NdYune-ô: Ven? Cumplí mi promesa! Les dije que actualizaría luego de dos semanas y lo hice! Yay! Es que ahora con las fiestas patrias (viva Chile!) pude tener un poco más de tiempo entre medio de las fondas y quermeses dieciocheras :3.
Éste capi es el penúltimo ya, y comienza con la última escena que pondré sobre Sanosuke y Megumi, al menos hasta el epílogo. Espero les guste, y que al menos aclare parte de sus dudas.
Semana Diecinueve
-Día seis-
Tsubame se asomó a la ventana en tanto se cercioró de que nadie estaba en los alrededores, luego de sentir los golpes en el vidrio. Llamó secretamente a Tae para que la ayudara, y juntas lograron subir al joven castaño, después de mucho esfuerzo. Tal como las otras noches, las chicas, vigilando siempre que nadie las viera, condujeron a Sanosuke al cuarto de Megumi, donde ella lo esperaba siempre antes de las 21:00, cuando tenía al fin un momento libre.
Él ajustó la cinta roja en su cabeza y agradeció a sus amigas una vez más. Ellas lo abrazaron con ternura: "Es lo menos que podíamos hacer por un amigo como tú", le respondieron, haciendo alusión al centenar de veces en que él había defendido, no sólo a Megumi, sino también a cualquier chica del BRB que hubiese estado pasándola mal. Todos sabían que el despido del joven era cuestión de tiempo, pero eso no fue impedimento para que él apelara por lo que creía justo. Por esto, se había ganado el afecto de todos, y algunas hasta sentían envidia de Megumi, pues sabían que el corazón del muchacho pertenecía a ella y a nadie más.
Ella lo vio entrar, tal como las otras noches desde que había perdido su trabajo, y sonrió con preocupación. Sabía que fuera de la casa de sus padres, donde no regresaría por nada, su pequeño no tenía a dónde ir, pues al ya no tener los recursos de antes, sus amigos de antes se habían esfumado junto con ellos, y aunque ella y él vivían en la misma casa como hermanos desde hacía ya tiempo, sabía que estar solo no era su fuerte. Por eso, todas (o la mayoría) de las noche desde el incidente, él se escondía en el cuarto de Megumi (aún ante las protestas de ésta, pues no quería por ningún motivo que él la viera "trabajar"), ya fuera en el armario o por último en el baño, la cosa era tenerla cerca, y pobre del que se sobrepasara del límite con ella, pues una noche llena de golpes desconocidos lo acompañarían.
Ella no podía estar tranquila viéndolo así. Tenerlo cerca la reconfortaba, pero el temor de lo que podría pasarle si era descubierto la carcomía por dentro, y estaba cansada del pavor que la visitaba cada vez que sentía los pasos de Tooru cerca de la pieza. Lo examinó con la vista mientras él comía un suculento pan sobre la cama, vestido de ropas oscuras para pasar desapercibido y con la vista en un punto fijo de la puerta, como si temiera que alguien llegara. Lo abrazó con fuerza, como no hacía desde el día en que se besaron, y él, aturdido por le contacto, tragó lo que tenía en la boca rápidamente, casi sin masticar. "Megumi?" Preguntó, algo ruborizado.
-Sano-kun... ¿Por qué no vuelves con tus padres?
-Otra vez con eso? Ya te dije que no te voy a dejar sola.
-Sano... yo ya estoy vieja y usada, dudo que haya otro tipo de vida esperándome fuera del BRB... ¡Pero tú puedes llegar tan lejos! Además, sabes que, aunque lo niegues, tus padres están sufriendo desde que te fuiste...
-Yo también estoy grande ya. No me trates como un niño, y ya sabes que no vas a convencerme. -Respondió molesto, separándose de ella.
Megumi lo observó enfadada y cruzó los brazos, amenazante, pero notablemente sonrojada.
-Ya está bien, Sanosuke. Te advierto que si quieres volver aquí deberá ser con un título en las manos de acuerdo a tus capacidades, pues no estaré dispuesta a casarme con un vago.
El emparedado de Sanosuke cayó al piso antes de que pudiera volver a llevárselo a la boca, y su cara enrojeció por completo. Megumi sonrió, mientras su corazón latía velozmente. Tomó la mano de su amigo sin apartarle los ojos de encima, para luego acercarse lentamente hasta sus labios entreabiertos por la impresión, y sellarlos con los suyos tímidamente.
-Tenemos un trato, ok? -Le guiñó, y él permaneció inmóvil, nervioso, feliz e incrédulo. -Pero debes empezar desde ahora, entendido? Así que ve y discúlpate con tus padres.
-S... sí, en seguida.
Luego de ponerse de pie, Sanosuke se dirigió rápida y torpemente hacia la ventana, sin antes detenerse a medio camino y devolverse una vez más hasta Megumi para, sorpresivamente, besar sus labios de la forma fuerte y vehemente en que siempre había querido hacerlo. Luego se fue, guiñándole un ojo desde el umbral y susurrando algo como "Lo prometido es ley!", mientras ella lo contemplaba enternecida, y al fin consciente, luego de todo ese tiempo, del amor que le profesaba.
