Te atrape
Realmente un suceso único…
Al ver la lluvia caer sobre el infierno no era extraño pero lo que si fue inusual de esta su duración y sobre todo que esta lluvia era divina, no una divinidad al nivel que podía ser peligrosa y mortal, era el tipo que nutria la tierra, limpiaba y creaba a vida, al mismo tiempo podía arrasar la tierra y dejarla estéril, una tormenta cambiante en el mundo mortal no era algo nuevo o especial ver algo así, pero aquí en el infierno lo era en más de un sentido, las casuales y normales lluvias que eran costumbre esperar no eran si quiera algo que se le pudiera comparar, en todos sus siglos de vida jamás pensó que tal cosa pudiera pasar en esta tierra.
Stolas no sabía de donde venía esa lluvia, había intentado descubrirlo, pero simplemente era tanta magia moviéndose contantemente que era imposible saber con exactitud de donde venía o quien lo estaba controlando, pero se sentía tan familiar, había enviado un mensaje a Lucifer para saber si él tenía la respuesta a lo que el rey respondió con palabras muy cortas y conociéndolo burlonas:
No.
Pero tomare esto como un: "aviso del cielo" para que mi querida Lilith y yo nos tomemos unas vacaciones así que hasta que del cielo no vuela a caer una sola gota, no deseamos ser molestados, tómalo como unas vacaciones Stolas sabemos que te las mereces, Lilith manda saludos, hasta entonces.
L.
Practicante pudo escuchar a Lucifer mofándose y riendo mientras escribía la carta con su esposa a lado de él, no pudo evitar sonreír por la imagen, pero ¿vacaciones?, la palabra por supuesto sabía lo que era y su significado, pero nunca pudo experimentarla, era un Goetia, un miembro de la realiza eso quería decir que tenía muchas tareas que cumplir siempre, no era un noble perezoso, lo más cercano que tenía a tiempo libre, fueron descansos y uno que otro día libre (en especial cuando era luna llena) pero "vacaciones" ¿tener días seguidos sin responsabilidades o tareas? Y mejor aún, esta lluvia había iniciado en el momento que Stella se había ido a visitar sus padres y decidió quedarse ahí hasta que la lluvia terminara, dejando a Stolas y su polluelo Octavia solos en el castillo, como si todo el universo se hubiera alineado para tal suceso increíble, fue la primera vez desde hace décadas que no despertaba lleno de gritos iracundos y sus queridas plantas usadas como proyectiles, todo estaba en paz y calma, no sabía cuánto había extrañado tener una mañana tan tranquila en su castillo.
Y más todo un día tranquilo, los primeros días hizo todo su papeleo y termino días de trabajo en uno solo, cuando no había nada más que hacer trato de distraerse con sus platas viendo que la lluvia las estaba fortaleciendo y acelerando su crecimiento, si la lluvia no se detenía a este paso el jardín se volvería una selva, a pesar de querer hacer algo no pudo ¿de qué servía cortar y alinearlas si gracias a la misma lluvia volverían a estar igual? Así que con un pendiente menos decidió pasar tiempo de calidad con su polluelo siendo ella un alma tranquila la encontró leyendo y escuchando música estridente de sus audífonos en su habitación y pedirle que pasara tiempo juntos y hacer cualquier cosa que ella quisiera, ella acepto realmente feliz, pasaron horas juntos, maquillaje, mascarillas, películas, hacia tanto que no pasaba tanto tiempo de calidad con su hija que nunca quería que la lluvia se fuera, también pudo notar que su estrella de fuego estaba más feliz, tranquila, hablaba con tanta soltura, era tan diferente a como era siempre, callada, fría y distante como las estrellas que le fascinaba observar.
Sabia él porque de tan grande cambio y eso solo sirvió para romperle el corazón, su hija merecía ser así siempre, mañanas tranquilas y acogedoras, un hogar cariñoso sin gritos ni insultos, incluso una madre que la amara y no fuera fría con ella, incluso si no fuera una madre alguien a quien ella pudiera contar en caso que él no estuviera siempre, sentía que le había fallado tanto a su hija, pero simplemente todo estuvo mal desde antes de tenerla, Stella y él nunca se amaron ni siquiera se llevaron bien, al principio había tolerancia, un respeto el uno por el otro… ¿pero ahora? ni siquiera quedo eso.
Era deprimente verlo y más porque en algún momento tuvo el sueño de tener amor verdadero como en las fantasías literarias que tanto leyó, fue realmente muy ingenuo, talvez incluso con su Blitzy ya fuera tarde para él, pero…esperaba que su hija tuviera lo que el no tuvo, no importaba quien fuera o si era de la nobleza o no daría su bendición a quien pudiera amar a su Octavia como se merecía ser amada y tratada, que le diera el hogar seguro y cómodo que ellos fallaron en darle, un amor como el de…
Genevieve… su estudiante y querida amiga, su mente la recordó de golpe de nuevo durante los días que pasaron después de saber por su mensajero que ella había muerto exitosamente había tratado de buscarla, pero la lluvia lo hizo imposible, podría estar en cualquier lado del pentagrama o incluso en los anillos infernales, estaba preocupado, aun así se convención de saber que ella era lo suficiente fuerte para poder estar a salvo, quería creer que estaba a salvo, sin duda era una señorita luchadora y astuta como pocas, no caería fácilmente después de todo el sabia de lo que ella era capaz de hacer después de todo, él se lo enseño.
Miro por la gran ventana mientas tanto Octavia como él estaba simplemente sentados en largos sillones leyendo cubiertos de mantas gracias al ligero frio que trajo la lluvia, aun sentía sus plumas ligeramente esponjas por ello, era un momento compartido en silencio que ambos compartían y que le heredo, el silencio amigable era tan tranquilizador.
-Papa tus pies están brillando- la voz de su querida hija lo hizo de inmediato dejar de mirar la ventana y sintió la magia correr por sus venas, alguien le estaba llamando, no, enviando un mensaje.
- ¡Oh! al parecer tengo un asunto que atender mi estrella de fuego, enseguida regreso- exclamo el príncipe al ver el ligero brillo azul que estaba a sus pies, se levantó rápidamente dejando caer la cobija, tembló ligeramente por el frio.
-Está bien, papa- respondió dándole una media sonrisa, él le sonrió de vuelta.
-No tardare- prometió con una sonrisa y salió del cuarto para ir rápidamente a su estudio, ahora podía sentir la conexión que se formaba por la magia, solo pocos sabían como mandarle mensajes privados y este en especial se sentía familiar, al entrar en el estudio cerró la puerta y dejo que le sello se abriera, la magia hizo aparecer una carta en un humo negro y purpura parecido a una nebulosa sin estrellas.
Una carta roja y brillante apareció, la tomo curioso, miro la letra que solo tenía su nombre escrito reconoció la caligrafía y sonrió dando un suspiro aliviado.
-Querida sí que me hiciste preocuparme- susurro riendo un poco, mientras volteo la carta para verla sellada con cera negra y una ramita de lavanda pegada en ella, frente a su gran escritorio y rompió el sello tomando la ramita de lavanda y oliéndola, el olor fue relajante gracias a sus propiedades, saco las hojas que eran cinco en total, las abrió y comenzó a leer impaciente.
Querido Stolas:
Perdona por escribirte hasta ahora, pero quiero que sepas que estoy bien, estoy feliz de verdad feliz, realmente mi llegada no fue la más… tierna, caí literalmente del cielo, ¡eres malvado! ¿Por qué no me lo advertiste?, solo fue un susto, pero nada se rompió, ahora me veo algo diferente que antes, pero sigo teniendo la misma cara y otras cosas…bueno lo sabrás cuando me veas.
Y lo encontré Stolas, encontré a mi esposo y él también me espero, aun me sigue amando después de todo y la maldición que nos puse, aun me ama, no sé si estar sorprendida por su fidelidad o preocupada por ser tan testarudo como yo.
Por ahora ambos estamos bien, tuvimos que hablar y perdonar muchas cosas, después de todo nuestra despedida no fue la mejor y las circunstancias tampoco lo fueron, tomara tiempo volver a ser como antes, pero ambos aun queremos estar juntos y eso ya es la mitad del camino, creo.
Además, tuve el mejor sexo de rencuentro del mundo, no sé si este permitido decirlo, pero: ¡Dios mío!… te contare todo cuando vaya a visitarte debemos apartar una fecha sé que eres alguien ocupado y dado que ya nuestro trato de visitas una vez al mes se acabó, bueno me gustaría visitarte yo ahora, seria divertido ponernos al día y me encantaría por fin poder conocer a Octavia y también que conozcas a mi esposo.
Y bueno tengo malas noticias, bueno no son malas son pésimas noticias, ya debes de saber sobre la lluvia sorpresa que ha estado cayendo desde hace días, así que me ahorrare la explicación y… es mi culpa, la tormenta que cubre el infierno entero es culpa mía, la estoy causando y no supe de eso hasta hace unos días y lo siento tanto, nunca quise que esto pasara pero mi magia esta descontrolada, puedo controlarla hasta ciento punto pero no todo y eso me aterra, por eso necesito sellarla te eh mandado tres opciones de sellos, me gustaría saber tu opinión sobre cual crees que sería mejor, incluso si tienes uno mejor serias mi salvador, espero que esta lluvia no te moleste o te cause problemas ya eh visto que eh convertido todo en una segunda Venecia o incluso si nos vamos por el lado gracioso podría convencer a los habitantes de infierno que se acerca la gran inundación y hacerles crear un arca, eso sería divertido, bueno en realidad fue un chiste malo perdón por ello…
Stolas leyó la carta realmente aliviado y feliz por ella hasta que leyó sobre la causa de le lluvia y se preocupó de nuevo pero esta vez era una preocupación diferente, oh no, esto podría ser muy, muy peligroso.
