NdYune: He aquí, el más largo capítulo que haya publicado jamás! D Pensaba hacerlo más largo, pero no puedo permitirme escribir tanto. Me dijo el doctor q tenía q tomar descanso cuando se trataba de usar mis brazos u.u
Les aviso q la mayoría de esta semana está dedicada a Aomisa, por la ausencia suya en la semana anterior y porque tenía muchas cosas que aclarar. Así q será un deleite para los fans de la parejilla :3.
Ah, y para que no se enreden, este capítulo comienza con un Racconto (alias Flashback, por muy mal que esté empleado el término), y dentro de éste hay otro injertado, y comienza cuando vean el -o-.
Semana Doce
-Día Siete-
-Bien... creo que ya es suficiente por hoy, no? Tomémonos un descanso. -Propuso Chô acercándose a Kenshin para darle una palmada en la espalda, y luego se alejó para seguir practicando. El Backstage seguía rodando, y la tensión flotaba tan densa en el aire que hasta había dejado de ser abstracta.
Todos estaban un poco cansados después del Mini-show del día anterior en el estadio a beneficio, y ya los ensayos se les hacían más y más tediosos. Eso sin contar la preocupación por su vocalista, pues antes bajo ninguna circunstancia había bajado la calidad de su voz como ahora. Todos conscientes de este hecho, callaban, gestando un silencio incómodo que amenazaba con dar a luz una gran discordia.
De pronto el silencio fue roto por unos gritos de mujer que provenían de la entrada. "¡Déjenme entrar, malditos!", se lograba distinguir, a los que se sumaron voces de persuasión e intentos de calmar a la dueña de aquellas vociferaciones. Los integrantes de la banda (menos Aoshi, a quien no le mataba la curiosidad saber del asunto) se asomaron por la puerta del cuarto de grabación en el que estaban ensayando, curiosos y sin siquiera sospechar lo que estaban a punto de presenciar.
Casi corriendo, apareció ante ellos el rostro de Misao Makimachi empapado en lágrimas y en cólera. Haciéndolos a todos a un lado sin ninguna cortesía, entró al cuarto y se detuvo sólo al encontrarse frente a frente con Aoshi, a quien le dirigió la peor de sus miradas. Él se puso de pie apresuradamente.
-Makimachi? Pero qué te suc...?
Misao, no dejándolo terminar la pregunta e ignorando la sincera preocupación del joven, le propinó una enorme bofetada que dejó a todos tan atónitos como al guitarrista.
-Eres un bastardo! Pero qué me hiciste? Cómo te atreves a aprovecharte de mi embriaguez! Y yo que confié en ti... ¡Jamás pensé que me harías algo como esto!
-Pero... de qué hablas...
Aoshi la observaba confuso y sin saber cómo reaccionar. ¿Qué estaba pasando? Él nunca había visto así a la pequeña. Jamás pensó que la vería llorar. ¿Qué le había ocurrido?
-Cállate! -Misao iba apagando su voz cada vez más, sumiéndose entre sus propios sollozos. -Me quitaste lo más preciado... y ahora... dentro de mí...
-Shinomori-san, tenemos que hablar. -Kaoru había aparecido de pronto en el cuarto, y miraba fijamente a Aoshi con gran dureza, mientras éste, contemplando a la pequeña que lloraba frente a él, se preguntaba con espanto si había oído bien sus últimas palabras: " 'Dentro de mí'...? Acaso significa que ella...?" (Vaya, qué personajes más perceptivos he creado XD) -Himura-kun, te la encargo -Dictaminó la prostituta para Kenshin, dedicándole el mismo semblante. Éste obedeció de inmediato, y Shura y Chô intercambiaron una paralela mirada, pensando exactamente lo mismo.
Aoshi recibió una segunda bofetada una vez se encontró sólo con Kaoru. Esto lo hizo sentir aún más sorprendido y por sobretodo preocupado, pues ya no quedaba duda de la delicadeza del tema.
-Por qué lo hiciste, Shinomori-san? Cómo pudiste abusar así de la confianza que te dio?
-Kamiya-san, le agradecería que me explicara qué demonios está pasando aquí. ¿Qué se supone que le hice a Makimachi? Qué es lo que tiene...?
-Hoy fue al hospital para tratar la razón de sus náuseas. Resulta que Misao-chan está embarazada, y tú, Shinomori-san, eres el padre.
