AVISO: este capítulo está enteramente dedicado a Kao y Ken (por el día de los enamorados y blah blah blah...) pero no os preocupéis, pues en el próximo capítulo se retomarán todas las otras historias alternas además de ésta... (y me refiero a Misao, Aoshi, Sanosuke, Megumi, Tsubame, Yahiko, etc etc etc...)
Semana Cuatro
-Día
tres-
Kaoru miraba a su novio que dormía apacible,
sentado junto a ella en el gran sofá del salón de la
casa Yukishiro. No había nadie aparte de ellos, y por fin
luego de dos semanas, cuando Kaoru pudo de una vez hacerse un hueco
entre el trabajo y sus hermanas y Enishi había conseguido un
tiempo de vacaciones, podían estar solos. Su relación
había podido soportar la falta de tiempo para estar solos por
más de tres años, y si aún seguían
juntos, según ellos, era porque realmente se amaban.
De repente ella vio cómo los lentes de Enishi estaban a punto de caer, y se deslizaban por las masculinas facciones del rostro de su novio.
Kaoru se ruborizó.
Y en un impulso ajeno a su voluntad posó su mano en la mejilla del joven, acariciándola suavemente. Se había sumergido ya en su mundo, cuando notó que los ojos de Enishi la miraban algo asombrados, y en su boca estaba dibujada una pequeña sonrisa que intentaba ocultar la verdadera emoción del kendoka. Kaoru quitó la mano al instante y volvió a su antigua posición. "¡Lo siento!" dijo sonrojada. Nunca sabía cómo su novio iba a reaccionar, y eso era una de las cosas que más le gustaban de él.
Él la miró con ternura e imitó su acción, acariciando el rostro de Kaoru suavemente con la mano, sonriendo esta vez completamente. Ella, sorprendida, sonrió y se acercó tímidamente al pecho de su novio, temiendo, sonrojada, que Enishi le hiciera algún gesto de rechazo. Sin embargo Kaoru abrió los ojos de par en par y su corazón latía a mil, sumida en el asombro de sentir que él la envolvía en un también tímido abrazo, y al levantar la cabeza, notó en el joven un gran rubor en sus mejillas, que la hicieron sonreír, conmovida, y cerrar los ojos, para dejarse llevar unos momentos por la mezcla de emociones que ambos sentía en aquel instante.
¿Qué? ¡¿El teléfono?! Rayos, justo en un momento como éste, de esos que casi nunca tenemos a causa de su trabajo como médico y el mío de... ejem... ya sabes. Tal parece que el destino conspira para impedirnos privacidad... ¿eh? ¿Para mí...? Oh, es Gensai... Genial, tengo que ir a mi casa porque su prima está enferma y no puede cuidar a las niñas... Bueno, será... ¿Deberé despedirme de Enishi con un beso? ¡Dios! ¿Por qué me pregunto estas cosas? ¿Somos novios, no? Eh... oh no, silencio incómodo... Le diré adiós solamente y me iré...
Kaoru salió de la casa con algo de decepción. Había notado en Enishi una intención de acercársele, seguramente apagada por su torpeza en cuanto a esas cosas. Miró el celular que él le había dado hacía tiempo, mientras caminaba, esperando a que sonara tres veces, como siempre después de despedirse del joven médico. Él le había dicho que cada vez que sintiera eso era porque estaba pensando en ella (y sonaba varias veces al día), a lo que ella debía contestar haciendo lo mismo, como señal de que era mutuo.
Todavía nada.
Se estaba impacientando, pero aún no despegaba la vista del celular, aún cuando se decía a sí misma que no era necesario verlo para escucharlo...
BLAM!
Kaoru se vio de repente en el suelo, con dolor de cola, pero reaccionó por instinto para ver cómo estaba la persona con quien había chocado.
.-¡Oh, lo siento mucho!-Dijo ella mientras se levantaba -No estaba prestando aten...
Fue cuando se dio cuenta de la identidad de la persona a quien había chocado, que estaba sana y salva, mirándola con ojos de sorpresa y emoción.
.-¿Himura-kun? Vaya, qué sorpresa!
Él miraba estupefacto aquellos ojos azules que no veía desde hacía dos semanas, y se preguntaba por qué sentía que no los veía desde hacía meses, y por qué, además, había sentido como si toda la sangre se le hubiera ido a la cabeza. Entonces se dio cuenta de la situación, y pudo reaccionar.
.-Aaah, con razón sentía el hedor de la pobreza cerca... -Dijo él, arqueando las cejas.
.-Si se trata de la pobreza cerebral, es normal que la sientas, te perseguirá por el resto de tus días, Himura-kun. -Contestó ella con indiferencia, sacudiendo sus ropas.
