Mi vida como Shinigami

By Tenshi Lain

Notas en tinta azulada:

Los personajes de Yami no Matsuei son de Yoko Matsushita y los de Gravitation de Maki Murakami (aunque en esta parte solo aparecerá Shuichi y como mucho mencionaré a los demás) Todos lo demás son MÍOS XD

Esta historia contiene Shonen Ai(chicoxchico), además es un Crossover.

¡IMPORTANTE!

A PARTIR DE ESTE CAPÍTULO Y MÁS O MENOS HASTA EL 20, VOY A HABLAR SOBRE ALGO QUE 'NO' APARECE EN EL ÁNIME: El Reino de las Ilusiones (el lugar donde habitan los Dioses Ceremoniales o Shikigamis si preferís). Si solo conocéis el anime o si estáis leyendo el manga pero todavía no habéis llagado al tomo 9¡TENED CUIDADO!

Cap. 16

A aquellas horas de la mañana, casi todos los integrantes de la sección de citaciones estaban fuera almorzando. O casi todos... Hisoka estaba junto a la fotocopiadora intentando que funcionara de una maldita vez. Se había tragado el informe y no había forma de sacarlo.

- ¡Aquí está el técnico! - dijo alegremente Watari apareciendo con una caja de herramientas.

- ¡Y su ayudante! - exclamó Koe flotando detrás de él. Vestía sus habituales pantalones verdes y sus botas altas, pero llevaba puesta una camiseta blanca de tirantes que le cubría hasta más abajo de la cintura y una pañoleta roja en la cabeza.

- ¿Dónde está mi paciente? - preguntó Watari con tono cantarín acuclillándose ante al fotocopiadora y Hisoka podría haber jurado ver un corazoncito flotando al final de la frase.

- Estoy harto de este trasto - refunfuñó Hisoka hastiado.

- Puedes ir mientras tanto a la del piso de arriba... - le sugirió Watari distraídamente.

- Esa estará ocupada... siempre lo está.

- Pues si esperas un rato... Koe, destornillador - pidió el chico de ojos ámbar como si fuera un médico en medio de una delicada operación neuronal.

- Destornillador - dijo la pequeña Ente dándoselo.

- ¿Watari estás ahí? - llamó Terazuma asomándose por encima de su escritorio repleto de expedientes y documentos.

- ¡Si! - dijo con la cabeza metida dentro de la carcasa de la fotocopiadora.

- Cuando puedas ven y échale un vistazo a este ordenador.

- ¿Qué...¡Auch! - se quejó el científico al darse un coscorrón en la máquina al intentar sacar la cabeza de golpe.

- ¿Estás bien? - preguntó Koe viendo el palpitante chichón.

- Siii... - dijo lastimeramente con lagrimitas en los ojos. Después se dio la vuelta y encaró a Terazuma con el ceño fruncido - ¿Qué le has hecho ahora?

- Yo nada - se defendió el ex-detective -, no hace más que quedarse colgado y ahora toda la pantalla se ha llenado de nieve estática.

- ¿Nieve es...¡Eso es imposible! - reclamó Watari dejando de lado la fotocopiadora (para disgusto de Hisoka) y acercándose a ver - es un ordenador, no un televisor ¡NO puede llenarse de nieve estática!

Pero así era. La pantalla estaba saturada de puntitos negros y blancos. Como cuando se pierde la transmisión de un canal. Watari se disponía a desconectar el ordenador y llevárselo a su laboratorio para examinarlo con calma, cuando de pronto una fuerte luz salió de su pantalla cegándolos a todos.

- ¿Pero que demonios...? - rugió Terazuma intentando recuperarse de la repentina ceguera.

Cuando por fin consiguieron enfocar los ojos todos se quedaron en silencio. En el centro de la sala se alzaban dos duendes Tengu. Ataviados con sus ropajes ceremoniales y su verdadero aspecto de cuervos humanoides. Francamente aterradores.

- ¿Son Kotarô y Kojirô? - preguntó Watari aun desconcertado.

- No... no lo son - contestó Terazuma frunciendo el ceño - ¿Quienes sois vosotros?

- Los guardianes del portón de Soryu - dijeron con voz gangosa y sobrenatural -, dios del viento y del Este.