Aquellas palabras se sintieron como un disparo en la mente del guitarrista, produciéndole tal desconcierto que tuvo que sentarse, en medio de tambaleos.
-Q... qué? Pero cómo es posible? Ella era virgen, no...? Yo jamás sería capaz de tocarla sin su permiso!
-Exacto, y para conseguir ese permiso te aprovechaste de su ebriedad, no? -Kaoru alzó una ceja al ver la extrañeza en el rostro del joven, y procedió a explicar.
-o-
Justo al entrar Kaoru y Misao en el bar, el cantinero (o barman, para no transportarnos al lejano oeste XD) las recibió con una gran sonrisa, pareciendo interesado especialmente en la más pequeña. "Hey, amigos! Miren quién es!" Gritó hacia los demás presentes, y todos irrumpieron en burlescos aplausos que dejaron atónitas a las dos jóvenes...
-o-
-Resulta, Shinomori-san, que los aplausos se debían a que usted y Misao-chan habían sido la pareja MÁS RUIDOSA que había tenido el bar-motel, según los encargados del lugar. Cuando pedimos explicaciones nos dijeron que usted tomó a Misao de las manos cuando ésta se estaba cayendo, y ambos, sonrientes y enérgicos, caminaron hasta los cuartos del motel.
-o-
Kaoru volteó hacia Misao, quien ante el relato de varios de los presentes se había cubierto los oídos como para ignorar la verdad. Los testigos aseguraban que, además, luego de que los ruidos habían cesado, la chica se había paseado por todo el lugar, riendo y balbuceando cosas que nadie entendía, como si soñara.
-o-
-Así que no trate de hacerse el desentendido, sabemos muy bien lo que hizo.
Las paredes fueron progresivamente haciéndose más y más sofocantes para Aoshi, y el cuarto parecía encogerse. Todas las cosas que había oído parecían ser demasiadas como para digerirlas en tan poco tiempo. Su mente no quería reconocerlas como hechos. Sólo a él tenían que pasarle estas cosas, pensó con ironía, y luego de llevarse una mano a la cara como para facilitarse el decidir con claridad, terminó por apretar los puños y ponerse de pie. Entabló marcha en dirección a la fotógrafa, tal vez ignorando, tal vez olvidando, la presencia de Kaoru.
Allí estaba ella, aún en el estudio, sentada junto a Kenshin mientras Shura le traía un vaso con agua. Al parecer estaba más calmada, pero aún se le oía sollozar. El joven guitarrista tomó aire y exhaló con fuerza, reafirmando las palabras que estaba apunto de pronunciar, y que iban totalmente en contra de su naturaleza:
-Makimachi... lo siento... yo jamás te hubiera hecho algo así de haber estado sobrio, por favor, perdóname...
Él la había tomado de los hombros, pero al escuchar esas palabras, Misao se apartó de inmediato, sin poder quitar el odio de su semblante.
-Es en serio! Mi vaso también traía algo extraño, y me di cuenta cuando me puse de pie para atajarte y comencé a ver todo borroso... Sé que suena inverosímil, pero debes creerme. Aprovecharme de ti sería lo último que hubiese querido hacer, y tú lo sabes...
Misao cambió su expresión, y las lágrimas volvieron a deslizarse por sus mejillas. Era cierto, ella sabía desde un principio que Aoshi no sería capaz de hacer algo así sano y bueno, y sabía además que esos tragos ella los había conseguido de dos desconocidos, pero la humillación y la rabia a causa de que el incidente fuese en parte su culpa no se calmaba sino hasta que pudiese culpar a alguien más. Desde un principio sabía que había una explicación, pero sus caprichos le habían obligado a negarlo.
Aoshi sintió la cabeza de la fotógrafa apoyándose en su pecho, él de pie, ella sentada. La rodeó con sus brazos, angustiado, y la dejó llorar mientras ella también comenzaba a abrazarlo. Todos en el estudio guardaron silencio.
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Desde aquel incidente, él no había vuelto a verla. Había intentado llamarla, pero su móvil estaba siempre apagado o simplemente no contestaba. También había probado yendo a su casa, pero nadie le abría, y cuando lo hacían, Okina le pedía que la disculpara, pero ella no deseaba verlo. No quería ver a nadie.
