó con una de las esquinas de las hojas que anteriormente había estado revisando.
El de mirada verde esperó unos segundos por su respuesta —Si fuera sí, ya habrías respondido, así que deduzco que no— su voz ronca aunque fue suave, la estremeció.
—N-no es…— dijo y dudó, terminó por apretar sus ojos rindiéndose —, no es algo de lo que me guste ha-
—Sal conmigo— interrumpió el chico que ahora apoyaba sus antebrazos en el escritorio y la volteaba a ver a la cara.
Ella abrió los ojos sorprendida.
—¿Qué?
—Tengamos una cita— invitó el chico que volvió a sonreír de medio lado. El aire de maldad que siempre lo acompañaba le provocaba cierta desconfianza, pero verlo sonreír aunque fuese de esa forma, le impedía un desprecio por él… él, de cierta forma extraña, le agradaba.
—N-no— dijo aun así.
—No es una cita romántica, sólo salir porque sí. Ni siquiera conozco la ciudad, ¿qué dices?— insistió el joven que ahora volteaba a ver fríamente a un par de personas que los escuchaban charlar y, por consiguiente, habían volteado a verlos. Él sonrió cuando por fin aquellos indiscretos volvieron a sus asuntos.
—N-no… no lo sé— dijo sin querer ser descortés.
—Piénsalo— dijo y observó su reloj digital y lo comparó con el que estaba al frente, sobre la pizarra. Faltaba poco para que la clase terminara.
Ella asintió —Lle-llegaste tarde— le dijo para cambiar de tema, tal vez.
Él volteó a verla —Yo no lo creo— mencionó y luego de verse unos segundos ella pareció entender, desvió la mirada y fingió poner atención a la clase mientras rogaba por no ruborizarse.
Los diez minutos que quedaban de clase se fueron entre charlas sin sentido y algún comentario soltado por el ojiverde que ponía nerviosa a la heredera Hyuuga, tal vez con ese fin o tal vez ella ya lo estaba malinterpretando, el asunto era, que Gaara, por primera vez, estaba realmente entretenido con una chica.
La mirada de Hinata se desvió a los grandes ventanales del salón, vio como variedad de alumnos caminaban ya por el pasillo y tras ver el reloj, comprobó que su clase se había extendido ya con cinco minutos.
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—¿Puedes creerlo, Teme?— volvió a preguntar Naruto por sexta vez en esa hora — Esa chica sólo pretendía usarme de mensajero, 'ttebayo— añadió sintiéndose ofendido.
El Uchiha rodó los ojos mientras caminaba a su lado, mochila al hombro y con las manos en los bolsillos de su pantalón.
—En fin, sólo acepté porque nos queda de pasada, de verás— dijo y se rascó incómodo la nuca.
—Por supuesto— soltó irónicamente el otro en su característico tono aburrido.
—Ah, mira, ahí está el salón, ¿qué no es la misma clase de Hinata?— mencionó al apuntar a un salón cercano.
El Uchiha frunció el ceño y siguieron avanzando.
—¡Claro que es! ¿cómo pude olvidarlo?— volvió a hablar el Uzumaki al apresurar sus pasos —¡Hi-!— intentó llamarla en un grito pero se paralizó al ver a la ojiperla sonreír con el chico culpable de hacerlo fungir como mensajero.
Tras dos pasos más, el Uchiha se detuvo a su lado, éste tensó su mandíbula al ver al idiota pelirrojo parecer arrancarle una basurilla del flequillo a Hinata, y ésta dejarse tocar mientras no le despegaba la mirada de encima; lo que le hizo casi doler la mandíbula por la tensión, fue verla ruborizarse.
Naruto, que había perdido el habla volteó a ver al pelinegro —¿Tú qué piensas?— preguntó seriamente al también haberle gustado poco lo que vio —¿Teme?— lo llamó al verlo avanzar rumbo a la salida en aparente naturalidad —¡Oe!...ah, ¡joder!— mencionó el rubio indignado cuando el Uchiha no volteó a verlo, a pesar de todo, él debía quedarse.
Adentro del aula la clase terminó, Hinata se levantó y enseguida notó la presencia de Naruto en el exterior, el rubio parecía distraído y supuso que acababa de aparecer.
—Conseguiré la tarea, ¿la necesitas?
El chico negó, ella alzó ambas cejas y el pelirrojo se marchó luego de despedirse e insistir en que pensara en su propuesta. Ella negó con cierta gracia y se dispuso a alcanzar a cualquiera de sus compañeros.
