LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD DE MASASHI KISHIMOTO. LA HISTORIA EN CAMBIO, ES MÍA.

-21-

SENSACIÓN DE PELIGRO

Eran las dos más treinta minutos en el reloj sobre el buró. El silencio que solía reinar en la habitación de Hinata a esas horas de la madrugada, en ese momento seguía siendo quebrado por los suaves gemidos de la Hyuuga y por los roncos jadeos del pelinegro que se movía sobre ella.

Las delgadas manos femeninas desde hacía minutos se posaban en la fuerte y sudada espalda masculina, sintiendo el constante movimiento de sus músculos mientras más la penetraba.

—Sasuke…— ella lo nombró una vez que sus bocas se separaron, durante todo ese acto él la había besado, tanto, que sus labios picaban; Hinata ya no sabía qué quería decirle y si en algún momento pensó en algo, al instante que sus ojos se encontraron, ella lo olvidó. Su cuerpo tembló.

Lo vio a los ojos y a pesar de ser bañados por el tenue brillo de la luz en el exterior, éstos lucían aún más negros al ser enmarcados por el rebelde cabello del chico. Sasuke siguió moviéndose profundamente sobre ella y esa sensación de llenado y vacío que él le provocaba al entrar y salir de su cuerpo, le impidió el verlo a los ojos por más tiempo.

La lacia peliazul terminó por ladear su rostro, pudorosa, y sin poder controlar su acelerado corazón ni la profundidad de su respiración. El calor y el sudor que sus cuerpos desprendían, envueltos en ese acto desde hacía eternos minutos, era casi insoportable.

Sasuke besó su cuello y humedeció el mismo al no tener suficiente de ella. Se encajó una vez más en su cuerpo y deslizó una de sus manos por una de sus piernas, desnuda y flexionada al costado de las de él. Acarició su piel ansiando prolongar eternamente cada caricia, la escuchó gemir y moverse suavemente bajo él; necesitaba más y cada profunda y lenta embestida era la muestra clara de la contenida pasión que estaba mostrándole. La piel suave de Hinata estaba ardiendo como él y todavía no sabía cómo lo había conseguido. Siguió penetrándola y acariciándola, lentamente, tan suave, que la obligaba a mostrar un sonrojo en sus mejillas y a jadear al sentirlo.

—Casi puedo considerarte mía— mencionó roncamente, dándole vida a sus pensamientos y la penetró de una forma profunda, moviendo ambos cuerpos; su voz gruesa hizo estremecer a la Hyuuga. Los fuertes brazos de él se posaron por encima de la cabeza de la joven en un acto tan posesivo como protector y Hinata gimió vulnerable a él.

«¿Qué?» Esas palabras resonaron en la mente de la chica y ella llevó su mirada con un tinte de asombro a él.

Por un segundo su mirada perlada y asustada se unió a la negra y segura de él. La peliazul sintió temblar todo su interior porque fácilmente podría darle crédito, al darse cuenta que esa, era sólo una de las veces que ella le había permitido adueñarse de su cuerpo.

—… Y me estás volviendo un imbécil— agregó roncamente al volver a bajar su rostro al de ella, y luego de tomarla de la barbilla, besarle nuevamente los labios en un beso totalmente entrecortado, producto de los movimientos celosos y posesivos de él sobre ella al no darle tregua y seguir penetrándola.

Esa primera afirmación torturaba a Sasuke y lo obligó a apretar uno de los perfectos senos de Hinata en su mano haciéndola gemir, al ser consciente que sí, era casi su dueño; había tenido el cuerpo de Hinata varias veces, y era ese 'casi' lo que lo molestaba… la quería de él, completa y únicamente suya. Era justo esto lo que lo hacía sentir imbécil al desearla tanto, sin saber cuánto podría obtener de ella.

Hinata se vio presa de la pasión que Sasuke mostraba y otra vez fue consciente cómo su cuerpo respondía, una corriente eléctrica volvió a recorrerla completa, haciéndola moverse y acomodarse en la cama; este movimiento sólo provocó al Uchiha, que apretó una de sus manos en la cadera de la ojiperla y la otra la llevó a enredarla en su largo cabello. Él le mordió suavemente un hombro y ella gimió y echó su cabeza hacia atrás e ignoró el hecho que estaba casi completamente entregada, al no poder creer cómo esa electricidad no la abandonaba y ahora era acompañada por una sensación de adormecimiento que lejos de impedirle sentir, volvía cada sensación más nítida. Las manos de ella, pegadas a la espalda de Sasuke, recorrieron y acariciaron la misma.

Hinata jadeó —Por favor… pa-para un momento— suplicó jadeante y apenas logrando mantener sus ojos abiertos al sentirlo penetrarla con un poco más de fuerza. Le resultaba vergonzoso escuchar el sonido acuoso de su unión cuando él se golpeaba contra ella al penetrarla, pues Sasuke, desde hacía casi una hora que había logrado humedecerla por completo, y eso, junto a las últimas palabras del chico, la perturbaban.

Él jadeó en su oído — No pienso hacerlo en toda la noche— habló roncamente, su aliento tibio y embriagante logró aturdirla más y entonces ella sólo pudo apretar más sus dedos en la espalda masculina.

El pelinegro jadeó por ello.

—Sasuke, yo…— quiso insistir.

Él dejó escapar su aliento sobre los entreabiertos labios femeninos —Cierra los ojos— pidió y un segundo después, la besó despacio.

Ella obedeció más por ese beso que por convicción, y en un instante la lengua del Uchiha le acarició la suya. Hinata, abrazada a su espalda, sintió cómo su corazón le golpeó con más fuerza. Sus labios ardían y sus ojos picaban del llanto que antes había derramado; fue sin saber si era por todo lo que él le estaba haciendo sentir, o por la más fuerte empatía dirigida hacia él, que Hinata abrió más sus labios y él introdujo más su lengua dentro de ella. Las manos femeninas llegaron hasta el negro y rebelde cabello del joven al seguir perdida en ese húmedo beso.

A él ya no le bastó sólo eso y buscó más de ella. Los ojos perlados lo vieron con duda cuando él dejó sus labios, temiendo haber hecho algo mal y sin saber por qué eso le preocupaba.

—¡Ah!— ella jadeó de sorpresa cuando él se hincó sobre el colchón llevándola con él. Sus piernas largas y desnudas, así como sus brazos, se aferraron a él.

Él se extasió a sentir el cuerpo de Hinata y todas las curvas de éste disponibles para él. Se apoyó suavemente en sus tobillos, estabilizándose, y mientras una de sus manos la sujetaba del trasero, la otra recorría sin prisa la pequeña espalda femenina, mezclándose entre el largo cabello mientras la veía a los ojos.

—Muévete sobre mí— pidió y comenzó a besarle el cuello, en esa pausa al cambiar de posición.

Hinata enrojeció y comenzó a respirar por los labios, temblorosa, mucho más avergonzada y asustada que antes.

—Y-yo… n-no…— intentó hablar escondiendo su rostro entre su cuello.

Él la sintió temblar, tensó su mandíbula y la apretó más, manteniéndola quieta y unida a él, entendiendo que estaba exigiendo más de lo que ella podía darle y a pesar de no desear nada más que sentirla subir y bajar sobre su pene, tendría que esperar. Y mientras se maldecía otra vez por lo ocurrido entre ambos aquella primera vez, se dedicó a acariciarle la espalda y a besarle el cuello, relajándola suavemente con el roce de su aliento en él, sin lograr entender cómo había podido lastimar tanto a un ser como ella. Era un maldito.

—Tranquilízate— ordenó con condescendencia sin dejar de acariciar la perfección de su cuerpo.

Las piernas de Hinata abrazando de manera cruzada la cadera masculina lucieron tensas, hasta que él empujó su pelvis para retomar su bombeo contra ella y bajó sus labios para comer de sus senos, aprovechando que los tenía relativamente cerca; lamió y comió de éstos a placer mientras seguía sosteniéndola del trasero y seguía hundiéndose en ella, al moverla sobre él.

—Ahh…— Hinata gimió volviendo a ser presa de esa quemante sensación en su interior y se abrazó fuerte a él. Cuando la boca del Uchiha humedeció y succionó sus senos, ella lo resintió al estar sumamente sensible; se mordió el labio inferior y se recargó sobre la cabeza del moreno mientras el pudor de antes, volvía a esconderse ante cada sensación que él le regalaba.

—Eres perfecta— gruñó para luego succionar su cuello dejando una marca en él, buscando no permitirle olvidarlo.

Hinata no logró detenerse a buscar una excusa de peso que la justificara al darse cuenta que él volvía a hacerla responder otra vez. Sasuke apretó más sus manos a los glúteos femeninos al volver la penetración realmente profunda, la ojiperla entre sus brazos lloriqueó de una forma tan sensual que ese sonido le supo a gemidos; él alzó su vista cargada de pasión a ella y la encontró con los labios ligeramente abiertos y jadeantes.

Los ojos perlados, húmedos de la pasión que él le había provocado, se unieron a los contrastantes de él; el Uchiha, jadeante, no pudo despegar su mirada de ella que seguía abrazada a su cuello, su cabello revuelto, sus labios rosados y suavemente hinchados y ese sonrojo que no había dejado de mostrar, no hacían más que darle una visión más pecaminosa de ella, mientras seguía penetrándola, al sentir que estaba haciéndoselo a un ángel que fue corrompido por él.

—… De-deja de verme— suplicó ella apenas con voz al no poder sostenerle la mirada y ocultarse de sus ojos al abrazarse más fuerte a su espalda, ocultando su cara entre su cuello.

Él gruñó cuando producto de ese movimiento, ella apretó más su pene en su interior.

—No hagas eso— soltó sabiendo que en cualquier momento podría correrse.

Ella asintió en un acto que él encontró estúpidamente adorable, dejó de pensar en esto al sentir sus redondos y tibios senos apretarse contra él.

—Ah… por favor— suplicó ella que estaba realmente abochornada, pues prácticamente él la mantenía arriba y ella no podía con esa visión.

Él jadeó necesitado de más —Abre más tus piernas, Hinata— pidió sin soltarse de sus caderas.

Ella, más avergonzada todavía, obedeció, descruzó sus piernas y eso le dio la libertad a él de moverla sobre si, haciéndola penetrarse con su duro pene.

