NdYune: Nada más aclararles algo antes de empezar:
Si ven esto: "-o-" y letra cursiva, es un aviso de RACCONTO. Y sí, Racconto, no "Flashback". Creo que muchas autoras deberían saber la diferencia entre ambas…
En fin XD.
Semana Siete
-Día uno-
Aoshi Shinomori caminaba con decisión, marcando cada paso que daba con una llamativa firmeza, que hacía que sus negros cabellos bajo el sombrero se mecieran con suavidad. Sonreía, enternecido -y a la vez algo preocupado- por el recuerdo del relato que el anciano Okina le había narrado hacía tres días, y recién hoy el joven había determinado el tomar la medida que tenía en mente.
-o-
-No te enfades con ella, hijo... -le había dicho el anciano, luego de ver que su nieta salía apresurada y con gran enfado por la puerta principal de su casa. Había escuchado toda la discusión que ambos chicos habían tenido, por lo que hablaba con confianza. -Misao-chan no lo hace por que quiere, pero es que él significa para ella más de lo que crees...
-A qué se refiere? era su novio, su amor secreto o algo así?
-No, no, no... verás... -El anciano suspiró, como si sus labios objetaran el pronunciar lo que se les ordenaba -Misao-chan siempre ha sido muy brillante. De hecho, aunque no lo creas, a los 16 años ya había entrado a la universidad a estudiar medicina, como mi hijo le había exigido... -Aoshi lo miró boquiabierto un segundo, sorprendido por lo que acababa de escuchar
-Mi hijo, -Continuó- tal vez por simple capricho, siempre había querido que ella estudiara esa carrera, y usaba su enfermedad al corazón para manipular sus decisiones. Esa era la única forma en que Misao-chan le obedecía, pues como de seguro ya te habrás dado cuenta, el carácter de mi nietecita es muy fuerte. Ella quería ser fotógrafa... no paparazzi, claro, pero la fotografía siempre había sido su sueño, y estaba cada día siendo más apagado por la carrera que le forzaban a ejercer en su adolescencia.
"Fue entonces cuando él apareció. Si uno lo miraba desde afuera, no tendría por qué ser algo especial en la vida de Misao, pues ella siempre ha sido extremadamente sociable y sabía cómo sacar provecho de sus cualidades: había tenido muchos novios aún cuando nunca le habían interesado esas cosas, sólo aceptaba por lo que el chico podría o no comprarle, y lo peor era que ellos lo sabían, pues Misao les aclaraba desde el primer día que no estaba interesada en ellos.
"Sin embargo, Soujiro-kun, al vivir junto a nosotros y ser compañero de Misao-chan, fue el único varón en profundizar siquiera en una parte de su vida. Nunca se mostró interesado de forma extraña hacia ella, y creo yo que eso fue precisamente lo que a ella le agradó, y pudo dejar que se hiciera su amigo de verdad, pues al ser tan reservada los demás eran sólo conocidos. Pareciera que él la viera como una hermanita menor y viceversa, y cuando él se enteró por qué estudiaba lo que estaba estudiando, fue el único que la apoyó a que siguiera sus sueños y que no le importara lo que los demás dijeran, pues ella valía más que las opiniones ajenas. Creo que yo también cometí un error al no apoyarla... -El anciano volvió a suspirar, esta vez con una melancólica sonrisa. Dio a Aoshi una gentil mirada, como para prestar atención a cada expresión que Aoshi hacía mediante continuaba el relato.
-Al final dejó la medicina -Reanudó el anciano luego de la breve pausa- y le exigió a mi hijo que la dejara en paz, pues ella se dedicaría a la fotografía aunque no lo aprobara. Él sufrió un disgusto tan fuerte, que su corazón no lo aguantó y murió al poco tiempo después, lo que me llevó a hacerme cargo de ella al estar su madre ausente desde su nacimiento.
"Misao-chan no se llevaba bien con mi hijo, no obstante estaba muy afectada, como era de esperarse después de ser la causante de la muerte de su propio padre. Si no fuera porque Soujiro-kun y Kaoru-chan estaban con ella, todavía sufriría por lo que pasó. Creo que fue esa noche, varios meses después de la muerte de mi hijo, cuando ella (y esto lo sé porque escuché la conversación que mantuvieron) se dio cuenta de que algo raro pasaba consigo misma con respecto a su amigo. Le pidió consejo Kaoru-chan por teléfono, y la conclusión a la que ambas llegaron llenó de felicidad a mi nieta, y al mismo tiempo se extrañó de no sentir rabia o auto negárselo, pues ella odiaba estas cosas a ser tan racional y se había prometido que nunca le pasaría.
