N/A: Aki viene el siguiente chapt. de esta historia, ke hace tiempo ke tenía botada. Porfa, la verdad ya no sé ke más hacer, pero se resume en cuatro palabras: SI LEEN DEJEN REVIEWS. No sé si me está kedando bien (si son observadores se darán cuenta de ke he cambiado el chapt. 2 por unos reviews ke recibi). Dedicado a Joanne Distte y a De4d lady, fieles de Bella, y a toxic.secrets ke tiene ke soportar mis niñadas x)

- Capítulo 3 -

Oveja Negra

"Incluso en las mejores familias, en la crema y nata de la sociedad, existe una oveja negra."

La puerta enorme de madera se abrió lentamente, rechinando. Un hombre bajo, de pelo rubio y cano, salió con una sonrisa enorme, apenas visible bajo su bigote rojizo de morsa. Llevaba una túnica verde esmeralda con bordes plateados. Su coronilla brillaba a la luz de las antorchas del vestíbulo.

-¡Buenas noches, novatos! Yo soy el profesor Horace Slughorn, subdirector de Hogwarts, profesor de Pociones y jefe de la casa de Slytherin–Dijo, y miró a Filch, ahí parado, con cara de bobo -. Señor Filch, el profesor Dumbledore lo espera en el Gran Salón. Dice que se apresure –Agregó, y Filch salió corriendo -. Como varios de ustedes sabrán, ahora se celebrará la ceremonia de selección de casas. Pueden estar en Gryffindor, Slytherin, Ravenclaw o Hufflepuff. Síganme.

Todos cruzaron el Vestíbulo, ensimismados. El techo de éste no se veía, y las paredes eran alumbradas con antorchas. Una enorme escalera de mármol se extendía a su derecha, y una puerta enorme de madera delante de ellos. El profesor Slughorn los guió hacia una especie de salita a un costado, y los miró de nuevo, con la misma sonrisa.

- Ahora formarán una fila, y me seguirán hacia el Gran Salón. Serán llamados uno por uno, para pasar la prueba de selección –Dijo, y una sonrisita maligna se asomó a su rostro.

- Disculpe, señor Slughorn, pero según lo que mi padre me ha contado, la selección se hace con un sombrero viejo –Dijo James, y todas las miradas se dirigieron a él -. ¿No es eso verdad, señor?

-¿James Potter? Sí, es un sombrero viejo llamado "Sombrero Seleccionador". Y, creo, es más inteligente que tú –Agregó Slughorn, mirando a James con fastidio. Le acababa de arruinar la broma de la selección, y eso le disgustaba. Unas risitas se escucharon, pero fueron apagadas al escuchar el tronar de los nudillos de Sirius, que estaba parado cerca de James. El único que no paró de reír fue el chico de pelo negro, Severus Snape, que al parecer no había escuchado la advertencia no verbal de Sirius.

- ¿Te pasa algo? –Preguntó Sirius con cara de pocos amigos.

- Eh... no, nada –Respondió Severus luego de reír, con los ojos llorosos.

- Entonces cállate –Le espetó Sirius-. ¡Y lávate el pelo, asqueroso!

Todos rieron, incluso Slughorn tuvo un principio de risa, que apagó al instante. Salió de la habitación, dándoles la espalda. Unos segundos después volvió, y les ordenó que le siguieran. Cruzaron nuevamente el Vestíbulo, pero ésta vez se dirigieron hacia las grandes puertas de roble. Al entrar, James sufrió un ataque de pánico: todos los alumnos (cerca de novecientos, o más) los miraban, sin contar a los profesores y al director, Albus Dumbledore, que los miraba con una expresión extraña. De pronto Slughorn entró con un taburete, que tenía un sombrero negro, viejo y raído. Cuando lo dejó sobre el piso, se abrió un hoyo en él, y comenzó a cantar con voz pastosa. Al terminar, todos aplaudieron, menos los novatos, que no entendían aún la razón de la canción.

- Bien, chicos, aquí están todos ordenados en una lista. Cuando los llame, pasan adelante y se ponen el Sombrero Seleccionador que el señor Potter fue tan amable de señalar.