-Ella tiene mucho poder-susurro contra la mano que tapo su pico en un gesto de genuina preocupación, el siempre supo que ella era poderosa incluso para estándares humanos, poder aparentemente ilimitado e inmortalidad era una combinación tan inusual considerando que era humana y ahora que no lo era que no había un conducto para retener la magia y encapsularla se había liberado, resultando en esto.
Demasiado poder… si alguien se entera de que es ella la causante de esto… no quiso ni pensar en las repercusiones, en especial los reyes de los círculos, no habida peor ofensa para ellos que meterse con sus reinos y ella sin quererlo lo había echo… aunque incluso si alguno de ellos buscara tener un enfrentamiento no era segura la victoria, si nadie negaba que los reyes de los círculos eran una fuerza de temer, pero…
Todos y cada uno de los círculos aun están cubiertos por la lluvia…
Eso solo quería decir que ninguno había logrado detenerla, claro por orgullo dirían que simplemente no se habían molestado en quitar tal cosa, pero si se leía entre la alineas se podía ver que no tuvieron el poder para quitarla, la respuesta era clara.
Se levantó con elegancia y rapidez y comenzó a caminar en su estudio, miro las demás hojas y encontró los tres sellos que le menciono y otro para poder enviarle una respuesta, miro las opciones no eran malas, fuertes y que daba libertades, pensó por un momento, tomo una pluma del tintero que siempre estaba listo para su uso, hizo aparecer un hoja en blanco y comenzó a dibujar un sello usándolo los tres para formar uno nuevo, más fuerte, que le diera la libertad de poder usar su magia sin que se saliera de control o se rompiera, cuando lo termino lo examino, este podría funcionar, se lo mandaría y le pediría que lo probara y dependiendo del resultado se modificaría, el tiempo corría, era de vital importancia ayudarla a controlarse, no quería ver a su querida amiga herida, no cuando era de los pocos amigos reales que tenía.
Se volvió a sentar cansado, leyó de nuevo la carta y se permitió sonreí, ella era feliz, ahora estaba con el amor que perdió hace tanto tiempo y además tenía una jugosa historia, moría por hablar con ella y que le dijera todos sobre ese rencuentro, era una lástima no tener su número y entendió que siendo recién llegada no tendría si quiera un celular.
-Una verdadera lástima- susurro así que debía responderle su carta rápidamente, con su magia hizo levitar la pluma y un papel, saco un sobre azul oscuro y comenzó a hablar y las palabras se transcribieron en el papel:
Querida Genevieve:
Estoy tan feliz de recibir noticias tuyas, me tenías preocupado y me alegra saber que ahora estas con él, esperaste tanto y mereces ser feliz, además querida no estoy enojado por tu lluvia de echo me gustaría agradecerte es la primera vez en siglos que tengo "vacaciones" y sin duda te daré mi ayuda para solucionar el problema, te eh enviado un sello nuevo que combina partes de los tres que enviste, pruébalo, pero ten cuidado nunca se sabe si algo se saldrá de control en especial por la cantidad de poder que manejaras...
A fuego bajo, el brebaje espeso y gris se calentaba con lentitud, el vapor que despedía no era realmente fragante, una cuchara de madera funcionaba para mezclar los ingredientes mientras la bruja sonreía paciente, bajo su mirada dorada su creación esta noche tomaría forma.
La tormenta afuera traía un viendo frio y violento, el cielo oscuro se iluminaba por momentos con destellos acompañados de estruendosos ruidos.
- ¿No hace un clima encantador? - dijo la bruja con una voz cantarina llena de alegría, el cielo como respuesta retumbo y silbo con furia, el demonio a su lado ladeo la cabeza sonriente.
-Sin duda - respondió.
- ¿Pero que más falta?... a… si lo recordé, ¿estás listo? –ella pregunto mirando al demonio y este asintió soltando una risa traviesa.
-Cuando estés lista cariño-la respuesta fue simple y ella asintió.
-Comencemos entonces… es tiempo: dos gotas de rabo de nabo…- dio pequeños golpecitos en la madera y comenzó recitar con rimas y una sonrisa, un frasco fue depositado en su mano y vertió las gotas en el brebaje y este adquirió un poco de color.
-Sangre de búho con hierba escarlata se gira tres veces con dos garrapatas…-
-Aquí querida- las garras negras y afiladas tomaron los frascos de vidrio dándoselos a la bruja, una vez más, el brebaje cambio al contacto del nuevo ingrediente tornándose de un enfermizo tono verde.
-Una pizca de sal del mar muerto…-exclamo pidiéndolo y tan rápido como lo dijo el ingrediente fue depositado en su mano.
- ¡Para darle un poco de sazón! – exclamo como si fuera un presentador de cocina, la bruja sonrió asintiendo.
- Y un dedo de muerto fresco y saliva de rata-dijo a continuación y un cuenco de madera fue puesto en su mano.
-Aquí de los diez el más fresco- complemento aplaudiendo cuando una pequeña explosión salió del brebaje sacando un humo amarillo brillante un… oh, salió de ambos como si fueran niños viendo juegos artificiales en el cielo.
-Y lo último y más importante una gota de sangre de virgen- canto soltando una risa malvada pudo haber tenido algo de impacto si tan solo el demonio a lado de ella no hubiera soltado una risotada combinada con otras.
- ¡HA! no, creo que esa petición será posible conseguirlo en este lugar o esta casa-dijo riéndose aún más fuerte su risa se combinó con los cambios erráticos de estaciones a lo que la bruja lo miro haciendo un puchero, el juego se había terminado.
- ¡Al! ¡Me hiciste perder el estilo!, ¡ciervo malo! –la bruja rio dándole un golpe en el brazo apenas dolió, pero se froto el brazo aun riendo por ello solo exagerando.
- Perdona cariño, todo fue muy divertido hasta esa parte… ¿tu creías que me resistiría a no reírme de tal cosa? -
-No y siendo sincera yo tampoco- dijo sonriéndole y negando.
Ambos rieron ante la recreación de una bruja y su demonio sirviente preparando un brebaje maldito, la idea fue brillante y divertida y como lo dijo su esposa: ¿de qué me sirve ser bruja si no puedo divertirme por ello?, seguirle el juego no fue difícil, nunca lo fue, por un momento la revelación de saber que aun ella podría pedirle hacer cualquier cosa y él lo haría de buena gana siempre fue divertido y algo vergonzoso.
Era peligroso el poder que tenía sobre el… aun después de todo el tiempo separados lo tenía atado… pero le gustaba estar atado, eso sonó fuera de lugar, fue mejor decir en el sentido no real de la palabra, sino más bien conectado, eso sonó mejor, saber que la conexión que ellos tuvieron desde el segundo que se conocieron aún estaba ahí, aunque si la memoria no le fallaba no fue exactamente un encuentro amable ni romántico, ni siquiera sabía quién era ella cuando la vio por primera vez del otro lado de la calle a una joven, morena que era si podía admitirlo bastante hermosa, pequeña y delgada y bastante enojada, parada impasible frente a un hombre joven que le doblaba la altura gritándole por lo que todos lo que pasaban pudieron escuchar eran una pareja que discutía, nada nuevo, considero que era aburridas las peleas entre amantes hasta que escucho que el hombre le dijo una palabra que ningún caballero jamás diría la palabra con P… y menos a una dama, todo se volvió en silencio, incluso los transeúntes que estaba pasando por ahí y otros que miraba la escena se quedaron atónitos.
Mire a la joven esperando que llorara o le gritara de vuelta lo que no espero ver fue como ese enojo se volvió ira en segundos, sus labios rosados que hasta ahora eran una fina línea se abrieron mostrando dientes blancos y sus ojos brillaron dorados como oro en una fundidora y antes de que el pudiera seguir insultándola, un puño voló contra su cara y se escuchó un crack, el aulló de dolor del hombre arrodillados y topándose la nariz sangrante fue prueba suficiente para saber sobre su nariz rota, entonces la señorita hablo con una voz suave y fría que le dio escalofríos.
Cállate… bien si eso quieres, ahora me comportare como una perra…
Al terminar de hablar vio cómo su pie rápidamente impacto contra la entrepierna del hombre ocasionando otro chasquido no pudo evitar temblar por eso, por poco su propia mano también quería cubrir ese lugar, vio de reojo que varios hombres lo hicieron sin pensarlo, ahora sin poder apartar de la vista de la joven hermosa y furiosa que miraba aburrida como el que era su pareja lloraba y sangraba patéticamente en el suelo.
Sobra decir que terminamos y no quiero volver a ver tu patético trasero de nuevo… ¿lo entiendes?
Por si eso no fuera suficiente su botín volvió a impactar contra la cabeza del hombre dejándolo inconsciente en el suelo, ella suspiro se parto un mecho de pelo que se había salido de lugar y sin más dio media vuelta y se fue sin mirar atrás con un caminar ligero y firme, antes de que ella se perdiera pudo ver que en su mano derecha sus nudillos estaban cubiertos se sangre y la punta de su botín estaba más oscuro.