Se dio vuelta en su cama, luego de recordar en esa noche de desvelo todos aquellos hechos que no hacía más de una semana y media habían ocurrido. El sol estaba ya saliendo, y sus rayos se colaban por la apertura de la cortina, dándole justo hacia su cara. Había dormido pésimo, y cada vez que se despertaba volvían a entretejerse los recuerdos de esa tarde en el estudio. Nada era igual desde entonces. Ya no podía salir sin ser perseguido por paparazzis, y al parecer a ella le pasaba algo similar, pues en su oficio ella era bastante reconocida.
La noticia se había esparcido de manera alarmante, y así se lo recordó Shishio, regañándolo por no pensar bien y no protegerse antes de acostarse con alguien, en especial con alguien del oficio de Misao. Él le había arrojado la revista que ahora poseía en sus manos, en la que se veía a sí mismo en primera plana, con un encabezado acusador.
Las cosas no podían seguir así. Poniéndose de pie, consultó el reloj y fue a asearse en seguida, pues estaba cerca la hora en que Misao partía a su trabajo (del cual él no sabía la ubicación). Necesitaba verla, pues en su dentror estaba una nueva preocupación, la cual se centraba en su hijo. Había sido inesperado, pero él tenía planeado totalmente el tenerlo, no obstante no estaba seguro si ella pensaba como él sobre este asunto.
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Recuerdo la primera reunión como ésta a la que asistí. Era casi todo igual: todos comiendo y conversando al mismo tiempo, algunos peleando; y todo giraba, tal como ahora, en torno a los preparativos y temas varios para la boda entre Tomoe-san y Kenshin. Lo único distinto es que él no está aquí ahora. Tenía que hacer no-sé-qué con la banda, como siempre, así que una vez más no podré verlo... No hemos cruzado nuestras miradas desde que Shishio-sama... bueno, no quiero recordarlo. Estoy harta de hacerlo. Y estoy también harta de que, al parecer, sea yo la única de los dos a la que le afecta... y esto lo digo porque acaban de preguntarle a Tomoe-san cómo va el ánimo de Kenshin y las cosas en su relación y con la banda, a lo que ella respondió que iban viento en popa, que "Ken-kun" parecía cada vez más vivo y animoso.
O sea que desde que no va al BRB por las noches parece más y más feliz, no? Pues que se pudra! Y yo entristeciéndome por no verlo... Je, qué inmadura soy. Es obvio que todo va mejor para él, ya no tiene que preocuparse por los problemas de una simple prostituta, ni tampoco de los líos que ir al BRB podría causarle a su relación con Tomoe-san o la banda... Lo más seguro es que él mismo le haya dicho mi condición a Shishio-sama. No con malas intenciones, por supuesto, debió solamente haber querido desahogarse, y no puedo culparlo por eso... es también ésta la razón por la que no le guarde rencor por haber roto su promesa de silencio... es un idiota.
Kaoru sintió que alguien se acercaba a su oído. "¿Estás bien? Te ves preocupada", pudo escuchar. Era su novio Enishi, quien había notado su variante semblante; que había ido de la tristeza a la rabia, luego a la risa y finalizando con frustración.
Ella sonrió algo acongojada, envidiando a Kenshin por no tener que ocultar un pecado tan grande como el suyo a la persona que amaba. Apoyó su cabeza en el hombro del médico y asintió.
-No es nada -se le oyó decir. "Quizás sea lo mejor para ambos", pronunció en su interior, evocando la imagen de su amigo, y consiguiendo por fin alegrarse sinceramente por él.
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Click!
Misao sintió un flash en su cara en tanto puso un pie fuera de su casa, tal como había acontecido durante los últimos días. Esa maldita portada en la revista de chismes había sido su condena. Los que podrían calificarse como sus colegas laborales estaban ahora tras ella, y ya no podía ir siquiera a su trabajo sin ser perseguida por al menos un entrevistador y su horda de fotógrafos.
Cada quien tenía su propia versión acerca de los hechos y del por qué ella llevaba parte del gran Aoshi Shinomori dentro de sí:
Algunos decían que, según lo que habían escuchado, Misao era quien había emborrachado al artista para pasar la noche con él, y luego había armado el conocido escándalo en el estudio para aparentar inocencia. Otros decían que, lisa y llanamente, todo había sido una vil mentira y actuación para conseguir la atención de las cámaras mientras se grababa el backstage. Por último estaban quienes veían a Misao como una chica normal que había pillado al artista en un momento de debilidad, y que luego no quería asumir las consecuencias de sus actos.
