By Tenshi Lain
Notas en tinta azulada:
Los personajes de Yami no Matsuei son de Yoko Matsushita y los de Gravitation de Maki Murakami (aunque en esta parte solo aparecerá Shuichi y como mucho mencionaré a los demás) Todos lo demás son MÍOS XD
Esta historia contiene Shonen Ai(chicoxchico), además es un Crossover.
Cap. 11
Las nubes rodaban perezosamente por el cielo. En la plaza principal los niños jugaban con la pelota, bajo la mirada de su madres que estaban reunidas a la sombra charlando de trivialidades. Dos niños y un adolescente observaban sentados en un banco.
- Son los únicos niños que hemos encontrado en la calle - comentó Hisoka.
- Es raro ¿no? - dijo Shuichi - normalmente a estas horas todos tendrían que estar por ahí jugando... están de vacaciones.
- ¿Nos acercamos? - propuso Koe ya cansado de estar sin hacer más que observar.
- ¿Y que les decimos? - replicó Hisoka con sarcasmo - "Hola ¿nos dejáis jugar?"
- Claro, es lo que se dice siempre - dijo Shuichi con naturalidad. Hisoka desvió la mirada molesto. El nunca había jugado con otros niños... no sabía muy bien como comportarse con ellos.
Koe y Shuichi intercambiaron una mirada desconcertados con la actitud del pequeño shinigami. Pero antes de poder preguntarle nada.
- Hola ¿Queréis jugar conmigo? - al volverse se encontraron con una niña de unos 10 años, con el pelo corto y negro largo hasta los hombros. Tenía las manos cogidas en la espalda y vestía un jersey de cuello redondo granate con una flor amarilla en un lado y unos pantalones cortos marrón claro.
- Claro - saltó entusiasmada Koe ante la invitación - ¿A que jugamos?
- No sería mejor presentarse primero - dijo Shuichi con una sonrisa, Koe sonrió tontamente.
- Me llamo Koe Takagi - dijo presentándose - él es mi tío Shuichi y mi amigo Hisoka.
- Yo soy Nami - dijo la niña con una gran sonrisa - ¿Venís a jugar?
- Si, vamos - dijo Koe poniéndose en pie.
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Tsuzuki entró en la tienda de comestibles y dio los buenos días. La misma mujer del día anterior le respondió. Se veía joven, tal vez 22 años. Cabello negro recogido en una coleta, vaqueros oscuros, jersey blanco y un delantal amarillo pálido con el logotipo de la tienda.
- ¿Qué tal es la cabaña? - preguntó con una sonrisa mientras Tsuzuki ponía sobre el mostrador una docena de huevos y una bolsa de caramelos.
- Estupendo, los niños están encantados. En verdad este pueblo es muy tranquilo, pero tal vez demasiado...
- Bueno la gente aun no se recupera - repuso con voz triste, al darse cuenta de que el hombre lo miraba extrañado cambió de tema -. Pero el tiempo lo cura todo... ¿Quiere algo más?
- Pues estaba buscando el Tofu pero...
- Ah, es que lo tenemos en una cámara en la trastienda - dijo la chica - ¿Cuánto lo pongo?
- Para cuatro personas, a mi hija no le gusta el Tofu... - se apresuró a decir al ver que la mujer se extrañaba por pedir de menos.
- Está en esa edad que no quiere comer nada ¿verdad?
- Eso mismo.
- Mi hermana menor también está quisquillosa con la comida... Me trae frita - dijo mientras se perdía de vista por la trastienda. Tsuzuki sonrió.
- Espero que no haya dejado solos a sus niños - dijo una voz ronca que reconoció enseguida. Al volverse vio a la anciana del día anterior sentada en el descansillo que conducía a la casa.
- Buenos días señora - dijo Tsuzuki con educación -. No se preocupe, mi hermano está con ellos en la plaza.
- De todas formas no se fíe. Nunca se sabe que treta intentará para conseguir lo que quiere...
- ¿A que se refiere? - preguntó Tsuzuki viendo una buena oportunidad de conseguir información.
- Le estoy hablando de un ser maligno más antiguo que este pueblo y muy peligroso. Sobrevive a base de la vida inocente de los niños bendecidos. Se despertó al sentir que en este pueblo podría volver a comer. Hágame caso: No pierda de vista a sus niños.
