Mi vida como Shinigami

By Tenshi Lain

Notas en tinta azulada:

Los personajes de Yami no Matsuei son de Yoko Matsushita y los de Gravitation de Maki Murakami (aunque en esta parte solo aparecerá Shuichi y como mucho mencionaré a los demás) Todos lo demás son MÍOS XD

¡IMPORTANTE: antes de leer este fic es indispensable leer primero "Por estar contigo" y al menos, los 4 primeros capítulos de "Después del adiós", sino esta última pierde gracia. También es recomendable haber leído al menos hasta el tomo 8 de Yami no Matsuei, puesto que hablaré de cosas que no salen en el anime pero si en el manga.

¡Ah! Esta historia contiene Shonen Ai(chicoxchico)

Espero que disfrutéis de la tercera parte de mi Crossover.

Cap. 9

Maldecía por lo bajo su mala suerte ¿Por qué le pasaban estas cosas¿Qué crimen tan horrible había cometido en su vida anterior para que lo castigaban así? No lo sabía...

- Hisoka ¿ya estás? - preguntó amablemente Tsuzuki desde la puerta.

- No - dijo en un tono mucho más cortante de lo que hubiera pretendido, pero al otro no pareció importarle.

- ¿Necesitas ayuda?

- Necesito el antídoto - repuso con frialdad. Por el rabillo del ojo pudo ver su reflejo en el espejo. Suspiró a la vez que pensaba "me veo patético".

Allí estaba en su menuda apariencia de niño de 5 años, recogiendo sus cosas en el vestuario. Guardó su ropa en la mochila y se la puso en la espalda, pero casi era más grande la mochila que él. Bufó frustrado ante tal patética imagen.

- Déjame a mí - dijo Tsuzuki amablemente quitándole la mochila de encima y colgándosela de hombro.

- Yo podía solo - repuso Hisoka molesto.

- Lo sé, pero así irás mejor - le dedicó una de sus mejores sonrisas, tendiéndole una mano para que la cogiera, pero el pequeño ignoró el gesto y salió al pasillo.

- ¿Ya os vais? - preguntó Tatsumi cuando los vio pasar por delante de su despacho.

- Si, hasta mañana Tatsumi - se despidió Tsuzuki.

- Sigo pensando que esto es innecesario - replicó Hisoka -, puedo valerme por mi mismo.

- Y no lo pongo en duda Kurosaki - aceptó el secretario subiéndose las gafas en un gesto automático -, pero hasta tú mismo debes ser consciente de las limitaciones de tu nueva condición. Por eso Tsuzuki estará contigo y te ayudará hasta que la belladona esté lista. De todas formas es tu compañero...

- ¡Exacto, así que no te preocupes de nada¡Asato Tsuzuki está aquí! - dijo con tono heroico. Una gotita resbaló por la cabeza del rubio - ¡Venga vámonos!

Y prácticamente se llevó a Hisoka a rastras del lugar. Tatsumi suspiró y regresó toda su atención al libro de contabilidad.

.-.

- Tsuzuki...

- ¿Qué te apetece de cena Hisoka?

- Mira Tsuzuki...

- ¡Ah! ya sé ¿Qué tal pizza?

- Oye...

- Claro que si prefieres comida china por mi no hay problema...

- ¡TSUZUKI! - gritó Hisoka con todas sus fuerzas ya cansado de que lo ignoraran.

- ¿Qué¿Te encuentras mal?

- No te voy a contestar a eso porque alguno podría salir llorando y te aseguro que no seré yo. Mira, lo que dijo Tatsumi está muy bien, pero se cuidarme solito, no necesito que me hagas de niñera. Vete a tu casa, ya me las arreglaré.

- Pero es que me dijo que te cuidara...

- ¡Me da igual! - gritó ya furioso - No voy a permitir que te pases toda la semana atosigándome - Tsuzuki agachó la cabeza algo apenado por tan duras palabras -. Y otra cosa.

- ¿Cual?

- Te importaría soltarme la mano.

Fue en ese instante que Tsuzuki se dio cuenta que tenía cogido de la mano a su compañero. Seguramente desde que salieron del ministerio. Miró a Hisoka a la cara, pero este tenía la cabeza vuelta hacia otro lado y las mejillas encantadoramente sonrojadas. No pudo evitar sonreír con ternura. Hisoka finalmente lo miró algo avergonzado y lo examinó sin entender por que aun no lo había soltado.

- ¿Qué?

