Mi vida como Shinigami

By Tenshi Lain

Notas en tinta azulada:

Los personajes de Yami no Matsuei son de Yoko Matsushita y los de Gravitation de Maki Murakami (aunque en esta parte solo aparecerá Shuichi y como mucho mencionaré a los demás) Todos lo demás son MÍOS XD

¡IMPORTANTE: antes de leer este fic es indispensable leer primero "Por estar contigo" y al menos, los 4 primeros capítulos de "Después del adiós", sino esta última pierde gracia. También es recomendable haber leído al menos hasta el tomo 8 de Yami no Matsuei, puesto que hablaré de cosas que no salen en el anime pero si en el manga.

¡Ah! Esta historia contiene Shonen Ai(chicoxchico)

Espero que disfrutéis de la tercera parte de mi Crossover.

Cap. 8

- Y este es 003, mi mascota. La construí hace varios años y aun funciona perfectamente - dijo Watari con orgullo.

- Jamás había conocido a un científico - contestó Shuichi inspeccionando el lugar.

El laboratorio era amplio, pero estaba tan lleno de trastos que parecía mucho más pequeño. Watari le había enseñado sus últimos inventos e incluso le había preguntado si quería probarlos, pero algo le dijo que era mejor no arriesgarse.

- La verdad es que paso más tiempo aquí que en el despacho, pero creo que Tatsumi aun conserva mi mesa... Puedes usarla tú.

- No quisiera molestarte...

- No, tranquilo. De todas formas no he visto esa mesa desde hace más de 16 años. No sé en que condiciones estará. Por cierto ¿dónde está Koe?

- Estará investigando por ahí, es muy curiosa - dijo Shuichi sin darle más importancia mirando dentro de una botella negra con un ojo cerrado.

- Si que lo es. Jamás he visto un shikigami así - comentó Hisoka.

- No es un shikigami - dijeron Shuichi y Tsuzuki a la vez. Los dos se miraron sorprendidos y sonrieron.

- ¿Entonces que es? - preguntó Hisoka mosqueado con aquella actitud tan tonta por parte de ambos.

- Para ser sincero, ni yo mismo lo sé del todo - dijo Shuichi rascándose la cabeza -. La definición que más se le acerca es la de espíritu elemental, pero controla más de un elemento...

- ¿Cuáles controla entonces? - preguntó Watari con curiosidad dándole un pañuelo para que se limpiara el círculo negro que le había dejada la boca de la botella.

- El viento y la niebla - contestó frotándose enérgicamente la cara.

- La niebla es vapor de agua condensado -intervino Hisoka.

- Me habéis preguntado que elementos domina - repuso Shuichi mirando su reflejo en el cristal de la ventana - y créeme se le da mejor la niebla que el agua.

Hisoka frunció el ceño confundido, pero antes de poder insistir la puertas se abrió intempestivamente y Koe entró como una flecha dirigiéndose hacia Shuichi.

- ¡Shu-chan te encontré!

- ¿Dónde estabas?

- Por ahí - contestó distraídamente mirando con curiosidad los inventos de Watari -. He conocido a un tipo muy gruñón...

- Terazuma - dijo automáticamente Tsuzuki.

- Pues si ¿Cómo lo has sabido? - preguntó muy sorprendida la pequeña.

- Intuición - sonrió el mayor.

- ¿Y tú que le has hecho? - preguntó Shuichi con un cierto tono acusador.

- Yo nada - se defendió Koe ofendida -, pero... me dormí en su silla...

- Koe... - dijo Shuichi con disgusto.

- ¿Qué? Aun estoy cansada del viaje, no pude evitarlo.

- ¿Dime que no hiciste ningún estropicio? - casi rogó el pelirrojo.

- No... creo... - dijo pensativamente. Shuichi suspiró derrotado.

- ¿Qué hay de malo en que se duerma? - preguntó Tsuzuki sin comprender, mientras Koe volaba por la parte alta de la estantería que había detrás de Hisoka observando los distintos frascos.

