3- EXPRESO DE HOGWARTS
-Bueno, Harry, a lo que íbamos, ¿qué has hecho este verano?- preguntó Hermione con interés, mientras los otros tres tomaban asiento, obligando a Ron a abandonar su cómoda postura.
Con Ginny, Neville y Luna allí no podía hablar con la misma libertad, eran sus amigos, es cierto, pero no del mismo modo que Ron y Herm, al fin y al cabo, con ellos llevaba mucho más tiempo que con el resto, aunque lo que pasó al final de quinto los hubiera unido mucho, no era igual. El nivel de confianza era mucho menor, así que se decidió por un relato grosso modo de sus vacaciones.
- Pues…, más o menos lo de siempre, aburrirme, encima he estado todo el verano encerrado, bueno, podía salir y eso, pero, ya me entendéis, con los muggles. No he hecho nada interesante, realmente, a parte de terminar los deberes casi nada más empezar las vacaciones.
- Bien hecho Harry, así el resto del tiempo has estado libre, para hacer lo que quisieras.
- No se yo que hubiera sido mejor, la verdad es que hubiera preferido el doble de deber.
- ¿Y acabaste enseguida el deber? Yo estuve hasta ayer por la tarde peleando con el ensayo de Defensa.
- Ron, no tenía nada más que hacer, ni con quien hablar, ni con qué distraerme, ¿qué querías que hiciera?. La verdad es que el ensayo de Defensa era complicado y me llevó un montón de horas de trabajo, amé por eso al profesor Lupin.
- ¿Quién nos dará Defensa este año?- preguntó Ginny- Porque Remus ya nos dijo que no volvería, que tenía que hacer cosas.
- Si, como dirigir el combate. Ni idea. Supongo que a alguien habrán encontrado, y a alguien bueno, porque el libro que nos han mandado, es de los avanzados.
- ¡Vaya! Yo he leído por encima el nuestro y es una pasada- comentó Hermione.
- Yo que sé, con que no vuelvan a ser ni Umbridge ni Lockhart, a mi me da igual quien sea.
- Lástima que Lupin no pueda este año.
- Pues si. Por cierto, te compramos algo por tu cumpleaños Harry- dijo Ron mientras una sonrisa iluminaba su cara pecosa.
- Es verdad, yo también te compré algo- Hermione se levantó de un salto y fue a abrir su baúl. Ron sacó un paquete de su túnica y se lo pasó a Harry. Lo tomó con una tímida sonrisa, no se esperaba que le hubiesen comprado algo, como no podían enviárselo, pensó que pasarían. El paquete rezaba: Para Harry de: Ron, Ginny, Fred y George. Lo abrió intentando no romper el papel y lo sorprendió la visión de "Volando con los campeones", una edición especial de "Volando con los Cannons" que Ron le regaló tanto tiempo atrás, que había salido con motivo de que estos habían ganado la Liga de Quidditch. Se emocionó, el esfuerzo de tragarse las lágrimas fue grande, sabía que les había costado un dineral, y había deseado ese libro desde que vio el anuncio en "El Profeta" a finales del curso anterior.
-Gracias, yo… ¡Ostras os habeis pasado!, yo…no se…
- No seas tonto Harry, y mira dentro- lo interrumpió Ron mientras Ginny sonreía, abrió el libro y en la primera página había escrita una dedicatoria "Para Harry en su 17 cumpleaños, que los disfrutes" y las firmas de todos los componentes del equipo.
- Pero…
- Hicieron la presentación del libro en la librería contigua a "Sortilegios Weasley", y nos pasamos antes de que abrieran al público- le dijo Ginny mientras Harry los atrapaba a ella y a Ron en un abrazo que casi les parte las costillas y no dejaba de repetir "gracias, gracias"- Vale, vale, suéltanos, que no nos dejas respirar.
- Y ahora el mío, espero que te guste, Harry- Hermione le tendió su paquete sonriendo, un paquete bastante grande y de forma curiosa.