En el remolino de gente que se hizo al salir, Naruto pudo localizar a su nuevo compañero de equipo, le entregó la carta y tras un intento de severo interrogatorio que incluía a Hinata entre los cuestionamientos, el tiempo se le pasó al punto de ya no ver a la chica en cuestión marcharse.
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—¡Oh, cielos!— se lamentó Hinata que al momento de salir se percató que una ligera lluvia caía incomodando a la mayoría de los presentes, los mismos que se apresuraron a ir, unos a la cafetería del lugar y otros directo al estacionamiento.
Cuidando de no resbalar por el tacón de sus botas, Hinata caminó presurosa por el camino de adoquín que llevaba al estacionamiento. Varias personas, con menos problemas con sus zapatos, la pasaban de largo sin voltearla a ver siquiera. Ella suspiró desanimada mientras se imaginaba ya en su departamento, con una taza de té caliente luego de haberse duchado. Ese día había sido muy extraño.
Avanzó dejando atrás varias líneas de autos, al haber quedado estacionada en un sector no tan privilegiado en las orillas del enorme lugar. Cuando vislumbró su auto cerró los ojos desanimada y suspiró cansadamente al reconocer al chico que, sin importar las constantes gotas que caían sutilmente sobre toda la ciudad, la esperaba recargado en la puerta principal del auto.
¿Ahora qué quería?
El sonido de sus pasos sobre el suavemente mojado suelo fue casi imperceptible, ella jugó con sus dedos y mordió su labio inferior al verlo a los ojos y llegar a su lado.
—U-Uchiha san— saludó según su educación lo exigía —¿Q-qué se-?— quiso hablar pero él la tomó de la mano y la jaló a él, haciéndola golpearse a su pecho con firmeza.
—¿Volvemos al principio?— preguntó y sus rasgos mostraban clara molestia.
Ella que no lo había dejado de ver a los ojos, jadeó sorprendida y terminó por desviar la mirada.
—¿Q-qué quieres?— terminó por preguntar al entender que se molestó ante su formalidad.
Él sonrió de medio lado, molesto.
—Primero, que dejes de ser tan estúpida y confiar en el primero que se te presente… ¿no te ha bastado ya?— preguntó sin soltarla y alzarle el rostro para que lo viese a la cara.
La ojiluna negó incrédula y jadeó, dejando un suave vapor salir de sus labios.
—Y segundo— volvió a hablar roncamente girando con ella y pegándola al frío metal de su auto —, quiero saber, qué demonios voy a hacer contigo, Hinata— confesó al pegarse él a ella al haberla acorralado.
La Hyuuga perdió el aliento y lo vio a los ojos… ¿Qué iba a hacer con ella?, no lo entendió y no dejó de verlo a los ojos, ella estaba quizás asustada o sorprendida y él… él se veía cansado, frustrado y molesto, todo en ese rostro perfecto y mirada dura.
Hinata tembló.
—¿De… de qué hablas?— atinó a preguntar. En ese momento ni siquiera un auto que se retiraba se atrevió a romper el momento que esos tenían.
Él dejó escapar el aliento frustrado y luego de haberla liberado de su firme agarre, posó ahora su fuerte mano en la cadera femenina, apretándola más al coche para inmovilizarla; Hinata no dejó de verlo a los ojos sin saber qué pretendía y él apoyó la otra mano en el auto, acorralándola con su cuerpo.
La ojiperla se estremeció.
—Alguien pue-puede vernos— susurró y no supo por qué eso la asustaba pero no la aterraba.
—No me importa— dijo roncamente. Varias personas rondaban el lugar a varios metros de ellos, pero Hinata mantenía su petrificada atención en los ojos negros a centímetros de ella —. Tal vez es lo que quiero.
—¿Qué?
—¿Cómo puedo ser más claro?— cuestionó y su voz no perdió el tono gruesamente molesto a pesar que hablaba en voz baja.
—¿E-es p-por lo de… Na-Naruto?— atinó a preguntar ya que al mediodía lo había notado enojado luego de almorzar —Bu-bueno é-él fue el que…
—Eres mía, Hinata— interrumpió roncamente haciéndola verlo sorprendida.
—¿Estás…?— quiso preguntar pero él la besó, besó sus labios ahí frente a mucha gente que bastaba con que voltease a verlos para reconocerlos.
Sasuke no tardaría mucho en enredar sus manos en la pequeña cintura de la Hyuuga. Mientras la besaba le mordió un labio haciéndola quejarse y apretar sus ojos. Él se apretó más a ella.
"Joder" pensó frustrado.