- Pues que dormida no sabe dominar sus poderes. Es algo así como si fuera sonámbula. Se convierte en niebla y libera toda el agua de su ser dejando empapado todo cuanto la rodea.

- Solo son pequeños "accidentes", cuando crezca ya no los tendré - se defendió la chica.

- Pero si los tienes hasta despierta...

- Grosero...

- Ten cuidado con eso - le advirtió Watari al ver con que estaba jugando -, son muestras de pociones muy poderosas.

- ¿Pociones¿no eras científico?

- Bueno un científico tiene que investigar ¿no? Y a mí me gusta tocar todas las ramos.

- Ya, pero ¿las pociones no entran en el terreno de la brujería? - preguntó Hisoka mientras Koe hacía malabares con un par de frascos.

- En realidad de la alquimia, pero...

Las palabras de Watari fueron interrumpidas por el brusco golpe que la puerta dio contra la pared.

- ¿Dónde está ese demonio flotante! - bramó Terazuma al entrar.

- ¡Ay, madre! - exclamó Koe dejando los frascos a toda prisa en el estante y casi pegándose al techo para quedar fuera del alcance del furioso ex detective.

- Calma Terazuma - intervino Watari.

- ¡No me voy a calmar hasta que le de una lección a ese bicho!

- ¡Oye! - dijo Koe ofendida.

- ¡Baja aquí!

- ¡No me da la gana!

- Venga, venga. Calmaos - intercedió Watari. Echó una mirada a los otros en busca de ayuda, pero no la encontró. Tsuzuki parecía feliz de ver a Terazuma fuera de sus casillas y Hisoka no parecía tener intención de intervenir a juzgar como ignoraba la escena mientras ojeaba un libro. Solo Shuichi se animó a hacer algo.

- ¿Qué te ha hecho Koe? - le preguntó con algo de nerviosismo.

- ¿Qué que me ha hecho! - rugió, dejándolo medio sordo - ¡Mírame¡Estoy empapado¡Dejó mi silla chorreando!

- Puf... ¿y no te diste cuenta antes? - se burló Tsuzuki mientras a duras penas contenía la risa. Terazuma le lanzó su mirada más amenazante. Watari y Shuichi tragaron saliva. Y Hisoka se limitó a pasar una hoja de su libro.

- Tu no te metas, Tsuzuki - era curiosa la forma en que pronunciaba su nombre, como si fuera el peor de los insultos...

- Mira, siento mucho lo que ha hecho Koe, pero fue sin querer. Ella...

- ¡Tu no te metas canijo!

Una gran vena se hincho en la frente de Shuichi ante tal comentario.

- Uy, uy, uy... - dijo Koe volviéndose aun más incorpórea.

- ¿Qué has dicho? - dijo Shuichi con un aura muy oscura a su alrededor.

- ¡Que esto no es de tu incumbencia así que no metas enano!

El aura oscura seguía esparciéndose por el suelo rápidamente y empezó a subir por las estanterías. Ni Terazuma, ni Shuichi parecían percatarse de esto pero los demás si.

- Oye, Watari ¿eso no es...? - empezó a decir Tsuzuki mientras los dos se alejaban.

- Si, creo que si.

Hisoka seguía ignorando todo lo que ocurría a su alrededor y no se preocupó por aquella extraña aura que trepaba por la estantería sus espaldas.

- ¡En primer lugar, todo lo referente a Koe es de mi incumbencia! - gritó Shuichi - ¡Y no vuelvas a llamarme canijo, maldito parasitado!

Terazuma arqueó una ceja sorprendido ¿cómo demonios se atrevía a...? Pero entonces se dio cuenta de que aquella aura oscura, que ya se extendía por todo el laboratorio, emitía un extraño zumbido.

- ¡A cubierto! - gritó Koe desapareciendo por completo en el techo.