Kenshin abrió los ojos de par en par y sus mejillas volvieron a enrojecerse. Nunca nadie (y menos de la clase social de Kaoru) se había atrevido a insultarlo o contestarle con alguna ofensa. Ni siquiera contradecirle.
.-¡Cállate! No es mi culpa el que no te fijes por dónde vas, mugrosa.
.-Oh, es cierto... -Kaoru volvió a mirar el celular. Se sorprendió de que, por unos instantes, lo había olvidado por completo. -Es que esperab... espero una llamada.
.-¿Tan importante era como para que choques con la gente?
.-Eeeh... más o menos... bueno, no "importante", pero me extraña que Enishi aún no me llame...
Kenshin abrió de igual forma que recién los ojos, y sintió unas inexplicables ganas de hacer trizas el aparato que Kaoru sostenía en las manos.
.-Bueno, Himura-kun -Continuó Kaoru- me tengo que ir a ver a las niñas. Ni Misao ni Gensai pueden cuidarlas hoy, así que...
.-Q... qué? Vas a ver a las mocosas? -Preguntó Kenshin emocionado, con una gran sonrisa.
.-Pues sí... No me digas que quieres ir? -Exclamó Kaoru, incrédula y en tono de broma.
.-Eeh? QUÉ? Nooooo, yo... yo... Cómo se te ocurre semejante estupidez? Claro que no! Y es mi última palabra!
Kaoru se sorprendió de aquella reacción. Ella estaba bromeando, pero parecía que había acertado, y sonrió al ver lo obvio que resultaba el Maestro del Engaño una vez que se le conocía mínimamente. Él nunca diría lo que realmente sentía.
.-Aaah, ya se me hacía raro, porque además, aunque las niñas te extrañen, tú debes estar muy ocupado y no podrías ir... -Dijo ella señalando el celular de Kenshin que daba ya su octava campanada, avisando que alguien le estaba llamando.
.-Que qué? No estoy ocupado, esto no es nada, no tengo nada mejor que hacer así que, ok, ok, me convenciste. Te privilegiaré con mi presencia. Qué feliz has de estar, ¿eh?
.-Kaoru sólo rió y le siguió el juego, mientras Kenshin sonreía con la frente en alto y apagaba su móvil sin siquiera leer los tantos mensajes que le habían llegado con preguntas de "¿Dónde estás?" "¿Estás bien?" "¿Qué te demora tanto?" "¡Contéstame, Kenshin!".-
Al llegar a la casa, Kenshin quedó estupefacto nuevamente, pues aún cuando saludó a las niñas como realmente saludaba a la gente ("Oh, no, son ustedes, mocosas insoportables"), la reacción de éstas fue un grito de alegría y un gran abrazo, por parte de ambas, en las rodillas (Suzume) y en la cadera (Ayame). Kaoru, Kenshin y las niñas pasaron toda la mañana y parte de la tarde como hacían antes, cuando recién habían conocido al famoso vocalista de la gran banda del ROCK (sí, ahora es Rock, DETESTO EL POP ù..ú) en persona. Dieron las cuatro de la tarde y todavía intentaban tragarse el repugnante arroz quemado de Kenshin y la desastrosa sopa de fideos (que parecía puré aguado) de las niñas, mientras que el pescado de Kaoru había desaparecido al instante, y se lo sacaba en cara a Kenshin, victoriosa, ante la furia de éste ("Para algo tenías que servir", le respondía él).
Las seis de la tarde. Suzume y Ayame se durmieron vencidas por el cansancio de la infinidad de actividades de la tarde y la mañana. Aparte de jugar juegos de por sí agotadores, Kaoru se aprovechó de la situación y obligó a todos a trabajar para hacer la casa un poco más habitable. No tuvo más que amenazar a Kenshin con que podría cambiar de opinión acerca de divulgar su secreto para que éste también colaborara, y fue en esos instantes cuando Kenshin se preguntó nuevamente qué hacía ahí y por qué tenía que estar obedeciendo a prostitutas chantajistas, y la volvió a odiar... al menos por ese lapso de tiempo.
Después de acostar a las niñas, sonó nuevamente el celular de Kenshin.
.-Quién puede ser tan fastidioso? .-Replicó él con furia. No parecía que fuera tan explosivo en lo más mínimo, pensó Kaoru.
-Seguro que no tenías nada que hacer, Himura-kun?
.-Claro que no, sino sé qué imbécil me fastidia tant.. -Fue cuando Kenshin por fin vio el remitente de todas las otras llamadas y se puso azul de horror al recordar a dónde se dirigía cuando se había encontrado con Kaoru. -TOMOE! SU CUMPLEAÑOS!
Battousai salió disparado de la casa con un "¡Despídeme de las niñas!", y el lugar casi se derrumba por la fuerza con la que abrió la puerta principal. Kaoru no pudo aguantar la risa, preguntándose cómo era posible que alguien normal se olvidara de algo así con esa facilidad, si estaba a medio camino de realizarlo.