Semana Veinte
-Día uno-
Había llegado la mañana. Misao se dejó caer sobre su cama exhausta luego de permanecer la mayor parte de la noche dando vueltas por la casa en pijama, con la cabeza revuelta por todas las cosas que ocurrirían a partir de su decisión, y las cosas que debía hacer asimismo a causa de ella. Casi todas confesiones: A Seta, por ocultarle que tenía novio e hijo, y a Aoshi, por no haber sabido esperar.
No podía negar que se sentía culpable, y con razón, pues ella sabía bien lo egoísta, voluble, inconsciente, fácil y apresurado de su respuesta para Seta; se había dispuesto a él aún a pesar de su ausencia infundada y sus tardanzas sin explicación. Pero qué había podido hacer, simplemente su corazón había empalizado su razón, tapándole toda salida.
¿Estaría su aún novio en casa? Según la página oficial del grupo, las entrevistas, presentaciones y ensayos estarían a la orden del día; pero esto era importante. No se sentiría aliviada hasta que lo hiciera; así que, ocupado o no, Shinomori Aoshi la iba a escuchar.
Se puso unos calcetines de colores -bastante infantiles, por lo demás- antes de hacerlo, pues no se quería enfermar y temía que esto demoraría. El camisón que la cubría bailaba bajo sus rodillas mientras bajaba la aterciopelada escalera que unía el pasillo del 2º piso con el pequeño espacio frente a la cocina. Llegó al fin hasta el teléfono y abrió el papelito con el nº móvil de quien debía llamar. Tragó saliva. Sonaron varias campanadas antes de conseguir respuesta.
-Hola?
-Hola, Aoshi-kun. ¿Qué diablos hacías que tardaste tanto?
-Pues trabajaba, obviamente. Sabes lo que es eso, no? Apuesto a que aún estás en pijama. -Se burló el artista.
-No me molestes, simio horrendo, no es mi culpa que seas un trabajólico, nadie normal trabaja los sábados en la mañana...
-La verdad es que tú eres una de las pocas japonesas que no lo hace, pues según estadísticas...
-Ya ya ya! No te llamé para criticar trabajos, macaco fastidioso!
-Ja ja ja, bueno, entonces ¿Para qué llamaste, Makimachi-chan? -Preguntó él, que disfrutaba haciéndola enfadar. Misao dio un suspiro.
-Adivina quién llegó ya a Tokio, Aoshi-kun -Aoshi guardó silencio. El tono sentencial y melancólico en la voz de la chica le hizo adivinar a lo que llegaría la noticia. Al igual que ella, él también suspiró lentamente.
-Ya veo.
-Lo siento, Aoshi-kun...
-Supongo que al menos cumplirás parte de lo que te pedí, ¿no?
-Si te refieres a lo concerniente a nuestro hijo, no te preocupes. (NdYune: Para las mojojas que no se hayan dado cuenta, me refiero a las últimas palabras que él le dijo antes de irse XD)
-Bien, al menos puedo estar tranquilo en ese aspecto. Me alegro por ti, Makimachi. -El diálogo hizo una pausa.
-Eres un pésimo actor. -Replicó ella.
-Tú cállate, miss "Estoy totalmente segura con mi decisión". -Misao enrojeció, sorprendida ante tan irónica respuesta, tanto por la certeza de ésta como porque era de labios de Aoshi de donde había salido.
-Eres un pesado! Es que nunca vas a dejar de molestarme?
-Mmm... pues quizás algún día. Pero tú empezaste, recuerdas? No aceptar el dinero de las cámaras fue tu condena (Véase KamKen Cap. 5).
-Gorila horrible. -Fue todo lo que pudo decir. Aoshi rió levemente tras esas palabras. Extrañaba esas comparaciones alusivas a Darwin que sólo venían de ella.
-Bueno, ya debo irme, Makimachi. Nos vemos en el hospital.
-.¿En el hospital? -Exclamó la chica, espantada.
-Pues claro, o piensas tener a mi hijo en tu casa?
-Aaah... pues especifica, idiota! Pensé que enviarías a un asesino a torturarme por dejarte o algo así!
-No, no, eso mejor lo dejaré para después del nacimiento. Adiós, Makimachi. -Terminó él, bromeando, pero con voz muy seria.
-QUÉ? OYE, NO CUELGUES! Argh! Maldito aborigen psicópata!
La chica colgó exaltada. Luego rió, aliviada al darse cuenta de que, gracias a él, esto se había hecho más fácil de lo que jamás imaginaría, pero no podía negar que estaba decepcionada, pues esperaba que él se pusiera más triste. No obstante, subió la escalera sonriente, sin querer detenerse a pensar en cosas pasadas ni futuras. Quería vivir el hoy, cosa que no conseguía desde hacía tanto tiempo.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
La pequeña piedra víctima de su puntapié fue a dar no muy lejos de la acera. Le hubiera gustado tener bolsillos en los que hundir sus manos, pero su negro pantalón de tela no se lo permitía. Todo en su cabeza era un caos: se sentía una cerda lujuriosa y pervertida por haber pensado en él, en su amigo, mientras se sumergía en las caricias de su novio. ¡Dios! Cómo había sido eso posible? Cada vez se convencía con más vehemencia sobre su necesidad de atención psiquiátrica.