- Abuela ¿Quieres dejar esa historia de fantasmas? - reprochó su nieta al entrar con el Tofu.
- No es ningún cuento Miwako. Los jóvenes de hoy en día no escuchan... así van las cosas... - la mujer se puso en pie y se dispuso a marcharse de la tienda, pero Tsuzuki preguntó en voz baja para que su nieta no le escuchara.
- ¿Quién se lleva a los niños?
- La No-Mujer.
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- 8... 9... y ¡10¡Listos o no ahí voy!
Shuichi se dio la vuelta y miró a su alrededor. Se acercó a una calleja que salía de la plaza y buscó entre los cubos, pero allí no había nadie. También miró en los portales de las casas cercanas y tras los arbustos, pero nada.
Frunció el ceño ¿dónde estaban? Adoraba jugar al escondite, pero a él nunca le había gustado buscar. Miró a su alrededor y sonrió con picardía. Cerró los ojos y se concentró, podía sentir el aura de la arboleda, la energía vital de los niños que jugaban cerca, incluso una leve corriente subterránea... se concentró un poco más y sintió una aura conocida. Abrió los ojos y sonriendo se acercó a un grupo de bancos. Se asomó pero allí no parecía haber nada.
- Koe, desvanecerse es trampa...
- Y rastrearnos también - replicó la chiquilla recuperando su forma física.
- Pero nadie se extrañará viéndome con los ojos cerrados ¿qué pasaría si alguien te ve?
- Vale, vale... ya no lo haré más.
Koe se quedó sentada en el banco mientras Shuichi proseguía su búsqueda. Encontró a Hisoka escondido en la entrada de una casa, lo cierto es que el rubio tampoco se había esforzado mucho en esconderse...
- No tengo edad para estar jugando al escondite - le replicó a Shuichi -, además tenemos que investigar.
- Y para eso primero tenemos que ganarnos la confianza de Nami. No nos contará nada si nos considera extraños.
- Como digas - cedió Hisoka - pero ya estoy cansado de jugar a esto, encuéntrala y juguemos a algo diferente.
- Ay, que quejica me has salido - se burló Shuichi revolviéndole el pelo. Luego se alejó ignorando la mirada asesina que le dedicaba el pequeño shinigami.
Durante un buen rato estuvo buscando a la niña, pero no había forma de dar con ella. Viviendo allí era lógico que conociera los mejor escondites. Pero ya empezaba a oscurecer, muchas de las madres se retiraban a casa.
- Ya está bien, rastréala y punto - dijo Koe cansada de estar allí sin hacer nada.
- ¿No decías que no hiciera trampas?
- Pero esto es distinto, recuerda que la mayoría de los niños desaparecieron al anochecer.
Tenía razón, así que Shuichi se concentró por segunda vez. Enseguida notó algo distinto, el aura del lugar se había transformado con la cercanía de la noche. Shuichi ya sabía que aquello era natural, las energías rodaban en el ir y venir del ciclo diario y el diurno, pero había algo raro... algo anormal. La energía negativa era demasiado para aquellas horas... no, ni siquiera en la hora más profunda de la noche había sentido nunca tal cúmulo.
- Algo va mal... - murmuró mirando a su alrededor intentando detectar el origen.
- ¿Qué ocurre? - preguntó Koe poniéndose en guardia.
- ¿Puedes sentir algo Hisoka?
Sabía que el rubio solo percibía emociones humanas y en extremo, residuos que las personas dejaban en los objetos. Aquel no era su campo, sin embargo lo que Shuichi sentía era demasiado extraño... parecía humano y esa era la especialidad de Hisoka.
Hisoka permitió que las emociones del entorno lo alcanzaran, sabía que era peligroso bajar sus defensas de aquella manera, pero no había nadie lo bastante cerca para causarle mal.
Había una gran maraña de energías en el ambiente, un torbellino de emociones inseparables que parecían venir de algún lugar lejano.
Se movió un poco intentando encontrar un lugar de mejor recepción... y lo encontró. Fue como si le dieran un golpe seco en el estómago, se quedó sin aire y sus rodillas se doblaron al no poder sostenerlo. Aquello era demasiado doloroso... angustia... tristeza... furia... desesperación... impotencia... pero sobretodo dolor. Mucho dolor. Creía que su corazón se desgarraría.
