Harry Potter pertenece a JK Rowling.

Star Wars pertenece a George Lucas (y a Disney)

Harén de Harry.

HP: Hermione Granger, Daphne Greengrass, Padma Patil y Susan Bones.

SW: Aayla Secura, Ahsoka Tano y Maris Blood.

Gracias a la meditación en la Fuerza, Snoke y Palpatine, descubrieron al maestro Yoda, viajando desde Dagobah, hacía Korriban. Y apresuraron al Inquisitorium y a su aprendiz Sith, más aventajado, a que guiara a los inquisidores a Korriban, para...

Star Wars: The Age of Fifth Empire

204: Objetivo: ¡Matar al Maestro Yoda!

El Maestro Yoda y Dooku, llegaron a Korriban, y comenzaron a caminar, por los desérticos parajes, y las ciudadelas, antiguamente utilizadas, incluso durante las Guerras Clon, ahora parecía vacías, y nada más, que zonas de arqueología. —En la nave quedarte debes —ordenó el maestro Yoda, al Droide. —Si en tres noches no hemos vuelto, a Coruscant la nave llevarás. Diles, a donde he venido, y junto a quien.

Parecía mentira, que en el planeta hubiera habido algún tipo de colonia del lado oscuro.

El planeta entero, era casi como un desierto arqueológico, de hace ya millones de años, sin pista alguna de vida.

Luego de una extensa caminata, el maestro Yoda, se sentó en el suelo y comenzó a meditar. Dooku lo imitó, mientras que todo, era envuelto en sombras.

Una sombra, con forma de cobra, surgió de entre la oscuridad, y le dijo a Yoda: —Somos los Sith.

—Miedo yo, no les tengo —contestó.

—Ni yo —dijo Dooku. —Ya he probado los sabores amargos, del lado oscuro.

—Ya lo veremos —dijo la cobra. Del suelo, como una ilusión del lado oscuro, surgió un ejército de personajes, enmascarados, que comenzaron a.… girar, en torno a maestro y ex – aprendiz. —No hay nada, después de la muerte. Solo les espera la nada, Jedis. Su miedo, alimenta nuestra hambre de poder. Morirán... y se convertirán en polvo. ¡El mismo polvo que ahora, están pisando! —E ingresaron, en el Maestro Yoda y el Conde Dooku, como fantasmas. El maestro Yoda y el Conde Dooku, se pusieron de pie, y se dirigieron, hacia un templo de índole religioso, con grandes estatuas a los lados de la puerta.

Caminaron por el interior del templo, hasta llegar ante la presencia de un sarcófago.

El sarcófago parecía brillar con un aura roja, la tapa se movió y cayó pesadamente, y de su interior, se irguió un Sith. Un espectro en la Fuerza, que tomó posesión de su propia armadura. Una armadura de color cobre en el peto, con una especie de camisa negra debajo, un casco negro y una máscara con forma de cráneo, del mismo color cobre, mientras que sus ojos brillaban, con maldad. — ¿Por qué, han venido a mi tumba, Jedis?

—Para aprender —contestó el maestro Yoda, seguro de sus palabras. Dooku no retrocedió, ante la conexión en la Fuerza de ese Espectro, pero poco le faltaba. Para él, era sofocante, y su poder, enorme.

El espectro, pues eso era... quizás similar a un Posterguéis, por estar poseyendo su propia armadura y quizás, su propio cadáver, se les acercó. — ¿Saben quién fui?

—Sí —afirmó Yoda. —Dessel, del planeta Apatros, también conocido como Darth Bane.

—Tras la muerte de casi todos los lores Sith, durante las Nuevas Guerras Sith, reestructuraste la Orden, entrenando a Darth Zannah. —Dijo Dooku. —Y luego, a Darth Cognus, entrenaste.

— ¿Y sabes porqué, no me han olvidado? —preguntó.

—La Regla de Dos, creaste tú —contestó Yoda, señalándolo.

Darth Bane, flotó alrededor de Yoda y Dooku, pero ninguno de los dos jamás, perdieron la calma. —Los Sith se mataron entre sí, víctimas de su propia avaricia. Pero entre las cenizas de destrucción, yo fui el único superviviente. Creé un legado tan resistente, que ahora ustedes se presentan ante mí. ¿Vienen acaso, para ser mis aprendices?

—Tu Orden no terminó, cuando tu sobreviviste —dijo Yoda. —Más supervivientes había, y ellos, la Orden de los Dos, su existencia, ignoraban. Reconstruyeron la Orden. Primero, aquí en Korriban y luego en otros lugares, pero siempre, siendo un concilio de tres grandes maestros y muchos lores Sith, de menores rangos.

—Deberás matarme, para tomar mi lugar —dijo Bane, cruzándose de brazos y mirando al maestro Yoda.

—Pero muerto, ya estás —señaló Yoda, quien sintió las presencias llegando al planeta. Y algunas familiares, acercándose rápidamente.

Bane se burló. —Entonces, ¿Qué tienen ante ustedes?

—Una ilusión —señaló Yoda, sin titubear. —Real, no eres.

— ¿Acaso, no me temes? —preguntó, acercándose al rostro del maestro Yoda. Detrás del maestro Jedi, los miembros del Inquisitorium, guiados por un hombre de cabello marrón, cortado casi a ras, ojos amarillos y llevaba una armadura plateada y una capa negra, que ondeaba al viento. —Veo que tienes otros asuntos, Jedi.

