LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD DE MASASHI KISHIMOTO. LA HISTORIA EN CAMBIO, ES MÍA.

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VESTIGIOS DE UN CORAZÓN

Las diminutas gotas de agua que estaban cayendo del cielo poco a poco aumentaron su presencia. Un coche que salía pasó tras el auto de la ojiperla y Sasuke, todavía besando a Hinata, movió su cuerpo y encubrió esa caricia con alto grado de posesión que le estaba dando. Ella se encogió en sus hombros y se apartó de sus labios al darse cuenta del enorme riesgo que estaban tomando. ¿Desde cuándo estaba tan preocupada por cuidar la clandestinidad de eso?

Cerró los ojos y lo apartó. Y es que lo que más la atormentaba era que él parecía hacerla caer en su juego, Sasuke nunca pretendió guardar el secreto, al contrario, él siempre la presionó para hablar e incluso estúpidamente cobrar venganza… ahora estaba en un serio problema. Ella y él tenían algo, por muy torcido que eso fuera.

Negó en silencio. No podía creerlo, no podía ser.

—¡Basta!— exigió y retrocedió un paso empujado su mano para librarse de su tacto.

—¿Qué?— preguntó molesto viéndola acomodarse su ropa, e intentar limpiar el rastro suave de sus salivas en los labios.

Hinata jadeó atormentada por todo lo que sentía, ¿por qué lo dejaba tocarla así como así y por qué lo besaba? Lo vio a los ojos y negó en silencio.

—E-esto es… es una aberración— mencionó al retroceder un par de pasos más mientras buscaba a ciegas las llaves de su auto.

Él sonrió molesto —¿Aberración? ¿Por qué? ¿Por qué te gusta y te atormenta?— preguntó achicando los ojos y la paralizó cuando ya había logrado obtener sus llaves. La mirada negra se tornó hostil… con Hinata siempre parecía ser lo mismo, creía avanzar un paso y en realidad estaba retrocediendo dos.

La lacia peliazul negó insistentemente haciendo mover su cabello —N-no me gusta— negó y ni siquiera ella pudo convencerse de sus palabras, hecho que sólo le generó incomodidad en su garganta. Ya no pudo seguir hablando para convencerlo de nada.

Los labios varoniles del Uchiha se curvaron en una sonrisa despectiva. ¿Cómo pudo encapricharse tanto con ella? Avanzó dos pasos y Hinata nerviosa y tratando de ocultarlo, encajó sus llaves en la puerta para enseguida quitar el seguro. Cuando abrió la puerta, la mano de Sasuke presionándose contra ésta, la volvió a cerrar.

—¿Qué es lo que realmente está molestándote?— le preguntó roncamente al volverse a colocar frente a ella, acorralándola una vez más entre su cuerpo y el auto — Porque, ¿sabes, Hinata?... Tus palabras pueden pretender mentirme; pero la humedad entre tus piernas la vez pasada, no me engaña— dijo haciéndola abrir los ojos sorprendida.

—¿Quiere callarse?— casi alzó la voz y lo empujó. Su cuerpo estaba temblando por lo crudo de sus palabras y lo verídico de las mismas.

—Mph— él sonrió arrogantemente. Disfrutaba como pocas cosas verla tambalearse y dudar hasta de ella misma cuando le ponía la verdad en la cara.

—Está equivocado— susurró ella viéndolo a los ojos sin saber cómo podía sostenerle la mirada —. Y… y ya no lo diga— suplicó avergonzada y sintió, tontamente, sus mejillas sonrojarse.

—¿Por qué te atormenta?— le preguntó con verdadera curiosidad —¿Porque es precisamente conmigo con quien comienza a gustarte acostarte? ¿O porque querías llegar virgen al matrimonio y hacerlo únicamente con la persona que amaras?— añadió con burla y un tinte de desprecio en eso último.

Ella dejó escapar el aliento que fue visible como una capa de suave vapor y negó al bajar su mirada, de pronto se sintió humillada por él. Apretó sus manos en puños e inhaló profundamente y en silencio.

—No necesariamente hasta casarme— dijo ofendida y sin alzar su vista a verlo.

Él apretó sus manos en puños y tensó la mandíbula. Su sangre casi hirvió al entender lo que quiso decirle sin ser completamente abierta. Entonces con el imbécil de Naruto sí lo hubiese hecho, pues él era la única persona a la que ella veía con ese brillo peculiar en sus ojos. Su odio por el rubio incrementó notoriamente en ese momento.

—Pues es una lástima, Hinata— respondió él y ocultó su molestia en una sonrisa soberbia —, porque pienso ser el único en ti…— añadió haciéndola verlo a los ojos.

¿Qué dijo?, se preguntaron ambos.

—… al menos, durante un buen tiempo— el Uchiha se obligó a añadir.

Ella tragó pesadamente ignorando el temblor extraño que sus palabras le provocaron.

—¿A qué viniste?— preguntó cuando lo vio recargarse en el auto, liberando la puerta que a ella ya no le interesó abrir.

—A pedirte otra noche— contestó secamente lo que antes no se había atrevido. La verdad era que Hinata tenía la facilidad de hacerlo perder la serenidad y el porte seguro con el que siempre marchaba, y ella parecía ni siquiera notarlo.

—¿Qué?— preguntó ella apenas con aliento. ¿Hablaba en serio?

—Lo que oíste— aclaró él al erguirse en su altura y voltear a verla. Hinata trató de no demostrar el asombro que le generó y no se movió, lo vio a los ojos —. Quiero tenerte otra vez, toda la noche, Hinata— su voz ronca y la idea que sus palabras transmitían, le erizaron la piel a la Hyuuga.

Ella no fue ni capaz de moverse y él se sabía un miserable, pero poco le importaba. La quería una noche completa en su cama, desnuda, sudada y jadeante bajo su cuerpo y bajo sus mantas. Quería sumergirse en sus muslos y besar sus labios; ansiaba no dejarla ni respirar y hacerle doler su garganta de los gemidos que se juraba le arrancaría. Quería extasiarse con ella y hacerla, esta vez sí tocar el cielo.

Todo eso y más quería, lo reconoció al verla casi con desinterés. Entonces ella dejó escapar el aliento ante su mirada fría, y él se acercó buscando acariciar su mejilla para volver a besarla y seguir confundiéndola y hacerla enfrentarse con sus demonios.

—Ya… por fa-

—¡Uchiha san!— un agudo grito tensó a Hinata e hizo maldecir en silencio al joven de ojos negros.

La ojiperla retrocedió dos pasos y él bajó la mano con la que pretendió acariciarla.

Unos presurosos pasos se detuvieron y la chica jadeó cansada al llegar tras ellos.

—U-Uchiha san, Hinata— saludó la despistada joven y ante el silencio absoluto de los otros dos, pareció preocuparse —¿Interrumpo algo?

La lacia peliazul negó rápidamente —N-no Matsuri.

—¿Qué quieres?— preguntó secamente el pelinegro al voltear a verla apenas de medio lado.

Hinata se tensó por su tono malhumorado y Matsuri resopló cansadamente, buscó algo en su mochila y pronto le extendió su mano con un folder en ella.

—Es mi parte del trabajo para mañana, supongo que lo entregará usted— mencionó la joven al resultarle menos incómodo entregarle su parte, a pedirle la suya.

Sasuke la tomó y revisó el trabajo al sólo abrir el folder.

—Bien.

La castaña abrió los ojos sorprendida —¿Bien?— se preguntó en voz baja y carraspeó extrañada —Supongo que… que ya tiene su parte, ¿cierto?

La fría mirada negra se encontró con la achocolatada de la joven de Suna, la misma que frunció el ceño.

—E-esto es de verdad importante para nosotros los del curso inicial y…

—Está todo listo— la interrumpió secamente.

—Oh— dijo ella avergonzada —, me da gusto— añadió sin saber qué más decir y entonces sus ojos viajaron de uno a otro, Hinata parecía asustada y él molesto.

—Ah, yo debo irme— la Hyuuga rompió el incómodo silencio que se formó.

Matsuri asintió —Ah, sí, sí, yo también— dijo y se giró.

Cuando Hinata abrió la puerta del coche, el Uchiha la tomó de la mano impidiéndole entrar, ella lo volteó a ver casi con miedo de que la chica todavía presente se percatara de ello.

—Entonces, confío en que usted entregará el trabajo mañana— dijo la castaña que volteó a verlos.

—Ya te dije que sí— respondió fastidiado y la chica sonrió a pesar de ello, alzó una mano y se despidió con una sonrisa satisfecha; se fue dejándole unas palabras cordiales a la ojiperla y asegurándole que se verían al día siguiente.

Hinata se forzó a sonreírle y de igual modo alzó su mano derecha despidiéndose de ella. Una vez nuevamente solos, Hinata jaló de su mano.

—¿Por qué disfruta jugar conmigo?— le preguntó seriamente.

Ojalá estuviera jugando, meditó para sus adentros el de mirada negra y no dijo nada, se limitó a verla tranquilamente.

Ella volvió a jalar de su mano y esta vez logró liberarse sin mucho esfuerzo. Terminó de abrir bien la puerta del auto y arrojó su mochila en el asiento del copiloto.

—No pretendo jugar contigo, Hinata— soltó el de ojos negros y ella se tensó al escuchar su grave voz, no volteó a verlo y él sólo la vio de reojo entrar en el auto. Hinata tembló mientras cerraba la puerta y encendía el vehículo… ¿no jugaba?¿entonces qué hacía? Dio reversa al vehículo y evitó ver al chico que se marchó con las manos en los bolsillos en dirección contraria a ella.

O.O.O.O.O

Luego de ese encuentro la ojiperla no pudo sacarse a ese chico de la cabeza. Había conducido hasta su departamento, hecho sus deberes y tareas y finalmente, había decidido visitar a su maestra en la clínica para distraerse y tener algo de quietud en el lugar.