Kaoru alzó la vista hacia el cielo ennegrecido, como buscando entre las estrellas alguna constelación con la respuesta a sus dudas. Se detuvo ante un puesto muy pequeño a simple vista. Los mismos hombres de siempre la recibieron por un corredor, entre burlas y ultrajos a los que ella ya estaba acostumbrándose y a los que ya no oponía resistencia: así la dejaban más rápido en paz. Caminó por el sendero iluminado de los empleados, cegado para todo el que no lo fuera, atravesando salones rodeados de espejos que le recordaban con horror las veces en que debía presenciar esas caras conocidas, entonces inexpresivas, de pequeñas despojadas de sus ropas mientras se "testeaba la mercancía". Desvió sus recuerdos para no evocar los gritos que proseguían luego de aquel salón, al llegar a los cuartos, y que todavía irrumpían en sus sueños.
Al llegar a su pieza, se sentó en la cama, decidida: esta vez lo esperaría y hablaría con él; como había evitado hacer desde lo ocurrido, ignorándolo tal como hizo con Kenshin la vez en que ella en su inconciencia casi lo había besado (Véase Cap. 12). Ya no podía alargar más el cuento, quería respirar tranquila de una vez.
-Oh, estás despierta. -Comentó Enishi, con sorpresa.
-Sí, es que ahora me conviene. -Bromeó ella.
-Je, en serio? Y por qué sería?
-Porque así me desatoro de una vez. Tenemos que hablar.
-Sobre lo que ocurrió? -Enishi enrojeció levemente ante el recuerdo, un tanto humillado. Pensaba que tenía que haber hecho algo muy mal durante el acto para que ella reaccionara así. Kaoru se sentía exactamente igual mientras asentía.
Sin dar nombres, la prostituta reveló una parte de su confesión que había omitido. Cómo, dentro de todo lo que estaba ocurriéndole en el BRB, llegó un "alguien", un amigo especial, que la había ayudado transformándose en su único cliente solo para aminorar su carga, sin pedirle nada más que juegos, risas y conversaciones a cambio. Nunca le había exigido sus servicios. Cómo había permanecido a su lado siempre, aún cuando ella le había exigido que la dejara de ver por su bien, cómo sin su apoyo jamás hubiera llegado hasta donde estaba sin quebrantarse, y por último, cómo, durante esa noche, había visto el rostro de su amigo en el cuerpo de su novio. Se sorprendió a sí misma mientras hablaba de Kenshin, notando cómo éste había influido más en su vida de lo que siquiera hubiera imaginado, y sonrió ante el recuerdo de su roja cabellera, su cuerpo de baja estatura, sus brazos fuertes y su melodiosa voz.
-Te agradezco muchísimo lo que has hecho por mí, Eni-kun, pero no puedo seguir contigo estando tan confundida.
Las palabras de Kaoru sonaban más cortantes y frías de lo que ella hubiese deseado. Enishi prefirió no emitir comentarios, y se limitó a entregarle un sobre sin mirarla a la cara.
-Lo junté para ti. Es para que adelantes tu deuda. No es tanto como hubiese querido, pero espero que te sirva de todas formas. -Ella contempló la suma de dinero estupefacta. -Supongo que no querrás que siga viniendo -Continuó, antes de que ella dijera cualquier cosa. -No lo haré si no quieres, pero ya cancelé dos meses, así que no aceptes que desconocidos vengan a molestarte. Bien, ya me voy.
Dicho esto, el joven se volteó y dirigió su camino hacia la salida. Había estado evitando el mirarla todo el tiempo desde que le comunicó su decisión. La confusión de la chica sólo aumentaba, pero algo le impidió detenerlo, y se negó a entristecerse. Esto terminaría pronto.
-Día dos-
-Así que ésta es tu casa? Vaya, no esperaba que fuera tan grande! Qué genial debe ser vivir aquí! –La pareja cruzaba lentamente el umbral de una casa de proporciones descomunales, ubicada muy lejos del centro de la ciudad.
-Te parece? A mí en realidad me gustaría que fuese más pequeña. Tanto espacio me abruma. –Comentó invitándola con un gesto a sentarse en un costoso sillón.
-Y por qué la compraste entonces?
-La verdad, no tengo idea.
-Espléndido! Ésa si que es una motivación. –Bromeó Misao con tono irónico. Él rió junto con ella, poniéndose de pie.
-Quieres beber algo antes de cenar? –Preguntó desde la cocina.
-Ehm… bueno. ¿Puedo pasar a tu baño?
-Claro, está tras el salón, por el pasillo a la izquierda.
Mientras caminaba, Misao inspeccionaba cada rincón de la casa con curiosidad inescrupulosa, revisando detrás de los cuadros costosos que adornaban las paredes, asomando su cabeza por cada pieza y abriendo cada cajón que se le cruzaba por delante, lo que dejaba en evidencia las pocas intenciones que ella tenía de ir al baño. De pronto, mientras curioseaba la puerta nº 4, sintió un ruido muy peculiar en el cuarto contiguo, como de algo que había caído sobre una gran cama de resortes. Como era de esperarse, la chica se encaminó instantáneamente al aposento, ansiosa por descubrir cómo lucía el cuarto del médico.
