Capítulo 10: Fuga de Azkaban
Los Gryffindor estaban reunidos en su sala común celebrando la victoria. Todos felicitaban a Harry por haber atrapado la Snitch y le comentaban la extraña actuación de Cho Chang. Verdaderamente Harry nunca hubiera esperado algo así de ella, una cosa eran los trucos y despistes inofensivos para despistar al adversario, pero aquello era mucho más grave. La Bludger había estado a punto de lanzarlo de la escoba. Entendía que Cho, como capitana buscara la victoria, pero no comprendía aquel juego sucio que él solo hubiera esperado de un Slytherin.
- Harry- la voz de Ron que lo llamaba lo sacó de sus pensamientos- Creo que ahora que Fred y George no están somos los encargados de ir a las cocinas para proveer la fiesta.
- Esta bien, pero, ¿quien se quedará a vigilar que esto no se desmadre?
- Podemos dejar a Ginny de encargada, en casa cuando mete un grito todos saltamos.- Ron sonrió al recordar el carácter de su hermana. Ser la última de una familia de varones la había formado dura y fuerte.
- Por mí está bien- le respondió Harry- pero, si Hermione regresara y no te encontrara aqu
El rostro del pelirrojo se paralizó, era su deber de prefecto quedarse por no mencionar que se lo había prometido a Hermione (aunque cruzara los dedos). En cualquier otra situación se hubiera marchado, pero era consciente de que Hermione se encontraba ya muy mal por el castigo de McGonagall y no quería defraudar de nuevo a su profesora favorita, así que Ron decidió no traicionar a su amiga y se quedó.
Harry salió solo de la sala rumbo a las cocinas del castillo. Al llegar al cuadro de las frutas el muchacho le hizo cosquillas a la pera y el paso se abrió. La gran cocina de Hogwarts estaba llena de elfos domésticos que iban de un lado para otro, ocupados con sus quehaceres, tardaron un rato en percatarse de la presencia de Harry.
- Señor, ¿cuanto tiempo lleva ahí?- le pregunto uno de los elfos- Pase y siéntese por favor. – Harry buscaba con la mirada a Dobby pero parecía que este no estaba.
- ¿Me puede usted decir donde esta Dobby?- ante la pregunta en la cocina se formó una gran revolución, todos miraban asombrados a Harry que había tratado a un elfo doméstico como a un igual, sin duda aquellos pequeños seres no estaban acostumbrados a tales miramientos.
- Señor, Dobby no se encuentra ahora mismo aquí- le respondió el elfo que aun estaba sorprendido.
- ¿A dónde ha ido?- a Harry le pareció muy raro que Dobby no estuviera, al fin y al cabo estaba en horas de trabajo y aunque era el único elfo doméstico que aceptó tener días libres por el secretismo de el resto de los elfos le pareció que algo le ocultaban.
- Eso nosotros no lo sabemos, siento no poder decírselo. Dobby debería estar aquí.- al decir esto último su rostro expresó desaprobación- Lamento que su visita haya sido en vano.
- No pasa nada- respondió Harry- Realmente no ha sido en vano, yo venía a preguntaros si sería posible conseguir comida y bebidas para la celebración de la victoria de Gryffindor.
Harry no había acabado de hablar cuando ya le traían bandejas y bandejas de comida con aspecto muy apetitoso. Luego le llevaron algunas jarras y lo dejaron todo en una mesa frente a él.
- Pero, ¿Cómo lo subiré todo?.
Cuando había acabado de pronunciar estas palabras la comida desapareció. Harry miró a su alrededor con los ojos como platos, nadie había hecho nada, no había escuchado ningún conjuro.
-Cuando llegue a la sala común solo tiene que decir "rica comida" y todo reaparecerá allí. – Harry seguía mirando al elfo con cara de no entender nada, pero supuso que algo así debía ser el sistema empleado con las comidas en el gran comedor.- El amo Dumbledore nos permite hacer este tipo de magia.
- Ah, claro.-se apresuró a decir Harry al notar que el elfo empezaba a poner gesto ofendido, pues pareció notar que el muchacho desconfiaba de él.- Muchas gracias por todo, son muy amables.
Todos se despidieron amistosamente mientras Harry volvía a salir al pasillo con cuidado de que nadie lo viera. A lo lejos percibió unas voces que reconoció al instante, Draco y sus secuaces, Crabble y Goyle. Los largos y altos pasillos de Hogwarts hacían que las voces le llegaran algo distorsionadas y con eco, por lo que solo entendía algunas de las palabras que pronunciaban los Slytherin. Iba a cambiar de dirección para evitar toparse con aquellos tres cuando algo que escuchó lo hizo cambiar de opinión.