- ¡Hermione!, ¿qué os ha dado a todos este año?- exclamó al desenvolver el estuche de cuero negro adornado por la cabeza de un león en metal, lo abrió para revelar una guitarra, se quedó sin palabras, ¿cómo había sabido Hermione que él quería una guitarra?- ¿Cómo…cómo…?
- ¿Lo he sabido?- acabó por él- Bueno, una tiene sus fuentes y mucha memoria, además de estar siempre pendiente de las conversaciones de mis amigos.
- Pero yo…nunca he mencionado que quisiese una guitarra, ni siquiera sabíais que se tocarla.
- Si lo mencionaste una vez, de pasada, el año pasado, el día de Navidad, que fuimos al concierto en Hogsmeade de Doe (N/A: Valee!! Este grupo no existe en el mundo mágico, ni siquiera es muy conocido entre los muggles, pero la cantante es amiga mía, y además, son "güeníiisimos"!!!! Jejejej. Kisses Eva), dijiste "Cómo me gustaría tener esa guitarra", se te puso cara de tonto, y entonces añadiste "Hace tanto tiempo que no toco".
- No me acuerdo, del concierto y eso, si, pero de lo otro no.
- No se, tampoco bebimos mucho. Te hubiera comprado una eléctrica, pero ya sabes que en Hogwarts los aparatos que funcionan con electricidad, no van, entonces, ¿para qué regalarte una guitarra que no ibas a poder tocar?
- Y la funda es una pasada…- murmuró Harry acariciando las cuerdas y haciéndolas sonar con dulzura- Es preciosa, gracias Herm- la abrazó menos fuerte que a Ron y a Ginny, pero no con menos intensidad, su siempre incondicional Hermione, a la que no le importaba lo que hiciera, siempre y cuando fuera de corazón, la amiga que le decía que no estaba de acuerdo con su decisión, pero luego lo apoyaba hasta el final. La que siempre estuvo allí, que lo alabó por ser fiel a si mismo.
- ¡Tócanos algo!- pidió Neville entusiasmado.
- No se, hace tanto tiempo que no cojo una guitarra, ni siquiera lo hacía muy bien, solo me gustaba.
- Venga Harry no seas tímido.
- Bueno, pero no os riáis, además, solo me acuerdo de una canción entera, es muggle, así que solo le sonará a Hermione.
Todos lo miraron expectantes, cogió la guitarra y la sopesó, haciéndose a su estructura, tocó las cuerdas comprobando la dureza, afinó la guitarra, y probó unos cuantos acordes, respiró hondo y comenzó, rasgando y golpeando los acordes, dándose cuenta de que no había olvidado como hacerlo, que las notas fluían a través de su sangre, como si nunca hubiera dejado de tocar, aquella canción le encantaba, se le erizó la piel de los brazos. Sus compañeros lo observaban sorprendidos, Hermione conocía la canción y se emocionó, llenándosele los ojos de lágrimas, sin llegar a verterlas, Harry le sonrió y le pidió que cantase con él.
Saying "I love you" is
Not de words I want to hear from you
It's not that I want you not to say
But if you only knew how easy
It would be to show me how you feel
La voz grave y dulce de Harry los dejó helados, realmente cantaba bien, les puso la piel de gallina, tocaba con tanto sentimiento. Hermione se le unió en el estribillo, estaban en silencio, escuchando con atención, mientras fuera comenzaba a llover, como si el cielo se hubiera emocionado.
More than words is all you have to do
To make it real then you wouldn't have to say
That you love me……'cause I'd already know
Harry volvió a cantar solo, con unos tonos agudos que encogían el corazón, era la canción más romántica y tierna que habían oido en su vida, y él la interpretaba como si la hubieran hecho para él.
