LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD DE MASASHI KISHIMOTO. LA HISTORIA ES MÍA.

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DESPUÉS DE UN SÍ

-Capítulo dedicado a Nicolai P. Sherman, que cumplió años ayer ñ.ñ-

Hinata apretó sus ojos cuando Sasuke colocó una de sus manos en su cadera, jalándola hacia él, mientras amenazaba con hacer de ese beso más pasional.

El sonido de un claxon que alertó a otro coche que retrocedía y casi lo impactaba, fue suficiente para que la peliazul recordara dónde se encontraban, y se retirara nerviosa de entre los brazos del alto pelinegro.

—Ah… ah, yo— Hinata se llevó una mano al cuello, señal de su nerviosismo y luchaba por sostenerle la mirada —… yo, yo debo irme— agregó cuando se sintió comenzar a ponerse roja a pesar del clima helado.

—Espera— el Uchiha la detuvo al sujetarla de un brazo —, necesitamos aclarar ciertas cosas.

Ella jadeó nerviosa y su aliento fue visible como una delgada capa de vapor escapando por sus labios, entonces asintió.

—L-lo sé— mencionó al soltarse del agarre que pesaba en ella y giró su cabeza viendo como muchos estudiantes se retiraban del lugar, en coches o caminando —, pe-pero no aquí— terminó por decir al observar aquellos ojos negros que la veían con algo parecido a una extraña curiosidad —. De-debo irme— dijo y luego de jugar por segundos con sus dedos al no dejar de verlo a los ojos, se dio media vuelta y avanzó largos pasos para adentrarse a su auto.

El Uchiha se mantuvo de pie viéndola pelearse con el cinturón de seguridad luego de encender el coche. ¿Qué había ocurrido con ella para mostrar ese cambio? Él tragó discretamente al darse media vuelta mientras ella salía en reversa.

—Joder— lo molestó no entenderla y siguió caminando con las manos en los bolsillos, directo a su auto.

A varios metros recorridos el Uchiha se hartó todavía más, al encontrarse con ciertos ojos verdes de mirada pesada puestos sobre él. Gaara le sonrió de manera torcida al haber presenciado su encuentro con cierta Hyuuga. Sasuke lo pasó de largo dejándole una mirada de advertencia y el pelirrojo amplió su sonrisa al volver a fumar de su cigarrillo… ¿por qué si esos dos tenían algo, lo mantenían oculto de todos? ¿y por qué ella parecía tan preocupada por no ser vista con aquél engreído del Uchiha?

—Eres tan extraña, Hinata Hyuuga— mencionó sólo para él y una débil sonrisa curvó sus labios.

—¿Listo para irnos?— Temari llegó haciéndolo girar su rostro a ella.

—Kankuro aún no llega— soltó sin mucho interés con su voz ronca y fría.

La rubia suspiró y se sentó en el cofre del vehículo, para poder ser más independiente debía seguir esperando a tener disponible su coche, luego de que se le ocurriera la brillante idea de prestárselo a Gaara y éste lo chocara.

—Y… ¿qué hacías?— preguntó al ver de reojo a su hermano, debía sacar conversación o moriría de aburrimiento mientras esperaban.

Gaara negó y sonrió de una manera que a ella no le gustó, como cuando alguna maldad se le metía en la cabeza. Temari terminó por resoplar aburrida al darse cuenta que su hermano, como de costumbre, no sería un buen conversador.

O.O.O.O.O

—Joder— soltó un frustrado Uchiha al recargarse completamente en el asiento de su coche. Echó su cabeza hacia atrás y cerró los ojos —¿Qué mierdas fue eso, Hinata?— se añadió con voz ronca.

Y es que por más que le gustara pensar que ella estaba respondiéndole, la verdad era que no se lo creía.

—Tsk— chasqueó la lengua al abrir los ojos y encender el auto. Una molestia punzante se centró en su pecho… la razón por la que ella había cambiado tan contradictoriamente de ser, tenía nombre y apellido —. Maldito seas, Itachi.

Volteó hacia atrás al mismo tiempo que de reversa salía del cajón de estacionamiento y minutos más tarde ya avanzaba por la larga avenida que lo sacaría de terrenos universitarios.

Sus negros ojos prestaron atención al camino y posteriormente bajarían al móvil en su mano, localizó el número de su hermano y pulsó el botón de llamada. Con el celular en altavoz, su vista volvió al camino; sonaron tres tonos antes de que la llamada se enlazara.

—Sasuke, ¿a qué debo el honor de tu llamada?— la voz del mayor de los hermanos sonó con amabilidad y un toque de gracia.

El menor bufó ante eso —¿Dónde estás?

—De camino a la empresa— informó el otro con simplicidad.

El de mirada fría golpeó un par de veces el volante con uno de sus dedos —Espérame ahí. Necesitamos hablar— dijo y cambió de carril en la avenida para tomar su nuevo destino.

Itachi resopló cansadamente —Bien— dijo y suspiró luego de cortar la llamada. No necesitó usar su inteligencia para entender el asunto que lo hizo buscarlo por primera vez en mucho tiempo.

• • •

Los fríos ojos negros se alzaron a la cima del edificio que albergaba al corporativo encabezado por su familia, mientras giraba el volante de su auto para estacionarse frente a éste, sin molestarse a ingresar al estacionamiento privado. Un suspiro pesado se escapó de él al ver la insignia que representaba a su familia, y que se alzaba a la mitad de la razón social Uchiha Corp., el más grande símbolo del falso orgullo que vestía a su padre, ese que –según él- no hacía más que incrementar la soberbia, vanidad y petulancia que caracterizaba al patriarca de su familia; el mismo que parecía más que satisfecho de ver todo lo que había logrado.

—Una estupidez— soltó fastidiado al comenzar a subir los escalones que lo llevarían a la recepción del lugar.

Las puertas de cristal se abrieron automáticamente ante su paso.

Una joven rubia que atendía la recepción se puso de pie al reconocerlo inmediatamente al entrar.

—Joven Uchiha— saludó la chica tras el elegante mostrador.

Él ignoró al resto de los presentes, empleados o visitantes asiduos —¿Itachi?— mencionó secamente.

La chica asintió y tras ajustarse el manos libres al oído, marcó a la extensión de la secretaria del mayor de los hermanos.

—A-acaba de llegar— avisó al indicarle con uno de sus dedos que ya se encontraba arriba.

Sasuke asintió en silencio y se dirigió a los elevadores. El tiempo que tardó en llegar a uno de los últimos pisos, fue analizado por miradas curiosas de las personas que subieron con él y que parecieron reconocerlo como un miembro de la familia principal, dueña de esa empresa.

Luego del pequeño timbre que anunciaba el piso y que las puertas se abrieran, él fue el primero en bajar.

—Buenas tardes— una joven delgada y castaña se le acercó al apenas verlo en ese piso —. Su hermano ya lo espera— dijo con amigable voz, acompañándolo unos pasos e indicándole con la mano, una de las puertas en ese sector.

El pelinegro la vio de reojo y continuó caminando directo a la oficina que conocía bien, sin prestarle mayor atención a la chica que en un gesto infantil se encogió de hombros, sin darle importancia a su trato seco.

Itachi sonrió al ver a su hermano entrar sin prisa y cerrar la puerta tras él.

—Sí, hablamos después— se despidió de la persona con quien hablaba por teléfono. La sonrisa de Itachi se hizo mayor al notar a su hermano acercarse y ver con aparente desinterés el lugar —. Espero que no hayas asustado a Ten-ten— le dijo al verle el semblante apático.

—¿Qué le dijiste?— la voz de Sasuke sonó seria pero sin ocultar del todo su hostilidad, al ir directo al grano.

Itachi frunció el ceño —¿A quién?— fingió no tener idea.

—No te hagas el imbécil— aclaró el meno al fijar sus ojos negros en los de él y acercarse a pasos lentos al escritorio, lugar donde su hermano se recargaba —. ¿Qué demonios le dijiste a Hinata?— agregó al plantarse frente a él.

El de marcadas ojeras suspiró y tras incorporarse, se giró para ir tras su escritorio, siendo seguido por la celosa mirada de su hermano.

—Veo que sigues con eso— respondió con cansancio —. No le dije nada que no te haya dicho ya, ¿cuál es el problema?— preguntó ahora siendo él el que lo veía con interés.

—Hinata se está comportando raro— soltó el menor esperando ver una reacción en su hermano.

Itachi asintió despacio y alzó ambas cejas suavemente —Y supones que tiene algo que ver conmigo— dedujo lo obvio —. Pues, lamento decepcionarte— dijo mientras presionaba un par de teclas en su computador, encendiéndolo —. Ya te lo dije, no hablamos de nada importante.

Sasuke gruñó para sus adentros, del imbécil de Itachi no iba a obtener nada. Aquella noche estuvo conforme con lo escuchado ya que ambos habían coincidido en sus respuestas, pero luego de verla cambiar con él, aquella sensación de inconformidad volvió con nuevos alcances.

—Quiero que la dejes en paz. No te le vuelvas a acercar— aclaró mostrando una altivez que a su hermano no molestó.

Itachi suspiró —Eso no es algo que pueda asegurarte.

—Deja de jugar conmigo— advirtió el menor al acercársele tanto que Itachi tuvo que sostenerle la mirada —. Te he dejado interferir en todo sin decirte nada, te he visto intentar controlarme al enterarte de cada lugar que piso; pero con ella no— la voz ronca y el tono de advertencia de su menor hermano le dibujó una sonrisa satisfecha.

—No creí que la quisieras tanto— soltó sorprendiendo ligeramente al de rebelde cabello. Itachi negó en silencio al volver su atención al computador.

¿Quererla? Absurdo, pensó el menor de los hermanos.

El joven de marcadas ojeras se rascó una mejilla aligerando la tensión —No sé qué extrañas cosas te estás formando en la cabeza, pero te aseguro que te estás equivocando.

—Eres más ingenuo de lo que creí, si piensas que voy a creerte— devolvió el otro al achicar sus ojos suspicazmente —. No sé qué demonios pienses, pero terminaré por enterarme. Y lo vuelvo a decir— añadió sujetando de forma brusca el elegante traje de su hermano —, mantente lejos de ella— advirtió con fría calma.

El mayor suspiró cuando Sasuke lo soltó con poca delicadeza.

—Ya te dije, todo fue por el asunto ese de mamá, a ella le cayó muy bien, ¿sabías?— añadió mientras lo veía marcharse — Por cierto, ¿crees que Hinata acepte comer con nosotros en próximos días?— soltó por último deteniendo los pasos de su hermano.