Todos estaban nerviosos, menos Sirius, que mantenía su expresión elegante de "no me interesa nada", aunque James notó como éste movía sus manos exageradamente, y pestañeaba a cada segundo, imperceptiblemente. El profesor Slughorn desenrrolló el pergamino parsimoniosamente, y leyo el primer nombre con voz atronadora.

- ¡Abbot, Humphrey! -Un chico pequeño y rubio, de nariz aflautada, se adelantó del grupo. Estaba brilloso de sudado, y el gorro le tapó hasta la nariz. Durante veinte segundos, nadie dijo nada. Luego:

- ¡Hufflepuff!

- ¡Avery, Balian!

- ¡Slytherin!

- ¡Baggins, Kendra!

- ¡Ravenclaw!

- ¿Crees que te llamen luego? -Preguntó James a Sirius, pero Slughorn lo calló.

- ¡Black, Sirius!

Sirius se adelanto del grupo, mientras un montón de ojos curiosos lo observaban. James le deseó suerte, y unos ojos castaños brillaron en la mesa de Ravenclaw. Andrómeda Black lo saludaba con la mano, y Sirius se puso el sombrero en la cabeza.

- Otro Black más... pero tú no eres como los otros...

- No, claro que no lo soy -Susurró Sirius, cerrando los ojos.

- Entonces donde te pondré... vamos, dime donde y yo lo haré...

- En Slytherin por ningún motivo, y tampoco en Hufflepuff.

- Si no quieres que sea en Slytherin, ni tampoco en Hufflepuff, entonces sólo puedo decir...

- ¡Gryffindor! -La mesa de Gryffindor estalló en aplausos, y se oyó un grito ahogado. Una chica en la mesa de Slytherin, de pelo rubio ceniza y ojos azules, estaba con los ojos como platos. Narcissa miraba a Sirius como si éste tuviera una enfermedad contagiosa; Andrómeda, en cambio, levantó un pulgar en señal de aprobación, al igual que James.

- Sólo quedamos nosotros tres -Observó James, pasando los brazos por los hombros de Remus y Peter justo cuando Slughorn vociferaba: "¡Bones, Amelia!".

- ¿Nosotros... tres? -Preguntó Peter, mirando desorientado a James.- ¡Ah! Lo siento, Lupin.

- No te preocupes, haz como que no existo -Susurró Lupin sonriendo, y metió su mano dentro del pantalón. Sacó una tableta de chocolate, y, partiéndola en trozos, dijo:- ¿Quieren?

- Siento que si como algo lo vomitaré.

- ¡Ravenclaw!

- ¡Cadwallader, Emilyn!

- ¡Gryffindor!

- Esa chica me está mirando -Susurró James, pasándose la mano por el pelo. Peter y Remus ahogaron una risa, con los ojos llorosos.

- ¡Chang, Len!

- ¡Ravenclaw!

- ¡Dolohov, Antonin!

- ¡Slytherin!

- ¡Evans, Lilian!

- ¡Es ella! -Exclamó James, dando un codazo a Remus. Éste, mientras sollozaba, miraba a la chica pelirroja. Caminó tímidamente hasta que se sentó en el taburete, y el sombrero le tapó toda la cara. Estuvieron en ascuas durante unos segundos, pero entonces:

- ¡Gryffindor!

- ¡Garnet, Alice!

- ¡Hufflepuff!

- ¡Jagd, Eloise!

- ¡Slytherin!

- ¡Jenkins, Katherine! -Una muchacha pequeña, morena y de ojos rasgados caminó con garbo hasta el taburete, y justo cuando el sombrero tocó su pelo azabache, exclamó:

- ¡Slytherin!

- ¡Jones, Gwenog!

- ¡Ravenclaw!

- ¡Jorkins, Bertha!

- ¡Hufflepuff!

- ¡Lesperance, Paul!

- ¡Ravenclaw!

- ¡Longbottom, Frank! -Un chico pequeño, de pelo rizado y castaño, se adelantó a todos con decisión. Una de las profesoras, que llevaba una capa esmeralda, le guiñó un ojo.

- ¡Gryffindor!

- ¡Lovegood, Dick!

- ¡Ravenclaw!

- ¡Lune, Selena!

- ¡Ravenclaw!

- ¡Lupin, Remus!

- ¡Te toca! -Lo apremió James, empujándolo desde el hombro. Remus avanzó temeroso, y se puso el sombrero hasta que le tapó los ojos.

