Mi vida como Shinigami

By Tenshi Lain

Notas en tinta azulada:

Los personajes de Yami no Matsuei son de Yoko Matsushita y los de Gravitation de Maki Murakami (aunque en esta parte solo aparecerá Shuichi y como mucho mencionaré a los demás) Todos lo demás son MÍOS XD

¡IMPORTANTE: antes de leer este fic es indispensable leer primero "Por estar contigo" y al menos, los 4 primeros capítulos de "Después del adiós", sino esta última pierde gracia. También es recomendable haber leído al menos hasta el tomo 8 de Yami no Matsuei, puesto que hablaré de cosas que no salen en el anime pero si en el manga.

¡Ah! Esta historia contiene Shonen Ai(chicoxchico)

Espero que disfrutéis de la tercera parte de mi Crossover.

Cap. 6

El puerto estaba oscuro envuelto en las tinieblas de la noche. Una silueta caminaba cautelosamente por el paseo marítimo con rumbo fijo. En sus brazos un bulto fuertemente sujeto. El desconocido llegó ante el almacén número 4 y tras asegurarse de que no había nadie por allí, entró.

Con paso decidido se internó por entre las cajas apiladas que llegaban hasta el techo de la nave. Giró a la derecha y después a la izquierda dos veces más. Finalmente llegó al fondo del almacén en donde había un gran vacío. Las cajas habían sido apartadas de su lugar y ahora se encontraban apiladas en las paredes. En el suelo alguien había dibujado un gran círculo y dentro de este diversos símbolos arcanos de difícil interpretación.

El desconocido tenía la respiración acelerada, jadeaba y su corazón palpitaba tan fuerte que parecía que fuera a salírsele del pecho. Depositó el bulto en el suelo y lo desenvolvió. Dentro había un bebé de unos seis meses que dormía tranquilamente sin sospechar lo que se avecinaba.

Con cuidado depositó a la criatura dentro del círculo y se alejó. Fue hasta una caja que había permanecido entre las sombras hasta entonces y sacó varios objetos de su interior. Velas, cristales, algún amuleto de forma extraña y finalmente una hermosa daga de mango de marfil. Se la quedó observando fascinado por varios minutos y finalmente volvió a mirar hacia la pequeña criatura que aun dormía. Dejó el puñal en el suelo y fue colocando todo lo anterior en el círculo en un orden concreto mientras pronunciaba extrañas palabras en un idioma desconocido.

Al terminar la preparación, observó de nuevo al bebé. Se había despertado y miraba a su alrededor mientras movía los piececitos en el aire. Cuando el desconocido se acercó se limitó a observarlo mientras se mordía los puños. Siguió con el salmo mientras cogía de nuevo el puñal en sus manos y lo alzaba. Recitaba cada vez con más rapidez, el viento empezó a agitarse y a hacerse pesado. El bebé se puso a llorar ante la sensación de desasosiego que se instaló en el lugar.

El puñal en alto por encima de su cabeza, las palabras cada vez más rápidas y de pronto el puño descendió con un fuerza sobre el cuerpo del indefenso infante.

La hoja del puñal se dobló al chocar contra el duro suelo. El bebé había desaparecido. Levantó la cabeza y miró a su alrededor con los ojos desorbitados ¿Qué demonios había pasado?

- Me temo que ya es suficiente - dijo una voz grave en la oscuridad.

- ¿Quién está ahí? - bramó espantado cogiendo con fuerza el maltrecho puñal.

- No creo que te guste saberlo - dijo otra voz al otro lado. Se volvió hacia allí apretando aun más el puñal.

- ¿Quiénes sois? - gritó con desesperación, al verse rodeado por enemigos invisibles.

- Seishiro Neroi - dijo la primera voz -, se te vincula estrechamente con diversas sectas que están relacionadas con el culto ocultista. También se cree que participas en misas negras...

- ¡Eso es falso! - bramó - ¡Jamás he hecho algo así!

