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LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD DE MASASHI KISHIMOTO, LA HISTORIA EN CAMBIO ES MÍA.
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-19-
QUEBRANTABLES
Capítulo dedicado a Hinata Shakugan y Hinatacris por sus cumples el 15 y el 5 del mes respectivamente, ojalá se la hayan pasado muy bien (:
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Hacía algunos minutos que los pequeños y presurosos pasos de la enfermera a cargo de ese sector, habían dejado de escucharse. En el interior de esa pequeña bodega las manos del Uchiha se apretaban a la cintura y cuello de Hinata mientras ésta buscaba respirar entre los necesitados besos del ojinegro.
—Sa-Sasuke— lo nombró entrecortadamente y lo vio a los ojos al seguir sobre él.
Las mejillas de la Hyuuga estaban tensas producto del llanto derramado y sus ojos se veían más cristalinos, los mismos temblaron al encontrarse con aquella profundidad negra que la veía fijamente; Hinata reconoció en ese momento que ese chico frente a ella estaba perturbándola de una manera terrible y se ruborizó por eso.
—… y-yo— intentó continuar pero él volvió por sus labios. Ella cerró los ojos atormentada y apretó sus manos en la camisa del chico que abrió sus labios para comer los de ella. En ese momento ya no sabía por qué razón se estaba quedando con él y aquello era aterrador.
Sasuke apretó sus manos en la cadera femenina, atrayéndola a él; desde que Hinata se dejó besar una punzada de pasión se encendió en medio de su vientre. Ella se removió nerviosa al sentirlo y aquello sólo lo hizo endurecer más el cuerpo del varón, el Uchiha la sujetó reafirmando su agarre y eso casi le detiene la respiración a Hinata.
La ojiperla jadeó al verlo a los ojos y algo de la firme pasividad del chico, no le permitió asustarse en extremo cuando él dejó de besarla. El Uchiha siguió ahí, entre sus piernas casi desnudas, Hinata se agitó al darse cuenta que el ambiente se sentía pesado, tenso, de una forma que la hacía estremecer.
Los labios de la chica temblaron, ella no podía hablar o no sabía qué decir, entendía que algo ocurría y sabía que ella estaba dejándolo pasar, su cabeza estaba hecha un lío, no quería estar ahí porque estaba hundiéndose con Sasuke y tampoco podía irse, por aquella petición de aquél otro pelinegro, y que ella se había autoimpuesto como compromiso.
Justo cuando la peliazul quiso decir algo, los dedos índice y medio del Uchiha la silenciaron en un sutil contacto con sus labios, paralizando a la joven. Los ojos negros y perlados se vieron fijamente, Sasuke enderezó suavemente su cuerpo mientras viéndola a los ojos se daba cuenta que era adicto a ella… deslizó sus dedos de sus labios y despacio volvió a besarla. Era adicto a esos labios temblorosos, a sus besos dulces, a su piel, a su aroma, a su cuerpo entero; lo reconoció cuando levantó la blusa de la chica que cerró los ojos al besarlo, y deslizó su mano bajo su ropa para acariciar uno de sus redondos senos.
Hinata gimió avergonzada.
Y a él ese gemido lo extasió.
Las manos de la ojiperla se apretaron en los hombros del Uchiha, tal vez buscando apartarlo o tal vez controlando su propio cuerpo que temblaba por él.
—Sa-Sasuke— la delgada voz apenas se escuchó cuando él dejó sus labios. Hinata tuvo que apretar sus ojos cuando la hambrienta boca del Uchiha bajó a su cuello.
El pelinegro jadeó y lamió el cuello de la frágil chica que tontamente se empujaba acariciando su endurecido miembro, al buscar apartarse. La mano sobre la cintura de femenina se apretó sin permitirle irse y la otra siguió acariciando el seno que había logrado desnudar. La Hyuuga mordió su labio y ocultó su rostro en la cabeza del chico que había bajado a comer de sus senos, su cuerpo tembló y un par de gemidos avergonzados llenaron el pequeño cuarto. Ella ni siquiera se atrevería a alzar la voz por miedo que alguien merodeara por el pasillo.
Para cuando Hinata se dio cuenta, su blusa estaba enredada sobre sus senos y el sostén la acompañaba, dejándolos expuestos para el chico que comía de uno y apretaba el otro. No fue hasta que él succionó con fuerza uno de sus pezones y que Hinata sintió un calor intenso surgir en su centro íntimo, que ella se asustó y lo apartó, sin lograr levantarse de él.
—Ah… Basta ya— una de las manos de la joven intentaba cubrir sus senos y la otra apartarlo —. E-esto no está bien y… y alguien nos puede descubrir— dijo apresurada y avergonzada.
—Nadie se dará cuenta— aseguró él y su voz sonó más ronca que de costumbre.
La mirada negra parecía más profunda y la seriedad de la misma no hacía más que asustar todavía más a la chica, que descubría cosas nuevas en ella.
—Ah…— ella perdió el aliento y se quedó quieta sin preguntarle cómo estaba tan seguro de eso.
Sasuke volvió a acercarse a sus labios, dejando caer sus dos manos a la cadera de Hinata. Sus alientos chocaron. Él sabía que ella estaba aceptando estar así, la razón no la terminaba de entender y aun así, en ese pequeño momento no le interesó saberlo; no, cuando él mismo no entendía qué extraña fuerza lo tenía imantado a ella. Hinata le gustaba, lo atraía de una maldita manera que lo hacía desearla, quererla y aborrecerla…, todo al mismo tiempo.
—Aceptaste ser mía, ¿lo recuerdas?— la voz fue baja y ronca al tocar ese tema. Los ojos perlados y cristalinos de ella temblaron al recordar aquello. Por unos segundos el silencio reinó en ese pequeño cuarto, Sasuke tragó pesadamente antes de continuar—: ¿Y si cambio los planes?— agregó haciéndola abrir los ojos sorprendida mientras él se acercaba a su oído —, si te pido que te quedes conmigo, ¿aceptarías, Hinata?— ni la voz ronca y el aliento caliente rosando su oído, la estremecieron tanto como esas palabras.
Sasuke ladeó su rostro buscando su mirada, era tan absurdo, pero no se quitaba de la cabeza el cómo hubiesen sido las cosas si Hinata hubiese sido su amante, novia, o lo que fuese que le permitiera tenerla a placer.
—Ah… ah… y-yo— ella no supo cómo reaccionar ante esa petición y esa mirada, sólo pudo negar en silencio sin entender. Se llevó las manos a la boca apretando sus senos en el acto haciéndolos ver más grandes, hecho que atrajo la atención de los negros ojos. Justo cuando estaba a punto de decir que eso era una locura, su estómago gruñó recordándole que momentos antes se moría de hambre.
Un silencio incómodo se formó entre ambos y al final, Hinata, sin soportar la vergüenza y su rostro ardiendo, terminó por esconder el mismo en el cuello del chico que suspiró frustrado.
—Ah… lo siento— se disculpó y aprovechando que él resbaló sus manos de su cadera a sus muslos, cubrió sus senos y se puso de pie de inmediato.
Sasuke siguió tumbado en el suelo impidiéndole el paso. Segundos antes de ponerse de pie, su móvil vibró, tras un suspiro pesado él sacó el aparato y tanto los ojos negros como los perlados observaron la fotografía de un Naruto sonriente –la misma que el rubio había colocado como imagen de contacto- y la palabra 'idiota' sobre el número del Uzumaki.
Hinata jadeó y se ruborizó como si el mismo ojiazul los hubiese descubierto en algo turbio.
—¿Qué demonios quieres?— la ojiluna respingó ante la voz alta y fría del pelinegro cuando éste respondió la llamada.
El rubio alegó del otro lado e incluso ella alcanzó a escuchar que lo estaban esperando. Aprovechando que él se había puesto de pie, ella buscó abrir la puerta y salir de ahí, pero el Uchiha apoyó su mano en ésta y le impidió hacerlo. Los ojos perlas se abrieron sorprendidos al girar su rostro a verlo.
Sasuke la vio para abajo por la diferencia de estaturas mientras seguía escuchando a Naruto. Él se inclinó sobre ella y la vio a los ojos.
—Todavía me debes una respuesta— le dijo en voz baja y a ella casi se le paraliza el corazón al creer que Naruto escucharía del otro lado del teléfono. El altivo pelinegro se abstuvo de robarle un último beso al ya sentirse muy patético.
Hinata negó haciendo mover su cabello y enseguida abrió la puerta, para ahora sí, salir casi huyendo de ahí.
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—Hey, ¿dónde crees que se metería Hinata?— preguntó Ino curiosa a la pelirrosa que terminaba de cambiarse luego de tomar una rápida ducha, después de finalizar su clase de deportes.
La chica se alzó de hombros —No sé, tal vez tuvo que salir de prisa, el entrenamiento se extendió después de todo— respondió con simpleza.
Ino se mordió los labios sin estar convencida y mientras varias chicas salían de ese vestidor, Hinata entraba apresurada pidiendo disculpas por chocar con alguna de ellas.
—Hey, Hinata— la rubia alzó la mano haciéndose notar y la peliazul se detuvo nerviosa —, ¿dónde estabas?, creíamos que te habías ido— dijo y sonrió ligeramente al verla respirar agitada.
Sakura también prestó atención pero no dijo nada.
La Hyuuga se rascó el cuello —Ah, bueno…— comenzó y dudó mientras se acercaba a su casillero para sacar su ropa —, me, me encontré a Matsuri, una compañera de curso y bueno, yo necesitaba saber algo, así que…— mintió aunque no del todo.
—Ohh— Ino asintió sin dudar y Hinata les sonrió interrumpiendo su mentira, darse cuenta que se volvía una mentirosa por encubrir sus encuentros con Sasuke la hizo meditar en lo mucho que ya estaba sumergida en todo esa extraña relación, si es que la podía llamar así.
—¿Te ducharás?— preguntó la pelirrosa luego de unos segundos — Ino y yo pensábamos en pasar al centro y comer algo, ¿vienes?