Hisoka sintió como Koe se escondía tras él aferrándose a su camisa con fuerza. Y por primera vez percibió algo en Koe: Miedo... mucho miedo... un miedo profundo y visceral.

- ¿Qué hacéis aquí? Nadie os ha invocado - siguió preguntando Terazuma.

- No nos trae aquí una invocación del sacerdote encargado del portón - dijo uno de ellos blandiendo una larga vara de madera.

- Venimos por orden del Dios protector del portón - siguió el otro señalando de forma amenazadora a Koe con su bastón -, para llevar de regreso a la traidora.

Koe se encogió y Hisoka extendió un brazo para impedirles que se acercaran a la pequeña.

- Aquí nadie se va a llevar a nadie - dijo tajante Terazuma, mientras Watari garabateaba algo en un papel y después lo arrojaba al pasillo hecho una bola.

- No intervengáis shinigamis - advirtió uno de los duendes -, esto nada tiene que ver con vosotros.

- Koe es el espíritu acompañante de mi compañero - saltó Watari -, por supuesto que tiene que ver conmigo.

- Poco nos importa eso...

- Tenemos ordenes que cumplir...

- Ella vendrá con nosotros.

Y antes de que ninguno pudiera hacer nada, los dos se lanzaron a por Koe. Hisoka la cogió en brazos en un acto reflejo e intentó sacarla de allí tan rápido como pudiera. Terazuma y Watari intentaron detener su avance, pero fueron aventados contra la pared con pasmosa facilidad.

Hisoka y Koe salieron al pasillo en busca de ayuda. Sintiendo como los dos guardianes les seguían de cerca.

- ¡Tsuzuki¡Shuichi! - gritó Hisoka en cuanto llegaron a las escaleras - ¿dónde demonios están cuando los necesitas?

Pero no tuvo tiempo de bajar siquiera el primer tramo cuando uno de los duendes Tengu se interpuso en su camino cortándole la bajada.

- Shinigami, no tenemos nada contra ti - dijo el otro colocado en la parte alta de las escaleras -. Entréganosla y nos marcharemos.

- De eso ni hablar - siseó Hisoka abrazando fuerte a Koe en sus brazos. El pánico de Koe cada vez lo tenía más atormentado. Nunca antes había sentido algo así de intenso proveniente de la pequeña.

- ¡KOE! - el grito que se escuchó desde abajo hizo que todos se asomaran por el hueco de la escalera.

- ¡Shuichi! - llamó Koe con una sonrisa de alivio al ver a su amo aparecer.

Justo detrás del pelirrojo venían Tsuzuki y Wakaba. Esta última llevaba en las manos el papel que Watari había tirado hacía unos momentos al pasillo.

- ¿Qué está pasando aquí? - preguntó Tsuzuki preocupado al ver a su compañero acorralado por los duendes Tengu mientras este aferraba a Koe en sus brazos como si temiera que se la fueran a robar.

- ¡Se quieren llevar a Koe! - gritó el rubio sin perder de vista a los dos guardianes en ningún momento.

- ¿Qué? - dijo Tsuzuki sorprendido.

- ¿Por qué? - exigió Shuichi.

- Órdenes del señor del portón del Este - dijo llanamente el duende que estaba más arriba en las escaleras.

- ¿Soryu? - preguntó Tsuzuki desconcertado. Shuichi no entendía muy bien de quien hablaban, pero desde luego que no se iban a llevar a Koe.

Buscó los puntos energéticos que solían estar en letargo en esa parte del Ministerio y los invocó para que se atravesaran en el camino de los duendes. Estos parecieron desconcertados por unos instantes, lo cual aprovechó Hisoka para saltar al hueco de las escaleras y levitar hasta reunirse con los demás. Tsuzuki extendió los brazos y recibió a Hisoka en ellos.

- ¿Estáis bien? - preguntó angustiado.

- Sí - dijo Hisoka mientras Koe se revolvía en sus brazos para buscar a su amo.

Shuichi permanecía en el suelo de la planta baja dirigiendo la fuerza oculta del lugar para mantener a raya a los Tengu, pero estos consiguieron deshacerse de la prisión de energía y alcanzar a Shuichi, el cual cayó fulminado por la fuerza del impacto.