- ¿Entonces que estabas a punto de hacer? - preguntó la segunda con tono mordaz.

- ¡Eso no os incumbe¿dónde está el niño¡Dádmelo!

- Me temo que eso no podrá ser posible - dijo la primera voz y al instante de entre las sombras pareció la figura de un hombre alto de unos 28 años, cabellos castaños claros y unos profundos ojos negros -. No podemos permitir que sigas arrebatando almas.

- ¿Qué...? - balbuceó caminando hacia atrás.

- Tú no te unes a esas sectas por fervor religioso - dijo la segunda voz a sus espaldas, Seishiro se volvió dando un respingo y se encontró cara a cara con un hermoso joven de cabello castaño rojizo y unos extraños ojos violetas -, tan solo lo haces por los sacrificios. Para aprovechar y coger las almas de los sacrificados. Es una forma limpia de conseguirlas. En el caso de que alguien llegue hasta los asesinos, tu siempre quedas libre porque fueron otros los que mataron al inocente al que tu le quitaste el alma. Los humanos solo detienen a los que matan, no a los que se quedan las almas.

- Ese es nuestro trabajo - dijo el hombre más alto que se había acercado sin que el asesino se diera cuenta.

Seishiro se volvió rápidamente y rajó el pecho del más alto. Pero este en vez de caer al suelo lamentándose, se limitó a dar dos pasos atrás con una mano en la herida. Al apartarla solo quedaba la sangre de la camisa.

- ¿Pero que sois vosotros dos? - dijo intentando alejarse de ellos, pero su espalda chocó contra la pared en el momento en el que el lugar se llenaba de una espesa niebla.

- Son shinigamis - susurró en su oído una tercera voz algo infantil.

Abrió desmesuradamente los ojos observando como aquellos dos desconocidos se desvanecían en la niebla. Ya no los veía. En realidad no podía ver nada a menos de un metro. Palmeando la pared, intentó encontrar al salida, pero esta de pronto se desvaneció. Por más que estiró los brazos no consiguió alcanzarla. La niebla seguía espesándose, cada vez podía ver menos, todo se oscurecía, la niebla lo cercaba. Ni siquiera podía moverse. Estaba atrapado en la nada...

Su cuerpo yacía en el suelo acurrucado con las rodillas en el pecho y los brazos alrededor en un abrazo autoprotector. Temblaba ligeramente y sus ojos entreabiertos con la mirada perdida mientras un hilillo de saliva caía por la comisura de la boca hasta el suelo.

La figura más alta se acercó y lo miró con algo de asco mientras colocaba otro sello junto al anterior en su espalda.

- Ya no harás más daño, cabrón.

- ¿Está...? - dijo el otro chico mirando por encima de su compañero.

- Aun no. Las almas que robó aun no han salido de este cascarón - de pronto del cuerpo que yacía en el suelo, empezaron a salir pequeñas esferas de cálida luz que fueron ascendiendo hasta perderse más arriba del techo -. Fueron muchas...

- ¿Como pudo llegar a esto? - preguntó el más joven mirando con una mueca extraña a aquel que yacía en el suelo mientras se le escapaban aquellas vidas que no le pertenecían.

- Hay quien haría cualquier cosa por evitar la muerte - contestó poniendo un tercer sello -. Incluso coger la de otros para hacerla suya.

- ¿Y por que bebés? - preguntó la tercera voz.

Al instante una silueta más pequeña se fue haciendo corpórea mientras la niebla se compactaba, hasta formar la figura de una extraña niña en cuyos brazos reposaba tranquilamente el bebé.

- Porque su vida apenas ha empezado, está entera, sin estrenar por decirlo de alguna manera ¿Conoces una mejor fuente?

- Supongo que no - contestó la niña sonriendo a la pequeña criatura.

- ¿Y ahora que hacemos con él?