Hinata asintió —Sí, sólo… sólo me cambiaré y voy con ustedes— dijo y asintió también con la cabeza. Se dio cuenta que prefería salir con ellas y distraerse un poco de todo lo ocurrido momentos antes, necesitaba respirar y calmarse, además, de que tampoco quería encontrarse de nueva cuenta con el Uchiha, el mismo que como había entendido, estaría con Naruto. Por Dios, Naruto… ¿qué iba a pasar con él? Sasuke estaba ocupando cada pensamiento que brotaba de ella y todo aquello no haría más que ir complicándose, ni siquiera se había detenido a pensar en Naruto cuando aceptó aquello. Suspiró y dejó escapar el aliento despacio mientras se cambiaba… posiblemente lo decepcionaría, ¿o no?
Por el momento eso tendría que seguir postergándose, posiblemente cuando todo acabara con Sasuke ni siquiera tendría el valor de recordar el amor que desde hacía meses le profesaba al rubio. Tragó amargamente al meditarlo.
—Entonces, Hinata, ¿qué dices? ¿Pizza o hamburguesas?— la voz de la Yamanaka la interrumpió y la escuchó recargarse en la puerta de ese baño donde ella se cambiaba — Habíamos pensado en pizza, pero sí tú quieres…
—N-no, pizza está bien para mí también— respondió mientras guardaba en la pequeña maleta su uniforme deportivo, por suerte había soltado su pelo y éste había cubierto las manchas de sangre del Uchiha, porque si no, hubiese estado en un gran aprieto con ellas dos.
Hinata suspiró dándose valor antes de salir y ver a sus amigas con una sonrisa dibujada en su rostro.
—Vayamos entonces— animó y la Yamanaka le asintió mientras Sakura se levantaba de la banca de madera colocada entre el pasillo de casilleros, para ser la primera en salir.
Las tres chicas caminarían bajo los caminos sombreados del campus hasta el estacionamiento, una plática sin mucha importancia las entretuvo en el trayecto.
Ino estiró su cuerpo mientras caminaba —Como les decía, esto de no tener tarea el día de hoy se me hace sospechoso— dijo haciendo sonreír a Hinata y negar en silencio a Sakura —, estamos por terminar el curso y esto pareciera algún tipo de complot, tal vez nos estén haciendo confiarnos para al final llenarnos hasta la boca con tareas, ¿no creen?
Hinata sonrió al voltear a verla y sujetar tanto su mochila como su pequeña maleta deportiva —Creo que deberías estar agradecida— le dijo deseando tener ella la misma suerte.
—¡Qué va a estar agradecida!— soltó Sakura sin voltearlas a ver mientras caminaba viendo su móvil — Esta tipa desde hace semanas está paranoica.
La Yamanaka arrugó el rostro en fingida indignación y pretendía decirle algo hasta que su atención vagó por el lugar luego de haber escuchado una voz muy familiar.
Las tres siguieron avanzando, Sakura adelante y pendiente de su móvil e Ino y Hinata un poco más retrasadas.
—Ahm…— la Hyuuga intentó hablar pero Ino retomó la charla, asegurando que sus profesores en los siguientes días los sorprenderían con alguna jugarreta, prefiriendo ignorar la mirada del joven Nara que también la vio pasar, la rubia y él cruzaron la mirada por un par de segundos y al final ésta rompió el contacto visual para proseguir a ignorarlo aun cuando se le apretó el estómago.
Hinata suspiró y bajó la mirada al darse cuenta que Shikamaru no dejó de ver a la chica que todavía era su novia, sintiéndose incómoda por la situación. Tras varios metros más recorridos Ino y Sakura todavía debatían sobre la suposición de la Yamanaka, aunque ésta última iba más pendiente del grupo de chat en su móvil creado por uno de sus profesores.
La ojiperla dejó de prestar atención al intercambio de palabras y giró su rostro por el estacionamiento, al recordar a Matsuri y la explicación que le debía, también tenía que hablar con Gaara y dejarle claro que eso que hizo no podía volver a repetirse, justo cuando los buscaba entre los muchos estudiantes regados por el estacionamiento, su vista fue a dar a un par de altos jóvenes, uno rubio y expresivo, y a otro astuto y pelinegro; sintió su estómago más vacío cuando su mirada se clavó en el Uchiha que no la notó.
—Entonces, Hinata, ¿me llevo a la frentona en mi coche y nos sigues?— habló Ino atrayendo su nuevamente nerviosa atención a ella — O…
—S-sí, yo las sigo, ¿dónde dijiste que comeríamos?— interrumpió y se concentró en no volver a voltear hacia donde Naruto y Sasuke permanecían.
—Vayamos a ese pequeño restaurant frente al parque central, ¿qué dices?, preparan una pizzas deliciosas.
—Por mi está bien— aseguró y se metió en una fila de coches, al estar el suyo un par de líneas atrás —. Entonces nos vemos allá— se despidió de ambas chicas alzando su mano y giró totalmente para dirigirse a su auto. Una vez en él, se encerró y dejó escapar el aliento al tomar con ambas manos el volante.
«Va a ser increíblemente difícil fingir que no pasa nada» pensó al llevarse una mano a la frente. Ver a Sasuke ya era difícil, ahora verlo cuando ambos estaban acompañados era peor, ¿cómo disimular que ellos dos mantenían encuentros carnales? Y más terrible aún, ¿cómo disimularlo cuando ambos venían arrastrando un pasado doloroso y oscuro?
Ella dejó escapar el aliento desanimada al forzarse a encender el vehículo cuando notó el de Ino arrancar. Definitivamente aquella tarde que le dijo a Sasuke que sí, no sabía en lo que se estaba metiendo.
"¿Y si cambio los planes?, si te pido que te quedes conmigo, ¿aceptarías, Hinata?"
«¿Qué quiso decir con eso?» pensó temiendo entender lo que él pedía.
—Santo cielo Hinata, no te estás distrayendo— se regañó al pisar el acelerador. Se suponía que iba tras sus amigas para evitar pensar en eso, pero lo cierto era su mente no le daba tregua, aquello era lo que más la preocupaba. Ni Gaara, Matsuri, la traición a sus amigos, sus interminables deberes con la universidad, o todo ello junto, la preocupaban tanto como Sasuke y esas palabras.
Ya estaba en problemas y eso que no sabía si él de verdad había dicho aquello en serio.
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O.O.O.O.O
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Ya con la noche cayendo Sasuke entró a su departamento y cerró de un portazo. Dejó caer tanto su mochila como su chamara de piel sobre el sofá y caminó pesadamente hasta su habitación.
—¿Qué mierdas hiciste, imbécil?— se preguntó ocultando el tono de reclamo en lo bajo de su voz. Su garganta ardía ligeramente luego de haberse tomado unos tragos con Naruto y Shikamaru momentos antes. Dejó escapar el aliento y cerró los ojos al llevar uno de sus brazos a su frente.
Negó en silencio al revivir esa escena que compartió con la Hyuuga en aquella bodega. Los ojos expresivos y temblorosos de ella, que ocultaba su miedo bajo el valor que intentaba mostrarle, y sus propias y estúpidas palabras. Su estómago se apretó.
—¿Por qué demonios le dije eso?— se preguntó en el silencio de su habitación y tragó pesadamente.
¿De verdad la quería con él… así, de esa forma?
—Soy un imbécil— se repitió, lo único que iba a conseguir era asustarla; aunque tampoco era como que pudiese evitarlo, Hinata era una tentación muy grande como para tenerla a cuentagotas. El Uchiha dejó escapar su aliento pesado y embriagante y negó en silencio —. No te dejes arrastrar por eso— se recordó, sabía que Hinata algo ocultaba y pretendía sacar provecho de ello, de lo que sea que fuese, porque sabía que tarde o temprano terminaría por saberlo.
Su pequeño gato llegó a pasos lentos y cansados luego de haber estado acostado en uno de los sofás de la sala, y subió a su cama para recostarse junto a él; Sasuke lo ignoró y resopló cansadamente cuando momentos después el teléfono de su departamento comenzó a sonar.
El pelinegro ignoró el timbre y sin pretenderlo siquiera, revivió ese encuentro con Hinata y se detuvo a pensar en lo que pudo haber pasado si la tonta chica no se hubiese estado muriendo de hambre; esa Hyuuga era tan ingenuamente patética, que si no hubiese sido porque arruinó lo que para él pudo haber sido un encuentro candente con ella, bien pudo haberle causado un poco de gracia.
—Joder, Hinata.
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O.O.O.O.O
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Por la mañana siguiente Hinata salió corriendo de su departamento, tenía el tiempo medido luego de haberse levantado tarde al no haber pasado muy buena noche, lo que había apretado más su horario fue la pequeña llamada que Neji le hizo donde le avisaba que para el fin de semana tendría un desayuno con su padre, algo formal y a lo que no podía faltar; los cinco minutos de la llamada aunado al pequeño caos vial del centro de la ciudad, la habían hecho casi llegar tarde a su primera clase, por lo que tuvo que correr entre los muchos estudiantes dispersos por el estacionamiento del campus y por los distintos caminos del mismo.
La carrera que llevaba no la dejaba sentir el frío del día, pues ese día había optado por unos delgados jeans, una blusa negra sin manga que le daba perfecto la excusa de no retirarse el suéter abierto de color morado y holgado, ni tampoco la bufanda circular –de un morado más bajo- que seguía ocultando esa marca menos notoria en su piel.
Hinata dejó escapar el aliento al aminorar sus pasos a estar a escasos metros de entrar a su facultad y el vaho de su aliento fue visible.
—¡Hinata!— la voz de Matsuri sonó a su espalda y ella volteó a verla.
Una corriente de aire frío le movió el cabello mientras veía a la chica acercarse evadiendo estudiantes.
—Ho-hola, Matsuri— saludó y luego bajó su mirada a sus botas negras y de pequeño tacón, para armarse de valor e intentar explicar lo ocurrido el día anterior.
—También llegas tarde, ¿eh?— dijo la chica que llegó frente a ella y la animó a caminar con un movimiento de cabeza.
La ojiperla la vio extrañada —Ah, sí.
Se hizo un silencio incómodo en lo que recorrieron unos metros.
—Matsuri— la voz de la Hyuuga sonó insegura —, yo… ah, yo necesitaba hablar contigo.
La castaña sonrió y su sonrisa se vio forzada, la chica de Suna detuvo sus pasos y terminó por suspirar desanimada.
