By Tenshi Lain
Notas en tinta azulada:
Los personajes de Yami no Matsuei son de Yoko Matsushita y los de Gravitation de Maki Murakami (aunque en esta parte solo aparecerá Shuichi y como mucho mencionaré a los demás) Todos lo demás son MÍOS XD
Esta historia contiene Shonen Ai(chicoxchico), además es un Crossover.
Cap. 13
La primavera parecía haberse adelantado ese año. A finales de febrero los días ya se mostraban más cálidos de lo normal.
Shuichi miraba distraídamente a través de la ventana desde el despacho. Parecía mentira que ya llevara 5 meses trabajando en Kinki. Que rápido pasaba el tiempo. O tal vez fuera simplemente que había estado tan ocupado que no se había percatado del pasar de los días. Desde luego allí no había tiempo para aburrirse; si no estabas con un caso, estabas con el papeleo y si no, batallando en cualquiera de las locuras que se le ocurrían a Watari.
El científico siempre buscaba la forma de probar en alguien sus pociones e inventos y generalmente el "sujeto de prueba" no tenía ni idea de que lo era. Casi siempre conseguía enredar a Tsuzuki o a él mismo, y luego ambos shinigamis de ojos violetas tenían que aguantar las broncas de Tatsumi, el jefe Konoe y/o Hisoka. Shuichi aun no sabía cual daba más miedo.
- ¿Qué miras con tanto interés? - preguntó Koe recargándose en su espalda y apoyando la barbilla en su hombro.
- Nada - contestó Shuichi con una sonrisa -, solo pensaba ¿Querías algo?
- Esconderme de Watari - dijo llanamente flotando delante de él.
- ¿Otra vez intenta someterte a estudio? - rió Shuichi.
- Es que se pone muy pesado... ¿para que me pregunta tanto? Mi historial lo tiene Tatsumi, que se lo pida y en paz.
- ¿Por qué te molesta tanto que te pregunten por tu pasado? - preguntó Shuichi. Nunca había entendido la reticencia de su pequeña espíritu acompañante con el tema.
- Porque no hay mucho que contar y cansa repetir lo mismo siempre.
- Ya... - dijo Shuichi revolviéndole el pelo.
En ese momento entró Hisoka, parecía algo nervioso.
- Buenos días Hisoka - saludó Koe alegremente.
- Hola - dijo secamente.
- Uy, alguien se ha levantado con el pie izquierdo - se medio burló Shuichi, pero al ver la mirada de hielo que le dirigió, se le borró la sonrisa.
- ¿Te duele algo? - preguntó Koe preocupada.
- No es nada, simplemente... tengo un mal presentimiento...
Shuichi y Koe se miraron y se encogieron de hombros. Hisoka se puso a trabajar en el informe que tenía a medias ignorando todo lo que ocurría a su alrededor. Hasta que una mano se posó en su frente.
- ¿Hisoka te encuentras bien? - al levantar el rostro se encontró con la mirada llena de preocupación de su compañero.
- Si, perfectamente - dijo algo rudo mientras apartaba la mano de Tsuzuki.
- ¿Seguro? Te veo un poco pálido ¿has desayunado? - por su tono parecía una medre riñendo a su hijo por no comerse la verdura.
- ¿Por qué siempre me preguntas lo mismo?
- Porque generalmente es la causa de que te sientas débil. Puede que estemos muertos, pero necesitamos alimentarnos...
- Eso ya lo sé, pesado - la paciencia de Hisoka llegaba al límite.
- Hisoka dice que tiene un mal presentimiento - informó Koe. Ahora fue ella la que se ganó una mirada de reproche del rubio.
- ¿En serio? - se sorprendió Tsuzuki.
- Dejadlo ya, no me pasa nada, solo...
El chico se quedó callado tremendamente pálido. Los otros tres lo miraron preocupados.
- ¿Hisoka? - llamó Shuichi preocupado.
- Por favor no... - musitó el rubio girando lentamente la cabeza hacia la puerta.
Al instante se abrió de golpe con gran estruendo revelando la figura de dos chicas vestidas de idéntica manera.
- ¡Hola a todos! - corearon.
- ¡Saya¡Yuma! - dijo Tsuzuki con una gran sonrisa, al ver a las locas responsables del área 9.
- ¡Tsuzukito! - dijeron antes de lanzarse sobre él - ¡cuánto tiempo¿cómo has estado¿Qué tal por aquí¿nos has extrañado?