Todos incluyéndolo estaba atónitos por la escena, un pequeña y joven señorita acaba de noquear a su ex pareja que era dos veces más grande y fuerte que ella y se había ido dejándolo tirado como una bolsa de basura sin valor alguno…también fue… ¡El mayor entretenimiento que había visto! Y desde lamentablemente hace tanto tiempo, crudo, realista, sangre y furia, todo un deleite, fue una lástima no saber el nombre de la dama que le dio tal espectáculo y gratuito.
Esa fue la primera vez que vio a la que después de volvería su mejor amiga y esposa…
Más tarde ese día volvería a ver a la joven y ahora en un escenario tan tranquilo como una librería y su atención completa en restaurar un libro antiguo con ayuda de lentes de aumento, supo que era la misma joven por la mano que tenía vendada y sostenía la hoja amarillenta con un cuidado increíble, buscando a un bruja que le enseñara a fondo el arte del vudú encontró en vez de una vieja dama o un vieja bruja, un par de ojos dorados que lo miraron con atención amable hasta que en su sorpresa derramo accidentalmente la tinta sobre el libro que ella estaba restaurando, el negro borrando las letras y las imágenes antiguas, ese día realmente que no fue la mejor forma de presentación.
Oh, el mejor momento para pedirle ser su maestra, realmente temió por su cara cuando ella tomo un respiro y se levantó de golpe, algo dentro de le sabía que se lo merecía en su lugar también lo haría, pero tampoco podía dejarse golpear, en su lugar ella simplemente limpio el desorden sin prestarle atención o una palabra, la palabras de su madre de ayudar a un dama cuando tenía un accidente lo impulsaron a ayudarle y limpiar el desastre que ocasiono a lo que ella negó y más rápida que el todo estuvo de nuevo limpio, aunque el libro estaba arruinado, debió de tomarle meses restaurarlo, no sintió culpa por arruinar todo ese trabajo si no porque esto sería un "no" rotundo a su petición, así que uso todo su encanto y buenas palabras para tratar de convencerla además, lo que lo tomo por sorpresa es que ella aceptara a la primera con una sonrisa.
En ese momento si hubiera sabido lo que sabía ahora, hubiera sabido que esa sonrisa no era amable, el había arruinado su trabajo de meses y lo haría sufrir por ello y… lo hizo, cada lección que le dio lo hizo con el fin de hacerle la vida imposible o por lo menos jamás dejárselo fácil, sus métodos fueron difíciles casi brutales, pero a pesar de todo aprendió bien y rápido cada lección y no se quejó, el único modo de "devolverle el golpe" fue aprendiendo más rápido y demostrar que incluso él era mejor, muchas veces sus lecciones se volvieron competencias que ella aceptaba con una sonrisa ahora que las reconocía mejor sabia era malvada.
No fue amable, no le daba tiempo para distracciones o un respiro de alivio, lo hacía ganarse cada momento que aún seguía en pie, exigiéndole que lo hiciera mejor, que fuera mejor, más rápido, no solo ataques, defiéndete, piensa estrategias y cámbialas en segundos, estudia a tu oponente y ve cinco pasos adelante que él, no pudo evitar sentir tanta envidia al verla tan relajada moviéndose como si bailara, manejando la magia como si fuera como respirar para ella y doblegándose a su santa voluntad y aunque era un rápido estudiante, tenía un control bastante envidiable y a pesar de todo eso lo hacía sentir como si estuviera frente un depredador, un gato jugando con un ratón y odiaba sentirse como un ser pequeño e indefenso, el no sería un ratón, quería ser el que tuviera el control y dejarla arrinconada, vencerla, se esforzó el doble probando sus límites, analizando sus ventajas y las de ella, fue difícil pero sentía que se acercaba un poco más cada paso fue un victoria dulce pero nunca fue suficiente, no entendía en que nivel estaba ella, en cada competencia sentía que estaba frente a algo y no alguien de carne y hueso, algo no humano, era un ser tan hermoso, distante y difícil de alcanzar.
A principios de verano en un día especialmente caluroso poniendo todas sus cartas en juego, poniendo a si mismo al límite logro por un momento sorprenderla, pudo tocar el cielo y saborearlo ahora mirándola como un igual, ese momento duro solo segundo pero se sintió eufórico y luego sintió el suelo contra su cara, había sobre pasado su límite por unos momentos en el nirvana, sonaba justo, siempre sonreirá pero esta vez realmente estaba sonriendo soltó una carcajada, su cuerpo lo sentía echo de concreto, con mucho esfuerzo pudo ponerse boca arriba y dejar de respirar tierra, para su suerte sus lentes estaban sucios pero no rotos, otro triunfo, seguía riendo cuando pudo escuchar unos pasos acercándose a él, pudo verla desde abajo bloqueando la luz y le sonreía por primera vez le sonreía de forma genuina, había orgullo en esa mirada, la vio suspirar negando y se arrodillo.
-Felicidades hace años que alguien no me toma por sorpresa y dime ¿valió la pena casi morir por eso?...
- ¿Qué si valió la pena?, Maestra querida valió cada segundo…
Y ella rio, rio de verdad una risa clara y melódica la primera vez que la veía reír fue extraño sentir ese calor en su pecho nacer de repente, la miro desde el suelo uniéndose a su risa sin poder evitarlo, ahora que sabía las formas que tomaron después de la muerte tomo lógica sus posiciones, el un demonio desde el bajo infierno y ella un ángel viéndolo desde el cielo y aun así la sentía más cerca que nunca, pudo tocarla por un momento y quería volver a hacerlo, le ayudo a levantarse dejándolo sentado contra un árbol bajo la sombra, le dio un frasco que contenía algún liquido naranja que olía a cítricos y menta, le dijo que eso le ayudaría a recuperarse un poco por lo menos lo suficiente para poder caminar, lo tomo rápidamente, el efecto fue casi inmediato sintiendo su cuerpo más liviano, respiro relajado, ella se sentó a su lado en un distancia educada y razonable, esperando a que recuperar por completo y pode volver, la miro de reojo, ella miraba el cielo el silencio, era ahora tan extraño verla tener más emociones que la seriedad que lo había acostumbrado y se preguntó… ¿Qué otras emociones ocultaba esa joven bruja?, ¿Cómo se vería el mundo a través de sus ojos que la tenía tan atenta?, se preguntó… ¿Qué se necesitaría hacer para que esa sonrisa permaneciera por siempre en ese bonito rostro?.
Fue en ese momento en un día húmedo de verano que la vio por primera vez y se preguntó qué cosas le pasaban por esa linda y cruel mente…
- ¿Al? amor algo robo tu mente ¿puedo preguntar que fue? - la voz combinada con una risa de su bruja lo saco de su trance, los recuerdos del pasado se esfumaron de su mente dejándolo sorprendido ¿Cuánto habían paso hasta llegar a este punto?, mucho en verdad.
-Nada solo recordando un poco el pasado- respondió abrazándola por detrás y froto su cabeza contra la suya, gruño por dentro, odiaba estos instintos animales que tenía ahora pero no podía negar que este no era tan malo, querer marcarla con su olor, marcarla como suya y al mismo tiempo él se quedaba con el olor a lavanda y lluvia lo llevaba entre le pasado y el presente, nunca se cansaría de él.
Se preguntó en qué momento sería bueno mencionarle sobre sus instintos animales, por ahora no eran problema tenía un gran control sobre ellos, pero claro si todo fuera fácil entonces cierta temporada del año no sería su infierno personal, aunque ahora que ella estaba aquí pensó si sería demasiado pedirle su ayuda cuando inevitablemente su rutina llegara, lo hacía sentir patético que tales instintos e impulsos lo obligaran a encerrarse durante una semana, humillante en verdad.
-Oh, te comprendo más de una vez yo también me perdí en mis recuerdos-dijo ella, revolviendo lo que había en el pequeño caldero negro que tenía sobre el fuego, no dejaba de mezclar los ingredientes que antes le había dado, sobraba decir que ninguno fue realmente lo que pidió, abrió ligeramente los ojos más de una vez el paso por lo mismo.
-Te sucedía mucho- no fue una pregunta dándose cuenta de lo mucho que ambos compartieron, ella asintió.
-A veces, bueno dependía del día, aunque sucedía de sorpresa cuando algo me recordaba a ti o a mis padres incluso a nuestro hogar, alguna canción, un color, un olor, una estación, bueno eso sucede cuando vives demasiado, todo te traer recuerdos a veces buenos y malos solo queda adaptarte- dijo con cierto tono nostálgico, no había tristeza en su verdad era más bien resignación, la resignación de años en soledad, combinado con el dolor que ambos cargaron, no sabía si esa maldición que uso en ellos lo pensó usando la frase: el dolor de recordar, si fue así solo podía felicitarla porque dio en el clavo.
Pero si él no hubiera muerto ella no se hubiera visto obligada a hacerlo…
-Lo lamento cariño- respondió hundiendo su cara en el azul suave que era su cabello.
-No lo sientas ya paso, ahora puedo recordar el pasado sin que me duela, incluso ahora espero por reflejo dolor, es un alivio ya no sentirlo- su voz sonaba aliviada, sintió que tomo con cuidado su mano, tomo la suya entrelazando sus garras con las suyas.
-Es verdad-susurro, levanto su rostro y decidió olvidar todo eso, no servía de nada pensar el pasado, ahora era eso un recuerdo que parecía tan lejano a pesar de solo haber pasado días, decidió enfocarse en lo que importaba.