- ¿Tanto te molesta? Estamos en el Más allá, aquí no hay viandantes ni nadie que te pueda ver.

- Ya pero... - Hisoka movió los labios, pero ninguna palabra más salió de ellos. Finalmente cerró la boca y desvió de nuevo la mirada.

- Venga vamos a tu casa - y continuó caminando mientras Hisoka se dejaba llevar mansamente. En el fondo le gustaba aquel cálido contacto.

Llegaron a la pequeña casita de madera en la que Hisoka vivía, situada en las afueras, en lo alto de una colina. Entraron al lugar, después de que el chico quitara el cerrojo.

No era una casita muy grande pero para él solo, era espacio de sobras.

- Dame la mochila - pidió Hisoka.

- Ten.

- Voy a llevarla al cuarto. Tu mismo - y sin más entró por una de las puertas del fondo.

Tsuzuki tomó las últimas palabras del rubio como un "Estás en tu casa". Fue al salón, se sentó en uno de los sillones y miró a su alrededor. El lugar seguía tan austero como siempre. El mobiliario del salón se componía por un par de sillones y un sofá, una estantería que abarcaba toda una pared repleta de libros y otro mueble con una radio y varios CD's apilados, sin cuadros en las paredes ni figuritas de adorno. Tan solo un calendario que Tsuzuki le regaló en año nuevo (en cada mes había una foto diferente de varios tipos de paisajes japoneses) y algunas pequeñas plantas de interior completaban la decoración.

Hisoka regresó de su habitación y se quedó mirando a su compañero.

- Ya te has asegurado de que llego a casa de una pieza. Ya puedes irte.

- No puedo dejarte así.

- ¿Cómo que así? Tsuzuki, estoy en mi casa ¿Qué crees que me puede pasar?

- ¿No sabes que el 80 de los accidentes ocurren en el hogar? Nada. Me quedo esta noche contigo.

- ¿Qué tú que? - casi gritó Hisoka incrédulo.

- Y si es necesario me quedaré hasta que recuperes tu forma original. Uy, creo que eso lo leí en un manga...

- ¡Un momento! No puedes autoinvitarte así por...

Pero Tsuzuki no le escuchaba. Se estaba arremangando y se dirigía a la cocina diciendo que le iba a preparar la mejor cena que hubiera preparado. Hisoka se disponía a gritarle cuando llamaron a la puerta.

- ¿Si? - preguntó al abrir y se encontró ante unos sonrientes Shuichi y Koe.

- Buenas noches - corearon.

- ¿Qué hacéis aquí?

- Bueno - Shuichi miró a Koe un momento -, como en parte somos responsable de... tu situación hemos venido a recompensarte...

- ¿Recompensarme?

- Te prepararemos la cena - dijo alegremente Koe levantando unas bolsas llenas de comida... ¿Por qué todos se empeñaban en hacerle la cena?

- Mirad os lo agradezco pero...

Su frase fue cortada por un gran estruendo en la cocina. Los tres corrieron y descubrieron a Tsuzuki tirado en el suelo. A sus pies una gran olla volcada y toda el agua que contenía tirada por el suelo.

- ¿Pero que haces?

- Solo quería poner a calentar agua, pero tropecé con algo.

- Con el cordón de tus botas - informó Koe señalando los pies del shinigami.

- No te enfades Hisoka... - medio rogó al ver la vena hinchada en la frente del pequeño.

- Tranquilos ya nos encargamos - intervino Shuichi antes de que Hisoka estallara en su furia.

Koe hizo un amplio movimiento con su brazo izquierdo y al instante el agua empezó a evaporarse hasta quedar convertida en una fina neblina que salió por la ventana abierta. El suelo quedó totalmente seco. Mientras Shuichi recogió la olla y ayudó a Tsuzuki a incorporarse.

- Bien, ahora fuera que ya nos encargamos nosotros - ordenó Koe fingiendo arremangarse (algo inútil teniendo en cuenta que siempre iba en manga corta.)

- ¿Tu sabes cocinar? - preguntó Tsuzuki a Shuichi.

- Algo sé - aseguró con una sonrisa.

- Si, tostadas y sopa... - dijo ácidamente Koe.

- Ja... ja... - soltó sarcástico el pelirrojo.

- No quiero mirar... - murmuró Hisoka saliendo de la cocina mientras movía negativamente la cabeza.

Tsuzuki lo siguió con una leve sonrisa al salón y los dos se sentaron en el sofá. Hisoka se veía derrotado.

