LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD DE MASASHI KISHIMOTO. LA HISTORIA ES MÍA.

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LA SUMA DEL DESEO

Capítulo dedicado a Marjo Em, por que hoy es su cumple :')

Cuando Sasuke llevó su mano a bajar el cierre de su pantalón y a abrirse espacio entre sus piernas, Hinata recordó esa última frase dicha por él antes de salir de ese cuarto de lavado, que la atormentó y que había sido la verdadera causante de esa negativa a Naruto.

«Quiéreme, Hinata»

Ella gimió y se abrazó a su espalda y a su negro cabello cuando él deslizó su duro miembro despacio dentro de ella, haciéndola temblar… Y mientras él más se enterraba en su cuerpo, ella entendió que no sólo tenía sexo con él, no sólo unía su cuerpo al de él… también estaba uniendo su alma a la suya.

—Ahhh… Sasuke.

—Hinata— gimió roncamente antes de volverla a besar.

Los labios del pelinegro se abrieron comiéndose los de ella mientras apoyaba uno de sus antebrazos en la blanda almohada, y con su otra mano amasaba uno de sus senos. Cuando sus lenguas hicieron contacto, un escalofrío recorrió el cuerpo entero de Hinata.

—Ahh…— ella gimió al separar despacio sus labios de los de él.

Los dientes perfectos del Uchiha se ciñeron sobre el labio inferior femenino, mordiéndolo, y ella volvió a gemir.

Hinata, sin saber por qué y todavía sintiendo sus ojos arder ligeramente, estiró su cuello y volvió a besarlo; sus manos ahora en el duro pecho masculino, se deslizaron a su cuello y lo atrajeron a ella recuperando la cercanía que el deshacer el beso les había arrebatado… el pelinegro dejó caer su peso sobre ella al llevar sus dos brazos a apoyarlos sobre su cabeza, sintiéndola acariciarlo, besándola y dejándose besar. Él siguió penetrándola arrebatándole el aliento y haciendo entrecortado ese beso, los movimientos de sus caderas movían también el curvilíneo cuerpo femenino y ella luchaba por no dejar sus labios mientras contenía sus gemidos.

Las mejillas de la ojiperla estaban ruborizadas y aun así, volviendo a hacer caso de su instinto, volvió a deslizar sus manos sobre él, esta vez sus delgados dedos se mezclaron en la negra y rebelde cabellera. Sasuke gruñó por eso y dio varias y más profundas embestidas mientras era atraído por las delicadas manos de la Hyuuga, que por primera vez parecía no querer separarse de sus labios.

Algo había cosquilleando de forma tan caliente en el pecho de la joven, que cerró los ojos para disfrutar del dolor que el estar con él le brindaba, era tan contradictorio, le dolía pero se sentía bien bajo su cuerpo y cada uno de sus contactos. Su piel se erizó y tuvo que dejar sus labios cuando él se enterró en ella de forma tan fuerte.

Los ojos perlados se abrieron suavemente al escucharlo jadear en su oído y sentirlo detener sus embestidas. Sasuke deslizó la punta de su nariz sobre la mejilla de la Hyuuga y en un segundo sus ojos profundamente negros se encontraron con aquellos ojos perlas cristalinos de pasión, aun a pesar del rastro de lágrimas que conservaban.

Él jadeó sobre sus labios, maldiciéndose por detenerse, experimentando la sofocante y extasiante sensación de su miembro apretado dentro de ella.

—Quiero desnudarte completa— susurró y ella abrió un poco más sus ojos.

Con el rostro ruborizado a más no poder, Hinata asintió mientras perdía el aliento.

Cuando él salió de su cuerpo, por primera vez obtuvo de ella un gemido inconforme, algo que de no haber sido porque él también odió retirarse, casi le hubiese dibujado una sonrisa victoriosa.

El Uchiha se puso de pie y se deshizo de cada una de sus prendas mientras la veía tímidamente levantarse para pretender hacer lo mismo. Las manos de Hinata temblaron al no animarse a ir a su espalda y bajar el cierre de su vestido, estaba más nerviosa que ruborizada y él lo entendió.

—E-esto de…— soltó la joven y se detuvo un segundo intentando ordenar sus ideas —de alguna forma significa algo… pero no sé qué.

Ella alzó su mirada a él cuando el pelinegro llevó una de sus manos a su mejilla izquierda y luego de besarla despacio, fue él el que le deslizó el cierre de su vestido, provocando que éste callera inmediatamente al suelo. La fuerte mano en la espalda femenina se hizo espacio entre el largo cabello hasta llegar a la cadera y pegarla a él.

Hinata casi se tensó al sentir el miembro duro y caliente del Uchiha pegado casi en su estómago.

—Desde que le dijiste que no a Naruto— soltó roncamente al deshacer el beso, haciéndose de toda la atención de esos ojos perla mientras le deslizaba despacio sus negras bragas —, aceptaste ser mía— añadió haciéndola temblar.

Ella negó despacio.

Cuando la prenda íntima resbaló por las largas piernas de Hinata, él contuvo el aliento y las ganas que tenía de abrirle las piernas y hacerla montarlo.

—De-decir eso es… demasiado fuerte. Yo no sé lo que me está pasan-…

—Yo tampoco— la interrumpió y su voz ronca volvió a estremecerla por dentro. Él tampoco entendía por qué estaba necesitándola tanto, por qué había dejado a sus amigos en ese bar rechazando una noche con Karin, o por qué había conducido por la ciudad hasta llegar ahí, ni por qué le había pedido que le diera su cariño y por qué después de estar en su departamento embriagándose, había terminado por mandarle ese texto que no esperó que fuera respondido.

Y ella, todavía sintiendo un nerviosismo ansioso que le decía que si iba a alejarse de él, ese era el momento de hablar, no dejó de verlo a los ojos mientras lo sentía acariciarle la cadera — Sasuke…

—Pero no hay nada qué hacer— la interrumpió como adivinándole otra vez el pensamiento.

—¿Qué?

Él se separó despacio de ella, desnudo, y ella solo con las coquetas mallas vistiendo sus piernas. Le tomó su mano derecha y la colocó sobre su miembro erecto, haciéndose gruñir por el contacto. Ella respingó pero él no la dejó soltarlo. Hinata enrojeció al volver a verlo a los ojos luego de bajar su mirada a esa parte en su mano.

—Sólo puedo querer más de ti, Hinata… mucho más— dijo y sabiendo que era un miserable egoísta y ambicioso con ella, guio su mano con la suya haciéndola acariciarlo arriba abajo, despacio, gruñendo entre dientes por ello.

Ella negó mientras buscaba apartar su mano pero él se lo impidió.

—E-esto es demasiado— confesó ella al sentir la tan tersa y dura piel caliente del pelinegro que parecía palpitar en su mano, sintiéndola ligeramente húmeda, tal vez de sus fluidos. Tembló.

—No vamos a hacer nada que no quieras— aseguró, pero sabía que si iba a dar otro paso con ella, tendría que ser esa noche. Los ojos de ella temblaron al verlo —. Te quiero más mía, Hinata— confesó y usando su mano libre, la atrajo más a él, haciendo que sus dos senos se aplastaran en su duro pecho al besarle los labios.

Ella gimió atormentada y tardó unos segundos en responderle tímidamente el beso. Cuando él afirmó su cintura con su brazo, al soltarle la mano y que ésta siguiera sobre su miembro, le besó el cuello a la Hyuuga que cerró los ojos y a pesar de la extraña sensación de peligro y pudor, se permitió disfrutar del cosquilleo placentero que la recorrió completa. Sasuke siguió besándole el cuello de una forma quemante que la estremecía y ella no pudo soportarlo más, soltó su miembro y llevó sus manos al marcado abdomen para terminar deslizándolas, pretendiendo tal vez apartarlo buscando controlarse cuando él la hizo caminar de regreso a la cama.

—Sasuke…— lo nombró cuando él se sentó luego de mover las mantas sobre el colchón.

—No digas nada— suplicó al bajar sus ojos a los dos perfectos senos frente a él.

—Mmm…— Hinata gimió pudorosa cuando él los tomó en sus manos para luego comenzar a comer de ellos. Su cuerpo entero, de pie frente a él, se estremeció. Las manos masculinas no pudiendo quedarse quietas, acariciaron, piernas, cadera y espalda de la Hyuuga, abriéndose camino entre su largo pelo.

La mano derecha del Uchiha que ahora comía otro de los senos de Hinata, avanzó despacio por su cuerpo hasta colar dos de sus dedos entre los pliegues de la intimidad femenina, haciéndola temblar.

—Ahh… Sa-Sasuke— sus manos se apretaron en los fuertes hombros y sus piernas temblaron. Ella apoyó su frente en la negra cabellera del chico cuando sus piernas flaquearon y tuvo que apoyar una rodilla sobre el colchón, sólo facilitándole más el tocarla.

—Como me gustaría escuchar que te gusta, Hinata— soltó roncamente al alzar su cara y ver el rostro femenino contraído en pasión y pudor. Su miembro latió desesperado por volver a entrar en ella. Le hubiese encantado escucharla, pero ya no tenía tiempo de torturarla para hacerla aceptarlo.

Él le tomó la otra pierna y la hizo quedar sobre él. Con el corazón bombeando con fuerza y todavía temblando por la intrusión de sus dedos dentro de ella, ella bajó su mirada a él. Su cuerpo vibró al darse cuenta la posición en la que había quedado y reconocerlo como la persona que la confundía, atormentándola, pero también la tocaba, acariciaba y besaba de una forma que le robaba el aliento y el alma juntos. Sus ojos volvieron a arder. Quiso bajarse de él y sentarse en la cama, pero las manos del chico se lo impidieron, luego de verlo a los ojos, entendió que no cedería y entonces ella se sentó sobre sus piernas, teniendo cuidado de no rozar de más aquél miembro tan erecto que se golpeaba contra el vientre masculino.

Hinata le acarició el rostro y pareció no darse cuenta, se acercó a sus labios y el aliento con sabor a licor de ambos, se mezcló. Las manos de él se quedaron quietas en las caderas de la joven sobre él. Hinata estaba aturdida por el alcohol y a pesar de eso él sentía la necesidad de tomar egoístamente tanto como pudiera de ella… ¿qué tan consciente podía estar? Posiblemente mucho, pero no tanto como para resistirse a lo que la hacía sentir.

Unió sus labios a los de ella, rosándolos y la sintió gemir por eso.

Su mano derecha subió por la curvatura de su espalda y la vio a esos ojos perlados que sólo veían sus labios, tan calmada, seguro esperando que la volviera a besar.

—Te quiero, Hinata— un sabor amargo se fue en esa confesión que no pensaba volver a hacer. Tal vez el alcohol y la frustración hicieron mella en él, pero confesó lo que descubrió cuando ella le dijo que quería decirle que sí a Naruto.

Ella alzó sus ojos a los de él y perdió el aliento al no saber qué decir. Sus ojos otra vez casi soltaron el llanto.

—Esto está realmente mal— confesó ella cuando esas palabras le calentaron el pecho de una forma casi dolorosa, pero que le gustó sentir.

—Lo sé.

Sasuke se recostó llevándosela con él y cuando sus rostros volvieron a quedar tan cerca, ella cerró los ojos y lo besó. Un estremecimiento extraño le atravesó la piel a Hinata, cuando él, correspondiendo la ternura e impulso de la chica, le sostuvo la nuca profundizando el beso.

«Sólo esta vez» pensó la Hyuuga al separar más sus labios y dejar que la pasión que él emanaba le impregnara su ser.

La mano libre del chico acarició la cadera y uno de los glúteos de la joven que se apretaba sobre él. La piel de Hinata ardió cuando Sasuke tomó su miembro y lo guio a su entrada, pretendiendo penetrarla. El beso que se había convertido en necesitado y demandante, perdió fuerza poco a poco hasta casi desaparecer; los ojos perlados y oscuros se encontraron una vez más esa gélida noche.

—Quiero…— soltó él roncamente.

Hinata se mordió el labio inferior y asintió despacio sin dejarlo terminar, sabiendo lo que quería.

Enderezó su cuerpo de a poco y él gruñó al sentirla rozarse con su miembro.

—… ¿Sólo esta noche?— preguntó lo que él le dijo momentos antes… en esa noche no había pasado.