"Esa noche, creo que eran más de las nueve, bajé las escaleras para comer algo, y me encontré con la escena:
"Misao-chan colgó el teléfono y se dirigió hacia la puerta, sonriente. Yo supongo que partía a decirle inmediatamente a Soujiro-kun, pues era algo muy extraño y nuevo para ella. Sin embargo, en tanto abrió la bendita puerta todo el desconcierto se le vino a la cara al encontrarse con su amigo, que la miraba con la misma expresión, divertido.
"Ella abrió la boca para hablar, pero antes de que pudiera decir algo, él la interrumpió con la noticia; con una aplacada sonrisa y mirándola como la hermanita que siempre había sido para él: -Okina renovó su expresión a la de descontento- "Ya tengo que irme", fue lo único que le dijo. El semblante de mi nieta se tornó lleno de angustia, como si ella misma, en la mirada del joven hubiera advertido ese "algo" que nos dice que será el último encuentro. Soujiro-kun volvió a sonreír con ternura, y acarició la cabeza de mi nieta, que no lloraba, pero en ese punto mostró tal vulnerabilidad que todo lo que pensaba y sentía se dejaba ver, como si el escudo que siempre la protegía y ocultaba su corazón se volviera de cristal. No creo que él no se haya percatado de los sentimientos de mi nieta, sino que más bien intentó fingir que no era cierto. Besó su frente y le entregó un papelito, diciéndole que iba a volver. Ella no dijo nada; podría haberle preguntado a dónde iba o cuándo volvería, pero se limitó a mirarlo con firmeza y la gran sonrisa que siempre le acompañaba, para luego asentir con la cabeza y acariciar su brazo con brusquedad.
El anciano se detuvo, pues pudo ver la marea de pensamientos que azotaban al músico. No decía nada, pero Okina podía escuchar a gritos lo que pensaba, y sonrió al entender lo que esos gritos decían.
-No lo hemos vuelto a ver ni sabido noticias suyas desde entonces. Ella nunca le habla a nadie de él tampoco, y aunque sigue siendo una persona fuerte, nunca ha podido ser la misma completamente. Dudo que puedas sacar lo que lleva oculto, pero por alguna razón siento que puedo confiarte esto a ti... Trata de hacer que vuelva, por favor. Sé que eres en cierta forma importante en su vida.
-No lo creo, Okina-san. Usted vio cómo...
-Shinomori-kun... eres el primer hombre traído por Misao aparte de Soujiro-kun que jamás había entrado en nuestra casa, y mucho menos en su pieza.- El anciano sonrió y entró en la casa, dejando a Aoshi sorprendido y ruborizado, pero por sobre todo feliz.
-o-
Aoshi volvió a sonreír, mientras caminaba, ante el recuerdo de tal escena, y otra vez sintió la misma felicidad por esas últimas palabras.
Divisó a la chica sentada en una banca en la plaza del ángel. Su abuelo le dijo que debía estar ahí, pues la foto del chico había sido tomada en ese mismo lugar, y si no había ido al estudio desde la pelea y según Kaoru tampoco había ido al trabajo, era el único lugar en donde se le ocurrió que podría estar.
Tomó aire para reafirmar su decisión y caminó hacia ella tratando de que no se percatara de su presencia. Sabía que tampoco era la gran cosa, pero para él era algo totalmente nuevo, así que estaba algo asustado.
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"Buenas noches, Himura-san".
Fueron las primeras palabras que vinieron a su mente cuando abrió los ojos. Ya había amanecido, pero para él no había ninguna diferencia, pues era aquello lo que más ocupaba su cabeza no importaba la hora, y cada vez con más insistencia desde que había decidido no hablar más con esa chica.
Se sentía culpable, como nunca, pues no había podido concentrarse ni aún esta noche, en la que, en un intento por distraerse y ahuyentar la maldita frase que lo perseguía, había vuelto a unirse a su novia. Tal parecía que había hecho buen trabajo al ocultar su ausencia mental los últimos días, pues ella dormía pacíficamente, apoyada sobre el pecho desnudo de su novio, y cubierta por las mantas de la cama.
"Buenas noches, Himura-san".