-…la sangre sucia…debe…………………mi padre me ha dicho………….ella matará a Potter. – a continuación las risas de los tres retumbaron en el pasillo. Harry se había quedado helado, ¿Qué significaba aquello? De pronto volvió en sí y se dio cuenta de que si continuaba allí lo iban a descubrir, y no desaprovecharían la ocasión de un tres contra uno, no es que Harry les tuviera miedo, pero prefería evitarse problemas. Las voces se acercaban, y justo antes de que doblaran la esquina pudiendo así descubrirlo Harry se metió tras una vieja armadura intentando hacer el menor ruido posible.
Ninguno de los Slytherin se dio cuenta de nada y continuaron hablando. Ahora si le llegaban a Harry las voces claramente. Habían acabado de reír y Malfoy volvía a la carga.
- Potter pagará por lo que le hizo a mi padre, aunque ya eso no tiene importancia.- Harry pudo ver entre el brazo y espalda de la armadura la cara de satisfacción de Malfoy al decir estas palabras. Mostraba su típica sonrisa de superioridad. Crabble y Goyle se limitaban a mirarlo con cara de admiración, para aquellos dos cualquier cosa que dijera Draco era digna de aplausos.
- Pero entonces ella…- empezó a decir Goyle.
-Sssschhhhh- le ordenó Draco- ¡Eres estúpido!, ahora no estamos en la zona de Slytherin. Seguiremos hablando de esto más tarde, en las habitaciones.
Harry sintió ganas de darle una patada a la armadura, pero evidentemente no lo hizo. Las palabras de Draco lo habían dejado estupefacto. Sin Duda Malfoy estaba hablando de Hermione y luego había dicho "ella matará a Potter", ¡¿Hermione lo mataría a él?!, aquello no tenía sentido.
Necesitaba hablar con alguien sobre lo que acababa de oír así que en cuanto Malfoy y compañía se hubieron alejado lo suficiente salió de su escondite y se apresuró a marchar hasta la sala común. Tras pasar el cuadro de la señora gorda se encontró con un ambiente aún más animado, si cabía. Buscó a Ron con la mirada y comprobó como el pelirrojo ya se aproximaba a él.
- ¿No has traído la comida?- le interrogó al llegar a su altura, estas palabras le hicieron recordar a Harry el propósito de su partida.
- ¿Qué dices? ¿Acaso no ves la rica comida?- y señaló hacia las mesas de la sala común. Ron seguía mirándolo como si su amigo estuviera loco, pero la insistencia de Harry que no dejó de señalar hacia las mesas lo hizo volverse.
-Pero, ¿Cómo lo has hecho?- el muchacho se había quedado de piedra al volverse y ver las mesas repletas de ricos manjares y bebidas. Todos en la sala habían empezado a aplaudir ante el banquete que se les apareció en sus narices.
- No fui yo, fueron los elfos domésticos. Al parecer así es como se aparece la comida en los banquetes del gran comedor.
- Yo siempre había pensado que era Dumbledore el que "invocaba" la comida.- se quedó mirando a Harry como si éste acabara de darle una mala noticia.-Esperaba poder aprender a hacerlo, y así no pasar hambre por las noches en este castillo.
Harry no pudo reprimir una carcajada, aunque a Ron no le había hecho la más mínima gracia.
-¿Pasar hambre por las noches? Lo que yo me pregunto es como puedes dormir después de comer tanto.
Finalmente Ron también se rió del comentario y caminó hasta una mesa para coger un trozo de pastel. Harry lo siguió, necesitaba hablar con el antes de que llegara Hermione así que le propuso sentarse en un rincón apartado. Después de contárselo todo, Ron puso su plato en el suelo y apoyó los codos en las rodillas sosteniendo su cabeza con las manos.
- Quizás solo lo decía por hacerse el interesante ante los gorilas – habló al fin Ron.
- Seamos realistas Ron, a Malfoy no le hace falta hacerse el interesante ante Crabble y Goyle.
- Imaginemos por un momento que Draco hablara en serio. Según las palabras que tú escuchaste fue su padre el que le dio la información, y eso es imposible porque está en Azkaban. – Harry también había pensado en eso.