Sasuke se acercó a sus labios y así, a milímetros de tocarlos y viéndola a los ojos, siguió penetrándola. Hinata cerró los ojos y ahogó un gemido al ahora ser ella la que lo besó en la boca, convencida que sólo quería librarse de sus mirada; el Uchiha correspondió ese beso y ella, aturdida como estaba, no tardó mucho en perderse en él, a tal grado de terminar enredando otra vez sus manos en la negra cabellera del chico.

—Joder, Hinata— gruñó él que ya no pudo más y volvió a tumbarla en el colchón, volviendo a subirse sobre ella, sin permitirse perder su lugar entre sus piernas.

—Mgh— ella gimió al volver a sentirlo pegarse totalmente a su cuerpo de manera altamente dominante y lo vio a los ojos.

El calor entre ambos cuerpos sudados ya era considerable, Sasuke comenzó a penetrarla con un poco más de fuerza, moviéndose y moviéndola con él; los senos de Hinata, perfectos para el Uchiha, amortiguaban un poco el choque de sus cuerpos, sin embargo, el sonido de sus sexos volviéndose uno era altamente extasiante para él, y a pesar del pudor natural de la ojiperla, también lo resultó para ella. Toda la piel femenina se erizó al darse cuenta de ese detalle.

El pelinegro dio varias y largas embestidas contra Hinata, una larga gota de sudor bajó de su frente hasta caer entre los senos de la joven que sólo podía jadear y aferrarse a su espalda.

Cuando ella encajó sus uñas en su espalda e incrementó el volumen de sus gemidos, él se dio cuenta que algo le pasaba. Volvió a hundirse en ella, una vez, otra vez y otra vez más. Hinata tensó sus piernas flexionadas a cada costado de él y se mordió con fuerza el labio, lastimándose en el acto.

—No pienses— logró susurrar él entre jadeos y sin darle tregua en sus embestidas.

—Sa-Sas… Sasuke— gimió y volvió a encajar sus uñas en la dura y sudada espalda masculina. Él gruñó roncamente en su oído y entonces el Uchiha logró lo que no muchas parejas logran tan pronto, al hacerla venirse junto con él.

El cuerpo del pelinegro tembló cuando comenzó a derramarse dentro de ella, a esta sensación de entero y puro placer, se le unió un éxtasis mayor cuando producto de los espasmos en el interior de Hinata, su miembro fue succionado deliciosamente por ella que parecía estarle compartiendo su propio orgasmo. Hinata sólo pudo intentar contener sus gemidos al abrazarse y temblar bajo él, sin lograr regularizar su respiración que siguió escapando por sus labios, estaba tan agotada y aturdida como para poder pensar.

Sasuke pegó su frente a ella y ambos alientos chocaron, la ojiperla tembló vulnerable bajo él, y en ese momento él supo que había encontrado su mayor vicio entre las piernas de la mujer a la cuál quería.

Con el corazón golpeando cada vez menos fuerte y su respiración buscando regularse, Hinata deslizó sus manos por la espalda masculina sin atreverse a soltarlo del todo; el frío de la madrugada amenazó con golpearlos cruelmente y ella, todavía jadeante, cerró los ojos.

—Mmm— se quejó cuando Sasuke chupó su labio inferior, justo la parte que comenzaba suavemente a hincharse luego de que ella misma la mordiera, buscando opacar el placer casi prohibido que él le brindó.

—E-Esto…

—Cállate— ordenó suavemente mientras volvía a lamerle la herida en su labio —. Eres tan tonta.

Un estremecimiento extraño la recorrió y una vez que la pasión comenzó a desvanecerse, su conciencia buscó reprocharle sus actos al volver a escuchar a Sasuke gemir, mientras terminaba de derramarse en su interior…, se suponía que el ebrio era él, ¿Qué hacía ella dejándose llevar de ese modo? Sus ojos todavía ardían y no sabía si del llanto que antes había derramado o del sueño que la golpeaba.

Él bajó de su cuerpo también luchando contra sus demonios, agotado, sintiéndose un imbécil, pero su cuerpo, aunque casi deshecho, encontró confort al apoyar su cabeza entre los senos de la chica; Hinata, envuelta en toda la pasividad y tranquilidad de ese momento, abrazó su espalda y acunó su cabeza en su pecho sin permitirse pensar más… algo la había llevado a hacerlo con él y en ese momento no pensaba descifrarlo; la pesadez de su cuerpo y la carga emocional que desde la tarde cargaba hicieron mella en ella. Sasuke los cubrió con una de las mantas y sin decir nada se abrazó a la pequeña cintura de la mujer acostada a su lado, cerró los ojos mientras su respiración se calmaba.

• • •

Con la luz de un nuevo día a punto de surgir, Hinata, acostumbrada a su horario de levantarse, se removió en su cama. Su cuerpo pesaba y la calidez que la envolvía hacía casi imposible querer despertar; se encogió buscando acomodarse y seguir en su cama un poco más, pero un quejido a su espalda la hizo tensarse.

El corazón casi se le detiene cuando reconoció que el peso que sentía en su cuerpo era una pierna y un brazo del Uchiha. Abrió sus ojos casi de golpe y no se movió, contuvo su respiración y entonces todos los recuerdos y el peso de lo vivido horas antes volvieron a ella; ya descansada y pasado todo el huracán de sentimientos mezclados, una sensación de vacío se instaló en su pecho. Ladeó su rostro y se dio cuenta que en algún punto de la madrugada ambos habían cambiado posiciones y ahora era él quien la abrazaba.

«Santo cielo» pensó cuando toda su piel se erizó.

Estaba en su cama y había dormido completamente desnuda con Sasuke, luego de que ambos hicieran…

Intentar terminar esa frase la paralizó por dentro y contrario a esto, ella retiró la mano del Uchiha enredada en su cintura y sacó su pierna de entre las de él. Se sentó en la cama y soportó en silencio el frío que le caló en la piel, el moreno todavía dormido se acomodó en la cama y los ojos perlados de la Hyuuga temblaron al verlo tan apacible, sereno… un vacío se posó en su pecho cuando al ver el perfecto rostro del chico, recordó que ella le había faltado al respeto al padre de éste al insultarlo; no le importaron los meses de castigo si su padre se enteraba, al estar más preocupada por sentirse tan íntimamente ligada a ese chico que dormía a su lado. Su cuerpo tembló al darse cuenta que él había comenzado por confundirla para realmente afectarla y afectarla terriblemente. Estiró su mano para acomodar las cobijas sobre él y retrocedió despacio luego de levantarse.

Con apenas la claridad del día asomándose, rebuscó entre su closet y sacó algo de ropa. Antes de encerrarse en el baño para cambiarse, tuvo tiempo de apagar su alarma, lo que menos necesitaba en ese momento era que él despertara y enfrentar su negra mirada tan pronto.

Con los pies descalzos en la fría cerámica del baño, Hinata tembló al verse en el espejo y no reconocerse.

—A-Anoche… nosotros dos…

«Por Dios» se lamentó al saber que había correspondido a todas y cada una de sus caricias. Bajó su mirada y vio su cuerpo desnudo y ligeramente dolorido luego haber permitido que aquello volviese a pasar, su piel se erizó completamente; alzó sus ojos otra vez al espejo y llevó su mano a su cuello al notarse una marca roja sobre su piel… Sasuke la había marcado, otra vez.

Se vistió con cierta prisa, se colocó ropa interior limpia, unos vaqueros, una blusa negra de cuello alto y un suéter color morado; pisó cuidadosamente la alfombra de su cuarto y tras recoger su mochila salió de ahí. Apenas logró ponerse unas pequeñas botas y salió casi huyendo dejando al Uchiha dormido en su cama.

Minutos después estaba saliendo de su edificio, su silencio y su mirada pendiente del camino ocultó lo que cargaba por dentro.

O.O.O.O.O

Hinata jaló aire profundamente antes de darse el valor de salir de su coche y dirigirse a su facultad. Abrió la puerta y una corriente de aire le ondeó el largo cabello, alzó su vista al alto edificio a lo lejos y al cual se dirigiría; el día frío y gris no hacía más que acrecentar esa sensación de que algo malo estaba pasando con ella. Cerró la puerta de su vehículo y afirmó su mochila a su espalda para comenzar a caminar, mezclándose con el centenar de personas dispersas por el estacionamiento.

Avanzó con la mirada baja y con paso ligeramente presuroso, rogando no encontrarse con ningún conocido, pues la verdad dudaba poder entablar una conversación natural con nadie, pues no lograba arrancarse de la cabeza lo ocurrido horas antes, durante esa madrugada en su habitación… ¿Qué pasaría con Sasuke? ¿Se habría despertado ya?

Pensar en esto le provocó una sensación de opresión en el pecho.

Cerró los ojos pensando que había sido realmente cobarde de su parte marcharse sin decir nada. Huir.

«¿Pero qué se supone que podría hacer?» se debatió internamente. ¡Por Dios! ni siquiera pudo verlo a la cara por mucho tiempo y eso que él estaba dormido.

Sus pasos disminuyeron de velocidad al casi sentirse paralizada por dentro; y es que nada estaba bien, lo que había pasado entre ambos anoche había sobrepasado la turbia relación que ambos habían mantenido. La peliazul dejó escapar el aliento que se hizo visible en el frio ambiente al recordar que, incluso, ella misma lo había besado.

«¿Por qué?» se preguntó preocupada, ¿acaso la empatía que sentía por él había creado esa especie de conexión que la hacía sentir sumamente vulnerable a él, a sus deseos? Se estremeció de sólo pensarlo. Y es que era esa quietud que surgía entre ambos cuando él se acercaba despacio a ella, el silencio que los rodeaba y su mirada clavada en sus ojos; todo esto provocaba una sensación que le quemaba el pecho y la obligaba a quedarse quieta esperando su contacto.

Sasuke era alguien tan igual y completamente diferente a ella, que parecía surgir una especie de magnetismo que los tenía juntos, impidiéndole alejarse demasiado. Y eso la asustaba.

—¡Hinata!— la voz alta y animosa de Ino la hizo sobresaltarse y girar su cuerpo casi de manera brusca a verla.

La peliazul quedó en silencio viendo como la ojiverde llegaba a su lado.