Tsuzuki y Watari se refugiaron debajo de una mesa (después de coger de un manotazo a 003, el tucán y el pingüino) y Terazuma alcanzó a salir al pasillo y justo cuando se agachó dándole la espalda al laboratorio una especie de onda sonora estalló. Fue como un grito, que atravesó paredes, hizo vibrar los cristales llegando al punto de quebrarlos y tiró varios objetos.

Tras unos segundos, el sonido se extinguió. Terazuma apartó lentamente las manos de los oídos y miró hacia atrás preguntándose que había pasado. Escuchó pasos por el pasillo y al momento aparecieron Tatsumi y Wakaba.

- Hajime ¿Estás bien? - Wakaba hizo ademán de ayudarlo a levantarse, pero recordando lo que podía ocurrir, se contuvo.

- Si - contestó incorporándose.

- ¿Qué ha pasado? - preguntó Tatsumi.

- No sé... ese chaval pelirrojo...

- Niwa... - murmuró el secretario entrando en el laboratorio.

Las sillas, las mesas y varios de los inventos de Watari fuera de lugar, como si algo los hubiera empujado y justo en el centro estaba Shuichi inclinado hacia delante con las manos en las rodillas y respirando con dificultad. Se escuchó el arrastre de un mueble y al momento aparecieron Tsuzuki y Watari, este último sacudiendo a 003 que tenía los ojos en forma de espiral.

- Tendré que hacerle una revisión - murmuró mientras se la guardaba en el bolsillo de la bata.

- ¿Estáis todos bien? - murmuró Shuichi con tono angustiado mirando a los demás con un ojo cerrado intentando recuperar el aliento.

- Si, tranquilo, pero menudo susto - contestó el científico -. Jamás había visto tan de cerca una explosión de energía negativa.

- Lo siento - se disculpó cayendo sentado y mirando hacia el techo -. Enseguida lo recojo todo...

- Primero recupera el aliento - rió Watari.

- Veo que tu historial no mentía - intervino Tatsumi mirándolo con el entrecejo fruncido. Shuichi tembló por instinto -. Eres propenso a los desequilibrios.

- Lo siento... pero había demasiada energía negativa en esta habitación, no la pude controlar - se defendió Shuichi. Ahora sabía que no había errado en su primera impresión, era mejor no hacer enfadar a Tatsumi. Daba miedo.

- ¿Hisoka? - llamó Tsuzuki mirando a sus alrededor - ¿dónde estás?

- ¿Chaval? - dijo Watari mirando hacia la silla en la que había estado sentado hasta escasos minutos atrás. La silla estaba volcada en el suelo detrás de una de las bancadas y solo se le veían las patas.

- ¡Quietos! - dijo su voz desde detrás de la bancada.

- ¿Por qué? - preguntó Tsuzuki desconcertado deteniéndose a medio camino.

- ¡Que nadie venga!

- ¿Pero por qué? - dijo Tsuzuki ya asustado.

- Ay... no... - gimió Watari mirando hacia la parte alta de la estantería. Los demás también lo hicieron y vieron como varios frascos al volcarse se habían abierto y su contenido goteaba desde lo alto.

- ¿Qué te ha caído encima? - preguntó Tsuzuki nervioso.

- ¡Nada¡Marchaos!

- Si no nos lo dices no podremos ayudarte a revertir... lo que sea... - intervino Watari.

- ¡No!

- Pero si estas muy gracioso - comentó Koe que volvía a ser parcialmente corpórea y desde su posición en lo alto podía ver perfectamente el otro lado del mueble.

- Cállate - le replicó Hisoka -. La culpa es tuya por dejar los botes en el borde del estante.

- Kurosaki no seas infantil - dijo ya cansado de la situación Tatsumi -. Sal de una vez.

Se escuchó mascullar una palabrota, la silla fue apartada a un lado de forma brusca y Hisoka salió de su escondite.