Él asintió despacio y se sintió patético al no poder responderle.

Hinata sujetó todavía insegura el duro miembro masculino y lo colocó en su entrada.

—Aggh— él gruñó roncamente al sentirse comenzar a atravesarla.

La ruborizada peliazul se mordió con fuerza el labio y cerró los ojos al bajar despacio sobre la dura carne del Uchiha. Sentir cómo iba entrando en su cuerpo la estremecía, la sensación de irse llenando de a poco y escucharlo gruñir y apretar sus manos en sus piernas, le calentaba terriblemente el cuerpo.

—Amhh— ella gimió sintiendo electricidad recorrerla cuando logró sentarse completamente sobre él, teniéndolo tan dentro.

—Joder, Hinata…

Ella, sin saber qué hacer, acarició sus marcados abdominales mientras se animaba en volver a bajar a besarlo, pues no podía verlo a la cara.

—No— la detuvo él —, quédate así— ordenó al acomodarse mejor sobre las almohadas. Ver a Hinata montada en él, era tan extasiante como para dejar de hacerlo tan pronto.

La luz del pasillo que entraba por la puerta abierta de la habitación iluminaba desde la espalda a la joven. El azulino cabello brillaba y la piel blanca de todo su cuerpo lucía tersa, apenas pudiéndose ver la diferencia de tonalidades entre su piel y la de ella. Los senos redondos subían y bajaban siendo coronados por los rozados pezones ahora erectos; Hinata gimió cuando él se movió bajo ella, sus ojos perlados apenas podían sostenerle la mirada sobre ese marcado sonrojo. Cuando la Hyuuga desvió su vista pudorosa y se llevó un par de dedos a los labios, nerviosa, él volvió a tener la visión de ese ángel al que había corrompido y del cual se había adueñado. Su excitación creció.

—No hagas eso— pidió quitándole su mano de los labios.

—Entonces deja de mirarme— pidió ella.

Él asintió sin pensar cumplirlo.

—Muévete, Hinata.

Ella asintió y sus manos inseguras se deslizaron otra vez por las marcadas abdominales del chico, estremeciéndola y haciéndolo a él perder el aliento.

Cuando ella comenzó a balancear sus caderas sobre él, él gruñó y tuvo que quitar sus ojos de ella si no quería correrse en ese momento. Sus ojos negros cayeron sobre un peluche sobre el escritorio, un conejo blanco de largas orejas y casi pudo jurar quién le había regalado tal cosa.

Hinata comenzó a moverse de arriba abajo sobre su miembro y él lo lamentó por Naruto. Él, sin saber cómo, había logrado meterse tanto en ella, Hinata se lo decía sin palabras… sus manos se apretaron en la cadera de la peliazul ayudándole con el movimiento que les calentaba cada parte del cuerpo… esa joven ya era suya, su rostro rojo, sus caricias tímidas, sus besos torpes y cada uno de los orgasmos que le había dedicado, le decían que ella sentía lo mismo que él.

Si Naruto era la persona que le podía dar felicidad a Hinata, no importaba ya, lo supo al verla y sentirla moverse sobre él.

Era ya suya. No la iba a dejar.

La mirada negra se llenó de pasión al bajar a su vientre, más allá de sus abdominales podía ver su unión con ella, la vio levantarse suavemente y vio su miembro salir de su interior, mojado por ella, para de inmediato volver a verlo desaparecer y experimentar soltando un gruñido, cómo su miembro era exquisitamente apretado por el ardiente interior femenino.

Todo su cuerpo fue recorrido por puro placer. Hacérselo a Hinata, el placer que eso causaba, sólo podía ser superado por ella haciéndoselo a él. Las mallas negras que todavía portaba hacían lucir a esa angelical chica más jodidamente deseable, su rostro enmarcado de placer y sus labios jadeantes, era algo por lo que pagaría por volver a ver. Sus manos subieron con vida propia hasta los redondos senos y los apretaron, haciéndola gemir y unir su mirada a él.

Por un segundo detuvo sus movimientos, sólo para volverlos oscilatorios sobre el Uchiha. El cuerpo de la peliazul volvió a calentarse y sentir el miembro duro y caliente dentro de ella moviéndose conforme ella lo hacía, le estremecía la piel, la quemaba por dentro, le adormecía la conciencia y le humedecía los ojos en pasión. Había una sensación mezclada de placer y culpa en todo su cuerpo.

Sasuke se sentó al abrazarse a su cintura y comenzó a chupar de sus senos.

—Ahhm— ella volvió a gemir por milésima vez, quizás.

Sus dedos se enredaron en la negra cabellera, apretándolo más a ella, experimentando el cosquilleo que le provocaban sus labios al succionarla con fuerza. Y fue ahí, justo ahí, que ella se dio cuenta que Sasuke era como una droga, una que a pesar del daño que le había causado, no podía dejar.

Cuando el pelinegro, conteniendo el deseo que tenía de voltearla y ser él el que la penetrase, le mordió uno de sus pezones, ella gimió y extasiada, y queriendo olvidarse de lo que creía podía ser una dependencia a ese joven, comenzó a moverse con más velocidad sobre él, complaciéndolo y aunque le avergonzaba admitirlo, también a ella. El Uchiha cerró sus brazos en su espalda, apretándola en su cintura, guiándola, pero también cuidando de dejar espacio para que sus preciosos senos siguieran frotándose en su pecho.

Escucharla gemir en sus oídos era una tortura. El calor dentro de ella comenzó a incrementar con cada vez que su miembro entraba y salía de su cuerpo. Él pegó su frente a la de la peliazul y sus alientos calientes y jadeantes volvieron a mezclarse; usó sus brazos para moverla como él deseaba, atizando la creciente sensación de culmen que estaban teniendo.

—Sasuke…— gimió su nombre cuando su humedad incrementó, haciendo más audible lo acuosa de su unión.

—Joder…

Siguió moviéndola y el aire entre ellos se volvió casi irrespirable, el interior de Hinata comenzó a apretarlo en pequeños espasmos que lo calentaban todavía más, su miembro estaba tan hinchado que no sabía si estaba lastimándola y desde hacía largo rato, los cuerpos de ambos estaban bañados en sudor en esa noche helada. Un calor intenso comenzó a subir desde sus pies y sus manos comenzaron a hormiguear perdiendo fuerza.

—Ah… ah… Sa-Sasuke…

—Ah… amgg— él gruñó cuando sintió las contracciones del orgasmo de Hinata, y producto de éste, ella se aferró con más fuerza a su cuello.

—Sasuke…— volvió a llamarlo cuando un estremecimiento debilitó su cuerpo. Ella enredó sus dedos en el negro cabello y sintió como el interior de su vientre latía, apretando la dureza dentro de ella.

—Joder… Hinata— soltó el pelinegro cuando luego de moverla un par de veces más, no pudiendo esperar más para su propio orgasmo, finalmente se derramó casi con furia dentro de ella, llenándola por completo.

Los corazones acelerados golpeando dentro de ellos, era lo único que acompañaba al sonido de sus respiraciones agitadas que se escapaban de sus labios. Ella pegó su rostro al de él mientras se serenaba, en el interior de la peliazul todavía estaban los pequeños espasmos que cada vez iban haciéndose menos y él acariciaba su espalda enredando su largo cabello mientras terminaba de vaciarse.

Los ojos perlados ardieron al medio cerrarse y sus manos resbalaron hasta sólo sujetarse de los anchos hombros masculinos.

—Estoy agotada— dijo apenas siendo consciente del pequeño dolor de sus piernas luego de haberse movido sobre él, y también del sueño que comenzaba a pesar en ella y que el rastro de alcohol en su sangre comenzaba a acrecentar.

El Uchiha la abrazó de la cintura y volvió a recostarse, llevándosela otra vez con él. Cuando ella dejó de tensarse al relajarse sobre él, fue más consciente del cansancio que la aturdía, la posición vergonzosa en la que quedaron con ella sobre él y todavía recibiéndolo en su cuerpo, se hizo menos insoportable cuando él cobijó sus cuerpos; Hinata suspiró despacio y apoyada en su pecho, escuchando el latir acelerado de su corazón, permaneció ahí. El último movimiento juntos de los que parecían dos amantes, fue cuando ella buscando no molestarlo se levantó ligeramente y él salió de su cuerpo, gimiendo una vez más al mismo tiempo; Hinata volvió a apoyar su rostro en el tibio y duro pecho masculino, pero sólo mantuvo una pierna entrelazada con las de él. Sasuke jugó revolviéndole el largo cabello y ella pareció arrullarse con el sutil movimiento.

Los cuerpos tibios de ambos se brindaron el calor que la calefacción apagada no les otorgaba, y a pesar de que ella quiso decir o preguntarle algo, rompiendo el silencio abrumador de la habitación, prefirió dejarlo pasar y sólo sentirlo jugar con su pelo; suspiró una vez más antes de cerrar los ojos definitivamente buscando dormir.

Él la sintió relajarse, quizá dormir y mientras jugaba con su pelo, sus ojos negros bajaron al perfil del rostro apacible sobre su pecho. Una de las manos de la ojiperla descansaba sobre su costado izquierdo, justo sobre su corazón… su mirada negra volvió a caer sobre ella. La quería, se lo había dicho. Tragó pesadamente al darse cuenta que estaba usándola, jugando sin querer con ella, metiéndose en su vida y manteniéndola con él. No lo merecía, él no merecía haber obtenido tanto de ella, esa noche Hinata le hizo el amor.

Su respiración casi se detuvo.

No, no merecía tal placer y tal muestra de aceptación por parte de ella. Todo, absolutamente todo dentro de él le gritaba qué tan egoísta estaba siendo, al manchar a alguien con esencia de ángel con la podredumbre de su ser.

Suspiró pesadamente. Aun así, sintiendo esa opresión en el pecho al saberlo, se negaba a alejarse justo por eso, porque lo había conseguido, había conseguido que ella se le entregara enteramente. Él era de naturaleza egoísta, ya lo sabía, y eso su conciencia no lo iba a cambiar; no se permitiría sentirse mal por eso… ya tenía su cuerpo. Ahora quería su corazón.

• • •

Con la oscuridad de la noche desapareciendo, la apenas claridad de ese día gris y lluvioso iluminó a los dos cuerpos desnudos sobre la cama.

Completamente cansado y todavía con sueño pesando sobre él, esta vez fue el Uchiha el que abrió los ojos despacio cuando la claridad que apenas se colaba por la ventana lo molestó. Él se encontraba acostado de lado y al no sentir el calor de Hinata, quien había dormido entre sus brazos horas atrás, volteó a su espalda.

—Mph— una débil sonrisa se posó en sus labios al volver a acostarse, pero esta vez viendo a la chica que dormía profundamente dándole la espalda y abrazada a su almohada. El pelo de la joven estaba descansando en el colchón dejando a la vista la desnudez de su espalda; el moreno la observó con detenimiento, Hinata se giró impidiéndole ver más ese par de sexys hoyuelos que ella tenía en su espalda baja y pareció encogerse por el frío que le calaba al haberse resbalado las mantas de su cuerpo por culpa de él.

El moreno negó al darse cuenta y estiró las tibias cobijas cubriéndola del frío, por primera vez más concentrado en cuidarla que en volver a tomarla. La peliazul se mantuvo quieta pero suspiró, la mirada negra no dejó de verla, ella dormía apaciblemente y disfrutó su calor al acomodarse mejor en la almohada; él también se acomodó a su lado y mientras apretaba el puente de su nariz mientras se preguntaba cómo debía actuar ahora con ella, trató de ignorar que una parte de él temió que esa ojiperla se hubiese ido, dejándolo despertar otra vez solo en esa cama.

Luego de unos minutos en los que el ruido de la ciudad comenzó a hacerse presente en la silenciosa habitación, ella se quejó y buscando seguir durmiendo, se abrazó al brazo del joven que la vio de reojo. Ante el placentero pero desconocido calor, ella pareció extrañarse; abrió poco a poco los ojos y cuando se dio cuenta que lo abrazaba pegando su brazo a sus senos desnudos, alzó sus ojos con cuidado, esperando verlo dormido, pero cuando sus orbes perladas se encontraron con esas negras, ella enrojeció.

—Creí que dormirías todo el día— la varonil voz sonó ronca al también apenas estar despertando.

Ella se sentó de golpe cubriendo sus senos con las mantas.