Total y completamente de él, así era Hinata.
Y no sabía por qué la besaba, si la detestaba, casi sentía despreciarla. Odiaba su debilidad que siempre le recordó a una de las personas que más quería, odiaba no ser nada para ella y se odiaba a él.
«Te gusta, ¿verdad? Esa chica te gusta mucho, ¿cierto?»
Él deslizó una de sus manos bajo su blusa y acaricio la suavidad de su piel. Hinata se tensó ante la tibieza de la descarada caricia, jadeó cuando lo sintió deslizar sus dedos bajo su sostén y apretarle uno de sus senos.
Sasuke, celoso como estaba, ingresó violentamente su lengua dentro de la boca de la Hyuuga mientras apretaba el jugoso seno. Era cuestión de segundos para que él se endureciera completamente. La escuchó quejarse por el ritmo de su beso y él cedió ante ella, besándola más despacio. Hinata pareció relajarse y en algún punto él logró que ella no lo rechazara.
«Te gusta, ¿verdad? Esa chica te gusta mucho, ¿cierto?»
"Maldición" pensó el Uchiha molesto al volver a recordar aquello.
«Sí, me gusta mucho, ¿y qué?»
Las palabras que le escupió a Suigetsu retumbaron en su cabeza. Él lo supo desde antes, tal vez desde que la vio llorar por él, por eso había intentado alejarse… pero reconocerlo en voz alta era lo que posiblemente más lo había molestado.
Poco a poco y pese a la disconformidad masculina, el beso se terminó luego que el oxígeno se les acabó.
Hinata lo vio sonrojada al darse cuenta, asustada, que se había dejado besar.
Él no se apartó ni dejó de acariciarle el seno, lo que obligó a la ojiperla a mantenerse quieta.
Los ojos negros se fundieron en una mirada con aquellos ojos perlas, casi de un tono violeta suave.
Sí, le gustaba, le gustaba mucho y le gustaba sólo para él. Lo reconoció al regresar despacio a sus labios y Hinata se lo permitió, tal vez por lo asustada que estaba o tal vez porque creyó que si no lo hacía, todos los iban a notar… no podía pensar con claridad con esos ojos profundamente negros viéndola penetrantemente.
Entonces, ambas bocas volvieron a unirse y Sasuke dejó escapar un sensual sonido de su garganta al hacerlo.
¿Cómo podía gustarle tanto? Al principio era sólo el placer que ella podía darle… ahora no sólo quería ese cuerpo delicioso, sino que también quería esas sonrisas tontas y esos sonrojos patéticos sólo para él.
¿Qué demonios iba a hacer?
Continuará…
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Hola chicas (:
Otra vez siento la demora en actualizar, he roto un record con dos meses D: Explicaciones sobran pero seguro no les interesan xD Sólo me queda prometer que ya no voy a volver a tardar igual.
Hace como diez días o no sé, publiqué otro fanfic SasuHina o más bien NaruHinaSasu o al revés xD y bueno, aunque ese lo voy a ir sacando cada que pueda, pues sí es otro 'compromiso' que tomé, por lo meteré los capítulos ligeramente más cortos en todos mis fics para no demorar tanto. Eso.
Ahora sólo agradecer comentarios y a las niñas que han agregado en fanfic a favorito, ustedes ya saben quiénes son ñ.ñ Gracias.
•Yukki Onna •mon coeur •Cami-shama •Patohf •WawisZ •wendyl0327 •̉Julia •JoMonHim •Mimi's es •Marshmallow •chibilebasi •KattytoNebel •Daisuke-37 •Dark Amy-chan •Pamaig •Nicolai P. Sherman •Abbi •Karla XM •gristardream13 •Tsuki Hime •tsuki •cherrymarce •DarkHikari •HinataShakugan-15 •FranTargaryen •Zolih •mizukihyugauchiha •uchiha-mei-chan •DAMIC00 •Leslie Mukami Angel o demonio •Itzel 3 •Nami-23 •xXAikawaiiChanXx •frangarrido1993 •Ale302 •Francisvict • y a dos guest.
Besotes, no saben lo bonito que se siente recibir sus comentarios, a veces llegan cuando andamos depres y nos roban una sonrisa, lo digo porque me ha pasado más veces de las que recuerdo xDD
Gracias por seguir aquí ñ.ñ
Espero que les haya gustado y bueno, ya Sasuki ya siente algo, veamos cómo reaccionan ambos a eso. Sólo recuerden que todo a su tiempo, excepto los lemons, esos sí vienen seguido :v
Chain :*