Se llevó las manos al pecho y gritó.
- ¡Hisoka! - llamaron Shuichi y Koe a la vez mientras el rubio caía en la inconsciencia.
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Ya de noche en la cabaña todo era silencio, pese a que nadie dormía. Hisoka seguía inconsciente, pero no podía llamársele a eso sueño. Se agitaba y balbuceaba cosas sin sentido, incluso le subió la fiebre.
Watari se encargaba de bajársela con paños de agua fría mientras los otros observaban desde la puerta.
- ¿Qué le ha pasado¿se pondrá bien? - preguntaba Koe angustiada.
- Tranquilos, se recuperará - aseguró Watari -. El chaval debe de haberse topado con un cúmulo excesivamente intenso de emociones. Ha sido demasiado para él, tal vez si tuviera su verdadera forma la reacción no hubiera sido tan brutal...
- Por eso dije que no era buena idea que viniera - saltó Tsuzuki de pronto. Todos se volvieron a mirarlo -, no está en condiciones para un trabajo de campo. Esto podría haber sido mucho peor.
- Pero no lo ha sido - intervino Watari intentando calmarlo. Sabía que todo lo que tenía que ver con el bienestar de su compañero lo alteraba mucho -. Venga salgamos y dejémoslo descansar.
- Aaah... - un lastimero gemido les llamó la atención. Hisoka había recuperado la conciencia, aunque no parecía que fuera a permanecer despierto mucho rato.
- Hisoka ¿como te encuentras? - preguntó Tsuzuki sentándose en el borde de su cama.
- Y... Nami... - consiguió murmurar.
- Está bien tranquilo - le dijo Shuichi -, se había escondido en la cafetería, pero salió al escucharte gritar.
- Hizo trampas... - murmuró antes de volver a caer en la inconsciencia.
- Es que habíamos dicho que no valía esconderse en las tiendas -aclaró Koe a Watari que había puesta cara de no entender.
Shuichi observó como Tsuzuki cambiaba el paño de la frente de Hisoka, la expresión tierna de su rostro lo decía todo. Ya cuando trabajaron juntos con Bad Luck, había notado la forma en la que le brillaban los ojos al hablar con Hisoka, su sonrisa se hacía mucho más sincera y su rostro resplandecía de felicidad, eran señales que podían pasar desapercibidas en alguien que siempre se mostraba feliz, pero Shuichi las distinguía todas.
- Chicos - llamó Watari -, acompañadme al salón, tengo algo que enseñaros. No te preocupes - añadió al ver que el moreno no se movía -, estará bien. Solo necesita tiempo para asimilar, después estará como nuevo. Ya sabes como funciona esto.
- Si... - suspiró poniéndose en pie y saliendo, aunque dejó la puerta entreabierta, por si acaso los llamaba.
- Watari - llamó Koe - ¿Qué quieres decir con "asimilar"?
- Hisoka absorbe los sentimientos que lo rodean como si fuera una esponja - explicó el científico sentándose ante su ordenador en el salón - y para liberarse después de esas emociones absorbidas, duerme. El sueño le ayuda a liberarlas.
- Vaya... la empatía debe de ser una lata - dijo Koe.
- Eso parece - corroboró Tuszuki - Watari ¿Qué nos querías enseñar?
- Ah sí. He estado investigando en la red sobre el pueblo, la zona que lo rodea y esa extraña leyenda de la "No-mujer" y he encontrado algo muy interesante.
Abrió un archivo y mostró un amplio texto acompañado por lo que parecían grabados antiguos japoneses. En la primera imagen se veía una especie de campo de batalla, a la izquierda un grupo de jinetes se alejaba, en el centro varios cadáveres por los suelos y a juzgar por su tamaño, varios de ellos eran niños, en el lado derecho, varias mujeres lloraban o caían al suelo desmayadas.