—¿Qué…?— quiso preguntar pero se detuvo al sentir un dolor punzante en el centro de su cabeza — Ouch, ouch, ouch — se quejó al llevarse ambas manos a ésta. Cuando la manta resbaló por sus senos, tuvo que debatirse entre si apretar su cabeza o cubrir su cuerpo, optó por esto último.

—¿Resaca?— le preguntó con burla al devolverla de espaldas a la cama, posándose casi sobre ella.

La chica frunció el ceño por el dolor y mantuvo su sonrojo al sentir cierta parte de la anatomía masculina rozarse en su vientre.

Ella mintió al negar y él sonrió de medio lado al saberlo. Hinata apretó los ojos al verlo bajar su rostro a ella.

—Sa-Sasuke…— lo nombró al sentir su cabeza comenzar a girar de una forma cosquillante, producto de haber bebido de más.

Él la ignoró y al verla ladear su rostro, llevó sus labios al blanco y expuesto cuello femenino.

—Repitamos lo de anoche— mencionó sugerentemente al estremecerla al rosar su nariz y aliento en su cuello.

Ella negó —E-eso fue…

—¿Qué?— presionó al deslizar la apenas visible punta de su lengua por su piel, haciendo que ella volviera a temblar mientras se cubría los senos en un pudor tan absurdo como tentador para el pelinegro.

—Qui-quieres por favor no hablar de ello… Me… me avergüenza mucho— confesó ahora palideciendo al recordar que había sido ella la que estuvo sobre él, que varias veces lo había besado y cuánto había alcanzado a disfrutar.

—Bien, entonces no lo hablemos, sólo volvámoslo a hacer— sugirió al apoyarse sobre ella para besarle la mejilla buscando sus labios.

—Ah, no… no, no, no… un momento— suplicó al revolverse con cierta necesidad bajo él.

Él frunció el ceño —¿Qué?

—Yo… ah…— quiso explicar al sentarse sobre la cama, pero casi tuvo que correr al baño, apenas tuvo tiempo de sujetar una de las prendas sobre la cama para ocultar su desnudez y se encerró en el sanitario.

—Joder— soltó el frustrado Uchiha que luego de acostarse resignándose a que nada pasaría al escucharla devolver el estómago al tener semejante resaca, optó por levantarse.

Hinata sujetó su cabello al estar hincada sobre el esponjoso tapete frente a su escusado, volvió a devolver el estómago y un gusto amargo bañó su boca, se juró que nunca más iba a volver a tomar; su cabeza siguió doliendo mientras ella se sujetaba tanto el cabello como su estómago desnudo.

Al apenas haberse recuperado minutos después y tirar de la cadena del baño, el frío le caló en la piel, estiró su mano para sujetar la prenda que había llevado consigo y vio con resignación que no era más que la camiseta del Uchiha; la prenda negra que a él se le ajustaba al cuerpo, a ella debería quedarle grande, así que eso fue mejor opción a salir envuelta en sus toallas de baño. Se la colocó y vio con cierta pena como sus senos se marcaban a través de ésta y buscó ocultarlo al llevar su cabello al frente. Lavó su boca y se puso nerviosa al saber que tenía que volver a salir… ¿qué le diría? ¿sería bueno hablar de lo que hicieron anoche?

«Te quiero, Hinata»

Recordar eso le erizó la piel. ¿Él lo recordaría? Se preguntó, pues él igual que ella, también había bebido. ¿Y si fingía demencia temporal o mejor aún, le decía que no recordaba mucho de lo ocurrido y se hacía la loca?

—Eso es tan estúpido, Hinata— se dijo sintiéndose patética. ¿Cómo podía estar tan nerviosa?

«¿Y cómo no?» se reprochó internamente. Lo ocurrido entre ambos esa madrugada fue algo distinto.

Reuniendo todo el valor que tenía, abrió la puerta y llevó su mirada a la cama revuelta, para su sorpresa, la encontró vacía.

Escuchó la puerta de la habitación abrirse y volteó a ver a Sasuke que recién volvía. Él únicamente portaba sus vaqueros y sus ojos negros se posaron en ella.

—Ah… y-yo la tomé sin querer— explicó lo de su camiseta.

—Déjalo— le dijo sin dejarle ver que ella acababa de cumplirle una de sus fantasías al verla vestir su ropa—. Tómate esto— agregó al ofrecerle un vaso de jugo de color naranja bastante extraño.

Hinata lo tomó con algo de desconfianza, lo olfateó y reconoció naranja.

—¿Qué es esto?

—Tomate y jugo de naranja— dijo él y ante el gesto extraño de ella, prosiguió—: No es la mejor combinación, pero seguro te ayuda.

—No sabe tan bien— dijo la pobre chica que evitó mencionar la palabra asqueroso por atención a él.

El pelinegro ignoró sus palabras al notar que su camisa le sentaba mejor a ella, pues apretaba sus senos y su cadera, y en combinación con las arrugadas mallas, la hacían ver jodidamente deseable.

—Cre-creo que…— ella interrumpió sus pensamientos al devolverle el vaso y volver al baño.

—Joder— soltó el frustrado pelinegro. Tan típico de primerizos. Regresó a la cocina que por primera vez desde que visitaba ese lugar, lucía desordenada… si por tener a Hinata como horas atrás, entregándosele, debía verla pasar por eso que ahora pasaba, estaba dispuesto.

Rebuscó entre su refrigerador algo qué comer, pues él ya tenía hambre y con el día lluvioso como estaba, tenía pocas ganas de salir a buscar comida, o esperar a que se la llevaran.

O.O.O.O.O

—¡Hey, Naruto! Desayunemos— una gruesa voz varonil y animosa sonó después de los golpes en la puerta de la habitación del rubio.

—No tengo hambre todavía— respondió al cubrir sus ojos azules con la almohada extra de su cama.

El hombre del otro lado suspiró —Iré a comprar un par de cosas al supermercado de aquí cerca, cuando vuelva desayunaremos— informó el padrino del joven que estaba viviendo los últimos días de sus vacaciones con él.

El rubio resopló y no respondió. Cuando escuchó que la puerta se cerró con poca delicadeza como Jiraiya solía cerrarla, suspiró desanimado y sacó su rostro de debajo de la almohada, sus ojos azules se veían más profundos y no tan vivos como siempre solían estarlo.

«Nada me hubiera hecho más feliz»

Recordar esas palabras otra vez lo hizo tragar pesadamente sintiendo esa desazón dentro del pecho.

—¡Ah, joder!— se revolvió el de por sí revuelto cabello rubio y cerró los ojos frustrado — Ni siquiera cuando Sakura-chan me rechazaba una y otra vez me había sentido así— quiso burlarse pero su sonrisa siguió sintiéndose falsa.

Tal vez había estado tan seguro que ella le diría que sí, que al tener una respuesta desfavorable le dolió más. Anoche había sido un estúpido, ni siquiera se despidió de nadie, estaba avergonzado y dolido, tal vez, le debía disculpas a Ino y a Sakura, incluso a Kiba con el que también había llegado; pero la verdad sólo quiso salir de ahí.

Se levantó al sentirse patético sólo pensando. Rascó su abdomen mientras se asomaba al día helado y lluvioso tras la ventana. Sonrió con medio tinte de nostalgia, la tarde de ayer estaba seguro que para esas horas, Hinata ya sería su novia, ¿qué había salido mal? Todos, incluso Sasuke habían aceptado que a ella se le notaba la atracción que le tenía, ¿se habrían equivocado? ¿Su autoconfianza había sido demasiada? ¿Qué había pasado en los últimos meses para que eso cambiara, pues Hinata solía mostrarse ruborizada y avergonzada cada que estaban juntos? Joder, que él tampoco era tan idiota como para no notar que algo sentía por él.

¿Entonces?

—Hablaré con el teme, tal vez él sepa algo— se dijo, después de todo, él y ella compartían un proyecto juntos, tal vez hablaban de él, ¿no? Dejó escapar el aliento desanimado, el idiota de Sasuke apenas le hablaba a él, ¿cómo esperaba que él y Hinata hablaran de asuntos románticos-amorosos? —. Esto apesta, 'ttebayo.

Fuertes golpes en la puerta lo hicieron voltear.

Salió de su habitación viendo que milagrosamente su maestro y él habían podido conservar el lugar limpio.

—Ya voy, ya voy, ¿qué hay del repuesto de la llave entre las plantas, Jiraiya-sensei?— alzó la voz al suponer que su también maestro había olvidado su llave.

—¡Oh, Naruto idiota, abre la puerta que nos estamos congelando!— la voz de Ino sonó del otro lado y él se apresuró.

—Oe, ¿qué hacen aquí?— preguntó al ver a la rubia y a la pelirrosa entrar al apenas abrirse la puerta.

—¿Cómo que, qué?— preguntó ofendida la rubia —¿Por qué demonios te largaste anoche? Nos debes el desayuno— dijo sentándose en la sala, mientras mantenía sus manos dentro de los bolsillos de su chamarra verde oscuro.

Naruto se rascó la nuca y sonrió sin ánimos.

Sakura se le quedó viendo ahí de pie, en medio del pasillo.

—Bueno, anoche tuve que salir de improvisto, 'ttebayo.

Luego de unos segundos en silencio, Ino volvió a hablar— Así que te rechazó.

—¡Ino!— se quejó Sakura que realmente no creía lo que la rubia le había contado esa mañana cuando fue a buscarla, por esa razón había insistido en visitar al rubio y ver cómo se encontraba.

Naruto soltó una carcajada —Eh, bueno sí, algo así, ttebayo.

La Yamanaka suspiró desanimada, no sabía bien qué decirle pues ella conocía la verdad tras la negativa de la Hyuuga, Sasuke y ella estaban juntos, así que lo que le pareció mejor fue ir a animar al cabeza hueca de su amigo ojiazul.

—Te tardaste demasiado, ¿eh?

Naruto caminó a la cocina y puso una tetera en la estufa para ofrecerles té.

—Pues… no lo sé.

La pelirrosa se sentó en una de las bancas de madera tras la barra de la cocina y notó como ese chico que siempre le fue incondicional sonreía sin mucho ánimo… Naruto no lució así en ninguna de las innumerables veces que ella lo rechazó, ¿no le propondría salir con la verdadera intención de lograrlo, o por qué ahora era distinto? Algo de eso la dejó con un sabor amargo en la boca y una opresión pequeña en el pecho.

—Sakura y yo pensamos ir a visitarla, para ayudarla con el desastre que debe ser su departamento, ¿quieres venir?— ofreció la rubia al acercarse a la barra, sabiendo que mientras más pronto la viera y se acostumbrara a la nueva situación, les resultaría más fácil a ambos continuar.

Naruto se rascó la nuca —Jiraiya sensei se va en dos días, hoy quedé en acompañarlo en hacer unas compras para su partida— dijo la verdad.

Sakura separó sus labios para decir algo, pero cuando la tetera sonó, se abstuvo. El rubio se apartó buscando un par de tazas, azúcar y demás, entonces la mirada verde de la rubia cayó sobre la pelirrosa que seguía pendiente de Naruto, sin saber realmente cómo la hacía sentir verlo aparentemente sufrir por un rechazo amoroso.

Ino le dio un golpe con el codo llamando su atención.

—¿Qué?

—Eso dímelo— le susurró la rubia.

Sakura negó en silencio y rodó los ojos —Te estás haciendo ideas— regresó igual en voz baja y fijó su vista en la taza con tibio té que Naruto les había acercado mientras parloteaba de algo completamente distinto del tema inicial. No estaba celosa, no amaba a Naruto, era sólo que se sentía ajena a él, es decir, Sasuke la había botado de su vida desde hacía años, Naruto era lo único que le quedaba, él siempre había estado para ella y verlo ahora fijar su atención de manera seria en otra persona la hacía sentir mal. Odiaba verlo así, y no sabía si solamente triste o verlo alejarse cada vez más de ellos.

«Debe ser el maldito clima lo que me tiene así» se aseguró volviendo a alzar sus ojos jade al rubio que sostenía entre sus manos dos bolsas de té, mientras se preguntaba en voz alta si no habrían caducado ya.

O.O.O.O.O

Más de cuarenta minutos después, Sasuke, ya con su camiseta de vuelta, y sentado frente a la mesa, jugó con los restos de la comida que había preparado y/o calentado.