Cuando cruzó la puerta, contuvo el aliento en un suspiro exagerado, enmudecida ante la magnitud del lugar y la cantidad de mobiliario y aparatos costosos dentro del mismo. Parecía un casino y una galería artística al mismo tiempo; jamás pensó que alguien pudiese tener gustos tan contrapuestos, ni que gastaría tal dineral en ellos. ¿Cómo era posible que pudiese costear todo eso? El novio de Kaoru también era médico, pero no por eso vivía en un Penthouse con mayordomo, que era lo único que le faltaba al hogar de Seta. Sonrió con interés al pensar la de cosas que él podría comprarle si su relación perduraba o si hasta se casaban, y con una risita estúpida comenzó a anotar en una libreta que siempre cargaba todo lo que le pediría en el futuro, dando vueltas y corriendo por el cuarto con emoción de infante cuando se le ocurrían nuevas ideas.
Fue en medio de esa insulsa carrera cuando vio la punta de un enorme baúl detrás de un armario a medio cerrar. Sonrió con malicia, dirigiéndose a él con la determinación de averiguar qué contenía a cualquier precio.
No tenía candado, pero estaba tan duramente cerrado que ni aún con todas sus fuerzas lograba abrirlo. "No me la ganarás!", se dijo enfurecida, remangándose la blusa y frotándose las manos, hasta que luego de un esfuerzo descomunal en que tuvo que involucrar sus pies, el cofre se abrió violentamente, dando un golpe seco contra el mueble y haciendo que muchas cosas como ropas y adornos cayeran sobre Misao, tapándola por completo.
Comenzó a levantarse lentamente y con un quejido, sobando su cabeza con una mano. Lo primero que vio fue al baúl, y su aliento desapareció al contemplar una suma incomparable de fajos de 100 dólares, amontonados en grupos. Era más que todo el dinero que pasaría por sus ojos durante toda su vida, pensó. Antes de sacar conclusiones, dos manos masculinas cerraron el cofre abruptamente, casi con desesperación. Misao sintió cómo el horror se apoderaba de ella mientras contemplaba el rostro de su ahora novio, que no la veía a ella, lo que la hizo sentir más avergonzada.
-So… Soujiro… yo…
-Será mejor que salgamos a comer afuera. –La espetó él, cortante.
Ya fuera de la casa, Misao miraba fijamente al piso, sin poder comprender cómo había sido tan idiota. Estaba roja aún, y su vergüenza era tal que aún no conseguía dirigirle la palabra.
-No has cambiado nada, ¿Eh, Misao-chan? –Comentó él sin mirarla. No parecía feliz.
-Yo… Soujiro-kun, ¡Lo siento mucho! Es que sentí un ruido y quise ir a ver, creo que sólo era un gato, y luego vi el baúl y me pareció muy bonito y lo quise ver también, y me tropecé y se abrió… -"Mentira podrida", se dijo a sí misma. Él no decía nada al respecto.
-Misao-chan… ¿Hay algo que no me hayas dicho de ti misma? –Preguntó el médico con desconfianza. A Misao le sorprendió tanto la pregunta que su corazón se aceleró. ¿Sabía ya acaso lo de su embarazo?
-S… sí… -Respondió cabizbaja. Él volteó hacia ella, más alarmado que curioso. –Soujiro-kun… estoy embarazada.
Aunque le sorprendió, él no parecía conforme con aquella respuesta. Se veía molesto y desconfiado, pensó Misao, pero no lo culpaba luego de que ella le ocultara algo como eso. Caminaron muchas calles sin decir nada, ella aún avergonzada y él con un serio semblante de cautela. Como si temiera peligro cercano. De pronto, el celular del médico sonó insistentemente antes de que contestara. Misao pudo oír nuevamente los gritos de un hombre, como los que había oído la última vez que consiguió comunicarse con Seta cuando aún no llegaba a Tokio. Seta se limitaba a responder "Sí" a cada cosa que el otro hombre le decía, y colgó acelerado en tanto se despidió.
-Me tengo que ir, Misao-chan.
-Qué pasó? –Preguntó ella sinceramente preocupada, pero él se mostró algo molesto ante la pregunta. Aún la miraba con desconfianza.
-Ocurrió un percance. Lo lamento, Misao-chan. Pronto te compensaré esta cita, ok?
De pronto volvía a ser el mismo, y la chica se alegró. Él la besó suavemente en los labios y partió, dejándola en un taxi que la llevaría a casa. Había muchas cosas sobre las que se podría dudar acerca de Soujiro, pero la fotógrafa no quería pensar en ninguna; demasiado feliz para hacerlo: éste era el primer beso que él le daba.
Pasaron los días, y no había podido comunicarse con él. De pronto sus ofertas de trabajo habían aumentado y mejorado, por lo que a penas tenía tiempo para ella misma. Suponía que a él le sucedía algo similar, por lo que no lo culpó por no llamarla ni visitarla. Al término de la semana al fin tenía tiempo libre, así que lo primero que hizo al llegar a su casa fue llamarlo a su teléfono de Tokio. Nadie contestaba: de seguro estaba trabajando. Luego de repetir el procedimiento durante tres días a las horas más variadas, estaba perdiendo la paciencia, así que se dirigió directamente al hospital, donde, para su sorpresa, tampoco estaba. Se llenó de terror: no podría soportar que le hubiese pasado algo.
Llegó a la casa de su novio con una rapidez que a ella misma le sorprendió.