- Nada. En cuanto la última alma robada salga del cuerpo, la suya irá directamente al Más Allá. Allí será juzgado y condenado por su crimen.

- Ya veo...

- No pongas esa cara Shuichi. Es nuestro trabajo.

- No estoy triste por él - negó el castaño -, pero me hubiera gustado hacer algo por todos esos niños. No han tenido tiempo de vivir... - la niña se le acercó y lo abrazó, Shuichi sonrió al bebé que está dejó en sus brazos -. Tú si podrás hacerlo, eres afortunado. No lo olvides.

- Los otros también tendrán una oportunidad - dijo Nintaro mientras la última alma blanca salía del cuerpo -, en su próxima encarnación. Ya viene - dijo en tono serio. La chica se alejó con el bebé y Shuichi fue con su compañero.

- Cuando digas Nintaro.

Los dos sacaron un par de conjuros al instante y los pegaron en el cuerpo moribundo. Este dio una violenta sacudida y un espíritu negro y corrupto salió dando alaridos desesperados. Los dos shinigamis guiaron a aquel ser corrupto hacia la puerta de los muertos y tras un breve forcejeo esta entró.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

- Buen trabajo - dijo una chica que vestía un sobrio kimono azul y llevaba en las manos unas fotocopias.

- Gracias Niina - dijo Nintaro con su mejor sonrisa -. Dime ¿tienes algo que hacer el viernes por la noche?

- Tal vez - dijo evitando su mirada con gesto coqueto.

- Oh, venga. No seas así... - medio rogó el mayor.

- Nosotros vamos a almorzar - anunció Shuichi siguiendo por el pasillo.

- ¿Lo conseguirá esta vez? - preguntó Koe mirando hacia atrás y viendo los intentos de conquista del ex bombero.

- Lleva veinte años en ello - contestó con las manos detrás de la cabeza -, algún día lo conseguirá.

Los dos llegaron hasta el despachó que compartían con Nintaro. Era una habitación amplia, bien iluminada, aunque con todos aquello archivos, documentos y demás papeles repartidos por encima de las estanterías, mesas y sillas, se veía muy desordenado.

Shuichi fue hasta el escritorio de la derecha y se sentó. Koe quedó flotando detrás de él en la posición del Loto. Shuichi sacó del último cajón de su mesa una fiambrera y un termo con café.

- Otra vez verduritas - remugó al descubrir su almuerzo.

- Son buenas para el crecimiento - contestó Koe bebiendo agua con azúcar. Al ser un ente relacionado con el viento y el agua, era lo único que podía tomar.

- ¿Crecimiento? Koe, estoy muerto. No voy a crecer para ningún lado.

- Si solo comes dulces crecerás para los lados.

- Es la última vez que te dejo prepararme el almuerzo - rezongó Shuichi.

- Eso mismo dijiste la última vez - murmuró Koe pero Shuichi la oyó.

- Bueno es que esta mañana no he tenido tiempo... - se defendió.

- Si te levantaras cuando te llamo tendrías tiempo de sobras para prepararte el desayuno y luego no me remugarías.

- Que si, que si... - dijo Shuichi moviendo la mano como si espantara moscas - ya deja de darme la vara.

- Tienes arroz en la cara - dijo Koe quitándole los granitos.

- ¿Alguna vez os he dicho que parecéis un matrimonio?

Shuichi se volvió hacia la puerta con los palillos en la boca y vio a Nintaro que observaba divertido la escena.

- Desde que llegué. Es decir más o menos un año - contestó Koe apartándose tras acabar de limpiar la cara de Shuichi. Desde que la pequeña se convirtió en el "espíritu acompañante" de Shuichi, ambos habían convivido en el pequeño piso en el que este último vivía, puesto que por su nueva condición no podían estar separados -. Eres un poco repetitivo ¿lo sabías?

- Pero es que es cierto - Nintaro cogió su silla y la acercó hasta la mesa de Shuichi, se sentó y empezó a picar de la fiambrera de su compañero -. Vivís juntos, Koe te prepara el desayuno, se encarga de despertarte... y no paráis de discutir...

