By Tenshi Lain
Notas en tinta azulada:
Los personajes de Yami no Matsuei son de Yoko Matsushita y los de Gravitation de Maki Murakami (aunque en esta parte solo aparecerá Shuichi y como mucho mencionaré a los demás) Todos lo demás son MÍOS XD
Esta historia contiene Shonen Ai(chicoxchico), además es un Crossover.
¡IMPORTANTE!
Este es el último capítulo de la saga del 'Reino de las Ilusiones'. Si... ya sé que dije que sería hasta el 20, pero me ha quedado más corto de lo que pensaba XP
Cap. 19
Aquel día se presentaba sereno, sin nubes en el azul cielo ni interferencias magnéticas que pudieran provocar una tormenta de datos.
Apenas levantarse, Soryu se encontró de frente con los otros tres señores de los untos cardinales. Si que empezaban a fastidiar temprano...
- Tenemos que hablar - dijo Suzaku.
- ¿No puede esperar hasta que lleguemos a la sala de reuniones? - dijo secamente el Dragón del Este. No había podido dormir bien aquella noche y su humor no era el más apropiado para enfrentar un tres contra uno.
- Retira la orden de restricción de tu portón - pidió Byakko -. Tienes que dejar marchar a Tsuzuki, Hisoka, Shuichi y Koe...
- Los tres shinigamis pueden irse. Pero Kazumi se queda.
- ¡No puedes hacer eso! - replicó Suzaku molesta - Deja ya esa actitud tan mezquina. Koe tiene que regresar al Más Allá con su amo.
- No pienso ceder - dijo con tono cortante -, Kazumi debe afrontar la responsabilidad de sus actos... Desaparecer de esa manera tan...
- ¡Deja ya de decir tonterías! - explotó la diosa del fuego - ¡Ella no se hubiera ido de no ser por el trato que le dabas¡Cualquier otro hubiera hecho lo mismo y no te hubieras empecinado tanto en esto de no ser hija de quien es¡Ella no tiene la culpa de que no puedas olvidar lo que ocurrió entre Kagura, Banryu y tú!
El dios del este se la quedó mirando de forma amenazadora. Había ido a poner el dedo en la llaga.
- No te consiento que me hables así.
- Entonces recupera el buen juicio - le espetó y dándose la vuelta se fue por el otro lado del corredor.
Byakko observó con algo de indecisión a su superior y tomando aire, habló.
- Estoy deacuerdo con Suzaku - esto le valió una de las más duras miradas del dios dragón -. No me mires así. En el fondo tú también sabes que tiene razón.
- Tiene que pagar por su falta...
- ¿Qué falta? - preguntó Byakko con tristeza - ¿Haber heredado los rasgos de su padre¿Desde cuando eso es un crimen? - Soryu no contestó - Sé que duele recordar a quienes quisimos y que nos dejaron. Pero no puedes descargar tu frustración en ella. No es justo y no te lo pienso permitir - dijo adoptando una pose tan seria como hacía tiempo no le veía -. Ella también esta bajo mi cargo y no pienso permitir que sigas atormentándola. O deshaces el sello del portón o reuniré a los Doce Grandes para hacerlo.
- ¡Haz lo que quieras entonces! - bramó Soryu al verse atrapado y sin salida.
Corrió por los corredores de Tenkû aun con las palabras de sus congéneres retumbando en la cabeza. Sabía que tenía razón, pero... no podía admitirlo, no podía dejar marchar a Kazumi, por que si lo hacía... si lo hacía... perdería a Kagura para siempre...
Se detuvo al llegar al jardín de los estanques, en la pequeña glorieta pudo observar a los tres shinigamis junto a sus hijos y la pequeña Ente que tantos quebraderos de cabeza le traía.
Kazumi reía y jugaba con Tenkô formando remolinos y anillos con el agua, aunque los de la etérea joven eran algo deformes y poco consistentes. Su dominio sobre el líquido elemento seguía siendo nulo. Y sabía que en parte era su culpa, no habría desarrollado aquel bloqueo de no ser por él y sus múltiples muestras de desprecio. Kazumi convirtió las figuras de agua en vaporosa niebla, era la única forma que tenía de controlar el agua. Kijin se adelantó y con fluidos movimientos trazó suaves dibujos en la vaporosa superficie.