What would you do
If my heart was torn in two
More than words to show you feel
That your love for me is real
What would you say
If I took those words away
Then you couldn't make things new
Just by saying "I love you"
Dejó de cantar mientras continuaba rasgando las cuerdas, no se dio cuenta, ya que tocaba con los ojos cerrados, pero ya no estaban solos, Dean, Seamus, Parvati, Lavender, Justin, los Creevey, Ernie, Hannah, Susan, Padma, todos sus compañeros del ED y algunos curiosos más se agolpaban en la puerta en silencio, escuchando sobrecogidos. En ese momento Harry volvió a cantar.
Now that I've tried to
Talk to you and make you understand
All that you have to do is close your eyes
And just reach out your hands
And touch me
Hold me close, don't ever let me go
Con el estribillo, Hermione se volvió a unir a él, con lagrimas silenciosas rodando por sus mejillas, en la puerta, algunos de los que venían de familias muggles, movían los labios siguiendo la canción, incluso un par de Slyhterins se habían unido al grupo, que se quedaron escuchando al fondo, incapaces de romper la escena que tenía a media escuela con los ojos llorosos.
More than words is all I ever needed you to show
Then you wouldn't have to say
That you love me ……'cause I'd already know
What would you do
If my heart was torn in two
More than words to show you feel
That your love for me is real
What would you say
If I took those words away
Then you couldn't make things new
Just by saying "I love you"
More than words
More than words
Los aplausos del espontáneo público sacaron a Harry de su ensoñación, sonriendo entre timidez y modestia, se puso colorado, nunca había tocado delante nadie, exceptuando un festival del colegio, donde todos los alumnos de la clase de música tocaron su instrumento.
-Creo que ha sido buena idea lo de la guitarra, Hermione. Gracias.
- ¡Toca otra Harry!- pidió Hannah Abbott desde la puerta del compartimento mientras el resto coreaba ¡¡Siiiiiiiiiiiiiii!! suerte para Harry que apareció la bruja con el carrito de la comida y todos se dispersaron para comer.
Ellos compraron un poco de todo, como siempre, Harry guardó la guitarra en su funda mirándola de cuando en cuando con cariño y hablaron de todo un poco mientras fuera oscurecía. Al fin llegó la hora de ponerse los uniformes del colegio. Ron, Harry y Neville salieron al pasillo a esperar que las chicas se cambiasen de ropa, cuando ellas acabaron, salieron por la puerta, y vieron en la solapa de la túnica de Hermione una nueva insignia, Premio Anual.
- ¡Hermione! ¿Por qué no nos dijiste nada? ¡Premio Anual! Enhorabuena- la felicitaron en tanto que entraban ellos a cambiarse.
Apenas habían terminado de ponerse los uniformes y guardar la ropa que llevaban en los baules cuando el tren paró en la estación de Hogsmeade. Bajaron al andén buscando a Hagrid con la mirada, que allí estaba, guiando a los pequeños de primero hacia el embarcadero que los llevaría en su primer viaje a Hogwarts. Lo saludaron agitando las manos y se encaminaron a los carruajes tirados por thestrals, Harry saludó a Tenebrus con una palmada en el flanco y subió al carruaje que este tiraba, lo siguieron Hermione, Ron, Neville, Ginny y Luna, y al trote partieron hacia el castillo.
Al pasar por la puerta con los cerdos alados flanqueándola, Harry sintió una punzada de tristeza, era la última vez que haría aquello, entraba por última vez en la escuela, para cursar su último curso. Iba a añorar mucho Hogwarts, había sido su único hogar durante siete años. Donde se sentía seguro, sobre todo ahora que Voldemort estaba ganando poder, y que todo indicaba que iba a estallar por fin la guerra abierta entre los dos bandos. Una guerra que todos esperaban, pero temían, que acabaría con él o con Voldemort, y no podía evitar sentir miedo. No se sentía cobarde por ello, pero no podía evitar quedarse despierto durante la noche, pensando en como podría matar al asesino despiadado que había acabado con la vida de sus padres, que le había destrozado la vida.