El altivo ojinegro y de rebelde cabello volteó a verlo de medio lado e Itachi le sonrió. Sasuke resopló frustrado, era increíble la ligereza con que su estúpido hermano se tomaba las cosas en ocasiones.

Cuando el menor de los Uchiha se marchó dando un portazo, Itachi tomó asiento con tranquilidad tras el escritorio.

—Así que actuando extraño— meditó para él —. Bien, al menos lograste guardar el secreto, Hinata— se añadió mientras veía sin atención como la pantalla de su portátil se encendía, esperando la contraseña de acceso. El joven de lacio cabello se recargó completamente en la amplia silla de piel, no había hablado con Hinata pero la reacción de Sasuke le daba un indicio de su respuesta, y eso, al menos, lograba tranquilizarlo un poco.

O.O.O.O.O

Hinata bostezó discretamente y tapó su boca mientras veía en su móvil un mensaje enviado por Neji en el que le informaba que en próximas semanas su hermana estaría visitándola, esto le había dibujado una sonrisa a pesar del sueño que pesaba en ella.

—¿Qué lees que te tiene tan contenta?— preguntó Sakura acercándose a curiosear en su teléfono.

La peliazul le mostró —Es un mensaje de mi niisan. Al parecer mi padre cedió en que mi hermana saliese del internado el último fin de semana del periodo vacacional.

Los ojos jade de Sakura se abrieron y cerraron con sorpresa —Pero eso es después de tu cumpleaños— recordó —, ¿no estará contigo?

La media sonrisa de Hinata se hizo menor —No al parecer— respondió cuando la pantalla del móvil se apagó y entonces ella prosiguió a devolverlo al bolsillo de su abrigo lila.

—Hey, ¿de qué hablan?— Naruto llegó sentándose frente a ambas jóvenes, en una de las tantas mesas de la concurrida cafetería.

Sakura explicó al curioso chico mientras la Hyuuga luchaba por mantener los ojos abiertos, todo el día de ayer había estado a la expectativa de que tal vez a Sasuke se le ocurriese ir a verla y preguntarle del porqué de su nueva actitud hacia él, y la verdad es que no sabía bien cómo mentirle; para empeorar sus nervios, el joven de negro cabello no la había buscado, por eso, mientras estudiaba no había logrado concentrarse y para empeorar las cosas, un extraño insomnio la visitó, dejándola dormir hasta muy entrada la madrugada.

—Vaya que es extraña tu familia, 'ttebayo— dijo el rubio devolviéndola a la conversación.

Ella les sonrió resignada —Sí, mi padre siempre ha sido muy estricto— explicó.

Naruto frunció los labios mientras separaba los palillos con los que se disponía a comer —¿Y este año también habrá una gran fiesta para celebrarte?— preguntó curioso.

Hinata negó insistentemente haciendo mover su largo y lacio cabello —N-no.

—¿No, o no estás segura?— intervino la pelirrosa.

Ella la vio con los ojos muy abiertos —No… no habrá tal evento— aseguró sin estar tan segura —, mi padre no ha dicho nada y yo realmente espero que no lo haga— añadió lo último bajando la voz y desviando su mirada de la curiosa verde.

Kiba y Rock Lee llegaron en ese momento distrayendo a los acompañantes de la ojiperla, por lo escandalosa de su llegada. Naruto regañó al castaño que se sentó a su lado y casi le derrama su preciado ramen encima.

—Bah, cállate idiota, con un día que comas otra cosa no te morirás— soltó Kiba luego de la queja del rubio. Naruto despotricó algo más siendo ignorado por el Inuzuka —. Y, ¿de qué hablaban?— preguntó esquivando un golpe del Uzumaki.

Sakura rodó los ojos ante el siempre infantil comportamiento de esos dos —Del cumpleaños de Hinata.

—¿Eh?

—Cumpleaños, ¿ah?, y ¿qué harás, Hinata?— preguntó el castaño mientras mordía una rebanada de pizza que recién había comprado.

—Na-nada— dijo viendo a Sakura —, ya… ya les había dicho que a mí no…

—Es dentro de quince días— intervino la pelirrosa —. Como sea, si no celebras con tu familia, Ino y yo ya habíamos pensado en organizar algo— explicó ganándose la mirada de los varones, ésta al notarlo, agregó—: y lo digo, porque conociéndola, es capaz de huir antes de permitirlo. Así que estás advertida— añadió lo último viendo fijamente a la Hyuuga que se ruborizó.

Hinata sonrió nerviosa —No es necesario, de verdad— dijo avergonzada.

—Me parece muy buena idea, 'ttebayo— intervino Naruto con una enorme sonrisa —. Es el primer cumpleaños que pasarás con nosotros, no puede pasar desapercibido, de veras.

—Ah…

—Por cierto, ¿alguien ha visto a Ino?— cuestionó extrañada la ojiverde.

—Shikamaru tampoco está, ¿estarán juntos?— añadió el rubio contagiado por la curiosidad de su amiga de la infancia.

—No— ahora quien habló fue Lee —. Shikamaru está en una reunión de capitanes deportivos en el edificio de rectoría— dijo y Naruto pareció recordarlo —, la verdad dudo que Ino esté con él.

Sakura frunció los labios y mientras los varones se enfrascaban en la charla relacionada con los próximos eventos deportivos en los que participarían. La pelirrosa terminó por suspirar y volteó a ver a Hinata que les prestaba atención a los chicos frente a ellas.

—Si esos dos no resuelven sus problemas pronto, me temo que van a terminar muy mal— le dijo casi en un susurro a Hinata.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Ino en extrañas ocasiones suele ser muy orgullosa y Shikamaru por muy sensato que sea, dudo que pueda lidiar con su voluble estado— explicó sin querer ahondar en que últimamente la rubia había mencionado la seria posibilidad de terminar su relación —. ¿Ves? Con mayor razón debemos festejar tu cumpleaños, igual ahí ellos dos terminan reconciliándose, sólo necesitamos juntarlos sin presiones de por medio— dijo y le guiñó un ojo.

—Y… ¿y por qué no hacerlo antes?¿por qué esperar?— preguntó la ojiluna que no le agradaba nada la idea de ser el centro de atención de nada.

—Porque es la excusa perfecta y ninguno se atreverá a sospechar nada, ya lo habíamos hablado, ¿recuerdas?

La otra asintió y producto de ese nuevo casi problema, el sueño que pesaba en ella, desapareció. Hinata suspiró y en cuestión de un par de minutos la conversación volvería a involucrar a los cinco presentes, una vez superado el asunto deportivo como también el próximo cumpleaños de la Hyuuga, el tema cambió sobre los planes de cada uno para las vacaciones cercanas y la queja de un par sobre el poco tiempo libre que desde ahora sabían que tendrían.

—A veces creo que la universidad es incluso más difícil que ya tener un trabajo formal— se quejó con cierta gracia la pelirrosa.

—A mí se me hace bastante entretenida, 'ttebayo— aseguró el despreocupado rubio.

—Claro, te la pasas holgazaneando— replicó el Inuzuka mientras se levantaba pues la hora del almuerzo estaba por terminar.

Naruto despotricó en su contra haciendo menear la cabeza cansadamente a la de ojos verdes.

—Será mejor que nosotros también nos vayamos, ¿no, Hinata?

—Eh, sí— asintió la joven que tomó su mochila y se levantó.

—¡Oe! Esperen, yo me voy con ustedes, dattebayo.

—Pues date prisa, Naruto, siempre tan lento— se quejó la de pelo rosa mientras caminaba ya a la salida llevándose con ella a la Hyuuga, dejándolo solo, pues Lee momentos antes había partido.

Una vez que cruzaron la puerta Hinata frunció el ceño suavemente ante el viento frío que las recibió.

—Sabes, creo que antes pasaré al baño— se disculpó Sakura y volteó atrás —, espero que en eso el idiota de Naruto llegue, ¿me esperas?— pidió regresando su mirada a la ojiluna.

—Por supuesto— afirmó y alzó ambas cejas cuando luego de sonreírle, la vio correr en dirección de los sanitarios. Suspiró y avanzó un par de pasos con mochila al hombro. Últimamente le gustaba menos estar sola pues eso sólo la hacía enfrentase a sus temores, dejó de caminar y se abrazó a sí misma al estar de pie bajo la sombra fría de un árbol, sobre el camino que conectaba al edificio de su facultad.

Llevó su mirada otra vez a la puerta de la cafetería donde algunos estudiantes más salían y otros entraban apresurados. Volvió a suspirar y bajó su mirada sólo para verse dibujar pequeños círculos con su pie sobre los adoquines del suelo, distrayéndose de las miradas que pudieran posarse en ella.

—Sigues perdiendo el tiempo— la fría voz a su espalda la hizo respingar y voltear, nerviosa y de inmediato, a ver al dueño de la misma.

—Ah…— ella perdió el aliento ante los negros y profundos ojos centrados en ella. Sasuke endureció su mirada y Hinata tragó pesadamente —¿pe-perder el tiempo?— preguntó casi con ingenuidad.

El joven de negra chaqueta volteó de reojo y fastidiado a la cafetería, Hinata creyó entender que para él comer era perder el tiempo; casi estuvo segura cuando cayó en cuenta que él apareció del camino que conducía a la biblioteca, ¿había estado estudiando?

—Lo siento— se disculpó en voz baja cuando él devolvió su vista a ella y se ruborizó al recordar el impulso que tuvo de abrazarlo la última vez que se vieron.

El chico gruñó fastidiado y luego de haber visto a Sakura y Naruto pelearse por ver cuál cruzaba primero la puerta, comenzó a caminar.

—Te espero esta tarde en mi departamento— dijo y le arrojó un grueso libro que Hinata tuvo la fortuna de lograr sostener en sus manos.

—¿Qué?— preguntó asombrada al verlo retirarse sin prisa y con las manos en los bolsillos de su pantalón.

—No creerás que arruinaré mi promedio por ti, ¿o sí?— preguntó irónicamente al verla de medio lado pero sin dejar de avanzar.

Ella abrió y cerró la boca un par de veces y no logró decir nada.

—Santo… cielo— mencionó para ella luego de unos segundos en los que permaneció paralizada viendo al Uchiha marcharse.

—¡Hinata!— la sorpresiva voz de Sakura la hizo respingar y casi soltar el libro en sus manos.

La ojiperla perdió el aliento y no supo por qué, pero los vio con miedo, como si acabaran de descubrirla en algo turbio.

—¿Te pasa algo, Hinata?— preguntó Naruto al acercarse a ella y ver a Sasuke marcharse —¿Te dijo algo el Teme?— añadió extrañado.