—Hey, te ves asustada, ¿todo bien?— soltó Ino con un toque de diversión mientras frotaba las manos buscando calentarlas.

La Hyuuga abrió los ojos sorprendida y asintió para dejar de verla, retomando su paso.

—Sí, sólo que creí que se me hacía tarde— mintió y la rubia frunció el ceño al no creerle tanto.

—¿En serio?— preguntó viendo la hora, todavía faltaban más de quince minutos para que cualquier clase iniciara.

Hinata asintió y desvió su vista hacia donde un par de chicos jugaban a pelearse.

—Mmm… luces extraña— comentó la otra.

—¿Extraña?— preguntó la peliazul regresando su mirada a su amiga.

Ino asintió —Hey, y… ¿qué es esto?— preguntó deteniéndola al tomarla del rostro, al tiempo que llevaba su curiosa mirada verde a la herida superficial en el labio de la Hyuuga.

Hinata se deshizo del agarre sutilmente y se llevó un par de dedos a ese lugar que aun dolía.

Ino sonrió divertida —¿Es una mordida de beso?— le preguntó y luego de quitar la mirada de sus labios, la examinó a los ojos.

—¿Qué?— Hinata casi se exaltó y enrojeció, negó con firmeza — N-no, ¿co-cómo crees eso?

—¿Entonces?

La peliazul, como una manía que últimamente acostumbraba, volvió a morderse el labio mientras jugaba con sus dedos, volviéndose a lastimar. Apretó sus ojos y recordó que esa herida se la hizo justo cuando Sasuke le provocó un… ¡Dios!

—N-no— volvió a decir la ojiperla y retomó su paso siendo seguida por la rubia —… e-es sólo una… una infección.

—¿Infección?— preguntó extrañada la otra.

Hinata asintió —S-sí… comenzó como un pequeño granito y bueno… empeoró— mintió otra vez y le sonrió a la Yamanaka al sostenerle la mirada, Hinata apenas podía creer lo sinvergüenza que se había vuelto.

—Mmm, debió ser incómodo tenerlo durante el fin de semana. ¿Y qué tal ese compromiso?

—¿Cuál?— preguntó distraída mientras buscaba no pensar más en sus mentiras.

—¿Cómo que cuál? El de tu familia— especificó —, ¿o cuántos tuviste?

La peliazul dejó escapar el aliento derrotada y asintió. Mentir no se le daba para nada bien —Cierto, ando un poco distraída, lo siento— se disculpó y la otra sólo se encogió de hombros sin darle importancia —. Todo estuvo bien, ya sabes, asuntos de mi padre, pero… bien— dijo y vio a su amiga suspirar mientras le decía que se alegraba —. Y, ¿tú?

Ino negó desanimada —Me la pasé encerrada envuelta en mis tareas.

—¿En serio?... creí que irías con Sakura al partido de baloncesto.

La rubia negó —Intento despegarme de todo eso— dijo y sonrió resignada al tiempo que llegaban casi a la entrada de la facultad de Hinata —, creo que es lo mejor.

—Pero Ino…

—Debo irme, mi primera clase no tarda en comenzar y mi facultad está del otro lado del campus— la rubia salió corriendo y justo cuando Hinata estaba por desearle suerte, la vio chocar justo con el chico que era la razón de su reciente apatía. Ino se había disculpado al no darse cuenta con quién chocó y Shikamaru, aun sosteniéndola para evitar que cayera, la nombró; la rubia se había zafado de su agarre y sin importarle que él volviese a llamarla, se fue.

Hinata vio esto con un ligero vacío en el estómago, ella había conocido a esos dos cuando su relación estaba mejor que nunca, por eso haberlos visto pelear y separarse había sido hasta cierto punto lamentable para ella.

—Hinata— la saludó el Nara al pasarla de largo y adentrarse a la facultad que ambos compartían.

Ella sólo pudo asentirle en silencio y luego de permanecer inmóvil unos segundos, siguió sus pasos ya sin mucha prisa y con el estómago todavía revuelto por su situación. Volvió a morderse el labio al andar sola y el pequeño dolor que sintió le recordó que eso no lo olvidaría pronto. Recordar que Sasuke asistía a su misma facultad solo incrementó su nerviosismo, ¿se sentía preparada para enfrentarlo? Y peor aún, ¿en ese lugar?

—No… no voy a poder verlo a la cara— se sinceró con ella misma.

—Con permiso, con permiso 'ttebayo— la animosa y preocupada voz de Naruto sonó al mismo tiempo que ella estaba por subir los escalones para entrar al edificio —. Llegaré tarde 'ttebayo— volvió a gritar el rubio al tiempo que corría y rebasaba personas.

—Na-Naruto— mencionó la peliazul al quitarse del camino al ser casi atropellada por él.

El rubio que había pasado corriendo, regresó casi cinco largos pasos al notarla.

—Hey, Hinata chan— saludó animoso y luego de jadear al recuperarse de la loca carrera que había pegado, la abrazó —. Vámonos, llegaremos tarde— dijo y quiso hacerla correr.

—Pero aún queda tiempo— mencionó suavemente ella al notar cómo muchos se les quedaban viendo, a él, para ser más exactos.

—¿Uh? ¿En serio?

Ella asintió y le sonrió.

El chico suspiró derrotado y aun a pesar del frio que hacía, portaba sólo su pantalón deportivo naranja y una camisa sin mangas negra, estaba sudando, hecho que no pasó desapercibido para ella.

—¿Entrenaste, Naruto?— preguntó al avanzar con él, pues el chico no se había molestado en soltarla.

El rubio asintió con firmeza —Ese maldito pelirrojo superó mi mejor marca en solo un partido, no pienso dejar que eso dure mucho, 'ttebayo.

—¿Eh?— ella pareció no entender y él negó despreocupado.

—¿Has visto al idiota Sasuke?— cambió de tema al instante, tensándola.

—¿Qué?... ¿po-por qué me lo preguntas?— preguntó nerviosa.

El rubio se rio sonoramente —Lo siento, como viven tan cerca suelo pensar que se ven seguido— dijo y volvió a reír —. No es como si durmieran juntos, ¿verdad? Perdón, Hinata— agregó disculpándose y ante esto ella casi tembló al saber que el absurdo que él creía que soltaba, no estaba tan errado.

Hinata bajó y desvió su mirada, incómoda.

—Es sólo que necesito verlo, le estuve marcando un par de veces en la noche y su móvil estaba apagado, no tengo idea qué demonios lo mantiene tan entretenido— dijo al soltarla y rascarse la nuca.

Hinata casi enrojece.

—Quería insistirle en regresar al equipo, el idiota de Gaara seguro creerá que…— el ojiazul siguió con su monólogo mientras Hinata se acomodaba el cuello de su blusa, sintiendo que le impedía respirar; esto, mientras un enorme peso caía sobre ella. Naruto le hablaba con tanta naturalidad y confianza, ese joven que ahora volvía a abrazarla de manera totalmente espontánea mientras avanzaban por el concurrido pasillo, era el mismo que ella sabía, por labios de Sasuke, que tarde o temprano pensaba buscar una oportunidad con ella… Hinata había dejado escapar el aliento al recordar tal cosa, pues en algún tiempo, meses atrás, ella hubiese muerto de felicidad por ello y ahora, ahora sólo le provocaba un sabor amargo en la boca al recordarlo.

¿No se suponía que ella decía amar a ese rubio?... entonces… ¿entonces por qué se acostaba con Sasuke y sentía y vibraba con él? Su cuerpo entero tembló al caer en cuenta de eso. La peligrosidad de eso que el Uchiha y ella tenían, había sobrepasado todo lo jamás pensado.

—Hinata… hey, Hinata, ¿estás bien?— preguntó preocupado el ojiazul al detenerse cuando ella lo hizo. Naruto se volvió a acercar y ella retrocedió — Hinata te ves pálida, ¿estás bien?— volvió a preguntar de forma más seria.

Ella asintió y fingió una sonrisa.

—Ah… s-sí. Olvidé que mi clase queda…— dijo y señaló con su pulgar a su espalda, como si ya se hubiese pasado de su aula, esto extrañó al Uzumaki — L-lo siento Naruto, debo regresar— dijo y se dio media vuelta para luego casi correr.

Hinata dobló en una esquina para perderse de la mirada azulina a su espalda y entró a los baños más cercanos, dejando atrás a un confundido Uzumaki.

«Soy una tonta» se aseguró internamente al tiempo que se veía en el espejo y sus manos temblaban. ¿Cómo demonios pensó que podía presentarse en la universidad y fingir que no pasó lo que pasó? Mientras más tiempo pasaba ahí, más angustiada y asqueada se sentía… ¿y cómo se supone que vería a Sakura más adelante? A Sasuke le importaba un cuerno, pero, ¿y a ella?

O.O.O.O.O

Una pequeña molestia que amenazaba con convertirse en un dolor de cabeza lo molestó, Sasuke se movió bajo las mantas que lo cubrían y movió su mano en la cama en busca del cuerpo de Hinata.

«¿Qué demonios?» se preguntó al no encontrarla. Ya casi con dolor de cabeza se sentó y se frotó las sienes. Las mantas que lo cubrían resbalaron hasta su cadera.

—¿Hinata?— la nombró con voz seca.

«¿Dónde demonios te metiste?» se preguntó al ponerse en pie luego de ver que eran casi las diez.

Comenzó a vestirse sin prisa y vio todavía en el suelo la ropa que le había quitado a esa chica horas atrás. Observó la cama revuelta y recordó lo ocurrido entre ambos sobre ésta.

Se puso de mala gana su camisa —Soy un maldito perdedor— se dijo molesto al verse solo en ese lugar, un lugar donde desencajaba por completo. Salió de la habitación y si por algún segundo esperó encontrar a esa ojiperla presente en el lugar, esa idea murió un momento después.

El Uchiha estaba a punto de salir cuando el teléfono del departamento sonó, frunció el ceño al extrañarle que alguien marcara a esa hora; justo cuando regresaba su desinteresada mirada al frente para marcharse, fue que su vista se encontró con una serie de portarretratos colgados en la pared, se acercó casi sin pretender hacerlo y observó la serie de impresiones.