—Lo siento.
—¿Eh?— Hinata abrió los ojos sorprendida, ese era su guion.
—T-tú y Gaara, ¿ti-tienen algo?— preguntó la chica que apretó sus manos nerviosa y por primera vez se sintió insegura ante la presencia de la peliazul.
Los ojos de Hinata se abrieron más todavía —¿Qué?, por Dios, no, yo…
—Siento haber interrumpido eso— se disculpó mientras permanecían de pie a unos centímetros de subir las escaleras que daban entrada al edificio de su facultad, mientras varios estudiantes las pasaban de largo —. Gaara parecía molesto, aunque no me dijo nada.
Hinata negó varias veces sin saber por dónde debía comenzar, estaba realmente avergonzada con ella.
—No es lo que seguro estás creyendo— explicó y sintió sus manos heladas mientras jugaba con sus dedos —, e-eso que viste… n-no debió pasar.
—¿De qué hablas? ¿No es tu novio?
Hinata negó y la vio a los ojos, seguro Matsuri pensaría mal de ella pero lo importante era dejar eso claro.
—¿Entonces?
—Y-yo no sé por qué lo hizo… su-supongo que jugaba— dijo lo que de verdad creía —. Él… él nunca había hecho algo como eso, d-de hecho, son pocas veces las que hemos hablado.
—¿Entonces no se conocían?— preguntó sorprendida la chica que no sabía si eso la hacía sentir mejor.
La Hyuuga volvió a negar y apretó los ojos sintiéndose realmente mal —Creo que no fue hasta ese día que caí en cuenta que tú lo…
—Ni lo digas— interrumpió la otra y de pronto sintieron que la conversación se sentía muy incómoda y poco natural —, Gaara me gusta, mucho, pero él ignora esto; de hecho, al menos me agrada saber que me conoce y sabe mi nombre— dijo sintiéndose patética, pues a él no se atrevió a preguntarle nada incluso cuando el pelirrojo y sus hermanos la llevaron a su casa el día anterior, siendo la conversación que tuvieron ese día, la única que habían sostenido.
La Hyuuga guardó silencio y aun así mordió su labio sintiendo que le faltó a lo que ella sentía.
—De verdad me asustaste cuando te vi caer desmayada— añadió la castaña mientras retomaban su camino al ver que se quedaban solas en el exterior, pues las clases habían comenzado.
Hinata apretó los ojos apenada —Es… es algo que suele pasarme algunas veces en condiciones extrañas— le dijo desviando la mirada.
Matsuri sonrió —¿Entonces no conocías a Gaara?
Hinata volvió a negar a esa pregunta ya antes hecha, y esta vez volvió a verla.
—Mmm— la castaña se mordió los labios —, anoche me quedé pensando y supuse que como tu familia es importante, y la familia Sabaku No, también lo es en Suna, tal vez pudiese tener algún vínculo y ustedes se conocían de antes; me sentí tan tonta.
—Ah, no lo digas— interrumpió Hinata y nuevamente volvieron a detener sus pasos —, yo soy la que se siente tonta, debí llamarte ayer y explicarlo pero la verdad es que… que no sabía bien qué decir— confesó por fin —. Tú confiaste tus sentimientos y…
—Y tú no tienes la culpa si le gustas a Gaara— interrumpió con simpleza la chica que a pesar de lo dicho, se sintió mal por reconocerlo.
—Yo no creo que le guste— confesó en voz baja la Hyuuga.
—¿En serio?— preguntó curiosa la otra.
Hinata negó y no sabía cómo decirle que ella estaba segura que ese chico pelirrojo se interesaba más en ella, por fastidiar a Sasuke, que por serle verdaderamente interesante.
—Y… ¿por qué lo dices?— preguntó tensando a la Hyuuga que quiso comenzar a caminar, pero Matsuri la detuvo del brazo al estar realmente interesada.
Hinata negó en silencio y la vio a los ojos —Ya te lo dije— comenzó en voz baja pero viéndola a los ojos —, él nunca ha dicho que le guste, además, ese beso me pareció más algún tipo de juego que otra cosa.
Matsuri suspiró y se abrazó al gran suéter beige que usaba —Eso no debería alegrarme pero aun así lo hace— dijo y sonrió —, espero que no te moleste— añadió y alzó ambas cejas avergonzada.
Hinata negó y cuando pensaba agregar algo, diciéndole que la que debería estar molesta por lo ocurrido era ella, su móvil vibró dentro del bolsillo de su pantalón.
—Oh, lo siento— se disculpó y desbloqueó la pantalla para leer el mensaje que acababa de llegarle. Un número desconocido.
Te veo esta tarde en mi departamento. Sasuke.
Los ojos perlados se abrieron con sorpresa y se quedó unos segundos viendo el texto mientras poco a poco se ponía más y más nerviosa.
—¿Está todo bien?— preguntó la castaña al notarla.
—¿Eh?— Hinata alzó su vista a ella que la veía extrañada —, ah, sí— dijo y sonrió nerviosa —, es sólo que había olvidado algo. ¿Nos vamos?
—Oh— mencionó la otra que terminó por asentirle, para luego burlarse porque seguro tendrían que entrar a hurtadillas a la clase.
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La mirada curiosa y azul de Naruto volteaba insistentemente del profesor enfrente de la clase, y a su amigo pelinegro.
—Oye, teme— susurró el chico al haberse volteado a verlo —, ¿qué demonios haces con el celular? Te echarán de la clase, idiota— le dijo al ser consciente que el profesor que tenían en ese momento era muy estricto y Sasuke no hacía más que observar su móvil.
Los ojos negros y profundos del Uchiha seguían viendo el texto que acababa de enviar a cierta peliazul. Aunque no le gustaba para nada buscar excusas para traerla a él, las tenía, e iba a aprovecharlas.
Naruto gruñó al ser ignorado y el pelinegro volteó a verlo de reojo al estar sentado a su lado. El rubio optó por suspirar acostumbrado al trato distante de su estúpido amigo y luego de voltear a ver al profesor, que se entretenía anotando alguna cosa en la pizarra, él regresó su atención al moreno junto a él.
—Y dime, teme, ¿tienes planes con Hinata?— preguntó con ingenuidad al recordar el trabajo que compartían.
El Uchiha sonrió casi con malicia ante sus palabras sin que el otro lo notara «sí supieras, dobe», pensó al guardar su móvil y apoyar sus codos en el largo escritorio frente a él.
Naruto estiró su cuerpo aburrido —¿Qué dices si volvemos a acompañarlos?, creo que…
—Ni se te ocurra— interrumpió secamente al voltear a verlo de medio lado.
El rubio frunció el ceño —¿Qué tiene de malo? Prometemos no molestar, 'ttebayo.
—He dicho que no— dijo y clavó su molesta mirada en el testarudo Uzumaki. Estaba loco si pensaba que lo dejaría estar rondando una vez más —. No la veré pronto y tampoco los quiero interrumpiendo; esto no es una reunión de placer— fue cortante al pretender seguir manteniendo la clandestinidad de sus encuentros con esa Hyuuga.
Naruto refunfuñó algo más y al final él fue el sermoneado por el profesor, haciendo negar en silencio al fastidiado pelinegro.
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O.O.O.O.O
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—Bien, comeré algo rápido y regresaré a trabajar— se aseguró Hinata al dirigirse a la cafetería en su hora de descanso. Lo que menos pretendía era morirse de hambre como el día anterior y que algo igual de vergonzoso le pasara en medio de sus clases.
—¡Hey, Naruto, cómprame una hamburguesa!— el grito de Kiba, sentado a la mitad de la cafetería la hizo voltear a su dirección.
—Dame el dinero, no pienso invitarte, tú nunca me pagas, 'ttebayo— alzó la voz el otro estando formado en la fila para la comida.
—Cómpramela, todavía me debes lo de ayer— exigió el chico que incluso se puso de pie para reclamar. Hinata sonrió con algo de asombro cuando todos los presentes se callaron para escucharlos discutir.
Naruto refunfuñó algo y terminó por ceder.
—¡Hey, Hinata!— ahora fue la voz de Ino la que resonó en el lugar llamando la atención de la Hyuuga — Acompáñanos, no te quedes ahí parada— animó al invitarla con la mano a acercarse.
Mientras que los metros que la separaban de la mesa donde sus amigos la esperaban, se hacían menos, Hinata se percató que cierto pelinegro estaba acompañándolos. Sasuke le daba la espalda y ella sintió su seguridad disminuir, de no ser porque Ino y Kiba la veían, sería capaz de desviarse y salir de ahí.
El Uchiha picaba de manera desinteresada la charola con comida frente a él, Sakura se empeñaba en sacarle plática mientras Ino recibía a la recién llegada. Shikamaru permanecía en silencio apartado de la rubia y Kiba veía a Naruto hacer malabares para que la comida de ambos no se le cayese de las manos.
—¿Saliste tarde o algo?— preguntó la Yamanaka al ver a la peliazul sentarse y dejar su mochila de lado.
—Sí, bueno, no, salí temprano de la clase anterior y pasé a la biblioteca un momento— explicó en voz baja al sentirse incómoda con la presencia del pelinegro que apenas la había volteado a ver de reojo.
—Hey, Hinata— saludó el ojiazul al llegar.
—Naruto— también saludó y bajó la mirada al darse cuenta que él se sentaría justo entre ella y Sakura.
—Toma, idiota, con esto saldo mi deuda contigo— volvió a hablar el rubio al lanzarle la hamburguesa al castaño de alborotado cabello.
—¡Feh, debes estar loco!, yo te invité dos tazones de ramen, una insignificante hamburguesa no salda nada— replicó el otro indignado mientras lograba sostener su comida.
Naruto estuvo a punto de reclamar pero al intentar sentarse su charola se ladeó y tiró un poco del caldillo de su comida.
—¡Wuo, Naruto, eres un idiota!— se quejó la pelirrosa que salió salpicada.
—Lo siento, 'ttebayo— se disculpó e intentó ayudarla a limpiarse siendo rechazado por la chica —. ¿Hinata también te ensuciaste?— preguntó preocupado al verla limpiarse.
—Ah, no, no fue nada— dijo la ojiluna.