- ¿Y cómo va con tu creación malvada? –pregunto riendo viendo el brebaje ahora de un verde oscuro.
-Oh ya casi esta lista, aunque sonó como broma, si necesito sangre para esto en más concreto mi sangre- respondió tarareando una canción desconocida mientras movía su cabeza al ritmo de esta, no pudo evitar soltar una risa.
-Es bueno que necesites que tu sangre sea pura para eso-dijo aun riéndose por todo el absurdo asunto.
- ¡Oh calla!, te recuerdo que ambos rompimos la cereza al mismo tiempo, aunque siendo sincera nunca pensé que llegaríamos vírgenes al matrimonio o tener un matrimonio para empezar- dijo y el asintió con ella, dos cosas que nunca pensó que haría: casarse y tener relacione intimas, la primera porque pensaba era una pérdida de tiempo y las segunda por lo mismo agregándole que lo consideraba muy desagradable.
-Bastante justo, tampoco pensaba que haría tales cosas y ¡míranos ahora!, me pregunto que me diría mi yo de 20 años si me viera-
-Seguro se sorprendería por las orejas y cola, pero creo que te las arreglarías bien para convencerlo que no es tan malo, creo que te creería si tú mismo se lo dijeras-
-Me conozco amor, incluso así no me lo creería del todo, supongo que solo una bruja me haría cambiar de opinión- el rio recargando su mejilla en la cabeza de la bruja, ella soltó un jadeo de indignación.
- ¿Entonces me dejarías todo el trabajo? ¿qué clase de esposo eres dejándole todo el trabajo duro a tu esposa? -
-El que sabe que no moviste un dedo para convencerme de hacerlo-
-Ja, ja muy gracioso, aunque también estaría el problema de convencer a mi yo de 20 de querer también hacerlo, estaba un poco aterrada por el tema así que buena suerte con eso vaquero-
-Detalles sin importancia-respondió juguetón resaltándole importancia.
Pobre ingenuo, escucho que susurro y soltó una risa, sintió que soltó su mano de la suya y la vio alargar una de sus garras y cortar la palma de su mano, de inmediato su sangre dorada resalto hermosamente sobre su piel negra, ella soltó un grito de asombro.
- ¡Ah Ichor! - exclamo mirándola hipnotizada como se deslizaba la sangre sin creer que fuera suya, el tampoco aun lo creía, pero la prueba era innegable, la sangre dorada de un ángel, pero ¿ichor?
- ¿Ichor? – pregunto viendo también la sangre que se acumulaba, capto el olor delicioso de la sangre como el canto de una sirena, moría por probarla y aun así un escalofrió lo volvía la realidad esa sangre era mortal.
-Se dice en la mitología griega que la sangre de los dioses se llama ichor y es dorada- explico rápidamente, oh, la sangre de dioses, sangre divina… relativamente la manzana no estaba tan lejos del árbol, cerro ligeramente su mano y la sangre salió aún más haciendo un ligero charco, sin más volteo su mano dejando caer la sangre hacia el líquido, la mezcla resultaba hipnótica la luz siendo tragada por la oscuridad mezclándose, el verde paso hasta convertirse en un líquido negro con ligeras partículas brillantes como estrellas.
-Mierda eso fue increíble y ¡oye! ¿Por qué no de mencionaste que mi sangre era dorada? – pregunto soltándose de sus brazos y le dio una mirada acusadora y ligeramente enojada.
-Error de mi parte además quería que te sorprendieras-respondió soltando una risa, ella entrecerró los ojos y negó.
-Muy gracioso bueno supongo que está listo, con esto podrás pintar el sello, seria en mi espalda vaya me recuerda cuando me tatué en el 85´ solo que, sin agujas, ni dolor- soltó con una risa revolviendo la ahora tinta negra, el parpadeó rápidamente, su cuello chasqueo al mirarla rápidamente sorprendido.
- ¿Te hiciste tatuajes? –pregunto suavemente sorprendido, ella abrió sus ojos y asintió lentamente, se mordió el labio y suspiro.
-Si bueno… unos dos talvez cinco, bueno fue solo en mi espalda, me lo pensé mucho al hacérmelos y no me mires así, me dejaste sola, básicamente controlabas el 60% de mis impulsos, es…bueno en los 80´ me hice un poco salvaje fue como una segunda adolescencia solo que tenía un cuerpo adulto, fue una época loca e hice cosas de las que estoy… ligeramente avergonzada, no fue mi mejor momento, pero de los tatuajes que me hice son de las pocas cosas de las que no me arrepiento – respondió segura y asintiendo.
La miro realmente sorprendido nunca se le paso por la cabeza que su esposa tuviera curiosidad por ello…ahora que lo pensó mejor debió de haberlo esperado, era alguien que la movía su curiosidad, si algo le llamaba la atención que el infierno se congele antes de que ella que quede con dudas, más de una vez se metían en problemas por ser demasiado curiosa, era su maldición y mayor virtud era casi como ver a una niña pequeña ansiosa por conocer todo lo que la rodea preguntándose siempre el ¿Por qué? y ¿Cómo?, aun le sorprendía que a pesar de todo aun conservara esa inocente cualidad por conocer, recordó porque al inicio siempre la comparaba con un gato.
Ahora sabía que los tatuajes ya no estaban porque no vio ninguno en todo ese tiempo, no eran como sus cicatrices en todo caso, el demonio la miro ahora desde otro ángulo, seguía siendo su Genevieve, pero también había cambiado se veía más… madura, calmada, incluso se atreve a decir sabía algo que solo tiene alguien que ha vivido mucho y pasado por demasiado, seguía siendo la misma, pero con cambios…
No todos los cambios son malos mon enfant (mi niño) …
Las palabras de su querida madre pasaron por su mente, sonrió internamente ante eso, claro no todos los cambios le gustaba, pero estos… estaba dispuesto a amarlos, después de todo sería muy hipócrita de su parte no aceptar que él tampoco era el mismo que en vida, había cambiado quisiera o no adaptándose a la vida en el infierno, ambos cambiaron, pero en el fondo seguían siendo ellos, el núcleo que los hacia ser quienes eran seguían ahí.
Aún la amaba y ella a él, no necesitaba nada más, lo único a lo que aún se aferraba de su vida pasada, por fin lo tenía ya no quedaba nada más seria el ultimo puente que quemaría para no volver a desear sus días como mortal, después de todo la eternidad era más divertida.
Y más si ya no estaría solo…
- ¿Y te dolió? -pregunto realmente curioso por ello, según escuchó se necesitan agujas para hacer el procedimiento entonces ¿Qué tanto dolor producía hacerlos?
-Oh, no, bueno duele un poco al principio luego se te entumece la zona y ya solo es un dolor sordo, en la escala del dolor es un dos creo- dijo y eso no le dijo mucho en verdad sabía que ella tenía una gran tolerancia al dolor y no era una fuente muy fiable para ello.
-Interesante entonces ¿es algo como una forma de tortura? – pregunto sintiendo como su sonrisa se hacía más grande mostrando cada uno de sus dientes, se imaginó otros modos que podría darle a dicha técnica si había agujas en el juego seguro podría hacerlo mucho peor, ella lo miro como si le leyera la mente y negó.
-No y no sé qué te paso por la cabeza, pero no o al menos es un dolor real en ciertas zonas que son más sensibles que otras por ejemplo en la zona de las costillas resultaría más doloroso aun así es un dolor manejable nada que te haga llorar o gritar- explicó señalando la zona de sus cotillas.
-Lastima creí haber encontrado un nuevo método de tortura- respondió con fingida lastima, aunque internamente estaba dispuesto a intentarlo en un futuro…solo por curiosidad.
- Al, deja de pensar en nuevas formas de cómo torturar gente y pásame el frasco para meter la tinta- suspiro con cansancio dramático y rio ante la respuesta pasándole el frasco mediano de cristal.
-No puedes culparme por interesarme después de todo ya eh probado casi todos los métodos de tortura existentes y algunos de mi invención así que aprender unos nuevos no estaría mal- respondió mirando sus uñas presumiendo, escucho a su lado que su bruja soltó una risa ligera.
-Solo ve un registro de tortura medieval ahí hay muchas cosas que podrían interesarte- dijo llenado el frasco con la tinta con un cuidado envidiable ninguna gota se desperdiciaría.
-Ya lo hice, tantos artefactos divertidos, aunque algunos no tan buenos-
- ¿Por qué no me sorprende eso? En fin, ya está listo mañana a la media noche pondré fin a esto- la voz cansada y triunfal de su bruja se reflejó en una sonrisa, miro el frasco lleno y ahora sellado con un corcho, aunque le había explicado lo que se necesitaba para hacer el ritual nunca le dijo los pasos que se debían seguir.
- ¿Y qué se necesita hacer? –le pregunto mirando el frasco cuando ello lo dejó de lado ahora y ella suspiro tarareando.
-Oh bueno, primero: hacer la tinta, eso ya está listo, segundo: pintaras el sello en mi espalda con la tinta mientras recitas un conjuro nada del otro mundo y tercero: tengo que activar el sello lo que hare afuera en el jardín porque esto se va a poner feo aún no se si tomar algo para pasar el dolor o aceptar todo el jodido dolor que esto ocasionara en crudo- conto y se encogió los hombros realmente no preocupada por ello, pudo sentir la preocupación llenar su pecho, nunca le dijo que esto le ocasionara dolor de ningún tipo.