- ¡SHUICHI! - gritó Koe escapando del abrazo de Hisoka y volando hacia su amo con lágrimas en los ojos. Pero antes de poder alcanzarle. Sintió que la cogían fuerte por la cintura. Al mirar hacia atrás se encontró con unos pétreos y fríos ojos negros como la noche.

- Ya es suficiente, nos vamos ya.

- ¡NO! - Koe se debatía con todas su fuerzas - ¡Shuichi¡Shuichi!

- ¡Parad! - gritó Wakaba.

- Lo sentimos sacerdotisa - dijo el Tengu que no sostenía a Koe -, pero vos sois la encargada del Portón de Suzaku. No tenemos ninguna obligación de obedeceros.

Los dos agitaron sus alas y empezaron a ascender ignorando las protestas de los shinigamis.

- ¡No¡parad!

- ¡Soltadla!

- ¡Koe!

Shuichi subió flotando por el hueco de la escalera hasta el piso en donde estaba la sección de citaciones. Corrió por el pasillo como alma que lleva el diablo intentando alcanzarles.

Cuando llegó ante la puerta del despacho los vio de pie ante el ordenador de Terazuma. Todo ocurrió en a penas un segundo. Los duendes Tengu cruzaron sus callados, Koe clavó sus acuosas turquesas en las amatistas de Shuichi a la vez que tendía una mano intentando alcanzarlo. Shuichi corrió hacia ella intentando cogerla, pero los tres se desvanecieron cuando sus dedos estuvieron a punto de rozarse.

El silencio se hacía ensordecedor. Sus ojos seguían fijos en el punto exacto en el que había estado Koe... si solo hubiera estirado un poco más el brazo...

- Shuichi - llamó Watari con voz suave, pero Shuichi no contestaba.

- Está en shock - dijo Hisoka -, sus emociones están bloqueadas. Saltarán de golpe...

Tsuzuki se acercó despacio y lo llamó en voz baja y dulce mientras le ponía una mano en el hombro. Pero el pelirrojo parecía no escuchar.

- Shuichi... - intentó de nuevo moviendo su hombro. Shuichi parpadeó un par de veces y lentamente fijó sus ojos en los que casi eran como los suyos.

- Koe... ¿por qué...?

Y sin más calló inconsciente en brazos de Tsuzuki.

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Tras intensos segundos de corriente continua, la estática desapareció y Koe calló de rodillas al duro suelo de losa, tras unos segundos más, fue capaz de abrir los ojos. Sintió que el mundo entero se le caía encima. Tanto había deseado no volver a ver aquel lugar y sin embargo allí estaba, en la sala principal del palacio Tenkû.

Un escalofrío la recorrió de arriba a abajo cuando escuchó a los duendes Tengu hablar.

- Señor, aquí la traemos, tal como pedisteis.

Koe giró la cabeza lentamente casi temiendo lo que encontraría a sus espaldas. Jamás deseó tanto estar en otra parte.

Alto como un monte, cabello largo y azul como el mar cayendo en cascada hasta casi el suelo, mirada fría capaz de congelar el mismísimo infierno. Sus ropajes ceremoniales tan solo incrementaban su imagen de divinidad y la espada en su cinto su agresividad. Ante ella se alzaba el siempre temible Soryu, señor del Este y gobernador absoluto de los seres del agua.

Se acercó con paso firme hasta quedar a metro y medio de Koe. Con un leve gesto de su mano, los duendes Tengu se retiraron y ambos quedaron solos.

- Has cometido alta traición - dijo con una voz que retumbaba en los altos techos cual trueno -. Algo imperdonable para un ente bajo mi mando - la espada fue desenvainada lentamente reflejando la luz del sol en su filo.

- Yo nunca he estado bajo tu mando, viejo dragón - dijo Koe poniéndose en pie y enfrentándolo con determinación e irreverencia. No se mostraría débil, nunca lo había hecho y nunca lo haría. Aunque por dentro estuviera muerta de miedo...

- ¡Controla tu lengua insolente! - bramó Soryu - ¡Muestra respeto cuando estés ante mí!

- ¿Por qué tendría que mostrarme respetuosa con alguien que no merece ni que le mire!