—¿Ves? Eres tan torpe, idiota— se burló Kiba.
—¡Todo es tu culpa, animal, si no te…
—Ah, vamos, no es para tanto— intervino la rubia al tomar un par de servilletas limpiar lo poco que no había escurrido de la mesa —. Fue un accidente.
—Es lo que intentaba decir, 'ttebayo.
—Ah, por suerte mi pantalón es grueso, pudiste quemarme tarado— agregó la pelirrosa que se había levantado y justo antes de volver a sentarse le dejó un golpe en la cabeza al rubio que volvió a disculparse.
Los ojos negros del Uchiha se fijaron en el ceño suavemente fruncido de Hinata que continuaba limpiándose, casi estuvo seguro que ella sí se había alcanzado a quemar.
—¿Estás bien, Hinata?— preguntó Naruto al inclinar su mirada y tomarla de la rodilla para separarle las piernas, de manera netamente inocente, y ver la mancha sobre su pierna —¿Te duele?— preguntó y su mirada azul y preocupada se clavó en la de ella, al caer en cuenta que más que ensuciarla, la pudo quemar.
Hinata enrojeció de a poco y luego de tartamudear, aseguró que estaba bien.
El Uchiha resopló cansada y discretamente al verla actuar de forma tan tonta delante del idiota de Naruto, y retiró su mirada de esos dos.
—Ah, ¿cómo demonios quieres que esté bien sí-?— la pelirrosa reprochaba pero se calló al ver pasar a cierto chico pelirrojo frente a ellos. Gaara se vio analizado por la mirada jade y él también se le quedó viendo, Sakura terminó por tragar pesadamente ante la frialdad de los ojos del chico.
—¿Ocurre algo?— preguntó Ino que también volteó a ver lo que ella miraba.
Sakura frunció el ceño —Ese chico…— dijo y la rubia achicó los ojos, el resto en la mesa prestaron atención a ella —también está golpeado— añadió volteando a ver al Uchiha que siguió picando la comida que apenas había probado.
Hinata que apenas sacaba su bento de comida se paralizó.
—¿Mmm?— Naruto se estiró para ver al pelirrojo que se había sentado varias mesas lejos de ellos —Es cierto.
—¿Te peleaste con él?— Sakura hizo la pregunta que más de uno en esa mesa se planteó.
El Uchiha apenas levantó su mirada a la chica de ojos verdes.
—¿Lo hiciste teme?— también Naruto preguntó — Ayer no quisiste decir qué fue lo que te ocurrió— dijo viendo esa pequeña bandita colocada todavía sobre su ceja. Hinata tragó pesadamente al llevarse un trozo de verdura en adobo a la boca, fingiendo no prestar demasiada atención a la charla.
Ino sonrió —¿Qué razón tendrías para pelear con él, eh, Sasuke?— preguntó divertida.
Shikamaru resopló molesto al ver a la rubia tan fresca y se levantó, atrayendo la mirada de sus compañeros por tan repentino acto.
—Ino, acompáñame— pidió secamente sorprendiendo a la nombrada.
—¿Qué?
—Que me acompañes— repitió y la tomó de la mano para llevársela con él. De pronto la atención de todos en esa mesa se centró en el Nara y en la rubia que era obligada a seguirlo mientras le alegaba en voz baja.
Sasuke también se levantó y salió de ahí en dirección contraria a los otros dos.
—¿Qué?— preguntó la pelirrosa —¿Qué demonios les pasa a éstos?
Hinata vio tanto a la pareja como al Uchiha y terminó por volver su atención a la comida, agradeciendo la intervención del chico de chongo y la repentina partida del ojinegro.
—Sasuke así es de falto de modales, pero aquellos…— soltó Kiba para después continuar comiendo luego de encogerse de hombros, dejando a una pelirrosa no tan satisfecha con su respuesta.
Los dos restantes guardaron silencio, entendiendo que el Nara estaba ya cansado de darle tiempo a Ino, y seguramente en ese instante estaría por darle el ultimátum que definiría el status de su relación definitivamente.
Y luego de que aquellos tres se marcharan, Rock Lee y Shino se les unirían momentos después para dejar pasar lo anteriormente ocurrido y continuar con un nuevo tema de conversación.
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O.O.O.O.O
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Al finalizar el día escolar Hinata se apresuraba directo a su vehículo, todavía no olvidaba que Sasuke la había citado en su departamento y aunque no le había respondido nada, lo más seguro es que terminara asistiendo, así que si pretendía hacerlo, al menos debería tener un avance aceptable del proyecto en el que la asesoraba.
—¡Ino!— la voz acelerada de Sakura hizo a la peliazul girar su rostro hasta donde la pelirrosa detenía sus pasos frustrada.
La Hyuuga se acercó a pasos lentos hasta donde Sakura estaba de pie.
—¿Ocurre algo?— le preguntó al notar que la rubia se subía en su auto y se marchaba.
Sakura negó en silencio sin estar muy convencida —No sé— confesó con un poco de preocupación en sus palabras —. Hace poco tuvimos una clase juntas y ella me dijo que Shikamaru prácticamente le exigió decidirse, sí quería estar con él o no— explicó y luego giró su vista, haciendo a Hinata también hacerlo; ambas chicas se percataron como el Nara se alejaba con pasos molestos de regreso al gimnasio de donde se había salido para hablar con Ino.
Hinata tragó pesadamente —¿Crees que ellos dos…?
La de ojos verdes dejó escapar el aliento derrotada —Supongo que sí— dijo haciendo a la otra abrir los ojos sorprendida, entendiendo que habían terminado —¿Sabías que Ino volvió a encontrarse con ese chico pintor que tan mal le cae a Shikamaru?
—¿El de la vez pasada?
Sakura asintió.
—¿Y ella…?
La pelirrosa volteó a verla con desánimo —Supongo que se rindió. ¿A quién le gustaría sufrir después de todo?— justificó y luego de verse a los ojos unos segundos bajó el rostro desanimada — Creo que eso no suena tan bien viniendo de mí, ¿cierto?— se burló con amarga ironía.
A la mente de la Hyuuga llegó el recuerdo de ese pelinegro que se había metido en su vida, y por el que esa joven sufría.
—Ino y Shikamaru tienen una relación muy compleja— retomó el tema la Haruno haciéndose con la entera atención de la peliazul —. Los padres de Shikamaru si bien no son tan poderosos como los tuyos, si pertenecen a una clase más alta que la mía e incluso que de la de Ino, y aunque eso nunca le ha importado al perezoso ese, sí es algo que incomoda a aquella tonta… quién diría que Ino bajo todo esa seguridad que irradia, es tan contrastante, ¿no?
Hinata frunció el ceño —¿Esto todavía sigue siendo por Temari?
—Es un todo— explicó la pelirrosa —. Ellos ya venían con problemas, Ino a veces solía ignorar a Shikamaru, ya sabes, ella es muy popular y eso— especificó —, pero cuando él lo hace con ella sin pretenderlo, Ino lo resiente; a veces se muestra inmadura, pero Shikamaru siempre la ha querido así— dijo y sonrió con añoranza —. Ojalá yo pudiera conseguir eso de la persona que quiero— dijo haciendo sentir mal a la Hyuuga y luego negó en silencio al haberse salido del tema.
—Fue en una de esas veces que conoció a… ¿Sai?— creyó recordar Hinata.
Sakura asintió —Se le hizo fácil molestar a Shikamaru y el juego se le salió de las manos cuando Sai la besó. Eso casi le cuesta su relación— explicó —. Al final ella volvió a salirse con la suya cuando Shikamaru la disculpó luego de tanto insistir— sonrió al recordar —. Me gusta decir que lo hartó y por eso regresó con ella, pero la verdad es que él la quiere de verdad, de una manera más madura de lo que ella está acostumbrada… es por eso que Ino tenía miedo.
—Ya veo.
—Aunque esa chica Temari y toda la seguridad que se tiene y las cosas que tiene en común con Shikamaru, mantienen a Ino más insegura de lo normal, por eso se empeña tanto en demostrar que no le importa, es… es como si se protegiera de algo que todavía no pasa y teme que ocurra.
—¿Cómo que la deje?
La pelirrosa asintió —Para que esos dos se arreglen va a hacer falta que Ino acepte que amar duele, de los dos lados, aunque a nadie le guste. Es difícil para ambas partes aceptar lo que sienten y a veces el miedo o el orgullo no los dejarán en paz, si superan eso, sólo entonces dirán que aman— dijo la de ojos verdes y se detuvo frente al auto de Naruto, que era el que generalmente la acercaba a su casa.
Hinata entendió su punto y sintió un nudo en la garganta al pensar que alcanzar algo tan sublime como el amor, significara arriesgarse a sufrir… ¿aceptar amor conllevaba dolor? Eso era algo que a ella no iba a experimentar, supuso; de pronto se puso pálida al recordar esa insinuación de Sasuke y lo que eso significaría… algo muy, muy lejano al amor, pero que también amenazaba con robarle el sueño y complicarle la existencia.
—Sakura, yo… yo debo irme— se animó a hablar al ya no poder verla a los ojos —. Tengo algunas cosas que hacer.
La pelirrosa le asintió —No te preocupes, yo de todos modos tengo que esperar— le dijo y sonrió resignada a esperar al distraído del Uzumaki.
Con una sonrisa sincera pero sin mucho ánimo, Hinata dejó a Sakura y se dirigió a su vehículo. El viento frío y su ligera velocidad le hondearon el largo y lacio cabello. Cuando se encerró en su coche y puso en marcha el mismo fue que se atrevió a dejar escapar el aliento, ¿qué había sido lo que la llevó a pensar en Sasuke en un momento como ese?, se preguntó al fruncir el ceño y salir de territorios universitarios.
Pensar en verlo o estar a solas con él la ponía nerviosa, tal vez ese nerviosismo era el que la tenía constantemente pensando en él, porque de ninguna manera la situación amorosa de Ino y Shikamaru se podía parecer a algo que la inmiscuyera con el Uchiha; lo de ellos era totalmente opuesto y alejado a sentimentalismos, aunque eso sonara frívolo.