- La famosa leyenda data de más de 500 años, durante el periodo de las guerras civiles. Entre las batallas, la hambruna y las enfermedades, la población civil descendió alarmantemente, los niños eran los primeros en caer. Muchas madres se consumían ante el dolor de la perdida y al final también morían, pero se quedaban en el mundo como almas atormentadas - bajó un poco el texto y apareció otra imagen: una montaña de cadáveres de mujeres y sobre ellas lo que parecían ser fuegos fatuos que revoloteaban alrededor de una figura oscura y sin rostro -. Según dice la leyenda, las almas de esas madres se fusionaron y formaron un oscuro ser: la No-mujer. Era la representación del amor maternal llevado al extremo. Ese ser se dedicaba a vagabundear por los alrededores de los pueblos y atraía a los niños que habían quedado huérfanos o abandonados. Les mostraba hermosas ilusiones y finalmente los absorbía - la siguiente imagen mostraba como la No-mujer abrazaba a un niño que prácticamente había sido absorbido por su cuerpo de forma que del vientre y pecho de la mujer, sobresalía la cabeza y un brazo.
- Es horrible - murmuró Koe encogida al lado de Shuichi.
- ¿Y como es que el ministerio no tenía constancia? - preguntó Tsuzuki suspicaz.
- Si, la tenía... pero hace más de dos cientos años que la No-mujer no había dado señales de vida.
- ¿Y eso?
- Según los informes que he encontrado - dijo abriendo otro archivo -, la No-mujer fue sellada en una cueva no muy lejos de aquí. Dos enviados especiales consiguieron sellarla tras una ardua investigación. No se tiene constancia de que haya sido liberada, en las comprobaciones periódicas no se ha detectado ninguna anomalía en los sellos...
- ¿Cuándo fue la última comprobación? - preguntó Shuichi.
- A ver... Hace 50 años - una gota resbaló por la cabeza de todos.
- Los de regulación son un caso - se lamentó Tsuzuki ¿a quien se le ocurría dejar de vigilar una zona peligrosa como aquella durante 50 años?
- A mi lo que me preocupa - dijo Shuichi - es que fue lo que liberó a la No-mujer. Los sellos de retención no son fáciles de quebrar.
- Tuvo que ser algo muy poderoso...
- Para eso creo que también tengo una explicación - dijo Watari.
En la pantalla del ordenador apareció la portada de un periódico local, en grandes letras negras podía leerse el siguiente titular:
AUTOBÚS ESCOLAR SUFRE UN TERRIBLE ACCIDENTE DE TRÁFICO.
Bajo este iba una pequeña introducción: "el pasado viernes, un autobús repleto de estudiantes de la escuela primaria Minami, que se dirigía a un campamento de verano, se salió de la carretera por culpa de un conductor borracho que iba zigzagueando por el otro carril. El autobús se salió de la carretera y cayó rodando en un barranco. No hubo supervivientes."
Adjunto al artículo venía una fotografía del autobús siniestrado, había quedado irreconocible.
- Watari - llamó Tsuzuki que no desviaba la mirada del artículo - ¿Por casualidad tienes un mapa de la zona y otro de las zonas selladas controladas por el ministerio?
- Yo había pensado lo mismo - dijo dándole la orden al ordenador. Al momento aparecieron dos planos de la provincia, en el de la derecha habían varios puntos rojos con un número de serie al lado -. Este es el lugar en donde estaba sellada la No-mujer y aquí fue donde se estrelló el autobús.
- Es el mismo sitio - dijo Shuichi con el ceño fruncido -, eso fue lo que despertó a la no mujer: la muerte de los niños. El pueblo no queda lejos, seguramente percibió el dolor de las familias y por eso se acercó.
- Los niños desaparecidos seguramente fueron devorados por ella - el tono lúgubre con que Tsuzuki dijo esto, hizo estremecer a todos.
- ¿Qué hacemos ahora? - preguntó Koe.
- Lo primero será ir a la cueva en la que estuvo sellada - decidió Tsuzuki -, tal vez encontremos su rastro y podamos seguirla a su nuevo escondite. Para eso nos separaremos, alguien tiene que quedarse con Hisoka hasta que se recupere.
- Yo me quedo - dijo Koe decidida. Cuando vio que Shuichi iba a protestar agregó -. Tsuzuki y Watari son los que más poder de ataque tienen y tú eres imprescindible para rastrear su energía. Yo cuidaré del pequeño.
- Gracias Koe - dijo Watari mientras recogía algunas cosas.
Shuichi estaba batallando con la cremallera de su cazadora (estaba rota y no cerraba bien) cuando pasó por delante de la habitación de Hisoka. Se asomó al escuchar voces y se encontró con Tsuzuki y Koe.
- Recuerda, si se despierta no le digas a donde hemos ido y no lo dejes levantarse.