Se sonrieron mutuamente con cariño, con admiración y aunque ellos mismos no lo supieran, con amor. Soryu había aprendido a interpretar la mirada de su hijo varón y sabía de buena fe, que aquella luz solo aparecía en presencia de la pequeña ente de niebla. Era la mima luz que reflejaba su mirada al estar con Kagura... y precisamente por ello, jamás había permitido un acercamiento entre los dos jóvenes. No quería que su hijo sufriera lo que él por amor. Su deber de padre era protegerlo, pero sentía que se estaba extralimitando...
El suave golpeteo de madera contra el suelo enlosado lo hizo emerger de sus pensamientos. No necesitaba volverse para saber quien era. Genbu, el dios del Norte se le acercó apoyándose en su callado, observó la misma estampa que el dios dragón y tras sonreír, le dijo:
- Koe es libre como el viento, dulce como la brisa e indomable como un huracán. Su carácter es voluble como el viento del que nació, pero también irradia la melancolía y la calma de la lluvia. Reúne todas las buenas cualidades de los seres del viento y del agua. Como sus padres... pero ella no es ninguno de ellos. Déjala marchar. Libera tu corazón Soryu, no sufras más por un pasado que nunca cambiará pero que puede seguir causando daño si no lo impides.
Y sin más se alejó dejándolo solo con sus pensamientos.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Una pequeña espiral de agua surgió del estanque, dando vueltas sobre si misma en el aire a medida que ascendía guiada por las manos de Tenkú, Koe dio un paso al frente y sopló delicadamente, convirtiendo la espiral de agua en fina y etérea niebla que trazó remolinos en el aire. Finalmente Kijin chascó los dedos y la niebla fue arrastrada y condensada hasta volver a caer ene l agua como finas gotas de lluvia.
Al instante se dejaron escuchar varios aplausos.
- ¡Ha sido precioso! - exclamó Kôchin
- Muy bonito - concordó Tsuzuki con una gran sonrisa.
- Esto no es nada - dijo Koe muy segura de si misma y con ayuda de Tenkô alzó una pequeña cortina de niebla que encerraba una serie de pequeños tornados y surtidores. Kijin aportó su granito de arena haciendo que el viento empujara la niebla convirtiéndola en un pequeño carrusel.
- Hanyaaa... - exclamó Taiyô desde el regazo de Shuichi encantado con el espectáculo.
- Estos tres tendrían futuro en el mundo del espectáculo - comentó Shuichi a Hisoka.
- No creo que a Soryu le hiciera mucha gracia - dijo con una sonrisa cínica, al imaginarse la reacción del 'venerable' dragón ante tal idea.
Byakko les había hablado de los padres de Koe y de la relación que estos habían tenido con Soryu. Un argumento digno del mejor culebrón de media tarde, aunque eso ayudaba a explicar la apatía que sentía por la pequeña ente. No debía ser fácil lidiar con alguien que recordaba tanto el pasado, y menos con el carácter de Soryu. Koe debía de haber tenido una infancia muy dura allí.
- ¿No crees que hacen buena pareja? - le susurró Shuichi al oído de improviso.
- ¿Quien?
- Koe y Kijin - aclaro el pelirrojo con una sonrisa -, míralos.
Hisoka parpadeó sorprendido de que aquel despistado se hubiera percatado, aunque al fin y al cabo se trataba de su espíritu acompañante. Él ya había percibido ciertos sentimientos bastante reveladores cuando Koe y Kijin estaban juntos. Y no dudaba que no serían los únicos en haberlo notado. Seguramente Soryu también, y eso solo habría servido para echar más leña a fuego. No debía hacerle ni pizca de gracia de que su hijo se liara con la que consideraba una aberración.
En ese momento sintió la presencia del mencionado dragón blanco y con una rápida mirada alrededor pudo encontrar su figura. Se acercaba con paso enérgico hacia la glorieta en la que estaban sentados.
Shuichi dejó a Taiyô en el suelo y se levantó para quedar cerca de Koe por si había que intervenir, aunque Hisoka no le percibía ningún tipo de aura asesina. Más bien parecía melancolía y resignación.
El robusto hombre se detuvo ante la pequeña ente que en aquel momento hacía flotar varias esferas de agua en sus manos, al ver tan cerca al dios del Este, perdió concentración y las esferas estallaron salpicándola.