Todos los presentes quedaron con los ojos y las bocas abiertos de par en par. Nadie sabía que decir, sus mentes estaban en blanco. Ninguno jamás se había planeado una situación parecida. Era surrealista... Todos permanecían en sus sitios quietos como estatuas. Tatsumi, Watari y Tsuzuki de pie, Shuichi en el suelo sentado con la cabeza vuelta para atrás y Terazuma y Wakaba en la puerta.

- Pero que... que... ¡Que mono! - exclamó la chica entrando en la habitación y rompiendo aquel silencio tan incómodo.

- Menos cachondeo Wakaba - le advirtió Hisoka entornando los ojos con gesto amenazador, pero ¿Qué hay de amenazador en un niño de 5 años de ojos verdes y cabellos rubios?

En efecto, Hisoka ahora tenía el aspecto que tenía a los 5 años. Su sudadera le venía tan larga que le tapaba las piernas hasta las rodillas y las mangas no le permitían mostrar las manos. Tenía que sujetarse la cintura de los pantalones con ambas manos para que no le cayeran y sus zapatillas habían quedado olvidadas en un rincón puesto que le cabían los dos pies en una y aun sobraba espacio.

- Pero si es cierto ¿verdad que si?

- Pues si - dijo Tsuzuki sin pensarlo ganándose una mirada fulminante por parte de su "pequeño" compañero (pero esta tuvo mucho menos efecto de lo normal).

- Watari ¿Qué demonios tenían esos frascos? - dijo Tatsumi quitándose las gafas y frotándose los ojos con cansancio. Siempre tenía que pasar algo...

- Pues... - dijo Watari mientras Koe se los pasaba desde lo alto - a ver... este era... y este... ¡Ah, este! Ups...

- ¿Cómo que "ups"? - preguntó Hisoka con un nudo en el estómago.

- Pues ¿recuerdas mi intento número 36 de la poción del cambio de sexo...?

- ¡La que nos rejuveneció! - dijo Tsuzuki al recordar dando un golpe con el puño en la otra mano - ¿Aun te quedaba?

- Si... guardé una muestra para futuras investigaciones.

- Dime que también guardaste una del antídoto - medio rogó Hisoka, mientras Wakaba le ayudaba a doblar las mangas de su sudadera para que pudiera sacar las manos.

- La guardé pero... - Watari mostró un frasco completamente vacío.

- Genial - dijo Hisoka llevándose una mano a la frente. Error. Los pantalones le resbalaron hasta el suelo por sus pequeñas piernas. Se los volvió a subir de un tirón completamente sonrojado. Aunque con lo larga que le venía la sudadera, hubiera dado igual que fuera sin pantalones.

- No te preocupes, prepararé otro antídoto - intentó animarle con una gran sonrisa.

- ¿Tienes todos los ingredientes? - preguntó Tatsumi en tono práctico.

- Pues, creo que si... - empezó a abrir y cerrar cajones armarios y todos los rincones de su laboratorio - tan solo me faltaría...

- Que no sea eso... que no sea eso... que no sea eso... - murmuraba Tsuzuki con los ojos cerrados y las manos cruzadas en actitud de rezo. Shuichi frunció el ceño confundido por la actitud del shinigami.

- Belladona.

- ¡No! - lloriqueó Tsuzuki asustando a Shuichi. Koe bajó del techo y se puso detrás de él.

- ¿Tan difícil es conseguirla? - preguntó Shuichi viendo como Tsuzuki se cogía a la pata de una mesa y decía todo el rato "no, no, no, no, no..."

- No sé si difícil es la palabra adecuada - dijo Watari -, solo hay un lugar en el que crecen por esta zona.

- No, no, no, no...

- El jardín de los venenos de la mansión de las velas.

- ¡NOOOOOOO!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

- Pero ¿qué tiene de horrible ese lugar? - preguntó Shuichi mientras se encaminaban hacia la mansión de las velas. Tsuzuki iba detrás de ellos caminando a regañadientes y murmurando por lo bajo.