- Tal como lo describes, a mi me suena más a como era cuando vivía en casa con mi hermana - apuntó Shuichi quitándole a Nintaro el último trozo de tortilla con una mirada de advertencia.

- Bueno yo no tenía hermanas así que no puedo hacer comparación.

- ¿No has traído almuerzo?

- Si, pero ya me lo he comido - dijo acercando la mano de nuevo a la fiambrera. Pero esta desapareció de pronto.

- ¿Y por eso te comes la mía? - preguntó Shuichi con cara de pocos amigos.

- Si - dijo con descaro y total calma.

- ¿Qué ha pasado con Niina? - intervino Koe.

- Lo de siempre - suspiró el ex bombero.

- Te ha dado calabazas - dijeron los otros dos a la vez.

- Ahora parecéis mellizos... Largo, me dais mal rollo - dijo Nintaro con fingido tono de molestia.

- Oye no cambies de tema - exclamó el joven espíritu colgándose de su espalda - ¿Qué excusa te ha dado esta vez?

- Eres muy cotilla tú...

- Sí. Andaaaaa cuenta no seas así... - rogaba Koe pinchándole la mejilla don el índice.

- Veo que por aquí todo está tan animado como siempre - los tres se volvieron hacia la puerta y encontraron a un joven que observaba divertido. Tenía el cabello negro y los ojos color ámbar.

- Hey, Rohni ¿quieres desayunar? - ofreció Shuichi mostrándole su fiambrera a medio acabar.

- No, gracias. Venía a deciros que el jefe quiere verte a ti y a Koe en su despacho lo antes posible.

- ¿Qué has hecho esta vez? - preguntaron Shuichi y Nintaro a la vez mirándola de forma acusadora.

- ¿Y por qué me miráis a mi? - preguntó ella con las manos cerradas en puños a la altura del pecho mirándolos alternativamente.

- Porque siempre que el jefe me llama de esta manera es porque has hecho alguna trastada.

- Yo no tengo la culpa, ya sabes que me cuesta más controlar el agua que la niebla o el viento. No puedo evitar los pequeños accidentes.

- ¿Anegar los lavabos de tercer piso te parece un "pequeño accidente"? - preguntó Nintaro con una ceja arqueada.

- Bueno yo...

- Que en la fuente de la entrada se produjera un mini-maremoto, también.

- Es que...

- Que todos los surtidores del primer piso se abrieran e inundaran la oficina también ¿cierto?

- ¡Ay, ya basta! - protestó con energía y la botella de la que había estado bebiendo, se volcó y el agua salpicó a los otros tres. Tras unos segundos de silencio Koe dijo a media voz - Lo siento.

- Olvídalo - dijo Rohni limpiándose la cara con su pañuelo - pero no creo que tenga que ver con tus "accidentes".

Dicho esto se fue en busca de una camisa seca. Los otros tres se miraron en silencio.

- Si no es para regañarnos ¿para que será?

- Si fuera una misión nueva también llamaría a Nintaro.

Los dos se quedaron pensativos. El ex bombero volvió junto a su mesa sin hacer comentarios y se puso a rellenar el informe de su último caso.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

- Adelante - dijo una voz algo ronca desde el interior del despacho.

- Con permiso - dijo Shuichi entrando, Koe iba justo detrás de él, tan pegada que parecía que en realidad estuviera enganchada a su espalda. El jefe del departamento Heizei tenía muy mal carácter y cuando se enfadaba era para echarse a temblar. Ellos eran testigos.

- Sentaos - ofreció, era un hombre rechoncho de unos 50 años, medio calvo y con los ojos bicolores, el derecho azul y el izquierdo marrón. Hacia tiempo también había sido shinigami, pero ahora se había retirado del "servicio activo" y se limitaba al trabajo de despacho.