En la imagen más grande se le veía con una amplia sonrisa mientras ella y otra ojiperla se abrazaban a un varón alto y castaño, el Uchiha de inmediato reconoció a Neji, ese sujeto que tanto le fastidiaba y para al que Itachi solo tenía halagos y buenas palabras, la chica más pequeña debía ser esa hermana que Hinata tanto quería. En las siguientes imágenes se le veía, en una, con esa maestra que la Hyuuga tanto apreciaba, seguro el día que se graduó del instituto, pues portaba uniforme y algo parecido a un reconocimiento en sus manos.

Sasuke había tenido suficiente viendo las tontas sonrisas de esa joven cuando en medio de otro grupo de fotos se encontró con una que le molestó. Protegida con un marco de madera labrada se exhibía una foto donde la ojiperla y el imbécil de Naruto sonreían abiertamente, y aunque el rubio se encontraba salpicado de la comida que había estado ingiriendo, la abrazaba y afirmaba a su lado para posar ante la cámara, Hinata, ruborizada, extendió una sonrisa y sus ojos brillaron; atrás, en el fondo de esa foto se veía a Sakura y Kiba, lo que le dijo que había sido tomada durante algún descanso, una foto como las muchas que se tomaban, pero que ella se había molestado en enmarcar.

—Tan patética— pensó molesto al mismo tiempo que le daba la vuelta a ese objeto, ocultando la imagen a la vista.

Salió de ahí ignorando el pequeño intento de Hinata de disimular su gusto por Naruto al agregar un par de cuadros más donde el grupo entero salía.

«Es una lástima que no te la vayas a quedar, dobe» pensó ignorando la punzada de celos que se clavó en su pecho. Hinata no iba a ser de Naruto, a él le estaba costando mucho lograr que le respondiera como para entregársela como una vez pensó. No, Hinata iba a ser de él, únicamente de él.

O.O.O.O.O

La calidez en el interior de su auto era gratamente acogedora, y aun así las manos de Hinata temblaron al sostener su móvil y observar las cuatro llamadas perdidas que tenía.

Su respiración lenta y profunda delataba el miedo y nerviosismo que no había dejado de aquejarla.

Apretó los ojos y bajó la mirada al permanecer sentada dentro de su coche, apagó el teléfono y se sintió más cobarde que nunca; se mantuvo en silencio sólo dejando correr el tiempo hasta que el coche que estaba fuera de esa casa partiera, dándole así la confianza de tocar sin verse tan tonta ante dos personas.

O.O.O.O.O

La mirada negra y molesta se fijó en la pantalla de su celular, que marcó el final de la llamada que nunca comenzó.

«¿Por qué demonios apagas el móvil, Hinata?» pensó molesto al tiempo que salía de su coche y devolvía su propio celular al bolsillo de su pantalón; con su mochila al hombro y sin pretender dirigirse a su próxima clase, Sasuke avanzó por los no tan concurridos caminos del campus, ignoró miradas curiosas de chicas que lo veían llegar al fijar su atención a lo lejos, buscando a la real razón de su molestia y presencia en ese lugar.

Eran más del medio día y Hinata desde hacía más de una hora tenía apagado su teléfono, y había ignorado la llamada que él le había hecho horas antes, justo cuando salía de darse una ducha en su departamento, pretendiendo hablar con ella para luego verla, la maldita chica lejos de contestarle o devolverle la llamada, había apagado el único media que él tenía para comunicarse con ella; que Hinata prácticamente lo estuviera ignorando, lo había molestado más que amanecer sólo en su cama, como el imbécil que era.

Sabiendo que la hora del almuerzo había pasado ya, se dirigió directo a su facultad; caminó por los pasillos con más calma que de costumbre, observando a los distintos estudiantes que tenían clase a esas horas, también a los que vagaban por los pasillos al no tenerlas.

«¿Dónde demonios te metiste?» se preguntó al no haberla visto por ese primer piso.

Una vez que llegó al segundo, lo fastidió tampoco verla en las aulas a las que sabía solían asignarla.

—Joder.

—¡¿Teme?!— Naruto lo llamó desde un nivel superior al verlo. El Uchiha pretendió no escucharlo al seguir caminando —¡Hey, teme!— volvió a gritar el rubio mientras se apresuraba a bajar por las escaleras más cercanas —Sasuke, ¿qué haces?— preguntó el extrañado rubio al llegar a él — Tenemos clase en menos de diez minutos. ¿Dónde te habías metido? Te estuve llamando desde anoche y ¿por qué no llegaste a las primeras clases?

—Estuve ocupado— respondió cortante al seguir avanzando.

—Y… ¿a dónde vas? La siguiente clase es…— preguntó al seguirlo y señalar con su dedo hacia arriba, indicando el nivel superior, que era al que deberían dirigirse.

El Uchiha llegó al último salón de ese nivel y volteó a ver al rubio que lo seguía con el ceño fruncido.

—¿Has visto a Hinata?— preguntó extrañándolo.

—¿Qué?

La negra mirada fija en él incrementó su curiosidad, pero Sasuke retomó su marcha.

—¿Por qué preguntas?

—¿La has visto o no?

Naruto frunció los labios —Sí — dijo captando la atención del moreno que lo vio de reojo mientras subía las escaleras —, nos encontramos esta mañana— el pelinegro se dirigió entonces al aula que le correspondía, esto sólo para librarse de la presencia de Naruto, pues sabía que era capaz de seguirlo y más por la imprudencia que cometió al preguntarle por ella —. ¿Preguntas por lo del proyecto que tienen juntos?— añadió el rubio — Creo que no deberías presionarla, 'ttebayo, hace unas horas que nos encontramos Hinata lucía mal.

—¿Mal?

—Mjum— el rubio asintió con efusividad —, como enferma, ella dijo sólo que se equivocó de dirección y casi salió corriendo.

—¿No le dijiste algo que la incomodara?— preguntó viéndolo de medio lado y ocultando la molestia que le provocaba imaginar tal cosa.

Naruto se rascó la mejilla —¿Que le incomodara?— pareció recordar — Mmm… no, no que yo recuerde, sólo le pregunté por ti y luego ella comenzó a actuar extraño…

El despistado ojiazul siguió hablando durante los minutos que duró el transcurso hasta su aula.

Sasuke, conociendo como conocía a Hinata, estuvo seguro que ese semblante descompuesto que Naruto le notó, se debía a que la estúpida chica debía sentirse mal después de lo que ambos hicieron y estar cerca de ese idiota.

—¿Y entonces, teme? ¿Pensaste en regresar al equipo? Mira que el estúpido de Gaara se está luciendo y…

—No— respondió secamente al momento de sentarse en su lugar al final del aula.

—¡Eh! ¿Y por qué no, 'ttebayo?— se exaltó el rubio — Yo creí que…

—Dije que no, Naruto. No fastidies— soltó molesto y pretendió ignorarlo girando su vista a la ventana que le mostraba uno de los tantos jardines en ese día helado.

El Uzumaki se sentó a su lado alegando una vez más sobre lo ingrato y mal amigo que era, unos segundos después pareció enfadarse y le dijo que no le necesitaba, jactándose de él solo poder contra el pelirrojo o cualquier equipo rival. Naruto nunca se percató que el pelinegro a su lado cada vez lo soportaba menos luego de encontrarse con la estúpida foto en el departamento de Hinata… ¿qué tan imbécil se podía ser para que él no se percatara que Hinata gustaba de él? En esos momentos, patéticamente agradecía su estupidez y también su lentitud luego de que una vez manifestara pretender pedirle una oportunidad a esa peliazul.

La profesora que impartía esa clase entró y el alumnado guardó silencio mientras el Uchiha, con la mirada fija en algún punto del salón, negó en silencio… antes de que Naruto se decidiera a tomar la iniciativa, él ya tendría que haber conquistado a Hinata.

Resopló cansadamente al recargarse en su asiento… el punto era que esa Hyuuga estaba haciéndole la vida miserable y para colmo no había logrado verla. Volteó de reojo a ver al idiota de Naruto que no había logrado callarse a tiempo y la profesora de Ingeniería Económica ya lo tenía dando un resumen de lo visto en la clase anterior; Naruto podía ser lento pero no estúpido, lo reconoció al verlo explicar sin muchos problemas lo que se le pidió, pero aun así, nunca lo había considerado un verdadero rival, aunque claro, eso cambió cuando justamente tuvo que interesarse en la única chica que no lo volteaba a ver y que irónicamente resultaba ser fangirl número uno de ese idiota parado a su lado.

Pero eso iba a cambiar… ya nadie iba a quitarle a Hinata.

• • •

Las tres clases que tenía por ese día no pudo saltarlas, en especial la última con Onoki sensei, pues era justo a él al que le debía rendir detalles del avance del proyecto con esa Hyuuga, y aunque lo fastidiaba en extremo, lo que menos pretendía era tener al anciano sobre ellos, amonestándolos o incluso reduciéndoles el plazo de entrega si es que llegaba a molestarse.

—¡Date prisa, Naruto!— Shikamaru alzó la voz apresurando al rubio que recién salía del salón.

—¡Sí!— gritó animoso el ojiazul — Oe, teme, entonces, ¿seguro que no piensas regresar?— volvió a preguntar el Uzumaki al regresar su vista al Uchiha que salía tras él. Éste simplemente negó en silencio y el otro suspiró resignado —. Bien, supongo que por ahora no hay nada que hacer, 'ttebayo, después de todo estamos por entrar al descanso invernal, espero que al finalizar el mismo tanto tú como Kakashi sensei hayan cambiado de idea— dijo mientras se encogía de hombros y luego de alzar su mano para despedirse, corrió tras el Nara que ya le llevaba ventaja.

Una vez que Naruto se alejó lo suficiente, el Uchiha sacó su móvil de su bolsillo, revisó su lista de llamadas perdidas al haber desactivado el volumen y tras confirmar que ninguna le interesaba, mientras avanzaba siendo seguido por una pequeña multitud de estudiantes, digitó el número que ya conocía de memoria.

—Joder— soltó molesto cuando inmediatamente entró al buzón de voz. La molestia que venía cargando desde que despertó se incrementó en ese momento al devolver el aparato al bolsillo de su pantalón.