-Hola? Soujiro-kun, estás ahí? –Preguntó mientras golpeaba la puerta. Estaba cerrada, pero ella la abrió sin mucho esfuerzo con una tarjeta de crédito; truco aprendido gracias a Okina.
No había nadie, ni nada. No estaban los muebles, ni los cuadros, ni siquiera las lámparas de lágrima que solían adornar el techo. La casa estaba vacía, salvo por una pequeña nota en la entrada que había estado pisando sin darse cuenta.
"Ojalá algún día puedas perdonarme, Misao-chan, pero no podía correr riesgos. Siempre tu amigo:
Soujiro Seta.
PD: Espero que tú y el padre de tu criatura sean muy felices."
Horas más tarde, la joven aún deambulaba por las calles sin quitar los ojos encima al pedazo de papel. Había chocado varias veces con gente, pero no le pedía perdón a ninguna, absorta en sus pensamientos. Se detuvo: ya era suficiente. Estaba agotada de sentir esa angustia que nadie merecía. Ya veía por qué Soujiro no se había molestado en preguntar quién era el padre: a él le importaba un comino. Entonces ¿Por qué diablos le había dado esperanzas?
Arrugó el papel con desprecio y lo arrojó al primer basurero que encontró, junto con todos los recuerdos que tenía de él. Suspiró, sintiéndose libre, aún cuando reprimía las ganas de encontrarlo sólo para golpearlo hasta que se muriera por hacerle eso.
-En momentos como éste sólo se puede reír. –Pensó en voz alta, y procedió a cerrar los ojos para dar una carcajada cínica, hasta tenebrosa, que confirmaba sus inexistentes dotes de actriz. Sintió un llanto frente a ella, y al abrir los ojos se encontró con una niña que se escondía de su cara tras las piernas de su madre, parecía aterrorizada por su risa horrorosa.
-No le da vergüenza andar asustando niños? –Preguntó la madre mirándola con desprecio.
Misao permaneció en su lugar, estupefacta ante la escena, y luego siguió su camino, irrumpiendo en sinceras y estruendosas carcajadas por aquel incidente.
-Día seis-
-Todavía no puedo creer que el tipo que te ayudaba era Himura-san... ¿Cómo es posible que no me lo hayas dicho? Con la de tomas geniales que me hubieras hecho ganar! -Gruñó Misao llevándose las manos a la cabeza, exasperada.
-Pues precisamente por eso no te lo dije, hubieras saltado a mi casa al instante y ésta sería la hora en que todo Tokio lo sabría!
-Aaay no seas tan delicada, sólo serían algunas, las más jugosas... y puede que hasta me dejaran taparte la cara -Sonrió, enseñando los dientes. -Estás segura de que hiciste lo correcto al terminar con Enishi-san? Aunque no me conviene hacerte dudar, en todo caso. Imagínate los beneficios que obtendría de esta relación! Asensos, asensos! -Los ojos esmeralda brillaban de sobre-excitación al imaginarse la de alabanzas que podría obtener, y juntaba las manos apoyándolas contra su pecho, rogando que esos dos se quedaran juntos.
-Te dicen la generosa, EH? -Rugió Kaoru, golpeándola en la cabeza. Aunque no quiso contestar; la avergonzaba reconocer que cada vez más se sentía más segura de lo que había hecho.
Decidió contarle por fin a su amiga los detalles de ese "amigo misterioso", alias Shinta, pues pensó que le dolería si se enteraba por otras fuentes, y además ya hasta Megumi y Sanosuke lo sabían. Aunque a decir verdad su amiga era en sí una de esas "otras fuentes", así que realmente no sabía de qué se preocupaba.
La vio alejarse alegremente luego de su despedida, envidiando la felicidad que, creía ella, la envolvía desde que Seta había vuelto y ahora era su novia, ignorando lo que había pasado entre ellos días atrás. Ojalá las cosas fueran tan simples para ella, pensó pateando un auto y, sorprendida de su acción, se alejó corriendo en tanto la alarma empezó a sonar y todos voltearon hacia ella.
Se sentó en la banca de una vereda para pensar. Los gritos volvían a asaltar sus recuerdos, y no pudo evitar volver a construir las escenas en su mente... aquellos días tan distantes y presentes a la vez...
-Ve a hablar con Tooru Imagashi. Él te dirá qué hacer, mocosa.
-Pero…
-Ah, y no más trucos, Kaoru-chan. No habrá un segundo impulso repentino de lástima.
Qué ingenua fui entonces. Ése tal Tooru se había mostrado tan amable… Yumi… Quisiera echarle toda la culpa, pero sé que no sería lo justo. La culpa también fue mía.
-Qué tal estuvieron las cosas hoy, Kaoru-chan? Cuántas?
-Cinco.
-Eso está muy bien. Tienes un gran poder de convencimiento con esas mujeres.
-Lo del modelaje fue una buena idea, Yumi-san. Eso es todo.
-Bien, aquí está tu parte. No lo malgastes todo de un tirón.
Qué bien se sentía tener todo ese dinero en mis manos… Ayame-chan y Suzume-chan eran las pequeñas mejor vestidas de toda la guardería. Me alegra que no lo recuerden. Les hubiera costado acostumbrarse a vivir precariamente como ahora.
-Así que te persiguen esos hombres, pequeña? No llores, no llores, tu amigo el viejo Tooru te dará un trabajo. No será necesario que se lleven a tus hermanas.