- ¿Te… dolerá mucho? –pregunto con cuidado las ondas de sonido chillaron levemente como gemidos de angustia y dolor reflejando su ánimo.
- ¡Oh sí! de eso estoy 100% segura, pero nah, puedo con ello no te preocupes nada que no pueda manejar se necesita algo más que mi propio poder para hacerme caer y ¡mierda! casi lo olvido de casualidad ¿puedes conseguir bolas de cristal? – dijo tan animadamente ignorando el dolor que sentiría como si fuera un niñería, hizo una mueca de incredulidad, por su puesto a ella no le importaba el dolor, ni sufrir, si con eso lograba su objetivo por supuesto que no, en vida no sabía si era porque ella sabía que no moriría sabiendo que era inmortal le quitaba ese peso de la auto preservación que todo ser vivo tenia pero eso no evitaba que sintiera la necesidad de protegerla de sentir dolor, decidió no decir nada después de todo era algo inevitable en lo que por más que quisiera no podría ayudarla así que se concentró en su pedio.
- ¿Bolas de cristal? -pregunto yo preguntándose en todo esto que tenía que ver.
-Si tú sabes como las que tienen las adivinas para ver el futuro-explico haciendo con sus manos los gentos que hacían las adivinas para según ver el futuro o hablar con los muertos.
-No será problema ¿Cuántas necesitas cariño? – asintió entendiendo a cuáles se refería.
-Unas cinco serás suficientes- dio unos toques con sus garras a su barbilla mientras las contaba mentalmente, el asintió con un poco de magia su pedido se materializo en cinco brillantes bolas de cristal, ella asintió sonriendo.
-Esto es lo buscabas ¿para que las necesitas? - pregunto haciéndolas desaparecer, ella río.
-Para adivinar tu futuro-dijo haciendo que sus manos se abrieran abarcando su rostro con una sonrisa traviesa, se rio ante la imagen algo adorable decidió seguirle el juego ¿Cuándo no lo hacía?
- ¿Ahora me leerás también las cartas? -pregunto divertido sabiendo que esa no era la respuesta que buscaba.
-Si quieres, pero te costara- respondió con una risa risueña que le hizo cosquillas en su estómago.
-Ahora hablando en serio no entiendo ¿para que las necesitas? – ella negó.
-Bueno ya lo veras y creo que te gustaba lo que veras a mí me sorprendió cuando lo vi por primera vez- respondió tomando el frasco con tinta y girándolo entre sus garras con una sonrisa que ocultaba algo.
-Hmmm… ahora estoy muy ansioso por verlo-
- Entonces parece ser que tenemos una cita mañana-
-Nuestra primera cita en décadas, estaba pensando en una cena en un restaurante lujoso, algo de baile y bebidas, pero si eso te hace feliz mi bruja ¿quién soy yo para negártelo? -
-Lo agradezco, aunque la cena no suena mal para más tarde y…gracias por ayudarme-
-Nada que agradecer mi corazón tu harías lo mismo por mí además cuando nos casamos prometí apoyarte en todo lo que necesitaras ya fuera un asesinato o algo tan simple como ayudarte a coser un botón-
-Ja, bueno aún no se coser bien un botón, pero gracias, extrañe lo bien que se siente tenerte a mi lado apoyándome en cada tontería que se me ocurriera-
- ¡Tonterías!... además, siempre se te ocurrían tantas cosas tan divertidas para hacer-
-Aún no se si te casaste conmigo porque me amabas o porque siempre te divertías con mis ocurrencias-
-Ambas cariño, además hay tantos benéficos en poder tener el título de esposo que ¿cómo podría no querer tener el acceso único y exclusivo de hacerte mi compañera de por vida? -
-Eres todo un drama andante, pero… me alegra que nos casáramos, es decir incluso si nunca lo hubiéremos echo hubiera sido feliz simplemente estar juntos hubiera sido suficiente para mí-
-Lose, pero ambos sabemos que hubiera sido imposible vivir juntos y a solas sin estar casados, las habladurías si bien no importan son molestas por más que quisiera matar a tantas personas hubiera asido muy obvio-
-Supongo, aunque no me arrepiento me gusto nuestra boda y te veías muy guapo en ese traje echo a la medida-
- ¡Ha! y tú te veías angelical vestida de novia, toda de blanco realmente sentí que estábamos por casarnos en serio cuando te vi vestida así, pero tienes razón fue una boda encantadora la nuestra, simple y practica-
-Si lo fue, aunque hacer el viaje en tren inmediatamente después de la fiesta fue algo pesado-
-Me gusto viajan en tren, no tanto Nueva York, pero era nuestra luna de miel nada opaco eso-
-Si no te culpo, no es para todos incluso yo que vivir ahí prefiero mil veces más a Nueva Orleans no se hay un encanto en ese lugar que te hace querer volver… puede que sea por los pantanos-
-Oh la comida-
-Es otro punto a favor-
-También la música-
-Sin duda-
Ambos sonrieron recordando en caso de del demonio de la radio era un recuerdo tan dulce, pura y clara felicidad como esos raros momentos en que todo está bien, todo era brillante ese día se sintió como un sueño porque era demasiado bueno para ser verdad, se estaba casando ¡casando! no con una mujer normal y cualquiera para cumplir los estándares tanto suyos como los de la sociedad, siempre tuvo la idea de que si por alguna razón llegaba contraer matrimonio seria así, que tan equivocado fue cuando de buena gana estaba por casarse y con tantos nervios llenado su pecho como avispas enojadas que casi creyó que vomitaría solo fue un susto pero nunca se había sentido tan emocionado y feliz sin que hubiera sangre de por medio, nada más alejado de ese escenario y cuando la vio llegar todo su mundo se detuvo admirando a la hermosa mujer con quien compartirá su vida, claro solo firmarían unos papeles y darían un juramento frente a un juez y no su sacerdote pero para ellos fue lo mismo y las palabras más dulces: hasta que la muerte los separe se sintió como toda una victoria, a los ojos del estado y del mundo anunciaban que estaban unidos de por vida.
La fiesta posterior a ello lo sintió como un borrón de imágenes y felicitaciones, brindis por la feliz pareja y futura felicidad, pudo recordad comer y bailar, fue una buena celebración una que genuinamente disfruto.
Que simple y genuina felicidad obtuvo ese día de algo que nunca creyó posible con el agregado de obtener entretenimiento y unir lazos con su bruja hasta la muerte.
Aunque ahora ya no lo era…
Ese pensamiento lo desconecto sin aviso de la fantasía del pasado, para ahora recordaba que si bien seguía pensando y dándole el título de esposa a su Genevieve la realidad era que ya no lo era, al morir eso se acabó, el trato con esa clara clausura fue rota, ahora eran una mera pareja sin más ataduras de las que tenían antes cuando eran conocidos y… no le gusto…
Sentía como si le hubieran quitado de golpe todo el esfuerzo, la dedicación, lo que significó el simple hecho de pedirle su mano (lo cual fue uno de los momentos más angustiantes de si vida) en matrimonio, lo mismo que ambos nunca se les paso por la cabeza tener… ya solo existía en el pasado, ahora era un reinicio, una hoja en blanco que comenzaba a aborrecer…
Eran dos conocidos que podía fácilmente separarse sin más, ella podría irse, nada la detenía de estar a su lado, ella ya no era exclusivamente de él y el de ella y eso no lo podía permitir, no espero tanto para esto, odio los compromisos mortales aunque sonaban románticos, el: hasta que la muerte los separe le resulto una inutilidad ahora en la vida después de la muerte, claro no se le podía pedir lo eterno a mortales que no pensaban más allá de la vida, aun así se reprendió por no haberlo pensado antes, ambos sabían que había vida después de la muerte debió de haber planeado algo para cuando ese momento llegara, gruño sintiendo un sabor amargo en su lengua.
- ¿Al? ¿Alastor que sucede? – la voz angustiada y clara de su bruja enfrió su amargura como el viento que paga una vela, se relajó un poco y sirvió para pensarle en darle una respuesta.
-Ah, nada cariño solo recordé algo realmente molesto- respondió tranquilamente con sinceridad, pero no dándole una respuesta clara por lo menos por ahora, no quería preocuparla en vano.
-Oh, ya veo, yo… ¿quieres ayuda? – le pregunto sin dudarlo, eso calentó su corazón de la forma correcta, el hecho de que no supiera si quiera que era lo que necesitaba y ella ya estaba dándole su ayuda sin pensar o querer nada a cambio, solo por el simple deseo de ayudarlo, no pudo evitar sonreí aún más hasta que una idea se abría paso en su mente, talvez…
Ah…tal vez ya tenía la solución a ese molesto descubrimiento…
-De echo si mon coeur, puedes ayudarme-respondió tomando su mano y entrelazándola con la suya, deposito un beso en su frente que se arrugo como un espejo de sus pensamientos cuando frunció el ceño en clara confusión, pero decidida a mantener su palabra.
- ¿Bien entonces que necesitas? – le pregunto completamente ya enfocada en ayudarle en lo que fuera, apretando ligeramente su mano y el soltó una risa acompañado de unos cuantos compases de una canción que hace tanto había escuchado y que ya no recordaba del todo…
-Te lo diré, pero todo a su tiempo… pero antes ¿te puedo pedir algo? – pregunto ya tarareando y meciéndose ligeramente, ella lo miro curiosa, siempre tan curiosa, el volumen de la música lleno la cocina, llenándolo de energía que necesitaba usar.