Tendría que empezar a asimilar esas palabras como las últimas que esa chica le diría, pues no podía dar marcha atrás. Siempre había sido un hombre muy práctico, por lo que, aunque ya estaba seguro de lo que sentía por ella, seguiría con su vida como antes, aún cuando tenía que verla en las noches. Era cierto, la amaba y era algo que no podría ignorar jamás, pero su mente materialista intentaba convencerlo de que eran sólo sentimientos. Podía ser que estuvieran ahí toda su vida, y de seguro lo aprisionarían en las reuniones familiares como la primera vez, pero había aprendido a ocultar su personalidad verdadera por años ¿Por qué no podría también ser capaz de ocultar lo que sentía?
"Buenas noches, Himura-san".
Cerró los ojos, determinado a hacer que esa fuera la última vez que aquellas palabras lo acorralaran. No tenían mayor importancia, ¿Por qué lo habían marcado de esa manera…? Su novia suspiró y despertó lentamente, sonriéndole. Él la abrazó fuertemente, intentando desechar la urgencia que sentía por que llegara la noche y tuviera que partir a cierto burdel... "Qué bueno que ayer tuvo día libre", se mintió a sí mismo.
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-Lo vi hace unos meses en Kyoto, mientras intentaba salir de un hotel.
Misao se volteó hacia quien le hablaba, y quedó atónita ante la presencia de aquél junto a ella en esa plaza. Tanto así, que no procesó sus palabras sino hasta momentos después, quedando aún más atónita.
-Pero eso sí, no parecía ningún médico.- Continuó, interrumpiendo lo que fuera que iba a decir ella, dejándola con la boca abierta tanto por haber sido interrumpida como por la nueva oración que el artista le había dado.
-Pe... pero cómo sabes que él era med...?
-Lo sé todo, Makimachi-chan. Okina-san me lo contó.
Misao lo miró nuevamente con los ojos desorbitados. Recordó la discusión que había tenido con él hace algunos días, y ladeó la cabeza, pensando en lo estúpido de los argumentos que la fundamentaban. Aunque ya a estas alturas se había dado cuenta de que no los necesitaba si se trataba de Shinomori Aoshi.
"Es un amigo", le había dicho ella cuando él la había perseguido hasta la escalera para que le explicara quién era ese joven. Obviamente Aoshi no estaba contento con la poca información, así que respondió a la exigencias de la chica acerca de cumplir su parte del trato con un "Lo vi hace un tiempo". Ella también se molestó a causa de la falta de información, pero él se justificaba diciendo que le había respondido con la misma claridad que ella. Sin darse cuenta la discusión se transformó en una pelea verbal en que se intercambiaban todos los insultos habidos y por haber (Sobretodo ella, pues él se controlaba todo lo que podía), y en un abrir y cerrar de ojos ella ya había salido de la casa, enfurecida y pateando todo lo que se cruzara en su camino. Se rió ante el recuerdo. "Mala idea dejarlo sólo con mi abuelo", se dijo. Okina era un chismoso. Eso ya era indudable.
-Y... ésa era toda la información? -Preguntó ella, algo más calmada, pero anhelando un "no" por respuesta.
-A decir verdad, no. Yo estaba en un hotel en Kyoto con la banda, y subí al ascensor para ir al primer piso junto a dos hombres de ropas muy formales, casi detectivescas. Uno de ellos, tu amigo, se notaba muy apesadumbrado o preocupado, mientras el otro lo miraba de manera muy tóxica.
"De pronto, el ascensor se sacudió violentamente, y me quedé atascado en esa cosa junto con ellos... hablaron entre sí bastante rato en un tono tan bajo que yo no podía escuchar bien, pero no parecían ser cosas muy agradables, pues tu amigo intentaba ocultar sus expresiones para que yo no las viera; al parecer se percató de que lo miraba. Como te dije, no parecían médicos en lo absoluto, y no confío demasiado en lo que sus maletines traían...
Misao se silenció, pues no sabía si creer esas palabras, tal vez por la alegría que sentía al saber de Seta por fin después de tanto tiempo de buscarlo sin resultados, o tal vez por la perplejidad en ella ante la posibilidad de que su amigo no se dedicara a lo que ella creía. De cualquier manera, no creía posible que Shinomori inventara algo como eso. Por alguna razón aquel singular hombre le inspiraba confianza, por lo que tomó aire y exhaló con fuerza, preparándose para hacer lo que nunca antes había hecho: hablar de Soujiro Seta.
