NdYune-o: Hola a todos! Volví al fin, y con el capítulo más suicida de todos los que he hecho, así que aparte de odiarme por la demora me odiarán por el capi XD. Además se me ocurrió dejar en espera la parte más estresante del capítulo anterior XD.
Semana Diez
-Día uno-
"Debo dejar de pensar en eso!"
La joven enrojeció ante el recuerdo de la escena una vez más, para horror suyo, mientras se encontraba junto a su novio en las calles de Tokyo. Estaba confundida. Eso era innegable, y su consternación aumentaba al empezar a atar cabos en su cabeza, llegando a funestas conclusiones como la posibilidad de que, en efecto, su menudo y pelirrojo amigo sintiera hacia ella algo mucho más fuerte que la amistad coronada por un abrazo que le había confesado hace unas cuantas noches. Pero... ¿Y qué tal ella...?
"Nooo! No puedo creer que siquiera te lo plantees, tonta! Eso no! No niego que me sienta halagada, pero... pero...!"
Sacudió Kaoru su cabeza con brusquedad, como intentando ahuyentar esos nefastos pensamientos. Su pulso retumbaba con vehemencia, presa del pánico que le causaba la existencia de una posibilidad de desvío de sus antes monopolizados sentimientos hacia Enishi, su novio por más de tres años. Éste no podía ocultar la preocupación hacia ella, luego de verla así por más de tres días.
De pronto, él detuvo su caminar, y la chica sintió que el brazo de su novio, que cruzaba su espalda hasta el hombro contrario, se apretaba cariñosamente y el rostro del joven se le inclinaba al oído, para susurrarle con suavidad:
-No me lo digas si no quieres... pero estoy contigo, Kaoru-chan.
Los ojos azules de la joven prostituta se abrieron de par en par. Lo había olvidado: él la conocía muy bien y siempre notaba cuando algo no andaba bien. Nunca la atoraba a preguntas, cosa que había aprendido a hacer desde que ella comenzó con sus silencios al principio de la relación. Sólo la abrazaba con ternura y le hacía saber que estaba ahí para cuando lo necesitar y-o quisiera decírselo. Ella sabía que moría de preocupación por saberlo, pero se aguantaba para no hacerla sentir presionada.
Sus ojos se llenaron de lágrimas. ¿Cómo había podido dudar de lo que sentía? Incluso lo había comparado con Ken porque éste la había ayudado más según lo que recordaba, pero en aquel momento vino a su memoria cuánto ella le mentía al joven médico, pues sabía ella que, con la generosidad de éste, si llegara a saber su verdadera situación tanto económica como laboral, Enishi daría todo por ayudarla. Por eso mismo nunca le había dejado ir a su casa, sino que le mostraba la de Misao en su lugar las pocas veces en que él había conseguido visitarla.
¿Cómo había podido serle infiel, que era lo que sentía, por unos minutos? Se aferró al brazo del joven con fuerza y angustia, y dejó que él la acariciara como si nadie estuviera a su alrededor.
-Día tres-
¡Apendicitis! Esto no podía ser. Había recibido la llamada del anciano en medio de una entrevista, y en realidad se sentía semi-aliviado, pues estaba más que harto de responder preguntas estúpidas.
Está bien, el que hubiera huído de una entrevista pagada previamente a causa de una llamada telefónica le traería problemas, pero francamente los regaños de Shishio le importaban un soberano pepino. Kaoru había sido operada (aunque fuese de algo común y sin mayor importancia), pero al menos le servía de excusa para verla a deshoras y quizás ahora hablarle, cosa que no hacía desde el incidente del... ejem... beso...
Se sonrojó con sólo recordarlo, y se llevó una mano a la cabeza como reacción involuntaria. Simplemente no sabía cómo abordar el tema, ni tampoco podía ignorarlo. Sus sentimientos lo habían traicionado, y aunque temía que volvieran a hacerlo, las ganas de hablarle, de escuchar su peculiar voz y de estar con ella eran más fuertes.
Se apresuró a buscar su disfraz (todo sea por la imagen, se dijo), y partió rápidamente hasta el hospital, mientras en su cabeza se repetía y negaba continuamente la posibilidad de que quizás, el que se cambiara de imagen para verla no fuera sólo por su estatus o su bien propio en general, sino para no causarle problemas a la chica... Dios, qué es esto! Bondad! Debía haber comido algo que le trasgiversó los pensamientos, se dijo con una mueca de asco.
La sala estaba muy limpia y casi lista para la operación. Kaoru había recibido un trato especial y gratuito por ser la novia del reconocido cabecilla de los médicos del lugar Enishi Yukishiro, así que se sentía como la hija del presidente.