-Claro ¿Qué es? –le pregunto con una sonrisa ya sabiendo lo que le pediría, él le dio un guiño haciéndola girar suavemente, el sonido de su risa alegre fue un deleite que lo lleno por completo.
- ¡Baila conmigo!, sin parar hasta que no podamos más o hasta que la música se agote, lo que suceda primero- exclamo tan alegre como pocas veces lo hacía, ella asintió y lo jalo para salir de la cocina hacia la sala aun llena de flores frescas, pero con un espacio mayor para el movimiento, aunque él no planeaba quedarse mucho tiempo en un solo lugar.
-Considerando que tú eres el que reproduce la música creo que será lo primero, pero si, hace mucho que no bailamos hasta caer rendidos, ¡vamos cascos ligeros! ¡hazme girar hasta que ya no pueda más!... o vomite lo que ocurra primero – esa respuesta fue todo lo que necesito sin dejar pasar lo bien que ella se había adaptado la idea de su parte animal, pudo sentir levemente que su cola respondió agitándose alegremente por ello, soltó una risotada y la música resonó fuerte, ella tomo su posición rápidamente lista con una sonrisa brillante de completa felicidad, con ojos brillantes como estrellas en la oscuridad por la emoción, no pudo pedir nada más, así como dos piezas que se encajan a la perfección tomo su mano y sabía que no habría vuelta atrás, el baile comenzó con fuerza sin tiempo de pensar solo actuar.
Tu eres,
todo aquello que me llena,
y yo,
soy tu complemento perfecto…
Bailaron rápidos y sin soltura, riendo, girando, la guiaba y ella respondía en segundos a sus movimientos como si le leyera la mente, su vestido de un amarillo tan alegre se abría y cerraba, mostrando por momentos sus piernas agiles y finas, bailaba, giraba como un torbellino y cada vez en sus giros su resplandeciente rostro pasaba arrastrando consigo una estela azul brillante, tenía la mirada del demonio clavada en ella, mirándola con admiración embelesado viéndola bailar así con él, al ritmo de la música completamente entregada parecía ahora una criatura sobrenatural tal y como él lo era también solo que tan diferente a ella, en su interior creció un voz que le advertía que no la soltara o ella se iría, como la semilla de un diente de león llevada por el viento, lejos tan lejos de la tierra a la que estaba atado, en tierra donde el prosperaba pero a la que ella no pertenecía, tenia alas para mostrarlo las aves jamás estaban en el suelo por mucho tiempo siempre ansiosos por estar entre el viento y el cielo infinito.
No la sueltes…
No la dejes ir…
Porque cuando ella no está duele…
Átala para que nunca más pueda irse…
Más te deseo siempre a mi lado,
estar sin ti es un dolor eterno…
Con esa voz en su mente susurrándole todo aquello que temía y escondía en su interior, la callo por un tiempo, pero no duro mucho y eso la bruja lo supo, saliendo de su euforia, noto cosas que nadie más notaba, su sonrisa no estaba tan suave como antes algo había atrapado su mente, algo que lo lastimaba y aunque elogio que no perdiera el ritmo, no quería verlo así, tan rápido como cambia la marea tomo el mando ahora siendo ella quien lo guiaba a él, pareció salir de su mente parpadeando sorprendido por el cambio, a lo que ella lo recibió con una sonrisa traviesa, ahora ella tenía ahora las riendas y ya sabía lo que haría.
Se detienen las agujas del reloj,
mientras nos marchitamos,
con el tiempo.
Como si fueran niños de nuevo tomo sus manos haciéndolos girar en círculos, cada vez más rápido el mundo se volvió un borrón llevándolo a un lugar donde solo estaba ellos dos, con sus manos firmemente entrelazadas formando un equilibrio si alguno de los dos se soltaba ambos caerían y caer solo le dolería, sin importar cuanto lo evitaran se necesitaban el uno al otro para mantener ese equilibrio ya una vez se soltaron y sabían que solo les esperaba dolor, antes de que el pudiera decir alguna palabra ella los jalo hacia la puerta que abrió Nyx saliendo sin más la lluvia empapándose del agua fresca y limpia, bajo la lluvia ella lo hizo girar aprovechando su nueva altura tomándolo de su cadera y dejándolo caer sin tocar el suelo.
Una carcajada salió del demonio de la radio incrédulo y feliz de nuevo por como ahora ella lo guiaba, nadie nunca se hubiera atrevido a hacer tal movimiento en él y aquí estaba disfrutando cada segundo, pero no lo dejaría así, no señor, se levantó rápido y la tomo de la cadera alzándola y girando, ella dio un grito de alegría y sorpresa agarrándose de sus hombros, cuando sus pies volvieron a tocar el suelo, lo miro con fuego en sus ojos y una sonrisa presumida.
- ¿Eso es todo lo que tienes cariño? - la pregunta fue un reto con su voz llena de coquetería venenosa lo hizo erizarse en un segundo, la sonrisa malvada por la que todos huían al verla regreso a su cara, pero ella no se inmuto, no huyo y se quedó firmemente parada frente a él, dándole una sonrisa tan malvada como la suya, aunque esa dudaba que hiciera que alguien saliera corriendo al verla prendió fuego a su sangre.
-Solo estoy calentado ¿podrás seguirme el paso corazón mío? -
-Pruébame- solo una palabra suya basto, mientras ella le tendía su mano, un reto, una invitación que no podía rechazar, la tomo, fresca por el agua y resbaladiza, brillante y viva y era toda suya, fue una lástima que la canción terminara justo en ese momento.
Eso fue muy anticlimático…
Ella rio y agito su mano usando su magia, la radio dentro de la casa se encendió sintonizándose en una canción que le era familiar y al mismo tiempo sonaba diferente, ¿Cómo supo?
-Espero que no te importe, pero esta va por mí, vamos amor-
Cuando los ritmos de la marimba,
Comienzan a sonar,
Baila conmigo,
Hazme balancear,
Como un océano perezoso,
Abraza la orilla,
Abrázame fuerte,
Balancéame más…
Canto una voz clara y llena de energía, la miro sorprendido ¿Cuándo aprendió a sintonizar las ondas de sonido a su voluntad?, la música se combinó con el sonido de la lluvia como un susurro alegre, sintió un tirón de su mano devolviéndolo a la realidad y ambos comenzaron a bailar, su cabello ahora tapaba uno de sus ojos completamente brillante dándole un imagen de pura coquetería, su vestido ahora pegado a su cuerpo fue una distracción que debió evitar en su lugar, el debía de verse igual o peor que ella, parte de su cabello tapa su visión con un movimiento rápido de su mano echando todo su cabello hacia atrás el agua al igual que la cera en su tiempo funciona de maravilla, ahora con su visón clara sería más fácil, se sintió como antes cuando salían a bailar en un fin de semana en las noches llenas de luces en bares clandestinos pero que a pensar de la ley seca el alcohol nunca se fue, noches largas donde hablaban y bailaban sin parar sin dejar de tocarse en todo momento haciéndola girar y escucharla reír, verla sonreír.
Como una flor que se inclina en la brisa,
Inclínate conmigo,
Balancéate con facilidad,
Cuando bailamos tienes una manera conmigo,
Quédate conmigo,
Balancéate conmigo,
Otros bailarines pueden estar en la pista,
Querida pero mis ojos,
Te verán solo a ti…
Esas noches no dormían y paraban solo cuando el sol salía de nuevo saliendo a penas con energía para pararse del lugar, riéndose ya fuera por la diversión que tuvieron o por el alcohol en sus cuerpos, talvez era ambos y realmente nunca le importo, en aquel entonces sus vidas eran tan…sencillas, tan humanas, todo estaba a su alcance y lo que no, podían conseguirlo, el mundo parecía estar lleno de opciones el futuro era tan claro que parecía que nada podría cambiarlo, pero todo claro fue una ilusión, una muy bella que disfruto cada segundo pero al final de todo una ilusión, ambos lo sabían incluso si él no hubiera muerto, había algo que nunca hubieran logrado cambiar y era que pese a todo, él era un simple humano envejecería y moriría nunca le gusto el pensamiento de marchitarse mientras su amada esposa permanecía en la flor de su juventud, bella y eterna, ambos lo aceptaron como su inevitable destino, prometió cuando ella volviera a estar a su lado jamás volvería a desear sus días de inmortalidad y aquí estaba.
Deseando desesperadamente volver a ese bar clandestino en esa pista de baile rodeados de cuerpos y música, cuando todo era posible siempre que estuvieran juntos…
Solo tú tienes esa técnica mágica,
Cuando nos balanceamos,
Me debilito,
Puedo escuchar el sonido de los violines,
Mucho antes que comience,
Hazme estremecer como solo tú sabes,
Balancéame suavemente,
Balancéame ahora…
Un nudo tan desagradable como aborrecible se formó en su pecho, recargo su mejilla en la cabeza mojada y fresca de su bruja siendo un alivio que adormecía su dolor hasta se algo pequeño y manejable, suspiro dejando de bailar y abrazándola apretando tanto como pudo su cuerpo contra el suyo bajo la lluvia parecían ser los único seres vivos justo como antes, unos brazos lo rodearon con un ligero apretón de presencia, la música seguía pero el ya no, era irónico no era de los que desperdiciaban una oportunidad para disfrutar de una pieza de baile y más cuando la pareja era su esposa siguiéndole el ritmo sin dudarlo y muchas veces siendo el quien terminaba siendo guiado por ella.