- Si, ya lo sé - decía Koe que permanecía flotando a los pies de la cama en la posición del loto -. Tranquilízate Tsuzuki. Hisoka estará bien.
- Bien - musitó el shinigami.
Le dedicó una ultima mirada a su compañero y tras arroparlo salió.
- Koe lo cuidará bien - le aseguró Shuichi mientras seguía peleando con la cremallera -, si puede cuidar de mi puede con quien sea.
Tsuzuki rió y le dedicó una mirada de agradecimiento. Una vez en la entrada, se reunieron con Watari y los tres se dirigieron rumbo a la cueva.
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La luz de la luna menguante, a penas era suficiente para que pudieran saber por donde iban, aunque con la ayuda de la aguda visión de Tsuzuki, sabían que iban por buen camino.
- ¿Aun queda mucho? - preguntó Shuichi a punto de caer al suelo. Estaba reventado por semejante caminata ¿dónde diablos estaba esa maldita cueva?
- Ya no faltará demasiado - dijo Watari observando su plano con una linterna.
- A este ritmo amanecerá antes de que lleguemos - dijo Shuichi observando los números luminosos de su reloj, eran casi las cuatro y cuarto - y de día me cuesta más rastrear las energías negativas.
- Tranquilo, un poco más y llegamos - dijo Watari apartando unas ramas para poder pasar.
El bosque en verdad era espeso a esas alturas. Hacía mucho que habían dejado atrás el sendero que los excursionistas usaban para las excursiones y ahora todo era a trabes de la ladera. También hubieran podido ir por la carretera hasta el lugar en el que el autobús se estrelló, pero aquel punto era una pared de piedra prácticamente vertical. Así que no había más remedio que ir por allí.
Shuichi se detuvo tan de golpe que Tsuzuki por poco lo atropella.
- ¿Qué...?
- A la derecha - fue lo único que dijo el ex cantante antes de encaminarse hacia donde había dicho.
Tsuzuki y Watari intercambiaron una mirada de extrañeza y lo siguieron sin decir más. Tras apartar varias ramas y arbustos se encontraron ante la entrada de una cueva. Ante ella había un montón de astilladas tablas de madera que seguramente, durante un tiempo, ocultaron la entrada.
- Esta es la cueva - aseguró Shuichi.
- Pues, si. Tienes razón - dijo Watari tras mirar el mapa.
Los tres shinigamis se prepararon a entrar, con los sellos a mano y los sentidos agudizados se internaron en la oscuridad.
Dentro descubrieron que la cueva estaba compuesta por un largo corredor que olía a humedad y encierro. En ocasiones se hacía difícil respirar. Tras una media hora de camino llegaron al final del recorrido. El pasillo se abría en una gran "sala" sin más salida que la que habían utilizado para llegar. Varias estalactitas pendían del techo y las estalagmitas sobresalían entre las rocas del suelo. Justo en el centro, había un pequeño altar, antiguo y medio destruido, en el suelo varios pergaminos de conjuros yacían medio carbonizados.
- Aquí es donde estaba sellada - dijo Tsuzuki recogiendo uno de los sellos del suelo.
- Aun queda mucha energía de contención - dijo Shuichi pasando una mano por encima de las maderas del altar -, podría haber aguantado unas cuantas décadas más...
- ¿Podrás seguir su rastro desde aquí para localizar su escondite? - preguntó Watari tras examinar todo el lugar.
- Ahora ya no - dijo negando con la cabeza. Ante las cara de confusión de sus compañeros se explicó -. Está amaneciendo, las energías cambian con la salida y la puesta del sol. Digamos que se "trasforman". Si intento seguir el rastro lo perderé y durante el día es mucho más difícil rastrear algo así.
- Entonces lo mejor será esperar hasta esta noche - suspiró Watari, no le hacía gracia dejar a aquel ser suelto un día más, pero no había más opción.
- Regresemos a la cabaña - dijo Tsuzuki encaminándose a la salida.
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Hisoka parpadeó pesadamente. Se sentía como si le hubiera atropellado un camión. Se frotó los ojos ¿Cuánto habría dormido esta vez? Su récord de días seguidos dormido era de cinco, después de aquel caso con aquellos nigromantes. Lo dejaron hecho polvo. Detestaba la debilidad de su cuerpo. Pero era la única forma.