Una hora después los cuatro estaban sentados en la mesa de la cocina. Delante de ellos había una ensalada, unos espaguetis a la carbonara, una cesta con rebanadas de pan, sopa y algo de carne.

- Se ve delicioso - dijo Tsuzuki sin poder evitar babear un poco.

- No sabía muy bien que os gustaría, así que hemos hecho un poco de todo lo que mejor se hacer - informó Shuichi con una gran sonrisa. Pero entonces vio la mirada de desconfianza en los ojos del pequeño Hisoka - ¿no te gusta nada?

- No es eso, pero...

- ¿Si?

- Que aun recuerdo aquella vez que te dio por prepararnos el almuerzo - dijo refiriéndose al corto periodo en el que habían trabajado juntos en Bad Luck.

- Pero ha llovido mucho desde entonces - aseguró negando con la mano -, además mi anterior compañero, Nintaro me enseñó algunas recetas y te aseguro que me salen estupendas.

- Es cierto - intervino Koe flotando detrás de él -. Tendrías que haber visto sus primeros intentos - Se echó a reír con el recuerdo.

- Bueno ya. Bebe y calla - le dijo Shuichi algo sonrojado por el comentario mientras le daba una botella que parecía contener solo agua.

- ¿No cenarás? - preguntó Hisoka.

- No puedo comer sólido - dijo con naturalidad Koe -. Lo máximo que tolero es el zumo de frutas diluido en agua o como mucha agua con sal o azúcar.

- Que dieta más triste - dijo Tsuzuki pensando que si él tuviera que mantenerse a base de aquello se moriría (otra vez).

- Venga a cenar que se enfría - dijo Shuichi empezando a servir grandes raciones en los platos de todos.

Hisoka enroscó los espaguetis lentamente atento a cualquier posible "señal" de peligro. Luego observó a los dos shinigamis de ojos violetas y los vio llevarse una cucharada a la boca... y otra... y otra más... No parecía que les hiciera ningún asco.

- Venga come Hisoka, está delicioso - animó Tsuzuki al ver que aun no había probado bocado.

El rubio hizo de tripas corazón y llevó el tenedor a la boca. Sus ojos se abrieron sorprendidos¡Estaba bueno!

Lo cierto era que todo lo que había en la mesa estaba delicioso. Claro que teniendo en cuenta que no había comido nada más que una manzana y medio sándwich en todo el día...

Los platos quedaron casi repelados tras unos minutos. Durante la cena había habido una agradable conversación en la que hasta Hisoka había intervenido (aunque solo fuera para llevarle la contraria a Tsuzuki). Había sido una velada muy agradable. Que se dio por terminada cuando Shuichi sintió un escalofrío.

- Hace mucho frío ¿hay alguna ventana abierta? - preguntó Tsuzuki frotándose los brazos.

- Más que frío es humedad - repuso Hisoka.

Shuichi se volvió tan rápido que los otros dos estaba seguros de que se había echo daño en el cuello.

- Oye, espera a llegar a casa - dijo a sus espaldas.

Fue entonces cuando vieron que Koe estaba flotando en el aire, acurrucada como un gatito y parcialmente incorpórea.

- Tengo sueño - murmuró con voz adormilada dándole la espalda.

- Pero lo vas a empapar todo... - repuso Shuichi intentando espavilarla un poco.

Shuichi se puso en pie y se despidió de los otros dos. Koe también murmuró algo, pero no sabían si había sido un "Adiós" o que.

Una vez quedaron solos, Hisoka se dispuso a recoger la mesa.

- Espera ya lo hago yo - dijo Tsuzuki quitándole los platos sucios de las manos.

- Que sea un niño no quiere decir que sea inútil.

- Yo no he dicho eso, pero ya que estoy aquí casi de okupa al menos deja que te ayude - dijo con su mejor sonrisa.

- Como quieras - repuso Hisoka entrando a la cocina.

El mayor recogió todo y lo dejó junto al fregadero. Después de limpiar la mesa se volvió para fregar los platos pero con asombro vio que se le habían adelantado. Hisoka había acercado una silla al fregadero y tras subirse a ella había empezado a limpiarlos. Tsuzuki sin decir nada cogió un paño y los fue secando y guardando a medida que Hisoka los dejaba a un lado. En poco tiempo terminaron.

- Y este era el último - dijo alegremente el mayor mientras cerraba la puerta de la alacena.