La noche la encontraría charlando con su profesora y Asuma, la mujer de mirada rojiza se veía ansiosa por poder marcharse pronto de ahí pero no sería hasta la mitad de la semana siguiente cuando por fin pudiese retirarse.

—Luces mucho mejor, Hinata— comentó Kurenai al sonreírle.

La Hyuuga correspondió su sonrisa —Es extraño pero… estar aquí me tranquiliza.

La mujer mayor negó en silencio y mantuvo su sonrisa —Debes ser posiblemente la única persona en el mundo que sienta eso.

—Posiblemente— aceptó la ojiluna —. Aunque es normal, vivimos horas de real angustia cuando ese accidente ocurrió, entonces venir aquí y saberlos bien es reconfortante— añadió la chica al acariciarle el vientre abultado bajo esa manta azul afelpada.

—¿Y qué tal todo con ese novio?— cambió el tema al notarle una sonrisa triste.

—¿Uh?

—La hora de visita se acabó— una enfermera entró distrayendo a ambas y brindándole a la peliazul una vía de escape a ese cuestionamiento incómodo.

—Supongo que debo irme— mencionó Hinata —. Estaré aquí el fin de semana y también vendré el día que por fin te den el alta médica— aseguró.

La otra negó cansadamente —No te preocupes por mí, estudia, sal, diviértete— aconsejó y suspiró—. Aquí todo estará bien y nada me alegrará más que saber que esa depresión que te vi en aquellos días, ha pasado ya— le dijo y le guiñó un ojo.

Hinata sonrió —Bien, pero de ningún modo dejaré de venir cuando salgas— cedió pero no del todo, pues lo que menos quería era dejarle ver lo que estaba pasando. Kurenai era muy intuitiva y en cualquier momento podía darse cuenta de todo, y la verdad, ya no sabría cómo explicarle las cosas pues todo había cambiado; había pasado de ser abusada, cuidada y protegida por lo misma persona, por ese que le aseguró no ser alguien bueno y que pretendía seguirla metiendo en su cama. Se estremeció de sólo pensarlo.

—Envía saludos a Neji que se molestó en venir a vernos— volvió a hablar la mujer en la cama distrayendo a Hinata de sus pensamientos.

—Lo haré— aseguró —. Debo irme— dijo y tras dar otra suave caricia al vientre de la mujer salió de ahí. Se despidió de Asuma que permanecería con ella un momento más y se marchó de regreso a su departamento.

O.O.O.O.O

La mañana siguiente, sábado, Hinata estacionó su auto entre los muchos más que había en ese estacionamiento universitario. Se llevó una mano al cuello y movió su cabeza de lado a lado intentando liberar un poco de tensión. Suspiró y volteó a ver esa carpeta donde mantenía prensado su trabajo según las especificaciones del catedrático.

Abrió la puerta del vehículo y se colocó un elegante abrigo negro que cubriría casi la totalidad de su vestido morado ceñido al busto, y que sólo exhibiría su delgada blusa de cuello alto y de tonalidad un poco más suave al vestido. Tomó su mochila y preciado trabajo y se encaminó a su facultad. Sus pasos fueron suaves en esas botas de pequeño tacón pero su corazón golpeaba nervioso.

Mordió su labio y suspiró profundamente.

—Debí decirle— se dijo luego de varios metros recorridos.

En esa primera clase tendría el taller que compartía con Naruto y ahí mismo debía entregar su proyecto, estaba segura que lo decepcionaría pues aunque su trabajo era bueno, en él no habían ni rastros de aquél que anteriormente habían armado.

—Cielos… me pregunto si se molestara— mencionó al ir avanzando.

—¡Ey, Hinata!— la voz de Ino en un punto lejano del estacionamiento la distrajo. Hinata le sonrió y alzó su mano saludándola —¿Nos reunimos a comer?— gritó la rubia que llevaba dirección distinta a ella.

La ansiosa ojiperla asintió y se despidió de un movimiento de manos. Se decidió a apresurarse y hablar con el rubio antes de entregar el proyecto, durante el camino no haría más que reprenderse y odiar la cobardía que tuvo y el intento vano de arreglar las cosas sola… tal vez él la hubiera entendido y no estaría por entregar un trabajo indigno.

—Hinata— la voz animosa de Matsuri la detuvo apenas entrando al edificio de su facultad.

—Hola, Matsuri— saludó y se obligó a sonreír a pesar de su nerviosismo.

—¿Todo listo con su trabajo?

—¿Eh?... sí, a-algo así— dijo y abrazó la carpeta a su pecho.

La castaña sonrió —Me alegra, supongo que nosotros también— dijo y extendió su sonrisa.

Avanzaron varios metros esquivando alumnos y caminando entre ellos, Matsuri había hablado sobre algunos inconvenientes que tuvo para reunir información y le cuestionó algunas dudas que Hinata, con la cabeza en otras cosas, apenas pudo responder; cuando la chica de Suna se vio saciada en el tema escolar, pretendió cambiar el tema y dirigirlo a lo relacionado sobre cierto pelirrojo de mirada fría, pero justo en ese momento Hinata visualizó a Naruto fuera de la enorme aula que compartirían.

—¡Sí, Shikamaru!, el próximo juego les pasaremos por encima a los perdedores de aquella universidad, 'ttebayo— aseguró el rubio y Hinata detuvo sus pasos antes de llegar a ellos.

La castaña que la notó ansiosa se detuvo con ella —¿Ocurre algo?— preguntó viéndola seriamente.

Hinata volteó a verla y justo entonces su nerviosismo aumentó. Debía hablar con Naruto justo en ese instante, estaban a un par de minutos de iniciar su taller.

—Ah, p-pues…— quiso decir pero en ese instante fue chocada ligeramente en el hombro por el cuerpo del Uchiha que avanzaba directo al grupo de chicos con semblante estoico. Hinata lo vio y se estremeció por dentro. Apretó los ojos buscando sólo concentrarse en Naruto y su problema.

—Cielos, ahí está ese chico, ¿crees que debería hablarle y preguntarle sobre nuestro trabajo o doy por hecho que lo tiene listo?

—No lo sé— dijo Hinata que no estaba prestándole real atención. La chica tragó suavemente y dejó escapar el aliento resignada —. Ahora vuelvo.

—Pero, ¿a dónde vas?

La peliazul sólo le hizo una seña con la mano pidiéndole tiempo y avanzó un par de pasos —Na-Naruto— titubeó y aun así logró que su voz fuera lo suficientemente fuerte para hacerse notar sobre el ruido reinante.

—¿Uh?¡Ah!, Hinata, que gusto verte hoy, 'ttebayo— aseguró el rubio que caminó alegre hacia ella.

Shikamaru suspiró y negó cansadamente al verlo y Sasuke, que había llegado recién a ellos, los vio con un frío interés al permanecer de pie y con su mochila al hombro a un par de metros de distancia.

—¿Sabes, Hinata? Estaba hablando con estos perdedores sobre la paliza que pienso ponerles a los de la universidad líder de nuestro bloque, cuando los enfrentemos el siguiente fin de semana—comentó el animoso rubio y colocó una mano sobre su hombro confianzudamente —. ¿Te gustaría acompañarnos? Te aseguro que nunca habrás visto a un equipo recibir semejante paliza, 'ttebayo— aseguró y siguió hablando sobre las grandes cosas que pensaba hacer. Hinata lo vio con los ojos muy abiertos sin poder creer como Naruto no le daba tiempo a hablar.

Los ojos negros del Uchiha notaron la inseguridad de la Hyuuga mientras boqueaba intentando decir algo, pero siendo sobrepasada por la impulsividad del rubio que parecía incluir en la plática incluso a Shikamaru que estaba a varios metros de ellos. ¿Cómo demonios Naruto podría gustarle? Eran tan contrastantes y el idiota ni siquiera se daba cuenta que algo parecía pasarle.

El pelinegro siguió recargado en la pared y desvió su atención de ese par, luego de unos segundos volvió a prestar atención a las delgadas y blancas manos de Hinata, y eso que apretaba a su pecho.

—Na-Naruto— la chica, percatándose que el profesor se encaminaba al aula, se apresuró a hablar.

—¿Eh?

—Ha-hay algo que…— dijo ella y bajó su mirada a su trabajo, lo despegó de su pecho y estuvo a punto de mostrárselo — bueno… yo…

Una vez que dieron las ocho, poco a poco los alumnos comenzaron a entrar y Hinata lo notó nerviosa.

—Naruto, yo…

—¿Qué ocurre, Hinata?— preguntó el curioso rubio sin entender.

—Bueno, verás, e-el día que… algo ocurrió con… y…— mencionaba nerviosa y sin saber por dónde comenzar para decir lo realmente importante.

—Permiso.

—Oe, teme, maleducado— refunfuñó el rubio cuando el Uchiha se atravesó entre él y la peliazul al entrar al salón.

Hinata vio con pesar como su oportunidad se iba.

Naruto alegó un par de cosas más y maldijo al Uchiha que ya no volteó a verlos —Entonces, ¿qué me decías?

—Uzumaki, Hyuuga, al aula— ordenó el moreno profesor llegando a ellos.

—Oh, Iruka sensei…

—Adentro, Naruto— el moreno de chongo interrumpió lo que seguro sería un palabrerío de parte del ojiazul —. Señorita— agregó viendo a la Hyuuga e indicándole con la mano que entrase.

—Oh, sí— mencionó ella y se mordió el labio al no haber tenido oportunidad de nada.

La joven ojiperla entró con la mirada gacha y en todo momento fue vista por el Uchiha que ya permanecía en su sitio. Naruto se sentaría junto a él un par de segundos después.

—Bien, saquen una hoja en blanco, un lápiz y calculadora, tendremos examen— indicó el catedrático y una serie de quejas en voz baja se escucharon.