—No te temo —dijo el maestro Yoda, mientras que lentamente, se giraba, para encarar a sus enemigos, aunque miró de reojo al Espectro de la Fuerza. —Porque ya no existes más —el espectro fue aspirado, por una abertura en su sarcófago y el sarcófago se movió, dejando ver unas escaleras.

El líder de los Inquisidores, atacó a Yoda rápidamente; pero el maestro Jedi, los empujó a todos, mientras ingresaba en la catacumba, abierta por el Lord Sith, mientras escuchaba una voz femenina, que lo llamaba. Las Sacerdotisas, los esperaban.

En cambio, Dooku atacó a los Inquisidores, usando la arena del suelo, y algunos trozos de estatuas caídas. Primero, bloqueó su visión y luego, los golpeó con los trozos de estatuas, antes de usar los Rayos de la Fuerza, sobre ellos. Atacó al que más se le acercó, y desvió fácilmente su Sable de Luz, para luego atravesarle la mandíbula, y matarlo.

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La nave del maestro Yoda, volvió a Coruscant y el Droide de Navegación, dio el mensaje del maestro Yoda, y les dijo dónde estaba, y junto a quien estaba.

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Cuando Yoda ingresó en las catacumbas, encontró a Syfo-Dyas, atado por grilletes. — ¡Syfo-Dyas! ¿Vivo estás? —preguntó, asombrado.

—Yoda... Yoda... he... permanecido aquí, por... tanto tiempo —dijo Syfo-Dyas, pero sus ojos eran rojos y su esclerótica era amarilla. Como... si hubiera caído al lado oscuro.

— ¿Quién esto te hizo? —preguntó Yoda.

—El Lord de los Sith —dijo Syfo-Dyas. El maestro Yoda, logró reconocer ciertos matices en la Fuerza, y en el plano espiritual. Algo estaba mal. —Él sabe, como lograr, lo que buscas.

—Seducidos por el plano físico, los Sith son.

—Libérame. Obtén el poder que mereces —Syfo-Dyas dio un paso al frente. —Salva el futuro de la Orden Jedi.

—No —dijo Yoda, calmado.

— ¡DEBES LIBERARME! —Casi exigió el Maestro Jedi.

—Nada que mostrarme, los Sith tienen —aseguró Yoda.

—Ya lo vemos —dijo el humano.

El maestro Yoda, fue rodeado por un circulo de fuego azul. Pero se liberó, elevando su mano derecha, y enviando las llamas a su mano, formando una esfera de fuego azul, y retirándose. Hacía las escaleras, hacía el sonido de la batalla.

Allí, encontró a Anakin Skywalker, Ahsoka Tano, Jeena Skywalker (la OTRA madre de Anakin), Harry Obaset, Sheda Obaset, Athric Keevazz, Hermione Granger, Susan Bones, Daphne Greengrass, Padma Patil, Aayla Secura y Maris Blood; haciendo frente a una legión de usuarios del Lado Oscuro. Pero sintió, que no todos ellos, eran Sensibles a la Fuerza, y la mayoría, eran únicamente, buenos con las Artes Marciales, y portaban armas activadas, por Cristales Kyber.

Anakin bloqueaba con uno de sus sables, y con el otro lanzaba cortes amplios, obligando a sus enemigos a retroceder. Luego, lanzaba los mismos cortes amplios, obligando a sus enemigos a alejarse de él. Avanzaba rápidamente, cerrando espacio con sus rivales, y los cortaba ascendentemente, acabando con sus enemigos.

Ahsoka se aseguraba de bloquear las armas de sus enemigos y avanzar hacia ellos, haciéndolos retroceder, para luego empujarlos, con la Fuerza.

Jeena arrojó sus sables, mientras los controlaba con telequinesia, cortando a sus enemigos, a la altura de la cintura.

Harry golpeó el suelo con sus manos, abriendo agujeros en el suelo, en los que los pies de los Siths cayeron, impidiéndoles moverse, para después decapitarlos. En una mano, sujeta una de sus Katanas de luz negra, y en la otra, una Katana de luz naranja.

Sheda y Athric, luchaban espalda con espalda. Cosa que solo enseñaba cuan distintos eran. La forma III de Sheda y la forma VII de Athric.

Hermione avanzaba entre sus enemigos, empujándolos, bloqueando a sus enemigos, con la forma III, desarmándolos y luego cortándolos, con su sable verde.

Daphne saltaba entre sus enemigos, empuñando su tridente de luz en manos, para luego caer entre un grupo de enemigos, quienes la rodeaban, solo para ser cortados y caer muertos, antes de poder hacer nada.

Susan y Padma, luchaban codo con codo. Sable de hoja curva amarillo, era acompañado por la Kopesh aguamarina. Una protegía y desviaba las armas enemigas, mientras que la otra apuñalaba.

Maris combatía con sus tonfas de luz, desviando los sables de luz de sus enemigos, o empujándolos, dejando a estos con su guardia baja, para luego atravesarles el pecho, acabándolos. Cinco Siths se posaron ante ella, y arrojó rayos de la Fuerza.

El maestro Yoda, auxilió con los últimos enemigos. —Volver a Coruscant debemos. Una trampa de Sidious, esto fue.