—E-estuvo deliciosa la comida, gracias— Hinata inclinó suavemente su cabeza rompiendo el silencio en el que habían permanecido desde que el Uchiha la llamó a comer. Ella, extrañada y con poco apetito, se sentó en la mesa con él, sorprendiéndose de lo bien que lucía el desayuno.

—No comiste casi nada.

—Lo que comí lo estuvo— aseguró ella al verlo a los ojos.

Afuera seguía lloviendo constantemente y el sonido del agua cayendo en el balcón no lograba distraerla. Tragó pesadamente al ver esos ojos negros puestos en ella, el cabello rebelde del chico estaba desarreglado pero aun así lucía bien, tuvo que bajar sus ojos al pan tostado con jamón y queso que él le sirvió, para no ruborizarse al recordar lo que ellos dos hicieron durante la madrugada, allá, sobre su cama.

—Hinata…

Ella se puso de pie de golpe no queriendo tocar el tema.

—A-antier que fui al supermercado, co-compré algo para… tu gato— le dijo al caminar y acercarse a los estantes a varios metros lejos de él.

El pelinegro apretó el puente de su nariz y resopló cansadamente, hasta el estúpido de su gato recibía muestras de afecto de ella.

Se puso de pie y puso nerviosa a la chica que se estiraba para sacar las bolsitas metálicas de alimento para el felino.

—Tengamos algo— su voz ronca y casi desinteresada hizo temblar a la joven que vestía un conjunto deportivo gris y delgada blusa morada de cuello cuadrado.

—Ya hablamos de ello— aclaró dándole las bolsitas de alimento y un par de pelotitas para que su gato jugara. Él se acercó hasta quedar de frente a ella y Hinata no pudo moverse al verlo tan cerca luego de guardar en el bolsillo de su pantalón lo que recién le había entregado.

Él apoyó sus manos sobre la superficie de mármol de la barra tras la chica y ella tuvo que hacer lo mismo, buscando alejarse un poco, sin poder dejar de verlo a los ojos.

—Hablaré con Naruto y con Sakura, ellos tendrán que entenderlo.

—¿Estás loco?— ella abrió sus ojos grandemente — Y-yo acabo de decirle que no, si-simplemente no puedes hacer tal cosa. Además, Sakura…

Él se acercó a verla a los ojos y ella tembló ante su calor y embriagante aroma —No me importa. Ya te lo he dicho, Naruto tendrá que entenderlo, y Sakura… no entiendo realmente qué es lo que me ve, y no hay nada de ella que me guste; así que no importa.

Hinata puso sus manos en el duro abdomen masculino al asimilar sus palabras, quiso quitarse ante la frialdad y desinterés que él estaba mostrando al no poder compartir su cruda forma de pensar. Al moverse, ella tiró al suelo un par de cucharas sobre la barra y el sonido metálico contra el suelo, la distrajeron de momento… vio las cucharas en el piso y luego alzó su vista a él… Sasuke era tan cruel pero había cambiado. En ese momento, al volverse a ver a los ojos, ambos parecieron recordar que meses atrás, ambos estuvieron en la misma posición y exactamente en el mismo lugar, luego de que él fuera a verla después de aquella fatídica noche, sólo que en aquella ocasión, él no estaba pidiéndole que fuese su novia, y ella tenía un cuchillo entre sus manos buscando defenderse de un ataque que él no pensaba volver a cometer. Las cosas habían cambiado mucho en ese tiempo. Hinata tembló al darse cuenta de ello.

Él la tomó de la barbilla al saber lo que le había vuelto a la mente, y acercó sus labios a los de ella, regresándola con él en ese momento.

Ella se estremeció.

—A-anoche… anoche me dijiste que…— se odió por hablar dejando el tema de Naruto y Sakura de lado, pero no podía con la duda, y menos con él estando a punto de besarla —… que me …

—No pienso volver a repetirlo— la interrumpió y probó sus labios para soltarlos al instante.

Ella perdió el aliento —¿Fue verdad?— ¿era verdad?, él… ¿la quería?

—¿Tú qué crees?— la mirada negra la atravesó tan dentro.

Ella ladeó la vista y él atrajo su cintura; no se pudo resistir a su cuello expuesto y lo besó haciéndola jadear. Hinata apretó sus manos sobre el pecho masculino y cerró los ojos al no poder entender cómo estaba volviendo a temblar y flaquear ante su contacto.

—Sasuke…— jadeó su nombre y cuando las manos de él fueron por su espalda y trasero, las de ella subieron a su cuello, tal vez pretendiendo seguir apartándolo, o sólo buscando su piel.

—Voy a hablar con ellos— soltó él roncamente volviendo al tema luego de endurecerse.

—Si lo haces, no voy a perdonártelo— dejó claro la peliazul cuando él dejó de besarle el cuello para jadeante acercarse a verla a los ojos, apretando su sexo al vientre plano de la joven.

—¿Seguirás mintiéndoles?— presionó.

Hinata bajó su mirada perlada a los labios masculinos tan cerca de los de ella. Ya no podía mentirle a él ni ella misma, lo que estaba pasando entre ambos había dejado de ser un juego cruel y peligroso, a ser el infierno, un infierno igual de cruel, pero placentero, reconoció sintiéndose miserable.

—S-sí— le respondió—. Si de todos modos van a sufrir— agregó sin saber cómo podía ser tan egoísta —… prefiero que sea mucho después.

Él sonrió de medio lado, satisfecho al ser aceptado, pero sin quitarse ese sinsabor de ser algo así como el otro que se oculta ante la sociedad; aun así, estaba ganando, ¿cierto?

Por supuesto que lo hacía, si tenía en cuenta el bastardo que había sido y posiblemente seguía siendo con ella… su maldito ángel.

Besó sus labios con la pasión que ella le provocaba e inclinó un poco su cuerpo para tomarla de las piernas y sentarla sobre la barra, haciéndola sujetarse de sus hombros; se metió entre sus muslos y sin dejar de besarla, deslizó sus manos por su cintura e incluso, las metió bajo su blusa, calentándole la piel.

—Joder, Hinata— jadeó al dejar de besarla cuando el aliento se les acabó, un par de sus dedos tocaron el tibio nacimiento de sus senos bajo su sostén y ella cerró los ojos, ruborizada, experimentando culposamente esa clase de excitación que en su cuerpo crecía.

Cuando los dedos masculinos subieron con meticulosa calma, los pezones femeninos se endurecieron, al igual que cierta parte entre las piernas del Uchiha. Ella suspiró sobre sus labios sin saber si quería besarlo o soportar el bochorno agradable que le estaba haciendo sentir.

—P-por…

—¡Hinata!— las palabras de la peliazul fueron abruptamente interrumpidas cuando la voz de Ino sonó por encima del timbre que llenó el lugar.

Ella respingó y buscó bajarse de la barra, pero él se lo impidió.

—No abras— soltó el Uchiha al sujetarla de la cintura.

—¿Estás loco? Seguro saben que estoy aquí.

—¿Y qué harás? ¿Me meterás bajo la cama?

Ella abrió más grandemente los ojos al meditarlo.

—¡Hey, Hinata! ¿Estás dormida? Vimos tu coche allá abajo, ¡abre!

—Quieres callarte, ¿cómo va a estar dormida?, ya pasa del mediodía.

Las voces de Sakura e Ino la tensaron más y Sasuke resopló molesto.

—N-no… no te pueden ver— dijo ella que se zafó de su agarre y saltó de la barra casi pisándolo, se apresuró a recoger los platos para borrar las evidencias que dos personas comieron ahí, depositándolos con poco cuidado en el lavatrastos y el Uchiha vio eso con molestia —. Por… por favor, ocúltate— pidió al acomodar también su ropa y su pelo.

—No voy a estar horas en el closet o bajo la cama— advirtió secamente él.

—¡¿Hinata?!

—¡Ya, ya voy!

Los ojos negros fueron a la puerta y luego a ella que lo veía suplicante que se moviera de ahí. Caminó soportando el dolor en su entrepierna al haber vuelto a quedar en medio de algo.

—Joder— soltó molesto cuando se decidió por adentrarse a ese cuarto de lavado donde la noche anterior se reunió con ella —. Tienes tres minutos, Hinata.

Ella se paralizó y luego negó en silencio. El timbre volvió a sonar y ella fingió una sonrisa al abrir la puerta.

—Hey, ¿todo bien?— preguntó la rubia. La Hyuuga asintió demasiado nerviosa pero por suerte ninguna pareció notarlo — … Vaya porquería en lo que está convertido tu departamento.

—¿Cómo se pudo ensuciar tanto?— también se sorprendió la pelirrosa — Anoche no se veía tan mal.

Hinata se rascó la mejilla — Lo sé.

—Venimos a ayudarte con el desastre, no es justo que te encargues de todo cuando también estuvimos aquí.

—¿En serio?— preguntó la peliazul al ver a Sakura retirar una lata de cerveza de una de las repisas de la sala. La ayuda le venía bastante bien de no ser por el chico en su cuarto de lavado.

—¿Y qué hacías, eh?— preguntó Ino al volver de la cocina de donde tomó un pan tostado.

—Ah, pues… na-nada. Me levanté tarde con algo de resaca y…

La risa de la rubia la interrumpió —Se siente fatal, ¿cierto?

Hinata asintió.

Cuando Sakura pidió una bolsa de basura y tomó camino al final del pasillo, ella se alarmó.

—¿Por qué no vamos a desayunar algo?

—¿Desayunar? Es casi la una— objetó la pelirrosa volteando a verla.

—Bueno sí, quiero decir, comer algo, tengo hambre, ¿ustedes no?

Ino y Sakura se observaron una a otra, a decir verdad, ellas habían comido algo en casa de Naruto y no tenían mucha hambre.

—Pues si quieres— terminó por decir la pelirrosa —. Vayamos por algo y volvemos aquí, no debe ser muy grato comer en medio de este desastre.

Hinata asintió emocionada y aunque no sabía cómo iba a comer más de lo que ya había ingerido, pidió tiempo y corrió a su habitación a sólo colocarse un par de zapatos deportivos y salir de ahí.

Sakura suspiró al regresar a la sala —Por cierto — comentó al acercarse al balcón cerrado —, ¿te diste cuenta que anoche llegó Sasuke?

La rubia se encogió de hombros —Creo que lo vi por ahí, pero sólo un rato— respondió alejándose un poco, directo a la habitación donde Hinata permanecía.

—¿A qué habrá venido?— la pelirrosa se recargó luego de un par de pasos, en uno de los sofás, viéndola alejarse.

—Seguro Naruto lo invitó pero terminó por aburrirse— respondió y se congeló al abrir la puerta de la habitación. Sus ojos verdes recorrieron la alcoba y tragó pesadamente al regresar, Hinata seguro estaba en el baño pues no la vio —. ¿Por qué la pregunta?— preguntó al regresar al lado de la ojijade.

Sakura se encogió de hombros —Sólo me extrañó verlo por aquí.

Las dos chicas se quedaron en silencio el minuto que a la Hyuuga le tomó salir de su habitación.

—¿Lista?— preguntó la Haruno.

Hinata asintió y entonces las tres salieron de ahí.

• • •

Luego de media hora de vagar por el centro de la ciudad, por fin se decidieron por entrar a un establecimiento de comida rápida, pizza, era lo que menos le desagradaba en ese momento a la ojiperla y a lo que las otras dos nunca se resistirían.

Una risa de las tres chicas resonó al entrar al local.

—Se los juro, si esto sigue así, terminaré por abandonar la carrera.

—Me gustaría poder decir lo mismo, pero mis padres me matarían— apoyó Ino la idea de la pelirrosa.

—Los míos también, pero últimamente siento que no encajo del todo. ¿No te pasa, Hinata?

—A decir verdad no— mencionó al tomar asiento en una de las pocas mesas disponibles —. Desde hace años vi a mi niisan envolverse en esta carrera y creo que a pesar de todo, le tomé gusto… aunque sigue siendo difícil.

La pelirrosa suspiró —Supongo que tienes suerte.

Una chica, trabajadora del lugar, se acercó y les dejó las cartas, interrumpiendo la conversación. Al momento que la peliazul agradeció, el móvil de la Yamanaka sobre la mesa, vibró.

La rubia suspiró y frunció los labios, pensativa.