- ¿Qué sucede amor? – su voz como la melodía que se abre paso sobre el sonido de la lluvia llego a sus oídos suave y tranquilizante, sintió su cuerpo más ligero y el nudo se aflojo.
-Nada digno de mención ma sorcière- respondió sin soltarla o moverse, deseo que las gotas de lluvia se llevaran todo lo desagradable que estaba sintiendo lavando su cuerpo dejándolo como era siempre.
-Si lo es, quiero saberlo incluso si no te gusta- la respuesta sincera le rogo por una respuesta que el aun no quería dar, no quería comenzar a decir con palabras lo que sentía eso solo lo haría realidad.
- ¿Siempre deseosa por saber verdad? –le pregunto con cierto humor tratando de alivianar el ambiente.
-Si eso tiene que ver contigo si, dime mi amor ¿Qué borro tu sonrisa? – la respuesta lo tomo por sorpresa ella no se había movido no lo estaba viendo, claro si había algo que él siempre tenía era una sonrisa, incluso a las puertas de muerte si puede presumir y de echo ahora mismo tenía una.
- ¡Ha! cariño aun la tengo- dijo con su voz de presentador desesperado por tratar de salir de hoyo que sabía se estaba metiendo cada vez más como barro que lo hundía a un lugar que no quería ir.
-No, no la tienes así que dime ¿Qué te pasa? Sabes que puedes decirme cualquier cosa ¿verdad? – ella respondió y se desinflo un poco al saber que no funciono, una interferencia de sonido se sintió más como un respiro para él.
-Si- se hundió aún más contra ella, deseaba fundiese en un solo ser para ya no sentir que ella se le escapaba de las manos sin importar que hiciera y la nostalgia por volver a tener un algo que lo uniera incondicionalmente era desesperante.
- ¿Recuerdas…cuando salíamos a ese bar clandestino que nos gustaba porque tenía las mejores bandas de jazz del estado? ¿Recuerdas cuando bailábamos toda la noche y regresábamos a nuestro hogar hasta que el sol salía y podíamos ver el amanecer? ¿recuerdas cuando…estábamos…- no esperaba sonar tan melancólico cuando por fin derramo los frijoles como ella decía, así como tampoco le gusto sonar tan indeciso, a lo que escucho ella suspiro.
-Cuando estábamos juntos y vivos, si lo recordaba diario y más de lo que debía, sentía ese nudo doloroso en mi pecho que no podía deshacer y la maldición solo lo hizo peor, lamento eso, pero por más que doliera no podía dejar de recordar porque era muy feliz entonces, muy, muy feliz, tenía un lugar a que llamar hogar al que podía regresar al final de día y descansar, te tenia a ti para cuidarme y acompañarme, me hacías reír, cantar, bailar y enojar, me entendías cuando me entristecía y sobre todo me aceptas como era y nunca me pediste ser algo que no, era tu esposa pero jamás me pediste que actuara como se supone que debía ser una, porque me veías como tu igual, una compañera y yo te veía a ti como mi compañero, amor y esposo ya no recuerdo las veces que quería arrancarte la cabeza y aun así quería tenerte a mi lado siempre-
Soltó una pequeña risa por lo último, el nudo en su pecho se aflojo un poco más y aun así lo sentía ahí negándose a dejarlo ir como una serpiente que estrangula a su presa, si fueron felices nunca lo dudo, pero incluso en aquel tiempo había algo que no podían evitar y era la inminente muerte que él tendría por ser un humano mortal.
- ¿Incluso aunque hubiera sido temporal? – su voz sonó seria y estática era irónico que esa pregunta que nunca hizo en vida saliera ahora que ya no tenía importancia, estaban muertos ya ¿Qué más daba? Pero siempre quiso saber la respuesta salir de sus labios talvez fue más fácil hacer la pregunta ya que no la estaba viendo.
-Sí, era una triste realidad que ya había aceptado, sabía que tarde o temprano te irías de mi lado, pero nunca esperé que fuera más temprano que tarde…yo esperaba estar ahí a tu lado en tu último aliento con tu cabello blanco sabiendo que viviste una buena vida y que estuve a tu lado para compartirla- la respuesta fue dulce y triste, su pecho se apretó por ello, por la imagen de el mismo viejo y habiendo vivido una larga vida junto a su esposa muriendo bajo su mirada en completa paz y tranquilidad contrasto mucho con su verdadera muerte de esa fantasía del: ¿Qué hubiera pasado si?
Ya era muy tarde para llorar por la leche derramada, décadas tarde, pero si veíamos el lado bueno de todo el desastre evito llegar a su vejez nunca le gustó la idea de volverse cada vez más inútil con el tiempo sin duda envejecer no era lo suyo y jamás lo seria.
- ¡Ja!, nunca me gustó la idea de verme más viejo que tu cariño, aunque la idea de envejecer a tu lado era mi meta, lo que me disgustaba era que en algún momento todos al vernos juntos no pensaran lo mejor de ti o incluso me confundieran con tu padre o abuelo ¡tan horrible! –
Simplemente la imagen le causo enojo ya era bastante que hablaran de ella por su piel y reputación de bruja no necesitaba también que la acusaran de ser pareja de un viejo, ella rio y se separó de él lo suficiente para que sus rostros estuvieran a centímetros del otro paso sus brazos por sus hombros rodeando su cuello, le sonrió suavemente.
-Sabes siempre eh pensado que envejecerías como lo vinos, mientras más tiempo pasara más mejor estarías, tu sabes envejecer con gracia y sabes que no me hubiera importado verte con canas y todo, yo hubiera estado orgullosa de verte con ellas – respondió peinando cariñosamente los cabellos rojos sueltos que caían sobre su frente, la miro era tan hermosa su piel blanca brillaba por el agua como mármol pulido tan suave, quería tocarla porque a comparación de la fría piedra ella seria cálida llena de vida, parecía más un diosa de la lluvia que se manifestaba frente a él, empapándolo hasta los huesos, dejándolo temblando preguntándose ¿Qué fue eso?, tan incontrolable y volátil a la vez tan refrescante y gentil como las lluvias después de una sequía creando vida a su paso.
Dicen que jugar con fuego es peligroso, pero eso solo lo dicen los que nunca han jugado con agua, una pequeña tormenta podría volverse sin aviso en un monzón arrasando con todo a su paso, pero al final era tan cierto como el amanecer de cada día que la lluvia pararía se iría y nunca se sabría cuándo volvería de nuevo podría ser mañana o en días talvez semanas ¿Cómo se podría atar eso? ¿Cómo era posible mantener en un solo lugar algo que ni siquiera se podía detener? Agua que se escurrían entre sus dedos, no podía dejarla ir, no después de saber cómo era tenerla a su lado, así que uso algo tan banal como un matrimonio para atarse a ella y funciono… ¿pero ahora?
Ya nada de eso quedaba y no quería volver a estar seco, prefería pasar una eternidad empapado que un sequia eterna.
-Lose sé que me hubiera visto espectacular, pero… antes ¿te hubieras quedado a mi lado por nuestros votos o porque querías hacerlo? – la pregunta sonó más dura de lo que esperaba, pero ella no mostro signos de haber sido afectada por su tono.
-Ambos, hice los votos porque quise estar a tu lado- la respuesta fue clara y directa, pero algo dentro de él no se negó a que fuera tan fácil aun tenerla, nada era fácil en su vida ¿Por qué lo seria ahora?
- ¿Y ahora? – insistió gruñendo apretándola más contra el sin dejarle una oportunidad de escapar.
- ¿Y ahora? ¿que? – su voz sonaba confundida su ceja azul bajo y la otra subió combinando con su desconcierto.
-Nada te une a mí, puedes irte y comenzar de nuevo es dolorosamente obvio que ambos no nos necesitamos, tu no me necesitas para hacer una nueva vida… incluso podrías encontrar a un pobre desgraciado que moriría en causas "misteriosas" si tan solo llegaras a quererlo ¿no? – gruño sintiendo la ira quemándole por dentro calcinando cualquier calma realmente por la imagen de destripar a cualquiera que se ganara las sonrisas amorosas que solo él debía ver, si el pasaría la eternidad en una sequía nadie más tendría esa lluvia ni una sola gota de consuelo caería para nadie.
- ¡¿Que?! ¡No! Espera un maldito momento ¿estas así porque descubriste que ya no estábamos casados? – ella exclamo claramente sorprendida no solo por su ira si no por sus palabras hasta que ella junto las piezas tan rápido poniéndole nombre a lo que el sentía y le molestaba, el parpadeo sorprendido siendo acompañado por el sonido de un disco rayándose.
- ¡Oh dios eres tan melodramático!, estas preocupado porque ahora que no estamos casados me iré corriendo de tu lado y comenzaría una nueva vida donde me acostaría con cualquier tipo que se me pasara por enfrente ¿eso es? – exclamo pellizcando con sus dedos el puente de su nariz mientras negaba y lo enfrentaba como solo ella podía y sabía hacerlo dejándolo acorralado.
Rápidamente volvió en si sabiendo que solo tenía un segundo para dar una respuesta que la satisficiera y lo sacara del hoyo en que se había metido.
-No así, pero…- trato de hablar hasta que ella lo corto sin piedad.