La ojiperla tragó ligeramente al analizar las cosas, ella no amaba a Sasuke, no, por supuesto que no, dudaba que algún día un sentimiento tan grande pudiese nacer en ella dirigido a él, ni tampoco lo quería; aunque no era que lo odiara o lo despreciara, nunca lo hizo y era impensable hacerlo, lo que la perturbaba era ese sentimiento de empatía que llegaba a intentar equilibrar la balanza. Ella, si se era sincera, no quería verlo sufrir, tal vez porque él luego de todo el daño que le hizo, había cuidado de ella y había estado a su lado cuando nadie más lo estuvo… sus ojos casi se le llenan de lágrimas al saber que el único consuelo que había tenido tras la violación sufrida, fue el mismo que Sasuke le dio el día anterior… y aceptar que aquello había sido tan gratamente reconfortante, fue tan irónico como perturbador.
Lo peor era que así seguiría, mientras eso que ella se había empeñado en mantener como secreto lo siguiese siendo, ellos dos estarían ligados; sólo ambos se conocerían tan profundamente en sus miedos como en sus debilidades. Y estaba asustada, vaya que lo estaba.
Sumergida en todo esto fue como llegó hasta su departamento.
Apenas cerró la puerta suspiró cansadamente, deseaba dormir y darle paz a su cabeza, pero la verdad era que dudaba siquiera poder hacerlo en ese momento. Avanzó con desanimo al interior, llegó a su alcoba y cambió sus ropas por algo más holgado y limpio, encendió su portátil y revisó algunos de sus avances sobre los distintos temas a abordar, se sintió satisfecha porque a pesar de ser relativamente pronto, había seguido recopilando información y esperaba al menos no quedar en ridículo con su tutor.
Su mente volvió a vagar mientras veía en la pantalla letras, cuadros y esquemas con información.
—No, Hinata— se regañó «Esto no está bien»
Dio un suspiro y se levantó dejando abierta la portátil. Se dirigió a la cocina y fue cuando tomaba un vaso de agua que se percató que su teléfono desprendía una luz que le avisaba sobre mensajes en el buzón.
Sonrió con añoranza al escuchar la voz de su maestra diciéndole que ya tenían establecida la fecha de nacimiento para la pequeña hija que esperaba. La sonrisa de la Hyuuga se extendió como no lo había hecho en meses, cuando la mujer le dijo que en su correo deberían estar algunas imágenes de la ecografía que se había practicado el día anterior. Ver las imágenes en tonalidades negras y anaranjadas le dio una sensación de calidez, al poder distinguir el rostro de la niña que ya quería como una nueva hermana, y que casi mágicamente, había liberado gran parte de la tensión que venía cargando.
No todo estaba tan mal.
Creyendo esto fue como optó por ducharse, pues todavía tenía cosas por hacer ese día.
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O.O.O.O.O
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Cerca de las siete uno de los elevadores del edificio donde vivía el Uchiha se abrió dando entrada a varias personas. Una alta chica pelirroja y de gafas parecía ansiosa pues golpeaba suavemente su pie sobre el suelo mientras se cruzaba de brazos e ignoraba al resto de los presentes, los mismos que fueron bajando en los pisos anteriores al que se dirigía.
La pelirroja de short y mallas negras vio de medio lado a la chica de largo y lacio cabello azulino, que era la única que se había quedado con ella luego de varias paradas del elevador. La piel blanca de la chica lucía bien bajo esa blusa negra de manga y cuello largos, sobre ésta usaba un vestido gris y a pesar que la tela era de invierno, se podía notar que la joven tenía un cuerpo bien proporcionado, cosa que molestó a la pelirroja, pues en cada chica veía una potencial rival.
Hinata se sintió observada y vio a la joven que desprendía un aura de superioridad, sus ojos perlados se encontraron con los rojizos de la pelirroja a su lado. Cuando la joven la vio con menor disimulo, ella bajó su mirada y se observó, a través de la pared de espejo del elevador, las medias negras y las botas de tacón que había decidido usar. Estaba nerviosa, ya era tarde; al final no se había contenido y le había devuelto la llamada a su maestra, por eso ahora iba con mayor ansiedad, pues seguro se le haría de noche en ese lugar.
Cuando el pequeño timbre sonó abriendo las puertas del elevador, ambas chicas avanzaron un paso.
—Quítate— la pelirroja que se veía molesta con ella la empujó para pasar primero.
Hinata sólo pudo suspirar y no tuvo inconveniente en dejar pasar más tiempo, retrasando su llegada a ese departamento.
La Hyuuga vio a la pelirroja tocar el timbre, suspirar profundamente y también tocar la puerta, para luego alisarse la ropa con las manos. Justo en ese instante ella detuvo sus pasos en medio del pasillo.
La puerta se abrió y la chica no esperó mucho para buscar entrar, encontrándose con el cuerpo del Uchiha impidiéndole el paso. Los ojos perlados de la Hyuuga se abrieron con sorpresa cuando la chica, aparentemente feliz, se colgó del cuello del ojinegro y buscó besarle los labios mientras éste ladeaba su rostro.
—No sabes cuánto te he extrañado, el idiota de Suigetsu dijo que…
—¿Qué demonios quieres?
—Parece que no estamos de humor— se burló la chica que a pesar que él la tomaba de la cintura para quitársela de encima, ella no parecía querer soltarlo —. Hagamos algo— sugirió al hablarle al oído, fue entonces que Hinata enrojeció de pena y buscó irse, el movimiento de su cuerpo atrajo la mirada negra.
—Hinata— su voz ronca la detuvo.
Karin frunció el ceño y achicó los ojos viendo a la chica que viajaba con ella en el elevador, ahora paralizada en medio del pasillo, mientras pretendía marcharse «¿quién demonios es esa?» pensó molesta mientras por su descuido, Sasuke lograba sacársela de encima.
—¿Qué demonios haces ahí?— la voz del Uchiha volvió a sonar y la Hyuuga pareció encogerse en su lugar. Karin sonrió con autosuficiencia, seguro esa tonta chica era una más que pretendía molestar al hermoso de Sasuke, y éste la había descubierto en su cobardía de no atreverse a llegar. Si la regañaba, se lo merecía… ¿quién demonios se creía esa tonta chica con su pinta de niña bien, buscando a su Sasuke?
La peliazul volteó —Ah, lo… lo siento, no quise…
Karin se ajustó las gafas y pretendía sermonearla por entrometida, pero Sasuke volvió a hablar.
—No te quedes ahí parada, entra, te estaba esperando— dijo sorprendiendo a ambas jóvenes.
—Ah…
—¡¿Qué?!
—No debiste venir sin llamar— la mirada negra volvió a caer sobre la pelirroja que abrió los ojos sorprendida mientras veía a uno y a otro.
Sasuke regresó su mirada a Hinata que todavía no sabía si moverse, y tras resoplar fastidiado, avanzó los pasos que los separaban para tomarla del brazo y hacerla entrar.
—¿Cómo demonios pretendes que avise que vengo si no contestas mis malditas llamadas?— se quejó la de lentes alzando la voz y Sasuke volvió a taparle la entrada a su departamento al pararse en medio de la puerta —¿Y, quién ese esa tipa, eh?— preguntó estirándose para ver a la chica de ojos perlas que se veía abochornada y no era capaz de sostenerle la mirada mucho tiempo.
—Que te importa— cortó el moreno mientras amenazaba con cerrarle la puerta en la cara.
—Hey, Sasuke, vine aquí para que hiciéramos algo, hace mucho que no salimos juntos. Córrela y dame el lugar que merezco, ¡soy tu novia, joder!— reprochó la chica que se adjudicó ese título y ante eso y el berrinche venidero, él optó por esta vez sí cerrarle la puerta casi en el rostro —¡Sasuke!— gritó la chica ofendida haciendo respingar a la Hyuuga que luego llevó sus asustados ojos al pelinegro.
El Uchiha se recargó en la puerta y cerró los ojos haciendo gala de la poca paciencia que tenía, mientras afuera la pelirroja de gafas pasaba de la indignación, coraje, tolerancia y largos minutos después, como de costumbre, terminaría por tranquilizarse y minimizar las cosas para prometer que volvería después.
Karin daba sus últimas palabras donde disculpaba al Uchiha, justificándolo y asumiendo parte de su culpa en esa situación, para terminar con alguna frase de amar barata y poco sentida, mientras Hinata optaba por sentarse en la alfombra de la sala, sacando su portátil para pretender mostrar su trabajo, siendo consciente que por eso estaba ahí.
El moreno ignoró a la joven de afuera en sus últimas palabras y avanzó hasta la Hyuuga que ya no se había dignado a mirarlo.
—Llegas tarde— soltó él al estar de pie a su lado.
Hinata encendió su portátil y no alzó su vista a él.
—S-sí, tuve cosas que hacer— explicó asimilando lo que había visto.
El chico de ojos negros se percató de su más extraño comportamiento y achicó los ojos sin dejar de verla, Hinata presionaba nerviosa o ansiosa una de las teclas de su portátil y él decidió jugar con ello, al dejarse caer sentado en el sofá a su lado.
La chica suspiró pesadamente y se levantó de pronto.
—Tiene novia— mencionó con algo que bien pudo sonar con un tinte de indignación —¿cómo es que…?— intentó preguntar, ¿cómo es que se empeñaba tanto en no dejarla en paz cuando tenía novia?
—¿Que, qué?— preguntó el otro que no se molestó en ponerse de pie.
La respiración de ella se agitó y él vio su reacción con cierta fascinación en sus negros ojos.
—¿Estás celosa?— preguntó él al ponerse de pie y achicando sus ojos.
El rostro femenino mostró su asombro por esa pregunta.
—¿Có-cómo voy a estarlo?— se apresuró a responder casi ofendida.
Él sonrió ante lo previsible de ello y Hinata no pudo soportar ver esa sonrisa irónica y se volteó dándole la espalda para terminar de poner en orden sus pensamientos.
—No se da cuenta— dijo ella al cerrar sus ojos y buscar respirar con mayor tranquilidad —, no sé da cuenta a cuántas personas estamos traicionando.
—No traicionamos a nadie— aclaró él al avanzar los pasos que los separaban para pararse justo tras ella.