—Ah, Iruka sensei, ¿cómo que un examen? ¡Que no se supone que con el trabajo tendríamos ya calificación, 'ttebayo?

—Dos terceras partes— informó —, lo demás dependerá de esto. No deberían tener problemas es sólo retroalimentación— añadió despreocupado.

Naruto hizo un puchero y resignado comenzó a sacar lo pedido.

—Sasuke.

—Si.

—¿Puedes recoger los proyectos de tus compañeros y colocarlos en el escritorio?— pidió mientras rebuscaba en una carpeta el grupo de preguntas que dictaría de manera improvisada al grupo.

El fastidiado Uchiha asintió y se puso de pie cargando ya su trabajo. El profesor esperó unos segundos en lo que el grupo sacaba el material pedido y preparaba sus trabajos.

—Bien, comenzamos— informó cuando creyó pertinente. Se hizo un silencio en el lugar y la totalidad del grupo prestó atención.

Hinata, en los primeros lugares de esa aula, mordió su labio y jugó con su lápiz entre un cambio de pregunta y otra. Luego respingó cuando tuvo a su lado al Uchiha con ya un grupo de carpetas en las manos. Ella tomó su trabajo y dudó en entregarlo, él la notó; el moreno casi le arrebata el trabajo de las manos y continuó fastidiado su camino entre los largos escritorios. La Hyuuga suspiró y negó en silencio para continuar atendiendo al profesor.

La curiosidad que no sabía que tenía, obligó al Uchiha a mantener el trabajo de esa ojiperla en la parte superior de la pila. Echó un vistazo y de pronto la recordó trabajando en ese proyecto aquella noche que la visitó, y la encontró dormida a media madrugada sobre el escritorio; se percató de inmediato de algunas carencias en el mismo y cayó en cuenta de qué era lo que la preocupaba.

—¿La qué?— la voz alta y escandalosa de Naruto llenó el aula —Iruka sensei hasta acá no se escucha, 'ttebayo, ¿cuál fue la pregunta?

—Presta atención Naruto, no me obligues a sacarte del aula— regañó el catedrático que se dispuso a continuar. Estaba a punto de repetir el cuestionamiento cuando fue de nueva cuenta interrumpido, esta vez, por el ruido que hicieron las carpetas que el Uchiha recogía y que se le habían caído de las manos.

El profesor suspiró cansadamente y lo volteó a ver, así como la gran mayoría de los ahí presentes.

—Lo siento— dijo fríamente el chico al voltear a ver al catedrático.

—Estos jóvenes— se lamentó el profesor —. Bien, como sea, continuemos…

Luego de terminar de escribir las quince preguntas de ese improvisado examen, los minutos pasarían en silencio mientras el profesor revisaba los proyectos y el alumnado respondía lo que recordaba en la hoja frente a ellos.

Una vez que los cuestionarios estuvieron resueltos sobre el escritorio, el profesor se incorporó y se colocó frente al grupo.

—Por mi parte es todo. Los resultados serán colocados el lunes antes de finalizar el día, en la pizarra fuera mi oficina en este mismo edificio— informó y comenzó a levantar sus cosas mientras los alumnos abandonaban el aula.

Hinata llevó sus manos a su boca mientras veía preocupada como el lugar se empezaba a vaciar.

"¿Todavía deberé decirle?" se preguntó.

Cuando se puso de pie decidida, vio a Naruto abandonar el lugar dejándole un sencillo saludo con la mano, él seguía parloteando a un serio Uchiha. Ella mordió su labio resignada, posiblemente ellos tendrían clase pronto.

—En fin, ya veré cómo lo compenso— se dijo ya por último.

La ojiperla salió de esa aula y por ese día ya no vería más al Uzumaki, pues aunque acostumbraban a reunirse en la cafetería, ese día no lo harían, pues el equipo de baloncesto había sido llamado a entrenar puesto que tendrían un partido importante por venir.

O.O.O.O.O

El fin de semana pasaría rápido y más para Hinata que había tenido que asistir a una comida formal con su padre el domingo, sabía bien que era el mero protocolo y que más que el roce social que su padre pretendía, era también la forma como su progenitor tenía de exhibir la perfecta familia que se esforzaba en mostrar.

La ojiperla se vio en la necesidad de forzar sonrisas y hacerlas parecer naturales. De no ser por Neji no sabría qué habría sido de ella, su primo, aun soportando las disgustadas miradas del patriarca Hyuuga, había tenido a bien tomar a Hinata de la mano y arrastrarla a un ventanal cercano a una de las áreas verdes que tenía ese restaurante, que esa tarde había sido elegido como punto de encuentro de grandes empresarios.

—Papá parece molesto— mencionó Hinata al notarlo y evadir su mirada.

Neji sonrió exhibiendo apenas una pequeña curvatura en sus labios —Extraño, ¿no?— mencionó y la peliazul sonrió, luego de esa broma en su voz sobria.

—Me pregunto si Hanabi sí logrará llenar sus expectativas.

—No diga eso, estoy seguro que Hiashi sama está satisfecho aunque… aunque siempre esté exigiéndole más— reconoció el joven castaño al voltear a ver a su tío que para ese entonces se había puesto de pie para conversar con algunos de los presentes.

Hinata apretó la delgada tela del elegante vestido negro que había elegido para esa comida formal. No supo qué responderle a su primo, la verdad ella dudaba de alguna vez haber enorgullecido a su padre.

—¿Qué tal las clases?— preguntó el castaño al notarla divagar internamente.

—Bien, niisan— mintió y le sonrió. No quería contarle de su tontería en aquel trabajo compartido con Naruto, y tampoco que le había suplicado a uno de sus profesores por algún trabajo extra para mejorar sus no tan buenas notas.

Neji suspiró y asintió —Me da gusto. Ahora debemos irnos— informó cuando con un movimiento suave de cabeza, su tío y padre de la joven, le indicó que era hora de marcharse, pues ellos, como unos de los personajes más importantes, nunca debían permanecer hasta el final de ningún evento.

Hinata siguió al elegante castaño enfundado en un traje sastre color beige, dedicó un par de sonrisas a los presentes y su mirada se clavó en una de las mesas perfectamente vestidas, que se encontraban en un punto privado, como lo había estado la de su padre, pero ésta, del otro lado del lugar. Le llamaría la atención la también distinción de aquella familia y más aún, aquella mujer de mirada negra que parecía sonreír a otra dama frente a ella.

—Hinata sama, no se distraiga y no se detenga, por favor— suplicó Neji al regresar un par de pasos y tomarla de la mano para llevarla con él.

—Ah, s-sí— dijo sujetándose de su brazo para volver a caminar por el pulcro piso de madera y volver a esquivar a altos hombre de trajes, y elegantes mujeres que eran la minoría. Volvió su mirada a aquella mesa y la mujer de mirada negra y pálida piel pareció sentir su mirada y volteó a verla; Hinata se sorprendió ligeramente y entonces la pelinegra le sonrió y alzó su mano saludándola.

Los ojos perlados y fríos de Neji notaron tal cosa.

—¿La conoce?— preguntó secamente.

Hinata sonrió y asintió al saludo de la mujer —Ah… bu-bueno… a-algo así.

—¿De dónde?— preguntó el chico que más que curiosidad sentía desconfianza.

Hinata bajó la mirada —Me la crucé alguna vez en la clínica donde atienden a mi sensei— informó pero ocultó gran parte de la verdad.

—Hágale un favor a su padre y manténgase lejos de los Uchiha— aconsejó el joven y ella alzó su vista a él que mantenía su porte altivo mientras la guiaba directo a la salida.

—¿Por qué?— se atrevió a preguntar cuando llegaron al área de recepción.

—Porque nuestras familias no se mezclan, nunca, ni siquiera en los negocios. Son rivales empresariales a un nivel impresionante.

—Neji— la voz del mayor de los Hyuuga llamó la atención de los dos jóvenes —. Acompañaré a los caballeros para seguir hablando fuera de aquí. Lleva a Hinata a su departamento y después necesito que me alcances, aquí está la dirección de donde estaremos— ordenó el mayor que pretendía involucrar en todos sus asuntos a su sobrino.

—Así será, Hiashi sama— asintió el castaño.

El mayor se retiró sin siquiera voltear a ver a su hija y Hinata lejos de preocuparse, sintió un real descanso, pues dejaba de estar expuesta al escrutinio de su mirada.

Cuando uno de los empleados del restaurant volvió con el abrigo de Hinata, Neji le ayudó a colocárselo.

—¿Vamos?— pidió un momento después el castaño.

Hinata asintió y justo cuando salían, ella se cruzó con otra mirada negra, sólo que esta vez, de un varón de marcadas ojeras. Itachi la observó salir del brazo de su primo, Neji no se molestó en siquiera verlo y Hinata se sintió reconocida por aquellos ojos del joven, que volteó de medio lado a verla mientras ingresaba al lugar.

Alguna parte de ella, la más estúpida, creyó, buscó a través de las ventanas a aquel otro pelinegro en el interior del exclusivo restaurant, pero no lo vio, supuso que no estaba, pues a pesar que el lugar era de grandes dimensiones, estuvo en él por más de dos horas, tiempo en el que al menos tendría que haberlo visto una vez.

—¿Se encuentra bien?— preguntó Neji al notarla suspirar.

Hinata volteó a verlo y le sonrió —Sólo estoy un poco cansada— mintió y para sus adentros se reconoció que Sasuke no mintió cuando dijo que la iba a hacer pensarlo. Volvió a suspirar y volteó a ver el cielo nublado por la ventanilla del coche, creía firmemente que si seguía así, pronto colapsaría.

O.O.O.O.O

El lunes por la mañana la rutina volvía a desbordarse. El Uchiha apagó el motor de su vehículo y se fastidió de solo ver la gran cantidad de personas rondando por todo el lugar. Salió de su vehículo y se colocó unas gafas oscuras para proteger a sus cansados ojos de los pequeños rayos solares que brillaban a pesar del día frio.