-Buenos días, chiquitito. Llegaste rápido! -Saludó Gensai; al ver al cantante frente a él con su disfraz puesto. Ayame y Suzume corrieron hacia él, abrazando sus piernas.
-Sí, intenté apresurarme, ya me estoy acostumbrando a que esta tonta incompetente me quite tiempo. -Replicó él con las cejas arqueadas y acariciando las cabezas de las niñas. El anciano hizo caso omiso de su comentario, acostumbrado a oírlo decir cosas que no sentía.
Kenshin se asomó hasta el cuarto y vio a Kaoru sonriente y con una mirada perdida entre fantasías que sólo existían para sus ojos. La chica miraba de un lado a otro de la habitación como un niño en una enorme juguetería. "Está sedada", comentó Gensai a modo de explicación, pero Battousai parecía no escucharlo, absorto en la extraña emoción que lo envolvía.
Momentos después, Gensai sacó a las niñas del cuarto, dejando al joven y a Kaoru solos. Éste se limitaba sólo a mirarla con detenimiento, intentando hallar palabras adecuadas para iniciar una conversación.
-Pero szi no es... el ghran Batthouszai? -Dijo ella, rompiendo el silencio con una voz arrastrada y somnolienta, como si bostezara. -Vienessz... a beszharme dde nuevvo? -Volvió a decir con una gran sonrisa semi-burlona.
Los ojos de Kenshin se desorbitaron y su rostro se tornó tan rojo como su cabello. No podía creer que lo recordara tan nítidamente, y que lo hubiera sacado a colación como algo tan casual. No sabía que decir, y notó cómo su voz temblaba al igual que sus manos.
-Yy... yo... lo... lo siento, Kamiya... yo...
-No tdienes gue disghulpaaartde, Ken-chan... zsi yo ya tdengo cghlaro gue me amas...
El joven sentía que su corazón se iba a salir de su cuerpo. Un pánico lo rodeó por completo. ¡Ella lo sabía! ¿Tan obvio había sido? ¡Qué iba a hacer ahora! Sus piernas temblaban junto con el resto de su cuerpo, no recordaba haber vivido algo como eso en toda su vida, y era también la primera vez en que se sentía tan vulnerable. No sabía qué decir, y su boca sólo balbuceaba palabras incoherentes (ah, en serio? XD déjenme, en mi mundo la gente también balbucea coherencias XDD).
-Jejejeje... gué nervdioso de hasdh puezdsto, Ken-chan... esdho lo hacze más divhertdido... -La chica sonrió con malicia escondida tras esa somnolienta expresión, y tomó aire como para cantar fuertemente. - BATTOUSAI ME AAAMAAAA! BATTOUSAI ME AAAMAAAA...!
Y así prosiguió por otras tres estrofas de su monótona e inculpadora canción. Kenshin no lo resistió más, y luego de hacer señas para que se callara sin éxito, corrió hacia ella y tapó su boca con ambas manos, en una mezcla de ira y pánico.
-Sí! Es cierto! Te amo! Y ESO QUÉ? ACASO VAS A HACER ALGO AL RESPECTO??
Dicho esto, y antes de que la chica pudiera siquiera reaccionar, se veía nuevamente aprisionada por uno de los imprevistos besos del joven, tal como la otra vez. Había sido él traicionado por sus sentimientos nuevamente, como se lo había temido, pero ya realmente estaba preparado para cualquier tipo de rechazo por parte de ella. Sabía muy bien que sus sentimientos no eran correspondidos, pero, por primera vez en su vida, quería realmente mostrarle a alguien lo que en verdad sentía.
Sin embargo, la chica no lo rechazó. Por el contrario, posó con ternura sus manos sobre el rostro del joven y comenzó a acariciar sus cabellos, haciéndolo sentir una mezcla de sensaciones que nunca antes había experimentado. ¿Acaso era cierto? Ella no lo había rechazado, es más, estaba correspondiéndole... ¿Sería posible que... sus sentimientos fueran mutuos...?
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A pesar de la cautela con que Aoshi había portado las rosas con tal de que sólo se notaran las yerbas medicinales cuando entrara en el cuarto, no pudo evitar que la fragancia inundara la habitación de la chica que yacía en cama, y quien lo recibió con una gran sonrisa. El corazón del joven dio un brinco, y se apresuró a entregarle las flores para así ver prolongado el semblante alegre de la enferma.