-Mi abuelo está equivocado. Yo no salí para decirle que lo quería de forma rara o algo así, salí para ir a su casa y solamente agradecerle por haber permanecido conmigo, y para decirle, porque nunca antes lo había hecho, que era mi mejor amigo, que lamentaba haber olvidado su cumpleaños y que le deseaba lo mejor del mundo. Cuando me dijo que se iba me quedé sin palabras y me sentí vulnerable, como si todos mis logros y metas no fueran ni sirvieran de nada... fue como al mes después de eso cuando por fin me di cuenta de la forma en que lo quería, pero al hacer memoria pude ver claramente que él en la despedida ya lo sabía, e intentaba exponerme su respuesta con el beso fraternal que me dio en la cabeza...
"Me gustaría tanto encontrarlo, aún cuando sé que nada pasaría entre nosotros. Eso es lo que menos me importa, sólo quiero estar cerca de él como antes... ser su hermanita otra vez me es suficiente...
La joven sonrió, mostrando emociones que Aoshi jamás imaginaba en ella y que lo hicieron enternecer. Se acercó él a Misao un poco más, de tal forma que sus miradas estuvieron fijas la una en la otra: había llegado la hora. Y mirándola con una gentil sonrisa, exclamó:
-Me dejas reemplazarlo?
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¡Pero cómo puede serse tan cerdo! Por no perder dinero se hace el tonto. ¿ES QUE NO ESCUCHA EL ESTRUENDO QUE HACE ESE TIPO CUANDO ESTÁ CON MEGUMI-CHAN? Nadie con dos dedos de frente diría que es normal ¡Si hasta se sienten golpes de muebles y patadas! Y lo peor es que el tipejo ése exige a Megumi-chan y sólo a ella, y el viejo Tooru no se la niega, sabiendo lo cada vez más magullada que está... pero no me quedaré de brazos cruzados. Sanosuke está discutiendo con él ahora mismo, así que yo tampoco voy a dejar que su "solución" de dejarla en la última pieza para no escuchar los ruidos sea la definitiva. ¡No señor!
Kaoru se dirigió a pasos agigantados al gran cuarto de "administración" del BRB, donde se encontraba Tooru, su jefe, y Sanosuke, discutiendo ante la presencia de todos los otros proxenetas que obedecían sin chistar las órdenes de su superior.
Una acalorada discusión comenzó. Sumado a los gritos de Sanosuke, los de Kaoru armaban ya un alboroto, pero nadie se asomaba al cuarto, tal como Tooru lo había ordenado. "Es que no se da cuenta de que esos gritos no son normales? Cómo puede ser tan avaro!" eran algunas de las cosas que Kaoru le gritaba, sin que su jefe moviera un músculo de su amenazante cara. De pronto, la chica mencionó algo acerca de las autoridades. Imagashi Tooru, quien a sus 50 años se mantenía alto, fuerte y fornido, se levantó lentamente y se dirigió hasta Kaoru, quedando frente a frente. Sonrió.
Y luego de aquella sonrisa, con la mano empalmada, golpeó la pared al nivel y al lado de la cabeza de la joven prostituta, haciéndola dar un sobresalto de terror y acorralándola contra dicha pared. Sanosuke intentó detener lo que fuera que su jefe tenía en mente, pero fue detenido por todos los demás hombres que ahí estaban.
-Qué dijiste acerca de las autoridades, Kaoru-chan? -Dijo el hombre, aún sonriéndole y con una mirada muy apacible, pero a la vez intimidante. -Te pregunto porque ambos sabemos a quién se llevarían primero en todo esto...
A Kaoru le sobrevino una oleada de horror. Lo había olvidado: ese hombre era testigo de sus actos desde hacía tres años atrás, por lo que intentar luchar contra él era totalmente absurdo. Luego de un lapso de silencio, el hombre tomo el cuello de Kaoru con sus grandes y gruesas manos, y la levantó, apoyándola contra la pared, mientras ella intentaba zafarse con todas sus fuerzas, mientras se asfixiaba.
-Que no se te olvide quién es tu dueño aquí, Kaoru-chan... y no permitiré que una escena como ésta se vuelva a repetir, oíste? Me tendrás respeto mientras aún sepa que lo que tú...
-Suéltela.