Hinata abrió los ojos sorprendida al sentirlo pegarse a su cuerpo mientras le tomaba una de sus manos.
—Karin no es mi novia— aclaró con voz gruesa sacándola de su error —. Naruto tampoco el tuyo así que deja de preocuparte por ese idiota— agregó sabiendo que también hablaba por el rubio —, y de Sakura no pienso hablar, eso ha quedado más que claro.
Los ojos perlados se achicaron al voltear a verlo y él no vio rastro de duda en sus ojos, por lo que Hinata negó sin poder creer lo poco que a él todo eso le importaba.
—Yo no siento que las cosas… ¡ah!— ella pretendía hablar pero se sorprendió cuando él se arrodillo frente a ella y le alzó el vestido —¿Qué… qué hace?— preguntó retrocediendo y terminando sentada en uno de los largos muebles de piel.
Los sagaces ojos negros se fijaron por un segundo en los perlados y sorprendidos de Hinata, antes de bajar su vista otra vez a sus piernas. La Hyuuga apretó las mismas al notarlo.
—¿Qué?— volvió a preguntar cuando Sasuke bajó una de sus medias hasta la rodilla.
El Uchiha frunció el ceño al notar la marca roja en el muslo blanco de la chica, Hinata enrojeció ante su mirada.
«Como lo supuse. El imbécil de Naruto si la quemó» pensó molesto y alzó sus ojos al rostro de la joven.
Los ojos de ella temblaron al verlo molesto —¿Qué?— se atrevió a preguntar en voz suave.
—¿Por qué demonios no dices nada?— preguntó fríamente.
—¿Eh?
¿Cómo era posible que aguantara en silencio el dolor? ¿Por qué no fue como Sakura y se quejó?
Ante la negra mirada que esperaba su respuesta, ella tragó ligeramente y bajó la suya a su pierna y esa marca ligeramente roja.
—No tenía caso… Na-Naruto ya se sentía mal— explicó haciéndolo tensar la mandíbula —, y… y yo…
—Eres una estúpida— soltó el otro fríamente molesto y se alzó a para verla a los ojos. Hinata se sintió intimidada y se recargó completamente en el sofá mientras no dejaba de verlo —. Tienes esa absurda necedad de complacer a todos. Eres tan patética en tu asquerosa bondad, me enfermas— soltó y ella luchó por no llorar, apretó sus manos en puños y su respiración se agitó con cierta notoriedad.
Y mientras ellos no dejaban de verse a los ojos, él buscando una razón real que lo hiciera entenderla y ella sintiéndose mal por sus palabras y por no saberse comprendida, el pequeño gato negro del Uchiha llegó de un salto a la pequeña mesa de centro y se acostó a dormir sobre el teclado del portátil, completamente ajeno a la discusión de esos dos.
—Ah… ah, yo…— Hinata se removió y buscó irse.
—¿Por qué demonios no te das cuenta?— él se lo impidió al colocar sus manos en el respaldo del mueble, a los costados de sus hombros — Si sigues así, eres la única que va a sufrir. No lo vale— le aclaró al acercarse más a su rostro y hablarle sobre los labios.
Ambos alientos chocaron y él no entendió por qué a ella no le importaba sufrir o soportar el dolor, con tal de tener a las personas felices. Esa mujer que ahora lo veía con los ojos cristalinos en llanto, o era un maldito ángel o era una estúpida.
—Quiero…
—No— Hinata pretendió decir que quería irse pero él la interrumpió y la tomó con brusquedad del cuello para luego estrellar sus labios con los suyos y besarla. La chica gimió ante el repentino contacto y apretó sus ojos, haciendo visibles unas pequeñas gotas de sus lágrimas.
Sasuke la tomó de la cintura apretándola más a él y en un segundo se vio por fin sobre ella, al recostarla sobre el sofá; Hinata abrió sus ojos con sorpresa y él dejó de besar sus labios para deslizar el cuello de su blusa y besar el de la joven, obligándola a volver a cerrar sus perlados ojos.
—Po-por favor, espera— suplicó la agitada Hyuuga al detenerle la mano con la cual desabrochaba los botones de su vestido.
—No— respondió el Uchiha con su respiración profunda y siguió besando su cuello—. No me importa si quieres que me detenga, si quieres irte o cualquier otra cosa— advirtió con voz ronca mientras terminaba de desabrochar los cinco pequeños botones del vestido y colaba su mano al vientre plano de la paralizada joven —; en este momento sólo quiero hacer algo— añadió y su miembro bajo el pantalón dio un duro tirón —, pero…— agregó al verla a los ojos y hablar sobre sus labios. La respiración de Hinata le golpeó el rostro —, dime una cosa… quedarte aquí, estar conmigo, ¿también es parte de ese auto sacrificio que te impones?— preguntó lo que casi le resultó obvio y ella tragó discretamente.
Sasuke sonrió molesto y aun así tomó sus labios de una forma violenta al de inmediato ingresar su lengua en la pequeña boca de la joven.
Hinata se estremeció y se revolvió bajo él provocándole placer. La lengua masculina acarició la de ella mientras sus salivas se mezclaban, a Sasuke le fue imposible no frotarse contra ella, sintiendo las mejores curvas de su cuerpo pegarse a él.
—Entonces…— habló agitado cuando el oxígeno se les acabó haciéndolo dejar los labios de la ojiluna— , supongo que sólo esta vez deberé agradecerlo— añadió y regresó sus labios a ella, para besarlos una vez más. Hinata gimió y él, aunque molesto por ese despliegue de bondad que rayaba en lo estúpido, decidió hacer caso a sus más puros instintos.
—No es lo que… realmente crees— habló ella sabiendo que mentía y que sí, efectivamente, estaba con él por algo más que verdaderamente desearlo y aquello la hizo sentir mal.
Sasuke le mordió el cuello mientras levantaba su blusa y sostén, dejando al desnudo sus senos.
—Así que también sabes mentir— dedujo lo que le quedó claro y Hinata se tensó por ello, extrañamente era menos el pudor por estar así con él.
—Ah…no— quiso explicar.
—No me importa— dejó él claro al meterse entre sus piernas luego de separárselas. Hinata lo vio a los ojos y él se dio cuenta que era cierto y ella mentía… no le importaba la razón, él de cualquier forma estaba ganando.
Sasuke volvió por sus labios y ella apretó los ojos y gimió en su boca cuando el cuerpo duro de él se apretó a ella, sintiendo la necesidad masculina pegada a su femineidad.
«Soy un imbécil» pensó el joven y soportó esa molestia al bajar sus labios para besar los dos tibios y redondos senos de la Hyuuga que se removió bajo él. El sabor de su piel y la delicadeza de la misma en sus pezones lo hicieron buscar abarcar gran parte de ellos, arrancándole un gemido a Hinata, otro de los que ya anteriormente le había arrancado, extasiándolo pero sin lograr satisfacerlo del todo.
Fue precisamente esta necesidad lo que lo hizo resbalar una de sus manos y llevarla a uno de los muslos de la chica. Hinata se mordió los labios al darse cuenta que el calor entre ambos cuerpos empezaba a aumentar y su ritmo cardiaco subía de forma asombrosa.
El Uchiha la sintió agitarse, compartiendo, por primera vez de forma más natural su pasión, aquello amenazó con desbordarlo; entonces deslizó su mano y sin dejar de comer de sus senos, acarició su muslo cuidando de no tocar esa parte lastimada de su piel. Ella se percató de ese intento de cuidarla aun en la indecencia de aquello tan deshonesto que ambos hacían; y antes de poder sorprenderse más, él abandonó sus senos para volver a besarle los labios y regresarle tanto su cuerpo como sus pensamientos a él.
Mientras la besaba él desabrochó de manera presurosa los botones de su camisa, ansiando el placer de sentir la tibieza y suavidad de los senos de Hinata apretándose contra su pecho desnudo; justo al lograrlo el móvil de la chica sonó en el interior de la mochila tirada a un costado del mueble.
Hinata intentó levantarse al ponerse más nerviosa todavía y él se lo impidió al dejar caer más su peso sobre ella, y en un movimiento rápido arrojó la mochila lejos de ellos.
—¿Qué haces?... pu-puede ser importante.
—No me importa— aclaró y le tomó las manos para alzárselas sobre la cabeza y dejarla vulnerable ante él. Hinata se ruborizó todavía más y él bajó su mirada a sus dos senos desnudos y húmedos por su saliva, al vientre plano bajo su ropa, y a sus delgadas y blancas bragas que eran visibles, pues él se había encargado de enredar el vestido de la chica en sus caderas.
Era perfecta. Lo que le hizo endurecer más su ya hinchado miembro, fue darse cuenta que Hinata no estaba aterrada, su excitación y la parte perversa de su ser le hablaron de que comenzaba a corromperla.
—Mph— sonrió apenas de medio lado al ansiar fundirse en ella —, corromper a un ángel— dijo todavía viéndola y en tono tan bajo que ella no logró escucharlo. Era tan ridículo como excitante, lo reconoció al bajar a apretarse contra ella, y luego de volver a besar su cuello, haciéndola temblar, bajó su cierre y liberó por fin su dolorosa erección.
—Ahhm— Hinata gimió angustiada por lo que pasaba.
—Por favor— gruñó roncamente él al deslizar suavemente sus bragas y acariciarle su íntima piel con su pene —, no hagas parecer esto más pecaminoso de lo que ya es— suplicó, pues saberse él el responsable de generar esa angustia en la joven que se negaba a externar placer, lo calentaba demasiado; y Hinata era tan tonta como para no notar que su angelical pudor no hacía más que excitar al demonio que él traía por dentro.
—Yo… ah— ella apretó sus dedos a la única mano de él que le sujetaba las de ella, y tembló interrumpiendo sus palabras cuando él comenzó a penetrarla. Apretó sus ojos y ambos gimieron al experimentar la quemante y apretada sensación de sus cuerpos volviéndose uno.
Él gruñó —Ah… joder— su cuerpo estaba ardiendo y poco a poco comenzaba a sudar. Su miembro terminó de resbalar dentro de ella y aun así se presionó más tocando lo más recóndito de su cuerpo. Ella jadeó sobre sus labios al sentir un poco de dolor ante ese acto posesivo del chico y él no pudo más que echar sus caderas para atrás, saliendo, sólo para volver a entrar con calma, contrastando enormemente con el deseo que le quemaba las entrañas.