- No es el lugar en si lo que asusta a Tsuzuki, sino quien vive allí.

- He oído hablar de ese lugar, pero nunca he podido ir - comentó Shuichi.

- Bueno, al fin y al cabo es un lugar independiente del resto del ministerio, en teoría no se pude ir allí.

- ¡Pues tendríamos que acatar esa teoría! - dijo de pronto Tsuzuki - ¿Por qué tengo que ir? - lloriqueó, a Shuichi le dio tanta pena que pensó que hubiera sido mejor dejarlo en la oficina con Hisoka y Koe.

- Porque Tatsumi dejó bien claro que vinieras - recordó Watari.

- Condenado Tatsumi... ¡Pero si esta vez no he tenido nada que ver! Ah... lo siento Shuichi no quería decir que...

- No, tranquilo. Además tienes razón. Es mi culpa por no haber podido controlar esa emanación. Se supone que esa es mi especialidad... pero créeme, es muy difícil hacerlo cuando tú mismo estás lleno de esa energía. En verdad que ese Terazuma es exasperante.

- Totalmente deacuerdo - acotó Tsuzuki afirmando con la cabeza enérgicamente.

- ¡Ya llegamos! - anunció Watari.

- ¿Tan rápido? - dijo desanimado el moreno.

Shuichi quedó embelesado ante lo que tenía delante. La mansión de las velas se alzaba majestuosamente entre los cerezos floridos. Era una construcción de estiro occidental magnífica. Nunca había visto algo así.

Tras varios reproches, empujones y tirones, los tres shinigamis entraron en la mansión. Al abrir las puertas se vieron envueltos por miles de cientos de velas que brillaban con su luz nostálgica. Era una visión hermosa...

- Vaya... vaya... vaya... ¿pero que tenemos aquí? - dijo una voz profunda desde lo alto de las escaleras.

Shuichi sintió como un escalofrío recorría a Tsuzuki. Al mirar a lo alto intentó distinguir a la persona que hablaba, pero no había nadie... Un reflejo de luz atrajo su atención y al fijar la vista se dio cuenta de que había... ¿un trozo de mascara y unos guantes flotando? Aquello era nuevo para él.

- Buenas tarde Conde - saludó alegremente Watari.

- Bien venidos a mi humilde morada ¿a que debo el honor de vuestra presencia?

- Pues lo cierto es que necesitamos un favor...

- Mmmh... ya sabéis que no podéis intervenir en las actividades de este lugar - dijo el Conde seriamente mientras caminaba en dirección a Tsuzuki. En un gesto instintivo retrocedió un paso y entonces Shuichi quedó a la vista del Conde. El hombre se detuvo y lo observó con atención.

- Lo sabemos Conde, pero no es de eso de lo que se trata - dijo Watari, pero el Conde estaba demasiado interesado examinando a Shuichi.

- No recuerdo haber visto tu faz - dijo peligrosamente cerca.

- Este... yo...

- Es mi nuevo compañero - informó Watari -, lo trasladaron ayer mismo a Kinki.

- ¿En serio? Interesante - cogió la barbilla de Shuichi y dijo con tono profundo - ¿Cuál es tu nombre mi hermoso joven?

- Shu-Shuichi Niwa - dijo algo nerviosos ante la actitud del Conde.

- Me gustan tus ojos - susurró -, son hermosos. Pero pese a ser del mismo color, no tienen ese brillo que caracterizan a los de mi Tsuzuki - el Conde le soltó la barbilla dejando que sus dedos se deslizaran suavemente por el contorno de su cara y fue a por Tsuzuki. Shuichi frunció el ceño ¿a que se refería? El Conde quedó cerca del rostro de Tsuzuki - Si, ese mismo brillo... - dijo acariciando con el pulgar los labios del moreno.