Ella se rascó el cuello incómoda —Ah, no… no, nada—mencionó y abrazó el libro entre su pecho —. Só-sólo…

La mirada verde que había estado posada en el Uchiha, bajó a Hinata y a ese libro en sus manos. Sakura le sonrió sin mucho ánimo.

—Han comenzado ya a trabajar— dedujo al darse cuenta que el libro no lo traía cuando salieron.

Hinata asintió.

—¿En serio?¿Y se verán hoy?— preguntó el gratamente sorprendido rubio.

La peliazul enmudeció al verlos a ambos con sus ojos fijos en ella —Pu-pues sí, pero yo no… no tengo mucho— explicó —; así que no creo que…

—No puedes dejarlo plantado— añadió de inmediato la pelirrosa aun a pesar de su extraña incomodidad.

Naruto avanzó un paso y abrazó a Hinata por los hombros —¿Y por qué no vamos juntos, 'ttebayo?

—¿Estás loco?—cortó Sakura al tiempo que la Hyuuga alzaba su mirada al confianzudo rubio, para luego ruborizarse y dejar de verlo.

—¿Qué tiene de malo?¿Hace cuánto que no nos reunimos a hacer algo?

La pelirrosa suspiró desanimada —No es como que nos hayan invitado, además…

—¿A qué hora se verán?

—Ah… ah, yo… yo no sé, él no dijo nada sobre la hora— explicó la peliazul.

Naruto sonrió abiertamente —Bien, entonces por qué no nos vemos a las cuatro, así nos da tiempo de comer algo y a Hinata de juntar el material que deba de juntar, 'ttebayo— sugirió viendo a las dos chicas.

—No estoy tan segura, seguro Sasuke termina echándonos como ya ha ocurrido alguna vez— dijo la pelirrosa al llevarse las manos a la cadera sobre sus jeans de mezclilla.

—¡Pero qué va! Como si esta vez pensara permitírselo— se jactó el rubio —¿Qué no te sentirías más cómoda Hinata?

Sí, definitivamente sí, pensó la ojiperla —Pues…

—Entonces nos vemos a las cuatro en tu edificio, Hinata, yo paso por ti, Sakura chan— confirmó el ojiazul al salir corriendo pues su clase estaba por comenzar.

Sakura suspiró desanimada —Por donde lo vea, sé que es mala idea— dijo la chica viendo a Naruto irse.

—Parece que no sólo a mí me resulta incómodo, ¿cierto?— se animó a preguntar la peliazul al sostenerle la mirada a la de ojos verdes.

Sakura sonrió desganada —Al menos a ti te espera— dijo llevando sus manos a las correas de su mochila —, qué diera yo por que al menos hubiese algo que lo hiciera verme… y soportarme— añadió lo último en voz baja —; yo podría aguantar todo el tiempo su mal carácter sólo por estar con él— finalizó con una sonrisa resignada para girarse y tomar dirección contraria a Naruto, esa que la llevaría a su facultad.

—Sakura…

—No me hagas caso— añadió al darse cuenta que parecía envolverse, otra vez, en un sentimiento que únicamente le provocaba dolor y que ni siquiera era correspondido —. Que yo lo quiera no lo obliga a corresponderme, ¿cuándo lo entenderé?— mencionó y pretendió relajar la tensión, sabía bien que aquello último era cierto, pero le costaba aceptarlo a pesar de decirlo en voz alta — Entonces, supongo que nos vemos más tarde— dijo y le guiñó un ojo al mismo tiempo que alzaba una mano en señal de despedida. Pudo ver en la mirada de Hinata, algo de asombro y tristeza… sintió pena de sí misma en ese momento, ¿cómo era tan patética?

—… Sakura— la nombró tristemente la peliazul al verla a lo lejos, y apenas en ese momento tomó consciencia del golpe por la espalda que estaba a punto de darle a esa joven, todo por Sasuke. Tragó pesadamente sintiéndose mal y aun así apretó sus manos en puños, dándose el valor de seguir adelante en aquella decisión que había tomado.

"Sólo espero que nada irremediable pase, por eso… intentaré mantenerme lo más al margen que me sea posible" se dijo a sí misma y aun al asegurarse tal cosa, no estaba completamente convencida de poder lograrlo. Detestó eso.

Suspiró y guio sus pasos directo a su facultad.

O.O.O.O.O

Horas más tarde y con el frío disminuyendo, los ojos preocupados de Hinata revisaron por tercera vez la información que había alcanzado a recabar para ese trabajo extra que había solicitado. Suspiró y cerró su portátil, y todavía dudando si debía imprimir su avance o llevarse la portátil consigo, fue que se giró y se asomó por la ventana de su habitación. Observó el alto edificio frente al suyo.

"En alguno de esos departamentos debe de ser" pensó por primera vez, tomando conciencia lo cerca que ella y el Uchiha estaban.

Buscó no preocuparse más y se giró de nueva cuenta, esta vez se dirigió a su closet para buscar un suéter. Giró su vista y se dio cuenta que ya eran veinte minutos después de las cuatro, Naruto y Sakura ya estaban retrasados.

Sonrió al reconocer que eso no era raro si del rubio se trataba. Una de sus manos viajó a su blusa y estiró el cuello alto de la misma, estaba segura que en el interior le daría calor, pero no podía usar nada con ligero escote, no al menos en los siguientes cinco días, lo reconoció al ver esa marca de beso que Sasuke le había dejado.

—Llegaron— mencionó al escuchar su timbre sonar de forma insistente —, ah, ¡ya voy!— alzó la voz pues la persona del otro lado de la puerta pareció haberse quedado pegada al timbre.

La mirada asombrada de la Hyuuga se encontró con una similar verde y la enorme sonrisa de Naruto.

—¿Ves, Sakura chan? Te dije que Hinata no se iría sin nosotros— dijo el Uzumaki sin tomar en cuenta la casi carrera que la Hyuuga había tomado por su estridente llamado.

La pelirrosa cerró los ojos avergonzada —Discúlpalo, Hinata— pidió rogando por paciencia —. El idiota se quedó dormido y tuve que ir a buscarlo— explicó lanzándole una mirada mortal al avergonzado ojiazul —, lo peor es que todo el camino se ha venido quejando porque no alcanzó a comer.

Naruto se rascó la nuca apenado.

—Ah, yo te puedo preparar algo de comida, Naruto— ofreció la ojiperla obteniendo una sonrisa fascinada del rubio.

—Oh, de ninguna manera, ya suficiente tienes con llevarle comida a la universidad y llegar tarde a tu cita de estudios, como para encima alimentar al holgazán este— intervino la ojijade.

—Oye, pero… — quiso replicar el rubio.

—¿Tienes todo lo que necesitas?— preguntó la pelirrosa, ignorándolo.

Hinata se quedó muda, pero ante la mirada insistente de la pelirrosa, terminó por asentir.

—Sí… sólo iré por mi portátil a mi habitación.

—Anda, ve— animó la Haruno.

La lacia peliazul se fue a pasos presurosos y a su espalda todavía escuchó una pequeña discusión que Naruto terminó perdiendo frente a la más testaruda pelirrosa. Ella suspiró al salir de su habitación y se dio valor para que sus piernas, envueltas en unos delgados vaqueros, no flaquearan, y terminar por ir al encuentro con aquél moreno.

O.O.O.O.O

El Uchiha se dejó caer pesadamente en su cama.

—Que no, ya te dije que voy a salir— mintió a la persona que le había llamado por teléfono —. Asuntos de familia, no te importan— respondió secamente cuando fue cuestionado sobre qué haría. El de pelo negro resopló cansadamente al recostarse en su cama.

—Karin está aquí, insiste en ir a verte. No sé por qué demonios piensa que si voy contigo no la mandarás al diablo— replicó el chico de pelo blanco en un tono entre aburrido y fastidiado.

—Pues sal tú con ella, o a ver cómo te la quitas de encima. Yo no estaré en casa— agregó y cortó la llamada cuando Suigetsu se apresuraba a debatirle recordándole la mala relación que él y la pelirroja tenían.

El de ojos negros dejó su móvil de lado y cerró los ojos al llevarse ambos brazos a su frente.

«No creí que la quisieras tanto»

Recordar las palabras de Itachi lo mantuvo casi sin respiración unos segundos.

¿Quererla?

—Absurdo— mencionó largos segundos después. No celaba a Hinata porque la quisiera, no, la celaba porque contrario a lo que le dijera a ella, él sabía que no era suya; porque debía serlo y porque se había encaprichado con ella, por eso la celaba.

Él no quería a nadie, nadie que no fuesen esas dos personas de su familia, y aun así, no se preocupaba tanto en demostrarlo, por eso pensar siquiera en que sentía algo más por Hinata era un completo absurdo; apenas se conocían y aunque lo desconcertaba de una perturbadora manera, tampoco era para tanto.

—Eres un imbécil, Itachi— se dijo dando por muerto ese tema, pero repudiando a su hermano por hacerlo pensar en tal cosa.

El timbre sonó una vez y él sonrió de forma arrogante al notar el nerviosismo de la chica que llamaba, incluso en ese insignificante acto.

Avanzó a pasos lentos y seguros hasta la puerta, resopló cansadamente justo antes de abrir.

—Al fin llegas— su voz sonó fría y molesta. Los ojos negros se encontraron con aquellas orbes perladas, casi lilas, que lo veían con asombro y algo de miedo. Cuando su mirada se posó al lado de ella, entendió el porqué de esa mirada.

—¡Hey, teme!— saludó Naruto, fastidiándolo.

—¿Qué demonios hacen ustedes aquí?— preguntó secamente al fijar su negra mirada en el rubio y la pelirrosa, esta última desvió su mirar avergonzada.

Naruto rio sonoramente —Pues verás, creí que era buena idea reunirnos, como en los viejos tiempos, 'ttebayo— explicó al rascarse la nuca —¿No te parece genial?

La mirada glacial del Uchiha puso más nerviosa a Hinata.

—Lárguense— les dijo secamente al tomar de la mano a la Hyuuga y casi arrojarla tras él, a su departamento.

—O-oiga, pero…— se quiso quejar la ojiperla que sólo tuvo la visión de la ancha espalda masculina.

—Ah, no seas amargado, teme, ¿qué tiene de malo?

—No es ninguna maldita reunión social, Naruto— aclaró y su tono hastiado hizo que Sakura se mordiera los labios, comprendiendo —. Esto no es por placer.

—Ah, él tiene razón, no sé en qué pensábamos, Naruto— se excusó la pelirrosa obteniendo una mirada de reojo del pelinegro.