—Ah… Sa-Sasuke— gimió y él soltó sus manos para tomar su rostro y besarle los labios mientras incrementaba el ritmo de sus embestidas. Porque lo hizo otra vez… Hinata volvió a gemir su nombre y aquello desbordó su pasión.
El móvil de Hinata había dejado de sonar y en ese instante volvía a hacerlo, pero ella ya no fue consciente de eso, no cuando el Uchiha apretaba uno de sus senos y seguía moviéndose y moviéndola con él, al no dejar de penetrarla. En ese momento lo único que llenaba sus oídos eran los sonidos dispares e irregulares de sus respiraciones, también como los de la unión acuosa que emitían sus cuerpos, al él estar entrando y saliendo de ella.
—… Hinata.
Sasuke coló uno de sus brazos bajo la estrecha cintura y a pesar de maldecir no haberla desnudado por completo, estaba disfrutando de su cuerpo como pocas veces antes lo hubiese podido hacer. Se enterró en ella con fuerza y Hinata gimió dolorida, llevando sus manos a la dura espalda masculina y alzando ligeramente su rostro, resintiendo su brusquedad. Él siguió penetrándola de esa forma, recordando también el deseo que los celos le habían avivado, tanto esa mañana con Naruto, como el día anterior con el imbécil de Gaara, su aliento caliente chocó con el cuello de la chica.
Él la sintió tensarse y soportar sus embistes con gemidos ahogados y se maldijo. Separó suavemente su cuerpo de ella, regañándose internamente. El sudor ya perlaba las pieles de ambos y Hinata se atrevió a abrir sus ojos encontrándose con los de él, al haber cambiado la fuerza de sus embistes por, poco a poco, unos más largos y lentos. Verse reflejada en la profundidad de sus ojos negros, mientras lo sentía entrar y salir de ella, era perturbador, calentaba su cuerpo de una forma que no entendía, y tampoco debería.
Sasuke bajó a ella, apoyando sus antebrazos a los costados de su rostro, y siguió penetrándola de una manera larga y profunda, como acariciándola por dentro, mientras, llevando sus labios a su oído, se daba el valor de hablar.
—Soy un imbécil, ¿cierto?— su voz ronca descolocó a la chica que sólo pudo apretar sus dedos en la fuerte espalda de él, sin comprenderlo — Ese perdón fue sincero— su propia voz le supo amarga y jadeó sin saber qué sintió —, pero como te dije… no puedo con esto— agregó y esta vez buscó sus ojos.
Ella negó sin saber qué decir y de no ser porque Sasuke bajó despacio a besar sus labios, ella, confundida como estaba, seguramente hubiese llevado su mano a su rostro, para bajar el mismo, y ser ella la que por primera vez iniciara un beso. Sus ojos se aguaron al descubrirlo.
El Uchiha volvió necesitado el beso y así, apretado contra el voluptuoso cuerpo femenino, volvió a hacer profundas y fuertes sus embestidas. No podía con ella… Hinata lo enloquecía. La peliazul sintió su cuerpo ser invadido una y otra vez y descubrió para su sorpresa, que su cuerpo se había acostumbrado a él, se había moldeado por dentro para recibirlo y ese chico tan frío, hiriente y a veces grosero, la estaba haciendo temblar.
Aunque si se era sincera, le temía más lo que sus palabras le hacían sentir en momentos así, que a su mismo cuerpo humedeciéndose por culpa de él.
Sasuke se levantó suavemente, apoyándose sólo con una mano en el sofá y con la otra sosteniendo la cadera de quien era ya como su joven amante, aunque ese título quedase grotesco en alguien como Hinata; él perdió el calor de sus senos pero ganó el verlos moverse producto de sus embestidas, bajó su vista todavía más y notó la humedad de ella incluso en los pantalones que no había podido siquiera quitarse, pero su mayor atención fue a la longitud de su miembro perdiéndose dentro de ella. Casi sintió correrse por esa visión. Gruñó al contenerse y siguió penetrándola.
Incluso con esa distancia, los alientos calientes e ininterrumpidos de ambos, chocaban por lo jadeantes que se encontraban.
—Joder— gruñó el sudado y pelinegro chico al sentirse no poder más.
Hinata se llevó una de sus manos a la boca, mordiendo uno de sus dedos para silenciarse; sus senos se movían en algo que él consideró más que una danza erótica y su vientre parecía más largo y más plano ante la espalda arqueada de la chica.
Sasuke no pudo más y volvió a subirse sobre ella, aplastando sus senos contra su pecho. Enredó sus dedos entre el lacio y sedoso cabello de la joven y apretándose en un abrazo que ella apenas pudo corresponder, dejó escapar su alma al vaciarse dentro de ella. Sasuke gruñó de placer.
El cuerpo de Hinata tembló apretado en su abrazo y su aliento caliente chocando contra su cuello le provocó más placer. Su miembro se movió un par de veces dentro de ella al dejar libre su esencia y aquellos suaves movimientos hicieron vibrar de una suave forma a la chica que se daba cuenta que otra vez, él se estaba derramado en su interior.
No podía ser cierto… ¿qué tan mal estaban? Su mente la torturó una vez que pasó el calor del momento.
Con sus corazones golpeando con furia lucharon por regular sus respiraciones. Sasuke, todavía dentro de ella, le despegó el flequillo pegado a su frente por el sudor y la vio a los ojos, haciendo sentir más avergonzada a la chica que soltó su espalda; el Uchiha se percató de ello y de la incomodidad que seguía surgiendo entre ellos luego de hacer ese tipo de cosas. Hinata era demasiado pudorosa como para aceptar que mientras lo hacía, su cuerpo sentía placer, y eso era algo que tendría que acabar si pretendía disfrutar de ella un poco más.
Cuando el Uchiha salió de ella despacio, ambos compartieron un último gemido, luego de eso la incomodidad se hizo mayor en la chica. Hinata vio como él devolvía cierta parte de su anatomía bajo su ropa y enrojeció todavía más, se puso de pie y terminó por acomodar de forma rápida su vestido; pretendiendo distraerse, fue por su mochila y ante la mirada del pelinegro, revolvió la misma buscando su móvil.
El chico resopló frustrado y antes de poder decir cualquier cosa, el timbre de su casa sonó sobresaltando a Hinata.
—Joder.
—¿Qui-quién puede ser?— preguntó ella volteando a verlo.
—No tengo idea— soltó el molesto chico al terminar de abrochar los botones de su camisa. Le jodía que lo molestaran, por más antipático que se portara con el maldito mundo, siempre había alguien que lo llamaba o tocaba a su departamento. Resopló cansadamente al dar media vuelta e ir a asomarse a la puerta, al menos agradecía, que esta vez, sí lo hubiesen dejado terminar.
—¿Va-vas a abrir?— preguntó ella preocupada creyendo que podría ser Naruto o la chica esa de hace un momento, le preocupó más porque su aspecto todavía delataba lo que habían estado haciendo.
—¿Qué se supone que haga, si no?
Ella se encogió de hombros y el Uchiha se asomó por la mirilla de la puerta.
—Joder— soltó cuando la persona del otro lado volvió a hacer sonar el timbre.
Hinata lo vio sin entender dirigirse al balcón a abrir la puerta corrediza, dejando entrar el aire frío.
—Es mi madre— informó secamente sin saber qué hacía ahí. Hinata enrojeció al entender que había abierto para que el aroma a sexo se dispersara un poco y él la notó apenada —. Puedes usar el baño si gustas, está al fondo a la derecha— añadió y la vio asentir rápidamente para luego casi desaparecer de la sala.
El pelinegro esperó unos segundos mientras él mismo se daba tiempo de pensar.
—¡Sasu! ¿estás?— la mujer alzó la voz y el Uchiha decidió entonces abrir, al escucharla decirse que debió haber llamado.
Con la puerta abierta el rostro sorprendido de la mujer apareció ante sus ojos.
Ella le sonrió gustosa y se contuvo de lanzarse a sus brazos —Comenzaba a temer que no estuvieras— soltó con naturalidad.
El pelinegro suspiró derrotado mientras se apretaba el puente de la nariz.
—Estaba… ocupado.
—Hum, y… ¿puedo pasar?— preguntó para luego sonreírle contenta.
El Uchiha dudó un momento —Por supuesto— terminó por decir para luego darle el paso.
La madura pelinegra ingresó con una sonrisa dibujada en los labios y su joven hijo cerró la puerta tras él.
—¿No tienes frío?— cuestionó la mujer que pensaba retirarse su abrigo pero vio el balcón abierto.
—No realmente— dijo el joven y se rascó la nuca, en un acto tan tonto como los de Naruto, pensar eso lo hizo bajar la mano de inmediato. Justo en eso su madre se le quedó viendo detenidamente.
—Sudas, ¿estás enfermo?— preguntó preocupada.
—No, mamá— respondió el chico que evitó ser tocado.
—Pero, te…— Mikoto detuvo sus palabras al escuchar unos suaves pasos acercarse —¿Ah?— volteó a ver y se encontró con el rostro sonriente de Hinata y un ligero bochorno escondiéndose en esos ojos que caracterizaban a su familia —Ah, ya vi que no estás enfermo— le dijo a su hijo para regresar su mirada a la joven Hyuuga.
Hinata se rascó el cuello avergonzada al entender tan bien como el varón, lo que Mikoto insinuó.
—¿Quieres tomar algo?— Sasuke cambió el tema con su característica voz desinteresada y fastidiada.
—Si tienes un poco de té me harías feliz.
—Ah, yo lo puedo preparar— intervino Hinata que no sabía cómo salir de escena.
—No, yo lo hago— Sasuke la pasó de largo dejándola expuesta ante la mirada pícara de su madre.
Se formó un pequeño silencio incómodo, en el que Hinata se aseguró que alguna deidad en los cielos la odiaba por terminar siempre en situaciones tan bochornosas.