Una voz masculina se escuchó en el cuarto, que a Kaoru se le hizo muy familiar. Se volteó lo más que pudo para encontrarse con el desconocido, y ante sus ojos se vio la silueta de aquel hombre de la gran peluca de pelo alborotado (aunque esta vez iba abrigado). Y tan sólo reconocerlo, una ola de felicidad la inundó por completo.
-Si no me equivoco soy yo quien pago, así que el dueño suyo soy yo, y me gustaría que dejara de maltratarla, si no es mucha molestia.
Para sorpresa de todos, el hombre accedió sin resistencia y sin quitar la sonrisa de su rostro, depositado a la chica bruscamente en la blanca baldosa del cuarto. Sin decir ni una palabra, se sentó nuevamente en su silla, e hizo un gesto para que se fueran, no sin antes dirigir una punzante mirada a la chica.
Reinó el silencio en la pieza, mientras el artista se quitaba la peluca con esfuerzo, pues se le había atascado en el pelo. Kaoru miraba el piso sonrojada, como aún digiriendo las palabras y la escena que el joven había provocado. Kenshin, hastiado del silencio y de la forma en que ella lo había empezado a mirar, se sentó en su futón y le dijo fastidiado.
-Qué? Tengo bichos?
-Escuchaste todo, verdad? -La tristeza se había apoderado de ella, y asimismo la vergüenza.
-...
-Lo sabía... -Suspiró- Yo... antes de empezar a trabajar en esto... yo antes...
-No quiero escucharlo. -Dijo mientras se sentaba en la cama, lo suficientemente alejado de ella como para no sentirse nervioso.- Quiero que escuches algo, y pon atención, tonta, porque sólo te lo diré una vez: puede que nunca antes hubiera tenido siquiera un indicio de saber tu pasado, o puede también que nunca me hubiera imaginado algo extraño acerca de él, pero por muy extraño o complicado que eso llegara a ser, no hará que dejes de ser tú, no hará que dejes de ser la Kamiya Kaoru que yo conozco, y mientras eso no pase, no me interesa saberlo. Y creo que eso pasa con todos los que en verdad te quieren, porque tú eres tú sin importar qué estupidez hayas cometido antes, y si te vuelves a poner triste por cosas viejas voy a lanzarte por la ventana de mi hotel, entendido?
Kaoru quedó sin palabras, y su corazón comenzó a latir con fuerza. Jamás nadie tan "poco cercano" le habría dicho algo como eso... de verdad ese hombre tan poco delicado era un gran amigo. Una pequeña risa se escapó de sus labios.
-Y tú, Himura-kun? Me quieres? -Le preguntó, divertida. Kenshin se tornó tan rojo como su cabello, y desvió la mirada sin decir ni una palabra. Kaoru dio un suspiro de resignación. -Himura-san... sé que en realidad yo no significo mucho para ti, y te entiendo, porque prácticamente soy un sinónimo de problemas para tu vida, jejeje... sin embargo, te agradezco mucho lo que has hecho por mí. No me importa si lo hiciste porque te di pena o algo así, sólo sé que me has dado más cosas que cualquier otro amigo que haya tenido. Podía decirse que... eres mi mejor amigo, así que te quiero mucho, y aunque no sea mutuo, quería decírtelo. -Kaoru sonrió tiernamente, poniendo su mano en el hombro del joven que la miraba pasmado.
-Tonta... eres una tonta! -Le dijo él, al mismo tiempo que la abrazó fuertemente, ante la sorpresa de ésta. -Cómo puedes decir algo así? Acaso te esfuerzas para pensar estupideces...? Es obvio que eres mi amiga, imbécil, eres la única que tengo! -Replicó él, fastidiado
Al diablo el silencio, se dijo él en ese instante. Y su afirmación fue reafirmada al sentir la risa de la chica y la respuesta igual de afectiva de su abrazo. Lágrimas en los ojos de ella y una sonrisa en el rostro de él coronaron esa noche. Tal parecía que una vez más sus destinos habían dado un brusco giro.
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NdYune: Argghhh! mal final, lo sé, pero estoy ULTRA apurada. La próxima actualización no estará pronta, más o menos como en tres jueves más, así q porfis tengan paciencia! Ah, y ojalá les haya gustado, y sorry tb la demora, pero tuve muchas cosas que hacer con esto de la vuelta a clases xx. Sorry si hay errores de gramática o me comí letras o algo así, pero no tengo tiempo para revisar, debo emigrar! Lalala n…n
Grax por leerme! Un abrazote n.n
Yune-ô
21:23 17-08-2005