Fuera como fuera, la imagen de Misao quedaba mal, y ahora a penas podía ir a trabajar, y aunque fuera no le asignaban nada salvo trabajos mediocres, puesto que ella en sí constituía una gran fuente de material. Cosa que detestaba. Por primera vez sintió que su trabajo era una vil porquería y una violación a la privacidad.
Aún absorta en sus pensamientos, no se percató de la presencia de las dos mujeres a su lado, quienes le clavaban sus miradas de odio como agujas. Antes de poder alejarse siquiera un par de pasos de la vereda de su casa, y aún pudiendo sentir el olor de las flores que abrazaban las rejas de su hogar, Misao fue empujada y casi botada al suelo por una fina pero fuerte mano de mujer. Desconcertada, se volteó hacia sus agresoras, y de inmediato su rostro cambió para dar paso a una gran indiferencia. Ésta no era la primera vez que se le presentaba tal escena, y sabía casi de memoria lo que le proseguía. Le sorprendía cómo tanta gente de pronto y en tan poco tiempo sabía su dirección, y cómo era posible que no tuvieran nada mejor que hacer que ir a fastidiarla con sus visitas.
-Te crees muy lista, no?
Misao alzó una ceja, sin asombro ni interés.
-No nos des esa mirada, zorra cobarde. ¿Acaso quieres que creamos que Aoshi-sama te lo hizo sin tu consentimiento? ¡Sabemos que fuiste tú quien lo embriagó!
-Lo que ustedes crean o supuestamente sepan me tiene sin el menor cuidado. Y ahora, si me disculpan, tengo mejores cosas que hacer que escucharlas. -La joven de ojos esmeralda se volteó sin darles importancia, disponiéndose a partir. Un violento arrastre en su hombro la obligó a detenerse.
-No te pases de lista, mocosa! No permitiremos que arruines la vida de Aoshi-sama así como así!
Misao apretó los ojos, indefensa y resignada al verse de pronto aprisionada por una de las mujeres y al notar cómo la palma de la otra se elevaba para propinarle un golpe.
Sin embargo, nada ocurría.
Y al abrir los ojos se encontró con la sorpresa de ver al padre de su hijo sosteniendo con desprecio la mano que se disponía a lastimarla. De su propia boca sintió salir un asombrado "Shinomori...?", antes de que él, con su característica y tan reprochada falta de delicadeza, empujara a ambas desconocidas y se interpusiera entre ellas y Misao.
-Si vuelven a ponerle un solo dedo encima a mi novia voy a triturarlas con mis propias manos.
En contra de toda lógica situacional, Misao enrojeció. Poco después las chicas se fueron, nerviosas, y Aoshi rápidamente volteó a la joven fotógrafa. "Estás bien?", preguntó finalmente, poniendo sus manos en los hombros de ella.
Momentos más tarde, el joven percibió una fugaz luz en las cercanías, y pudo adivinar de inmediato de qué se trataba.
-Pero Shinomori, qué haces aquí?
-No hay tiempo para eso, vamos.
Ella se vio corriendo de pronto, aferrada al brazo del artista, mientras un sinnúmero de flash de cámara los perseguían. Se sentía un poco ridícula, era cierto, pero aunque aún no podía olvidar lo sucedido en el estudio, lentamente una paz y seguridad la hicieron serenarse con sólo sentir el calor y la presión de la mano de Aoshi en su brazo.
Al fin se hizo el silencio y ambos dejaron caer sus cuerpos, agotados, en una banca de la plaza en que se habían por fin detenido. Al sentir la mirada del joven fija en ella, Misao se estremeció, pues sabía a modo de profecía a qué conversación estaba a punto de llevarlos la ausencia de palabras.
-Makimachi, quería hablarte sobre nuestro hijo. -Declaró por fin Aoshi, con firmeza y sin ninguna vacilación. El silencio volvió a ellos.