Antes de que el moreno pudiera contestar a ninguna pregunta, las dos chicas se fijaron en cierto pelirrojo que sonreía sentado sobre su mesa.
- ¡Shu-chan¡Koe! - e imitaron el ataque placage que le hicieron a Tsuzuki con ellos dos.
- ¿Pero que hacéis aquí? - dijo alegremente Shuichi al ver a sus viejas amigas de Hokkaido.
- Teníamos que venir a recoger unos informes y ya de paso a hacer la visita - dijo Saya.
- De camino pasamos por Tohoku y Nintaro nos dijo que te habían trasladado a Kinki - dijo Yuma.
- Te manda muchos recuerdos a ti y a Koe.
- ¿Y como está él? - se interesó Shuichi por su ex compañero.
- Muy bien ¿A que no sabes que!
- ¿Qué? - preguntó intrigado ante el énfasis de las chicas.
- ¡Por fin consiguió una cita con Niima! - dijeron a coro con los ojos cerrados.
- ¡Eso es increíble! Tanto esfuerzo ha merecido la pena - los tres rieron ampliamente.
Tsuzuki observaba la escena divertido, se veía que había buen rollo entre ellos. Eso estaba bien, el trabajo se hace mejor cuando todos están a buenas.
- Hisoka ¿dónde vas? - preguntó inocentemente Koe, llamando así la atención de las dos shinigamis (justamente lo que él no quería).
- Yo solo... - antes de poder terminar la frase (empezarla más bien), ya tenía a Saya y Yuma encima.
- ¡Hisokita cuanto tiempo! - dijo Saya.
- ¿A que no sabes que? - preguntó Yuma con una gran sonrisa.
- ¡Te hemos traído un regalito!
Y de la nada sacaron un primoroso vestido lleno de puntillas, encajes y lazos en colores pastel. Hisoka quedó en shock ¿a caso los diseñadores de Pink House no tenían límite en cuanto horteras?
- ¿Qué te parece¿verdad que es bonito?
- Precioso - dijo sarcástico intentando alcanzar la puerta, pero fue atrapado por un par de manos.
- Pues puesto seguro que queda mejor.
- ¡No pienso ponerme eso! - gritó mirándolas con su mirada más amenazadora.
- Oh, vamos... permitiste que Wakaba te pusiera esto ¿por que no nuestro vestido?
Hisoka abrió mucho los ojos al ver la foto que Yuma le mostraba. En ella aparecía él con su aspecto de niño vestido con uno de los tantos conjuntos que Wakaba le había hecho ponerse durante su breve "retorno a la infancia".
- ¿De donde la has sacado? - preguntó Shuichi sorprendido.
- Wakaba nos la envió como regalo de Navidad - dijo alegremente Saya.
- ¿Me estáis diciendo que Wakaba se dedica a repartir fotos mías por toda la división? - dijo con tono peligroso.
- No creo - se apresuró a decir Yuma al detectar el peligro.
- Tendré una buena charla con ella cuando regrese de su caso - dijo Hisoka con los ojos entornados y haciendo crujir los nudillos.
- No deberíais haberle enseñado eso - negó Koe. Después se acercó al vestido y lo alzó -. Chicas, si Hisoka no se lo quiero poner ¿me lo puedo probar yo?
- ¡Claro que si! - dijeron las dos entusiasmadas mientras salían de allí charlando con Koe.
- ¿Sería por esto tu mal presentimiento? - preguntó Shuichi.
- Sin duda - dijo Hisoka resoplando -. Me pregunto a quien más le habrá dado fotos mías.
- No creo que a nadie más... ¿Quién querría algo así? - intentó animarle Shuichi - ¿Vienes a ver como le queda el traje a Koe?
- ¿Cómo puedes dejar a tu espíritu acompañante en manos de esas psicópatas¿Qué clase de amo eres?
- O es ella o soy yo... - dijo con una sonrisa triste mientras los dos salían del despacho.
Tsuzuki se acercó a su mesa para guardar unos documentos. Sonrió al abrir el cajón. Dentro reinaba el caos absoluto: bolígrafos sin tinta mezclados con otros que funcionaban. Clips, chinchetas, chicles, grapadoras, papelitos con anotaciones, caramelos... y al fondo una tarjeta de Navidad. Al abrirla pudo ver una fotografía en la que estaba Hisoka con su aspecto infantil, sentado en un sillón leyendo un libro casi tan grande como él. Desde luego el regalo de Wakaba había sido el mejor que le habían hecho ese año.