—Hey, teme— la voz de Naruto lo hizo voltear con poco ánimo a verlo —Me enteré que la universidad del Este está jugando con nuevo jugador que al parecer es un prodigio— comentó el ojiazul al llegar cargado de energía a su lado —¿Crees que sea igual de fácil patearles el trasero como la temporada pasada?

—No tengo idea— mencionó cansadamente el de pelo negro.

Naruto abrió los ojos con sorpresa —¡Idiota! Te largaste de juerga y en temporada deportiva— acusó y lo señaló escandalosamente con el dedo al percatarse de ello.

La Uchiha rodó los ojos y siguió avanzando.

—¿Qué demonios pasa contigo? El baloncesto siempre te había gustado, casi estabas a punto de igualar mis increíbles habilidades, 'ttebayo— alardeó el rubio y trotó un par de pasos para alcanzarlo —¿Ha dejado de gustarte?¿Te sientes intimidado?¿Por mí, eh?¿O por el idiota pelirrojo?¿Qué, Sasuke teme?

—Cierra la boca y deja de decir tanta estupidez junta, Naruto— dijo el otro.

—Jump— el Uzumaki frunció ceño y labios al avanzar a su lado y verlo con recelo.

Sasuke lo vio de reojo y suspiró cansadamente… tal vez el idiota de Naruto tenía razón, tal vez había encontrado algo que le gustaba más que jugar baloncesto. Llevó sus negros ojos al frente y entre la marea de personas, apreció la curvilínea figura de cierta ojiperla tonta que casi caía al haber sido empujada por alguien que pasó corriendo.

Escuchó a Naruto volver a hablar y soltar teorías absurdas sobre el desinterés que mostraba y él no pretendió atenderlo. Hinata posiblemente sintió su presencia y volteó a verlo, sus ojos negros bajo esas gafas se centraron en ella, la Hyuuga permaneció inmóvil viéndolo y bajó la vista para casi irse corriendo rumbo a la facultad. Sonrió de forma arrogante cuando se percató, a pesar de la distancia, que ella se fue nerviosa, casi podía jurar que ruborizada.

—Interesante— se dijo y fue ignorado por el Uzumaki que luego de interrumpir su monólogo, se dedicó a saludar a cuantas personas conocía.

O.O.O.O.O

—Oye, Hinata, ¿has visto ya los resultados de los proyectos?— preguntó curiosa Matsuri al estar por finalizar el primer bloque de clases antes del descanso para comer.

—Oh, no. Aunque es cierto, el profesor dijo que estarían hoy— recordó en voz baja al voltear a verla.

—¿Vamos antes del almuerzo?— preguntó emocionada la castaña.

Hinata asintió y suspiró profundamente… bien, igual con un poco de suerte no le había ido tan mal.

Su clase de inglés terminaría, luego de que el grupo entregara una traducción al catedrático. Ya no había necesidad en ese grado educativo de campanadas o timbres, la clase terminó puntual como siempre y los pasillos se llenaron poco a poco de estudiantes que cursaban la misma carrera.

—Anda, ven, vamos— Matsuri tomó a la peliazul de pantalón oscuro y suéter lila tenuemente ajustado.

Luego de varios minutos en marcha, doblaron el pasillo casi corriendo arriesgándose a ser amonestadas, y aun así, se encontraron ese sector del lugar casi intransitable.

—Joder… — la exclamación de asombro se le escapó a la chica de Suna y Hinata sonrió ante ello.

—No creo que podamos alcanzar a ver— mencionó desanimada.

—Ah, no, de ninguna manera, yo no me quedo con la curiosidad— aseguró la castaña para volver a tomarla de la mano y guiarla ante la pequeña multitud que también revisaba los resultados.

—¡Hey, Hina chan!— Naruto salió de en medio del tumulto con una gran sonrisa —Hicimos un gran trabajo, ¡te lo dije!, somos geniales, 'ttebayo — aseguró mientras le extendía la carpeta que había tomado de la pila junto a los resultados.

—¿Qué?

—Tenemos un sobresaliente. Ni siquiera del teme y sus estupideces pudieron ganarnos— dijo y la abrazó confianzudamente mientras sonreía de una forma poco discreta.

—Pero…

—¿Qué?¿Cómo es posible?— la voz de Matsuri saliendo de entre los alumnos llamó la atención de la ojiperla —¿Sólo obtuvimos una calificación aceptable?— reprochó la chica y los ojos perlados de Hinata giraron a su espalda, donde se encontró con unos ojos negros y fríos —¿Qué pasó?— volvió a cuestionar la chica de Suna que nunca dejó de ver al Uchiha.

Sasuke, que se encontraba recargado en la pared se encogió de hombros ligeramente —Supongo que no hiciste tan buen trabajo— dijo fríamente.

—¡¿Qué?! Pero si le dediqué gran parte de mi tiempo a este proyecto— se quejó la chica —¿No sería usted el que no trabajó?

El pelinegro dejó escapar el aliento fastidiado —Aquí el que sale perdiendo soy yo, idiota— dejó claro el Uchiha —. ¿Cómo crees que quedo si no puedo siquiera guiarte en un trabajo decente?— su tono fue fríamente molesto y metió una de sus manos al bolsillo de su pantalón, mientras en la otra mano sostenía su carpeta de trabajo, idéntica al resto.

Matsuri contuvo el aliento y reconoció sus palabras como ciertas, entonces, ¿de verdad había hecho tan mal trabajo?¿Repetirían datos? En ese momento maldijo que le tocara con él, pues había sido su culpa por no ponerse de acuerdo.

—Como sea— la fría voz del Uchiha volvió a sonar —. Arreglaré esto— dijo y se giró para marcharse.

Naruto contuvo una sonrisa por consideración a la castaña y aun así, llevó una de sus manos al hombro de la desanimada chica.

—Descuida, el teme no se quedará así, seguro te ayuda, 'ttebayo.

—Es tan injusto— se quejó la chica —. Eso ni siquiera fue un trabajo en equipo.

—Lo sé— aceptó el Uzumaki y se rascó la nuca desanimado.

—Al menos me da gusto por ti, Hinata— volvió a hablar la chica —. Si en esto te iba mal, ibas a estar en serios problemas— dijo y le sonrió con desgana.

—Pero eso jamás iba a pasar, 'ttebayo— aseguró Naruto al señalarse con un dedo —. Trabajando conmigo no hay forma que algo salga mal.

La chica de Suna sonrió al ver la autoconfianza elevada del Uzumaki y terminó suspirando desganada… Bien, si Sasuke no resolvía eso, sus notas iban a bajar pero no era nada irremediable, reconoció. Aunque bueno, sí quería ese sobresaliente por el que se había esforzado.

Y mientras Matsuri pensaba eso, Hinata llevó su asombrada o consternada mirada a la espalda ancha del Uchiha que se marchaba lejos de ellos. Naruto siguió intentando animar a la joven a su lado, y ella bajó su mirada a la carpeta que Naruto le había entregado; el tipo de letra y presentación era idéntica según lo estipulado, pero los cuadros y datos en el interior no eran los que ella reconocía. Revisó el nombre y era correcto, pero…

—Hey, Naruto, tenemos entrenamiento, no lo olvides— la cansina voz de Shikamaru distrajo a los tres jóvenes.

—Ah, lo siento, lo olvidaba— el rubio respingó al voltear a verlo —. Nos vemos después, Hina chan, hoy no podré comer con ustedes— dijo y casi corrió luego de alzar una de sus manos a modo de despedida.

—A-adiós, Naruto— lo despidió la Hyuuga y luego volteó a ver a Matsuri que también veía a Naruto correr con menos precaución por los pasillos.

—Entonces, ¿comemos?— preguntó la joven castaña dejando de lado lo ocurrido, pues no tenía caso seguirse quejando.

—Ah… s-sí.

O.O.O.O.O

—¡Cielos! No es— reconoció Hinata luego de examinar a detalle el folder con el proyecto que recibió de Naruto. Tenía sus nombres pero no era en lo que ella había estado trabajando por noches. Se llevó una mano consternada a la boca y dejó la carpeta en su escritorio —¿Sería posible que…?

El teléfono de su departamento sonó y ella respingó ante el sonido que quebró el silencio casi total del lugar.

—Ah, ya voy— dijo apresurándose a la sala como si alguien pudiese oírla —. Hola— respondió de inmediato y se sentó sobre el descanso de uno de sus sofás.

—Hola, Hinata— la voz de Asuma del otro lado se escuchó con buen ánimo.

—Asuma san, ¿ocurre algo? ¿Todo está bien?

El hombre sonrió del otro lado de la línea —Todo está perfecto, Hinata— aseguró —. Hablo sólo para informarte que le han otorgado el alta médica a Kurenai luego de su insistencia, supe que vendrías a despedirla y es por eso que te hablo.

—Oh, ¿de verdad?— la ojiperla no contuvo una gran sonrisa —¿Y puedo ir ahora?

—Si así lo deseas, el papeleo tardará un par de horas más así que…

—Estaré ahí de inmediato— interrumpió Hinata y luego de despedirse se apresuró a volver a su habitación. Debía irse rápido y pasar a comprar algunos de los dulces favoritos de su maestra antes ir a verla.

Sonrió mientras volvía a colocarse su suéter y buscaba uno de sus bolsos, su maestra era tenaz y acababa de demostrarlo, supuso que estar en un hospital no se comparaba con estar en la tranquilidad y comodidad de su casa. Se alegraba mucho por ella y porque al fin, luego de mucho, dejó de tener ese cargo de conciencia que el accidente le representaba.

Salió corriendo de su departamento con el bolso en la mano.