- Pero la prisión ya no es lo que era y quizás permitan las visitas. Se lo pudo decir a Draco en una de ellas, o puede que otro medio alternativo a las lechuzas. – Harry era consciente de que aún le quedaba mucho que aprender del mundo mágico.
- El caso no es como se lo haya comunicado al arrogante de su hijo, sino como ha recibido noticias de los mortífagos. –Harry se dio cuenta de la lógica que tenían las palabras de su amigo, había estado muy ocupado tratando de averiguar como se había enterado Draco y se había olvidado de que a su padre le sería muy difícil enterarse de las intenciones de Voldemort desde Azkaban.
- Tienes razón, además, aunque fuera posible hacerle llegar las noticias hasta Azkaban, ¿Qué sentido tendría hacerlo? ¿Qué utilidad hay en que un preso conozca los planes de los mortífagos? No podría ayudarlos desde prisión.- la conversación con Ron le había quitado un peso de encima, su amigo le había ofrecido un punto de vista objetivo.
- Creo que estás algo paranoico Harry, últimamente sospechas de todo el mundo.- le dijo su amigo.
- ¿Si Harry? ¿De quien sospechas?- la voz de Hermione los sobresaltó a los dos.
- De Seamus y Dean- se apresuró a explicar Ron- Le han desaparecido algunas cosas del baúl, yo le digo que seguramente lo habrá perdido.
Ron había reaccionado con rapidez, Harry lo miró asombrado pero se apresuró a corroborar la excusa que había puesto el pelirrojo.
- ¿Cómo te ha ido el castigo?- pregunto Harry a su amiga, mientras esta se sentaba a su lado, en parte porque le interesaba y en parte por cambiar de tema.
- No ha estado tan mal.- respondió la chica, aunque su expresión se entristeció levemente – Estoy algo cansada, pero aún me queda por terminar un ensayo.
- ¿No puedes dejarlo por una vez? Aquí no podrás hacer tu tarea – dijo Ron mientras le señalaba a los Gryffindor que abarrotaban la sala común. Ella se quedó mirándolo como si acabara de decir alguna tontería, pero finalmente respondió.
-Está bien, supongo que mañana tras el almuerzo tendré tiempo de acabarlo.- sus dos amigos se quedaron mirándola como si se hubiera vuelto loca, pero no intentaron persuadirla.
Disfrutaron bastante de la comida que les habían proporcionado los elfos domésticos y, aunque cuando Harry le había contado a Hermione como la había conseguido ella le había dicho que no estaba bien hacerlos trabajar aún más no se negó a comerla. Le preguntó al moreno por Dobby, pero como finalmente Harry no lo había visto no pudo contarle nada.
Eran ya más de las doce cuando Hermione le pidió a Ron que la ayudara a dispersar a los Gryffindor que aun quedaban en pie. El muchacho obedeció a regañadientes, él tampoco quería que la fiesta terminase pero sabía que si no lo hacían ellos pronto aparecería McGonagall y sería peor. Hermione usó un conjuro limpiador para recoger el desorden y luego los tres se despidieron marchando a sus respectivas habitaciones.
A la mañana siguiente Harry y Ron bajaron temprano al comedor, Hermione aun no había llegado.
- Seguro que no pudo resistirlo y se quedó haciendo aquella tarea pendiente- se burló Ron.
-Por ahí viene- le señaló Harry para que se callara, no quería tener que soportar peleas desde tan temprano.
- ¡Hola chicos!- parecía que se había levantado de buen humor, lucía una sonrisa radiante.
- ¿Qué tal Hermione?- le dijo Harry, te veo bastante alegre.
- Sí, es que he madrugado y he dejado mis deberes hechos.
Ron y Harry se miraron con expresión divertida, Ron estaba a punto de abrir la boca cuando recibió una patada por debajo de la mesa y aquellos ojos verdes le dirigieron una mirada amenazante.
Las lechuzas entraron al gran comedor, una de ellas dejó caer algo sobre la cabeza de Ron.
- Maldito pajarraco- se quejó el pelirrojo a la vez que cogía el paquete. Iba dirigido a Hermione así que se lo pasó a la muchacha que estaba a su derecha.
- Gracias, debe ser mi suscripción al Profeta.