El artista volvía de comprar un pedido que Okina le había encomendado; su nieta había estado con vómitos, mareos y otros malestares, por lo que, según el viejo, el mejor remedio eran las yerbas medicinales que a él solían darle en sus años mozos.
La alegría de la joven se disipó en el acto, pues conocía muy bien el horrendo sabor de aquel brebaje ignominioso que su abuelo preparaba con esas nefastas yerbas. Además, estaba molesta desde antes, pues se había enterado hacía poco que su mejor amiga había sido operada y ni su abuelo, ni su madrastra, ni su recién en estreno novio le habían permitido salir, pues se tambaleaba en cuanto se ponía de pie.
Momentos después, al fin los dejaron solos, y Aoshi se sentó en un borde de la cama para estar más cerca de la enferma. La primera semana de su "noviazgo en prueba" había transcurrido sin mayores percances. De hecho, Aoshi dudaba que Misao lo viera siquiera como un novio, pero de todas formas estaba emocionado y algo nervioso, pues ésta era su primera relación amorosa que no fuera "por matar el tiempo". Todavía no actuaban conforme al compromiso que los unía; no habían grandes demostraciones de cariño e incluso aún no se besaban por primera vez, esto tanto a causa de que Misao se enfermara un día después de comenzar como pareja, como también de que él sabía muy bien que ella guardaba aún aquel papel arrugado lleno de recuerdos, y lo mantenía cerca suyo, por lo que él no quería presionarla.
-No me mires con esa cara de bobo, controla tus sentimientos, Ao-kun -Le dijo ella por el simple placer de fastidiarlo. Esos comentarios siempre lo hacían sonrojar.
-Sólo me preguntaba cuánto tiempo llevas de muerta, porque aquí apesta peor que la morgue. -Respondió él, burlándose de ella y del olor a vómito ligeramente atenuado por las rosas en el cuarto, y recién percatándose de que la miraba fijo.
Misao le arrojó un almohadón entre risas, para luego obligar al joven recostarse junto a ella, aún ante las negativas (y el pronunciado rubor) de éste, y mediante pasaban los minutos en silencio, lentos y apacibles, al fin durmió ella, luego de una larga noche de desvelo, apoyada en el pecho de su joven novio. Él la miraba respirar serena y acarició sus cabellos, pensando nuevamente en ese hombre que seguramente aún ocupaba buen lugar en los sentimientos de la chica.
"No importa", se dijo con determinación. "Yo lo reemplazaré".
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El lazo que los unió por un período que a él le pareció demasiado corto, al fin se rompió, y él pudo contemplar con incrédula felicidad la expresión del rostro de la joven prostituta, que lo miraba con ojos comprensivos y una tierna sonrisa. El jamás pensó que algo así ocurriría; le resultaba difícil controlar la oleada de emociones que azotaban su corazón, las cuales aumentaron en tanto ella posó nuevamente su mano en el ruborizado rostro del pelirrojo para acariciarlo con suavidad.
Fue demasiado para él, pues casi instintivamente, y luego de un suspiro salido de un rostro sonriente, se aferró a ella en un fuerte abrazo, como temiendo que ella se arrepintiera y el momento acabara. Y ella parecía sentir lo mismo, pues también lo abrazaba. A su mente acudieron recuerdos acerca de la situación de ambos... ¿Qué sería de ellos desde ahora? Él tenía a Tomoe y ella a Enishi, sin contar la productora, la banda y el incalculable merchandising de la pareja del año que se perdería.
Pero, francamente... ¿A quién le importaba?
-Himura-kun, Yukishiro-kun viene en dirección hacia acá... -Exclamó Gensai interrumpiéndolos, entre pequeños golpes en la puerta. No se mostró para nada impresionado ante la escena, para sorpresa de Kenshin, quien se separó al instante de Kaoru (aunque de mala gana) y se arrinconó en el cuarto junto al anciano.
-Buenas tardes, Gensai-san -El joven médico entró sonriente, y no se mostró conmocionado en lo absoluto ante la presencia del extraño. -Buenas tardes, soy Yukishiro Enishi. ¿Con quién tengo el gusto? -Replicó dirigiéndose a Kenshin con una gentil cortesía y una franca sonrisa.
-El es... otro de mis nietos. Vino de pasada por Tokyo y aprovechó de visitar a su prima. -Se adelantó el anciano, diciendo lo primero que se le vino a la cabeza a modo de explicación, con una gran sonrisa. Kenshin sólo mantuvo silencio y no devolvió el saludo al joven.