Un nuevo celular sonó, esta vez con tres campanadas. Kaoru lo miró, y la inundó un sentimiento de culpa que no venía al caso "¿Qué significa esto ¿Por qué me siento culpable?" pensó preocupada... y el aparato cayó al sofá, apagado.
Enishi esperaba la respuesta de Kaoru, una vez que por fin se habían ido las inesperadas visitas que habían ido a verlo. Pasaban los minutos sin que pasara nada, y, aunque preocupado, apagó también su celular, y se lo guardó en el bolsillo.
-Día
siete-
Aunque ya casi daba una semana desde lo ocurrido,
Kenshin (aconsejado por sus colegas) aún debía comprar
regalitos como flores, bombones y aquellas cosas, para obtener el
perdón de Tomoe. No sólo había olvidado su
cumpleaños, sino que también había cometido la
primera imprudencia en su carrera de mentiroso dentro de la relación:
le había contado parcialmente la verdad, en vez de inventar
alguna historia, como el Kenshin usual habría hecho.
Obviamente, la disculpa de haberse encontrado a medio camino con un
conocido, ponerse a conversar con él, ir a su casa, pasar toda
la mañana y tarde ahí y no recordar ni por un instante
su cumpleaños por no haber leído los mensajes del
celular; no había dejado contenta a Tomoe, quien le quitó
el habla por dos días, y ahora le hablaba con semi
naturalidad, pero aún distante.
Kenshin estaba preocupado: en 1er lugar porque era la primera vez en su vida de actor a full time en que le fallaba la respuesta falsa. Definitivamente no le hacía bien explayarse, ser él mismo y decir lo que realmente pensaba en casa de Kaoru, puesto que le afectaba su capacidad de fingir. En 2º lugar, porque no podía arriesgarse a perder la cantidad de ganancias que estaba obteniendo en ese entonces con la "pareja del millón de dólares", con la que hacía cuatro semanas y seis días había fijado una fecha para casarse. Después vería como mantener la publicidad sin tener que recurrir a los hijos, pero de momento la boda debía efectuarse, y si esas explosiones de sinceridad seguían ocurriendo podría dificultarse la relación con su novia y hasta existía la posibilidad (considerando la gamma de cosas ocultas que Kenshin tenía para con Tomoe -y todo el mundo-) de que la boda se cancelara. No. No podía arriesgarse a perder tanto dinero. "Está decidido. Nunca más veré a esa prostituta ni a nadie que tenga algo que ver con ella", concluyó. Y en tanto las palabras se formaron en su mente sintió una gran presión en el pecho que lo espantó. No obstante, tomó aire y reafirmó su declaración: "Sí. Definitivamente nuca más volveré a hablar con ella". El artista se enderezó y estiró la mano para alcanzar la caja de bombones que tenía en frente (que iban destinados a Tomoe, como otro de los regalos de disculpas), en uno de los pasillos del supermercado en que se encontraba.
Sin embargo, sintió una mano que la alcanzó al mismo tiempo que él, formándose un contacto involuntario.
Allí estaba ella, la prostituta, que con sus ojos azules lo miraba con sorpresa y luego de unos instantes esbozó una sonrisa en sus suaves labios de mujer.
.-Pero qué coincidencia! Cómo estás, Himura-kun?
-.¿Por qué tenía que aparecer ella justo en el momento en que había tomado esa decisión? El Battousai no paraba de hacerse esa pregunta sin encontrar respuesta coherente. Lo único que sabía era que, al igual que la otra vez, sintió como un golpazo de emoción en el corazón y como si toda la sangre se le fuera a la cara. Cosas que no le agradaban, por cierto.
.-Coincidencia? Ja! No me vengas con esas. Tal parece que no te cansas de seguirme eh? -Rió él, con aire triunfal.
.-Jajajaja! Ok, ok, como quieras, pero ten en cuenta que éste es un supermercado como cualquier otro, así que lo raro es que estés tú aquí comprando bombones en vez de comprarlos en alguna dulcería fina... no será que me sigues tú o sí? -Kaoru soltó una leve carcajada, viendo cómo Kenshin se sonrojaba.
.-Ha ha ha! No me hagas reír. Estos bombones son para Tomoe, así que puedo comprarlos en donde quiera -Kenshin volvía lentamente a su típica postura de jactancia con las cejas arqueadas- Lo que me sorprende es que siendo tú tan pordiosera te encuentres siquiera paseándote por el pasillo de chocolates caros... aunque bueno, si se trata de ti, ya debes haberte metido con todo el personal, no me sorprendería que tuvieras descuento hasta en el estudio... vaya ejemplo para las niñas, eh?