- Veo una gran inteligencia, sí, una gran inteligencia. Y una valentía enorme. También eres esforzado, sí. Pero donde te pondré...

- Ponme en... Gryffindor... ponme en Gryffindor...

- Ya veo... tu intención es cierta pelirroja, sí... entonces, si tu quieres, entonces te pondré en...

- ¡Gryffindor!

La mesa de Gryffindor volvió a estallar en aplausos, y Sirius le hizo un gesto de aprobación. James, nervioso, estaba con los ojos cerrados y sudando, asi que no le dijo nada.

- ¡McMillan, Sean!

- ¡Hufflepuff!

- ¡Marsh, Julia!

- ¡Hufflepuff!

- ¡Nott, Siegfrid!

- ¡Slytherin!

- ¡Pettigrew, Peter! -Peter soltó un chillido muy agudo, y comenzó a trastabillar hacia el taburete. Sirius silbó, y levantó los pulgares. Peter soltó una risita nerviosa, y se tropezó con la escalera. La nariz le comenzó a sangrar por el golpe, y algunos de los alumnos de Slytherin y Ravenclaw rompieron en carcajadas. Al final, cuando Peter logró llegar al taburete, se puso el gorro que le llegó hasta la prominente nariz.

- ¡Gryffindor! -Vociferó el Sombrero, luego de tres minutos de espera.

- ¡Potter, James!

- Está bien, concéntrate y cálmate, no importa que todo el colegio te esté mirando. Y ella tambien... ¡Oh, dios! Calma, calma y todo saldrá bien, al menos no será como lo de Peter... -James murmuraba tratando de calmarse a si mismo, pero le sudaban tanto las manos que se las tuvo que secar con las mangas de la túnica. Cuando llegó al taburete, lo último que vió fue las caras de expectación de todo el alumnado. El sombrero le tapó los ojos, pero aún así oía los murmullos de los demás, hasta que una voz amortiguada le llegó claramente, como si sólo se oyera en su cabeza.

- Sangre de ambos bandos, ya veo... Y tienes valentía y astucia, ambición y fiereza... Pero, dónde quieres que te ponga...

- No me pongas en Slytherin... en Slytherin no...

- En Slytherin no, ya veo... Pero serías grandioso ahí... sólo debes decirlo...

- En Slytherin por ningún motivo... Ponme en Gryffindor, con mis amigos...

- Entonces quieres estar sólo con tus amigos, ¿Eh?... ¿Y qué hay sobre una pelirroja? Pero si tu lo deseas...

- ¡Gryffindor!

- No he estado mal, ¿Verdad? -Preguntó James a sus amigos, con una sonrisa bailando en su rostro. Sirius le dió un apretón de manos tan fuerte que los dedos le quedaron morados, Remus lo abrazó y Peter soltó un chillido de emoción. Pero James buscaba a alguien más. Ahí estaba Lily, conversando con un alumno de quinto que llevaba una insignia con una P.

- ¡Shacklebolt, Kingsley!

- ¡Ravenclaw!

- ¡Smith, Franz! -Un muchacho alto y flaco, de pelo rubio, rizado y nariz respingada caminó con desición al taburete. Apenas el sombrero tocó la cabeza del chico, vociferó:

- ¡Hufflepuff!

- ¡Snape, Severus! -El chico de pelo negro y largo recorrió el tramo desde la fila hasta el taburete en un segundo, con expresión inexcrutable. La túnica negra ondeaba a su paso, y cuando se sentó el salón entero se calló. Tenía un aura fría y siniestra, y sus ojos negros permanecieron sin el más mínimo signo de miedo, vergüenza, nerviosismo, ni nada. El sombrero estuvo durante cinco pequeños segundos sobre su cabeza, y luego gritó algo que la mayoría esperaba escuchar.

- ¡Slytherin!

Era el último de la lista, y todos se sentaron. Ansiosos por comer, Sirius y James comenzaron a golpear la mesa con los puños, haciendo ruido. Peter levantó una mano para golpear, pero luego la bajó y se contentó con ver cómo Sirius y James hacían que los prefectos de su casa se exasperaran. Remus sólo se puso una mano en la frente, haciendo un gesto negativo.