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- Gira para que te vea - pidió Saya.
Koe obedientemente giró sobre si misma mostrando lo bien que le quedaba. Una gran sonrisa adornaba su rostro, le encantaba jugar a disfrazarse. Su cabello ahora rubio y rizado la hacía parecer una de aquellas muñecas de porcelana antiguas.
- Estas preciosa - decía Yuma encantada con el resultado - ¿verdad que si?
- Ya lo creo - sonrió Tsuzuki. Shuichi se limitó a sonreír y Hisoka bufó deseando poder irse antes de que decidieran cambiar de modelo.
- Me gusta el vuelo que tiene - dijo Koe acomodándose la falda -, es como el que te pusiste tú aquella vez ¿recuerdas? - le preguntó a Shuichi.
El susodicho se puso colorado, Hisoka y Tsuzuki lo observaron entre curiosos e incrédulos.
- Pero aquel era más ceñido - apuntó Saya arreglando uno de los tirabuzones de Koe.
- ¿Dejaste que te pusieran un vestido? - preguntó Tsuzuki sorprendido.
- Bueno, era parte de un caso - dijo sin mirarle a la cara y con las mejillas totalmente sonrojadas.
- ¡Menudo caso! - rió Koe - ¿recuerdas a aquel motorista que te tiraba los tejos?
- ¡Koe! - dijo Shuichi aun más rojo en un vano intento por que su espíritu acompañante cerrara la boca. Pero Saya, Yuma y Tsuzuki no iban a dejar las cosas así.
- Nosotras no sabíamos de ese motorista... - comentó Yuma.
- Cuenta, cuenta... - decía Saya, mientras Tsuzuki se sentaba más cerca para escuchar lleno de curiosidad.
--------flashback---------
A Nintaro y a Shuichi les habían encargado un caso sencillo: encontrar a un fantasma que se dedicaba a espantar a las personas que pasaban por delante de un viejo edificio en el centro.
El fantasma en cuestión parecía estar especializado en jovencitas que regresaban del ciclo nocturno en el instituto que había cerca. Todas ellas sentían una presencia, luego unos pasos pero por más que miraban no veían nada, luego un murmullo ininteligible, una mano fría rodeándoles la nuca... y la inconsciencia.
Las chicas se despertaban una hora más tarde, tremendamente fatigadas y con una extraña marca en el centro de la espalda. La cosa no hubiera pasado a manos del ministerio, de no ser porque la falta de energía que experimentaban, era debido a la extracción de una pequeña parte de su esencia vital. Además de que la última de las víctimas, una chica que siempre había estado muy delicada de salud, no había despertado hasta una semana después del incidente.
Eso ya era para preocupar, el ministerio no podía permitirse que la próxima víctima estuviera en coma indefinidamente.
Por eso el jefe mandó llamar a Nintaro y a Shuichi.
- Pero ¿cómo se supone que vamos a hacer esto? - preguntó Nintaro rascándose la nuca tras leer el informe - ¿no esconderemos en el callejón y vigilaremos a todas las chicas que pasen?
- Antes de poder descubrir nada nos tacharán de pervertidos... y llamarán a la policía... y nos perseguirán... y si nos pillan nos meterán en la cárcel... y cuando comprueben nuestras identidades ¿cómo vamos a explicar quie...? - decía Shuichi sin parar a respirar siquiera.
- Niwa - le cortó el jefe ya cansado de su perorata.
- Perdón - se disculpó.
- Necesitaremos un cebo ¿cierto? - dijo Nintaro.
- Así es.
- ¿Tendré que llevar uniforme de marinera? - preguntó Koe ilusionada. Siempre había querido llevar esa ropa.
- Pero será muy raro ver pasar tantas veces a la misma chica - apuntó Shuichi -, aunque varíe su peinado...
- Por eso hemos pedido ayuda al departamento Toshi - tras decir esto la puerta se abrió y aparecieron Saya y Yuma.
- ¡Hola ¿cómo va todo! - saludaron a la vez.
- Las señoritas Fukiya y Torii nos ayudaran a atrapar a nuestro ladrón de esencia. Ya han trabajado conjuntamente antes así que no deberían tener problemas de convivencia. Buena suerte.