Se volvió hacia su compañero, pero vio que este tenía la mirada fija en algún punto frente a él. Su entrecejo estaba fruncido como si algo lo molestase mucho. Al seguir la dirección de su mirada, vio que Hisoka se estaba mirando en el espejo que había al otro lado de la puerta en el pasillo. Subido en la silla podía verse perfectamente.

- ¿Ocurre algo? - se animó a preguntar.

- Nada - dijo con un suspiró bajando de un salto y dejando la silla arrimada a la mesa.

- Ya es tarde ¿nos vamos a la cama? - Hisoka no pudo evitar sonrojarse ante tal comentario, pese a saber que había sido hecho sin ninguna mala intención.

- Ya te he dicho que no necesito una niñera. Puedes irte a casa.

- Y yo te he dicho que no te voy a abandonar así - dijo con terquedad. Hisoka sabía que cuando se ponía en ese plan, nada podía hacerse para hacerle bajar del burro. Salvo, tal vez un buen trozo de tarta de manzana, pero como no tenía...

- Haz lo que quieras, pero solo hay una cama...

- ¿La compartimos? - preguntó inocentemente, pero tras la mirada que le echó el otro se apresuró a añadir - Era broma, era broma. Yo dormiré en el sofá.

- Eres demasiado alto para ese sofá - dijo Hisoka arqueando una ceja -, mañana te levantarás acartonado.

- Descuida estaré bien.

Hisola le dio sábanas y una almohada y tras darle las buenas noches se fue a su habitación.

.-.

Ya debían ser las dos de la mañana y Tsuzuki seguía dando vueltas intentando encontrar una postura cómoda. Hisoka tenía razón, aquel sofá era demasiado pequeño para él. Las piernas le colgaban a la altura de las rodillas, era MUY incómodo.

Se sentó cansado de dar vueltas y recostó su cabeza en el respaldo. Observó distraídamente el techo. Una leve sonrisa curvó sus labios. Era la primera vez que dormía en casa de su compañero. Aunque siempre pensó que sería bajo otras circunstancias... Sonrió un poco avergonzado por su último pensamiento mientras cerraba los ojos.

- ¡NOOO!

Tsuzuki se puso en pie de un brinco y se quedó mirando la puerta de la habitación de Hisoka.

- ¡Abrid la puerta¡Abrid!

- ¡Hisoka! - entró corriendo en la habitación y vio como su compañero se revolvía inquieto en la cama. De tantas vueltas que había dado se había enredado con las sábanas de forma que ni siquiera se le veía la cabeza.

- ¡Abrid la puerta... está oscuro!

- Hisoka tranquilo - llamó el mayor intentando retirar las sábanas.

- ¡No me encerréis¡Quiero salir!

- ¡Ya, despierta! - dijo Tsuzuki sujetándolo por los hombros para que dejara de agitarse. Hisoka abrió los ojos de golpe sobresaltado. Dos lágrimas rodaron por sus mejillas al verse liberadas de la prisión de los párpados.

- ¿Qué...? - musitó desorientado.

- ¿Estás bien?

- Yo... si... solo... - se sentó en la cama y miró a su alrededor. Su pequeño cuerpo temblaba incontrolablemente, mientras su respiración era entrecortada.

- ¿Tenías una pesadilla?

- Si... - murmuró frotándose la cara con rabia al notarla húmeda.

- ¿Quieres contármela? - preguntó Tsuzuki suavemente.

- No. Solo quiero dormir - Se tumbó en la cama de nuevo dándole la espalda. Pero el temblor no remitía.

Tsuzuki no se movió de su sitio, permaneció sentado en el borde sin apartar la mirada de su compañero. Finalmente se tumbó a su lado. Hisoka volvió la cabeza y lo miró con el ceño fruncido.

- Ese sofá es muy incómodo - explicó con una sonrisa.

Esperaba que le gritara que le daba igual y que se largara, pero en vez de eso el rubio no dijo nada. Volvió a su posición anterior y se tapó hasta el cuello. Tsuzuki observó su espalda en silencio ya que era lo único que veía del chico. Con el paso de los minutos, el temblor desapareció, la respiración se normalizó y Hisoka se quedó dormido. El moreno se apoyó en uno de sus codos para inclinarse sobre el otro y poder mirarlo a la cara. Ahora su expresión era serena. Sonrió y se inclinó hasta depositar un suave beso en la sien de Hisoka, después volvió a tumbarse y se durmió también.