Salió de la facultad molesto y directo al estacionamiento al sentirse ya demasiado ridículo buscándola. Luego de unos minutos y estando a punto de llegar a su auto, cambió de opinión; tenía que hablar con Hinata, esa chica y él tenían una plática pendiente y si ella le rehuía, era porque algo temía y en ese momento debía confrontarla.

Regresó tras sus pasos y tomó dirección al sector deportivo del campus, esta vez, las canchas de tenis eran su destino.

Conforme más se adentraba a esta zona del lugar más común era ver chicas vestidas con el pequeño y blanco ropaje de entrenamiento, también un par de chicos que se dirigían al gimnasio de baloncesto y otros más a las distintas canchas al aire libre con las que contaba el campus.

Una corriente de aire meció el negro cabello del Uchiha al permanecer apoyado en la maya verde que circundaba las distintas canchas. Sus ojos, profundos y negros, pasaron en cada chica de pelo largo y oscuro; su molestia se incrementó al no reconocerla entre los presentes.

—¡Qué no, ya te lo dije!— la voz de Sakura resonó entre otras — No me había percatado de eso.

—Por un momento creí que lo hiciste a propósito— mencionó Ino con medio tono de molestia.

—Por supuesto que no, sabes que nunca lo haría, es más, ni siquiera lo noté, de haberlo sabido nunca hubiese subido esa fotografía a la red social. Además, ¿qué tiene de malo? Sólo estaban festejando.

—Como sea, no es como que me diera mucho gusto ver las fotos y encontrare justo con esa imagen.

La pelirrosa rodó los ojos hasta que se encontró con la presencia del ojinegro que seguía con las manos encajadas en la verde maya y con su mirada perdida en el interior.

La chica que primero se extrañó y disminuyó su paso, luego se quedó inmóvil; la Yamanaka rodó los ojos.

—Por favor, no seas tan tonta y no le hables, ten un poco de dignidad y…

—Sasuke— la voz de la pelirrosa hizo suspirar cansadamente a Ino que no tuvo más opción que seguirla.

El Uchiha, que ya las había notado, volteó a verlas con el desinterés y apatía de siempre.

La pelirrosa sonrió y se llevó un dedo a rascar su mejilla mientras se ruborizaba —¿Q-qué haces aquí?

El pelinegro se retiró de la maya y metió las manos en los bolsillos al pretender irse.

—¿Has visto a Hinata?— preguntó viéndola de medio lado.

—¿Qué?— soltó la pelirrosa casi sin voz.

—¿A Hinata?— preguntó la extrañada rubia.

El moreno solo asintió.

—La vi esta mañana en rectoría— recordó la Yamanaka —… fue extraño y me pareció verla distraída.

—¿Para qué la buscas?— cuestionó la recelosa ojijade al notar los ojos negros puestos sobre Ino.

—¿Algo más?— insistió el Uchiha.

Ino negó y se encogió de hombros —No, no la vimos en el almuerzo— recordó —. Ni siquiera sé si estuvo en sus clases— dijo y él apretó en puños sus manos, hecho que pasó desapercibido para ambas chicas—. ¿Sabes algo de ella?— agregó la rubia ahora pensando en que tal vez él conocía algo que ellas estaban ignorando.

—No— respondió con simpleza y tras dar media vuelta, se retiró.

—¡Sasuke!— gritó la pelirrosa —¿Para qué la buscas?— preguntó siguiéndolo —¿Ocurre algo?... ¿A-algo entre ustedes?— añadió parándose frente a éste, al extrañarle en exceso que apareciese así como así buscándola, más cuando Hinata no aparecía, reviviendo así viejas sospechas de ambos — ¿No piensas res-…?

—No es tu asunto— cortó fríamente el pelinegro que continuó con sus pasos dejando a una sorprendida Haruno —. Hinata y yo tenemos cosas pendientes, así que deja de entrometerte— su voz, a pesar de ser baja, desprendió la misma molestia que desde hacía meses le dedicaba a la pelirrosa y le helaba la piel.

Sakura tragó pesadamente y luego, casi de manera mecánica volteó a verlo.

—¿Te das cuenta?— le preguntó a Ino que llegó a su lado a pasos lentos y cansados —… esos dos…

—Esos dos comparten un proyecto— le recordó la Yamanaka —, estás queriendo ver cosas donde no las hay— agregó y la abrazó por los hombros para llevársela con ella a la entrada de ese enrejado, la rubia ya no sabía cómo hacerla cambiar de opinión y que dejase ir su ilusión por ese chico que no hacía más que provocarle malos momentos.

Ino ni siquiera se atrevía a ponerse de ejemplo, pues aunque ella tenía la sensación de estar teniendo dignidad al dejar a Shikamaru al suponer que éste coqueteaba con Temari, también podría aceptarse algo de culpa al actuar de manera precipitada, siendo así un no muy buen ejemplo a seguir.

—Me pregunto qué quieres escuchar de sus labios para realmente mandarlo al diablo— soltó la rubia en medio de un suspiro.

Sakura, todavía con un mal presentimiento sobre esos dos, volteó a ver de medio lado al Uchiha… tal vez lo que necesitaba era ver con sus propios ojos que no era la indicada para estar con él; y es que lo que más la frustraba era ni siquiera haber tenido la oportunidad de demostrarle que sí podía ser buena para él, si tan sólo la dejara esforzarse por ello.

—Necesito hablar con Hinata.

—Sí, ya somos varios— respondió con algo de gracia la Yamanaka al entrar junto con Sakura a la cancha.

—¡Corramos, señoritas!— la entusiasta voz de Gai sensei las recibió —¡Corramos y hagamos arder la llama de la juventud!— añadió y tomó de la espalda a las dos recién llegadas y las hizo correr junto con él.

O.O.O.O.O

—¿De verdad te sientes bien?— preguntó una preocupada Kurenai al recargarse en el marco de la puerta de la habitación de visitas.

Hinata le asintió y le sonrió sin mucho ánimo mientras dejaba su apagado móvil sobre el tocador.

—Lamento incomodarte.

—No digas eso, esta es tu casa, me ofende que no pienses así.

La peliazul le sonrió con un poco más de soltura agradeciendo internamente por tenerla en su vida, se sentó sobre la cama y suspiró dándose valor para explicarle a su sensei lo que no pudo cuando llegó.

—Hinata, ¿está todo bien?

Ella asintió.

—Tuviste algún tipo de problema, puedo verlo— mencionó la mujer de mirada rojiza al tiempo que entraba y se sentaba, con algo de dificultad, en un sofá dispuesto en esa habitación —, ¿con quién? ¿Con tu padre?

—Oh, no, no es eso— se apresuró a explicar la peliazul.

—Entonces con tu novio— dedujo Kurenai sorprendiendo a la Hyuuga que se delató en su mirar. La castaña suspiró —. Hinata, si las cosas van mal, lo mejor es…

—No es lo que estás pensando— interrumpió y su nerviosismo la traicionó al hacerla bajar la mirada.

La otra se levantó y se acercó a ella.

—¿Ah, no?— preguntó alzándole el rostro y acariciando su lastimado labio —¿Segura?

Hinata cerró los ojos frustrándose.

—Sí… no es lo que piensas.

—¿Él te maltrata?— preguntó con tono bajo en clara preocupación.

—¡Oh, no, por Dios!— ella se levantó y se alejó un par de pasos — N-no es así— explicó y darse cuenta que le preocupaba que pensara eso, sólo la asustó más, porque no quería que pensara eso de él. No, y no después de lo que ambos habían vivido.

—¿Entonces?— volvió a cuestionar la mujer un poco más tranquila.

Hinata suspiró intentando calmarse y volvió a tomar asiento —No sé lo que me pasa… con él— confesó sintiéndose incluso mareada por todo lo que pensar en Sasuke involucraba.

—¿Pelearon?

—… A-algo así.

Kurenai suspiró y se dio cuenta que si Hinata no quería regresar a su casa por ese día, era porque las cosas eran más serias que una simple discusión. Ella tenía claro que ella y su novio, un Uchiha, ya llevaban una vida sexual activa, hecho que sin lugar a dudas preocupaba a Hinata, lo que no alcanzaba a entender bien, era qué podía asustarla de esa manera.

La mujer de mirada rojiza se sentó en la cama, a su lado —¿Lo amas?— soltó de pronto paralizándola.

Hinata la vio con asombro que estuvo a poco de parecer temor.

—¿Qué?

Kurenai sonrió comprensivamente —Debo entender que sí, o algo sientes por él si ustedes dos están… ya sabes.

La Hyuuga enrojeció y la otra sonrió enternecida.

—¿Sigues temiendo que eso esté mal?— preguntó recordando que la vez que se enteró de esa primera vez de ellos dos, Hinata mencionó ese detalle.

Ella recordó aquella charla con su maestra y cómo las cosas habían cambiado tan drásticamente desde ese entonces, hasta ese día.

—Esto está realmente mal— soltó sin pensar y se lamentó cuando Kurenai frunció el ceño.

—¿Por los asuntos familiares?— preguntó con simplicidad, al saber que una unión Uchiha-Hyuuga no sería grata para ninguna de las dos familias.

—Por tantas cosas— se sinceró la peliazul al necesitar contar, aunque fuese una pequeña parte de lo que la atormentaba.

Con esa frase la preocupación casi maternal que Kurenai tenía por Hinata, se incrementó aún más.

—¿Te estás arrepintiendo de estar con él?— preguntó creyendo entender qué la tenía tan mal, Hinata era de sentimientos firmes, y si estaba rehuyendo de él, sólo podía ser por eso.

Los ojos perlados buscaron los rojizos y cálidos de su maestra.

—No sé— fue completamente honesta. Antes un 'sí, ojalá nunca hubiese aparecido en mi vida', era la respuesta que hubiese gritado, aunque sea internamente; y ahora no lo era. Esto casi humedece en llanto los ojos perlados.

Kurenai pasó saliva suavemente y entonces Hinata bajó su mirada y apretó sus manos en las blancas mantas que cubrían la cama, frustrada.

—Y-yo la verdad… preferiría no sentir nada por él— dijo en voz baja y esto hizo suspirar a la mayor.

—Quiero entender que, sientes más por él que lo que deberías— dijo creyendo comprender. Hinata sintió eso como una puñalada en el pecho, porque aunque la castaña no sabía todo lo que esa frase involucraba, era enteramente verdad… sentía cosas por Sasuke que no debería sentir.