Recordar la amabilidad fingida del cerdo de Tooru (que tenía la mala costumbre de hablar en tercera persona al hacerse el lindo) le revolvía el estómago. De pronto le sobrevenía una terrible jaqueca, cuando a su mente acudía el cuestionamiento de si hubiera sido mejor no presenciar el fruto de su trabajo, no haber nunca visto esa escena ni escuchado esos gritos… Sus náuseas aumentaron al sorprenderse en una actitud tan egoísta.
-AAH, CHICAS! Miren, es Battousai-sama en el concierto de hace unos meses! –Kaoru salió de su ensimismamiento, alzando la vista sin entusiasmo a través de la mano que cubría su cara, para ver a unas cuatro chiquillas asomadas a una vitrina con televisores, no muy lejos de ella.
-Qué bien! Yo no pude ir, se habían agotado las entradas cuando llamé. –Se lamentó la más grande.
-Aaayy es tan lindo… Mira! Tomoe-san también estaba por ahí!
-Si, lástima que ya no va a estar más… -Dijo otra. La frase captó la atención de Kaoru al instante.
-.¡¿Que qué? Por qué dices eso?
-.¡¿Es que no lo sabes? –Dijeron las otras tres al unísono.
-Qu… qué?
-Pero cómo es posible, Ruri-chan! –La regañó una que creía saberlo todo. –Lo dijeron hoy en la entrevista que dio la banda esta mañana cuando estaban ya en Hong Kong. Tuvieron que cortar la entrevista porque al parecer él no debía decirlo aún, allí Battousai-sama confesó que había roto con Tomoe-san.
-QUÉÉÉ? Y POR QUÉ? –Kaoru se hacía la misma pregunta, pasmada.
-Dijo que amaba a otra persona, y aún cuando habían intentado salvar la relación la seguía amando, pero esa persona no le daba bola. –Kaoru palideció.
-Noo! No puede ser! Quién creen que haya sido la bruja que se lo quitó a Tomoe-san?
-Pues yo escuché que era Shura-sama, pero que ella no le daba ni la hora por Chô… -Dijo una con voz de burla.
-.¡En serio? Yo escuché que Battousai-sama era en realidad bisexual y que a quien en verdad quería era a un heterose…
-CLARO QUE NO! –Rugieron las otras tres sincronizadamente. Kaoru no pudo evitar reír al imaginarse qué pensaría Kenshin si oyera esto.
-Pues saben qué escuché yo? Yo escuché que en realidad es la novia de su ex-cuñado! –Chilló una de las niñas. La más pecosa. Kaoru sintió esas palabras como un balde de agua fría en su espalda.
-Eeeh? El hermano de Tomoe-san?
-Sí! Es más, oí que ella era increíblemente cruel con Battousai-sama, y que le dijo que ella y su novio habían roto para jugar a dos bandas con él y su cuñado, y que por eso dijo también en la entrevista que ella lo detestaba ahora, pues Battousai-sama no se lo aguantó.
-Dios! Qué asco de mujer! Pobre Battousai-sama, esa tipa es una bruja mentirosa y traicionera!
-NO ES CIERTO! –Explotó la prostituta, levantándose de su asiento- Él es el traicionero por andar divulgando secretos aún cuando juró lealtad! Y además yo nunca he jugado a dos bandas con él ni con nadie, ¡Mocosas entrometidas!
La joven se alejó marcando el paso y dando un respingo, dejando a las fanáticas perplejas y sorprendidas.
-Vaya… qué tía más loca… - Dijo una, y todas asintieron.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
-Kaoru, enciende el televisor y pon las noticias! -Chilló Misao a través del teléfono, ya caída la noche.
-Por qué? Qué pasa?
-Hazme caso, cara de simio!
La prostituta no tenía ganas de nada luego de la llamada anterior, pero la encendió sólo por curiosidad. Había recordado que jamás preguntó a Enishi cómo se había enterado de su oficio, y la respuesta que obtuvo luego de llamarlo para preguntar la dejó inerte: Había juzgado y culpado a Kenshin injustamente, tratándolo de mentiroso y restregándole su pasado. "Hola de nuevo", le dijeron las náuseas.
"-Y en nuestra sección de espectáculos," -Exclamó entusiasta el presentador del noticiario-"el vocalista de la popular banda Angel's Grave (NdYune: déjenme, no pude pensar en nada mejor como nombre ¬¬u), anunció su ruptura con su hasta entonces novia Tomoe Yukishiro. Al parecer los disturbios durante la entrevista ocasionaron muchas más complicaciones de las esperadas, llegando incluso a la cancelación de la gira que se esperaba durara hasta los próximos dos meses:"
La escena se cambió, mostrando a Kenshin y al resto del grupo sentados en una mesa semi-curva de un espectáculo de música, con los presentadores en una esquina (NdYune: para las que les guste el j-rock: algo así como el "HOT WAVE" XD).
"-Y díganos, Battousai-san, por qué no está Tomoe-san esta noche para acompañarnos?"
Kenshin tragó saliva. Shishio le mostró unos ojos asesinos.
"-Es que... Ella y yo hemos terminado."
Todos guardaron silencio. Shishio, su representante, se llevó una mano a la cara.
"-Oh, qué triste noticia! Y cuál sería la razón?"