—¿Quién es?— preguntó distraída la pelirrosa mientras observaba las distintas pizzas, al pretender elegir alguna.

Los ojos perlados fueron a la ojiverde.

—Sai— respondió desanimada.

Esa respuesta atrajo el interés de sus dos acompañantes.

—Es cierto, ¿qué pasó anoche entre ustedes tres?

—¿Entre los tres?— preguntó la despistada ojiperla que no se había dado cuenta de mucho.

Ino suspiró —Anoche todo se fue al diablo.

—¿Por?

—Después de… tu llamada— inició la rubia viendo a Hinata —, me quedé con Naruto, íbamos a bailar luego de que tu primo se fuera— explicó al apagar el móvil sin responder al texto —, entonces llegó Shikamaru, insistió en que habláramos e incluso salimos del departamento para hacerlo sin problemas.

—¿Y qué pasó?— preguntó Hinata mientras ignoraba su vergüenza al esa chica traerle a la mente su encuentro con el Uchiha.

—Discutimos, estaba molesto, celoso, me reclamó que me la pasara con Neji y luego con Naruto; eso sin tener en cuenta que él se la vivió con esa chica.

Sakura sonrió —Pero eso es bueno, ¿no?

Ino asintió —Hubiera sido genial, pero Sai apareció.

—¿Y él cómo llegó ahí?

La rubia llevó su rostro a la mesa, desanimada.

—Yo lo invité en un lapsus de estupidez— confesó sin alzar su cabeza —… no creí que fuera.

Un suspiro desanimado escapó por los labios de la Hyuuga.

—Sólo a ti se te ocurre tal estupidez— regañó la pelirrosa.

—¿Y qué querías que hiciera? En ese momento creí que estaría sola y no quería eso; me invitó a salir una tarde y se me ocurrió comentarle, pero no quedamos en nada. Ya se imaginarán mi sorpresa cuando se apareció ahí con su sonrisa tonta, justo cuando Shikamaru y yo nos reclamábamos todo— dijo y tras atreverse apenas a verlas, sus ojos se entristecieron —… lo peor es que estoy segura que un par más de maldiciones entre él y yo, y nos hubiésemos arreglado.

—Joder, tú sí que estás salada.

—Ya no lo digas.

—Y… ¿y qué sientes por Sai?— preguntó Hinata que comenzaba a marearse por el aroma tan cargado de quesos.

Ino negó en silencio —El tipo me gusta, es sexy— confesó y suspiró desanimada —, pero nada más. Una de las tantas veces que Shikamaru y yo peleamos tuve la fortuna, buena o mala, todavía no logro decidirlo, de cruzarnos… yo estaba celosa y enojada porque Shikamaru no me dedicaba todo su tiempo como solía hacerlo, que decidí apartarme y molestarlo, dándole celos— dijo ahora cayendo en cuenta cuán inmadura se había visto —, bailé con Sai, él supo darse cuenta que algo me pasaba — soltó y sonrió con ironía y un rastro de tristeza —; le dije exactamente por qué bailaba con él y el muy sinvergüenza me besó sin importarle meternos en un lío pues Shikamaru nos observaba.

—Es un fresco— dijo Sakura.

—Él dijo que sólo quería ayudar— mencionó Ino.

Hinata apenas pudo creer esa forma tan despreocupada de ser de ese chico Sai.

Ino se mordió los labios —Generalmente Shikamaru le hubiese roto la cara, pero supongo que se cansó de mis desplantes— confesó sabiendo que antes su vanidad la hacía sentir la dueña de ese chico de rebelde chongo, a veces subestimándolo, pero todo porque él se lo permitía, consintiéndola —. Esa noche algo se quebró.

—Y aún así no dejaste de ver a Sai— reprochó la pelirrosa.

—Sólo nos encontrábamos por casualidad— se justificó la rubia —. Ustedes saben lo que me costó que Shikamaru me disculpara y volviera conmigo luego de mandarme al diablo.

Hinata asintió, recordándolo.

—¿Y entonces?— le preguntó con cautela, temiendo incomodarla.

—Pues cuando Shikamaru y yo volvimos a dejarnos, luego de que apareció esa chica Temari, volvimos a hablar; lo encontré un par de días antes de tu cumple, de casualidad por el centro, y lo invité… no creí que fuera a ir de verdad.

—Entonces llegó arruinándolo todo.

Ino asintió a lo soltado por Sakura.

—¿Y qué vas a hacer?— preguntó otra vez Hinata.

—Es lo que no sé. Anoche Shikamaru volvió a decepcionarse de mí, y ya no sé si tengo el empuje de seguir luchando. Ambos lo hemos arruinado.

—Más tú que él— Sakura aclaró al ponerse en pie.

—Ah, jódete.

—Las cosas como son— dejó claro —. ¿De qué pido la pizza?

Hinata se encogió de hombros e Ino ladeó la mirada, desinteresada en ello.

—Bien, entonces será a mi antojo— sentenció la pelirrosa al retirarse.

Un par de segundos estuvieron en silencio, afuera la lluvia seguía cayendo y adentro el grito de los niños y charlas de algunos adultos esparcidos por el lugar, llenaban los oídos de las dos chicas.

—Ino…

—Dejemos eso de lado, ¿quieres?— pidió al suspirar, aunque odiara admitirlo, Sakura tenía razón. Pero le costaba mucho doblar su orgullo, Shikamaru era lo que quería, amaba a ese chico flojo y despreocupado, amaba como su vitalidad arrastraba al aburrido joven, y cómo él al ponerse serio frenaba toda su algarabía y tomaba el control de la situación, volviéndose dominante y la mantenía quieta sólo con él… como se volvía frío, inteligente y calculador, haciéndose el dueño de la situación y ella se dejaba arrastrar hasta terminar sucumbiendo con él o envuelta entre sus sábanas. Le encantaba tanto de él, cómo ese aparente desinterés que mostraba por ella cuando se conocieron, la hizo pasar de aborrecerlo, a notarlo, reconocerlo, retarlo y finalmente enamorarse de él. Odiaba que al haberse enamorado, las cosas fueran más difíciles de hacer, cuando sólo le gustaba, podría ir a hablarle sin miedo a salir lastimada, y ahora no quería darle la oportunidad de herirla, porque le rompería el corazón otra vez.

Los ojos verdes de la Yamanaka vieron a Sakura hacer fila lejos de ella y suspiró dejando el tema de lado.

—Y bien— cambió el rumbo de la conversación —¿Cuándo piensas contarme?— agregó llevando sus astutos ojos verdes a Hinata, haciéndola sentir nerviosa.

—¿Contarte? ¿Qué?

Ino alzó ambas cejas —Que anoche te acostaste con Sasuke— soltó secamente haciendo que un rojo intenso se posara en el rostro de la Hyuuga.

—¿Q-qué?

La otra frunció el ceño —Porqué fue con Sasuke, ¿verdad?

—I-Ino… no… no sé de-de…

—Por Dios, vi tu cama extrañamente revuelta y vi su chaqueta tirada en el suelo cuando fuiste a colocarte los tenis.

La peliazul perdió el aliento… ¿Sasuke llevaba chaqueta?, ni siquiera podía recordarlo, pero podría ser cierto, después de todo, hacía un frío glacial la noche anterior.

—¿Por qué me lo ocultas?... creí que éramos amigas— dijo ligeramente sentida, pues Hinata sabía detalles de la vida sexual que llevaba con el Nara en su tiempo — ¿Desde cuándo ustedes…?

—No es lo que crees— se apresuró a aclarar antes de que Sakura llegara.

—¿Ah, no? ¿No lo hicieron?

Hinata bajó la mirada al sentir su rostro arder —Ah… s-sí.

Ino sonrió emocionada y se acercó a ella.

—¿Fue la primera vez?... ¿algo así como tu regalo de cumpleaños?

—¡Por Dios!

—¿Qué?— se quejó la otra — ¿y bien? ¿fue su primera vez?

«Dios…» pensó Hinata preocupada y ante la insistencia de la rubia, terminó por asentir.

—¿Y fue delicioso?

—¡Ino!

—¿Qué?— volvió a quejarse por su pudor, quería saber — ¿Cómo es Sasuke?¿Tan rudo como se ve… o fue tierno?

—Y-yo…

—¿Te gustó?

«¿Qué si me gustó?» meditó la Hyuuga rememorando lo ocurrido esa madrugada, casi volviendo a sentir las manos del Uchiha acariciarla despacio, tocando todo su cuerpo, sus besos quemándole la piel, sofocándola; se estremeció al recordar la sensación de su cuerpo lleno por él y cómo esa sensación de que su alma abandonaba su cuerpo para fundirse con él, dejándole una sensación de puro placer, la colmó al tiempo de experimentar ese orgasmo.

—¿Hinata?

—Sí me gustó— susurró casi sin ser consciente. El brillo en los ojos verdes y la sonrisa emocionada de la chica la hizo avergonzarse más, ganándole ésta sensación al pavor que reconocer tal cosa pudiera provocarle.

—Joder… debes de ser la chica con más suerte de todo el maldito país. No sabes cuántas tipas morirían porque ese cretino las metiera en su cama— dijo atrayendo toda la atención de la Hyuuga —, pero, ¿cómo pasó? ¿no que iban a terminar?

—Pues… e-eso creí… pero…— pero él le pidió que lo quisiera, luego le dijo que la quería.

Hinata perdió el aliento… Dios, estaba hasta el fondo de un enorme problema.

—¿Lo quieres?

—Yo…

O.O.O.O.O.

La noche había caído horas atrás y el negro pelo del Uchiha se mecía con el viento helado, mientras golpeaba con poca paciencia su dedo índice sobre la baranda metálica de su balcón. Hinata no había aparecido y tampoco había respondido una sola de sus llamadas, de más estaba decir, que no se había molestado en informarle dónde demonios se había metido.

Pensar que volviera a huir luego de lo que hicieron, como la vez anterior, estaba molestándolo, frustrándolo. No, no podía ser por eso… algo más tenía que estar pasándole.

—Entonces… ¿qué crees que deba pensar?— la voz de Naruto lo hizo voltear de reojo al interior de su departamento.

El rubio había llegado casi media hora antes y le había contado cómo Hinata lo había rechazado, aunque se veía deprimido, tampoco era tan deplorable, aunque bueno, sólo Naruto sabía cómo se sentía.

—Qué diablos voy a saber, dobe— respondió metiendo las manos a los bolsillos de su pantalón al regresar a la sala, se recargó en la pared frente a él.

El Uzumaki resopló cansado y se recostó confianzudamente en el largo sofá. El pequeño gato llegó de un salto a él y éste lo acarició.

Sasuke vio fríamente al rubio. Él no tenía por qué saber que a esa Hyuuga le había dolido decirle que no, y aunque a ambos les dolió perder la oportunidad de estar juntos, no importaba… No importaba en lo absoluto porque después él se encargó de consolar a Hinata y convencerla que todo estaba bien, y lo había hecho al grado de hacerla aceptar que se quedaría a su lado; y Naruto, bueno, Naruto lo superaría pronto, estaba seguro, así que daba igual… era una pena por su siempre amigo, pero él no estaba dispuesto a perder a su ojiperla.

—Supongo que no es tan malo— el Uzumaki volvió a hablar cuando el pelinegro dejó de verlo. Naruto cargó al gato y estiró sus brazos con el felino entre sus manos, le sonrió al pequeño animal y el Uchiha volvió a prestarle atención.

—¿A qué te refieres?

Naruto se sentó sin soltar al gato que jugaba a morderle los dedos.

—A que Hinata no me dijo simplemente no…

Los ojos negros mostraron su molestia y la mandíbula del Uchiha se tensó.

—¿Ah, no?

El rubio negó sin saber si aquello era una esperanza o no.

—No. Ella dijo… en estos momentos no puedo corresponderte… o algo así— explicó para molestia de su amigo —. Así que… supongo que no todo lo arruiné, ¿verdad? Es decir, con eso de 'en estos momentos' quiso decir que ahora ocurre algo, quizás con su familia o yo qué sé. Y con eso de 'nada me hubiera hecho más feliz' significa que sí quería, ¿verdad? O sea, antes sí-ahora no, por algo que pasa… pero buscó darme a entender que tal vez después otra vez sí, ¿o no? Estoy confundido, 'ttebayo. Pero eso de 'en estos momentos' es algo bueno, supongo, ¿no? — parloteó al ponerse en pie y mover sus manos de izquierda a derecha, pretendiendo acomodar en cada lado los pros y los contras de la situación.