- ¡Oh deja de mentirme!, estas inseguro como la mierda porque piensas que ahora que no hay un contrato que nos una, estas tan paranoico y nervioso porque me vaya ¿no es verdad? - pero ella no lo dejo implacable como las olas del mar lo había tomado y no lo dejaría ir hasta obtener lo que quería, sin oportunidad de decir algunas palabras le pregunto algo que nunca espero que le preguntara.
-A ver… ¿si nos casáramos de nuevo dejarías de ser tan paranoico y eso te traería paz? – la pregunta lo tomo con la guardia baja, pero ella lo hacía sonar como si fuera un niño que le había quitado sus dulces haciendo una pataleta.
- Eso es ridículo yo no…-
-Hay por dios…- un suspiro cansado salió de sus labios con una fuerza que no esperaba se separaron y se paró frente a él tan decidida, puso su mano en su corazón y una de sus piernas delante de la otra como si fuera a hacer una reverencia, de su otra mano un humo purpura bailo entre sus dedos con delicadeza y algo dorado, pequeño como una pepita de oro apareció en sus dedos era…era un…
- ¿Alastor quisieras casarte conmigo… otra vez? – con una sonrisa la pregunta salió tan dulce y cálida como una cuchara de miel, se quedó atónito mirando cómo le estaba pidiendo matrimonio y pudo identificarlo ese anillo era su anillo como un tesoro que surge de las profundidades de su memoria, el nudo en su pecho desapareció permitiéndole respirar de asombro, aun sin palabras se quedó mirándola a ella y al anillo, sin poder creerlo lo que estaba pasando.
-Cariño sigue el guion y dame un respuesta- dijo ligeramente divertida, sabiendo que no le había respondido y que estaba frente a ella quieto como una estatua y sin una sola palabra a tan importante pregunta.
-Ah, si- parpadeó rápidamente aclarando su mente como la señal que vuelve de repente soltó la respuesta sin pensarlo.
-Bien que tu trasero duerma tranquilo esta noche, dame tu mano amor- la sonrisa tan brillante como el sol adorno su rostro, sus ojos dorados brillaron de felicidad y ternura, se acercó a él tomando su mano y devolviendo su anillo al lugar donde pertenencia, era una simple banda de oro, había extrañado algo tan simple, talvez fuera por el significado que tenia o por las muchas veces que fue una salvación cuando algunas señoritas y hombres querían acercarse con motivos más que amistosos (aunque algunos eso no los detuvo) o quizás fue porque su bruja lo eligió para él y simplemente la inscripción fue la cereza del pastel, sintió que sonreía verdaderamente de nuevo.
¿Cuántas cosas que pensaba perdidas su esposa le devolverá?
- ¿De dónde tu…? – preguntó jugando con el anillo girándolo en su dedo sintiendo el suave metal, se lo quito para ver la inscripción y ahí estaba: G&A "Por siempre tuya, suertudo imbécil" soltó una risa y miro la fecha, pero estaba borrada por el tiempo eso podría arreglarlo, volvió a ponérselo miro como ahora destacaba sobre su piel negra, mejor aún.
-Yo los guarde… también tengo el mío, planeaba dártelo en el momento indicado, pero viendo cómo te pusiste valió la pena, ahora mi prometido ¿te sientes mejor? – ella respondió suspirado entrelazando su mano con la suya girando el anillo en su dedo, ah entonces el anillo de su madre aun lo tenía, talvez seguir diciéndole así no sería buena idea su fue una herencia de su madre para que él se lo diera a su futura esposa.
-Si un poco… aunque ser prometidos tampoco es muy seguro- la respuesta fue solo para molestarla a lo que ella chasqueo su lengua.
-Solo disfrútalo y bésame, mi amor no voy a dejarte te lo advertí hace mucho tiempo incluso la muerte no podrá librarte de mí, me perteneces y yo te pertenezco ¿Por qué crees que lo puse en ese anillo?, por siempre no fue solo una linda frase fue una advertencia y presagio, ahora que me has dicho que sí y cortado tu único escape lamento decirte que…- su voz ahora un poco más profunda y suave, un tono que seducía invitando a tantas cosas que podría resultar en un muerte o en una sesión de extenuante intimidad, sintió su cuerpo congelarse aunque en vez de frio sintió calor, la mano que aun tenia entrelazada con la suya apretó su agarre impidiéndole escapar, su rostro completamente caliente y podría jurar sonrojado a estas alturas, se le acerco lentamente como un gato tranquilamente acechando a su presa lista para saltar sobre ella y destrozarla, una parte de él le temía y la otra rogaba por que lo hiciera.
-Una vez más te acorrale, mi cielo-con su mirada fija en la suya y el perdido en esos ojos brillantes, se acercó a su rostro y le susurro su aliento cálido rozando sus labios.
La boca de la loba se abrió y cerró con un chasquido contra el cuello del ciervo, la sangre de su presa escurrió de la herida pintando sus dientes y el suelo…
Sus labios se tocaron suave y gentilmente, ambos cerraron sus ojos entregándose por completo a la sensación, la mano de la bruja subió por el pecho del demonio hasta su nuca rodeándola manteniéndolo ahí con ella no se iría a ningún lado y si trataba de hacerlo sangraría.
El ciervo sin hacer ningún sonido ni movimiento de lucha acepto su destino entendiendo que una vez más fue atrapado, dolía, el amor duele, el amor te hace sangrar, entonces ¿por qué? ¿Por qué amaba esos dientes en su cuello? perforando su carne y saboreando su sangre, dolía y aun así no quería que se detuviera…
El demonio le devolvió el beso aterrando su mano en el cabello azul, ahora más líquido que solido parecía más un rio largo e infinito, bebió del agua de sus labios y fue la mejor bebida que ha probado, quería más, no era suficiente, nunca sería suficiente y ahora no tendría que preocuparse por que le arrebataran esto, muy pronto se volverían a unir, este solo era el primer paso.
Talvez fuera porque ese momento era el único en que la presa y el depredador se entendían, se conectaban, como su naturaleza dictaba, uno debía consumir y el otro ser consumido, el único momento en que ambos era iguales se necesitaban el uno al otro una enferma unión de carne y sangre pero eso no era único que significaba, sintió los dientes abandonar su cuello dejándolo frio y desnudo, miro a la loba, su mirada ya no estaba en su cuello si no en su pecho, su objetivo siempre fue y será su corazón y lo acepto gustoso…
Necesitaba encontrar un ritual de unión que le diera lo que siempre quiso y que ningún papel pudo darle unir de verdad sus almas para toda la eternidad incluso si el infierno colapsaba eso no significaría nada para su unión, sabía que el matrimonio no era una cosa extraña en el inferno solo que aquí había rituales que unía las dos almas sin retorno, eso quería, eso necesitaba, ese sería el siguiente paso.
La primera vez sintió miedo, miedo de saber que perdería algo que no podría volver a recuperar, quería huir, aunque supiera que sería atrapado de nuevo y ella estaría enojada y no sería amable cuando lo atrapara, así que pese a todos sus instintos se quedó quieto controlando su respiración, ella fue tan mable a pesar del dolor sentía que ella lo estaba haciendo con tanto amor que lo entumeció y realmente deseo que sus dientes llegaran ya a su corazón que latía tan rápido, miedo y emoción mezclándose como una droga, tómalo, tómalo es tuyo para devorarlo si con eso me gano el tuyo, entonces tómalo…
Ah ya podía verlo de nuevo uno frente al otro recitando sus votos que ahora no solo serían palabras bonitas, cada palabra los encadenaría sin remedio, necesitaba…. Perdió su mente cuando sintió esa lengua lamer sus labios pidiéndole sin palabras más, sin pensarlo la complació realmente no pudo recordar que era lo que necesitaba cuando sus lenguas se tocaron en un baile lento sin pausas, su mente se volvió en una masa sin sentido dejando que su cuerpo tomara en control.
Ahora sabiendo que esperar, tomo el dolor con los brazos abiertos, sabiendo que incluso aunque tomara su corazón solo sería un momento de dolor para tener dicha infinita, la espera fue demasiada, angustiante y dolorosa, ¿Cuántas lunas espero para volver a escuchar su aullido?, demasiadas, era un castigo tener tantas noches sin su hermoso canto y ahora la espera había terminado volverían a ser los reyes del bosque como lo fue antes, devorando todo a su paso dejando un camino carmesí, sin duda alguna ella de nuevo lo había…
Volvió en si cuando ella con un jadeo dejo de besarlo, exhalo un aliento cálido contra sus labios fríos, a penas calentándolos un segundo hasta volver a enfriase, le sonrió como si supiera que hubiera ganado lo que siempre quiso, le dio un rápido beso en la punta de su nariz con una voz cantarina lo declaro con firmeza y alegría.
-Te atrape, mi ciervo-
Hola de nuevo y perdón por el retraso, el mes pasado fue pesado y no me dio mucho tiempo para terminar este capitulo que sin dudas no me gustaba como quedaba pero al final ya me siento mejor con el o por lo menos siento que plasme todo lo que quería en fin este mes ya descanso y me pondré al día con esta historia hasta entonces gracias por la espera.
Las canciones usadas en este capitulo y el otro fueron:
- Sway de Michael Buble
-La Vie En Rose, realmente hay muchas versiones de esta canción desde la versión francesa hasta la italiana o también la mas reciente echa por Emily Watts cualquiera esta bien ya que todas dicen básicamente lo mismo.
Y bien eso es todo por ahora gracias por leer y hasta pronto!