"-Cough cough..." -carraspeó el pelirrojo - "Es que... ejem, ejem, COUGH COUGH... Tomoe descubrió que yo no era tan especial como ella pensaba." –Declaró, omitiendo un sinnúmero de detalles..
"-Córtenlo! Córtenlo!" -Susurraba Shishio desesperado a los camarógrafos, temiendo que la lengua de su vocalista estrella se excediera. Los presentadores se veían confundidos.
"-Pe... ¿Pero a qué se refiere con eso, Battousai-san? Fue sólo ésta la causa de la ruptura o hay factores adversos?" -Continuaron, ignorando los gestos de Shishio. No podían perderse una declaración como ésa.
"-Pues... bueno, eso y el hecho de que... ejem... yo amo a otra mujer. Con Tomoe intentamos salvar la relación, pero aún así yo la amo a ella… aunque ella no siente nada por mí, incluso creo que me detesta en estos momentos. Dije cosas que no debí decir, y además me culpa de algo que yo no hice... De seguro me matarían si diera los detalles..." -Bromeó Kenshin, provocando a Shishio, aún cuando no tenía realmente la intención de hacerlo... del todo. Kaoru se paralizó. Shishio comenzó a apagar las cámaras al ver que no le hacían caso por las buenas. -"Eh, Shishio-san, qué rayos le pasa? Hay algo malo en decirlo?" -Preguntó Kenshin falsamente exasperado, poniéndose de pie. Shura y Chô intentaban callarlo y calmarlo, Aoshi sólo reía ocultamente, como no hacía desde ya cinco días atrás.
"-Cállate de una vez, Himura!" -Susurraba Shishio a lo lejos.
"-Pero si no he dicho nada aún! por qué tanto escándalo?"
"-Que te calles!"
El pelirrojo se dirigió hacia Shishio al ver que había conseguido desactivar varias cámaras, zafándose dificultosamente de las prisiones humanas que le hacían sus compañeros, y comenzó a detenerlo lo más suavemente posible. Pero Shishio no hacía más que regañarlo con fuerza, susurrando para que la cámara que los grababa no escuchara su discusión. Desafortunadamente para él, Kenshin no hacía lo mismo.
"-.Pero por qué se preocupa tanto? Qué tiene de malo que lo diga si es la maldita verdad!"
"-Cállate, Himura, no hables tan alto. Sólo intento salvar la reputación del grupo, imbécil"
"-Su abuela será imbécil! No puedo creer que no pueda decir ninguna cosa sin ser regañado por usted. ¡Es problema mío si quiero dar detalles de mi vida privada o no!" -Sacándole la lengua, infantil, el pelirrojo comenzó, alejándose de Shishio, a gritar información sólo por molestarlo, mientras reía burlonamente. -"Ah, y saben de qué es lo que ella me culpa...? Pues de haber divulgado…!"
"-SILENCIO, HIMURA!" -Lo persiguió él, mientras éste comenzó su huída, sin dejar de mofarse.
"-Y no creerán cómo nos conocimos...! Verán, fue una noche en que fui a un bur..."
"-HIMURA, TE LO ADVIERTO!" -Rugió su representante, tomándolo de su roja cabellera al alcanzarlo.
"-Ya corten de una vez." -Exigió un sonriente y calmado Aoshi, apagando la última cámara.
La imagen se perdió. Kaoru, Misao, Okina, Enishi, Megumi, Gensai, Sanosuke, y todos los que conocían la historia y habían visto el noticiario, emitieron un "Vaya..." de desconcierto. Todos comprendieron a qué chica se refería el vocalista.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Esa mañana, luego de tal escena, Aoshi ladeaba la cabeza mirando a su amigo, consciente de que lo había hecho a propósito.
-Y dime: por qué hiciste todo eso?
-Jajaja, pues digamos que estoy un poco harto de fingir.
-Pero no crees que fue demasiado?
Kenshin lo ignoró.
-Día siete-
Llegaron a Tokio al atardecer del día siguiente. El cielo teñido de rojo les daba la bienvenida mientras despedía al sol, pero ninguno mostraba sonrisas. Todos tenían algo de lo que enfadarse o entristecerse. Lo peor, ante la cancelación de la gira, la disquería les había exigido de todas formas que grabaran el disco en que Tomoe y Kenshin cantaban juntos, sólo que ahora tenían tres días de plazo, como medida para reunir más fondos y pagarles a los locales contratados de antemano. Qué más apropiado para un momento como ése. Cabizbajos y con el semblante endurecido, todos partieron al estudio luego de apenas un par de horas de descanso. Tomoe iba junto a Enishi; él había insistido en venir; Kenshin no quiso siquiera fingir que desconocía su presencia, y sólo se limitó a mirarlo con indiferencia cuando su campo visual se lo obligaba al girar la cabeza a un lado o a otro.
Si bien no alcanzaron a terminar, quedó todo muy avanzado, y luego de varios silencios incómodos, cada quien se encaminó a su camarín, agotados y hastiados. No obstante, Kenshin no anticipó el encuentro que tendría en la puerta de su cuarto.
-Eres un infeliz, Himura. -Afirmó Enishi, para luego propinarle al pelirrojo un rápido y fuerte golpe en la cara con sus nudillos. Éste, desconcertado, no había atinado a reaccionar. -No te conformaste con arruinar la felicidad de mi hermana, sino que ahora además saboteas la mía con Kaoru-chan.