Los carruajes cesaron su trote ante las escalinatas del castillo. Fueron subiendo todos hasta las enorme puerta doble, que se abrió invitándoles a entrar, Filch los miró con cara de pocos amigos, sin duda maldiciendo que ya estaban aquí de nuevo, dispuestos a amargarle la vida. Dirigió a Harry una mirada de especial desprecio, ya que aún creía que él había atacado a su gata cinco años atrás, aunque se demostró que había sido el Basilisco. El Gran Comedor los recibió con su envolvente calidez dorada, los estandartes de las casas ondeaban tras la mesa de los profesores, flanqueando al escudo de Hogwarts, los platos y copas de oro los esperaban las mesas de madera.
Los ojos de Harry recorrieron la mesa presidencial, en el centro, en su silla de oro estaba Dumbledore, vestido de azul marino, a su derecha, una silla vacía, la de la Profesora McGonnagall, que estaría esperando a los de primero para la ceremonia de Selección, al lado de la cual estaba la silla alta de Flitwick, la profesora Sinistra al otro lado de este, la profesora Grubly-Plank y la silla vacía de Hagrid, que aún debía estar en el lago. Al otro lado de Dumbledore estaba el profesor Snape, con su habitual gesto ceñudo, el pelo grasiento cayéndole a ambos lados de la cara, mientras conversaba interesado con una desconocida joven negra, que se sentaba a su lado, junto a ella estaba la profesora Sprout, Vector y la sempiterna silla vacía de Trelawney.
- Ya sabemos quien nos dará Defensa este año, ¿no?- comentó Hermione mientras tomaba asiento.
- Es muy joven- recalcó Ron.
- No se, a mi lo que parece raro es que Snape no esté tratando de matarla con la mirada- puntualizó Harry, sentándose al lado de Ron, frente a Hermione.
- A ver si le va a gustar, mira, Trelawney- la etérea profesora entró por las puertas del comedor, cuando llegó a la mesa, se acercó a saludar a la nueva, que se levantó y le sacaba más de dos cabezas, le besó las mejillas con afecto y habló con ella mientras le sostenía las manos, como si se conocieran de mucho tiempo- Buenoo, esto si que es raro, el Ojo que Ve ha bajado a cenar con los que estamos ciegos.
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No sabía cuanto tiempo había pasado desde que se recostó en el asiento hasta que las notas de una guitarra lo despertaron. Maldita poción, que ya no le valía para nada. ¿Se habría hecho inmune? Debería consultarlo con el profesor Snape, quizá de tanto tomarla, su cuerpo no notaba sus efectos. Como con una droga, que cada vez necesitas más. Se estremeció, no le hacía ninguna gracia convertirse en un adicto. Una voz grave a la par que dulce comenzó a cantar en el compartimento vecino, una voz ligeramente desgarrada que se le clavó en el corazón, ¿quién sería?
Pasos rápidos se dirigían hacia allí, cerró los ojos, fingiendo dormir, no tenía ganas de visitas. Pensó que no podría seguir escuchando la canción, que la multitud cuchichearía hasta el cansancio, pero no, permanecieron callados mientras la voz desconocida, y al mismo tiempo inquietantemente familiar, continuaba cantando suavemente, una voz femenina se unió, era bonita, y no lo hacía mal, pero carecía de la emoción vibrante de la masculina, ¿o quizás era que a él le atraía más la otra voz? Más gente se acumulaba en la puerta, oyó la inconfundible voz altanera y chillona de Pansy preguntar:
- ¿Qué pasa? ¿Quién está cantando?
- Potter- ¡¿Potter?! no, no podía ser, ¿qué diablos le había pasado a Potter desde el junio?
- ¿¡Potter!?- la voz de Pansy sonaba incrédula, varios de los de delante la hicieron callar. Él seguía cantando como si nada, o estaba exhibiéndose, o no se había dado cuenta de nada, más probablemente lo primero, el Niño Dorado no dejaba escapar la oportunidad de lucirse, sin embargo, Draco no pudo evitar pensar en lo romántico que sería que no se hubiese percatado de la presencia de la muchedumbre curiosa, cantando sólo para su corazón.