- Conde disculpe, tenemos algo importante de que hablar - intervino Watari.

- Si, ciertamente. Ya hablaremos más tarde - le susurró con un tono de voz muy insinuante a Tsuzuki -. Bien ¿Cuál es ese asunto?

- Bueno... ¿recuerda cuando hace unos años Tsuzuki y yo sufrimos un... percance con una de mis pociones?

- ¿Cuándo rejuvenecisteis? Si, recuerdo ¿Cómo olvidar una estampa tan entrañable?

- Si, bien... el caso es que... por accidente... ha vuelto a pasar lo mismo...

- ¿En serio? - dijo el Conde divertido - ¿y quien ha sido la víctima de tus invenciones esta vez...?

- Hisoka... - dijo Tsuzuki con pena. Una sonrisa mansa escapó de los labios del conde.

- Comprendo.

- Por eso necesitamos pedirle otra planta de belladona - dijo Watari.

- ¡De las rojas! - recordó apresuradamente Tsuzuki.

- Entiendo perfectamente la situación y me hago cargo. Encantado os daría lo que me pedís, pero...

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Mientras tanto en la sección de citaciones...

- He dicho que NO.

- Oh, venga ¿Qué te cuesta?

- Mi orgullo - espetó Hisoka.

- Exagerado - repuso Wakaba.

Koe se partía de risa sentada sobre el escritorio de Terazuma. Habían convencido a Hisoka de que esperaran allí mientras los otros regresaban con la belladona.

- Vamos pruébatelo - animó Koe.

- ¿Y por qué no lo haces tú?

- Si me lo pruebo ¿te lo pondrás tú?

- No - dijo Hisoka tajante.

Estaba sentado en un de los sillones del despacho, quedaba monísimo así arrebujado en su jersey demasiado grande, pero era poco práctico. No podía dar dos pasos sin dar un traspiés por culpa del largo de los pantalones o que estos le cayeran al suelo. El cinturón no tenía bastantes agujeros para adaptarlo a su pequeña figura.

- No puedes estar así todo el día - repuso Wakaba - para estar así, mejor ponte esto - le mostró un conjunto de pantalón y suéter de niño de color verde y blanco - así no padecerás porque se te caigan los pantalones.

- NO-PIENSO-PONÉRMELO - dijo Hisoka remarcando cada sílaba.

- Yo creo que te quedaría bien - aportó Koe -, además, Wakaba ha ido expresamente a comprarlo para ti. No puedes hacerle ese feo.

- No era necesario que se molestara. Watari preparará el antídoto en menos de diez minutos. Esa ropa es inútil.

- Vengaaaa... - rogó Koe con ojitos grandes - Solo un ratito ¿si?

- Que NO - dijo exasperado Hisoka poniéndose en pie, con lo cual los pantalones volvieron a caer.

- ¿Ni siquiera la ropa interior? - Preguntó Wakaba aguantándose las ganas de reír mostrándole unos pequeños calzoncillos con globos de colores estampados.

Hisoka cogió el conjunto de mala gana de las manos de la shinigami y sujetándose con la otra mano los pantalones, entró al baño a cambiarse.

- Esta es la mía - murmuró Wakaba abriendo un cajón de su escritorio y sacando una cámara de usar y tirar -. Si no hago al menos una foto de recuerdo se enfadarán conmigo.

- ¿Quien? - preguntó Koe con curiosidad.

- Unas amigas de Hokkaido.

La puerta del baño se abrió de nuevo y Hisoka apreció con su nuevo atuendo. Le quedaba como un guante, desde luego Wakaba había acertado con la talla.

- ¡Kyaaaah...¡Que mono! - gritó Koe lanzándose a abrazarlo. Hisoka a duras pensa resistió el enviste.

Chic-chac

- ¿Qué haces! - preguntó colorado al ver a su compañera con la cámara en mano.

- Algo así no se ve todos los días, quiero un recuerdo - le sacó otra foto mientras Koe hacía el signo de la victoria con los dedos.