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Al día siguiente Hisoka despertó en brazos de Tsuzuki, el otro lo tenía sujetado desde atrás protectoramente. Lo miró unos instantes en silencio recordando como había llegado hasta allí.

Él había tenido una pesadilla, verse de nuevo con aquel aspecto insignificante y débil, había removido los recuerdo que guardaba en lo más profundo de su corazón. Las crueles palabras de sus padres... la oscuridad de aquel sótano... aquella puerta que jamás consiguió abrir... Agitó la cabeza intentando apartar aquellos pensamientos. No quería recordar más. Con cuidado se escurrió de entre los brazos de Tsuzuki, aun era temprano, no había necesidad de despertarlo.

Llegó al baño y se encontró con el primer obstáculo: no llegaba al interruptor de la luz. Bufó con cansancio y fue a la cocina a por un taburete.

Una vez la luz estuvo encendida acercó el taburete a la pila. Después de lavarse la cara y los dientes se miró en el espejo atentamente. Odiaba aquella visión. Desde niño había odiado su aspecto: pequeño, frágil, delicado... débil. Débil para controlar su poder y ocultarlo, débil para dominarlo, débil para defenderse. Débil e inútil...

Apartó la mirada sintiéndose asqueado de si mismo y salió de allí. Fue a la cocina y se subió en una silla para alcanzar los armarios más altos. Al rato de empezar a preparar el desayuno escuchó un golpe en el baño y a Tsuzuki mascullando algo. Entonces recordó que había dejado el taburete en medio del baño.

El moreno salió al rato ya vestido, pero con una pequeña mueca de dolor en la cara.

- Buenos días - saludó mientras se frotaba la rodilla.

- Buenos días - contestó Hisoka sin mirarle.

- ¿Estás mejor? - preguntó con voz suave refiriéndose a lo ocurrido la noche anterior.

- Ajá... - dijo vagamente sirviendo el contenido de la sartén en dos platos.
Después de desayunar Hisoka dijo que era mejor que salieran si no querían llegar tarde.

- No deberías ir a trabajar así...

- ¿Por qué no? - dijo Hisoka a la defensiva - no tenemos ningún trabajo de campo en estos momentos, solo tenemos que rellenar informes.

- Pero no sé...

- Si estás pensando en usarme como excusa para no ir a trabajar - una gota resbaló por la cabeza de Tszuki ¿tan predecible era? -, puedes irte olvidando.

- Está bien.

- Venga vámonos.

Un rato después los dos entraban en la división de citaciones.

- Buenos días - saludó Tsuzuki.

- Buenos días - contestó Wakaba.

- Vaya hacía mucho que no llegabas a tiempo - dijo mordazmente Terazuma.

- Que agudo - dijo Tsuzuki con una mueca burlona. Hisoka se había acercado a su silla y se había subido en ella, fue entonces cuando se dio cuenta de que apenas podía ver por encima del borde de la mesa.

- Pues mira que bien... - remugó intentando subir el asiento de su silla a una altura adecuada.

- Hisoka... - llamó Wakaba con tono meloso y sonrisa encantadora.

- ¿Si? - preguntó distraído mientras intentaba alcanzar la palanca del bajo del asiento.

- Verás, es que estuve pensando en lo que dijeron ayer sobre que la belladona tardará un par de semanas en florecer.

- ¿Y? - preguntó mirándola por primera vez con recelo.

- Pues que no te puedes pasar dos semanas con la misma ropa - de pronto dejó sobre el escritorio de Hisoka un montón de bolsas de papel con el logotipo de una conocida tienda de ropa infantil - ¡Mira a ver cual te gusta más! - finalizó con una amplia sonrisa.

- ¿Por qué a mí...? - se preguntó Hisoka tapándose la cara mientras la shinigami de ojos bicolores sacaba todo tipo de ropa infantil alegremente.

CONTINUARÁ...

¡Y aquí me tenéis otra vez!

Ya veis como empiezan las dos semanas de tortura de nuestro chibi Hisoka, y os aseguro que es solo el principio ja ja jaja...

Por cierto, he subido un nuevo fic, un OneShot de Yami no Matsuei titulado "The cat come back" (no se que tengo últimamente con los títulos en ingles :P), espero que os guste.

Por último agradezco los reviws de: Dark-san86 y Eleanor Blackriver (sois las únicas que me dejais reviws en esta historia XD)

¡Gracias por seguir leyendo!

Ja ne!