• • •

La aburrida y fastidiada mirada negra de Sasuke se posó en los altos edificios que acompañaban la avenida sobre la que vivía. Se recargó en la baranda metálica de su balcón y dejó que el viento frío acompañado por pequeñas gotas de agua, le ondearan el cabello y la blanca camisa abierta que portaba.

Dio un trago a la botella de agua que sujetaba pues todavía había en él un par de síntomas de la resaca producto de la noche anterior. Se sentía hastiado y por eso estaba solo en su departamento, no tenía ánimo de salir o recibir a nadie, pensando esto fue que decidió regresar a la sala pero su vista percibió el movimiento de un conocido coche.

Apoyó sus manos en los fríos barrotes y siguió la dirección del auto.

—¿A dónde demonios vas, Hinata?— se preguntó roncamente.

Sonrió de forma torcida al casi sentir el impulso de ir tras ella, pero no sería tan patético; ya se hastiaba con el solo hecho de reconocer lo mucho que esa chica le interesaba y el deseo casi irreal que le provocaba tocarla o sentirla cerca.

—Te estás convirtiendo en un imbécil, Sasuke— se dijo molesto y terminó por entrar y tirarse en uno de los sofás.

Apenas podía creer las molestias que se tomaba por ella. Algo en su interior le dijo que se lo debía, pero prefirió no pensar en ello.

• • •

—¡Señorita por favor, no corra!

—Ah, ¡lo siento!— Hinata se disculpó y aminoró la velocidad al ya ir avanzando por el largo pasillo donde se encontraba la habitación de su maestra.

Suspiró conteniendo la emoción y apretando en sus manos la pequeña canastilla con dulces y con algunos hilos, revistas y agujas para cocer.

—Hola, ¿interrumpo?—saludó al asomar su cabeza por la puerta.

Kurenai la recibió con una sonrisa mientras se encontraba sentada en la orilla de la cama.

—Nunca lo harías, no debiste molestarte en venir hasta aquí ahora.

—No es molestia— aseguró con una sonrisa al entrar —¿Estás sola?

—Ah, sí, Asuma fue a firmar la responsiva y a recibir medicamento— informó.

Hinata la vio preocupada levantarse —¿Y saldrás en pie sensei?

—Por supuesto que no— interrumpió el corpulento varón que ingresó con una silla de ruedas —. Ella aún tiene que cuidarse y más le vale que lo entienda— sermoneo.

La mujer suspiró cansadamente —Nadie ha dicho lo contrario, es solo que prefiero seguir en casa.

Hinata sonrió —Traje esto— dijo y le mostró la canasta en sus manos —. Son tus dulces favoritos y añadí un par de cosas para que pases el tiempo y puedas hacerle alguna ropita al bebé— comentó satisfecha.

Kurenai ya sentada en la silla tomó las cosas —Aunque no debías molestarte, juro que de verdad lo agradezco, nunca he estado tanto tiempo postrada— dijo y sonrió no dándole tiempo a Hinata de lamentarse por eso —. Entonces, ¿nos vamos?

—Vámonos— dijo el hombre que le indicó con la mano a la ojiperla que avanzara.

—Estuve a punto de no alcanzarlos— sonrió la chica y caminó al lado de su maestra. Al alzar su vista a los elevadores, observó a aquella mujer pelinegra que había visto el día anterior y que también se había encontrado anteriormente ahí.

Hinata respondió a un par de cuestionamientos de su maestra y le sonrió durante los metros que recorrieron antes de llegar al elevador, pero su interés recaía en aquella mujer de mirada negra que justo había volteado a verla.

—Buenas tardes— saludó la Hyuuga al llegar, tal como su educación le indicaba.

—Buenas tardes, ¿salen ya?— respondió con una sonrisa amable la mujer de ojos negros.

Kurenai correspondió al gesto y afirmó a su pregunta —Estar en un hospital no es lo más grato del mundo.

La pelinegra que portaba un vestido azul marino y un delgado suéter negro sonrió —No, no lo es— mencionó mientras las puertas se abrían.

Una vez que entraron y la charla de cortesía finalizó, la ojinegra volteó a ver a Hinata que la veía de vez en vez.

—¿Tú eres…? La novia de mi hijo, ¿cierto?— preguntó obligando a Hinata a girarse y verla nerviosa.

La mujer de ojos rojizos estuvo a punto de hablar pero en ese instante el pequeño regalo de Hinata resbaló de sus piernas y tanto ella como su esposo, cambiaron su atención de la charla, a las cosas en el suelo.

La ojiperla sin poder hacer más, asintió despacio. Mikoto se percató del nerviosismo de la joven y atribuyó eso a la presencia de los terceros, supuso que como era de esperarse, una relación entre un Hyuuga y un Uchiha no sería bien vista y por eso ella se mostraba así.

El elevador se detuvo y las puertas se abrieron dando salida a las cuatro personas.

—Ah, pues fue un gusto encontrarlos— se despidió la elegante pelinegra.

Kurenai le extendió su mano —Kurenai Yuhi.

—Mikoto Uchiha— correspondió al saludo y Kurenai no tardaría en presentar a su esposo y finalizar con las presentaciones.

—¿Vienes con nosotros, Hinata?— preguntó Asuma luego de girar con su mujer.

—Ah, no, traigo mi coche— se disculpó la ojiperla y avanzó dejándole una sonrisa a Mikoto que también avanzó a la salida.

—Bien, entonces supongo que nos veremos después— dijo el otro —. El auto ya nos espera— informó al ver a unos metros el vehículo de su propiedad conducido por uno de los empleados de su hogar.

Hinata asintió y despidió a su maestra, una vez que la vio en el coche y éste se puso en marcha, ella se quedó observándolos mientras los despedía con la mano en alto. Sonrió y se dispuso a caminar al estacionamiento para marcharse. Al regresar su vista atrás, se percató de la todavía presencia de la mamá de aquél chico de ojos negros, ella parecía estar esperando a alguien en la entrada.

Suspiró profundamente al no atreverse a irse. Dudó y aun así giró su cuerpo para dirigirse a ella a pasos lentos.

—¿La han dejado aquí?— preguntó con voz suave y sintiéndose extrañamente nerviosa.

Mikoto le sonrió con los ojos cerrados, en un gesto que Hinata encontró tan tierno como los de su madre.

—Eso parece.

—¿Pero saben que… que espera?— preguntó viéndola abrazarse pues al igual que ella, sólo portaba un delgado suéter en esa tarde fría.

—Ah, mi…— inició y se detuvo para negar en silencio — Terminé antes lo que estaba haciendo— dijo en cambio.

—¿Volvió a traer regalos?— preguntó curiosa —Oh, lo siento, no debí preguntar.

—Descuida… sí—dijo y sonrió al ver al suelo —. Itachi insistió en acompañarme pero evito molestarlos lo más que se pueda.

La chica se sintió mal de pronto por ella —Traigo mi coche, si gusta…

—¿Me llevarías?

Hinata sonrió sintiendo que de pronto el nerviosismo desapareció —¿Por qué no?¿A dónde va?

—Iré a ver a Sasuke— informó haciendo abrir los ojos con sorpresa a la peliazul.

—Entonces vamos, vivo cerca— mencionó sin importarle mucho.

—¿En serio?

La Hyuuga asintió y fue correspondida por una amplia sonrisa.

—Eso de vivir tan cerca de tu novio…— mencionó con un pequeño tinte de diversión la madura mujer que siguió sus pasos —, espero que se estén portando bien— dijo y le guiñó un ojo a Hinata que no tardó en enrojecer.

—¿Ah?

—Descuida, sólo bromeo.

—Oh… bien— terminó por decir la joven pero siguió sintiéndose acalorada del rostro. "¿Cómo es que caímos en esto?" pensó Hinata preocupada y avergonzada.

Una vez con el vehículo en marcha notó a la hermosa mujer suspirar agotada y abrirse suavemente el suéter al gozar de calefacción. Ella la veía de reojo y tras los rasgos suaves notó a piel pálida y sus clavículas sobresalir ligeramente más de lo normal, quiso preguntar por su salud, por si era eso lo que la llevaba al edificio médico, pero no se atrevió.

—Y Sasuke, ¿cómo está?— habló de pronto Mikoto sorprendiendo a la peliazul.

—Ah, ¿bi-bien?... ¡Bien!— mencionó y terminó por afirmar, ¿por qué le preguntaba eso a ella?

La pelinegra sonrió con nostalgia —Supongo que ahora tú debes verlo más que yo— mencionó la mujer que tuvo que suspirar para recuperar el aliento —. Eres muy linda y te ves realmente distinta a cualquier chica que conozca.

Hinata sonrió nerviosa y volvió su vista al camino sin saber qué decir.

—Supongo que a Sasuke no le resultó difícil enamorarse de ti— dijo sorprendiendo a la otra.

¿Enamorarse? ¡Dios! Vaya que estaban engañando a esa mujer.

—Aunque lo destacable viene por tu lado— añadió haciendo voltear a Hinata con las cejas en alto —¿Por qué una chica como tú estaría con mi hijo? Arriesgando todo lo que arriesgan.

La joven heredera forzó una sonrisa y evitó verla al cambiar la velocidad del auto y adentrarse en la autopista.

—Me da gusto saber que Sasuke sigue siendo el chico noble y tierno que siempre fue— dijo suponiendo que por eso ella estaba con él.

Hinata asintió en silencio y pensó en las distintas personas que ella y esa mujer a su lado, conocían. Tan contrastantes y no tanto.

—Supongo que él te ha contado ya sobre los problemas que lo mantienen alejado de la familia.

—Ah, no… la verdad eso…

—Lo ha avergonzado y frustrado por años— interrumpió la de ojos negros —. Creo que todo es mi culpa.

Hinata sonrió sin poder evitarlo —Estoy segura que no— ¿cómo podría serlo?, pensó.