- Como una sola de esas fotos llegue a manos indebidas... - dijo Hisoka amenazadoramente.

- Tu tranquilo... - repuso la pelirroja - ¿Tampoco a Tsuzuki?

- ¡A él menos! - gritó más rojo que antes.

- ¡Kawaii! - exclamó sacando otra foto.

- ¿A que viene este escándalo? - en la puerta estaba Tatsumi.

- A nada - dijo Wakaba escondiendo la cámara, por si al secretario se le ocurría requisársela.

- Hemos conseguido que Hisoka se ponga la ropa - anunció alegremente Koe levantando los bracitos de Hisoka en el aire como si fuera un muñeco.

- Ya lo veo, pero no es necesario que lo torturéis.

Las dos chicas intercambiaron una mirada y rieron.

- ¿Aun no vuelven? - preguntó Hisoka haciendo lo posible por no sonar demasiado desesperado y casi consiguiéndolo. Dejó su ropa doblada sobre una silla y miró al secretario.

- Ya no creo que tarden. No sabemos cuanto tardará Tsuzuki en deshacerse de las insinuaciones del conde. Por cierto ¿Tu no has ido Koe?

- No hacía falta, ya iban tres - repuso encogiéndose de hombros mientras flotaba sobre el sillón - además, no es prudente acercar a un ser de viento y niebla como yo a tantas velas.

- Solo el Conde tiene el poder de apagarlas - recordó Wakaba.

- No quiero causar daños - algo de pena se reflejó en aquellas hermosas esferas turquesas que eran sus ojos. Pero nadie hizo comentarios.

Entonces la puerta se abrió dejando pasar a Watari, Tsuzuki y Shuichi.

- ¡Bien venidos! - exclamó Koe lanzándose al cuello de su amo.

- ¿Y bien? - preguntó Hisoka acercándose.

- Vaya, te queda muy bien esa ropa - sonrió Tsuzuki. Hisoka se sonrojó por enésima vez en lo que iba de día.

- Déjate de tonterías... ¿Tenéis la belladona?

- Pues... - Tsuzuki miró a los otros dos e intercambiaron nerviosas miradas.

- ¿Pues que¿El conde no os la ha querido dar?

- No, que va - dijo Watari negando con la mano -, dijo que estaría encantado de dárnosla.

- ¿Dónde está el problema entonces? - preguntó Wakaba.

- Por lo visto - siguió Shuichi -, aun falta para que florezcan las plantas y hasta entonces no se pueden coger.

- ¿Cuánto falta? - apremió Hisoka.

- Un... un par de semanas - susurró Tsuzuki.

El rostro de su compañero palideció y después un grito desgarrador se escuchó en gran parte del ministerio.

- ¿QUÉ!

CONTINUARÁ...

Hola ¿Cómo estáis? Jajaja ¿Qué os ha parecido mi chibi Hisoka¿Sabéis como se me ocurrió encogerlo? Lo cierto es que fue una forma bastante tonta... estaba haciendo un fanart de él, pero la cara me quedó demasiado redonda y cundo me lo quedé mirando pense ¡Hisoka con 5 años! Y de ahí que decidí encogerlo (ya he dicho que era una razón tonta n.n') Además que cuando en el manga Watari y Tsuzuki se encogen me dio pena que a Hisoka no lo sacaran así (al menos en los tomos 9 y 10 si sale de pequeño ¡Es monísimo!).

En fin, quiero agradecer los reviws de: Eleanor Blackriver y Dark-san86. De verdad que me hacen mucha ilusión y lamento no poder contestarlos de uno en uno, pero bueno...

¡Por cierto Dark-san! no tenía pensado hacerle una segunda parte a "Mascarada", pero si hacer otro fic totalmente distinto con la misma pareja ;P

Neko-chan - ¡Ayudadme a convencerla por favor!

Ja ne!