Cuando la canción llegó a su fin, el público prorrumpió en aplausos, una chica pidió que tocara otra. ¿Tocara?, además de cantar ¿tocaba la guitarra?, cuantas cosas había descubierto del Gryffindor en un día, más que en seis años que lo conocía. El chirriar de las ruedas del carrito de la comida hizo que la gente se dispersara, logrando ver a través de la puerta abierta del compartimento a Potter sentado con una guitarra clásica de madera oscura entre los brazos, sonriéndole a Granger mientras con el pulgar le secaba las lágrimas que le corrían por el rostro con una ternura infinita, luego le cogía la cara y besaba su mejilla.
Compró un sándwich, una botella de zumo de calabaza y unas ranas de chocolate para comer, no tenía hambre, como venía siendo habitual, pero no podía permitirse continuar en ese estado, debía engordar algo. Nadie querría estar con alguien tan delgado. Ni él mismo soportaba mirarse en el espejo, ver ese reflejo que no reconocía, él no era la persona que le devolvía la mirada, ¿qué había pasado? ¿Cuándo se había convertido en quien era ahora? ¿Por qué no se había dado cuenta de que estaba cambiando? ¿Qué le había hecho cambiar? ¿Por qué? Por qué, había perdido la cuenta de cuantas veces se había repetido esa pregunta en los últimos tres meses, posiblemente más que en toda su vida, eso seguro, ya que de pequeño le enseñaron a que los niños hay que verlos pero no oírlos, y que preguntar era de mala educación. ¡Maldita sociedad!
Comió en silencio, haciendo esfuerzos sobrehumanos para pasar la comida por su garganta. Nunca se acostumbraría a comer solo, aunque ahora prefería hacerlo así, no le gustaba que lo vieran comer, le costaba demasiado esfuerzo, era su momento más bajo, luchando consigo mismo, sabía que debía alimentarse para seguir viviendo, pero había una parte de él que no tenía tan claro lo de seguir viviendo, le tentaba tanto simplemente dejar de comer hasta morir y acabar con todo. Sería tan fácil. Cada vez que se sentaba frente a la comida su mente racional empezaba una lucha contra la irracional. No perdería esta guerra. No contra si mismo.
Guardó las ranas de chocolate en el baúl, ya se las comería. Volvió a recostarse en el asiento, con las lágrimas quemándole de nuevo los ojos. Supo entonces lo duro que iba a resultarle ese año, tragándose las ganas de llorar cada dos por tres, porque no iban a desaparecer, por mucho que dijeran que el tiempo cura las heridas, bueno, quizás lo hiciera, pero lo que no curaba era su recuerdo. El traqueteo del tren lo meció hasta adormecerlo, sumiéndolo en un mundo de irreal tranquilidad.
Los murmullos de los que pasaban por delante de su compartimento, y el cese del movimiento despertaron a Draco, quien se acomodó velozmente el uniforme en su sitio. Antes de que todo el mundo terminara de salir, pudo meterse en el baño para lavarse la cara, despejándose así un poco.
- ¡Draco!, ¡hey!, ¡Draco!-le pusieron una mano en el hombro cuando se disponía a bajar del tren, la voz de Crabbe lo devolvió a la realidad, a lo que había estado evitando y que ahora se veía obligado a enfrentar. Señoras, señores, la actuación va a comenzar.
- ¡Ah! Eres tú- dijo cansinamente.
- Pesábamos que no vendrías, como no te hemos visto en el tren, además tu padre le dijo al mío que habías huido. Estábamos preocupados- en el fondo era más inteligente de lo que parecía, el aparentar ser estúpido hacía que se hablara de muchas cosas en su presencia, sin tenerlo en cuenta, pero el recopilaba la información y la interpretaba. Draco sabía que con él debía tener cuidado.