—¡Bah! ¡Ni que se llevaran todo el día con eso!— replicó el Uzumaki viendo a su amiga pelirrosa — Además matarás de miedo a Hinata, mírala— agregó viendo a la chica que se ruborizó inconscientemente por el comentario. La mirada negra no perdió ni la molestia ni tampoco se retiró un solo segundo del Uzumaki que terminó por suspirar derrotado —. Bien, bajaremos a comer algo y regresaremos en un rato.

—Naruto— el tono de advertencia empleado por el Uchiha no le importó a su despistado amigo.

—¡¿Qué?! Les dará tiempo de estudiar— aseguró con una sonrisa y tomó de la mano a Sakura para llevársela con él —. Volvemos en unos minutos, 'ttebayo— agregó haciendo gruñir al Uchiha.

Antes de que esos dos se perdieran en el elevador, el pelinegro cerró la puerta de golpe.

—¿Qué demonios es esto?— preguntó molesto volteando a ver a la Hyuuga que lo vio avergonzada y retrocedió un paso por instinto.

—Ah… ah.

—¿Qué?

—E-ellos se enteraron y…y bueno…

—¿Supusiste que estaba bien?— cuestionó acercándose a ella despacio y con las manos en los bolsillos de su pantalón.

Hinata tragó pesadamente y asintió para retroceder. El Uchiha no supo por qué, pero ese proceder tan ridículo por parte de ella no le sorprendió. Era tan patética.

—No… no pude decirles que— dijo y jadeó nerviosa —… que no— finalizó viéndolo a los ojos.

Él sonrió con ironía notándola confundirse y Hinata, sin saber qué hacer, optó por lo más inteligente que se le ocurrió para salir del paso.

—Tra-traje todo lo que me pidió— dijo viéndolo a los ojos, él frunció el ceño y ella negó en silencio, avergonzada —. Es decir… todo lo que reuní— corrigió y se quitó la mochila para sacar su portátil.

Sasuke la vio desde su altura arrodillarse frente a su pequeña mesa de centro y encender avergonzada su computador, ahí, en medio de la sala.

Los ojos perlados de Hinata viajaron un par de veces a Sasuke que la observaba de pie y medianamente entretenido, habiendo preferido ignorar que Naruto y Sakura pronto regresarían. Ella dejó escapar el aliento preguntándose si todo el tiempo iba a quedarse ahí parado… ¿debía pedirle que se acercara y revisara lo que había hecho, o seguir trabajando como si estuviera en su casa? Moría de nervios ante la analítica mirada negra y más, si se ponía a recordar que ambos tenían una charla pendiente.

Justo cuando ella abría un nuevo documento en el portátil, el pequeño gato negro del Uchiha se bajó de uno de los compartimentos de esa pequeña mesa, cayendo sobre las piernas de la chica, y ésta, sin haberlo notado siquiera, soltó un grito y se puso de pie de inmediato, haciendo rodar por el suelo al felino.

Algo parecido a una sonrisa se escapó de los labios del Uchiha, ante la torpeza de Hinata.

—¿Ah?... ¿u-un ga-gato?— mencionó extrañada la ojiperla al ver al pequeño animal retirarse y subirse a un sofá cercano, ignorándola.

—¿Qué tiene de raro?— preguntó el pelinegro en voz baja al acercarse a la espalda de la chica.

Hinata volvió a respingar —Na-nada— dijo de inmediato dando un paso atrás para no estar tan cerca de él. Y aunque afirmara tal cosa, sí le resultaba extraño que alguien como Sasuke se preocupara en cuidar de un pequeño animal. La joven regresó su vista al gato que no se veía mal alimentado y se llevó una mano al pecho, intentando controlar su acelerado corazón.

—Estás muy tensa— mencionó el moreno al sujetarla de la mano y jalarla a él, haciéndola jadear sorprendida —¿Te crees en la cueva del lobo?— le preguntó sobre los labios al sujetarla de la nuca.

Ella negó despacio y su respiración casi se detiene cuando fijó su mirada en esos ojos negros que la veían tan de cerca.

—N-no.

—¿Y si te equivocas?— susurró él un segundo antes de besar sus labios.

—Ah— Hinata gimió cuando él la aferró en un abrazo, pegándola a su duro cuerpo. Su mirada no tardó en cerrarse ante la sorpresa del calmado beso —. E-espera, ¡ah!— suplicó y gimió de sorpresa cuando él apoyó su rodilla en el sofá tras ella, haciéndola perder el equilibrio y sentarse en éste, todo esto, mientras le besaba el cuello.

Los ojos oscuros del Uchiha notaron, además de los labios entreabiertos y jadeantes, el sonrojo que ella ya exhibía. Sonrió perversamente y ella quiso levantarse al notarlo, pero él lo impidió al dejar caer su fuerte ser sobre el pequeño cuerpo femenino.

—Eres tan ingenua, Hinata— reconoció con voz ronca al deslizar sus negros ojos por el curvilíneo cuerpo bajo él, reconociendo estúpidamente que eso lo excitaba —. Y eso, es un grave error— le añadió llevando nuevamente su mirar a los ojos de ella, viéndola sorprenderse. Él le sonrió de medio lado antes de volver por sus labios y apoyar su cuerpo totalmente en el de ella.

Hinata gimió e intentó apartarlo al apoyar sus manos en el pecho del Uchiha.

—Po-por favor… Na-Naruto no debe de tardar.

Él se molestó ante ese nombre en sus labios —No me importa.

La peliazul cerró los ojos cuando él pasó uno de sus brazos sobre su cabeza, apoyándose en el sofá, y acorralándola completamente sin darle espacio a huir.

—Aun me debes una explicación— dijo él con voz tan baja que sonó ronca y Hinata se atrevió a verlo a los ojos.

—Lo… lo sé— mencionó y se mordió los labios al no poder sostenerle la mirada, en un acto que él encontró jodidamente tentador. Siguiendo la orden de sus manos, que sentían quemarse por tocarla, deslizó la única que tenía libre bajo la blusa morada de la chica, y la subió despacio, tensándola.

Ella volvió a verlo a los ojos y se observaron en silencio dos segundos.

—¿Qué explicación vas a darme?— le preguntó buscando ver qué tanto podía obtener de ella… ¿qué mierdas le había dicho Itachi?, porque estaba seguro que detrás de eso estaba su hermano.

—Ah… bu-bueno— comenzó nerviosa a explicar, ya que el cuerpo del Uchiha sobre el de ella no la dejaba armar una idea coherente —. E-es sólo que… que…

En algún momento mientras ella balbuceaba, la atención del pelinegro cayó en su mano bajo la blusa de la chica y en la tibia sensación que ésta le transmitía. La piel de la ojiluna era tersa y tan tibia que él perdió el aliento al llegar al abultado nacimiento de sus senos. Sasuke no soportó más sólo imaginar y alzó la blusa exponiendo la perfección de los redondos senos, aun ocultos bajo un rosa sostén.

Ella respingó y soltó una exclamación de sorpresa ante el atrevido acto y se revolvió bajo él buscando quitárselo de encima.

—Hey— habló el pelinegro que se apretó contra ella obteniendo no sólo la satisfactoria sensación de sus senos en su pecho, sino también la cercanía de su boca con la de ella, al haber pegado su frente a la de la chica —. Sigo esperando tu explicación. No te distraigas, Hinata.

—¿Co-cómo pretende que hable si…?

—Acostúmbrate— interrumpió secamente al volver a bajar su mirada a sus senos y ese sostén con medio encaje. La respiración de la chica era pesada, lo que hacía parecer esos dos montes de carne más grandes de lo que ya eran —¿Ese abrazo también significa que aceptarás pasar esa noche conmigo?— preguntó y sus ojos suspicaces subieron a ella mientras acariciaba de forma distraída uno de sus pezones.

Hinata enrojeció y enmudeció ante el escrutinio de su mirada y la indecorosa caricia.

Ella era transparente, él lo notó. Cada sensación o sentimiento que cruzaba por ella era reflejado en sus ojos, en sus gestos y hasta en la forma como respiraba; era tan pura que lo incitaba a pecar… pecar todavía más. Y de pronto, una sensación que lo hacía sentir miserable volvió a surgir, pero la ignoró.

—¿Hinata?— presionó al bajar y lamer su rosado y endurecido pezón.

Ella tembló completamente y un jadeo se le escapó. Sasuke comenzó a endurecerse.

—Ah, sí; pero ya basta— soltó abruptamente revolviéndose bajo su tortuoso tacto.

Él frunció el ceño… ¿Sí? ¿Había dicho que sí?

Una molestia que nació de su extrañez lo hizo abandonar el placer de probar la miel de su seno, para apoyarse en ambos brazos y verla a la cara.

Hinata se llevó ambas manos a cubrir sus pechos de forma automática y alzó su mirada a él que la veía molesto.

—¿Qué fue lo que te dijo?— soltó fríamente.

—¿Decir quién?— preguntó ella encogiéndose.

—Itachi— aclaró—. Sabes perfectamente de lo que te hablo.

Ella desvió la mirada —Na-nada, ya… ya te lo dije— mencionó y él endureció su semblante al incorporarse.

Hinata no tardó mucho en sentarse y ganar espacio luego de acomodar sus ropas. Él la vio hacerlo y estuvo completamente seguro que le mentía.

—Ya te dije que— volvió a hablar ella que, aprendiendo a conocerlo, se percató que no le creyó una sola palabra —… que deseo acabar con esto pronto— explicó mientras jugaba nerviosa con sus dedos —. T-tú pediste e-eso y bueno… yo…

—Bien— la interrumpió secamente el Uchiha al ponerse de pie, estando a solo un par de pasos de ella. La peliazul alzó su vista a él —. Entonces desnúdate, acuéstate y abre tus piernas para mí, Hinata; vamos a hacerlo ahora.

—¡¿Qué?!— ella se puso de pie de un salto y retrocedió un par de pasos, con las manos en el centro del pecho —¿E-está bromeando?

—¿Por qué habría de hacerlo?— preguntó con simpleza mientras comenzaba a desabotonar su camisa.

Hinata tembló y en un acto inconsciente caminó a él y le detuvo las manos.

—Po-porque Na-Naruto y Sakura no tardan en llegar y…

—Seré rápido.

—¡No!— se apresuró a negar también con la cabeza.

—¿Qué?— presionó él al sostenerle la barbilla y clavar sus filosos ojos en ella.

Hinata gimió acorralada —Q-que… que así no— terminó por decir y casi sintió cómo se le secaron los labios.

Él sonrió de forma torcida —¿Pretendes algo romántico?— se burló al estar molesto.