-No pienso tenerlo. -Dictaminó ella de la misma forma, sin dejarlo continuar ni reaccionar. -No me importa que me mires con esa cara de idiota. No tienes idea de lo que todo eso significa para mí, en especial en un momento como éste... -Los ojos de Misao volvieron a llenarse lentamente de encolerizadas lágrimas, al recordar melancólica sus anhelos de niña.- Yo soñaba que fuera con alguien que amara... mientras me quitaba el vestido blanco de la gran boda... Para mí, mi virginidad era mi tesoro, y sólo quería entregárselo a una persona especial, a una de la que estuviera enamorada, a una que me importara más que cualquier otra; quería ofrecérselo como una prueba de amor, hacerle saber que supe esperar sólo por él... Tú me has quitado todo esto. Tú y el que se gesta dentro de mí. Ahora nada de lo que soñaba se hará realidad, y todo es tu culpa. En vez de ser el regalo para la persona amada, resultó ser la euforia de un momento de embriaguez para un fulano. Pero puedo empezar de nuevo. Quiero olvidarlo todo y vivir como si no hubiera ocurrido. No estoy dispuesta a arruinar mi vida por algo como esto; no me corresponde, no es mi responsabilidad. Sé que el bebé no tiene la culpa, pero simplemente no puedo... debo hacerlo por mí... sólo quiero seguir adelante y no recordar el asunto...
La enorme mano del joven dio un fuerte golpe contra el respaldar de la banca, lo que hizo que Misao diera un salto.
-Quieres dejar de pensar en ti misma?.! Este "asunto" no sólo te involucra a ti! Por si no lo notaste, él también es mi hijo, y no dejaré que le hagas daño sólo porque no quieres hacerte cargo de su vida. Esto no sólo es difícil para ti, pero aún cuando mi futuro también se vea comprometido, me encargaré de ese bebé aunque tenga que hacerlo yo solo!
Misao, pasmada, sentía un nudo en la garganta que no le dejaba pronunciar palabra, incrédula al ver la reacción de su hasta ahora novio, y al notar cómo lentamente moría dentro de sí la insípida imagen que tenía de él.
-Quieres jugar a la egoísta, no? Pues yo también sé jugar! Así que ya no me importa qué pienses respecto a esto o qué sientas por mí, porque no te permitiré ni matar a nuestro hijo ni querer criarlo sola, aunque sé que nunca quisiste, ni creo que quieras alguna vez, que yo permanezca a tu lado. Estaré ahí aunque estés harta de mí y voy a ayudarte, me importa un bledo si estás de acuerdo o no, ¡porque éste también es mi hijo! Y aún si llegara a salir tan caprichoso como su madre, ¡los seguiré amando a ambos!
El guitarrista volteó al fin, ocultando el rubor de sus mejillas con fastidio. Misao no sabía qué decir. Había sido una vil egoísta y había seguido hablando aún sabiendo que sus palabras lo estaban dañando. Las lágrimas de sus ojos brotaron con más fuerza. Se dio cuenta por fin de que, aún con todo, él seguía ahí, junto a ella, y hasta le había dicho que la amaba...
Ella estaba embarazada; Seta pronto llegaría... no obstante ya nada le importaba. Sus mejillas se habían ruborizado, su corazón latía fuerte, y en su mente sólo cabía el sincero anhelo de hacer a ese hombre feliz.
Y Aoshi Shinomori sintió con desconcierto cómo ella posaba lentamente sus labios en los de él, para compensar esa falta de palabras.
Semana Trece
-Día cuatro-
La urgencia por verla ya estaba haciéndose intolerable. Kaoru ya no iba a los ensayos (tampoco su novio), y por más que había intentado averiguar en dónde estaba trabajando, no había podido dar con su paradero ni con ninguna pista de él. Ya había intentado buscarla en su casa, pero resultaba inútil: nadie le abría, aún cuando oía ruidos y gritaba a todo pulmón para que lo hicieran.
Kenshin podía fingir como siempre, pues se había dado cuenta de la consternación de todos y había determinado ponerle fin, no obstante, y como durante toda su vida, lo que los otros veían eran sólo apariencias. No había querido cometer la imprudencia de molestar a Misao con el asunto, pues al parecer ya tenía sus propios problemas, así que en vez de eso, y cometiendo la misma imprudencia, acudió a su amigo Aoshi, quien ya se había vuelto también casi-amigo de Kaoru, y conocía parte de la historia.
La cita era a las 12:00 del día. La negra peluca del artista emitía pequeños destellos gracias a los rayos de sol que se colaban por el vidrio en la pared del restaurante, el cual daba una clara vista de la gente que iba y venía por las calles de Tokio (para una descripción del disfraz de Ken y una explicación de por qué diantres lo usa, devuélvanse a la Semana uno II, justo después del párrafo de AoMisa).