- No tenías por qué, siempre he sabido cuidar de mi mismo- ¿por qué pensarían sus amigos que había huido? Debía buscar una mentira rápido, seguro que Lucius no les había dicho que renunciaba a servir al Señor Tenebroso, eso le habría puesto en un aprieto, habría disminuido su rango, y eso era algo que su padre lucharía por mantener, siempre lo había hecho, no importaba cuanto tuviera que mentir para ello.
-¿Dónde estabas?- el tono de voz de Crabbe era imperioso, no admitiría una evasiva.
- En el último vagón, durmiendo- comenzó a subir al último carruaje, los thestrals le devolvieron la mirada, era la tercera vez que los veía, la culpa la tenía su padre, que le había hecho presenciar la tortura y muerte de un traidor. Todos sus compañeros lo habían visto, todos habían estado allí, menos Blaise, el único de su curso que nunca había pertenecido a aquello. En el carruaje camino a Hogwarts Crabbe y Goyle dejaron de hacerle preguntas, Zabini estaba allí y siempre evitaban hablar de cosas relacionadas con su relación con el Señor Tenebroso delante de él. Se limitó a mirar por la ventanilla el camino pedregoso que los llevaría al colegio. A veces llovía cuando iban hacia el castillo, las gotas de lluvia resbalaban por los cristales de los carruajes, haciendo dibujos extraños, pero hoy no, hoy, que necesitaba que llorasen por él, no.
Cuando bajaron frente a las escalinatas de Hogwarts todos los Slyhterins se unieron en torno a él, como esperando una instrucción, no había dejado de ser el líder. Enderezó la espalda y comenzó a caminar al frente de todos, con Crabbe y Goyle cada uno a un lado pero un poco más atrás, todos en formación, como un ejercito, como el ejército que les estaban enseñando a ser, al que él ya no pertenecía, pero que aún dirigía. Se sentía incómodo en el papel que siempre había representado, le oprimía su propia piel. El esto de las casas mantenían una formación similar, pero mucho más desenfadada, más cordial. Su casa siempre se había regido por el protocolo de las familias de Sangre Pura, impidiendo trabar amistad con aquellos de menor rango, si eras de buena familia, todos te respetaban y acataban tus órdenes o consejos, si no te conocían, no se dirigían a ti hasta que tú no les hablases. Era todo tan artificial.
Pansy se acercó a él a grandes zancadas, al verla, el nudo de su garganta se cerró y viró bruscamente dándole la espalda.
-¿¡Draco!?- lo llamó ella ofendida.
- No tengo ganas de hablar, Pansy, piérdete- todos esperaban que ellos dos comenzaran a salir de nuevo, pero la única que tenía interés en esa relación desde el principio fue ella, Draco la veía como una molesta mosca que zumbaba a su alrededor, y lo que más le apetecía, igual que con la mosca, era apartarla de un manotazo. Nunca quiso salir con ella, se sintió obligado, por su padre, por los de ella, sus amigos. Era algo contado que ellos dos acabarían juntos. La única que parecía disgustada cuando empezaron a salir en el verano de quinto curso fue su madre, que la veía como una aprovechada a la que Draco importaba muy poco y Malfoy importaba mucho. Ella le preguntó si de verdad sentía algo por ella.
FLASHBACK
"Estaban en el saloncito de su madre, decorado en color melocotón y madera de cerezo, la habitación más cálida de su casa, se sentaban con una taza de te humeante cada uno en un sillón orejero de color crema, su madre lo miró a los ojos y bebió un sorbo de su taza:
- Draco, son poco los momentos en los que podemos hablar a solas, y quería aprovechar para comentarte algo.
- Sobre Pansy, ¿no?- sabía que a su madre no le gustaba, por no decir que le resultaba insoportable.
- Si, mira Draco, no es mi…intención escoger tus amistades, y menos aún tu pareja, pero…, no he podido evitar observaros juntos, hijo- su voz sonaba cansada, un poco derrotada, como si hubiera perdido las ganas de vivir- Y no creo que sea la mujer de tu vida, no se os ve bien juntos, Draco, es como antinatural, tan impuesto.