- ¡Ya despertaste! - dijo una vocecita a su lado. Al volverse se encontró con los ojos turquesa de Koe.
- ¿Cuánto he dormido? - preguntó incorporándose. Miró a su alrededor y vio por la ventana que apenas empezaba a clarear.
- Unas 12 horas.
- ¿Solo? - se extrañó el rubio.
- ¿Qué cuanto pensabas dormir? - dijo alegremente Koe.
- No, no es eso... pero normalmente tardo más en despertar después de un shock así.
- Vaya... - dijo sorprendida ante la información.
- ¿Y los demás?
- Salieron a investigar una pista, dijeron que no sabían cuando volverían, pero que no nos preocupáramos.
- ¿Por qué no esperaron a que despertara? - dijo Hisoka frunciendo el ceño.
- Dijeron que no sabían cuando despertarías y que estarías débil. Además a Shuichi le cuesta menos rastrear a los seres sobrenaturales de noche...
- Supongo que no quieren que les estorbe.
- No creo que sea eso lo que...
- Claro que sí, mírame - extendió los brazos a los lados -. Soy un mocoso que no levanta ni dos palmos ¿Qué podría hacer en caso de peligro? Nada.
- No digas eso Hisoka... - dijo Koe mirándolo duramente - ellos no piensan que seas un estorbo. Si lo pensaran te lo harían saber.
Hisoka parpadeó confundido ante la amargura que por un momento sintió en ella, sin embargo al momento volvió a sentir la misma calma infinita que siempre emanaba. Koe le recordaba a la lluvia. Tal vez por su poder sobre el líquido elemento... quien sabe.
- ¿Y a donde han ido exactamente?
- A investigar la cueva en la que estuvo sellada la No-mujer.
- ¿Quien?
- Ah, es cierto. Tú no escuchaste la historia.
Koe estuvo una hora larga contándole todo lo que había descubierto Watari sobre la leyenda que le había comentado Tsuzuki. Al terminar Hisoka meditaba. Así que aquel ser se aprovechaba de su instinto maternal para atraer a los niños. Era un buen cebo. Sobretodo teniendo en cuenta como se sentían los niños antes de desaparecer. La promesa de un amor incondicional era tentadora. Pero ¿un par de palabras amables bastarían para atraerlos a su trampa? Debía de haber algo más.
Pensó en ir a comentarle sus ideas cuando los otros regresaran, aunque tal vez no lo tomaran en cuenta... pensó con amargura. Por lo visto ellos solos se apañaban bien.
- Deberías desayunar - le sugirió Koe - te ves pálido.
- Supongo - murmuró con desgana Hisoka saliendo del cuarto.
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La vuelta fue más sencilla y rápida. Tan solo tuvieron que aparecerse, porque la cabaña era un lugar que ya conocían. En poco tiempo estaban plantados en medio del salón.
- ¡Ya hemos vuelto! - anunció Shuichi.
- Bienvenidos - dijo la voz de Hisoka desde la cocina.
- ¿Ya estás bien? - dijo con una mezcla de alegría y sorpresa su compañero.
- Si, esta vez me ha costado menos... - dijo llanamente sin mirarlos.
- Pero eso es muy raro -comentó Watari -, con ese cuerpo deberías de haber tardado el doble de lo normal en recuperarte...
- Supongo que así, ahora os molesto ¿no? - el tono de mosqueo en la voz del pequeño shinigami puso a todos en alerta.
- ¿Por qué dices eso Hisoka? - Tsuzuki se acercó con cautela para ver que le ocurría a su compañero. No pudo evitar estremecerse ante la mirada que le echó.
- Por nada - dijo girándole la cara mientras seguía almorzando.
Los otros tres no sabían que pensar o como reaccionar ¿qué mosca le había picado?
En aquel momento llamaron a la puerta.
- Voy yo - dijo Koe apareciendo de la nada y a medida que iba adoptando su forma corpórea, también adoptaba su disfraz - ¿quién es?
- Soy Nami - dijo una voz infantil desde fuera. Koe se apresuró a abrir.
Afuera estaban la pequeña Nami con una caja en brazos y Miwako, la encargado de la tienda de ultramarinos.
- Buenos días, siente venir tan temprano. Pero mi hermana me contó lo que pasó ayer en la plaza y veníamos a ver como se encontraba el pequeño.