—No diga tonterías— Hinata le sostuvo la mirada y su voz se endureció a pesar de ser su tono bajo.

La sonrisa de él aminoró y sus negros ojos recorrieron su rostro.

—¡Oi, teme!— la escandalosa voz de Naruto del otro lado de la puerta fastidió al moreno y sorprendió por su rapidez a la Hyuuga. Sasuke resopló cansadamente cuando Naruto comenzó a sonar el timbre de manera desesperada mientras Sakura lo regañaba.

—Joder— soltó el pelinegro al girarse.

Hinata dejó escapar el aliento y se dejó caer frente a la mesita de centro, fingió prestar atención a su portátil mientras, discretamente, acomodaba su ropa y también su largo cabello.

—Sentimos ser tan rápidos— se disculpó la pelirrosa —, pero Naruto encontró un puesto de hot dog's y se compró casi una docena— explicó y tanto los ojos del Uchiha parado frente a la puerta, como los de Hinata, en el centro de la sala, se posaron en el rubio que entró cargando un par de bolsas de plástico, sin importarle empujar al fastidiado pelinegro.

—¿Por qué no se dan prisa y más tarde podemos pasar un rato viendo películas o algo así?— sugirió el rubio mientras confianzudamente acomodaba la comida en la mesa y se dirigía por algo de tomar al refrigerador —¿Todavía tienes el servicio de películas en línea, teme? Porque afuera comenzó a hacer un frío del demonio, 'ttebayo.

El pelinegro cerró la puerta con un poco más de fuerza, pero fue pasado por alto por los presentes. Naruto comenzó a comer ignorando que el Uchiha no le había respondido y Sakura al menos agradecía que no los hubiera terminado por echar.

—Tú y yo no hemos terminado— sentenció el frío pelinegro al sentarse en el suelo junto a Hinata, ésta asintió en silencio y agradeció la presencia de los otros dos, al menos sabía que podía respirar ligeramente más tranquila; sólo esperaba no lucir tan nerviosa y que alguno de ellos terminara notándolo.

Trascurrida más de una hora, Naruto seguía sentado frente a la mesa, viendo atreves de un pequeño televisor montado en la pared de la cocina, alguna película que lo mantenía riendo, olvidándose momentáneamente de los jóvenes en la sala e incluso de recoger los restos de su comida.

—Eres un sucio, Naruto— se quejó la pelirrosa que notó como el pequeño espacio que el rubio usó, contrastaba notoriamente con la pulcritud que reinaba en todo el lugar —. Es increíble cuánto puedes ensuciar en unos minutos— volvió a mencionar mientras ordenaba ligeramente.

—Ah, deja eso, Sakura chan, antes de irme prometo limpiar, 'ttebayo, ¿no quieres ver la película?— preguntó volteando a ver a la chica. Ésta bufó y rodó los ojos.

—Por supuesto que no, tonto— respondió la chica y el rubio terminó por encogerse de hombros.

Sakura lavó un par de trastos que Naruto había ensuciado y se sentó tras la barra de la cocina, lugar desde donde alcanzaba a ver a la perfección a Hinata y al Uchiha. Suspiró al verlos trabajar en silencio y de vez en vez, alguno de ellos se asomaba al trabajo del otro.

Hinata acomodó tras su oreja un mechón de cabello que resbaló sobre su hombro. Ella que al principio había estado terriblemente incómoda, luego de lo último soltado por el Uchiha antes de que sus amigos llegasen, tuvo que controlar sus nervios para continuar. Él le había cuestionado un par de cosas y ella, dudosa, le había respondido; Sasuke se había dedicado a analizar su trabajo y volvía a cuestionarle, pero cuando ella se atrevió a preguntarle a él y éste le respondió con tres o cuatro frases que le resultaron perfectamente entendibles, fue que la tensión disminuyó al punto de que pasaron los minutos y apenas lo notó.

—E-eso es todo— informó Hinata en voz baja al haber llegado al final de sus archivos guardados.

La negra mirada se posó en ella y la joven ojiluna se puso nerviosa.

—Sé que no es mucho, pero… es que…— quiso explicar.

Él resopló cansadamente haciéndola callar.

—Eres demasiado lenta— se quejó el joven que no externó el hecho que a pesar de no ser un avance impresionante, el trabajo tenía calidad. Hinata había sabido interpretar cada una de las anotaciones y sugerencias que él le había planteado al entregarle el temario. Si se era sincero, esperaba menos de ella, casi creyó que terminaría trabajando él solo como ya había ocurrido con esa tal Matsuri.

Sasuke revisó el temario y borró los temas abordados. Suspiró cansadamente antes de girar el portátil de la peliazul y abrir una nueva hoja. Escribió ante la mirada curiosa y atenta de la Hyuuga los dos siguientes temas y también le hizo un par de anotaciones con los libros base de donde debería recabar la información. Hinata lo observó a la cara mientras hablaba dos o tres palabras y escribía, sin darse cuenta que estaba observándolo de más… él, en esa situación, aunque si bien no era la persona más amable, parecía alguien medianamente agradable.

Ella tragó pesadamente y volvió su atención a la pantalla de su portátil.

—Voy a necesitar tu correo electrónico— la voz seca del pelinegro la hizo volver a verlo y asintió —. Te enviaré unos esquemas que verán en sus próximas clases y seguro te sacarán de más de un problema. Y presta atención, que no voy a explicártelo yo— añadió para sorpresa de la chica.

—S-sí, gra-gracias.

—¿Le estás entendiendo, Hinata?— Naruto apareció en la sala, estirando su cuerpo al estarse entumiendo en la silla.

—Ah, sí.

—Si no lo haces, puedes pedirme ayuda, soy mucho más fácil de entender, ya lo dijo Iruka sensei— se jactó y se rio sonoramente al dejarse caer en el sofá, justo de lado de la chica.

—Idiota— soltó el Uchiha al mismo tiempo que Hinata agradecía.

—¿Puedo ver la tele?— preguntó el rubio.

—No— respondió el Uchiha y aun así, el Uzumaki la encendió, pero a consideración de los que estudiaban, mantuvo un volumen moderado.

Hinata sonrió por eso. Y mientras la pelirrosa les daba su espacio al permanecer en la barra de la cocina, el pequeño felino negro del Uchiha se desperezó y saltó del sofá de donde no se había movido, sólo para volver a las piernas de la Hyuuga, la misma que esta vez lo acarició entretenida.

El moreno resopló aburrido al volver a los temas de principiantes y luego de un par de líneas más escritas, volteó de reojo sólo para ver a su aprendiz, jugando con el tonto gato.

—No te distraigas— regañó al quitarle al gato de las manos y arrojarlo metros tras él. Hinata jadeó sorprendida pero el gato cayó de pie y pronto tomó camino directo a la cocina, lugar donde Sakura le sirvió un poco de comida.

—Eso fue cruel— mencionó la Hyuuga entre dientes, sin darse cuenta que al moreno a su lado, desde hacía varios minutos le estaba fastidiando compartir su atención con su inútil mascota.

Sakura sonrió y luego de alimentar al gato, volvió a fijar su atención en los dos que estudiaban. Observó a Sasuke como solía hacerlo siempre y permaneció viéndolo, decepcionándose de que éste ni siquiera volteara a verla, luego fijó su atención en Hinata y en el fino perfil de la chica que tenía su entera atención en la pantalla del portátil. Notó celosa cómo Sasuke la observaba, se mordió la mejilla interior al prestarle más atención a la chica de ojos lilas… reconocía que Hinata era bonita como para llamar la atención de Naruto y algún otro, pero ¿también para hacerlo con Sasuke?

No, era imposible, a Sasuke jamás le gustaría alguien tan seria como su amiga. Aun así, logró percatarse de la negra mirada puesta en aquella de pelo azulino y eso siguió molestándola, más, al también descubrir un par de Hinata puestas en Sasuke.

"Alucinas, por Dios, Sakura" se convenció la chica que volvió a tomar al gato en brazos, cuando éste rogó por atención.

Luego de media hora más, la portátil de Hinata estuvo nuevamente resguardada en su mochila, al haber terminado ya con esa pequeña reunión de estudio. Naruto no pudo estar más feliz y se aseguró de colocar en el televisor una película de suspenso que estaba de estreno, el rubio apagó luces y cerró cortinas mientras Sasuke, obligado por el Uzumaki, les preparaba palomitas. Sakura pidió usar el baño y Hinata se sentó en el mismo sofá que el rubio.

—Ya verás cómo te encanta la película, 'ttebayo— aseguró Naruto que de un grito les avisó a sus compañero que el filme comenzaba.

—Aja— aseguró Hinata viendo los ojos azules del joven resplandecer ante la luminosidad de la pantalla.

Cuando Sasuke volvió vio a esos dos muy juntos.

—Ten— le dijo a Naruto y se sentó en medio de ambos, en un acto posiblemente infantil.

—Ahh— Hinata se ruborizó y le hizo espacio.

—¡Oye, maldito Teme, casi te sientas encima de mí, 'ttebayo!

—Es mi lugar favorito— se excusó el moreno al deslizar su cuerpo en el sofá, acomodándose de forma despreocupada.

Naruto gruñó entre dientes.

—Oh, Sakura chan, puedes sentarte a mi lado si quieres— invitó el chico que levantó el tazón de palomitas.

—Ni de broma, no quiero terminar sepultada en tu comida— mencionó y dejando pasar el hecho que Hinata y Sasuke seguían igual de juntos, tomó asiento en un mueble cercano que únicamente le daría cabida a ella.

La película pasaría entre diversas reacciones de los más expresivos del grupo, con miradas asombradas de gemidos ahogados de la Hyuuga, al ser de verdad interesante. La atención del moreno también se fijó en el filme, un par de veces se descubrió observando a Hinata de reojo, sin terminar de entender del todo, qué era lo que tanto le atraía de ella. Cuando la película terminó, el pelinegro se levantó para atender un nuevo llamado de Suigetsu, dejando a los otros tres en la sala.

—¡Por dios! Es tardísimo— se sorprendió la pelirrosa —. Mis padres me matarán si llego después de las diez y el camino es largo— se quejó recordando el carácter explosivo de su madre.

—Oh, pero estás conmigo, Sakura chan— el rubio intentó calmarla, pues siendo vecinos y considerarlo alguien de confianza, sus padres solían tenerle un poco más de tolerancia en sus horarios.

—¿Y eso qué? Después de aquella vez que me embriagué en el bar, se han vuelto más estrictos y lo sabes— le recordó bajando la voz avergonzada —. Entonces, ¿vienes o me voy?

—Ah, no, yo te llevo— aseguró el rubio.