Kaoru enmudeció. Abrió los ojos de par en par un segundo, y luego miró al Battousai con una mirada de repugnancia increíble. Se sintió humillada, pues gracias a eso recordó una vez más lo que hacía en su lugar de trabajo, y siempre había creído que estando con este individuo lograba olvidarlo al menos por instancias. Se sintió sucia una vez más, debido a que existía la posibilidad de que fuera en parte cierto, pues ejercía el trabajo hacía ya mucho y cada vez le tocaban hombres distintos. Era cierto que ella engañaba a muchos, pero una ola de rabia la inundó por haber sido él, el hipócrita número uno, el que se lo había recordado.
En un acto involuntario, y sin siquiera darse cuenta, la mano de Kaoru le propinó una inmensa bofetada al rostro de Kenshin. La mirada en los ojos azules de la chica no cambiaba.
.-Así que eso es lo que piensas de mí ¿no? Pues evita el tratar con un tan mal ejemplo como yo y asunto arreglado.- Dicho esto, Kaoru dio media vuelta y se encaminó a la caja del supermercado, a pagar las pocas cosas que le alcanzaban comprar.
Kenshin contemplaba el vacío, pasmado. Le ardía la mejilla como nunca, pues ésa había sido la primera bofetada que recibía en su vida entera. Además no podía creer lo que había pasado. ¿Kaoru le había dicho que no le hablara más? Normalmente era él el que tenía que decir cosas como esas a la gente (de forma discreta), pero nunca se lo habían dicho a él. Por otro lado, no hablar nunca más con ella significaba cumplir su plan por acuerdo mutuo; significaba ponerle fin a las preocupaciones de volver a tener problemas con Tomoe y con esto aumentarían las finanzas, significaba volver a su vida normal y nunca más sentir ese nerviosismo absurdo que sentía desde que la conoció, significaba no ver a las niñas nunca más, no volver a ser él mismo, volver a su mediocre farsa diaria y a la soledad rodeada de personas... significaba no verla más...
.-Oye! A dónde vas? -Dijo él, tomándola del brazo.
.-Pues a mi lugar social, lejos de ti. -Ella se soltó bruscamente y salió del supermercado apurando el paso.
.-Espera! Por qué te enfadas? -Insistió el joven, alcanzándola. Kaoru guardó silencio por unos instantes, mirándolo con odio.
.-Que por qué me enfado?... Que por qué me enfado?! Crees que para mí es muy fácil tener que volver todos los días y noches a ese inhóspito lugar a esperar cada seis horas que venga un nuevo desconocido a quitarme lo que me queda de orgullo?? Crees que disfruto teniendo que recibir los insultos de los depravados cada vez que e niego a hacer sus asquerosas peticiones?? -De pronto, de los ojos de Kaoru comenzaron a brotar amargas lágrimas que se deslizaban por su rostro. -¿Y crees que me gusta tener que mentirle a todos... mis seres queridos cada día más... intentando ocultar los moretones que algunos enfermos me dejan? Me siento sucia y frustrada, mientras gente como tú me restriega esos actos en la cara... como si no fuera suficiente tener que entregarme... cada día a hombres distintos... como si no fuera suficiente... -Kaoru rompió en llanto y se hundió en sollozos, sin poder continuar.
Kenshin solamente la miraba. No sabía qué hacer; todo era su culpa y se sentía un gusano por haberla hecho llorar. Él nunca había estado cerca de gente que realmente tuviera sentimientos, pues todos en el mundo del espectáculo eran tan o más frívolos y cínicos que él. Y ella, la única persona que conocía que había logrado hacerlo sentir realmente bien, estaba ahora llorando al frente suyo, por su culpa.
.-Perdóname... fui muy lejos, verdad? -Se dio cuenta de que, también, era la primera vez que pedía disculpas sinceras a alguien.
Dejó de pensar. Tomoe, las finanzas, su imagen, el estatus, la banda... todo desapareció de su mente. Con lentitud y timidez la abrazó por un momento, y luego la apartó para encontrarse con sus ojos, para decirle las únicas palabras que ahora tenía en la mente, mientras la miraba con seriedad y sin ningún rastro de duda o vacilación:
.-Desde ahora... sólo yo seré tu cliente.
Esta vez fueron las mejillas de la chica las que enrojecieron, mientras los ojos azules levantaron la mirada para ver incrédulos a los violetas.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-
NdYune-ô: No me miren feo por el retraso, estaba de vacaciones! Y ahora falta poco para que empiecen las clases de nuevo, noooooooooo! pero en fin, he decidido (y con la ayuda de Dios) no meterme tanto al computador, que es la principal razón por la que no escribo, me paso todo el día jugando XD. Espero que les haya gustado este capítulo, como un "especial de enamorados" atrasado porque no pude subirlo antes nnU, y gracias por los reviews!
Yune-ô
12:55 18-02-2005