- Ya estoy bien - dijo Hisoka acercándose -, gracias por preocuparos.
- ¿Le apetece desayunar con nosotros? - ofreció Tsuzuki con una sonrisa.
- Ya hemos desayunado - dijo Nami - Hisoka, Koe ¿venís a jugar?
- Hisoka no... - empezó a decir Tsuzuki.
- Claro que si - le cortó el rubio cogiendo a Koe de una mano y saliendo de la casa como una exhalación seguido de Nami. Los otros tres se quedaron bastante sorprendidos.
- Eh... ¡no os aleguéis mucho! - fue lo único que atinó a decir Watari.
- No se preocupen, mi hermana conoce bien la zona, no se perderán - Miwako les entregó la caja que Nami le había pasado antes de irse -. Es un regalo de parte de Nami para que Hisoka se ponga bien. Son galletas.
- Muchas gracias - aceptó Watari en su papel de padre del pequeño -, al menos aceptará que la invitemos a un té.
- Eso estaría bien.
Los cuatro se encaminaron a la mesa y se sentaron mientras Shuichi y Watari preparaban el té y algo para comer. Después de pasarse casi toda la noche de excursión por la montaña necesitaban alimentarse.
- ¿Crees que podríamos sacarle algo a la señorita Miwako sobre el asunto? - preguntó Shuichi en voz baja a su compañero.
- Tal vez. Después de todo es del pueblo.
Se sentaron a la mesa y empezaron hablando de temas triviales. Hasta que un comentario de Miwako les dio pie a preguntar lo que querían.
- Hacía mucho que Nami no estaba tan entusiasmada con otros niños, desde que desapareció Sanosuke...
- ¿Es uno de esos niños que su abuela dice que se ha llevado la No-mujer? - preguntó Tsuzuki.
- Así es -dijo con pesar -. Nami y él eran muy amigos, sintió mucho que su padre se lo llevara.
- ¿Su padre?
- La policía está segura de que fue él. No estaba pasando una buena racha: le habían despedido, se peleaba con su esposa a la mínima y encima Sanosuke tenía problemas en el colegio con sus compañeros.
- ¿Problemas? - preguntó Shuichi - ¿se metían con él?
- Algo así. Sanosuke es un buen chico, pero tiene el genio corto. Salta a la mínima que lo provocan. Una vez a un compañero que le tiró la comida al suelo para enfadarlo y terminó con la nariz rota. Pero según todos lo niños que estaban presentes. Sanosuke ni siquiera se le acercó. De algún modo le rompió la nariz, aunque nadie sabe como pudo hacerlo. Yo creo que su padre se hartó de su vida aquí y se marchó a otra ciudad con su hijo para iniciar una nueva vida.
Los shinigamis intercambiaron una rápida mirada. Seguramente estaba hablando de Sanosuke Himiya, uno de los chicos censados y desaparecidos. Según el dossier que Tatsumi les había dado con los datos de los niños. Sanosuke tenía telequinesis, podía mover objetos con la mente y en extremo concentrar su energía y lanzarla como un golpe invisible.
Aquel era el perfil de los desaparecidos: niños difíciles en situaciones familiares precarias. A nadie les extrañaba demasiado sus desapariciones.
- ¡Kyaaaaaaaah!
El grito en el exterior sobresaltó a todos y corrieron fuera a ver que ocurría. Nada más salir vieron a Nami corriendo hacia ellos.
- ¡Hermana¡hermana!
- Nami, cálmate ¿que ocurre?
- Hiso... Hisoka...
- ¿Qué le ha pasado a Hisoka? - preguntó Tsuzuki mirando a la niña directamente a los ojos. No era necesario ser empata para ver lo asustada que estaba.
- Se lo ha llevado. La No-mujer se lo ha llevado.
CONTINUARÁ...
Y otro capítulo más ja jaja... Soy mala, lo sé :P pero así seguro que el próximo lo leeis.
Agradezco los reviws de Dark-san86 y Elanor Blackriver (sois las únicas que os dignais a dejarme un reviw T.T) y respecto al fic de Blue Wing, prometo que la semana que viene subo un capi.
Para terminar diré que he empezado a subir un fic de Harry Potter ¡el primero en esta sección XD! serán una serie de Songfic. espero que le echeis un vistazo.
Ja ne!