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El grupo se instaló en un pequeño piso cercano al "punto Z" (como lo denominaban) y empezaron a decidir los pasos a seguir.
- Las chicas que viven en este barrio - dijo Nintaro señalando un punto en el callejero que tenían sobre la mesa - tienen que pasar por esta calle entre las diez y las doce de la noche. Aquí empieza la calle y unos diez metros más abajo, es donde caen inconscientes.
- Es decir que la sustracción de energía se hace en algún punto entre aquí y aquí - finalizó Shuichi.
- Haremos varios pases - siguió Nintaro -. Primero pasará Koe, luego Saya, después otra vez Koe y finalmente Yuma. Si en ninguno de estas veces ocurre nada Koe tendrá que volver a pasar. También tendremos que estar alerta por el resto de chicas que pasen por allí.
- Muy bien ¡vamos a por los trajes! Koe tiene que tener varias opciones.
Las tres chicas del grupo se pasaron buena parte de la tarde eligiendo modelitos mientras los otros dos se encargaban de concretar detalles.
- ¿Y este que tal? - dijo alegremente Koe mostrándoles el decimocuarto modelito. La pequeña estaba encantada con aquel pase de modelos improvisado.
- Perfecto, igual que los otros - dijo Nintaro ya cansado -. Solo lo vas a llevar puesto media hora. Elige el que sea...
- Que aburrido eres... - le dijo Saya asomándose con un vestido verde lima muy llamativo - ¡Deja que la niña se divierta!
- Solo es una misión - replicó Shuichi.
- Que sí, que si - dijo desentendiéndose mientras volvían a entrar al cuarto.
Shuichi y Nintaro se miraron y tras un suspiro de cansancio, volvieron a centrarse en sus documentos.
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A las diez menos cuarto, todos estaban en posición. Shuichi instalado al principio de la calle y Nintaro al final. Los alumnos pasaron muy seguidos durante unos momentos y después solo pequeños grupos, parejas y finalmente solitarios alumnos sumidos en sus cavilaciones. Shuichi se alegraba de no haber asistido nunca al turno de tarde en el instituto.
Al cabo de unos minutos en los que no había pasado ningún alumno más, Koe hizo su aparición, su cabello rubio liso y el uniforme perfectamente arreglado, hizo que Shuichi recordara a aquellas niñas bien que solían ir a su clase: cursis, pijas y repipis. Nada que ver con Koe, pero pasaba.
La pequeña ente pasó por delante de su posición sin dar señales de reconocerle y enfiló calle abajo. Shuichi iba contando mentalmente, un metro... dos metros... tres metros... cinco metros... ocho metros... diez metros... había salido de la hora de peligro. Respiró aliviado al ver que no le había pasado nada.
Cinco minutos después pasaron dos chicas riendo escandalosamente, por lo que Shuichi alcanzó a oír alguien se había caído vestido a al piscina delante de la chica que le gustaba...
A las diez y media pasó Saya. Vestía de forma parecido a Koe, por su carácter, siempre había sido la más recatada de las encargadas del área 9, pero eso no quitaba que de vez en cuando tuviera sus salidas. La shinigami, pasó sin problemas la zona Z. Un par de solitarias chicas pasaron antes del siguiente turno de Koe.
Shuichi bostezó. Le aburrían aquellas guardias. La siguiente vez que su espíritu acompañante pasó, por poco no la reconoce. Ahora su cabello era negro, corto y con las puntas rojas. Su uniforme iba algo más "suelto", de forma que le daba un aire de rebelde sin causa. Parecía que iba escuchando música por la forma en la que movía la cabeza. El pelirrojo no pudo evitar sonreír ante sus fachas.
Ya eran casi las once y media, Yuma estaba apunto de pasar y Shuichi ya estaba desesperado de estar plantado sin hacer nada. La shinigami de cabellos cortos caminaba resuelta con una bolsa de deportes al hombro mientras mascaba chicle.
Shuichi la observaba caminar casi sin ganas cuando de pronto algo pasó. Una niebla espesa envolvió a la castaña por unos segundos. Shuichi salió corriendo para ayudar a su amiga, pero cuando la alcanzó la niebla se había despejado y Yuma caía al suelo inconsciente.
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- ¡Mi cabeza me va a estayaaaaar...! - se lamentaba Yuma lastimeramente cubriéndose los ojos con una mano.
Habían regresado al piso nada más recoger a la castaña del suelo y la habían estado velando hasta que se despertó con un tremendo dolor de cabeza y desorientada.