No podía decir nada, su madre estaba expresando sus propios pensamientos, se limitó a bajar la mirada y beber de su te, ya frío. Su madre prosiguió:
- Se que a ti no te gusta, cielo, puedo verlo en tu cara cuando la miras, evitas el contacto directo con sus ojos, no la tocas si no es estrictamente necesario, ni siquiera le hablas si eres capaz de evitarlo, es como si te diera miedo o…asco, Draco, no se que decirte, tesoro, que no me gusta, que es tan perfecta que resulta desagradable, que me da nauseas verla mirar nuestra casa como si fuese a ser suya, que me da la sensación de que tú, Draco, tú no le importas.
Le temblaba el pulso, eso era lo que él sospechaba, que a Pansy realmente le daba igual lo que él pudiera pensar o sentir. Era sólo ella.
- ¿Tengo razón, verdad, cielo? Yo únicamente te puedo decir una cosa más, y es que seas sincero a ti mismo, porque al final es lo único que te queda. No cometas el error de no vivir tu propia vida. No estés con ella porque convenga, si no la quieres, si no te gusta, déjala, hijo.
- Tú te casaste con quien te convenía- le contestó con una dureza innecesaria, haciendo que a Narcisa se le llenasen los ojos de lágrimas- No quieres a Padre.
-Yo estaba enamorada de él, Draco, al principio, era imposible no amarlo, tan elegante, guapo, caballeroso, dulce, atento, era perfecto y yo siempre le había amado en secreto- se arrepintió de haberle hablado a sí a su madre, la única que siempre lo apoyaba, le hacía sentirse único e importante, ella continuaba hablando, con la mirada perdida ahora, fija en algún punto del pasado, en el punto en el que se le torció todo- Cuando empezó a salir conmigo, no me lo creía, era como un sueño, pero luego…. No se que pasó, pero empezó a ser más frío, estaba más tiempo fuera que dentro.
No quería que continuase hablando, no quería oírlo, lo sabía, de sobra además, era imposible no escucharlos gritar en mitad de la noche, discusiones que siempre terminaban con los sollozos de su madre y el despreciativo "Narcisa, ¡por favor!" de su padre. Ella continuó hablando de cuando nació él, de todo lo que había aguantado esa farsa, y concluyó con que prefería morir a que su hijo viviera lo mismo. Le pidió que si tenía que estar con alguien, que fuera porque se lo pedía el corazón, daba igual quien fuese, aunque a ojos de los demás no fuera perfecto, mientras que para él si, lo demás no importaba" FIN FLASHBACK
El caldeado ambiente del colegio los recibió, la oscuridad reinaba fuera mientras se iba cerrando la noche, se colocaron delante del resto de las casas para entrar en el Gran Comedor, ellos siempre serían los primeros, se sentaron en sus sitios de siempre, en el lugar en el que se había sentado cuando el sombrero seleccionador lo había colocado en Slytherin, con Crabbe y Goyle flanqueándolo, sin hacer demasiadas preguntas y desistiendo de entablar conversación.
Poco a poco se fueron llenando las mesas de alumnos y el guirigay aumentó considerablemente. Draco recorrió con la mirada la mesa de los profesores, en busca del Profesor Snape, y del nuevo profesor de Defensa. La única cara nueva era la de la mujer negra que se sentaba al lado de Snape, y charlaba animadamente con él.
Era una mujer muy extraña, el color de su piel era ébano profundo, casi azulado, con los pómulos altos, los labios gruesos, la nariz, de caballete alto y recta, y los ojos, increíblemente claros, de color ámbar, como los de un león, el cuello largo, los hombros rectos y fuertes, y muy joven. Llevaba el pelo largo y ondulado suelto, con unas tiras de cuentas de vidrio de colores sobre la frente. Desde luego, era una mujer exótica.
El silencio cubrió el Gran Comedor mientras la profesora McGonagall entraba con el Sombrero Seleccionador en la mano seguida de los asustados alumnos de primero.