La ojiperla sintió que sus ojos se llenaron de lágrimas.

Kurenai se puso de pie —Puedes quedarte el tiempo que necesites— le dijo y le acarició un hombro —, Asuma llega ya tarde y se va muy temprano, seguro ni lo notará, para que no te sientas incómoda— le explicó, pues su esposo estaba intentando avanzar todo lo posible en su trabajo para cuando estuviesen cercanos al parto, poder atenderla.

—Gracias— respondió sin atreverse a alzar la mirada.

—Sabes que si necesitas que yo interceda por ustedes con tu padre, yo con gusto lo haré— dijo la mujer que se inclinó ligeramente, intentando verla a los ojos.

Hinata sonrió sinceramente y con los ojos aguados, agradeciendo profundamente esa intención.

—No te preocupes— añadió la madura mujer —, sé que no eres de la clase de chica que se enamora de la persona equivocada— agregó haciendo a Hinata levantar sus ojos a ella. Kurenai extendió su sonrisa —. A veces las situaciones que nos rodean no son las mejores, pero si de algo estoy segura, es que un sentimiento tan puro y tan complejo como el amor, no se puede despertar por la persona equivocada— añadió asustándola más —. Tranquila, no digo que lo ames o que él es el amor de tu vida, quizás no lo sea— dijo al notarla —; sólo no te tortures al intentar saberlo tan pronto, te darás cuenta a su tiempo, sabrás diferenciar exactamente lo que es… y lo que no es amor— finalizó y le guiñó un ojo, intentando aligerar el peso que la peliazul cargaba, pues creía entender que Hinata se estaba enamorando y eso le daba miedo por el peso que sus familias tenían.

Una vez que Kurenai cerró la puerta, dejándola sola en esa habitación, las ganas de vomitar volvieron a Hinata, sus ojos, ya aguados, ardieron terriblemente y ella solo pudo recostarse en la cama, colocándose en posición fetal; se abrazó a la almohada y apretó los ojos intentando entenderse.

¿Qué sentía por Sasuke? No era amor, eso estaba claro. Pero el hecho de no odiarlo como se suponía debía hacer le preocupaba, y lo hacía más, al también descubrirse pretendiendo cuidarlo y esto sólo fue surgido por los mismos actos en los que él se expuso para protegerla. Su piel se erizó y se apretó más a la almohada.

… lo que más la enfrentaba con su conciencia, fue lo ocurrido esa madrugada.

«Me… me dejé arrastrar por todo eso y yo y él…» pensó casi con miedo al sincerarse y darse cuenta que eso que hicieron, estuvo cerca de ser, hacer el amor «Por Dios»

Se tragó el nudo que se estaba formando en su garganta y rogó por que el tiempo pasara pronto y que eso que ahora la atormentaba, dejara de hacerlo, o, de al menos, poder lidiar con ello de forma fría e inteligente porque odiaba cómo se sentía.

O.O.O.O.O

Los ojos negros y profundos del Uchiha se cerraron al tiempo que con un par de sus dedos se apretaba el puente de su nariz, cansado y fastidiado, al recargarse en la recién cerrada puerta del departamento de Hinata.

—La señorita no ha regresado— dijo el encargado del edificio que insistió en subir con el pelinegro hasta el departamento —. ¿Cree que algo malo le haya pasado? Me pregunto si deberé informar a su familia— agregó y meditó en voz baja su última frase.

Sasuke resopló molesto al tiempo que se marchaba con las manos en los bolsillos del pantalón, pretendiendo no darle tanta importancia.

—Esta mañana llamé a los servicios de emergencia— informó el hombre entrado en años, deteniendo los pasos del moreno —. No sé si es bueno o malo que no sepan de ella— agregó realmente preocupado, pues cada que la joven se ausentaba, solía avisar por si alguien llegaba buscándola y esta vez no había sido así.

—No creo que haga falta que llame a nadie— soltó el Uchiha al tiempo que retomaba su paso.

—¿Ah, no?

—Ella debe volver pronto.

—¿Cómo lo sabe?— preguntó el hombre pero el pelinegro ya no respondió, su semblante molesto, frío y altivo, contuvo al hombre de seguir preguntando; éste, en un voto de confianza que le dio, se prometió esperar un día más, después de todo él era el novio de la peliazul, pero si ella no daba señales de vida, entonces sí alertaría a sus familiares, pues ya habían pasado dos días desde que ella salió directo a la universidad y no regresaba.

El pelinegro entró y salió del elevador en un par de minutos, estaría en su departamento momentos más tarde.

—¿Dónde demonios te metiste, Hinata?— se preguntó al estar viendo desde su departamento, hasta el de ella.

El día anterior había ido a buscarla al salir de la universidad luego de que Ino y Naruto aseguraran haberla visto en el campus, pero ella no estaba, se marchó casi al instante luego de comprobar su ausencia y había vuelto un par de veces más por la tarde-noche, se sintió un verdadero imbécil. Molesto con él y con ella, también ese día por la mañana había vagado sus ojos entre los estudiantes y tampoco la encontró, entonces comenzó a preocuparse, Hinata era todo, menos irresponsable y ya era el segundo día consecutivo que faltaba a clases.

Una sensación de vacío le molestó el estómago y tensó la mandíbula al pretender no darle importancia. Se dio media vuelta y tragó secamente y justo al recargarse en el marco de la ventana, el timbre de su departamento sonó fastidiándolo aún más.

—¡Hey, Sasuke!— la voz de Suigetsu resonó incluso hasta en el interior del departamento.

El pelinegro abrió la puerta luego de que un par de gritos más acompañaran al sonar del timbre.

—Hey hombre, por un momento creí que no estabas— saludó el de mirada morada al extender su sonrisa filuda y radiante, estuvo a punto de recargarse en la puerta, pero el Uchiha se dio media vuelta y regresó tras sus pasos, dejándole la puerta abierta —. ¿Por qué tanto silencio?— cuestionó extrañado el recién llegado, porque si bien el pelinegro no era bullicioso, al menos solía encender el televisor.

—¿A qué vienes?— preguntó secamente al mismo tiempo que entraba a la pequeña habitación de la que había salido y se tiraba en la cama, a revisar su móvil.

Suigetsu torció los labios, aburrido —Pensé que estabas enfermo o algo— dijo al creer que a eso se debía el silencio del lugar —, pero veo que estás del mismo maravilloso humor de siempre— ironizó al recargarse cerca de la ventana donde segundos antes había estado el Uchiha.

El moreno ignoró su comentario, lo vio a los ojos un segundo y regresó su atención al móvil.

Suigetsu suspiró aburrido.

—¿Y qué haces aquí?— preguntó viendo sin ánimos el exterior, el día era helado, casi podía jurar que pronto nevaría — Vayamos a un bar, a calentarnos con algo de whisky; hay algo de lo que me gustaría hablar contigo.

—…

El peliblanco volteó a ver al moreno y su semblante, lejos de aburrido, se mostraba ausente.

«¿Qué demonios le pasa?» se preguntó al extrañarse.

El peliblanco se rascó incómodo el cabello —Ayer me acosté con Karin— soltó de pronto, obteniendo por un segundo la mirada del Uchiha, sólo para perderla un momento después —¿No dices nada?

—No sé qué demonios esperas que diga.

El de mirada morada tragó discretamente sólo para suspirar después.

—Creí que al menos estarías celoso— confesó sintiéndose mal por la pelirroja, pues aunque siempre estuvieran peleando, él quería a Karin, la quiso más luego de que después de una borrachera años atrás, ella se entregara a él por primera vez, sólo para luego seguir con su meta de acostarse con ese moreno frente a él.

—Por mí pueden hacer lo que quieran— soltó fastidiado al tiempo que se levantaba dispuesto a salir de ese lugar.

Suigetsu, que ya había reconocido el edificio de enfrente, le dio la espalda a su amigo para seguir observando la torre departamental del otro lado de la calle.

—¿Es por ella?— soltó haciendo al otro detener sus pasos y voltear a verlo de medio lado.

—¿Por ella qué?— preguntó molesto al no gustarle su tono conocedor.

—Que si es por ella que mandaste al diablo a Karin hace dos noches— dijo recordando como la pelirroja llegó furiosa y frustrada a su departamento, pretendiendo usarlo como saco de boxeo y paño de lágrimas, para luego, al día siguiente que amaneció ahí, terminar los dos enredados en medio de su sala.

—No es tu asunto— respondió y salió de esa habitación.

—¿Estuviste buscándola?

Sasuke siguió directo hasta el refrigerador, lugar de donde conseguiría una lata de cerveza.

—Porque me pareció verte cruzando la calle momentos antes— agregó el peliblanco y observó a detalle la reacción de su amigo.

Sasuke tragó pesadamente y luego avanzó con la cerveza en la mano, hasta el balcón, lugar al cuál se asomaría sin aparente interés.

—Esa noche dormí con ella— soltó con voz áspera y fría, sorprendiendo al peliblanco por lo sorpresiva y tardada de su confesión.

Los ojos morados no perdieron detalle del semblante serio y esa aura ausente que parecía rodearlo.

—Debes estar bromeando— se atrevió a decir luego de tragar pesadamente.

—…

—¿Ella… ella cooperó o…?— quiso preguntar y no se atrevió a continuar. Otra vez hubo sólo silencio de respuesta y él se preguntó si él había sido consciente de lo que le dijo. Negó en silencio y con insistencia, obviamente sí era consciente de lo que le dijo, y también, era obvio que aquello había sido consensuado, de lo contrario, él no hubiese usado la palabra dormir y tampoco sería tan desgraciado para decírselo de no haber sido así.

Esto sólo le dio la seguridad que él estaba en lo correcto al suponer que Sasuke sí sentía algo más por esa chica.

—¿Ella qué… qué piensa de todo esto?— preguntó luego de largos segundos en silencio en los que el viento helado golpeó al pelinegro en el exterior.

El Uchiha se quedó viendo algún punto lejano en la ciudad y guardó silencio un par de segundos.

—No sé nada de ella— soltó por fin sorprendiendo al de afilados dientes.

Suigetsu se rascó el cabello y caminó formando un pequeño círculo al darse cuenta que si él le estaba contando tal cosa, era porque obviamente Sasuke se sentía en jaque… algo que jamás creyó ver.

