Capítulo 5.
En la cabaña del dios del mar los semidioses hablaban mientras esperaban noticias de Tritón.
-¿Annabeth por qué le diste un afrodisiaco a Percy? -Interrogó Nico.
Todos miraron a la semidiosa esperando una respuesta.
-Normalmente los afrodisiacos del Olimpo son de color rosa y las bebidas azules suelen ser para evitar que el alcohol te suba rápido.
-¿Entonces no sabías lo que era esa bebida? -Preguntó Leo.
-Por supuesto que no. Si hubiera sabido que era, nunca se la habría dado.
-Yo te creo. -Le dijo Will.
Los demás asintieron dándole la razón al hijo de Apolo.
-Solo lo he preguntado por curiosidad.
-¿Percy como vas asimilando lo de ser padre? Sabes que tu cuerpo sufrirá muchos cambios y...
-¿Annabeth estás insinuando que me pondré gordo?
-Claro que vas a engordar pero no era eso lo...
-¡Eres una insensible! ¿Lo sabías? -Dijo Percy llorando.
-Son las hormonas sesos de alga. Tranquilízate.
-Annie lo estás empeorando. -Musitó Leo.
El hijo de Poseidón se acercó a Will, se sentó en su regazo y le abrazó por el cuello.
-¿Has oído lo que me dice?
Will rodeó al semidios entre sus brazos.
-No la hagas caso.
-A lo mejor Nico se pone celoso. -Comentó Jason.
Percy miró a Nico.
-No te preocupes quédate ahí. No me molesta.
-¿Habéis oído? Will y Nico no son tan insensibles como vosotros.
Dos remolinos de luz aparecieron en el centro de la cabaña. De ellas salieron Tritón y un pálido Poseidón.
Percy al verlos se levantó y corrió a los brazos de su padre.
-Hola papá.
Poseidón abrazó perplejo a su hijo.
-(¿Eso que me está empapando la camiseta son lágrimas?) -Se preguntó.
-Annabeth es una insensible. Me ha dicho que me pondré gordo.
Ambos dioses fulminaron a la rubia con la mirada.
Tritón se acercó y también abrazó a su hermanito.
Un rato después se sentaron en las camas.
-Lo que yo quiero saber es... -Comenzó el dios del mar. -¿Por qué le diste a mi hijo una bebida afrodisiaca?
-Era un líquido azul y esos suelen servir para que el alcohol no suba tan rápido.
Poseidón frunció el ceño.
-¿Qué pasará ahora papá? ¿Estás enfadado conmigo?
-Claro que no hijo. Estoy sorprendido porque eres todavía muy joven... Pero al único que me voy a cargar es a mi hermanito.
Jason se encogió instintivamente.
-Jason no te preocupes. Tú no morirás fulminado. -Comentó Tritón.
-¿Y qué puedo hacer?
-Vammos a llevarte a mi palacio y te quedarás allí para que si Hera se entera, no pueda encontrarte. A Tyson le encantará verte. Tus amigos dirán que fuiste de visita y podrás hablar con ellos mediante mensajes Iris.
-¿Y cómo haréis para encargaros de monitorear el estado de los bebés? -Cuestionó Piper.
-Vendré cuando necesitemos a Will y lo llevaré al palacio y después lo traeré. -Respondió Tritón.
Percy estaba bastante asustado. No sabía que hacer con esta responsabilidad.
-¿Cuando nos vamos? -Preguntó.
-Recogeremos tus cosas y nos iremos.
-¿No dirá nada Anfítrite? -Preguntó Nico.
-Yo me ocuparé de eso. -Comentó Tritón con tranquilidad.
-Despídete Percy que nos vamos.
Poseidón chasqueó los dedos y las pertenencias de su hijo se ordenaron en una maleta.
Los semidioses abrazaron a Percy y le desearon buena suerte.
-Michael y Lee le han dicho a Nico que a partir del sexto mes debe guardar reposo y que no se nos ocurra dejarle pelear. -Comentó Will.
-Gracias por avisar. -Dijo Poseidón.
Tritón cogió la maleta de su hermano y desapareció.
Poseidón le dio la mano a su hijo y ambos se desvanecieron.
Los otros semidioses se quedaron mirando el punto donde había estado su amigo, se levantaron y salieron de la cabaña.
Le dijeron a Quirón y Dioniso que Percy había ido de visita al palacio de su padre y que se quedaría allí una temporada.
Ambos asintieron y siguieron jugando a las cartas.
Quirón sospechaba lo que podría haber pasado pero era mejor callar.
Algunos semidioses se cabrearon porque Percy no se había despedido de ellos pero el cabreo no les duró nada más que unos días.
En el Olimpo Zeus estaba en su habitación. Hace poco su hijo Hermes le había dicho que Percy Jackson estaba de visita en el palacio de su padre y que se quedaría unos meses.
Desde que tuvieron sexo en aquel hotel gracias al afrodisiaco que la hija de Atenea le había dado al semidios, el rey de los dioses no podía quitarse a ese chico de la cabeza.
Naturalmente, no se lo diría a nadie y le había costado admitírselo a sí mismo casi dos meses.
-Joder que tenía más de tres mil años. Ya no era ningún adolescente para andar pensando como un idiota en un semidios que ni siquiera era hijo suyo.
Si era se enterara de que había tenido una aventura con un semidios y además que el semidios era Perseus Jackson, la que armaría sería tremenda.
Zeus sabía que ya no sentía nada por Hera desde hace siglos pero no podía divorciarse. Aunque a él le encantaría eso.
Desde que tuvo relaciones con Percy, no había vuelto a tener sexo. Lo había intentado varias veces pero solo podía pensar en el hijo de Poseidón y al final había desistido de seguir intentándolo. Cosa rara en él, pues le encantaba el sexo.
-¿Qué me has hecho Perseus Jackson?
No era tonto y sabía que sentía algo por ese joven. Y eso le enfurecía.
-¿Quién se creía que era ese Percy Jackson para hacerle sentir aquello?
Quería volver a tenerlo entre sus brazos, besarlo, acariciarlo y hacerlo suyo.
Quería ser el único que pudiera tocarlo y hacerle sentir placer.
Zeus sabía que era un dios egoísta que solo pensaba en sí mismo y también sabía que, a pesar de que quisiera negárselo hasta a él mismo, no podría controlarse mucho más tiempo e iría a por ese semidios sin importarle nada ni nadie.
-Me estás volviendo loco joven semidios. No quiero que otra persona se te acerque con intenciones deshonestas.
Si su hermano se enteraba de lo que estaba pensando, habría una gran pelea. y sabía que si lograba tener para sí a ese chico, su hermano no le permitiría tener relaciones con ningún mortal ni inmortal.
Descubrió con un sobresalto, que no le importaría no volver a tener sexo con ninguna otra persona si eso significaba tener para él a Percy Jackson.
El dios se sorprendió por sus propios pensamientos y sentimientos y se tapó la cara con las manos.
Suspiró entrecortadamente y trató de calmarse. Cosa que le llevó más de veinte minutos.
Pensaría esto con tranquilidad y cuando llegara a algo concreto, sólido y definitivo, haría planes.
Mientras tanto, se comportaría como si nada pasara.
-Menos mal que Hera no puede leerme la mente que si no... -Pensó.
Respiró hondo un par de veces y salió de su habitación rumbo a la sala del trono.