—Sasuke siempre buscó llenar las expectativas de su padre y cuando las cosas se derrumbaron él cambió. Yo debí estar de su lado, explicar y ser la mujer fuerte que él esperaba y aun así me mantuve junto a mi esposo, defendiendo la familia que somos— le contó y sonrió débilmente al bajar su mirada.

—No tiene que explicarme nada— intervino Hinata y volteó a verla temiendo que tal vez llorara.

—Por mi culpa Sasuke aborrece a su padre y él no lo sabe— volvió a hablar sin importarle revelar cosas tan íntimas, tal vez creyó que de labios preciados como los de ella, Sasuke escucharía. Mikoto suspiró profundamente—. Para él siempre fue difícil vivir bajo la sombra de su hermano, nunca ser suficiente para su padre y en eso no puedo culparlo, Fugaku fue un padre duro pero justo, para mi desgracia Sasuke siempre fue más susceptible. Nunca se rindió pero…— dijo y en ese momento y sonido de su móvil la interrumpió. Se disculpó y atendió la llamada.

Hinata volvió sus ojos extrañados al camino mientras la escuchaba explicarle a alguien que se dirigía a casa de su hijo menor.

¿Qué Sasuke qué?... la ojiperla tragó pesadamente. Descubrir que aquel ser tan contradictorio tenía tanto en común con ella le revolvió el estómago… ¿qué pudo volverlo así?

Giró el volante del coche para salir de la autopista y entrar a una de las avenidas principales de la ciudad y que las dirigiría a directo a su destino.

Luego de finalizada la llamada se creó un minuto de silencio.

—Debo parecerte una anciana parlanchina y quejumbrosa— soltó con gracia Mikoto al pensar en todo lo que había dicho.

Hinata se apresuró a negar —Oh, no, nunca pensaría eso.

—Ya habrás escuchado por los labios de Sasu su propia versión de todo este asunto— dedujo erróneamente. La peliazul no se atrevió a desmentir la suposición —. Me alegra saber que no está solo— añadió de pronto haciéndola fruncir el ceño —. Me gustaría que siguieran así un poco más. Pareces hacerle bien.

—¿Qué?

La pelinegra sonrió satisfecha y desvió su vista a los altos edificios que ya comenzaban a alzarse por el camino.

—Ni siquiera cuando su padre o Itachi estuvieron enfermos Sasu se dignó a visitarlos— confesó —… y sin embargo él ha estado contigo en estas cosas que no le gustan nada. Gracias— finalizó e hizo a Hinata mostrar una real sorpresa.

—Ah… no sé qué decir— confesó la Hyuuga, que si bien sabía lo que realmente ocurría entre ella y ese ser de ojos negros, también era cierto que él había venido haciendo una serie de cosas por ella, que no tenían explicación.

—No digas nada.

—E-estamos llegando— informó la ojiperla incómoda al ver el edifico en cuestión.

—Ah, no es necesario que ingreses, seguro Itachi avisó y mi hijo estará esperándome afuera— dijo y Hinata asintió, se estacionó cerca de la esquina en uno de los pocos lugares desocupados y espero que ella bajara.

—No sé cómo agradecerte.

—Lo hice con gusto— aceptó la chica.

—¿Te puedo dar un abrazo?— preguntó la mujer viendo como su hijo, efectivamente, ya la esperaba frente al edificio sin notarlas todavía.

Hinata perdió el aliento y terminó por asentir. Mikoto sonrió al acercarse y ella tuvo que retirarse el cinturón de seguridad para corresponderle. El contacto fue tan cálido que la peliazul cerró sus ojos.

—Gracias por todo, cariño— esas palabras y el tono dulce con intento a divertido de la mujer, al momento de bajar del auto, se grabaron en la memoria de Hinata, la misma, que no pudo arrancar el auto.

Siguió los pasos de la delgada pelinegra perdiéndola momentáneamente entre los autos estacionados, o tras los árboles junto a la banqueta, pero finalmente la vio subir los escalones y ser recibida en los brazos por el menor de los Uchihas. Ella vio con curiosidad y una perturbadora fascinación a Sasuke abrazar y dejarse abrazar por su madre mientras le daba un beso en la cabeza. Sus ojos perlados temblaron al ver a aquel chico colocarle una chamarra a Mikoto, la misma que le quedaba enorme, protegiéndola del frío para luego motivarla a entrar.

La respiración se le hizo pesada al verlo sonreírle a la mujer que también sonreía al entrar colgada de su brazo.

Tragó pesadamente… ese era el Sasuke del que esa fina mujer estuvo hablando todo ese tiempo. Sus ojos picaron… entonces… ¿qué había pasado con él para ser el villano que ella conoció aquella fatídica noche?

Hinata no supo con exactitud por qué, pero se quedó ahí hasta que desaparecieron tras las puertas de cristal de ese edificio… tal vez porque sentía que algo como eso no lo volvería a ver jamás.

O.O.O.O.O

—¡El tiro con mayor firmeza! ¡Vamos, Sakura, muévete!— indicó el entrenador del grupo de tenistas.

—¡Sí!

—Uff, Guy sensei está con mayor ánimo luego del par de inasistencias que tuvo— comentó Ino que golpeaba su raqueta contra uno de sus tenis al esperar su turno en cancha.

Hinata le sonrió al notar lo mismo al verlo correr entre las distintas zonas de juego y dar indicaciones a cada una de las chicas. El sol tenue y el ejercicio hecho previamente mantenían el cuerpo de las jóvenes tibio, aun, bajo las pequeñas ropas deportivas. Hinata suspiró y recordó otra vez lo mucho que le costó dejar de pensar en el aquel chico de ojos negros y su madre, de lo contradictorio y enigmático que más le resultaba luego de eso.

—¡Giren el cuerpo en el golpeo señoritas!— volvieron a escuchar la voz del coach y eso terminó de distraer a Hinata.

Ino suspiró y volteó por cuarta vez a su mochila tirada a varios metros de ellas.

—¿Pasa algo?— preguntó la Hyuuga que siguió recargada en la malla verde metálica y por un momento dejó de ver los distintos juegos.

La rubia resopló cansadamente y se dirigió por su móvil —Nada, en absoluto— dijo viendo que el aparato seguía como lo había dejado momentos antes.

La ojiperla la notó ansiosa y también ligeramente deprimida —Todavía tienes problemas con Shikamaru— dedujo al verla dejarse caer en una banca de madera, viéndola y dándole la espalda a sus compañeras en el juego.

—Discutimos horrible— confesó.

—¿Por qué?— preguntó la Hyuuga en voz baja sin poder creerlo.

—Dice que estoy celosa.

—¿Y lo estás?

—Por supuesto que sí, pero nunca se lo aceptaré.

Hinata dejó escapar el aliento que estuvo reteniendo —Si se lo dices seguro se arreglan— dijo —. Así entenderá que por esa razón han estado peleando.

—Eso él ya lo sabe, y si lo acepto sólo demostraré lo vulnerable que soy con él— regresó la otra indignada —. No le daré tal poder sobre mí. Prefiero seguir molesta y no sé… si esto sigue así…

—¿Salir con alguien más?— preguntó con cautela la peliazul, al adivinar a dónde se dirigía con eso.

Ino apretó sus labios sintiendo el orgullo ganarle a la razón, pues nunca había estado tan celosa antes y eso no le gustaba. Ella siempre había sido la atención entera de su novio y de pronto compartirlo no le gustó, porque más que eso, él se sentía el protector de esa chica que ni siquiera lo necesitaba. Simplemente odiaba la caballerosidad del Nara dirigida hacia otra persona, una que lo frustraba y retaba, incluso, haciéndolo pensarla y considerarla más que -juraba- ella.

—¿Y por qué no?— respondió y a pesar de la ligereza con la que lo dijo, se le notó un tono amargo —No es el primer problema que tenemos así y él lo sabe— dijo y su mirada se tornó ligeramente más fría.

—Pero no es lo que tú quieres— debatió Hinata sin entenderla.

—¿Y él?

La ojiperla negó —Supongo que tampoco, de lo contrario no pelearían tanto. Discuten por eso porque se quieren.

Ino suspiró cansadamente —O tal vez esa chica que parece compartir su inteligencia y sus gustos por el juego asqueroso ese, lleno de sudor, es lo suyo— dijo lo que en ocasiones su mente le obligaba a creer —. Porque la tipa, es muy bonita— añadió celosa pero seriamente.

—Él no parece ser de ese tipo de personas— comentó la peliazul mientras veía a dos de sus compañeras de afuera relevar a dos en la cancha —. ¿Recuerdas que él te ha perdonado ciertas cosas que tal vez otros no?

La rubia bufó —Lo sé y eso es lo que me molesta— aclaró al ponerse de pie y comenzar a golpear su raqueta en sus manos —. Que si estaba así de enamorado ahora estemos pasando algo como esto.

—Cre-creo que deberías decirle— se atrevió a decir aun sabiendo la posible reacción explosiva que la rubia podía tener —. Dile lo que sientes.

La Yamanaka resopló y echó su cabeza hacia atrás —No— dijo y sus ojos casi se aguaron.

—¿Por qué no? Tú lo quieres.

—Lo amo— corrigió la rubia y bajó su vista a verla, Hinata abrió sus ojos con sorpresa cuando vio aquellos hermosos ojos verdes bañados en una capa ligera de lágrimas —. Pero no quiero que lo sepa, no por mí y no por celos— aclaró.

—… Ino.

La rubia volvió a dejar escapar el aliento frustrada —Algún día vas a entender— le dijo —. Hay una parte de nosotros que se impregna tanto a otra persona, algo que nos hace débiles— explicó —. Nos perdemos en una mirada y nos quedamos ahí, sin saber qué estamos haciendo, sin saber qué va a pasar y saber si está bien. ¿Qué pasa si duele después?¿Qué pasa si no es la persona correcta?

—Creo que sólo tienes miedo de seguirte arriesgando.