La espada trazó un rápido círculo en el aire y descendió en picado contra el pequeño cuerpo de Koe. El sonido de baldosas al romperse resonó en toda la estancia.

Cuando la niña abrió los ojos vio que alguien se interponía entre el dios dragón y ella y que la espada estaba clavada en el suelo a unos metros.

- ¡Ya es suficiente! - bramó una mujer de escultural figura, largos y rebeldes cabellos de un rojo tan oscuro que casi parecía negro. En sus manos una pesada espada de hoja ancha, aunque la sostenía como si apenas notara su peso - ¿Se puede saber que demonios estas haciendo Soryu?

- No te metas en esto Suzaku - dijo con un tono peligrosamente controlado. Pero la diosa del Sur no se amedrentó.

- ¡Por supuesto que me voy a meter¡Casi la partes en dos! Además ¿quien se supone que es esta niña?

Los ojos de la mujer se encontraron con las profundidades turquesa y apenas reprimió un gemido de sorpresa.

- ¿Kazumi...? - preguntó sin dar crédito a sus ojos.

- Señora Suzaku - dijo Koe con respeto y una inclinación de cabeza.

- No puedo creerlo... - musitó la diosa Fénix acariciando el suave rostro de la pequeña. Sonrió con cariño - Has crecido mucho.

- Vos también tenéis buen aspecto señora.

- Suzaku, por última vez, no te metas en esto - interrumpió Soryu a punto de estallar por completo su furia.

- Vamos Kazumi, seguro que tienes ganas de ver al resto - dijo Suzaku poniéndole una mono en el hombro a la pequeña y llevándosela de allí sin prestar atención al monumental cabreo de Soryu.

- ¿Qué demonios piensas que estas haciendo! - rugió el dios dragón.

- Alejar a la niña de tu estúpido arrebato - dijo llanamente ya casi en la puerta sin soltar los hombros de Koe. Giró levemente la cabeza y miró a su compañero por encima del hombro -, cuando se te enfríe la cabeza hablaremos.

Y se fueron dejando a Soryu cociéndose a fuego lento. El suelo se quebró alrededor de Soryu en un instante antes de que gritara su frustración.

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Shuichi parpadeó molesto con la repentina luz que por poco lo deja ciego. Se revolvió inquieto en la cama y se sentó. Estaba en la enfermería, pero ¿qué demonios hacía allí?

Lo último que recordaba era que había salido a almorzar con Wakaba y Tsuzuki. Mientras estaban sentados en la cafetería había llegado volando un extraño monigote de papel que se agitaba pidiéndoles que lo siguieran. Fue entonces que notó la extraña fuerza que provenía del interior del Ministerio y se lanzó hacia el edificio. De pronto todo llegó a su cabeza... los duendes Tengu... Hisoka huyendo de ellos con Koe en brazos... él los enfrentó... pero aun así se llevaron a Koe ante sus narices... y no pudo hacer nada por evitarlo.

- Mierda, mierda, mierda... - masculló Shuichi apretando sus manos contra su cabeza.

- Cálmate Shuichi, te vas a hacer daño - dijo Watari retirándole las manos con cuidado para que no se arrancara la cabellera.

- Se la han llevado, Watari... ¡y no he podido hacer nada¿Qué clase de amo soy...?

- Shuichi... - Watari no estaba muy seguro de que decirle para animarlo.

En ese momento la puerta de la enfermería se abrió y entraron Tatsumi y Tsuzuki. El rostro serio de Tatsumi era normal, pero ver a Tsuzuki casi igual de serio era señal de problemas.

Los dos se acercaron hasta la cama y saludaron.

- ¿Como te encuentras ahora Niwa? - preguntó el secretario.

- Bien... ¿Y Koe¿Sabéis algo? - preguntó el pelirrojo casi con desesperación.

- Por el momento nada - negó Tatsumi -, Wakaba está intentando contactar, pero al parecer no hay forma.

- ¿Pero por que demonios han tenido que llevársela por la fuerza? Ella no ha hecho nada...

- Ahora no, pero no sabemos que hizo antes - dijo Tatsumi. Shuichi agachó la cabeza y Watari y Tsuzuki lo miraron con reproche. Tatsumi suspiró al ver que había metido la pata.