Soryu no dijo nada sobre su ahora mojado kimono.
- El sello ha sido levantado. Puedes irte cuando quieras - y sin más palabra se dio la vuelta y se fue.
- ¡Soryu! - llamó Tsuzuki, el hambre de cabellos azules giró levemente el rostro - Gracias - una inclinación de cabeza fue toda su respuesta.
- ¡Volvemos a casa! - exclamó Koe lanzándose a los brazos de Shuichi con una gran sonrisa en los labios.
Todos festejaban la nueva noticia, contentos porque la suerte de Koe no hubiera sido tan nefasta y que pudiera regresar con su amo al Más Allá. Todo eran sonrisas y felicitaciones, excepto para un joven de ojos azules que se alejó del grupo con mirada abatida.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
En la entrada del castillo Tenkû, se reunieron gran parte de los Doce Dioses para despedir a los shinigamis.
- Cuídate mucho - decía Kôchin abrazando a Koe.
- Tú también.
- No te metas en muchos líos - dijo Byakko con una sonrisa.
- Solo en los necesarios - respondió Koe.
- Intenta venir a visitarnos más a menudo - pidió Suzaku.
- Lo intentaré - dijo la pequeña mirando a Shuichi, el cual se limitó a asentir.
- ¿Y no te quedas más? - preguntó Tenkô con ojitos brillantes.
- No, cariño - dijo arrodillándose a su altura - no podemos quedarnos más. Tenemos muchas cosas que hacer en Meifu. Pero volveré otra vez ¿Sí? - la pequeña asintió - ¿Y Kijin?
- No lo he visto desde que dejamos el jardín de las lagunas - contestó Byakko.
- ¿No va a venir a despedirse? - preguntó Tsuzuki extrañado. Eso no era propio de él actuar así.
- Por supuesto que si - dijo una voz a espaldas del grupo. Allí estaban Touda y Kijin, el segundo con la cabeza gacha.
- Menos mal, ya pensaba que me tendría que ir sin veros - dijo Koe acercándose - Me alegro mucho de haberte visto Touda - dijo dándole un abrazo - cuídate mucho y se bueno.
- Tú también - dijo la serpiente de llamas eternas con una leve sonrisa.
- Kijin ¿por qué pones esa cara? - dijo al ver la expresión extrañamente seria de su amigo.
- Es que me da pena no volver a verte...
- Te prometo que volveré a visitarte - aseguró la pequeña cogiendo su meñique - Es una promesa que no romperé.
- ¡Koe ya es la hora! - llamó Shuichi mientras Kotarô y Kojirô se ponían en posición para abrir el camino de vuelta.
- ¡Voy! - contestó la pequeña dando un paso en su dirección, pero se detuvo y ante la sorpresa de Kijin le dio un breve beso en los labios - ¡cuídate!
Y después corrió hacia los tres shinigamis para acto seguido desaparecer en medio de un revuelo de chipas y descargas.
- Vaya, vaya... - dijo Suzaku dándole golpecitos con el codo.
- Que calladito te lo tenías ¿eh? - dijo Byakko guiñándole un ojo.
- Besitos, besitos, besitos... - canturreó su hermana pequeña con una gran sonrisa.
- Oh, dejadme en paz - pidió Kijin ante la ilaridad general regresando al castillo con las mejillas sonrojadas y una gran sonrisa en los labios.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Terazuma estaba acabando de pasar a limpio el último informe de los veinticinco que tenía pendientes ¡Por fin el ordenador funcionaba como era debido! Aun no se lo creía. En verdad tenía que hacer caso a su compañera y llevar al día los informes. No quería volver a pasar por semejante tortura.
Estaba a punto de darle a al tecla de guardar, pensando que ese día podría irse temprano a casa, cuando la pantalla se iluminó de forma exagerada y una fuerte ráfaga de viento lo tiró al suelo de espaldas con silla y todo.
- ¿Pero que demonios...! - masculló sobándose la cabeza.
- Lo siento Terazuma, no queríamos asustarte - dijo una vocecilla muy familia. Al abrir los ojos vio sorprendido a los tres shinigamis que había marchado días atrás, acompañados de la pequeña ente.
- Vaya, conseguisteis rescatar a la damisela -dijo con burla poniéndose en pie.
- Gracioso - replicó Koe ofendida con el mote.