—No entiendo por qué demonios vienes a decirme todo esto— soltó el Uchiha a comenzar a caminar hacia la cocina.

—Porque eres mi mejor amigo, ¿por qué demonios más lo haría?

El pelinegro abrió el refrigerador y sacó un par de latas de cerveza.

—Si te dijo que no, es no. Si le interesaras, ¿por qué no aceptarte?— le dijo secamente al momento de lanzarle una de las cervezas a las manos.

Naruto sostuvo sin problemas la fría bebida.

—Demonios teme, eso es desmotivador, 'ttebayo.

—Entonces miéntete tú mismo— fue cruelmente directo con el rubio que suspiró y se dejó caer otra vez en el sofá mientras se rascaba la nuca, sin saber qué pensar.

Joder, Hinata lo tenía atado de manos, ella había condicionado lo que sea que tenían, a cambio que nadie lo supiese todavía. Pero eso no impedía que buscara quitarse a Naruto de en medio, lo apreciaba, sí, pero él debía entender que Hinata no era mujer para él… La oscuridad de su corazón lo hizo dejar de lado el hecho de saber que se metía entre dos personas que se querían, dos que tal vez nacieron para estar juntas; pero no importaba, no, no lo hacía… joder, que él ya se había metido dentro de ella, la hacía corresponderle. Iba a hacerla amarlo. El lugar de Hinata, era con él. Al demonio con Naruto.

Era egoísta, sí, nunca le había importado.

Volvió a darle otro trago a su cerveza y luego de un par de comentarios más, la charla cambió de rumbo y apenas se notaba la rivalidad más viva que nunca entre ambos amigos.

O.O.O.O.O

La tarde del día siguiente fue realmente cansada para Hinata, estaba muriendo de sueño.

El día anterior, luego de comer con Ino y Sakura, volvieron a su departamento, y entre charlas, volver a comer y demás, habían terminado con su labor cerca de las ocho de la noche, dejando el departamento casi impecable. Ella había dejado su celular en modo vibración bajo sus almohadas, no quería apagarlo por temor a que Sasuke se plantara otra vez ahí y llegase cuando sus amigas estuviesen, pero tampoco podía contestarle, así que optó por sólo ocultarlo y dejar la línea disponible.

Cuando estuvo a punto de mandarle un mensaje para decirle que todo estaba bien, luego de las llamadas perdidas que encontró, el teléfono del departamento sonó, era su maestra que deseaba preguntarle qué tal se la había pasado en su fiesta, y durante la llamada que se extendió a casi media hora, Kurenai comenzó con trabajo de parto; Hinata se había asustado y aunque Asuma estaba con su maestra, ella casi corrió a la clínica donde la atenderían. Apenas pudo colocarse un abrigo y salió sólo con sus llaves, olvidando su móvil entre su atropellada apuración.

Una vez en la clínica, el trabajo de parto se había extendido más de doce horas, las mismas que se mantuvo junto al fornido moreno, solidarizándose con él, Kurenai no tenía familia en la ciudad, así que se le hizo injusto dejarla sola cuando ella siempre había estado con ella, además que no se perdonaría marcharse sin saber si todo saldría bien.

Al volver de desayunar algo en la cafetería de esa clínica materna, después de haber pasado la noche en vela, Hinata marcó a al encargado de su edificio, no recordaba el número de Sasuke y sabía que seguro estaría molesto, pidió que si lo veían le informaran lo que había ocurrido, supuso que no se presentó porque no tuvo noticias suyas en el día. A la una con doce minutos había llegado al mundo Mirai Sarutobi, y ella había olvidado el cansancio cuando luego de esperar media hora, en la que la familia de tres estuvo reunida, por fin conoció a la niña que ya quería como una hermana más.

Las prisas también habían entorpecido los planes de los nuevos padres, pues Asuma había olvidado la pequeña maleta con ropa de la bebé, él se fue a buscarla y a tomar un baño, quedándose la peliazul por si algo se llegase a necesitar. Fue hasta después de las seis que ella pudo regresar por fin a su departamento, y ahí estaba, tumbada en su cama y profundamente dormida sin siquiera haberse duchado.

Los ojos negros de Sasuke, que recién iba llegando a esa habitación, se fijaron en el agotado semblante de Hinata.

—Eres tan patética— soltó al acercarse a ella y cargarla en brazos para acomodarla en la cama y bajo las cobijas luego de quitarle sus tenis.

¿Por qué demonios tenía que preocuparse así por gente que ni siquiera era su familia?, se preguntó al apenas haberse enterado de dónde estuvo.

Momentos antes, cuando fue a buscarla a ese edificio por segunda vez en el día, el maldito encargado le dijo que Hinata por fin había llegado, y que se le había olvidado comentarle que ella se había quedado cuidando a su maestra en alguna clínica, pues ésta había dado a luz.

El moreno resopló cansadamente al verla desde su altura, si se era sincero, quería meterse a la cama con ella, pero no podía, tenía cosas qué hacer y gente qué ver.

Cuando su móvil sonó en el bolsillo de su pantalón, supo que no podía quedarse más. Se acercó al escritorio y tomó una libreta y una pluma para comenzar a escribir. Dejó una pequeña nota en el buró y se fue de ahí, no sin antes ajustarle la calefacción a la despistada chica que ni eso había podido hacer.

O.O.O.O.O

Largas horas después la claridad del día molestó los sensibles ojos perlados aun al estar cerrados. Hinata ocultó su rostro con las mantas sobre ella y sin quererlo, segundos después despegó sus párpados; el calor en su cama era tan agradable que casi le dio frío el sólo imaginarse que tenía que levantarse. Bajó sus ojos y se vio con la misma ropa del día anterior.

Se levantó casi de golpe, ese día también tenía mucho qué hacer, era 30 de diciembre y quería llevarle los pequeños presentes que había comprado para la pequeña hija de su maestra, también quería avisarle a Neji del nacimiento y tal vez pasar a comprar algo más para la bebé, que según los médicos, permanecería junto con la madre dos días más internadas bajo vigilancia de rutina.

—También sigo teniendo mucha tarea que hacer y…— se susurró al buscar su móvil entre la cama, recordando que ahí lo había dejado.

Cuando se levantó para buscarlo con mayor facilidad, sus ojos cayeron a la pequeña nota sobre su buró.

—¿Y esto?— se preguntó al avanzar dos pasos y tomarla.

"Vine a buscarte y dormías. Llámame. Estaré fuera de la ciudad un día con mi hermano, pero quiero verte en cuanto llegue."

Ni siquiera hizo falta leer una firma, para saber quién era el dueño de esa pulcra caligrafía. No supo por qué algo en su pecho se calentó ligeramente y cuando se dio cuenta que estaba a punto de sonreírle a la nota de papel, la guardó en su buró lejos de la vista de cualquiera, y se giró para buscar algo de ropa y darse posteriormente una ducha; tenía mucho qué hacer y muy poco tiempo para ello.

Casi a mediodía Hinata llamó al Uchiha que le pidió verla en su departamento el día siguiente por la tarde, ella aceptó sin estar tan segura y entendió que posiblemente pasarían año nuevo juntos. No supo definir lo que sintió al imaginar ese momento.

—Deja de pensar absurdos— se regañó para luego obligarse a tomar su bolso y salir de su alcoba. Al final, Neji no había podido acompañarla al estar fuera de la ciudad, estaría fuera de ésta al menos cinco días por asuntos de la empresa, sabiendo esto sabía que podía acompañar al Uchiha sin preocuparse demasiado por algún asunto familiar.

O.O.O.O.O

Al día siguiente por la tarde, Hinata estaba sentada frente a su computador rodeada de libros sobre el escritorio. El día anterior apenas pudo avanzar luego de regresar de la clínica al finalizar el horario de visitas a pacientes.

Salgamos.

No puedo.

¿Por qué? Vamos, estoy aburrida. Sakura vendrá, tal vez Naruto y Kiba también.

Hinata se mordió el labio al ver la pequeña ventana de chat en su computador. Ino le había mandado un mensaje por la red social justo cuando estudiaba y el sonido de la notificación la había hecho olvidar su trabajo por atenderla.

¿Qué harás?

La Hyuuga escribió pero de inmediato dejó de hacerlo al no saber cómo decirle.

¿Estarás con Sasuke?

Preguntó la rubia al notar por la pantalla que ella había dejado de escribir.

Sí.

Respondió la Hyuuga y se ruborizó.

Suerte que tienes.

Sigo sintiéndome incómoda.

Terminó por confesarle.

Ah, déjate de tonterías. ¿Sabes algo, Hinata? No hay nada más lindo que hacer el amor en fechas especiales.

Hinata enrojeció por completo y del otro lado de la ciudad, Ino se burló al imaginarla.

Qué envidia me das.

Por Dios, no digas eso.

No seas aburrida. Y, ¿a qué hora lo verás?

Hinata vio la hora, 6:30 p.m.

En minutos debería estar saliendo.

¿Saliendo? ¿A dónde irán?

No lo sé.

Mintió, se moriría de la pena si le dijera que él la citó en su departamento, con la mente pervertida de Ino, eso solo sería darle motivos para abochornarla y no necesitaba más nervios.

Mmm… entonces supongo que hablamos después. Pasaré por Sakura y luego veremos a los chicos, supongo que será otra noche de antro. Que te diviertas.

La Hyuuga se despidió también deseándole suerte y luego salió del navegador. Intentó volver a concentrarse en el documento de su tarea, pero en menos de diez minutos recibió un poco cortés texto de '¿dónde diablos estás?' por parte del Uchiha. Ella devolvió un patético 'Saliendo para allá' antes de guardar su trabajo y levantarse para ir con él.

Minutos después, ella estaba quitándose unas hebras de cabello que el viento helado de esa tarde le había atravesado en el rostro, justo cuando esperaba a cruzar la avenida. Momentos más tarde, por fin cruzó la puerta principal de ese edificio del otro lado.

Justo cuando subía por el elevador fue que se preguntó que si vestir vaqueros, botas, su sencilla blusa blanca y una chaqueta negra, era apropiado; no era que luciera mal, pero no sabía si saldrían a algún otro sitio… porque, eso que tenían, era como una cita, ¿no?

«Quizá debí arreglarme un poco más» pensó preocupada cuando las puertas del elevador se abrieron en ese décimo quinto piso.

Sus pasos que pretendieron ser seguros al avanzar al departamento, perdieron velocidad al ver a un hombre frente a la puerta abierta del Uchiha, y a Sasuke salir un segundo después.

—¿Qué haces aquí?— la voz ronca y seca del joven la hizo detener sus pasos a medio pasillo.

—Vine a hablar contigo, ¿qué más?— el tono hostil de la voz del mayor de los dos pelinegros hizo sentir a Hinata fuera de lugar. Estuvo a punto de girarse y darles tiempo a padre e hijo de hablar, pero fue notada por éstos.

—Hinata— la llamó el menor de los Uchiha, haciéndola detenerse.

—Ah, no quería interrumpir, lo siento.

Fugaku, erguido en toda su altura, vio con frío interés a la heredera Hyuuga, y luego rodó sus ojos a su hijo menor que no dejaba de verla.

—Entra— le ordenó Sasuke.

—Pero…

—Espera en la habitación— agregó el de rebelde cabello al indicarle con el rostro que se moviera.

Ella se mantuvo inmóvil un segundo y luego asintió despacio.

—Señor— saludó al mayor al pasar a su lado —. Con permiso.

Ambos la vieron pasar. La mirada de Fugaku la siguió hasta que ella se perdió en la alcoba de su hijo menor, y Sasuke se interpuso en su campo visual al notarlo.

—¿Qué quieres?— volvió a hablar.

Los ojos del mayor llegaron a él.

—Itachi debió haberte contado ya.

—Le dije que no— agregó casi con hostilidad el menor, sabiendo que su padre hablaba sobre la improvisada cena a la que su hermano lo invitó, en la que alguna vez fue su casa —. Eso no va a cambiar porque estés aquí.

—No seas absurdo. No vengo a invitarte.

Las dos miradas negras se enfrentaron y ninguno parecía pretender doblegar su orgullo.