- ¿Ha ocurrido algo? - preguntó Shuichi sin evitar mirar de reojo a Koe.

- Bueno, algo ha ocurrido - Koe se puso rígida en su asiento mientras sudaba frío -. No, no tiene que ver con tus "accidentes" - la tranquilizó el jefe poniendo una mano sobre el baso de agua que amenazaba con volcarse. Koe suspiró aliviada.

- ¿Entonces? - preguntó Shuichi.

- Hemos recibido una petición especial del departamento Henjô, en Kinki. Nos solicitan la ayuda de un rastreador.

- ¿Yo? Pero Nintaro tiene más experiencia y lleva más tiempo en el departamento... yo nunca he trabajado solo...

- Y no lo harás - interrumpió el jefe la perorata de Shuichi -. Allí tendrás como compañero a otro shinigami, además de que Koe irá contigo.

- Pero entonces... ¿Es un traslado definitivo?

Los ojos bicolores del hombre se clavaron en él. Por unos segundos hubo silencio total. Después un suspiro y la respuesta.

- Si, lo es - Shuichi se hundió en el asiento -. Los rastreadores son difíciles de formar y más aun encontrar a alguien que tenga capacidades innatas para ello. Tener a dos en el mismo equipo es contraproducente. Lo mejor es que las parejas de Shinigamis tengan poderes que se complementen.

- Ya veo - musitó Shuichi con voz apagada.

- No lo tomes como un castigo o una degradación, porque no lo es. Simplemente es un traslado.

- ¿Y Nintaro?

- Se le asignará un nuevo compañero. Así es como funciona la sección de citaciones.

- ¿Cuándo me iré? - dijo Shuichi con tono neutral tras un rato de silencio.

- En una semana, aun hay que resolver varios asuntos y papeles, el departamento se encargará de buscarte una nueva vivienda, pero si vieras que no te convence una vez estés allí podrás buscar otra. Aunque sí sería bueno que fueras solucionando todo por aquí. Cierra los expedientes que puedas y procura tener recogidas tus cosas antes de una semana.

- Si, señor.

Shuichi salió del despacho con las manos en los bolsillos y los hombros hundidos. Koe caminaba a su lado sin saber muy bien que decir. Todo había sido tan repentino que ni ella misma acababa de asimilarlo.

Llegaron al despacho casi sin darse cuenta, más por inercia que por ganas. Nintaro lo observó un rato y después sonrió.

- ¿A dónde te trasladan? - preguntó sorprendiendo de sobremanera a los dos.

- ¿Lo sabías? - preguntó Shuichi.

- Lo sospechaba - contestó -. Llevas más de un año en este departamento, me extrañaba que tardaran tanto. Los shinigamis con poderes tan particulares como el nuestro, no suelen trabajar juntos mucho tiempo, en cuanto el novato ha desarrollado lo suficiente su potencial, es trasladado a donde sea más necesario. A mi me pasó lo mismo, al principio estuve en Shikoku formándome, después en Tokio y finalmente aquí en Tohôku.

- Vaya, te has recorrido la mitad del país - comentó Koe.

- Hay otros que han paseado más - observó el rostro serio de Shuichi - ¿Qué temes?

- No lo sé. Lo cierto es que ni se me había pasado por la cabeza que pudieran trasladarme - medio sonrió.

- No te preocupes, veras como todo va bien - le animó revolviéndole el pelo como si se tratara de su hermanito pequeño -. En cuanto te adaptes a tu nuevo destino ni te acordarás del área 8.

- Siento dejarte tirado de esta manera - se disculpó. Nintaro rodeó el cuello de su compañero con un brazo y lo medio estranguló mientras frotaba su cabeza con el puño cerrado.

- ¿Ahora te me vas a poner sentimental?

- ¡Tío, que duele! - protestó el ex cantante intentando en vano soltarse.