—¿De… desde hace dos días?

El de profundos ojos negros asintió en silencio sin voltear a verlo.

Suigetsu tragó pesadamente sin poder imaginarse qué estaba sintiendo el otro en ese momento.

—Sasuke… ¿tú la quie-…?— sí, si la quería, lo supo al darse cuenta cómo evadió la pregunta a medio formular, que intentó lanzarle, al girarse y regresar por otra lata de cerveza. Suigetsu guardó silencio por eternos segundos en los que meditaba la situación —… Así que la hiciste huir— soltó con la seriedad que detestaba y el otro lo vio de reojo —, ¿qué esperabas?

«¿Huir?»

—Te dije que no era bueno que te siguieras involucrando. Esa chica no va a corresponderte— agregó el peliblanco con un toque de burla.

—Ya lo hizo, imbécil— soltó agriamente desde la cocina, recordando la última noche que pasaron juntos.

El otro se sorprendió y luego sonrió con soberbia —¿Ah, sí? ¿Y entonces por qué parece que está escapando?

«Eso es lo que quisiera entender» pensó el molesto Uchiha.

—Acéptalo. Esa chica es doblemente prohibida, déjala en paz— sermoneó el chico que terminó tomando asiento en uno de los sofás y recargándose totalmente en éste —. Dejando de lado el hecho que esa chica está enamorada de tu amigo, el estúpido rubio; ninguno puede olvidar lo que le hiciste— le recordó con voz seria.

Sasuke volvió a la sala a pasos lentos, escuchándolo, pero firme en lo que él creía de todo eso, Hinata le estaba correspondiendo y que Naruto se jodiera.

El peliblanco se revolvió el cabello cansándose de temas serios, se levantó y avanzó un par de pasos.

—Hazme caso, olvídala. El que ella te permita follártela seguido no quiere decir que…— las palabras del de ojos morados se vieron interrumpidas cuando al segundo siguiente, su espalda estaba estrellándose estrepitosamente contra la pared, luego de que el furioso pelinegro lo tomara de la camisa y apretara su garganta con su antebrazo.

Suigetsu luchó por tragar saliva al verlo destellar maldad de esos ojos negros.

—Vuelve a hablar así de ella y estás muerto— habló seria y fríamente viéndolo a los ojos, tan cerca, que el peliblanco enmudeció.

El de filosos dientes asintió despacio segundos después y se sobó el cuello cuando fue soltado.

—Lo que quise decir es que…— intentó explicarse y fue interrumpido cuando Sasuke salió de su departamento dando un portazo, luego de tomar una chamarra de piel —. Joder— soltó al tiempo que levantaba la lata semi vacía que el moreno había soltado al momento de agredirlo.

«Vaya que estás jodido, Sasuke» pensó al ir a tirar los restos de esa cerveza a la basura… ¿qué pensaría Karin de todo eso? Negó en silencio sabiendo que no podría decírselo. También se maldijo por lo crudo de sus palabras, sabiendo que se merecía la reacción del Uchiha, pero de alguna forma él tenía que entender que por mucho que creyera sentir algo por esa chica Hyuuga, lo cierto era que ambos compartían un pasado difícil de olvidar.

O.O.O.O.O

Luego de sumergirse un par de horas en un bar, el Uchiha conducía por la ciudad, preguntándose la razón de la usencia de Hinata, intentando adivinar dónde se había metido mientras se maldecía por ser el imbécil que era porque no dejaba de pensarla, y es que, ¿cómo lograrlo? ¿Cómo era que después de esa noche la idiota desaparecía?

—Maldita seas, Hinata— soltó en voz baja mientras esperaba el verde en una esquina.

El pelinegro resopló dolido… él todavía podía sentirla vibrar bajo su cuerpo si cerraba los ojos, casi podía escucharla gemir en sus oídos al recordar cómo la penetraba, tenía la sensación de los brazos temblorosos de pasión de Hinata rodeándole el cuello mientras le permitía tomarla. Tragó secamente al momento de volver a conducir al haber cambiado el semáforo.

—Eres un imbécil, Sasuke— se dijo mientras negaba en silencio, ¿cómo demonios dejó que Hinata le importara tanto?

Eso de mandarla al diablo, como días antes le dijo, comenzó a resonar en su cabeza producto de su ego herido.

Y mientras el moreno regresaba a su departamento, Hinata suspiraba al revisar los libros en su mochila.

—¿Todo listo?— preguntó Kurenai con una extensa sonrisa al verla.

Hinata asintió —Por la mañana necesitaré pasar a recoger un par de cosas al departamento, pero… creo que todo está bien.

—Me alegra, te he visto trabajar duro a pesar de faltar a clases.

—Me siento tan tonta— confesó al rascarse el cuello.

—A veces todos necesitamos un respiro, apartarnos y pensar— respondió la mujer mayor al guiñarle un ojo, Hinata asintió y Kurenai se sintió por fin tranquila al verla mucho mejor que como llegó un par de días atrás.

—Y yo pienso que es hora de dormir— Asuma apareció tras la puerta y con un movimiento de cabeza la indicó a su esposa que saliera —. Nos dio gusto tenerte aquí— habló ahora para la peliazul que trató de responder —, sabes que puedes volver cuando quieras— añadió lo ya antes dicho cuando la ojiperla les informó durante la cena, que al día siguiente partiría —, viniste a darnos nuestro ligero respiro.

Kurenai sonrió y asintió.

La Hyuuga sonrió preguntándose cómo una chica en casi depresión podría lograr tal cosa, pero agradeció las palabras instantes después.

Una vez que la pareja se marchó Hinata ya no quiso pensar más las cosas, había definido la postura a tomar y eso la tranquilizaba, y aunque fuese mínimamente, le daba esa gota de seguridad que había estado necesitando.

• • •

La noche no había sido tan reparadora como ella esperaba que fuese, pero con la luz de un nuevo día, las obligaciones surgían.

Volteó a ver su mochila en el lado del copiloto del auto y se sintió casi enternecida cuando, al llegar por los libros que necesitaba y cambiarse de ropa, el encargado del edificio había salido a su encuentro y entre variadas preguntas, casi le suplicó que si pensaba volver a hacer algo como ausentarse tanto, al menos tuviera la amabilidad de avisarle, y aunque el casi envejecido sujeto se excusó en que era parte de su trabajo, Hinata pudo ver una preocupación que venía del afecto que le tenía. La sonrisa que mostró al recordar al anciano, se perdió por completo cuando a su cabeza volvió ese joven de mirada negra, el mismo que según supo, había estado buscándola.

—No flaquees— se suplicó cuando en su estómago comenzó a sentirse un revuelo de ansiedad y nerviosismo.

Suspiró profundamente y se concentró mejor en pensar qué clase de excusas daría por estar ausente; Hinata se había asegurado de no perder más de dos clases de ninguna materia y claro, no perder ningún examen, por eso regresaba a esa hora donde seguro estaban ya a mitad del almuerzo, ocuparía el tiempo restante para conseguir tareas y entregar trabajos atrasados, claro, esto sólo con los catedráticos flexibles, los cuales eran relativamente pocos. Negó en silencio al llegar al estacionamiento del campus, sin poder creer en los problemas que se metía únicamente por su cobardía. Buscó no reprocharse más, aunque en el fondo intentaba justificarse.

La Hyuuga llamó la atención de los diversos alumnos esparcidos por el lugar al apenas bajar, la elegancia de la joven heredera no era pasada por alto aunque su perfil bajo la hiciera pasar desapercibida momentos después. Sobre esa delgada blusa negra de mangas y cuello alto que ocultaba la marca que Sasuke le había dejado, portaba un bonito vestido invernal sin cuello y sin mangas, los motivos cuadriculados de la tibia tela en negro y en beige, se ajustaban a su cintura y a su busto, expandiéndose suavemente en la falda plisada del mismo; una mallas negras y unas botas de igual color y mediano tacón completaban el atuendo de la chica que caminaba mordiéndose ligeramente el labio.

El viento frío que le ondeaba el cabello casi la paraliza cuando entre los autos presentes, encontró el del Uchiha. Ignorando el nuevo revuelo en su estómago, siguió su camino como si no lo hubiese notado.

Luego de algunos minutos en su facultad, buscando entre las aulas a los profesores a los que les debía trabajos, Hinata sonrió al encontrar una cara conocida entre los estudiantes.

—Matsuri— saludó al ver a la castaña que le sonreía y se acercaba a ella.

—¿Cómo te fue?— preguntó la otra que cargaba su mochila al hombro. Hinata y ella se habían mantenido en contacto pues compartían la mayoría de las clases —¿Te recuperaste de tu enfermedad?

La peliazul asintió y se sintió mal por haberle mentido.

—Me alegra, espero que no hayas olvidado conseguir un justificante médico para presentarlo.

—Sí, veré qué hago con eso— soltó la animada ojiperla —, y ¿por qué no estás comiendo?

—Me atrasé con un trabajo— confesó la castaña —, ¿me acompañas a entregarlo?

Hinata asintió y ambas chicas, envueltas en la charla, tomaron dirección hacia las escaleras para acceder al segundo piso de ese edificio.

«Así que volviste» pensó el Uchiha que alcanzó a ver a Hinata mientras él recién entraba a ese lugar.

—Sí, Ino me lo dijo, 'ttebayo, ¿no lo sabías?— la voz de Naruto a su espalda detuvo el impulso que tuvo de ir a buscarla.

—No, no acostumbramos a hablar mucho últimamente— respondió secamente el Nara que caminaba con ellos.

—¿Y tú teme? — preguntó el ojiazul al pelinegro que caminaba con las manos en los bolsillos y sin prisa delante de ellos — ¿Irás a la fiesta organizada por el cumpleaños de Hinata?— agregó haciendo al moreno voltear de reojo a verlo. Naruto exhaló profundamente sin importarle mucho realmente la respuesta del Uchiha — Saben, creo que lo haré ese día— dijo después de asentir decidido, provocando la molestia del moreno de mirada fría.

—Por favor, no le fastidies la vida— soltó el Nara con medio tono de burla, al entender que se confesaría.

Naruto se rio al parecerle divertido el comentario, aunque no estaba de acuerdo con él —¿Será que me diga que sí?