—Es lógico, ¿no?— le preguntó débilmente — Antes solía estar enamorada —dijo y negó para luego sonreír irónicamente — de Sasuke— añadió sorprendiendo a la Hyuuga —. Me gustaban los chicos lindos y tan atractivos y Shikamaru… Shikamaru no lo es tanto, él hasta me caía mal. ¡Por Dios! él nunca me vio como la belleza que soy— explicó y volvió a sonreír tontamente —. Tal vez eso fue lo que poco a poco me atrajo de él. Una vez lo besé sólo para demostrarle que tan buena era y para molestarlo, aunque la verdad no tenía mucha experiencia; pensé que me ignoraría como solía hacerlo pero… pero el idiota me devolvió el beso y… — recordó lo ocurrido un par de años atrás.

Hinata en ese momento sintió una leve envidia de la relación que ella tenía, y de la forma como amaba a ese chico de alborotado chongo.

Ino volvió a sonreír ignorando por completo al coach tras ellas y sus indicaciones.

—Cuando sientes que sus labios te queman te das cuenta que estás perdida— soltó de pronto y la Hyuuga abrió los ojos sorprendida —. Era tan estúpido, tan irreal, tan imposible pero ocurrió— explicó —. Entonces dejé de ver al tipo flojo y no tan atractivo que veía, y vi más allá de él. Noté pequeños detalles, como cuando se quedaba callado sólo para dejarme hablar, o cambiaba de dirección cuando caminábamos para evitarme pisar un charco o un agujero en el piso; sus sonrisas tontas y cansadas soltadas mientras me veía. No es perfecto, nunca lo es— aceptó reflexionando en ello—, la cuestión es ver lo que hay debajo; debajo de todos esos defectos que vemos y por lo que prejuzgamos.

Para ese entonces la ojiperla no sabía qué decir y sintió una opresión en el pecho al reconocer eso, como algo que ella misma estaba experimentando.

—¿Qué pasa si la que creías tu persona equivocada es la persona correcta?— volvió a preguntar viendo el cabello de Hinata moverse con el viento y a la misma inmóvil —¿Y qué pasa si cuando te das cuenta, llegó alguien más que también puede ser la correcta para él?

La peliazul bajó la mirada y luego de unos instantes se sentó en la banca de madera donde Ino había estado.

—No sé qué decirte que no sea arriesgarte—confesó Hinata que no tenía ninguna experiencia en el amor —. Porque si ahora te está doliendo, después puede hacerlo más, ¿no?

La Yamanaka asintió —¿Entonces sólo voy y le digo todo esto?

Hinata se encogió de hombros —¿Qué tiene de malo?

—Me va a tener en sus manos.

La ojiperla negó —¿Es tan malo… si lo amas?— soltó y vio miedo en los ojos verdes.

—Es tan malo de cualquier forma— aceptó la Yamanaka y luego sonrió para morder su labio sintiéndose tonta —. Tienes razón, si sigo con mis estupideces él de verdad puede cansarse y voltear hacia otro lado. ¿Me acompañas?

—¿A dónde?

—Al gimnasio, están en entrenamiento antes de salir.

—I-Ino, pero… todavía no...

—Ah, al diablo, seguro Guy sensei ni siquiera lo nota— dijo y la tomó de la mano para recorrer unos metros y salir del enrejado.

La rubia iba sonriendo por la travesura de escaparse y por la pronta reconciliación con su flojo novio y Hinata también, contagiada por lo mismo, pero de pronto su sonrisa aminoró aunque no dejó de correr. Recordó que ella también tenía que hablar con alguien, alguien que precisamente se metió en sus pensamientos desde que Ino hablaba de estar perdida cuando se sentían un par de labios quemarles… pues ella ya se había sentido así antes de escucharla, por muy absurdo que en ese momento le pareciese.

O.O.O.O.O

Los pasos ligeros de las dos chicas que portaban chongos altos y uniformes deportivos característicos de tenis, se detuvieron al llegar a un costado de la duela.

—¡Hey, tú maldito rubio entrometido!— el grito femenino hizo voltear a las dos recién llegadas al otro extremo de la cancha, lugar donde se encontraban la mayoría de los jugadores de ambos equipos —¡Eres un tramposo!

Los ojos casi lilas de Hinata parpadearon al ver el balón rodar por el suelo luego de ser arrojado por la única chica del equipo, y a varios chicos arremolinarse bajo la canasta.

—¿Tramposo? ¡Ese es un movimiento legal, 'ttebayo!¡Además, ni siquiera fue apropósito!— alegó el rubio.

—¡Te mataré!— aseguró la furiosa chica que se sintió ultrajada cuando Naruto buscando quedarse con la pelota, la sujetó en sus manos, tocando entre el acto su par de senos, todo para conseguir ese dos.

—¡Joder!— dijo Naruto sorprendido al ver que la chica se apresuraba en su contra.

—¡Ya basta!— intervino Shikamaru cargando de la cintura a la fúrica chica y caminando con ella para alejarla del rubio que por primera vez no supo cómo reaccionar — Es por este tipo de cosas que no se permiten chicas en los equipos, suelen ser muy susceptibles— explicó cansadamente al bajarla antes de media cancha, ignorando por completo la presencia de su novia, la misma que en ese momento los veía con la mandíbula tensa.

—¿Susceptibles? El idiota me manoseo, deberías hacer algo.

Naruto gritó desde el fondo contradiciéndola y el Nara suspiró cansadamente —Cualquiera que conozca a Naruto sabe que eso no es cierto. Además, no sé por qué me reclamas, ¿no fui yo mismo el que te sacó de los vestidores para evitar ese tipo de incidentes?

—¿Me estás culpando?— reclamó la chica que aprovechando la ausencia del entrenador, comenzó a discutir —Típico machista.

—Oh, por favor. No quise decir eso, solo que…

La rubia estaba más enojada que nunca, luego de verse superada por primera vez en el juego al haber sido dejada por Gaara, que no se había dignado a presentarse. Entonces los ojos verdes viajaron a aquellas dos chicas y luego al fastidiado chico que se rascaba la cabeza frustrado. Quiso molestarlo como él acababa de hacerlo con ella.

—¿Entonces crees que no soy lo suficiente atractiva como provocar que me toquen?— cambió de tono y rumbo de la discusión.

—¿Qué?— preguntó confuso el de chongo.

Temari le sonrió con autosuficiencia —Deberías abrir más los ojos… capitán— sugirió y le guiñó un ojo, hablando con todo el doble sentido, para luego de alzarse en puntas sobre sus zapatos deportivos, besarle la punta de la nariz.

Fue entonces que Ino gruñó y maldijo la idea de estar ahí.

—¡Ino!— la voz de Hinata llamó la atención de ciertos ojos negros que hasta ese momento la notaron, y también de Shikamaru que volteó a ver a la rubia entendiendo a qué se refería con eso de abrir los ojos.

—Eso fue bajo— le dijo el Nara y suspiró cansadamente para luego girarse e ir por su novia.

Temari sonrió divertida —Supongo que ahora estamos a mano. Casi me culpaste por esos toqueteos— devolvió haciendo al joven negar en silencio segundos antes de comenzar a correr.

Hinata vio pasar a Shikamaru a su lado y ella se llevó las manos al pecho, estaba segura que aquellos dos tendrían una muy grave discusión, Ino iba casi llorando de coraje e indignación luego de haber llegado ahí para disculparse. Se sintió tan mal, pero ella, al haberse quedado ahí pudo observar que lo que hizo esa chica, no fue más que una amarga broma jugada al joven de chongo.

Pronto Temari recuperaría el balón y el juego seguiría. Escuchó a Naruto quejarse por la posesión de la pelota y enseguida todos comenzaron a correr, soltando un par de indicaciones para colocarse a defender y la nueva jugada de ataque.

Ella regresó a pasos lentos por donde llegó, no quería encontrarse a Ino y a Shikamaru discutiendo más adelante pero aun así, debía salir.

—¡Oe, Sasuke!¿A dónde demonios vas?— cuestionó el Inuzuka al verlo partir.

—Que te importa— la voz fría del Uchiha hizo voltear a Hinata y vio al mismo caminar en la misma dirección que ella —. El estúpido juego se volvió un circo, además, ni el entrenador ni el capitán están.

Kiba alegó algo más que Hinata ya no entendió y se quedó de pie viendo como Sasuke la pasaba de largo sin decir más. El corazón se le aceleró al darse cuenta que luego de que lo vio con su madre, estaba aprendiendo a verlo de otra extraña forma.

El pelinegro avanzó a pasos firmes directo a los vestidores. Estaba fastidiado con él mismo, la noche anterior había dormido realmente tarde, su madre llegó de improvisto y charlaron como hacía años que no lo hacían; se había sentido el miserable que seguro era, al dejar pasar incluso un año sin verla. Lo que más lo perturbó fue esa despedida que su madre le dedicó. Las horas que le siguieron luego que Itachi llegó para llevársela, sus pensamientos pasaron de su madre a aquella idiota Hyuuga que caminaba detrás de él.

Hinata se mordió el labio al verlo y volteó atrás para ver si alguien la veía.

—U-Uchiha san— lo llamó al regresar su vista a él, y antes de que llegara a la puerta de madera de los vestidores.

El orgulloso pelinegro detuvo sus pasos —¿Qué quieres?— preguntó secamente al apenas voltearla a ver de medio lado.

Ella jugó con sus dedos a la altura de su vientre y le sostuvo su insegura mirada. Apretó los ojos y suspiró dándose valor. Caminó un par de pasos para colocarse frente a él.

—Usted lo hizo, ¿verdad?

El Uchiha rodó los ojos y la pasó de largo —¿Hacer qué?— preguntó fastidiado al volver a ser llamado de esa forma distante.

Hinata apretó los ojos al ser casi ignorada, se lamentó la falta de un carácter fuerte para encararlo sin tantos rodeos.