- Pues deja de poner esa cara de cachorro abandonado - finalmente lo soltó de su "mortal" agarre -, me da rabia. Odio las despedidas tristes así que nada de lágrimas ¿Lo pillas?

- Lo pillo - contestó Shuichi con una sonrisa mientras se frotaba el cuello.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La semana pasó sin que Shuichi se diera cuenta. Todo había sido jaleo. Tuvo que terminar todos los informes pendientes en un tiempo récord para no dejar ningún cabo suelto. Recoger y embalar todas las cosas que durante un año había acumulado en su piso (que una vez que se pusieron a empaquetar resultaron ser bastantes). Y finalmente despedirse de los demás funcionarios de la división Heizei. Varias empleadas le regalaron dulces "para el viaje", aunque tenía suficientes para varios meses.

- Cuídate mucho.

- No te olvides de nosotros.

- No te metas en líos.

- Vuelve a hacernos una visita al menos.

Todo eran frases de aliento y buena suerte en el vestíbulo, casi todos los empleados del departamento estaban allí. Lo cierto es que en el año que Shuichi había pasado allí se había hecho bastante conocido. No solo por su vida anterior (aunque en realidad solo algunas empleadas le habían relacionado con el vocalista de Bad Luck), también por el hecho de tener a Koe como espíritu acompañante y los "accidentes" de esta.

Finalmente, Nintaro acompañó a los dos afuera del edificio y allí encontraron a una chica de unos 17 años vestida con un uniforme de marinera, su cabello rojizo y ondulado caía suelto hasta más abajo de la cintura con un lazo a cada lado de la cabeza y un ojo de cada color, el derecho naranja y el izquierdo marrón. Sonrió cuando se pararon ante ella.

- Me llamó Wakaba Kanuki, encantada. Soy la responsable de llevaros hasta Kinki.

- Shuichi Niwa y ella es Koe.

- Hola - dijo la pequeña con una sonrisa.

- Creí que vendría Watari - comentó Nintaro.

- Si, en principio así era - contestó la chica con un suspiro -, pero tuvo un... pequeño percance en el laboratorio y no pudo venir. El jefe Konoe me envía a mí.

- Conociéndolo es capaz de haber bolado por los aires medio departamento - rió Nintaro -. En fin, qué te vaya bien compañero - dijo estrechando fuertemente la mano del joven.

- Lo mismo digo.

- Cuida bien de este mequetrefe - le dijo a Koe.

- Déjalo de mi cuenta - contestó ella dándose un golpe en el pecho.

- ¡Oye! - dijo Shuichi fingiendo molestia por el comentario. Después sonrió a los demás -. Gracias por todo. Cuídate mucho.

Wakaba cogió la mano de Shuichi y Koe se cogió del otro brazo. Para aparecerse en un sitio había que conocerlo o al menos saber donde estaba. Y como ese no era el caso de Shuichi, tuvieron que mandar a alguien a buscarlo. Koe por su parte siempre viajaba de aquella manera, sujeta a Shuichi ya que la otra forma que tenía de viajar, era convertida en niebla a través del cielo. Pero para este tipo de circunstancias, mejor ir de "polizón".

Con una última sonrisa, los tres abandonaron el lugar rumbo a su nuevo destino.

CONTINUARÁ...

Ohayo! Se acabó la estancia de Shuichi en el área 8 ¡Lo traslado a Kinki¿Recordáis quien es el encargado de dicha zona¡Sí, el científico loco por excelencia: Watari!

¿Cómo se llevarán Shuichi y Koe con el rubio¿Cómo reaccionarán los demás shinigamis al conocer a su nuevo compañero¿Qué fue lo que hizo Watari en su laboratorio? Ji ji ji... Ya lo veréis.

Agradezco a Eleanor Blackriver por su reviw. y si no contesto es porque recibí un mail que decía que se penaliza a aquellos que los respondan en los capítulos. No quiero que me borren todas mis historias. Como se nota que estamos de vacaciones, solo he recibido su reviw XD

Ja ne!