No había sido fácil, pero Aoshi la había convencido (no quería pensar qué argumentos había utilizado para eso), y ahora a Kenshin no le quedaba más que esperarla. No sabía por qué ella no quería verlo, ni si inconscientemente había hecho algo que la perjudicara, pero aunque todo eso significara una gran preocupación para él, en nada se comparaba al miedo que le causaba la posibilidad de que al verla al fin, su cuerpo no le obedeciera e hiciera algo indebido, como terminar el beso que ella había empezado aquella vez.
Las 12:40. Kaoru no llegaba. Él se puso de pie al fin, sin ocultar su decepción. Era cierto, ella no estaba obligada a ir, pero si se había comprometido a hacerlo lo mínimo, si lo consideraba el "mejor amigo" que ella había dicho, era avisar que no podría o no quería ir. Quizás la estaba presionando demasiado, pero no podía dejar de preocuparse si desaparecía de pronto sin dejar ningún tipo de información, y para la preocupación no eran indispensables sentimientos extraños hacia ella, por lo que no tenía por qué espantarse.
Sonrió, aún cuando dentro de él lo más ausente era la alegría. Estaba claro que no tenía ninguna oportunidad. No lo tendría ni en esta vida ni en la próxima. Ella amaba a otro hombre, y el único que sobraba aquí era él mismo. No podía culparla de no querer verlo; de seguro se había percatado de lo que sentía y ahora intentaba hacer que se olvidara de ella mediante su ausencia. Y quizás era lo mejor.
Dio un paso al fin, dirigiéndose a una de las puertas del enorme restaurante. Adelante. Ahí era hacia donde debía ir.
Unos brazos rodearon su pecho de pronto, abrazándolo con fuerza desde su espalda. Battousai se estremeció, y un frío recorrió su espalda. ¡Había sido reconocido!
-Te extrañé tanto, Kenshin...
Su corazón dio un brinco: él conocía esa voz; y volteó incrédulo para encontrarse al fin con los ojos que tanto anhelaba ver.
-Kaoru...! -Atinó él a decir, correspondiendo al abrazo con una fuerza similar. Permanecieron así unos minutos, él con una pasiva expresión, como si tuviera sueños agradables, y ella sonriendo juguetonamente mientras le daba palmaditas en la espalda.
-Oh! Cuánto lo siento, Kenshin. -Replicó ella, separándose bruscamente. -Olvidé que la afectividad no es lo tuyo.
El pelirrojo no respondió; estaba tan avergonzado y confuso que tenía miedo de decir alguna estupidez. Se sentaron al fin y aguardaron con un café a que las palabras comenzaran a salir de sus bocas de una vez. Kaoru sonreía, con la vista fija en su amigo y haciendo círculos en el brebaje con su cuchara, lentamente, como si maquinara un plan malévolo. Kenshin trataba de ignorarla, rostro inclinado, para no sacar ninguna conclusión.
-Qué? Tengo algo en la cara? -Preguntó al fin el tosco artista, perdiendo la paciencia.
-Naaada, es sólo que... -La prostituta detuvo la cuchara y apoyó el mentón en su muñeca, aún sonriendo con malicia. -...Me llamaste por mi nombre, "Ken-san".
Battousai hizo un gesto de horror, impulsando su cuerpo hacia atrás con rapidez.
-Y lo que es más... correspondiste a mi abrazo, jejeje. -El rostro de Kenshin se tornó azul.
-Yo... qu... tú...
-Vaaya, sí que me quieres, verdad, Ken-chan?
-Cállate! No me salgas con ésas, es sólo que... tú me abrazaste primero y me dio lástima dejarte haciéndolo sola... ¡y no me veas así! No vinimos aquí para ponernos cursis, ¡sino porque me debes una explicación! Aún no me dices qué te dio por irte del BRB sin siquiera avisarme. ¡Creo que, por moral al menos, merecía saberlo!
Una vez más, el silencio regresó para saludarlos.