Shikamaru se encogió de hombros sin saber y sin interesarle mucho pensarlo, mientras el Uchiha, en silencio, se aseguraba que no… Hinata iba a responderle que no, de eso iba a encargarse él. Por un segundo pareció compadecerse de Naruto, pero el idiota ese había tenido el interés de Hinata tiempo atrás y no pareció notarlo… ahora no iba a entregársela, no, porque él la quería y la quería para él. Hinata ya era suya, se aseguró esto al endurecer su mirada mientras la veía avanzar por el pasillo del piso superior, todavía sin ser notada por el despistado rubio.

La molestia y fastidio del Uchiha se incrementó todavía más.

O.O.O.O.O

Luego de que casi no le alcanza el tiempo del descanso para entregar tareas y trabajos pendientes, Hinata y Matsuri habían entrado a su siguiente clase juntas, Inglés y una variante de cálculo eran materias en las que por suerte no tenía problemas; una vez concluidas éstas, ambas chicas habían cambiado de aula y con eso terminaban sus clases juntas. Estando a menos de media hora de finalizar el día escolar, el móvil de Hinata vibró dándole aviso de un mensaje de texto; por un momento casi se paraliza, pero al reconocer el número de Sakura en la pantalla, lo abrió sin problemas.

"Hey, ¿qué te ha pasado estos días?, hemos estado buscándote. ¿Estás bien?"

Hinata pasó saliva discretamente mientras ignoraba al profesor que exponía la clase y tecleaba una respuesta.

"Tuve un problema familiar, siento no avisar."

Había respondido sólo para justificar su móvil apagado y la ausencia en su hogar.

Sakura tardó un par de minutos en responder.

"¿Estás aquí? Ino creyó haberte visto"

Ante esto, a la Hyuuga sólo le quedó afirmar; no se sentía cómoda viendo a Sakura tan pronto al saberla enamorada del Uchiha, y ser consciente al grado que ella y él habían estado involucrándose.

"Vayamos a comer las tres saliendo de clases, ¿te parece bien? Hay algo que quisiera preguntarte"

"Sí, me parece bien."

La peliazul suspiró y se obligó a serenarse. Nada había cambiado, y de lo que sí había cambiado, ellas no sabían nada; lo de ella y Sasuke seguía siendo un secreto únicamente de ellos dos. El hecho de sentirse extraña o más unida a él, era algo que no debía salir de su interior, es más, debía desaparecer tan absurdo sentir… sus tormentos eran únicamente de ella y así debía seguir el tiempo que durase esa farsa con Sasuke.

La clase continuó y aunque ella se esforzó en poner atención, el hecho de saber que le mentía a todo el mundo le provocó una sensación de vacío. Le mentía a su familia, a sus amigos, le mentía a Sasuke al no decirle que estaba con él por ese favor que Itachi le había pedido… lo peor era que sentía también estarse mintiendo al decirse que Sasuke no lograba afectarla.

Que por favor, todo acabara pronto.

• • •

Un poco más de media hora después, el viento frío volvió a recibir a la Hyuuga al salir de su facultad.

—Supongo que las esperaré en el estacionamiento— se dijo volteando a ver el largo y concurrido camino que llevaba a la facultad de Arquitectura. Apretó la correa de su mochila y caminó entre los alumnos que también salían, después de todo, Ino también tendría que ir por su coche y ella y Sakura llegarían juntas, así que sabiendo que el estacionamiento había sido punto de reunión anteriormente, no consideró enviar un nuevo mensaje.

Rogando salir sin encontrarse con aquél chico que desde que había entrado en su vida no había dejado de perturbarla, Hinata avanzó entre un pequeño mar de gente, sintiéndose segura, llegó al punto donde debía girar para llegar a su auto. Apenas llevaba unos metros recorridos sobre el adoquín de la plancha del estacionamiento cuando sus pasos se paralizaron, al igual que casi lo hace su corazón.

Los ojos perlados se abrieron con sorpresa al ver que en el cofre de su auto estaba recargado el Uchiha, el chico de pantalón de vestir gris y camisa blanca doblada hasta los codos, vagaba sin interés su vista en el lugar, hasta que finalmente su negra y profunda mirada cayó en ella; entonces Hinata tembló y recordando que sus amigas estarían buscándola, se dio media vuelta y pretendió irse.

—Hinata— la voz del moreno la paralizó, ese tono había sido bajo, ronco y casi de advertencia que no necesitó volver a nombrarla para detener sus pasos.

Ella perdió el aliento cuando llamó la atención de más de uno al permanecer inmóvil en medio del camino.

—¿A dónde demonios creías que ibas?— la voz seca y molesta del Uchiha la sobresaltó al escucharla a su espalda.

—Yo… ¡ah!— intentó responder y se interrumpió cuando fue jalada por él, arrastrándola hasta su coche, encerrándola entre los altos pinos tras éste y su cuerpo —¿Qué quieres?— se atrevió a preguntarle para luego llevar su nerviosa mirada a los presentes, algunos los miraban con curiosidad mientras pasaban cercanos a ellos.

—Que me expliques por qué demonios huiste— dijo al soltarla y tapar la única vía de escape con su cuerpo.

Ella perdió el aliento ante su imponente presencia —Ah… n-no hui y… y esto no tiene nada que ver con usted— dijo molestándolo al recuperar esa estúpida formalidad al hablarle.

Aun así, él sonrió de medio lado, soberbio.

—¿En serio? ¿No tiene nada que ver que me hayas dejado desnudo y dormido en tu cama, luego de compartirla conmigo?— soltó ruborizándola y poniéndola nerviosa al extremo de voltear a ver si nadie lo había escuchado.

—Qui-quieres bajar la voz— pidió avergonzada y él sonrió al volver a ser llamado con familiaridad —, a-alguien podría…

—¿Crees que me importa?— soltó fríamente y sin molestarse en moderar su voz.

Ella lo vio a los ojos sin creer el cinismo que mostraba.

—De-debería— dijo y tras ver una vez más que nadie los observara, volvió su vista a él —. L-lo prometiste— añadió en voz baja pero sin dejar de verlo a los ojos —, ¿recuerdas?

Él notó el temor y nerviosismo en sus ojos perlados y sonrió al creer entender a lo que ella se refería con eso de esa promesa.

—Estás loca si piensas que voy a dejarte— su voz sonó ronca y baja al acercarse a ella.

«¿Qué?»

—No después de lo de esa noche— agregó el Uchiha al tomarla de la cintura y pegarla al auto, para pegarse despacio a ella. Hinata apretó sus manos en su pecho, impidiéndole mayor cercanía.

—Lo dijiste— recordó ella apenas pudiendo sostenerle la mirada —… di-dijiste que querías que yo… y… y que luego me dejarías— mencionó sin poder ser más clara.

—Sí— interrumpió él al abrazarla de la cintura y hablarle al oído —, supongo que mentí.

Ella abrió los ojos sorprendida.

—Un orgasmo tuyo nunca es suficiente— agregó dejándole un beso en la oreja, estremeciéndola por completo al tiempo que más la atraía a su cuerpo.

Ella negó en silencio y se quedó casi sin voz —Ya no quiero estar contigo— dijo aun así, por un momento la promesa hecha a Itachi perdió valor cuando se dio cuenta los límites que podía tocar con Sasuke a su lado.

—Mientes— aseguró él al soltarla y luego de apoyar su mano en el coche, sostenerle la barbilla para verla a los ojos.

Hinata negó —No… no me gustó lo que sentí— dijo al estar demasiado atormentada.

—¿En serio? Pues las marcas de tus uñas en mi espalda podrían fácilmente contradecirte— soltó orgulloso de ello y se acercó a besar sus labios.

—Oh, por Dios— ella desvió su rostro y casi juró que podía desmayarse por todo el bochorno que la desfachatez del chico le provocaba.

—¿A qué le tienes miedo, Hinata?— preguntó roncamente al apoyar sus dos manos en el coche, aprisionándola entre éste y su cuerpo. No dejó de verla a los ojos.

Ella comenzó a respirar por los labios, asustada por esa pregunta.

—¿A mí, o a ti?— soltó eso que ella se había preguntado tantas veces en esos días — ¿A esto?— añadió para tomarla de la barbilla y hacer chocar sus labios contra los de ella, besándola con la pasión que ella le provocaba pero con la precaución que debía para no asustarla.

Cuando el Uchiha, falto de aire, se alejó de ella, Hinata casi lloraba; sí, le tenía miedo a eso, lo que fuese que se estaba formando entre ellos. Los ojos negros a centímetros de los de ella, la notaron a punto de colapsar emocionalmente, y aunque no le gustaba retarla así, sabía que sólo de esa forma podría sacar lo que ella callaba.

—Me encantas, Hinata— habló él al reconocer tal cosa, al saberse atraído, como imantado a cada reacción de su cuerpo, por eso cuando los ojos de ella temblaron y sus labios se abrieron, él los besó, ignorando por completo a cualquier cosa o persona que los rodeara.

—Sasuke… yo…— habló ella sobre sus labios, envuelta en él.

—¿Hinata?… ¿Sasuke?— la voz femenina y notoriamente impactada rompió la burbuja en la que la pareja pareció envolverse —… ¿u-ustedes? — y los ojos verdes temblaron sin poder creer lo que veían.

Continuará…


Seguro alguna me odia por dejarlo aquí, pero hay que hacer vivir el suspenso.

Bueno, siento si me tardé unos días más de lo que acostumbro, pasaron algunas cosas que ahora no tienen mucha importancia y bueno, seguimos con la historia, ojalá les esté gustando.

Gracias por sus comentarios:

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Muchas gracias a por seguir aquí y no dejarme sola a pesar de que me tardo casi un mes en actualizar. A quienes son nuevas, bienvenidas.

Algunas de ustedes se tomaron la molestia de apoyarme al ver que hubo un par de comentarios en contra de la idea de esta historia, lo aprecio mucho; esos comentarios aparecieron porque no me ofendieron como persona y a pesar de ser detractores, los respeto, eso también ayuda a no bajar la guardia, la temática sigue siendo fuerte a pesar de haber pasado los peores capítulos; en fin, supongo que gracias también a esas chicas.

Ya, que tengan lindo día, disfruten sus vacaciones que yo sí me iré quince días de vaga xD

Un beso.

Aidé.