- A los nuevos, ¡Bienvenidos! Y a los que no lo son, ¡Bienvenidos otra vez! Hoy comienza un nuevo año escolar, para todos los alumnos. Pero como sé que están ansiosos por comer -Señaló a Sirius y James, que se sonrojaron-, no los entretengo más. ¡Al ataque!

Todos los platos de oro de las mesas se llenaron de comida, y los alumnos novatos, impresionados, miraron debajo de la mesa para descubrir el origen de la comida. Todos menos James.

- La comida la hacen los elfos domésticos, en las cocinas que están justo debajo de Hogwarts. Esa idea fue de Helga Hufflepuff, pues estaba cansada de tener que llamar a los elfos todas las veces. Rowena Ravenclaw contrató a familias de elfos para poder atender el castillo. Salazar Slytherin jamás tuvo problemas, porque su comida llegaba sin necesidad de que él los llamara. Se supone que él intimidaba a los Elfos para que le sirvieran rápido y callado. Entonces, Godric Gryff...

- James -Llamó Sirius, con una pierna de pollo en una mano y una cara de exasperación-, cállate, ¿sí? Cuando como no me gusta que me distraigan. Sólo me interesa que los Elfos sigan cocinando tan bien como hasta ahora, y que mi pollo no se escape corriendo por arte de magia.

- ¿Eso puede pasar? -Preguntó una chica nueva, mirando con desconfianza el pollo que descansaba delante de ella.

- Si tienes primas mayores que tú que te odien sentadas contigo en la mesa, es probable.

- Sirius, estás manchando la túnica con comida.

- ¡Oh, dios! Eh... ¡Fregotego!

- ¿Magia a tu edad, pequeño? -Preguntó uno de los prefectos, que llevaba un aro en la oreja. Parecía realmente impresionado, y también se estaba manchando la túnica con la comida por la impresión.

- ¿Nunca te han mandado a limpiar una casa de cuatro pisos en un solo día, verdad? -Preguntó Sirius, sirviéndose más de todo lo que estaba cerca de él.

Estaban comiendo cuando de pronto, justo cuando Peter estiraba una mano para sacar mas pollo, desaparecieron todas las deliciosas comidas y aparecieron los postres. Despistado como estaba, Peter metió toda la mano y parte del antebrazo en un pastel de crema. Sirius volvió a demostrar sus artes limpiadoras con la varita, y siguieron comiendo más postre. Cuando estaban todos satisfechos, la comida volvió a desaparecer y Dumbledore volvió a levantarse de su asiento.

- Como sé que están deseosos de dormir en las que serán sus camas por el año completo, no les entretengo más. Asi que, buenas noches. ¡Pip, pip!

Todos los alumnos fueron a sus casas, los de primero detrás del prefecto del aro en la oreja, que llevaba una mancha de color naranja en la túnica.

- La contraseña, por favor.

- Semper fidelis.

- Pasen.

Todos pasaron por el hueco de la muralla, y contemplaron el esplendor de la sala común de los leones. Sirius, Remus, James y Peter subieron a su pieza, seguidos por Frank Longbottom. Éste, apenas llegó, se acostó y se durmió pesadamente. Mientras Remus ordenaba sus cosas, Sirius comenzaba a jugar con una escoba en miniatura y Peter sacaba varias revistas y las dejaba en un taburete, James sacó un espejo y exclamó hacia su reflejo:

- ¡Joseph Potter!

El padre de James apareció al instante en el espejo, mirando con interés el dormitorio. Luego de revisar hasta el último recodo, declaró solemnemente:

- No quedaste en Slytherin.

- No, quedé en Gryffindor. ¿No es genial?

- Eh... claro que lo es -dijo Joseph, con un tono de decepción en la voz-. Entonces no puedo darte consejos sobre donde sentarte, dormir. Bueno, dejémos el tema. ¿Qué tal te pareció Dumbledore?

- ¡Es un genio! De sólo verlo, lo sé. Se refleja.

James y su padre siguieron conversando, hasta que todos se acostaron. James, una vez dormido, comenzó a soñar cosas extrañas, todas referentes a Hogwarts, y a cierta pelirroja. Pero él no era el único que soñaba con una pelirroja...

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- ¡Apúrense, que tengo hambre!

- Ya, ya, Sirius, tu siempre tienes hambre. No creas que no me dí cuenta de que te comiste mis pasteles de calabaza.