—Irás.

El menor sonrió de forma irónica de medio lado.

—Estaré fuera de la ciudad por asuntos de trabajo. Y si quieres que siga haciéndole fácil a Itachi seguir manteniéndote —habló maliciosamente, sabiendo que Sasuke se hacía cargo de manera informal de algunos asuntos de la empresa y así ganaba gran parte de su mensualidad, eso sin contar la parte de la herencia de su abuelo que ya disfrutaba —, te presentarás.

—No me jodas.

—Cuida tus palabras— lo retó —. Tu madre sigue en cama, si no eres tan estúpido como pareces, sabrías que de no estar así, ella habría venido a buscarte; así que deja tu soberbia de lado y ve— ordenó y se dio media vuelta.

—Mph— el menor se dio vuelta también pretendiendo ignorarlo y cerrar la puerta.

—Y Sasuke— volvió a hablar Fugaku sin molestarse en girar, sólo viéndolo de medio lado —, deja a esa chica.

El menor tensó la mandíbula y apretó la manija de la puerta que sostenía mientras le dedicaba una mirada gélida a su progenitor.

—¿Quién demonios te crees?

—Mph— el mayor sonrió con autosuficiencia al dejar de verlo —. Las mujeres como ella, no son para tipos como tú.

—No eres tú quién lo decide— dejó claro el altivo pelinegro.

Fugaku negó en silencio al entender que el menor de sus hijos estaba defendiendo su relación, más que prohibida con esa joven.

—Si de verdad te importa, déjala. Los Hyuuga sólo se relacionan entre ellos. Dudo mucho que Hiashi quiera dejarla salir de su familia, y si lo hiciera, no eres el indicado para estar a su lado. Date cuenta, sólo mírate… gente como tú sólo sabe destruir lo que toca.

Sasuke sonrió molesto, como único rastro de la rabia que hirvió dentro de su pecho, y con esas palabras Fugaku se fue de ahí, dejando a su hijo odiándolo, pero con cierta idea grabándosele en su ser.

El pelinegro cerró la puerta de golpe y se llevó un par de dedos a apretarse el puente de la nariz. Esperó un par de segundos a que la rabia y frustración que siempre le causaba su padre, desaparecieran mínimamente y entonces guio sus pesados pasos a su habitación, encontrándose con Hinata asomada por la ventana.

Ella lo sintió entrar y volteó a verlo. La mirada casi lila de esa joven, sin malicia alguna dentro de ella, lo hizo obligarse a dejar de lado el tema de su padre, al cerrar la puerta tras él.

¿Dejarla?, no. Él no estaba dispuesto a dejarla y ser sólo un mal recuerdo que pronto olvidara.

—¿A… a qué vino tu papá?— ella se atrevió a hablar luego de no soportar mucho la profunda mirada negra puesta en ella.

—A ordenarme a ir a una estúpida cena— dijo la verdad al acercarse.

Ella abrió los ojos con sorpresa.

—¿Y vas a ir?

—No.

—¿Por qué no?— preguntó extrañada al verlo acercarse.

—Porque no— dijo al detenerse frente a ella.

La peliazul se sintió inquietantemente intimidada ante el chico que portaba un pantalón de vestir y una elegante camisa recogida hasta los codos.

—Mejor dime, Hinata, ¿qué demonios le dijiste a Naruto?— cambió de tema por algo que estaba molestándolo.

—¿Qué?— ella no creyó entenderlo.

—¿Qué le dijiste al momento de mandarlo al diablo?— presionó fríamente al apoyar sus manos en el marco de la ventana cerrada, acorralándola.

—N-no lo mandé al diablo— corrigió ella, al sonarle demasiado cruel su expresión. Él enarcó una ceja esperando su respuesta —. Y… y no sé qué es lo que quieres saber— terminó por decir al desviar su vista.

—¿Le diste esperanzas?— preguntó tomándola de la barbilla para hacerla verlo.

—¿Qué?

—¿Le dijiste que te esperara?

Ella negó en silencio —N-no.

—El imbécil estuvo aquí, y dijo que le pediste tiempo de una forma peculiar.

Ella abrió los ojos con sorpresa —¿L- le dijiste a-algo?

—Ganas no me faltaron.

Hinata volvió a negar.

—¿Le dijiste algo así?

—N-no recuerdo… estaba muy nerviosa y…— Sasuke interrumpió sus palabras al besarla bruscamente después de maldecir internamente. El cristal de la ventana sonó al chocar la cabeza de la Hyuuga suavemente en él, luego del inesperado beso.

Ella cerró sus ojos y apretó sus manos en el duro pecho masculino y con algo de torpeza correspondió el celoso beso.

—Arréglalo— ordenó al apenas dejar sus labios.

Ella asintió y se puso roja al darse cuenta, otra vez, que ya ambos tenían una relación y que él intentaba que cada cosa quedara en su sitio, siendo tolerada por ella misma.

Cuando el Uchiha se apartó y resopló tolerando su molestia, Hinata casi pudo volver a respirar con tranquilidad.

—¿Cena de fin de año?— preguntó ella luego de segundos en silencio, volviendo al tema inicial.

Él volteó a verla de medio lado. Estuvo a punto de decirle algo, pero el móvil de la chica sonó.

Hinata respingó y sacó de entre su chaqueta el móvil. Vio el nombre y sonrió. Contestó antes de que el ojinegro pudiese siquiera acercarse.

—Joder— soltó el Uchiha al sentarse sobre la cama, a escasos dos metros de ella al dejarla hablar.

La peliazul afirmó con media sonrisa y en un enfermo tono amable se despidió luego de varias palabras intercambiadas.

—Así que sí es cena de año nuevo— esta vez afirmó la chica y él frunció el ceño.

—¿Quién era?

—I-Itachi.

—¿Y por qué demonios tiene tu número?

Ella se encogió de hombros —Supongo que alguna vez se lo di— respondió casi con simpleza, algo anteriormente extraño al estar juntos. Se mordió el labio y prosiguió—: Él dijo que ya te lo había dicho a ti, pero que creyó conveniente ser él el que me invitara.

—No iremos— cortó el joven que se tumbó en la cama y se llevó los brazos tras su nuca. Ya el imbécil de su hermano se las pagaría, el día anterior le había dicho que él y su prometida visitarían a su madre para una cena bastante informal al estar ella enferma, y aprovechando que su padre no estaría, quería que ellos los acompañaran. Sasuke se sintió estúpidamente ingenuo al creer que Itachi se quedaría con la negativa que ya le había dado.

—¿Por qué no?

—Porque tenemos cosas mejores que hacer— respondió al sentarse.

Ella se mordió el labio —Yo dije que sí iríamos.

Él se puso de pie —No importa, entenderán.

Antes de que él se acercara, ella se apartó unos pasos —Vayamos.

—No.

Ella tenía muy en cuenta las palabras de Itachi en las que le decía que posiblemente su madre no sobreviviera a la primavera y eso todavía la hacía sentir mal.

Se mordió el labio fuerte antes de volver a hablar—: E-estamos… te-teniendo algo, ¿no?

—Así no funcionarán las cosas— quiso aclarar secamente él.

—¿Qué pierdes si vas?

Él no dijo nada al solo quedársele viendo.

Hinata sonrió.

—Iré a ponerme algo un poco más presentable y te veo en veinte minutos afuera de mi edificio.

—Hinata— él la llamó molesto pero ella salió de ahí casi corriendo, esta vez, sin siquiera tropezar —. Joder.

• • •

Media hora después, él estaba estacionado frente a la puerta del edificio donde su dolor de cabeza vivía. Hinata salió con cierta prisa y él sonrió al ver el cambio obtenido por ella. Era una Hyuuga, no sabía ni por qué le sorprendía.

—Lindas mallas— dijo él al abrirle la puerta del coche. Hinata se ruborizó y agradeció sin estar segura si de verdad era un cumplido. Sasuke negó en silencio ya ansiando el final de la cena, quería quitarle, o mejor no, esas mallas mientras se lo hiciera horas después.

Ella apretó sus manos en el chal negro que se había quitado al ya avanzar por las avenidas de la ciudad. Un vestido tipo blusón que resbalaba apenas de uno de sus hombros sutilmente, con mangas largas, y un estampado completo a rayas gruesas, negras y grises, fue lo que eligió. El vestido se ajustaba a su cuerpo desde la cadera y las mayas daban distinción al informal atuendo, sin perder el toque juvenil al mostrar algo de su piel.

—Y… ¿exactamente dónde vivías?— preguntó ella al romper el silencio.

—En el norte, a las afueras de la ciudad.

—Oh… ya veo— mencionó al voltear a ver los coches que avanzaban con ellos. Hasta en eso sus familias eran diferentes, pues vivían en residenciales colocados en extremos opuestos de la ciudad.

Hicieron cerca de cuarenta minutos por el enorme tráfico con el que se encontraron, pero finalmente Hinata pudo apreciar al interior de la residencia Uchiha, luego de atravesar las puertas metálicas de la entrada.

El fastidiado pelinegro observó la iluminada fachada de la mansión y resopló frustrado al poner un pie en ese lugar que años atrás había abandonado.

Sasuke rodeó el auto y le abrió la puerta a Hinata.

—No esperes que esto salga muy bien— advirtió al tomarla de la mano y guiarla a la entrada principal.

Ella asintió y lo siguió. Los jardines estaban iluminados por pequeñas lámparas solares, y algunas otras eléctricas colocadas en partes estratégicas para hacer lucir los altos y hermosos helechos. Subieron el par de escalones que eran acompañados por una bonita fuente también escalonada y Sasuke timbró para que esa puerta de madera y cristal fuese abierta.

La arquitectura del lugar era notoriamente más elegante que la de su casa, por la modernidad que desprendía, lisas paredes en tono beige y bordes de cantera era la que la formaban.

Una persona del servicio entró y antes de que Hinata pudiera agradecer, Itachi ya se encontraba bajando de las escaleras.

—Creí que no vendrían.

—¿Por qué si te aseguraste de ello?— respondió el menor con acidez.

El de marcadas ojeras ignoró el comentario y saludó primero a la peliazul.

—¿Recuerdan que dije que sería informal la cena?

Hinata asintió.

El chico sonrió un poco avergonzado y se rascó la mejilla —Pues será en la alcoba de mamá.

—¿Bromeas?

Itachi negó.

—Por mí no hay problema.

Ante la complacencia de la Hyuuga, Sasuke resopló y siguió a ese par, luego de que Itachi le arrebatara a su casi novia de las manos.

El sonido suave de los tacones de Hinata sonó en el pulcro suelo de mármol oscuro, ignorando la elegante sala blanca que se apreciaba al fondo con la acogedora chimenea, del otro lado estaba una alta puerta de madera, cerrada, el despacho, supuso. Subió sujeta del brazo del mayor de los hermanos molestando más a Sasuke, encontrándose con otra bonita sala, un poco más pequeña que la principal de abajo, en esa área de esparcimiento-recepción del segundo piso. Una mesa redonda con un enorme jarrón lleno de alcatraces y helechos, daba vida al largo corredor de las habitaciones, siendo iluminado por la luz de luna que se colaba por el bonito tragaluz en lo alto.

¿Cuál sería la antigua habitación de Sasuke? Se preguntó Hinata al voltear a ver al desinteresado muchacho que los seguía. No se lo podía imaginar creciendo en ese lugar.

—Por acá— mencionó el joven al guiarla a una de las habitaciones centrales de ese lugar.

El chico ni siquiera tocó y le dio acceso a la iluminada habitación.

—Llegaron— saludó Mikoto posada en su cama, al tiempo que Izumi se ponía de pie.

Hinata asintió y cuando Sasuke entró no le prestó atención a la bonita mesa elegantemente decorada en medio de la habitación, cuando vio a su madre traer colocada una manguera de oxígeno bajo su nariz. Un escalofrío extraño lo recorrió.

—Siento tanto la informalidad, le insistí a Itachi en que cenaran abajo, como se debe, pero tengo un par de hijos testarudos— la mujer sonrió sin ganas al ver a las que consideraba las dos nuevas miembros de su familia, saludarse entre sí.

—No tiene que disculparse— mencionó Hinata.

—Lo mismo le he dicho— agregó la castaña novia del mayor de los Uchiha.