—Usted cambió los trabajos— dijo girándose y viéndolo empujar la puerta.

—Mph— lo vio sonreír, creyó que de forma irónica, para luego perderse tras la puerta.

—¿Qué?— se preguntó en voz baja. ¿Qué había sido eso?¿Un sí? Una de sus piernas se movió intentando seguirlo pero se abstuvo… eran los vestidores —Ah, cielos— mencionó dudosa y volteó atrás y vio cómo el juego seguía y el solitario pasillo.

Suspiró resignada y entonces entró tras él. Necesitaba saberlo, eso de verdad no estaba bien.

—¿U-Uchiha s-?

—Que dejes de llamarme así— interrumpió molesto el chico haciéndola respingar, pero también delatando su ubicación.

Hinata tragó pesadamente y contuvo pudor, nerviosismo y miedo. Avanzó un par de pasos adentrándose entre las filas de lockers y bancas de ese lugar. Se detuvo de golpe al verlo abrir de mal modo su casillero y verlo sin su jersey.

Perdió el aliento y entonces supo que no era muy buena idea estar ahí.

—Ah… yo…

—¿Qué? ¿Te avergüenza verme así de lo que tú y yo…?

—¡Basta!— interrumpió y suplicó — N-no vine a hablar de eso— aclaró.

Él sonrió de forma torcida al tomar una toalla perfectamente doblada y echársela al hombro. La volteó a ver y ella no se atrevía a poner sus ojos en él.

—¿Cambió los trabajos?

—…

—¿Por qué lo hizo?— preguntó rogando no ruborizarse al alzar sus ojos a él —¿Sabe lo que perjudicó a Matsuri por eso?

—Ella no salió perjudicada— aclaró secamente —. Esa calificación ni siquiera era tan vital para ustedes, nos estaban evaluando a nosotros.

Los ojos perlados de ella se abrieron.

—¿Reclamarás ahora?

—Ah…

Él sonrió de forma irónica y no dijo nada.

—¿Por qué lo hizo?— se atrevió a preguntar, pues eso aunque no alcanzara a afectar a Matsuri que era muy inteligente, sí lo habría hecho con ella, que llevaba un promedio deprimente con ese profesor. ¿Él lo sabía y por eso lo hizo?¿Por ayudarla?

—Porque me dio la gana.

Ella respingó al verlo avanzar y perderlo de vista, también por su tono frío y desinteresado aun cuando ambos sabían que él la había sacado de un gran lío, sin importarle perjudicarse.

—¿Por qué me ayuda? N-no tiene por qué hacerlo…

Él abrió una de las puertas de acrílico blanco dispuesto a entrar a la ducha. Otra vez hubo solo silencio que molestó a Hinata, sentía que no la estaba tomando en serio.

—¿Es porque le recuerdo a usted?— cuestionó armándose de valor. Lo que Mikoto le había dicho, la había hecho caer en cuenta que ambos habían sido muy parecidos —¿Por eso pretende que también enfrente a… mi padre?

Sasuke volteó a verla molesto.

—¿Qué demonios sabes?— él caminó a ella acorralándola contra los casilleros a su espalda.

—Lo que su madre dijo— mencionó ella y a pesar de casi temblar, logró verlo a los ojos y no titubear.

La mano de él apoyada en los lockers, se apretó y ocultó su molestia en una sonrisa torcida.

—No tienes idea— le dijo despectivamente y se forzó a retirarse. ¿Parecerse ambos?... ridículo. Si ella se parecía a alguien de su familia, no era a él.

Ella casi pudo volver a respirar luego de verlo tan molesto.

—Vete de aquí— ordenó él adentrándose en el pequeño espacio de esa regadera. Dejó correr el agua.

Hinata asintió cuando escuchó el tenue sonido del silbato en la cancha, al parecer, el entrenamiento estaba terminando.

Estuvo a punto de girarse pero se arrepintió.

—Voy a pagarle por ayudarme— aseguró titubeante.

—Mph.

Ella se acercó un par de pasos —Puedo volver a hacer ese trabajo para que…

—Iruka nunca lo aceptaría— dejó claro secamente.

—Entonces…— mencionó pensando otra manera, estaba segura que dinero no necesitaba y a ella tampoco le sobraba demasiado.

—¿Quieres pagarme?— preguntó el chico casi en su rostro, al colocarse en la puerta de la regadera.

Ella asintió débilmente viéndolo a su rostro.

Sasuke la tomó de la barbilla y la vio con sus negros ojos directo a los de ella.

—Métete en mi cama conmigo— mencionó ronca y secamente sin dejar de verla.

Los ojos de ella se abrieron con sorpresa lentamente. El Uchiha contuvo una sonrisa al verla enrojecer de a poco… No era lo que estaba buscando cuando decidió hacer eso, tal vez sintió pena por ella, por haberla visto esforzarse y no obtener resultados, no supo; pero no le interesaba hacérselo saber.

El sonido de voces y pasos presurosos resonarían con más fuerza.

—¡Oe, teme!¿Estás aquí, fracasado?— la voz de Naruto y el rechinar de la puerta al haberse abierto completa sobresaltó a Hinata.

La chica se paralizó —Na-Naruto…— susurró entrando en pánico.

Sasuke se fastidió al verla voltear buscando la escandalosa presencia del rubio y la tomó de la mano para meterla con él a esa regadera.

—¡Ah!

—Vas a cerrar la boca si no quieres que te encuentren conmigo semidesnudo— le dejó claro al taparle la boca con una de sus manos y arrinconarla en la esquina de ese pequeño espacio, luego de cerrar la puerta.

El temblor de ella fue más notorio y sus ojos parecieron adquirir un tono más denso en ese tono lila.

—¿Entendiste?

Hinata asintió tanto como pudo.

—Teme, ¿estás aquí?— la voz de Naruto se escuchó cerca.

—¿Qué demonios quieres?— preguntó el Uchiha al soltar a Hinata. A pesar de su altura, su cabeza no alcanzaba a sobresalir, por lo que Hinata estaba segura que entonces a ella tampoco nadie podía verla si no salía.

Sasuke colocó la toalla que traía en su mano sobre la puerta para indicar que el lugar estaba en uso.

—Vayamos a comer saliendo, muero de hambre 'ttebayo— invitó el rubio y Hinata vio con pavor como Naruto colocaba su ropa sobre la división de ambas regaderas, al haber elegido ese lugar para ducharse.

"Santo cielo" pensó la Hyuuga al cerrar sus ojos, ¿qué haría si de pronto Naruto jugando, se atrevía a asomarse?... la vería ahí.

El ruido en el exterior era asombroso, justo en ese momento fue que Hinata notó la diferencia entre grupos de chicos y chicas, pues los varones eran sumamente escandalosos; lo comprobó al escuchar a Kiba peleando con algún otro joven. No faltaron incluso los comentarios y suposiciones del motivo por el que Shikamaru se había marchado y no regresaba.

Naruto siguió hablando y a pesar de ser ignorado por el Uchiha, él parecía no notarlo y continuar con su monólogo.

Varias gotas de agua mojaron a Hinata y se atrevió a abrir sus ojos.

—¡Ah… p-por Dios!— soltó una exclamación de sorpresa al ver al Uchiha completamente desnudo bajo el agua caliente de la regadera.

—¿Eh?¿Dijiste algo?— la voz de Naruto la tensó.

—Que cierres la boca— mencionó molesto el de ojos negros viendo de reojo a Hinata que sólo pudo asentir a su orden.

—Ah, maldito teme, y yo que…— Naruto creyendo que le hablaba a él, comenzó a despotricar en su contra.

"No puede ser…" pensó Hinata al darse vuelta para refugiarse en esa esquina. ¿Cómo podía meterse en semejante lío ella sola?

Claramente no temía por su integridad al estar encerrada con él, tanto como por su reputación si era descubierta ahí. Su rostro ardió más de solo recordar que vio el perfecto y blanco trasero del Uchiha.

Ella se tensó al sentirlo acercarse. Se atrevió a abrir los ojos solo para darse cuenta que tenía apoyadas sus manos en ambas paredes que formaban esa equina, aprisionándola.

—Si te desmayas — Sasuke le susurró roncamente al oído —. Juro que no te respetaré y volveré a hacerte mía— advirtió o amenazó, Hinata no supo; ella sólo atinó a negar avergonzada y abochornada por imaginarlo completamente desnudo tras ella.

"Santo… Cielo" pensó.

En ese momento sólo quería que la tierra se la tragara.

Continuará…


Hola xD

Bueno, esto se me fue de las manos y no me contuve a meter esta escena medio graciosa que discrepa un poco con todo este asunto, pero, equisdé.

Amm, ojalá el capítulo les haya gustado y bueno, dudas o sugerencias las pueden dejar en sus comentarios.

•Francisvict •xXAiKawaiiChanXx •hime23 •Daisuke37 •Yukki-Onna •Lizeth de Uchiha •poison girl 29 •Bonezita •Mimi's es •Misato Nara •evilangelux •wolf-enzeru •Fran Targaryen •Karla XM •yunisaku9 •JoMonHim •mon ceur •hinatacris •uchiha-mei-chan •MisedPandora •DarkHikari •bellamita-uchiha •KamiCasper •MeucheliPM •gristardream13 •Dark Amy-chan •nayaritsasuhina •Julia •Patohf •rcr •Tokeijikake no Orenji •KiaraUchihalove •Itzel 3 •karlihyuga •AhrenLove y un par de guest.

Muchas gracias por el apoyo a esta historia que comenzó bastante tormentosa.

También quiero presumirles que la imagen que está y estará como portada del fic hasta la siguiente actu, es un fanart creado por KamiCasper inspirado en el capítulo pasado. Cariño, muchas gracias ñ.ñ

Bueno, es todo. Besos y nos seguimos leyendo.

Aidé.