-Lo lamento, Kenshin, no quise preocuparte... pero no hay nada que pueda hacer. No puedo decirte qué sucedió ni por qué me fui del BRB, pero sí puedo aclararte que en ninguna manera se trata de que no quiera pasar tiempo contigo. Sabes que eres mi amigo y te quiero, pero no tengo opción, así que por favor no te entrometas. Agradezco lo que has hecho por mí, una de las mejores cosas que me pudieron pasar fue conocerte, pero necesito que dejes de buscarme. Tampoco vayas más a mi casa. Lo mejor es que dejemos de vernos, créeme, tendremos nuestra amistad como un lindo recuerdo y así los dos nos ahorraremos problemas: tú podrás volver a tu vida normal y yo a la que ya estoy acostumbrada. Ya he aprendido a soportar todo esto, no te preocupes por mí.
Atónito, Kenshin intentaba digerir lo que acababa de escuchar. Las palabras de su amiga eran como un insulto a sus sentimientos. ¿Realmente Kaoru esperaba que pudiese fingir como si nada hubiera pasado, como si nunca se hubieran conocido, y obviar las heridas que había en su cuello, y que ella intentaba a toda costa ocultar? Tan sólo pensar en que otro hombre estaba poniendo sus sucias manos sobre su Kaoru le hacía hervir la sangre ¿¿Y ella quería que no se preocupara??
-Y eso es todo, no? Quieres que pretenda que jamás nos conocimos y haga la vista gorda a todo lo que puedas pasar? Por quién me tomas...? Ja, que no me preocupe? No te burles, ridícula.
-Argh, no seas idiota! Sabía que reaccionarías así. Esto es lo mejor para ambos; ¡Sé más práctico y deja esa testarudez sólo por proteger "tu promeesa de hooombre"! Por mí ya la cumpliste, no tienes que seguir con esto (Para las que no lo recuerden, me refiero a la promesa que hizo Ken de ser él su único cliente). Déjame resolverlo sola y, por el amor de Dios, ¡Deja de preocuparte, estaré bien!
-No puedo no preocuparme, idiota, ¿¿Es que no lo entiendes?
-Claro que sí! Tú y tu estúpida promesa, ¡ya olvídala de una vez! Y no me veas así, porque si no es por eso entonces por qué, eh? Dame una buena razón! Y no me vengas con que es por que somos amigos. ¡Tomoe me contó del buen humor con que estás desde que no me ves!
-.¿¿Dudas de mis capacidades como actor? .¡¡No sabes nada! Quieres una razón, ¿no? Pues es por que yo...! Yo... -Su voz fue suavizándose progresivamente, al igual que su expresión. -Porque te amo, Kaoru. Es porque me he enamorado de ti. La promesa en sí es lo que menos me importa.
La expresión de Kaoru se congeló. Sus mejillas enrojecieron violentamente, y sus desorbitados ojos azules no hacían más que mirar fijamente a los violetas. Lentamente fue llevándose una mano a la boca, y el pelirrojo desvió el rostro, sonrojado, quizás hasta resignado, pero sin ningún arrepentimiento.
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NdYune-ô: Wow! Vaya si costó llegar al fin a la declaración! Espero q les haya gustado, después de 13 capítulos de espera XD. Gracias por esperarme con respecto al cap. anterior, tuve q empezar a ir a terapia luego de que me dieran el diagnóstico número 2 (de tres), porque al final no era una tendinitis mi problemilla a los brazos, y aún no me queda claro qué es, me han dicho q era en efecto tendinitis, falta de vitaminas, tensión, malas posturas, y la última, la cual estoy tratando en estos momentos: Fibromalgia (o algo así). No estoy segura en lo absoluto de qué va, pero bueh...
En fin, creo q me tomé demasiado time hablando de mi misma U Whatever, el próximo capítulo será decisivo, ocurrirán sucesos muy importantes que no pensé q escribiría tan pronto... y ahora q tengo un final para la historia estoy muy pero muy happy, y más tranquila, pues así como van las cosas yo creo que para el capítulo 24 o 25 la historia estará casi terminada. Y yo no hago planes para ver cuántos capítulos haré, porque siempre q lo hago termino arrepintiéndome (por ejemplo, éste iba a ser aún más largo, pero lo corté para q la respuesta de Kaoru quedara en suspenso ):D ).
Eso es todo. Cuídense mucho y plis review me, sé que hay gente que me lee, pero si me dejan constancia de ello es aún mejor y más gratificante u.u.
Au Revoir! Gracias por leerme, las quiero mucho a todas, y sorry si, cuando me hablan por msn, no contesto mucho, pero es q a veces dejo prendido el compu y no estoy XD.
Yune-ô (Hestiaseve)
11:49 31-05-2006