Ella dejó el paquete sin abrir a un lado. Ni Harry ni Ron recibieron lechuza aquella mañana, eso le hizo recordar a Harry de nuevo a su padrino y volvió a entristecerse. Cualquier pequeño detalle le recordaba a Sirius y lo hacía entristecerse y acrecentar su odio contra Voldemort y aquella mujer. Un gritito de Hermione lo sobresaltó.
- ¿Qué te pasa?- le preguntaba Ron, ella señaló el paquete sobre el cual había aparecido un sobre, tenía impreso el símbolo de El Profeta. Hermione lo tomó y empezó a leer. A medida que avanzaba su rostro palidecía.
-"El ministerio de magia alerta a la comunidad de magos de la fuga de Azkaban de Lucius Malfoy. Este individuo es un conocido mortífago capturado el año pasado. No se sabe con exactitud cuanto tiempo lleva Malfoy en libertad, puesto que conjuró un Clonus no detectado hasta esta misma mañana. Se calcula que puede haber escapado hace una semana"- bajo las palabras que había leído Hermione estaba la foto de Lucius Malfoy, que le dirigía una mirada amenazante.
Harry y Ron se miraron asustados, ambos sabían lo que pasaba por la mente del otro, si Malfoy estaba en libertad eso significaba que las palabras de Draco eran ciertas.
- Pero ¿Cómo pudo?- preguntaba Ron a Hermione mientras alargaba el cuello para alcanzar a leer la noticia que aun sostenía Hermione.
- Solo pone eso, Ron, es un comunicado de última hora.
- ¿Qué es un Clonus?- preguntó Harry.
- Es un conjuro bastante complicado que se utiliza para obtener una réplica de uno mismo. La única pega es que esta réplica no puede mantener una conversación coherente, aunque supongo que en Azkaban Malfoy no tenía con quien mantener largos coloquios.
- Pero para eso necesitaría una varita- protestó Ron.
- Sospecho que alguien se la habrá proporcionado- dijo la muchacha- No me extrañaría que hubiera algún traidor en Azkaban, corren tiempos en los que es difícil saber quien está del lado del bien.
- Hermione tiene razón, tiene que haber recibido ayuda. Es uno de los importantes en la filas de Voldemort, parece que este vuelve a tramar algo. – Harry estaba furioso, todo aquello le hacía recordar la última estratagema del señor oscuro.
Hermione había vuelto a coger el paquete y empezó a abrirlo, Ron aprovechó el momento para hacerle una seña a Harry. Le señaló con la cabeza hacia la mesa de Slytherin, donde Draco reía con sus compañeros.
Ron apretaba los puños y su cara empezó a enrojecer de rabia, odiaba a Malfoy, pero de repente se quedó pálido. Hermione se había abalanzado a su cuello, estaba llorando desconsoladamente. Harry la miraba sorprendido, Ron estaba paralizado no entendía aquella situación. Todo el comedor se quedó observando la escena.
- ¿Qué pasa Hermione?- dijo Harry un poco asustado por la respuesta que podía recibir.
La muchacha no contestaba, ella sólo seguía llorando. Ron puso su mano sobre la cabeza de ella acariciándole el cabello, le devolvió el abrazo y la atrajo hacia su pecho. Miro a Harry que lo miraba igual de confundido. Entonces Hermione levantó un poco la cabeza y sin dejar de llorar señaló el periódico que había caído al suelo.
Hola!
Ains, no se a vosotros pero a mi me ha gustado este capitulo. Poco a poco todo va a empezar a cobrar sentido, ya veréis (eso espero U) jeje. No pude actualizar el finde porque he estado de fiesta pero hoy he aprovechado la tarde y aquí os dejo este capitulo, espero que os haya gustado.
Respondiendo Reviews:
Amsp14: Me alegro de que te gustara el partido de quidditch, y ¡Yo tampoco soporto a Cho!. Estoy contigo en que el mejor en pociones es Snape, pero a diferencia de ti, no es un pensamiento de fan sino pura lógica, no conozco a nadie más que de clases de pociones :PPP. Me está gustando tu fic, ya te deje review así que no tardes en actualizarlo!!! Espero que te guste este capitulo. Kisses.
Ophelia Dakker: ya se que estaba cortito, este es un poquillo más largo pero lo tuve que cortar ahí para dejaros con la intriga :P. Espero que te guste.
Skuld Potter : Hola Gaby! Perdón, es que tu nick no me daba a entender si era chico o chica. Gracias por lo de las porras!! Jeje ahora que se lo que significa. Espero que te guste este capitulo.
Gracias a las tres x dejar reviews!!!