-Bueno, qué tierno de su parte, aunque Kaoru está bastante estable -Explicó Enishi mientras caminaba hacia su novia y le tomaba algunos exámenes rápidos. De repente, se detuvo extrañado al mirar la mirada de Kaoru, que seguía tal cual como Kenshin la había dejado, sólo que mirando al vacío. -Dios mío! Pero quién fue el que te puso tanto sedante? Esto es mucho más de lo que les recomendé!
Él médico puso su mano en la frente de Kaoru unos momentos, pero cuando quiso sacarla para llamar a la enfermera, la chica no lo dejó, aferrándose a su brazo hasta el punto de ponerse al borde de la camilla, sin cambiar su inquebrantable y apacible semblante.
-Eni-kuuuun... te aaaamoooo...
Kenshin fijó al instante la mirada en la chica, con expresión pretrificada y sin saber qué pensar. Gensai silenciaba.
-Sí, sí, yo también te amo, Kaoru-chan, jejeje... -Contestó el novio de la joven con una sonrisa, mientras la tomaba tiernamente para acomodarla en la camilla de forma apropiada.
-Eni-kuuuun... yo te aaamooo... -Volvió a decir con voz arrastrada, para luego, con una fuerza que sobria le hubiese sorprendido, tomar con ambas manos las ropas de su novio y arrastrarlo hasta plantarle un sorpresivo y apasionado beso, que duró varios segundos. Kenshin sólo contemplaba la escena con incredulidad y con ojos desorbitados.
Al separarse Enishi de su novia, volteó hacia los espectadores con notorio bochorno, pues él nunca hacía escenas como esas en público. Ella seguía diciéndole que la amaba, y él, entre risas, volvía a abrigarla con las mantas y a poner todo en su lugar.
-No sé si creerle en estas circunstancias, realmente -Comentó Enishi dirigiéndose a los hombres, entre risas. -Cuando sedamos a los pacientes aman a todo el mundo! Jejeje...
Aquellas palabras resonaron en la mente de Kenshin como un golpe en el rostro. Salió del cuarto, cerrando la puerta con brusquedad; Gensai lo siguió con la mirada, preocupado, e inventó una nueva excusa para disculparlo.
Una vez afuera, se sentó en la primera banca que encontró y se llevó ambas manos a la cara; la cabeza le daba vueltas, todas las imágenes y sensaciones de esa noche se repetían una y otra vez en su mente, y aún no podía creer cómo había sido tan estúpido. ¡Ella estaba sedada! Ésa era la razón por la que no lo había rechazado. ¡Por supuesto! Sólo podía ser eso, cómo había podido pensar siquiera que ella hubiese aceptado algo como eso así nada más... Además, él la conocía lo suficientemente bien para saber que Kaoru jamás engañaría a su novio con otro si estaba en sus manos el elegir...
Y el elegido jamás sería él, no...?
Volvió a hundir la cabeza y colocó los talones de sus manos en su frente. Apretó los dientes y cerró los ojos; se sentía frustrado, avergonzado y vulnerable... pero por sobre todo, lo que sentía era una profunda tristeza. Su corazón retumbaba como queriendo que toda esa amargura saliera... por sus ojos...
-o-
Kaoru despertó muy de mañana. Se encontraba en casa de Misao y no recordaba nada de lo sucedido el día anterior, desde que le había empezado a doler el vientre. No obstante, aún sin poder recordar nada de lo vivido, había dentro de ella la sensación de que ya estaba todo claro dentro de sí. No tenía que preocuparse más por sus confusiones, pues en su corazón crecía la seguridad y certeza de a quién amaba en realidad, que era el joven al frente suyo de ojos grises como su cabello, quien le había dado un beso de buenos días en la frente y portaba una bandeja con el desayuno en sus manos.
La noche del día anterior, Tomoe recibió una llamada de Aoshi, avisando que el pelirrojo se quedaría en su casa.
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NdYune-o: Bueh... qué les dije, estoy segura de que más de una me odia ahora XD. Bueno, sorry la demora; hace poco salí de vacaciones y los últimos meses fueron tan desgraciados que los únicos tiempos libres que tenía estaba tan estresada que me salían puras porquerías a escribir, y si iba a estar publicando porquerías mejor no publicar nada, no?
En fin, espero que les haya gustado el capítulo tanto como a mí :D; las escenas de KK las tenía pensadas hacía tanto pero no podía escribirlas TT :tears: y si piensan que ya pasó lo peor, déjenme decirles que... no están ni cerca! porque tanto los fans del KK como los del MA les vendrán bastantes sorpresas... (risa maléfica)
Nos vemos en dos jueves más! Y muchas gracias por leerme hasta hoy TT
Au Revoir!
Yune-ô
20:30 14-12-2005