- Ni la peor de las resacas me ha causado esto... - se lamentaba mientras Saya le acercaba un vaso con leche tibia y aspirinas.
- Tranquila, pronto pasará.
- Y para colmo se nos ha escapado - se lamentó Koe.
Shuichi agachó la cabeza sin decir nada. Se sentía culpable. El estaba más cerca de ella que Nintaro y no había podido hacer nada. Era frustrante y se sentía enfadado consigo mismo.
- Tendremos que volver a probar esta noche - suspiró el ex bombero resignado.
- Pero Yuma no está en condiciones y Koe no puede ser tanta gente a la vez... - intervino Saya.
Nintaro se rascó la cabeza estaba frustrado con aquel caso. Por más que habían rastreado el barrio no habían hallado inicios de fuentes de energía anormales y cuando apareció la niebla tampoco pudo rastrear su origen. Tenían que coger al ladrón en fragante delito.
Observó los rostros abatidos de los presentes, en especial el de Shuichi. Seguramente se culpaba por lo ocurrido... en ese momento se le ocurrió algo.
- Lo único que podemos hacer es buscar una sustituta para Yuma.
- ¿A quien? - dijo Koe desconcertada - si tuvimos que pedir su ayuda porque en Heizei no había nadie...
pero al ver la mirada de gato comprendió se volvió hacia Shuichi con una sonrisa ala vez que las dos shinigamis. Cuando Shuichi se sintió observado levantó la cabeza y se estremeció al ver las caras sonrientes de sus compañeros.
- ¿Qué pasa?
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- Esto es estúpido ¡No va a colar¡es... es...!
- Es lo único que podemos hacer - atajó Yuma desde el futón en el que había pasado el día durmiendo, aun no conseguía recuperarse -. Además, tampoco está tan mal...
- No, no lo está... - replicó irritado Shuichi sacudiéndose las puntillas de las mangas.
Aun no sabía como demonios había acabado embutido en aquel vestido, no se lo explicaba. Panda de manipuladores... habían aprovechado el hecho de que se sentía culpable por lo de Yuma para enredarlo y ahora él tendría que hacer de cebo.
Y allí estaba con un vestido por demás cursi ¿de donde sacarían las chicas aquellos trapos?
- No está tan mal - le dijo Koe -, además con esa cara nadie distinguiría si eres chico o chica.
- ¿Qué pasa con mi cara? - preguntó llevándose las manos al rostro.
- Pues que es demasiado andrógina - dijo Nintaro.
- Pero en este caso es una ventaja - dijo Saya mientras acababa de maquillarse -. Muy bien ¡Vamos a por la segunda ronda!
- ¡Siiii! - corearon todos entusiasmados. Shuichi se limitó a suspirar resignado.
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Shuichi aguardó en posición a que llegara su turno para bajar por la calle. Saya había emprendido el camino hacía unos minutos y ahora estaban esperando.
- Parece que ha pasado bien - comentó Shuichi al verla desaparecer calle abajo. Estaba sentado en una barandilla que separaba la acera de la calzada.
- Dentro de un rato voy yo - dijo Koe con decisión. Ella permanecía de pie ante él.
- ¿Me vas a dejar solo? - remugó Shuichi poniendo carita de pena y pareciendo aun más una niña desvalida. Koe rió.
- No te preocupes, en cuanto doble la esquina volveré de inmediato...
- ¡Ey guapas! - dijo una voz arrogante. Al volverse vieron a un robusto motorista montado en una flamante Harlley - ¿Qué hacéis ahí tan solas?
- Nada que te interese - le espetó Shuichi volviéndole la cara. Odiaba a aquellos babosos.
- Uy, una gatita con garras - dijo con guasa acercándose -, me gusta.
- Oye mira... - dijo Shuichi dispuesto a decirle de todo menos bonito. Pero el desconocido no le dejó.
- Vamos, vamos. Nos podemos divertir.
Shuichi ya estaba por quebrarle el cráneo cuando sintió como Koe apoyaba su codo en su hombro y encaraba al motorista.
- Mira, ya te hemos dicho que no, además no te conviene juntarte con nosotras.
- ¿Y eso por qué fiera? - dijo con tono seductor acercándole el rostro.
Koe sonrió, cerró los ojos y al volverlos a abrir rebeló que habían adoptado su verdadera apariencia. El motorista se puso pálido ante aquello. Arrancó la moto y salió escopetado.