La puerta del despacho fue abierta y entraron Wakaba, Tatsumi y Watari.
- ¡Por fin regresáis! - dijo Watari con una gran sonrisa.
- Koe-chan - llamó la pelirroja y al momento las dos se dieron un efusivo abrazo.
- Me alegra veros de una pieza - dijo Tatsumi con una sonrisa.
- Hola Tatsumi - dijo Tsuzuki con efusividad.
- ¿Qué tal han ido las cosas por aquí en nuestra ausencia? - preguntó Hisoka.
- Bastante bien. Aunque habéis regresado justo a tiempo - aseveró.
- ¿Por qué? - preguntó Shuichi curioso.
- Esta mañana ha venido Watson trayendo esto - dijo mostrando un sobre finamente ornamentado.
- No me digas que... - empezó a decir Tsuzuki con un escalofrío.
- Pues sí, es una invitación del Conde - dijo con disgusto - y naturalmente tu asistencia es indispensable.
- ¡NOOOOOO! - lloró Tsuzuki - ¡Wakaba, abre el portal que me vuelvo!
- No digas chorradas hombre - dijo Watari cogiéndolo del cuello de la camisa para que soltara el monitor del ordenador por el que habían regresado -, en las fiestas del Conde es donde más se puede comer y beber de gorra ¿Cómo vas a desaprovechar semejante oportunidad?
- Muy fácil ¡haciéndolo! - dijo con terquedad el shinigami de ojos amatistas.
- No sabes lo mal que ha sonado eso - intervino Terazuma con una sonrisa torcida y un cigarro en los labios. Tsuzuki se sonrojó hasta la raíz.
- ¡Me da igual¡No quiero ir! No me apetece pasarme la noche escuchando los comentarios subidos de tono del Conde.
- Bueno eso ya lo discutiremos mañana - terció Tatsumi -. Ahora es mejor que os vayáis a casa, Koe parece cansada.
Al girarse vieron ala pequeña ente profundamente dormida en el sillón de Terazuma. Shuichi la cogió en brazos con una sonrisa y tras despedirse de todos, se desvaneció rumbo a casa.
El resto de shinigamis también fueron desfilando, Tsuzuki intentó convencer a Hisoka de que pararan en la pastelería un momento, pero el chico rubio le dio un NO tan determinante que no insistió.
- Terazuma ¿Y los informes? - preguntó Tatsumi antes de salir del despacho.
- Ah, solo falta imprimirlos - dijo sentándose en su asiento, que para variar estaba empapado por obra y gracia de la pequeña ente de niebla. Abrió la carpeta para dar la orden de imprimir. Pero no encontró los archivos. Busco en otros lugares, peor ni rastro de los documentos... La horrible verdad le golpeó cruelmente (La palabra VERDAD, en mayúsculas y tamaño extra grande cayéndole en la cabeza como un quintal) - ¡Se han borrado!
- Pues los necesito par mañana a primera hora - dijo Tatsumi con voz severa que daba a entender que no pensaba darle más tiempo.
Terazuma suspiró derrotado. Tendría que pasarse toda la noche rehaciendo informes. La vida era cruel e injusta...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Shuichi llegó a su pequeño apartamento y entró haciendo malabares con Koe y las llaves intentando abrir la puerta. Hasta que recordó que Koe flotaba. Con cuidado la soltó y su espíritu acompañante se quedó flotando en el sitio, abrió la puerta y la volvió a coger.
La llevó hasta el patio trasero en donde tenía puesta su hamaca y con cuidado la recostó. La pequeña se acurrucó buscando una postura más cómoda y sonrió entre sueños. Shuichi no pudo evitar sonreír.
- Buenas noches Koe - susurró, después le dio un beso en la frente y entró dentro para ponerse el pijama y dormir. En verdad habían sido unos días agotadores.
CONTINUARÁ...
¡Ey sigo aquí no me he muerto n.n!
Siento mucho, mucho, mucho el retraso, pero es que estoy metida hasta el cuello en unos fics de Harry Potter y no tenía inspiración para nada más. Además de que ayudo a mi hermana y sus amigas a corregir y subir sus fics, así que digamos que lo mío lo he dejado bastante de lado -.-
¡Intentaré ponerme las pilas!
Muchas gracias a todos los que siguen leyendo mis historias T.T
Ja ne!