—Yo me voy con ustedes— mencionó la peliazul.

—¡Teme! Debemos irnos ahora 'ttebayo— Naruto se dirigió hasta donde el Uchiha finalizaba su llamada y explicó los motivos de su acelerada partida.

—Fue bueno pasar un rato juntos como antes, Sasuke kun— dijo la pelirrosa obteniendo un asentimiento de cabeza —. Ahm…— ella no supo qué más decir y despidió al alzar su mano —. Nos veremos después— dijo para salir.

—Ah, yo también me voy— se apresuró a hablar Hinata y se inclinó ligeramente sintiendo la profunda mirada negra puesta en ella —. Muchas gracias por… por esto— dijo volviendo a subir su mirada a él.

—¡Hinata, date prisa!— la voz del rubio llamándola desde afuera del departamento la hizo respingar. El interior todavía estaba oscuro al estar los créditos de la película.

—Co-con permi-…— quiso decir pero Sasuke la tomó de la nuca y estrelló sus labios contra los de la chica que abrió los ojos sorprendida.

Hinata jadeó y volteó a ver si alguno de sus amigos los había visto, casi le volvió el alma al cuerpo al darse cuenta que no estaban cerca.

—¿Segura que no quieres que esa noche sea hoy?— preguntó en tono sugerente el pelinegro que le sonrió de medio lado a la asustadiza chica — Yo no tengo problema en compartir mi cama contigo, Hinata— agregó y ella abrió los ojos sorprendida y se ruborizó. Retrocedió a pasos torpes y casi cae al chocar con el sofá, mientras le aseguraba que no.

—Ah, demonios— mencionó por primera vez la joven que se apresuró a la salida. Tuvo que esperar dos segundos antes de salir para intentar calmarse, cosa que divirtió al Uchiha.

Sasuke permaneció unos segundos viendo la puerta abierta por donde ella había partido. Poco a poco conocía más de ella y más llamaba su atención, y eso no le gustaba.

—Maldición— soltó el frustrado chico una vez que cerró su puerta.

Largos minutos más tarde y luego de despedir a Naruto y Sakura, Hinata ingresó a su departamento todavía temblando y sin creer cómo es que había salido casi avante de todo lo que había pasado.

—Cielos… si esto sigue así, todo va a salir muy mal— se aseguró la ojiperla al dirigirse a pasos cansados a su habitación.

O.O.O.O.O

El siguiente día amaneció con un tenue sol, el mismo que no logró opacar el frío que parecía reinar desde hacía un par de semanas.

Para después de media mañana Hinata ya había tenido una reunión con Onoki sensei, la charla informal y los ligeros avances habían dejado satisfecho al docente, cosa que a Hinata tranquilizó. La joven había aprovechado los pocos tiempos muertos que tenía entre sus clases para avanzar en lo relacionado a su proyecto extra, y para su fortuna había tenido realmente poca oportunidad de seguir pensando en algún otro problema que tuviese encima.

Frustrada al ver la hora, salió casi corriendo del aula que había ocupado durante los últimos noventa minutos, pues tenía que prepararse para su clase de deportes. Odió el hecho de saltarse la comida, reemplazándola por un improvisado emparedado que se preparó, pues ahora tenía hambre; pero como Sasuke el día anterior le hizo entender, estar en la cafetería también era perder el tiempo que podía aprovechar en estudiar.

Suspiró mientras evadía personas por los largos pasillos de su facultad. La verdad era que no sabía cuánto tiempo podría con ese ritmo. Hinata iba tan concentrada que no se percató en la mirada verde y entretenida que la vio salir a toda velocidad de su facultad, mientras tomaba camino al sector deportivo del campus.

—¡Hinata!— la llamó el chico pero ella no alcanzó a escucharlo.

Gaara sonrió al verla casi chocar con otra persona y esta vez sacó de sus labios una paleta de dulce, que reemplazaba a uno de sus cigarrillos.

Esa chica que era ignorada por muchos de los chicos de la universidad realmente llamaba su atención y lo entretenía… iba ser divertido acercarse a ella, y más, porque en el proceso, veía en ella una forma de fastidiar a un tipo que le desagradaba.

O.O.O.O.O

El bloque de clases normales había terminado para casi todos en las diversas facultades del campus. En el lugar sólo permanecerían algunos en talleres deportivos o culturales, como también alguna clase extra de reposición, pero era alguna extraña excepción, por lo tanto, los pasillos de las facultades comenzaron a vaciarse.

—¡Oe, Sasuke!— Naruto detuvo su loca carrera al voltear a ver a su amigo que se había entretenido guardando sus cosas —¿De verdad no asistirás a la práctica de hoy?

—Ya te dije que no.

—Seguro Kakashi sensei lo ha olvidado ya, ¿por qué no vamos?, 'tebayo— animó indicándole con la cabeza que lo siguiera.

Sasuke sonrió irónicamente —Estás demente si crees que me presentaré sólo para ser echado— le dijo al colgarse su mochila al hombro y comenzar a seguirlo.

—Bah, no creo que sea capaz, ¿o sí?

El semblante estoico del moreno dejó pensando al Uzumaki.

—¿Por qué no me dejas preguntarle y te digo?— sugirió animado.

—No.

Naruto bufó molesto —Como sea le preguntaré— advirtió siendo ignorado por el pelinegro —. Oe, y no te habrás olvidado que hoy iremos con Shikamaru a ver a la posible compañía que nos contratará— habló refiriéndose a él y al chico de chongo, luego de haberlo recordado de repente — y que posiblemente sea la que le haga la competencia en el futuro, a tu empresa y a la de los padres de Hinata— añadió con cierta gracia.

El Uchiha resopló cansadamente, sí, lo había olvidado.

—¿Nos esperarás para ir saliendo?— preguntó el curioso rubio.

—Bien. Los veo al terminar— dijo y Naruto sonrió abiertamente para luego salir corriendo de ahí.

Si el proyecto de esa pequeña empresa no fuese tan interesante, se habría marchado, pero aquello le llamaba la atención, al ser algo que grandes constructoras como las que mencionó Naruto jamás emprenderían. No pudo no ver aquello como una oportunidad para él también independizarse de la estúpida empresa formada por su padre, tal como había hecho Itachi, aunque éste siguiera laborando aun con su progenitor.

Sasuke suspiró cansadamente mientras pensaba cómo demonios perder el tiempo. Observó los pasillos y algunas personas vagando por ellos, avanzó algunos pasos más y luego volteó a las escaleras; la terraza le pareció la mejor idea.

O.O.O.O.O

Hinata suspiró cansadamente y jadeó luego de haber estado por más de veinte minutos en un duelo con una chica de grado superior. Apoyó sus manos en las rodillas y cerró sus ojos buscando regular su respiración.

"Estoy muerta" pensó para sus adentros la chica de cabello azulino recogido en una coleta.

—Para colmo muero de hambre— se dijo en voz baja.

—Hyuuga, descansa— nunca la voz de Gai sensei se escuchó tan reconfortante.

—¡Sí!

Ino se burló del deprimente estado de su amiga —Por todos los cielos, Hinata, parece que hubieras corrido kilómetros sin una gota de agua.

La Hyuuga se recargó en la maya ciclónica verde que circundaba el lugar mientras un viento frío le ondeo los mechones sueltos de su cabello.

—Fue patético, ¿cierto?— preguntó decepcionada.

—No, estuviste muy bien, aquella chica es muy buena— recoció la rubia que vio a la castaña con la que Hinata había estado jugando, y que ahora se enfrentaba a la pelirrosa —. Pero te desmoronaste al final.

La peliazul mordió sus labios.

—¿Has dormido bien?— preguntó preocupada la ojiverde al notarle pequeñas ojeras.

Hinata la vio acercársele y lo impidió al retirarse, había ocultado con maquillaje ese morete en su cuello pero no sabía si siguiese oculto luego del ejercicio practicado.

—Ah, a… a decir verdad no… no he dormido muy bien últimamente— se excusó nerviosa y a Ino le extrañó, pero no hizo ningún comentario —. Tengo muchas tareas y bueno…

—Descuida, seguro pronto te acostumbrarás— interrumpió la Yamanaka —, es sólo tu primer año, tranquila, lleva las cosas con calma— aconsejó al guiñarle un ojo.

El entrenador con su infaltable vestimenta verde llamó a la rubia y ésta se despidió de Hinata al dejarla sola. La peliazul se mordió el labio y no comprendió la valentía de esa chica que estaba dándole ánimos cuando ella misma pasaba por una mala racha, racha de la cuál poco se permitía hablar.

Un par de cansadas chicas llegaron a sentarse en las bancas frente a ella para hidratarse. Calculó el tiempo y se dio cuenta que la clase ya se había extendido varios minutos.

—¿Qué hago?— se preguntó tocándose el cuello.

Los ojos perlados y nerviosos observaron a cada persona presente, ocupada, ya sea entrenando, o charlando las que se encontraban en descanso; así que optó por tomar su mochila y dirigirse en ese mismo momento a los vestidores para tener tiempo de cambiarse, ocultando de la vista de terceros aquella marca que la avergonzaba. Para su fortuna nadie más se percató de su pequeña fuga, la segunda en lo que iba del mes.

Justo cuando ella corría por los amplios caminos directo a los vestidores, una voz la paralizó cuando estaba a punto de llegar a una de las fuentes en las intersecciones de dos caminos principales.

—¡Hey!

Hinata no reconoció al dueño de la misma y creyendo que era su profesor, volteó de inmediato.

—¿Asustada?— preguntó con cierta gracia la voz ronca.

Ella suspiró agradecida —Ah… u-un poco— confesó avergonzada divirtiendo al chico de rojo y alborotado cabello que vestía su ropa de entrenamiento de baloncesto.

—¿Qué haces aquí?— preguntó ella al percatarse que ese sector no le quedaba de camino para la salida.

Él se encogió de hombros al acercarse —Perdía el tiempo— soltó despreocupado —. El entrenamiento terminó antes y me salté la charla motivacional del final— explicó, ocultando que la mejor forma de matar el tiempo que encontró, en lo que sus hermanos terminaban, fue ir a verla jugar.

—Oh.

—Hace un momento te hablé y me ignoraste— le dijo el joven sorprendiéndola.

—¿En serio?— preguntó con los ojos muy abiertos —No, no te vi— aseguró avergonzada.

Él sonrió de medio lado divertido y Hinata se sintió intimidada por la seguridad que él desprendía.

—Creí que me estabas evitando— dijo acercándose a ella.

Hinata se llevó ambas manos al pecho —Ah, no, yo jamás haría eso— aseguró muy convencida de sus palabras —¿Por qué lo haría?