- Buen trabajo - felicitó Shuichi.
- A su servicio amo - dijo con tono de guasa -. Bueno voy tirando ¡estate alerta!
Shuichi asintió y despidió a su espíritu acompañante, rezando par que no apareciera otro moscón motorizado.
Koe también pasó como si nada, pero antes de que la pequeña regresara, Shuichi vio como otra chica cruzaba por allí con paso rápido y mirando su reloj. Al parecer tenía prisa.
Y de pronto ocurrió, aquella niebla aparecida de la nada empezó a rodearla. Shuichi reaccionó de inmediato esta vez y sujetándose el bajo de la falda para no tropezar, corrió hacia ella.
- ¡Quítate de ahí! - le gritó.
La chica se volvió asustada ante el grito, pero antes de poder reaccionar de otra forma Shuichi le dio un empujón y la sacó del alcance del ladrón de esencias.
- ¡Shuichi! - llamó Nintaro apartando a un lado a la desconcertada chica.
La niebla no tardó en rodear a Shuichi pero esta vez fue diferente. El shinigami consiguió controlar aquella esencia de vacía cuya única función era absorber energía de otras personas. Con la rápida intervención de Nintaro crearon un sello a su alrededor y lo dejaron aprisionado.
La muchacha calló desmayada ante la impresión. Cuando despertara creería que todo había sido un sueño. Las shinigamis se apresuraron a llegar con sus compañeros.
- ¿Estáis bien? - preguntó Saya.
- De primera contestó Shuichi sin modificar la postura de sus manos, ya que de hacer la barrera caería.
Dentro de la pared de energía una silueta informe de un extraño gris verdoso se retorcía intentando escapar.
- ¿Quién eres? - preguntó Nintaro con voz seca y algo autoritaria para hacerse respetar.
- Comer... - susurró con voz de ultratumba el espectro.
- ¿Quién eres? - repitió.
- Comer... - el susurro ahora parecía lastimero.
- Parece un espíritu anclado - comentó Saya rodeando la barrera para estudiar mejor a la criatura.
- Comer... - lloriqueó y al momento la informe figura adoptó la forma de una chica de al parecer 17 años, pero su aspecto estaba demacrado, no tenía carne sobre los huesos y la piel tirante delineaba perfectamente los rasgos de su esqueleto, mientras el pelo lacio y grasiento caía cubriendo los hundidos ojos anegados en lágrimas. Sus manos huesudas se extendían ante ella como pidiendo - comer...
- Hay que exorcizarla - dijo Nintaro algo más blando ante la desesperación del fantasma.
Saya asintió. Se colocó en frente de Shuichi y empezó a recitar los salmos de salvación. El fantasma seguía llorando desconsolado, pero poco a poco se fue serenando y finalmente desapareció al ascender a los cielos.
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- Resultó que en vida aquella chica había sido anoréxica - concluyó Shuichi -. Estaba tan obsesionada por perder peso para parecerse a sus compañeras de clase, que finalmente se consumió y falleció. Pero su fantasma, al descubrir que ya no podía adelgazar más para parecerse a las otras chicas, decidió que la única forma de llegar a ser como ellas era quitándoles parte de su vida.
- Por eso solo atacaba a chicas de instituto - dijo Saya - al consumir su energía se sentía como ellas por un tiempo.
- Menudo caso - dijo Tsuzuki recargándose en la pared -, desde luego tuviste una buena instrucción.
- Ya lo creo - sonrió Shuichi con nostalgia.
- En fin - dijo Yuma sacando un nuevo vestido aun más ñoño que el anterior - ¿algún voluntario?
Antes de que pudiera acabar la pregunta Hisoka y Shuichi habían salido corriendo rumbo a quien sabe donde.
CONTINUARÁ...
Para quien las pedías... ¡Aquí están Saya y Yuma¡Las más locas shinigamis XD! Recuerdo que alguien me preguntó por los trabajas de "Cebo" que hacía Koe, aquí tenéis uno :P
Recordad que no continuaré "Después del adiós" hasta que termine este y lo siento mucho, pero no tengo planeado sacar a Yuki en esta parte de la historia. Lo siento.
Agradezco los reviws de: Dark-san86, Elanor Blackriver, AISHITERU-SHUICHI, Cyrana Ann y hikaru yuy.
Ja ne!