Mikoto notó la incomodidad en la joven y con un movimiento de mano la invitó a dirigirse a la sala. La peliazul asintió mientras el Uchiha ponía agua a hervir, y los ojos perlados vieron con culpabilidad ese sofá de piel ligeramente arrugada, donde apenas minutos atrás ella y Sasuke habían estado…
—Debería preguntar si han estado bien— la mujer de amables ojos negros vio tanto a su hijo como a la joven frente a ella—, pero temo parecer ingenua— añadió sobreentendiendo que el rostro iluminado tanto de su hijo, como de la peliazul, y la pequeña tardanza en atender la puerta, dejaba más que claro que algo había interrumpido —… siento si algo…
—Ah, no es lo que parece— se apresuró a aclarar Hinata sin importarle interrumpir sus palabras, ni siquiera sabía cómo tenía cara de mentir tan descaradamente, pero era mejor que aceptar lo que acababa de pasar y ella ya debía intuir —. No-nosotros sólo estábamos estudiando— aseguró.
—Ah…, por supuesto— Mikoto le sonrió casi enterneciéndose por la vergüenza de la joven. De pronto la mirada de ambas mujeres cayeron sobre la mochila de la chica tirada en un rincón de la sala, y lo peor de todo, en el gato sobre el teclado del computador y la pantalla del mismo esperando –desde hacía eternos minutos- la contraseña de acceso. Mikoto extendió su sonrisa y Hinata quiso morirse, pues no había una maldita seña que delatara que al menos intentaron estudiar.
—Por Dios— ella ocultó su rostro entre sus manos y Mikoto tomó asiento, haciéndola sentarse a su lado.
—No deberías avergonzarte tanto— intentó calmarla —, aunque no lo creas y por muy grotesco que parezca— dijo y volteó a ver a su hijo en la cocina —, mi esposo y yo alguna vez también fuimos jóvenes— añadió en voz baja y le guiñó un ojo.
Hinata enrojeció a más no poder y Mikoto reconoció con cierta gracia y un tinte de nostalgia, que era gracias a la terrible situación por la que su salud pasaba, que no se escandalizaba en absoluto; ella siempre vio a su hijo sólo, por eso saberlo con esa bonita chica y saberlos tan bien como estaban, la hacía feliz.
—Té negro, espero que siga siendo tu favorito— interrumpió el Uchiha al dejar una charola con tazas servidas sobre la mesita de centro.
Mikoto sonrió —Por supuesto, es un gusto que tendré hasta que muera— dijo y Sasuke pasó por alto el comentario mientras a Hinata le dejó un mal sabor de boca.
La plática llevada mayormente por la mujer recién llegada, fue fluida y agradable para Hinata a pesar que la intervención de Sasuke fluía a cuentagotas. Ver a esa mujer sonreírle a su hijo y verlo a él aparentemente bajar la guardia, era algo que pocas veces tendría el gusto de ver.
Los ojos perlados de Hinata cayeron a su propia taza de té mientras escuchaba la conversación entre Mikoto y Sasuke, ella prestó atención a la mujer, su piel lucía hermosa, pero ella sabía que era por el maquillaje que portaba, lo que más le llamó la atención, fue el largo y bonito cabello negro que lucía, sintiendo pena por ella, retiró su mirada y dio un sorbo a su té siendo víctima de una opresión en el pecho… dejó pasar el hecho de que tal vez usara una cabellera falsa, dándole prioridad a que posiblemente fuese de las pocas veces que una reunión así se llevaría a cabo.
Pasar el sorbo de té se le hizo increíblemente difícil al casi tener la garganta cerrada, por lo mal que se sintió por la mujer que sonreía como si nada ocurriese, y por el brillo de sus ojos negros y la felicidad que experimentaba al estar frente a su hijo.
—Justo a eso venía— habló Mikoto atrayendo la atención de la Hyuuga que no supo de lo que habían estado hablando —. Me gustaría invitarlos a una pequeña comida— dijo y les sonrió —. Conoceremos a la novia de Itachi y me pareció perfecto que…
—No lo creo— interrumpió Sasuke silenciando a su madre y sorprendiendo a la ojiluna —. Hinata estará ocupada.
—Oh, pero si ni siquiera he dicho cuándo— añadió la mujer con simpleza.
—Aun así.
—Por mí estaría bien— intervino Hinata haciéndose con la atención de ambos. Sasuke achicó los ojos al quedársele viendo y ella se encogió de hombros —, suena bien… ¿no?— le preguntó a él.
—Por supuesto que sí.
—Por supuesto que no— hablaron ambos Uchiha al mismo tiempo y Hinata vio tanto a uno como a otro.
Mikoto ignoró a su hijo —Es el siguiente fin de semana— informó sin perder el buen ánimo —. Será algo sencillo en algún restaurante de las afueras de la ciudad.
—Ella estará ocupada— volvió a decir el Uchiha y aunque él en ese momento mentía, sí era verdad que ella estaría ocupada, reconoció Hinata.
—Seguro logro estar disponible— aseguró ella ganándose la molestia del joven que no pretendía jugar a una familia feliz. Hinata le sonrió a Sasuke y éste estuvo a punto de negarse con mayor firmeza, pero ella se puso de pie y lo tomó de la mano —… nos… ¿nos disculparía un momento?— pidió viendo a la no tan madura mujer.
—Ah, adelante— dijo sin darle mucha importancia sabiendo que ella pretendería convencer a su apático hijo.
Hinata apretó la mano de Sasuke y sin saber de dónde sacaba valor, lo llevó con ella varios metros lejos de la sala, él se detuvo por fin antes de llegar a la puerta del sanitario.
—¿Qué demonios haces?— preguntó molesto y ella volteó nerviosa a ver si la pelinegra en la sala no los escuchaba— ¿A qué pretendes jugar? Sabes que no tienes que hacer esto— preguntó y dejó claro molesto.
—Ah, lo… lo sé. No juego a nada— explicó ella —. Pero es su madre— dijo midiendo el volumen de su voz —, si vino hasta aquí es porque de verdad quiere que…
—Ella, Itachi y mi padre, realmente quieren muchas cosas que yo no estoy dispuesto a aceptar— interrumpió al apoyar su mano en la pared tras la chica que no pudo más que recargarse en ésta, pues Sasuke acercó su rostro al suyo, casi hablándole en la cara —. Eso no es tu asunto, así que no te metas, ni me metas en esto— aclaró y buscó apartarse, pero Hinata lo tomó de la camisa, impidiéndole apartarse, él volteó a verla con el ceño fruncido.
—Su madre no tiene la culpa que usted sea un amargado— dijo y para su sorpresa no titubeó ni le evadió la mirada.
—No es de tu incumbencia— repitió y la peliazul apretó el agarre en su camisa.
—Usted me metió en esto, diciendo aquella mentira— dejó claro ella al verlo a los ojos —. Su madre me agrada y yo, a diferencia de usted, no soy una persona mal educada— dijo y conforme terminaba de hablar, su voz se fue apagando.
Él sonrió con soberbia —Así que irás, vaya yo, o no— dedujo lo que ella pretendió decir.
Hinata tragó pesadamente sabiendo que eso no significaría lo mismo para la mujer —Sí— dijo aun así y lo soltó.
El Uchiha la vio para abajo por la diferencia de estaturas y no entendió ese nuevo actuar, aunque no necesitó pensarlo mucho para entender que otra vez ahí estaba, haciéndose presente, esa absurda necedad que ella tenía de tener contentos a todos.
—Le diré que sí… si usted no va, es asunto suyo— dijo ella y avanzó un par de pasos, dejándolo atrás.
—¿Sabes que si vas… estás haciendo esto casi oficial?— él la detuvo al tomarla de la mano.
Hinata se paralizó.
—Es diferente mentirles por separado— agregó él al jalarla y hacerla pegar su espalda a su pecho, para hablarle en el oído —, que hacerlo frente a todos y saliendo juntos, ¿lo entiendes?— la voz ronca y ese descubrimiento la hicieron temblar — Así que te vuelvo a preguntar, ¿qué estás haciendo, Hinata?
Lo calmada y fría de su voz le paralizó hasta el aliento a la joven.
Sasuke la pegó a la pared para luego pegarse a su cuerpo, las botas que ella usaba hacían menos marcada la diferencia de estaturas.
—Si lo haces, significa que… ¿aceptas quedarte conmigo?— preguntó alzando con sus dedos suavemente su rostro. Los ojos perlados temblaron cuando aquél nerviosismo que la invadió en esa bodega de enfermería, cuando él preguntó eso por primera vez, volvió a surgir en ella.
—… Ah— los labios de ella temblaron sin saber qué decir y Sasuke, envuelto en la inocencia que ella emanaba, besó sus labios de una manera lenta y profunda, derribando las defensas de la Hyuuga.
—¿Lo harías, Hinata?— su voz ronca volvió a sonar en medio de sus besos.
Continuará…
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¡Hola! (:
No sé por qué siento que pasó mucho tiempo desde la última vez D: y eso que no ha terminado el mes.
En fin, sólo agradecer el increíble apoyo que le siguen dando al fic… esto se pondrá mejor, se los prometo, justo hoy estuve revisando mi sencillito cuaderno donde he ido escribiendo tanto diálogos, escenas y frases que me van marcando y que le dan vida al fic, y me volví a emocionar xDD
Pueden preguntar lo que quieran, yo no tengo problema en dar algún spoiler, siempre y cuando tengan cuenta en ff, porque si no, no sé dónde les pueda responder, eso teniendo en cuenta que no a todas les gustan los spoilers xDD
Bien, dejando eso, agradezco comentarios:
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Notitas de los rw:
Alguien sin nombre me pidió permiso para recomendar el fic. Claro que puedes hacerlo, dejando entendido la categoría y el tema peliagudo –como lo llamaron xD- que toca.
Yesenia, no sé cuántos capítulos le quedan exactamente, pero creo que ya rebasamos la mitad del fic.
A la niña que estaba enfermita, ojalá hayas mejorado xD
Y sobre si Sasuke ya no va a pagar lo que hizo, por supuesto que sí, pero yo soy de las que cree que 'las venganzas se comen frías', así que entre más sumergido esté, mejor, por supuesto que lo hará.
Gracias por leer y ojalá les haya gustado el capítulo.
Ojalá estén bien, esperemos que en vacaciones pueda actualizar ahora sí en los días que había quedado.
Besos, Aidé.
