Capítulo 4.

Tritón llegó al palacio de su padre. Lo buscó durante quince minutos y al no encontrarlo le preguntó a un delfín si lo había visto.

El pez le dijo que estaba en la forja.

A medio camino, se cruzó con su padre.

-¿Padre estás ocupado?

-Ahora mismo no. ¿Por qué lo preguntas?

-Necesito hablar contigo a solas. Mejor si es en un lugar privado.

-Sabes que aquí nadie puede enterarse de lo que decimos. Así que si es algo sobre algún otro dios... no hace falta que te preocupes.

-Me sentiría más tranquilo en un lugar más íntimo. Es un tema delicado.

-¿Le ha pasado algo a Percy? Le pregunté a uno de los hipocampos si te había visto y me dijo que habías ido a verle.

-Algo así.

El dios de los mares le hizo una seña a su hijo para que le siguiera.

Nadaron durante diez minutos hasta llegar al palacio. Allí subieron unas escaleras y se metieron en una habitación vacía.

-Cuéntame qué ha pasado.

-¿Recuerdas el día de la fiesta?

El dios asintió.

-La hija de Atenea le dio un afrodisiaco a Percy y...

-Espera un momento. ¿Por qué le dio un afrodisiaco?

-No tengo ni idea.

-Continúa.

-él salió al jardín porque tenía mucho calor y se encontró con Zeus.

-¿Cómo? ¿No pasó nada verdad? Quiero decir que...

-Tuvieron relaciones. -Le cortó su hijo.

Poseidón se levantó Lívido de furia.

-¡Cómo se atreve! ¡Es mi ijo! ¡Voy a matarlo! ¿Por que´no nos lo ha dicho antes?

-Papá siéntate aún hay más.

El dios ovedeció.

-¿No irás a decirme que está enamorado de él verdad?

-Es otra cosa.

-Mientras no me digas que espera un hijo suyo... todo irá bien.

-No espera un hijo suyo.

Poseidón respiró aliviado.

-Espera dos.

-Menos mal que no esp... ¿Qué has dicho? Tritón si esto es una broma no tiene ninguna gracia.

-Percy me ha dicho lo mismo y te contestaré lo mismo que a él. No es ninguna broma.

-¿Quién lo sabe?

-Un hijo de Apolo, el hijo de Hades, el hijo de Zeus, la hija de Atenea, una hija de Afrodita y un hijo de Hefesto.

-¿Annabeth, Jason, Piper, Leo, Nico y Will?

-Sí.

-No confío en la hija de Atenea. Aún no sabemos por qué le dio el afrodisiaco.

-Todos hemos jurado por el río Estigio que no diremos nada a no ser que él nos dé permiso.

-Te voy a decir yo por donde me meto esos juramentos.

-Nico ha ido a preguntarles a dos hijos de Apolo muertos sobre el embarazo masculino porque no sabemos si es seguro que algún otro dios se entere. Ni siquiera sé si Zeus está al tanto de las noticias.

-Zeus no me preocupa porque me lo voy a cargar. La que me preocupa es Hera. Si se entera puede ser muy peligroso.

-Les he dicho que no hablen fuera de la cabaña del tema y le he prohibido a Percy que salga de allí. Aunque ella no tiene hijos en el campamento, siempre manda pavos para que espíen. Menos mal que no puede entrar en la cabaña ni escuchar lo que ocurre dentro.

-Tengo que hablar con Zeus de esto. Hades también tiene que saberlo.

-Le he dicho a Percy que podría esconderse aquí y nosotros cada vez que Will tenga que vigilar el estado de mi hermano, podemos darle acceso al palacio. Los otros semidioses pueden cubrirle.

-Es una buena idea. Vamos a traerle aquí ahora mismo.

-Percy está muy asustado.

-Yo también. Esto puede ser muy peligroso.

Poseidón se quedó mucho tiempo en silencio y después dijo:

-¡Voy a ser abuelo! ¡El idiota de mi hermano ha dejado embarazado a mi niño! ¡Voy a matarte lenta y dolorosamente Zeus! ¿Qué vamos a hacer Tritón? Un nieto!

-Papá has tenido muchos nietos y biznietos y tataranietos y...

-Mi pobre Perseus. Qué dirá su madre.

-No debe saberlo aún.

-Tienes razón.

El dios del mar había palidecido.

-¿Papá?

El dios no respondió.

-¿padre?

-Vamos a por tu hermano. Espero que tu madre no se queje mucho.

-Si no se ha quejado porque tienes una relación con Hermes, dudo que se queje por esto.

-No mientas niño. Yo no tengo tal relación.

-Os he visto padre. Y os he oído cuando...

-No es una relación.

-¿Ah no? ¿Y entonces el hijo que va a tener Hermes tampoco es real?

-¿Cómo sabes tú eso?

-Hasta Percy y los hijos de Hermes lo saben. Entre ellos se llaman hermanos.

-Vámonos. Vas a hacer que me salgan canas.

Tras levantarse, ambos desaparecieron en dos remolinos de luz.