—No sabía que estuvieras tan mal— soltó Sasuke al acercarse un par de pasos, incómodo, realmente.

Ella tosió y sonrió.

—Envejezco cada día.

—No digas tonterías— regañó él.

Hinata sonrió al verlos conversar y volteó a ver la bonita vista tras los ventanales.

Itachi salió a ordenar algunas cosas y su novia lo siguió, ella dejó a Sasuke con su madre y se tomó el atrevimiento de abrir ligeramente el ventanal para asomarse al patio trasero.

El menor de los Uchiha se dejó caer recostado al lado de su madre.

—Es lindo tenerte de regreso— lo acarició con su mano ligeramente fría y le sonrió —… apuesto que es un poco incómodo, pero no es tan malo, ¿verdad?

—Mph— él sonrió sin ganas y negó en silencio —. ¿Esta vez no habrá sorpresas?

—No— respondió ella viendo como su hijo veía a su novia tras los cristales. No, esa noche su esposo no estaría para su decepción—. Luce preciosa bajo la luz de la luna— volvió a hablar atrayendo la atención de su hijo —, pero se enfermará allá afuera.

Sasuke asintió.

Hinata observó la bonita piscina que era bañada por los hermosos rayos lunares, provocando que un destello azul bañara las paredes de la fachada trasera de la casa, y que si no estaba equivocada, era la parte principal de ésta, pues la vista era maravillosa, el enorme jardín estaba despejado y varios árboles de cerezo se veían a lo lejos; una pequeña barda limítrofe ponía fin a la mansión tras el último árbol y mucho más lejos las pequeñas luces de la ciudad daban una visión preciosa, incluso creía alcanzar a ver la sombra empequeñecida del enorme monte Fuji… Sasuke debió haber sido feliz ahí muchos años, el lugar era hermoso, y aunque era tres veces más chico que la residencia Hyuuga, tenía ese aire cálido y confortable por todo el lugar, aunque al igual del que fuera su hogar, se encontrara prácticamente vacío.

En algún momento Itachi había llegado con unas botellas de vino y un par de empleadas habían llevado arreglos frutales y bocadillos, Sasuke se entretuvo hablando con su madre y luego de que ésta recibiera una llamada de una de sus hermanas, él no se movió de su lado. Sus ojos negros estaban puestos en Hinata y esa sonrisa tonta que tenía al imaginar sabrá Dios qué tonterías.

—Deberías verte— soltó Mikoto luego de finalizar su llamada y el chico que no se había percatado de tal cosa, volteó a verla —… como la miras.

—Patrañas.

—Testarudo— se burló la mujer y dejaron que unos segundos de silencio se formaran entre ellos —. ¿La amas?

Los profundos ojos negros de Sasuke siguieron viendo a Hinata… ¿amarla? Algo dolió en su pecho… ¿cómo demonios podría aspirar a amarla después de lo que le había hecho? Se sintió un miserable.

Itachi que había colocado algo de música suave desde que su madre hablaba por teléfono, y había bajado la luminosidad de la luz. En ese momento le ofreció su mano a su novia y la invitó a bailar, haciendo rodar los ojos a su hermano y divirtiendo a su madre, haciéndola olvidar la pregunta; Izumi, sin pena alguna y acostumbrada a actos similares, se dejó guiar por el chico de lacio cabello que no tardó mucho en darle pequeños besos.

La Hyuuga volteó a ver a la pareja de enamorados y se enterneció por ellos, luego volteó a ver a Sasuke y lo vio negar en silencio mientras su madre reía divertida, por eso prefirió mantenerse afuera, a pesar de estar resintiendo un poco el frío, a ellos no les venía nada mal momentos de familia.

Tres melodías más y un par de copas bebidas por los dos novios, e Itachi invitó a su madre ahora a bailar.

—Debes estar bromeando— mencionó Mikoto ligeramente avergonzada —, sigo en bata de dormir y anclada de mi nariz a un tanque de oxígeno.

—¿Y qué tiene eso de malo?— sonrió el de marcadas ojeras — Escuché que el último grito de la moda en Francia son las batas de dormir. ¿Y qué cosa puede ser más sexy que cargar el tanque de oxígeno de la mujer más bella que conozco?

Mikoto sonrió sintiéndose avergonzada al mojarse suavemente sus ojos y aceptó la ayuda que su hijo mayor le brindó.

—Tomaré fotos— avisó Izumi al buscar la cámara fotográfica dentro de su bolso —. Todas de un buen ángulo, lo prometo— bromeó.

Sasuke, que no entendió el porqué de todo eso, negó en silencio y se levantó de la cama. Los ojos de Hinata que también amenazaron con mojarse ante la visión de madre e hijo, viajaron luego a Sasuke que caminó hacia ella.

—¿Por qué demonios insististe en venir si te alejas?— habló roncamente al cerrar la puerta del ventanal.

—No me alejo… sólo… les doy espacio— dijo y tembló, tal vez de frío, tal vez por culpa de esos ojos tan negros viéndola con atención.

—Eso es alejarse.

—Ah… cierto— ella desvió el rostro y prefirió voltearse, al no saber cómo justificarse.

El Uchiha la vio hacerse pequeña y negó en silencio, para posteriormente quitarse su saco y colocárselo sobre los hombros.

—¿Eh?— el tibio calor que recibió como el ligero peso extra, la hicieron voltear, volviendo a pegar su cadera con la cantera moteada que formaba el borde de ese balcón.

Él apoyó una de sus manos sobre el balcón y Hinata no evitó el ponerse nerviosa. La otra mano la llevó entre sus senos y bajo su vestido.

—¿S-Sasuke?— ella casi enrojeció al ver cómo en el interior no se percataban de lo que ellos hacían. Cuando bajó sus ojos a los dedos del moreno, se avergonzó al pensar mal… el chico sólo había sacado el colguije de luna que él le había regalado y que ella se había colocado para esa noche.

¿Hinata de verdad se estaba tomando en serio esa relación que ambos tenían… o por qué se había colocado ese collar?

Alzó sus negros ojos a ella.

Ella perdió el aliento ante esa mirada —¿Q-qué?

Y él bajó sus ojos ahora a sus labios. Los besó despacio y Hinata tembló pero ya no de frío.

Cuando el beso se volvió profundo el sonrojo en la chica se intensificó al imaginar que los verían, aun así, apretó sus manos en la camisa delgada del Uchiha al dejarlo meter su lengua en su boca, acariciándole la de ella.

¿Gente como él sólo destruía lo que tocaba?... «Estupideces» pensó en lo referente a lo dicho por su padre horas atrás.

Apretó la cintura de Hinata acercándola más a él.

«¿La amas?» recordó las palabras de su madre.

No lo sabía… pero sabía que la necesitaba, últimamente casi para vivir. Maldita sea.

Cuando el aliento se les acabó, deshicieron el beso despacio. Hinata respiraba suavemente por sus labios y viéndolo a los ojos… ¿Qué le estaba pasando con él?

Tuvo miedo, y más, ante lo siguiente que él le dijo.

—Haré que no puedas vivir sin mí— prometió el pelinegro, como él tampoco, dependiente, ya podía hacerlo sin ella. Se la iba a quedar, se lo juró.

Continuará…


Hola chicas y chicos ñ.ñ

Hasta aquí por hoy, ojalá la historia les siga gustando ñ.ñ

Agradezco comentarios:

Himepeti •Fran Targaryen •Marjo Em •simazame •Artemis FM •AiKawaiiChan •Andy'hina •Nymfhetamina •alejandra barrosbossio1 •Daisuke-37 •ale302 •SaBaKu No MeNnY •YeseniaOtakuHyuga •Zimba Mustaine •hime23 •Camille Nathair •Jaqueline Slytherin •JudsSC •Kurumi reii •KarlaXM •Ingrid o. O •Naomi-Black1 •Nicolai P. •AhrenLove •wolf-enzeru •sabiJafte •Rosenrot •hyuga meiko chan •Jackei98 •Mikashimota Z •kathiastella •hinatacris •Suqui •imjustjv •Erimibe34 •bellamita-uchiha •HinataShakugan-15 •cherrymarce •Minaki •Julia •Sasuhinaforever •Marleen •valentina londono 3597 •Itzel 33 •Nana •uchiha-mei-chan •holy24 •KiaraUchihalove •marhytsugaya •tsuki chan •Pamaig •Suishoka 69 •KASSY HYUGA •atnconmayonesa •Astrid Sakamaki •hina-saku22 •holis •KattytoNebel •lukempires •Dark Amy-chan •hinasweet •Shirubia •Jackie •Danisanchez Uchiha 18 •Roux •MikaSyo •Marshmallow, y a las niñas que no dejaron su nombre, mil gracias.

Alguien me preguntó dónde dejo los mini spoilers cuando estoy por actualizar, pues aquí en mi perfil de esta plataforma, sólo hay que ir allá arriba, donde está el nombre del fanfic y al lado aparece 'Angeel O', ahí hay que dar clic y los manda a mi perfil (al menos desde computadora y celular, no sé si las apps funcionen igual) y ahí los encontrarán, es sólo un parrafito no crean que es la gran cosa xD

-o-

Kurumi reii, creo que ya habíamos interactuado en fb, pero no recuerdo si fue con mi anterior cuenta, como sea, en mi perfil de esta plataforma dejé un enlace a Facebook si gustas agregarme ñ.ñ

-o-

Necesito responder una pregunta que seguro más de uno tendrá:

Jaqueline Slytherin: ¿porque Hinata aun sigue sin embarazarse después de tantas veces sin protección? y estoy muy segura que se le han olvidado algunas veces tomarse la pastilla o se la toma a deshoras minimo... mmm... esa es una incognita que tengo...

No he especificado nada más sobre su consumo de las píldoras, porque quiero mantener el suspenso teniendo esa posibilidad abierta (? Hinata las consume, pero todo puede pasar…

¿Se imaginan qué pasaría si Sasuke embaraza a Hinata? -se prepara psicológicamente para que la abucheen, le digan loca o poco pensante- v:

Bueno, hasta aquí con eso.

-o-

Ahora necesito hacer una aclaración bastante tonta, realmente, pero la niña dijo que volvería a ver si le hice caso.

"… si no quieres quedar mal y sobre todo como falsa naruhina y falsa fan de hinata haz tu historia naruhina que es lo mas viable y sobre todo ES LO CANON el sasuhina es una fantasia estúpida" …"se conguente y buena fan de naruto no caigas en el ardos por favor, que preciera que ni eres fan de hina-chan ni del naruhina siempre metes el mugroso sasuhina por encima del naruhina muy mal ehh muy mal cero de calificación "

Himawari-chan: Este fanfic grita SasuHina en cada párrafo. Sí soy fan del NaruHina y sobretodo Hinafan, y eso no me impide amar con ansias locas en SH; con todo respeto, la del ardor parece usted, el NH tiene excelentes escritoras, vaya y apóyelas, o mejor aún, vaya y apoye a esas chicas que apenas comienzan y necesitan motivación. Déjese de ridiculeces, que el que yo escriba SasuHina no hace menos canon al NH.

Y no, no voy a cambiar la pareja principal nunca; me han sugerido de modos bastante corteses que ponga Narusaku y no lo he considerado aún, menos cambiaré a mi pareja principal por sus exigencias. Sea humilde y entienda que esto es fanfiction y cada quien escribe de quien le da la gana. Ya no haga corajes, por fans como usted es que el NaruHina, siendo una pareja preciosa, tiene tanto hater.

Entonces termino; es más falsa Naruhina usted que con sus comentarios provoca el odio a la pareja, que yo, por gustarme la diversidad. Que esté bien.

-o-

Ya, dejando necedades de lado, sólo agradecerles otra vez el apoyo a la historia; este mes tuvo tres actualizaciones, ¡yei! xD Ojalá el siguiente mes pueda hacer algo parecido, pero si no, pido un poco de paciencia, haré lo mejor que pueda :')

Que horror con tantas notas de autora… pero si ya leyeron hasta aquí, escuchen una canción que me recomendó una amiga que quiero mucho: La vida entera- Camila… y les digo como me dijo, ¡es tan Sasuke! :v jajaj… ok, tal vez no tanto, pero me ha servido de mucha inspiración estos dos últimos capítulos ;)

Que estén muy bien y gracias por leer, espero que no haya habido muchos errores y le entendieran a todo u.u

Un beso. Aidé.