—Porque me debes una cita, ¿quizás?— habló al colocarse frente a ella. Gaara, a pesar de ser de los más bajos de estatura de su equipo, era más alto que Hinata. Ésta abrió sus labios y enmudeció ante la imponente figura, los ojos verdes de Gaara, analíticos y curiosos, la pusieron nerviosa, más cuando el sinvergüenza chico le sonrió de medio lado, confundiéndola.

Ella negó —No, yo no te evado, es… sólo que— mencionó y giró su rostro buscando un lugar para donde moverse, pues a unos pasos a su espalda estaba la fuente que los rociaba con suaves gotas de agua.

Gaara frunció el ceño y sonrió —¿Me tienes miedo?— preguntó curioso. Hinata le pareció de pronto un gatito asustado buscando huida.

—Ah…

Algo de eso lo divirtió y bajó su rostro a ella. Hinata se ruborizó al ser consciente que varias personas pasaban por los alrededores.

—Pero si lo único malo que podría hacerte, es esto— dijo y tras tomarla de la nuca, besó sus labios.

Los ojos perlados se abrieron con sorpresa y temblaron por lo mismo. Sus labios que se habían separado al verlo acercarse, no se movieron y él se permitió saborearla unos segundos.

Un par de manos apoyadas en la malla ciclónica blanca del alto edificio de la facultad de ingeniería, se apretaron al punto de emblanquecer sus nudillos. Los ojos negros del Uchiha que desde hacía unos minutos habían localizado a lo lejos a Hinata, ahora la veían ser besada por aquel tipo… un tipo próximamente muerto.

La mirada negra ardió en una furia que él no supo que aquella chica podría traer consigo.

Cuando estaba por girarse se percató de algo más que lo retuvo ahí unos segundos más.

Los ojos incrédulos de Hinata y grandemente abiertos, se fijaron en la astucia que reflejaban aquellos ojos verdes, una vez que él poco a poco se apartó.

—¿Hinata, Gaara?— la voz temblorosa de Matsuri hizo respingar a la Hyuuga que volteó a ver a su amiga.

La mirada desinteresada del pelirrojo cayó en la recién llegada, avergonzándola por haber visto ese beso.

—Lo siento— se disculpó la castaña —. Ah, me… me tomó por sorpresa, no sabía que ustedes se conocían y bueno… yo…

Hinata cerró los ojos sintiéndose realmente mal por su amiga, ahora que caía completamente en cuenta, ese chico era del que ella estaba enamorada. Se sintió fatal.

—Hinata, lo siento…— se disculpó Matsuri.

—Ah, no— ella quiso explicar, las manos le temblaron y su cuerpo se puso más frío de lo que ya estaba.

—¡Hinata!

—Levanta sus cosas y llévalas a la enfermería— ordenó el pelirrojo que alcanzó a sostener a la débil chica que había sufrido un desmayo.

• • •

Largos minutos después, Hinata abrió los ojos con pesadez, su vista borrosa enfocó un techo blanco y la luminosidad molesta de una larga lámpara. Pestañeó un par de veces, acostumbrándose a la luz.

—Así que sigues viva— escuchó la voz ronca y con algo de gracia del pelirrojo que no tardó en ubicar recargado en la pared a un costado de esa cama.

—¡Ah!— ella se exaltó y quiso sentarse de golpe al darse cuenta que estaba en la enfermería, seguro de su facultad, al ser la más cercana a donde estaban. Ese pensamiento la llevó a la razón de su desmayo, ruborizándose.

—Hey, tranquila— pidió el chico que se acercó un par de pasos.

Hinata negó —¿Y… y Matsuri?

—Ella fue a buscar a la enfermera, luego de darme esto que dijo que te haría reaccionar— explicó mostrándole un pequeño algodón humedecido en alcohol —. Aunque tardaste un poco en despertar— añadió y se burló.

Hinata se llevó una mano al pecho —¿Estará molesta?— se preguntó en voz baja.

—¿Por qué razón?— preguntó el extrañado chico que se sentó en la cama a su lado, viéndola sin comprender.

La puerta corrediza de enfermería se abrió, y los ojos de ellos dos cayeron en la frialdad furiosa de la persona que recién entraba.

El Uchiha entró con pesados y firmes pasos, tomó al pelirrojo de su jersey de entrenamiento y lo levantó para verlo a los ojos, todo ante la mirada incrédula de Hinata. Gaara sonrió ladinamente al percatarse en la furia de esos ojos negros que lo había visto besar a la niña sentada a pocos centímetros.

—Te lo advertí— escupió el Uchiha que giró con el pelirrojo y lo aventó haciéndolo estrellarse en la pared, perder el equilibrio y ladear un buró, tirando algunos artículos de curación.

Hinata perdió el aliento ante lo sorpresivo de eso.

—No creí que fueses tan celoso— mencionó el chico de verde mirada, provocando al de penetrantes ojos negros —. Aunque no te culpo, besa delicioso— agregó sorprendiendo a Hinata y ganándose un puñetazo del Uchiha.

La Hyuuga se puso en pie y de pronto todo fueron intercambio de puños, golpes duros y secos de los dos fuertes varones.

—¡Oh, por Dios!— alzó ella la voz —¡Basta ya! ¡Por favor! Que si nos descubren en medio de esto no expulsarán— soltó preocupada viendo como ni el pelirrojo o el furioso Uchiha la estaban escuchando. El corazón de la ojiluna le golpeó con fuerza, estaba segura que a ninguno le convenía meterse en esos problemas —Sasuke— lo nombró al tomarlo del brazo, producto de esto, él no pudo cubrirse y Gaara terminó estampando su peligroso puño en su mandíbula, haciéndolo sangrar de los labios.

El pelirrojo sólo se extasió al ver la rabia del otro. Sasuke se quitó a Hinata de un movimiento brusco y ella se llevó las manos al pecho.

El Uchiha estaba frustrado en medio de toda su furia, no había tardado en dar con ellos luego de ver a esa tonta Hyuuga desmayarse, los celos le quemaron el pecho y sus facciones se habían endurecido aún más cuando al entrar a esa habitación lo primero que vio fue a esos dos sentados y juntos en la cama. Todo el maldito camino se preguntó por qué demonios le molestaba tanto, y no había tenido el valor de reconocerse que Hinata comenzaba a importarle más de lo que quería.

Culpó a su instinto de posesión…, pero se mintió. Entonces, jadeante, luego de varios golpes soltados, llevó su déspota mirada al pelirrojo.

Gaara se llevó una mano a la boca, limpiando también su labio sangrante y saboreó con su lengua el metálico sabor de su sangre.

—Es una lástima perder tan dulce sabor tan pronto— se burló el pelirrojo y Hinata no pudo entender el placer que a él le daba provocar a Sasuke.

—Hijo de puta— gruñó el de ojos negros.

El largo pero angosto cuarto de enfermería se les hizo pequeño a esos dos que volvieron a hacerse de golpes. Hinata quiso salir corriendo, pero cuando vio unas gotas de sangre escurrir de la ceja del pelinegro se aterró y se detuvo. Sasuke era fuerte, realmente lo era, pero Gaara parecía tener un placer peculiar por las peleas que parecía que no sentía los golpes que Sasuke le daba, y vaya que también se veía maltratado del rostro.

Hinata quiso llorar, y aprovechando que ambos parecieron sujetarse del cuello de sus respectivas ropas, se metió en medio de ellos.

—Apártate, Hinata — ordenó el pelinegro.

—¿Qué no se da cuenta que…?

—Que te apartes— volvió a ordenar y la empujó hacia atrás. La chica se resbaló al pisar uno de los rollos de vendaje que habían caído al piso y cayó sentada en el suelo, golpeándose contra otra de las camas.

Cuando la escucharon lloriquear, fue que ambos se detuvieron.

—Hinata— un molesto Sasuke se acercó a ella.

La chica, con las piernas prácticamente desnudas por portar todavía su blanco uniforme deportivo, se tomó la cabeza. Sus ojos aguados se fijaron en el desconcertado semblante del pelinegro a centímetros de ella, vio sus heridas y la sangre que brotaba de éstas.

—Ya basta— pidió y lo abrazó del cuello.

Gaara vio con frío interés esa escena y Sasuke se quedó inmóvil, no fue hasta que la sintió temblar que se dio cuenta que Hinata estaba casi aterrada.

—Yo… yo no puedo ser expulsada de aquí— dijo y ambos chicos la escucharon. Gaara se limpió la sangre con la muñequera deportiva que portaba y observó el desastre que habían hecho.

—Yo me encargo— aseguró el de voz ronca.

—¿Qué?

—No me arrepiento, Hyuuga— aseguró el chico y Sasuke tensó su mandíbula al voltear a verlo —, estoy seguro que volvería a besarte, pero no pretendo meterte en problemas— dijo y vio a los ojos a Sasuke cuando éste se puso de pie, ocultando a Hinata tras su espalda. Y era cierto, si Gaara buscara perjudicar a esa chica, desde hacía tiempo hubiese mencionado que esos dos algo se traían, él sólo estaba divirtiéndose provocando al Uchiha y de paso, fascinándose con esa niña que ahora le asentía y agradecía en silencio.

—Ah, vámonos— pidió Hinata viendo al Uchiha, éste la vio para abajo y ella avanzó saliendo precavidamente de ahí.

—Si la vuelves a tocar…— amenazó el todavía furioso pelinegro viendo retadoramente a su rival.

Gaara sonrió —Será un placer partirnos la cara nuevamente— dijo comenzando a levantar algunas de las cosas tiradas.

"Imbécil" pensó el pelinegro al salir tras Hinata.

—Alguien viene— mencionó la ojiperla al escuchar voces, seguro eran Matsuri y la enfermera.

La mirada de Sasuke bajó de la mano temblorosa y pálida de Hinata, a uno de sus muslos, se percató que estaba enrojecido, seguramente se había lastimado cuando intentó detener la pelea.

—Ven— le dijo al tomarla de la mano y avanzar varios pasos más.

—Pero nos verán— dijo ella siendo consciente que incluso su ropa estaba manchada de rojo. Apretó la correa de su mochila al creer que estaba por meterse en más problemas.

Sasuke se detuvo frente a una puerta y giró la perilla, ésta no se abrió y él imprimió más fuerza y golpeó con su hombro. La puerta les dio acceso a un pequeño y oscuro cuarto.

—¿Ah?

—Entra— ordenó él al verla a los ojos.

Las orbes perladas de la chica temblaron y tras escuchar los pasos acercarse, asintió y entró sin pensar.

Sasuke cerró la puerta tras él.