De pronto Shuichi alzó la cabeza y ante el asombro de los allí presentes salió corriendo de la enfermería sin ni siquiera ponerse los zapatos.

- ¡Shuichi ¿dónde vas! - gritó Watari antes de salir tras él.

El pelirrojo corrió por los corredores tan deprisa como podía. Aquella energía era...

Derrapó al girar la esquina y como pudo mantuvo el equilibrio antes de lanzarse contra la puerta que rezaba 'Sección de citaciones'. La abrió de golpe sobresaltando a los allí presente.

- Shuichi menudo susto - le replicó Wakaba. Pero el pelirrojo no le prestaba ninguna atención. Sus ojos estaban fijos en el par de sujetos que permanecían de pie ante la pelirroja.

Dos hombres altos y alados, ataviados igual que los duendes Tengu que se habían llevado a Koe. Pero estos no parecían cuervos humanoides. Sus rostros eran humanos, (y muy atractivos por cierto). Uno tenía el cabello blanco y la piel tostada y el otro tenía el cabello negro y la piel blanca como la nieve.

- ¿Qué demonios hacen estos aquí? - bramó Shuichi furioso dispuesto a saltarles a la yugular. Pero Terazuma lo sujetó por el cuello del jersey con pasmosa facilidad - ¿donde está Koe?

- Para el carro Niwa - le dijo el ex-detective sin soltarlo -. Estos no son los de antes.

- ¿Cómo que no¡desprenden la misma energía! - replicó Shuichi ofuscado.

- Sí, son duendes Tengu - explicó Wakaba -. Pero estos son los guardianes del Portón de Suzaku. Kotarô y Kojirô - los dos aludidos inclinaron la cabeza a modo de saludo -. Los he llamado para que nos expliquen que ha pasado con Koe.

Shuichi pareció calmarse y Terazuma lo dejó ir en el mismo instante en que Watari, Tsuzuki y Tatsumi entraban.

- Como iba diciendo - empezó a decir Kotarô -, los guardianes solo cumplían ordenes del Dios del portón. No se les puede acusar de secuestro.

- Tsk... - bufó Shuichi.

- ¿A dónde llevaron a Koe? - preguntó Hisoka, que permanecía apoyado en un escritorio atento a las explicaciones de los guardianes.

- Al palacio Tenkû - contestó Kojirô con tan pocas palabras como siempre -. A la presencia de Soryu.

- Eso no pinta bien... - opinó Watari.

- Iré a hablar con Soryu - dijo Tsuzuki decidido y con pesar en la mirada. Al fin y al cabo era su ceremonial...

- Yo voy contigo - se apresuró a decir Shuichi.

- Yo también - agregó Hisoka.

- No creo que sea prudente... - empezó a decir Tsuzuki.

- ¡Me da igual que sea prudente o no! Koe es mi espíritu acompañante. No voy a dejarla tirada ahora que tiene problemas.

La determinación refulgía en las amatistas de Shuichi así que Tsuzuki no pudo negarse. Y en cuanto a Hisoka... no había dicho nada pero se veía a la legua que no podría hacerlo desistir.

- Está bien - concedió con un suspiro al comprender que no los haría desistir de su empeño, después se giró hacia los guardianes del portón de Suzaku -. Por favor abridnos la puerta que conduce al Mundo de las Ilusiones.

Kotarô y Kojirô asintieron con la cabeza y cruzaron sus bastones tal cual habían hecho los que se llevaron a Koe. Shuichi sintió como una honda de energía mitad eléctrica y mitad mágica los envolvía y arrastraba en medio de chasquidos eléctricos.

- ¡Buena suerte! - fue lo único que escuchó que Wakaba les gritaba antes de que todo desapareciera a su alrededor.

CONTINUARÁ...

Konichiwa!

¿Qué tal sienta la primavera? Pregunta tonta para los que sufren alergia... ¿qué os parece como va la historia? Espero que los que no hallan leído el manga pero sigan con este fic no se líen mucho, intento explicarlo todo lo máximo posible siendo fiel al comic. Pero si tenéis dudas no dudéis en preguntarme.

Gracias a todos los que me seguis leyendo pese a lo aleatorio de mis actualizaciones.

Ja ne!