Tan rápido como su primer movimiento, Enishi se dispuso a dar un segundo golpe, pero el pelirrojo lo detuvo, haciendo uso -como no hacía en mucho tiempo- de sus habilidades como kendoka. El médico, frustrado, dio media vuelta y se retiró, dejando al pelirrojo confuso y adolorido.
-Por qué miras con esa cara? No vas a decirme que no sabes por qué te golpeó, o sí? -Shura reía burlonamente, asomada desde la puerta de su camarín, al igual que Chô desde el suyo. -Agh, eres un sonso, Himura-kun. ¿Acaso no sabes que la prostituta terminó con él, aún después de que habían vuelto, por que ella tenía unos "sentimientos que aclarar"? Al parecer había un "otro" por ahí... Je, je. El tonto no sabe que era ella la que te perseguía y no al revés, y luego de esa entrevista que diste, quizás lo malinterpretó...
-Co... cómo sabes todo eso?
-Benditos sean los espías, Himura-kun.
La baterista le guiñó un ojo, y él de inmediato comprendió quién le había dicho a Enishi el oficio de Kaoru. "Maldita seas, Shura", pensó, para luego darse cuenta de las palabras que había escuchado: ¿Kaoru había roto con Enishi…? Y PORQUE HABÍA UNOS "SENTIMIENTOS QUE ACLARAR"? Toda la sangre se le fue a la cara, y partió de ese lugar a toda velocidad.
Chô alzó una ceja, viendo a Shura desde la otra puerta con incredulidad y desconfianza.
-Qué? -Preguntó ella, ofendida. -Es que acaso no puedo hacer mi buena acción del día?
-Querías saber cómo terminaba, ¿Eh?
-Jajaja, ya me conoces.
"Al fin llego", pensó Kenshin con aire agitado, las mejillas del color de su cabello y su corazón resonando cual tambor, mientras se acercaba con determinación hacia la puerta de la mujer que tantos cambios había generado en su vida.
-.¿Kaoru? .¿Estás ahí? Abre la puerta! -Exclamó mientras golpeaba fuertemente la entrada de la desdeñada casa.
Kaoru reconoció esa voz tras el umbral, y sintió cómo se puso abruptamente nerviosa, emocionada, feliz y asustada, y todo su cuerpo comenzó a temblar. Había llegado la hora decisiva.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
NdYune: Hola! Estoy feliz, me falta súper poco para terminar esta historia, sería la segunda vez que termino una en esta página, y ojalá les guste el desenlace! X3 Aunque quisiera pedirles un favor... como último deseo, quisiera porfis terminar este fic con al menos 200 reviews u.u Plis, hagan feliz a esta humilde escritora... En fin, un par de aclaraciones acerca de la historia:
El por qué he hecho las cosas como hasta ahora:
La verdad me han criticado porque decía que me daba muchas vueltas XD, bueno, la verdad es que no tuve opción, porque así como estaban las cosas no hubiera sido fiable que, para que todo terminara happy, "de pronto" y por arte de magia, Kaoru hubiera dicho tras la declaración de Kenshin "Uy! Qué cosas, no? Todos mis sentimientos han cambiado de golpe y porrazo. Okis, okis, me quedaré contigo Ken y todo será feliz! Jri jri jri" para luego terminar la historia, dejando a Kaoru prostituta y amenazada y a Kenshin fingidor y enemistado con el grupo, y más encima esperar que el público fan del grupo se quedara contento. No sé, a mí no me parecería realista de mi parte si lo hiciera así, y además quedarían muchos espacios en blanco sobre la vida de ambos que aunque a nadie les interese, a mí no me dejaría satisfecha el no aclararlos u.u
Por otro lado, sería muy poco probable que Misao, luego de estar enamorada de Seta por tanto tiempo y haber aceptado estar con Aoshi sólo como un medio para olvidarlo y aunque sus sentimientos hacia él estaban recién comenzando a cambiar, hubiese permanecido en su relación con Ao sin ningún tipo de dificultad ante la llegada de Seta. Vamos, que todas sabemos que las personas al enamorarse se ponen un poco brutas (aunque a mí no me ha pasado... todavía, pq aún no me enamoro XD), y por mucho que quisiera estar con Aoshi, al menos aunque lograra sacar la relación a flote, le hubiera costado una infinidad. Pensar que todo iba a estar happy luego de su regreso es ser un poco utópico...
En fin, me han dicho que mis protagonistas femeninas son estúpidas XD JUajuajujua, la verdad estoy un poco de acuerdo, however, todo tiene un por qué, y el próximo capítulo (en mis notas) aclararé sus motivaciones para hacer todas las estupideces que hayan hecho las mojojas...
Gracias por leerme hasta ahora... y porfis concédame ese último deseo, quisiera poder terminar este fic con 200 reviews al menos T-T Si lo dividimos serían 9 reviews por capi... será mucho? O.o Bueh, si lo conseguimos, el último capítulo estará aproximadamente para el domingo! Y hablo en serio:D
Au Revoir! Gracias por acompañarme hasta ahora. Esperen el último capítulo!
Y FELIZ DIECIOCHO!
19:49 17-09-2006