- Pero si tenía hambre... vamos, James, no te enojes.

- Ya, no me enojo, pero deja de abrazarme, tarado.

Los cuatro llegaron al Gran Comedor, que estaba atestado de alumnos. La profesora McGonagall les pasó sus horarios, que indicaban horas dobles de pociones con los Slytherin, luego horas dobles de Transformaciones con los Ravenclaws, y así todo el día. Entonces entraron las lechuzas; una lechuza con túnicas negras para Peter, una lechuza marrón con ropa extra para Remus, una lechuza con un paquete misterioso para James, y, por último, un búho gris perla con un Howler para Sirius.

- ¡Ábrelo, antes de que explote! -Exclamó James, atemorizado.

- ¡Ya lo sé! -Dijo Sirius, pero el sobre explotó, se abrió, y se elevó unos centímetros por la mesa, quedando a vista de todos los Gryffindors. Entonces, con un escupitajo de cenizas, comenzó a gritar:

- ¡CÓMO SE TE OCURRE HACERME PASAR UNA VERGÜENZA COMO ÉSTA, NIÑATO ESTÚPIDO! -Sirius puso los ojos en blanco, pero el sobre siguió gritando con la voz de su madre-. ¿SABES TODO LO QUE HABLAN DEL PRIMER BLACK QUE ESTÁ EN GRYFFINDOR? -Y, girando hacia Narcissa y cambiando de voz a la de un hombre, siguió más calmado pero igual de fuerte-. ¿SABES QUE EL JOVEN MALFOY ACABA DE PEDIRME TU MANO, CISSY? -Y se deshizo en llamas.

Varios alumnos quedaron impresionados; otros, llorando de las carcajadas. Narcissa, que normalmente era de una palidez amarfilada, ahora estaba completamente ruborizada, al igual que Lucius, que se escondía detrás de El Profeta.

- Muy bien, chicos, hora de irse -Sugirió implacable James, tomando sus cosas y un pastelito de calabaza.

- Yo opino igual -dijo Lupin, y siguió a James y Peter.

Pero Sirius seguía sentado, mirando el lote de cenizas en la mesa, y calculando las posibilidades. Él no era el primer Gryffindor; su tío Alphard fue Gryffindor sus últimos años en Hogwarts, luego de volver de Beauxbatons. Y un tío abuelo llamado Phineas, aunque le había valido el ser borrado del árbol familiar. ¿A él lo borrarían tambien? Tomó unos pastelitos de calabaza y salió del Comedor, siguiendo a Remus. Cuando logró juntarse con sus amigos, Peter chocó con una estatua de una bruja jorobada.

- ¿No me estaban esperando? -Preguntó Sirius poniendo cara de perrito triste.

- Me parece que es obvio -Respondió James, quitándole varios pastelitos de calabaza de las manos y engulliéndolos de un sólo mordisco.

- ¿Qué es eso?

Un buho negro, ciego y siniestro entró por una ventana, dejó un sobre azul brilloso en su cabeza, y emprendió el vuelo nuevamente.

- Vuelvo a decir: ¿Qué es eso? -Repitió Peter, mirando el sobre azul.

- Es un sobre reflexivo. Refleja algo que tu quieras.

- Ábrelo, no vaya a ser que explote como el Howler de tu madre.

Sirius abrió el sobre, que no tenía firma, y éste se elevó en el aire, y una voz amortiguada exclamó:

- ¡Morsmordre!

La Marca Tenebrosa, en una versión en miniatura, se elevó sobre las cabezas de los chicos, y se esfumó al instante.

- Ya me esperaba que ella se uniese a ese maniático.

- ¿Ella quién?

- ¿Quién más? Bellatrix...

N/Pp: Aki lo terminé! Yo creo ke pronto actualizo Sepulcro Esmeralda, o los Siete Pecados Capitales. Y si dejan reviews en mi nueva colección de viñetas "Realidad Mortífaga" (publicidad subliminal xD) y me piden ke escriba sobre algun mortifago, entonces actualizo ese tmb. Y (más publicidad xD) pronto sacaré otra colección de viñetas llamada "True Odd Love", de parejas raras, y un fic AU sobre Bellatrix (de hecho ya tengo el prólogo escrito). Asi ke pronto tendrán más Darnox, para variar.