—No encenderé la luz— dijo él al resbalar por la puerta y sentarse en el suelo. Hinata le asintió. El Uchiha jadeó incómodo y luego de pasar la furia, se hundió en su pequeño y podrido mundo de retrospectiva mientras se limpiaba la sangre que escurrió de sus labios.

—Es la bodega de la enfermería— habló Hinata cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad que sólo era cortada por la tenue luz que entraba por una ventana en lo alto. Vio toallas en estantes, sábanas y algunas cajas con dibujos de vendajes.

Avanzó un paso cuidando donde pisaba.

—Aquí debe haber algo para curarlo— meditó en voz alta mientras tanteaba entre las cosas.

—No me interesa que me cures— cortó el otro con voz seca.

—No le pregunté— soltó ella que comenzaba a acostumbrarse a su mal carácter.

El Uchiha gruñó y se llevó una mano a sus costillas adoloridas. Estar golpeado por algo relacionado a ella ya no era de sorprenderse. La vio trastabillar al no haber visto unas cajas en el suelo, Hinata no le dio importancia y siguió buscando, la escuchó mencionar en voz baja los nombres que leía de algunos frascos con medicina y su pecho se le apretó al ver el cuerpo de la frágil chica que una vez lastimó, y que ahí estaba de nueva cuenta, intentando ayudarlo.

¿Por qué? ¿Por qué era así Hinata y por qué eso lo hacía sentir peor?

Justo cuando él volvía a gruñir frustrado, fue que escucharon las voces de Matsuri y Gaara, y otra que Hinata adjudicó a la enfermera. El pelirrojo había dicho que ella, Hinata, había partido y que él se quedó esperándolas, pero que había sufrido un ataque epiléptico o algo así y por eso el desorden. La enfermera se alarmó pero el chico aseguró que eso solía pasarle y que estaba en medicación, así que se iría para no hacer esperar a su madre que debía estarlo esperando con la comida servida.

—Patético— soltó con desprecio el moreno y Hinata sonrió ante la gran cantidad de mentiras que el chico había dicho con tanta seriedad en su solemne voz.

Poco tiempo después las voces dejaron de escucharse.

La peliazul, luego de unos minutos, consiguió una pequeña bolsita con algodón y una botella de alcohol, las mantuvo en sus manos mientras rebuscaba torpemente hasta conseguir en un pequeño cajón, una cinta para sellar las heridas del pelinegro que se mantuvo en silencio.

El sol en el exterior pareció asomarse con un poco más de fuerza en el gris día y eso le dio un poco más de luminosidad al pequeño cuarto.

Hinata se mordió un labio mientras se acercaba al Uchiha.

—Ya te dije que no vas a curarme— habló secamente al girar su rostro.

Ella dejó escapar el aliento —De-deberías dejar de ser tan necio— dijo arrodillándose a su lado.

La peliazul dejó las cosas en el pulcro suelo y buscó humedecer una bolita de algodón con alcohol. Sasuke la tomó de la mano, deteniéndola.

—Deja de intentar cuidar de mí— ordenó al verla a los ojos.

Ellos se miraron a los ojos por unos segundos y Hinata suspiró resignada. Desde que dejó de escuchar voces en el exterior, su nerviosismo había disminuido.

—No tiene nada de malo— le dijo y jaló de su mano para acercarse y tomarlo de la frente, haciendo que él apoyara su cabeza en la puerta para tener mejor visión de las heridas. Sasuke gruñó y buscó apartarla.

Hinata, en un acto inconsciente y aferrada en curarlo, se subió sobre las piernas del orgulloso pelinegro, haciéndolo fruncir el ceño.

—No tardaré demasiado— la voz de la chica sonó tan suave que él se preguntó si se había percatado de lo que había hecho.

—Aghh… joder— se quejó él cuando ella presionó de más sobre una herida abierta.

Hinata contrajo su rostro como si ella misma hubiese sentido el dolor y Sasuke apretó sus manos en la pequeña falda blanca que la Hyuuga usaba y le permitió curarlo mientras perdía su mirada en algún punto lejos de su rostro.

La peliazul dejó la bolita impregnada con la sangre del Uchiha en el suelo y mordió la cinta, arrancando un fino pedazo de la misma para cerrar una abertura en la piel sobre la ceja del chico, que había sido el golpe que más sangró.

Cuando terminó y acarició la herida, una enorme sensación de intimidad pareció surgir del pequeño y oscuro sitio.

—¿Por qué?— preguntó él roncamente y pasó saliva, todavía sin verla —¿por qué te preocupas?

Los ojos casi lilas de ella brillaron contrastando con la oscuridad de los ojos del Uchiha que en ese momento se fijaron en ella. A Hinata se le formó un nudo en la garganta al ver esa calma mirada pendiente de ella, entonces cayó en cuenta que ella estaba sobre él y que las manos del pelinegro estaban sobre sus piernas casi desnudas, se ruborizó pero se mantuvo quieta.

—Tú mejor que nadie me conoce— la voz del frustrado Uchiha sonaba cada vez más ronca —. No deberías hacerlo— agregó reconociendo que eso sólo lo hacía sentir peor.

Hinata sintió el peso de la nostalgia caer en ella al entender de lo que él hablaba, pero volvió a tomar otro algodón y luego de humedecerlo, lo recorrió por su mejilla, limpiando los rastros de sangre. Sasuke cerró sus ojos al ser taladrado por su conciencia.

—Ya le dije que no creo que sea tan mala persona— la suave voz se hizo escuchar luego de que ella volvió a recordar las cosas que él había hecho por ella.

—No digas estupideces— regañó molesto y ella pareció tensarse, pero luego de un momento, continuó hasta deshacerse de cada rastro de sangre en su piel.

Hinata tragó pesadamente —No son estupideces— dijo luego de un momento, molestando o frustrando más al chico —. Ya está— informó cuando terminó de limpiarlo. La joven quiso pararse y antes de que las manos del chico la detuvieran, lo hizo un fuerte dolor en su pierna. Hinata se quejó y tuvo que apoyar sus manos en el pecho del chico para no golpearse con él.

La mirada negra del Uchiha cayó a esa zona de su pierna donde ella se tocaba adolorida.

—Lo siento— la voz se le escapó ronca al disculparse.

—¿Eh?— Hinata perdió el aliento al darse cuenta que se disculpaba porque él había sido el que la había empujado para que luego de tropezar, terminara en el suelo— Ah, no… no fue su culpa— dijo ella al respirar casi su aliento al estar tan juntos.

Las manos de Sasuke subieron por sus muslos y se apretaron en su pequeña cintura, sorprendiendo a la joven que no dejó de verlo a los ojos, desconcertada. El Uchiha cerró los ojos y luego de jadear derrotado, apoyó su frente sobre la de la sorprendida chica.

—Perdóname, Hinata— aquél murmullo fue tan ronco que sólo ella pudo entenderlo. La joven tembló… ¿le pedía perdón por tirarla?, pero si ya se había disculpado —. Fui un bastardo, y tú no lo merecías— agregó y ella jadeó al entender que le pedía perdón por lo ocurrido aquella noche.

Las manos del Uchiha se aferraron a la pequeña cintura, apretándola en un abrazo y él hundió su rostro en el cuello de la llorosa joven. Hinata dejó escapar su llanto en largas lágrimas ante esas simples palabras y su alma volvió a quebrarse, mientras él la dejaba llorar sobre él. Ninguno se dio cuenta cuántos minutos pasaron, ni cuándo fue que Hinata quedó apoyada en el fuerte hombro del moreno, humedeciendo su ropa con su llanto, o cuando Sasuke se dedicó a acariciarle la espalda y cabello en silencio, hasta que Hinata aminoró su llanto.

Sasuke se sintió incluso más miserable que aquellas horas después de haber cometido aquél bajo acto, y no la soltó.

—Sa-Sasuke— ella lo nombró cuando él volvió a echar su cabeza hacia atrás—… ¿qué…?

—Ahora— la interrumpió — no se te vaya a ocurrir pedirme que te deje libre— agregó con voz ronca y viéndola a los ojos. Los ojos perlados y llorosos, temblaron —, porque no sé qué demonios me pasa contigo, Hinata— le añadió sobre sus labios, haciendo chocar su aliento con el tibio de ella.

Hinata jadeó y tanto su cuerpo como sus ojos temblaron.

—Tienes razón— dijo él al notarla — tal vez esto es despreciable— añadió llevando una mano a su cuello sólo para unir despacio sus labios a los de ella. "Pero no lo puedo evitar."

La Hyuuga aceptó al doloroso beso que él le dio y entonces estuvo más segura que nunca, que aquello iba a salir muy mal. ¿Por qué tuvo que pedirle perdón, si sólo revolvió más la maraña de sus sentimientos?

Continuará…


Hola (:

Dije que publicaría antes del mes y aquí estoy xD

Ojalá les haya gustado, quedé dudosa con la escena final, pero bueeeno :v

Y nada, agradecer sus comentarios en el capítulo pasado, en serio animan bastante y eso a pesar de los comentarios negativos o/y ofensivos que me siguen dejando por esta historia. A ver, repitamos en voz alta: sólo en ficción, sólo es ficción (? … no se lo tomen tan a pecho.

Nadie viene a leer fanfics de este tipo, para ir y correr a ponerlos en práctica. Así que si no pueden disfrutar de la lectura, déjenme a mí disfrutar escribir, plox.

Ya, gracias:

•simazame •Daisuke-37 •Nicolai P. Sherman •SaBaKu No MeNnY •AiKawaiiChan •Yukki-Onna •JudsS C •Rouce •Bellamita Uchiha •Wawis Z •KiaraUchihalove •wolf enzeru •rcr •MaoLove •Soo Hyun Yuki •JSMA- SasuHina •DarkAmy chan •lizeth de Uchiha •Nana •Pamaig •Julissa •uchiha-mei-chan •DAMIC00 •Karla XM •evilangelux •Patohf •hinatacris •cherrymarce •Julia •AhrenLove •gristardream13 •mjvgonzalez92 •Jackie •Marshmallow •andy hina •MeucheliPM •KattytoNebel •Orkidea16 •Anjo5SOS •himepeti •alejamoya06 y a tres guest que no dejaron su nombre.

Muchas gracias a ustedes por no dejarme morir sola con este fanfic, también mil gracias a quienes lo han considerado tan bueno como para llevarlo a favoritos, me honran.

Y bueno, con esto cierro por hoy, espero estarnos leyendo en el siguiente capítulo, este fue dedicado a quienes pidieron al pelirrojo la vez pasada ñ.ñ

Un beso.

Aidé.